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Virgilio Rodríguez Macal 

(1916-1964), nacido el 28 de junio de 1916 en la ciudad de Guatemala, y


fallecido en esta misma ciudad el 13 de febrero de 1964, fue unperiodista, novelista y diplomático que logró
varios premios tanto internacionales como nacionales, como el Primer Premio en Prosa, en la rama de
novela, o los Juegos Florales de Quetzaltenango de 1950 gracias a sus novelas. Es uno de los novelistas más
populares en la cultura centroamericana por sus publicaciones de estilo criollista. La mayoría de sus obras se
ambientan en las selvas del Departamento de El Petén.
[editar]Biografía
Virgilio Rodríguez Macal, hijo de Virgilio Rodríguez Beteta y doña Elisa Macal, nació el 28 de junio de 1916.
Vivió y estudió en los Estados Unidos, España y Chile. Se casó con Ana Severin Sáenz en Santiago de Chile el
11 de Noviembre de 1944 y tuvieron un hijo: Virgilio Rodriguez Severin.1
Rodríguez Macal actuó en la diplomacia nacional. Fue Cónsul en la ciudad de Barcelona, España. Pero ante
todo, fue un magnífico escritor. Su narrativa encontró inspiración en la selva del Petén, la cual recorrió a pie
de una dirección a otra, con la finalidad de conocer su fauna. Lo prueba, el índice de su libro "El Mundo del
Misterio Verde": "Perico Ligero"; "El Águila arpía"; "La Nahuyaca"; "La Danta", "El Jabalí"; "El León"; "El
Tigre".
Rodríguez Macal, radicó largos años en Santiago de Chile y fue un asiduo colaborador del gran diario El
Mercurio. En sus páginas publicó los cuentos que contiene su libro "Sangre y Clorofila". Residiendo en
Guatemala, fue director de Diario de Centro América. En su tiempo creó un suplemento cultural.
La mansión del pájaro serpiente
Cuando nació, su madre se sintió muy feliz. La joven madrecita no había tenido hijos, y eso que habían ya
pasado dos inviernos desde que se apartó de su familia, en el bosque de la Poza redonda, para seguir al ser que
el destino puso ante su faz.
Desde entonces, había procurado ser una esposa modelo, y su señor y dueño estaba muy agradecido. Muy
felices habían sido los dos durante su primero verano. Ambularon solitarios por los parajes más hermosos.
Atravesaron una gran selva, de árboles tan altos y tupidos que el sol apenas si lograba filtrarse como a través
de un enorme cristal verde... Todo estaba silencioso, y el rumor del airecillo meciendo las ramas, con el cantar
de los pájaros, era lo único que se escuchaba calladamente.
Tan hermoso encontraron el lugar que ella quiso quedarse para siempre y, para darle gusto, él se puso
inmediatamente a buscar una casa cómoda.
Pronto la encontraron. Husmeando aquí y allá, llegaron los dos al pie del Inup, la vieja ceiba, cuyo altísimo
tronco estaba totalmente cubierto por el matapalo. Él dirigió los ojos hacia lo alto y sus hermosos bigotes
blanquecinos se agitaron cuando la sabiduría de su nariz exploró el ambiente. Todo debió parecerlo sin
novedad porque miró a la compañera pidiendo su aprobación.

JINAYA
Ricardo Má-Lic emprende un pleito judicial para recuperar la finca que pertenece a Franz Ziegele, confiscada
por el gobierno en 1939. Realiza varios viajes a la capital y tiene que enfrentarse a la burocracia. La finca está
en manos de un hombre fracasado, Rubén Morales, que roba el café al mismo gobierno que representa.
Logran recuperar la finca y Franz vuelve a vivir en ella.
 
LA MANSION DEL PAJARO SERPIENTE
El autor hace en estos relatos una provechosa utilización de los relatos orales, de la mitología maya y de sus
vivencias de aventurero incansable. Preciosos cuentos en donde se humanizan animales propios de las selvas
del trópico centroamericano.

Humberto Ak'abal
nació en Momostenango, Guatemala  en 1952. Es poeta de la etnia Maya K'iche. Piensa y escribe
sus poemas en lengua K'iché y los traduce al español. Publicó tres libros de poemas. Su última
obra Retoño Salvaje fué traducida al francés y al inglés. Dice de él Francisco Morales Santos: "La
poesía de Ak'abal es fuerte, toda vez que entre ésta y la vida no existe límite alguno.  
Otras de sus obras: Ajyuq' El animalero (1990), Guardián de la caída de agua (1993), Hojas del
árbol pajarero.(1995), Lluvia de luna en la cipresalada (1996) y Ajkem Tzij / Tejedor de palabras
(1996).

   RECUERDO
De vez en cuando camino al revés:
es mi modo de recordar.

Si caminara sólo hacia adelante,


te podría contar
cómo es el olvido.
  DOS LÁGRIMAS
Cuando nací
me pusieron dos lágrimas
en los ojos
para que pudiera ver
el tamaño del dolor de mi gente.
 LA FLOR AMARILLA DE LOS SEPULCROS.
Aúllan coyotes y rompen la noche:
pelean con el viento.
"Es mala seña..."

MIGUEL ANGEL ASTURIAS


Novelista y poeta del realismo mágico, influido en sus orígenes por el realismo, muy pronto, sin renunciar a
esa impronta, se adentra en su campo predilecto: la mitología aborigen, la propia tierra (lo telúrico, en
término muy actual), en el sentido de compromiso con los sinsabores de los campesinos sometidos al yugo
colonialista, lo que se ve ya en los títulos de sus obras. Junto a ello, y una faceta no menos importante, la
calidad y sonoridades de su prosa apenas admiten comparación en la literatura castellana del siglo XX.
Publica Leyendas de Guatemala (1930) en torno a mitos y leyendas nativos y mestizos. En su célebre
novela El señor Presidente (1946) retrata —como también lo hicieron Valle Inclán en El Tirano
Banderas, García Márquez en El otoño del patriarca, Roa Bastos en Yo el supremo, a los que recientemente
se sumó Vargas Llosa con La fiesta del chivo— a un típico dictador latinoamericano, para lo que se sirvió de
procedimientos grotescos y burlescos; para describir con total contundencia la brutalidad y la opresión
social ejercidas en su país por los gobiernos dictatoriales. Para el compositor José Castañeda escribe los
libretos de las óperas Emulo Lipolidón e Imágenes de Nacimiento.
Hombres de maíz (1949) es reconocida por muchos como su obra maestra. Novela típica del realismo
mágico, se aprecian en la misma igualmente las voces y los rostros del oprobio y la injusticia, pero en
términos de cruda explotación colonialista. Para ello, lo más resaltable es que el autor logra, de forma casi
sobrenatural, acoplar el lenguaje y el ritmo de su prosa a los personajes que retrata, a sus fantásticas
creencias, sus atávicas maneras y costumbres.
La que más lunares y pus tenía era la nana de Martín Ilóm, el recién parido hijo del cacique Gaspar Ilóm. La
que más lunares y más piojos tenía. La Piojosa Grande, la nana de Martín Ilóm. En su regazo de tortera
caliente, en sus trapos finos de tan viejos, dormía su hijo como una cosa de barro nuevecita y bajo el coxpi,
cofia de tejido ralo que le cubría la cabeza y la cara para que no le hicieran mal de ojo, se oía su alentar con
ruido de agua que cae en tierra porosa.
Mujeres con niños y hombres con mujeres. Claridad y calor de fogarones. Las mujeres lejos en la claridad y
cerca en la sombra. Los hombres cerca en la claridad y lejos en la sombra. Todos en el alboroto de las llamas,
en el fuego de los guerreros, fuego de la guerra que hará llorar las espinas.
Así decían los indios más jóvenes, con el movimiento senil de sus cabezas bajo las abejas. O bien decían, sin
perder su compás de viejos: Antes que la primera cuerda de maguey fuera trenzada se trenzaron el pelo las
mujeres.

El hombre que lo tenía. todo, todo, todo de Miguel Ángel Asturias:


El hombre que lo tenía todo todo todo es un derroche de fantasía en seis episodios en los que el
Premio Nobel Miguel ángel Asturias regresa a sus primeros escritos surrealistas. A lo largo de un
argumento fantástico que da comienzo en la cama de sal del Hombre que lo Tenía Todo Todo
Todo y que continúa hasta el encuentro de éste con Chilabaco, el gran sapo que le abre su
corazón, el lector viajará, subido en las zapatillas saltarinas, a través del tiempo y del espacio.

Mulata de tal de Miguel Ángel Asturias:


Mulata de tal es, sin lugar a dudas, una de las grandes novelas olvidadas de la historia. Más que
incomprendida, fue deliberadamente silenciada por vicisitudes más vinculadas a la política
latinoamericana de fines de los años sesenta, así como a una inclinación estética modernizante y
eurocéntricamente cosmopolita por parte de los críticos dominantes de dicha época. Sin
embargo, cuando releemos la obra de Asturias, surge una lectura que no sólo es bastante
diferente de las anteriores, sino tanto más rica y profunda.

Cuentos y leyendas de Miguel Ángel Asturias:


Este volumen recoge cuatro libros fundamentales de Miguel Ángel Asturias: Leyendas de
Guatemala, El Alhajadito, El espejo de Lida Sal y su 'ultima leyenda', El hombre que lo tenía
todo, todo, todo. También se incluyen los cuentos y leyendas de su época parisina, publicados
en forma dispersa pero sobre todo como piezas periodísticas en el diario El Imparcial, de
Guatemala. Este conjunto de textos revelará al lector facetas inéditas del premio Nobel Miguel
Ángel Asturias que explican el tránsito desde el surrealismo a los textos precolombinos, la
oralidad popular y la cosmovisión indígena que pueblan su universo literario.

José Batres Montúfar, (18 de marzo de 1809 - 9 de julio de 1844), escritor, político y militar que


nació en la ciudad de San Salvador, en El Salvador (en aquella época, una provincia de Guatemala); hijo de
José Mariano Batres y Asturias y de Mercedes Montúfar y Coronado. Provenía de la vieja alcurnia de familias
coloniales. Se le ha llamado el mejor poeta guatemalteco del siglo XIX, por su obra intelectual sin parangón
en las letras de ese tiempo en Guatemala, sólo comparable a lo que consiguió en la prosa el novelista José
Milla y Vidaurre, promotor de la difusión de las composiciones de Batres Montúfar, prontamente olvidadas
incluso en las décadas siguientes a su deceso. Entre muchos de los escritores que lo mencionaron,
como Menéndez y Pelayo y José Martí, el célebre erudito de la literatura hispanoamericana Pedro Henríquez
Ureña diría de él: "El mejor de los poetas dotados del don del humor".
[editar]Su niñez
Pepe Batres, como familiarmente se le llama en Europa, recibidó una educación esmerada; su padre le dio
las primeras lecciones literarias y le enseñó la música, la lengua francesa y los principios de honradez y
caballerosidad tradicionales en la familia, que formaron el fondo del carácter del poeta. Fue aficionado a la
lectura; aprendió el latín, y leía y hablaba perfectamente elfrancés. Se nutrió con la lectura de los clásicos
griegos y latinos y con los escritos más representativos de las lenguas española, y francesa. Trascurrió su
infancia y tiempo de formación entre la gran efervescencia social que propició la independencia de
Guatemala de la dominación española, en los primeros y revoltosos años luego de la emancipación. Su
familia, presa de la vorágine de las luchas centroamericanas en los tiempos de Morazán y la República
Federal de Centro América, perdería peculio y posición social.
Yo pienso en ti
Yo pienso en tí, tú vives en mi mente,
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.

En mi lóbrega y yerta fantasía


brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a través de una bóveda sombría
al roto mármol de una sepultura.

Callado, inerte, en estupor profundo,


mi corazón se embarga y se enajena,
y allá en su centro brilla moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.

Sin luchas, sin afán y sin lamento,


sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un solo, un leve acento
las largas horas de la noche cuento
¡y pienso en ti!.

Poema Suicidio de José Batres Montúfar


Llegó en fin a este presido
inserta en El Semanario
(periódico literario)
la contienda del suicidio.
Para matar el fastidio,
por no decir otra cosa,
saco mi Musa quejosa
de vivir arrinconada,
cómo quién saca su espada
para ver si está roñosa.
A todos hablar prometo
sin ofender a ninguno,
que a todos, uno por uno,
los estimo y los respeto.
A decidir no me meto
quién es quién tiene razón;
sólo diré mi opinión
con modestia o sin modestia
que suele causar molestia
afectar moderación.

ROMANCE
Batres Montúfar -, José
Es un joven desgraciado
cómo una rosa marchita,
frescura y color le quita
el sol que la ha marchitado.
Apenas la sombra queda
de la forma que perdió:
Ya el olor se disipó,
no hay quién volverselo pueda.
Huye de todo consuelo,
que el infeliz no le tiene:
Ni esperanza le mantiene,
éste grato don del cielo.
En su profundo estupor
y desesperada calma,
ya no lisonjea su alma
ni la gloria ni el honor.
Cómo un volcán abrazado
su adolescencia pasará,
¡cuán violento palpitará
su corazón arrojado!
Hoy para él todo está muerto
que el corazón arrogante
cayó frío en un instante
y de tristeza cubierto.
Otro hombre jamás ha habido
que algún bien no haya gozado;
más él siempre desgraciado
y nunca dichoso ha sido.

José Milla y Vidaurre


Quezada, Jutiapa, 4 de agosto de 1822- Ciudad de Guatemala, 30 de septiembre de 1882) fue un
escritor guatemalteco del siglo XIX, considerado uno de los fundadores de la novela en la literatura de su
país natal; en especial, él destacó en la narrativa histórica. altamente excluyente.
Casado con una pariente, descendencia suya se uniría a la hija del primer gobernante de las dictaduras
liberales, Miguel García Granados, conformando así una típica familia en la línea de la endogamía colonial
del país. A él se debió, en gran medida, la reconsideración de la obra del poeta José Batres Montúfar, de
recuerdo relegado aun en el entorno nacional del momento. Al caer el gobierno conservador, en el año
1871, viajó por Europa y Estados Unidos, visto con desconfianza por el nuevo régimen liberal. En París, Milla
fue redactor de "El Correo de Ultramar". Por entonces, escribió Un viaje al otro mundo pasando por otras
partes, en el que aparece uno de sus más conocidos personajes, Juan Chapín, representación del
guatemalteco medio. Milla destacó siempre en los escritos de ámbito costumbrista, como Memorias de un
abogado, tal vez una de las novelas mejor logradas. En el periódico La Semana, del que fue director, publicó
sus Cuadros de costumbres, al igual que sus novelas La hija del Adelantado (1866), Los nazarenos(1867), El
visitador (1867) y El libro sin nombre. Con esos textos, se le elogiaría como uno de los principales escritores
de novelas históricas del siglo XIX en Hispanoamérica, cuando el género por las influenciasrománticas, gozó
de gran popularidad entre el público decimonónico. En la mayoría de sus escritos retrató la Colonia y la
idiosincracia de entonces. Asimismo, en sus obras costumbristas mostró una puntual descripción de la
sociedad de su tiempo. Autor también de la leyenda en verso Don Bonifacio (1862) y de una Historia de la
América Central, desde su descubrimiento hasta su independencia (1879), escrita a sueldo por petición del
caudillo liberal Justo Rufino Barrios.
Socio correspondiente de la Real Academia Española; delegado en Guatemala del Congreso de
Americanistas de Bruselas; miembro honorario de la Sociedad Literaria Internacional de París; miembro
correspondiente de la Academia de Letras de Santiago de Chile; Asistente del Ateneo de León, Nicaragua,
miembro de la Sociedad Económica de Amantes del País y de El Porvenir, cuando regresó luego de 3 años de
ausencia. Falleció el 30 de septiembre de 1882, constituyéndose sus funerales en un masivo reconocimiento
a sus méritos literarios.

Augusto Monterroso (Tegucigalpa, 21 de diciembre de 1921 – México D.F., 7 de


febrero de 2003), escritor guatemalteco, conocido por sus colecciones de relatos breves e hiperbreves.
[editar]Biografía
Augusto Monterroso nació el 21 de diciembre de 1921 en Tegucigalpa, capital de Honduras. Sin embargo, a
los 15 años su familia se estableció en Guatemala y desde 1944 fijó su residencia en México, al que se
trasladó por motivos políticos.
Narrador y ensayista, empezó a publicar sus textos a partir de 1959, año en que se publica la primera edición
de Obras completas (y otros cuentos), conjunto de incisivas narraciones donde comienzan a notarse los
rasgos fundamentales de su narrativa: una prosa concisa, breve, aparentemente sencilla que sin embargo
está llena de referencias cultas, así como un magistral manejo de la parodia, la caricatura y el humor negro.
Tito, como lo llamaban sus allegados, el gran hacedor de cuentos y fábulas breves, falleció el 7 de
febrero de 2003.

Augusto Monterroso

"A pesar de lo que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un
Dios con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba los
otros días el caballo.

Todo el mundo sabe -continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos


capaces de imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete."

FIN

Augusto Monterroso

Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una Flauta que ya nadie tocaba, hasta que
un día un Burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella haciéndola producir el
sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del Burro y de la Flauta.

Incapaces de comprender lo que había pasado, pues la racionalidad no era su fuerte y


ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el
uno y el otro habían hecho durante su triste existencia.

FIN

Augusto Monterroso
Allá en tiempos muy remotos, un día de los más calurosos del invierno, el Director de la
Escuela entró sorpresivamente al aula en que el Grillo daba a los Grillitos su clase sobre
el arte de cantar, precisamente en el momento de la exposición en que les explicaba que la
voz del Grillo era la mejor y la más bella entre todas las voces, pues se producía mediante
el adecuado frotamiento de las alas contra los costados, en tanto que los pájaros cantaban
tan mal porque se empeñaban en hacerlo con la garganta, evidentemente el órgano del
cuerpo humano menos indicado para emitir sonidos dulces y armoniosos.

Al escuchar aquello, el Director, que era un Grillo muy viejo y muy sabio, asintió varias
veces con la cabeza y se retiró, satisfecho de que en la Escuela todo siguiera como en sus
tiempos.

FIN

Flavio Herrera
Flavio Herrera, es un poeta y escritor guatemalteco.
Nació en la ciudad de Guatemala, el 18 de febrero de 1895. Estudió en el Colegio de Infantes y en el Instituto
Central para Varones.
Con 13 años escribía artículos para la Revista Juan Chapín. En 1918 se graduó de abogado y Notario en la
Universidad Manuel Estrada Cabrera obteniendo de su tesis el premio Gálvez de ese año.
Se trasladó a Europa donde realizó estudios en la Universidad de Roma, y en la Universidad Central de
Madrid.
Durante el gobierno de Juan José Arévalo, fue Embajador de Guatemala ante Brasil y Argentina dirigió la
Escuela Centroamericana de Periodismo. Fue catedrático de Literatura en la Facultad de Derecho y
Humanidades de la Universidad de San Carlos, en donde recibió distinciones de Profesor Emeritisumum, y
además, La Orden del Quetzal del Gobierno de Guatemala.
Sus novelas Caos, El Tigre y La Temprestad, conocidas en conjunto como "La Trilogía del Trópico", son
lectura oficial en las escuelas públicas y colegios privados de Guatemala. Como poeta cultivó principalmente
el género del Haikai, ó Hai-Kai.
Cuando murió, el 31 de enero de 1968, donó su casa hoy es el Centro de Agricultura Tropical Bulbuxyá, a la
Universidad de San Carlos de Guatemala, al igual que los derechos de autor de toda su obra.

El beso
Se iluminó la estancia de una venusta gracia
cuando acerqué a tu boca la mía temblorosa,
mientras por tierra y cielo relampagueó mi audacia
cortándole a la vida su más intacta rosa.

¿Qué jugo, di, qué jugo el corazón invoca


tiene como tus labios tan íntimos dulzores?
Mujer, dime: ¿Qué abejas buscaron en qué flores
las mieles trasegadas al panal de tu boca?

¡Oh, beso! con la gloria de tu emoción celeste


–comunión de alma y boca, brasa y diafanidad–
abriste en el más puro de los espasmos: Este,
a nuestro barro efímero rutas de eternidad.
Tu labio, jardín donde la fiebre es jardinera;
botón de calentura mi labio nunca ahíto,
fundiéronse en las llagas de la inmortal hoguera
para beberse juntos de un beso el infinito.

El lago
Entre rústico estuche de montañas
como una gema duerme la laguna
y pule su cristal en donde baña
su clorosis romántica la luna.

Cerca del tul que el céfiro enmaraña


hunde su red un pescador. Es una
colosal y nerviosa telaraña
donde truncan los peces su fortuna.
A veces por la húmeda ribera
pasa ondulando un tren como serpiente
que a sumergirse en las aguas fuera ...
Vibra una imploración en un silbido;
un brazo de granito tiende un puente
y pasa el tren sobre el cristal partido.

Risas y sonrisas
Entre risas y sonrisas
doña tarde se alejo,
y en un mar de conjeturas
el hornero se quedo.

"Pero mira que coqueta


–le dijo al tordo cantor–
Se ha vestido de escarlata
y en su pelo va una flor".

"Si parece una muchacha


en edad primaveral,
con sus risas y sonrisas
quiere a alguno enamorar".

"De seguro es al lucero


que en las noches veo brillar
y entre risas y sonrisas
va la tarde a enamorar".

Mario Monteforte Toledo


Dic 5, 2007, 14:14

(Guatemala, 1911) Escritor guatemalteco. 

Vicepresidente de la República en 1948 y representante de su país en la ONU, en 1956 se exilió en México.


Autor de cuidado estilo, su extensa obra narrativa aborda la temática indigenista y la crítica social: Anaité
(1946), Entre la piedra y la cruz (1948).

La cueva sin quietud (1949), Donde acaban los caminos (1953), Una manera de morir (1957), Cuentos de
derrota y esperanza (1962), Llegaron del mar (1966), Casi todos los cuentos (1974).
Los desencontrados (1976). Ha publicado también Conflictos entre los sectores ideológicos de América
Latina (1968) y Centroamérica, subdesarrollo y dependencia (1973), ensayos, y Las piedras vivas, estudio
sobre la escultura mexicana.

Resumen de “Anaité”
Capítulo I:
En este capitulo se habla sobre como llegaron a la montería y la manera como los reciben. También se habla
sobre Don Pisho, este hombre era muy respetado porque hablaba con autoridad. El se encargaba de los
números y de los libros de la montería. Cuando cayo la noche, después de beber licor, Jorge, un joven
apuesto citadino, recordó como Rafael mato a al general Andrade.
Capítulo II:
Jorge hace un escándalo sin ningún motivo, al sacar su revolver y dispararle a una tinaja. Todos salen a ver
que había pasado y Rafael y los anfitriones lo miran. Al día siguiente Némiga le mostró a jorge unas huellas
de tigre que estaban ahí desde la noche pasada, después fueron a cazar coches de monte.
Capítulo III:
Don Pisho cumple años y todas las casas dejan sus puertas abiertas. Celebraron con licor. Carmita baila y
atiende a los invitados. Unos monteros que habían asistido a la fiesta se pelean armando gran escándalo y
desobedecen a sus patrones.

La novela “Entre la piedra y la cruz” (1948) de Mario Monteforte


Toledo traza la vida de Pedro Matzar desde su nacimiento hasta su “emancipación”,
pasando por las ilusiones de juventud y el desengaño de la adultez. El tono descriptivo y el
desarrollo teleológico de la estructura parecieran acercarse a la escuela social realista, que
fundamentó el indigenismo latinoamericano de a mediados de siglo (el indigenismoentendido
como el esfuerzo institucional para “incorporar” al indígena al mundo occidental).
De hecho, la novela “Entre la piedra y la cruz” sirve para ilustrar un supuesto caso de asimilación
de un indígena a la modernidad, realizado obviamente desde la visión hegemónica. Acaso por lo
anterior, algunos críticos la han encontrado no sólo como una gran novela guatemalteca sino
como un momento cumbre en la actividad cultural del gobierno revolucionario, cuya política
étnica era el indigenismo (es decir, la asimilación). En términos postcoloniales se
puede afirmar que se trata de una ficción que devela un anhelo criollo y, en términos
prácticos, que describe una situación humana que sucede, nos guste o no, con
frecuencia.

Llegaron del mar (1966) de Monteforte Toledo explora los efectos que implicó para la Casa de Ixcayá,
también llamado Siete Cañas, que su pueblo perdiera la Guerra Florida ante el imperio de los Tucur en las
vísperas del arribo europeo a América (“Llegaron del mar. Pronto estarán aquí. En una mano traen la cruz y
en la otra la espada. La cruz es de madera; la espada, de metal”, p. 151).
El patriarca Siete Cañas, casado con Antes, una mujer mayor, y Ala, una joven, es padre de Jaguar de
Montaña, Flecha de Cumbre, los gemelos cerbataneros y la doncella Corazón Pequeño. Ixcayá es un noble
influyente, miembro del Consejo del pueblo, enfrentado con Frente Alta Tizquín, un comerciante arribista,
quien procura aliarse a los Tucur, los vencedores, para afianzar su poder en el Consejo.

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