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Facultad de Bellas Artes –U.N.L.

P
Departamento de Artes Audiovisuales
Cátedra de Animación
Apuntes de Historia

Los orígenes de la Animación


Una Pre-Historia
El interés del hombre por capturar la sensación de movimiento a través de la representación artística puede
rastrearse hasta los principios de la historia, por ejemplo, cuando los humanos primitivos representaban en
las paredes de las cavernas paleolíticas animales con múltiples patas en posiciones superpuestas. A través
de los siglos podemos hallar infinidad de ejemplos de intentos por dotar de un sentido del movimiento a
distintas manifestaciones artísticas, tales como la pintura y la escultura. Esto no sólo se pretendió lograr
mediante capturar el instante de mayor tensión de un movimiento (como podemos apreciar en la dinámica
del Discóbolo, o en las dramáticas representaciones de artistas como Leonardo Da Vinci o Miguel Ángel)
sino también mediante desglosar en diversas imágenes las distintas etapas de un movimiento, una acción o
una escena (desde los frisos del Partenón, o los bajo relieves egipcios, hasta los tablados medievales y las
primitivas ilustraciones secuenciales, predecesoras del lenguaje de la historieta). Las sombras chinescas
con marionetas también pueden considerarse un referente ancestral de la animación: por ejemplo, las
marionetas de sombras animadas de Indonesia, llamadas Wayang, del año 900 d.C. Sin embargo, no sería
hasta el estudio del fenómeno físico de la percepción de imágenes en movimiento (comenzando por la
investigación de la persistencia retiniana), que el hombre pudiera conseguir una ilusión dinámica más
efectiva.

Los Juguetes Ópticos.


Entre los siglos XVII y XIX, se inventaron en Europa sencillos dispositivos ópticos de animación y/o pro-
yección mucho antes de que existieran los proyectores cinematográficos: el taumátropo, el fenaquistoscopio, el
praxinoscopio, el zootropo, el estroboscopio, la linterna mágica y el mutoscopio. Estos eran versiones complejas
del flipbook (cine de dedos), y utilizaban dibujos, pinturas, fotos o transparencias sobre cilindros o cartones
rotativos. Estos “juguetes ópticos” engañaban al ojo haciéndole creer que las imágenes se movían. Las fuentes de
luz solían ser lámparas de aceite, bombillas eléctricas o simplemente la luz natural.

El Taumátropo
La invención del traumátropo, cuyo nombre significa “maravilla giratoria” o “girador mágico”, a menudo
es acreditada al astrónomo Sir John Herschel. Sin embargo, fue un respetado médico de Londres, el Dr. John A.
Paris, quien popularizó el juguete, usándolo para demostrar la persistencia retiniana ante el Real Colegio de
Médicos en 1824. Se basó en ideas de Herschel y del geólogo William Henry Fitton, e incluso algunas fuentes
atribuyen el invento real a Fitton. Otros afirman que el matemático Charles Babbage fue su inventor.
El taumátropo es un pequeño disco, sostenido a ambos lados de su circunferencia por pedazos de cuerda. A
cada lado del disco se representa una imagen, seleccionadas de tal manera que cuando se hace girar el disco, las
dos imágenes aparecen superpuestas. Para hacer girar el disco se sostiene una de las cuerdas con una mano y se
hace rotar el disco para tensarla. Entonces, se sostiene ambas cuerdas y se deja rotar al disco. Estirando suave-
mente las cuerda se permite que el mismo gire, primero en una dirección, luego en la dirección opuesta. Cuanto
más rápido gira el disco, la ilusión se percibe con mayor claridad.
Aunque el taumátropo no produce escenas animadas, se basa en el mismo principio de persistencia retinia-
na que usan otros juguetes ópticos para crear la ilusión de movimiento. En este caso el ojo continúa viendo bre-
vemente las dos imágenes a cada lado del taumátropo después que las mismas desaparecen. A medida que el
taumátropo gira, la serie de rápidos destellos se interpreta como una sola imagen. Un ejemplo de taumátropo
tiene un pájaro en un lado, y una jaula vacía en el otro. Cuando se lo hace girar, el pájaro parece estar dentro de
la jaula. El par de imágenes del pájaro y la jaula fue usado en el primer taumátropo, y es el más común de los
conocidos hoy día, pero se crearon varios otros diseños, algunos incluyendo frases o poemas que se completan al
girar.
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El Fenaquistiscopio
El fenaquistiscopio (también llamado fenaquistoscopio) fue presentado por el físico belga Joseph Plateau
en 1832. En el mismo año, en Viena, Austria, Simon Von Stampfer coincidiría en inventar un dispositivo simi-
lar, al que llamó “estroboscopio”. La inspiración para la invención de Plateau provino principalmente de las
obras de Michael Faraday y Peter Mark Roget. En 1824 Roget había presentado un trabajo sobre la persistencia
retiniana y la ilusión producida por los rayos de una rueda en movimiento vistos a través de una ranura vertical.
Faraday había inventado un dispositivo llamado “La Rueda de Faraday”, que consistía en dos discos que giraban
en direcciones opuestas entre sí. A partir de esto, Plateau fue un paso más allás, adaptando la rueda de Faraday
en un juguete conocido más tarde como fenaquistiscopio.
El fenaquistiscopio consistía en dos discos montados sobre un mismo eje. El primer disco tenía ranuras dis-
tribuidas sobre el borde, y el segundo contenía dibujos en acción sucesiva, dibujados a lo largo del mismo en
círculos concéntricos. A diferencia de la Rueda de Faraday, cuyo par de discos giraban en dirección opuesta, los
discos del fenaquistiscopio giraban juntos en la misma dirección. Cuando se observaba en un espejo a través de
las ranuras del primer disco, las imágenes del segundo parecían moverse.
Alrededor de 1833 Plateau conoce al pintor y litógrafo Jean Baptiste Madou, con quien comenzaría una co-
laboración entre el arte y la ciencia en la realización de imágenes para su fenaquistiscopio de una impresionante
belleza (“El Monje” y “El Diablo”, expuestos en el museo de la Universidad de Ghent). Madou pintó la imagen
básica luego que Plateau hubiera calculado los cuadros fijos subsecuentes sobre discos semitransparentes de
papel encerado, iluminados por detrás, en combinación con un dispositivo de engranajes (anortoscopio) para
hacerlos girar.
Al comenzar a comercializarse, el fenaquistiscopio recibió otros nombres, como Fantasmascopio o Fantos-
copio, y tuvo bastante éxito por algunos años hasta la aparición de otros juguetes, como el zootropo.

El Zootropo
El zootropo fue inventado en 1934 por William Horner, quien originalmente lo llamó “Daedelum” (rueda
del Diablo). Se basó en el fenaquistiscopio de Plateau, pero era más conveniente porque no requería ser observa-
do mediante un espejo y permitía ser usado por más de una persona a la vez. El invento de Horner quedó extra-
ñamente olvidado por casi treinta años hasta 1867, cuando fue patentado en Inglaterra por M. Bradley, y en Es-
tados Unidos por William F. Lincoln. Lincoln lo renombró “zootropo” (zoetrope), o “rueda viviente”.
El zootropo es el tercer juguete óptico más importante después del taumátropo y el fenaquistiscopio, que
utiliza el principio de la persistencia retiniana para crear una ilusión de movimiento. Consiste en un simple tam-
bor sin tapa superior, sostenido sobre un eje vertical. Una secuencia de imágenes dibujadas a mano sobre tiras de
papel se ubica en la parte inferior del interior del tambor. Hay rendijas equidistantes abiertas alrededor de la
superficie exterior del tambor, justo encima de donde se colocan las tiras de imágenes.
Para crear la ilusión de movimiento se hace girar el tambor; cuanto más rápido gira, más suave es la progre-
sión de imágenes. Un espectador puede observar a través de la pared externa del zootropo desde cualquier punto
a su alrededor, y a través de las rendijas ver una rápida sucesión de imágenes en movimiento. Debido a su dise-
ño, más de una persona puede usarlo a la vez. El zootropo permitía ver secuencias cíclicas de movimiento en
tiras de aproximadamente 15 dibujos.
La aparición de mejores dispositivos, y finalmente el surgimiento del cine, relegaron paulatinamente el in-
terés por este juguete. Sin embargo, sus principios de funcionamiento resurgirían en el siglo XX bajo otras for-
mas, como el zootropo linear (a diferencia del zootropo de tambor, las imágenes están dispuestas de forma li-
near, y el movimiento se observa al pasar delante de las rendijas. Es un sistema utilizado en algunos trenes subte-
rráneos con fines publicitarios.), y el zootropo tridimensional (en el que se reemplazan imágenes por objetos y la
obturación de la rendijas por luces estroboscópicas sincronizadas con el movimiento. Un ejemplo de esto se
puede ver en el museo del Estudio Ghibli, en Japón, y en Disneyland, donde se representan personajes del estu-
dio Pixar.)
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El Flip-Book
El flipbook (también conocido como “cinematógrafo de bolsillo” o “cine de dedos”) es un libro que contie-
ne una serie de imágenes que varían gradualmente de una página a la siguiente, para que, cuando las páginas se
pasen rápidamente, las imágenes parezcan animarse simulando un movimiento.
El primer flipbook apareció en septiembre de 1868, cuando fue patentado por John Barnes Linnet con el
nombre de kineógrafo ("imagen en movimiento"). Fue la primera forma de animación que empleó una secuencia
lineal de imágenes en lugar de circular (como en el caso del fenaquistiscopio). El pionero del cine alemán Max
Skladanowsky, exhibió por primera vez sus imágenes fotográficas en serie en forma de flipbook en 1894, aunque
que él y su hermano Emil no desarrollaron su propio proyector de cine hasta el año siguiente. En 1895, Herman
Cassler inventó una forma mecanizada de flipbook llamada “mutoscopio”, que montaba las páginas en un cilin-
dro rotativo central en lugar de en forma de libro. El “mutoscopio” se conservó como una atracción popular hasta
mediados del siglo veinte, apareciendo como máquina operada por monedas en parques de diversiones. En 1897,
el cineasta inglés Henry William Short comenzó a vender su "Filoscopio", que era un flipbook ubicado sobre un
sostén de metal para facilitar el pasaje de las páginas. Un juguete similar al mutoscopio, pero de uso casero es
también la Kinora, que gozó de cierta popularidad hasta principios del siglo XX.
Más allá de su papel en los comienzos del cine, han sido una herramienta promocional efectiva desde su
creación para productos orientados a adultos como autos y cigarrillos, y también como juguetes para niños. Con-
tinúan siendo usados en estrategias de marketing de todo tipo, así como en colecciones de arte y fotografía. Los
flipbooks antiguos son populares entre coleccionistas, y los particularmente difíciles de conseguir de finales del
siglo diecinueve y principios del veinte han alcanzado valores de miles de dólares en ventas y remates.
Los flipbooks no siempre son libros separados, pueden aparecer como una característica más en libros co-
munes o revistas, usualmente en las esquinas de las páginas. También existen programas de computadora y sitios
web que convierten archivos de video digital en flipbooks personalizados.

El Praxinoscopio
Sucesor del zootropo, el Praxinoscopio (“observador de acción” en griego) fue inventado en 1876 por Char-
les-Emile Reynaud. (1844-1918) Igual que el zootropo, utilizaba una tira de papel que se ubicaba sobre la pared
interna de un tambor giratorio. La innovación consistía en reemplazar las rendijas de observación por una serie
de espejos yuxtapuestos en el interior del tambor, ubicados de tal forma que los reflejos de las imágenes sucesi-
vas aparecieran en una posición más o menos fija a medida que la rueda giraba. Al mirar en los espejos se apre-
ciaba la sucesión rápida de imágenes produciendo una sensación de movimiento con una imagen más brillante y
menos distorsionada que la ofrecida por el zootropo.
En 1878 Reynaud presentó el “Praxinoscopio teatral”, que incluía una pantalla de observación de vidrio que
permitía que la imagen en movimiento se sobreimprimiera sobre un fondo intercambiable. En 1880 crearía el
“Praxinoscopio de Proyección”, que utilizaba el principio de la linterna mágica para proyectar una animación
(limitada a unos 12 cuadros) sobre una pequeña pantalla. Aunque estos dispositivos podían ser disfrutados por
una pequeña audiencia en una sala de estar, Reynaud tenía en mente algo más ambicioso, la exhibición de sus
animaciones ante una audiencia teatral.

Hacia el Nacimiento del Cine


El “Teatro Óptico” De Reynaud
En 1892 Reynaud abría en París, Francia, su “Théâtre Optique” (Teatro Óptico). Este fue un arquetipo de
animación creado a partir de su Praxinoscopio, y tras varios años perfeccionando su invención, en 1988 patenta
el “Théâtre Optique”, un praxinoscopio a gran escala pensado para proyecciones públicas. Finalmente, el 28 de
Octubre de 1892, en el Museo Grevin en París, se presentó su primera proyección comercial.
Con una serie de placas de gelatina pintadas a mano, montadas sobre un soporte de cuero perforado y arras-
trado por un mecanismo de pernos (el primero de su tipo hasta aquel momento), el cual a su vez permitía enlazar
varios carretes de dibujos a un sistema de ruedas de gran tamaño, podía proyectar 80 fotogramas por carrete y
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lograba presentar “películas” de entre 10 y 15 minutos, avanzando y retrocediendo. El primer espectáculo, intitu-
lado “Pantomimes Lumineuses” incluía tres proyecciones: Pauvre Pierrot (500 fotogramas), Un Bon Bock (700)
y Le Clown et ses chiens (300). Presentaciones posteriores sumarían otras realizaciones, como Un Reve au coin
de feu y Autour d'une cabine (1895). La proyección utilizaba los principios de la linterna mágica y la imagen se
escalaba mediante un sistema de espejos. El aparato se ubicaba detrás de una pantalla traslúcida y Reynaud mis-
mo hacía las veces de proyeccionista, mientras era acompañado por música de piano.
Sus espectáculos precedieron por 3 años a las proyecciones de los hermanos Lumière, y se extendieron has-
ta 1900, sumando más de 500.000 espectadores a lo largo de los años. Sin embargo, el advenimiento del cine lo
sacó del negocio y en 1910, en un arranque depresivo, Reynaud rompió todos sus equipos y arrojó sus produc-
ciones al río Sena, a excepción de dos de ellas, Pauvre Pierrot y Autour d’une cabine, que sobrevivieron hasta
este día. Reynaud murió indigente y olvidado en un sanatorio en 1918.

El Camino hacia el Cine


El cine fue oficialmente inaugurado como invento con la primera exhibición pública del cinematógrafo de
los hermanos Lumière, en París, el 28 de diciembre 1895. Sin embargo, este evento fue la culminación de diver-
sos inventos, descubrimientos e investigaciones previas, en los campos de la óptica, la fotografía y el estudio de
la ilusión de movimiento. Aunque no están directamente relacionados con el arte de la animación propiamente
dicho, sirvieron para sentar las bases técnicas y tecnológicas de su desarrollo posterior.

Eadward Muybridge
Eadward James Muybridge, un fotógrafo de origen inglés radicado en los Estados Unidos, realizó a partir
de 1872 y a lo largo de varios años, una serie de experimentos con fotografías rápidas, inicialmente con el obje-
tivo de analizar el trote de un caballo (Un debate muy popular de aquellos días consistía en determinar si en
algún instante durante el trote el caballo levantaba del suelo las cuatro patas a la vez. Las experiencias de
Muybridge demostraron que así era.) La serie de fotografías resultantes de su investigación, llamada The Horse
in Motion, fue realizada con una batería de 12 cámaras sincronizadas, dispuestas a lo largo de la trayectoria del
movimiento.
En 1878 se publica en medios científicos su trabajo, y a partir de la atención pública que atraen sus fotogra-
fías, decide diseñar un aparato que permitiera proyectarlas ante el público. Así, al año siguiente, crea el Zoopra-
xiscopio, un dispositivo que adoptaba los principios del fenaquistoscopio, y proyectaba imágenes situadas en
discos de cristal giratorios en una sucesión rápida para dar la impresión de movimiento. En el primer proyector
las imágenes eran pintadas en el cristal como siluetas. Una segunda serie de discos, realizados entre 1892 y 1894,
usaba dibujos perfilados impresos en los discos fotográficamente y coloreados a mano. Algunas de las imágenes
animadas eran muy complejas, incluyendo múltiples combinaciones de secuencias de movimientos de animales
y humanos. En 1888, mostró sus fotografías de caballos a Thomas Edison, debido a que este, junto con William
K. L. Dickson eran los inventores del fonógrafo, para sugerirles la posibilidad de combinar ambos inventos para
mostrar imágenes sonoras. Aunque la idea nunca se llevó a la práctica, Edison sí empleó una serie de fotografías
de caballos en su quinetoscopio.
Las investigaciones de Muybridge continuaron más tarde con otros sujetos además de caballos; fotografió
animales y humanos en diferentes acciones, posturas y movimientos. Las fotografías resultantes fueron publica-
das en diversas ediciones desde 1887 hasta nuestros días, y han continuado siendo obras de referencia básica
sobre el movimiento humano y animal para artistas y animadores.

Edison y la fotografía en movimiento


También una serie de avances de la tecnología fotográfica facilitaron el camino hacia el nacimiento del ci-
ne. En 1887, el reverendo Hannibal Winston Goodwin utilizó una película de nitrato de celulosa (celuloide, una
combinación química de alcanfor y nitrocelulosa, también llamado “algodón pólvora”) como soporte de una
emulsión fotográfica de alta velocidad. John Carbutt fabricó la primera película fotográfica de celuloide comer-
cialmente exitosa en 1988, pero era demasiado rígida para un uso conveniente. Al año siguiente, la Compañía
liderada por George Eastman presentaría una patente por un rollo similar de película fotosensible de celuloide
para ser utilizada en sus populares cámaras Kodak (las cuales ya usaban carretes de negativo sobre papel), y de
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esta forma haría disponible al público masivo este avance revolucionario en el campo de la fotografía, y clave
para el desarrollo de la cinematografía.
A partir de estas experiencias de fotografía secuenciada y los avances en el desarrollo de película de celu-
loide, el inventor norteamericano Thomas Alva Edison encargó a uno de sus empleados, William Kennedy-
Laurie Dickson, el desarrollo de un sistema de reproducción de imágenes en movimiento. Así, entre 1889 y
1892, surgió del laboratorio de Edison el “quinetógrafo”: un innovador mecanismo de captura de imágenes en
movimiento, con un avance rápido e intermitente de la película fotográfica (es decir, de detención y avance de la
misma frente al obturador de la cámara para conseguir una buena exposición). Este permitió experimentar en el
laboratorio y finalmente, para 1893, desarrollar un dispositivo de proyección, el “quinetoscopio” (también lla-
mado cinetoscopio, kinetoscope en inglés; del griego “kinetos”, movimiento, y “scopos”, ver).
Aunque ya había proyectado películas sobre una pared en forma bastante exitosa en su fábrica, en lugar que
producir un sistema de presentación para una gran audiencia, Edison creó una máquina accionada por monedas,
del tipo “peep-show”, con la intención de generar una ganancia genuina de su invento. El mismo consistía en un
gabinete, en cuyo interior los carretes de celuloide no estaban enrollados, sino extendidos sobre una serie de
rodillos accionados por un motor eléctrico. El avance de la película sin embargo no era intermitente, sino que
pasaba frente a una luz con un obturador, y podía verse a través de un visor con lente de aumento por una sola
persona a la vez. Las películas eran bucles de aproximadamente 15 metros de largo con fotogramas de 35 mm de
ancho (Este tipo de película fue fabricada a medida por la empresa Eastman Kodak, y sigue siendo estándar hasta
nuestros días), y la duración de las proyecciones era de alrededor de 1 minuto y medio.
Empezando en 1894, los quinetoscopios fueron comercializados a través de la firma Raff y Gammon por
$250 a $300 la pieza, y la Compañía Edison estableció su propio estudio de filmación de contenidos para los
mismos: una simple habitación llamada la "Black María" que giraba sobre unos raíles para seguir la luz solar, en
West Orange, New Jersey. Las temáticas registradas estaban relacionadas con el teatro de variedades, los depor-
tes y actos circenses. En Abril de 1894 el primer locutorio de Quinetoscopios fue abierto en la parte frontal de
una tienda en Nueva York.
La aparición de estos y otros dispositivos de captura y proyección de imágenes en movimiento (tales como
el fusil fotográfico del francés Jules Marey, el Bioscopio de Max Skladanowsky en Alemania, o el Phantascopio
de Charles Francis Jenkins y Thomas Armat en Estados Unidos), derivó en un creciente interés del público, que
finalmente comenzó a ser explotado con mayor éxito desde 1895, por el cinematógrafo mejorado de los herma-
nos Lumière.

La “Magia” del Cine


Entre los primeros realizadores que abrazaron el entusiasmo y la fascinación de esta nueva invención, se
destaca el ilusionista profesional George Mélies, quien fue uno de los espectadores de la histórica proyección del
28 de diciembre de 1895 de los hnos. Lumiere. Interesado en investigar las posibilidades que ofrecía el cinema-
tógrafo a la magia escénica, intentó comprar el invento de los hermanos Lumière. Cuando estos se negaron, viajó
a Londres para obtener uno de los primeros proyectores del inventor y realizador británico Robert Paul. Con
ayuda del ingeniero Lucien Reulos, ésta se convirtió en su primera cámara de filmación. En mayo de 1896, un
mes luego de haber comenzado a proyectar filmes de Edison y Paul en su teatro, el Théâtre Robert-Houdin, Mé-
liès presentó su primera película, Une Partie de Cartes. En septiembre patentó su propia cámara, junto a Reulos
y Lucien Korsten, llamada “Kinétographe Robert-Houdin”. Para fines de aquel año, Méliès había rodado ocho
películas de 20 metros cada una, y ya había comenzado a explorar los efectos que podrían obtenerse mediante la
aceleración del movimiento, y la sustitución.
Él afirmaba que este efecto, que habría de a ser tan fundamental para su labor, fue descubierto un día en
que su cámara se atascó brevemente durante un rodaje: cuando la película se reveló y se proyectó, Méliès se
emocionó mucho al ver que un autobús se había transformado en una carroza fúnebre. Al instante percibió que el
truco podría ser un medio más eficaz de producir, por ejemplo, la desaparición de una dama, que la elaborada
maquinaria que utilizaba en sus ilusiones escénicas. El cine le ofrecía una capacidad inimaginable de manipular
y distorsionar el tiempo y el espacio. Amplió sus ideas inciales y comenzó a investigar y elaborar complejos
efectos especiales.
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Para principios del año siguiente Méliès construyó un estudio en Montreuil-sous-Bois, donde pudo desarro-
llar sus producciones y sus trucos visuales. En el transcurso de los años mejoró y amplió sus artilugios, tales
como exposiciones dobles y múltiples, y efectos de agrandamiento o achicamiento de personajes con técnicas
análogas a las utilizadas en las “fantasmagorías” de linternas mágicas. También fue un pionero en efectos de
pantalla dividida, y fundidos.
La variedad temática de las producciones de Méliès también es asombrosa. Además de sus películas basa-
das en trucos escénicos, sus 500 películas incluyeron actualidades dramatizadas, cuentos de hadas, sátiras políti-
cas, tratados sociales, temas históricos, e incluso adaptaciones de obras de Shakespeare, como Julio César y
Hamlet. Sin embargo, una de sus obras más recordadas es la comedia de ciencia ficción basada levemente en la
obra de Julio Verne: El viaje a la Luna.
Aunque la obra de Méliès no abarcó lo que hoy conocemos como animación (la ilusión de que los objetos y
las formas cobran vida propia mediante la filmación cuadro a cuadro), no cabe duda que las innovaciones técni-
cas y estéticas de sus películas estimularon a muchos otros realizadores a continuar por el camino de la experi-
mentación del medio, lo que pronto llevó a los primeros filmes animados. Producciones como Le Livre Magique
o Le Roi de Maquillage introdujeron situaciones cinematográficas (transformaciones de personajes, el uso de
dibujos en relación a personas y objetos, etc.) que servirían de inspiración para obras de sus contemporáneos
Emile Cohl y James Stuart Blackton, dando los primeros pasos para transformar un truco de cámara en una for-
ma de expresión y comunicación que desafía la imaginación.

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