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04-030-068 - 21 copias - Argentina III

MARCELO CAVAROZZI
(Villarruel)

AUTORITARISMO
Y DEMOCRACIA
(1955-1996)

La transición del Estado


al mercado en la Argentina

Ariel

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PREFACIO A LA NUEVA EDICIÓN

Esta edición revisada y expandida de Autoritarismo y


democracia contiene un nuevo capítulo, el tercero, que fue
escrito catorce años después de los dos anteriores. Como le
resultará obvio al lector, y es resaltado por el texto, la Ar-
gentina se ha transformado significativamente entre 1983 .
y 1997. Esta circunstancia, y los mismos cambios que ha
experimentado mi propia visión de la sociedad argentina
del período abierto en 1955, han contribuido a modificar al-
gunas de las interpretaciones que haría de los procesos cu-
biertos por los dos capítulos originales. Sin embargo, he
Diseño de cubierta: María Inés Linares preferido mantener la versión original de dichos capítulos,
Diseño de interior: Alejandro illloa es decir la escrita en 1983, y proponer los cambios de énfa-
© 1997, Marcelo Cavarozzi sis en el capítulo que se agrega en esta edición.
En la elaboración de algunos de los puntos contenidos
Derechos exclusivos de edición en castellano
en el tercer capítulo, que se centra en el agotamiento de la
reservados para todo el mundo:
© 1997, Compañía Editora Espasa Cal pe Argentina S.A. I Ariel matriz estado-céntrica argentina, he utilizado secciones de
artículos que escribí conjuntamente con dos colegas con
Primera edición: octubre de 1997
quienes compartí quince provechosos años en el CEDES,
Hecho el depósito que prevé la ley 11. 723 Maria das Graras Grossi y Osear Landi. El primero de los
ISBN 950-9122-49-1 artículos se tituló "Los partidos políticos argentinos bajo
Impreso en la Argentina
Alfonsín: De la reinvención democrática a la hiperinfla-
Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, pue-
de ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por
ción" y el segundo "Los partidos políticos con Alfonsín y
ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o Menem: Los efectos del achicamiento del Estado y la deva-
de fotocopia, sin permiso previo del edifor.
luación de la política". He recurrido para ello a las versio-

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8 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA

nes en inglés de dichos artículos publicadas en un volumen


compilado por Edward Epstein, The New Argentine Demo-
cracy, y publicado en 1992 por la Editorial Praeger de Lon-
dres y Westport, Connecticut.
Aprovecho la referencia a Maria das Gra1tas para dedi-
carle a ella y a Edgardo Catterberg, otro colega también fa-
llecido, esta versión del libro. Además de reconocidos poli-
tólogos, fueron, sobre todo, excelentes personas y amigos.
INTRODUCCIÓN

El período abierto a partir de la insurrección militar que


puso fin al gobierno peronista, en 1955, se caracterizó por
la inestabilidad política. Ninguno de los tres gobiernos
constitucionales del periodo llegó a completar su mandato,
mientras que las tres administraciones militares anterio-
res a la actual fracasaron ostensiblemente en el cumpli-
miento de los objetivos que se propusieron y tampoco tuvie-
ron éxito en imponer sus candidatos a la sucesión. Tampo-
co parece que el actual gobierno militar vaya a constituir
una excepción a esta regla, e incluso el descalabro de 1981
y 1982 sugiere una repetición, a escala mayor, del apresu-
rado repliegue que las fuerzas armadas protagonizaron
diez años atrás_. La superficie de la política argentina, al
reiterarse los ciclos de ascenso, crisis y desintegración tan-
to de los gobiernos constitucionales como de los militares,
ha ido adquiriendo una textura de uniformidad en la que,
aparentemente, casi el único atributo que distinguió a ca-
da ciclo del anterior fue la mayor intensidad y violencia de
las turbulencias políticas. Estas circunstancias han contri-
buido a generar explicaciones en las que se ha puesto el én-
fasis en caracterizar a la sociedad argentina como una si-
tuación de equilibrio entre fuerzas sociales de peso relati-
vamente parejo y, como resultado de ello, capaces, a la vez,
de bloquear los proyectos políticos de sus antagonistas e in-

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INTRODUCCIÓN 11

capaces de imponer los suyos propios. Así, las imágenes de lítica dual, que contribuyó a generar un equilibrio político
bloqueo recíproco y empate social son comunes a un con- en el que, si existió un empate, éste se materializó no tan-
junto de interpretaciones entre las cuales la más profunda to como resultado de que la alternancia cívico-militar re-
Y ~ugerente es la que O'Donnell propone en su "Estado y presentara alternativas antagónicas, sino más bien porque
Alianzas en la Argentina".1 cada gobierno fue en sí mismo un compromiso. En otras pa-
Este trabajo se ubica en un nivel de análisis diferente. labras, cada gobierno del período se caracterizó por el he-
En él, se parte de la premisa de que las orientaciones in- cho de que su perdurabilidad estuvo en jaque desde el mo-
tereses Y valores de las fuerzas sociales no se manifie~tan mento mismo de su inauguración y que, en la práctica, im-
en un vacío, sino en un campo específico, que es un sistema plementó mecanismos que fueron, sobre todo, límites a las
político históricamente definido. Cada sistema político tie- capacidades de acción de los distintos contendientes socia-
ne leyes propias, que no constituyen un simple resultado les; es decir, el empate fue interno a cada gobierno en la
de la interrelación de los atributos de las distintas fuerzas medida que estuvo condicionado por presiones externas y
que actúan en él. El descifre de esta legalidad requiere, por limitado por su heterogeneidad interna. La segunda etapa,
ende: una aproximación que reconozca esta eficacia propia de 1966 en adelante, fue dominada, en cambio, por los su-
del sistema político y que se proponga develarla no redu- cesivos intentos de unificar el campo de la política --cam-
ciéndola a la condición de mero reflejo de los "factores es- po que, precisamente, se había escindido durante la déca-
tructurales" ni considerándola un campo inerte. da anterior-. El fracaso de estos intentos también generó
El análisis de la convulsiva conformación de nuevas un cierto equilibrio, pero más bien de carácter conmociona!
maneras de hacer política a partir de 1955 exige recono- o catastrófico ya que el empate se produjo a raíz del aborto
cer la c~mplejidad de un proceso que incluyó, pero que no de los sucesivos intentos para desempatar; el despliegue y
se reduJO ª. una serie de ciclos de desarticulación y recom- el posterior bloqueo de las sucesivas iniciativas trajeron co-
posición de alianzas sociales que generaron una sucesión mo consecuencia un desgarramiento del tejido social, es de-
de ~quilibrios precarios alternativamente rotos y resta- cir la alteración, erosión, e incluso el colapso de patrones
blecidos .. Sobre todo, porque las imágenes de equilibrio y básicos de organización e interacción social.
empate pueden llegar a sugerir la ausencia de cambios y, Las dos secciones del trabajo exploran las característi-
~esde la perspectiva de la longue durée*, una situación de cas de cada una de las etapas. En la primera predominaron
mmovilidad en la que reiterativamente se retorna al pun- gobiernos "débiles", tanto civiles como militares, que inten-
to inicial. taron fundar un régimen semidemocrático -imponiendo,
. ~o que sí caracterizó a la sociedad argentina con poste- en algunos casos, y no cuestionando, en otros, la proscrip-
nondad a 1955 fue una situación de equilibrio dinámico en ción del peronismo--. El despliegue de los sucesivos pro-
la que deben distinguirse dos etapas. La primera, de 1955 yectos de establecimiento de una semidemocracia tuvo un
a 1966, correspondió al establecimiento de una fórmula po- par de consecuencias que quiero destacar. En principio,
proveyó el marco para la definición de un estilo de funcio-
. *, ~l autor se refiere al concepto de larga duración en los procesos namiento de la sociedad, en la cual los procesos más pro-
h1stoncos, de Fernand Braudel (N. de la E.). fundos, económicos, culturales y corporativo-instituciona-

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AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA

les, fueron bastante autónomos de las iniciativas de trans- ron como tales, que se propusieron transformaciones radi-
formación "desde arriba"; las tendencias sociales dominan- cales de la política, e incluso de la sociedad, argentinas y
tes, más bien, fueron la resultante de la interrelación de que, al momento de su instalación (a diferencia de los go-
impulsos, resistencias y forcejeos de los distintos actores de biernos del período anterior) se basaron en consensos de
la sociedad civil. Los distintos actores sociales, en conse- terminación -de los gobiernos que los precedieron- bas-
cuencia, fueron perfeccionando en cada nuevo ciclo su ca- tante extendidos. Invariablemente, estos gobiernos fuertes
pacidad para hacer naufragar las irrupciones desde arriba. terminaron catastróficamente; ésta no fue una circunstan-
Todo ello, finalmente, contribuyó a la constitución de un cia uniformemente negativa, pues dichos fracasos expresa-
sistema político dual. En este sistema funcionaron, por un ron, casi sin excepciones, la capacidad de la sociedad ar-
lado, los partidos no peronistas y el Parlamento. Ni los gentina para bloquear proyectos autoritarios y represivos. 2
unos ni el otro, sin embargo, canalizaron los intereses y Pero a diferencia del período anterior, los "éxitos" en impe-
orientaciones de los actores sociales fundamentales. Por el dir la consolidación de los sistemas autoritarios tuvieron
otro lado, operó un sistema de negociaciones y presiones costos que fueron mucho más allá de los sobresaltos provo-
extraparlamentarias y extrapartidarias; mediante él se lle- cados por la inestable dualidad política del período 1955-
gó a acuerdos y se celebraron compromisos pero, para lla- 1966.
marlo de algún modo, por descarte. Es decir, los distintos ¿Por qué se pagaron precios políticos y sociales mucho
actores generalmente se avinieron a aceptar recortes de más elevados después de 1966? Las razones fueron dos. En
sus demandas y pretensiones originales. Sin embargo, di- primer lugar, como ya se sugería más arriba, los reforma-
chos actores dejaron traslucir que sus preferencias eran dores y "revolucionarios" posteriores a 1966 fueron mucho
otras, que su apoyo a los acuerdos sobre normas y sustan- más radicales que quienes los precedieron en la ocupación
cia era un apoyo a regañadientes y de carácter precario y de la cúpula del Estado. Este radicalismo se exacerbó a
que no vacilarían, de serles posible, en romper estos acuer- partir de 1976 cuando se diagnosticó que el problema ar-
dos -aun a costa de provocar la ruptura del sistema insti- gentino trascendía la circunstancia de un sistema político
tucional-. Consecuentemente, la esencia del sistema polí- al que, de todas maneras, se calificó de inadecuado, y que
tico dual residió no sólo en que el parlamentarismo y el sis- en realidad, se trataba, sobre todo, de sanear una sociedad
tema de partidos generaron su polo contradictorio -al. enferma. Pero ya desde 1966 predominaron enfoques "qui-
proscribir al peronismo y condenarlo a actuar "por fuera"- rúrgicos" en los que, si bien las enfermedades que se detec-
sino que, asimismo, los participantes de las negociaciones taron fueron de signo diferente -la crisis de autoridad (en
y presiones extraparlamentarias necesitaron del parla- la sociedad y no simplemente en el Estado), el desorden la-
mento y de los partidos como arma de chantaje, es decir pa- boral, la indisciplina de las clases- se coincidió, de todos
ra utilizar precisamente como un recurso de última ratio la modos, en que para "curar" a esa sociedad enferma había
desestabilización o caída del gobierno, civil o militar, de que calar en ella muy profundamente. La sociedad argen-
turno. tina fue sometida, entonées, a tratamientos brutales en los
En la segunda etapa predominaron gobiernos "fuertes", cuales la generalización y extensión de la represión estatal
o al menos gobiernos que se inauguraron y/o autodefinie- las más de las veces ejercida en transgresión de las propias

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ticas intentadas a partir de ese año se propusieron superar
normas legales fue sólo uno de los "remedios" aplicados. A
dicha dualidad pretendiendo fusionar la escena política y
ella se sumaron el drástico enrarecimiento que experimen-
canalizar hacia el interior del marco institucional los pro-
tó la vida cotidiana en los diversos ámbitos de la sociedad
cesos de negociación y conflicto que en el período anterior
civil -en gran medida debido al miedo que impregnó las
se habían desarrollado extrainstitucionalmente. El efecto
relaciones interpersonales-, la destrucción de vastos seg-
de dichos intentos no fue el deseado: en el caso de los go-
mentos de la estructura productiva y el desmantelamiento
biernos militares no se logró embretar por mucho tiempo la
de una serie de fundamentales circuitos culturales, profe-
política dentro de esquemas corporativos o propios de una
sionales, técnicos y académicos. Debe señalarse, sin em-
sociedad de súbditos paralizados y atomizados; tampoco el
bargo, que la imagen de la necesidad del "tratamiento
gobierno peronista logró que el Parlamento y el Pacto So-
shock" como única receta viable para superar los proble-
cial canalizaran, más o menos ordenadamente, las presio-
mas argentinos no fue simplemente el producto de una
nes y los intereses sociales. Sin embargo, el despliegue de
imaginación política febril y bárbara. Fue también reali-
los proyectos de 1966, 1973 y 1976 tuvo como consecuencia
mentada eficazmente por una sociedad que, crecientemen-
que, en buena medida, se cerraran los espacios y se obtu-
te, se concibió a sí misma como incapaz de generar autóno-
raran los intersticios por los cuales la política se había co-
mamente soluciones consensuales a través del juego de in-
lado hasta 1966 sin que se produjeran grandes estallidos.
tereses y orientaciones contrapuestos. Esta renuncia colec-
Por ende, se tornó a seguir haciendo política extrainstitu-
tiva de la sociedad civil argentina estuvo a menudo vincu-
cionalmente, pero de manera cada vez más salvaje, con el
lada a ilusiones casi mágicas en el sentido de que las solu-
resultado de que los distintos actores fueron acelerada-
ciones a los problemas se lograrían simplemente mediante
mente dejando de lado los límites que se habían autoim-
el despliegue de la voluntad política de algún actor o acto-
puesto en sus interacciones sociales, adoptando estrategias
res providenciales. Desde 1966 los protagonistas cambia-
en las cuales la consideración por las consecuencias des-
ron -los militares, los guerrilleros, los tecnócratas libera-
tructivas de sus comportamientos individuales (en relación
les, Perón e incluso los impulsores de la trasnochada aven-
con "los otros" y con el conjunto de la colectividad) fue re-
tura bélica de 1982, fueron elevados temporariamente a
duciéndose progresivamente en cada nuevo ciclo.
esa posición por distintos sectores de la sociedad argenti-
Examinemos, entonces, las características de las dos
na-, sumando fantasías políticas que ignoraron el conflic-
etapas apuntadas.
to o pretendieron resolverlo voluntarísticamente, minimi-
zando la capacidad de otros actores sociales (generalmente
de los adversarios de los portadores de la fantasía de tur-
no) para resistir y bloquear dichas fantasías.
NOTAS
La segunda razón de la tragedia de la última década y
media tuvo que ver con la índole de las conclusiones que los 1 En la novedosa y sugerente propuesta de O'Donnell se filtra una
actores políticos dominantes extrajeron de sus correctos dosis de economicismo. En particular, los mecanismos de formación y
diagnósticos de la dualidad que había caracterizado a la confrontación de las alianzas sociales, la ofensiva y la defensiva, descui-
dan en parte los aspectos políticos. En la sección donde discuto la natu-
política argentina hasta 1966. En efecto, las fórmulas polí-

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raleza de las tres corrientes que en materia de política económica se per-


filaron dentro del antiperonismo posterior a 1955, esbozo un enfoque al-
ternativo que aspira a no subsumir lo político en lo económico.
2 La excepción parcial es, por supuesto, la del gobierno peronista de
1973. En él coexistieron, como analizo en la sección correspondiente, in-
tentos de estabilización democrática y proyectos de profundización auto-
ritaria.

EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA"
Y SUS LEGADOS

En 1955 una insurrección cívico-militar puso fin al go-


bierno peronista. La insurrección no sólo produjo el derro-
camiento de Perón: asimismo tuvo éxito en desmantelar el
modelo político prevaleciente durante los diez años ante-
riores. El modelo peronista, basado en la relación directa
entre líder y masas, había hecho de Perón el depositario
único de la representación del pueblo. Este fenómeno tuvo
como efecto que los canales parlamentarios y partidarios
fueran permanentemente relegados y perdieran relevancia
en la escena política. Además, el peronismo en el poder ten-
dió a considerar las actividades de los partidos de oposición
(y de las organizaciones profesionales y sindicales no pero-
nistas) como manifestaciones de intereses sectoriales ilegí-
timos. Consecuentemente, el gobierno obstaculizó en forma
creciente tales actividades, tanto dentro como fuera del
Parlamento.
Los líderes del golpe de Estado de 1955 caracterizaron
al régimen peronista como una dictadura totalitaria y, en
consecuencia, levantaron los estandartes de la democracia
y la libertad, proponiéndose como objetivo el restableci-
miento del régimen parlamentario y el sistema de partidos.
Este objetivo, sin embargo, se frustró recurrentemente: en
1957, la asamblea constituyente, controlada por los partí-

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EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" y :Sus LEGADOS 19
dos no peronistas, no pudo acordar una nueva constitución nuevos, cada vez que se esbozaron fórmulas políticas alter-
y se disolvió sin lograr una reforma del anticuado texto del nativas a partir de 1966.
siglo pasado; en 1962, los militares -con el apoyo de varios Los puntos de esta sección analizan la forma en que se
partidos- derrocaron al presidente Frondizi, elegido cons- fueron definiendo estos modos de hacer política. Para ello
titucionalmente cuatro años antes; en 1966, los militares se e~pl?ran tres de sus elementos más importantes: a) el
volvieron a intervenir para derrocar a otro gobierno consti- surgimiento de desfasajes significativos entre el nivel de
tucional, esta vez el del presidente Illia. los intereses socioeconómicos, por un lado, y el de los blo-
Tanto en 1955-1958 como en 1962-1963, los interregnos ques políticos, por el otro; b) la formación de un movimien-
entre gobiernos constitucionales fueron ocupados por admi- to si1:-dic~l peronista con características nuevas, que se
nistraciones militares. Las mismas, sin embargo, no se pro- c?nstituyo en un actor político autónomo y articuló progre-
pusieron reemplazar la democracia parlamentaria por un sivamente una estrategia defensiva y de oposición- c) el in-
régimen político alternativo ni posponerla para un futuro greso de los militares a la arena política, asurnie~do, pri-
distante, al que se arribaría sólo después de que ciertos mero, un rol tutelar en el marco de regímenes semidemo-
cambios económicos o sociales fueran logrados. Más bien, el cráticos, Y expandiendo, más tarde, su esfera de interven-
principal y autoproclamado objetivo de estos gobiernos tem- ción con el objetivo de acabar con las prácticas democráti-
porarios fue la imposición de mecanismos proscriptivos del cas y las instituciones parlamentarias.
peronismo, mientras, al mismo tiempo, intentaban erradi-
carlo. El peronismo era percibido como un fenómeno inhe- ARGENTINA POS 1955: UNA COMUNIDAD POLÍTICA
rente e irremediablemente adverso a las instituciones y va- DESARTICULADA
lores democráticos, a los cuales, de haberle sido permitido El derrocamiento del gobierno peronista en 1955 fue
actuar libremente, hubiera deformado e incluso destruido. promo~do por un amplio frente político que incluyó a todos
despliegue de una nueva fórmula política, después de lo~ par~1~os no peronistas, los representantes corporativos
1955, fue en verdad un proceso convulsivo y frustrante. Pe- e 1deologicos de las clases medias y las burguesías urbana
ro los fracasos en la tarea de lograr estabilidad institucio- Y rural, las fuerzas armadas y la Iglesia. Los miembros del
nal no impidieron que durante esos años se configuraran frente antiperonista persiguieron objetivos dispares. Sin
nuevos modos de hacer política que implicaron una profun- embargo, el frente pudo mantenerse unido durante un cier-
da redefinición de los patrones de procesamiento de los to tiempo bajo la bandera de la "democracia", que fue le-
conflictos y relaciones socioeconómicas. Estos nuevos mo- vantada oponiéndola al carácter dictatorial y totalitario
dos de articulación política se desplegaron gradualmente atribuido al régimen peronista.
durante la década siguiente a la caída de Perón; si bien no Muchos antiperonistas compartieron la noción un tan-
dieron lugar al surgimiento de una fórmula institucional to ingenua, de que los peronistas habían sido conv~rtidos a
que produjera estabilidad política, su relevancia trascendió e~e credo político mediante una combinación de demago-
al período 1955-1966. En efecto, los nuevos modos dejaron gia, engaño y coerción. En consecuencia, creyeron que la
un legado político-ideológico con el cual tuvieron que lidiar ~era denuncia de los "crímenes de la dictadura", acompa-
necesariamente los diferentes actores políticos, viejos y nada de un proceso de reeducación colectiva, resultaría en

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una gradual reabsorción de ex peronistas por partidos y tado y ejercieron una influencia decisiva sobre las políticas
sindicatos "democráticos". Esta ilusión no duró mucho; el y los impactos de las acciones estatales.
peronismo sobrevivió a la caída de su gobierno y se consti- Las presiones ejercidas por el sector popular fueron, en
tuyó en el eje"~de un vigoroso movimiento opositor. Sin em- su gran mayoría, de carácter extrainstitucional. El movi-
bargo, en el corto plazo, dicha ilusión tuvo el efecto de per- miento sindical peronista se transformó progresivamente
mitir a los antiperonistas proclamar que la proscripción del en la expresión organizada más poderosa de aquel sector.
peronismo -una medida que implicaba segregar política- En última instancia, sin embargo, la presión popular se re-
mente entre un tercio y la mitad de la ciudadanía argenti- dujo a la capacidad de desestabilizar, desde afuera del es-
na- era en realidad una acción democrática. Naturalmen- cenario político oficial, a cada uno de los regímenes civiles
te, una consecuencia adicional de la proscripción del pero- y militares que se sucedieron durante el período. Tal deses-
nismo fue su exclusión del gobierno. tabilización se logró tanto a través del planteo de deman-
El corolario de la exclusión del peronismo, tanto del pla- das económicas que contradijeron y socavaron la viabilidad
no electoral como del correspondiente a la acción política de las políticas de estabilización lanzadas entre 1956 y
legal, fue particularmente complejo. En primer lugar, in- 1963 como mediante el apoyo a candidatos antioficialistas
trodujo una profunda disyunción entre la sociedad y el fun- en elecciones nacionales, provinciales y locales.
cionamiento de la política en la Argentina, que resultó en A la limitada correspondencia que existió entre, por un
la emergencia paulatina de un sistema político dual. En el lado, los conflictos y los alineamientos sociales y, por el
mismo, los mecanismos parlamentarios coexistieron, de otro, las modalidades institucionales de hacer política, fe-
manera conflictiva y a veces antagónica, con modalidades nómeno al que hemos caracterizado como de "disyunción",
extrainstitucionales de hacer política. El principal resulta- se agregó un segundo factor que la acentuó. Este podría ser
do de este dualismo fue que los dos ''bloques" principales de considerado como una "disyunción dentro de la disyunción"
la sociedad -es decir, el sector popular y el frente antipe- y afectó al antiperonismo. Originalmente, el bloque social
ronista, compuesto por los sectores burgueses y de clase que enfrentó a los sectores populares se expresó plenamen-
media- rara vez compartieron la misma arena política pa- te a través del frente formado por los partidos no peronis-
ra la resolución de conflictos y el logro de acuerdos basados tas y los militares "democráticos" triunfantes en 1955. Po-
en mutuas concesiones. El sector popular, y especialmente co a poco, sin embargo, esta situación se fue alterando y
la clase obrera, que se había expresado principalmente a partidos no peronistas y militares comenzaron a expresar
través del peronismo, quedó privado de toda representa- contenidos disímiles, y a veces antagónicos. Esto se debió a
ción tanto en las instituciones parlamentarias semidemo- dos razones. La primera fue que los militares "democráti-
cráticas como en la maquinaria institucional del Estado. cos" de 1955 fueron perdiendo progresivamente su "voca-
En contraste, sus adversarios sociales -quienes, por otra ción democrática", para concluir respaldando el estableci-
parte, habían sufrido una exclusión política parcial duran- miento de regímenes de carácter autoritario. Este "desliza-
te la época peronista- tuvieron la posibilidad de recurrir miento" autoritario de los militares los llevó a: enfrentarse
tanto a los mecanismos parlamentarios como a los ex- crecientemente con los partidos, pues a pesar de que éstos
trainstitucionales. Gozaron de un acceso privilegiado al Es- por lo general no renegaron de su antiperonismo, su razón
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de ser estaba obviamente ligada al funcionamiento de un estos diagnósticos se tradujo en la formulación de recomen-
sistema democrático-parlamentario y al mantenimiento de daciones alternativas acerca del curso a seguir en materia
un mínimo de libertades públicas. La segunda causa que de política económica.
complicó las relaciones entre militares y políticos fue que A partir de 1956 fueron emergiendo gradualmente tres
los partidos no-peronistas se transformaron en el principal posiciones divergentes en el campo del antiperonismo: la
canal de expresión de una compleja interacción entre dos del populismo reformista, la desarrollista y la liberal. La
controversias que dominaron la escena política argentina primera no cuestionó las premisas básicas del modelo im-
luego de la caída de Perón. En 1955 el frente antiperonista pulsado durante la década peronista. 3 Por el contrario
se había coaligado en torno al estandarte "oposicionista", alentó la posibilidad -y conveniencia- de promover si-
es decir, el proyecto de destrucción de] régimen peronista. multáneamente los intereses de la clase obrera y la bur-
Esta unidad, sin embargo, comenzó a desvanecerse cuando guesía urbana, y propuso una política nacionalista mode-
llegó el momento de ejercer el poder desde el Estado y ha- rada, que impidiera, o al menos limitara, la presencia del
llar vías de resolución a las aludidas controversias. cap.ita! extranjero en sectores tales como energía, comuni-
La primera de estas controversias se definió en torno al cac10~es, Y la producción de bienes de capital. Esta posición
rol del gobierno con respecto a la erradicación del peronis- comb1~aba elementos reformistas y populistas y, en reali-
mo. Las diferentes posiciones en ese sentido comprendie- dad, ,sº:º formuló dos críticas importantes a las políticas
ron un espectro que iba desde el "integracionismo" -el e~onom1cas ~el gobierno peronista. Por una parte, el popu-
cual postulaba una gradual reabsorción del peronismo a la lzsmo reformzsta sostuvo que las políticas de Perón habían
vida política, aunque sin desconocer la necesidad de una desalentado la producción agropecuaria, acusación que
purga de sus aspectos más "dañinos", como el mismo Pe- ~~edaba corroborada por el estancamiento de la produc-
rón- hasta el "gorilismo", con su nunca abandonado pro- c10n en esa área a lo largo del gobierno peronista. Por otra
pósito de "extirpar completamente el cáncer peronista" de parte, esta posición argumentó que se había fracasado en
la sociedad argentina. La segunda controversia estuvo vin- la promoción de la industria pesada y el desarrollo de la in-
culada al modelo socioeconómico que, presumiblemente, fraestructura económica, y que el Estado había expandido
reemplazaría al que había prevalecido durante el período desproporcionadamente sus gastos corrientes retrasando
1945-1955. En 1955 el victorioso frente antiperonista se la inversión en obras públicas. 4 '
unificó en torno a la denuncia de los problemas económicos Las consignas del populismo reformista fueron promovi-
que la Argentina había enfrentado desde fines de la déca- das por el radicalismo, que se había transformado en la
da de 1940; inicialmente, resultó relativamente fácil para única oposición partidaria organizada después de 1946. 5
los distintos integrantes del frente coincidir en la condena En 1956 el partido se dividió; Ún ala, la Radical Intransi-
de un conjunto de políticas poco efectivas y de una admi- ~~nte o frondizista, era partidaria de una gradual legaliza-
nistración corrupta, como principales fuentes de las dificul- c10n d~l peronismo; la otra, los Radicales del Pueblo, per-
tades que enfrentaba el país. Sin embargo, esta transitoria manecieron cercanos a la posición proscriptiva, más dura
unidad pronto se hizo trizas al aflorar diagnósticos opues- de los militares. En todo caso, las facciones mayoritarias d~
tos de la crisis económica argentina. El perfilamiento de los dos nuevos partidos mantuvieron su adhesión al pro-

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grama de Avellaneda, que proponía en lo económico una se- Como hemos visto, el desarrollismo no prestó un apoyo
rie de medidas de carácter nacionalista y reformista. irrestricto al modelo de conciliación de clases, sino que pro-
Sin embargo, cuando el líder de los Intransigentes, Ar- pugnó la introducción de significativos ajustes del mismo.
turo Frondizi, fue elegido presidente en· 1958, redefinió ra- Tales modificaciones tuvieron por objeto inducir un cambio
dicalmente la orientación económica del partido, articulan- en la correlación de fuerzas en favor de la burguesía urba-
do una posición enteramente distinta, la desarrollista, y na. A pesar de ello, el programa desarrollista no cuestionó
fue la otra fracción, es decir los Radicales del Pueblo, quie- los aspectos centrales del proceso de industrialización sus-
nes mantuvieron su apoyo a los postulados del populismo titutiva inaugurado en los años treinta. Por el contrario,
reformista. los políticos desarrollistas impulsaron tanto la aceleración
Los desarrollistas, en cambio, sostuvieron que el estan- como la ampliación cualitativa del proceso de industriali-
camiento económico de la Argentina se debía principal- zación.
mente a un retardo en el crecimiento de las industrias de Comparativamente, la última de las posiciones, la libe-
base. Tal debilidad, según esta postura, sólo podía superar- ral, fue mucho más lejos en la crítica del proceso de indus-
se mediante un proceso de "profundización" que abarcara trialización iniciado en la década de 1930 y de las prácticas
la expansión de los sectores productores de bienes de capi- sociales y políticas asociadas al mismo. Los liberales no só-
tal e intermedios, y de la infraestructura económica. Asi- lo criticaron el modelo de conciliación de clases; cuestiona-
mismo, la posición desarrollista postuló que el modelo de ron también la premisa según la cual el desarrollo indus-
conciliación de clases del período 1945-1955 tenía, al me- trial debía. constituir el núcleo dinámico de una economía
nos en el corto plazo, una contradicción ineludible. La mis- cerrada. Argumentaron en este sentido, que desde los años
ma sólo podía ser resuelta disminuyendo el salario real de treinta -y particularmente desde 1946- la Argentina se
los trabajadores para aumentar la renta de los industria- había enfrentado con dos problemas críticos; el progresivo
les; tal aumento era, a su vez, considerado un requisito in- deterioro de la disciplina de los trabajadores y la ineficacia
dispensable para una elevación significativa del nivel de de amplias franjas de la burguesía industrial. Tales proble-
inversión. Finalmente, los desarrollistas abogaron por un mas tenían su raíz, desde la perspectiva liberal, en las polí-
cambio sustancial en las políticas relacionadas con el capi- ticas que habían cerrado la economía, favoreciendo la proli-
tal extranjero, aplicadas en el país desde el fin de la Segun- feración de industrias "artificiales", y en el excesivo creci-
da Guerra Mundial. El desarrollismo sostuvo que, dado miento del Estado. La imagen del mercado pasó a constituir,
que los recursos locales de capital eran insuficientes para en un doble sentido, la piedra fundamental de la posición li-
lograr la deseada "profundización", se requería una incor- beral. Por una parte, implicaba la apertura de la economía
poración masiva de capital extranjero a la economía. El de- argentina y su reintegración al mercado internacional, me-
sarrollismo recién se terminó de articular en 1958, cuando diante la reducción de los aranceles y la eliminación de otras
Frondizi cambió de curso y tiró por la borda el programa "distorsiones" que protegían a los sectores artificiales. Por
"nacional y popular" que había contribuido significativa- otra parte, suponía una drástica reducción de la interven-
mente a generar los apoyos sociales que le permitieron al- ción del Estado en la economía y la restauración, mediante
canzar la victoria en las elecciones de ese año.6 adecuados incentivos, de la iniciativa del sector privado.

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EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" Y SUS LEGADOS 27
26 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA
res populares, la exclusión política que sufrían como ciuda-
Como fuera ya señalado, cada una de estas tres posicio-
danos, y su renovada adhesión a un movimiento sindical
nes abogaba por políticas económicas disímiles y, con fre-
que continuó definiéndose como parte del peronismo y no
cuencia, antagónicas. Obviamente, tales políticas tenían la
meramente como una red de organizaciones corporativas
capacidad potencial de afectar de manera diferente los in-
_de la clase obrera. 7
tereses de las principales clases de la sociedad argentina.
La complejidad de la política argentina del período
Sin embargo, la política de ese período se caracterizó por
1955-1966 se debió en gran medida a que las adhesiones y
una circunstancia muy poco común: los clivajes y alinea-
oposiciones políticas generadas, por una parte, por las pre-
mientos políticos no respondieron solamente a los cálculos
dicciones acerca de los efectos que tendría la aplicación de
que se hicieron del impacto que las políticas económicas
las políticas económicas alternativas sobre lo que cada gru-
producirían en cada clase social. Existió, además, otro fac-
po percibía como "sus" intereses, y, por otra parte, las reac-
tor que estuvo vinculado sólo en forma indirecta, cuando no
ciones de los distintos grupos con respecto a las estrategias
contradictoria, a las respectivas evaluaciones de los intere-
alternativas de exclusión o reincorporación del peronismo
ses económicos particulares; ese factor no fue otro que la
a la escena política legal, estaban relacionadas pero no fue-
cuestión del peronismo. La presencia del proscripto movi-
ron totalmente coextensivas. La lógica de esta compleja in-
miento peronista se expresó de un modo muy especial en la
terrelación fue gobernada principalmente por las oscilacio-
escena política. Dicha presencia, si bien implícita, fue uno
nes pendulares de aquellos partidos, organizaciones em-
de los factores determinantes de los modos en que las orga-
presarias y sectores militares que expresaron y articularon
nizaciones políticas y sociales que encarnaron las tres po-
la posición liberal.
siciones descriptas más arriba definieron y resolvieron los
¿A qué se debieron, y de qué modo ocurrieron las oscila-
conflictos surgidos durante este período.
ciones pendulares de los liberales? Dichas oscilaciones en
A partir de 1955, los partidos políticos, organizaciones
parte respondieron a una circunstancia relativamente con-
corporativas y corrientes ideológicas, a través de los cuales
tingente: los programas concretos de los dos partidos que
se expresaron el reformismo populista, el desarrollismo y
dieron cuerpo a las posiciones del populismo reformista y
el liberalismo, entraron en numerosas alianzas y conflic-
el desarrollismo -es decir, los Radicales del Pueblo y los
tos. Como se adelantaba arriba, tanto los apoyos que tales
Radicales Intransigentes- combinaron la política y la eco-
partidos y organizaciones recibieron, como las oposiciones
nomía de una manera contradictoria y, desde la perspecti-
que suscitaron, tuvieron que ver con dos factores: 1) las
va de los liberales, totalmente insatisfactoria. Ya desde
predicciones de las consecuencias que previsiblemente ten-
1956 sectores significativos del Radicalismo del Pueblo ha-
dría la implementación de las políticas económicas alterna-
bían defendido políticas económicas reformistas y naciona-
tivas en relación con los intereses económicos de cada cla-
listas que poco se diferenciaron de las aplicadas durante la
se o sector social, y 2) el modo en que la retórica, las plata-
primera etapa del régimen peronista.8 Sin embargo, con
formas y la ideología de cada partido o corriente aludieron
respecto al peronismo, los Radicales del Pueblo tendieron
a la cuestión del peronismo. Tales alusiones, a su vez, ha-
a asumir posiciones cercanas al "gorilismo"; más específi-
cían referencia a las dos principales manifestaciones polí-
camente, apoyaron la proscripción electoral del peronismo
tico-institucionales de la identidad peronista de los secto-

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28 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" Y SUS LEGADOS 29
hasta principios de la década del sesenta y abogaron por el dicalismo peronista, 2) producir una drástica reducción del
establecimiento de un sistema de afiliación sindical que intervencionismo estatal y 3) eliminar los sectores indus-
hubiera tenido como consecuencia la atomización de la or- triales ineficientes, obtuvo la adhesión de amplios sectores
ganización corporativa de la clase obrera. Esto último, na- de la burguesía argentina. Empero, no sirvió para ganar
turalmente, despertó la oposición de la conducción sindi- votos. En consecuencia, luego de 1955, los liberales debie-
cal, predominantemente peronista. La fórmula del Radica- ron enfrentar la dura realidad de que la derrota de su prin-
lismo Intransigente era, prácticamente, el reverso exacto cipal enemigo, el peronismo, no se tradujo en la resolución
de la posición de sus viejos correligionarios. Luego de la de sus problemas políticos. Así se vieron continuamente
asunción de Frondizi como presidente, en 1958, los Radi- forzados a elegir entre lo que en última instancia percibie-
cales Intransigentes adoptaron un programa económico ron como dos "males menores": el desarrollismo y el refor-
orientado a la expansión de las industrias productoras de mismo populista. Sin embargo, la lógica de este juego polí-
bienes de consumo durable y de capital y la modernización tico llevó a los liberales a modificar repetidamente su eva-
y privatización creciente de los sectores de energía, trans- luación de cuál de esos "males" era realmente el "menor".
portes y comunicaciones. Este programa reservó un papel Cuando eligieron dar prioridad a sus objetivos económi-
estratégico al capital extranjero e impuso inicialmente una cos, como entre 1959 y 1961, tendieron a aliarse con el de-
drástica reducción del salario real. Los Radicales Intransi- sarrollismo. Pero esa alianza no fue fácil ni pudo alcanzar
gentes, sin embargo, nunca abandonaron los objetivos "in- un grado satisfactorio de estabilidad. Si bien liberales y de-
tegracionistas" que anunciaron desde 1956. Trataron de sarrollistas coincidieron en la necesidad de aplicar progra-
reforzar el predominio peronista en el movimiento sindi- mas de estabilización basados en fuertes devaluaciones y
cal, pero, al mismo tiempo, indujeron (e incluso forzaron) a congelamientos de salarios, no alcanzaron el mismo grado
los líderes sindicales a actuar "responsablemente", lo cual de acuerdo con respecto a la estrategia económica de largo
significaba: a) contener las "excesivas" demandas salaria- plazo. Por lo tanto, el éxito mismo del programa de estabi-
les de las bases y b) distanciarse del liderazgo ejercido por lización, sobre el que habían coincidido previamente, agu-
Perón. dizó y puso más de manifiesto sus conflictos más profun-
Excluido el peronismo, los dos partidos Radicales agota- dos.10 Además, y debido a que los desarrollistas nunca
ban el espectro de fuerzas electoralmente significativas de abandonaron su postura "integracionista", los liberales fre-
fines de la década del cincuenta y principios de la del se- cuentemente se sintieron ofendidos y perjudicados por las
senta. La posición liberal carecía de la posibilidad de ex- actitudes conciliatorias que tuvo el desarrollismo hacia los
presarse a través de un partido conservador fuerte, con po- líderes sindicales peronistas. Las negativas del gobierno
sibilidades reales de ganar una elección presidencial o, si- frondizista a desmantelar la CGT y las idas y vueltas con
quiera, de obtener una representación parlamentaria sig- respecto a la proscripción del peronismo en los comicios le-
nificativa.9 La coherencia interna de los programas libera- gislativos y provinciales agudizaron la tensión entre libera-
les se equiparaba a su tremenda debilidad electoral. La les y desarrollistas. En consecuencia, aquéllos se inclina-
síntesis programática liberal, es decir, la propuesta de: 1) ron a menudo por resaltar sus orientaciones antiperonistas
erradicar definitivamente al peronismo y pulverizar el sin- -como ocurrió en 1956-1958 y, menos claramente en 1962-

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30 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" Y SUS LEGADOS 31
1963-, lo cual los llevó a unirse al populismo ref~rmista. eliminar aquellas mediaciones políticas, los partidos y los
Pero naturalmente ésta también era una alternativa poco mecanismos parlamentarios que, supuestamente, habían
satisfactoria. Tanto 'en 1958 como en 1962 los Radical~~ del impedido por más de una década la implementación del
Pueblo ofrecieron una plataforma antiperonista y antnnte- programa liberal. Entre 1964 y 1966, a diferencia del perío-
gracionista aparentemente atractiva, pero que, ~onstituí,a do frondizista, el énfasis renovado puesto por los liberales
la antípoda del liberalismo en términos de pohtica econ~- en sus objetivos económicos no desembocó en otra alianza
mica. Cada vez que el populismo reformista tuvo oportum- con el ala desarrollista del espectro político. A esa altura
dad de aplicar su programa económico -como ocurrió par- los liberales ya estaban convencidos de que para alcanzar
cialmente en 1956 y de un modo más claro entre 196~ Y sus objetivos económicos y políticos debían romper sus vín-
1966- los liberales se sintieron profundamente contraria- culos con el establishment partidario no peronista.
dos por políticas que no dejaban de asemejarse a las del pe-
ronismo.11 Los SINDICATOS PERONISTAS EN LA OPOSICIÓN
En consecuencia, uno de los rasgos sobresalientes de la El intento del régimen militar de 1955-1958 de fundar
disyunción que recorrió al antiperonismo a lo lar~o de este un régimen político basado en los partidos y en el fortaleci-
período fue que cada uno de los resultados suces~vos estu- miento de los mecanismos parlamentarios fracasó comple-
vo determinado por el sentido en que, alternativamente, tamente. Sin embargo, el despliegue de tal intento tuvo
oscilaron los liberales. Al mismo tiempo, sin embargo, los consecuencias significativas para la sociedad argentina.
liberales ejercieron sólo una influencia mínima en el curso Más allá de haber causado el colapso del régimen peronis~
seguido por la política y la economía. Si bien inicialment_e ta, la intervención militar favoreció, a partir de 1955, el
estuvieron en condiciones de imponer programas de estabi- surgimiento de una especie, de una suerte de "parlamenta-
lización, fueron más tarde obligados a renunciar a sus ob~ rismo negro". Este estilo de política se fue conformando a
jetivos de largo plazo o, aún peor, forzados a abandonar las raíz de la frustrada implementación de los proyectos perte-
posiciones conquistadas en el gobierno. De tanto _en tanto necientes a los militares "democráticos" y de la no prevista
tuvieron éxito en lograr la proscripción del peromsmo, pe- configuración de nuevos patrones de acción política que
ro fracasaron rotundamente en su objetivo de controlar el fueron prevaleciendo subsecuentemente. Hasta cierto pun-
régimen semidemocrático que pretendiero~ ~undar. to, la misma situación se reprodujo en relación con las po-
Los liberales, como cabía esperar, adqmneron una con- líticas hacia la clase obrera y las relaciones laborales. El
ciencia creciente de la futilidad de sus pendulaciones, en régimen militar fracasó rotundamente en sus intentos de
cuanto al logro de sus objetivos de largo plazo, es dec~r, la erradicar al peronismo de la clase trabajadora. Asimismo,
erradicación del peronismo (y de su espectro) y la rectifica- el régimen no logró imponer su proyecto de crear un siste-
ción de la orientación económica estatista y pro indust~a- ma de afiliación y representación sindical múltiple, desti-
lista. Hacia mediados de la década de 1960 esta progresiva nado a reemplazar las pautas establecidas por la ley pero-
toma de conciencia fue un factor decisivo que indujo a_ los nista de los años cuarenta. Sin embargo, a pesar de que no
liberales a optar por una estrategia abiertamente antide- cuajaron, estos intentos produjeron cambios importantes
mocrática. Tal estrategia puso énfasis en la necesidad de en el interior del movimiento obrero a partir de 1955.

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32 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" Y SUS LEGADOS 33

En primer lugar, el estilo de control político de la clase Los desafíos abiertos a la autoridad de Perón no consti-
obrera establecido durante la época peronista fue radical- tuyeron la única manifestación de las transformaciones
mente modificado. Este estilo se había básado en el tutela- que su liderazgo sufrió a partir de 1955. Otra circunstan-
je benévolo de la clase obrera por el Estado y en la subor- cia importante fue que las connotaciones ideológicas del
dinación ideológica del movimiento sindical a Perón. Más peronismo se fueron librando en parte de su influencia. La
aún, los líderes sindicales peronistas que habían controla- siempre ambigua ideología peronista empezó a reflejar en
do los sindicatos hasta 1955 se vieron, salvo contadas ex- mayor medida la correlación de fuerzas internas del movi-
cepciones, efectivamente desplazados de la escena sindical, miento. Un peronismo menos subordinado a la autoridad
y nunca recuperaron su anterior influencia. En segundo lu- de Perón, y reflejando más directamente el peso relativo de
gar, el frustrado proyecto de los militares creó las condicio- las fuerzas sociales que lo constituía, se transformó en un
nes para el surgimiento de un movimiento sindical peronis- peronismo crecientemente proletario. Esta gradual trans-
ta enteramente diferente que ganó cierta independencia formación fue favorecida por un factor adicional: en cada
frente a Perón y fue capaz de desarrollar su propia estrate- ocasión que la proscripción electoral del peronismo fue le-
gia política. vantada -aunque fuera de manera parcial- la esfera de
Sin embargo, Perón no desapareció de la escena política acción de los líderes sindicales se vio considerablemente
argentina ni del peronismo luego de 1955. Su rol, eso sí, su- expandida al tener la oportunidad de incidir en la lucha po-
frió cambios significativos. Para empezar, la naturaleza de lítica en torno a los comicios. El voto de los trabajadores se
su vínculo con las masas populares cambió, ya que Perón transformó así en un instrumento de presión y negociación,
dejó de tener la posibilidad de satisfacer sus demandas y comparable a los paros y huelgas. Además, a diferencia de
de apelar periódicamente a ellas en forma directa. Alterna- Perón y los políticos peronistas, los líderes sindicales tuvie-
tivamente, la figura de Perón emergió como el principal ron siempre la opción de replegarse a una esfera específica
símbolo del retorno. La imagen del retorno a un pasado de acción: las negociaciones colectivas y las relaciones in-
mejor se constituyó en la base más importante del atracti- dustriales. En consecuencia, los líderes sindicales del pero-
vo que el peronismo despertó permanentemente en las ma- nismo desarrollaron una aptitud de la que habían carecido
sas y, en particular, en la clase obrera. Otro cambio impor- hasta 1955, es decir, la capacidad de negociar con actores
tante fue que Perón perdió, en parte, su poder de controlar políticos no peronistas, tales como los partidos, las asocia-
a los líderes peronistas. Algunos políticos provinciales, so- ciones empresariales y los militares.
bre todo de zonas ajenas a las áreas metropolitanas de la El poder del movimiento sindical peronista se amplió
región pampeana, y numerosos líderes sindicales, genera- después de 1955. Asimismo, este poder se apoyó en bases
ron bases propias de poder, lo cual les dio un espacio para bastante diferentes. ¿Cómo empleó el sindicalismo su rede-
desafiar ocasionalmente la autoridad del "líder". Si bien los finido poder? Más arriba se sugirió que las acciones de los
desafíos más serios y explícitos a la autoridad de Perón fra- líderes sindicales fueron gobernadas, a partir de 1955, por
casaron invariablemente, el poder para sancionar las ex- una estrategia defensiva y de oposición. Esto estuvo estre-
presiones de rebeldía, otrora ejercido sin restricciones por chamente ligado al énfasis puesto por el peronismo en la
el "líder", se vio reducido sustancialmente. imagen del retorno. Los sindicalistas peronistas de la épo-

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34 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA
EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" Y SUS LEGADOS 35

ca posterior a 1955 actuaron en una sociedad que cada vez conocer las consecuencias y corolarios políticos más concre-
se pareció menos a la Argentina del período 1945-1955. A tos que tenía su estrategia. Dicho reconocimiento los hu-
partir de 1959 la economía fue gradualmente transformada biera forzado a autolimitarse en sus demandas económi-
por la expansión de los sectores industriales productores de cas. En este sentido, el sindicalismo peronista no fue, como
bienes intermedios y de consumo durable. Dichos sectores algunos han argumentado, un movimiento meramente eco-
eran más intensivos en el uso del capital y estaban más pe- nomicista; en él, más bien, los objetivos económicos y polí-
netrados por el capital extranjero que los sectores indus- ticos se entrelazaron de una manera muy peculiar.
triales desarrollados durante las dos décadas anteriores. Aunque las demandas impulsadas por los sindicatos pe-
Los nuevos sectores pronto desplazaron a estos últimos de ronistas eran de naturaleza económica y corporativa, con-
su rol de núcleo dinámico del capitalismo argentino. Sin tuvieron frecuentemente una invocación política. Los sin-
embargo, el discurso de los sindicalistas peronistas reclamó dicatos argumentaron -a veces de un modo directo, otras
continuamente la restauración de los atributos prevale- de manera oblicua-, que las políticas económicas y labora-
cientes antes de 1955. Estos atributos eran, en parte, ras- les de los regímenes no peronistas no sólo perjudicaban los
gos reales de la Argentina de la década 1945-1955 y, en par- intereses inmediatos de los trabajadores, sino que además
te, una destilación de la visión ideológica del peronismo: la socavaban la posibilidad del retorno a la época dorada del
alianza entre la burguesía nacional y la clase obrera bajo el peronismo. Y, aunque la invocación estuvo dirigida a los
tutelaje protector del Estado; políticas económicas redistri- trabajadores, fue "oída" también por otras clases: la bur-
butivas; nacionalismo; la definición de la oligarquía (agra- guesía argentina también hizo la conexión entre el progra-
ria) como el principal adversario social de las fuerzas "na- ma económico y corporativo de los sindicatos peronistas y
cionales y populares" y el poder arbitral de Perón. la posibilidad de resurrección de una era acerca de la cual
El símbolo unificador de la recuperación de la época de sus memorias eran enteramente diferentes a las de la cla-
oro perdida lo constituía, por supuesto, el retorno de Perón se obrera.
a la Argentina ... y al poder. Sin embargo, el retorno de Pe- Las prácticas políticas del movimiento sindical combi-
rón, y la Argentina peronista, dejó de ser objetivo políti- naron dos elementos: 1) un patrón de esporádicas penetra-
co fundamental del movimiento sindical peronista. Se ciones en los mecanismos de representación parlamentaria
transformó, más bien, en una especie de mito que cumplía que se manifestó a través de la limitada, aunque significa-
dos funciones. En primer lugar, permitió a los líderes sin- tiva, capacidad de los líderes sindicales para influir sobre
dicales interpelar a los obreros como obreros peronistas, y la conducta electoral de los trabajadores; y 2) una acción de
por lo tanto rescatar una de las raíces de su identidad co- desgaste a largo plazo -algo así como un continuo e impla-
lectiva, que no llegó a ser borrada por los sucesivos regíme- cable asedio "desde afuera"- que se ejerció contra regíme-
nes posperonistas.12 En segundo lugar, la proclamada a- nes políticos que excluyeron al peronismo, al costo de ser
dhesión a un objetivo político que, en el contexto de la Ar- altamente vulnerables a ataques cuestionadores de su re-
gentina de 1955-1966, era considerado inalcanzable por to- presentatividad y legitimidad.
dos los sectores políticos importantes -peronistas inclui- Las administraciones del período 1955-1966, tanto civi-
dos- liberó a los sindicalistas de la responsabilidad de re- les como militares, resultaron debilitadas por los efectos

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36 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" Y SUS LEGADOS 37
que produjo uno de sus propios axiomas operativos, es de- nifestara principalmente a través de la imposición de res-
cir, la exclusión del peronismo de la escena política legal. tricciones a las acciones de otros actores, ocultó su incapa-
En efecto, tal exclusión redundó en que la capacidad políti- cidad para formular un diagnóstico propio de la crisis es-
ca de la clase obrera para obtener concesiones fue mayor to- tructural que afectaba a la economía argentina desde fines
da vez que ésta se propuso quebrantar las reglas formales. de la década de 1940 y para proponer respuestas.13
En consecuencia, el movimiento sindical peronista se tornó, Finalmente, esta capacidad defensiva permitió al sindi-
tal como se quejaban algunos de sus adversarios, una fuer- calismo obstaculizar la implementación definitiva de las
za subversiva. Tal carácter subversivo, sin embargo, no es- políticas de estabilización económica que se propusieron
tuvo asociado a un cuestionamiento de la naturaleza capi- retrasar los salarios con respecto a los aumentos de otros
talista de las relaciones sociales. Reflejó, en cambio, que el precios, e inducir, de ese modo, un aumento de la inversión
sindicalismo -así como otros actores- recurrió, como últi- privada. A partir de 1959, el poder defensivo de los sindica-
mo recurso, al quebrantamiento de las reglas formales del tos fue ejercido con cierta "demora", materializándose sólo
sistema. En realidad, el efecto desestabilizador de las accio- después que las políticas de estabilización lograran algu-
nes emprendidas por el sindicalismo fue siempre indirecto, nos "éxitos" con respecto a la reducción de los salarios rea-
como resultado del impacto que tales acciones produjeron les y la represión de las demandas obreras.* En consecuen-
en la conducta de otros actores, y en particular de las fuer- cia, la capacidad defensiva del sindicalismo se manifestó
zas armadas. Los sindicalistas contribuyeron a crear cir- principalmente a través de la articulación de "acciones de
cunstancias que indujeron a los militares a deponer a las contraataque". Las mismas tuvieron el efecto de anular, al
administraciones civiles, o frustraron los objetivos de los menos parcialmente, el impacto negativo inicial que los
regímenes militares, induciéndolos de ese modo a abando- programas de estabilización habían producido en los nive-
nar el poder para evitar situaciones que, al menos en la les de salario y empleo. Pero, aún así, la resistencia sindi-
percepción de los militares, hubieran requerido como solu- cal no pudo revertir algunos de los cambios introducidos en
ción la aplicación de medidas de represión masiva. la economía. Durante el período 1959-1961 -al igual que
La estrategia del movimiento sindical peronista tuvo entre 1967 y 1969- se dio una importante expansión de
una ventaja importante: su poder se materializó, en buena los sectores industriales caracterizados por ser capitales
medida a través de las acciones de otros actores. Esto per- intensivos y contener una presencia predominante del ca-
mitió a los sindicalistas disociarse de las consecuencias in- pital extranjero. Luego de la década de rápido crecimiento
deseables de los ciclos de golpes y repliegues de los milita- inaugurada hacia fines de la guerra, el nivel de empleo in-
res, como ocurrió reiteradamente entre 1955 y 1966. La es- dustrial se estancó hacia mediados de los años cincuenta; a
trategia sindical tuvo, además, otras dos características. su vez, los aumentos de la productividad de la mano de
Por una parte, que el movimiento sindical promoviera el lo-
gro de sus objetivos a través de otros actores dio lugar a * Los que aquí se categorizan como "éxitos" lo fueron con respec-
que los objetivos de estos "intermediarios" interfirieran o to a las políticas de estabilización y no del modelo desarrollado.
modificaran parcialmente los propios del movimiento sin- Strictu sensu, el modelo desarrollista no requería retrasos salaria-
les. Estos, más bien, constituyeron requisitos políticos destinados a
dical. Por otra parte, que el poder del sindicalismo se ma- cimentar la confianza de los sectores dominantes.

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38 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" Y SUS LEGADOS 39

obra industrial fueron sustancialmente mayores que los iniciativas políticas del gobierno constitucional instalado
aumentos de los salarios reales. En resumen, el despliegue en 1958, con el propósito de imponer sus propias preferen-
exitoso de las acciones de contraataque del movimiento cias en los asuntos públicos. Por lo tanto, durante el perío-
sindical impidió la completa ejecución y consolidación de do de intervención tutelar, los militares coartaron las prác-
los proyectos de estabilización y crecimiento de fines de la ticas y principios democráticos de dos maneras. Denegaron
década del cincuenta y principios de los años sesenta, pero el derecho a elegir los candidatos de su preferencia a una
no pudo revertir las significativas transformaciones sufri- porción significativa de la ciudadanía y recurrieron repeti-
das por la economía argentina a partir de 1959. damente a la amenaza de deponer las autoridades consti-
tucionales si las mismas no satisfacían sus demandas. Por
Los MILITARES DEL PERÍODO POSTERIOR A 1955: NUEVOS supuesto, todo esto se hizo en nombre de la democracia. El
ESTILOS DE INTERVENCIÓN POLÍTICA peronismo y, luego de 1959, el comunismo fueron equipara-
Los militares constituyeron el tercer elemento impor- dos con la "antidemocracia". En consecuencia, las acciones
tante de la fórmula política que emergió a partir de 1955. emprendidas contra los peronistas, los comunistas y contra
El éxito de la insurrección militar de ese año inauguró un los políticos y funcionarios públicos que supuestamente los
nuevo patrón de intervención militar en la política argen- respaldaban o simplemente los toleraban, fueron justifica-
tina. Entre 1930 y 1955, las fuerzas armadas se habían das con el argumento de que tales acciones estaban desti-
constituido en guardianes de los gobiernos constituciona- nadas a proteger a la democracia de sus enemigos.
les derrocando tres administraciones civiles. Sin embargo, A principios de la década de 1960, importantes sectores
a e~cepción del corto período entre 1943 y 1945, los milita- de las fuerzas armadas comenzaron a darse cuenta de que
res se abstuvieron de participar directamente en la conduc- los beneficios obtenidos mediante la intervención tutelar
ción del Estado a lo largo de esos veinticinco años. Duran- eran inferiores a los costos ocasionados por ésta. La invo-
te los gobiernos conservadores de los años treinta Y princi- cación militar a un respaldo de las organizaciones políticas
pios de la década del 40, así como durante la presidencia de "democráticas" había forzado a las fuerzas armadas a res-
Perón entre 1946 y 1955, no tuvieron una participación sig- tringirse a las alternativas políticas que ofrecían los parti-
nificativa en el manejo de los asuntos públicos, más allá de dos así calificados. Al mismo tiempo, las fuerzas armadas
su presencia al frente de algunas empresas del Estado. concluyeron que eran percibidas por la opinión pública co-
Tampoco se propusieron institucionalizar regímenes no mo responsables de la distorsión de las prácticas democrá-
democráticos controlados permanentemente por las fuer- ticas, sin siquiera obtener el beneficio compensatorio de
zas armadas. que sus objetivos se cumplieran. Además, el alto grado de
A partir de 1955, los militares modificaron gradualmen- compromiso de los militares con el manejo de los asuntos
te ese patrón de intervención. Durante una primera etapa, públicos implicó que debieran asumir con frecuencia posi-
desarrollaron un estilo de intervención tutelar, que resultó ciones específicas con respecto a asuntos de política econó-
en 1) la exclusión del peronismo del proceso electoral y de mica, represión política, legislación laboral y cuestiones se-
las instituciones representativas del Estado, y 2) el ejerci- mejantes, lo cual, como fue de esperar, contribuyó a gene-
cio de presiones y de su poder de veto sobre las medidas e rar una profunda fragmentación interna. En ciertas ocasio-

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nes tal fragmentación tuvo como origen el apoyo dado por con la consiguiente exclusión de los partidos políticos Y la
algunos oficiales a la posición de determinados partidos po- abolición de los comicios y los mecanismos parlamentarios.
líticos. Más a menudo, el disenso interno y la fragmenta- En algún momento, hacia la mitad de los años sesenta,
ción surgieron cuando distintos sectores de las fuerzas ar- Onganía y sus asociados llegaron a la conclusión de que el
madas no estuvieron de acuerdo en relación a cuestiones experimento semidemocrático iniciado en 1955 debía darse
tales como el alcance y la naturaleza de las presiones que por concluido. La combinación que había prevalecido des-
se ejercerían sobre las autoridades constitucionales, o las pués del derrocamiento de Perón, es decir, un juego parla-
políticas que se aplicarían con respecto a los sindicatos y el mentario permanentemente desbordado, pero no entera-
partido peronista. La fragmentación militar alcanzó su mente suplantado por las negociaciones y los enfrentamien-
punto más crítico entre los años 1959 y 1963, a raíz de con- tos extrainstitucionales, tenía, desde el punto de vista de
frontaciones entre facciones opuestas que, en dos ocasio- los militares, dos inconvenientes. En primer lugar, como ha
nes, culminaron en enfrentamientos armados. La victoria sido señalado, creó condiciones que incentivaban la frag-
de una de estas facciones militares en 1963 -los "azules", mentación militar. En segundo lugar, los militares interpre-
y la emergencia del general Onganía como indiscutido taron que esa situación inducía a los políticos a no trascen-
hombre fuerte del ejército- abrió el camino a una profun- der las demandas sectoriales de corto plazo de los diversos
da revaluación de la estrategia política de los militares.14 sectores sociales, haciendo de este modo imposible el creci-
En consecuencia, las prácticas de intervención tutelar, que miento económico sostenido. A su vez, se sostuvo, la frag-
habían prevalecido desde 1955, fueron rápidamente aban- mentación militar y la proliferación irrestricta de conflictos
donadas, en la medida que se las percibió como responsa- sociales proveían un terreno fértil para la subversión.
bles de la pérdida de prestigio y unidad de las fuerzas ar- El diagnóstico formulado por las facciones militares pre-
madas. A partir de 1963, con el advenimiento de los Radi- dominantes en 1966 tuvo profundas resonancias en el con-
cales del Pueblo al poder, los militares suspendieron en junto de la sociedad argentina; los grupos liberales, en par-
buena medida su intromisión en los asuntos de gobierno. ticular, recibieron con beneplácito la posición antipartidista
Sin embargo, tal como los eventos pronto lo demostrarían, adoptada por las fuerzas armadas, ya que tales grupos ha-
ese cambio no significó que las fuerzas armadas repentina- bían llegado a la conclusión de que, en el juego planteado
mente hubieran aceptado que debían autoconfinarse al por la política parlamentaria, les tocaba invariablemente
cumplimiento de sus tareas específicas, con estricta subor- elegir entre alternativas igualmente insatisfactorias. Por lo
dinación a las autoridades constitucionales. Por el contra- tanto, el golpe militar y la posibilidad de fundar un régimen
rio, el interregno "profesionalista" de 1963-1966 -y la pa- no-democrático, permanente y estable, apareció ante los li-
ralela reunificación del ejército, y del conjunto de las fuer- berales como una opción tentadora. La misma no sólo pare-
zas armadas, alrededor de Onganía- precedió e hizo posi- cía resolver el problema planteado por su endémica caren-
ble la articulación definitiva de la doctrina de la "seguridad cia de votos, sino también -ellos esperaban- les proveería
nacional". Uno de los principales corolarios de la doctrina los medios para dar un golpe final, decisivo, a los sindicatos
emergente fue que las fuerzas armadas deberían asumir la peronistas que tan exitosamente se habían constituido en
responsabilidad única en el manejo de los asuntos públicos, uno de los actores políticos centrales del período 1955-1966.

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42 AUTORITARISMO Y DEMOCRACIA EL FRACASO DE LA "SEMIDEMOCRACIA" Y SUS LEGADOS 43

Lo que resultó en parte paradójico, sin embargo, en tanto puede ser provocado por el afán desmedido de lucro de par-
1966, fue que las consignas de los militares liderados por te de los empresarios como por las demandas incontroladas de los
obreros. Además, en la Argentina, un movimiento verticalista re-
Onganía fueron acogidas con beneplácito no sólo por los li- cupera la tradición caudillesca. El sindicalismo, asimismo, debe
berales, sino también por el actor a quien, precisamente, actuar al calor oficial. El Estado debe ser el padre protector así
los liberales querían liquidar: el sindicalismo peronista y la como lo es de la industria, el comercio y el agro.17
corriente hegemónica dentro de él, o sea el vandorismo.15
El hecho de que tanto los liberales como los sindicalistas Un acuerdo político con los militares golpistas se convir-
aparecieran apoyando el golpe militar de 1966 reflejó dos tió en una tentación cada vez mayor para dirigentes sindi-
cosas: la ambigüedad inicial de las propuestas de Onganía cales vinculados a un movimiento político cuya proscrip-
en materia de política económica y el atractivo que tuvo pa- ción electoral renovada por los gobiernos semidemocráticos
ra el vandorismo la posibilidad del establecimiento de un previos a 1966, se estaba transformando en un dato esta-
régimen político autoritario. Esta última circunstancia fue ble de la política argentina. La "intervención de los traba-
una consecuencia de la afinidad de los sindicalistas pero- jadores en la orientación del futuro económico del país" que
nistas con las invocaciones al orden; la unidad, verticalis- los sindicalistas peronistas venían demandando desde
mo, el anticomunismo y la tutela estatal ocuparon un lugar 1957 parecía poder llegar a materializarse sólo si se privi-
preponderante en la ideología esbozada inicialmente por legiaban vías de participación alternativas al semibloquea-
Onganía y la corriente paternalista organicista de las fuer- do carril partidario electoral. La presencia de militares
zas armadas.16 Si bien las acciones obreras durante la se- que, por una parte, condenaban el juego partidario in toto,
gunda mitad de la década del cincuenta -cuando los pero- y no simplemente al peronismo, y, por la otra, parecían res-
nistas habían restablecido su redefinido predominio dentro ponder a consignas de tono nacionalista, estatista y contra
de la clase- habían resultado en transgresiones muy se- el gran capital fue, entonces, vista por los sindicalistas pe-
rias a aquellas invocaciones, los dirigentes sindicales re- ronistas como el posible agente catalizador de un régimen
descubrieron rápidamente ingredientes de la ideología pe- político no parlamentario que sirviese para cimentar la
ronista que resultaban consonantes con los esquemas de alianza entre fuerzas armadas y sindicatos que, supuesta-
militares como Onganía. Dicha consonancia se expresó mente, se había frustrado en 1955.
tanto en las visiones de organización social que inspiraron
las estrat~gias del vandorismo como en las modalidades de
estructuración del movimiento sindical que procuraron im-
plementar. Uno de los principales dirigentes peronistas del NOTAS
período 1957-1966 sugería estas coincidencias de manera
3 Como el autor ha sugerido en otro trabajo, "la ecuación socioeconó-
muy gráfica:
mica del peronismo no fue demasiado compleja. Por una parte, se impu-
so un techo a las ganancias de la clase terrateniente de la pampa húme-
... el movimiento sindical en los países en vías de desarrollo debe da, principalmente a través de las tasas cambiarías múltiples. Por otra
ser verticalista como los cuerpos estructurados -la Iglesia, el parte, se promovió un aumento simultáneo de los salarios reales y de las
ejército, la familia-, pues es la única manera de aunar criterios ganancias del sector industrial, incluyendo a los segmentos intensivos
con el fin de presionar efectivamente y evitar el desorden, que en mano de obra y que utilizaban técnicas más eficientes. Este aumen-

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to de las ganancias del sector industrial se basó principalmente en la ex- las demandas peronistas referidas tanto al restablecimiento d: "una
pansión del consumo de los bienes salario". (Cf. Cavarozzi, 1982.) única CGT y un solo sindicato por rama de actividad", como al sistema
4 En realidad el reformismo populista no-peronista llevó el esquema de negociación colectiva de salarios, con la participación del Estado. En
de reconciliación de clases aún más lejos que el mismo peronismo. La definitiva, el consenso inicial logrado en torno a la proscripción Y exclu-
clase terrateniente pampeana había sido expropiada de una importante sión del peronismo se disolvió gradualmente. .
porción de sus ganancias, para que la redistribución del ingreso y la sus- 8 Actuando desde el interior del régimen militar, los radicales del

titución de importaciones, que tuvieron lugar entre 1945 y 1955, fueran pueblo respaldaron en 1956, los programas redistribucionistas _del mi-
posibles. Por lo tanto, era poco claro cómo se haría para restaurar los in- nistro de Economía Eugenio Blanco, y en 1957 bloquearon parcialmen-
centivos económicos a los terratenientes, sin afectar los intereses de las te la implementación del plan de estabilización relativamente ortodoxo,
clases urbanas -ya fueran la burguesía, el proletariado, o ambos. impulsado por el sucesor de Blanco, Roberto Verrier. _
5 El partido radical había alcanzado el poder en 1916, después de ha- 9 Como ha sido discutido en otro lugar por el autor -y senalado por

ber luchado por la implantación del sufragio masculino universal. Lue- diversos estudiosos del tema-, los partidos conservadores de la Argen-
go del derrocamiento de su líder, Hipólito Yrigoyen, los radicales fueron tina nunca se recompusieron luego del colapso del régimen oligárquico
proscriptos de las elecciones presidenciales hasta mediados de los años en 1916. Esto constituyó prácticamente un caso único en el contexto del
cuarenta. A partir de entonces, el partido radical adoptó una plataforma Cono Sur latinoamericano; en otros lugares como Brasil, Chile, Y Uru-
económica relativamente progresista, mientras, al mismo tiempo, atra- guay, el conservadurismo político siguió constituyendo una fuerza elec-
jo a la oposición antiperonista, de carácter más bien conservador. toral significativa. (Cf. Cavarozzi, 1978.) . " ,, ..
6 A partir de fines de la década de 1950, miembros de las fuerzas ar- 10 En 1959, Frondizi -amenazado por repetidos planteas milita-

madas también comenzaron a prestar apoyo a la postura desarrollista. res- designó a Alsogaray, un liberal, como ministro _d_e E~~nomí~. En
7 Como resultado de medidas y/o presiones impuestas por los milita- 1961, lo desplazó de su cargo, cuando el plan de estabihzac1on ha?~ª lo-
res, el peronismo estuvo proscripto desde 1955 en adelante. Esto some- grado ya algunos de sus objetivos -fundamentalmente, la reducc10n de
tió a los partidos políticos a una doble presión. Hacia fines de la década la inflación y del déficit de la balanza de pagos-.
11 Para un análisis detallado de las similitudes entre las políticas Y
de 1920, el sistema político argentino había alcanzado niveles de parti-
cipación electoral comparables a los de los países capitalistas más avan- plataformas económicas del peronismo y el Radicalismo del Pueblo, cf.
zados. Además, durante el régimen peronista, la clase trabajadora ha- Canitrot, 1975. .
12 En realidad, podría afirmarse que el ingenuo intento de erradicar
bía alcanzado la ciudadanía plena, y el gobierno había extendido a las
mujeres el derecho a votar. Por lo tanto, la realidad política argentina el peronismo, llevado a cabo por el régimen militar de 1955-1958, provo-
de mediados de la década de 1950, condenó como inviables los intentos có una reacción antagónica que tuvo la virtud de reforzar la lealtad de
de los "demócratas" que pretendían establecer la "democracia" única- la clase obrera y otros sectores populares con respecto al peronismo. (Cf.
mente para los "demócratas", excluyendo de hecho a una porción de la Cavarozzi, 1979.) .
13 Desde principios de los años cincuenta, se fue tornando creciente-
ciudadanía que constituía entre un treinta y un cincuenta por ciento de
la misma. Aun los partidos que continuaron articulando una ideología mente evidente que la fórmula económica vigente desde la Segunda
antiperonista, como los radicales del pueblo, y varios grupos conserva- Guerra Mundial no podía mantener por mucho tiempo los niveles de sa-
dores más reducidos, comenzaron a cuestionar las regulaciones pros- larios y empleo, siendo necesario, en consecuencia, que se produjeran
criptivas que minaban los fundamentos de la postura democrática se- profundas alteraciones de la estructura económica. ,
gún la cual, el respeto de la soberanía popular constituía la principal ba- 14 Tradicionalmente el ejército ha sido el arma mas poderosa, Y el
se de legitimación del sistema. Más aún, otras corrientes políticas, como hecho de que la armad~ se aliara, precisamente, con el se_ctor q~e sería
los radicales intransigentes, y pequeñas fracciones de los partidos con- derrotado en los enfrentamientos de 1962-1963 -es decir, los colora-
servador, socialista y demócrata cristiano, explícitamente buscaron dos"- consolidó aún más el rol dominante del ejército.
atraer los votos peronistas, a cambio de promesas referidas a la imple- 15 Cf. Cavarozzi, 1979:2; págs. 59-65.
mentación de determinadas políticas sustantivas y al levantamiento de 16 Para un análisis de las corrientes internas de las fuerzas armadas
la proscripción del peronismo en las "próximas" elecciones. En la esfera durante el gobierno instalado en 1966, cf. O'Donnell; 1982.
de la legislación laboral y de las políticas gubernamentales con respecto 17 Cf. Cavarozzi, 1979; pág. 62.
al movimiento sindical, la oposición de los partidos no-peronistas a los
lemas de los líderes sindicales del peronismo se fue debilitando gradual-
mente. En particular, los partidos relajaron sus posiciones contrarias a

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