Está en la página 1de 8

Historia de la Revisoría fiscal en Colombia

1. PRIMERAS LEYES
La primera ley que habló del Revisor Fiscal fue la Ley 58 de 1931, la cual creó la
Superintendencia de Sociedades Anónimas. Esta Ley se refirió al Revisor Fiscal
en su Articulo 26 para establecer sus incompatibilidades en los siguientes
términos:
“El contador o Revisor Fiscal de la sociedad no podrá en ningún caso tener
acciones en esta, ni estar ligado, dentro del cuarto grado civil de consanguinidad,
o segundo de afinidad, con el gerente, con algún miembro de la administración,
con el cajero o con el contador”.
“El empleo del contador es incompatible con cualquier otro empleo de la
sociedad”.
El Articulo 40 de la misma Ley estableció su responsabilidad frente a la sociedad
indicando que “que los miembros de la administración y los fiscales y revisores
son solidariamente responsables para con la sociedad, de los daños que causen
por violación o negligencia en el cumplimiento de sus deberes”.
El Articulo 41 fijo la responsabilidad del Revisor Fiscal frente a los accionistas, así:
“Los miembros de la administración y los fiscales o revisores son solidariamente
responsables para con cada uno de los accionistas y acreedores de la sociedad
de todos los daños que les hubieren causado por faltar voluntariamente a los
deberes que les imponen sus funciones respectivas.
No obstante ser esta la primera Ley que hablo del Revisor Fiscal no fue la primera
en adquirir vigencia o aplicación, puesto que su vigencia se postergó
indefinidamente y la misma no vino a empezar a regir a partir de septiembre de
1937.
Esta misma Ley en su Articulo 46 autorizaba a la Superintendencia de Sociedades
Anónimas para establecer la institución de los Contadores Juramentados,
fijándoles las siguientes funciones principales:
1. revisar los balances y los libros de contabilidad de las sociedades anónimas en
los casos en que considere necesario la Superintendencia.
2. Desempeñar los cargos de liquidadores comerciales de las sociedades
anónimas en liquidación o en quiebra .
3. Servir de peritos oficiales en los casos en que se requieren conocimiento
técnicos especiales, y desempeñar las demás funciones que sobre el remo de sus
conocimientos le fije la Superintendencia de Sociedades Anónima.

Como se puede apreciar, este Articulo no establecía que la Revisoría Fiscal era
función privativa o recomendable para el contador juramentado. Todavía el
legislador no vislumbró que el contador era la persona mas indicada para ejercer
el cargo de la Revisoría Fiscal. En la, practica los cargos de Contador, Revisor,
Auditor, Contralor, etc., de las entidades oficiales, los bancos, las compañías de
seguros, las sociedades anónimas o firmas comerciales venían siendo ejercidas
por personas de diferentes profesiones o diferentes especialidades.

La primera Ley que describió a cabalidad la Revisoría Fiscal fue la Ley 73 de 1935
la cual en su Articulo 6° dispuso que toda sociedad anónima tendría
necesariamente un Revisor Fiscal con las siguientes funciones:
a) Examinar todas las operaciones, inventarios, actas, libros, correspondencia y
negocios de la compañía, comprobantes de las cuentas;
b) Verificar los arqueos de caja por lo menos una vez a la semana;
c) Verificar la comprobación de todos los valores de la compañía y de los que ésta
tenga bajo su custodia;
d) Cerciorarse que la operaciones que se ejecutan por cuenta de la compañía
están conforme con los estatutos y con las condiciones de la Asamblea General y
de la Junta Directiva;e) Dar oportunamente cuenta por escrito, a la Asamblea
General de Accionistas, a la Junta Directiva y al Gerente, según los casos de
irregularidades que note en los actos de la compañía;f) Autorizar con su firma los
balances mensuales y semestrales; y
g) Los demás que se le imponga la Asamblea General de Accionistas, compatibles
con las señaladas en los apartes anteriores.
Para darle fuerza a esta función del Revisor Fiscal, el Decreto N° 1946 de 1936,
en su Articulo 1° ordeno que para practicar o renovar la inscripción de las
sociedades anónimas, distintas de los bancos y compañías de seguros en el
Registro Publico de Comercio, era requisito esencial que en los documentos
presentados a la respectiva Cámara de Comercio aparecería que la sociedad tiene
un Revisor Fiscal, con su suplente, nombrado por la Asamblea General de
accionistas, que cumpla la funciones enumeradas en el Articulo 6° de la Ley 73 de
1935.

Como la Ley 73 de 1935 empezó a registrar antes de la Ley 58 de 1931, con la


vigencia de esta última quedaron coordinadas las funciones con las
incompatibilidades y responsabilidades.

El Articulo 7° de la Ley 73 de 1935, establecía que: el Revisor será nombrado por


la Asamblea General de Accionistas para período igual al gerente, pudiendo ser
reelegido; tendrá un suplente que lo reemplazará en sus faltas absolutas,
temporales o accidentales.

Al ser este funcionario nombrado privativa y exclusivamente por la Asamblea


General de Accionistas se la dio una relativa independencia, la cual era
indispensable para el fiel desempeño de sus funciones. Sin embargo, la
descripción de sus funciones que hacía la ley 73 de 1935 señalan claramente de
que se estaba pensando en un empleado, con cierta autonomía, para
salvaguardar los principales bienes de la compañía que en esa época eran las
operaciones de efectivo en caja y para cuya función estipulaba que debería hacer
arqueos semanales.

En el literal a), donde se hablaba de examinar todas las operaciones, inventarios,


actas, libros, correspondencias y negocios de la compañía y comprobantes de las
cuentas, se está señalando claramente que debería ser una persona ante la que
debían pasar todas las operaciones de la sociedad, función posible en compañías
de actividades reducidas como las de esa época. El literal g) hablaba de que debía
autorizar con su firma los balances mensuales y semestrales, pero como la
práctica de la Contaduría no estaba desarrollada en Colombia para esa fecha, no
indicaba qué trabajo era necesario para autorizar estos balances. De todas
maneras, si esta persona debía cumplir con las funciones que se indicaban en el
literal a) estaba lo suficientemente familiarizada para firmar sin ningún problema
un balance que se suponía era el resumen de las operaciones de la compañía,
revisadas previamente por ella.
2. CALIDAD DE CONTADOR PARA DESEMPEÑAR LA REVISORIA FISCAL

Aun cuando las funciones que les imponía el Articulo 6° de la Ley 73 de 1935 a los
Revisores Fiscales todas eran de carácter contable y en el país ya se conocía la
profesión o, mejor dicho, las actividades que venían desarrollando los Contadores,
y no obstante que los Artículos 40 y 41 de la Ley 58 de 1931 les imponía
sanciones cuando estas obligaciones o deberes no se habían ejercido con
idoneidad, en ningún momento los legisladores pensaron en que el contador o la
persona con conocimientos contables y legales era la más capacitada para
desempeñar este cargo.
Desde 1936 un grupo de Contadores de Cartagena se empezaron a reunir para
integrar una Asociación de contadores, labor que se cristalizó con la creación de la
Asociación Colombiana de Contadores en 1937. Esta Asociación a través de su
revista El Contador, cuyo primer número apareció en octubre de 1938, divulgo lo
que era la profesión del Contador. Como veremos en seguida la profesión de
Contador se empezó a tener en cuenta para el ejercicio de la Revisoria Fiscal en
los Decretos y Leyes promulgados posteriormente.
En 1941 la Superintendencia de Sociedades dictó la Resolución No. 531,
aprobada por el Decreto 1357 del mismo año, mediante el cual se reglamentaron
las funciones de los Contadores Juramentados consagradas en el Articulo 46 de la
Ley 58 de 1931. En el Articulo 17, numeral 6, se hizo mención de la Revisoría
Fiscal para los Contadores Públicos, así:
Art. 17 - Son funciones de los Contadores Juramentados:
1. Revisar los balances y los libros de contabilidad de las sociedades anónimas o
cualquier entidad oficial, cuando lo exija la Ley;
2. Desempeñar los cargos de liquidadores comerciales de las sociedades
anónimas en liquidación o declaradas en quiebra;
3. Desempeñar las comisiones especiales que en caos particulares les encargue
la Superintendencia de Sociedades Anónimas, dentro de su profesión y las
atribuciones de esta entidad;
4. Servir de peritos oficiales en los casos que se requiera conocimientos técnicos
especiales;
5. La Superintendencia por medio de resoluciones posteriores, señalará las demás
funciones que sobre el ramo de sus conocimientos deban desempeñar los
Contadores Juramentados y sobre los cuales su atestación haga fe pública, como
verificaciones de cifras en las declaraciones de impuestos, confesión de balances,
liquidación de sucesiones en los casos en que le nombramiento corresponda al
funcionario o juez, o así lo acuerden las partes;
6. Los Contadores Juramentados podrán dar certificaciones, atestaciones, etc.,
sobre estados financieros, declaraciones de impuestos, balances, etc. Los
Contadores Juramentados están en capacidad de confeccionar estudios y
prospectos técnicos comerciales sobre organización de compañías y sobre técnica
de contabilidad de las mismas.
Tanto en el Artículo 46 de la Ley 58 de 1931 como el Decreto 1357 de 1941 fueron
demandados ante la Corte Suprema de Justicia por inconstitucionales, y
efectivamente todo el Decreto Reglamentario fue declarado inexequible así como
parte del Artículo 46 de la Ley 58 de 1931. Dentro de los argumentos que se
exponían sobre la inconstitucionalidad de estos artículos veamos que se exponía
en relación con numeral 6° del Artículo 17 del Decreto 1357.
“Acuso la regla 6° del Artículo 17 del Decreto, que dice lo siguiente:
6a. Los Contadores Juramentados serán tenidos especialmente en cuanta para
provisión de los cargos de Revisores Fiscales de las Sociedades Anónimas.
Esa disposición excede la potestad reglamentaria y viola, además, la regla primera
del Artículo 69 de la constitución, por lo siguiente:
1. El Artículo 46 de la Ley reglamentaria dice que los Contadores Juramentados
tendrán, entre otras funciones, la de revisar los balances y los libros de
contabilidad de las sociedades anónimas en los casos en que lo considere
necesario la Superintendencia; pero la disposición acusada consagra una
preferencia excesiva en favor de los Contadores Juramentados en la provisión del
cargo de Revisor Fiscal de cualquier sociedad anónima y de manera general; cosa
distinta es que los Contadores Juramentados puedan ser Revisores Fiscales de
sociedades, a consagrar, con fuerza de Ley, que solo ellos deben serlo o que
deban ser preferidos , puesto que la obligación de preferir impone la exclusión de
los otros revisores que no sean Contadores Juramentados.
2. El Artículo 69, regla 1a, de la Constitución, dice que sólo el congreso puede, por
medio de Leyes, reformar otras Leyes. La Ley 73 de 1935, Artículo 6°, había
establecido la obligación en que están las sociedades anónimas de tener un
Revisor Fiscal, sin exigir condiciones especiales para el desempeño de esa
función. El mismo Artículo 46 de la Ley 58 de 1931, tampoco las exige.
De modo que ha venido a ser el Decreto que acuso el que diga expresamente que
para ser Revisor Fiscal de sociedades anónimas se requiere ser Contador
Juramentado o, al menos, que debe preferirse a éstos, con lo cal reformo el
Artículo 46 de la Ley 73 de 1935, cose que sólo otra Ley podría hacer”.
Como se desprende de la argumentación anterior se estaba acusando al numeral
6° del Artículo 17 del Decreto Reglamentario no porque no fueran Contadores
Públicos las personas más facultadas para desempeñar este cargo, sino porque la
Ley a la cual está reglamentado este Decreto no había mencionado nada en
relación con esta necesidad. Sin embargo, el mismo acusador decía que otra Ley
sí podría establecer este requisito que fue lo que ocurrió más tarde cuando se
aprobó el Decreto 2373 de 1956, en el cual se impone como condición que los
Revisores Fiscales sean Contadores Públicos.
Muy a pesar de que desde la década de 1930 en Colombia había firmas de
Contadores Públicos y de que en la década de 1940 se estaba desarrollando en
instituciones de algún prestigio la carrera y otorgando títulos, las actividades de los
Contadores Públicos eran pocos conocidas y las personas que venían
desempeñando las Revisorías Fiscales en las sociedades anónimas en su
mayoría no tenían esta calidad, la cual todavía en la opinión pública aparecía
como ejercida por personas con poco conocimiento y baja calidad técnica. Esto se
puede demostrar comprobando que cuando se hizo un llamado a personas con
algún conocimiento empírico para otogarle la calidad de Contador Juramentado, la
mayoría rehusaba este llamado porque no consideraba necesario este título y es
probable que en su interior pensaran que éste, en lugar de darles un prestigio,
podría desacreditarlo.

3. LA REVISORIA FISCAL EN EL DECRETO 2521 DE 1950


El Decreto 2521 de 1950, el cual reglamentó toda la legislación que existía relativa
a sociedades anónimas, se refirió a la revisoría Fiscal en los siguientes artículos:
Art. 134. - Todas sociedad anónima tendrá necesariamente un Revisor Fiscal con
su respectivo suplente, elegido por la Asamblea General de Accionistas, para un
periodo igual al del gerente, que pueden ser reelegidos indefinidamente. El
Revisor será siempre una persona natural.
El suplente reemplazará al principal en sus faltas absolutas, temporales o
accidentales.

Lo nuevo de este artículo en relación con la legislación anterior está en que el


Revisor Fiscal será siempre una persona natural; sin embargo en la practica no
era nuevo, ya que por vía de doctrina se había indicado que las responsabilidades
contenidas en los Artículos 40 y 41 de la Ley 58 de 1931 no podían ser elegidas
por personas jurídicas puesto que estos artículos consagraban responsabilidades
de carácter civil y también penal; y como las personas jurídicas no delinquen, para
que esa responsabilidad no se diluya y los derechos tanto de los accionistas como
de la sociedad y de los terceros estén suficientemente garantizados, es menester
hacerla recaer en una persona natural.
Art. 135. - Los nombramientos del Revisor Fiscal y su suplente deberán registrarse
en la Cámara de Comercio, con base en las actas de la Asamblea General.
Este Artículo tampoco trajo nada nuevo en relación con la legislación anterior
puesto que el Artículo 1° del Decreto 1946 de 1936 exigía que para practicar o
renovar la inscripción de las sociedades anónimas en el Registro Público del
Comercio, era indispensable que en el extracto notarial que se le presentara
apareciera que la sociedad tenía un Revisor Fiscal, con su suplente elegido por la
Asamblea General de Accionistas y con sus funciones enumeradas en el Artículo
6° de la ley 73 de 1935.
Art. 139. - Los Revisores Fiscales son responsables conforme al Artículo 121 de
este Decreto.
El Artículo 121 no hace otra cosa sino reproducir las disposiciones contenidas en
los Artículos 40 y 41 de la Ley 1931, en cuya virtud los Revisores Fiscales son
solidariamente responsables con los administradores de los daños que le
ocasionen a la sociedad por los perjuicios que le ocasionen si faltan
voluntariamente a los deberes que sus cargos les imponen.
Art. 140. - En caso de oposición del Revisor Fiscal a un acto u operación de los
administradores, respecto de su conformidad con la leyes, los estatutos o las
decisiones de la Asamblea, deberán someterse el acto u operación al estudio de la
Asamblea.
Este Artículo aparentemente sencillo de la legislación puede ser un artículo
polémico a partir de 1960 en que el Revisor Fiscal se le exigió la calidad de
Contador Público, al entrar a diferenciar que es una opinión independiente y que
es un acto administrativo, porque la verdad es que con esto aparentemente el
Revisor Fiscal tiene carácter de administrador, porque la verdad es que con esto
aparentemente el Revisor Fiscal tiene el carácter de administrador y en la practica
lo era el tener que aprobar las operaciones individuales; pero hay un tremendo
vacío en cuanto a que ocurre si la Asamblea está de acuerdo con la opinión de las
otras personas o los administradores y no con la del Revisor Fiscal.
Aparentemente no ocurre nada y al Revisor Fiscal no le queda otra alternativa que
presentar la renuncia de su cargo.

4. LA REVISORIA EN EL DECRETO 2373 DE 1956


A partir del año de 1950 los Contadores Públicos empezaron a preocuparse por
darle una reglamentación legal a su profesión. A pesar de que desde el año 1936
se venían presentando algunos brotes e inquietudes de personas que estaban
ejerciendo funciones de Contadores para organizarse, las que se cristalizaron con
la fundación de Asociación Colombiana de Contadores en la ciudad de Cartagena
( posteriormente la sede de esta Asociación se traslado a Bogotá donde se
extinguió), los demás brotes de Asociación Seccionales tuvieron vida efímera.
En el año de 1951 se creó el instituto Nacional de Contadores Públicos,
agremiación esta que agrupó a los principales contadores de la época. Con la
creación de esta nueva agremiación se despertó en sus miembros el interés por
legislar acerca de la profesión del Contador Público y se dijeron los pasos para
redactar el primer Proyecto de Ley que se presentó a la consideración del
gobierno nacional y fue aprobado en septiembre de 1956, bajo el número 2373,
por medio de la cual se reglamentó el ejercicio de la Contaduría Pública en
Colombia.
Los artículos de este decreto que se refirieron al Revisor Fiscal fueron:
Art. 6°. - Se requerirá haber sido inscrito como Contador Juramentado, conforme a
los artículos anteriores, para todas aquellas actividades en que la leyes exijan
dicha condición, y especialmente para las siguientes:
1° para desempeñar el cargo de Revisor Fiscal de sociedades para las cuales la
Ley exija la provisión de ese cargo, o un equivalente, sea denominación u otra
similar.
Si bien era cierto que en algunas compañías el cargo de Revisor Fiscal o su
equivalente seguía siendo desempeñado ya para esta época por contadores, este
artículo impuso la obligación para que los Contadores Públicos estuviesen al
frente de estos cargos.
Para darle fuerza a este numeral el Artículo 7° impuso sanciones cuando se
violara el mismo, como se leerá a continuación:
Art. 7°. - Los funcionarios públicos que acepten documentos que deben ser
autorizados por un contador inscrito, sin esa autorización, o que designen como
peritos personas que no sean contadores inscrito, en los casos que deben serlo,
incurrirán en multas de cien pesos ($100.00) a quinientos pesos ($500.00), por
primera vez, y en pérdida del cargo o empleo, en caso de reincidencia.
Las sociedades que estén legalmente obligadas a tener Revisor Fiscal o Auditores
y que designen para tales cargos a personas que no sean contadores inscritos,
incurrirán en multas de doscientos pesos ($200.00) a mil pesos ($1000.00), que se
doblará en caso de reincidencia o de renuncia en hacer una designación ajustada
en este decreto.
Art. 15. - La atestación o firma de un Contador Público en los casos que las leyes
se lo exijan hará presumir, salvo prueba en contrario, que el acto o documento
respectivo se ajusta a los requisitos legales de forma lo mismo que a los
estatutarios, cuando se trate de personas jurídicas.
Tratándose de balances la presunción se extenderá, además, al hecho de que han
sido tomados fielmente de los libros, de que éstos se ajustan a las normas legales,
y de que las cifras registradas en ellos reflejan en forma fidedigna la situación
financiera en la fecha del balance.
De la lectura de este artículo podemos concluir que efectivamente no se está
haciendo otra cosa que ajustarse a la legislación anterior sobre las firmas de los
Revisores Fiscales en los balances.
Art. 47. - La Revisoría Fiscal, Auditoría, o Interventoría de cuentas en las
sociedades o entidades que estén obligadas legalmente a la provisión de tales
cargos podrá organizarse en forma de departamento, con las secciones (técnicas,
legales, contables, etc.), que fueren necesarias, y ser desempeñadas por
profesionales de cada ramo, en calidad de jefes de tales secciones. Para la
sección o parte contable de la misma deberá estar siempre a cargo de un
Contador.
Este decreto tuvo vigencia hasta el año 1960, cuando se expidió la Ley 145 de
1960, que lo derogo.

5. INTERVENTORIA DE CUENTAS
Conviene detenernos para referirnos a un nuevo término usado en el Artículo 47 y
en el numeral segundo del Artículo 48 cual es el de Interventoría de Cuentas. Este
termino, empleado por primera vez en el Decreto 2373 de 1956, se continuará
usando como la veremos posteriormente en la Ley 145 de 1960 y en Código de
Comercio que nos rige actualmente. Pero lo particular es que, hasta donde se ha
investigado, ninguna entidad o profesional se ha ocupado de definir este concepto
que nos rige porque, en parte, pienso que la mayoría de los contadores consideró
el termino como sinónimo de Auditoría, éste sí ampliamente tratado en texto y
eventos profesionales.
Sin embargo, lo particular del caso es que en 1979 la Superintendencia de
Sociedades inició la revisión de papeles de trabajo a los Revisores Fiscales y a
pronunciarse acerca de que éstos, en muchos casos, en el recurso de la revisión,
no seguían los procedimientos aconsejado por la técnica de la Interventoría de
Cuentas. De inmediato se inició un gran debate en torno a cuales eran esos
procedimientos, cuando se habían promulgado y definido. Ante estas
circunstancias consideré que era necesario dar respuesta al interrogante no en
una forma subjetiva, sino consultando autores que se hubieren ocupado del tema;
pero no resultó fácil conseguir libros que se refiriesen a las revisiones con ese
nombre; tan solo obtuve uno que se editó por primera vez en 1942 por la UTEHA:
Introducción a la Interventoría de Cuentas por Andrew Nelson, LLB CPA - Versión
al español por Germán Sergio San Miguel y Pages C.P., este ultimo Contador
Público de Cuba.

6. LA REVISORIA FISCAL EN LA LEY 145 DE 1960


Art. 8. - Se necesitará la calidad de Contador Público en todos los casos en que
las leyes le exijan, y además en los siguientes:
1. Para desempeñar el cargo de Revisor Fiscal de sociedades para las cuales la
Ley exige la provisión de o uno equivalente, ya con la misma denominación o con
la de Auditor u otra similar.
Art. 9. - La atestación y firma de un Contador Público hará presumir, salvo prueba
en contrario, que el acto respectivo se ajusta a los requisitos legales, lo mismo que
a los estatutarios en el caso de personas jurídicas. Tratándose de balances, se
presumirá además que los saldos se han tomado fielmente de los libros, que éstos
se ajustan a las normas legales y que las cifras registradas en ellos reflejan en
forma fidedigna la correspondiente situación financiera en la fecha del balance.

Esta Ley en lo que se relaciona con la Revisoría Fiscal no merece comentario


especial, puesto que no agregó nada nuevo a lo que sobre este cargo establecía
el Decreto 2373 de 1956.

LA REVISORIA FISCAL EN LA LEY 43-90(Adicionó la Ley 145-60)


En el art.13 Parágrafo 2o. determinó que todas las Sociedades Comerciales cuyos
activos brutos sean o excedan el equivalente a 5000 salarios mínimos y/o cuyos
ingresos brutos sean o excedan a 3.000 salarios mínimos, al 31 de Diciembre del
año anterior, obligatoriamente deben tener Revisor Fiscal.
Creó el Consejo Técnico de la Contaduría, quien puede promulgar
“DISPOSICIONES profesionales” , las cuales deben ser cumplidas por los
contadores públicos dentro el ejercicio de Contaduría Privada y Pública y más aún
cuando ejerce el cargo de Revisor Fiscal, con base en obligaciones primordiales,
que le impone el art. 8 , así:
1) Observar las normas de ética profesional;
2) Actuar con sujeción a las Normas de Auditoría Generalmente Aceptadas en
Colombia;
3) Cumplir con las normas legales vigentes, así como las disposiciones emanadas
de los organismos de vigilancia, dirección y control de la profesión; y
4) Vigilar el registro e información contable, la cual se fundamente en principios de
contabilidad generalmente aceptadas en Colombia.
Para el efecto, esa Ley formalizó las siguientes normas:
Art. 6o- Determinó que las normas de contabilidad también se le pueden
denominar principios de contabilidad generalmente aceptados como el conjunto de
conceptos básicos y de reglas que deben ser observados al registrar e informar
contablemente, sobre los asuntos y actividades de personas naturales o jurídicas.
Art. 7o- Formalizó las normas de auditoría generalmente aceptadas en Colombia,
como las cualidades profesionales del Contador Público, con el empleo de su
buen juicio en la ejecución de su examen y en su informe referente al mismo.
Art. 9o- Mediante Papeles de Trabajo, el Contador Público dejará constancia de
las labores realizadas para emitir su juicio profesional. Tales papeles, son
propiedad exclusiva del Contador Público, se prepararán conforme a las normas
de auditoría generalmente aceptadas, no obstante podrían ser examinados por las
entidades estatales y por los funcionarios de la rama jurisdiccional.
Art. 37- Señaló los principios básicos de ética profesional, con base en el Código
de Etica Profesional creado por esta Ley( desde l.964 no existía Código de esta
naturaleza por haberse considerado inexequible por el Consejo de Estado)

Autor: Sandra Almeira Rivera

También podría gustarte