Está en la página 1de 7

Para qué sirven las técnicas de

visualización
Practicar de forma habitual las técnicas de visualización nos ayudará a
profundizar cada vez más en las sensaciones y los símbolos que
acompañan a cada imagen. Con el tiempo, cuando estemos entrenados,
podremos memorizar estas visualizaciones y los estados de relajación
que le acompañan, para echar mano de ellos cuando nos sea necesario.

A partir de la visualización de imágenes, podemos inducir estados de


ánimo saludables que nos permitan tanto relajarnos, como tener
sensaciones agradables, ya que, como dijo Carl Jung, a través de las
imágenes podemos conectar la parte más inconsciente de nuestra mente
con la parte más consciente.

Publicidad

Las técnicas visualización se utilizan para el tratamiento de la ansiedad,


fobias, baja autoestima, depresión, dolores físicos y tensionales, etc.

Hemos hecho una pequeña recopilación de ejercicios de visualización,


que te pueden servir si eres terapeuta para utilizarlo en tus sesiones, o
los puedes utilizar también por tu cuenta para ayudar a relajarte.

12 Ejercicios de visualización
Estas son técnicas simples que se utilizan para ayudarnos a
concentrarnos mientras minimizamos al máximo nuestros
pensamientos, emociones y dolor físico.

1. Liberación de pensamientos
Cierra los ojos… Imagina que estás sentado en la orilla de un río mirando
cómo el tronco de un árbol desciende lentamente llevado por la corriente.
Durante de 6 a 10 segundos, imagínate que un pensamiento tuyo, una
percepción o una sensación, viajan sobre el tronco y luego deja que
ambos desaparezcan de tu vista. Vuelve a contemplar e río y espera a
que aparezca un nuevo tronco que llevará sobre él un nuevo
pensamiento.
También puedes realizar este ejercicio imaginando que tus pensamientos
son bocanadas de humo que se producen a partir de un fuego.

2. Interacción entre tensión y relajación


Cierra los ojos… Fíjate en la tensión que hay en tu cuerpo… elije un
símbolo para representar la tensión o el dolor que experimentas en este
momento, puede ser el hielo… elije otro símbolo que represente el
concepto de relajación…

Deja que ambos símbolos interaccionen de modo que, al final, la tensión


resulte eliminada.

3. Aparta tu tensión
Cierra los ojos… Imagina un color y una forma para tu tensión o dolor…
ahora cambia el color y la forma… aparta estos dos últimos elementos
hasta que desaparezcan de tu mente.

4. Colores
Cierra los ojos… Imagina que tu cuerpo está lleno de luces. Por ejemplo,
una luz roja representa la tensión o el dolor y las luces azules
representan la relajación… imagínate las luces cambiando del rojo al azul
o bien del azul al rojo y observa cualquier sensación física que
experimentes mientras tanto… ahora imagínate que todas las luces de tu
cuerpo han adquirido un color azul y experimenta con ello la sensación
de una relajación total.

5. Tensión muscular
Concéntrate en aquella parte del cuerpo donde sientas una mayor
tensión muscular… concede a la tensión una imagen mental, por
ejemplo, un peso que te oprime el estómago, una cuerda fuertemente
anudada alrededor de los brazos, un candado que cierra tu boca, un
torno que te aprieta los hombros (según el lugar donde sientas la tensión)
… Intenta ver la relajación de esta imagen. Imagina que estás cubierto
ligeramente por una capa de arena tibia… tu pierna derecha… la
izquierda… el estómago… el pecho… y los brazos. O imagínate que una
cálida manta, lentamente… lentamente, te está cubriendo los hombros.
6. Imágenes dirigidas
Esta técnica representa otra forma muy eficaz de emplear la imaginación
para lograr la relajación.

7. El sendero en la montaña
Cierra los ojos… Imagínate que estás apartándote del lugar donde
vives… deja atrás los ruidos y las prisas cotidianas… Imagina que cruzas
un valle y que te acercas a una sierra… visualízate en ella… estás
subiendo por un camino tortuoso… encuentra en él un sitio donde
pararte… encuentra ahora un sendero por el que puedes subir… busca
un lugar cómodo donde pararte.

Cuando lo hayas encontrado y legado a ese punto, tómate algo de


tiempo para examinar toda la tensión que hay en tu vida. Concede
mentalmente a la tensión y al estrés formas y colores… Míralos con
cuidado y luego déjalos en el margen del sendero en el que te
encuentras.
Continua subiendo por el camino hasta que llegues a la cima de una
colina… mira desde allí arriba… ¿Qué ves?… Busca un lugar atractivo y
cómodo y dirígete hacia él.

Publicidad

Fíjate en los alrededores… ¿a qué te recuerda?… Fíjate en las vistas, en


los olores, en los sonidos… Repara en cómo te sientes… Instálate y,
poco a poco, empieza a relajarte… Ahora te sientes totalmente
relajado… experimenta la sensación de estar total y completamente
relajado… Descansa de tres a cinco minutos… Mira a tu alrededor otra
vez…

Recuerda que éste es tu lugar especial para relajarte al que puedes


venir siempre que lo desees.

Vuelve de nuevo a tu habitación y recuera que todas estas imágenes son


fruto de tu imaginación, las has creado tú y puedes recurrir a ellas
siempre que desees relajarte.

8. Técnica del recuerdo activo


Cierra los ojos… Trasládate al principio del día… ¿cómo fue tu
despertar?… ¿cómo te sentiste?… Piensa en tus pensamientos y
sensaciones… Libérate de estos pensamientos y sensaciones… Libérate
de esa parte del día… pertenece al pasado y ya no puedes hacer nada
para cambiarla.

Ahora estamos en la hora de comer… Piensa en cómo fueron tus


pensamientos y sensaciones… ¿cómo fueron para ti las horas
comprendidas entre las 11:00 y las 2:00?… Libérate de los pensamientos
y sensaciones de esa parte del día… ambos pertenecen ya al pasado…
ya no puedes cambiarlos.

Piensa ahora en el tiempo transcurrido entre las 2:00 y las 5:00 de la


tarde… ¿cómo fue para ti esa parte del día? Recuerda cuales fueron tus
pensamientos y sensaciones… libérate de ellos… Recuerda que ambos
pertenecen al pasado… ya no puedes cambiarlos.

Piensa ahora en la tarde, en las horas transcurridas entre las 5:00 y las
7:00 de la tarde… ¿cómo ha sido para ti esa parte del día?… Piensa en
lo que sentiste y pensaste en esas horas… Libérate de los pensamientos
y sensaciones que experimentaste durante este tiempo… pertenecen al
pasado y ya no puedes hacer nada para cambiarlos.

Ya son las 8:00 de la tarde… Rápidamente retrocede al principio del día


y asegúrate de que te sientes liberado de todo lo que pensaste y sentiste
durante este día… Siéntete totalmente en el presente… empieza a sentir
cómo comienzas a sentirte relajado… Siéntete relajado… siéntete
totalmente relajado.

9. Enfrentarse a lo desconocido
Cierra los ojos… Imagínate que estás en el bosque… está oscuro y sopla
el viento… te has perdido… ¿qué sientes en este momento?… Observa
tu cuerpo y las áreas en las que sientes tensión… experiméntalo durante
un minuto…

Imagínate que encuentras un lugar para salir de este bosque oscuro y


frío… siente como la tensión va desapareciendo de tu cuerpo… irá
desapareciendo a medida que vayas encontrando un camino… Siente
cómo la tensión va siendo eliminada de tu cuerpo… estás relajado…
estás seguro… te sientes cómodo.

10. Crear las propias imágenes


La técnica de las imágenes dirigidas incluye buscar una posición
cómoda, cerrar los ojos, concentrarse en las propias sensaciones
físicas y practicar una respiración profunda.

Una forma de crear las propias imágenes es atender cualquier fantasía


que te acuda a la mente. Por ejemplo, puede que te preguntes cuanto
rato te va a durar el dolor de cabeza que sientes en este momento.

Cierra los ojos y deja que tu imaginación te conteste a la pregunta.


Imagínate distintos lugares: la playa, las calles de la ciudad, un arroyo,
etc. De entre todas las escenas que has imaginado, elige una donde
relajarte y de la que sólo tú disfrutarás.

¿Qué olor percibes, cómo es la estructura que ves, cómo se siente tu


cuerpo? Imagina que estás haciendo algo que te relaja, por ejemplo que
estás pescando, que estás disfrutando de una buena comida, charlando
con los amigos, o que estás sentado junto al fuego, con un buen libro en
las manos.
Para cuando te halles instalado en la escena que has imaginado y te
hayas relajado en ella, tu dolor de cabeza ya habrá desaparecido. En el
espacio que hay a continuación, describe algunas imágenes que te
resulten atractivas. Retócalas y grábalas en tu memoria. Cada vez que
sientas la necesidad de una relajación profunda, cierra los ojos y
trasládate a ese lugar especial.

11. Ejercicios de los cinco dedos de la mano


El siguiente ejercicio ha sido utilizado con éxito para inducir a la
relajación.

1. Toca el dedo índice con el pulgar. Mientras, recuerda alguna


situación de tu pasado en que todo el cuerpo haya sentido una
profunda fatiga (mientras subías una montaña, nadabas, hacías
footing, etc.)
2. Toca el dedo corazón con el pulgar. Mientras, retrocede a un
momento en que hayas tenido alguna experiencia afectiva. Puede
ser sexual, puede ser un simple abrazo o incluso una conversación
íntima.
3. Toca el dedo anular con el pulgar. Mientras, piensa en el mejor
cumplido que hayas recibido nunca. Intenta aceptarlo
sinceramente. Al hacerlo, estás demostrando una gran estima
hacia la persona que lo recibió, o se tú; a su vez, te estás haciendo
un cumplido a ti mismo.
4. Toca el dedo meñique con el pulgar. Al hacerlo, piensa en el
lugar más hermoso en el que hayas estado. Detente en él por unos
momentos.
Este ejercicio de los cinco dedos lleva menos de diez minutos hacerlo y a
cambio proporciona una mayor vitalidad, una paz interior y el crecimiento
de la autoestima. Puedes realizarlo cada vez que sientas tensión.

12. Relajación profunda con sugestión en


visualización
Este ejercicio de relajación se utiliza en personas a las que, en
principio, les cuesta visualizar, ya que es muy sugestivo. También lo
usan los terapeutas cuando quieren inducir una relajación profunda.

Cierra los ojos… imagina que caminas por un lugar seco y desierto, hace
calor… y sientes la garganta seca… visualizas en tu imaginación un vaso
lleno de agua… agua fresca… el vaso tiene gotitas en el exterior y sabes
que está fresco porque el cristal está empañado… sientes ganas de
tragar… pero no hay saliva suficiente… sigues con la garganta seca y
más seca.

Entonces recuerdas la sensación que produce tener un trozo de limón


entre los dientes… aprietas ligeramente los dientes y el zumo se
desparrama dentro de tu boca… incluso cae por la comisura de los
labios… tu saliva aumenta… más saliva y más saliva… tienes una
necesidad enorme de tragar, pero no tragues todavía, hay más saliva,
tragarás cuando contemos hasta cinco:

 1 aguanta la sensación
 2 eres capaz de esperar
 3 falta poco
 4 sientes la necesidad enorme de tragar
 5 ya puedes tragar

También podría gustarte