10 recomendaciones para elaborar mapas funcionales

1-. Para comenzar, es importante que los integrantes que vayan a realizar el mapa
funcional sean entendidos en la función a analizar. Esto podría permitir establecer el
propósito clave con mayor claridad.
2-. Para establecer el propósito clave es necesario pensar en una acción “que debe
suceder”, es decir, una afirmación clara y concreta.
3-. Para facilitar la redacción del mapa según la fórmula “verbo + objeto + condición”
podría ser útil reconocer como se podría concretar una acción de tal forma que esta se
materialice bajo las condiciones dadas en la función o subfunción correspondiente.
4-. En cuanto a la elección de los verbos a utilizar, es recomendable buscar aquellos que
impliquen realizaciones materiales, esto con el fin de evitar ambigüedad y demasiada
amplitud en la función descrita.
5-. Podría ser útil para facilitar el establecimiento de los niveles de jerarquía (de lo más
general a los más específico), el preguntarse “¿qué hay que hacer para?”, de esta forma
las funciones principales responderán al para qué del propósito clave y las subfunciones al
para qué de las funciones básicas.
6-. En relación a lo anterior, el preguntarse “¿qué debe suceder para que se logre el
resultado descrito?” sirve para mantener la relación causa-efecto a lo largo del mapa
funcional.
7-. Revisar constantemente el proceso de elaboración con el fin de identificar funciones (o
tareas) que pudiesen pertenecer a otro nivel de jerarquía según su complejidad.
8-. Definir las funciones según los resultados que producen en una ocupación específica,
sin referirse a puestos ni contextos laborales específicos.
9-. De la misma forma, en cuanto a la función a describir, centrarse en lo que el trabajador
hace sin involucrar metas o indicadores de logro.
10-. Finalmente, la importancia de establecer condiciones que sean alcanzables, podría
contribuir a corroborar que las definiciones de las funciones sean claras y concretas, así
como identificar su nivel de complejidad.