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EXPEDIENTE : 19345–2013–0-1801-JR-LA-08
DEMANDANTE : ABELINA MONTES ORTIZ.
CORTE SUPERIOR DE LIMA
DEMANDADO : FONDO NACIONAL DE FINANCIAMIENTO DE LA ACTIVIDAD
Secretario: JIMENEZ QUISPE,
CELIA ELIANA
EMPRESARIAL DEL ESTADO – FONAFE.
Fecha: 30/06/2014 18:45:32
Razón: RESOLUCIÓN JUDICIAL
MATERIA : INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS.
D.Judicial: LIMA/LIMA
FIRMA DIGITAL
JUEZ : JUAN CARLOS CHÁVEZ PAUCAR.
SECRETARIA : CELIA ELIANA JIMÉNEZ QUISPE.
SENTENCIA N° -2014
RESOLUCIÓN N° 04
Lima, 27 de junio del 2014.
AUTOS Y VISTOS: en Audiencia Pública Juzgamiento, de fecha 26 de junio del 2014, con la
concurrencia de ambas partes, se procedió al Juzgamiento del proceso, cuya emisión del fallo y
notificación de la sentencia se difirió para ésta fecha.
I.- PARTES:
a) El demandante ROSA AVELINA MONTES ORTIZ (en adelante la actora).
b) La demandada FONDO NACIONAL DE FINANCIAMIENTO DE LA ACTIVIDAD
EMPRESARIAL DEL ESTADO - FONAFE (en adelante la demandada).
DE LA AUDIENCIA DE CONCILIACIÓN:
II.- DE LAS PRETENSIONES QUE SON MATERIA DEL JUICIO:
El Juzgador, conforme al artículo 43°, numeral 3) de la Ley 29497, Nueva Ley Procesal de
Trabajo – NLPT; al no lograr la conciliación fijó las pretensiones materia del juicio,
mencionándose los siguientes:
Primera Pretensión: Se le pague el importe de s/: 89,571.85 nuevos soles por
indemnización de daños y perjuicios que comprende: Lucro cesante, Daño emergente,
y, Daño moral, por haber sido cesada irregularmente el 30/09/1992.
Segunda Pretensión: Se le pague los intereses, las costas y costos del proceso
DE LA AUDIENCIA DE JUZGAMIENTO
III.- DE LA CONFRONTACION DE POSICIONES:
3.1.- FUNDAMENTOS DE LA DEMANDANTE.
El actor, en su demanda, subsanación y en la confrontación de posiciones invocó los siguientes
hechos:
a) Que, la actora ingreso a prestar servicios para la demandada Empresa Estatal Mercados
del Pueblo S.A. – MESA, desde el 31 de agosto de 1988, en el cargo de Secretaria 13
(SC13), percibiendo como última remuneración mensual el importe de S/ 170.47 nuevos
soles siendo cesada el 30 de setiembre de 1992.
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b) Que, con fecha 07 de febrero de 1991, se publicó en el Diario Oficial El Peruano, el D.S.
N° 039-91-PCM, por el cual se declara en Reorganización la Empresa Mercados del
Pueblo S.A., facultándole a adoptar la reducción de personal. Por ello, mediante Carta
de fecha 19 de febrero de 1991, se solicitó al Prefecto de Lima, para que el día 20 de
febrero de 1991 destaque al personal policial al local central, a fin de que brinden las
garantías debidas, dado que algunos trabajadores venían ejecutando actos de violencia;
siendo desalojados ese día los trabajadores de MESA, constituidos por auxiliares,
técnicos, profesionales y funcionarios, a partir de esa fecha no se permitió el ingreso a
los trabajadores a su centro de labores.
c) Que, a fin de regularizar ese despido colectivo, el Presidente del Directorio, presentó el
04 de julio de 1991 ante la Autoridad Administrativa de Trabajo –AAT, la solicitud a nivel
nacional de reducción de personal, autorizado por D.S. N° 039-91-PCM, el expediente
signado con el N° 1287-91-1DV-NEC, consideró excedentes a 757 trabajadores de la
Sede Lima y al resto de trabajadores de la sede Lima y provincias como no excedentes;
y, en la práctica, los trabajadores de MESA ya habían sido cesados el 20 de febrero de
1991; es así que no se emitió ninguna resolución por parte de la AUTORIDAD
Administrativa de Trabajo que autorizara dicho cese, tal como sucedió con el resto de
ceses colectivos.
d) Que, ante esos hechos el Sindicato de Trabajadores interpuso demanda en el Poder
Judicial en el año 1992, obteniendo sentencias judiciales en el año 1995, ordenando el
pago de sueldos a favor de los trabajadores, para el periodo de setiembre de 1990 a
junio de 1991 (28° Juzgado Laboral de Lima, Exp. N° 1919-91) y de julio de 1991 a
setiembre de 1992 (29° Juzgado de Lima, Exp. N° 1602-92; sentencias que recién
comenzaron a ejecutarse en forma fraccionada a partir de marzo del 2003 y que
culminaron en diciembre del 2009.
e) Que, al ser su caso uno de ceses colectivos, debe pagársele el concepto de daño moral,
por la pérdida de su estabilidad laboral, el no pago oportuno de sus beneficios sociales,
no otorgárseles incentivos por la reducción de personal, ser discriminados en el
saneamiento laboral efectuado por el estado a fin de cancelar los pasivos laborales; y en
cuanto al lucro cesante, señala que en los últimos años se ha dedicado a diferentes
actividades tanto formales como informales, pero no en las mismas condiciones
laborales que tenía en MESA; por lo que solicita el pago de la indemnización por daños y
perjuicios.
3.2.- FUNDAMENTOS DE LA DEMANDADA:
La demandada, en su contestación y la confrontación de posiciones invocó los siguientes
hechos:
a) La demandada dedujo la excepción de falta de legitimidad para obrar de la
demandada; señalando que FONAFE no tiene responsabilidad alguna, y menos puede
ser parte en el proceso, toda vez que conforme lo acredita con la copia de la partida
02000822 del Registro de Sociedades Anónimas de la Oficina Registral de Lima y
Callao, que en la fecha MESA no se encuentra en proceso de liquidación, sino
extinguida como consecuencia de haberse declarado judicialmente su quiebra, proceso
que quedó consentido y ejecutoriado, declarándose la incobrabilidad de sus deudas, lo
que los exime de toda obligación y/o responsabilidad. Asimismo, deduce la excepción de
falta de legitimidad para obrar de la demandante, señalando que es necesario que la
reclamante o quien promueva la demanda, tenga la calidad y/o calidad de Acreedor
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da el visto bueno que efectivamente se lleve a cabo la reducción de personal; más aún, en
el Anexo I-P obra una Carta, 3325-2002, donde dice que las empresas en liquidación se
encuentran comprendidas en el ámbito del FONAFE, razón por la cual se demanda al
FONAFE; y más aún, mediante la Resolución Suprema N° 095-2008-EF, donde dice que
el FONAFE asumirá la competencia sobre las empresas que se encuentren en procesos
de liquidación a cargo de las juntas liquidadoras encargadas en el proceso de liquidación y
disolución llevadas adelante, por estas consideraciones solicita que se declare infundada
las excepciones deducidas.
6. El FONAFE, es una entidad adscrita al Sector Economía y Finanzas creada por la Ley N°
27170, y está encargada de normar y dirigir la actividad empresarial del Estado y que
asumió las funciones de las desaparecidas CONADE (Corporación Nacional de
Desarrollo) y OIOE (Oficina de Instituciones y Organismos del Estado), encargadas con
anterioridad de dichas funciones. Dicha entidad tiene entre sus facultades principales, las
siguientes: i) Ejercer la titularidad de las acciones representativas del capital social de
todas las empresas (creadas o por crearse) en las que participa el Estado y administrar los
recursos provenientes de dicha titularidad; ii) Aprobar el presupuesto consolidado de las
empresas en las que FONAFE tiene participación mayoritaria, en el marco de las normas
presupuestales correspondientes; iii) Aprobar las normas de gestión en dichas empresas;
iv) Designar a los representantes ante la Junta General de Accionistas de las empresas en
las que tiene participación mayoritaria. Asimismo, bajo el ámbito de FONAFE se
encuentran únicamente las empresas que cuentan con participación mayoritaria del
Estado, sea que dichas empresas se encuentren activas o en proceso de liquidación.
Asimismo, se encuentran bajo su ámbito las empresas que le han sido entregadas por
encargo.
7. Por Decreto Supremo Nº 039-91-PCM, de fecha 06.FEB.1991; se declaró en estado de
emergencia a la Empresa Mercados del Pueblo S.A. – MESA, asimismo, se dispuso que el
Directorio de la empresa durante el periodo de emergencia, tiene la facultad de adoptar las
medidas más convenientes que conduzcan a la recuperación de su estabilidad económica
y financiera, así como para racionalizarla administrativamente, incluyendo la reducción de
su personal. Asimismo, mediante Decreto Supremo N° 106-98-EF, de fecha
25.NOV.1998; se autorizó a las Juntas Generales de Accionistas acordar la disolución y
liquidación de las empresas: IVERSIONES COFIDE S.A. – ICSA., Artesanías del Perú
S.A. – ADEPSA y, MERCADOS DEL PUEBLO S.A.- MESA. Por Decreto Supremo N° 430-
2001-EF, de fecha 10.SET.2011; se ratifica el acuerdo de la COPRI que incluye el proceso
de promoción de la inversión privada a las empresas en liquidación INDUMIL PERÚ S.A.,
MESA, ICSA y RTP S.A.
8. Asimismo, se tiene que Mercados del Pueblo en Liquidación, con Resolución Nº 01
del 13 de mayo 2011, expedida por la Jueza Provisional del Juzgado Civil de San Juan de
Miraflores y por el Especialista Legal del mismo Juzgado, se declara la quiebra de la
sociedad de la Empresa, la extinción y la incobrabilidad de sus deudas. Dejándose
constancia que dicha resolución se declara consentida por Resolución Nº 02 del 09 de
noviembre 2011, expedida por el Juez Titular del Juzgado Civil de San Juan de Miraflores
y ante el Especialista Legal del mismo Juzgado; sin embargo tal hecho a criterio de ésta
Judicatura no determina la extinción de las responsabilidades u obligaciones que pudieran
derivarse de la existencia de la mencionada empresa por los hechos que pudo haber
realizado la misma durante su existencia; tanto más si se tiene en cuenta que el accionista
de MESA fue el Estado y le correspondía a una entidad creada por el propio Estado, la
titularidad de las acciones de dicha empresa, como lo fue el CONADE, OIOE y finalmente
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con las acciones por derechos derivados de la relación laboral, como es el caso de la
compensación por tiempo de servicios, gratificaciones, vacaciones, indemnización por
despido arbitrario, entre otros, los cuales tienen connotación distinta a la indemnización
por daños y perjuicios que en este caso deriva de la inejecución de obligaciones en la
que se tendrá que determinar la existencia de dolo, culpa leve o culpa inexcusable y la
relación de causalidad respectiva; (…). Sin perjuicio de ello, conviene señalar, conviene
señalar que en el presente caso, al encontrarse reclamando el pago de indemnización
de daños y perjuicios por responsabilidad contractual, cuyo objeto es el resarcimiento
económico por el despido ilegal efectuado por la demandada, el cual tiene carácter
personal pues deriva de un contrato de trabajo, resulta factible la aplicación del plazo de
prescripción de diez años, establecido en el inciso 1) del artículo 2001° del Código Civil,
conforme lo han determinado las instancias de mérito; (…).
16. Ahora bien, en torno al momento a partir del cual debe computarse el plazo de
prescripción, cabe señalar que la doctrina uniformemente estableció que para que se
configure la prescripción extintiva, se requiere la concurrencia de tres requisitos: i) la
existencia de un derecho que se pueda ejercitar; ii) la falta de ejercicio por parte del titular,
y iii) el transcurso del tiempo determinado en la Ley. Entre los tres, el requisito que más
dudas o controversias generó, es el primero, es decir determinar el momento en que debe
iniciarse el cómputo del plazo de prescripción.
17. Para resolver dicha duda, desde la antigüedad la doctrina formuló la teoría de la actio
nata, según la cual para que pueda comenzar a contarse el plazo de prescripción es
necesario que la acción haya nacido y la inversa, sostiene que la acción todavía no nacida
no prescribe (actio nondum nata no praescribitur). No basta, por tanto, con que el
derecho exista; se precisa, además, que haya nacido la acción para defenderlo o para
ejercitarlo.
18. Nuestra normativa contenida en el artículo 1993° del código civil, acogió dicha posición
doctrinaria al señalar que: “La prescripción comienza a correr desde el día en que puede ejercitarse la
acción y continúa contra los sucesores del titular del derecho”; es decir que el plazo de prescripción
sólo puede computarse a partir del momento en que la pretensión del titular del derecho
es exigible.
19. Lo señalado precedentemente resulta compatible con el criterio establecido por la Corte
Suprema de Justicia, en la CASACION LABORAL N° 2665-2013-AREQUIPA, en su
noveno fundamento en relación a qué plazo debe aplicarse en las pretensiones
indemnizatorias invocadas en el ámbito laboral, estableciendo:
Noveno.- (…).
“…, resulta factible la aplicación del plazo de prescripción de diez años establecido en el
inciso 1) del artículo 2001° del Código Civil, conforme lo han determinado las instancias
de mérito; el mismo que debe computarse desde el día en que puede ejercitarse la
acción, conforme lo establece el artículo 1993° del mismo cuerpo normativo, esto es, a
partir de la publicación del listado aprobado por Resolución Suprema N° 034-2004-TR
que reconoce al trabajador como beneficiario de la Ley N° 27803 (registro N° 515),
publicado en el Diario Oficial El Peruano recién el 02 de octubre del 2004, toda vez que
mediante la emisión de dicha resolución suprema, se le habilitaba al actor para reclamar
toda acreencia laboral o civil en contra de quien fuera su empleador. En tal sentido a la
fecha de presentación de la demanda de indemnización el 22 de junio del 2011, como
se aprecia a fojas 12, no había operado el plazo de prescripción de diez años (…).
20. Conforme a lo anterior, ésta Judicatura conceptúa que si bien el vínculo laboral de la
actora se extinguió en fecha 30 de setiembre de 1992, por cese colectivo; tal cese fue
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calificado como irregular, y en tal virtud se determinó que la actora fue pasible de un cese
irregular y por tal razón fue incorporada en el RNTCI, mediante Resolución Suprema N°
028-2009-TR de fecha 05 de agosto del 2009, fecha que recién apertura válidamente o da
inició al cómputo del plazo de prescripción; dado que con anterioridad a dicha fecha se
presume que la extinción del vínculo laboral era válido, en forma igual a la situación en la
que se encuentran todos los demás trabajadores que hubieran tenido similar forma de
extinción de su vínculo laboral, es decir como consecuencia de los procesos de
reorganización o reestructuración empresarial o reorganización de las entidades públicas
en la década de los noventa, en los cuales no cabía la posibilidad jurídica de instar
acciones judiciales; y es a partir de tal reconocimiento del hecho del cese irregular, en que
nace jurídicamente el derecho de acción para formular pretensiones y reclamaciones que
pudieran dirigirse contra dicho cese irregular; y en el caso concreto de la acción
indemnizatoria, el hecho generador de la responsabilidad o la conducta antijurídica, recién
fue establecida con el reconocimiento de la situación de cese irregular.
21. En tal sentido teniendo en cuenta lo anterior y que la demanda fue interpuesta en éste
caso en fecha 06 de agosto del 2013, se advierte que el plazo de los diez (10) años, aún
no ha transcurrido, por lo que debe desestimarse la excepción deducida.
Análisis de la excepción de cosa juzgada:
22. Que, la excepcionante alega que en el Juzgado Civil de San Juan de Miraflores, mediante
resolución N° 01, de fecha 13 de mayo del 2012, se ha declarado la quiebra, la extinción y
la incobrabilidad de las deudas de MESA en liquidación, disponiéndose la publicación de
la resolución en el Diario Oficial El Peruano, por el término de dos días, también dispone la
inscripción de la resolución en los Registros Públicos de Lima y Callao, finalmente, se
dispone, se curse oficio la Corte Superior de Justicia de Lima sur; por ello, la resolución
de incobrabilidad de las deudas de MESA, constituye calidad de cosa juzgada.
23. Que, la excepción de cosa juzgada, tiene por objeto extinguir un acción, cuando se
produce la concurrencia de la triple identidad de los elementos de la acción (sujetos,
pretensión y el interés), de un proceso iniciado, con los elementos de la acción de otro
proceso que ha concluido por sentencia con autoridad de Cosa Juzgada Material; y que
determina la extinción de la posibilidad continuarse el nuevo proceso.
24. Que se tiene que efectivamente mediante resolución emitida por el Juzgado Civil de San
Juan de Miraflores, de fecha 13 de mayo del 2011, se declaró la extinción y la
incobrabilidad de las deudas de la Empresa Mercados del Pueblo SA; sin embargo dicha
resolución no contiene los tres elementos para que se configure la cosa juzgada; puesto
que quien está a cargo actualmente de dicha empresa es el FONAFE; por consiguiente la
excepción deducida debe ser desestimada; por estas consideraciones SE RESUELVE:
declarar INFUNDADA LA EXCEPCIÒN DE COSA JUZGADA promovido por la
demandada.
Análisis del primer hecho requerido de prueba:
25. Respecto a si el cese de la actor se configura como el daño que invoca y si se
constituye en el hecho generador de la responsabilidad civil, cabe señalar que, el
daño -elemento sustancial de la responsabilidad civil-, en sentido amplio se entiende como
toda lesión o menoscabo del derecho subjetivo de un individuo y en sentido específico como
todo menoscabo a los intereses de los individuos en su vida de relación social, que el
derecho u ordenamiento jurídico ha considerado merecedor de la tutela legal.
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26. Según la doctrina, estos daños pueden ser patrimoniales o extrapatrimoniales. El primero
comprende al daño emergente (la pérdida patrimonial efectivamente sufrida) y el lucro
cesante (la ganancia dejada de percibir). El segundo comprende al daño moral (la lesión a
los sentimientos de la víctima y que produce un gran dolor o aflicción o sufrimiento en la
víctima) y al daño a la persona (la lesión a la integridad física del sujeto (perdida de un
brazo, lesión severa, etc.) o la psicológica y la frustración del proyecto de vida.).
27. El daño emergente, comprende el detrimento o la pérdida sufrida en el patrimonio por una
persona, como consecuencia de la conducta antijurídica y que para su cuantificación debe ser
demostrado y acreditado de modo objetivo y fehaciente por quien alega haber sufrido el daño,
conforme así lo impone el artículo 196° del Código Procesal Civil.
28. El lucro cesante, comprende las ganancias o ingresos dejados de percibir; estando en tal caso la
actora obligada a señalar y acreditar fehacientemente, cuál o cuáles o en qué consisten aquellas
ganancias o ingresos presuntamente dejados de percibir.
29. El daño moral, debe entenderse como la lesión a los sentimientos y que produce un gran dolor o
aflicción o sufrimiento en la víctima, pues la pérdida abrupta del trabajo y sin la concurrencia de
una causa justa de despido; genera incontrovertiblemente un sentimiento profundo de aflicción,
que impone la necesidad de la tutela legal y resarcimiento a la víctima, el cual no puede ser
desconocido por el simple hecho de haber efectivizado la tutela restitutoria a través de su
reposición en el centro de trabajo. Al respecto el artículo 1322º del Código Civil establece que: “El
daño moral, cuando él se hubiere irrogado, también es susceptible de resarcimiento”, y considerando que
dicho dispositivo, no hace ninguna referencia específica al significado del daño moral,
conceptuamos que para su valuación resulta aplicable el mismo significado del daño moral
previsto en el régimen de la responsabilidad extracontractual por el artículo 1984º del Código Civil
que señala: “El daño moral es indemnizado considerando su magnitud y el menoscabo producido a la
víctima o a su familia”.
30. La doctrina y la jurisprudencia plantearon dos grandes problemas respecto al daño moral: i) su
acreditación, y ii) su cuantificación. En el primer caso, señalan que existe enorme dificultad para
establecer si existe daño moral o no, pues no todas las personas expresan sus sentimientos o
emociones por igual; en otros casos puede haber una simulación de sufrimientos; y en otros los
sufrimientos severos son resistidos con fortaleza sin ninguna alteración en la salud o aspecto físico
del sujeto, por tal razón la jurisprudencia ha optado por presumir que aquellos casos de pérdida
abrupta del trabajo que pone en riesgo la propia subsistencia del trabajador y la de su familia, la
persona padece un sufrimiento o tristeza por estar impedido de participar en actividades
recreativas, celebraciones familiares y festividades tradicionales o colectivas, que se extiende a
sus, hijos y parientes, resultando por tanto evidente la causación del daño moral que impone su
reconocimiento y una indemnización. En el segundo caso igualmente resulta difícil cuantificar el
monto de la indemnización, pues los sentimientos morales resultan inapreciables
económicamente, por lo que se estima que a la probable concurrencia de las situaciones
emocionales antes referidas, deben agregarse circunstancias directas como son el prestigio
personal y profesional del trabajador afectado por el despido arbitrario; la frustración de su
desarrollo profesional; las privaciones que sufrió tanto él trabajador como sus familiares directos
tanto en alimentación, salud, educación, recreación, etc., los que deben ser considerados como
elementos objetivos en función a los cuales debe cuantificarse un monto razonable y prudencial.
31. Que, por otro lado respecto de la antijuricidad, el Jurista Lizardo Taboada Córdova1, ha
señalado que ésta, desde la óptica legal supone que “una conducta es antijurídica, no solo cuando
contraviene una norma prohibitiva, sino también cuando la conducta viola el sistema jurídico en su totalidad, es decir,
1
Lizardo Taboada Córdova. ELEMENTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL. Editorial Jurídica Grijley E.I.R.L. 2da.
Edición. 2003. Pág. 28.
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afecta los valores o principios sobre los cuales se ha construido el sistema jurídico”; y desde la óptica
contractual; la antijuricidad es siempre típica y no típica, pues ella resulta del incumplimiento total de una
obligación, del cumplimiento parcial, del cumplimiento defectuoso o del cumplimiento tardío o moroso”.
32. En el presente caso, la actora sostiene que sufrió daños, como consecuencia de su cese
arbitrario e irregular; tanto en la esfera patrimonial (lucro cesante) al verse desprovisto
abruptamente de su ingreso mensual que era su sustento económico de ella y de su familia;
así como en la esfera extra patrimonial (daño moral) al habérsele causado sufrimiento,
aflicción por la pérdida de su trabajo y la privación de sus ingresos mensuales; hecho que
trunco su desarrollo personal y familiar.
33. Está acreditado en autos que el cese de la actora como resultado de su cese colectivo; fue
calificado como irregular y en tal virtud fue inscrita en el Registro Nacional de Trabajadores
Cesados Irregularmente mediante Resolución Suprema N° 028-2009-TR; en cuya virtud,
eligió acogerse al beneficio de la reincorporación, solicitando su reincorporación al Seguro
en un proceso seguido ante el Noveno Juzgado en Jesús María, el que se encuentra a la
fecha admitida, pero aún no hay sentencia (Min. 00:25:12 Registro de Audio y Video);
circunstancia que a criterio de ésta Judicatura determina la configuración del daño y
del hecho generador del daño, dado que el cese irregular de la actora se asimila a
un despido, el cual se constituye en el presente proceso como la conducta
antijurídica realizada por la demandada.
Análisis del segundo hecho requerido de prueba:
34. Respecto a si existe nexo de causalidad entre el cese y los daños que reclama; cabe
señalar que el daño que alega sufrió tanto en la esfera patrimonial a título de lucro cesante,
como en la esfera extrapatrimonial a título de daño moral, guardan relación de causalidad con
el hecho del cese colectivo de la actora que fuera posteriormente declarado como cese
irregular; lo cual habría originado que dejara de percibir sus remuneraciones habituales y le
habría ocasionado los sufrimientos y aflicciones; por lo que ésta Judicatura concluye que
está acreditada la concurrencia del nexo de causalidad.
Análisis del tercer hecho requerido de prueba:
35. Respecto a si la demandada incurrió por dolo, culpa inexcusable o culpa leve en
incumplimiento de sus obligaciones legales o convencionales al momento de
determinar el cese de la actora; cabe señalar que la culpa es toda violación de un deber
jurídico, derivado de la falta de diligencia (negligencia) en el cumplimiento de las
obligaciones provenientes de la ley o un convenio; negligencia que puede derivar sea de
una falta de previsión del resultado (in omittendo) o una previsión errónea (in faciendo).
En el primer caso el responsable no previó las consecuencias, pudiendo y debiendo
hacerlo; y en esto está su falta. En el segundo caso, el responsable sí previó las
consecuencias; pero confió con imprudencia o ligereza en que no se producirían; sin
embargo lo que es relevante es que en ambos casos, la culpa sea perjudicial al acreedor,
para que surja la responsabilidad del deudor, pues no hay acción sin interés.
36. Por otro lado, la gravedad de la culpa, se deriva de la falta o ausencia de previsión de las
consecuencias, que pudieran ocasionar la determinación de una conducta o
comportamiento determinado, convirtiéndole por ende en una culpa inexcusable; de
manera que la previsión errónea de que no se daría el resultado dañoso, sólo determinaría
la configuración de una culpa leve.
37. La decisión del empleador de extinguir el vínculo laboral; supone la obligación de observar
las disposiciones legales que regulan dicha vinculación; es decir la concurrencia de una
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causa justa prevista en la ley y el cumplimiento del procedimiento formal; de manera que
la inobservancia de dichas exigencias importará la configuración una conducta negligente;
cuya gravedad dependerá de si dicho comportamiento denota una negligencia inexcusable
o una negligencia leve; para lo cual deberá evaluarse si el empleador estuvo en la
posibilidad de prever las consecuencias de dicho comportamiento.
38. En éste caso, la implementación del procedimiento de cese colectivo; no puede ser
calificado de modo automático como una conducta negligente inexcusable, precisamente
porque se sustentó en que el comportamiento de la Empresa MERCADO DEL PUEBLO -
MESA, habría estado sustentado en la observancia de las disposiciones legales que
regulan dicho procedimiento de terminación del vínculo laboral por causas objetivas
(cumplimiento de la Ley), sin embargo dicho procedimiento pese haber sido declarado
nulo mediante sentencias judiciales emitidas en los expedientes N° 1602-1992 y 1919-
1992, seguidos ante el 28° y 29° Juzgados Laborales de Lima, se ordenó la invalidez del
cese colectivo, procedimiento que posteriormente fue abandonado por la demandada y
por ende en el desamparo total a los trabajadores; procedimiento que además había sido
autorizado por el CONADE (HOY FONAFE); brindándoles un tratamiento discriminatorio
respecto a otros trabajadores que se acogieron a las renuncias voluntarias, a quienes les
otorgaron incentivos económicos; de lo que se infiere que dicha decisión excluye la
voluntad infractora de la empresa empleadora (dolo), más no así la falta de previsión
(culpa inexcusable); pues existiendo un mandato judicial que determinó la invalidez del
cese colectivo dispuesto, debió la demandada adoptar las decisiones pertinentes para la
restitución de los derechos del actor y otros trabajadores que fueron cesados
colectivamente, lo que no ocurrió; y si bien el propio Estado con posterioridad determinó la
irregularidad de los ceses ocurridos como resultado de aquellas disposiciones; como es el
caso del cese de la actora; tal determinación, no puede implicar la atribución de la
responsabilidad ya sea a título de dolo, sino simplemente la atribución de una negligencia
inexcusable.
39. Lo anterior resulta compatible además con el hecho de que para que se configura como
conducta antijurídica o hecho generador de la responsabilidad civil, el hecho de la
extinción del vínculo laboral de la actora, se requirió la previa calificación de su cese como
irregular; siempre que se cumpliera con los requisitos exigidos por la Ley 27803 emitida
por el propio Estado; no siendo por ende automático el reconocimiento de tal irregularidad
a todos los trabajadores que hubieran sido cesado por igual razón o en similares
circunstancias; sino extensible únicamente a quienes fueron incluidos en los cuatro
listados aprobados por el propio Estado; ante lo cual las empresas o entidades
empleadoras se vieron obligados a reconocer tal irregularidad; circunstancias por las que
ésta Judicatura concluye que la imputación de la responsabilidad de la demandada,
debe sustentarse en éste caso en la culpa inexcusable, prevista en el artículo 1319°
del Código Civil.
40. A mayor abundamiento, respecto a la responsabilidad que tendría FONAFE en el presente
proceso, dado que la actora habría prestado servicios a favor de la empresa MERCADOS
DEL PUEBLO S.A.; cabe reproducir los fundamentos mencionados en la torno a las
excepciones de falta de legitimidad para obrar invocada por la demandada; de los cuales se
infiere que FONAFE tiene la condición de obligada para asumir las obligaciones que
pudieran establecerse en éste proceso a favor de la actora.
Análisis del cuarto hecho requerido de prueba:
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f. El artículo 9° de la Ley 27803; precisó los criterios o parámetros para la elaboración del listado o
registro de ex trabajadores cesados, entre ellos: i) Considerar únicamente las solicitudes de
revisión de cese cursadas al amparo de la Ley 27487; ii) Considerar únicamente a los ex
trabajadores que cesaron por renuncia coaccionada; iii) Se considerarán ceses irregulares
aquellos ceses colectivos que se produjeron incumpliendo los procedimientos legales establecidos
en el Decreto Legislativo 276, contraviniendo los procedimientos de excedencia regulados en el
Decreto ley 26093 y contrarios a los procedimientos establecidos en las normas de reorganización
autorizados por norma legal expresa; iv) Se consideraran como ceses irregulares, aquellos que
afectaron a los obreros municipales al amparo del Decreto Ley 26093, fuera del ámbito de la
Octava Disposición Final de la Ley 26553.
g. Posteriormente, se emitieron las Resoluciones Ministeriales N° 347-2002-TR y 059-2003-TR y las
Resoluciones Supremas N° 034-2004-TR y 028-2009-TR; por los que se aprobaron el primer,
segundo, tercer y cuarto listados de Ex trabajadores cesados irregularmente que debían ser
inscritos en el Registro Nacional de Ex Trabajadores Cesados Irregularmente; con derecho a
acceder a los beneficios previstos en la Ley 27803.
43. La emisión de la Ley 27803, como lo afirmó el propio Tribunal Constitucional en la STC
emitida en el expediente N° 00007-2009-PI/TC; conlleva pues una decisión política de
reconocer la especial y particular situación de enmienda que el Estado decidió llevar a
cabo, en relación a los ceses colectivos implementados en el marco del proceso de
privatización de las empresas del Estado ordenado mediante el Decreto Legislativo 674 y
otros dispositivos concordantes o complementarios; que afectaron el derecho al trabajo de
un número indeterminado de trabajadores, servidores y empleados públicos que
laboraban para entidades del sector público o para empresas en las que el Estado tenía
una participación mayoritaria.
44. Tal situación especial y particular de enmienda unilateral y voluntaria del Estado, supuso
pues tanto el reconocimiento de la antijuridicidad de dichos ceses y el voluntario
resarcimiento de tales hechos, con la dación de la Ley 27803; cuyo artículo 1°, determina
el ámbito subjetivo de aplicación, extendiéndolo únicamente a los ex trabajadores
cesados que se les habría obligado bajo coacción a renunciar; y cuyo artículo 2°,
determina el ámbito objetivo, es decir los únicos beneficios de carácter resarcitorio
(indemnizatorio), reconocidos por el Estado a través de dicha ley; instituyendo a dicho
efecto un Programa Extraordinario de Acceso a Beneficios, dirigido a los destinatarios de
la misma ley, incluyendo la creación del Registro Nacional de Trabajadores Cesados
Irregularmente cuya función primordial sería la de administrar el acceso a los beneficios,
previstos por dicho programa y que se mencionan en el artículo 3°, cualquiera de los
cuales debían ser elegidos optativa y excluyentemente por los beneficiarios; previéndose
entre ellos:
1) la reincorporación o reubicación laboral;
2) la Jubilación Adelantada;
3) la compensación económica; y
4) la Capacitación y Reconversión Laboral.
45. Adicionalmente a dichos beneficios, en el artículo 13°, se previó el pago de aportes
pensionarios que debía asumir el Estado, tanto en el Sistema Nacional de Pensiones o al
Sistema Privado de Pensiones, por el tiempo en que se extendió el cese del trabajador por
un lapso no mayor a los 12 años; previéndose sin embargo de modo expreso que en
ningún caso implica el cobro de remuneraciones dejadas de percibir durante el
mismo período.
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51. Respecto al daño moral; ésta Judicatura, considera en primer término que al formar éste
parte de la esfera extrapatrimonial de la responsabilidad civil; no está comprendido dentro
de los beneficios de resarcimiento previstos por el Estado en la Ley 27803; lo que equivale a
decir que el daño moral invocado no fue objeto de resarcimiento con ninguno de los
beneficios previstos para los beneficiarios de la referida ley; por lo que corresponde realizar
el análisis respecto a dicho extremo.
52. En el fundamento 30) de ésta sentencia, se precisó la dificultad probatoria en la acreditación
de los daños morales; sin embargo atendiendo a que el hecho generador de la
responsabilidad fue acreditado; la concurrencia del daño moral debe ser presumido en éste
caso; desde la perspectiva que toda conducta antijurídica ordinariamente en forma adicional
a los daños patrimoniales, origina siempre daños de naturaleza moral; más aún si éste está
vinculado a la extinción del vínculo laboral, cuya consecuencia directa e inmediata es la
pérdida del trabajo y por ende de la privación de su fuente única o principal de ingresos,
hecho que evidentemente causa aflicción, dolor a cualquier persona; por lo que estimo que
debe procederse a su cuantificación, teniendo las circunstancias especiales y peculiares de
éste tipo de responsabilidad y el hecho de que el factor de atribución de la responsabilidad
civil en éste caso es la negligencia leve.
53. La cuantificación de la indemnización en éste caso concreto debe ser fijado en base a dos
parámetros objetivos: i) la concurrencia de circunstancias directas; que permitan establecer
una relación entre el hecho del cese y el sufrimiento que se presume padeció la actora, según
los montos de las retribuciones que percibía a la fecha de su cese y el tiempo que dure el cese
en el trabajo, sus expectativas de crecimiento profesional y personal proyectadas en base a su
condición de trabajadora de MESA con las innegables perspectivas y aspiraciones de
crecimiento económico, que fueron de plano cortadas abruptamente; con su cese irregular,
hecho que generó de inmediato la ausencia de ingresos económicos y la consiguiente
depresión psicológica sufrida; y ii) la concurrencia de circunstancias indirectas; como son el
hecho de tener una carga familiar.
54. En tal sentido; la cuantificación de la indemnización que debe fijarse a favor de la actora; debe
ser estrictamente equitativa; pues ella nunca podrá constituir un real o justo resarcimiento
en su dimensión integral del daño moral causado, sin embargo por lo menos contribuirá a
aliviar el sufrimiento de la actora, en tal virtud no existiendo en el sistema jurídico nacional,
un parámetro fijado para la determinación o cuantificación de dichos daños morales;
consideramos que objetivamente resulta aplicable por analogía el parámetro fijado por el
artículo 38° de la LPCL, que fija el quantum de la indemnización por el despido arbitrario
como base de cálculo, es decir el equivalente a una remuneración y media por año dejado
de laborar; el cual a criterio de ésta Judicatura resulta plenamente aplicable para el caso
de la indemnización por daño moral; dado que éste guarda compatibilidad con los
elementos objetivos invocados para su determinación; así si tiene que la última
remuneración que percibió asciende a S/ 170.47 nuevos soles, tal como señala la actora,
y que no fue negado por la demandada, en tal virtud, considerando que el tiempo de
duración del cese de la actora fue desde el 30 de setiembre de 1992 hasta la fecha, es
decir de 21 años, y la base de cálculo equivaldría a S/ 255.71 nuevos soles (una
remuneración y media), con el tiempo de duración del cese hasta la fecha de la demanda
06 de agosto del 2013, dado que aún no se ha cumplido con su reincorporación;
alcanzaría un tiempo de 20 años, 10 meses y 06 días, lo que significaría un importe
aproximado de S/ 5,331.55 nuevos soles; monto que ésta Judicatura estima
excesivamente diminuto; por lo que en éste caso particular adoptara como parámetro de
graduación del importe indemnizatorio el fijado para el beneficio de la compensación
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