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Santa Cruz, 12 de febrero de 2021.

SHABBAT SHALOM.

Amados Discípulos y Consiervos.

"Confía en Jehová y haz el bien; habitarás en la tierra y te apacentarás de la verdad.


Deléitate asimismo en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón.
Encomienda a Jehová tu camino, confía en él y él hará."
Salmo 37:3-5

¡Qué tremendas declaraciones de parte de David a cada uno de nosotros que nos
preparamos para recibir un Shabbat más en nuestro historial de vida! ¡Qué desafío más
grande a rendir todo y poder descansar en Él! Podemos oír la voz del Maestro que
insistentemente nos dice a todos: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que
soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi
yugo es fácil y ligera mi carga.” (Mateo 11:28-30).

Pero, ¿cuán fácil es responder a esta invitación? ¿Cuán prontamente descansamos


en él? Lo cierto es que tenemos delante de nosotros un día más para ejercer nuestra total
confianza en Él. El Shabbat nos desafía a depender exclusivamente del Señor de nuestras
vidas. He aquí, para todos la oportunidad de soltar las riendas y entregar el control y las
cargas en Su mano poderosa. El apóstol Pedro nos demanda: “Humillaos, pues, bajo la
poderosa mano de Dios, para que él os exalte a su debido tiempo. Echad toda vuestra
ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.” (1 Pedro 5:6-7).

El gran problema es que muchos hemos sufrido daños en el área de la confianza y


nos cuesta rendir todo, aun cuando de Dios se trata. Hay los que dicen con aires de
“sabiduría”, “experiencia” y “madurez”: “yo no confío en nadie” o “yo no confío ni
siquiera en mi sombra”. En verdad, lo que tales personas nos están diciendo es que ellas
fueran defraudadas en el área de la confianza y nos están pidiendo socorro a gritos, aun
cuando no lo admitan. Otros declaran con aires de arrogancia: “yo sólo confío en Dios y
en nadie más”. Lo que dicen implícitamente es que ni en Dios confían, pues si confiaran
el Él, dirían otra cosa.

Hay, además, los que apelan a la Biblia para respaldar su falta de confianza en los
demás, usando equivocadamente el texto de Jeremías 17:5 como amparo a su falta de
confianza. Este texto nos dice: “Así ha dicho Jehová: "¡Maldito aquel que confía en el
hombre, que pone su confianza en la fuerza humana, mientras su corazón se aparta de
Jehová!” En absoluto, el texto no nos dice que “maldito es aquel que confíe en otro
hombre”, ni estimula a nadie a vivir desconfiando de todos alrededor suyo. Todos
sabemos que sería un verdadero infierno no confiar en el cónyuge, en los padres, en los
hijos, en el patrón o en los empleados. ¡Qué horrible no poder confiar en el líder o que
éste no confíe es sus liderados! ¡No! ¡La Biblia no respalda esta enseñanza!

Por lo contrario, el Maestro dijo a una mujer encontrada en el acto de adulterio:


“Ni yo te condeno; vete y no peques más”, confiando plenamente en su arrepentimiento
(Juan 8:10). Más aún, a un Pedro que, “saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas
22:62), luego de haberle negado tres veces, el Señor Jesús le restituyó totalmente la
credibilidad, declarándole tres veces: “apacienta mis corderos” (Juan 21:15-17).

En este Shabbat, todos somos llamados a depositar nuestras cargas, luchas,


aflicciones, ansiedades y dolores, sabiendo que Él puede llevar sobre Sí mismo nuestros
trabajos y darnos verdadero descanso y paz. El profeta Isaías nos dice de forma directa:
“Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti
ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová, el Señor, está la
fortaleza de los siglos.” (Isaías 26:3-4). ¡Qué tremendo: confianza y paz andan juntas!
Aprendamos, pues, a descansar en el Señor, a confiar plenamente en Su poder, para que
verdaderamente tengamos Paz. Así podremos decir a plenos pulmones: “Shabbat
Shalom”. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Filipenses 4:7).

¡Disfrutemos, pues, de un Shabbat más en nuestras vidas, siendo restaurados en


nuestra confianza en el Señor nuestro Dios y en todos aquellos que están a nuestro lado!

¡Shabbat Shalom!

En el Amor del Señor y en la Lucha por el Reino,


Alberto Magno y Gladys de Sales, sus pastores y consiervos.

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