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Los derechos de propiedad en la solución de conflictos & la competencia económica

Las diversas sociedades se componen de individuos y estos con frecuencia tienen conflictos de
intereses. Los analistas del derecho económico, encontraron una forma de resolverlos, y es
mediante la competencia. El sistema de derechos de propiedad en una sociedad en particular,
establece y concreta las formas permisibles de competencia. Un sistema de propiedad privada
concede el derecho exclusivo a los individuos de usar sus recursos a como estos se le plazcan y de
transferirlo a su voluntad. Este sistema prohíbe la fuerza e incentiva a la cooperación (de hecho, la
competencia económica es un sistema de cooperación social). En cuyo caso, mientras sean más
amplios y sólidos la protección de los derechos de la propiedad privada, más eficiente salen
precios para la asignación de recurso, por tanto, cuanto más eficiente es esta asignación, mejor y
mayor es la creación de riqueza.

Función económica de los derechos de propiedad

Para Ronald Coase, la primordial temática a ser suscitada por sistema legal debe estribar en la
titularidad de derechos, y en cuyo caso, los derechos de propiedad no son la salvedad; de hecho,
Coase arguye que la correcta demarcación inicial de los derechos legales tiene efectos directos en
la eficiencia o bien, ineficiencia con que opera el sistema económico. Recordando que en el “El
problema del Coste Social”, el antes mencionado economista britanizo, estudia las probabilidades
de que las transacciones de mercado se efectúen con libertad, esto es, sin estorbos ni barreras.
Coase, agrega que si las transacciones económicas fuesen gratuitas, bajo el supuesto crítico de que
los costos de transacción son iguales a cero – lo cual resulta utópico –, lo único que importaría,
excluyendo cuestiones de equidad, sería que los derechos de las distintas partes estuvieran muy
bien definidos y que los resultados de las acciones legales fuesen sencillas de pronosticar para que
las transacciones voluntarias y libres originen las asignaciones más eficientes; de modo que, Coase
propone que la concreta definición de la titularidad de los derechos de propiedad – en rigor, en los
derechos de propiedad – coadyuva a reducir costes de transacciones, puesto que la clara
definición de los derechos de propiedad reduce la incertidumbre, que hoy por hoy, representa una
importante coste de transacción.

El dilema de la ausencia de los derechos de propiedad.

Primero antes alegar que, la manera en la que se constituyen los derechos de propiedad en una
sociedad influye en los grados de riqueza que se consigue de la explotación de los recursos con
que está fue dotada. La presencia de derechos de propiedad no bien definidos (o incompletos)
estimula a comportamiento que conlleven a la sobreexplotación o la subexplotación de recursos
originando niveles de riqueza menores a los potencialmente alcanzables. Por el contrario, la
existencia de derechos de propiedad completos, induce a conductas que producen asignaciones
de recursos eficientes, por lo tanto, se maximiza la riqueza de la sociedad.

Sin embargo, cuando no existente la propiedad, nos encontramos con una ostensible tragedia,
dado que todos pueden utilizar el recurso, se termina depredando ya que no existe la posibilidad
de excluir a los individuos de su uzo, como también no se tiene ni el más mínimo incentivo para
cuidarlos y mejorarlo. Cabe destacar, que la capacidad de excluir es crucial, más que para la
propiedad, sino para la existencia misma de la sociedad. A modo de ejemplo: idealicemos un
escenario en el que no es posible excluir a nadie de ingresas a nuestras casas, sentarse en nuestro
sofá, encender el Smart tv, abrir nuestro refrigerador, etc. Esta claro que es una suposición ya que
en realidad podemos excluir a quienes no deseamos que entren a nuestra casa, ya que si lo hace
son invitados. Siguiendo el punto, por ende, si cualquiera pudiese entrar y lo que quisiera, la
tragedia seria que nos veríamos incentivados a no tener nada que podamos consumir; lo cual nos
conduciría a la mera subsistencia.

Cuando no hay propiedad nos encontramos con una “tragedia” ya que todos pueden utilizar el
recurso y así termina depredado, no existe la posibilidad de “excluir” a nadie de su uso como
tampoco nadie tiene incentivo para cuidarlo y mejorarlo. La capacidad de “excluir” es
fundamental, no ya para la propiedad sino para la existencia misma de la sociedad. Imaginemos
una situación en la que no pudiéramos excluir a nadie de ingresar en nuestras casas, sentarse en
nuestro sillón, prender nuestro televisor, abrir nuestra heladera. Precisamente porque podemos
excluir a quienes no queremos que entren en nuestra casa es que los que sí lo hace son
“invitados”. Si cualquier pudiera ingresar y llevarse lo que quisiera la “tragedia” nos llevaría a no
tener nada que no podamos consumir en el momento; regresaríamos a la mera subsistencia.

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