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El gobierno de Alfonsín. Planes económicos y crisis hiperinflacionaria.

La configuración
de la hegemonía menemista.

El proceso de democratización en lo ​político ​va a tener serias dificultades en el plano de lo


económico​. Dificultades para construir una nueva ​hegemonía cuando hay problemas
estructurales en la economía. Dificultades para formar un nuevo modelo de acumulación.

- Herencia de la dictadura: ruptura del régimen de acumulación de la ISI, serios


problemas en materia de crecimiento. En el 83, el PBI estaba a valores del 64. La
dictadura también dejó un proceso inflacionario muy alto: promedio de 200% anual.
Endeudamiento, valorización financiera y ámbitos privilegiados de acumulación. Casi
sin reservas.

La acción estatal, durante el gobierno de Alfonsín, se puede dividir en ​dos momentos clave,
y en ​tres planes​. Guro gradual, y creciente, hacia una mirada más ortodoxa en términos
económicos.

PLAN GRINSPUN

Plan nacional desarrollista. Grinspun es radical, viene de la tradición de la CEPAL. Lo que


planteaba era ​recomponer fuertemente el salario, estimular la demanda a través de la
inversión pública. Al mismo tiempo, establece un conjunto de regulaciones sobre precios,
tipo de cambio, tasas de interés, con la idea de incentivar la producción. Recomponer las
condiciones de vida y, desde ahí, incentivar la reactivación de la economía y sentar las bases
para afrontar de mejor manera el problema de la inflación. Mirada keynesiana sobre el gasto
público, como estimulador económico y también social. Se invierte en salud, educación.

El escenario internacional, no obstante, es muy complejo. No sólo por la gigantesca mochila


de la deuda pública, sino también por un contexto de escasa liquidez. México entra en una
moratoria unilateral, cesa de pagar su deuda. Suben las tasas de interés. Dificultad de acceder
al mercado financiero internacional. Entra aquí el rol del FMI. Primero, como representante
de los acreedores. Segundo, como condicionante para imponer un plan de ajuste. Restringe
los márgenes de autonomía relativa de los Estados nación.
Grinspun tiene una estrategia de negociación dura con el FMI. Deja de pagar algunos
vencimientos, busca auditar la deuda e intenta integrar una negociación colectiva con otros
países latinoamericanos.

Al comienzo, el plan es exitoso, pues logra reactivar la economía y hacer crecer el PBI. Pero
aparecen dificultades. Limitaciones al interior del propio Estado. Dentro del Ministerio de
Economía y del Banco Central aparecen cuadros que no están de acuerdo con este tipo de
políticas. Son más cercanos a las políticas ortodoxas y al ​establishment ​financiero. Otro
condicionante era la capacidad de veto que tenían los grandes ganadores económicos de la
dictadura. Los conglomerados extranjeros tienen un poder de presión desconocido hasta el
momento. Ya tenemos un gran empresariado que prioriza las tácticas especulativas por sobre
la inversión industrial. Además de eso, tenemos una inédita carga de la deuda. El FMI busca
quebrar este Grupo de Cartagena. Ni bien logra negociar con México y con Brasil, el grupo se
desarma. Todo esto, sumado a corridas cambiarias y proceso inflacionario. Además, el
gobierno tampoco contaba con el apoyo de la CGT, ligada más al peronismo. El gobierno
había planteado la posibilidad de “democratizar” la CGT.

15 meses dura Grinspun como ministro, hasta que Alfonsín le pide la renuncia. También
hubo un ​error de diagnóstico​: no se había tomado en cuenta la profundidad de las
transformaciones introducidas por la dictadura (que significó un cambio en el régimen de
acumulación). La misma lógica de realización del excedente había cambiado: ya no se
reinvierte en el mercado y el consumo interno, sino en prácticas especulativas.

PLAN AUSTRAL

Sourrouille: perfil más técnico, combina elementos ortodoxos y heterodoxos. Ante todo, hay
un nuevo diagnóstico​: pone como centros de los problemas la ​inflación y el déficit fiscal. En
este sentido, toma el diagnóstico de EEUU y el FMI.

El Plan Austral cambia la moneda, empieza a regir el austral. Busca restablecer la confianza
en el tipo de cambio. Se comprometía el Estado a no emitir para resolver el déficit fiscal.
Entonces, para cubrirlo, se proponía ir a buscar ​préstamos externos​. Todavía hay una
preocupación por la producción, por lo que no se quiere buscar préstamos internos (para no
incidir en la tasa de interés). El Plan, además, contempla congelamiento de precios, salarios,
tarifas, tipo de cambio, alternando momentos de congelamiento con flexibilización. Para
reducir el déficit, se aumentan algunos impuestos: retenciones, combustibles. Pero también
aparece un ajuste sobre las jubilaciones y el sector público. Se pretende solucionar los
problemas en la balanza de pagos mediante la ​exportación industrial​: se subsidian
exportaciones no tradicionales.
Negociación con los grupos económicos locales en materia de deuda: Sourrouille
propone un reconocimiento de la deuda y una continuidad de los procesos de estatización de
la deuda, ​negociando inversiones​.

El Plan tiene un efecto positivo a corto plazo: crece el PBI, se achica el déficit fiscal y se
reduce la inflación. En materia de empleo y salario real, no es tan exitoso.

Pero, para que este plan funcionara, había 2 elementos clave:

1. Negociación con el FMI y los organismos de crédito: plan de ajuste.


2. En el plano nacional, hay que lidiar con los grupos económicos locales.

Para que funcionara, hacía falta un cambio en el comportamiento de los grupos económicos
nacionales. Pero nos encontramos con clases dominantes que ya no son las mismas que
pre-76. Hay prácticas oligopólicas y empresas transnacionales, y no se dejaban condicionar
por el poder político.
El problema va a estar incluso en el objetivo de bajar el déficit fiscal. Esto implica
recortar los ámbitos privilegiados de acumulación (la patria contratista).

Cambio de alianza de clases: los trabajadores ya no aparecen como principal sujeto.

Ahora bien: el capital concentrado no repatria los capitales, sino que ejecuta un conjunto de
maniobras desestabilizadoras. En el 87, se reactiva la inflación. Y, frente a esto, sucede un
nuevo ​cambio de diagnóstico​: dentro de los 2 problemas que enfrentaba el Plan Austral, los
grupos económico locales no cooperan. Entonces, la gestión económica de Sourrouille se
abraza con más fuerza el plan del FMI.

La crisis político-económica y el giro ortodoxo

Nuevo acuerdo con el Banco Mundial: mayor apertura comercial, reducción de subsidios,
esquema de privatizaciones. Esto profundiza la crisis en todos los planos.

Primero, genera tensiones interiores al radicalismo (supuestamente, Alfonsín representaba la


rama más “progresista”. Por otro lado, el justicialismo y el sindicalismo se oponen también a
esta política de ajuste. También, se empieza a debilitar la política de DDHH. Levantamientos
carapintada, seguidos de Ley de Obediencia Debida y Ley de Punto Final.

En este contexto, el radicalismo pierde las elecciones del 87. Pierde las elecciones legislativas
y algunas gobernaciones (entre ellas, la de Bs. As).

PLAN PRIMAVERA

Acuerdo de precios de 180 días con la UIA y con la Cámara de Comercio.


Desdobla el mercado cambiario: dólar comercial fijo para liquidar las exportaciones
agropecuarias, 25% inferior al dólar financiero o libre que regía para el resto de las
transacciones. Esto fue para contener la inflación, y tuvo resistencia de parte de las patronales
agropecuarias. Se aumentaron las tasas de interés externas internas y se dio un pequeño
aumento salarial para el sector público, al mismo tiempo que se reducía el personal. Paritarias
limitadas para el sector privado.

El Plan Primavera va a cosechar rechazos del sector agroexportador. Por otro lado, las altas
tasas de interés van a acelerar un proceso de valorización financiera (principalmente, en el
mercado financiero interno). Además, se va a generar una corrida contra el austral, tratando
de forzar una devaluación. Llega un punto en que el Banco Central no puede sostener con
reservas el tipo de cambio. En ese contexto, el gobierno empieza a incumplir tanto con las
metas de ajuste como con los pagos de la deuda. Los organismos financieros internacionales
sentencian que el gobierno no cumple sus obligaciones, por lo que el Banco Mundial le retira
la ejecución de un préstamos pautado. El gobierno y el Banco Central quedan entregados
frente a la corrida cambiaria, lo cual marca el principio del colapso. Carrera entre la
devaluación y la inflación. HIPERINFLACIÓN. Algunos caracterizan este proceso como un
golpe de mercado​.

La “década perdida”

Se sostienen los elementos de un ​régimen de acumulación​, pero está la ​ausencia de un


modelo​. Planes efímeros, diversidad de diagnósticos y herramientas, irregularidad en las
variables.

Los ámbitos privilegiados de acumulación: 4 mecanismos básicos.

● Programas de estatización de la deuda.


● Subsidios a las exportaciones.
● Fijación de precios preferenciales en las empresas ligadas al complejo estatal-privado.
● Subsidios orientados por distintas políticas, de producción industrial, etc.

Nuevo proceso de valorización financiera, distinta a la bicicleta: con centro en el mercado


interno. Hay un conjunto de transferencias públicas a sectores privados, que en vez de
destinarse a la ampliación del capital, se convirtieron mayoritariamente en activos líquidos
que se volcaron en el circuito financiero local, atraídos por las altas tasas de interés que
regían en las colocaciones de corto plazo. Buena parte de ellas eran bonos que el Estado
emitía para cubrir el déficit generado por la acción de estos mismos grupos económicos.
Profecía autocumplida: los ámbitos privilegiados de acumulación (precios preferenciales, etc)
hacen ineficiente al sector de las empresas públicas, lo cual genera las condiciones para su
privatización.
Algunos trabajos hablan de una ​crisis interburguesa​. Los grupos financieros operan
para la corrida cambiaria pero, al mismo tiempo, los grupos productivos intentan no quedarse
atrás, trasladando a precios en un proceso que derivará en la hiperinflación.
La ausencia de un modelo y el fracaso de los planes de política económica se van a
traducir en la imposibilidad de traducir una hegemonía estable en el retorno democrático.

Efecto disciplinador de la hiperinflación: la configuración de la hegemonía menemista

Bonnet caracteriza el proceso hiperinflacionario en clave de ​violencia hiperinflacionaria​.


Esto implica pensar su efecto ​disciplinador​. Tenemos un proceso de deterioro absoluto del
tipo de cambio y de la evolución de precios. Por un lado, tenemos una pérdida de referencia
del valor de la moneda, pero también del conjunto general del sistema de precios. Se empieza
a perder la posibilidad de establecer una base de toma de decisiones en materia económica..
No hay una variable de decisión que suplante a la moneda en nuestro sistema económico. Se
vuelve imposible planificar esquemas de costo/beneficio.
Esta crisis no afecta a todos por igual. Los grupos económicos con mayor capacidad
pueden resistirla mejor. Se produjo un proceso de ​expropiación extraordinaria​. Transferencia
de ingresos de trabajadores a empresas. Pero, además, hay otra transferencia: de empresas
pequeñas y medianas a los grandes grupos económicos. Durante una crisis, el colapso en el
valor de la moneda lleva a refugiarse en el dólar. ​El proceso hiperinflacionario termina
afectando el proceso de reproducción ampliada del capital y el proceso de reproducción
ampliada de las clases sociales.
Todo esto es disruptivo en el plano económico. Pero, también, implica una pérdida de
capacidades estatales: el Estado aparece como incapaz de sostener el valor de la moneda. Este
momento de crisis total da una base de posibilidad: si viene alguien que pueda recomponer el
proceso de acumulación y recomponer la autoridad del Estado y su capacidad de conducir la
economía, podrá construir una nueva ​hegemonía​. La violencia hiperinflacionaria es efectiva
porque constituye un mecanismo de disciplinamiento social ​sin un sujeto manifiesto (a
diferencia, por ejemplo, del terrorismo de Estado). ​La instauración del neoliberalismo en
Argentina tiene, entonces, en su desarrollo, dos grandes momentos de disciplinamiento
social.​ El terrorismo de Estado y el proceso hiperinflacionario.
Hay otros dos elementos que vale la pena considerar: lo que Basualdo llama el
transformismo argentino​. El concepto de transformismo es gramsciano, definido como “la
absorción gradual pero continua de elementos activos surgidos de grupos aliados o incluso
adversarios, que empiezan a ser asimilados por las élites de los grupos dominantes”. El
neoliberalismo copta a los dirigentes de los sectores populares para ponerlos al servicio de los
sectores dominantes. Los partidos mayoritarios en Argentina (radicalismo y justicialismo)
provenían de otras tradiciones políticas. Se forman nuevas coaliciones neoliberales. El
menemismo se va a nutrir de los cuadros más conservadores del peronismo (Triaca a Trabajo,
Bunge y Born a Economía, la UCeDé. El Pacto de Olivos es la alianza que tejen el
radicalismo, conducido por Alfonsín, y el peronismo, conducido por Menem. Se negocia la
reforma de la Constitución.

Cambios en el peronismo (Levitsky)

● De las 3 ramas a la “desindicalización”. Tradicionalmente, el reparto de cargos se


daba entre la rama política, la sindical y la femenina. Ahora, se da a partir de otros
elementos, como las elecciones internas. Esto se da conducido por la ​Renovación
Peronista​, que privilegia la rama política. Se debilita el lugar de la rama sindical, que
ya venía sufriendo enfrentamientos internos desde la dictadura (Brasil -combativos- y
Azopardo -colaboracionistas-).
● Territorialización y Estado. D ​ ado el proceso de fragmentación de las clases
subalternas y la pérdida de peso del movimiento obrero industrial desde la dictadura,
empiezan a surgir nuevos actores sociales: nuevos pobres, barriadas populares,
trabajadores informales, cuentapropistas, pobres urbanos, etc. El peronismo se enlaza
a estos sectores, a través de un fortalecimiento de la estructura ​territorial. ​Y lo va a
hacer mediante una vinculación entre Territorio y Estado. Empieza a desarrollarse un
sistema de organizar a los barrios en nexo con los recursos del Estado y los actores de
gobierno. Cobra relevancia el control de los ​municipios. ​Clientelismo y
municipalización política. C ​ recen en importancia los PJ locales, y se conforman
nuevas redes clientelares.
Levitsky también describe el surgimiento de un “peronismo de saco y corbata”: formas
novedosas de hacer política (encuestas, marketing político, etc) y otros elementos que buscan
cooptar a sectores de clase media media profesional, tradicionalmente ajenos al peronismo y
más afines al radicalismo.

La hegemonía menemista

Bonnet plantea la articulación entre un ​neoliberalismo​ y un ​neoconservadurismo​.


Se abraza el discurso de la globalización y el fin del mundo bipolar. Bonnet propone
que Menem aparece como el instrumento ​subjetivo de un orden ​objetivo m ​ ayor: la
globalización​, cuya expresión doméstica es el modelo de la convertibilidad. Se enuncia un
proceso de inevitabilidad histórica. “Relaciones carnales” con EEUU, apoyo de Argentina a
la guerra con Irak, desactivación del Plan Cóndor.

Coaliciones reformistas

Etchemendy analiza cómo se da una estrategia de negociación muy lúcida a la hora de medir
relaciones de fuerzas. En cada ámbito, establece concesiones con los actores de mayor poder.
Dentro de los ámbitos de acumulación de los contratistas del Estado, se ofrecen nuevos
negocios (las privatizaciones como “ofrendas de paz” que permiten mantener los equilibrios).
Pero lo mismo sucede con los sindicatos: se flexibiliza pero se mantienen las obras sociales,
el sistema de indemnizaciones, etc.
Etchemendy concluye que debe pensarse en ganadores y perdedores al interior de
cada clase social. Sin embargo, hay que remarcar que se dio un deterioro general de las clases
subalternas, mientras que el bloque de poder se vio enormemente beneficiado. ¿Qué pasa, en
este último, con las relaciones entre los grupos económicos locales y el capital extranjero, una
vez que las reformas neoliberales se lleven a cabo en su máxima expresión? ¿Qué pasa
cuando el Estado pierde capacidades no sólo de protección social, sino también de protección
de los intereses de la clase dominante?

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