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La tierra nos ha regalado, desde hace miles de años, todo lo que necesitamos para vivir.
Los aborígenes que ocupaban el espacio del actual territorio de Venezuela hicieron un
uso consciente de la misma al tomar de ella lo necesario para la subsistencia y
conservarla desde el punto de vista ambiental.
Por ello, es importante conocer cómo ha sido la distribución de las tierras en nuestra
historia, qué alimentos se producen y cuáles son las medidas necesarias para garantizar el
consumo de los mismos a la población.
Las familias indígenas se organizaban para explotar la tierra con fines de subsistencia. Por
lo general, las tribus sacaban provecho de la misma, pero ninguno era propietario ya que
éstas eran de la comunidad.
Sin embargo, para el siglo XVI, las tierras de las comunidades indígenas fueron
arrebatadas por los conquistadores españoles, para ser explotadas de acuerdo a la
producción requerida por España, en ese entonces con fines de exportación, como lo
indicaba el mercantilismo.
Los indígenas fueron incorporados como mano de obra para la obtención de diferentes
rubros a través de las encomiendas. Posteriormente, también se introdujo a la fuerza al
esclavizado africano para trabajar en la producción agrícola.
Con la explotación petrolera del siglo XX, muchos terratenientes realizaron inversiones en
los centros urbanos, y numerosas extensiones de terreno, aptas para la agricultura y
ganadería, las cuales, no eran aprovechadas a pesar de la productividad de las mismas.
Los aspectos más resaltantes de este siglo son: concentración de propiedades en manos
privadas, poca utilización de la tierra para la actividad agropecuaria y necesidad de
incentivar de manera efectiva la producción del campesinado, así cómo mejorar las
condiciones de vida que lo mantenían en situación de pobreza.
La necesidad de distribuir la tierra en manos de los campesinos para aumentar la
producción agropecuaria propició la creación de leyes como la reforma agraria de 1945,
cuyo contenido, considerado de avanzada, promovía la distribución equitativa de la tierra y
mayor propiedad, por lo que ofrecía, entre otros aspectos, mejorar las condiciones de vida
de los campesinos, otorgar facilidades para adquirir parcelas y expropiar las tierras a los
particulares cuando el Instituto Agrario Nacional, organismo creado para tal fin, lo
considerara necesario para desarrollar cultivos a gran escala o más rentables.
Esta ley no logró sus objetivos debido a diferentes factores. Uno de ellos, era que podía
afectar los intereses de grandes propietarios si estos entregaban sus tierras al estado para
ser trabajadas por campesinos.
En 1960, se planteó nuevamente una ley de reforma agraria con el objetivo de incorporar a
la población del campo a la vida social y económica del país mediante mejoras en los
sistemas de salud, educación, comunicación y transporte de las poblaciones rurales.
Sin embargo, a pesar de que se podían expropiar las tierras de algunos grandes
propietarios, esto no llegó a realizarse como tal, por lo que los terrenos otorgados al
campesinado eran principalmente del estado y los campesinos no recibieron
asesoramiento ni maquinarias. Además, gran parte del financiamiento no llegó a manos de
estos, sino que fue desviado para beneficiar a personajes de los partidos que ejercían el
poder político, de esta manera prevaleció el latifundio.
Con esta reforma, los salarios de los campesinos no llegaron a igualarse a los de quienes
trabajaban en la ciudad, y muchos hombres y mujeres del campo tomaron la decisión de
trasladarse hacia las principales ciudades del país en búsqueda de mejores condiciones de
vida.
La ley de reforma agraria de 1960 fue reemplazada por la ley de tierras y desarrollo agrario,
promulgada en noviembre de 2001 con el fin de impulsar el desarrollo rural, garantizar la
soberanía agroalimentaria de la población, apoyar a los productores a elevar la calidad de
vida de los campesinos. Esta ley ha sufrido modificaciones en los años 2005 y 2010.
Una de las reformas hechas a esta nueva ley en 2010 fue el aumento de la participación
del sector campesino, representado a través de diferentes organizaciones colectivas con el
fin de impulsar la autogestión.
Muchos de los alimentos que consumimos a diario son cosechados en tierras venezolanas,
pero aún hace falta aumentar la producción en nuestro país, tomando en cuenta que
contamos con casi 30000000 de hectáreas aptas para tal fin.
Gran parte de la superficie de nuestro país está cubierta por bosques y selvas,
principalmente en el espacio de Guayana. En los llanos, se concentra gran cantidad de
pastos naturales, los cuales son aprovechados para la explotación ganadera, aunque
también la agricultura se desarrolla en algunos lugares de manera satisfactoria en la
producción de arroz, frijoles y otros rubros. El espacio de la región costa montaña posee la
mayor parte de tierras cultivables, principalmente hacia el occidente del país, gracias a la
presencia de suelos fértiles como resultado de la sedimentación y de los suelos aluviales,
unido a la presencia de importantes cursos de agua que favorecen el riego de los cultivos.
El café, cacao, caña de azúcar y tabaco, se puede cultivar en el estado Lara, Portuguesa,
Trujillo, Táchira, Mérida.
Las frutas como el aguacate, durazno, cambur, lechosa, mandarina, mango, melón,
naranja, parchita, patilla, plátano, piña, uva, las podemos encontrar en la región Costa
Montaña y en los Andes.
Las hortalizas como la acelga, ají, ajo, ajo porro, auyama, berenjena, cebolla, cilantro,
coliflor, lechuga, pepino pimentón, remolacha, repollo, tomate, vainitas, zanahoria, las
podemos encontrar en la región Costa Montaña y en los Andes.
Las leguminosas como las arvejas, caraotas, frijol, lentejas y quinchoncho las podemos
encontrar en la región Costa Montaña y en los llanos.
Las raíces y tubérculos como el apio, batata, mapuey, ñame, ocumo, papa y yuca son
cosechadas en la región Costa Montaña, en los llanos y en el estado Cojedes.
Los textiles y oleaginosas como el algodón, ajonjolí, coco, girasol, maní, palma aceitera,
sábila y sisal la podemos encontrar en los llanos y en la región Costa Montaña.
La carne de aves la encontramos en la región Costa Montaña en los Estados Lara y Zulia.
Los cultivos de plátano los encontramos en los Estados Zulia Mérida, Barinas y el Litoral
Central.