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Sobre el empresario y el emprendimiento en la teoría económica:

Una revisión *

Juan Pablo Couyoumdjian

Facultad de Economía y Negocios


Universidad del Desarrollo

Palabras claves: emprendimiento, empresario, economía


Clasificación JEL: M13, A10, O31, J2, L40

*El autor deja constancia de su gratitud con Cristián Larroulet con quién ha discutido muchas veces
acerca de los temas que se analizan en este trabajo. Por supuesto cualquier error u omisión es de
responsabilidad del autor.
1. Introducción.

El concepto del emprendimiento (“entrepreneurship”) y la figura del empresario


(“entrepreneur”) corresponden a términos y figuras muy utilizados en la academia y en
discusiones de políticas públicas, pero en general existe poca claridad respecto a qué nos
referimos cuando hablamos de estos asuntos 1 . El hecho de que estos sean temas que
abarcan diferentes disciplinas hace que esta sensación de falta de claridad sea más notoria
aún. En la teoría económica se da además la particularidad de que el empresario y la
actividad emprendedora sólo aparecen muy secundariamente.

La teoría microeconómica se basa en un individualismo metodológico. Ello es


particularmente claro en la teoría del consumidor, que analiza el comportamiento en el
mercado de agentes racionales; en este escenario los consumidores son agentes que
optimizan a partir de la relación entre sus preferencias y su restricción presupuestaria. En
la teoría de la firma, por otra parte, se parte de la base de que los productores minimizan
costos, o maximizan ganancias. En estas circunstancias, sin embargo, la figura de la firma
parece estar en una nebulosa. Más aún, es importante anotar que en este caso la figura del
individuo no aparece muy claramente delineada o definida. En realidad pareciera que en
la teoría de la firma sólo se requieren administradores que son los agentes que toman
decisiones de cuánto producir, o que están a cargo de la fijación de políticas de precio (y,
probablemente, de otras actividades de tipo financiero y comercial) 2 . ¿Pero qué pasa con el
empresario, el agente que creó la firma, y que toma las decisiones estratégicas? En la teoría
económica neoclásica moderna el empresario está en gran medida ausente.

Pensamos que esta omisión es importante. La relevancia del empresario y del


emprendimiento desde el punto de vista del crecimiento económico es evidente. Desde los
estudios de contabilidad de crecimiento de Solow han aparecido “residuos” que ha sido
imposible explicar a través de modelos que sólo consideran la acumulación de factores.
Parece razonable suponer que las innovaciones que causan estos aumentos de la
productividad tienen como esencia un comportamiento emprendedor, en el sentido de que
son los empresarios quiénes mayoritariamente introducen tales mejoras en las diferentes
áreas productivas. Dicho esto es importante precisar que a nuestro saber el mecanismo
preciso mediante el cual se lleva a cabo este efecto no ha sido modelado satisfactoriamente
en la literatura. Estos mismos temas aparecen también en la literatura de los modelos de
crecimiento endógeno que buscan modelar el efecto de innovaciones, producto del espíritu
emprendedor, sobre la economía (aunque una vez más, los mecanismos de transmisión del
emprendimiento a las innovaciones y al crecimiento no han sido adecuadamente
explicitados) 3 . Pero en este caso se da además el problema que los modelos no tienen, a

1 Para un interesante análisis en este sentido que ofrece incluso un intento de metodización, véase
Hébert y Link (1989).
2 Aunque desarrollos recientes en organización industrial han hecho de la empresa una

organización más sofisticada que una simple función de producción, el problema fundamental que
nos concierne sigue presente en esta literatura.
3 En esta línea véase los trabajos de Aghion y Howitt (1992) y Peretto (1998). Una reseña general

sobre la literatura de crecimiento endógeno que aunque puede parecer algo anticuada es
sumamente ilustrativa se encuentra en Grossman y Helpman (1994); véase también Aghion y

2
nuestro juicio, un fundamento microeconómico suficientemente rico, pues al estar basados
exclusivamente en agentes representativos se termina dejando de lado la característica
única, y el sentido individualista y esencialmente subjetivo, de una actividad
emprendedora auténtica.

Desde un punto de vista algo distinto, recientemente William Baumol se ha referido al


espíritu empresarial de una economía como el principal factor que explica el “growth
miracle of capitalism” (Baumol 2002). El hecho de que en una economía de mercado la
innovación sea una condición clave para la supervivencia de una empresa significa que
existen, bajo esta organización institucional, incentivos para un proceso de crecimiento
económico sostenido. A su vez, detrás de este proceso innovador existiría una actividad
emprendedora de agentes que quieren ser exitosos en sus actividades empresariales. En el
trabajo que comentamos Baumol postula un modelo de competencia oligopolística donde
la innovación es un elemento, en realidad el elemento principal, del proceso competitivo.
En este escenario la innovación es un proceso casi rutinario dentro de las actividades de
las empresas, principalmente en sus departamentos de I&D, y puede ser analizada, en
esencia, como una decisión de inversión (aunque por cierto riesgosa) de estas
organizaciones. Este modelo permite, entonces, sobresaltar la importancia de la
innovación en la economía y, a la vez, integrar el proceso de innovación al corpus de la
teoría económica. Sin embargo, uno no puede dejar de sentir que en el proceso aquí se ha
perdido buena parte del carácter individualista (y sorprendente) del proceso
emprendedor.

Desde una perspectiva más larga, considerando la historia del pensamiento económico
moderno, la figura del empresario aparece en diversas obras de distintas épocas 4 . En los
trabajos que reseñaremos a continuación examinaremos las contribuciones de economistas
que reconocen y participan de estos aportes, y que han manifestado un descontento con el
desarrollo de una teoría económica donde los empresarios no aparecían considerados. Si
bien nuestra revisión tiene un carácter selectivo, en los estudios que examinaremos los
autores respectivos abordan de forma lúcida y elocuente elementos que, a nuestro juicio,
representan las características fundamentales de una actividad emprendedora o
innovativa. Estos trabajos pueden ser importantes de tener en cuenta al clarificar los
aportes de la economía a la teoría del empresario y del emprendimiento.

Antes de proceder en ese sentido vale la pena preguntarse por qué, a pesar de la
relevancia del tema y de los antecedentes que se encuentran en la historia de la economía,
observamos esta omisión del rol del empresario en la teoría económica moderna. Como ha
explicado Baumol (2005) la teoría microeconómica se desarrolla a través de modelos de
equilibrio, que reflejan una situación donde los planes de los distintos agentes han sido
coordinados satisfactoriamente. En este mundo simplemente no existe un lugar para el
empresario como agente innovador en el sistema económico. El hecho que muchos de los

Howitt (1998) y Audretsch et al (2006). Nótese que como bien explica Audretsch, el rol del
emprendimiento aparece incluso cuando hablamos de la acumulación de capital humano, puesto
que es en realidad a través de un proceso de emprendimiento que se produce un “knowledge
spillover” de estos factores al resto de la economía.
4 Una breve historia del concepto del “entrepreneurship”, remontándose al trabajo de Richard

Cantillon en el siglo XVIII, se encuentra en Blaug (1996), pp. 441-444.

3
modelos básicos de microeconomía suponen que los agentes tienen información perfecta
también hace que el empresario sea irrelevante. Porque resulta evidente que en un mundo
de estas características no se requiere de la figura de un empresario arbitrador o que
visualice oportunidades que otros agentes no ven. En este sentido, y como el mismo
Baumol ha remarcado, en un sentido estricto “neoclassical theory is not wrong in
excluding the entrepreneur”, porque esta teoría abarca temas y situaciones en las cuales la
acción del empresario es innecesaria. Pero como agrega Baumol, “that does not mean that
no theory of entrepreneurship is needed” (2005, 3).

2. Joseph A. Schumpeter y el proceso de “destrucción creativa”

El famoso economista austriaco Joseph A. Schumpeter (1883-1950) llevó a cabo sus


estudios universitarios en derecho en la Universidad de Viena a principios del siglo XX,
siendo sus mayores influencias en cuanto a su formación profesional como economista los
célebres Eugen von Philippovich, Friedrich von Wieser y Eugen von Böhm-Bawerk
(Swedberg 1991, 14) 5 . La capacidad analítica de Schumpeter como economista quedó
demostrada de temprano ya que a poco tiempo de graduarse cuando comenzó a publicar
una serie de contribuciones originales que habrían de ser profundamente influyentes.
Entre 1906 y 1916 habría de escribir tres libros, además de una serie de importantes
artículos; dentro de estos libros destaca su ampliamente conocido Theorie der
wirtschaftlichen Entwicklung, originalmente publicado en 1911, y cuya segunda edición fue
editada en inglés en 1934 bajo el título The Theory of Economic Development: An Inquiry into
Profits, Capital, Credit, Interest, and the Business Cycle. La década siguiente, y en particular el
período 1919-1932, por otra parte, habría de ser algo más complejo para Schumpeter, y en
1932 dejaría Europa para radicarse en Estados Unidos 6 . En este país Schumpeter lograría
dejar atrás los problemas que lo atormentaban y retomar su producción intelectual
(Swedberg 1991, 110-111). De esta manera, y deteniéndonos en particular en un trabajo
que habremos de examinar con algún cuidado, en 1942 apareció publicado su celebrado
Capitalism, Socialism and Democracy.

En general las contribuciones de Schumpeter son difíciles de encasillar en una escuela de


pensamiento determinada. De la misma forma, a pesar de que durante las décadas de 1930
y 1940 Schumpeter fue profesor de muchas generaciones de economistas en la
Universidad de Harvard, evaluar su influencia intelectual no es una tarea sencilla. A pesar
de lo anterior, sin embargo, no cabe duda que los trabajos de Joseph Schumpeter sobre el
emprendimiento y la innovación, y su efecto en el desarrollo económico constituyen una
contribución teórica de la mayor importancia.

5 Ello no significa, por cierto, que Schumpeter pueda ser considerado como miembro de la llamada
“Escuela Austríaca” que surgió a partir de las contribuciones de Carl Menger; por el contrario, es
bien conocida la admiración de Schumpeter por el sistema de equilibrio general Walrasiano.
6 Sobre los pormenores de la vida personal e intelectual de Schumpeter durante este período, que

incluyen el fallecimiento de su segunda esposa, véase en particular Swedberg (1991), pp. 65-89,
quién se refiere a esta época como “the difficult decade” en su vida.

4
En The Theory of Economic Development (1934; en adelante TED) Schumpeter argumenta que
las innovaciones, que constituyen un elemento fundamental dentro del funcionamiento de
un sistema económico, especialmente cuando se le considera desde un punto de vista
dinámico, son realizadas por empresarios (TED, 74) 7 . Pero de forma de avanzar
ordenadamente en este tema detengámonos a considerar con mayor cuidado qué entiende
Schumpeter por las innovaciones. Para utilizar la expresión del mismo autor, para
Schumpeter las innovaciones implican “carrying out new combinations” (TED, 66). Esta
tarea que, reiteramos, de acuerdo a Schumpeter sólo es llevada a cabo por empresarios,
involucra las siguientes actividades: (1) La introducción de un producto nuevo (o de un
producto conocido de una calidad distinta); (2) La introducción de un nuevo método de
producción o de comercialización de un producto; (3) La apertura de nuevos mercados; (4)
La obtención de nuevos oferentes de materias primas; y (5) La reorganización de una
industria, lo que puede incluir la monopolización de la referida industria o la destrucción
de un monopolio (TED, 66).

A partir de estas observaciones se puede apreciar que para Schumpeter el proceso


innovador es fundamentalmente distinto de un proceso de invención. Las
“combinaciones” llevadas a cabo por empresarios se basan en elementos que de alguna
forma ya existen pero que son organizados en una forma novedosa y original. Es en base a
estas consideraciones que Schumpeter puede entonces argumentar que en la medida que
una invención no se transforma en una aplicación práctica ella será “economically
irrelevant” (TED, 88).

El empresario Schumpeteriano, quién lleva a cabo las “combinaciones” a las cuales nos
referimos, presenta las características que uno asocia regularmente con la figura de un
empresario; iniciativa, visión, imaginación. Pero para Schumpeter el empresario presenta
además la característica de liderazgo. En estricto rigor es este liderazgo de los empresarios
el que conduce a un proceso de innovación en la economía; “it is this ‘doing the thing’,
without which possibilities are dead, of which the leader’s function consists.” (TED, 88).
Como Schumpeter explica más extensamente,
He ‘leads’ the means of production into new channels. But this he does, not by
convincing people of the desirability of carrying out his plan or by creating
confidence in his leading in the manner of a political leader –the only man he is to
convince or to impress is the banker who is to finance him– but by buying them or
their services, and then using them as he sees fit. He also leads in the sense that he
draws other producers in his branch after him. (TED, 89)

Junto con reconocer los requisitos en términos de cualidades específicas que deben tener
los empresarios, resulta interesante considerar también cuáles son sus motivaciones, que
corresponden al tema con el cual Schumpeter cierra su análisis sobre las funciones del
emprendedor en The Theory of Economic Development. De acuerdo a Schumpeter existen tres
tipos de explicaciones psicológicas, de tipo no-hedonistas, en este sentido. Estas se refieren
a “the dream and will to found a private kingdom”, “the will to conquer: the impulse to

7En este sentido, “everyone is an entrepreneur only when he actually ‘carries out new
combinations’, and loses that character as soon as he has built up his business, when he settles
down to running it as other people run their businesses.” (TED, 78)

5
fight, to prove oneself superior to others, to succeed for the sake, not of the fruits of
success, but of success itself” y, “the joy of creating” (TED, 93). Estas consideraciones
parecen del mayor interés y llevan a meditar sobre el rol de la “aprobación” como
motivador del empresario Schumpeteriano. Recordemos que en términos de la historia de
las ideas económicas y políticas este es un elemento que ocupa un lugar bastante ilustre
como motivador de la acción humana 8 .

Este modelo del empresario cuyas líneas fundamentales hemos presentado, y que se
inserta dentro de una teoría más global del desarrollo económico, constituye una primera
mirada de Schumpeter respecto de este tema. Pero como es bien sabido el tema del
emprendimiento es un asunto sobre el cual Schumpeter volvió, con algunos matices, a lo
largo de su vida y en su obra.

Es en Capitalism, Socialism and Democracy (1950; en adelante CSD) donde Schumpeter


utiliza la expresión de la “destrucción creativa” en referencia al rol fundamental que el
emprendimiento tendría en la economía. En sus propias palabras,
The opening up of new markets, foreign or domestic, and the organizational
development from the craft shop and factory to such concerns as U.S. Steel
illustrate the same process of industrial mutation –if I may use that biological term-
that incessantly revolutionizes the economic structure from within, incessantly
destroying the old one, incessantly creating a new one. This process of Creative
Destruction is the essential fact about capitalism. (CSD, 83; cursivas en el original)

Y en una nota a pié de página en este mismo párrafo Schumpeter agrega: “These
revolutions are not strictly incessant; they occur in discrete rushes which are separated
from each other by spans of comparative quiet. The process as a whole works incessantly
however, in the sense that there always is either revolution or absorption of the results of
revolution, both together forming what are known as business cycles” (CSD, 83n) 9 .

Esta visión de la evolución del sistema capitalista se inserta en una famosa discusión sobre
la capacidad de sobrevivencia de este modelo que, de acuerdo a Schumpeter, se enfrentará
inevitablemente a un proceso de declinación. En términos de nuestro análisis resulta de
particular interés notar como, en el contexto de esta cuestión, Schumpeter desmenuza el
sistema capitalista exponiendo con claridad sus principales fortalezas (y sus defectos). Una
observación particularmente interesante que propone en esta línea se refiere al ámbito en
el cual visualizamos la competencia en un sistema capitalista. Para Schumpeter considerar
la competencia únicamente vía precios, en un entorno estático, es incompleto e incorrecto;
[I]t is not that kind of competition which counts but the competition from the new
commodity, the new technology, the new source of supply, the new type of
organization… –competition which commands a decisive cost or quality advantage
and which strikes not at the margins of the profits and the outputs of the existing
firms but at their foundations and their very lives. (CSD, 84)

8Sobre estos temas véase Lovejoy (1961).


9Incidentalmente, Schumpeter habría de profundizar su análisis de la teoría de los ciclos
económicos en su monumental Business Cycles: A Theoretical, Historical and Statistical Analyisis of the
Capitalist Process, originalmente publicado en 1939.

6
Resulta particularmente interesante notar que en un escenario de este tipo una evaluación
normativa acerca de los efectos de distintos tipos de prácticas monopolísticas no es tan
sencilla como en el análisis tradicional de un texto básico de microeconomía, donde el
sistema económico aparece como esencialmente estático y donde no existe un espacio para
el progreso económico. En esta línea Schumpeter no sólo se manifiesta a favor de un
sistema de patentes de forma de incentivar la innovación, sino que argumenta también
que prácticas monopolísticas pueden tener efectos beneficiosos sobre la economía 10 . Esto
está relacionado al hecho de que algún grado de poder monopólico es el premio asociado
a un proceso de innovación 11 . Pero desde un punto de vista más profundo Schumpeter
observa correctamente que en un modelo teórico de competencia perfecta no existirá el
progreso económico. De esta forma el poder monopólico, lejos de ser perjudicial para los
consumidores, ha sido en general beneficioso para ellos; para Schumpeter la influencia
monopólica no es un “mal necesario” debido a alguna “imposibilidad” de un sistema
puramente competitivo, sino que “it has come to be the most powerful engine of …
progress and in particular of the expansion of total output…” (CSD, 106) 12 .

Schumpeter habría de volver al tema del emprendimiento una vez más durante la década
de 1940, cuando se relaciona con el Research Center in Entrepreneurial Studies organizado
por Arthur Cole en la Universidad de Harvard. En este centro el enfoque para el estudio
del emprendimiento era de tipo multidisciplinario y Schumpeter habría de participar en
varias de sus actividades (Swedberg 1991, 172). En particular, bajo el alero de este centro
Schumpeter escribió una serie de trabajos sobre el tema del emprendimiento que
aparecieron publicados en 1947 y 1949 (Schumpeter 1947, 1949). En estos artículos
Schumpeter volvería a resaltar la importancia del fenómeno del emprendimiento,
reiterando conceptos que ya habría utilizado en otras partes. Así encontramos que el
concepto del “creative response”, que caracteriza al problema del emprendimiento, y la
característica de “getting things done”, que es un elemento que distingue al emprendedor,
son temas que aparecen especialmente destacados en estos trabajos (Schumpeter 1947; 150,
152).

Richard Swedberg (1991) le atribuye gran importancia a estos trabajos de Schumpeter


definiéndolos como elementos de una “nueva teoría” (173) que reflejaría una
“insatisfacción” de Schumpeter con sus contribuciones originales a la teoría del
emprendimiento (172). Sin entrar en el detalle respecto de estos puntos que merecerían un
análisis mucho más extenso que lo considerado en este trabajo, un elemento especialmente
importante que se deduce de estos artículos es que aquí nos encontramos con un enfoque

10 “Restrictions of this type [precios predatorios o restricciones de producción] are, in the conditions

of the perennial gale, incidents, often unavoidable incidents, of a long-run process of expansion
which they protect rather than impede.” (CSD, 88)
11 “[I]t is true that there is or may be an element of genuine monopoly gain in those entrepreneurial

profits which are the prizes offered by capitalistic society to the successful innovator.” (CSD, 102; las
cursivas son nuestras)
12 De aquí surgen entonces las llamadas hipótesis Schumpeterianas estudiadas en el área de la

organización industrial, que se refieren a la relación positiva entre la innovación y la existencia de


poder monopólico, y al hecho de que empresas grandes serían más innovativas que empresas
pequeñas. Para una revisión de estos temas, véase por ejemplo Kamien y Schwartz (1982).

7
que tiene posibilidades empíricas, en el sentido de que es posible contrastar el
comportamiento de un emprendedor desde un punto de vista de la teoría pura con la
evidencia del mundo real. Esto parece relevante por cuanto Schumpeter no había
abordado esta cuestión en sus trabajos anteriores sobre estas materias que constituían más
bien ejercicios teóricos abstractos. En este sentido resulta especialmente interesante notar
que para Schumpeter un rol especialmente importante en cuanto a la verificación de estas
teorías viene dado por la historia económica (Schumpeter 1947; ver también Schumpeter
1949/1951). El campo de investigación que se abre aquí, en temas de la historia del
emprendimiento como parte de la historia económica y de los negocios, resulta del mayor
interés, ya no sólo como un análisis descriptivo sino también en vista de sus implicancias
teóricas.

Como anotamos, Swedberg subraya también otros puntos (respecto de estos mismos
artículos de la década de 1940) que sugerirían una evolución en el pensamiento de
Schumpeter respecto de la teoría del emprendimiento. Pero otros autores, desde
perspectivas bastante distintas, han remarcado en otras diferencias en la visión de
Schumpeter respecto del tema del emprendimiento a lo largo de su trayectoria. En
particular algunos autores como Sidney Winter (1984) y André van Stel et al (2005) han
recalcado la existencia de distintos regímenes del emprendimiento Schumpeteriano,
diferenciando las visiones que aparecen en The Theory of Economic Development y en
Capitalism, Socialism and Democracy. Estos distintos regímenes del emprendimiento estarían
asociados al mayor énfasis que Schumpeter le habría otorgado a la innovación en
empresas grandes o corporaciones en CSD en relación a TED, donde el énfasis parece
localizado en la figura del emprendedor. Estos puntos tendrían, a su vez, una relevancia
significativa sobre el desarrollo del llamado emprendimiento corporativo 13 .

Pero más allá de alguna posible evolución en el pensamiento de Schumpeter, como


sugerirían estos argumentos, el punto fundamental a rescatar de sus contribuciones es el
énfasis en el emprendedor como innovador y por lo tanto como catalizador del progreso
económico. Un mundo sin emprendedores es un mundo estacionario donde no existe ni
puede existir el progreso económico. Como Schumpeter argumenta en uno de sus
primeros trabajos, en un escenario como este nos encontramos con que el agente
económico es en realidad un ser inerte;
[W]hat a miserable figure he is, this economic subject who is always looking so
anxiously for an equilibrium. He has no ambitions and no entrepreneurial spirit; in
brief, he is without force and life. (Schumpeter, The Nature and Essence of Theoretical
Economics 14 , citado por Swedberg, p. 29)

13 Debo estos puntos a conversaciones con Ernesto Amorós y Patricio Cortés. Las referencias al tema
del emprendimiento corporativo exceden por mucho el espacio de una nota, pero como
introducción a los orígenes y a la motivación de este programa, véase Morris y Kuratko (2001).
14 En alemán, Das Wessen und der Hauptinhalt der theoretischen Nationalökonomie, originalmente

publicado en 1908.

8
3. Frank H. Knight y su “Risk, Uncertainty and Profit”

Frank Knight fue uno de los economistas más influyentes del siglo XX. Para empezar,
recordemos que Knight fue uno de los fundadores de la famosa “escuela económica de
Chicago” (Reder 1983, 5-8). Respecto de sus contribuciones a la teoría económica, por otra
parte, éstas son sustanciales, abarcando desde la teoría del empresario, que examinaremos
aquí, hasta los conceptos del costo, y la teoría del interés y del capital. Pero como
economista Knight era un personaje ecléctico. Su carácter esencialmente crítico (como ha
destacado James Buchanan) y la desafección que sentía con una serie de elementos de la
teoría económica de su época, lo llevó a desarrollar durante su carrera una serie de
importantes trabajos sobre metodología y filosofía moral, esta última considerada como un
complemento al análisis económico. En un programa de investigación esencialmente
liberal, y a pesar de su profundo conocimiento de la teoría económica Knight nunca fue
ambicioso en cuanto a las posibilidades de reforma social (Knight 1982, ix-xvi; Emmett
s/f).

En cuanto a sus aportes a la teoría del empresario, las contribuciones de Knight se


encuentran originalmente plasmadas en su Risk, Uncertainty and Profit (1917/1921), trabajo
que corresponde a una versión revisada de su tesis doctoral. Este estudio es un ejercicio en
teoría económica que ha sido caracterizado como una reformulación del modelo
económico neoclásico, a la vez que como un trabajo que presenta importantes desafíos al
referido modelo (particularmente en las partes I y III del libro) 15 . Dado el contexto de
nuestro trabajo, en todo caso, en lo que sigue nos limitaremos al análisis de Knight
respecto del rol del empresario en el sistema económico.

En Risk, Uncertainty and Profit (RUP) Knight se enfoca en particular en el rol de la


competencia y en la persistencia de las ganancias o utilidades económicas. Para Knight, la
clave para entender este contrasentido radica en un examen del supuesto de información
perfecta. El reconocimiento de que tenemos información imperfecta del futuro es parte
fundamental de la solución al problema de por qué vemos que persisten las ganancias en
industrias competitivas. Dado que las decisiones de producción de las empresas se toman
en base a expectativas acerca del comportamiento del mercado éstas pueden o no
conformarse con la realidad. Si los productores pueden realizar algún tipo de estimación
probabilística acerca de las condiciones de un mercado podrían operar bajo condiciones
equivalentes a las que postula el modelo de competencia perfecta. Pero el punto
fundamental a tener presente es que vivimos en un mundo no sólo de información
imperfecta sino que incluso impredecible desde un punto de vista probabilístico. Como
explica Knight, “It is a world of change in which we live, and a world of uncertainty.”
(RUP, VII.5); “Uncertainty is one of the fundamental facts of life. It is as ineradicable from
business decisions as from those in any other field.” (RUP, XII.1). En este sentido,
“[b]usiness decisions … deal with situations which are far too unique, generally speaking,
for any sort of statistical tabulation to have any value for guidance” (RUP, VII.47). De aquí

15En cuanto a este último punto, leer e interpretar este trabajo de Knight se ha convertido en un
ejercicio interesante de por sí. A modo de ejemplo en este sentido véase LeRoy y Singell (1987), y
Langlois y Cosgel (1993).

9
surge, entonces, la diferencia entre el riesgo, y la incertidumbre, donde este último caso
corresponde a la situación en la cual no es posible tener o formar estimaciones acerca de la
probabilidad de un suceso dado que el evento en cuestión es en gran medida único (RUP,
VIII.2) 16 .

De acuerdo a Knight, la adaptación a una situación de incertidumbre está caracterizada


por un proceso de percepción e inferencia por parte de los agentes económicos; en otras
palabras estamos considerando un proceso de estimación por parte de los agentes
económicos acerca de diferentes escenarios futuros y respecto de las consecuencias de las
decisiones que adoptan. Este es un resultado importante ya que aquí estamos abriendo la
puerta a la presencia de algunos agentes económicos, llámense empresarios, que son más
proclives para enfrentar la incertidumbre existente respecto de las variaciones que pueden
exhibir los datos fundamentales de la economía (como podrían ser, por ejemplo,
variaciones de las preferencias de los consumidores, o de la tecnología), o que difieren en
su capacidad de formar juicios correctos a partir un proceso de percepción, y en la forma
de ajustar su comportamiento ante cambios en una situación futura esperada. Por
supuesto estimaciones acerca de escenarios futuros no son infalibles; esta es, después de
todo, la característica que uno esperaría que se derivara de un escenario de incertidumbre.
En un escenario de incertidumbre, el error será una consecuencia inevitable. Para Knight
esto lleva a su vez a dos consideraciones; el carácter negativo de la incertidumbre y las
respuestas que adoptarán los agentes económicos frente a estas situaciones.
Concentrémonos en lo que tiene que decir Knight respecto de este último punto.

Existen diversas formas por medio de las cuales agentes racionales pueden proceder a
hacer frente a la incertidumbre que enfrentan, pero la más relevante para nuestro análisis
consiste en la alternativa analizada por Knight en cuanto a traspasar la incertidumbre a los
empresarios; esta sería una virtual especialización en el negocio de manejar la
incertidumbre (RUP, VIII.35; IX.11). Como explica el mismo Knight,
The essence of enterprise is the specialization of the function of responsible direction
of economic life, the neglected feature of which is the inseparability of these two
elements, responsibility and control. Under the enterprise system, a special social
class, the business men, direct economic activity; they are in the strict sense the
producers, while the great mass of the population merely furnish them with
productive services, placing their persons and their property at the disposal of this
class… (RUP, IX.12; cursivas en el original)

Con la especialización de funciones empresariales y de administración, viene también una


diferenciación de los retornos. Las ganancias corresponden al premio obtenido por los
empresarios; estas representan un elemento “residual” en la organización productiva una
vez que los otros factores han sido remunerados (RUP, IX.26) 17 . En general el ingreso de

16 En este sentido el punto central es que en un ambiente de incertidumbre “there is no valid basis of
any kind for classifying instances” (RUP, VII.37; cursivas en el original).
17 Como explica el propio Knight, “The only ‘risk’ which leads to a profit is a unique uncertainty

resulting from an exercise of ultimate responsibility which in its very nature cannot be insured nor
capitalized nor salaried. Profit arises out of the inherent, absolute unpredictability of things, out of
the sheer brute fact that the results of human activity cannot be anticipated and then only in so far
as even a probability calculation in regard to them is impossible and meaningless.” (RUP, X.33)

10
los empresarios dependerá de si ellos estiman que pueden hacer que determinados
recursos rindan más de lo que éstos podrían obtener en otros usos alternativos 18 . El éxito o
fracaso del empresario dependerá, entonces, de si sus estimaciones en este sentido resultan
correctas, aunque es importante tener presente que el factor “suerte” puede jugar un papel
importante en este contexto (RUP, IX.29). El modelo de Knight representa entonces un
modelo de oferta y demanda por los servicios del empresario. Por el lado de la demanda,
ésta proviene de la existencia de rendimientos decrecientes en los factores que se utilizan
junto a la capacidad empresarial (RUP, IX.30). Por el lado de la oferta ésta depende, entre
otros, de la habilidad y la disposición de los empresarios (RUP, IX.31). Nótese entonces
que en la medida que el ingreso de los empresarios corresponde a un elemento residual,
las estimaciones de los empresarios respecto de sus habilidades (considerados en su
conjunto) serán el factor más importante en explicar el nivel de dichos ingresos ya que
estas estimaciones de los empresarios redundarán en presiones sobre los precios de los
recursos productivos 19 .

En este punto es importante tener presente que en estricto rigor la especialización de la


función empresarial depende de la estructura de la organización en la cual se desempeña
el empresario; en particular Knight considera dos formas organizacionales, una empresa
manejada por su dueño (que corresponde al caso ya examinado), y una sociedad anónima.
Respecto de esta discusión es importante notar que en una sociedad anónima las funciones
de “control” y de “guaranteeing” estarán separadas (RUP, IX.40). Ello, a su vez, da origen
a lo que parece un problema de agencia en el modelo Knightiano 20 .

Hacia el final de su trabajo Knight aborda también el tema de las implicancias sociales de
la incertidumbre; en particular se pregunta si los empresarios en su conjunto reciben en
promedio un retorno competitivo (en un sentido del costo alternativo de los recursos
utilizados) por los servicios que prestan (RUP, XII.31). Si bien la evidencia a este respecto
no es concluyente, Knight se atreve a conjeturar que este es un ejercicio de suma negativa
para la sociedad (RUP, XII.32). Este análisis se basa en consideraciones sicológicas, algunas
derivadas de Adam Smith y su observación de que los hombres sobrevaloran las
oportunidades de obtener grandes ganancias con bajas probabilidades; a esto Knight
agrega que “there is little doubt that business men represent mainly the class of men of
whom these things are most strikingly true; they are not the critical and hesitant

18 “Whether any particular individual becomes an entrepreneur or not depends on his believing
(strongly enough to act upon the conviction) that he can make productive services yield more than
the price fixed upon them by what other persons think they can make them yield (with the same
provision that the belief must lead to action).” (RUP, IX.27)
19 En este sentido, “The abundance or scarcity of mere ability to manage business successfully exerts

relatively little influence on profit; the main thing is the rashness or timidity of entrepreneurs
(actual and potential) as a class in bidding up the prices of productive services.” (RUP, IX.32)
20 En la medida que un empresario no puede “garantizar” a los recursos productivos que contrata el

cumplimiento de sus contratos (lo que podría ocurrir en un ambiente de incertidumbre si el


empresario no tiene el capital de respaldo suficiente), deberá buscar a alguien que le sirva de
“garante”. En el caso de una sociedad anónima, los accionistas serán tales “garantes”, a la vez que
los mismos accionistas y el empresario/administrador será quién asuma la función de “control”
(RUP, IX.25, 39-40).

11
individuals, but rather those with restless energy, buoyant optimism, and large faith in
things generally and themselves in particular” (RUP, XII.32) 21 .

¿Qué significa todo esto? Implica que podría existir un costo social asociado al
emprendimiento; en palabras de Knight, “It is not clear that the illusion of ownership,
with the possibility and actuality of enormous waste and dissipation involved, is in fact a
cheap way for society to remunerate the management of its material wealth” (RUP, XII.36).
Pero como Knight es el primero en reconocer, evaluaciones de este tipo implican
presuponer qué es lo que buscan o desean los agentes económicos, algo que para él no
constituye una acción legítima por parte de los evaluadores de políticas públicas (RUP,
XII.36, 38) 22 . En definitiva, y retomando su interés y preocupación por los temas del
liberalismo, Knight concluye que:
The social theory of private property rests, then, not so much on the premise that
productive resources will be more effectively used in the creation of goods for
consumption, as on the belief that there will be a greater stimulus to progress
through inducing men to take the risks of action increasing the supplies of
productive resources themselves, including both material things and technical
knowledge and skill. (RUP, XII.40) 23

En Risk, Uncertainty and Profit Knight presenta una cierta paradoja respecto del rol de los
empresarios en la economía. Como bien explica Ross Emmett, si bien ellos son una fuente
de cambio y progreso en la economía, los empresarios también están limitados por la
incertidumbre que los rodea, que condiciona su accionar ya sea que actúen
individualmente o dentro del marco de sociedades anónimas. En otro trabajo Knight
clarificaría las funciones más importantes de un empresario (Knight 1942). Por una parte,
los empresarios realizan innovaciones que en esencia constituyen una función de
“leadership, or economic pioneering”. Esta es la actividad más importante que se puede
desempeñar en una economía que busca crecer de forma permanente y progresiva. Por
otra parte, los empresarios deben llevar a cabo continuos y sistemáticos procesos de
adaptación a un entorno que, ya sea por procesos naturales o por las actividades de otros
empresarios, es cambiante. Esta capacidad de adaptación explica la permanencia de
diversos tipos de organizaciones productivas en la sociedad. Finalmente, y cuando se está

21 “To these considerations must be added the stimulus of the competitive situation, constantly
exerting pressure to outbid one's rivals, as in an auction sale, where things often bring more than
any one thinks they are worth.”; “The prestige of entrepreneurship and the satisfaction of being
one's own boss must also be considered.” (RUP, XII.33)
22 “Man’s chief interest in life is after all to find life interesting, which is a very different thing from

merely consuming a maximum amount of wealth. Change, novelty, and surprise must be given
large consideration as values per se, and since at best most of us must doubtless spend more time in
producing wealth than in consuming it, the dynamic and personal factors must be taken into
account on the production side of economic conduct, and weighed against the element of efficiency.
(…) Hence each individual must be given responsibility, freedom of choice, a wider sphere of self-
expression than he can have in a system of organization where control is specialized and
concentrated to the last degree.” (RUP, XII.38)
23 Nótese la similitud de estos argumentos con la visión de Knight respecto del sistema económico

competitivo reflejado, por ejemplo, en su famoso ensayo “The Ethics of Competition” (Knight 1997).

12
frente a casos de incertidumbre donde la adaptación es imposible, el empresario cumple
una función de especialista en el manejo de esta incertidumbre.

Es especialmente importante notar que estas propiedades del sistema económico no


pueden ser explicadas por modelos de competencia tradicionales, que parten de una
situación de equilibrio donde muchas de estas características simplemente se suponen
como dadas. Más aún, las características que deben poseer los agentes involucrados en
este proceso –los empresarios– tampoco aparecen en los modelos tradicionales de la
microeconomía neoclásica. En este sentido, y por lo menos respecto de los temas que
hemos destacado, la agenda de investigación de Frank Knight respecto del tema del
emprendimiento representa una perspectiva original e incluso excepcional respecto de un
problema de la mayor importancia.

4. El empresario en la “Escuela Austriaca” de economía

En la “escuela austriaca” de economía la teoría del empresario juega un papel


fundamental. Los principales aportes en esta línea se encuentran en las contribuciones de
Ludwig von Mises y de Israel Kirzner. Si bien en su Grundsätze el fundador de la escuela
austriaca, Carl Menger, también analizó temas relacionados a la teoría del empresario, es
posible argumentar que son las sistematizaciones de Mises y Kirzner las que en esencia
constituyen la base del modelo del empresario austriaco 24 . Dado que reconocemos las
diferencias que existen entre los modelos Misesianos y Kirznerianos del empresario, a
continuación examinaremos las contribuciones de estos distintos autores por separado.

Antes de comenzar, sin embargo, vale la pena formular una breve explicación sobre los
fundamentos y principios centrales de la “escuela austriaca” de economía de forma de
entender el contexto en el cual, en nuestra discusión posterior, aparecerá el empresario. Si
bien W. Stanley Jevons, León Walras y Carl Menger son conocidos conjuntamente como
padres de la revolución marginalista en economía, los intereses y las contribuciones de
estos economistas siguieron caminos muy distintas. En el caso de Menger las bases de su
visión económica las constituirían sus inclinaciones subjetivistas y su reconocimiento al rol
del tiempo y de la ignorancia como velos sobre las cuales se desarrolla la actividad
económica. En todo caso es a través del trabajo de los economistas austriacos más
conocidos de mediados del siglo XX, Ludwig von Mises y Friedrich Hayek, que se percibe
más claramente una disociación entre los modelos austriacos y el enfoque de la economía
neoclásica más global. De acuerdo a los economistas austriacos modernos, que en esto
claramente siguen a Menger, una visión que considere seriamente los problemas de
información envueltos en sistemas esencialmente complejos, y que tome en cuenta el
carácter subjetivo de las decisiones económicas no puede entenderse a través de modelos
de equilibrio (Vaughn 1994, Kirzner 1997). En este sentido entender la competencia como
un proceso rival es clave (Mises 1949, Hayek 1948). El “market process” es el proceso a
través del cual los agentes aprenden y adecuan sus planes a un escenario respecto del cual

24Respecto de la contribución de Menger en esta área véase, por ejemplo, el análisis de Kirzner
(1979), capítulo 4.

13
no tienen información completa. Como veremos a continuación, el empresario juega un rol
fundamental en el sistema económico entendido de esta forma.

4.1. Ludwig von Mises y la teoría del empresario.

En su monumental Human Action (1949/1996; en adelante HA), Ludwig von Mises


considera al empresario como un “acting man in regard to the changes occurring in the
data of the market” y como un “acting man exclusively seen from the aspect of the
uncertainty seen in every action” (HA, 254, 253) 25 . Estas definiciones contienen varios
elementos sobre los cuales vale la pena detenerse. Por una parte está la referencia a un
“acting man”. Esta figura constituye en realidad la base del modelo Misesiano; en
particular, recordemos que para Mises “human action is purposeful behavior” (HA, 11).
Por otra parte, resulta importante considerar que para Mises el ámbito de acción del
empresario es un ambiente de incertidumbre. Como mencionamos anteriormente este es
un elemento clave del modelo austriaco, donde el punto más importante a analizar de un
sistema económico es su dinámica. Para Mises el empresario es “the driving force of the
market” en lo que denomina el sistema cataláctico (HA, 255; ver también 299, 329). Y esta
actividad de los empresarios está, a su vez, inspirada en una búsqueda de ganancias 26 . En
el modelo de Mises la función empresarial consiste entonces esencialmente en corregir los
desequilibrios existentes en cada momento del tiempo en los precios y en las decisiones de
mercado.

De esta manera en este modelo del mercado se reconoce un rol clave a las ganancias y las
pérdidas obtenidas por los empresarios; como explica el mismo Mises, “profit and loss are
generated by success or failure in adjusting the course of production activities to the most
urgent demand of the consumers. Once this adjustment is achieved, they disappear.”
(Mises 1951). O en otras palabras;
Profit and loss are ever-present features only on account of the fact that ceaseless
change in the economic data makes again and again new discrepancies, and
consequently the need for new adjustments originate. (id) 27

En el modelo Misesiano existirá entonces una correspondencia entre desequilibrios en los


mercados y oportunidades empresariales. Esta es, de acuerdo a Mises, la característica
principal del “market process”, que a su vez es descrito de la siguiente forma;

25 Y en esta última cita Mises continúa, “In using this term one must never forget that every action is
embedded in the flux of time and therefore involves a speculation” (HA, 253). De esta forma,
“Economics, in speaking of entrepreneurs, has in view not men, but a definite function. This
function is not the particular feature of a special group or class of men; it is inherent in every action
and burdens every actor” (HA, 252-253).
26 En este sentido, la frase recién citada continúa de la siguiente forma; “The driving force of the

market, the element tending toward unceasing innovation and improvement, is provided by the
restlessness of the promoter and his eagerness to make profits as large as possible” (HA, 255,
también pp. 328-329).
27 Más aún, para Mises, “The only source from which an entrepreneur's profits stem is his ability to

anticipate better than other people the future demand of the consumers” (HA, 290).

14
The market is not a place, a thing, or a collective entity. The market is a process,
actuated by the interplay of the actions of the various individuals cooperating
under the division of labor. The forces determining the –continually changing–
state of the market are the value judgements of these individuals and their actions
as directed by these value judgements. (…) The market process is the adjustment of
the individual actions of the various members of the market society to the
requirements of mutual cooperation. (HA, 257-258; salto de párrafo omitido)

El punto a enfatizar aquí es que el proceso de ajuste al cual se refiere Mises es liderado por
las decisiones subjetivas de los agentes empresariales, y son las promesas de ganancias los
factores que motivan al empresario. A su vez estas ganancias potenciales (que por cierto
pueden también corresponder a pérdidas), están derivadas por la incertidumbre existente
en el mercado; en palabras del propio Mises, “Like every acting man, the entrepreneur is
always a speculator. He deals with the uncertain conditions of the future. His success or
failure depends on the correctness of his anticipation of uncertain events” (HA, 290).
Nótese entonces que es justamente por este argumento que Mises puede sostener que en
una situación de equilibrio, en particular en lo que denomina la “evenly rotating
economy”, no existe un espacio para la actividad empresarial (HA, 252) 28 .

En el modelo de Mises el carácter equilibrador del proceso de descubrimiento empresarial


es, sin embargo, iluminador pero también potencialmente engañoso. En cada momento del
tiempo las decisiones empresariales buscan efectivamente corregir desequilibrios
existentes en el mercado. Pero en la medida que el sistema económico es esencialmente
dinámico (dado que estamos expuestos a continuos cambios en las condiciones de los
mercados), no está claro que los movimientos empresariales en un momento del tiempo
vayan a ser equilibradores en un período siguiente. Después de todo el “market process”
es justamente un proceso de cambio permanente.

En suma, el punto central del argumento Misesiano radica en visualizar el mercado como
un proceso de competencia dinámica, o de “catallactic competition”, donde el
emprendedor juega un rol fundamental. Es particularmente importante tener en cuenta
que, como bien explica Mises, un proceso competitivo de este tipo no es una contienda
sino un mecanismo de coordinación;
Catallactic competition must not be confused with prize fights and beauty contests.
The purpose of such fights and contests is to discover who is the best boxer or the
prettiest girl. The social function of catallactic competition is, to be sure, not to
establish who is the smartest boy and to reward the winner by a title and medals.
Its function is to safeguard the best satisfaction of the consumers attainable under
the given state of economic data. (HA, 276) 29

28 El “constructo imaginario” de la “evenly rotating economy” es un concepto de equilibrio


utilizado por Mises que sirve como herramienta para ilustrar cómo sería un mundo caracterizado
por “elimination of change in the data and of the time element” (HA, 247). Naturalmente, este es un
mundo absolutamente irreal, pero justamente lo que propone Mises es analizar las implicancias de
un “change in the data” confrontándolas con un escenario donde ellas son imposibles.
29 Sobre esto mismo Mises escribe también que, “The direction of all economic affairs is in the

market society a task of the entrepreneurs. (…) They are at the helm and steer the ship. A

15
En este contexto el rol de las políticas públicas en materia de competencia debiera estar
enfocado entonces en salvaguardar la libre entrada de empresarios a distintos sectores
productivos. Este es el escollo más urgente a enfrentar en los distintos mercados de la
economía.

4.2. El Empresario de acuerdo a Israel M. Kirzner.

La teoría del empresario de Israel Kirzner se encuentra, esencialmente, contenida en su


clásico Competition and Entrepreneurship (1973). En este sentido, si bien la producción
intelectual de Kirzner sobre este tema ha continuado desde entonces, coincidimos con
Karen Vaughn en cuanto a que muchas de estas contribuciones pueden ser consideradas
como reformulaciones y extensiones del argumento central planteado en el trabajo
mencionado. En este modelo el punto de partida es el agente económico como un “homo
agens”, derivado del concepto de la “acción humana” de Ludwig von Mises (Kirzner 1973,
33). Esta idea es muy diferente al “homo economicus” tradicional, principalmente en
cuanto a que es un concepto más amplio y a la vez más rico en términos de sus
implicancias respecto del comportamiento de los agentes. En efecto, para Kirzner el agente
económico es una persona que no sólo “maximiza”, o que simplemente resuelve
problemas de asignación de recursos (por importantes que sean estas actividades); el
agente Misesiano también es capaz de identificar nuevos fines y de considerar nuevos
medios de alcanzar tales objetivos. Esto involucra combinar la capacidad de resolver
problemas de asignación de recursos con la posesión de una visión que inspira la acción
empresarial (Kirzner 1979, 166-167).

Pero consideremos con algo más de cuidado el proceso por medio del cual los agentes
económicos asignan sus recursos de acuerdo a estas distintas representaciones. El
paradigma del homo economicus, que Kirzner designa como el modelo Robinsoniano (en
referencia al economista inglés Lionel -Lord- Robbins), parte de un “framework of given
ends and means”, a partir del cual un agente procede entonces a optimizar (Kirzner 1973,
33; cursivas en el original). En el modelo del homo agens, por otra parte, los fines
perseguidos por los agentes y las alternativas disponibles por ellos para alcanzarlos son
cuestiones que, en un sentido fundamental, los agentes descubren con su visión
empresarial. Resulta de particular interés notar, entonces, que los modelos tradicionales
que comienzan con un homo economicus no son capaces de explicar la evolución dinámica
de una economía, donde existen innovaciones y cambios permanentes que surgen
justamente porque algunos agentes hacen cosas distintas en términos de su marco de fines
y medios.

La característica principal que de acuerdo a Kirzner define a un emprendedor es su


capacidad de identificar oportunidades en el mercado; esto es lo que denomina como
“alertness” (id, 34-35). De esta forma, para este autor “it is this entrepreneurial element
that is responsible for our understanding of human action as active, creative and human”

superficial observer would believe that they are supreme. But they are not. They are bound to obey
unconditionally the captain’s orders. The captain is the consumer” (HA, 267-270).

16
(id, 35). Esta actitud alerta de los emprendedores les permite a su vez cumplir un rol
equilibrador en los mercados. El emprendedor actúa como un virtual arbitrador,
realizando negocios o explotando oportunidades que otros agentes no habían percibido;
[T]he changes the entrepreneur initiates … are changes brought about in response to
the existing pattern of mistaken decisions, a pattern characterized by missed
opportunities. The entrepreneur … brings into mutual adjustment those discordant
elements which resulted from prior market ignorance. (id, 73; cursivas en el
original)

Como se deduce de la cita anterior es importante enfatizar que el emprendedor cumple un


rol fundamental en el mercado precisamente porque los agentes no tienen información
completa. Vivimos en un donde existe una extensa ignorancia, pero donde a la vez la
actividad en el mercado de los emprendedores permite difundir mayores niveles de
información 30 . Dicho esto se debe tener presente también que ello no significa que en el
modelo Kirzneriano el comportamiento del empresario consista en un proceso de
búsqueda de oportunidades de negocios, o que la información sea, en algún sentido, un
factor de producción 31 . El proceso empresarial es un proceso de descubrimiento; de esta
forma, y como explica Kirzner, “The notion of discovery, midway between that of
deliberately produced information in standard search theory, and that of sheer windfall
gain generated by pure chance, is central to the Austrian approach” (Kirzner 1997, 72;
cursivas eliminadas). Es la difusión de mayores niveles de información y la explotación de
oportunidades de negocios que no eran percibidas y, por lo tanto, estaban siendo
efectivamente desaprovechadas, lo que le otorga al emprendimiento un papel clave en el
modelo austriaco de Kirzner.

Algunos puntos especialmente sensibles del modelo del emprendedor de Kirzner, y que lo
han hecho objeto de críticas, se refieren a la posibilidad de que los empresarios puedan
cometer errores en sus apreciaciones sobre la evolución del mercado, y al rol que puede
jugar la buena suerte por parte del empresario. La relevancia de estos temas es evidente
tanto en términos de la valoración del rol del emprendedor como en su función en el
mercado.

Para Kirzner (1979) el emprendimiento, siendo una actividad esencialmente sorprendente,


no es el resultado de la suerte. Lo que en realidad sucede es que algunos agentes son más
alertas que otros. Pero es interesante notar que de acuerdo a Kirzner la capacidad que
tienen los agentes en términos de notar posibilidades de negocios es, de alguna forma,
inconsciente; ni ellos mismos saben que la tienen (y esta es, entonces, la razón principal
por la cual el emprendimiento no puede ser un factor productivo). Todo esto explica el

30 Como explica Kirzner, “entrepreneurial profit are generated by the imperfection of knowledge by
market participants … these opportunities can be seized by anyone discovering their existence
before others have done so; and … the process of winning these profits is at the same time a process
of correcting market ignorance”. (Kirzner 1973, 67)
31 De esta forma Kirzner explícitamente contrasta el comportamiento alerta de un empresario con

un proceso de búsqueda de información a-la Stigler (1961). A este respecto para Kirzner el
problema de búsqueda de información presupone un conocimiento de la distribución de
oportunidades de negocios cuando dicha distribución no es ni puede ser conocida.

17
juicio en el sentido de que el proceso de descubrimiento empresarial es sorprendente (a la
vez que justifica también una valoración social distinta del rol del emprendedor 32 ).

En un influyente trabajo, más reciente que las contribuciones examinadas hasta ahora y
donde destaca especialmente la visión equilibradora del modelo del “market process”
austriaco, Kirzner (1992) 33 ha, de alguna forma, circunscrito la posibilidad del “error
empresarial”. Si bien Kirzner reconoce la posibilidad de que los empresarios comentan
errores, esta situación estaría más que nada limitada al hecho de que algunos
emprendedores no se dan cuenta de la existencia de oportunidades de negocios
potencialmente rentables 34 . Más aún, estos son errores que serían corregidos por otros
emprendedores más alertas que también interactúan en el mercado. Nótese entonces que
es justamente a partir de este razonamiento que Kirzner puede argumentar que la
actividad empresarial es esencialmente equilibradora.

Es interesante notar que otra crítica al sistema Kirzneriano se basa en que su modelo del
empresario no considera características que uno supondría consecuencias lógicas de un
modelo que toma como punto de partida el criterio de la acción humana; nos referimos,
por ejemplo, a la creatividad. Este punto surge en buena medida cuando el modelo
Kirzneriano se contrapone al modelo de Schumpeter. A lo largo de su carrera Kirzner ha
comparado su enfoque con la teoría Schumpeteriana en diversas oportunidades. En el
mismo Competition and Entrepreneurship encontramos un análisis en este sentido, y más
recientemente Kirzner (1999) ha revisitado este tema. A este respecto, en general Kirzner
ha insistido en los elementos fundamentales de su teoría del emprendimiento,
argumentando además que los modelos en cuestión pueden ser vistos como
complementarios 35 . Siguiendo esta visión pareciera que los dos modelos se aproximan al
mismo tema desde perspectivas bastante diferentes, sin que alcancen muchos puntos en
común. El hecho de que el ámbito empírico de ambos modelos sea bastante limitado, por
lo menos para sus creadores, impide comparar tan cuidadosamente como uno quisiera la
capacidad predictiva de estas teorías.

5. La oferta de empresarios: El modelo de William J. Baumol.

Más arriba ya nos referimos a William Baumol y su interés en la teoría económica del
empresario. En particular mencionamos brevemente cómo en uno de sus más recientes
trabajos Baumol ha examinado el aporte esencial del empresario dentro del proceso de
crecimiento económico (Baumol 2002). El argumento en este sentido se basa en la
observación de que desde un punto de vista comparativo las economías capitalistas

32 Para una discusión respecto de consideraciones de “justicia económica” envueltas en la actividad

emprendedora, véase Kirzner (1989).


33 Nos referimos al artículo titulado “Market Process Theory: In defence of the Austrian middle

ground”, en Kirzner (1992), pp. 3-37.


34 “If we describe him [an agent] as having acted ‘in error’, we mean, simply, that he might have

known the existing facts had he been ‘more alert’” (Kirzner 1992, 22; cursivas en el original).
35 Boettke y Coyne (2003) argumentan que a pesar de sus diferencias ambos modelos se pueden

expresar a través de desplazamientos de una frontera de producción

18
exhiben un crecimiento muy superior a otros sistemas económicos. Esta evidencia sería
explicable por el sistema de incentivos que provee un sistema competitivo, y que no está
dada naturalmente por otros diseños institucionales.

Pero en trabajos anteriores, dentro de un verdadero programa de investigación sobre el


tema, Baumol ha examinado también el problema de la oferta de empresarios 36 . Como
examinaremos a continuación, el asunto es sumamente importante para un análisis
cuidadoso del proceso de emprendimiento, a la vez que tiene implicancias trascendentales
desde un punto de vista del proceso de crecimiento económico.

En el modelo que analizamos, Baumol (1990) parte de la base de que si bien en distintas
sociedades existe una diferente oferta de empresarios, el impacto que estos empresarios
tienen en sus respectivas sociedades no sólo depende de sus números relativos. Dicho de
otra forma, el factor verdaderamente relevante para analizar la contribución empresarial
está dado por el comportamiento de los empresarios. Y, a su vez, esta conducta estará
determinada por la estructura de incentivos, en otras palabras, por las instituciones que
existan en una comunidad dada (véase las Proposiciones 1, 2 y 3 en el trabajo en cuestión;
Baumol 1990, 899, 909).

El asunto central que se debe enfrentar en cada economía es, entonces, el problema de
asignación del talento de los empresarios. En palabras del propio Baumol:
[I]t is the set of rules and not the supply of entrepreneurs or the nature of their
objectives that undergoes significant changes from one period to another and helps
dictate the allocation of entrepreneurial efforts. (894; cursivas en el original) 37

El punto de partida de Baumol es en verdad atractivo. Porque lo que busca este autor es
explicar diferencias en materia de emprendimiento y de desarrollo económico entre
distintas naciones sin tener que recurrir a explicaciones raciales, o religiosas, o a otras
justificaciones que postulen que existan sociedades donde los agentes tienen mayores o
menores cualidades innatas para emprender. En este sentido este planteamiento sigue a
Adam Smith en cuanto a postular un egalitarismo analítico que ciertamente parece un
buen punto de partida desde un punto de vista metodológico 38 .

Más aún, este modo de examinar el asunto es atrayente desde el punto de vista de las
políticas públicas. Si el problema que debieran enfrentar los expertos de una sociedad
fuera el de tratar de incrementar la oferta de empresarios, o de alguna forma incrementar
el espíritu emprendedor estaríamos en problemas. Porque una cuestión como esta no

36 Un antecedente adicional sobre el interés de Baumol en estos temas se encuentra en Baumol

(1968). En este trabajo el autor no sólo destaca que en economía no existe una teoría que incorpore
al empresario en la teoría de la firma, sino que agrega que tampoco se sabe mucho acerca de los
determinantes de la oferta de emprendimiento. La pregunta que Baumol plantea, entonces, es qué
se puede hacer para incentivar la actividad empresarial o, en otras palabras, cuáles son los
determinantes de los “premios” que recibe por su actividad, cuestiones que, como veremos, de
alguna forma se consideran en el trabajo bajo análisis.
37 Para un análisis que complementa este modelo incorporando los efectos de una serie de otras

variables sobre la asignación del talento empresarial en la economía, véase Baumol (1993).
38 Para una lectura de Smith en esta línea, véase Peart y Levy (2005).

19
parece nada sencilla; es más, en este tema no es del todo evidente cuál es la mejor
estrategia a seguir. Si el problema, en cambio, consiste en diseñar las reglas que induzcan
una mejor asignación de recursos empresariales en la sociedad podemos mantener la fe en
cuanto a la posibilidad de lograr avances reales. Baumol, a lo menos, es más optimista en
este sentido. En otras palabras, si se buscara inducir una re-asignación de los recursos
empresariales en la sociedad, un cambio en la estructura de incentivos de la economía
parece ser una política mucho más sencilla y atractiva que intentar influir sobre la
naturaleza de los empresarios, en el sentido de hacerlos preocuparse de asuntos que, en la
actualidad ellos no consideran relevantes en su cálculo privado.

En cuanto a su teoría de la oferta empresarial, Baumol desarrolla su análisis basándose en


el modelo Schumpeteriano. Como ya hemos visto, en este modelo el empresario puede
desarrollar distintos tipos de labores, desde la introducción de nuevos productos, a la
creación de una nueva organización industrial que podría incluir el establecimiento de una
posición monopólica en un mercado determinado. Pero Baumol alega que es posible
ampliar la lista de estas actividades que podría desarrollar un empresario para incluir
actividades de búsqueda de rentas o “rent-seeking” 39 y, para ser más exactos, “innovations
in rent-seeking procedures” (Baumol 1990, 897). Después de todo no hay ninguna razón
para que un agente creativo utilice su creatividad exclusivamente en actividades que
incrementan el bienestar social (como sea que uno defina este término). Más aún, el ámbito
de las actividades posibles a desarrollar por parte de empresarios no abarca solamente a
actividades de tipo no-productivas, sino que incluso puede incluir acciones derechamente
destructivas del valor de los productos de la sociedad.

A partir de este modelo la pregunta que surge inmediatamente es, ¿qué determina que el
empresario se aboque a una actividad y no a otra? ¿Qué motiva que un empresario se
dedique a actividades destructivas en vez de actividades productivas o viceversa? Más
aún, ¿cuáles son las implicancias de estas cuestiones sobre el nivel de bienestar de la
economía? A la luz de cómo se ha planteado el problema, parece evidente que una mala
asignación del talento empresarial tendrá consecuencias importantes sobre la economía.
No es necesario reiterar aquí que no sólo vivimos en un mundo donde los recursos son
escasos, lo cual obviamente se verifica también para el caso de los recursos empresariales,
sino que la “búsqueda de rentas” es en verdad muy costosa desde un punto de vista del
bienestar social (Murphy, Shleifer y Vishny, 1993).

Pero retornando al primer tema un emprendedor buscará llevar a cabo sus actividades
empresariales en aquellos sectores que le ofrezcan un mayor retorno esperado. En la
medida que determinadas industrias ofrezcan retornos importantes, se tendería a producir
una entrada neta de emprendedores a esa actividad. Respecto de este punto es importante
explicar, antes de continuar, que este proceso es fundamentalmente diferente al proceso
que tiende a producirse en industrias competitivas donde en el equilibrio de largo plazo
no existen utilidades económicas debido a la entrada o salida de empresas a una industria.
Porque en el caso que nos interesa existe por parte de los agentes involucrados una
creatividad empresarial en términos de reconocer oportunidades de negocios que son en

39Sobre esto véase la contribución seminal de Tullock (1967); también véase el trabajo de Krueger
(1974).

20
un sentido fundamental únicas. Un examen de las actividades desarrolladas en algunas
industrias específicas puede ser iluminador a este respecto. Como explica Baumol, la
búsqueda de rentas en la forma de inversión en técnicas de elusión de impuestos, o a
través de perfeccionamientos en las habilidades para tramar litigios legales, constituyen
una fuente de negocios que atrae a muchos potenciales empresarios. Pero nótese que estas
son industrias donde las soluciones más rentables sólo están disponibles para los
emprendedores verdaderamente creativos en términos de “ingeniería” contable y del
manejo de la “mecánica” legal. En estas industrias no habrá una disipación de las rentas
por el sólo hecho de que ingresen nuevos actores a la industria. Lo que sí ocurrirá en estos
casos es que se producirá una importante reasignación del talento empresarial; agentes
altamente capaces en términos de encontrar soluciones creativas a problemas en extremo
complejos, tenderán hacia actividades como las señaladas que, siendo altamente rentables,
no son necesariamente productivas en el sentido de que generan valor en la economía 40 .

Como mencionamos anteriormente, la solución a este tipo de problemas debe pasar por un
cambio en la estructura de incentivos en la economía. En el modelo de Baumol las
preferencias son un primitivo, y la capacidad de un formulador de políticas públicas es
muy limitada en cuanto a modificar o influir en dichas preferencias 41 . Una alternativa
posible, como podría ser esperar que procesos de cambios culturales surtan los efectos
deseados, puede por otra parte, tomar siglos. De ahí, entonces, el énfasis en las
instituciones.

Si bien el trabajo de Baumol no examina, más allá de mencionar algunos ejemplos, en qué
sentido se podrían proponer cambios en las “reglas del juego” para incentivar una mayor
eficiencia social del esfuerzo empresarial, este trabajo es sumamente interesante en
términos de destacar el rol que la estructura de incentivos de una sociedad tiene sobre la
asignación del recurso empresarial, y por lo tanto en cuanto a la determinación de la
influencia de esa actividad empresarial en la economía.

En un trabajo muy afín al de Baumol, Kevin Murphy, Andrei Shleifer y Robert Vishny
(1991) han avanzado en cuanto al modelamiento formal del proceso de asignación del
talento empresarial. Un original análisis empírico de estos autores que se enfoca en los
números relativos de egresados de carreras de ingeniería versus de carreras de derecho en
una muestra amplia de países indica que países donde hay un mayor número relativo de
egresados de carreras de derecho crecen menos que países donde hay más egresados de

40 En su trabajo original Baumol recurre a la evidencia histórica para apoyar su tesis. Si bien, como
lo reconoce el propio autor, la evidencia que entrega no es novedosa ni necesariamente concluyente,
el análisis es sugerente. Por ejemplo, parece bastante probable que en el siglo XIV, un período de
continuas guerras –como la guerra de los cien años entre Francia e Inglaterra- la estructura de
incentivos haya estado implícitamente dirigida a invenciones con usos militares y hacia el
surgimiento de tropas mercenarias. Si bien es difícil entrar a examinar la evidencia respectiva en un
sentido concluyente, es posible predecir que en este caso actividades empresariales de tipo
productivo, como uno entiende ese término en un sentido coloquial, fueron menoscabadas en
términos relativos –o a lo menos uno podría decir que las invenciones en la industria de guerra se
desarrollaron más en términos relativos.
41 Nótese, por cierto, el sesgo dirigista que tendría una política que buscara dirigir la asignación de

los empleos en la economía.

21
carreras de ingeniería, lo que de acuerdo a los autores apoyaría la hipótesis bajo
consideración. Por otra parte, existe otra serie de estudios que destacan como la falta de
políticas de competencia incentiva la corrupción (véase, por ejemplo, Ades y Di Tella
1999). Ello sugiere que “reglas del juego” de determinados tipos podrían inducir a una re-
asignación de la estructura productiva en la sociedad, particularmente en cuanto a
disminuir el uso del talento empresarial en actividades ligadas a la corrupción 42 .

6. Comentarios Finales.

Los autores que hemos reseñado en este trabajo constituyen tanto economistas célebres
desde un punto de vista de la historia de la disciplina, como Schumpeter, Knight y von
Mises, y economistas contemporáneos, como Kirzner y Baumol que siguen participando
más o menos activamente en la literatura respectiva. Pero la literatura moderna sobre la
teoría económica del emprendimiento presenta también varios tipos de desarrollos que no
hemos examinado en este trabajo. Una categoría de estudios que vale la pena mencionar se
refiere a modelos que consideran el emprendimiento como un problema de asignación del
esfuerzo laboral por parte de agentes económicos que maximizan su utilidad bajo
determinados tipos de restricciones. Dentro de esta línea encontramos, por ejemplo, los
trabajos de Robert Lucas (1978), Richard Kihlstrom y Jean-Jacques Laffont (1979), David
Evans y Boyan Jovanovic (1989), Murat Iyigun y Ann Owen (1998), Edward Lazear (2005),
y Marco Cagetti y M. C. De Nardo (2006). De particular relevancia resulta el observar que
varios de estos trabajos incluyen asimismo un análisis empírico respecto de la evolución
del emprendimiento que permite evaluar los modelos en términos de su capacidad
predictiva. Respecto de este último punto vale la pena mencionar que en la línea de los
análisis cuantitativos de la dinámica del emprendimiento se cuenta también con los
valiosos esfuerzos del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), que provee una base de
datos internacionalmente comparable de emprendimiento para una muestra cada vez más
grande de países 43 .

Al revisar esta literatura, sin embargo, uno no puede dejar de sentir que la mayoría de
estos trabajos teóricos sobre el emprendimiento no capturan la esencia del fenómeno
emprendedor en el sentido de recoger el verdadero significado de un proceso competitivo
y la importancia del progreso económico. En otras palabras volvemos a encontrar que el
problema del emprendimiento, propiamente entendido, no parece consistente con el
paradigma de los modelos de equilibrio general.

42 La relevancia de los incentivos se aprecia también claramente en la experiencia de los países de


Europa Oriental después de la caída del Muro de Berlín; es sumamente interesante notar como, en
este caso, los empresarios aparecieron y respondieron a las nuevas señales económicas. En esta
línea véase, por ejemplo, McMillan y Woodruff (2002).
43 Los datos y la metodología del GEM se encuentran contenidos en los distintos informes

preparados por este equipo. A este respecto véase la información en la página-web del GEM:
www.gemconsortium.org. Es importante explicar que a partir de esta iniciativa ha surgido una
interesante literatura empírica sobre los efectos y los determinantes del emprendimiento. Un trabajo
que podría considerarse como un buen ejemplo de esta línea de investigación lo constituye el de
van Stel et al (2005).

22
Es cierto que desde el punto de vista de la teoría pura algunos de los modelos de
competencia dinámicos examinados en esta reseña parecen difíciles de compatibilizar
entre sí. Esto es particularmente relevante al analizar la cuestión acerca de si el empresario
es equilibrador o desequilibrador del sistema económico. Por otra parte, desde el punto de
vista de las políticas públicas en materia de competencia las implicancias de las
contribuciones analizadas son fundamentales. Recientemente David Audretsch, William
Baumol y Andrew Burke (2001) han enfatizado la relevancia de un enfoque que se base en
una visión dinámica del proceso competitivo sobre las políticas públicas. Las
contribuciones de los autores examinados a lo largo de este trabajo, que realmente
aprecian el aporte del emprendimiento en la economía son, como es de suponerse, de
importancia central en esta línea argumental, ya que permiten enfatizar la importancia del
éxito empresarial más allá de la potencial existencia de un “poder de mercado”. Pero en
estas líneas encontramos también aportes provenientes de diferentes enfoques
multidisciplinarios; nos referimos, por ejemplo, a los trabajos de Alfred Chandler (1962) en
cuanto a la historia económica y empresarial, y de Richard Nelson y Sidney Winter (1982)
en el área de la economía evolucionaria. La relevancia, y uno podría decir incluso
preponderancia de estas líneas de investigación, sugiere que el estudio del
emprendimiento va continuar desarrollándose por estos caminos, que corresponden a
programas que debiéramos de considerar complementarios al modelo neoclásico. Desde
otro punto de vista, parece clave subrayar que en la medida que se entiende que los
procesos competitivos-empresariales son esencialmente dinámicos, el criterio principal de
las políticas públicas en esta área debiera pasar a radicarse en la eliminación de las
barreras a la entrada a distintas industrias 44 . Las políticas de regulación debieran ser
modestas, justamente porque los reguladores tienen menos información que los agentes
del mercado en términos de la evolución del proceso competitivo 45 .

44 Para una relación más completa de implicancias de políticas públicas véase Kirzner y Sautet
(2006). Vale la pena observar, incidentalmente, la semejanza de estas ideas con modelos de
mercados contestables, aunque es importante recordar que estos modelos son en general estáticos;
sobre esto véase Baumol et al, (1982).
45 Consideraciones de economía política nos debieran ser más escépticos aún de los efectos de la

regulación. La contribución seminal de Stigler (1971) es muy iluminadora a este respecto. El


argumento de Baumol y Ordover (1985) también es relevante en este punto.

23
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