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Durante la fase aguda, en la que el paciente sufre una mayor afectación pulmonar, no es
recomendable realizar ninguna terapia mecánica asistida específica, salvo a aquellos
pacientes que ya presentaban una patología respiratoria previa (EPOC, bronquiectasias,
fibrosis quística).
Sólo en ese caso el fisioterapeuta valorará el riesgo/beneficio de un drenaje de secreciones.
Evitar en la medida de lo posible la generación de aerosoles en el ambiente y evitar realizar
cualquier técnica que pudiera generar una inestabilidad en la función pulmonar.
Ya están empezando a indicarse las terapias fisioterapéuticas más idóneas para los
pacientes que continúan ingresados en la UCI pero que han superado la fase aguda
respiratoria. “En cualquier caso, el principal factor de riesgo señalado suelen ser los ya
mencionados aerosoles”, añade el Colegio. Al salir de esta fase crítica, el fisioterapeuta
adquiere una gran relevancia para ayudar al paciente a afrontar las secuelas del Covid-19.
“Es en este momento cuando debe iniciarse la recuperación funcional bajo el apoyo y las
directrices de un fisioterapeuta”.
A través de herramientas fisioterapéuticas como movilizaciones, programas de ejercicio
terapéutico o reeducación de la función respiratoria se puede disminuir el tiempo de
hospitalización.
A través del trabajo fisioterapéutico, los pacientes pueden volver a realizar sus actividades
con independencia, siendo especialmente útil en poblaciones de edad avanzada o con
patologías previas.