Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
14TE Sesión 7 (ARR)
14TE Sesión 7 (ARR)
En la década de los setenta, de su primera Ética, nos decía Dussel que estaba influenciado
por Heidegger, eso ahora cambiará. Levinas influyó en ese derrotero, el cual se materializó en una
Ética crítica; es decir: no responde al orden vigente. Levinas no estuvo muy de acuerdo con Dussel
estudió a Marx durante toda la década de los ochenta y culminó justo con la caída de la Unión
Soviética. Cuando gran parte del mundo daba como perro muerto al proyecto socialista. Por eso,
Dussel no es un seguidor pasivo de Levinas, a pesar de este influenciar lo suficiente para tomar
distancia de Heidegger. El filósofo nazi tuvo a grandes pensadores de discípulos, entre ellos la ya
conocida relación con Hannah Arendt, el gran hermeneuta Hans Georg-Gadamer, incluyendo al
mismo Levinas y al tan polémicamente radical Giorgio Agamben, como crítico de los campos de
concentración como el espacio de estado de excepción, no podría seguir a su propio maestro, quien
guardó un silencio cómplice ante la barbarie nazi. Esto pasa según Dussel, y puede seguir con los
pensadores supuestamente críticos que no tienen “categorías éticos-críticos” (Dussel, 2016, p. 10) y
pueden plegarse a cualquier régimen político opresor, como ocurrió con el nazismo y así puede pasar
todavía. Al no ser sensible de la dominación o no tomar conciencia de las contradicciones del orden
vigente, puede quedar atrapado por la moral y valores de lo establecido, es decir de la modernidad
capitalista.
2
La tercera redacción de la Ética — una ética crítica o Ética de la liberación — es para encarar
a esa modernidad. La primera parte es precisamente del orden vigente, es la moral totalitaria. Nos
vamos a ocupar de esta parte.
Nuestro filósofo inicia haciendo una brevísima descripción de la evolución de los seres
humanos hasta decirnos el papel de la autoconciencia, con la cual se logra justicia y bondad. Lo cual
es resultado de largos procesos históricos, por ser tales, están expuestos a cambios. En ocasiones
son avances en la consecución de derechos y, en otras, retrocesos. Esto guarda relación con las
transformaciones revolucionarias y las restaurativas del orden establecido.
Para esta Ética, ser ético y humano es lo mismo, podríamos decir que, si no somos humanos,
entonces no somos éticos. No podríamos ser inhumanos ante la inclemencia del Otro y ser éticos.
Sería una contradicción. En esa dirección, la ética es en sentido estricto, una práctica, si ponemos
como ejemplo la sensibilidad ante el sufrimiento del Otro, no se trataría de hacer una reflexión
abstracta en torno a tu semejante, sino, hacerse cargo de la realidad del Otro, no es ponerse en el
lugar del Otro, eso no es posible empíricamente, pero si se puede ser sensible ante la inclemencia
subalterna y actuar para revertirlo. No hay que teorizar sobre el hambre del Otro, hay que darle de
comer. Al partir de un pensamiento que afirme la vida, cualquier acción que le contravenga, será
motivo suficiente para actuar con pretensión de justicia.
podríamos hacer una lectura paralela con la estética de Georg Lukács, quien en su primer capítulo de
la vida cotidiana como el reflejo de la realidad. Dussel nos dirá que “lo ético es inherente a la
existencia humana en su actuación cotidiana” (Dussel, 2016, p. 17). ¿Cuándo esto se desvirtúa?
Podemos decir que es el resultado de las contradicciones de la modernidad capitalista, la cual
produjo un infierno en la tierra, incluso salvando su lado luminoso.
sentido de Michel Foucault), una tanatopolítica (como diría Giorgio Agamben), los campos sin un
contenido ético son su negación.
Los principios generales son subsumidos por cada campo particular. Esto no es lo habitual
en el canon sobre la ética. Dussel es consciente de esa ruptura con las éticas convencionales
(digamos las que tienen como horizonte la modernidad capitalista). Las acciones se dan en un campo
determinado y no en una abstracción metafísica. En Dussel son importante las instituciones en la
cual parte de los campos se realiza, los cuales, aún siendo abstracto, alcanzan su materialidad en
acciones e instituciones concretas.
El fin de una ética crítica es la afirmación de la vida, la acción humana en estos términos es la
mediación fundamental para la “vida buena”, una vida para ser vivida dignamente, no una vida
descartable como en la biopolítica en clave foucaultiana. El lenguaje, los argumentos son para
afirmar la vida, para vivir.
5
El neoliberalismo busca desvirtuar ese querer vivir y también poder elegir, manipulándolo,
por un querer vivir para un mercado y poder elegir mercancías en el, eso niega la afirmación de la
vida. Si para Dussel en la segunda redacción en la reproducción de la vida, ahora en la tercera es
afirmar la vida, ¿qué diferencia existe entre reproducir y afirmar? En la segunda hay más solidez, es
firme, es un principio sin vacilamiento.
Volviendo sobre las instituciones, la modernidad capitalista las fetichizó, así quienes las
critiquen tienen un terreno fértil, no creen en las instituciones simple y llanamente. De las críticas de
los anarquistas hasta los teóricos del Estado mínimo, vemos una negación a priori de las
instituciones como si fuesen el mal. Dussel es consciente de la ambigüedad de las instituciones, pero
no se pueden desechar. Una institución se entiende en un sentido amplio. Dussel es una institución.
Hay instituciones que “si cumplen su función de servicio a la vida comunitaria son justas,
moralmente adecuadas” (Dussel, 2016, p. 47). Esa es la razón por la cual las instituciones no son
descartables a priori, cuando su horizonte de posibilidad es la justicia y afirman la vida, las
instituciones son necesarias. No todo es alienación y disciplinamiento, las instituciones pueden tener
un carácter liberador. Permanentemente se requiere sobre su contenido y la creación positiva de
nuevas instituciones, las cuales también corren el riesgo de fetichizarse en el tiempo.
En esta ética, siguiendo en largo, larguísimo dialogo con Karl Otto-Apel, se concluye la
crítica a ese formalismo. Como oposición, el horizonte y el momento es material, la crítica a lo
formal siendo material, no niega lo espiritual. De hecho, necesitamos una espiritualidad de la
liberación, como diría Franz Hinkelammert. El principio material de la Ética sería como lo ya
6
De la tesis 5 a la 7 vemos algo de sumo interés para leer a Dussel. Es una hipótesis de lectura
como hemos dicho antes. Incluso siendo invalida nos abre a la posibilidad entonces de encontrar la
correcta, para comprender la gran obra del maestro, la cual tiene varias vías para adentrarse en ella,
como buen clásico solo tenemos que desempolvar un poco y veremos el brillo de su luz. Aquí ya
vemos explícitamente tres principios: el material, el formal y el factible. Ese será el recorrido de la
Política de la liberación, no podemos hablar de un Dussel definitivo, pero si de uno sin vacilación en
la profusión de sus ideas. En la tercera redacción de la ética estos principios son de la moral.
Con respecto al principio formal, aquí hay un juego dialéctico entre lo material y lo formal.
Luego de un largo debate e incorporación del pensamiento vivo de Marx en la Ética de la liberación
supone una subsunción con lo formal. En una tensión dialéctica. Incluso luego con el principio de
factibilidad. “Si lo material en esta obra es el contenido del acto humano referido, en último término,
a la vida, lo formal, en cambio, se ocupa en describir la manera, el modo, el cómo efectúa el ser
humano las acciones desde la indeterminación de su voluntad” (Dussel, 2016, p. 71). Lo material no
niega lo formal, aunque en cierto formalismo puede excluirse la materialidad, ese el problema con lo
formal. Si tengo hambre y puedo morir de desnutrición, entonces no importa cómo no comí, o de
qué manera no comí, si no como puedo morir esa es la materialidad, el principio moral es comer o
dar de comer.
subsumir lo formal en el principio de factibilidad, en cambio, la ética del discurso no puede subsumir
el principio material porque su punto de partida es otro, es la razón, lo consensual.
Por último, recapitulando, creo que aquí se juegan (se enuncian, falta desarrollarlos
sistemáticamente desde una heterogeneidad estructural como diría Aníbal Quijano) los tres
principios — lo que llamo el núcleo duro de los principios — de la ética y posterior política de la
liberación. El horizonte es la factibilidad de reafirmar la vida en comunidad en metabólica relación,
en el está supuesta la pretensión de justicia. Siendo una crítica sin vacilación al orden vigente
establecido por la modernidad capitalista.