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MI ALMA DESNUDA

ROSARIO DE FÁTIMA AVILÉS AVILÉS

MI

ALMA

DESNUDA

Rosario de Fátima Avil s Avil s

Contenido

COMO SI ESTUVIERA ENAMORADA.................................................................................................... 5

MI VIDA DE
MENTIRA................................................................................................................................ 7

MIL MANERAS MARAVILLOSAS DE AMARTE.................................................................................. 9

EL DESASTRE DE MI
UNIVERSO ..........................................................................................................11

EL ESPACIO M S PROFUNDO DE MI CORAZ N ........................................................................13

EL
MAGO ...................................................................................................................................................
....15

ELIXIR DE
PAZ..............................................................................................................................................17

ESA MARIPOSA FUI


YO ...........................................................................................................................19

ESTABAS
MUERTO.....................................................................................................................................21

ESTE AMOR DE
NOSOTROS..................................................................................................................23

LA PROFEC
A................................................................................................................................................25
LA PUREZA DEL
SENTIMIENTO............................................................................................................27

LA SOLUCI N DEL PROBLEMA............................................................................................................29

MATAR O
MORIR.......................................................................................................................................31

ME HACES
BIEN..........................................................................................................................................33

ME HE CANSADO, ME
CANSÉ .............................................................................................................35

MI CAJITA DE
PANDORA........................................................................................................................37

MI JARD N DE
ROSAS..............................................................................................................................39

MI PRINCIPIO Y MI
FINAL......................................................................................................................41

MI SELLO
PERSONAL................................................................................................................................43

MI VERDADERO
HOGAR.........................................................................................................................45

NO A TU SER, TUS
EMOCIONES .........................................................................................................47

PARA SIEMPRE JUNTO A


TI...................................................................................................................49

PARA VOLVER A
SENTIR.........................................................................................................................51

PARTE DE TU
ALMA..................................................................................................................................53

PEDACITOS DE
CIELO...............................................................................................................................55

PERDONA
SI ..............................................................................................................................................57
POR LA FUERZA DEL
DESEO.................................................................................................................59

QUE VIVA POR


MORIR ............................................................................................................................61

SOCIEDAD
MANCHADA..........................................................................................................................63

COMO SI ESTUVIERA ENAMORADA

Tengo ganas de hacerte el amor despacio, como si el tiempo aquel ya no

existiera, como si las heridas no dolieran más, como si las penas por los agravios

pasados se hubiesen olvidado para siempre; quisiera desearte de nuevo.

Desearte como si estuviera enamorada, y miles de mariposas jugarán en mis

sentimientos, qué bello ese momento, cuando por primera vez me vi en tus ojos,

mis pensamientos corrían de un extremo a otros creyéndose únicos.

Te amo, pero la llama que todo lo consumía ya no está en mí, ya el invierno con el

hielo que hay en tu mirada la apagó, y en un desdén confundiéndose en el odio por

lo que no has conseguido de mi parte, acabó con cualquier vestigio; cómo quiero

que regresen los días felices.

Los días de la inocencia, esa que no me dejaba mirarte como eras en realidad,

cuando me envolvía en una verdad que mis locas fantasías se inventaron para no

sentir la soledad.

Tengo ganas de hacerte el amor, y soñar contigo, que las ansias estén dentro de

mis sueños porque no me haya llenado de ti, de tu cuerpo, porque mis deseos

quieran, aún al día siguiente, mucho más, como esas noches de interminables ganas,
y esas madrugadas que no estaban hechas en nosotros para dormir; deseo tenerte

así.

Y, sentirme ilusionada de nuevo, que mi hastío no venga cada noche que, cómo un

deber, te dejo estar en mi cuerpo, y que fingir ya no sea más mi opción.

Supongo que las lagunas mentales solamente se hacen al sentirse enamorados,

cuando olvidas lo que te hizo daño, y sonríes al pensar en lo que amas, aquí eso no

es posible, pues las palomas del amor se dispersaron ya hace tiempo, se buscaron

otros nidos esperando que volviera mi ceguera por ti.

De verdad, quiero hacerte el amor como si aquel tiempo no existiera, como cuando

te deseaba mi mente, como cuando un loco desvarío te engañó para que me

amaras, como cuando sin obligación te entregaba aquello que ya nunca volverá.

MI VIDA DE MENTIRA

Pasas de largo sin mirarme, siento como una chispa de desprecio para mi

persona, más en realidad bien lo sé, que no es más que tu orgullo herido por mi

insensatez, y no eres indiferente a mi amor.

Hace tiempo me alejé de tu lado, y caro he pagado con una cruel lejanía de tu

parte, qué soledad tan intensa desde ese momento, qué muerte la mía que no llega

para que te enteres que fui capaz de morir para mostrar mi arrepentimiento.

Así han pasado dos primaveras, y tal vez hoy sea mi día de buena suerte, sea el día

que por fin te acerques diciendo que me amas como o más que ayer, sí, eso le pido
a Dios, desde que la consciencia me regresó sobre mis pasos, me gritó mi estupidez,

y me la mostró con una bofetada en el rostro cuando mis ojos te vieron del brazo

de una mujer que no era yo.

Golpe bajo para mi orgullo, golpe más que bajo para mi engreído corazón que

creyó que, solamente con pedir perdón, se arreglarían las mil de cosas que rompió

con un adiós que me sigue matando el espíritu cada momento que paso sin tus

caricias y besos, sin tu sonrisa en cada mañana al darme los buenos días.

Qué error cometí al creer mi vida de mentira, esa que me llevó por un camino de

locura, la ruta a mi perdición, y también a la de tu amor. En serio quiero hacerte

feliz, enamorarte de nuevo como una primera vez, hacerte el amor como nuestra

primera noche, pero amarte como siempre, y como nunca a la vez.

Sé bien que más que equivocación fue una crueldad de mi parte haberme ido, que

podría llorar y suplicar de rodillas un perdón, y aún así no cabría la justa llegada de

palabras que consuelen mi alma, pero puedo intentarlo, puedo hacerlo pues no sería

dañar mi orgullo, mucho menos tirar por la ventana a mi dignidad, pues más te

ofendí con mi tontería, piensa qué deseas que haga, y me tendrás en un minuto a

tus pies.

Dejaré de venir aquí, dejaré de visitar los lugares donde te pueda encontrar, he de

dejar que seas quien decida regresarme a su vida, y a Dios cambiar tu forma de

sentir hacia mi persona, que seas quien decida perdonar sin que mi dolor te alcance

para conminarte.

Ya no intentaré encontrarte, ya no intentaré buscarte, pero tampoco nunca he de

intentar dejarte de amar.


8

MIL MANERAS MARAVILLOSAS DE AMARTE

En una cajita he guardado lo que siento por ti, mis anhelos y fantasías

plagadas de ilusiones que he atado con listones de colores, y todo porque te amo.

Porque sueño ser de ti un día, que ese instante en que tu mirada se dibuje en mis

ojos llegue pronto, y que mis deseos salgan a cabalgar en el mundo real donde

viven tus encantos.

Allí, en ese pequeño espacio de madera también guardé una hoja escrita en letras

doradas que como un soldado fiel cuida celosamente un suspiro que ha mandado

mi corazón.

Sólo son palabras, eso lo sé, pero mi alma pensó una a una, cada punto y coma, y

pidió a todos los respiros y latidos le dijeron cada pensamiento, cada sensación

venida solamente por recordar esa carita tuya.

Todo hecho y provocado por tu sonrisa, por tu mirada, por tu forma de sentir, en

fin, por cada segundo que tu corazón ha latido desde que naciste.

Y, regocijo me de pensar cada mañana al despertar que naciste para mí, para que te

haga feliz, para estar para siempre a mi lado, qué de cosas llegan a mi mente por

pensarte.

Es genial enamorarse así, y con el claro consentimiento del alma enamorada creer

que un amor así me pertenece, qué felicidad vivir así, sin engañar a la razón

solamente hacerla se ilusione con mil maneras maravillosas de amarte.


Aún te hayan dicho muchas veces lo que escrito está en ese pequeño papel, sé que

nunca nadie lo dirá jamás con la misma intensidad que lo hago yo, pues solamente

yo podría amarte de la forma en que lo he hecho yo.

Pues te amo con la misma furia de ese río desbordado, te amo con la misma

sinrazón de un demente enamorado, te amo con la misma intranquilidad de una

alma perdida, te amo con la misma fuerza de un huracán sin su guía, te amo con la

misma inexplicable lógica de lo increíble, te amo con la misma base de algo

indescriptible, te amo, y solo así te amo, porque sin pensarlo así lo decidí.

10

EL DESASTRE DE MI UNIVERSO

A veces me duele tanto aún tu ausencia, y por momentos se me olvida que

ya no estás, que sí mis ojos te buscan no te han de encontrar.

También a veces, en mi alma planto la idea que egoístamente me has abandonado,

pero sólo para que haya menos llanto al recordarte. Se me olvida que la vida te

ganó una última partida.

En ocasiones he visto atrás, y sobre mis huellas busco el camino que me lleve a ti

para decirte cuánta falta me haces, cuanto de mi existir cambiaría porque regresaras,

aunque fuera un par de años, a arreglar está vida mía que se convirtió en el

desastre de mi universo; decirte que necesito me repares.

Que quiero llenar mis manos con tu caricia amorosa, y deseo que mis brazos, tan

vacíos ahora, los anegaras de tu calor, me regalaras esa sonrisa tan clásica en ti, tan
abierta y sincera, y hasta también, porqué no, ese regaño que nunca me diste, el

reproche que por mucho que existiera entre los dos, en tu mirada jamás dibujaras.

Aún te extraño, y en la soledad de la noche y la oscuridad de mi habitación,

pregunto a Dios qué plan tuvo en mente cuando decidió por mí que serías quien

marchara primero, si tanto de falta hacías aquí, mala decisión supondría mi corazón,

y en forma de cuestión inquisitiva hace todavía, aunque hemos aprendido a callar al

pensamiento.

Si, aún necesito un consejo, necesito un jalón de orejas, requiero que me digas que

cambie mi vida, que esto o aquello está mal en mí, aún necesito de ti, de

decepcionar te un poco para que tu atención venga a mí, y que tu voz la subas

como nunca para que voltees hacia donde estoy, y veas mis brazos extendidos

esperando un abrazo de consuelo, más que ilógico pues lo ansia mi alma porque no

estás.

11

Siempre me harás falta, siempre he de necesitar la reprimenda que jamás me diste,

y siempre esperaré el instante que pueda verte de nuevo, y suplicarte que no

vuelvas a dejarme, que soy una niña todavía que no ha aprendido a cuidarse sola,

que nunca más me hagas falta, que lista estoy desde el segundo siguiente a tu

partida, para que vuelvas, y me lleves contigo.

12

EL ESPACIO MÁS PROFUNDO DE MI CORAZÓN

Cada noche pongo en mis labios un nombre diferente tratando de callar mi

voz para no gritar tu nombre, sustituyo tu cuerpo para desear no estar en ti, pero es

inútil, pues te extraño, te extraño a morir, y aún ansío esos momentos de infinito
placer que encontraba en tu piel, cuánto quiero que regrese el ayer.

Más sé que eso no sucederá jamás, pues desde el mismo instante que entraste en

mi vida supe que serías debut y despedida, y sin embargo, me enamoré como si tu

amor fuera a durar toda una eternidad.

Y, no me arrepiento, pues cada caricia de tus manos, cada beso de tus labios valió

la pena, y un sufrir que pareciera interminable aquí, pero que sé, algún momento de

algún día ha de acabar.

Mientras tanto, te recuerdo cada noche, y al sentir lo frio de mis sabanas me doy

cuenta que no estás más, también tu recuerdo en el café de la mañana me hace

esbozar una pequeña sonrisa, cuando viene hasta mi mente el pensamiento de tu

ser provocando a mis ganas, cuando paseabas desnudo desde la habitación a la

estancia.

Debí de jugar como lo hacías tú, debí mantener a raya mis ansias locas de querer

cambiar tu mundo, que tu presencia a mi mundo se mudara para siempre; qué débil

fui, con mi mente y con mi carne, con los tantos sentimientos que dejé vagaran por

allí como mariposas en un campo de flores, qué de espinas se clavaron en mi alma.

Ahora, desde tu partida, obligo a mi mente a no estar en mi cuerpo para no

pensarte, obligo a mi voz a callar para no llamarte, en el rictus fingido del placer

que no me quita mi antojo por tu carne; pido a Dios que enmudezca me cuando a

punto estoy de alcanzar el cielo con tu nombre detenido en mi garganta.

Puedo obligar a todo mi ser para no pensar en ti, pero no puedo obligar a mi

corazón, pues independiente es a mis deseos, tanto que, aunque no quiera, sigue
13

latiendo tan fuerte cuando alguien te menciona, y se desboca de emoción al pensar

que contigo me pudiera yo encontrar.

Te extraño tanto, te amo aún más, y hoy me atrevo a decirlo, reconociendo con ello

lo tonto de este amor, lo ilógico que resultó sabiendo que como ave libre siempre

te irías de mí.

Prometo olvidarte algún día, pero guardar en mi piel las sensaciones de esos besos

tuyos, guardar en mi mente esas hermosas palabras que a mi oído decías, la imagen

de tus manos recorriendo cada centímetro de mi carne trémula y callada, resultado

del éxtasis total por el disfrute.

Y, te juro firmemente que, si en algún instante amnesia me llegara, jamás me

olvidaría del amor que hoy te tengo, pues ese en mí lo llevo para siempre, guardado

como el más bello tesoro, guardado en el único lugar donde guardo lo que amo, en

el espacio más profundo de mi corazón.

14

EL MAGO

Siempre serás mi amor secreto, ese amor callado y en silencio, que nos hace

sonreír sin motivo aparente, y haciendo que volando la imaginación nos provoque

un suspiro.

Nunca nadie sabrá de ti, pues sólo mi pensamiento ha de ser cómplice, y los

rincones del corazón donde nacen mis amadas letras, solamente ellos sabrán que

has sido, eres, y siempre serás el amor de mi vida, el ser por el cual mis respiros se

tornan agitados, mis latidos corren desbocados hasta querer salírseme del pecho, y

mi mente vuela millones de kilómetros en el espacio tratando de encontrar tu

pensamiento para entrar en él, y vivir en ti.


Triste cobardía que me impidió mil veces decirte lo que mi alma a gritos repetía, las

palabras que en la garganta se convirtieron en nudos para amarrar también los

sentimientos que lloraban de impotencia ante mi negación.

Cuánto perdí así, esperando que el día de valor me llegará y arrastrara todas las

dudas y temores, hasta mis demonios cuánto se rieron de mi persona, y me

condené a la soledad, a tener siempre mis manos vacías de las tuyas, mi cuerpo

vacío de tus caricias, mis labios vacíos de tus besos, y mis oídos sin escuchar los te

amos que anegarían mi boca de gemidos sin tregua.

Un amor de lejos me acostumbré a tener contigo, a que tal vez en cualquier

instante adivinaras en mi mirada lo que mis ojos reflejaban al dibujarse tu silueta en

ellos, que mi mirar te mostrara el desborde de cariño y ternura que siento aún por

tu luz, y supieras descifrar el mensaje, si al menos me hubiera atrevido.

Todavía, en algún momento de agonía me reclama ese universo lleno de silencios y

secretos, donde escondí ese amor desesperado y loco, donde construí murallas para

que en un arranque de emoción no se me escapara un anhelo en forma de sonrisa,

y al verte, miel escurriera por mis mejillas en forma de lágrimas.

15

Qué de cosas quedaron regadas por cada parte de mi alma y mi corazón, cuánto de

ilusiones esperando un si hubiese yo, pero ahora, a un segundo de mi partida no

tiene forma ya de seguir callado, y así me quede en silencio.

Deseo hoy decir que te amo, que el tiempo y la distancia que hubo pasado entre

los dos no sirvió para matar lo que siento, que la lejanía hizo sólo que se convirtiera

tu presencia ausente en el consuelo a mis días nublados, que se hiciera en mi mente

la imagen que me llevo a la tumba, y con la cual se pinta un matiz de carmín

dibujando la sonrisa en mis labios, la imagen de tu rostro, esa cara que sólo nada
más en mis sueños me pude atrever, y besé.

Me despido de ti tal cual como llegué a tu vida, siendo tu sombra muda, esa

presencia que al decir nada, lo decía y entregaba todo por ti, copia fiel y exacta de

tu forma de ser y de pensar, siempre esperando que tu amor fuese el mago que

adivinara lo que en mi alma me guardé para no perderte más, para no perder jamás

tu amistad.

16

ELIXIR DE PAZ

Aunque te extrañe no te buscaré, y pasaré de largo por esos lugares nuestros,

lugares donde con amor te abracé, donde con tanta ternura recosté mi cabeza en tu

hombro.

Aún recuerdo tus palabras esa tarde en el parque, en medio del graznido de los

patos que jugueteaban en su estanque, ese "te amo" y "nunca me iré , lo tengo

escuchándose en mis oídos, grabados en mi corazón como una melodía que no se

borra de la mente por los sentimientos que despiertan, y no por sus letras.

Con tristeza y nostalgia llegan uno a uno los momentos que antes me hacían sonreír

al evocarlos, hoy quisiera que mi pensamiento durmiera para no pensar más en

ellos, para no lastimar mi alma con las espinas de las rosas que plantaste con tus

besos en mis jardines.

¿Por qué tenías que cambiar tus sentimientos? Esa pregunta camina por cada rincón

de la casa, se duerme y despierta conmigo, toma su café de la mañana y la

merienda por la tarde, y no se gusta de marchar, para qué irse si de cualquier forma

la angustia vive en mí, pero así he de esperar una respuesta sabiendo de antemano

que no vendrá.

En segundos pienso en los motivos que trajeron tu desamor hasta aquí, las causas o

mejor dicho pretextos para no culparte por la renunciación que tuviste a seguirme

amando, y si acaso sirviese de algo para calmar mi pena, me insulto y me humillo,


me bajo al nivel de la persona más vil del universo para engrandecer tu recuerdo.

¿Cuál será el pretexto que me invente para seguirte amando, y esperar un regreso?

No ha traído ninguno el nuevo día, ni la primavera al llegar esta mañana, y tampoco

lo traerá el invierno que ya amenaza con ser el más crudo de estas temporadas.

17

En algunas ocasiones la madrugada me llena de insomnio, y mi mente se henchida

con desconsuelos, y hasta suelo pensar que me necesitas, y a veces ya dormida

escucho tu voz a través de la ventana, y me dices que salga a buscarte.

Mas no lo haré, no he de buscar lo que no quiere ser encontrado, para qué exponer

a mi pobre corazón a un escarnio del tuyo, y mis ojos a ver en tu mirada un dejo de

desprecio, eso no lo he de soportar.

Prefiero morir aquí, vivir así, con mis recuerdos, mis suspiros escapando en cada

exhalación para irse corriendo en el viento, ocupar un tiempo en el espacio para

encontrar tus latidos, y rogarte que vuelvas a salvarme de una muerte inminente.

Ya he pensado que ha llegado el momento de ser valiente, encerrar para siempre

mis sentimientos, y mis respiraciones con todo y suspiros, ahogarlos en un vaso de

vino, el elixir de paz que me dará tranquilidad y luz eterna.

Puedo ser valiente pero también tendrás que serlo tú, pues hasta tus oídos llegará

mi despedida con el último beso para el amor de mi vida.

18

ESA MARIPOSA FUI YO

Miro mi reflejo en la ventana, marcados los años se ven en mi frente, y una

mueca de desencanto, más no de tristeza se marca también en mi cara, muchos

inviernos disfrazados de primaveras han pasado por aquí, e infinitos recuerdos tengo

de todo lo visto y lo vivido.


Levanto mi mirada, y no puedo evitar traer a mi mente una silueta de pie

alumbrándose con la tenue luz del farol, posicionado como fiel soldado al final de la

calle.

Esa silueta de fina y frágil estampa es una bella mariposa de la noche, un trofeo que

por unos cuantos centavos vendía su dignidad y belleza al mejor postor, ese que

nunca fue el príncipe azul que soñaba la rescatara de una cruel tormenta.

Cuánto de noches posó su mejor sonrisa, una provocativa sonrisa en unos labios de

rojo carmín que detrás de su color escondió siempre un pesar que la resignación

nunca pudo le aliviar.

Por muchos ayeres su rebeldía le dijo que pronto todo debía cambiar, que ese

amor, quien la dejara en esa esquina, había de regresar, más amor ingrato es, falso y

engañoso, que en sus ilusiones se enjugó infames promesas que no cumplió jamás.

Por incontables ya, hoy me perdí la cuenta, cruentos inviernos pasaron por su calle,

y cada vez eso hizo que cual mariposa en la nieve, sus grandes y majestuosas alas

fuesen perdiendo su brillante color, ese color que da la juventud, hermosa cascada

de tiempo que le dio la vida, pero que dejó desperdigadas por allí entre besos y

copas, entre gemidos y palabras soeces llenas de perversión.

Cuántas lágrimas su carita pintada con besos mal habidos disimuló, cuánto asco su

cuerpo reprimió por esas caricias sucias, todo eso que no compraran miles de

miradas lascivas que iban tras ella por ese bulevar, miradas de burla, con morbo de

esas almas que con desprecio le llamaron golfa.

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Tristeza y desencanto en su ser y su corazón anidados, más no por la ignominia,


tampoco por la humillación y el desprecio, eso no, sino por ver como sus alas cada

vez al pasar de cada temporada más y más se rompían, si, alas rotas que un día ya

no la sostuvieron, que no pudieron levantarla en vuelo, que le gritaron y

abofetearon con la realidad del ya no más.

Ese instante bien lo recuerdo, cuando marchó sobre sus pasos, pero no hubo

malestar ni molestia en su espíritu, en ese momento de abandono, pues al fin el

tiempo le estaba regalando la libertad, podría al fin de verdad volar.

Ya no hubo más caricias que su cuerpo no quería, ni besos que su piel y su boca

tomaran, más no sintieran sin repulsión, todo eso se acababa en esa noche, y

entonces ella comenzaría a vivir en paz.

Yo la conocí muy bien a esa mujer, a esa mariposa, sus anhelos truncados, a sus

sueños convertidos en pesadillas, a sus ilusiones renacidas aún estando cada

madrugada más cerca de la muerte que de la vida, yo la conocí y lo que había en su

corazón, porque esa mariposa fui yo.

20

ESTABAS MUERTO

Subí en la barca, y solamente me tomó un segundo traer como firme

convicción la decisión de marchar, extendió su mano aquel hombre, y la mía le

brindé sin un vacilo hacer.

Al momento de partir volteé hacía atrás, y vi toda mi vida, cerré mis ojos, y de

pronto, mi cuerpo inerte en una cama de sábanas blancas, tú acostado a mi lado.

No se encontraba un pequeño aliento en tu cuerpo, tu corazón no tenía un latido, y

tu sangre ya no registraba la tibieza que siempre me encantaba encontrar en tu piel.

Estabas muerto.
De pronto, mi mente se confundía, me veía allí sobre la cama, más también en

aquella barca yendo a un destino desconocido, y sentí frío, un temor por no verte

más me llegó, comienzo a temblar, y mil ganas de llorar hacen que mi pecho un

ahogamiento manifieste, un pequeño vibrar por ataque de ansiedad.

Miro al conductor, y le grito que quiero bajar, le he gritado tan fuerte, y sin

embargo, no hace ni un gesto, la voz atorada en mi garganta se quedó.

Deseo levantarme, huir, salir corriendo, y saltar, mientras, nos alejamos de la orilla,

tendré que meter al agua, mojar mis ropas y mis cabellos, pero qué más da si allí,

en la playa voy a encontrarte.

Pero no puedo, están mis piernas rígidas, mis pies y mi cuerpo en general estáticos,

sin sensibilidad me encontré, y quedé inmóvil, cuenta me di que estaba muda, o tal

vez sorda o tal vez ambas cosas, no podía irme, ni reclamar.

A lo lejos ya no podía ver ni orilla de tierra ni playa, estaba con ese hombre

desgarbado e insensible en un mundo de agua, ya no tenía escapatoria, solamente

me quedaba la resignación, y esperar un poco de compasión para mí, hasta lástima

esperaba, una lástima que le conmoviera, y le hiciera regresarme, qué arrepentida

estaba de dejarme arrastrar sin pensar.

21

En un segundo más, todo se volvía oscuridad, ¡¿Acaso también ya estaba ciega?!

Al borde del terror, mi pulso corriendo a mil por minuto, escucho tu voz, te escucho

hablándome al oído, dices que me amas.

Como algo divino, pudiera ser un milagro, todo se vuelve luz, los sonidos regresan,

y mi piel junto con mi cuerpo tienen sensaciones, hermosas sensaciones, y abro los

ojos para encontrarnos allí, juntos en nuestra cama, y tus labios bellos con la gran
sonrisa con la que todas las mañanas me das los buenos días.

No sé qué fue todo ese extraño relato, historia o sueño, realidad o fantasía, ideas

que me dan por el temor de perderte, un terror a no mirarte nunca más, a que me

dejes de amar.

Sé no debo tener miedo a la muerte, pues ella, si te llego a perder, me acercaría

más a ti, me llevaría hasta ti, vida mía para vivir contigo una eternidad.

22

ESTE AMOR DE NOSOTROS

Entre nosotros no hacen falta las palabras, esos silencios lo dicen todo, un mil

de te amos dichos con los ojos, el cariño profesado al acariciarme el rostro, y tu

beso tan dulce que muestra lo divino de lo eterno.

Hace falta decir nada, pues tus manos que escribiendo una historia en mi piel, gritan

calladas cuánto gozas de esos roces, que mi ser los disfruta mucho más, para qué

expresar con una voz cuando el sonido no sería más puro que el acezar de un

suspiro.

Hace tiempo que aprendimos a usar la mirada como una voz, y los ojos como el

instrumento para darnos un beso, y ese deseo que se dibuja en el aire, aún estando

los dos a la distancia; es indicativo que, a pesar de los silencios, los gritos de amor

siempre estarán en el viento.

Y, que nos amamos, que el vasto entendimiento en nuestro pensamiento rebasa

cualquier diferencia de ideas, cualquier trayecto en espacio por más lejano que este

fuere, cualquier punto en blanco que a la distancia pudiese sacarme de tu mente.

No necesitamos más que vernos fijamente para comprender lo que quiere uno del
otro, para saber interpretar ciertas miradas ante la gente, pues a solas nuestras

manos han de hablar mucho más que una mirada.

Tal vez sean los años, tal vez sea que los pensamientos se acoplaron cuanto y más a

los sentimientos, que fácil es para nosotros la comunicación, pero al final solamente

se traduce en el amor que te tengo, el amor que nos tenemos, este amor de

nosotros.

Han pasado tantos segundos en nuestras vidas, y muchos millones de ellos que han

de pasar, y siempre juntos estaremos, que después de pasadas las primaveras nos

ha de llegar un invierno, pero que con tu calor, el frío jamás me llegará, tampoco el

silencio, pues seguiremos hablando, y cuando las voces y las miradas callen,

23

tendremos los latidos que seguirán en un pum, pum, diciendo te amo, te amo, te

amo.

Entre nosotros nunca harán falta las palabras, ya que las letras en los poemas,

escritos por la eternidad, nos han de ayudar a mantener este cariño que el destino

nos marcó como nuestro, y que nos indicó que nacimos para amarnos, y que

nacimos sin voz para que en el lenguaje del amor y la pasión siempre habláramos;

que nacimos con la luz que en la grandeza de una bella mañana nos regocija a cada

despertar para decirte sin hablar, y solamente con una mirada y un beso: Buenos

días, corazón.

24

LA PROFECÍA

Por más que mi mirar se dibuje en otros ojos, no he podido borrar la silueta

tuya pintada en arcoíris que le dejaste, tampoco por más que intenté, la amnesia
funcionó en mi mente.

La profecía que hiciste de ti en mi corazón se cumple cada día, no logré sacarte de

allí, y jamás he de lograrlo, más mi corazón también se niega a dejar que ganes, que

tu egocéntrica afirmación triunfe.

Cada mañana me levanto, y elevando mil plegarias al cielo, pido que hoy sea mi día

de suerte, y me encuentre una cara amable con dulces ojos que me ayude a no

tener la ceguera que por tu resplandor aún tienen mis pupilas, que ya no llore más

lágrimas de sol.

Más en vano es, capricho cruel y despiadado soy del creador, pues por más que

trato no me llega el olvido, que tal vez dormitando se quedó en alguna esquina de

los caminos olvidados de Dios.

Infinidad de veces he pensado quitarme el sufrimiento yendo con prontitud a

buscarte, pero arrepiento me, y regreso sobre mis pasos. ¡No he de dejarte que

ganes!

Aunque tonta sé muy bien que convierto a mi mente, pues ya has ganado porque

tus palabras como las de Nostradamus, se van cumpliendo una a una, no te olvidaré

jamás.

El único remedio quizás a mis penas será bajar mi guardia, derrumbar de una vez

por toda esa muralla que levanté para que la peor de mis debilidades no termine de

perderme, porque por más que me empeñe siempre estarás ocupando todos los

rincones de mi loco corazón.

Un corazón que le diste millar de formas de sentir, tantas hasta convertirlo en el


amor de su vida, en subida debiera ir mi existencia, y correr velozmente la cuesta

25

para escapar del abismo, donde se encuentra tu recuerdo, tus palabras malvadas

llenas de ego y presunción, cómo te gusta presumir que al momento que desees

me puedes tener para ti.

En algún tiempo pensé que no tenías razón al pensar así, más al pasar de las

primaveras en mi jardín, poco a poco me he dado cuenta que menos puedo

escapar, pues tus pensamientos proféticos pareciesen los escribiste como líneas en

el destino, un destino al cual le rezo para que no sea realidad.

Un día sé que me he de rendir, que he de dejar que me traicionen las ganas, y en

una carcajada de los Dioses vaya a buscarte, y te diga mi boca que ganaste, que

nunca pude olvidarte, pero por el momento seguiré luchando, seguiré buscando la

manera de escapar de ti, de evitar que mi camino por el tuyo se vuelva a cruzar.

26

LA PUREZA DEL SENTIMIENTO

En silencio, callados los dos, busco rozarme en tu mirada, mis labios no atinan

a decir palabra aún que, mi pensamiento este gritando en desespero mil de te

amos.

Y, deseo perderme en tu mirar, que el profundo de tus ojos me lleve hasta

confundir mi silueta en las nubes, a jugar con cada angelito que encuentre en el

ascenso al paraíso.

Te miro fijamente porque quiero conocer la eternidad, y aún sabiendo que también

un beso tuyo puede mostrármela, me entusiasma la idea de tener en mí la pureza

del sentimiento.
Porque quiero tener de ti un amor puro, verdadero, que sin tener lujuria pudiésemos

sentir la pasión, también sin tocarnos la piel, solamente el alma, escribir una historia,

mil cuentos de príncipes y princesas en la tierra del ensueño.

Qué de cosas y sensaciones deseo vivir junto a ti, que tu mano me enseñe a confiar

en ella, que tus pasos y sus huellas me guíen por los caminos que la vida nos lleve a

recorrer, que vayamos siempre uno al lado del otro, que me ames cada vez y para

siempre.

Tal vez sea nada más que un sueño, hermoso, pero sueño al fin, y así me despierta

la ilusión cada mañana, pensando en el momento que seas de mí, que sea yo tuya,

que no esté más está distancia que separa mi latido del tuyo, pero que a pesar de

esto mis suspiros siempre corren hacia donde te encuentres.

Para este amor apasionado y loco que siento por ti, no existen espacios que no

llene con tu presencia, no existen tiempos suspendidos en el reloj que se detengan

y, sin embargo, en mi mente ese tiempo si se detiene al pensarte, al pasar horas

mirando un infinito que me dibuja tu rostro, allí donde me veo en tu mirada.

27

Callada te observo, callado también tú, escudriño con detenimiento el color de tus

ojos, la profundidad de tu mirada, la ternura, la dulzura, el candor, más no me dices

aún nada, jamás me dicen algo tampoco esos labios tuyos, sólo silencio hay,

¿Cuánto más he de seguir deseando que tu imagen se me vuelva realidad?

Busco sin tiempo rozarme en tu mirada, detienes el reloj, y pasa nada, me pierdo en

un tic tac interminable, las horas de esta vida que serían más felices si estuvieses

aquí, si tu imagen en carne y hueso me dejara te sentir.

Así te amo, así cada noche te espero que vengas en un sueño a mí, con desespero,
pero en apacible momento también, pues la recompensa, tener tu presencia, aunque

sea en la imaginación, es mucho más que cualquier eternidad sin haberte conocido.

Y, aún sabiendo que jamás podrán mis labios decirte un te amo que tus oídos

escuchen, seguiré adelante con mis tontos desvaríos en espera de la realización de

un anhelo, porque siempre y para siempre, te voy, y te he de amar.

28

LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA

¿Quién diría que al marchar te llevarías algo más que tu equipaje, y en tus

maletas de viaje cargarías con mi alegría?

Nadie lo sospechó, sólo dispuso la vida que pronto te alejarías dejándome un gran

vacío. Y mis manos ya temblando por la impotencia, y no sé, sin poderte detener ni

con ruegos ni con rezos o suplicas de rodillas, cuántas lágrimas, que mares se

parecían mis mejillas, el café de mi mirar en negro se convirtió.

Qué pena la que siento aún cuando recuerdo tu beso, cuando siento sensaciones

que despertaron un día la lujuria de mi cuerpo, cuándo es que cuenta me doy que

jamás has de volver, y quiero volver a nacer para poder conocerte, y de nuevo

conquistarte.

Porque sé, bien de mi vida, que si mi aliento se va, y volviese yo a nacer, una vez

más te amaría, aunque sufriera otra vez cada tormento de ti, mil tristezas en el alma,

¡qué va!

Que me importa oscuridad, que me caiga hasta el abismo si un segundo de tu cielo

me diese un poquito a probar.

Seguro no habrá cobarde o corazón temeroso que me impidiera me arriesgue a

dejar todo en el lodo por retenerte a mi lado, darte lo que más desees, lo que

anheles al momento, así fueran mis instantes, mis segundos o mis horas, la vida que

ya no tenga, porque tuya siempre fue.

Pretensiones de una mente fantasiosa serían tales elucubraciones, que me


permitiese Dios que volviese una vez más, sólo en la oportunidad segunda, ¿qué ser

es que creo yo que soy para tener privilegios que burlara hasta la muerte? sólo

Dios, sólo la vida si se apiadaran de mí.

29

Pero bueno, mientras pasa un día con otro, cargaré con mi tristeza, y con todo mi

pesar, buscando en tus poquitas cosas la solución del problema, la ecuación que me

resuelva como de vuelta me traiga lo que ayer me arrebataste.

Dime, ¿Quién te dio permiso que llenaras tu valija con tu sonrisa, con tus besos, tus

caricias, con tus ojitos de cielo?

Dime, eso era mío, todos fueron los obsequios que me dieras esa tarde, esa partida

de enero cuando hicimos el amor, y que con tal devoción yo te regalé mi vida.

En tus manos va tomar la decisión que le devuelva a las mías la tibiez del terciopelo,

esa alegría perdida entre los tantos trebejos que empacaste con tu adiós, ¡Quiero

volver a reír! ¡Quiero volver a sentir!

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MATAR O MORIR

Un día fantaseé y soñé con la idea que serías sólo para mí, que tu vida por fin

me habría de pertenecer, y que, hasta la muerte, matar o morir, estarías a mi lado.

Cuánto daño me hacen esos recuerdos, cuánto mal, pasado el tiempo aún me

preguntan por ti, ¿cuánto más podré engañar a la gente? pero nunca a mi mente,

cuando les digo que vas a volver.

Que solamente te fuiste a visitar algún lugar lejano, y que me has llamado nada

más para decirme que mucho me extrañan tus brazos, y que quieres ya regresar.

Que retomarás esa vereda que lleva desde el pueblo hasta mi casa para verme

pronto, para escuchar esos te amos que igual no se oyen a través del celular.

Qué charada me he inventado, porque sé todavía no estoy lista para mirarles a la


cara, para aceptar delante de sus miradas imperativas, cuestionando en silencio mis

palabras, que mi amor, ese que a los cuatro vientos grité cuan feliz me hacía, se

hubiese marchado para siempre.

No, no puedo decirles que dejaste de amarme, si alguna vez lo hiciste, que

preferiste dejar un nido tibio por sentir la libertad de un aire helado en tus alas, y

cambiar los poemas dichos cada noche a la luna, por vivir una aventura.

No me atrevo a contarles de tus cosas, tu camisa con tu aroma, tu fragancia favorita

o tu cepillo de dientes, que pareciera se burla de mí, pues él tiene la dicha de haber

probado tus labios antes de tu marcha.

Amor de pocas horas parécele a mi corazón, pues siente que el tiempo pasado

contigo jamás duró más que un suspiro, un latido que agitado se fue más de prisa.

Mi camino cambiaste con tu partida, y aun en mis oídos retumban como

campanadas anunciando la muerte, esas palabras que rompieron en mil pedazos mi

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alma aquella tarde de lluvia, de aquel día que presagió un desenlace cuando esa

mañana, de un día cualquiera, se despertara nublado.

Palabras tristes para mis sentimientos, pero para los tuyos simplemente fueron una

liberación que no podía aplazarse más.

Tal vez le hiciera caso a mi sinrazón, y te llamara, no dejara de insistir, pero hasta

ella en algún momento se ha dado cuenta que inútil sería la humillación, que me

vieras llorar y suplicar, rondar los lugares donde sé puedo encontrarte.

Una trampa sería solamente, y no dejar que sanaran mis heridas sería más que fatal

para mi pobre espíritu, que de por sí ya cansado está de soportar la soledad y tu

partida.

Con el tiempo he aprendido a perdonar tu abandono, a perdonar los miles de

segundos que pasaste aquí conmigo vendiéndome un sueño que nunca harías

realidad, a perdonar que mi mayor fantasía no se cumpliera, que en tu maleta mi

aliento se fuera.
Al igual que un día hice de tu vida a mi lado una fantasía, así hago de nuevo con tu

regreso, me siento en la ventana cada vez para mirar como tus pasos se dibujan

detrás de ti, y mi mente imagina cómo vuelves para llenar mis manos, para llenar

mis horas, para que mis labios puedan desbloquear los sonidos pausados en el

viento y en el tiempo, los sonidos que en forma de suspiros te dicen que te amo, y

te amaré para siempre, por siempre jamás.

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ME HACES BIEN

Cuánto bien me hace tu locura, ese amor apasionado, ese amor tonto, tan

inocente como un niño, pero a la vez pervertido como un demonio.

Cuánto bien me hacen tus manos, tus brazos rodeando mi cintura, y que toman de

asalto, y sin pudor mis caderas, soy tuya cuando quieras.

Y, cuenta cada vez te das, que como yo nadie te ama, que nunca nadie te ha

querido complacer como yo, que eres mi sol.

Que conmigo falta nada para ser feliz, y que contigo mi paz se queda dentro, pues

la fuerza de tu cariño tiene lo que un tornado, siempre al decirme te amo.

Que tu espíritu indomable, cual animal salvaje, me ha contagiado y enamorado, y

me ha mostrado que en la calma de un tierno beso también, existen gotas de

sinrazón, porque di mi corazón.

Y, que ya jamás podría vivir en la tranquilidad de una pradera, porque un monte

ingobernable conquistó mi tierra, y dejé atrás más esperas.

Ya que no he de buscar más lo que sé aquí encontré, que aquí tengo, que, aunque

pueda ser ajeno, es tan mío cuando tú estás entre mis brazos, cuando te estoy

abrazando.

Cuánto has cambiado de mí, cuánto más has hecho para mí, cuánto bien que seas

de mí, cuánto, y tanto soy feliz.

Y, me haces bien, sé pareciera absurdo, que tal vez muchos nos juzguen, que otros
tantos me señalen con el dedo por jugar a tu lado el papel de la amante, que nunca

tendré el diamante.

Más así te quiero, así me compré esta vida, me adueñé de la tuya, y que te hice mío

sin importar el rol que el destino me ha otorgado, así es que te amo.

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Con el deseo a flor de piel cuando te tengo cerca, la locura vagando por mi mente

cada vez que me tocas, mis pensamientos desvariando cada vez más, y a cada

instante si me haces el amor, cuánto y más te adoro hoy.

Me he acostumbrado a vivir una aventura a tu lado, a los sobresaltos, a los latidos

desbocados, a los respiros y suspiros que se atropellan en mi pecho por salir

primero, esta vida quiero.

Y, ya nadie me podrá apartar de ti, porque en ti hoy soy feliz, porque tu amor me

hace bien, porque tu piel es mi piel, porque siempre, y para siempre te amaré.

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ME HE CANSADO, ME CANSÉ

Desde hoy he puesto un fin a la ignominia de un amor egoísta, nunca más te

quiero entre suspiros suplicantes, ya jamás el ruego para un beso suspendido en el

viento de las mil desesperanzas.

Ni dormir llorando porque un amor se ha marcado en el olvido, en una ausencia

que nunca estuvo físicamente pues tu presencia siempre se aseguró de hacerme

sentir tu desprecio.

Me he cansado de esperar, de pedir, de suplicar, de mil y una noches llorando

pensando en un cuento de amor venido en pesadilla, de obsequiar todo por nada,

recibir nada por todo, me he cansado, me cansé.


He llegado a ese punto donde se dibuja un final, y un ya basta de tanta ingratitud,

de tanto odio disfrazado con frases hipócritas ante los demás, he escrito un punto

final.

Y, ya nunca más noches de insomnio bañando en lágrimas mis pobres anhelos,

haciendo sentir a mis locas fantasías que solamente fueron los instantes de un

viento de lujurias que se entró por la ventana.

Dignidad muerta de mi parte a cambio de unas caricias y besos, cariño helado, de

un invierno congelante en pleno verano, que mató de frío a las mariposas de mi

jardín, y quemó sus bellas alas.

Desde esta noche y las que vendrán, se quedaran mis anhelos a dormitar en mis

ensueños, y tampoco habrá un pesar por los caminos que bloqueados quedaron con

tu corazón de roca, ya no más de eso que llaman remordimientos, pues con mi

pleno consentimiento, los dados a la ruleta en la que convierto mi vida, los estoy

lanzando ansiosa por ver si su número será mi fortuna, la suerte de haberte perdido.

De haber recuperado mi consciencia, más no en totalidad mi vida, pues aún tu

recuerdo como cruel fantasma todavía ronda por mi mente, y quiere que con lo

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poco que dejaste en mí, que no fuese desdén, haga un collage para traerte de

nuevo hasta mis buenos recuerdos.

Y, eso jamás pasará, porque traerte de nuevo a mi espacio y a mi tiempo sería

olvidar el daño, las heridas, la traición que tus labios le hacían a mi alma en cada

beso.

Como puedes ver me cansé, me cansé de la cruel indiferencia a mis veranos


ardientes, de ese cruel desdén a mis ardores traviesos en plena madrugada, de las

penumbras en mis habitaciones tan llenas de luz.

Ahora, me sentaré a descansar por aquellos sueños rotos que caminando en la

arena se murieron bajo el sol, a dormitar por aquellos murmullos que mudos

quedaron por gritar en un desierto, donde nadie los escucho, me sentaré a

descansar hoy, que, al fin, al fin parece que ya te vas.

36

MI CAJITA DE PANDORA

Aquella tarde te desnudé mi alma, y te conté todo lo que de mí querías

saber, mis penas, mis glorias, los anhelos anegados de fantasías, y mis ilusiones que

con tu mirar habías hecho despertaran de un gran sueño, que más que eso, era un

triste letargo, pues en un instante me enseñaste lo que era el verdadero amor.

Y me perdí en un mar de atenciones que jamás de nadie había tenido, me

engolosiné con tu ternura, y esa forma de hacerme sentir importante ¡Qué tonta fui!

Con eso me perdí, y me hiciste soñar con un nosotros que nunca existió, y

enloquecido de atención mi espíritu no midió las consecuencias, y de ti se enamoró.

Tomados de la mano te mostramos mis miedos, abrimos mi cajita de pandora, y

descubriste mis demonios que ante ti se rindieron sin la más mínima resistencia, sin

la maldad que antiguos amores furtivos me habían enseñado.

Pero entonces, al conocer la oscuridad que hay en mi alma cerraste tu puerta, y

nunca pude entrar en tu vida y tu alma, las cuales me moría por habitar, ¿Qué pasó?

¿Qué nube gris opaco mi cielo? Jamás te pudiste enamorar de mí.


Y, entonces vino a mi mente la idea de borrar los pasos caminados, borrar las

huellas que quedaran marcadas en las arenas de tu memoria, pero, ¡Oh, sorpresa!

No había nave del olvido para abordar, ni como regresar el tiempo.

Tal vez si te hubiese dibujado mi vida en una acuarela de luces, mi cielo azul con un

millón de estrellas que lo hicieran brillase con tal luz que deslumbraran a tus

pensamientos, si tan sólo mi pasado supiera mentir.

La mentira, la verdad, de cualquier modo, te hubiera perdido antes de tenerte,

porque al mirar mis ojos viste lo que nunca nadie vio, y tu silueta se dibujó en mis

pupilas como nunca algo así se dibujó, eras diferente a los demás, y cómo podría un

simple mortal iluminar se, aunque fuera un poco, en un lucero.

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Ya la tristeza de mi arrebato sirve de nada, un vano arrepentimiento sería hipócrita

también, pues lo único que deseaba al conocerte era mostrarte como era yo, era

decirte que esa era yo, con mis errores, con mis fracasos, con mis tantos deseos

frustrados en amores malagradecidos, amores que sólo me dejaron llanto.

No se vale un razonamiento con enojo, porque llorar sobre el agua derramada

solamente haría un enorme río, porque te di mis anhelos, te obsequie mis sueños, te

llevé a mis más profundas fantasías, y tú jamás te enamoraste de mí.

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MI JARDÍN DE ROSAS

Mis días las pasaba sola, con una soledad que poco a poco me acostumbraba

a su compañía, mirando el cielo como si las nubes fuesen a leer mi pensamiento, y

entonces conocieran mi suplica.

Deseaba alguien a mi lado que regresara a mis labios la sonrisa, a mi corazón


latidos felices, y a mi alma la fortaleza que una tarde de abril se había marchado.

Quería que en un milagro todo me sucediera, no quería estar más solitaria, sin una

mano que pudiera tomar para pasear por el jardín, mi jardín de rosas.

Qué falta sentía que me hacia una piel tibia en mi cama, una que calentara esas

noches de invierno que no tardaban en aparecer, esas tardes que tan callada

pasaba, pues ya no me satisfacía hablar con el eco de mi voz, ya no.

Era tanto el grito desesperado de mi espíritu que, aún en silencio, se dejaba

escuchar, se dejaba mirar a través del espejo, de mis ojos que tristes empezaban a

perder su brillo, tanto y nada dije hasta que sucedió.

Si, y llegaste una mañana, con el primer café del día, como el sol iluminándolo todo,

anegando cada espacio con tu amable sonrisa, ocupando cada segundo de un

tiempo que sin ti sólo era tiempo perdido, te cruzaste por mi bien en mi camino.

Me regalaste tus latidos, y provocaste que nacieran muchos más también en mi

pecho, que nacieran millones de suspiros, evocando aquellos momentos donde de

verdad fui dichosa, qué horas tan hermosas se cumplían en mi reloj.

Esa mañana un deseo anhelado se hacía realidad, mi fantasía se salía toda de mi

mente, y en mi imaginación mariposas volaban dejando estelas de colores, qué

trinar de jilgueros me parecía que escuchaba.

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Todo se volvía de arcoíris, de matices con colores tornasol, de flores y girasoles, que

mi mundo perfecto de la noche a la mañana se había vuelto, me lo habías ya

convertido solamente con dejarme dibujara me en tu mirar.

Pero como todo también debe terminar, como llegaste te fuiste, marchaste de

nuevo una mañana, qué triste se tornó el adiós y, sin embargo, no te recuerdo con

ansiedad, no añoro con la pesadez que obvia sería en esos casos, no, pues lo que

me dejaste sopesa tu ausencia.

Me enseñaste a disfrutar el silencio, que por cierto hoy no me pesa, a convivir con la

soledad, porque estar en solitario no significa estar solo, y a saber que en algún
lugar alguien piensa en mí.

Qué felicidad, a pesar de tu partida, dejaste en mi corazón, qué fortaleza le

inyectaste a mi alma, qué dicha en mi espíritu que ha vuelto a creer en la

inmensidad.

Hoy ya no me siento sola, hoy ya no me hace falta calor en mi cama, hoy ya no ha

de vagar jamás mi mente carente de pensamientos, pues ahora tu recuerdo vive allí,

y desde que vives en mí aprendí a ser feliz.

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MI PRINCIPIO Y MI FINAL

Me hiciste depender de tu sonrisa para levantarme cada día, me obligaste con

tus ojitos lindos a acostumbrarme a soñar despierta, me llevaste con tus palabras de

amor a la tierra donde mi cuento cada noche la hacen realidad tus besos, tú, mi

principio y mi final.

Enamorada tanto estoy de ti, que me lastiman solamente los pensamientos que me

dicen que tal vez no has de volver cuando no te encuentro cerca, y me duele esa

ausencia que hace se convierta ese "hasta luego" en una distancia abismal entre

nuestras almas, todo me hiere, todo me hace llorar.

Vulnerable me has hecho a tu amor, vulnerable el embrujo que me hizo tu corazón

cuando una mañana me despertó con la más hermosa de las melodías, ese latido

que iba y venía en compás con tus respiros, en franco desnivel con los míos, pues la

emoción me tenía en total agitación.

Mis pensamientos vuelan detrás de ti cuando me regalas tu despedida, mi corazón

grita, salta y se regocija cuando tu ser regresa hasta a mí, y te veo enamorado,

ilusionado pensando en el futuro que tenemos, y que tomados de la mano un


camino lleno de luz recorreremos, ¿¡Ves cómo me haces soñar!?

Me obligas con tus detalles a amarte cada vez más, cada día más.

Y, puedo pertenecer te toda mi vida, puedo ser de ti, y hacer tuyos los miles de

fantasías que noches en desvelo imaginé para mi bien amado, para obsequiar las a

ese ángel que con sus grandes alas me levantara del suelo para llevarme a vivir al

cielo, para llevarme al paraíso, ese donde por siempre se ha de mudar nuestro amor.

Agradeciéndole a Dios el haberme puesto en tu camino, y que en una mágica

conjunción del universo pudiera verme en tus ojos, esos lindos ojos que al mirarlos

me hicieran sentir tan bien, con una paz que ni en un sueño maravilloso hubiera yo

tenido.

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Lo que haces en el corazón es una sensación tan bella que hace me encuentre

entre mil arcoíris cada día, que las rosas emitan un aroma nunca antes conocido

siquiera por el olfato más sensible, que los pajarillos solamente toquen una misma

tonada con una misma letra en su cantar, que sea Yo te amo Yo te amo .

Miles de pensamientos y sentimientos has despertado cada vez que me besas, cada

vez que tus palabras anegadas de miel y amor las has dicho a mi oído, letras que

para siempre me han de acompañar, que irán de mi lado cuando marche al infinito,

palabras que al final me harán que te ame aún más.

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MI SELLO PERSONAL

Mirando tu fotografía ayer lloré, el sentimiento fue aún más grande al ver mi

cama vacía, como tu almohada emanando tu aroma, me gritaba en silencio un


reproche, como me golpeo con tu ausencia la cara.

Ayer lloré de desconsuelo, y de rabia al pensar que con otra agua estarás calmando

tu sed, y en otra carne habrás de dejar esas caricias que solamente debieran ser

para mí, que se las darás a no sé quién, que dormirás con no sé quién, amándole

hasta el amanecer como siempre lo hacíamos, hasta que la mañana nos encontrará

aún ebrios de besos, borrachos de amor y de pasión por los momentos

interminables de placer.

Y, es que conozco tanto tu forma de amar, que sería imposible no arder en celos

cada vez que te pienso anegado de lujuria, y a tus brazos dándole calor a otro

cuerpo, recibiendo de él lo que siempre yo reservé para ti, para calmar tus ímpetus,

imperiosa tu piel me lo exigía, y mi piel gustosa te lo dio sin restricciones ni

pudores.

Cómo puede ser que hoy no pienses en mí, en que tal vez, también mis besos y

caricias estén tatuándose en otro cuerpo, y no sientas celos, ganas de regresar para

pedirme, para reclamar tu derecho de antigüedad en mí, tu posesión sobre mis

ansias, sobre mis manos, sobre mi vientre que aún tiembla al pensarte, cuan dentro

llegaste a estar en mi ser.

No lo entiendo, que pudieses pensarlo, y sentir nada, pues la historia que vivimos

no se puede borrar, no se puede re emplazar con otra historia, sólo un cuento

fantástico sería, si existiera, porque nuestra historia fue tan real que no hubiese

jamás ninguna otra realidad que se comparara a ella, no podemos olvidar.

Ayer miré tu fotografía, y unas lágrimas de tristeza y desolación corrieron por mis

mejillas, y hoy aún queda el rastro sobre mi rostro, y en mi mente se pasean mil

ideas que me empujan a buscarte, a pedir, a suplicarte que regreses, que fácil es
43

recuperar el tiempo, que mi cuerpo todavía es tuyo, solamente tuyo, y que te espera

para que le toques, que lo motives a seguir construyendo la historia, la historia que

comenzó con una mirada, y prosiguió escribiéndose con caricias de tus manos, esas

manos que mil noches y días me llevaron al paraíso, sólo tú me hacías estremecer.

No esperes que el mundo cambie, que el mundo acabe para darte cuenta que tus

dedos me extrañan, y que tu piel se asquea de besos extraños, de bocas y labios

que no merecen rosar ni un centímetro de ti, de ese cuerpo que aún es mío, que

tiene mi sello personal, el amor que del alma jamás te habrás de borrar.

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MI VERDADERO HOGAR

En un jardín lleno de flores me encuentro al abrir los ojos, olores a inciensos,

todo parece ser bello, pero hay algo que me inquieta sobremanera, no sé cómo he

llegado a este lugar.

Consciente pareciera que estoy, un dejo de sueño aún hay en mí, y siento en mi

cabeza y cuerpo que he dormido por mucho tiempo, no recuerdos claros, más si

sensaciones que algo me sucedió.

Todo es confuso para mi mente, para mis ojos, y me incorporo titubeante, temerosa

por lo desconocido, voy a tientas avanzando, cuando cuenta me doy que me estoy

desprendiendo de mi cuerpo, lo estoy dejando inerte, tan dormido y pasivo que

pareciera sin vida.

Algo dentro de mi ser me alerta, y pudiera sentir un sobresalto si latiera un corazón,

pero creo que no lo tengo.


Me pongo de pie, he salido de mi carne, me observo y, sin embargo, no logro, a

ciencia cierta, saber qué me ha pasado, donde estoy, qué es este lugar tan bello, y a

la vez tan triste y callado.

A lo lejos, avanzando cabizbajos, veo personas, muchas tal vez, pocas, no sé, pero se

divisan muy tristes, algunas llorosas, y de pronto mi voz sale de mi garganta sin

pensarlo, les grito, más nadie voltea a mirarme, les grito de nuevo con

desesperación que no me dejen allí, que esperen para marcharme con ellas, nadie se

percata de mis palabras.

La desesperanza se apodera de mí, y muevo mis piernas para correr tras el grupo,

pero algo me detiene.

Alguien es en realidad, me extiende su mano diciéndome en el mismo instante que

no tema, que he llegado a mi hogar.

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Era una bella dama enfundada en un vestido negro, hermoso como sus ojos, y muy

negros y profundos también, qué paz sentí en ese momento al mirarme en ellos.

De la nada sonreí por tal equívoco de su parte, mira que creer que aquí era mi

hogar, ¡No! mi hogar es un lugar grande, con miles de sonidos y cantos de pájaros,

con mariposas de colores revoloteando alrededor de las flores de la estación, con

una familia amorosa que cada día me da su gran cariño, y allí no existe algo de eso,

nada es parecido.

Me dejo caer a un lado de algo que parece ser una mesa, pero veo que no es eso, y

veo que es una tumba que escrito en su lápida tiene mi nombre, que choque es

para mi mente, y me vuelve la lucidez como un baldazo de agua, ¿He muerto?

preguntó mil veces sin detenerme.


Veo los ojos de la dama, y sin decir palabra me lo ha confirmado, ya no pertenezco,

ya no respiro, ya no vivo, aunque viéndolo tristemente, cuándo lo hice.

Ya no he puesto resistencia, y me voy con ella, nos vamos platicando, y

mostrándome el lugar, re encontrándome con objetos y fragancias que siempre

estuvieron en mí, que siempre, sin darme cuenta, me recordaban a mi verdadero

hogar.

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NO A TU SER, TUS EMOCIONES

Unas letras mal escritas, en un rugoso papel, te escribía mi otoño, pues la

primavera, como las mariposas y pajarillos se había marchado.

Me reclamaban el futuro incierto de mis estaciones, las pocas cosas que aún

quedaban esperando por ti.

Parecía tu saco me viera con odio, recriminaciones que la culpa provocara sintiera

en mi mente, mi corazón ni que decir, pues atribulado como estaba no se atrevía a

latir muy fuerte.

Ojillos imaginarios, y punteados dedos que me señalaban, me juzgaban cruelmente

por haberte traicionado con mi amor, decían se sentían engañados; culpable no

sería por eso, claro que no, pues yo te amé.

Ya lo ves, si te amé, a mi manera, pero lo hice, mucho o poco, manso o loco, pero

era tuyo, y era mío.

Cruentas circunstancias nos alejaron caminos y, sin embargo, aun siento que me

haces falta, que aún qué extrañar arregle nada, pues lo hago, qué caray.

Deseo traerte junto a mí, pero me doy cuenta que son tus emociones lo que

requiero a mi lado, tus locuras, tus placeres, el millón de amaneceres que te

prometí, pero que no los cumplí.

Y, es que me he dado cuenta que amo tus sensaciones, cada palabra, balbuceos

entre gemidos cuando hacíamos el amor, eso extraño, eso amo.


Pero jamás a tu cuerpo, que cansado y tan asqueado de mi constante desdén se

refugió en unos brazos, que cobraron mil centavos en la tétrica mañana donde se

apagó tu estrella en mi existir.

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En esa cama, donde también se helaba con un futuro de inciertos, allí se murió mi

primavera al encontrarte mis ojos, que cegados por el llanto, solamente con un

viento helado, más helado que mi furiosa mirada, se quedaba tras de mí.

Es así que no arrepiento de mis pasos, que me sigo consolando, y engañando a la

memoria, para que me justifique que por tantas madrugadas de desdeño te arroje a

las manos frías del pecado, amor que se compra, que no tiene ni un empacho, que

no tuvo ni un reparo de contaminar mi espacio. Más recuerdos que hoy me

hubiesen hecho suplicarte un perdón.

Tal vez fue muy poco lo que te amé, tal vez mucho más lo que entregué, otro tanto

recibido, pero, porqué existen tantos peros, este amor fue sólo nuestro.

Que te amé a mi manera no lo niego, que tal vez te di muy poco, sin embargo, no

me acepto de la culpa que me toca, pues si yo te habré empujando al abismo, ya

también lo estoy pagando, yo también por mezquindad y egoísmo.

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PARA SIEMPRE JUNTO A TI

Aún lloro al escuchar una canción que me recuerde a ti, esa canción que te

dedicaba mi corazón para decirte cuánto te amaba.

Aún te pienso al leer ese hermoso poema que escribiera una noche lluviosa para

complacer tu ego.

Aún te lloro porque todavía tu amor me duele, aun te recuerdo, porque vivirás
siempre en mi mente, y vives en mí porque también aún te amo.

Y, te escucho en los silencios muertos por mi voz al llamarte cada madrugada, en el

sollozo que arrastra mil exhalaciones cuando mi pensamiento te extraña, cuando la

piel de mis manos busca el suave terciopelo en tu rostro, cuando no te encuentro,

cuando cuenta me doy que te has marchado.

Aún me pasa tanto como consecuencia desatinada de tu ausencia, no me

acostumbro a ver llover, y no tener unos brazos cálidos que me roben del frío, aún

no dejo de añorar el ruido que hacían tus zapatos dibujando pasos pasmados y

tranquilos hacía mi encuentro, aún me pasa todo, y soluciono nada.

Qué tristeza se respira cuando en la radio, aun dentro de algarabía, se tocan una a

una las canciones que, sin acertada melodía de mi parte, te cantaba para

enamorarte, para complacerte, y ya nada es igual sin ti, sin tus ojos mirando los

míos al interpretar letras convenientes para la ocasión, sin tus manos simulando

aplausos en silencio.

Cómo ha cambiado todo aquí, no te lo niego, pero todavía se respira en el aire un

olor dulce a amor, y si quedas callado, en los rincones, pequeños acezares inquietos

de cuando nos entregábamos totalmente a la pasión, ¡Escucha! Mi alma pidiéndote

vuelvas.

Qué cansada esta de extrañarte, y mi mente de pensarte, hasta provocar que mis

ojos ya no puedan aguantar, y derramen mares de penas, o mi pluma que ya no

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pueda más escribir porque su inspiración salió volando detrás de ti a través de la

ventana, ya no quieren mis oídos escuchar eso que te cantaba.


Piensa, si la distancia no es extensa, y el olvido no ha alcanzado para borrar del

sonido de los latidos de mi corazón tu nombre, y aún te digo que te amo, ¿Por qué

no piensas tú también en mí, y decides darme una oportunidad?

Te cantaría mil canciones que inundaran los balcones donde duermen pajarillos, te

escribiría cada noche lo que dicten los amores contagiados de ternuras, te abrazaría

despacio, y abusando de tu espacio y de tu tiempo, quedaría para siempre junto a

ti, ¿Por qué aún no has vuelto a mí?

50

PARA VOLVER A SENTIR

Mi vida está perdida, trata de encontrarse en los rincones oscuros de la

mente, en cada espacio vacío del alma, y va siguiendo con sus ojos muy abiertos la

tenue luz que cree la ha de llevar al final del túnel.

Con la mirada fija, no pierde detalle de los actos hechos en su pasado, y la

consciencia le reprocha por aquellos que dejara olvidados en el camino, aquellos

que quisieron formar parte, y murieron en el intento.

Tampoco el frío viento que golpea la cara se olvida, ni le hará que se olvide, de esos

seres que pretendieran volver su corazón de roca, que con sus traiciones y

sinsabores quisieron hacerle pagar el pecado de enamorarse de un anhelo que

terminó anegando nuestro cielo de nubes negras, ¡Tormentosas penas!

Que nunca saldrán de los recuerdos pues hacerlo es permitir suceda de nuevo.

Sin embargo, mi vida que no es pobre ni inocente, pues bien gozó de las mieles y

placeres, y vaya que lo hizo, aún sueña con sanar cicatrices, y no guardar rencores a

las rosas que hicieron veinte mil heridas, ¡No!


Esta vida mía quiere construir de nuevo su castillo donde algún día habitará con su

bello príncipe, que cantará su mejor canción al lado de un jardín lleno de nuevas

rosas sin espinas, y mariposas de un millón de colores.

Allá, al final del túnel, por fin encuentra una silueta, agudiza más su vista, y pone

todos sus sentidos en reconocer la figura que misteriosa a lo lejos aún, le extiende

su mano.

Es la dama, ese ser lleno de paz que le reconforta diciendo que todo ha de pasar

pronto, que la maldad en pureza se convertirá, que todo ha de cambiar.

Más mi vida se pregunta si es real la consigna, si tiene la venia para recibir tal

bendición, si ha llegado a tocar la puerta de un cielo que creyó tener prohibido, si

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hoy es merecido contar con una nueva oportunidad de ser y hacer feliz, qué

hermoso despertar le espera.

Hoy me he de encontrar con un nuevo comienzo, donde mi universo lleno de

estrellas me regala la condescendencia del sol, y la complicidad de la luna para dejar

atrás el pasado, para guardar en una cajita tanto sufrir, y en un pañuelo que se

sequen esas gotas de lluvia regadas en mi campo por mis ojos, si, ¡Vivir, y ser feliz!

Porque si bien encontrémonos perdidas ahora, no será para siempre, pues el

corazón late muy fuerte, y el calor de la sangre en mis venas me grita que vivo y

respiro, que el alma aún tiene mil anhelos para el amor, y que mi espíritu salvaje e

indomable no se dejará domar jamás, y que con cada respiro tomará de mi aliento

la gota que llevará indiscutiblemente mi fuerza, la fuerza para volver a sentir.

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PARTE DE TU ALMA

Me miras pensativo, más no preguntas qué pasa, pues sabes la respuesta que

ha de salir de mi voz aún callada pero dolida, muy dolida en silencio por tu tan

notable indiferencia hacia mí, el desdén constante que ahora tienes para mi amor.

Qué tiempos aquellos cuando no te hacía falta algo, solamente, decías, soy feliz

teniendo tu compañía, y tus brazos sosteniendo muy fuerte mi cintura, qué bello ese

instante cuando mi voz era lo único que necesitabas para sonreír.

Todo eso quedó atrás, en el pasado que me lastima con sus latigazos llenos de

recuerdos que me tiran a la cara cómo no te importo más, cómo te encontraste con

otros afectos, otras palabras que te hacen sonreír, letras y mensajes que malvada y

sublimemente te alejan de mis ojos, de mis brazos, de mi pobre corazón que aún

tanto te ama.

Voces ajenas, desconocidas e indiferentes a tus sentimientos, pero que ladrones son,

y tratan de robarse mi vida, tu felicidad y la mía, aún qué no te des cuenta que se

llevan lo mejor de ti en cada texto, en cada palabra, en cada imagen que solamente

son nuestras, y no debías compartir con nadie más, sólo con quienes en verdad te

quieren. Me roban parte de tu alma.

Sé bien que mañana mirarás como esas personas se alejan de ti, porque al darles

todo como lo haces hoy, en poco tiempo has de tener nada, y las manos vacías,

pero más el alma tendrás, pues voltearás a mirar nuestra cama, y la encontrarás sola,

fría, muda de sensaciones donde ayer el acezar de nuestras voces lo llenaban todo

en aquella habitación, en cada rincón que ahora agoniza por tu presencia sin

esencia aquí.
Tal vez cuando ya me haya ido te des cuenta que me marché, recuerdes una

lágrima que de mi mejilla salió al decirte te amo, y tu mirar vio solamente de reojo,

qué ocupado estabas para notar mis insignificantes sentimientos, muy poco para los

miles de emociones que ese mensaje te estaba dando.

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Cada día estamos más lejos uno del otro, aún qué compartiendo el mismo espacio,

pero a más años luz que el sol pues, yo a tu lado en nuestra almohada esperando

por ti, y tu esperando la respuesta de alguien más que detrás de una ventana de

cristales helados tiende sus manos y letras mentirosas hasta ti. Con palabras

engañosas.

Mañana, cuando no estemos aquí, recuerda que te sigo amando, y si te hace falta

algo que no encontraste tras esa realidad que te has creado con fantasías, está mi

amor ansioso esperado por tus besos, por tus caricias, para llenar tu tiempo y

espacios con un amor verdadero, el amor que ningún mundo virtual te dará jamás.

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PEDACITOS DE CIELO

Me he acostumbrado tanto a ser solamente la sombra en tu vida que gris mi

existencia se ha vuelto a tu lado, y mi sonrisa, una mueca que baila sólo al compás

de tu voz.

Qué de veces te pedí una caricia, más nunca estuve al alcance de tus manos, y tus

labios nada más que regaños me dieron.

Y, aun así, te seguí los pasos, te seguí adorando en contra de la dignidad y el

orgullo que cada mañana se alejaban más de mí, no importaba nada, no interesaba

nada, sólo hacer de tu día mi razón para saltar sobre las nubes cada vez que
tronabas tus dedos.

Qué manera de dar la tuya, qué manera de recibir la mía, que sabiendo lo poco que

a tu vida significaba me conformaba con pedacitos de cielo, pedacitos que siempre

fueron los nubarrones. Sin embargo, que feliz me hacías.

Aún recuerdo tus malos humores, pues imposible de olvidar algo que se vive

constante, que se vive, aunque cómo puedo llamar vivir a llorar callada cada noche,

y sentir la culpabilidad sobre mi conciencia sólo porque la inocencia me ganó, y

quise mostrarte que también me dolía.

A tu lado, infinidad de veces hice castillos donde viviría contigo, y que tus pies, al

pisar mis sueños, destrozaron, ¡Ay, mis pobres sueños! que contigo no pudieron

convertirse en anhelos pues nunca se cumplieron, sólo pasaron de largo y murieron

con las ilusiones ahogadas en el mar de desprecios que tenía tu playa.

Un día, sé bien extrañarás ese te amo que tantas veces, por ser para tus aspiraciones

tan poca cosa, despreciaste, qué profundo se te parecerá el silencio cuando busques

de mi voz los constantes parloteos, esos que mi mente trataba con sus ocurrencias

te sacaran una sonrisa, sonrisa que me hacía más feliz a mí que a ti por el sólo

hecho de verte contento.

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En el camino yo sé que te hará falta un te amo, y sin querer recordarás con qué

desesperación por conseguirte te lo decía, y hasta extasiada, pues era una vil

rebeldía a tu mandato; la prohibición que con el tiempo fue desapareciendo pues

diste cuenta que no tenía caso, y sólo te hiciste inmune a mis sentimientos.

Espero que no te duela demasiado el extrañarme, y que no me lo digas, porque ya

no habré de escucharte, pues cuando me extrañes será porque no me encontrarás, y


así sabrás que te he dejado de amar.

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PE DONA I

Hoy ganas de recordarte me sobran y me atormentan, cada camino hasta ti

me lleva, el viento me levanta al universo, allí estás tú, esperándome callado.

Más no eres tú ni tu cuerpo, solamente es tu presencia, un embrujo creado por tu

sonrisa, la necesidad de sentir que no te has ido, que puedo sentirte en mí.

Tus latidos, y esos millones de respiros fatigados tan pegados en mi espalda, sin ti

me queda nada.

Por momentos se me olvida que has marchado, y esperando tu llamado no me

suelto el celular, qué tonta soy en verdad, pues que te espere no es más que una

burda confusión de mi cabeza, la esperanza marinada de deseos que no fueron, el

capricho de una niña que no obtiene lo que quiere.

Sí, yo te dejé partir, dejé que tus cosas las tomaras, y en el cielo de este invierno las

lanzaras, para que así se esparcieran mis recuerdos en el tiempo, y olvidaras.

Me arrepiento, cuanto me arrepiento, y quiero regresarnos en el tiempo, el reloj que

detuviera, y que para atrás volviera, qué cantidad de imposibilidad hay en eso, tanto

como qué, me dieras otra vez tu amor.

Segura que no lo harás, pues fallé por no luchar, te demostré que al final nunca

comporté a la altura, tan alto tu corazón, y yo sin saber volar.


Este día tenemos ganas de recordar, más sin llorar le advertí a mi corazón, que los

bonitos recuerdos sólo son para gozar, para volver a vivir lo que no vendrá jamás, y

en ese sueño fugaz plagado de recuerdos, adornémoslos con anhelos que dé la

imaginación.

Te extraño, mucho más que el día de ayer, pero menos que en la muerte, una

muerte simulada, claro es, pues mi mente se me niega a olvidarte, y mientras que

ella lo hace, que la convenzo despacio, un poquito irá muriéndose mi alma.

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Y, con ella, mis profundas ilusiones, tanto ensueño que vendiste, y que no pude

pagar, o tal vez creo que no lo quise, en mi mente se agolpaban mil batallas, en mi

alma y corazón herido de más mentiras y promesas rotas, no hubo lugar para más.

Perdona por hacerme tu derrota, perdona si te extraño, y mi alma llora, perdona si

te pido en silencio que regreses, perdona por las ganas de un ansío.

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POR LA FUERZA DEL DESEO

Esta noche te espero, sola en mi habitación estoy recostada sobre la cama,

desnuda del alma, vulnerable ante el recuerdo húmedo de tu piel tímida, piel suave

y firme que tensara para mí una parte de tu cuerpo, aún espero mi primera vez.

Esa vez de ensueño donde mire que en un cielo por siempre puedo vivir, que puedo

ser feliz sin vanas estrategias, que puedo entregar mi corazón y mi cuerpo

suspirando con el alma, mojando mis deseos solamente con instantes de ternura,

con momentos de una tímida pasión, la vez donde me enseñas el amor.

Cosas que en otros brazos nunca pude aprender por la premura de mil ansias locas
que no dejaron más que un sabor a hiel cuando lo que siempre esperaba era miel.

Esos instantes que dejé usaran me dos antiguas compañeras de juerga, perversión y

lujuria, hacen mala compañía.

Por eso, al encontrarte a ti, cuando por fin mis ojos estuvieron sin las vendas

vislumbré un camino sin piedras, una vereda que se dejaba de estrecheces, y se

iluminaba con un sol maravilloso.

Hoy sé que ha de culminar la espera, para que me anote para siempre en la

bitácora eterna del destino, cuando al fin seas mío.

Cuando me digas que aquel tiempo ya pasó, que el espacio que alargara las

distancias entre tu beso y mis labios ha desaparecido, y que muerta ya hace la

oscuridad, pues la luna entre destellos nos ha de iluminar.

Sé que nada más a tu lado puedo recuperar mi fe perdida, puedo esperar por un

mejor mañana, podré creer, y todo por primera vez.

Y, contigo le quiero tener, que haga fiesta mi piel por haberse enamorado, que salte

de alegría el corazón por habernos encontrado, que llore hasta mi espíritu cuando al

fin te reconozca, pues en mi pensamiento ya te había conocido, y te esperaba para

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darte ese te amo que mis labios nunca dijeron, porque ahora sé que era solamente

para tus oídos.

Por la fuerza del deseo y la pasión con que vengo, con la venia del destino, y

terquedad en mi alma, es que quiero seas el dueño de mi latir y sentir, de mis

tantos pensamientos y mis muchos desvaríos.


Si, el único dueño de mis locos desvaríos, de mis dulces desconsuelos, el dueño del

presente y el futuro, ese ángel que mi vida nunca tuvo, quien merezca de mi cuerpo

sus caricias, y de mi mente sus más limpios pensamientos.

El hombre que primero me conquiste, el hombre que me enseñe del querer, el

único y primero con quien haga ya el amor, todo por primera vez.

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QUE VIVA POR MORIR

Cuando logres salir de aquí no me busques, que la oscuridad que un día nos

unió ahora es solamente mía, tu vida iluminada ahora está.

Camina, pero sin que tu mirada curiosa vaya tratando de cruzarse con mi mirar,

avanza sin que vacilan tus pasos, sin que una pizca de remordimiento creyendo

haberme fallado agobie tu mente.

Sé que nuestra complicidad disfrazada de sociedad ha terminado, que no debemos

ser amigos, hasta debemos olvidar que nos conocimos, que alguna vez dejé que mis

alas te alzaran en el viento, que permitiste que tus pensamientos provocaran en mí

miles de fantasías, cuentos fantásticos evocados desde mi infierno, lugar donde nace

mi oscuridad.

Ahora muy sola he de quedarme, pero me ha de servir también para alimentar mi

tristeza, ese sufrimiento que necesito cada día más, para hacer que mi alma respire,

que mi corazón se torne un poco más oscuro, que viva por morir cada vez.

Mis pensamientos sádicos son, y se regodean en un sufrimiento que ya no quieres

sentir, y a la vez disfrutan de esa reciprocidad que me ha dado tu desdén, porque

son masoquistas aún sin una razón que no raye en lo increíble.


Sé bien que te necesito, y será muy difícil empezar de nuevo, buscando por allí

alguien que sea mi nuevo ángel de la oscuridad, alguien que desee compartir

conmigo y mis demonios, ¡ah, qué convivencia! de verdad cuánto voy a extrañarte.

Pero debo aceptarlo, un ser de luz hoy te apartó de mi lado, te sacó de esta

habitación negada de iluminación, de color, y te llevó a conocer el arcoíris, las flores

de mil colores, el canto del pájaro por las mañanas, te envolvió en sus ojos de sol.

Mañana, si es que aún haya uno para mí, tal vez podrás regresar, y dibujaremos en

la arena nuestras huellas, retomar cada plan que hoy se queda suspendido en el

aire, solamente pausado, pues todo lo nuestro estará aquí en mi pequeño infierno, y

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mis demonios con toda su oscuridad estarán esperando por ti, y tal vez por tu

presencia sonrían por primera vez.

¿Ves que mal me está poniendo ya tu ausencia? que hasta pienso en sonrisas, y

sería capaz de cambiar si hoy me dijeras que te quedas a cambio de tener un brillo

de sol, qué no puedo hacer porque regresares.

Aún sigo diciendo que no me busques al salir de aquí, pues no quiero que mi

tristeza y pesar te contagie, y que una pizca de compasión te haga quedar junto a

mí, no, eso no, porque eso sería hacer tu infelicidad, y yo, esta alma negra, llena de

oscuridad sólo respira, porque a tu modo puedas por mí sonreír.

Marcha sin mirar atrás, y cuando creas que la luz es demasiada, que ha anegado tus

ojos, puedes regresar, que mi infierno para ti siempre tendrá oscuridad.

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SOCIEDAD MANCHADA
Mi mente vuela como un pajarillo desesperado por sentir el viento

despeinando sus plumas, por primera vez siente la libertad.

Piensa sin mostrar tales ideas, se regocija con mil de pensamientos que no tienen

explicación, y no tienen por qué ser justificados, sólo nacer y desarrollarse con total

claridad.

Qué bien se siente en mi alma poder llorar y reír sin contar cada sentimiento, sin

dar una razón del porqué de sus reacciones, soy como quiero ser.

Y, tal vez sé me he vuelto pretenciosa, escandalosa, irreverente, yo que digo, que me

juzgan sin saber cómo llegue, que me juzgan sin decir a mis espaldas, más mi

orgullo es muy fuerte, me da ganas de seguir por todos esos que dudaron.

Esos tantos que miraron de reojo, criticaron el millón de decisiones, acertada,

equivocada, pero mío mi sentir, mil ideas no implantadas de una sociedad

manchada que apuraba por decirme como actuar.

Pero nunca, nunca más he de dejarme llevar por la corriente en el viento, pues

trabajo me costó liberarme de mis traumas, mis prejuicios y vergüenzas, tantos

miedos que plantados se quedaron en mi alma.

El miedo a la oscuridad que ahora la hice mía, qué miedo a la soledad, y ahora es

mi compañera, un corazón sin lugar donde guardar sus latidos, todo ha quedado

atrás.

Hoy levantó mi vuelo, y no he de detenerme, me ha gustado tanto el cielo, que del

suelo ni recuerdo que alguna vez limitó, porque aquí arriba es enorme, no hay una

línea que diga hasta donde he de llegar, y nadie puede mandar a quien deba yo

querer.

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O lo que pueda expresar, si voy o si me regreso, si mis vuelos los elevo, ¡Qué bella

es la libertad!

Qué de cosas se habían perdido mis ojos, miles de arcoíris llevándome hasta el final

donde encontré su tesoro, millares de aromas diseminadas en flores y jardines, que


me mostraron la belleza de cientos de olores que nunca conocí, los colores y

sensaciones que mi mirada no encontraba en la vida gris limitada entre blancos y

negros, qué desperdicio de naturaleza.

Prometo a mi alma, mi corazón y mi cuerpo no volver atrás, no dejarme llevar de

falsos sentimientos, momentos que sólo me hicieron ser débil, y no vislumbrar mi

grandeza, porque grande soy, soy alguien que quiere demostrar al mundo

superficial y frío, que tengo un mar de sangre rebelde corriendo por mis venas, que

ha llegado mi momento de vivir.

Soy por fin como quiero ser, voy donde quiero ir, y nunca jamás he de volver.

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