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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

EXPRESIONES AFRO-DESCENDIENTES DEL ESTADO FALCÓN

(Tambor Coriano, Veleño y Cumarebero)

Autor: Prof. Luis Enrique Brett

(Director ACANDA)

Ponente: Prof. Marvelys Chirino


Presencia de África en Nuestro Tambor

En Venezuela, el apogeo del comercio de esclavos traídos de África se ubica fácilmente a finales
del siglo XVII y comienzos del siglo XVIII, a consecuencia y necesidad del proceso de acumulación
de capital gestado en nuestro país a través de la llegada de los europeos a esta parte del mundo, y
con la incorporación a un sistema económico imperante en Europa para esta época (Etapa
Mercantilista)

Tenemos entonces a los grandes países europeos (Holanda, Inglaterra, Francia y Portugal),
apropiados de zonas en particular dentro del continente africano y enfrentado por el monopolio
del comercio negro con América.

Durante el siglo XVIII se declaro el comercio de negros en Venezuela, habilitando y autorizando


para la entrada de negros africanos los Puertos de La Guaira, Coro y en casos de urgencia puerto
Cabello.

En 1634 los Holandeses tomaron posesión de Curazao, isla que desde entonces se convirtió en
centro de almacenamiento y distribución de negros esclavos para Venezuela y el Caribe.

Durante el siglo XVII entraron a Coro un número de negros esclavos aun difícil de precisar y para
finales del siglo XVIII, en plena rebelión de José Leonardo Chirino, vivían en jurisdicción de Coro
3200 esclavos fugados de Curazao, convirtiéndose en cimarrones, entendiéndose por estos al
grupo formado por esclavos libres, que huían de su hacinamiento.

Algunos negros huyeron de las Antillas a causa del mal trato en bote y débiles goletas. Muchas
veces lograron su libertad al no ser capturados, en estos casos formaron “Cumbes” que fueron
asentamientos creados con esta base de esclavos que se fugaban.

Al grupo de negros esclavos provenientes de Curazao se les llamo “Loangos”, aún cuando la mayor
influencia cultural africana presente en Falcón y Venezuela es de origen “Bantú”

Loango, según e historiados Cubano Fernando Ortiz, es una región del África situada al Norte del
Rio Congo. Hubo allí una factoría de Franceses para la trata de negros.

El mismo autor acota: “…los grupos de negros esclavos no se les daba el nombre de su lugar de
origen sino el del lugar donde se hacia la trata, compra o donde se adquirían los mismos”.

El lugar u origen de los negros esclavos y negros libres que pisaron tierras de Falcón lo podemos
fácilmente ubicar y precisar, nos queda ahora estudiar y aclarar por que puerto o costa llego
nuestro Tambor: si por Cumarebo, La Vela o Coro.
TAMBOR CORIANO

ORIGEN Y GENERACION DE UN PASADO GLORIOSO…

La historia del TAMBOR CORIANO se pierde en una extensa pagina donde cuesta descifrar datos
precisos de quienes, cuando y por donde llego este instrumento y con el, sus cantos, bailes y
vestimenta.

Por referencia se conoce, según historiadores, que a principios del siglo XVIII habían entrado a
Coro un numero regular de negros fugados, en débiles botes y goletas, desde Curazao donde
permanecían en hacinamiento para el comercio negrero, logrando su forzada libertad al no ser
capturados, formando asentamientos en tierras Corianas que bautizaron posteriormente con el
nombre de Nueva Guinea y Curazaíto.

Desde entonces en los grandes trapiches y haciendas de Coro, el tambor se escuchó en reuniones
y fiestas permisadas por dueños y amos de esclavos, donde descargaban toda la fuerza, rabia,
magia e impotencia. Los negros libres fugados se colaban en las tertulias para compartir con sus
hermanos hasta la media noche, evocando un pasado común y entonando cantos de su patria
lejana, en idioma nativo.

El Tambor sonó con un simple golpe seco acompañado de metálicos sonidos agudos de la
escardilla, pico y otras herramientas utilizados en largas faenas de trabajo agrícola. Para ejecutarlo
se utilizaba las dos manos, la persona encargada de hacerlo se colocaba en cuclillas poniendo el
instrumento entre las piernas. Su construcción era hecha con un barril, material desechado
después de transportar el icor, en una de las bocas le colocaban una membrana de cabrito, gato o
venado y se sujetaba con bejucos y clavos.

Hombres y mujeres lucían los mejores atuendos que daban movimiento con el vaivén de las
caderas a ambos lados produciendo movimientos sensuales para tejer un juego de insinuación
sexual acompasados con versos en la lengua de origen.

Por años el tambor fue una expresión clandestina, hasta después de la abolición de la esclavitud,
en el año 1854, este ritmo germinado en Coro, sale de las haciendas y trapiches a las calles del
pueblo tomando mayor fuerza en el sector Los Ranchos, La Nueva Guinea y Curazaíto. En estos dos
últimos la población crece a consecuencia de los propios del lugar, alegados y por hermanos
provenientes de Curazao que alimentaron, aun más, este ritmo con cantos en papiamento.

Con estas corrientes migratorias de Curazoleños llegan a Coro, en la primera década del 1900, una
familia con ascendencia negra-esclava provenientes de las islas menores, dedicándose
posteriormente a la venta y comercio de dulce criollos. Años más tarde se traen desde Curazao, a
tierras corianas, una muchacha con la misma ascendencia geneológica, de alta estatura, cuerpo
escultural y su particular chispa y picardía al hablar, llamad MARIA CHIQUITIN, para ayudar en los
quehaceres del comercio dulcero.
Este oficio le permitió conocer casi todas las barriadas de Coro, con su bandeja en la cabeza llena
de dulce de leche de cabra, conserva de coco, gofio, conserva de ajonjolí, lechosa, entre otros. Fue
en esos andares cuando conoce a Martin Conveniencia, Victoriano, La Negra Catrinche, quienes ya
armaban esos templetes callejeros al ritmo del contagiante tambor.

Para 1912, en el Barrio La Nueva Guinea, se escuchaba con más fuerza el Tambor, pues ya se había
conformado la primera agrupación de parranderos llamados “los 7 enanos” integrados por
Victoriano, Rómulo Pulgar, Víctor El Quebra´o, Juancho Acosta, Rómulo Chirino, Pedro Guanipa,
Juan Ramón Guanipa y María Chiquitín.

Mas tarde se incorporan grandes tamboreros que se destacaron por su particular modo de
ejecutar el tambor, entre os que se encontraban Panchón Faneite, Chindo Páez, los Hermanos
Steckman, Chico Polo, Francisco Rafe, Camilo Pirona, Luis Camacho, Miguel Camacho, Vicente
Marques y José Morillo.

Esta generación saco el tambor a todas las barriadas de <coro en fechas especificas. Nos referimos
al 30 de Noviembre para recibir Diciembre, 24 y 25 de Diciembre pascua y Nochebuena, 27 día de
San Benito de Palermo, 28 día de los Santos Inocentes, 31 de Diciembre y 01 de Enero Año Nuevo,
02 dia del Comerciante y 06 de Enero día de Reyes. Fue también quien hizo entrar el tambor al tan
conocido y prestigioso espacio privado de la época, el tan nombrado CLUB BOLIVAR. A este solo
lograban presentar agrupaciones de prestigio.

Durante estas celebraciones se veían, dentro de las comparsas, variados trajes de colores. María
Chiquitín y la Negra Catrinche siempre sobresalían por sus voluptuosas curvas, amplias enaguas,
faldas d estampados llamativos el cual amarraban a la cadera con pañuelos de madrás y blusas
que dejaban al descubierto el ombligo. Los hombres al ritmo del tambor y del triangulo,
palmoteando, acompañaban a las mujeres en el baile y cantaban versos alusivos al momento en
papiamento. A estas comparsas y tertulias se sumaban holandeses y curazoleños que venían única
y exclusivamente a participar de las inigualables parrandas, arrastrando también a nuestros
padres, abuelos, niños y jóvenes.

“…María Chiquitín se gastaba sus mañas para deleitar a miles de espectadores que se agrupaban a
su alrededor para oír los cantos en papiamento y admirar sus movimientos sensuales (…) bailaba
con tanta vehemencia el tambor que repicaba su esposo Victoriano, que muchas veces no
pudiendo mantenerse de pie caía extenuada al suelo(…) aquel tambor era irresistible, detrás de
María Chiquitín seguían todos los muchachos, mozo y los adultos despojándose de las cargas del
año, libres y ligeros en pos de las alegrías de transmitía este ritmo…” (Luis Arturo Domínguez).

La incorporación del habla en papiamento se debió a que María Chiquitín, dominaba a la


perfección el idioma y daba inicio a esos improvisados cantos. También por la influencia de
visitantes curazoleños ala región.

Esta generación mantuvo por muchos años nuestro ritmo, llevando el tambor por todos os
sectores de la capital falconiana, encabezada por María Chiquitín y otros exponentes de este
genero, en la que no podemos dejar de mencionar a Victoriano, quien con características muy
particulares y estilo personal le agrega al golpe básico el “Quiebre o Quebrao y el Repique”, el
primero para descansar tanto el ejecutante como el bailador y el segundo para descargar toda la
fuerza y creatividad del tamborero.

Este genero musical, bautizada por el pueblo y la generación anterior como TAMBOR CORIANO,
tuvo su momento de auge, de gloria, de expresión pura del aporte africano-antillano, pero
también tuvo su etapa de decadencia o adormecimiento. Esto a consecuencia de la muerte de la
primera generación luchadora, impetuosa y emprendedora.

“QUIEN DIJO QUE EL TAMBOR ESTA PERDIDO”

Una vez desaparecida la primera generación, el instrumento, andares y templetes permanecieron


adormecidas en el tiempo. Solo se escuchaba el “tacupá tacupá cupá” del tambor en solares,
esquinas, reuniones familiares, pero más nunca con el arrastre de la comunidad que en un tiempo
fue la expresión genuina del pueblo coriano.

Uno de esos solares particulares donde el tambor permaneció vivo fu en la casa de Don Agustín
Camacho y Doña Carmen Chirinos de Camacho, padres de Olga Camacho, allí siempre se evocó ese
pasado maravilloso que nos dejaron esos cultores con el tambor coriano. Olga Camacho siempre
estovo rodeada de historia, anécdotas, cantos y bailes.

“…Mi mamá cuando me tenia en la barriga, la cogió una rabia la Chiquitín. Me contó mi mamá
que una vez llegó a casa esa mujer y mi mamá trato de esconderse y le dijo: No te escondas mujer
que esa niña que llevas en tu vientre va a ser parrandera igualita a mi. (…) y desde hoy te la
bendigo por que ella va a seguir mis pasos (…) Yo recuerdo esas parrandas donde María Chiquitín
bailaba hasta el cansancio, tendría yo como 7 años, cuando me le pegaba a la largas enaguas a esa
negra imponente. Por cierto que me le perdí a mi papá en dos oportunidades por andar pendiente
de ese tambor…” (Olga Camacho)

De allí comienza la inquietud, de Olga Camacho por el Tambor. Se caso con Benigno Pachano,
realizó curso de capacitación de Auxiliar de Enfermería y Corte y Costura el cual compartió sus
quehaceres como esposa y madre. Con todas estas responsabilidades, asume una más: Tomar las
riendas de una tradición popular que siempre añoró y que sus padres recordaban con tanta
melancolía. Su propósito fue llevar el tambor Coriano a la cúspide donde estuvo muchos años
atrás y devolverle al pueblo coriano esas farras y templetes decembrinos que congregaban a los
barrios La Guinea, Curazaíto y San Antonio.
UNA NUEVA GENERACIÓN

En e año 1965 se formo la agrupación “LOS PIMENTOSOS” integrada por Olga Camacho como
directora, Caros Manzanares y Miguel Lugo como Tamboreros, Pablo Chirinos en el Furro, Benigno
Pachano, esposo de Olga, en las maracas Ángel Rosendo y Camilo Pirona (hijo) en los Güiros y Sixta
Marín en el coro, todos familiares y parientes.

El 30 de Noviembre del mismo año salen a la luz pública en un concurso de la emisora regional
“RADIO CORO”.

A partir de esa fecha el tambor comienza a sonar en todo el estado por grabaciones realizadas en
dicha planta radial.

Años más tarde comparten escena con la Bailarina del pueblo Yolanda Moreno y es ésta quien
bautiza la agrupación con un nuevo nombre: Olga Camacho y su Camachera, debido al parentesco
entre todos sus integrantes.

Posteriormente “Joche” asume las riendas en la ejecución del tambor, conservando la manera
espontaneo que tenia Victoriano, claro está, que con características y estilo particular y propio.
Benigno Pachano, le introduce el Furro o Furruco a este ritmo con este el cuatro, maracas y güiros.

Desde entonces Olga Camacho, preocupada por la conservación de nuestros valores culturales, ha
llevado el Tambor Coriano a todos los rincones del estado y país en general, y hoy por hoy le
atribuimos la proyección y difusión de nuestra máxima expresión música.

PARTES DEL TAMBOR CORIANO Y EL BAILE

El Golpe de Tambor Coriano consta de 3 partes claramente diferenciables:

Golpe Base o Seco: El ejecutante percute el tambor con ambas manos dando entrada al guía o
solista con un golpe base que lo realiza en el borde del tambor; mientras esto ocurre, en la
ejecución el bailador o bailadora producen un movimiento de caderas a ambos lados en forma de
8 con los brazos arriba, conservando los pies en planta.

Quiebre o Quebrao: En esta parte del tambor el ejecutante aprovecha para descansar
produciendo sonidos suaves al borde del tambor, mientras el bailador o bailadora descansa de
igual manera, pero con un redondeo de caderas en el sitio.

Repique: el ejecutante aprovecha el llamado del guía o solista dando paso a un instrumental o solo
de tambor, para descargar toda su fuerza y creatividad. Aquí el tamborero acelera su ejecución, es
el clímax del tambor, y los bailadores aceleran los pies en planta en 3 tiempos llevando las caderas
a ambos lados mucho más rápido que el golpe anterior.
TAMBOR VELEÑO

UNA HISTORIA COMÚN NOS IDENTIFICA

…Puerto de la Vela: Tierra de negros esclavos, escogida por Miranda para izar la Bandera Nacional
por primera vez, de mar, de gaviotas, de pescadores, de gente noble y bondadosa, tierra de
tambor, tierra de Guanipas…(“Tierra de Vela”. Luis Enrique Brett)

Para conocer y adentrarse en lo que es hoy el Tambor de la Vela o Tambor Veleño, nos
encontramos con la misma procedencia y datos históricos del Tambor Coriano y Cumarebero.
Toda esa historia popular que nos identifica como falconianos, herencia de una cultura
afrodescendiente.

En el Puerto de La Vela de Coro, lugar importante para el comercio e intercambio económico del
lugar y del pis, se oyó el tambor de manera especial en el año 1912 por José Guanipa y su grupo de
Parranderos “ALEGRIA”. Monche Muse, Leónidas Bolívar y Prospero Flores, quienes salían de farra
cada 24 de Junio, día de San Juan bautista y el 16 de Julio, día de la Virgen del Carmen, por las
calles llevando la magia del tambor a todos los Veleños. Esta tradición aún se conserva en el
pueblo.

En esas corrientes migratorias, desde Trinidad, llega a puerto Cabello y luego de La Vela, Eliodoro
Medina, hombre de color, alto y de contextura fuerte, al que apodaron “Sion Doche”. Allí se casa
con Petrona Guanipa, padres de Galo Guanipa, el mejor tamborero de aquellos tiempos.

Años más tarde, la presencia de Lucinda Guanipa se impone en el baile con sus esplendorosos
trajes y turbantes en la cabeza. Posteriormente se suman Petrona Guanipa, María Flores,
Mercedes Romero y Popula Martínez, mujeres que se lucían con características elegantes al bailar.
Tomando al parejo en posición social, se montaban la falta en uno de sus brazos y daba inicio a
aquellas parrandas, arrastrando a adultos, jóvenes y niños a disfrutar de un galanteo, que
asemejaba al cortejo del pavo real al momento de apartarse.

Heliodoro Medina o “Sion Doche” se incorpora a esos templetes de cae, bautizando al grupo, que
para aquel entonces se llamaba “Alegría”, como “Tambor Veleño”, conservando sus instrumentos
iníciales: Tambor, Plato de Peltre, Cucharilla, La Chapera y el Triangulo de Acero. Posteriormente
se le incorpora la Charrasca y el Furro.

Galo Guanipa, destacado por su habilidad y maestría en el arte de ejecutar el instrumento, le


incorpora con su estilo muy particular, el “Golpe de Tres Filos”, que no es mas que una mezcla
entre el golpe base, golpe en el borde del tambor con cruce de un toque más recio en el centro del
parche, de manera alternada.

Esta celebración se mantuvo y se mantiene en el pueblo de la Vela tal cual lo realizó una primera y
segunda generación de la tan numerosa Familia Guanipa.

Otro personaje que hizo historia musical en La Vela fue Don Ramón “Monche” Guanipa, músico de
sentimiento, compositor y amante de su querida Vela de Coro.

Don Monche Guanipa compartió su vida entre La Vela y curazao y entre sus andares compuso “La
Vela”, pieza que se convirtió, más tarde, en el segundo himno de ese pueblo.
Esta pieza junto al Tambor Veleño han recorrido parte de la geografía nacional, llevando bien en
alto la tierra donde se enarboló por primera vez nuestro tricolor patrio.

Una vez desaparecida las generaciones anteriores, aquellos que llenaron de alegría los corazones
de os habitantes del pueblo, toma las riendas del Tambor Veleño Don Galo Guanipa (hijo) con
hermanos, hijos, familiares y parientes.

Aquellas celebraciones familiares pasaron a formar parte de un pueblo comprometido con una
expresión musical que día a día garraba más fuerza cada 30 de noviembre, en el tradicional
repique de tambor y durante cualquier fecha del año.

Hoy por hoy la Guanipera constituye un orgullo para el pueblo Veleño como dignos representantes
de la verdadera esencia del tambor Veleño.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Vida de los Negros Esclavos en Venezuela………………………………………………….Miguel Acosta Saignes.

La Cultura Afrovenezolana…………………………………………………………………………..Daniel Piquet.

La Negritud en Venezuela……………………………………………………………………………Angelina Pollak Eltz.

África en Venezuela………………………………………………………………………………………Jesús García.

Vivencias de un Ritual Loango en el Tambú…………………………………………………Luis Arturo Domínguez.

Tambor Coriano: Testimonio de Corianidad……………………………………………Abraham Guanipa García.

Entrevistas:

Olga Camacho de Pachano…………………………………………..Agrupación Tambor Coriano La Camachera.

Zoila Pachano……………………………………………………………… Agrupación Tambor Coriano La Camachera.

Galo Guanipa…………………………………………………………………Agrupación Tambor Veleño La Guanipera.

Yely Guanipa……………………..……………………………………………Agrupación Tambor Veleño La Guanipera.

Douglas Semejal……………………………………………………………………..Agrupación Tambores de Cumarebo.

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