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Índice
1 Pintura mexicana de los siglos XVI y XVII
2 Pintura mexicana del siglo XVIII
3 Pintura mexicana del siglo XIX
4 Pintura mexicana del siglo XX
5 El muralismo
6 Pintura mexicana del siglo XXI
7 Véase también
8 Referencias
9 Enlaces externos
Pintura mexicana de los siglos XVI y XVII
Por un tiempo se creyó que el primer pintor europeo radicado en la Nueva España,
fue Rodrigo de Cifuentes (artista apócrifo) a quien incluso llegó a atribuírsele
obra como “El bautizo de los caciques de Tlaxcala”, pintura del retablo mayor del
Ex Convento de San Francisco en Tlaxcala. Entre los pintores nativos estuvo Marcos
Aquino. El flamenco Simón Pereyns vino a la Nueva España en 1566 y es considerado
el más notable pintor de esta época. Con Francisco de Morales, Francisco de Zumaya,
Andrés de la Concha y Juan de Arrúe formó un grupo de pintura culta. Se conservan
de este maestro flamenco, entre otras, pinturas suyas del retablo de Huejotzingo y
un San Cristóbal en la Catedral Metropolitana.
Cristóbal de Villalpando, San Ignacio en Tierra Santa, 1710, Museo Nacional del
Virreinato.
La pintura popular tuvo también numerosas manifestaciones; Pese a la destrucción,
sobre todo de escultura y arquitectura; pese al acoso y ataque contra los
tlamatinime, "los que saben cosas"; la conquista, y luego la colonia, no lograron
desterrar del pueblo de México las dos cualidades fundamentales del artista
náhuatl: "ser dueño de un rostro y un corazón" y "humanizar el querer de la
gente.";2 lo que se aprecia en los materiales empleados, el manejo del color y las
formas, así como en la expresión temática.
Las obras eclesiásticas fueron las más importantes del siglo XVII. Entre los
pintores relevantes podemos citar a Baltasar de Echave, a su hijo, Baltasar de
Echave Ibía y a su nieto, Baltasar Echave Rioja, también a Luis Juárez y a su hijo
José Juárez, a Juan Correa, Cristóbal de Villalpando, Rodrigo de la Piedra, Antonio
de Santander, Bernardino Polo, Juan de Villalobos, Juan Salguero y Juan de Herrera.
Juan Correa, trabajó intensamente de 1671 a 1716 y alcanzó gran prestigio y fama
por la calidad de su dibujo y la dimensión de algunas de sus obras. Entre las más
conocidos: Apocalipsis en la Catedral de México, La conversión de Santa María
Magdalena, hoy en la Pinacoteca Virreinal y Santa Catarina y Adán y Eva arrojados
del paraíso este último en el Museo Nacional del Virreinato de Tepotzotlán.3
Josep Antonio de Ayala, La familia del Valle a los pies de la Virgen de Loreto,
1769.
A la par con la construcción de templos y casas proliferan los temas religiosos. En
la Nueva España, como en el resto del Nuevo Mundo, a partir del siglo XVII, y en
particular durante el siglo XVIII, el retrato pasó a ser parte importante del
repertorio artístico. En una sociedad caracterizada por el profundo sentimiento
religioso del que estaba imbuida, se esperaba que muchos retratos reflejasen las
virtudes morales y la piedad del modelo.4
Una descripción del arte colonial nos dice: "En el “Patrocinio de San José sobre el
Colegio Carolino” se aprecia como figura principal de la obra a San José, quien
carga sobre su lado izquierdo al niño Jesús. Dos arcángeles lo flanquean y
sostienen su largo manto púrpura. En la parte superior se observa a otros dos
pequeños ángeles con la intención de coronar al santo". "Por siglos, la obra fue
atribuida a Manuel Caro, pero las minuciosas labores de restauración permitieron
encontrar la firma del autor original: Miguel Cabrera."6
Dibujo previo para el frontispicio del Escudo de Armas de México, ca. 1743.
Pintura mexicana del siglo XIX
Destacan en esta época: Pelegrín Clavé, Juan Cordero, Felipe Santiago Gutiérrez y
José Agustín Arrieta.
El muralismo
El muralismo mexicano comienza en 1922 bajo la protección de José Vasconcelos,
secretario de educación pública. De este año a 1924 se realizan obras tan
importantes como los frescos del templo de San Pedro y San Pablo (del Dr. Atl,
Roberto Montenegro y Xavier Guerrero); el mural del Anfiteatro Bolívar (De Diego
Rivera, con la colaboración de Carlos Mérida, Guerrero y Jean Charlot); Los
bajorrelieves el Estadio Nacional (dibujados por Rivera y coloreados por Guerrero y
Siqueiros ); y los frescos de la preparatoria (de José Clemente Orozco, García
Cahelo, Alva De La Canal, Fernando Leal, Siqueiros y Fermín Revueltas).