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EL LENGUAJE IBÉRICO

ORIGEN ETIMOLOGICO DEL CASTELLANO:


IR y VER, DAR y DECIR

Abelardo López Pérez


Los humanos tenemos derecho a buscar la verdad allá donde la
descubramos y a defenderla tal y como la hayamos descubierto, porque no
hay más verdad que aquella que se puede ver y compartir, y muchos más,
cuando la interpretación ofrecida es una revelación basada en la
información que capta aspectos esenciales de una realidad histórica (López
Pérez, A. (2008).

La presente investigación, lejos de expresar una mera subjetividad, se


justifica con una técnica metodológica con base científica que aplica al
estudio de símbolos iconográficos de la Antigüedad tres procedimientos
básicos para su interpretación:

1) Cualidad trascendental de los elementos representados.

2) Simbiosis entre el símbolo y el soporte.

3) Ambigüedad analógica del símbolo.

Para poner un ejemplo iconográfico vamos a elegir un símbolo


milenario y universal, la rueda.

La principal causa-efecto de su cualidad, ya que para ello fue


inventada la rueda, nos introduce en la clave de su interpretación,
interviniendo en el contenido narrativo con la palabra “tránsito”. Y qué
mejor manera de expresar su contenido narrativo que representarla en el
vehículo por antonomasia de la economía y el comercio, en la propia
moneda, guardando una simbiosis simbólica con el propio soporte. El
tránsito o circulación de la moneda obedece a su principal causa
propagandística de su elaborada función. Pero donde cobra especial
relevancia es en el sentido sociopolítico, ya que la palabra “tránsito”
también permite la ambigüedad: el paso de un estado a otro 1. Para esta

1
expresión sociopolítica tenemos una serie de acuñaciones pertenecientes a
Mesembria, de entre el 450 y el 350 a. C. En este caso entre los radios de la
rueda tenemos la leyenda griega META, con el significado de “más allá
de” o “después de”. El modo conjuntivo expresa relación de posteridad
enlazando una oración subordinada temporal. Es el equivalente a lo que
sigue, está detrás o lo que cambia. La propaganda reforzadora de la
legalidad de la moneda haría referencia a “más allá de” o “después de” un
tránsito, o el cambio de un estado a otro.

Creo reconocer que, la Cultura Ibérica manifiesta un arte para


interpretar los textos de su iconografía empleando básicamente tres
procedimientos: en primer lugar está la propia imagen como reflejo directo,
donde la actitud representada manifiesta un hecho; dentro de la propia
imagen se halla también la cualidad más trascendental de los elementos
representados, que en gran medida resultan ser de transmisión cultural de
origen griego y oriental, coetánea con otros pueblos del Mediterráneo. Otro
procedimiento es el de crear una simbiosis entre el soporte y la imagen,
contextualizando un hecho con una idea. Y por último, el ibero manifiesta
una forma de expresión mediante la utilización del símbolo empleando su
analogía ambigua como expresión lingüística, dando paso a un sistema de
transmisión donde la palabra y el símbolo se unen formando un texto con la
propia imagen. La ambigüedad de la palabra se manifiesta en el símbolo
formando una simbiosis que de alguna manera rebasa la hermeneútica del
tiempo y del espacio como si esa cualidad permaneciera inmersa en la
propia naturaleza de los elementos (López Pérez, A, 2005).

El desarrollo contextual de este procedimiento me ha permitido


introducirme en el pasado ibérico desvelando todo un código iconográfico
de carácter universal2. Un procedimiento básico que estudia el
comportamiento de los símbolos y cuya aplicación al comportamiento de
los signos de la epigrafía ibérica ofrece una sustancial respuesta a la
interpretación verbal de su escritura, con el resultado eficaz y revelador de
lo inesperado.

2
Cerámica de San Miguel de Liria (Siglo II a. C.)

Observar el comportamiento de la silaba o signo ibérico Ì “be”


simulando una campana pendiente del cuello del caballo representado en la
cerámica de Liria. Dicho comportamiento pocas veces se nos manifiesta en
sincronía epigráfica y simbólica. Lo excepcional es que se muestre
descaradamente en dos ocasiones. En le lebes núm. 25, departamento 40; y
en la tinajilla núm. 142, departamento 31(Aranegui et alii, 1997). En los
dos casos se muestra la representación de un jinete y junto al ojo del
caballo, muy atento y desproporcionadamente grande, se halla la silaba
ibérica “be”. En la tinajilla nº 142, se muestra una escena incompleta de
jinetes acompañados por abundante escritura ibérica. En el cuello del
caballo mejor conservado se puede ver la campanilla formada por la silaba
“be”. Aquí la simbiosis entre el objeto y la epigrafía es incuestionable. La
cualidad trascendental de la campana es la de invocar, llamar. Y que el
verbo imperativo "ve"(en el sentido de ir, acudir) se manifieste en el mismo
objeto lo dice todo: acude a la llamada.

Para los filólogos especialistas en epigrafía antigua que deseen


comprobar una realidad. Si algo caracteriza a una campana es su sonido, y
si una campana configura una silaba (be) está caracterizando un sonido y
por tanto una fonética lingüística3.

Dicha fonética (be) responde a la llamada de una campana con el


verbo “ir”. No en vano la cualidad trascendental de una campana es la de
invocar, llamar. Toda una simbiosis entre el símbolo y el soporte. Pero al
mismo tiempo se está formulando la ambigüedad de la palabra ya que la
silaba “be” se halla nexo a un ojo desproporcionadamente grande apelando
indiscutiblemente al verbo “ver”.

Los verbos “ir” y “ver” expresados gramaticalmente con la


ambigüedad de la palabra “ve” no corresponden etimológicamente a la
lengua latina, ni tampoco se trata de una proto-lengua reconstruida.

3
Dichos verbos corresponden al castellano de una forma directa. Es la
prueba irrefutable de que la etimología castellana de las lenguas romances
no viene del latín, sino de la lengua ibérica. No se trata de una teoría o
conjunto de razonamientos ideados para explicar provisionalmente un
determinado orden de fenómenos, sino que se trata de un teorema o la
proposición que afirma una verdad demostrable. Lo que aquí está en juego
no es la reputación de lo manifestado hasta ahora por catedráticos,
licenciados o eruditos, sino el origen de nuestra propia identidad cultual.

Reafirmemos la simbiosis gramatical del verbo “ir” imperativo “ve”


del castellano, con otras emparentadas silabas o letras ibéricas muy
presentes en su escritura: B “ba” y Bn “ban”.

B Va: del presente indicativo singular, (el) va.

Bn Van: del presente indicativo plural, (ellos) van.

La ambigüedad analógica del verbo “va” nos traduce la forma verbal


de dirigirse, sinónimo de regir o gobernar (entre otras muchas, administrar,
mandar, regentar, acaudillar, capitanear etc.). Por lo que resulta muy
significativo que la silaba “ba” se halle tras la efigie del personaje en
anversos de monedas ibéricas cuando nada tiene que ver con las
abreviaturas de la ceca, como es el caso del denario de Arsakoson (Región
navarra). Otro tanto podemos decir de la palabra “ban” con la pluralidad de
regidos o gobernados. Son los semis y cuadrantes de la ceca Abarildur
(Región catalana) y denarios de Ausesken (Vich, Barcelona).

Reproducción denario de Arsakoson y semis de Abarildur.

El símbolo que designa la regencia en la iconografía ibérica es astral


y se representa con una estrella. La cualidad trascendental de las estrellas a
lo largo de toda la historia de la humanidad es regir en el firmamento el
destino de los hombres. No es casual que en la numismática ibérica se halle
la estrella representada junto a la efigie del personaje: En ases de
Ikalkunsken (Iniesta, Cuenca), de Iliturgi (Mengíbar, Jaén) y de Orkesken
4
(Región Albacete-Murcia). La silaba ibérica B “ba” es ambigua ya que
puede manifestar al verbo ir, dirigir, o regir en calidad de gobernante o
regente. Una coincidencia digna de mencionar por la presencia de la
consonante “b” es que el signo ibérico Ö “bo” se representa con una
estrella. Dicha silaba da comienzo a una frase separada por puntos y que se
halla sobre el caballo de la tinajilla nº 142 de Liria, por lo que no solo es
un símbolo determinante, también es una silaba. Más adelante continuaré
con esta lectura.

Reproducción ases de Ikalkunsken y de Sekia

El investigador J. Ramón Rivera (2015) adaptando el estudio griego o


sistema helenístico a la epigrafía ibérica extrae de la silaba “ba” la
traducción de “Señor”, eso sí, aplicado siempre a un contexto religioso.
Sinónimo de señor es noble, caballero, rey. Sinceramente, admiro tanto
esfuerzo y dedicación a la investigación interpretativa epigráfica ibérica,
pero no veo ningún contexto religioso en estas interpretaciones
numismáticas y sí la presencia de gobernantes o caballeros, como así
queda reflejado con el icónico jinete lancero sobre la ceca monetal.
Simbólicamente la regencia es representada con una estrella en la
numismática ibérica junto a jinetes como los acuñados en ases de Bolscan
(Huesca), de Sesars (Región Aragonesa) y en los de Sekia (Ejea de los
Caballeros, Zaragoza).

No se puede negar que existe cierta concordancia interpretativa con el


sistema helenístico, de hecho J. Ramón Rivera traduce el vocablo ibérico
bz “bas” como abreviatura de basileus (Rey, príncipe o soberano). Lo
sorprendente es que para este apreciable autor la letra ibérica “s” (z) la
interpretaría de la siguiente manera: z: "se", acusativo singular del
pronombre personal de 2ª persona "sy-su": tú.

La conjugación de dicha interpretación no deja de esgrimir un


parentesco gramatical con el castellano:

5
Bz Vas: del presente indicativo singular, (tú) vas.

No obstante para J. Ramón Rivera el vocablo bn “ban” es


interpretado como tercera persona del plural del aoristo 2º de Bainô: andar,
ir; subir, bajar; venir, llegar etc…

Lo cierto es que el vocablo “ban” obedece gramaticalmente


estructurando diversas frases en la interpretación epigráfica ibérica, como
seguidamente comprobaremos.

La palabra o vocablo ibérico zalíR “salir” se halla presente junto al


nombre de la ceca en algunas emisiones de dracmas consideradas de
imitación emporitana (ver D. Flecher, 1990, 83-90). Y también se halla
acuñado en la ceca ibérica de Iltirta, situada en la actual Lleida, con el
epígrafe ílYRDzalíRbn iltirta-salir-ban.

Nuestro propio Diccionario de la Lengua Española nos dice que una


de las acepciones de la palabra salir es: libertarse, desembarazarse de algo
que nos ocupa o molesta.

¿No resulta revelador que junto a la ceca de una o varias ciudades se


mencione la palabra relativa a la libertad, en un tiempo cronológico donde
la situación sociopolítica es bélica, todo ello ante la presencia de la
ocupada Hispania por Roma con la Segunda Guerra Púnica?

Me parece una prueba irrefutable que el vocablo ban = van, se halle


presente seguido de las traducciones de salir = liberarse, de algo que nos
ocupa. En las acuñaciones de la ciudad de Iltirta se manifiesta una lectura
que permite la propaganda sociopolítica de su estado emisor de una
situación que hace referencia a la liberación. Bien se puede expresar: van a
liberarse o gobernados libremente (libre de cargas o impuestos).

Todo esto es lo que se inscribe en el noreste peninsular. Ahora


citaremos lo que se menciona en el este, en especial en la pintura vascular
de San Miguel de Liria (Valencia).

En la misma tinajilla y caballo mencionado anteriormente (nº 142,


departamento 31 de Liria), se puede leer frente a la cabeza del jinete el
vocablo ibérico “ban” interpretado al igual que en las monedas como
regidos o gobernados. No resulta descabellado anunciar que los jinetes de

6
la pintura vascular de Liria son regentes o gobernantes de la elite
aristocrática ibérica en paralelo contextual con la numismática.

En el mismo caballo entre la cola y los pies se puede leer “velar-ban”.


En nuestro propio idioma el verbo intransitivo “velar” es: "estar sin dormir
el tiempo destinado al sueño. Cuidar solícitamente". La cronología y las
escenas vasculares de Liria en un contexto bélico confirman lo expresado:
van a velar.

Y es que el contexto puede ser definitivo para una correcta


interpretación, no en vano el texto que hay sobre la cabeza del caballo en
dicha tinajilla, que inicia con la silaba “bo” (estrella) se puede leer
ÖR&bRa: “borde-para”. En nuestro propio idioma la palabra “borde”
contiene unos sinónimos muy interesantes: linde, frontera, línea, extremo,
etc. Y la palabra “para”: detiene, impide, concluye, demora, habita, etc.
Literalmente dicen: “para en el borde”, detente en la frontera o límite.

Referente al silabograma “ba” y “pa” es una variante ibérica muy


presente en la decodificación realizada por expertos como J. Velaza (Prf.
Titular. Deptº de Filología de la Universidad de Barcelona); y los
investigadores de mediados del siglo pasado J. Sánchez Jiménez
(arqueólogo e impulsor del Museo de Albacete) y P. Beltrán Villagrasa
(catedrático de Instituto, destacado en el campo vasco-ibérico y en
Arqueología valenciana). A continuación expongo la decodificación de
estos últimos por su comparativa epigráfica de diversos lugares.

7
Alfabeto ibérico de J. Sánchez Jiménez y P. Beltrán Villagrasa (1962).

En el borde o boca del cálatos nº 107, departamento 12 y 13 de Liria


(Aranegui, et alii 1997) podemos leer una primera composición que dice:
ábRDn bn abartan-ban. Pero si cambiamos la “ba” por la “pa” de
abartan-, se lee: apartan. Nuestro propio lenguaje nos dice que “apartar” es
alejar a una persona u objeto de otro. Y “aparte” quiere decir: en otro lugar;
en lugar retirado.

En apartan-ban claramente se lee: “van a otro lugar o lugares”.


Bueno, pues lo sorprendente de esta lectura es que en el friso del contorno
de dicho vaso se representa una procesión de damas y caballeros cogidos
de la mano que marchan o se dirigen caminando al son de la música en una
misma dirección. Según los datos cronológicos del poblado del Tossal de
San Miguel de Liria, fue destruido y abandonado hacia el 175-150 a. C.,
fecha a la que corresponde dicho cálatos. La sincronía iconográfica y
epigráfica es corroborada por los propios datos históricos y arqueológicos
del lugar.

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Como se puede comprobar la n “n” al final del sintagma nominal en
la escritura ibérica expresa pluralidad, al igual que ocurre en la escritura del
Castellano.

Por otro lado la silaba Ì “be” permite otro significado en la


numismática ibérica otorgando un valor que nada tiene que ver con la
abreviatura de la ceca. Son los casos en la que aparece tras la cabeza del
personaje en la ceca de Kese (Tarraco, Barcelona) (Villaronga 1994, tipos:
89, 90 y 91). Dicho significado se declara en la ambigüedad de la palabra
del verbo “va” atribuida a la silaba ibérica B “ba” en calidad de regente,
pues sería gramaticalmente correcto que se traduzca como “regenta”, y
por igual resulta gramaticalmente correcto que la fonética de la silaba “be”
asigne la palabra “regente”. En conjunto considero que se trata de la
demostración etimológica más evidente de que la fonética del castellano
está emparentada directamente con el ibérico.

No cabe duda, existe un método de análisis simbólico que trata una


lengua o un fenómeno lingüístico en un momento determinado, dominando
conceptos relacionados con las acciones ocurridas en el tiempo. Lo
corrobora una coincidencia simbólica, epigráfica, cronológica, espacial y
territorial que influye en los factores culturales y sociales de su
interpretación, así como en el antecedente y desarrollo de la obra. Sincronía
y diacronía, las dos variantes básicas para analizar el arte iconográfico y
epigráfico. Todo ello demuestra que las lenguas romances no vienen del
latín y me alegra saber que no soy el único que lo aprueba, ya que también
lo afirman, entre otros, la filóloga especializada en lingüística y tecnologías
de la lengua Carme Jiménez Huertas en su entrevista realizada por la
periodista Alícia Minou para TimeForTruth.es, (2013)4: las lenguas
romances no vienen, estaban aquí.

Ciertamente las lenguas romance, de las que deriva el castellano,


estaban aquí, y tal y como afirma Carme Jiménez: se puede cambiar una
forma de escritura pero no una lengua.

Ahora observemos otro verbo que tiene la capacidad de reafirmar lo


dicho, rebasar el tiempo y el espacio con una evidente comprensión ya que
conjuga gramaticalmente con un rico lenguaje mediante la sincronía
simbólica y epigráfica. Y lo más sorprendente es que también se halla en la

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cultura micénica representado en un cántaro del siglo XV a. C. conjugando
la misma frase contextual que en la cultura ibérica.

Entre la múltiple y rica simbología de la Cultura Ibérica que,


considero tan importante como la epigrafía, se halla la flor de cuatro
pétalos. Dicho símbolo es determinativo, expresa una idea o palabra
concreta, el ideograma “vida”. Observar dónde se representa éste símbolo
en la iconografía ibérica y qué contiene en su interior. En la cerámica de
Liria se halla bajo jinetes a galope en actitud de lucha o armados, incluso
en repetidas ocasiones como es el caso de la pintura vascular del cálatos nº
121., departamento 11 de Liria, donde la epigrafía se muestra con todo su
esplendor sobre el labio o borde. El contexto es bélico y la cronología nos
sitúa hacia el año 175-150 a. C. En el interior de dicha flor se halla una
equis o cruz, la silaba ibérica D “da”. El ideograma “vida” manifiesta en su
interior el vocablo ibérico “da”. Reconocer de una vez que esto no lo digo
yo, lo dicen las íberos: “da la vida”. Incluso, expresan la causa, ya que la
flor de cuatro pétalos muestra repetidamente en sus extremos el símbolo
identificado como “alzar” (un zarcillo o filamento voluble): “da la vida en
el alzamiento”. Y lo dicen más abundantemente de lo que creemos,
observar también la iconografía de la cratera ibérica de Torre Uchea
(Hellín, Albacete) hallada en un contexto funerario5.

Cálatos nº 121, departamento 11 de Liria (en Aranegui et alii 1997)

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Crátera ibérica de Torre Uchea (Hellín, Albacete) (Museo Provincial
de Albacete)

La simbiosis contextual de la silaba D “da” cobra especial significado


epigráfico en la cultura minoica, de hecho según la tabla de equivalencias
fonéticas de don Manuel Gómez-Moreno (1948) se representa con una
equis o cruz. Se trata de un signo presente en la escritura Lineal B, utilizada
en la cultura micénica. Y muy significativamente en un cántaro de Micenas
del siglo XV a. C. donde se aprecia repetidamente este signo, incluso
dentro de una flor de cuatro pétalos al igual que en la cultura ibérica.

Todo podría tratarse de una mera coincidencia si estos signos y


símbolos no estuvieran circundando a varias palmeras en dicho cántaro. La
palmera (Phoenix dactylifera) es oriunda del Asia sud-occidental, pero su
cultivo se extendió por todas las partes. Oriente es la cuna de la
civilización. En un mundo donde se rige influenciado por el poder
simbólico de los elementos, qué mejor manera de representar a una tierra o
lugar (Oriente) que con un árbol oriundo de allí, de vital importancia para
su subsistencia (sombra, frutos, barrera desértica, etc.), en una tierra de
contrastes naturales, montañas, desiertos, oasis, la palmera determina a éste
último y por tanto la vida: “da la vida”.

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Cántaro micénico del siglo XV a. C. (Museo Arqueológico de
Atenas).

El catedrático de latín E. Zamanillo Rosales (1988) afirmaba que:


“…el ibérico es una lengua esencialmente griega con un desarrollo
estructural muchísimo más elemental que el que muestra el griego de
Homero. Esto significa que en las inscripciones ibéricas se oculta una
lengua micénica o poco posterior.” (en J. Ramón 2013). Ciertamente en las
inscripciones ibéricas se percibe una asociación simbólica y epigráfica
micénica. Y según señalan los especialistas el verbo “dar” es uno de los
más repetidos en las epigrafías protohistóricas. Analicemos pues la
correspondencia simbólica y epigráfica del signo D en diversos objetos
ibéricos.

El contexto determinante del simbólico es tan importante como el


contexto gramatical epigráfico. Y en algunos casos, es tan importante la
presencia epigráfica como su ausencia. En la cerámica ibérica del Castelillo
de Alloza (Teruel), la flor de cuatro pétalos no muestra en su interior la
silaba “da” por la sencilla razón de que no conjuga con la interpretación
simbólica: del comercio entre tierras depende la vida.2

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Reproducción de cerámica del Castelillo de Alloza (Teruel).

La interpretación simbólica puede ser muy subjetiva, pero no se puede


ofrecer una lectura correcta si no guarda contexto en diversos soportes. En
la interpretación epigráfica ocurre otro tanto, cada investigador escoge a su
antojo la variante silábica que el signario ibérico ofrece para extraer una
lengua cognada a su lectura, pero nunca será correcta si no guarda
conjuntamente un contexto gramatical y simbólico en diversos soportes.

Comprobemos más lugares donde se halla la silaba ibérica D “da”.

En un pequeño ponderal de bronce (inédito) con un peso aproximado


de 1’15 gramos, procedente la Manchuela Oriental (Albacete-Cuenca).

Ponderal ibérico (Propiedad particular).

Este signo marcado en un pequeño ponderal no parece estar indicar


una cantidad o medida de peso. De hecho, la cruz también se representa en
otro ponderal procedente de Xarpolar (Alicante) con un peso de 107, 07 gr.
(en Grau Mira y Moratalla Jávega, 2003-2004), y en otro tipo de
ponderares cerámicos donde la medida exacta de peso no tiene mucho que
ver. En la parte superior de numerosas pesas de telar se halla incisa la
típica equis o cruz. La silaba “da” impresa en un utensilio industrial de
carácter familiar de indudable valor económico y social.

Analicemos los sinónimos de la silaba “da” y comprenderemos la


simbiosis entre la palabra y este importante soporte: Proporciona (facilita,
suministra, provee, procura, mueve, trata, sirve, conviene, convén, surte,
abastece, dota). Cede (transmite, comunica, traspasa, suelta, afloja,
trasfiere, declara). Produce (causa, origina, ocasiona, hace, haz, ejecuta,
practica, remata, mejora). Concede (confiere, otorga, despensa, acepta,
libra). Entrega (ofrece, propone, propón, deposita, presenta, regala,
obsequia, dona, lega, prodiga). Remite (manda, ordena, echa, proyecta,
etc.). Aporta. Atina. Adjudica. Pega. Propina etc.

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Ahora disponemos de todo un rico vocabulario presente en una simple
silaba. Todo es cuestión de analizar el soporte en el que se halla inscrito y
en el caso de las pesas de telar los sinónimos proporciona y produce lo
dice todo.

En la numismática de la ciudad oretana de Obulco (Porcuna, Jaén)


ocurre algo sorprendente, una sincronía contextual entre el símbolo, la
epigrafía ibérica y la latina. En los anversos de los ases se muestra una
cabeza femenina, detrás la silaba ibérica “da” acompañada por la media
luna, y delante la inscripción de Obulco. Aquí el sinónimo de remite
(manda, ordena), contribuye con la simbólica media luna interpretada como
“nación” (simplificada en el ente autónomo e independiente de un pueblo o
ciudad) manifestando la cualidad del personaje femenino acuñado: manda
la nación de Obulco.

Pero si el anverso sabe a poco, observar el reverso. Arado y espiga,


entre ambos la leyenda L.AIMIL y M.IVNI (en horizontal) y AID (en
vertical). Según Díaz Ariño (2008) la ceca de Obulco es una de las
primeras en indicar el nombre de magistrado en sus acuñaciones, que en las
leyendas latinas aparecen como aid(iles) ar(genti?).

Reproducción as de Obulco.

El arado símbolo ejecutivo y la espiga símbolo legislador se ponen de


acuerdo contextual sociopolítico7. La espiga símbolo legislativo está
acompañada por la silaba ibérica “da” en sincronía epigráfica interpretativa
ibérica y latina: el poder legislativo lo da los magistrados o aidiles
mencionados.

Y es en este contexto donde interviene la esencia simbólica griega de


la espiga con la festividad ateniense en honor a Démeter Tesmófora o
Démeter Legisladora. Un legislador es aquel que da o establece las leyes,
algo que es especialmente aplicable a la lectura simbólica monetal, incluso,
cuando la espiga se halla junto a la cabeza del personaje puede trasmitir un

14
atributo legislador individual como, entre otras cecas, en Ulia
(Montemayor, Córdoba), Saiti (Játiva, Valencia) y Vesci (Región sur de
Extremadura). La espiga en manos de la diosa Démeter no simboliza a ésta
divinidad, en cambio sí manifiesta su poder legislador.

El verbo “dar” puede estar muy presente en otras piezas ibéricas


guardando un contesto epigráfico y simbólico, por ejemplo: El vocablo Dp
“dar” se lee en la segunda línea de escritura de la tésela de hospitalidad
procedente de La Caridad, Caminreal (Teruel); dicha tésela tiene forma de
caballo, símbolo de la prosperidad, por lo que resulta apropiado dicho
verbo en un pacto social hospitalario con el deseo especifico intrínseco del
contenido simbólico del caballo: dar prosperidad.

También se muestra al final de un texto de la estela de Mas Madalens,


Cretas (Teruel), bajo un zigzag, símbolo de dependencia, y sobre lanzas,
símbolo de la lucha. Aquí el sinónimo adjudica remite literalmente a la
lucha por la dependencia.

El vocablo Dç “dar”, con otra variante de la ‘r´’, también se halla


inscrito en una alianza de plata con sello procedente de entre la localidad de
Soses y Serós (Lérida); que la palabra entrega sinónimo de “da” se halle
inscrita en un anillo o alianza manifiesta literalmente una simbiosis
gramatical y simbólica.

”Dar” también se halla repetidamente en el plomo de Orleyl VI, de


Vall d´Uixó (Castellón) hallado dentro de una crátera en una sepultura
ibérica. Dicho plomo también muestra inscrito el vocablo zálíR “salir”:
liberarse de algo que nos ocupa6. El vocablo “salir” en la numismática tiene
un contexto sociopolítico, en este caso el carácter funerario no implica
que deje de contener un contexto sociopolítico, ya que lo depositado como
ajuar sin duda ésta relacionada con la vida del difunto. De hecho la crátera
de importación griega a la que se asocia este plomo contiene la imagen de
un grifo, símbolo del gobierno-imperio (fusión león y águila), sin lugar a
dudas relacionado con el gobierno griego imperante. Ya que lo identificado
hasta ahora como seres monstruosos de carácter mítico, son el resultado de
una composición simbólica heterogénea que comparte lo real con lo ideal
para establecer conceptos. El símbolo que comparte rasgos heterogéneos,
compuesto de partes de diversa naturaleza, es porque reúne la expresión de
dos o más significados5.

15
A dicha crátera de campana de figuras rojas considerada del siglo IV
a. C. se le denomina “crátera de la grifomaquia” (Museo Arqueológico
Municipal de Burriana, Castellón). Por un lado se representa la lucha de un
grifo contra los míticos arimaspos, y en la cara opuesta se representa una
procesión de personajes con túnicas tocando grandes panderos. Lo
sorprendente de estos panderos es que contengan en su interior una gran
aspa, la silaba “da” en contexto literal con el sinónimo pega (aplica,
golpea, atiza). Dicha aspa también muestra puntos seriados en su contorno,
el símbolo “conceder” sinónimo de da.

Crátera de Vall d´Uixó (en J. M. Melchor, J. J. Ferrer y J. Benedito,


2009).

El mundo griego ofrece todo un código simbólico que es adoptado por


los iberos plenamente conscientes de su valor conceptual. A los puntos
seriados con valor determinante “conceder” se le puede añadir otro símbolo
determinante como son la eses seriadas interpretadas como el verbo
“clamar”. Otra vez el mundo griego puede abogar de manera proverbial
una simbiosis simbólica y epigráfica. En una copa ática del siglo V a. de
C. del Museo Arqueológico Nacional de Atenas, una serie de puntos se
halla bajo el alfabeto jónico y junto a las eses seriadas. Al verbo conceder,
convenir en lo que uno dice o afirma, se le puede incorporar otro verbo,
clamar: emitir la palabra de manera grave y solemne.

Con toda propiedad literal, en esta copa ática, se concede y se clama la


unión de un sistema de escritura, el alfabeto jónico.

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Copa ática del Museo Arqueológico Nacional de Atenas.

La escultura ibérica de entre el siglo V y IV a. de C. y concretamente


uno de los iconos más esenciales en la historia de estudios ibéricos, tiene la
capacidad de conjugar los símbolos con la misma propiedad intelectual que
el mundo griego. La Dama de Elche y sus collares tienen la respuesta. Esta
obra de indudable influjo escultural griego, refleja un gran estatus social
mediante sus joyas, entre éstas los collares se hallan compuestos por
ánforas y lengüetas. El ánfora es el envase primordial del comercio y la
lengua es el órgano de la palabra, simbólicamente la Dama de Elche
contaría con la merced y gracia de la palabra y del comercio. Pero es en las
propias lenguas donde se profesa el verdadero intelecto cultural ibérico, ya
que dichas lengüetas, símbolo de la “palabra” (facultad de expresar el
pensamiento por medio del lenguaje), están circundadas por una serie de
puntos, símbolo del verbo “conceder”: convenir en lo que uno dice o
afirma.

La cultura ibérica adopta estilos y conceptos del mundo griego, pero


no representa a los griegos. La cultura ibérica adopta un sistema de
escritura pero no una lengua.

La cualidad transcendental de los elementos representados en la


numismática nos indica que el símbolo que representa al verbo “dar” es la
clava o maza de Hércules. Comprobar la simbología numismática ibérica y
veréis que la clava no siempre va acompañada del dios griego Hércules,
fácilmente identificable con la imagen viril, barbado y con la piel de león
sobre la cabeza. Por el contrario podemos ver la clava en personajes
imberbes, laureados o con cinta, y acompañado por símbolos como la
estrella símbolo regente, o el delfín símbolo de dominio. Un buen ejemplo
lo tenemos en dracmas de influencia cartaginesa de la ciudad de Arse
(Sagunto, Valencia) con la lectura aRSÏDR “arskitar”. Anecdóticamente

17
la expresión verbal de “quitar” es lo contrario de “dar”, pero no hay que
olvidar la ambigüedad de la palabra, “dar” también es pegar: aplicar. Y por
tanto se haya implícito el sinónimo apropiar: quitar.

Dracma de Arse (en J. Ramón Rivera, 2013).

Recordemos que estamos hablando de la ciudad de Sagunto, el lugar


donde se originó la Segunda Guerra Púnica, y tal y como afirma García-
Bellido (1993), dicha moneda pertenece al periodo de dominación púnica
en Sagunto, es pues una emisión en lengua indígena pero bajo
administración púnica.

Otro caso interesante y revelador es el mostrado en los anversos


acuñados en Ieso (Guisona, Lérida), donde tras la cabeza viril imberbe se
halla la clava y la silaba y “di”.

y Di: pretérito perfecto del verbo dar: (yo) di.

Y no menos interesante son los sinónimos de “di”: expresa,


manifiesta, dicta, jura. Pequé, golpeé, aticé.

La silaba “di” manifiesta una gran la versatilidad, y junto a la clava


que ya expresa el verbo “dar”, permite la lectura: juré dar.

Reproducción del as de Ieso

“Di” y “ti” son las dos variantes silábicas para el signo y. De hecho
son muchos los autores que realizan la lectura “ti” en las cecas monetarias.

18
Esto puede resultar sorprendente ya que se expresa como norma general
comúnmente aceptada muy presente en el Corpus nummum Hispaniae ante
Augusti aetatem de L. Villaronga (1994). Pero ante la razón de lo evidente
es necesario decirlo.

La ceca de Ieso acuña ases con la palma, símbolo de la victoria, junto


a la silaba y (Villaronga, 1994: tipo 2) tras la cabeza del personaje. Para
cuyo caso, la lectura me otorga la razón: di victoria.

Otra cosa es que el as de Villaronga comentado no trate de una


palma y sí de una espiga, mejor identificada en otras acuñaciones de Ieso
(A. Vives 1926: Ceca 14, XXIX, 2,3 y 4), para cuyo caso la lectura
resultante es: juré legislar.

Una vez más la simbiosis epigráfica y simbólica manifiesta una


realidad gramatical integrada en la ambigüedad verbal castellana de dar o
decir.

El significado simbólico de la clava concuerda con otro símbolo


figurativo de un animal muy presente en la iconografía ibérica monetal. Se
trata de unos divisores con tipo jabalí-clava que se encuentran en la
provincia de Sevilla (Villaronga 1994, tipos: 1, 1 A., 2, 3 y 4). El jabalí
contiene un atributo sustentable en la iconografía de la Antigüedad, latente
en la sociedad caballeresca ibérica, no solo, entendido como sustento,
mantenimiento o alimento de una clase privilegiada, sino que también es
participe de su otra acepción lingüística: El que defiende conclusiones, en
acto público de una facultad (López Pérez, A. 2011). La moneda como uno
de los principales vehículos de expresión del poder que la emite, contiene
el mensaje ideal de toda una población, y el contexto narrativo del jabalí y
la clava encajan en su primordial mensaje sociopolítico. La lectura
interpretativa de estos divisores manifiestan ponerse de acuerdo
justificando su veracidad simbólica: da sustento.

Referente al signario silábico &, la epigrafía ibérica oferta la


posibilidad de asignar dos silabas “de” y “te” a un mismo signo. Lo cierto
es que el rechazo a una transcripción lingüística comparativa de la lengua
ibérica con el Castellano ha sido tan acérrima que no hemos sido capaces
de establecer el valor “de” con un valor ablativo propio en algunos
topónimos y antropónimos, a cambio se ha optado por transcribirlo como
“te” alcanzando para los especialistas un valor de procedencia, ¡vamos lo
19
que en realidad es la “de”! una preposición de genitivo y ablativo. Los
ejemplos que se exponen son el topónimo de la ceca de iltukoite (‘de
Ilugo’) y el antropónimo del mosaico de Caminreal likinete (‘de likine’)
(ver Luján, 2007- pág. 61).

Un ejemplo que reúne una importante expresión verbal tendría que


ver con el vocablo ibérico éÏáR “ekiar” porque es todo un paradigma de
la escritura ibérica ya que como indican los expertos es una de las más
mencionadas acompañando a un nombre de persona o lugar. Es más, la
epigrafía ibérica levantina que se muestra en el extremo superior izquierdo
de la tinajilla núm. 142 se repite en al menos dos ocasiones el vocablo
ekiar al que yo comparo con el verbo “echar” comprendido en su pleno
sentido: hacer salir a uno de un lugar, apartarle con violencia. El verbo
echar también se puede utilizar para deponer a uno de su empleo o
dignidad, su sinónimo “deponer” permite un contexto político de retirar a
alguien de su honor o dignidad. De hecho es un vocablo presente en
dracmas de Arse (arsakiskuekiar) acuñados durante el periodo de
dominación cartaginesa, lo que permite corroborar le interpretación
epigráfica anteriormente mencionada del verbo quitar.

Otro caso revelador es la lectura inscrita en una falcata del Museo de


Prehistoria de Valencia kekebeste/ekiarte ya que resulta muy comprensible
que en un arma se refleje una causa bélica: la amenaza de echar de un lugar
al invasor.

Caso similar podríamos decir del mosaico romano de Andelos,


Mendigorría (Navarra), con epígrafe likine:abuloraune:ekien:bilbiliars,
donde tal y como señalan los expertos, a lo que parece, se atestigua una
variante (morfológica?) éÏén ekien. Aquí el verbo echar situada entre
un topónimo y antropónimo conjuga gramaticalmente con el presente
subjuntivo: (ellos; ellas; ustedes) echen.

La diversidad silábica del signario ibérico como “de” y “te” no es la


única cuestión a razonar. La diversidad de ciertas consonantes es otro
factor a tener en cuenta. Si tienen un mismo valor fonético puede ser muy
revelador en siguiente comportamiento de la z “s”, ya que también se
inscribe como S, f, F, ≠ (al último signo le falta una rayita en horizontal).

20
En la cerámica de Liria el comportamiento de la z “s” similar a una
eme (M) otorga un valor propio.

Observar el Lebes núm. 122, departamento 12 de Liria.

La z “s” ofrece el mismo comportamiento que los peces y las hojas de


hiedra, se suceden (zz). Precisamente dicha “s” se halla sobre la línea,
símbolo filial: descendencia, sucesión.

Por lo que la z “s” no quiere decir “a ti” como en un principio


supuse3, sino que debe de interpretarse como sinónimo de es.

z S (es) = existe; sucede; pertenece; sirve.

La z “s”, en este caso sobre el caballo (símbolo de la prosperidad), la


podemos ver acuñada en los semis de Bursau (Borja, Zaragoza), kueliokos
(Región del alto Ebro) y en Ekualakos (Región de Soria-Guadalajara),
aparentemente podría tratarse de la adaptación a la abreviatura romana de
sêmis (medio as), pero no responde a esa medida cuando se halla
representada en denarios ibéricos de Segobriga (Saelices, Cuenca) y
sextantes de acuñaciones ibéricas de Untiskesken (Area de influencia
emporitana).

En los semis de Bursau, kueliokos y Ekualakos en sus respectivas


cecas no se articula la frase: a ti la prosperidad3. Sí en cambio sucede
(sucesión) la prosperidad de su respectiva ciudad.

En el denario de Segobriga la z “s” situada bajo la cabeza del


personaje es acompañada por la media luna, símbolo de la nación (ciudad-
estado). En este caso la “s” aunque participa como abreviatura de la ceca se
articula la frase: sucesor de la nación de Segobriga.

El as de Segobriga manifiesta una espiga tras la efigie del personaje,


un delfín delante y una z “s” debajo: sucesor del dominio legislativo.

21
También en los ases de Bilbilis (Calatayud) y karalus (Región
aragonesa) se acuña la z “s” tras la cabeza del personaje y un delfín
delante, cuando lo normal sería poner la abreviatura de la ceca, que como
podemos comprobar no comienza por “s”. Aquí la lectura es: sucesor del
dominio.

Caso más extraño es el producido en los ases acuñados en Ekualakos


ya que en unos casos acuña tras el personaje la letra ibérica é “e” como
corresponde a la abreviatura de la ceca, y en otros casos acuña las letras
ibéricas zé “se” tras la cabeza del personaje, y delante un delfín, por lo que
la opción de lectura permite otro texto diferente.

El sinónimo de “sé” en nuestra lengua castellana tiene la respuesta, y


además, conjuga perfectamente con el símbolo del dominio.

zé Se (sé) = sabe: domina.

Reproducción as de Ekualakos.

El comportamiento epigráfico desordenado inscrito en la palma de la


mano de un botón ibérico de bronce es el que me permitió analizar el
vocablo ibérico Q$ “ar” atribuyéndole el significado de “ordenar”3. El
sufijo -ar es un término usado para formar verbos ibéricos al igual que
ocurre con el Castellano. Y ciertamente permite analizar otros vocablos
repetitivos en la epigrafía ibérica y celtibérica. Tal es el caso inscrito en el
mosaico de Andelos (Mendigorría, Navarra) donde se halla seguido de un
topónimo bilbili-ars. Resulta sorprendente ya que se supone que en las
monedas de Arse “ars” hace referencia a la abreviatura de la ciudad. Y
ciertamente puede ser así, y al mismo tiempo nos puede estar estructurando
un componente léxico de “ordenar” para definir el nombre de la ciudad.
Pero ahora estamos en condiciones de ofrecer otra lectura muy coherente y
reveladora para la expresión arsquitar acuñada durante periodo de
dominación cartaginesa en la ciudad de Sagunto.

aR Ar = ordena.

22
S S = sucede, sucesión.

ÏdR Quitar = quitar.

No cabe duda, Sagunto está en guerra y los dominadores ordenan


quitar la sucesión. En Andelos Bilbili ordena sucesión. Pero como tiene el
verbo “echar” delante, aunque está separado por puntos, (:ekien:bilbiliars)
la lectura puede ser similar.

El componente léxico de la ciudad de aRSé estaría formulando la


expresión segmentada de Ar-se: ordena saber.

Ra (ar) = ordena.

Sé (sé) = sabe.

El contexto gramatical es inmejorable y la conjugación verbal con el


Castellano incluso se puede hallar en el pretérito imperfecto (yo) ordenase.

No se puede hacer caso omiso al sustrato pre-latino conservado en el


Castellano cuando se tiene constancia de la pervivencia de numerosísimas
voces prerromanas. Se puede ignorar la palabra de un hombre, se puede
ignorar su mérito o afición, pero no se puede ignorar la palabra de aquello
que determina tu heredada condición. La voz de nuestra más profunda
identidad cultural manifestada en la iconográfica y la epigrafía ibérica se
aúnan en un espacio socio-cultural análogo al mundo griego, y por
extensión con el mundo mediterráneo y oriental.

Sin culpar a nadie del consentimiento de los convencionalismos


decimonónicos que decidieron y deciden lo que en España es indoeuropeo
o no es indoeuropeo, parece ser que de alguna manera se colocó una venda
tan infranqueable a los ojos de nuestra más profunda raíz cultural
conservado en el rico lenguaje castellano, que no hemos sabido leer ni
nuestro propio idioma, que muy bien pudo conservar palabras milenarias.
Considero que dicho hermetismo no está ocasionado solo por la oscura
incomprensión de un lenguaje epigráfico, también está provocado por la
incomprendida iconografía que en la mayoría de los casos le acompaña.
Esta venda iconográfica es la primera que me tuve que quitar para
comprender lo sucedido. Porque el lenguaje del símbolo entendido como el
instrumento de comunicación entre la diversidad de pueblos en la
Antigüedad, supone un fondo documental de incalculable valor

23
iconográfico capaz de traspasar la barrera de la interpretación
historiográfica tradicional6.

COMCLUSIONES Y RESOLUCIONES

La escritura ibérica responde a una lengua primaria que en su lectura


más simple obedece a los sinónimos verbales de nuestra lengua castellana:

Los verbos ir y ver responden con la ambigüedad de la palabra


integrada en la silaba ve (be).

Ì Be (ve) = ir; ver; regente.

B Ba (va) = marcha; regenta.

Bn Ban (van) = marchan; regidos o gobernados.

n (n) = consonante que situada al final del sintagma nominal denota


pluralidad.

D Da (da) = proporciona; cede; produce; concede; entrega, remite;


adjudica; pega; aplica, apropia.

& De (de) = preposición de genitivo y ablativo.

Y Di (di) = pretérito perfecto del verbo dar: (yo) di; juré.

z S (es) = existe; sucede, sucesión.

zé Se (sé) = sabe: domina.

aR Ar (ar) = ordenar.

Llegados a este punto acumulativo de razones para continuar


analizando el comportamiento epigráfico ibérico, es necesario mencionar la
conjugación verbal de la ‘r´’ cuando se halla conjugando con ciertos
silabogramas. Por ejemplo con la silaba “da” se interpreta “dar” (DR).

Por la misma conjugación la silaba “ba” cuando va acompañada por


la ‘r´’ expresa la lectura “bar” (BR). Tal es el caso de la escritura del plomo
de Orleyl VI, donde se aprecia escrito en dos ocasiones ante la expresión
vocal “ai” (aí) (L-1/A-2; L-4/A-14 de J. Ramón Rivera, 2015). Se trata
del plomo ya mencionado anteriormente, que aunque se halló en contexto
24
funerario exterioriza un texto sociopolítico. Si la silaba “ba” se interpreta
como “regenta o gobierna”, resulta gramaticalmente correcto que se
exprese “regentar” o “gobernar” cuando va acompañado por la ‘r´’. Por lo
tanto, no solo manifiesta corresponder a una coincidencia del género
gramatical, sino que la expresión ibérica “ai” (aí) que le sucede, puede
interpretarse como adverbio de lugar (ahí), conjugando literalmente la
frase: regentar ahí.

Y por igual puede suceder con la silaba “di” (y). Ateniendo a este
inesperado sistema íbero-castellano de interpretación, “di” ofrece la
ambigüedad verbal de dar o decir. El sinónimo de “di” es: expresé, dicté,
entregué, juré. etc. Por lo que la silaba “di” cuando va acompañada por la
‘r´’ se lee “dir” (yR), interpretándose como: decir, expresar, dictar,
entregar, jurar. Precisamente en dicho plomo “dir” se lee al menos seis
veces.

De las seis, o siete veces según J. R. Rivera, cinco forma texto con la
lectura “ius” (ius dir) (íuf yR). Pues una de ellas está continuada por la
voz “ar” (áq) interpretada como “ordenar”3 (dir ar-) (yR áq) conjugando la
frase: jurar ordenar. Quizá “ius” tenga que ver con la palabra justicia o la
palabra justo. Lo cierto es que resulta comprensible que en un documento
se mencione repetidamente el verbo infinitivo “decir”. Y no menos
importante es su sinónimo “jurar”.

Pero hay otra frase en el plomo que coincide en un contexto


sociopolítico. Se trata del espacio separado por puntos L -3/A-9, que
según Rivera segmenta la lectura como bo: do da se. ige, ÖODzéíÈ e
interpreta como: Proclamo: que yo te haga ofrendas Madre Tierra.

Ateniéndonos a la tabla de equivalencias fonéticas de los expertos y


en especial a la del descubridor del alfabeto ibérico don Manuel Gómez-
Moreno (1948), la silaba O “do” también puede ser “to”, y la silaba È “ge”
puede ser “ce”. Así la lectura y segmentación cambia: boto da se ice. Y la
interpretación de sinónimos al castellano sería:

ÖO Boto (voto) = ofrenda, ruego, dictamen, juicio, juramento.

D Da (da) = proporciona, cede, produce, concede, entrega.

zé Se (se) = saber, dominar.

25
íÈ Ice (hice) = creé, obré, realicé, construí, representé, reparé.

Fonéticamente en nuestra lengua castellana “ice” se traduce como


presente indefinido del verbo hacer: (yo) hice. La frase “boto da se ice” se
puede interpretar como un texto sociopolítico: hice saber el voto de
juramento.

Dicha interpretación además de mostrar una correspondencia


gramatical, sintáctica, léxica y de pronunciación, contiene una base
histórica muy bien documentada en una época, donde según señalan
numerosas fuentes clásicas grecolatinas, una de las instituciones más
importantes era la devotio o pacto de fidelidad. “A estos jefes debía los
guerreros obediencia absoluta, pues se vinculaban a ellos hasta la muerte
por un pacto de fidelidad de carácter sacro, la devotio (Apiano, Iber. 71;
Livio 25,17,4 y 38,21), costumbre atestiguada entre celtíberos (Plutarco,
Sert. 14; Val. Máximo 2,6,14; Gelio 15,22; Orosio 5, 23; etc.), íberos,
como los ilergetes Indíbil y Mardonio, lusitanos, como Viriato, vetones
(Apiano, Ib. 56-57 y 67-69), cántabros (Silio Itálico, Pun. 16, 46-50), etc.,
documentándose costumbres semejantes en pueblos indoeuropeos (César,
b.G., 3,22; Tácito, Germania 13 y 14; etc.)” (en Almagro-Gorbea, 1997, p.
213).

El símbolo que determina la palabra “voto” es el rosetón o flor de


múltiples pétalos, y el símbolo que determina la “fidelidad” es el zapatero o
patinador. En la pintura vascular de Liria se observa nexo rosetón y
zapatero entre guerreros en actitud bélica: voto de fidelidad entre
guerreros.

La consagración institucional fides y devotio para el íbero están


unidas en un mismo concepto socio-cultural, muy presente en los hechos
decisivos de sus vidas.

En consecuencia, la iconografía ibérica ofrece un nuevo ángulo de


visión que permite acercar nuestra mirada hacia un universo epigráfico,
desconocido, distante y hermético para una dilatada práctica científica que
lleva muchas décadas aglutinando palabras que encajen con un cognado
anterior o contemporáneo a la lengua de los íberos, segmentando
secuencias de textos continuos, quitando o añadiendo vocales y
consonantes para adaptarla a una lengua foránea o distante, sin ofrecer una
interpretación semántica o funcional convincente, cuando por el contrario
26
resulta que se hallaba inmersa en lo más profundo de nuestra raíz cultural,
oculta en la desestimada lengua romance del castellano, creída, hasta
ahora, procedente del latín. ¿O es que esperábamos una grandilocuente
lengua más digna? El Castellano es descendiente de una primitiva lengua
común tan indoeuropea como es la lengua griega o la latina, y su
precedente más inmediato es el ibérico.

Seguramente esperábamos también un autor con titulación, lo


lamento, aunque como bien sabemos, el monopolio de la verdad no va
adjunto a ninguna cátedra o licenciatura. Esa es la gran lección de humildad
que Dios nos procesa, y lo ha hecho ocultando una gran verdad a la vista de
todos. Lo corrobora y trasciende con suma importancia, la manifestación de
toda una correlación significativa de valores conceptuales que realzan
sublimemente el pasado común de nuestra civilización, ya que se traducen
exactamente en nuestros diccionarios con pleno sentido en nuestras
realidades culturales e ideales que se consagran en tareas religiosas,
políticas, militares y sociales.

Aquí y ahora, se rompe con lo establecido, ya que el método actual


utilizado por los expertos no es el correcto. Existe un planteamiento
metodológico que nos permitirá adentrarnos en las claves de codificación
de la iconografía y la epigrafía ibérica. Y no ha salido de la noche a la
mañana. Ya en el año 2002 publiqué unas posibles conjeturas iconográficas
íberas “La fidelidad representada en el lenguaje iconográfico en cerámicas
ibéricas”, que dio paso en el 2005 a un ensayo arqueológico “El ojo del
íbero: un código iconográfico” y seguidamente realicé un comunicado “La
clave del código que configura el lenguaje iconográfico ibérico” publicado
en las Actas del Congreso de Arte Ibérico en la España Mediterránea
(Alicante, 24-27 de Octubre de 2005). Tras publicar 23 artículos en la
Revista de Arqueología (MC ediciones) analizando la realidad de dicho
planteamiento iconográfico, en 2011 ocupando portada se publicó todo un
código: Iberos. Lenguaje iconográfico2. Y ése código simbólico es lo
primero que hay que comprender para adentrarnos en el lenguaje de la
Antigüedad. ¿O es que el símbolo no es el origen de la escritura?

Bibliografía

Almagro Gorbea, M. (1997): “Guerra y Sociedad en la Hispania


Celtica”. La Guerra en la Antigüedad. Una Aproximación al Origen de los

27
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1997.

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López Pérez, A. (2006): “La palmeta: Imagen y simbolismo”. Revista


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321, pp. 36-45. Madrid.

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Revista de Arqueología nº 362, pp. 14-19. Madrid.

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Notas

(1) el teorema iconográfico del símbolo - iconoteorema


iconoteorema.blogspot.com/…/el-teorema-iconografico-del-
simbolo.html

(2) Iberos. Lenguaje iconográfico


http://iberoslenguajeiconografico.blogspot.com/2015/08/el-
lenguaje-iconografico-de-la-cultura.html

29
(3) Descendencia filial ibérica: la entrega regente y aline…!ar!
www.descendenciafilial.blogspot.com

(4) No venimos del latín


https://www.youtube.com/watch?v=SPI_Y4hdIaU
(5) La crátera ibérica de Torre Uchea
www.iconoteorema.blogspot.com
(6) La mano del íbero. El lenguaje del símbolo: la piedra Rosetta de
la epigrafía ibérica www.iconoteorema.blogspot.com
(7) INTERPRETACIÓN ICONOGRÁFICO-NUMISMÁTICA DE
...dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4527095.pdf

30

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