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10 cosas que debes saber

sobre los diáconos en el


Nuevo Testamento
22 Marzo, 2019

Estamos en el proceso de nombrar diáconos en nuestra


iglesia, y pensé que sería útil mencionar algunas cosas
importantes a tener en cuenta.

(1) La palabra diácono es la traducción de la palabra


griega diakonos que aparece 29 veces en el Nuevo
Testamento. Sin embargo, solo cuatro de esas veintinueve
ocurrencias se refieren a una persona que ocupa el cargo
de diácono (Ro. 16:1; Fil. 1:1; 1 Ti. 3:8, 12). Los otros
ejemplos de la palabra simplemente significan “siervo” o
“mensajero” o “uno que ministra por el bien de los demás”
(véase Lc. 22:26-27; Jn. 12:26; Ef. 3:7; 1 Ti. 4:6). En
Hechos 6, el pasaje más frecuentemente asociado con el
oficio del diácono, el nombre en sí no aparece en ninguna
parte. Pero el verbo “servir o ministrar”, diakoneo, se
encuentra en Hechos 6:2.

(2) La necesidad de siervos vino como resultado del


crecimiento cada vez mayor de la iglesia. Las viudas, así
como aquellos con necesidades físicas especiales
(¿necesidades financieras?, ¿necesidad de alimento?)
alertaron a los apóstoles sobre la urgencia de este
ministerio. Aunque servir a los demás no estaba “por
debajo de la dignidad” de los apóstoles, llegaron a la
conclusión de que sus esfuerzos deberían dedicarse a
“predicar la palabra de Dios” y a “orar” (Hch. 6:2, 4).
Decidieron que siete hombres deberían ser designados
“para este deber” (Hch. 6:3). Para calificar para este
cargo, debían ser “de buena reputación, llenos del Espíritu
y de sabiduría” (Hch. 6:3).

(3) Cabe señalar que en Hechos 6 no se dice nada acerca


de un “oficio” de diácono. Además, son los apóstoles, no
los ancianos de la iglesia local, quienes tomaron esta
decisión que liberaría su tiempo para usarlo en la Palabra
y en la oración. Sin embargo, la mayoría está de acuerdo
en que este pasaje nos proporciona un modelo para el
oficio del diácono del que más tarde hablaría Pablo en 1
Timoteo 3.

(4) Romanos 16:1-2 es un texto crucial. Allí Pablo dice:


“Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la
iglesia en Cencrea, para que la reciban en el Señor de una
manera digna de los santos, y que la ayuden en cualquier
asunto en que ella necesite de ustedes, porque ella
también ha ayudado a muchos y aun a mí mismo” (Ro.
16:1-2). Algunos argumentan que Febe era simplemente
una servidora, pero que no tenía el oficio de diaconisa.
Pablo también aplica el mismo término a Apolos (1 Co.
3:5), Tíquico (Ef. 6:21; Col. 4:7), Epafras (Co. 1:7), y
Timoteo (1 Ti. 4:6). Aunque otros tienen una opinión
diferente, me parece que la razón principal por la que se
resisten a hablar de Febe como diaconisa es por la
convicción previa de que el oficio del diácono es
específico al género masculino, es decir, está restringido a
los hombres. Bien puede ser que haya un elemento de
miedo en esto también. En otras palabras, algunos temen
que abrirle el oficio del diácono a las mujeres es darles
poder para gobernar o ejercer autoridad sobre los
hombres de una manera que violaría la enseñanza de
Pablo en 1 Timoteo 2. O temen que hacer diaconisas a las
mujeres sea un “deslice” que llevará a nombrarlas como
pastoras.

(5) Pablo abre su carta a los Filipenses con esto: “Pablo y


Timoteo, siervos de Cristo Jesús: A todos los santos en
Cristo Jesús que están en Filipos, incluyendo a los
obispos [o ancianos] y diáconos” (Fil. 1:1). Parece claro
que Pablo prevé dos “oficios” en la iglesia local: (1)
ancianos / obispos / supervisores, y (2) diáconos.

(6) Las únicas otras dos veces que aparece término se


encuentran en 1 Timoteo 3:8 y 12, donde Pablo enumera
las cualidades necesarias de los que ocupan este cargo:

“De la misma manera, también los diáconos deben ser


dignos, de una sola palabra, no dados al mucho vino, ni
amantes de ganancias deshonestas, sino guardando el
misterio de la fe con limpia conciencia. Que también éstos
sean sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles,
que entonces sirvan como diáconos. De igual manera, las
mujeres deben ser dignas, no calumniadoras, sino
sobrias, fieles en todo. Que los diáconos sean maridos de
una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus
propias casas. Pues los que han servido bien como
diáconos obtienen para sí una posición honrosa y gran
confianza en la fe que es en Cristo Jesús”, 1 Timoteo 3:8-
13.

(7) Hay diferencias entre los ancianos y los diáconos. El


anciano tiene autoridad gobernante. Él ocupa el cargo de
“supervisor” (1 Ti. 3:1). Otros textos apuntan a la
autoridad gobernante de los ancianos (1 Ts. 5:12-13; 1 Ti.
3:4-5; 5:17-18; Ti. 1:5-9; Heb. 13:17; 1 Pe. 5:1-4). Por otro
lado, los diáconos nunca se describen como quienes
ejercen este tipo de autoridad gobernante. Son siervos.

Mientras que el anciano deben poder “enseñar” (1 Ti. 3:2)


y “retener la palabra fiel que es conforme a la enseñanza,
para que sea capaz también de exhortar con sana
doctrina y refutar a los que contradicen” (Ti. 1:9), nunca
se dice que los diáconos sean personas capaces de
enseñar. Aunque “deben mantener el misterio de la fe con
una conciencia limpia” (1 Ti. 3:9), en ninguna parte el
Nuevo Testamento dice que deben ser capaces, dotados,
o calificados para enseñar doctrina.

Una comparación de los requisitos tanto para el oficio de


anciano como para el diácono indica que este último debe
cumplir virtualmente los mismos estándares morales y
espirituales que el primero. En otras palabras, la “barra”
es tan alta para los diáconos como para los ancianos
cuando se trata de la madurez espiritual en Cristo.

(8) Un requisito interesante para el cargo del diácono se


indica en 1 Timoteo 3:10: “Que también éstos sean
sometidos a prueba primero, y si son irreprensibles, que
entonces sirvan como diáconos”. La naturaleza de esta
“prueba” no se especifica, pero seguramente incluía un
examen de su carácter, su historial de servicio dentro de
la iglesia, su reputación, y sus convicciones teológicas.

(9) En ninguna parte fuera del libro de Hechos se


mencionan los deberes y responsabilidades de un
diácono. Dos veces Pablo los describe como “sirviendo”,
pero nunca nos da contenido o estructura sobre qué
significa esto. La mayoría cree que se debe a que la iglesia
primitiva consideraba que la representación de los
diáconos en Hechos 6 proporcionaba la naturaleza de
este oficio y el tipo de “servicio” o “ministerio” que
proporcionarían. Lo más que podríamos decir con
confianza es que “los diáconos son necesarios en la
iglesia para dar apoyo logístico y material para que los
ancianos puedan concentrar sus esfuerzos en la Palabra
de Dios y en la oración” (Ben Merkle, p. 238).

(10) Dada la falta de contenido específico en cuanto a los


deberes de un diácono, me parece que cada iglesia debe
conservar la libertad para determinar el alcance de la
responsabilidad delegada a aquellos que están
designados para este cargo. En otras palabras, cada
iglesia debe decidir por sí misma cuáles son las
necesidades que requieren el aporte y la supervisión de
los diáconos. Esto probablemente variará de una iglesia a
otra. ¿Cuáles son algunos deberes de los que los
diáconos podrían ser responsables hoy en día? Es
probable que asuman cualquier tarea que no esté
directamente relacionada con la enseñanza o el gobierno
de la iglesia local. Ben Merkle enumera las siguientes
áreas de ministerio apropiadas para el oficio del diácono:

Instalaciones. Los diáconos podrían ser responsables de


la administración básica de la propiedad de la iglesia. Esto
incluiría asegurarse de que el lugar de adoración esté
preparado para el servicio de adoración. Otros deberes
pueden incluir limpieza, sistema de sonido, etc.

Benevolencia. De manera similar a lo que ocurrió en


Hechos 6 con la distribución diaria a las viudas, los
diáconos deberían participar en la administración de
fondos para los necesitados.

Finanzas. Algunos creen que los ancianos deben manejar


los asuntos financieros, ya que el dinero para el alivio de la
hambruna que trajeron Pablo y Bernabé fue entregado a
los ancianos (Hch. 11:30). Pero mientras que los ancianos
pueden supervisar los asuntos financieros de la iglesia,
probablemente es mejor dejar que los diáconos se
encarguen de los asuntos del día a día. Esto incluiría
recolectar y contar la ofrenda, mantener registros, ayudar
a establecer el presupuesto de la iglesia, etc.
Ujieres. Los diáconos podrían ser responsables de
distribuir boletines, sentar a la congregación, preparar los
elementos para la comunión, etc.

Logística. Los diáconos deben estar disponibles para


ayudar en una variedad de formas para que los ancianos
puedan concentrarse en enseñar y pastorear a la iglesia
(Merkle, 40 preguntas sobre ancianos y diáconos, p. 241).

Además de lo anterior, los diáconos podrían servir en lo


que podría llamarse un diaconado global. Este ministerio
está diseñado para movilizar a los miembros de la iglesia y
la comunidad en general para responder a los desastres
naturales donde sea que ocurran. El terremoto en Haití, el
tsunami en Japón, los huracanes en Texas y Florida…
estos son solo algunos ejemplos de áreas muy afectadas
que requieren asistencia inmediata. El diaconado global
estaría listo en todo momento para hacer lo que se pueda
hacer en términos de proporcionar asistencia en el lugar
necesitado, así como apoyo financiero a los más
necesitados alrededor del mundo. También se podría
pensar en los diáconos entrevistando a candidatos para el
bautismo, administrando y dirigiendo reuniones de
oración, planeando retiros y conferencias, etc.

Publicado originalmente por Sam Storms. Traducido


por Equipo Coalición.

Imagen: Lightstock.
Sam Storms es el pastor principal para predicación y
visión en Bridgeway Church en Oklahoma y presidente de
la Evangelical Theological Society. Es miembro del
consejo de TGC y autor de muchos libros, incluyendo
Packer on the Christian Life [Reflexiones de Packer sobre
la vida cristiana].

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