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Hacia el 2001, se dio un ciclo de conflictividad creciente.

La crisis de 2001, por un lado,


significó una ​crisis de hegemonía generalizada. ​Hegemonía: ​capacidad de un grupo de
ejercer una conducción política, social e ideológica sobre otros grupos, que implica la
construcción de prácticas, intereses y valores que, aunque son particulares, se presentan como
universales. Entonces, se trata de generar consensos y ​legitimar la dominación. A la inversa,
durante una crisis de hegemonía los grupos dirigentes se vuelven meramente dominantes:
quedan expuestos los lazos de la dominación. Pero, además, la crisis de 2001 fue ​económica​.
Veníamos de un proceso de contracción del PBI, de descalabro de las variables económicas y
de deterioro de los indicadores sociales.

Un principio de crisis orgánica (Gramsci)

● Crisis ideológico-cultural
○ Pérdida de predominio intelectual y moral
○ Pensamiento “único” neoliberal y ​Estado mínimo
○ Quiebre de consensos, concepciones y prácticas
● Crisis política
○ Crisis de representación
○ Efectos sobre la sociedad civil y la sociedad política
○ Conflictividad social y crisis de “autoridad”
● Crisis económica
○ Agotamiento del modelo de la convertibilidad
○ Fracturas en el bloque de poder
○ Deterioro de los indicadores sociales

El gobierno de la Alianza (1999-2001)

La Alianza llega al gobierno sin proponer discusiones de fondo, sino buscando “sanear” el
modelo de la convertibilidad: aplicar un ajuste para bajar el déficit fiscal, negociar con los
organismos internacionales de crédito para seguir emitiendo deuda externa, y llevar a cabo
una flexibilización laboral. Con el primer ministro de economía, Machinea, se realiza la
reforma laboral (Ley “Banelco”). Renuncia de Chacho Álvarez por el escándalo de coimas en
el Senado. Se complica la gestión de la deuda, y Machinea acuerda el blindaje. Esto fue
acordado con el FMI, a cambio de nuevas reformas estructurales y nuevos ajustes.
Desgastado Machinea, en marzo de 2001 entra López Murphy en el Ministerio de Economía.
Plantea un recorte brutal, centralizado en un fuertísimo recorte al presupeusto educativo y
despidos en el sector público. Dos semanas después, renuncia López Murphy y vuelve
Domingo Cavallo. En junio de 2001, junto a Sturzenegger (Banco Central), desarrollan el
megacanje: reestructuración de la deuda que aumenta las tasas de capital, de interés y las
comisiones. En julio, impulsado por Patricia Bullrich en el Ministerio de Trabajo, se recorta
un 13% los salarios públicos y las jubilaciones. La fuga de capitales sigue en pico, y el
Gobierno impone el Corralito. Autoriza la emisión de 15 cuasi-monedas. Retorno al trueque.
Fractura de intereses al interior del bloque de poder, entre los distintos sectores del
capital. 2 propuestas de salida del modelo:

- DEVALUACIONISTAS: capital productivo y exportador, tanto agropecuario como


industrial, que buscaban incrementar su competitividad. También estaba la presión de
los grandes grupos económicos locales, que buscaban valorizar sus grandes masas de
capital en el exterior.
- DOLARIZADORES: capital financiero y empresas de servicios privatizadas, que
querían mantener el valor de sus activos en dólares y perpetuar sus beneficios
conseguidos durante la convertibilidad, como el envío de ganancias dolarizadas al
exterior (eran, principalmente, empresas extranjeras).

Crecimiento de la protesta de los sectores populares, conlfuyendo en un escenario de rebelión


popular. Hay, además, un paso de clase dirigente a clase dominante, fenómeno propio de las
crisis orgánicas. En diciembre de 2001, se instaura el estado de sitio, lo cual finaliza con una
masacre y la renuncia de De la Rúa. La crisis orgánica no provocó, sin embargo, la
emergencia de una nueva hegemonía que pudiera articular los diferentes reclamos con una
dimensión propositiva (el pueblo “inconcluso”).

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