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Las oscuridades de la familia Lebaron, entre masacres, sectas sexuales y

juicios mediáticos

Por Guadalupe Lizárraga

Asesinatos, secuestros, extorsiones y violencia sexual han sido parte de la vida familiar
de los Lebaron por décadas en el norte de México. Incluso, los asesinatos entre
hermanos y sus mujeres poligámicas los ha llevado a prisión y a suicidios, en ambos
lados de la frontera, desde los años setenta. Además de profesar sus cultos religiosos
basados en el Libro de Mormón, algunos de sus destacados miembros participaron en
la secta sexual Nxivm, dirigida por Keith Raniere en Albany, Nueva York, y por Emiliano
Salinas de Gortari, en México. No obstante, desde la guerra declarada contra el
narcotráfico por Felipe Calderón, la violencia de los cárteles de la droga también ha
alcanzado a la familia Lebaron.

La masacre

El hecho más reciente y dramático se perpetró el 4 de noviembre de 2019, con el


asesinato de tres mujeres y seis menores, más otros seis menores lesionados, cuando
viajaban en dos camionetas por un camino de terracería que conduce de Bavispe,
Sonora, a Chihuahua. La familia Lebaron fue interceptada por un comando armado que
les encendió fuego. Al día siguiente, en la conferencia matutina del presidente Andrés
Manuel López Obrador, el secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo, daba un
reporte sobre los hechos, lanzando la hipótesis de que grupos delictivos de ambas
entidades “se disputaban el control de la zona” y la familia Lebaron había sido
confundida con uno de los grupos.

Enseguida, Durazo dio la palabra al reportero Luis Cardona, exjefe de prensa del
gobernador de Chihuahua, Javier Corral, quien dijo que los responsables eran “Los
Salazar” (en referencia a Adán Salazar Zamorano y Jesús Alfredo Salazar Ramírez,
quienes pagan condena sin sentencia desde 2011 y 2012, respectivamente, por el
delito de delincuencia organizada, acusados con falsos testigos protegidos) y que este
grupo también era responsable de su secuestro en 2012. El secretario de Estado asintió
la acusación sin mayor evidencia que las palabras del reportero, por lo que el
presidente López Obrador, de inmediato, paró la calumnia, tanto al reportero como a
su subordinado, y posteriormente éste tuvo que disculparse frente a los medios.

Al día siguiente, 6 de noviembre, se dio a conocer una primera versión de la


información oficial, de que el ataque había provenido del grupo delictivo “La Línea”,
que aún opera como brazo armado del Cártel de Juárez. Sin embargo, la fuente de
Seguridad Pública evitó mencionar al cártel, y destacó de nuevo la posibilidad de
disputa entre varios grupos, lo que los medios difundieron internacionalmente,
desviando la atención de los verdaderos responsables. Incluso Julián Lebaron desmintió
al secretario de Estado sobre la hipótesis de que habían sido confundidos por un grupo
delictivo, dando como argumento que una de las mujeres había salido del auto con las
manos en alto, y así la había acribillado.

Poco tiempo después, trascendió que el crimen lo había ordenado uno de los líderes de
La Línea, de nombre Jesús Venzor Salas Aguayo, “El Chuyín”, y lo habían perpetrado
Rodolfo González Montes “El 32”, Fredy Calles Romero “El Tolteca”, Gildardo Palomino
Nieblas “El G3”, y los hermanos Ever José González Bournes “El Águila” y Víctor Noé
González Bournes “El 500”, éstos últimos especialistas en el robo de minas.

Salas Aguayo había sido detenido en 2015, y sentenciado a 11 años de prisión con
cargos de delitos contra la salud, portación de armas de fuego y cartuchos exclusivos
del Ejército. Pero su apelación fue aceptada y se redujo su pena a ocho años, por lo
que fue puesto en libertad condicional el 19 de diciembre de 2019, con un rastreador
que se retiró el 6 de enero de 2020, de acuerdo con el reporte de la Fiscalía General de
la República, que dijo haber perdido contacto con él. Salas Aguayo es el fugitivo
número W032681616 de la Administración para el Control de Drogas (DEA), y la ficha
roja en la Interpol está vigente. Sin embargo, el Diario.mx de Chihuahua, publicó los
datos de sus propiedades en Villa Ahumada.
De acuerdo con la información del blog Borderland Beat sobre los narco banners que
señalan a los responsables de la masacre Lebaron, en la imagen aparece:

-Jesús Salas Aguayo «El Chuyín», líder de La Línea (Nuevo Cártel de Juárez).

-Miguel Ángel Gaxiola «El Ruso», jefe de seguridad de «Mayo Zambada».

-Miguel Ángel Munguía Villarreal y su hermano Ramón Munguía Villarreal «El Mon»,
quienes son narcotraficantes en Hermosillo, y se hacen pasar por agricultores.

En la parte inferior del banner se encuentran los siguientes nombres y fotografías:

-Oscar Pascual de la Rocha «El Chapón».

-Jesús Darío Murrieta Navarro «El Cara de Cochi», sicario jefe de Rodrigo Páez
Quintero.
-Rodrigo Páez Quintero, líder de «El Cartel de Caborca».

-Víctor Noe González Bournes «El 500», socio de su hermano «El Águila». ambos
escondidos en Moris, Chihuahua.

-Francisco Javier Espinoza Camacho «El Fino» o «Picipi», quien es el principal operador
del narcotraficante Juan Pablo Quintero Navidad en la ciudad de Guaymas y Empalme.

-Ever José González Bournes «El Águila» o «Pepe», líder sicario de «La Línea», acusado
de participar en el asesinato de la familia «LeBaron».

-Fredy Calles Romero «El Tolteca» también dijo ser jefe de sicarios de «La Línea»
identificado como participante en el asesinato de la familia «LeBaron».

-Felipe de Jesús Sosa Canizalez «El Yiyo», capo de plaza en Nogales, Magdalena, Santa
Ana, Cucurpe, Ures, San Pedro de la Cueva, y fue quien acusó junto a su cómplice
Leonardo López el «20» o «Nayo» de haber ejecutado a Daniel Hernández,
Comandante del PESP.

-Alfredo Olivas Valenzuela «Chapo Alfredo» o el «Alfa», dirige operaciones en Obregón,


Bacum y el Valle del Yaqui para Juan Pablo Quintero Navidad, es el padre del
reconocido cantante de narco corridos Alfredito Olivas.

-Héctor Bernal Mercado «Chino Bitachi», recién asesinado, era el jefe de sicarios del
cartel de los hermanos «Munguía Villarreal», operaba principalmente en la ciudad de
Hermosillo, Sonora.

La violencia de La Línea, pasada por alto

El 8 de noviembre de 2019, de acuerdo con datos oficiales, en la Carretera


Internacional Caborca-Sonoyta, a la altura del kilómetro 157, los hermanos González
Bournes con el apoyo de Rodrigo Páez Quintero, entre otros, asaltaron un camión de
valores de la empresa SVD que transportaba 47 lingotes de oro, propiedad de la
minera Noche Buena, filial del consorcio Fresnillo PLC, con un valor superior a los 500
millones de pesos.

El 23 de marzo del 2020, en Caborca, según el reporte policiaco de la fiscalía estatal,


las mismas personas, en caravana de diez vehículos, interceptaron a dos unidades de
la empresa transportadora de valores SEPSA. Con un camión de volteo bloquearon el
camino, que conduce a la mina de la carretera federal Nº 2, a la altura del ejido El
Diamante, y rociaron gasolina, obligándolos a detener su marcha. En esa ocasión se
apoderaron de barras de oro y plata, valorados en 180 millones de pesos.

Para el 8 de abril, lo hicieron de nuevo, ahora en Sahuaripa, en la mina Mulatos, la cual


pertenece a la empresa Canadiense Álamos Gold.

Estos golpes de robos millonarios han sido vinculados al mismo grupo identificado
como parte de los responsables de la masacre Lebaron, y pese a que hay detenidos,
desde noviembre de 2019, según lo anunciado por el secretario de Seguridad Pública
federal y el propio presidente López Obrador, el grupo delictivo sigue operando en la
zona.

Los Lebaron y su conflicto con el Cártel de Juárez

Erick Preston Lebaron Ray, de 16 años, fue secuestrado el 2 de mayo de 2009,


presuntamente por el Cártel de Juárez. El conflicto entre los dos bandos habría iniciado
por un tráfico de cocaína vinculado a Erick. Sin embargo, a la semana fue liberado
después de haber pagado el rescate.
En declaración ante el Ministerio Público, Carlos Butchereit, detenido como sospechoso
de colaborar en el secuestro del joven, dijo que la familia Lebaron había pagado un
rescate de 16,400 dólares por la liberación del hermano menor. La prensa local, por su
parte, manejó un monto de 200 mil pesos mexicanos. Pero en el juicio de Keith
Raniere, director de la secta sexual Nxivm, de quien recibían apoyo los Lebaron, se
afirmó que el monto del rescate había sido por un millón de dólares. También
trascendió que Jaime González-Pinón tenía órdenes de un superior del Cártel de Juárez,
identificado como Óscar Carrasco Celis, de secuestrar a los Lebaron.

Dos meses después, Benjamín Lebaron Ray y su cuñado Luis Carlos Widmar Sttubs
fueron secuestrados el 6 de julio de 2009. De acuerdo con los reportes de prensa, Luis
y Benjamín fueron atados de pies y manos, y ejecutados horas después en un
camino que va de la cabecera municipal de Galeana a Flores Magón, ubicado a 50
kilómetros de su vivienda. En el lugar de la ejecución dejaron un mensaje:

“Para los líderes de Lebaron que no creyeron y que no creen, esto pasó por los 25 que
capturaron en Nicolás Bravo. Atte El Gral”.

El mensaje se refería a la denuncia de Benjamín Lebaron contra un grupo de 25


hombres vinculados al grupo delictivo La Línea, que perpetraba secuestros y
ejecuciones en la región para el Cártel de Juárez, y que habían sido detenidos en un
operativo del Ejército, en coordinación con las fiscalías estatal y federal.
Uno de los detenidos fue Ubaldo Iván Rohan Núñez, quien se identificó como miembro
del Cártel de Juárez, confesó haber participado en el secuestro de Erick Lebaron y en
los homicidios de Benjamín Lebaron y Luis Carlos Widmar.  No obstante, a los tres años
de prisión, por medio de un tribunal de juicio oral obtuvo su libertad.

En sus declaraciones, Núñez destacó que vendía cocaína para el Cártel de Juárez, en el
pueblo de San Buenaventura, y que él y su tío Jaime González Piñón, del mismo cártel,
habían planeado los secuestros por disputas con uno de los hermanos Lebaron.
Raniere detrás del activismo de Julian Lebaron

Después de los asesinatos de Benjamín Lebaron y Luis Carlos Widmar, Julián Lebaron
asumió el liderazgo del activismo en dos frentes, por una parte el del conflicto del agua
en la región, y por otra el de la seguridad. Con respecto al agua, pese a que se
presenta como defensor, ha sido acusado por agricultores y otros activistas de
acaparar el recurso sobre todo en el Ejido Constitución, lo que ha intensificado el
conflicto con otros grupos. Con respecto a la seguridad, el conflicto involucra al Cártel
de Juárez y su brazo armado La Línea, pero también es un desafío abierto al hacer
justicia por su propia mano.
Julian Lebaron en 2008, con Keith Raniere (el de las manos) en Albany, Nueva York.
Foto: cortesía.

Durante el juicio de Keith Raniere se reveló que el apoyo que Nxivm daba a la familia
Lebaron, incluía un entrenamiento para enfrentar a los cárteles con activismo político.
Después de que la Corte de Distrito de Nueva York, encontrara culpable a Raniere de
siete delitos, entre éstos, explotación sexual, crimen organizado y esclavitud laboral.
En el memorándum de sentencia de Raniere, sus abogados destacaron en un apartado
con el título “The Mexican Peace Project”, una narrativa con los testimonios de apoyo
de Nxivm a los Lebaron. En el documento se destaca:

“Raniere y la comunidad NXIVM brindaron apoyo y aliento a la familia LeBaron,


asegurándoles que la única forma en que la gente en México podría detener la violencia
de los cárteles de la droga y las bandas armadas era a través de protestas pacíficas.
Esto se debe, en parte, a que sectores del gobierno mexicano, especialmente a nivel
local, fueron corrompidos por los cárteles poderosos, de modo que la gente no tenía a
dónde acudir”.
Otro miembro de la familia, Wayne Lebaron narró cómo habían sido entrenados para
enfrentar el crimen y dijo que Raniere había aconsejado a la familia sobre cómo
abordar los secuestros en México, por lo que Benjamín formó una organización llamada
Sociedad Organizada Segura (S.O.S Chihuahua):

“Keith y su equipo nos acogieron, y pasaron muchos días, mucho trabajo y esfuerzo
para enseñarnos durante 4-5 semanas lo que él creía que nos ayudaría a lidiar los
problemas de seguridad, en un área de de México que es superado por delincuentes, y
lo hace de manera no violenta pero firme”.

Las cuatro opciones que sostenía Raniere a los Lebaron era 1) la negación de que el
pueblo mexicano estaba siendo aterrorizado; 2) decía abrazar al miedo, ceder; 3) la
opción de luchar de frente, pero ello atraería más violencia, les dijo, y 4) el activismo,
y no pagar dinero por rescates exigidos. “Si la gente dejara de pagar el rescate, los
secuestros cesarían”, señala el documento.

El periodista y escritor Juan Alberto Vázquez, de Brooklyn, Nueva York, dio cobertura
completa al juicio de Keith Raniere, y es autor de Nxivm, la secta que sedujo al poder
en México. En su investigación, destaca también la participación de Samantha y Julian
Lebaron en la secta sexual, y refiere que la asistente fiscal Moira Kim Penza, afirmó a
la prensa que Raniere creó una escuela de niñas en las que enroló a adolescentes
mexicanas, “muchas de las cuales fueron reclutadas dentro de la comunidad de la
familia de los Lebaron”, de Chihuahua. E incluso alude que tenían una “esclava de
primera línea” que había llevado a las adolescentes a Albany, en referencia a Rosa
Laura Junco, hija del empresario del Grupo Reforma.

El autor también menciona a Samantha Lebaron entre los miembros financiados bajo el
esquema piramidal que hacían funcionar a Nxivm, y de haber sido una de las
principales coach de la ideología Raniere.

La violencia sexual contra niñas

La periodista Lidya Cacho publicó, en febrero de 2013, el testimonio de varias mujeres


de la comunidad de los Lebaron de Chihuahua, que daban cuenta del sometimiento
sexual a la “doctrina del compromiso total” que consiste en derechos sexuales del
patriarca sobre mujeres y niñas. Además de la poligamia, la periodista señala que el
incesto es parte de las prácticas vigentes de la comunidad.

Otro de los señalamientos de Lidya Cacho, basados en las declaraciones de Alex


Lebaron, siendo diputado federal por el PRI, en 2018, fue el uso de armas ilegales que
poseen como comunidad, y de cómo se entrena incluso a las mujeres para que
disparen contra quienes se acerquen a su territorio. Así fue como asesinaron a un
militar que entró sin autorización, de acuerdo con lo admitido por el mismo exdiputado
en entrevistas de medios.

El privilegio de la justicia

La familia Lebaron ha sido, de una u otra forma, privilegiada en atención por los
gobiernos local y federal, en temas de justicia y seguridad por su fuerte presencia en
los medios. Al día siguiente de la masacre, por ejemplo, el secretario Alfonso Durazo le
ofreció toda la seguridad posible, pese a que Julián Lebaron dijo esa violencia no
estaba vinculada directamente con su familia. Pero el secretario de Estado no fue así
con la familia de Empalme, Sonora, que masacraron de la misma manera un mes
antes, y que también se expuso en la conferencia matutina del presidente. Dos
menores y dos adultos fueron calcinados dentro de su casa por miembros del CJNG
para sembrar terror en Empalme y obligar a la comunidad a trabajar con ellos.

Sin embargo, Julián Lebaron ha denostado la ayuda del gobierno de López Obrador, y
ha unido su liderazgo a movimientos de oposición política como el de Javier Sicilia y
Gilberto de Jesús Lozano, dirigente de FRENA.
Javier Sicilia, Julián Lebaron y Gilberto Lozano, en alianza contra López Obrador.

Pese al uso de las armas ilegales, la violencia sexual contra mujeres y niñas y su


influencia para que las adolescentes mormonas participaran en la secta de Nxivm, no
ha habido una denuncia formal contra la familia Lebaron. No obstante, Julián, en su
activismo mediático, ha pagado entrevistas en televisión para señalar falsamente a
otras personas de la violencia en la que está inmersa la familia.

Mientras, los verdaderos responsables de la violencia en la comunidad mormona han


sido identificados y algunos detenidos, la oscuridad sigue rondando a los Lebaron en
Chihuahua.

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