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UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL

DE LOS LLANOS OCCIDENTALES


"EZEQUIEL ZAMORA"
UNELLEZ
SAN CARLOS ESTADO COJEDES

ARTRÓPODOS DE INTERÉS EN VETERINARIA

PARTICIPANTES:
Bartolo Moreno Hernández C.I. V-5.744.642
Javier Lozada C.I. V-25.120.295

SAN CARLOS, MARZO DE 2017


1. ARTRÓPODOS

1.1. Características Generales (Arthrom: Articulación – Podo: Pie)

Los artrópodos son animales provistos de patas divididas en segmentos


articulados. Su cuerpo está formado por una serie de anillos, segmentos o
metámeros diferentemente modificados para realizar funciones
especializadas. Poseen una capa corporal externa conocida como
exoesqueleto, formada por quitina o cutícula. Tienen sexo definido y su
reproducción es sexual. Durante su desarrollo juvenil, realizan varios
cambios de cutícula, que sustituyen por una nueva, más grande, con el fin de
tener un desarrollo corporal; durante esta misma etapa realizan grandes
procesos de metamorfosis.

Así mismo, todos los artrópodos poseen sistema nervioso, digestivo,


excretor, circulatorio, respiratorio, inmunitario y muscular. La mayoría son
organismos de vida libre; sin embargo, hay algunos ácaros e insectos
parásitos, que su interés es servir como vector de otros parásitos y
microorganismos patógenos.

Cabe destacar, que la mayoría de las especies de artrópodos carecen


de interés veterinario, pero algunas de ellas tienen una gran importancia en
este campo científico, debido bien a que pueden ser parásitos de los
animales domésticos, bien a que son transmisores de enfermedades. En la
mayor parte de estos casos, son parásitos externos, ectoparásitos, si bien
hay algunos endoparásitos (miasis, Tanga penetrans). La relación que
establecen con el hospedador puede ser permanente (piojos, malófagos) o
temporal, solamente en el momento de alimentarse (mosquitos) y pueden ser
parásitas todas las fases del ciclo biológico del artrópodo o sólo algunas de
ellas.
Otros artrópodos tienen interés veterinario por su capacidad de
transmitir virus, bacterias, rickettsias, protozoos y helmintos. En estos casos,
el agente biológico puede que se multiplique y necesite obligatoriamente del
artrópodo para continuar su ciclo vital, convirtiéndose éste en un hospedador
del agente o puede que el artrópodo sea simplemente un portador mecánico.
La mayoría de los artrópodos transmiten activamente otros agentes
biológicos cuando se alimentan sobre sus hospedadores, generalmente a
través de la picadura o en ocasiones, por medio de sus deyecciones. En
otras ocasiones, la transmisión es pasiva, como sucede en la transmisión de
Dypílidíum caninum, que se transmite cuando el hospedador (carnívoros o
incluso el hombre accidentalmente), ingiere al artrópodo (pulgas, malófagos).

Tanto por ser causa directa de enfermedad como por las enfermedades
que potencialmente son capaces de transmitir a los animales domésticos, los
artrópodos tienen gran importancia desde un punto de vista veterinario. Son
causa de enfermedad en los animales de compañía y tienen una importante
repercusión económica, tanto por las pérdidas que producen directamente en
el ganado (mortalidad, reducción en la producción de leche, huevos, carne,
lana, cuero, miel), como por el gasto económico que supone la aplicación.

1.2. Diferenciación

La adaptación a la vida parásita, ha conllevado en la mayoría de los


artrópodos cambios morfológicos que suponen incluso que su apariencia sea
marcadamente diferente a la que se observa en las especies de vida libre
más próximas. Estos cambios incluyen modificaciones claramente
apreciables como la pérdida de segmentación o un tamaño muy diferente al
de las especies próximas de vida libre. Las estructuras bucales se adaptan
para la penetración de los tejidos del hospedador y poder alcanzar los vasos
sanguíneos de éste (mosquitos, pulgas, piojos verdaderos, chinches).
Las diferencias observables al compararlos con especies de vida libre,
son todavía mayores en los parásitos permanentes. Así, algunos insectos
parásitos (piojos verdaderos, falsos piojos, pulgas), aunque descienden de
formas aladas y se les incluyen dentro de los insectos pterigotos, carecen de
alas al ser parásitos permanentes de un hospedador, eliminando en gran
medida sus necesidades de desplazamiento.

También, en parásitos permanentes, es frecuente observar un


aplanamiento dorso ventral, que permite un contacto íntimo entre la
superficie corporal del artrópodo y de su hospedador, encontrándose así en
un microclima óptimo permanentemente (piojos, chinches); los ojos son
vestigiales o incluso inexistentes en muchas especies (piojos) y ciertos
apéndices pueden modificarse o incluso, desaparecer transformándose en
órganos de fijación que les permiten permanecer adheridos a sus
hospedadores. No sólo son apreciables las modificaciones morfológicas, sino
que también pueden alterarse sus características biológicas, como las de los
copépodos parásitos que acortan su ciclo vital, disminuyendo el número de
fases larvarias, e incrementando la producción de huevos para compensar la
alta mortalidad que sufren antes de encontrar un hospedador adecuado.

1.3. Ciclo de Vida de los Artrópodos Vectores de Enfermedades

Para su reproducción, los artrópodos tienen que pasar por una serie de
etapas en su ciclo de vida, el que puede ser de dos tipos:

1. Metamorfosis gradual, que tiene tres etapas: huevo, ninfa y adulto.


Ejemplos:
o Ortópteros (cucarachas)
o Anopluros (piojos)
o Hemípteros (chinches y triatomas).
2. Metamorfosis completa, con cuatro etapas: huevo, larva, pupa y
adulto. Ejemplos:
o Dípteros (moscas y mosquitos)
o Sifonápteros (pulgas)

1.4. Especies de Artrópodos con Interés Veterinario

En los artrópodos existen tres tipos generales de parásitos


considerando el grado de interacción con sus hospederos vertebrados: 1)
continuos, que requieren vivir en estrecha relación y dependen
metabólicamente del hospedero durante toda su vida, como es el caso de
algunos ácaros y los piojos, 2) estacionales, cuando sólo algunos estados de
desarrollo requieren al hospedero, como por ejemplo las moscas del gusano
barrenador del ganado o las moscas éstridas, cuyas larvas son parásitas
pero las pupas y los adultos son de vida libre, y 3) intermitentes, cuando los
artrópodos recurren y requieren al hospedero únicamente para alimentarse,
siendo de vida libre la mayor parte de su ciclo de vida, como es ejemplificado
por los mosquitos.

El parasitismo de artrópodos sobre vertebrados ha sido aprovechado


por otros organismos parásitos, entre los que se encuentran virus, bacterias,
protozoarios, helmintos e incluso otros artrópodos, convirtiéndose entonces
en transmisores o vectores de agentes patógenos. A pesar de que
inicialmente podría pensarse que los artrópodos parásitos estacionales o
continuos son los más importantes desde el punto de vista veterinario,
resulta en realidad que los artrópodos intermitentes o aquellos que requieren
dos o más hospederos vertebrados son los más significativos como vectores
de patógenos ya que utilizan varios hospederos de la misma o de diferentes
especies, con lo cual tienen la oportunidad de adquirir el patógeno a partir de
un hospedero infectado y de transmitirlo posteriormente a otros sanos
susceptibles.

La transmisión de patógenos por artrópodos puede ser de tipo


mecánica, mediante contaminación en el caso de que el parásito no requiera
al artrópodo para completar su ciclo de vida, sino sólo como un medio de
transferencia de un sustrato contaminado u hospedero infectado a otro
hospedero potencial, o bien de tipo biológico cuando el patógeno requiere ya
sea multiplicarse (transmisión propagativa, e.g. virus), cambiar de estado de
desarrollo (transmisión ciclo-evolutiva, e.g. filarias) o ambas cosas a la vez
(ciclo-propagativa, e.g. protozoarios) en hospederos artrópodos, para ser
eficientemente transmitido y de esta manera, lograr completar su ciclo en los
hospederos vertebrados. Los grupos de artrópodos que contienen especies
importantes desde el punto de vista médico y veterinario son las clases
Arachnida (arácnidos) e Insecta (insectos), ya que hay muy pocas especies
de Crustácea (cangrejos, camarones, entre otros) que pueden fungir como
hospederos de patógenos y muy pocos los miembros de Chilopoda (ciempiés
y milpiés) que presentan secreciones con cierto grado de toxicidad para los
vertebrados.

Las especies de artrópodos con interés veterinario se agrupan en 3


clases: Crustácea, Arácnida e Insecta.

1.4.1. Clase Crustácea

Estos artrópodos, como los insectos, poseen un exoesqueleto de


quitina, pero muy rico también en calcio. Al igual que los insectos, poseen un
par de mandíbulas y 2 pares de maxilas; sin embargo, tienen dos pares de
antenas y un par de apéndices con función y localización variable:
maxilípedos en la cabeza con función alimentaria, pereiópodos en el tórax
con función locomotora o pleópodos en el abdomen con función natatoria y
reproductora. Una gran parte de ellos se han adaptado a la respiración en el
medio acuático, dulce o salado, mediante branquias y un importante número
(representando a todos los grupos de crustáceos), son parásitos de peces,
de otros crustáceos o de mamíferos, siendo objeto de gran interés en el
mundo veterinario debido a las pérdidas económicas que causan en la
acuicultura.

La mayoría de las especies parásitas son ectoparásitos que se adhieren


a la superficie de los peces, piel o branquias; se localizan en cavidades
comunicadas con el exterior o incluso penetran ligeramente en el cuerpo del
hospedador. Los principales crustáceos parásitos o transmisores de
enfermedades se clasifican en 5 subclases:
Clase Crustácea
Subclase Ostrácoda
Subclase Copépoda
Subclase Branchiura: Familia Argulidae
Subclase Cirripedia
Subclase Maiacostrácea: Orden Isópoda

Uno de los crustáceos más importantes por su repercusión en la


acuicultura, son los copépodos, denominados piojos de los salmones,
pertenecientes a los géneros Calígus y Lepeophtheirus (Branchiura). Aunque
parasitan a varios tipos de peces marinos, su mayor repercusión ha tenido
lugar en los cultivos de salmones. Tanto en el salmón atlántico como en las
especies de salmones del Pacífico en el hemisferio Norte y en todas las
etapas de su crianza en agua de mar, el piojo del salmón causa heridas
hemorrágicas en la dermis que se ulceran, penetrando incluso la musculatura
y quedando visibles los huesos, especialmente de la cabeza.

Aunque sus fases larvarias iniciales son de vida libre, las larvas cáiarno
y los adultos son parásitos, alimentándose del mucus, fluidos tisulares y
sangre en la piel y tejido subcutáneo. Las fases parásitas se trasladan
fácilmente de un pez a otro, lo que se ve favorecido cuando estos animales
se encuentran en grandes densidades, como sucede en los cultivos. Las
consecuencias han sido cuantiosas pérdidas en las principales zonas de
producción de salmones como Canadá, Groenlandia, Escocia, Noruega o de
lubinas en países productores del Mediterráneo.

Otros crustáceos importantes en acuicultura, son los isópodos Nerocr’la


orbigrryi y Anilocra physodes, el primero parásito de la lubina y el segundo de
la lubina y la dorada. En este caso, ataque los estadios adultos, son
ectoparásitos en el pedúnculo y la aleta caudal, las fases realmente
perjudiciales son las fases larvarias, localizadas en la boca y la cavidad
opercular. En esta última localización, pueden producir una irritación de las
laminillas bronquiales que conduce a su necrosis. Las infecciones
secundarias pueden conducir a un importante incremento de la mortalidad en
juveniles.

En agua dulce, algunos crustáceos, como Ergasilus sp. (Copépoda)


tienen importancia en los cultivos de truchas o de ciprinidos. Este copépodo
ectoparásito, que afecta especialmente a la trucha común y a la tenca, se
relaciona con problemas respiratorios y pérdida de la condición corporal, y
aunque no se observe frecuentemente una tasa aita de mortalidad, el
crecimiento de los peces se ve gravemente afectado con una pérdida de
producción de incluso el 50%.

Los artrópodos no sólo resultan patógenos por sí mismos, sino que


también son vehiculadores de los agentes etiológicos de otras
enfermedades. Así el piojo de los salmones, Lepeophrheirus salmonis es el
transmisor de la anemia infecciosa del salmón y Argulus sp., parásito
facultativo de todos los peces de agua dulce, puede transmitir de un pez a
otro el virus causante de una grave enfermedad denominada viremia
primaveral de la carpa.

Algunos crustáceos pueden también actuar en la transmisión de


enfermedades, no ya de los peces, sino de otros animales terrestres y del
hombre. Así, los copépodos (Cyclops) son hospedadores intermediarios de
determinados endoparásitos, tales como los estadios larvarios de la tenia del
pescado, Diphyliobothrium larum o del gusano de Medina, Dracunculus
medinensis, ambos parásitos humanos.
1.4.2. Clase Arácnida

Carece de antenas, el cuerpo está dividido en cefalotórax y abdomen.


El primero con seis pares de apéndices: dos bucales y cuatro locomotores.
Carecen de deutocerebro, alas y ojos compuestos, los cuales pueden ser
uno o más pares de ojos compuestos u ocelos. Las patas generalmente
están divididas en coxa, trocánter, fémur, paleta, tibia, metatarso y tarso;
terminan en un par de garras, con o sin ventosa.

El orden Acarina es el único de la clase con especies parásitas. Este


orden se subdivide en 4 subórdenes que son:

Suborden Metastigmata: son los conocidos como garrasparas las


cuales se dividen en dos familias, Ixodidae (garrapatas duras) y Argasidae
(garrapatas blandas).
Suborden Messostigmata: son ácaros pequeños (1ml de longitud) de
vida libre o parásitos normalmente de aves y roedores.
Suborden Prostigmata: son ácaros de vida libre, normalmente sus
larvas son hematófagas o viven en los folículos pilosos y glándulas sebáceas
del hombre, perro y otros mamíferos.
Suborden Astigmata: estos producen diferentes tipos de sarna en
mamíferos y aves.

1.4.3. Clase Insecta (Hexápoda)

El cuerpo está dividido en cabeza, tórax y abdomen. La cabeza tiene un


par de antenas dorsales y segmentadas, ojos compuestos y tres pares de
apéndices bucales. Mandíbulas, maxilas-1 y maxilas-2 (labios). El tórax está
constituido por tres segmentos (pro, meso y metatórax) cada uno de ellos
con un par de patas. El abdomen esta desprovisto de apéndices. Las patas
están divididas en coxa, trocánter, fémur, fíbula.

Esta clase posee numerosos órdenes. Los que tienen interés


parasitológico son:

Orden Phthiraptera: comprende a los piojos picadores y masticadores.

Orden Hemíptera: comprende insectos generalmente grandes de


cuerpo aplanado dorsiventralmente y con o sin alas, dependiendo de las
especies.

Orden Siphonaptera: en él se incluyes las pulgas que son unos insectos


pequeños, desprovistos de alas y con el cuerpo aplanado lateralmente.

Orden Ditera: insectos con un solo par de alas, las del segundo par se
hallan transformados en unos pequeños órganos en forma de maza
conocidos con el nombre de balancines.

Demódex canis. Produce una enfermedad inflamatoria de la piel


llamada Demodicosis (conocida también como Sarna Demodécica). Es un
ácaro alargado que vive de forma normal en la piel del perro, reside en los
folículos pilosos y glándulas sebáceas de la piel.

Cheyletiella spp. Es un ácaro muy superficial, produce un picor


moderado y se suele evidenciar bien visualizando al microscopio una
preparación con cinta adhesiva.

Otodectes cynotis (Ácaros de los oídos). Se evidencian con un raspado


muy superficial. Estos ácaros parasitan el conducto auditivo, lo irritan y hacen
que se produzca mucho cerumen de color marrón-negruzco que hace que
los oídos estén sucios. Producen mucho picor.

Sarcoptos scabiei. Es un ácaro redondo que produce Sarna Sarcóptica,


principalmente en perros, una dermatitis que cursa con prurito muy intenso.
Es muy contagiosa, no sólo por contacto con animales infectados sino
también a través de objetos (mantas, toallas, entre otros) (Zoonótica)

Notoedres cati. Produce sarna en los gatos, se transmite con facilidad y


cursa con prurito muy intenso. Aparecen zonas sin pelo y costras
amarillentas, la piel se engrosa.

Garrapatas. Se fijan con la mandíbula e ingieren sangre. Ponen los


huevos en arena, bajo piedras, grietas en las paredes, cerca del suelo. Su
desarrollo depende mucho de la temperatura ambiente, con frío los huevos
tardan más en eclosionar pero sobreviven en invierno. Las larvas trepan por
la hierba y arbustos, se adhieren al animal con las uñas. Se fijan con la
mandíbula e ingieren sangre. Algunas de las enfermedades que pueden
transmitir son: Ehrlichiosis (Rickettsias), Piroplasmosis (Babesia),
Hepatozoonosis (Hepatozoon), Haemobartonelosis (Haemobartonella)

Pulgas (Ctenocephalides spp). Son insectos sin alas, marrones o


negros y con el cuerpo aplanado lateralmente.

Mosquitos. Las hembras poseen un aparato bucal adaptado para


succionar sangre. Ciertos géneros son responsables de transmitir
enfermedades, como la Filariosis o Enfermedad del Gusano del Corazón.

Moscas. Insectos del género Lutzonmia son los responsables de la


transmisión de la Leishmaniosis. Aunque coloquialmente se habla de la
“Enfermedad del mosquito”, la Leishmaniosis está producida por un insecto
que en realidad es una mosca, no un mosquito.
Piojos (Trichodectes canis). Se diagnostican con menos frecuencia. Se
acumulan en los haces de pelo, sobre todo, alrededor de las orejas y orificios
donde aparecen costras y escamas.

1.5. Principales Zoonosis Trasmitidas por Artrópodos

El fenómeno de tránsfuga de patógenos desde sus hospederos


originales al hombre es un fenómeno que se ha documentado con cierta
frecuencia en años recientes, por lo que el estudio y conocimiento de las
enfermedades veterinarias resulta importante para los especialistas en
diagnóstico y médicos de las enfermedades humanas.

De igual forma, aun cuando podría considerarse de poca importancia


para un país una enfermedad registrada en sitios lejanos, la realidad es que
cada vez es más factible su introducción propiciada por los medios de
transporte cada vez más rápidos y eficientes, así como por el intercambio
comercial mundial. Por tales motivos, resulta necesario que los profesionales
de la salud (diagnóstico por laboratorio y clínico) tengan conocimiento y
mantengan un amplio criterio sobre la posibilidad de enfrentarse con
infecciones exóticas.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Cordero, M., Rojo, F., Martínez, A., Fernández, C., Sánchez S., Hernández, I.
(2006). Parasitología veterinaria. Madrid: Mac Graw-Hill Interamericana
de España.

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