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La Danza en las Escuelas Bolivarianas al servicio de una educación para el poder

popular.

El Programa Integral de Danza para las Escuelas Bolivarianas PIDEB, desde sus
inicios se ha planteado garantizar la concienciación, masificación y mejoramiento de la
calidad de los procesos de formación en la educación integral bolivariana y, en tal
sentido, se ha venido adecuando en el tiempo a los diferentes procesos de
profundización del proceso revolucionario iniciado en 1998. Es por ello que en este
momento se plantea la necesidad de coadyuvar a la continuidad del proceso
revolucionario y la construcción de la educación bolivariana, tomando en cuenta los
logros obtenidos desde el 2002, para armonizar con el Proyecto Simón Bolívar, el cual
plantea que:

“En la democracia protagónica revolucionaria el Estado es ético, de carácter


solidario, preserva los derechos a la defensa de la vida y la solidaridad en comunidad
como sentido de la cooperación social” Es por ello que el programa atiende a todas las
niñas y todos los niños y la atención al talento deja de ser la finalidad principal de los
programas de difusión cultural y se replantea como la culminación de un proceso de
formación integral.

“El Proyecto Ético Socialista Bolivariano tiene como misión la superación de la


ética del capital, y se centra en la configuración de una conciencia revolucionaria de la
necesidad de una nueva moral colectiva, que sólo puede ser alcanzada, mediante la
dialéctica de la lucha por la transformación material de la sociedad y el desarrollo de la
espiritualidad de quienes habitamos en este hermoso espacio de tierra que es
Venezuela. Tal dialéctica debe llevarnos a fundar la convicción de que si nosotr@s
mism@s no nos cambiamos, de nada valdría cambiar la realidad exterior”. Esta
espiritualidad bolivariana reivindica las formas colectivas de expresión creadora de las
manifestaciones populares tradicionales que, cuando no pueden ser ocultadas por los
medios masivos de comunicación que defienden el sistema del mercado, las banalizan
con los códigos del mundo del espectáculo. Estas expresiones forman parte de los modos
y procesos populares de producción material, es por ello que es un factor determinante
en las representaciones culturales los procesos de cosecha, siembra y estaciones de
lluvia y sequía o procesos de pesca, como se puede ver en: La Danza del Cazabe, Los
Diablos Plataneros, etc.

Se trata de formar una nueva cultura política basada en la conciencia solidaria de


la ciudadana y el ciudadano, de sus derechos y responsabilidades; la corresponsabilidad
solidaria por la vida del otro en comunidad es fundamento de la democracia protagónica
revolucionaria. En este sentido, el programa forma docentes integrales para que sean
ellas y ellos quienes lo multipliquen al grupo de docentes de su escuela y se trabaje con
la totalidad de la población estudiantil. De este modo el programa es entendido no sólo
como un taller eventual sino como recursos técnicos y metodológicos que se incorporan a
la práctica pedagógica diaria para que pueda convertirse ciertamente en formación
permanente.
“La sociedad es un tejido comunitario y solidario, guiado por el bien común que tiene
en la solidaridad el principal sentido de la vida humana. El bien común determina el
sentido de lo justo y lo bueno, es decir, de lo ético, lo cual determina el contenido de la
legislación general, es decir, de la Constitución y las leyes. No es ético lo que va en
contra del bien común.” (Continúa cita del Proyecto Simón Bolívar). Por ello es
importante promover el reencuentro con las antiguas culturas que conforman la
venezolanidad: los pueblos indígenas. En la educación de los pueblos indígenas, la
producción está dirigida prioritariamente para la comunidad y secundariamente para el
intercambio. Los pueblos indígenas también enseñan haciendo y enseñan produciendo.
En los pueblos indígenas se aprende viendo, se aprende haciendo: se educa para la
vida. Se educa en el trabajo y el trabajo y lo lúdico son indesligables como elementos
creadores de realización humana. La creación y la inventiva están siempre en relación
con la posibilidad de beber en las fuentes de la cultura propia y en el intercambio
fecundo con otros pueblos.

“Es necesario mantener la coherencia entre el discurso sobre la democracia


protagónica revolucionaria, por una parte, y el proceder de todas las instituciones de la
sociedad, por la otra, de esa manera, aunado al continuo incentivo de los valores
democráticos, se estará garantizando el mantenimiento del poder popular de las
venideras generaciones.” Aspiramos el compromiso y apoyo de las autoridades educativas
al programa, tanto en las etapas de formación como en el necesario acompañamiento ya
que “En la democracia protagónica revolucionaria el Estado garantiza los contenidos
materiales que exige la realización del bien común: la justicia está por encima del
derecho; y las condiciones materiales para garantizar el bienestar de todos, tales como
educación, salud y trabajo están por encima de la simple formalidad de la igualdad ante
la ley y el despotismo mercantil.”

El Proyecto Nacional Simón Bolívar sostiene que el sentimiento de solidaridad, de


desprendimiento personal que debe tener tod@ revolucionari@ nace de la conciencia de
que la ser humano sólo puede realizarse en los otros seres humanos, que nos permite
reconocernos como ser social colectivo, que no niega al ser individual pero lo trasciende
y le da trascendencia histórica, y que esto ocurre cuando vivimos en función de la
felicidad de todas y todos. Es decir, que se opone a la competencia explícita o mal
disimulada en la selección y reafirma entonces la importancia de conservar la
incorporación de madres, padres, obrer@s y otros sectores de la comunidad. Por ello, el
PNSB, para profundizar la universalización de la educación bolivariana, plantea no sólo
fortalecer e incentivar la investigación en el proceso educativo, sino que señala la
necesidad de adecuar el sistema educativo al modelo productivo socialista y, en
consecuencia, fortalecer la identidad cultural, la educación ambiental, la promoción de
la salud y la participación comunitaria.

En este sentido, reivindicamos un currículo centrado en el ser humano en el


DESARROLLO DE PROCESOS Y CAPACIDADES HUMANAS en el hacer (inventiva, destrezas y
habilidades), en el convivir (procesos y capacidades sociales, colectivas, de convivencia,
solidaridad, bien común y cooperación) y en el saber (conocimientos y procesos
cognitivos) para la formación integral de un ser humano social solidario, creador y
productivo, capaz de desenvolverse y transformar (aplica y produce) bajo el principio
del continuo humano, intercultural y de inclusión. En este sentido, el contenido pierde el
centro de atención, convirtiéndose en medio o puente que permite el fin (formación del
ser humano).

El PNSB, al referirse al ser social colectivo reivindica “el valor del trabajo
creador y productivo, como fuente de todas las cosas que el ser humano ha construido a
lo largo de siglos. Todos debemos ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. De
cada quien según su trabajo, a cada cual según sus necesidades, continúa siendo un
principio irrenunciable. Sin abandonar a quienes están impedidos de trabajar. Todos los
venezolanos están llamados a ser protagonistas en la construcción de una sociedad más
humana” y lo vincula con el supremo valor de la vida, que reafirma nuestra condición
humanista. Si logramos que la escuela asuma el programa como parte de la formación
integral, habremos ganado terreno para que se incluya la producción de recursos
materiales, bajo la filosofía del desarrollo endógeno y reivindicar las manifestaciones
culturales como una parte más de los procesos creadores comunitarios.

“La implementación de un modelo de desarrollo que coloque al ser humano en el


centro de su atención debe reconciliar su relación con el medio ambiente, impulsando un
modelo de producción y de consumo que ponga límites al crecimiento sin postergar los
derechos de los pobres… La educación ambiental debe permear todos los estratos
sociales y todos los niveles educativos” bajo un modelo de producción y consumo
ambientalmente sustentable. En relación con la identidad cultural, el PNSB propone
Masificar una cultura que fortalezca la identidad nacional, latinoamericana y
caribeña. Para este fin, orienta “Insertar el movimiento cultural en los distintos espacios
sociales, promover el potencial socio-cultural y económico de las diferentes
manifestaciones del arte, así como salvaguardar y socializar el patrimonio cultural”. La
divulgación del patrimonio cultural, geográfico, turístico y ambiental de Venezuela lo
contempla como parte de la soberanía comunicacional y, expresamente, propone
construir redes de comunicación y medios de expresión de la palabra, la imagen y las
voces de nuestros pueblos, que, por añadidura, permitirá reafirmar la posibilidad de vivir
en paz, en democracia y en la confianza de que es posible la realización del bien común
puesta en duda por los medios de comunicación masivos al servicio del neoliberalismo.

Esta concepción pasa por nuevos modos de concebir el trabajo docente y


metodológico, coherente con el modelo de sociedad dibujado en el Preámbulo de la
Constitución del 99, modos que formen en la participación y el protagonismo a la
ciudadana y al ciudadano de la nueva república socialista. La nueva republicana y el
nuevo republicano socialista es un ser transformador, cuya individualidad se reconoce en
lo colectivo y no sirve a la competencia. La cultura -entendida como un arte y una
ciencia como la concibe Ludovico Silva- es para la Educación Bolivariana
independentista, liberadora y auténtica, negadora, por lo tanto, de los modelos de
dependencia que promueve el mercado mundial. El nuevo republicano y la nueva
republicana surge de la escuela como un ser capaz de ejercer los valores que dimanan de
una cultura -es decir “para la libertad, la paz, la solidaridad, el bien común, la
integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras
generaciones “(preámbulo de la CRBV), y que por lo tanto se oponga a la opresión, la
guerra, la competencia, el individualismo, el imperialismo, la intolerancia y la ilegalidad.

La educación popular bolivariana tiene el reto de formarnos para el ejercicio de la


voluntad popular que se expresa, en primera instancia, en los consejos comunales; por lo
tanto, el Proyecto Educativo Integral Comunitario debería recoger y reflejar las
prioridades establecidas por el Consejo Comunal, para abordarlas pedagógicamente; en
caso de que el Consejo Comunal no haya completado su diagnóstico y establecido en
asamblea de ciudadanas y ciudadanos las proyectos para atender y resolver las
situaciones detectadas, la organización social que es la escuela debería apoyar y
acompañar este proceso.

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