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Corrige los errores ortográficos de los siguientes 3 textos:

1) En la reconstrucción del edificio los arquitectos tuvieron que tomar una serie de decisiones. No sabían si
mantener la pares de piedra o, por el contrario, recubrirlo todo con una capa de pintura. La casa ya iba vieja.
El color de la piedra exterior se veía envejecida. Estaba claro que había que trabajar mucho para poder
recobrar su estado anterior. La madera de las ventanas era muy ruin y las piedras del piso eran muy
heterogéneas. Avía huellas en el lugar en el que estaba la antigua chimenea y parte del tejado estaba caído.
Lo más simpático fue hallar en uno de los huecos un nido de cigüeña con las crías a punto de salir de sus
huevos.

2) El voleibol: un deporte moderno, ágil, sencillo, divertido. Un deporte para todo el mundo: para niños y niñas,
para jóvenes y para mayores, para hombres y para mujeres. Un deporte limpio, sin violencia, donde
apreciamos con claridad que el adversario también es una compañera o un compañero. Un deporte
educativo: los jugadores y las jugadoras ocupan todas las posiciones, todos han de colaborar por igual en el
mismo objetivo. El trabajo en equipo, la agilidad, la rapidez de reflejos y la inteligencia están en la base del
voleibol.

3) Las hojas secas crujían bajo mis pies mientras cruzaba el bosque que avía al norte de la Universidad. La
pálida luz de la luna que se filtraba entre las ramas desnudas de los arboles no era suficiente para ver con
claridad, pero avía recorrido aquel camino barias veces en el último ciclo i me lo savia de memoria. Olí el
humo de leña mucho antes de oír las voces i divisar el resplandor del fuego entre los árboles.

4) No era exactamente un claro, sino solo un lugar tranquilo, oculto detrás de un afloramiento rocoso. Unas
rocas y el tronco de un árbol caído servían de asientos improvisados. Yo mismo avía cavado el ollo para la
hoguera unos días atrás. Tenía un palmo de hondo y seis de ancho y estaba bordeado de piedras. Era un ollo
demasiado grande para la pequeña fogata que ardía en él.

Ya habían llegado todos. Mola y Fela compartían el tronco caído. Wilen estaba sentado encorvado en una
roca. Sim, en el suelo, con las piernas cruzadas, hurgaba en el fuego con un palo.

Cuando salí de entre los árboles, Wil levantó la cabeza. La luz parpadeante del fuego le acentuaba las ojeras.
Sim y el llevaban casi dos ciclos enteros velándome por las noches.

-Llegas tarde- dijo.

Sim levantó también la cabeza; su expresión era alegre, como siempre, pero también en su cara se reflejaba
el cansancio.

El temor de un hombre sabio

Patrich Rothfuss

5) De tanto ojear en las rebajas se me ha puesto dolor de ojos y eso que de un vistazo rápido a aquéllos
deshechos de la temporada, todo estaba echo un revoltijo y no podía si no echar una mirada desvaída sobre
abrigos, vestidos entallados o amplios, abrigos sin, o con hombreras, el gran almacén, era un batiburrillo
sobre el que había caído una horda de compradores. Era algo especial e inédito para mí. prefiero la compra
tranquila, la charla con el vendedor y la elección sin apresuramientos.

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