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Elementos del Análisis Funcional de la Conducta

Tomando en cuenta que el análisis funcional de la conducta (AF) se refiere


exclusivamente a la comprensión del comportamiento (en este caso humano),
entendemos que se trata de un proceso de evaluación multifactorial; donde se tomarán en
consideración los elementos naturales (orgánicos) y de crianza (medio ambiente) de los
sujetos evaluados. Esto es que, al momento de establecer la intensidad y la prevalencia
de alguna conducta habrá que conocer la historia personal de la persona, al igual que sus
antecedentes médicos.

Habiendo realizado el proceso anteriormente mencionado, y estableciendo que la


conducta analizada representa un problema para el sujeto en tres o más áreas de su vida,
debido a que es persistente e intensa, el terapeuta deberá aplicar la terapia para tratar de
mejorar la calidad de vida de su paciente. Independientemente del tipo de terapia que
empleen los terapeutas, algunos casos tienen más factibilidad de mejoría que otros,
dependiendo de los factores propios del individuo tratado.

La terapia Cognitivo-Conductual (TCC) es una de las más empleadas por los terapeutas
en la actualidad, debido a que demuestra ser efectiva en una basta variedad de casos.
Este modelo de terapia se origina de una combinación entre los postulados del
psicoanálisis, que proponen al subconsciente como factor importante para tratar las
patologías de la conducta; y los postulados del conductismo, los cuales afirman que toda
la atención debe enfocarse en lo observable y descartar todo lo demás (procesos
mentales).

La fusión de los postulados antes expuestos provoca el nacimiento de la corriente


cognitiva-conductual, la cual acepta la importancia de la conducta como factor
determinante en el análisis, pero plantea que los procesos de la psique también deben ser
tomados en cuenta para diagnosticar de forma adecuada los trastornos en las conductas
observables. De la misma forma en que un pensamiento motiva un comportamiento, la
acción de dicho comportamiento genera pensamientos en el sujeto, es un proceso
psicodinámico.

Para aplicar correctamente el método cognitivo-conductual, el profesional deberá


plantearse objetivos específicos, que son invariables; En primer lugar, establecer el
rapport sera lo que de lugar a la posibilidad de que el sujeto pueda encontrar las mejores
soluciones a sus problemas; luego habrá que comenzar con el diálogo socrático, el cual
consiste en interpelar al sujeto para que sea este quien pueda hallar las mejores
alternativas; el objetivo es alcanzar la comodificación de conducta mediante la
reestructuración cognitiva.

El siguiente esquema es fundamental para comprender mejor de qué se trata la


reestructuración cognitiva siguiendo los postulados del análisis funcional de la conducta
(A-B-C). A: Representa la función de los estímulos, los antecedentes que los motivan; B:
indica la respuesta ejecutada ante el estímulo recibido, la acción del sujeto; C: Se trata de
los reforzadores de conducta, cuando repetimos acciones para obtener un mismo
resultado. Vamos a ver como funciona esto mediante un ejemplo real.
Ejemplo de modificación conductual

El siguiente es un ejemplo personal, tomaré una conducta propia, la cual considero


perjudicial para mi y explicaré por medio de los conceptos anteriormente detallados como
es el procedimiento para modificarla. La conducta objetivo será dormir. Por lo general,
suelo tener problemas de sueño, siento que duermo demasiado y me cuesta iniciar mis
actividades por la mañana, mientras que en las horas de la noche me mantengo en
estado de vigilia.

Inicialmente será necesario conocer los antecedentes del caso. Se trata de joven de 22
años de edad cronológica, sexo femenino, identificada con su sexo biológico, con
tipología somática asténica; relativo a los hábitos psicobiológicos, no fuma, no consume
drogas, consumo de alcohol mínimo y ocasional; actualmente consume hierro y ácido
fólico para tratar un diagnóstico de anemia. La joven se encuentra conservada en todos
los ítems del examen mental, y demuestra una buena capacidad de introspección. Lo cual
favorece en gran medida el procedimiento cognitivo-conductual.

La terapia inicia con el establecimiento del rapport, posteriormente a eso, el terapeuta


deberá modificar la manera en la que el sujeto procesa la información proveniente de su
entorno, iniciando por los antecedentes (A) que motivan la conducta. En este caso se trata
de la creencia irracional de que permanecer despierta hasta altas horas de la noche
resulta productivo, en el momento en que el sujeto internaliza esa realidad y deja de lado
el mito anterior, la conducta (B) puede cambiar.

Para conseguir materializar el cambio habrá que iniciar un proceso de creación de nuevos
y más adaptativos hábitos, abandonando de a poco los viejos y nocivos. La planificación
debe incluir horarios de estudio con descansos planificados de algunos minutos entre
jornadas, además de horas fijas para iniciar el proceso conciliar el sueño durante la
noche, además de abandonar o reducir al mínimo las siestas durante las horas del día. El
sujeto se verá motivado a realizar todos estos cambios en su rutina con la mejor
disposición, sólo si el proceso de reestructuración cognitiva previo ha sido exitoso.

Al cabo de un tiempo (mediano plazo), comenzarán a verse los resultados positivos de la


nueva dinámica, lo que producira sensaciones de satisfacción y orgullo en el sujeto, las
cuales fungirán como los nuevos antecedentes (A) para la conducta funcional de los
hábitos de sueño, y estudio (B). Llegado el momento, las consecuencias (C) de las viejas
creencias y hábitos desadaptativos habrán desaparecido por completo, dando lugar a las
nuevas consecuencias agradables y funcionales.

Esta es la manera en la que se debe llevar a cabo un proceso de análisis funcional de la


conducta, y posteriormente un tratamiento cognitivo-conductual. Veamos de manera
resumida algunas de las técnicas empleadas durante el proceso anteriormente descrito en
el ejemplo.

Generalidades y estrategias en el análisis funcional de la


conducta y la terapia cognitivo-conductual
Para poder conseguir que el proceso de modificar conductas tenga buen resultado, es
importante poner énfasis en cambiar antes los procesos mentales que dan pie a las
acciones. Para ello, se requiere de habilidades propias de un terapeuta en base al
discurso empleado durante las sesiones de terapia cognitivo-conductual. Demos un
repaso por las más esenciales.

 La mayéutica: Es el diálogo empleado por el terapeuta, el cual busca que sea el


propio sujeto quien consiga acceder a las soluciones de su caso. Es una técnica
propia del Diálogo Socrático.

 La regulación de emociones: Es necesario que el terapeuta pueda impartir


psicoeducación al paciente en cuanto a reconocer y regular sus propias
emociones, igualmente a hacerlo con las emociones de los demás. De este modo
el sujeto comienza a ser más autónomo, y a no actuar impulsivamente, movido por
sus emociones.

 Orientar la terapia en soluciones: Esto se refiere a que el proceso terapéutico debe


estar enfocado en el motivo de consulta, sin perder el foco indagando en la historia
personal del sujeto, si bien los antecedentes son necesarios, no se debe centrar la
terapia en ellos. Sino en los recursos personales que posee el sujeto en el
presente.

 Realizar seguimiento: Por lo general, un proceso terapéutico basado en el enfoque


cognitivo conductual dura alrededor de 3 meses, al cabo de ese periodo de tiempo
lo ideal es mantener un seguimiento del caso con sesiones espaciadas.

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