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beneficio a su uso. Sin embargo, después de la publicación de estos ensayos se ha
visto que el beneficio se mantiene si se realiza un descenso puro de las cifras de
colesterol con fármacos que no tienen otros efectos conocidos.
Esta “hipótesis del colesterol LDL” como principal causante del riesgo
cardiovascular ha hecho cambiar el manejo hacia una postura que busca “the lower,
the better” (cuanto más bajo, mejor) respecto a los niveles de c-LDL sanguíneo,
comprobándose un descenso del 1% de eventos cardiovasculares cada 1% de
reducción del c-LDL, o un 20% de reducción de riesgo de eventos cardiovasculares
cada 1 mmol/l de c-LDL reducido (2–3 mmol/l para lograr una reducción del 50%).
A su vez, en estos años han surgido numerosos artículos, que han ayudado a conocer
mejor determinadas patologías, como la hipercolesterolemia familiar o la diabetes, lo
cual ha facilitado la estratificación del riesgo de estos pacientes. De esta manera, se
ha logrado individualizar más tanto su pronóstico como su tratamiento, facilitando
información acerca de qué niveles de colesterol son los más adecuados para frenar o
revertir el proceso de aterogénesis.
Este cambio de paradigma en el tratamiento de la hipercolesterolemia se ha visto
reflejado en una actualización de las guías de tratamiento de las dislipidemias, que han
sido objeto de nuevas actualizaciones (la tercera en el caso de las guías europeas en
menos de una década) tanto americanas a finales de 2018 como europeas en
septiembre de 20194,5.
TERAPIA FARMACOLÓGICA
Estatinas6-19
Las estatinas reducen la síntesis de colesterol en el hígado por inhibición competitiva
de la enzima HMG-CoA reductasa, el paso limitante en la síntesis de colesterol. La
reducción en el colesterol intracelular induce la expresión del receptor de LDL de la
superficie de los hepatocitos, lo cual resulta en una recaptación aumentada de LDL de
la sangre y una disminución de las concentraciones plasmáticas de LDL y otras ApoB
que contienen lipoproteínas, incluyendo partículas ricas en triglicéridos (TG).
El grado de reducción del c-LDL es dosis dependiente y varía entre diferentes estatinas.
Un régimen de alta potencia se define como una dosis de estatina que, de media, reduce
el c-LDL al menos un 50%, y de moderada potencia el que lo reduce entre 30–50%.
Existe variación interindividual en la reducción del c-LDL con la misma dosis de
estatina, por lo que es necesario monitorizar la respuesta tras el inicio del tratamiento.
En pacientes que no toleran dosis máximas, se recomienda la adición de otro
tratamiento.
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Aunque la reducción del c-LDL es el efecto más importante de las estatinas, también
se han sugerido otros efectos pleiotrópicos. Entre ellos se encuentran su capacidad
antiinflamatoria y antioxidante.
Las estatinas también producen una reducción en la concentración de TG de un 10–
20% de su valor basal. El mecanismo no se conoce con exactitud, pero parece ser
independiente de la vía del receptor de LDL.
El tratamiento con estatinas de alta potencia puede tener como efecto adverso la
aparición de sintomatología a nivel muscular. En la miopatía por estatinas existe una
afectación orgánica clara del músculo. Por otra parte, se ha descrito otra entidad,
denominada statin-associated muscle symptoms (SAMS), que se trata de síntomas
musculares que no tendrían una explicación orgánica.
En cuanto a qué tipo de estatina utilizar, la evidencia actualmente disponible
procedente de metaanálisis indica que el beneficio clínico no depende del tipo de
estatina, sino del grado de reducción absoluta del c-LDL. Por lo tanto, el tipo de
estatina que se use debe reflejar el objetivo de c-LDL que se espera alcanzar en
un paciente determinado.
Es muy fácil poder establecer cuál es la predicción del efecto alcanzado según la
estrategia terapéutica, como puede verse en la tabla siguiente (Tabla 1).
REDUCCIÓN
TRATAMIENTO
PROMEDIO DEL c-LDL
iPCSK9 60%
El tratamiento con ezetimiba supone un descenso adicional del 15% del c-LDL, y el
tratamiento con iPCSK9, del 25%, sumado al 50% de reducción que puede obtenerse
con un tratamiento óptimo con estatinas de alta potencia. La combinación de los tres
medicamentos podría alcanzar una reducción de 85% en los niveles de c-LDL.
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El papel de otros tratamientos utilizados en la década previa, como fibratos o resinas
de intercambio, pasa a ser secundario, debido a las dificultades en su uso: mala
tolerancia clínica con un perfil de efectos adversos notorio y en ocasiones sinérgico
con el de las estatinas (como puede ser la rabdomiólisis en el caso de los fibratos) y
evidencia científica mucho menos potente que la de los grandes ensayos con
ezetimiba e iPCSK9.
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Producen una reducción de los niveles de c-LDL del 60% en monoterapia, aunque en
menor medida en pacientes con hipercolesterolemia familiar homocigota. En
combinación con estatinas produce una reducción del 46–73% en comparación con
placebo, y del 30% con ezetimiba en combinación con placebo. También reduce los
niveles de TG en un 26% y entre un 30 y 40% de los niveles de lipoproteína A, aumento
de los niveles de c-HDL un 9% y de los niveles de ApoA entre un 30 y 40%.
Han demostrado una reducción de los eventos cardiovasculares en relación con el
grado de reducción de los niveles de c-LDL. Reducen un 15% el combinado de muerte
cardiovascular, infarto de miocardio, angina, necesidad de revascularización o ACV.
En los ensayos clínicos FOURIER y ODYSSEY2,3, la media de c-LDL al final del ensayo
era de 29 mg/dl en el FOURIER y de 53 mg/dl a los 48 meses en el ODYSSEY
OUTCOMES). Existen dudas sobre el efecto a largo plazo de estos fármacos, por los
efectos adversos que pueda conllevar el descenso mantenido del colesterol, ya que
ninguno de los dos ensayos cuenta con un tiempo de seguimiento mayor de tres años.
El estudio EBBINGHAUS26 es un ensayo de seguridad (a nivel cognitivo), y con la
evidencia disponible, los datos son tranquilizadores.
Tiene como inconveniente que es de administración subcutánea (semanal o mensual)
y puede producir efectos locales, así como síntomas de tipo resfriado. También se ha
mostrado a largo plazo el desarrollo de autoanticuerpos.
Lomitapida
Inhibe la proteína de transferencia de TG microsomales y previene la síntesis de
lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) y de quilomicrones. Produce una
reducción del 50% de c-LDL.
No ha demostrado beneficio cardiovascular, sin embargo, disminuye la frecuencia de
aféresis en la hipercolesterolemia familiar homocigótica. Puede producir efectos
adversos gastrointestinales.
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Mipomersen
Es un oligonucleótido antisentido con unión selectiva por el ARN mensajero de la
ApoB-100 reduciendo su síntesis. Reduce los niveles de c-LDL en pacientes con
hipercolesterolemia familiar homocigota.
Inhibidores de la CETP
(proteína transportadora de ésteres de colesterol)
Reducen la liberación de VLDL hepático y aumentan la síntesis de HDL. Producen un
aumento de c-HDL hasta un 100%, y algunos reducen el c-LDL entre un 20 y un 40%.
No se ha demostrado beneficios cardiovasculares, excepto el anacetrapib, que reduce
los eventos cardiovasculares en relación con la disminución del c-LDL.
Fibratos
Son agonistas de los PPAR-alfa (receptores activados por proliferadores de
peroxisomas alfa) que regulan la expresión génica modulando diferentes pasos en el
metabolismo lipídico.
Reducen los niveles de c-LDL el 20%, los TG un 50% y aumentan los niveles de c-HDL
un 20%, pero sin claros beneficios en reducción de eventos cardiovasculares.
Producen efectos adversos gastrointestinales, cutáneos, miopáticos, hepatotoxicidad
y colelitiasis. Es importante la monitorización de las enzimas hepáticas y de la
creatinkinasa.
Ácido nicotínico
Reduce la liberación de VLDL hepática y aumenta la síntesis de c-HDL, produciendo
un aumento del 25% de los niveles de c-HDL y de la ApoA1. No produce efectos
cardiovasculares, ni tampoco presenta efectos adversos.
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A nivel de esquema podríamos establecer el siguiente algoritmo (Figura 1).
PRESIÓN
<140/90 mmHg
ARTERIAL
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Muy alto riesgo <55 mg/dl y ↓ 50% respecto a niveles basales
MEJORA DE LA ADHERENCIA
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Tabla 3. Recomendaciones para incrementar la adherencia
CONCLUSIONES
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