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1000 metros bajo tierra

by Torej Van Geersc

Últimamente mis recuerdos no me dejan dormir,


el techo de mi habitación me observa y me dice:
“desvélate conmigo en esta bonita noche”.
Cuando lo hago, solo pienso en todos esos ojos
que miran expectantes la respuesta de mi alma.
Suyo es el cielo y mío el enojo de no saber
en que lengua habla los deseos de esta dama.

Continua la charla entre la habitación y mi tentación


de buscar amor donde nunca lo he encontrado, aunque
en otro fruto del mismo árbol ocasionalmente ha estado.
Cuerpo abarrotado, ojos oxidados y pensamientos estancados
es lo último que le puedo ofrecer a este oscuro cuarto
que cosecha insomnio y confusión.

Al pasar la noche, cada mañana, la luz de un nuevo día


se enciende, y junto expectativas que un resplandeciente
amanecer me ofrece, seguro estoy que tras cerrarse
el telón del atardecer, mi techo y mi alma nos
volveremos a ver frente a frente.

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