Está en la página 1de 7

La defensa posesoria judicial

¿En qué consiste la defensa


posesoria judicial? Bien
explicado
POR
 SAUL JOSÉ COCA GUZMÁN
 -
9 SEPTIEMBRE, 2020

Sumario. - 1. Introducción, 2. Análisis del artículo 921 del Código Civil, 2.1.
Quienes la pueden ejercer y diferencias entre las acciones posesorias y los
interdictos, 2.2. Trámite de las acciones posesorias y de los interdictos, 2.3.
¿Cuándo surge el derecho a rechazar los interdictos que se promueven contra el
bien que se posee?, 3. Nuestra definición, 4. Conclusiones, 5. Bibliografía.
1. Introducción

La defensa posesoria del bien la puede ejercer cualquier poseedor, sea este


legítimo, ilegítimo o precario, bastando con que ejerza uno o más atributos
del derecho de propiedad (como el uso y el disfrute). Resultando pertinente
advertir que, de acuerdo con nuestro Código Civil, el poseedor se presume
propietario salvo prueba en contrario. Es decir, la calidad de poseedor es tan
fuerte que se asume jurídica y extrajurídicamente que quien posee es el
verdadero propietario, aunque en la realidad pueda no serlo.

A la posesión como hecho, y como a cualquier otro derecho naturalmente, el


ordenamiento jurídico le otorga a su titular los mecanismos idóneos para su
protección, concretamente hablando, la defensa posesoria judicial[1].

2. Análisis del artículo 921 del Código Civil

De acuerdo con el artículo 921 de nuestro Código Civil (en adelante CC):

Todo poseedor de muebles inscritos y de inmuebles puede utilizar las


acciones posesorias y los interdictos. Si su posesión es de más de un año
puede rechazar los interdictos que se promuevan contra él.

2.1. Quienes la pueden ejercer y las diferencias entre las acciones posesorias y
los interdictos

Con relación a la defensa judicial de la posesión, todo poseedor, inclusive


los ilegítimos, gozan de protección judicial. Imaginemos un usurpador, el
cual obviamente es un poseedor ilegítimo. Este usurpador es despojado. Sin
perjuicio de la defensa personal[2], puede recurrir también a un interdicto de
recobrar o de despojo, en el cual si prueba que poseía y que fue despojado,
la sentencia debe restituirle la posesión que venía ejerciendo, sin analizar su
legitimidad o ilegitimidad. Por cierto, después habrá probablemente
un juicio de derecho[3] en el que el usurpador será vencido si el demandante
prueba que goza del derecho de propiedad o que tiene derecho a la
posesión[4]. (Avendaño Valdéz y Avendaño Arana, 2017, p. 39)

Lea también: ¿Qué es la defensa posesoria extrajudicial?

El artículo 921 del CC dice que todo poseedor puede utilizar las acciones
posesorias y los interdictos. Conforme a una tesis, las acciones posesorias
son el género y los interdictos son la especie, esto es un tipo especial de
acciones posesorias en las que no se discute el derecho a la posesión. Otra
concepción señala que si bien ambas acciones protegen la posesión, en las
acciones posesorias se discute siempre el derecho mientras que en
los interdictos no. En las primeras se ampara a quien tiene derecho a
poseer, es decir, al poseedor legítimo, y en las segundas se ampara al
poseedor, así no tenga derecho a poseer. (Avendaño Valdéz y Avendaño
Arana, 2017, p. 42)

Hay diversos casos de poseedores legítimos -con derecho a poseer- pero


que sin embargo no son propietarios. Por ejemplo, un usufructuario con
título y con derecho, a quien se ha desalojado o por la razón que fuere o no
se lo permite entrar a poseer el bien materia del usufructo. Este
usufructuario, si ha sido despojado, puede sin duda acudir a
un interdicto, pero también puede promover una acción posesoria en la cual
discuta su derecho a poseer. Otro ejemplo es el del arrendatario, también
con título y derecho, a quien se priva o cuestiona su posesión. Puede recurrir
a la acción posesoria, que es el juicio de derecho. (Ídem)

2.2. Trámite de las acciones posesorias y de los interdictos

Las acciones posesorias e interdictos se tramitan por la vía del proceso


establecido en los artículos 597 del Código Procesal Civil. Este consagra
dos clases de interdictos como son: el interdicto de retener[5] y el interdicto
de recobrar[6]. Nada dice sobre el interdicto de adquirir; y en cuanto a los
interdictos de obra nueva y de obra ruinosa, estos se hallan subsumidos
dentro del interdicto de retener, siéndoles aplicables las normas sobre la
cautela posesoria (ver artículos 606 y 684 del Código Procesal Civil) (Arias
Schreiber Pezet 2011, p. 138)

Como podemos apreciar, el trámite que siguen ambas figuras es el mismo


sin embargo, los interdictos admiten varias clases, doctrinalmente hablando,
de las cuales solo dos se encuentran plasmadas legislativamente.

2.3. ¿Cuándo surge el derecho a rechazar los interdictos que se promueven


contra el bien que se posee?

Conforme la posesión se alarga en el tiempo, sufre un proceso de


sedimentación que culmina con la consolidación de la propiedad por obra
de la prescripción adquisitiva. Uno de los derechos adquiridos dentro de
esta marcha cronológica es el de rechazar los interdictos que se promuevan,
cuando la duración, es de más de un año. Se goza así de un medio de
defensa procesal más seguro, pues los demandantes se ven obligados a
interponer sus reclamaciones en la vía ordinaria, con mayores posibilidades
probatorias y con términos más extensos. La última parte del artículo bajo
comentario legisla sobre este particular y presupone que vencido el año ha
habido tolerancia de parte del dueño, de modo que ya no puede defender su
posesión por la vía interdictal. (Ibídem, p. 140)

3. Nuestra definición

Por tanto, concebimos a la defensa posesoria judicial como aquel


mecanismo de tutela concedido a los poseedores, tanto legítimos como
ilegítimos y precarios. En el caso de los primeros, estos solicitan al órgano
jurisdiccional discutir su derecho a la posesión (acciones posesorias o juicio
de derecho). En el caso de los segundos, estos solicitan discutir su derecho
de posesión ya sea mediante:

1. El cese de los actos perturbatorios a su posesión (interdicto de retener) o,


2. Su reposición en la posesión del bien del que fueron despojados
(interdicto de recobrar).

4. Conclusiones

La defensa posesoria del bien la puede ejercer cualquier poseedor, sea este
legítimo, ilegítimo o precario bastando con que ejerza uno o más atributos
del derecho de propiedad (como el uso y disfrute). Resultando pertinente
advertir que, de acuerdo a nuestro Código Civil, el poseedor se presume
propietario salvo prueba en contrario. Es decir, la calidad de poseedor es tan
fuerte que se asume jurídica y extrajurídicamente que quien posee es el
verdadero propietario, aunque en la realidad pueda no serlo.

A la posesión como hecho, y como a cualquier otro derecho naturalmente, el


ordenamiento jurídico le otorga a su titular los mecanismos idóneos para su
protección, específicamente hablando, la defensa posesoria judicial.

Concebimos a la defensa posesoria judicial como aquel mecanismo de


tutela concedido a los poseedores, tanto legítimos como ilegítimos y
precarios. En el caso de los primeros, estos solicitan al órgano jurisdiccional
discutir su derecho a la posesión (acciones posesorias o juicio de derecho).
En el caso de los segundos, estos solicitan discutir su derecho de
posesión ya sea mediante: 1. El cese de los actos perturbatorios a su
posesión (interdicto de retener) o 2. Su reposición en la posesión del bien
del que fueron despojados (interdicto de recobrar).

5. Bibliografía

ARIAS SCHREIBER PEZET, Max (2011).  Exégesis del Código Civil peruano de
1984. Derechos Reales. Tomo III. Lima: Normas Legales.
AVENDAÑO VALDÉZ, Jorge y AVENDAÑO ARANA, Francisco
(2017). Derechos Reales. Colección “Lo esencial del derecho”, n. 1.  Lima:
Pucp.

DA SILVA PEREIRA, Cario Mário (2014). Instituições de Direito Civil. Direitos


Reais. Volúmen IV. Rio de Janeiro: Forense.

SOARES, António; CRISPIM, Júlio; FERNANDES, Liberal y ALVES, Tómas


(2017). Lições de Direitos Reais Timor-Leste. Faculdade de Direito da
Universidade do Porto, Centro de Investigação Jurídico-Económica,
Universidade Nacional Timor Lorosae.

[1] Que para diferenciarla de la “defensa posesoria extrajudicial” es aquella


en dónde el perturbado en su posesión o despojado de la misma, evita la
autotutela recurriendo en vez a los órganos jurisdiccionales para solicitar su
tutela ya sea a través de las acciones posesorias o de los interdictos.

[2] Se refiere a la defensa extrajudicial de la posesión contemplada en el


artículo 920 del CC.

[3] Se refiere a las acciones posesorias que divergen de los interdictos como
veremos más adelante.

[4] Derecho a la posesión que solo tienen los poseedores legítimos a


diferencia del Derecho de posesión que podrían tener los poseedores
ilegítimos y los poseedores precarios.

[5] Este interdicto tiene como objetivo poner fin a los actos que perturban la
posesión (por ejemplo, el paso a través de un edificio ajeno sin el
consentimiento del propietario respectivo). Presupone que el poseedor
retiene su posesión (si fue privado de la posesión, la acción correspondiente
es la de restitución) y deben ser actos materiales a través de los cuales se
manifieste una intención de adquirir una posesión contraria a la del
poseedor actual (animus turbandi). (Soares, Crispim, Fernandes y Alves,
2017, p. 107)

[6] El propietario de un bien, en caso de ser privado de su posesión a través


de un despojo violento, puede recurrir a la acción de restitución provisional,
en la cual no hay audiencia para el despojador. Se trata de un procedimiento
cautelar (y, por lo tanto, de un procedimiento expeditivo y de resolución
rápida) que caducará si el despojado no intenta, dentro de un plazo
determinado, la acción de restitución del bien. (Soares, Crispim, Fernandes y
Alves, 2017, p. 107)

También podría gustarte