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POSIBLES SOLUCIONES marginalidad

Éstas pueden agruparse en dos categorías:

Las soluciones asistenciales, la cual es la que se ha aplicado por años en


nuestro país, y consiste en solo aliviar los síntomas más duros del
problema, sin solucionarlo del todo. Un ejemplo lo tenemos en los
planes de mejoramiento de los servicios públicos elementales en los
barrios, alfabetización, entrenamiento laboral, construcción de vías de
comunicaciones como lo fueron metro cable, ferrocarriles entre otros y
creación de módulos de servicios, todas estas soluciones, si bien
ayudaron a mejorar las condiciones de vida de este sector de la
población, se podría afirmar que todavía falto un empuje para lograr un
desarrollo sostenible y sustentable de la población que permitiera por si
mismo y a traves de su trabajo mejorar sus condiciones de vida.
En cuanto a las soluciones de carácter radical, ellas apuntan más hacia
las causas profundas del problema, como lo son la transformación de
nuestra economía subdesarrollada.
En estos momentos, el país debería implementar una cambio en los
planes estratégicos para la nación implementado, pues estos ya se
encuentra en desuso o bien, no están atacando de raíz las causas de los
principales problemas que aquejan a Venezuela; de más está decir que
para solucionar su principal problema, el cual es la producción, debe de
existir una recuperación del sector productivo,y para lo cual es más que
notorio que deberá de ir de la mano de empresarios privados honestos
que quieran invertir en el país y que apuesten verdaderamente por el
desarrollo de la nación (Serán muy difícil de identificar y tener tales
aliados, pero sé que los hay), para ello el gobierno deberá de brindar
avales de que sus inversiones serán protegidas, pues el resultado deberá
de ser un ganar-ganar para las partes.
La pobreza más allá de un tópico político, es una realidad económica y social.
Cuando hablamos de ella,  pensamos automáticamente en nivel de ingresos y es
ese pensamiento lo que nos lleva a las soluciones que atacan consecuencias
pero no causas, maquillar lo visible pero olvidarse del trasfondo. Los incentivos
políticos deben ser consistentes con los sociales, de lo contrario se da cabida a
medidas que sean paños calientes pero que no ataquen las causas estructurales de
los problemas. Por ejemplo, en un país, donde la reelección siempre ha sido
permitida (de manera directa o esperando 10 años) , los incentivos están servidos
para que el gobernante  gaste lo más que pueda y en lo que sea más visible. ¿Qué
cosa más obvia que un subsidio o una transferencia directa? Construir una escuela
es sumamente visible y bandera de cualquier propaganda política, pero la calidad
de sus maestros no lo son. Lo mismo ocurre con los sistemas de salud, la calidad
de nuestras vías de comunicación y en general de los bienes públicos.
Sin embargo, un bajo nivel de ingresos no es más que el reflejo de pocas
capacidades y/o oportunidades, que –según Amartya Sen- constituyen las
principales causas de la pobreza. Es bajo la concepción de que la pobreza
es únicamente un fenómeno monetario-nominal que los programas sociales y de
lucha contra la pobreza han estado enfocados –y últimamente exacerbado- en la
forma de subsidios al consumo (desde un Mercal hasta un tipo de cambio
sobrevaluado que permita importar alimentos a precios por debajo del mercado
nacional) o transferencias directas. Será permanente la reducción de la pobreza que
se logre a través de estas medidas? No. Durará mientras el petróleo aguante sobre
los 100$ el barril, puesto que no se generan verdaderas capacidades y las
oportunidades son dependientes en gran porcentaje del gasto que pueda realizar el
Estado.
Los programas sociales –entiéndase en la actualidad Misiones – no están enfocados
en la generación de capacidades y oportunidades, por lo que su efecto será
transitorio y no permanente sobre la población en la cual busca incidir. En otras
palabras: las misiones están orientadas en – además de un claro objetivo de
propaganda-  tratar las consecuencias de la pobreza como lo puede ser la deserción
del sistema educativo o el bajo nivel de ingresos[4] y no sus verdaderas causas
como lo pueden ser la calidad educativa, informalidad del trabajo, la carencia de
capacidades para conseguir un empleo o la falta de empleos por condiciones
adversas a la inversión.
La pobreza es un fenómeno que no puede solucionarse a punta de gasto y, si bien
el crecimiento económico ayuda mucho a reducirla, no ataca sus causas
fundamentales. La educación, por ejemplo, es uno de los elementos principales
para la generación de capacidades y buscar aumentar su cobertura, si bien es
importante, no mitigará la generación de capacidades si no está acompañado por
educación de calidad –una de las principales causas de deserción escolar- y que
satisfaga las necesidades que requiere el país y el mercado..  Ahora, ciudadanos
capacitados pero sin oportunidades para poner en uso esas capacidades y ser
remunerado por ello, seguirán siendo ciudadanos pobres. Las inversiones,
tanto públicas como privadas, son esenciales para la creación de un ambiente lleno
de oportunidades para que ciudadanos capacitados las puedan aprovechar.
Nuevamente, de nada sirve tener todas las condiciones para invertir y desarrollar
industrias si no hay personas capaces de ser el motor detrás del crecimiento.

Introducción
marginalidad
Uno de los objetivos de toda política gubernativa es lograr el desarrollo económico y
social de un país, y con tal fin se elaboran planes nacionales y sectoriales de
desarrollo. Mediante la planificación se trata de acelerar la tasa de crecimiento del
Producto Geográfico Bruto, redistribuir los ingresos y la propiedad, y elevar el nivel de
vida de los pueblos. También se busca lograr metas de empleo, facilitar la movilidad
social y la geográfica de la mano de obra y el capital, evitar presiones inflacionarias y
mantener el endeudamiento externo dentro de cifras manejables.

La escasez de recursos financieros y humanos imposibilita la aplicación simultánea de


un plan único en un país; por otra parte, el nivel de desarrollo generalmente no es
uniforme; los recursos naturales y la población también tienen una distribución
variable; los servicios públicos con que cuentan los centros de población son dispares
y por lo general se hallan concentrados en la capital y/o en pocas ciudades del interior.
Las dificultades señaladas, por lo tanto, hacen que se recurra a la planificación
regional como instrumento de una política de desarrollo.

En estos casos se recomienda el planeamiento regional a fin de permitir la activación


de otros polos potenciales de desarrollo para una descentralización del crecimiento
urbano hacia los departamentos o provincias, aumentando así las posibilidades de
progreso rural, y, lo que es muy importante, eliminando la situación de marginalidad de
grandes sectores de la población, lo que provoca descontento en la mayoría de los
países latinoamericanos.

La marginalidad, por falta de participación en los bienes y servicios que la sociedad


ofrece a sus miembros incorporados, es un factor importante de insatisfacción. Esta
falta de participación se manifiesta a través de problemas de salarios (y/o de empleo),
educación insuficiente, acceso a los medios de comunicación social (periódicos,
radios, televisión), servicios básicos como electricidad, salud, teléfonos, policía,
registro civil, etc.

Uno de los aspectos que más ha frenado el desarrollo rural e incrementado, por tanto,
la insatisfacción, ha sido la orientación del gasto publico de los gobiernos, que ha
mantenido a niveles insuficientes la infraestructura básica rural, no sólo en lo que
respecta a caminos sino también en lo concerniente a la electricidad, medios de
comunicación, equipamiento y servicios básicos en los núcleos de población, etc.

Una de las fuentes de empleo es la localización de industrias en las áreas con


problemas. Pero la localización de industrias está muy ligada a la existencia de la
infraestructura; por ello es importante que los centros de población cuenten con los
servicios mínimos indispensables, porque si el sector rural no ofrece las condiciones
mínimas necesarias se estará obligando prácticamente a invertir en las grandes
ciudades, y es posible que no sean los lugares más apropiados en condiciones
normales. Al repetirse el hecho en forma reiterada surge una especie de círculo vicioso
acumulativo; no se realizan inversiones que crean oportunidades de empleo no
agrícola en áreas rurales por carencia de infraestructura y servicios básicos, yendo, en
cambio, a ciudades que ya lo poseen, y esto, naturalmente, conduce a la creación de
nuevas necesidades urbanas de vivienda, abastecimiento de agua, luz, gas, etc., que
son cubiertos a costos cada vez más altos por tratarse de costos de inversión. Si no se
cumple con esos requerimientos aparecen las poblaciones marginales o tugurios. Por
otro lado, al existir un crecimiento de población rural sin que existan mayores
oportunidades de empleo, se aceleran las migraciones de los centros pequeños a las
grandes ciudades con los problemas descritos anteriormente.

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