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A lo largo de nuestras vidas se nos presentan situaciones difíciles que nos generan una gran
carga emocional, como lo son, la muerte de algún ser querido, una ruptura amorosa, la
nosotros, son pocas las personas capaces de afrontar este tipo de situaciones ya que nuestra
sociedad nos ha hecho cree que no somos capaces de lidiar con ellas, por lo cual buscamos
aferrarnos al dolor, el sufrimiento, la depresión que esto nos genera. La pérdida de un ser
amado o de un lazo emocional es algo muy duro, pero es algo con lo cual tenemos que
aprender a vivir, porque debemos entender que con cosas naturales que hacen parte de
nuestras vidas y nos ayudan a crecer espiritualmente, debemos entender que el dolor hace
parte de nuestras vidas, es lo que nos hace seres humanos, pero eso no quiere decir que
Durante esta etapa de duelo es muy importante buscar ayuda, refugiarnos en un ser querido,
amigo o alguien que nos ayude a sobrellevar esta situación y así mismo ayudar a personas
Uno de los mecanismos que nos pueden ayudar es la Tanatología que es una disciplina
entorno familiar, esta tiene el fin de rescatar los valores que hemos perdido o que por
ciertas circunstancias hemos ido dejando en el olvido, las cuales nos hacen seres humanos,
esta disciplina lo que busca es que las personas entiendan que lo que cuenta es el aquí y el
ahora y que busquen crear un nuevo sistema de vida con las pérdidas que hayan tenido.
Otro medio de ayuda para la superación del duelo es el tanatólogo quien es el profesional el
cual se encuentra capacitado para ayudar a las personas con cualquier tipo de perdida de
carácter significativa, este hace que por medio de un trato respetuoso, compasivo y
superación del duelo se ponga en los zapato de quien lo padece y así mismo debe conocer
el tema de la muerte y tener las herramientas necesarias de acompañamiento para así poder
brindar el apoyo necesario durante el proceso de muerte de una persona y de la familia que
lleva el duelo.
Por esta razón lo más importante a la hora de enfrentar un duelo es aprender a cerrar
círculos y sanar las heridas que este trae consigo, como también el deber aceptar la perdida
como una realidad y no déjanos llevar por esa sensación de temor y dolor que nos invade y
va destruyendo lentamente.