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editorial

Alegres servidores
de la Esperanza

El Card. Pironio, desde el inicio de Pas-


tores, estuvo muy vinculado a esta publica-
ción. Él fue informado de este proyecto de
acompañar a los sacerdotes de modo habi-
tual con textos que ayuden en el camino de
Formación Permanente. Por tal motivo, el Nº
1 tiene como primer artículo un texto suyo Fernando Vergez, LC, y luego un reportaje
escrito especialmente para Pastores, llamado que completa y amplía su testimonio.
“La alegría sacerdotal”. Posteriormente publicamos los textos
Diez años atrás, al poco tiempo de su fa- del P. José María Recondo. El autor nos pone
llecimiento, se realizó un número completo en diálogo con el Card. Pironio a través de
dedicado a él. Textos, comentarios, testa- una reflexión sobre la esperanza en la vida
mento, etc., fueron los artículos que se ofre- del sacerdote.
cieron en aquella publicación. Y finalmente la exposición del Card.
En el número del 10º aniversario de Pas- Bergoglio sobre el camino sacerdotal a par-
tores (dic. 2004), también lo hicimos presen- tir del texto y las reflexiones de Aparecida,
te, reeditando su artículo y presentando un junto a un reportaje para puntualizar algunos
estudio sobre su figura espiritual y teológica. temas de la vida del sacerdocio.
Por eso nos alegramos que este número También publicamos una carta a su pres-
vuelva a tenerlo presente, al cumplirse el 10º biterio de Mons. Lozano, Obispo de Gua-
aniversario de su Pascua, y sea presentado leguaychú, con motivo de los 10 años de la
como estímulo actual para la vida de los sa- Pascua de Mons. Pironio.
cerdotes. Completamos este número con testimo-
Por tal motivo publicamos las exposicio- nios del último Encuentro prolongado de
nes en el Encuentro Nacional de Clero dedi- Formación Permanente realizado en Villa
cadas a reflexionar a partir de la figura del Allende de mayo a julio de 2008. Y final-
Card. Pironio y su testimonio sacerdotal. mente publicamos el texto de acción de gra-
Comenzamos con el testimonio personal cias de Enrique Eguía al ser ordenado Obis-
de quien fuera su Secretario Privado, el P. po, quien fuera director de Pastores durante
los últimos 8 años y miembro del Consejo
Cfr. Pastores 1, Diciembre 1994 de Redacción desde los comienzos de esta



Cfr. Pastores 11, Abril 1998

Cfr. Pastores 31, Diciembre 2004 publicación.

PA S T O R E S
NUM. 43 • DIC. 2008 
editorial

PA S T O R E S
 NUM. 43 • DIC. 2008
Alegre
servidor
de laEs
Alegres
servidores de
la Esperanza.
Encuentro
Nacional de
sacerdotes
Septiembre 2008. Villa Cura Brochero

“Hoy podemos afirmar que el Cardenal Pironio es

un mensaje. Se le ha mirado y se le ha escuchado.

Ha pronunciado palabras verdaderas, palabras de

un sabio, porque habló con el corazón. Ha sido un


líder espiritual que hizo escuela. Con sus pensa-

mientos y sus palabras ha sugerido un camino a

los hombres y a las mujeres de hoy, un camino que

sirve a laicos y religiosos, a obispos y sacerdotes,

a jóvenes y adultos. Sin este camino cristiano, y

no es necesario añadir otros adjetivos, muchos

de nosotros no seríamos lo que somos.”

[Pbro. Fernando Vergez, L.C


Director de las Telecomunicaciones
de la Santa Sede – Vaticano ]

PA S T O R E S
NUM. 43 • DIC. 2008 
CRONICA

V Encuentro Nacional
de Sacerdotes
Septiembre de 2008. Villa Cura Brochero

Se realizó durante el mes de Septiembre


de 2008, el V Encuentro Nacional de sacer-
dotes en Villa Cura Brochero, provincia de
Córdoba.
Organizado por el Secretariado Nacional
de Formación Permanente, organismo depen-
diente de la CEMIN (Comisión Episcopal de
Ministerios), convocó a más de 500 sacerdo-
tes de todo el país y más de 30 obispos.
El tema del Encuentro estuvo centrado
en la figura de Mons. Pironio, al cumplirse 10
años de su fallecimiento, y en el testimonio
sacerdotal que él transmitió. El lema “Ale-
gres servidores de la Esperanza” orientó las
reflexiones y ayudó a mirar la propia vida
sacerdotal hoy en cada uno de los presentes. con la celebración de la Eucaristía, la oración
Igualmente la figura del Cura Brochero estu-
de Laudes, las comidas en los lugares de re-
vo presente en todo momento.
sidencia.
Fueron tres jornadas que se organizaron
Comenzó el Padre Vergez LC, secretario
con charlas de los expositores, lectura perso-
personal de Pironio durante 23 años, dando
nal, intercambio en grupos, y la vida fraterna
una semblanza de su persona y testimonios
personales. Luego el P. José María Recondo,
de la diócesis de Morón y actualmente Rec-
tor de la Iglesia Argentina en Roma, realizó
una reflexión sobre la esperanza vinculando
a textos del Card. Pironio para entrar en diá-
logo con él. Y finalmente el Card. Bergoglio,
expuso sobre el modelo sacerdotal a partir de
los textos de Aparecida.
La experiencia de fraternidad sacerdotal
enriqueció a todos, esperando que este tipo de
Encuentros se repitan para el crecimiento de
todos los presbíteros.

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TESTIMONIO

[ P b r o . F e r n a n d o V e r g e z , L . C . * ]
Director de las Telecomunicaciones
de la Santa Sede – Vaticano

Cardenal
Eduardo Francisco Pironio

“Fue testigo de la fe valiente que sabe particular durante todos sus años de vida ro-
fiarse de Dios, incluso cuando, en los desig- mana al servicio de la Iglesia Universal, 23
nios misteriosos de su Providencia, permite la años. Cada día que pasa mi convicción de su
prueba” “Sí, este venerado hermano nuestro santidad de vida se afianza y es más profunda.
creyó con fe inquebrantable en las prome- Muchas cosas o detalles que en su momento
sas del Redentor” “Dio testimonio de su fe me pasaban desapercibidas o no les dí impor-
en la alegría: alegría de ser sacerdote y de- tancia, hoy al reconsiderarlas veo claramente
seo constante de «transmitirla a los jóvenes que eran muestras de su santidad y de la gra-
de hoy, como mi mejor testamento y heren- cia con que Dios le iluminaba. El día de su
cia»”. (Juan Pablo II, Homilía 8 de febrero fallecimiento, sentí profundamente que perdía
de 1998). un padre, un hermano y un amigo, pero cada
día aumenta en mí la certeza de tener un gran
Así lo definía el Siervo de Dios Juan Pa- intercesor ante el Padre. Es la seguridad de las
blo II en la homilía de las exequias en la Ba- últimas palabras con las que se despidió “Fer-
sílica de San Pedro el 8 de febrero de 1998, nando, cualquier cosa que necesites, pídemela
precisamente hace 10 años. Quiero agradecer al cielo”.
a Mons. Franzini y a toda la Comisión de
Ministerios de la Conferencia Episcopal por Me parece providencial el hecho de que
la iniciativa de tener este Encuentro Nacio- el Proceso de Beatificación y Canonización
nal Sacerdotal centrado en la figura y en la del Cardenal se realice en concomitancia con
espiritualidad sacerdotal del Siervo de Dios las Causas de tres Sumos Pontífices, Paolo VI,
Cardenal Eduardo Francisco Pironio en este Juan Pablo I y Juan Pablo II, a los que él esta-
año en que celebramos el 10º aniversario de ba unido por reverente e íntima amistad, y con
los que colaboró directamente como Respon-
su fallecimiento, o mejor como él solía decir
sable de dos Dicasterios de la Curia romana.
de su entrada “en la alegría de mí Señor”, en
la contemplación directa, “cara a cara”, de
Eduardo Francisco Pironio nace en Nue-
la Trinidad”.
ve de Julio, provincia de Buenos Aires, el 3
de diciembre de 1920, último de 22 hijos, de
El Señor me concedió la gracia de poder
Giuseppe Pironio y Enrica Rosa Buttazzoni.
convivir y colaborar con Él como secretario
La suya fue una familia de inmigrados, de
modestas condiciones, procedente de Perco-
* Durante 23 años Secretario personal del Card. Pi- to, Friuli.
ronio. “Aprendió su fe en las rodillas de su ma-

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dre, mujer de formación cristiana sólida, aun- res de madre y de esposa”. Mi madre desde
que sencilla, que supo imprimir en el corazón entonces dio a luz a otros 21 hijos —yo soy
de sus hijos el genuino sentido evangélico de el último—, y vivió hasta los 82 años. Pero
la vida”. lo mejor no acaba aquí, pues años después fui
El mismo Cardenal contaba que en su fa- nombrado obispo auxiliar de La Plata, preci-
milia había algo de milagroso: «Cuando nació samente en el cargo de aquel que había ben-
su primer hijo, mi madre tan sólo tenía 18 años decido a mi madre. El día de mi ordenación
y se enfermó gravemente. Cuando se recupe- episcopal —prosigue el cardenal Pironio— el
ró, gracias a la unción del aceite de la lámpara arzobispo me regaló la cruz pectoral de aquel
que arde ante la imagen de Nuestra Señora de obispo, sin saber la historia que había detrás.
Luján, los médicos le dijeron que no podría Cuando le revelé que debía la vida al propieta-
tener más hijos, pues, de lo contrario, su vida rio de aquella cruz, lloró».
correría un grave riesgo. En ese tiempo se en-
contraba en Nueve de Julio en visita pastoral El Papa Juan Pablo II, en la homilía de
el obispo auxiliar de La Plata, Mons. Alberti. la misa del funeral del Cardenal, después de
La Señora Pironio le expuso su caso, pidien- narrar esta historia, comentó: “He querido re-
do su bendición. Mons. Alberti le dijo: “Los ferir este episodio, narrado por el mismo car-
médicos pueden equivocarse. Usted póngase denal, porque pone de manifiesto las razones
en las manos de Dios y cumpla con sus debe- que sostuvieron su camino de fe. Su existencia

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fue un cántico de fe al Dios de la vida. Lo dice Secretario General de la Segunda Conferencia


él mismo en su Testamento espiritual: «¡Qué del Episcopado Latinoamericano, celebrada
lindo es vivir! Tú nos hiciste, Señor, para la en Medellín.
vida. La amo, la ofrezco, la espero. Tú eres El 19 de abril 1972 Mons. Pironio es
la vida, como fuiste siempre mi verdad y mi nombrado obispo residencial de Mar del Plata,
camino! ». y toma posesión de la diócesis el 26 de mayo.
En noviembre de ese mismo año es elegido
En 1932 ingresa en el Seminario San José Presidente del CELAM, cargo para el que fue
de La Plata como seminarista de la Diócesis reelegido en 1974.
de Mercedes. Es ordenado sacerdote en la
basílica de Nuestra Señora de Luján el 5 de En 1974 el Papa Pablo VI lo llama a pre-
diciembre de 1943 e inicia su actividad pas- dicar los Ejercicios Espirituales a la Curia
toral como profesor de latín, y posteriormente Romana. “En 1975 Pablo VI lo escogió como
de Filosofía y de Teología en el Seminario Pio colaborador, encomendándole la Congrega-
XII de Mercedes. En 1953 viaja a Roma para ción para los religiosos e institutos seculares,
completar sus estudios de Teología en el Pon- y en 1976 lo elevó a la dignidad cardenalicia.
tificio Ateneo Angelicum, hoy Pontificia Uni- Yo mismo, el 8 de abril de 1984, lo llamé a
versidad de Santo Tomás y hace su tesis sobre dirigir el Consejo pontificio para los laicos,
la “Filiación Divina en Don Columba Mar- donde estuvo hasta el 20 de agosto de 1996,
mion”. En 1958 es nombrado Vicario general trabajando siempre con juvenil entusiasmo y
de la misma Diócesis de Mercedes y Profesor profunda competencia”.
de Teología en la naciente Universidad Cató-
lica de Buenos Aires. En 1960 es nombrado “Así, su servicio a la Iglesia fue asumien-
Rector del Seminario Metropolitano de Villa do, poco a poco, una dimensión cada vez más
Devoto de Buenos Aires, era el primero rector amplia y universal: primero una diócesis en
del clero secular después de siglos de gestión Argentina; luego, el continente latinoameri-
de los PP. Jesuitas. cano; y, sucesivamente, llamado a la Curia
romana, toda la comunidad católica”.
Fue Visitador Apostólico de las Univer-
sidades Católicas de Argentina y Decano del Cuando en septiembre de 1975 el Papa
Instituto, luego Facultad, de Teología de la Pablo VI lo llama a colaborar con él en el ser-
Universidad Católica de Buenos Aires. En vicio a la Iglesia Universal, el entonces Mons.
1964 es nombrado obispo Auxiliar de La Plata Pironio recibe una carta del Card. Villot en la
y consagrado obispo el 31 de mayo de 1964 en que el Secretario de Estado le escribe: “Hoc
la Basílica de Luján. erat en votis”! El Santo Padre ha tomado un
tiempo de reflexión, de oración: no quería
Mons. Pironio participó en el Concilio privar al Celam de su presidente, ni a la Ar-
Ecuménico, en la primera sesión como ‘Ob- gentina de un Obispo en el que él tiene plena
servador’, en la segunda como ‘Perito’, y confianza. ¡Pero la Congregación para los
como Padre conciliar en las dos últimas sesio- Religiosos y los Institutos Seculares es hoy
nes. Durante estos años fue Asesor Nacional muy importante! Lo que para Usted es un
de la Acción Católica Argentina. El Papa lo gran sacrificio (hablo también por experien-
nombró Miembro del Secretariado para los cia, habiendo dejado una gran Diócesis), para
No-creyentes y entró a formar parte de la el Papa y para nosotros es una alegría que no
Comisión Episcopal para los Seminarios del puedo expresar, una esperanza para la Igle-
Consejo Episcopal latinoamericano. sia. Usted tendrá mucho trabajo, tendrá que
En 1966 Mons. Pironio fue nombrado orientar, animar... a veces también que rectifi-
Administrador Apostólico de Avellaneda sus- car con paciencia y caridad. Además, tomará
tituyendo al depuesto obispo Mons. Podestà. parte en nuestro trabajo de Curia, primero
En 1967 es elegido Secretario general del CE- como Pro-prefecto, luego - dentro de pocos
LAM y en 1968 el Papa Paolo VI lo nombra meses - como Cardenal Prefecto. ¡Demos gra-

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cias a Dios! .... El Año Santo es un bellísimo de animación: Presidió seis Plenarias de la
movimiento espiritual, que conforta al Santo Congregación. Fruto de estas Plenarias fueron
Padre. Pero su nombramiento es una gracia algunos importantes documentos. Participó en
del Año Santo”. 40 sesiones del Consejo de los “16”. Otorgó
el nihil obstat para la erección de 49 Institutos
Al comenzar su ministerio en Roma es- de derecho diocesano y concedió el reconoci-
cribe en su diario: “8 de diciembre. ¡Fiesta de miento pontificio a 102 Institutos religiosos.
la Inmaculada! Hoy comienza oficialmente mi Fueron aprobadas más de 720 Constituciones
vida y mi ministerio en Roma, junto al Sto. Pa- renovadas; erigidas 47 federaciones de Mon-
dre. Acabo de celebrar con él la Misa en San jas; aprobados 18 nuevos Institutos seculares
Pedro. Una emoción muy honda, muy de fe, de derecho diocesano y con carácter pontifi-
aunque poco sensible. Necesito estar a solas y cio otros 23 institutos. Participó en 136 Capí-
orar más. Fueron 2 horas de larga y silencio- tulos Generales.
sa contemplación del Misterio de la Iglesia en
María. ¡El Papa me ha llamado a trabajar a Visitó 29 países de todos los continentes.
su lado! No sé nada, ni puedo nada. Pero me No hubo foro importante en el que no se hicie-
entrego como María: “Sí, soy el servidor del ra presente: Asambleas USG y UISG y de Su-
Señor: que se haga en mí según tu Palabra”. periores Mayores; Asambleas continentales:
Hace 2 días que llegué a Roma. Me cuesta Las Interamericanas, las Asambleas Generales
mucho acostumbrarme. Todos me reciben con de la CLAR y alguna de las reuniones de la in-
cariño. Sobre todo, todos me esperan con es- cipiente U.C.E.S.M y de la Conferencia Mun-
peranza. Creen que voy a cambiar el mundo y dial de Institutos Seculares. Escribió muchos
la Iglesia. Me creen sabio y santo, equilibrado artículos y fue frecuente su participación con
y abierto, simple y pobre. ¡Qué equivocados conferencias en Congresos y Semanas de vida
todos! Pero quiero serlo, Señor. Quiero serlo, consagrada y vocacionales. También fueron
María. Yo confío en Ti. Me pongo filialmente numerosas las tandas de ejercicios a religiosos
en tus manos. Quiero ser fiel y vivir la Iglesia, y religiosas, de vida activa y contemplativa.
amar a Cristo, servir al hombre. Y a esto hay que añadir un ingente número
¡Cómo me costó dejar la diócesis y el Ce- de homilías o reflexiones pronunciadas en las
lam, la familia y la patria, los amigos y pa- más diversas ocasiones.
rientes! Ahora estoy solo en la ruta: pero el
Señor está conmigo. ¡Qué confianza!” Después de su elevación a la dignidad car-
denalicia, Pablo VI lo nombró miembro de las
Como Prefecto de la Congregación para Congregaciones para los Obispos, para el Cul-
la Vida Consagrada participa incansablemente to Divino y la Disciplina de los Sacramentos,
en reuniones y en Asambleas de religiosos, en para la Educación Católica, para las Iglesias
Capítulos Generales, visita numerosas comu- Orientales, para la Evangelización de los Pue-
nidades y Centros de estudio en los diferentes blos, del Consejo para los Asuntos Públicos de
continentes. Me ha tocado “conducir la Con- la Iglesia (hoy 2ª Sección de la Secretaría de
gregación para los Religiosos en el momento Estado), del Pontificio Consejo de los Textos
en que la cresta de las olas se había levan- Legislativos y de la Pontificia Comisión para
tado. Estábamos en pleno período post-conci- América latina.
liar y justo entonces comenzó la renovación de Mons. Pironio participó en todos los Sí-
todas las Reglas y Constituciones de las órde- nodos de los Obispos, ordinarios, extraordi-
nes y congregaciones religiosas, con todas las narios y especiales, celebrados desde su insti-
tensiones que esto trajo consigo”. La mayor tución después del Concilio hasta su muerte.
parte de estos documentos renovados llevan la Numerosas y de notable importancia pastoral
firma de Pironio. y doctrinal fueron sus intervenciones en las
Un sucinto recuento de las actividades del Asambleas sinodales, todas atribuibles a una
Cardenal en su calidad de Prefecto, nos puede visión atenta y al mismo tiempo confiada de
dar una idea de su amplio e intenso servicio los fermentos que recorrieron la Iglesia y, más

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en general, el mundo moderno. Por su fecun- la vida profesional, social y familiar. En una
da experiencia de trabajo en el Celam, pudo palabra, volver a ponerlo en el campo de las
ofrecerles a los Padres sinodales una rica tareas temporales. El gran pecado de hoy es
gama de conocimientos sobre la situación y haber ausentado a Dios de las tareas tempo-
sobre las particulares exigencias de la Iglesia rales y haberlas profanizado todas. Ante esta
latinoamericana. posición del cristiano, importan dos actitudes
fundamentales: una apertura a Dios y otra de
El 8 de abril de 1984 Juan Pablo II lo nom- presencia en el mundo en que se vive. Las dos
bra Presidente del Pontificio Consejo para los actitudes van juntas. El cristiano no puede
Laicos: “En aquel entonces me pareció, como abrirse a Dios sino desde la situación concre-
pareció a muchos - dirá en el 1995 el Cardenal ta en que se mueve y con vehementes deseos
- de haber sido degradado a un encargo de de iluminarla. La única actitud es la de una fe
serie B. En cambio he descubierto de haber viva y encarnada”.
‘sido promovido’ al estado laical. Los laicos en
efecto forman la mayoría del pueblo de Dios.
El cristiano no puede abrir-
Y luego el Papa dándome este nuevo encargo
me ha invitado a continuar cuanto ya hice en se a Dios sino desde la situa-
la Congregación para los Religiosos. En este ción concreta en que se mueve
Pontificio Consejo he podido trabajar para y con vehementes deseos de
que los grandes movimientos eclesiales, que
son un verdadero regalo de Dios y una gracia iluminarla. La única actitud es
del Espíritu Santo, puedan introducirse armo- la de una fe viva y encarnada.
niosamente y se sientan acogidos en la vida de
las Iglesias locales. Estoy contento de poder
acabar mi servicio a la Iglesia en un trabajo El mismo Pontífice lo nombrará Cardenal
a contacto con los laicos, justo como cuando Obispo, asignándole el título de la Iglesia Su-
inicié mi ministerio, hace muchos años.” burbicaria de Sabina-Poggio Mirteto el 11 de
julio de 1995.
En el Pontificio Consejo para los Laicos Un capítulo especial del paso del Carde-
se empeño en comunicar a los laicos que son nal Pironio por el Pontificio Consejo para los
parte de la Iglesia y que por el propio bau- Laicos está constituido por las Jornadas Mun-
tismo tienen una misión propia en la Iglesia. diales de la Juventud. Nacidas de la intuición
Frecuentemente escribe sobre la espiritualidad profética y del gran amor por los jóvenes de
del fiel laico, sobre la formación cristiana del Juan Pablo II, estos Encuentros han encontra-
laico. Trata con conferencias y viajes de difun- do en el Cardenal el partidario convencido y
dir el mensaje de la Exhortación Apostólica el artífice sabio: los recibió en el momento de
Christifideles laici. su nacimiento en Roma en 1984 y, haciéndo-
En su testamento nos dice que ha vuel- se peregrino incansable con el Papa y con los
to al final de su vida a retomar el ministerio jóvenes por los caminos del mundo, los fue
con los laicos donde comenzó su ministerio acompañando con ternura y amor hasta la vís-
sacerdotal. pera de su duodécima celebración en París. Y
en todos los encuentros, con su palabra y su
En 1956 publica un artículo titulado “La presencia asidua, discreta, sonriente y pater-
importancia de nuestra hora”, en el que con nal, marcó un paso hacia adelante, una pers-
clarividencia escribe cuanto años después el pectiva diferente para reflexionar, una semilla
concilio Vaticano II en la Apostolicam Actuo- nueva, que depositó con delicadeza y confian-
sitatem nos dirá y que hoy más que nunca tiene za en la fértil tierra de los jóvenes.
urgente validez. “La misión de los cristianos
hoy es volver a poner a Dios en el ritmo de Extraordinaria la unión que Pironio logró
la historia. Volver a ponerlo en la economía, establecer con los jóvenes. Con su pelo blan-
en el derecho, en la cultura, en la política, en co, con aquella autoridad que se advertía dis-

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tinta con su presencia, logró ser “creíble” a sus has sostenido en los momentos difíciles, nos
ojos como compañero de viaje. has hablado de la alegría y de la esperanza,
nos has enseñado a querer a la Iglesia “mis-
Durante los Foros Internacionales de los terio” de comunión misionera, estableciendo
Jóvenes y durante las Jornadas Mundiales de vínculos de interior relación que nada podrá
la Juventud era habitual encontrarlo entre los romper o cambiar. Y, sobre todo y ante todo,
grupos de chicos en vaqueros y camiseta, con nos has querido. Y nosotros siempre lo hemos
al cuello las etiquetas de los acreditamientos sentido así.
y las mochilas al hombro, él con el vestido En los Foros Internacionales y en las Jor-
oscuro y la cruz pectoral, completamente a nadas Mundiales de Buenos Aires, Santiago
gusto. Y, aunque no hablaba la lengua de algu- de Compostela, Czestochowa, Denver y Mani-
nos jóvenes, su comunicación con ellos era in- la, y luego todavía a Roma y a Loreto, nos has
mediata, profunda y rica en contenidos. Entre conducido a lo largo del camino que lleva a
ellos se comprendían al vuelo, sin necesidad Cristo, acogiendo cada uno de nosotros como
de intérpretes. El “Cardenal” de los jóvenes el primero y el único, animandonos a conti-
había intuido lo que sus “amigos despreocu- nuar el camino, ofreciéndonos tu consejo y tu
pados” y con decenas de años menos pedían larga experiencia de padre y maestro, de ami-
al mundo, a los adultos, a la Iglesia: “Estos jó- go y hermano....
venes no temen el cansancio, el sufrimiento o Te agradecemos, querido Cardenal, por el
la cruz. Sólo tienen miedo de la mediocridad, bien que nos has querido, por la “paternidad”
de la indiferencia, del pecado”, afirmó delante que nos has manifestado, por la esperanza que
del Papa a Loreto, en la llanura de Montorso, has puesto en nosotros”.
el 9 de septiembre de 1995. Frecuentemente
decía a sus colaboradores: “No tenemos que El mal que le fue diagnosticado en 1984,
ser bomberos, sino arquitectos”; es decir: no se desencadenó de nuevo hacia fines de 1995.
tenemos que adormecer, apagar, nivelar, nor- Fueron meses de intenso sufrimiento, en los
malizar; hace falta construir, incluso con peli- que el Cardenal - siempre con la sonrisa en los
gro de arriesgar. labios y con profunda fe y serena sabiduría -
completó en su carne lo que falta a las tribula-
Cuando, en otoño del 1996, el Cardenal ciones de Cristo (cf Col 1,24).
Pironio dejó la Presidencia del Pontificio Con- El mal era tumor con metástasis en los
sejo para los Laicos, la revista “I Care” de la huesos, la experiencia de casi dos meses en el
Fundación Juventud Iglesia Esperanza publicó Hospital M.D. Anderson de Houston fue muy
una carta que los jóvenes le dirigieron. Permí- dura para el Cardenal, sobre todo moralmen-
tanme releer algunas frases: te. Escribía en esos días: “Aquí estoy en las
manos del Padre y en el corazón de María.
“Querido Cardenal, nos ha acompaña- Rezo mucho, descanso, me abandono. No sé si
do en todos estos años con sabiduría y amor, esto me curará el cuerpo pero sí el alma. Las
has hablado a nuestros corazones y a nuestras largas horas cotidianas en el hospital viendo
mentes, has seguido nuestro camino con sensi- miserias corporales más duras que la mía me
bilidad, solicitud y atención. Has llegado a ser hacen muchísimo bien. Es la experiencia que
así, naturalmente,el Cardenal de los jóvenes... me faltaba. ¡Qué fácil es hablar de la cruz!”.
Tu presencia atenta, tu tomar a corazón
nuestras esperanzas y nuestras inquietudes En estas palabras vemos cómo el Cardenal
te han hecho convertirte en aquel que con su aceptó su enfermedad con un profundo sentido
palabra y su testimonio ha sabido acoger y de fe y de confianza en el Señor. No de forma
seguir tantos y tantos de nosotros en la bús- pasiva: luchó contra ella. Su naturaleza huma-
queda del sentido profundo de la vida y de la na se rebelaba ante el dolor, y se preguntaba el
fe. Tu característica siempre ha sido, como el porqué de todo esto, por qué el Señor lo permi-
campesino, el arte del sembrar y la pacien- tía. Pero la conclusión siempre era la misma.
cia del esperar. Nos has dado confianza, nos Era la oración que había aprendido de niño de

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los labios de su madre: “El Señor sabe lo que cruz y el amor del Padre pensando en los jó-
hace y sabe por qué lo hace. Si el Señor lo ha venes!” “Veo muy claramente ahora que mi
querido así, la Virgen está contenta. Vayamos único modo de redimir (y de redimirme) es ha-
adelante con Dios y hagamos su voluntad”. cerme partícipe de los sufrimientos del Señor
completando su pasión en su Cuerpo que es la
Esta oración no era resignación humana, Iglesia. «Por eso me alegro» aunque humana-
sino profunda fe cristiana, fuerte y viva espe- mente me cuesta aceptarlo y lloro en silencio.
ranza y gran amor y confianza en Dios. “Aho- Creo que es un modo de vivir el « don de lá-
ra -escribía el Cardenal en aquellos momen- grimas »; comprendo mejor a los que sufren y
tos- el Señor ahonda en mí la cruz. Lloro como lloran, me dan ganas de venerarlos”.
un niño, lo cual no me avergüenza, pero pre-
cisamente por eso crece en mí la experiencia Durante 11 años convivió con el tumor.
del amor del Padre y la cercanía maternal de Durante estos años no escatimó ni fuerzas ni
Nuestra Señora. Siento necesidad de verla, de empeño en el ejercicio de su ministerio de ani-
oírla, de besarla. Siento necesidad de gritar al mación de los fieles laicos y de servicio a la
mundo, sobre todo a los jóvenes, que Dios es Sede Apostólica.
Padre -aunque a mí me deshaga por amor : « Más fuerte se volvía el dolor, más intensa
si el grano de trigo....» etc.-). Pediría al Señor era su oración y su disponibilidad. Cada día
un poco de tiempo no para seguir viviendo, repetía más frecuentemente frases como está:
sino para poder escribir cosas breves y senci- “El Señor me visita con la cruz. He predica-
llas que a mí ahora me parecen simplemente do mucho sobre la cruz, pero qué diferente es
maravillosas. Cualquier frase de la Sagrada experimentarla y vivirla. Sufro mucho, pero
Escritura me parece ahora sorprendente; pero estoy feliz y tranquilo en las manos de un Pa-
no podría escribir mucho sobre ella. Me gus- dre que me ama y en el corazón de María,
taría simplemente « anotarla» y decir apenas mi Madre”.
lo que me sucede adentro. « Me voy al Padre»
«Vendremos a él y haremos morada dentro de Un día, que los dolores eran muy fuertes e
él» ... ¡Cómo me gustaría escribir sobre la intensos y comenzaba a no poder caminar, me

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me perdone: quiero partir con la conciencia


tranquila. Y si alguien cree haberme ofendido,
quiero que sienta la alegría de mi perdón y de
mí abrazo fraterno”.

Con certeza de fe y de esperanza vivió so-


bre todo los últimos diez días de su existencia.
Cuando el Papa lo llamó por teléfono -el lunes
2 de febrero de 1998- le dijo: “Santo Padre, me
estoy yendo al cielo. Desde allí seguiré rezan-
do por usted y ayudándole en el servicio a la
Iglesia. Le renuevo mi total disponibilidad”.

Sus últimas palabras fueron una invoca-


ción a María. Dirigiendo su mirada a la ima-
gen de la Virgen de Luján que tenía frente a su
cama, su rostro se iluminó y exclamó: ¡Ma-
ría!, ¡María!, ¡Madre!, ¡Madre! Desde ese
momento no habló más, aunque no perdió el
conocimiento.

El Cardenal Eduardo Francisco Pironio,


siervo bueno y fiel, entró “en la alegría de mí
Señor”, en la contemplación directa, “cara a
cara”, de la Trinidad” (Testamento), el 5 de
febrero de 1998. Tenía 77 años.

llamó a parte y me pidió tres cosas: no ocultar- El Cardenal Pironio ha sido para muchos
le nada de su enfermedad, no permitir que lo creyentes presencia de Dios, transparencia
hospitalizaran para hacer experimentos con él del evangelio, acción luminosa del Espíritu.
o para alargarle artificialmente la vida y en ter- Ha cumplido el bien, y la bondad ha hecho
cer lugar, que a no ser que fuera estrictamente fecunda su vida. Su presencia siempre ema-
necesario, no permitiera que se le administrara naba gran cordialidad y sencillez. Suscitaba
morfina, diciéndome claramente: “quiero ser simpatía y espontánea comunión; transmitía
consciente de la cruz del Señor y poder ofre- paz y alegría; con su palabra infundía fuerza y
cerla hasta el último momento”. esperanza. Volver a él la mirada y el recuerdo
significa aceptar el desafío de estar presentes
Fue conmovedora su actitud de perdón. en la sociedad y en la Iglesia. Se trata de ha-
Su rostro reflejaba la alegría del encuentro y cerlo con mirada serena y con escucha atenta,
del perdón que tantas veces nos había predi- comunicativa y humilde. Como lo hizo él, que
cado. Nos daba su última lección de verdadero supo estar en el centro sin ser el centro.
amor, no con palabras sino con su dolor. “Que
nadie se sienta culpable de haberme hecho su- Con el Cardenal Pironio se entraba fácil-
frir, porque han sido instrumento providencial mente en confianza. En general, debido a su
de un Padre que me amó mucho. ¡Yo sí pido humanidad, no tenía problemas con la gente.
perdón, con toda mi alma, porque hice sufrir a Pero alguien con él, sí. En Mar del Plata fue
tantos!”. “Pido perdón a Dios por mis innu- también víctima de la violencia y recibió ame-
merables pecados, a la Iglesia por no haberla nazas de muerte por la claridad de sus tomas
servido más generosamente, a las almas por de posición en favor de los derechos huma-
no haberlas amado más heroica y concreta- nos. También en Roma la incomprensión de
mente. Si he ofendido a alguien, le pido que algunos le hizo mucho daño. No siempre y no

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TESTIMONIO

todos lo entendieron. Así, si por una parte era ma, la Cruz”. Y yo creo que no me equivoco si
querido por su estilo y su servicio y su consejo a estos tres amores añado un cuarto: la Iglesia.
era buscado y seguido con confianza, por otra
precisamente por este estilo y este servicio su- Esperó con ansiedad la celebración del año
frió. Pero siempre con mansedumbre, llevan- del Padre en el triduo del Jubileo. Su vida es-
do el peso en la soledad y en el silencio, sin piritual es un diálogo con el Padre que alcanza
disminuir nunca la dedicación y la intensidad a menudo el misticismo, siempre filial y con-
de su compromiso. En su Testamento escribe: fiado. Utiliza las palabras de Jesús para indicar
“Quiero morir tranquilo y sereno: perdonado los tres períodos de su existencia: “He salido
por la misericordia del Padre, la bondad ma- del Padre y he venido al mundo, ahora dejo el
ternal de la Iglesia y el cariño y comprensión mundo y vuelvo al Padre” (Testamento). Del
de mis hermanos. No tengo ningún enemigo, Padre aprendió la paternidad que manifestó en
gracias a Dios, no siento rencor ni envidia de el ministerio sacerdotal y episcopal: “He de-
nadie. A todos les pido que me perdonen y re- seado ser padre, hermano y amigo” (ib.).
cen por mí”.
Hoy podemos afirmar que el Cardenal Pi- La Madre de Dios fue compañía e inspi-
ronio es un mensaje. Se le ha mirado y se le ración para su vida: “Magnificat! Agradez-
ha escuchado. Ha pronunciado palabras ver- co al Señor que me haya hecho comprender
daderas, palabras de un sabio, porque habló el Misterio de María en el Misterio de Jesús
con el corazón y habló al corazón. Ha sido y que la Virgen haya estado tan presente en
un líder espiritual que hizo escuela. Con sus mi vida personal y en mi ministerio. A Ella le
pensamientos y sus palabras ha sugerido un debo todo. Confieso que la fecundidad de mi
camino a los hombres y a las mujeres de hoy, palabra se la debo a Ella. Y que mis grandes
un camino que sirve a laicos y religiosos, a fechas -de cruz y de alegría- fueron siempre
obispos y sacerdotes, a jóvenes y adultos. Sin fechas marianas”, (ib.). Para él, María fue so-
este camino cristiano, y no es necesario añadir bre todo la Virgen pobre, contemplativa y fiel:
otros adjetivos, muchos de nosotros no sería- “Me pongo en el corazón de María, mi buena
mos lo que somos. Este camino está recogido Madre, la Virgen Fiel”, (ib.). El 2 de febrero
en más de 30 libros publicados; se encuentra de 1998, tres días antes de morir, en plena lu-
expresado en las muchas conferencias, homi- cidez invocó a Nuestra Señora como: “Nuestra
lías y retiros espirituales predicados por él. Señora de la Esperanza, Nuestra Señora de la
Vivió, meditó, formuló este camino, y lo pre- Luz”, nos decía que la sentía particularmen-
sentó cada vez que tuvo ocasión de hacerlo. te cercana. El último día rezó el Ave María,
Fue su costumbre ordenar las verdades y los pronunciando con particular intensidad las pa-
acontecimientos y sobre todo el pensamiento labras: “Ahora y en la hora de nuestra muer-
y el amor, y exponerlas subdividiéndolas en te”, que repitió tres veces añadiendo “Amén,
tres puntos. Su Testamento está lleno de estas amén, amén”. Y concluye su Testamento di-
“ternas”, como cuando habla de la vida: “La ciendo: “Hasta reunirnos en la Casa del Pa-
amo, la ofrezco, la espero”. dre! ¡Los abrazo y bendigo con toda mí alma
por última vez en el nombre del Padre y del
“El hombre del Magnificat” es el tipo de
persona que el Cardenal ha querido encarnar:
el creyente capaz de decir el Magnificat, ver-
dadero preludio del discurso de la montaña.
“Magnificat” es el estribillo de su vida; es la
palabra que repite en el Testamento trece ve-
ces. Le sale de adentro, llena de gratitud, de
alegría y de misericordia; palabra de dolor, de
ternura y de esperanza: “Magnificat! Mi vida
sacerdotal estuvo siempre marcada por tres
amores y presencias: el Padre, María Santísi-

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Hijo y del Espíritu Santo! Los dejo en el cora-


zón de María, la Virgen pobre, contemplativa Agradezco al Señor por mi sa-
y fiel. ¡Ave María! A Ella le pido: “Al final de cerdocio. Me he sentido ex-
este destierro muéstranos el fruto bendito de
tu vientre, Jesús”. traordinariamente feliz de ser
sacerdote y quisiera trans-
Vivió la fascinación de la cruz, del su- mitir esta alegría profunda
frimiento y del dolor. Pero al mismo tiempo
a los jóvenes de hoy, como mi
amaba la vida, que consideraba siempre buena
y bella: ¡Magnificat! Te doy gracias, Padre, mejor testamento y herencia.
por el don de la vida. ¡Qué lindo es vivir! Tú
nos hiciste, Señor, para la Vida. La amo, la que tuvo que medicar y curar, la compañía que
ofrezco, la espero. Tú eres la Vida, como fuis- ofreció a quien estaba solo o enfermo, los re-
te siempre mí Verdad y mi Camino” (ib.). Su ligiosos y las religiosas que acompañó en un
naturaleza humana se rebelaba contra la enfer- camino de renovación conciliar, los jóvenes
medad que le quitaba las fuerzas, la posibili- con quienes compartió momentos de profunda
dad de leer, de escribir, de caminar. Por esto y gran alegría y compromiso, los grupos que
le pedía con gran confianza a su buen amigo reconcilió, el perdón que pidió con humildad.
Pablo VI el milagro que hiciera desaparecer el
tumor. Llegó después el momento también de Nos encontramos en un Encuentro sacer-
aceptar la muerte ya cercana: “¡Magnificat! dotal, permítanme leer con ustedes simple-
Agradezco al Señor el privilegio de su cruz. mente algunos textos del Cardenal sobre el
Me siento felicísimo de haber sufrido mucho. sacerdote. En ellos encontramos su corazón
Sólo me duele no haber sufrido bien y no ha- sacerdotal y cuál era su predilección, dedica-
ber saboreado siempre en silencio mi cruz. ción y amor privilegiado a los sacerdotes.
Deseo que, al menos ahora, mi cruz comience
a ser luminosa y fecunda “. No comento, solo leo con la certeza que
el Espíritu hablará a nuestros corazones. En
El Cardenal Pironio amó apasionadamen- estos días otros sacerdotes nos harán conocer
te la Iglesia, pueblo de Dios, misterio de co- con mayor profundidad cuál era la espirituali-
munión misionera, como habitualmente la de- dad sacerdotal del Siervo de Dios. En su Tes-
finía. Dio su vida y trabajó intensamente por tamento Espiritual el Cardenal Pironio agrade-
una Iglesia “peregrina, pobre y pascual”, una ce a Dios el don del sacerdocio:
Iglesia de la alegría y la esperanza, solidaria
con las tristezas y los sufrimientos de los hom- “¡Magnificat! Agradezco al Señor por
bres, como la descubrió a partir del Concilio, mi sacerdocio. Me he sentido extraordinaria-
una Iglesia madre que, como tal, enseña. Ha mente feliz de ser sacerdote y quisiera trans-
estado presente en el corazón de la Iglesia con mitir esta alegría profunda a los jóvenes de
su santidad personal, su ministerio, su presti- hoy, como mi mejor testamento y herencia.
gio. “En un mundo cada vez más cerrado por El Señor fue bueno conmigo. Que las almas
el egoísmo y la violencia que nace del odio, la que hayan recibido la presencia de Jesús por
Iglesia - decía- está llamada a dar testimonio mí ministerio sacerdotal, recen por mí eterno
del amor y a educar de nuevo los hombres al
amor”. Él decía frecuentemente que aprendió
de Pablo VI la pasión por la Iglesia.

Nuestro Cardenal, como todo creyente, ha


sido juzgado sobre el amor. Habrá vuelto a ver
las lágrimas que ha tenido que secar, el pan
que ha dado a quien tuvo hambre, las visitas
que hizo a quien estaba prisionero, las heridas

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TESTIMONIO

descanso. Pido perdón, con toda mi alma, por años de profesor en Mercedes y mi tiempo pri-
el bien que he dejado de hacer como sacer- vilegiado de Rector en Villa Devoto. ¡Cuán-
dote, Soy plenamente consciente de que ha ta oración y silencio compartido, cuánta
habido muchos pecados de omisión en mi sa- cruz gustada, cuánta esperanza madurada!
cerdocio, por no haber sido yo generosamente El Señor me concedió la gracia de trabajar
lo que debiera frente al Señor, Quizás ahora, con grandes sacerdotes (algunos de ellos ya
al morir, empiece a ser verdaderamente útil: muertos) y de peregrinar con ellos por algu-
“Si el grano de trigo... cae en tierra y mue- nas Diócesis y seminarios del país. Se trataba
re, entonces produce mucho fruto”. Mí vida de una especie de cursos itinerantes de for-
sacerdotal estuvo siempre marcada por tres mación permanente donde siempre me reser-
amores y presencias: el Padre, María Santí- vaban el tema de la espiritualidad sacerdotal.
sima, la Cruz.”
En 1954 estaba yo en Roma cuando, a fines
de mayo, canonizaron a Pío X. Recuerdo que
Con ocasión de sus 50º años de sacerdocio
durante la larga procesión a pie, desde San
escribe:
Pedro a Santa María la Mayor, acompañando
el cuerpo del nuevo Santo, recé constantemen-
“Con motivo de mis 50 años de sacerdo-
te por los sacerdotes y le prometí a San Pío
cio he hablado mucho del peso del amor de
X vivir mi sacerdocio amando muy especial-
Dios (“pondus meum, amor meus”) y de la
alegría de ser sacerdote. He sentido necesi- mente a los sacerdotes y trabajando por ellos
dad de gritarlo sobre todo a los jóvenes, a los y con ellos.”
sacerdotes jóvenes o a los sacerdotes no tan No sé si lo he cumplido bien, pero he in-
jóvenes pero en dificultad..... tentado hacerlo y eso constituye una de mis
Desde mi ordenación he dedicado gran alegrías más hondas. Porque es como com-
parte de mi ministerio a los sacerdotes: a su partir la alegría de mi propio sacerdocio, que
formación inicial en el Seminario y a su for- es el sacerdocio de Jesús, Sumo y Eterno Sa-
mación permanente en escritos, conferencias cerdote. Me siento sumamente feliz cuando el
y cursos. Recuerdo con gratitud y cariño mis Señor me concede la gracia -no tan frecuente
en mi ministerio actual- de ordenar un sacer-

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TESTIMONIO

-que seas “el hombre de los hombres”:


que los sepas comprender e interpretar, que
tengas gran capacidad para asumir sus go-
zos y esperanzas, que les muestres siempre
un corazón pobre y bueno de padre, herma-
no y amigo; que les sepas decir siempre, sin
decirlo, qué bueno es Dios y qué lindo es ser
sacerdote”.

Y al entonces P.Sandri, hoy Cardenal San-


dri, antes de su ordenación sacerdotal:

“Yo deseo que tu vida sea sencillamente


dote. Es un momento central en la gozosa pa- eso: una permanente presencia de Cristo en-
ternidad de un Obispo”. tre los hombres. He vivido y sufrido mucho en
Cuál era la fisonomía espiritual de un sa- mi larga vida sacerdotal. Por eso tengo cierto
cerdote para el Cardenal, la encontramos bre- derecho a decir que me siento felicísimo de ser
vemente resumida en una carta que escribe a sacerdote y que las almas no esperan otra cosa
un sacerdote (1970), días antes de su ordena- de nosotros más que al “hombre de Dios”.
ción sacerdotal:
El sacerdocio es para el Cardenal una con-
“¿Qué puedo decirte ahora? Serás sacer- tinua experiencia del amor de Dios:
dote: “el amigo de Dios para los hombres”,
el que sabe escuchar con interés, hablar con “Tener constantemente esta experiencia
oportunidad, hacer cotidianamente el camino del amor de Dios. Tenerla en los momentos
con los otros. Serás “la presencia del Señor” de oración y adoración, y en los momentos de
entre tus hermanos: el que sabe revelar a los generosa donación a los demás y de alegría
hombres los secretos del Padre, comunicarles compartida con nuestros hermanos sacerdo-
la gracia de su Amor, conducirlos en la luz y la tes. El día en que perdemos esta experiencia
serenidad hacia la Pascua consumada. Serás y esta conciencia de que Dios es amor y por
el Servidor de Yavé: con oído y lengua de dis- eso nos ha elegido y nos ha enviado, la vida se
cípulo para anunciar la Buena Noticia a los nos vuelve sombría; nos cansamos y desalen-
de corazón oprimido, sabedor de dolencias tamos, nos aburrimos y entristecemos, perde-
para comprender a los que ignoran y yerran, mos la alegría de ser sacerdotes, de celebrar
dispuesto siempre a morir para ser alianza de cotidianamente la Eucaristía y de interiorizar
los pueblos y luz de las naciones. la Palabra del Señor, dejando que la semilla
germine en nuestra tierra buena; perdemos el
¿Qué puedo desearte? Lo que siempre he gozo de la disponibilidad y del servicio. ¡Qué
deseado para mí: importante es, queridos hermanos sacerdotes,
tener en nuestra vida, esta experiencia de que
-que seas “el hombre de Dios”: que vive Dios nos ama! En el momento de oscuridad
siempre en la intimidad gozosa del Padre y de cruz esta experiencia de un Dios que es
para comunicar incesantemente a Dios a los amor se hace más luminosa. La cruz es el
demás, en la Palabra, en la Eucaristía, en la gran don del Padre, el gran regalo de Dios”.
simple presencia; El Cardenal nos abre su corazón sacerdotal en
su “Magnificat Sacerdotal. Oración de acción
-que seas “el hombre de la Iglesia”: con de gracias a Jesucristo en ocasión de sus 50
una perfecta fidelidad a su misterio, con un años de sacerdote. Sería hermoso poder leerlo
inmenso cariño por tu Obispo, con una gene- integramente. El tiempo no nos lo permite. Yo
rosa entrega de servicio a todo el Pueblo de les dejo una copia para que puedan meditarlo
Dios que te fuere encomendado. personalmente.

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TESTIMONIO

Una de las constantes en los escritos, so- rezar especialmente por los sacerdotes y pe-
bre todo en los escritos sacerdotales, del Car- dir por la vocaciones sacerdotales. La misa
denal Pironio es la manifestación de su alegría en la casa era celebrada por esa intención y
de ser sacerdote. Ya lo hemos visto en algunos por la tarde se exponía el Santísimo. El Se-
textos que hemos leído. Juan Pablo II en la ho- ñor lo llamó a Sí precisamente en un primer
milía exequial nos dice: “Vivió la alegría de jueves. En ese primer jueves, 5 de febrero de
ser sacerdote”. Esta alegría la encontramos ya 1998, no teníamos expuesto el Santísimo en
desde temprana edad. En una carta a la mamá el altar de la capillita, estaba en la persona del
en noviembre de 1932 cuando está concluyen- Cardenal, inmolándose por sus sacerdotes y
do su primer año en el seminario escribe: “... por toda la Iglesia.
pero por eso no debo sacar ningún aplazado
en los exámenes porque entonces en vez de
Termino repitiendo convencido lo que
esta todos contentos estarán tristes, pensando
escribió del Cardenal Pironio frère Roger de
que si me quedo en primer año otra vez y que
Taizé: “Con el don de su vida, el Cardenal
será un año más de Seminario para preparar-
reflejaba la imagen de una Iglesia que en los
me para la carrera sublime del sacerdocio la
pequeños detalles se hace acogedora, cerca-
cual espero seguir hasta llegar a esa cumbre y
na al sufrimiento de los hombres, presente
pensar que por ese año repedito podré perder
en la historia y atenta a los más pobres. Era
la vocación”.
consciente de esta gran verdad de fe: cuanto
En La Plata pocos días después de ser or- más nos acercamos a la alegría y a la senci-
denado sacerdote: “Si tuviera que dejar hoy un llez evangélica, más logramos transmitir las
mensaje, sería el de la fidelidad de Dios. ¡Dios certezas que nos vienen de la fe.... Pironio,
es fiel! Y yo me siento feliz de gritar al mundo hombre de Dios, irradiaba la santidad de Dios
mi alegría de ser sacerdote. Invito a todos a en la Iglesia.”
creer que Dios es amor, a ser cotidianamente
fieles, a esperar contra toda esperanza”. Qué la luz de esta santidad, reflejada en el
rostro y en la vida de testigos como el Cardinal
Recuerdo que era costumbre del Carde- Pironio, siga resplandeciendo e iluminando
nal dedicar los primeros jueves de cada mes a nuestro camino.

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REPORTAJE

Reportaje a Fernando
Vergez, L.C.
Encuentro Nacional de SACERDOTES

¿Cuál es su impresión al ver la convo- Encuentro, la esperanza que da el ser testigo


catoria de sacerdotes en este Encuentro? que, como decía el P. José María Recondo,
“no somos un ejército en retirada”.
Confieso que estoy muy impactado por
este Encuentro. Cuando Mons. Franzini me ¿Le sorprende la cercanía y el conoci-
pidió mi testimonio de presentación sobre el miento de los sacerdotes con el Card. Piro-
cardenal Pironio, yo había pensado que iban a nio teniendo en cuenta que prácticamente
ser 100 ó 150 sacerdotes, que es el número al los últimos 20 años de su vida no estuvo en
que estoy habituado en estos encuentros. Ya Argentina?
en Roma el P. José María Recondo me dijo
que iban a ser muy numerosos, pero yo quedé A mí me ha impactado mucho. Cuando
medio extrañado del número que se me de- he venido, incluso con él, a la Argentina me
cía. Finalmente, llegando el otro día a Luján, sorprendía ver como él seguía siendo querido
Mons. Casaretto y otros me dijeron que serían y conocido y no sólo en el ámbito sacerdotal.
unos 500. Cuando cumplió los 50 años de sacerdote
Me impactó y me causó preocupación, y volvió a Mar del Plata, se hizo una fiesta
porque yo había preparado algo sencillo. en la Catedral. Me impactó ver la cantidad de
Viendo tantos sacerdotes quizás tendría que gente que lo venía a saludar durante esos días.
haberme dedicado más explícitamente al tes- Muchos jóvenes que ni lo habían conocido,
timonio sacerdotal del Cardenal. Sin embargo pero venían a saludarlo. Y todos hablaban de
me impactó también el clima y el interés de Pironio.
los sacerdotes. Aunque mi ponencia, esta ma- Hubo un hecho que recuerdo especial-
ñana, se limitó a narrar un poco la vida del mente. El cardenal en esos días perdió la voz.
Cardenal Pironio, cosas que quizás ya cono- Tuvimos que ver a un otorrinolaringólogo y en
cían, al terminar han venido muchos a agra- la sala de espera había una chica de 18 años.
decer mi exposición. Se le acercó y le dijo: “Monseñor Pironio”,
También me ha impactado fuertemente y reconociéndolo. “Qué gusto verlo”. Y el Car-
sobre todo ver la fraternidad sacerdotal. Aquí denal le dice: “¿Pero cómo sabes que soy yo?,
veo sacerdotes prácticamente de todo el país. ¿Cuántos años tienes?”. “Dieciocho”, contes-
Y sobre todo sacerdotes ejerciendo diferentes ta ella. Y sigue Pironio: “Yo hace 20 años que
ministerios: el párroco rural, el de la ciudad… me fui de la diócesis…”. “Pero en mi casa mis
y todos están buscando lo mismo, pues cier- padres siempre nos han hablado de usted”, fue
tamente, esto es la esperanza. La esperanza la respuesta de la joven.
que tanto hablaba el Cardenal y, al ver este Lo mismo con sacerdotes jóvenes y otros

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REPORTAJE

que fueron sus alumnos. Siempre vi un contac-


Veo que la figura del cardenal
to muy cercano hacia Monseñor, como todos
lo llamaban. En la misma Roma, cuando pasa- sigue viva en los sacerdotes
ba un sacerdote que lo conocía venía a verle. de Argentina y eso lo demues-
O incluso sacerdotes argentinos que habían
tra este Encuentro. Que tan-
oído hablar de él y no lo conocían venían a
saludarlo. Él me había dicho que si venía un tos sacerdotes hayan venido
sacerdote argentino lo dejara pasar, o que le aquí, a este Encuentro de for-
avisara inmediatamente. Y él le dedicaba el mación sacerdotal, de espiri-
tiempo que necesitara. No les ponía trabas, y
tualidad sacerdotal, centra-
si estaba ocupado en ese momento, arreglaba
otro horario para recibirlos o pasear por los da en la figura del Cardenal
jardines del vaticano. Pironio, impacta y sorprende.
Y esto sigue siendo así. El otro día en
Luján en una concelebración, me presentaron
como el Secretario del Cardenal. Inmediata-
bramiento como Prefecto de la Congregación
mente un diácono que lo había conocido espo- le dijo: “Usted vino a Roma a predicarnos y
rádicamente vino a preguntarme sobre él. nos infundió un espíritu de Iglesia, es lo que
Veo que la figura del cardenal sigue viva yo quiero que usted infunda en la vida con-
en los sacerdotes de Argentina y eso lo de- sagrada”.
muestra este Encuentro. Que tantos sacerdotes Y así comenzó, con este estilo. Su artículo
hayan venido aquí, a este Encuentro de for- “Reflexiones para un Capítulo General”, por
mación sacerdotal, de espiritualidad sacerdo- ejemplo, no empieza mencionando la forma
tal, centrada en la figura del Cardenal Pironio, canónica, como era habitual, si se han hecho
impacta y sorprende. Honestamente yo no creí los escrutinios con los tiempos debidos, etc;
que iba a haber tanta participación. sino habla del Capítulo como un aconteci-
miento particular de la propia persona que
¿En qué medida el ministerio sacerdotal participa, un acontecimiento familiar de la
del Cardenal Pironio marcó su sacerdocio? familia religiosa y un acontecimiento de toda
la comunidad eclesial, que lo acompaña con
Sinceramente creo que lo que el Cardenal la oración. También me fue haciendo descu-
me transmitió mayormente, y diría más, fue el brir la Iglesia a través de los viajes que hacía-
Cardenal el que me hizo descubrir la Iglesia. mos. Yo, que era su secretario, debía ayudarlo
Yo venía de un contexto quizás muy centrado a preparar alguna cosa y lo acompañaba en
en mis propias necesidades, en las necesida- los viajes. Durante 23 años fui secretario del
des del Instituto y sin embargo con el Cardenal Cardenal, pero nunca le escribí una homilía o
comencé a respirar una dimensión de Iglesia, conferencia, todo lo hacía él personalmente.
novedosa para mí. Ya llevaba trabajando en el Mi trabajo era más bien el de tomar lo escrito
Vaticano tres años en la Congregación de Re- por él, pasarlo en la computadora y agregar las
ligiosos antes de que llegara el Cardenal, pero citaciones. Todo era escrito de puño y letra por
inmediatamente yo sentí un cambio radical. el Cardenal. Las homilías eran simplemente
Y no solo hacia mi persona, sino también en un esquema y él las desarrollaba.
el trabajo de la misma Congregación para los Ser testigo de todo eso, ver todos sus con-
Religiosos. tactos y encuentros en asambleas nacionales e
Él trataba de infundir un espíritu eclesial y internacionales, todo eso fue despertando en
no simplemente limitarnos a nuestras propias mí la concepción de una Iglesia que va más
preocupaciones, a nuestros propios institutos allá del papel que tiene uno sobre en su escri-
religiosos, a nuestras propias tareas de cada torio en la oficina. Despertó en mí un espíritu
día. Comenzó a difundir este espíritu eclesial que todavía hoy me anima, porque en este mo-
que él lo sentía como una misión. En la pri- mento yo tengo un ministerio un poco árido.
mera audiencia de Pablo VI después del nom- Antes estaba en el Pontificio Consejo para los

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REPORTAJE

Laicos, en los Congresos, en los Encuentros mucho- y lo primero que hacía era tomar unos
había un contacto con personas, desde hace mates. A dónde fuéramos teníamos que llevar
cuatro años fuí nombrado Director de la Ofici- el termo y el mate. Inmediatamente después,
na de Internet de la Santa Sede, y ahora Direc- iba a la capilla, rezaba el oficio de lecturas y se
tor de las Telecomunicaciones. Mi tiempo se quedaba un rato en meditación. Él solo con la
lo llevan, más bien, problemas técnicos. Mu- Biblia en la mano. Toda la Biblia del Cardenal
chas veces me pregunto, “¿que estoy hacien- estaba llena de papelitos con anotaciones fruto
do acá? Lo que hago, lo podría hacer mejor de su reflexión. Por eso lo que el nos transmi-
un ingeniero”. Pero recuerdo la frase que me tía era lo que él había experimentado y rezado.
decía siempre el Cardenal: “Fernando, detrás No era lo que había aprendido en el estudio o
de cada papel hay una persona, hay un alma”. en los libros. Sino lo que él verdaderamente
Entonces yo sigo con éste espíritu sabiendo había vivido. La profundidad de su oración es
que lo que hago sirve para que otros puedan lo que yo, como sacerdote, más recuerdo del
valerse de estos medios en la evangelización. Cardenal y me impacta todavía hoy.
Y esto, para mí, es la Iglesia. Todos prestamos
nuestra pequeña colaboración. Realmente el Esta experiencia suya de estar al lado
cardenal a mi me ayudó a descubrir la Iglesia del Cardenal durante 23 años, de seguir sus
en toda su dimensión. pasos, de verlo en su soledad y en su rela-
Otro aspecto que recuerdo de él era su ción con la gente, lo ha convertido en un
figura sacerdotal, su profundidad de oración, testigo privilegiado de su vida. Le pedimos
el tiempo que le dedicaba a la oración. Cuan- que comparta con nosotros algún testimo-
do él tenía un problema o, por ejemplo, tenía nio sacerdotal que particularmente le ha
que preparar un Capítulo y decir algo, no se impactado.
limitaba a lo que yo le podía entregar como
las constituciones o la historia de la Congre- Hablando en general, sin referirme a casos
gación. Él no se ponía en su escritorio tran- concretos, me impactaba que cuando él estaba
quilamente a leer, sino que se iba a la capilla preocupado por un asunto, o por algún caso
a leer y meditar. que tenía que estudiar para tomar una decisión,
Se levantaba temprano -porque no dormía y no veía la solución, siempre el camino era ir

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REPORTAJE

a rezar a la capilla. Rezábamos el rosario en la Yo inmediatamente comencé a buscarlo en el


gruta de Lourdes de los Jardines Vaticanos o hotel donde se alojaba, o en la casa de retiro
también íbamos a hospitales a ver enfermos, donde se celebraba el Congreso, para llamarlo
o a la cárcel de menores, o al Cotolengo a ver y decirle que el Cardenal quería hablar con él.
gente y prestarles una sonrisa. Eso a él le traía Lamentablemente él ya se había ido a Lisboa,
tranquilidad y paz. Volvía y seguía estudiando porque seguía viaje. Le avisé al Card. Pironio
el asunto. que se había ido y me dijo “mi conciencia esta
Por ejemplo, cuando murió Pablo VI, mu- tranquila, no tengo nada contra él, yo quise
chas personas pensaron que él podría ser el reconciliarme, si no he podido, Dios sabe por
futuro Papa y así lo decían, incluso la prensa qué…” Y fue a celebrar la eucaristía.
internacional lo afirmaba, comenzó el asedio Su misma vida personal de cada día fue un
de los periodistas e incluso algún Cardenal lo testimonio. Por ejemplo en el uso de las rique-
manifestó pública y privadamente, ante esto el zas temporales, incluso del dinero. Es normal
Cardenal optó, inmediatamente terminadas las que en Navidad se hace un regalo a los porte-
Congregaciones Generales del Colegio Car- ros. En un sobre se les da dinero, como agui-
denalicio que se tienen por la mañana, tomar naldo. El Cardenal siempre preguntaba cuánto
el coche e ir a algún santuario cerca de Roma había que darles. Yo le recomendaba una canti-
y allí pasar la tarde retirado en oración. A un dad teniendo en cuenta que eran 8 personas. Y
compañero mío que me preguntaba ¿dónde es- siempre me preguntaba: “¿No te parece que es
tás?, le respondí que ya estaba yo cansado de demasiado poco?”. Yo le preparaba los sobres,
decir rosarios, pero para el Cardenal esta era llamaba a los muchachos y ellos al salir comen-
su manera habitual de actuar. taban lo que les había regalado: era el doble de
Otra cosa que a mí me impresionó era su lo que yo le recomendé. Más tarde vino una
delicadeza de conciencia, que llegaba has- religiosa, una Madre General a hablar con él.
ta los pequeños detalles de la vida ordinaria. Y apenas terminada la audiencia me llama para
Varias veces llegaba de mi casa (yo vivía en decirme que había recibido de parte de ella una
mi Comunidad) a las 6.45 para celebrar la Eu- importante ofrenda. “¿Ves como eres tacaño?
caristía a las 7. Y me decía “ven conmigo”. Para que aprendas, quien da recibe”.
Me llevaba al despacho y pedía confesarse. No Un preso de la cárcel de Roma le pedía
revelo secretos de confesión, pero el tema era una ayuda económica para que pudieran venir
que en la tarde anterior se había impacientado su esposa y sus hijas a pasar la Navidad con él,
con el otro. porque él no podía salir. Yo le decía que esta
Esta delicadeza la viví más fuertemente era una persona que le quería sacar dinero y
un día en Fátima. Era el Congreso de los Lai- que al menos hablara con el Capellán pregun-
cos de Portugal y él tenía la misa central del tándole por el caso. Y él me contestó: “Fernan-
domingo con la cual se clausuraban las jorna- do a mí me han pedido en una necesidad, yo
das. Al mismo tiempo había un Congreso de le doy, si me ha engañado él se arreglará con
Sacerdotes que también estaba presidiendo un Dios, pero mi conciencia esta tranquila.” Esto
cardenal de Roma y que se clausuraba en la era cotidiano, de todos los días.
misma eucaristía. Algunos sacerdotes vinie- También su amor por los sacerdotes. Re-
ron a decirle que quien tenía que presidir era cuerdo que él al final de su vida, cuando la en-
el Cardenal del Congreso sacerdotal ya que fermedad no le permitía moverse con libertad,
este era de carácter internacional y el de los sufría lo que él llamaba “la pastoral del no”,
laicos era nacional. El Cardenal Pironio dijo cuando ya se había comprometido a algo. Te-
simplemente “díganme qué tengo que hacer y ner que decir no puedo, no me permiten, etc.
lo hago”. Pero en ese grupo de los sacerdotes Él se había comprometido, me parece con el
había un obispo que le había hecho sufrir mu- entonces el encargado de la Comisión de Mi-
cho a Pironio y que incluso, en esa ocasión, nisterios, Mons. Arancibia, a predicar una o
habló mal de él. Al saber esto el Cardenal, me dos tandas de retiros espirituales a los sacer-
dijo: “Fernando hazme un favor, búscalo yo dotes de todo el país. La enfermedad no se lo
no puedo celebrar si no me reconcilio con él.” permitía. Buscó primero aplazar la fecha para

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REPORTAJE

estar mejor…, pero al final no pudo viajar. Y punto que se llaman Siervas de Cristo Sacer-
esto para él significó un gran sufrimiento. Por dote. Aquí en Argentina, en Mercedes, está el
eso lo llamaba la “pastoral del no”. Instituto Secular Misioneras de Jesucristo Sa-
El Señor lo probó muy fuertemente, sobre cerdote, que lo consideran su fundador.
todo los últimos años de su vida. La metásta- Todos los primeros jueves de mes eran
sis de sus huesos se extendía y no podía cami- para rezar por las vocaciones. Él se pasaba lar-
nar, ni leer. Una metástasis estaba ubicada en gas horas frente al Santísimo. Sentía la necesi-
el occipital y por eso veía doble, en vertical y dad de rezar por los sacerdotes y las vocacio-
en horizontal. Y él se preguntaba “¿Qué estoy nes. Lo vemos también en sus escritos. A los
haciendo aquí? No puedo rezar, no puedo leer, jóvenes, también, les hablaba del sacerdocio
no puedo ver, no puedo rezar ni el breviario…” en los foros internacionales
Eso fue su gran sufrimiento. Pero lo llevó con Recuerdo su escrito sobre la alegría de ser
gran dignidad, con fe y con gran esperanza. sacerdote y sus deseos… “Cómo quisiera yo
Los últimos días nos hablaba a nosotros como poder entregar la antorcha a los que vienen de-
si estuviera próxima su entrada al Cielo. Un trás y la alegría de la fidelidad, de decir que sí
día vino a verlo un amigo al que se le había al Señor”.
muerto la abuelita hacía un mes. Y el cardenal
le decía: “Renato, esta tarde veo a tu abuelita, ¿Cuál sería el mensaje del Cardenal Pi-
¿qué quieres que le diga?” Ya él presentía la ronio hoy?
presencia de Dios.
Creo que el Cardenal no cambiaría su
Siguiendo con el tema de los sacerdotes, mensaje por ninguna circunstancia temporal.
¿es cierto que él hizo unos votos secretos, en Creo que el mensaje que él trato de dejar no
algún momento de su vida, de estar cerca de tiene época. Les insistiría a los sacerdotes que
los sacerdotes y de ayudarlos? demostraran la alegría de seguir a Cristo. De-
mostrarlo con la vida y con la sola presencia,
Lo contó varias veces y también está es- esto quiere decir no caer en el desaliento, no
crito en un artículo sobre los 50 años de su sa- caer en el desanimo, no caer en la pereza espi-
cerdocio. Es la promesa que le hace a San Pio ritual, no caer en la soledad sacerdotal.
X, de encomendar siempre a los sacerdotes y Él hablaba mucho de la soledad sacerdotal,
dedicar su vida a los sacerdotes, en cuanto su no solo física como la del sacerdote que ejerce
ministerio se lo permitiera. Creo que es algo su ministerio en la montaña, en un pueblito,
que él traía siempre muy metido en su vida sino incluso de la soledad en medio de la ciu-
Fue formador de sacerdotes ya desde el semi- dad. Creo que el mensaje no cambiaría. Que el
nario de Mercedes. Él se fue a estudiar a Roma sacerdote demuestre siempre la alegría de ser
en 1953 para terminar su ciclo de formación sacerdote y la transmitiera. Que el sacerdote
teológica. Pero antes de volver dedicó tres me- sea presencia de Dios entre sus hermanos.
ses a visitar los grandes seminarios de Italia, Estos son los dos puntos en el que el Car-
de España, de Francia. Quería ver distintas denal insistía e insistiría hoy. Ser hombre de
realidades de formación para poderlas integrar Dios, ser hombre de la Iglesia, y ser hombre
aquí en Argentina. Y después es lo que trató de de los hombres. Eso era lo que él sentía, y lo
hacer en Villa Devoto. transmitía en todos los retiros que predicaba a
La promesa que le hizo a San Pio X es los sacerdotes. Y se ve que desde un principio
la de rezar siempre por los sacerdotes. Y esto era algo que lo atraía teniendo en cuenta su
lo vimos siempre en su vida. Un carisma sa- lema episcopal: “Cristo entre nosotros, espe-
cerdotal muy presente. Por ejemplo cuando ranza de la gloria.”
ayudó a una comunidad colombiana que había Para él, el sacerdote tenía que ser entre los
sido fundada por una Madre, pero que esta- hombres esperanza de la gloria. La esperanza
ban revisando cuál era su tarea específica y su sostenida en la presencia de Dios, a quien nos
carisma. Cuando era secretario del CELAM, hemos consagrado y por lo tanto ser felices.
entró en contacto con ellas, las ayudó hasta el Yo creo que este es el mensaje.

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ESPIRITUALIDAD

[ P b r o . J o s é M a r í a R e c o n d o ]
Diócesis de Morón *

El cardenal Eduardo
Pironio,un testigo de
esperanza
en tiempos difíciles
Es pertinente recordar que esta exposición, al igual que las dos que le siguen, fueron hechas
en el marco de un encuentro nacional de sacerdotes que organizó la Comisión Episcopal de Minis-
terios de la Conferencia Episcopal Argentina en Villa Cura Brochero (Córdoba), que reunió a 530
presbíteros y a 32 obispos de la Argentina.
Al terminar cada una de las exposiciones, después de un prudente tiempo de descanso, se
propuso la lectura de algunos textos escogidos del Cardenal Pironio, que se encuentran en los
apéndices que acompañan estas conferencias. La idea era dejar que él nos hablara, e iluminara
nuestra experiencia sacerdotal desde su sabiduría. Las exposiciones querían ser una introducción
a esa “escucha”, asociando la problemática que vemos en la vida sacerdotal hoy día, con el tema
propuesto para este encuentro: “Alegres servidores de la esperanza”. Las charlas querían ser en-
tonces una invitación o una provocación a leer nuestra realidad sacerdotal, dejándonos iluminar
por el testimonio y los escritos del Cardenal. Después de ese momento de encuentro con Pironio,
en un tercer momento se realizó un intercambio por grupos de las resonancias que el tema había
tenido en cada uno.
Algo que fue señalado y que vale la pena recordar también es que en esos días gozamos
de una gracia, que fue la compañía providencial de dos hombres de Dios: el Cura Brochero y
el Cardenal Pironio. Dos testimonios sacerdotales que iluminan hoy nuestro camino en el mi-
nisterio. Dos hombres que en esos días compartidos no fueron sólo un recuerdo sino –estamos
convencidos- una presencia.

I. testigo de esperanza en tiempos difíciles


1] Es importante, al leer a Pironio, adver- No siempre, lamentablemente, quien es porta-
tir que más allá de la iluminación que ofrecen dor de este nombre es un conocedor de Dios.
sus escritos u homilías, hay algo detrás de sus Von Balthasar tiene a este respecto una lúcida
palabras –a modo de metamensaje- y que da
un tono a menudo místico a sus enseñanzas, y 
Hace poco, Mons. Giaquinta en la misa en la que asu-
que tiene que ver con su experiencia de Dios. mió su cargo el nuevo decano de Teología de la UCA de-
Pironio era ante todo –en el sentido no ya téc- cía: “Sin adorar la gloria de Dios, es imposible obtener
nico sino etimológico del término– un “teo- una comprensión verdadera de sus misterios, ni ilumi-
logo”, es decir, alguien que conocía a Dios. nar con ellos las realidades humanas, ni tampoco hablar
de ellos a los hombres de nuestro tiempo con lenguaje
adecuado. Es decir, sin adoración es imposible hacer
* Actualmente se desempeña como Rector de la Iglesia Teología. Ni en la cátedra, ni en ningún otro campo del
y el Colegio Argentino en Roma apostolado que abracen”, advirtió.

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ESPIRITUALIDAD

distinción, cuando señala que no es lo mismo


Pironio es alguien que sabe por-
saber que conocer. Porque se puede saber de
oídas o sólo teóricamente, mientras que el co- que ha conocido. Que ha conoci-
nocimiento, en cambio, supone contacto, pre- do a Aquel de quien habla. Que lo
sencia, encuentro. Si nos preguntaran si sabe-
“ha tocado”. O, mejor, que se ha
mos quién ha sido el Cura Brochero, diríamos
que sí, pero si después nos preguntaran si lo dejado tocar. Porque ha hecho
hemos conocido, responderíamos que no. la experiencia del encuentro
Pironio es alguien que sabe porque ha
conocido. Que ha conocido a Aquel de quien tifica el ardor con el entusiasmo –no entendido
habla. Que lo “ha tocado”. O, mejor, que se ha en sentido etimológico, lamentablemente, sino
dejado tocar. Porque ha hecho la experiencia psicológico-. Casi parece entonces un manda-
del encuentro. Como Moisés en el desierto, to voluntarista. Cuando en realidad, si no hay
Pironio hizo la experiencia de la zarza ardien- nuevo ardor –recibido de una “quemadura”-
te (cf. Ex 3,1-6.9-12), que en realidad, no se como fruto del contacto con Dios, todo lo de-
reduce a un instante, sino que va tomando de a más se reduce a un aparato que no le dice nada
poco, como el fuego, toda la vida. Es alguien al mundo, por más que se afinen las estrategias
que se dejó quemar y que expresó ese ardor de marketing. Como en Moisés, sólo el con-
tanto a través de sus palabras como en su vida tacto con la zarza ardiente puede sostener au-
sacerdotal. Y el testimonio de ese ardor, que ténticamente una misión. De esto Pironio nos
proviene de una quemadura recibida por el ofrece un testimonio precioso... y nos ayuda a
contacto con Jesús sea en el Tabor o en el Cal- recordar que sin el contacto con Jesús no habrá
vario es, a mi entender, lo más valioso e ilumi- nuevo ardor. Ni tampoco verdadera esperanza
nador que Pironio nos deja para nuestra vida cristiana, pues ambas cosas provienen de una
sacerdotal. Cuando uno lee sus escritos se en- experiencia teologal. Podrá haber previsiones
cuentra con textos realmente preciosos, pero optimistas respecto del futuro. La esperanza
también uno puede ver que él nunca preten- cristiana es otra cosa. Cuando empezamos a
dió desarrollar una doctrina sistemática. Don- distanciarnos de la zarza ardiente, fácilmen-
de habló de modo más sistemático fue con su te nos convertimos en teólogos de escritorio,
vida. Y allí encuentran origen muchas de sus tecnócratas de la pastoral, funcionarios de una
reflexiones: en su experiencia vital, iluminada organización. No nos hagamos ilusiones de
por la palabra de Dios y vivificada por su trato convencer a nadie. Jesús es el único que pue-
con el Señor y con su pueblo. de poner fuego en nuestros corazones, “que-
marnos” con su Espíritu, cosa bien distinta al
2] En Moisés fue precisamente el contacto empeño o entusiasmo meramente humanos. Y
con la zarza ardiente (y la escucha de la pala- nadie que haya sido llamado verdaderamente
bra) lo que dio origen a su misión, y lo que le a consagrarse deja de tener brasas de esta ex-
permitió hacerse servidor de la esperanza de periencia fundante en su corazón. Desde allí
su pueblo. Nosotros solemos repetir, siguien- se puede volver a partir cuantas veces sea ne-
do a Juan Pablo II, que la Nueva Evangeliza- cesario. Entrar en contacto con Pironio es una
ción ha de ser nueva en sus métodos, en su invitación a volver a tocar las brasas.
expresión y en su ardor. Y fácilmente se iden-
3] Un tópico permanente en sus escritos,

Cuando él afirma, por ejemplo, que la autenticidad de retiros y homilías era el tema de la esperanza.
la oración se verifica por el crecimiento de la generosi- Y esto respondía en él a una actitud, no sólo a
dad de la caridad, la fortaleza frente al dolor, y la sere- una idea. Más aún, él decía que la esperanza
nidad, la paz del corazón, habla de una experiencia. No
es “el modo de ser cristiano”. Y él supo dar
es conclusión de un silogismo ni de una investigación
intelectual, sino algo que él conoció por su propia ex-
periencia personal y pastoral. Y cuando lo escuchamos 
E. PIRONIO, Queremos ver a Jesús (Retiro en el Vatica-
y resuena algo en nosotros, no es porque lo hayamos no, 1974), Madrid 1980, 260. Cf. L. GERA, Testigo de la
leído antes en alguna otra parte, sino porque alguna vez esperanza en las puertas del tercer milenio, en AA.VV.,
lo hemos experimentado. Cardenal Eduardo F. Pironio. Un testigo de la esperan-

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razón de su esperanza (1 Ped 3,15), confesarla Nuestro mensaje por momentos parece de-
y trasmitirla. Él sabía que sólo pueden dar es- masiado frágil frente a la dureza de los hechos.
peranza los que la tienen, y cuando la dan a los Diría incluso que uno se expone a parecer un
demás, reafirman la suya propia. poco ingenuo cuando habla de esperanza en
En un Capítulo General en Roma en el determinados contextos. Muchas personas se
año 1982, les hacía este comentario a unas re- quejan de haber llegado al límite, de sentirse
ligiosas: “No dudo que quieren tener jóvenes vacías, desmotivadas, como cercadas por ho-
y nuevas vocaciones. La razón más profunda rizontes desalentadores. Incluso uno puede
que alimenta este deseo no es otra que su con- verificar que se ha ido instalando en algunos
vicción de que las jóvenes les darán esperan- ambientes clericales un sordo malestar, una
za, alegría y ganas de comprometerse en la sensación de disgusto difuso respecto de la
misión. Pero querría advertirles una cosa: los institución, del propio ministerio, de la vida
jóvenes sólo se juntan a los grupos que tienen que se lleva. Por eso digo que cuando uno mira
esperanza. Son ellos los primeros en necesi- un poco a su alrededor, la sensación térmica de
tarla. Si ustedes no la viven, tienen las puertas la esperanza habla de temperaturas bajas. Con
cerradas para la llegada de las jóvenes a sus señales si no de invierno, al menos de otoño.
comunidades”. La esperanza se hace difícil.

4] Predicando los ejercicios espirituales 5] Ahora bien, ¿no forma parte de la espe-
en la Curia romana en 1974, Pironio decía que ranza el hecho de que “cueste”? La esperanza
siempre fue necesario hablar sobre la esperan- es precisamente en lo difícil, en lo arduo, don-
za, pero que era particularmente urgente en- de encuentra su campo específico. Es precisa-
tonces porque eran “tiempos difíciles”. Hoy mente cuando la realidad humana contradice
podríamos decir otro tanto. Cuando uno mira nuestras expectativas cuando se hace necesaria
un poco a su alrededor, uno se encuentra con la esperanza evangélica. No cuando podemos,
mucha incertidumbre y preocupación, con un sino cuando ya no podemos. Se trata, pues, de
futuro lleno de nubarrones, tanto en el plano abrirnos en la esperanza a recibir lo que Dios
político como en el económico-social de la quiere darnos -sin hacer prevalecer ni reducir-
vida nacional. Y en relación con la vida ecle- nos a lo que nosotros podemos lograr-. La lec-
sial –en el sentido más amplio del término-, tura de los signos de los tiempos no tiene por
uno puede llegar a desalentarse ante un marco objeto estar atentos sólo ni primariamente a lo
cultural crecientemente secularista y relativis- que Dios quiere que hagamos sino, antes, a lo
ta, en donde pareciéramos no poder incidir en que Dios muestra que quiere darnos.
sus raíces con nuestras fuerzas evangelizado- La esperanza cristiana no se sostiene so-
ras, gran parte de la juventud aparece domina- bre previsiones meteorológicas alentadoras, ni
da por la indiferencia, se percibe a veces una a nivel eclesial ni a nivel político o económi-
sensación de inadecuación eclesial respecto de co-social. Tampoco sobre los resultados exito-
la problemática que ofrece nuestro tiempo, a sos de nuestros planes pastorales. O sobre el
lo que se le suma el abandono del ministerio número de personas que nos siguen. O sobre
de hermanos nuestros, algunos muy amigos, los sondeos de opinión respecto de la Iglesia.
el desencanto de otros, la disminución del nú- Todos estos son motivos secundarios de la es-
mero de vocaciones y el “achicamiento” de los peranza. El motivo fundamental de la esperan-
Seminarios… Casi como la sensación que tie- za no está en lo que nosotros podemos sino en
ne un ejército en retirada. lo que Dios puede hacer en nosotros o través
nuestro.
za, Buenos Aires 2002, 425-436. Ver también P. M. ET-
CHEPAREBORDA, Un pastor que anima la esperanza del “Tenemos motivos para esperar.pero la es-
pueblo: El cardenal Pironio y la esperanza, “Pastores” n. peranza cristiana no se apoya en los talentos o
22 (2001) 7-12.

Cf. J. M. ARNAIZ, Pironio: Contagiar la fe en el mundo la fuerza de los hombres. Sólo se apoya en la
de hoy viviendo la esperanza, Buenos Aires 2007, 183. bondad del Padre, para quien nada es imposi-

Citado por J.M. ARNAIZ, o. c., 183. ble (Lc 1,37), en la muerte de Cristo que dio su

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ESPIRITUALIDAD

vida para reconciliarnos (Col 1,20) y en la ac- Y precisamente porque la esperanza se


tividad incesantemente renovadora del Espíritu sostiene sobre el valor de la fidelidad, hay que
Santo que nos ha sido dado (Rom 5,5)”. decir que, en una atmósfera cultural en la que
prevalece lo provisorio y asistimos a la crisis
6] El cimiento de la esperanza, en defini- de la lealtad en ámbitos muy diversos (el ma-
tiva, es la fidelidad de Dios, del Dios que pro- trimonio, el sacerdocio o la vida consagrada,
mete salvarnos y estará siempre con nosotros la amistad, el trabajo, la política, los negocios,
hasta el fin de los tiempos. Esto vale también etc.), no será posible recuperar la consistencia
para nuestra vida personal. Si recorremos en de la esperanza si no recuperamos el valor de
la Biblia los relatos de vocación y misión, en- la fidelidad. No basta la fidelidad de Dios, si
contraremos una constante: del lado de los lla- nosotros no aprendemos de Él a ser fieles. De
mados hay siempre temor, inseguridad, sensa- lo contrario, sería como abrir los eslabones de
ción de desproporción frente a la empresa que la cadena con la que estamos anclados a Él;
les esperaba. Y la otra constante es que Dios como si deshiciéramos el trenzado de la cuer-
nunca suprime el problema, ni tampoco busca da con la que nos sostiene… Pironio sabía de
convencer a quien llama respecto de sus cuali- esperanza porque era un hombre fiel.
dades, ni anuncia que será exitoso. La respues- Sabemos que no está de moda hoy lo de-
ta es siempre la misma: “No tengas miedo. Yo finitivo... Y es todo un signo que, en una so-
estaré contigo”. Siempre es igual. Nosotros ciedad y una cultura caracterizadas por lo re-
buscamos seguridad, y él nos pide confianza. vocable, nuestro compromiso sea definitivo.
Nos obliga a cambiar de registro. De lo con- Que sigamos creyendo en lo irrevocable. En
trario, inevitablemente prevalecerán el miedo el fondo, estamos diciendo que seguimos cre-
o el desaliento. Se trata de dejar de mirarnos a yendo en Dios, que jamás ha quebrantado una
nosotros mismos para mirar en cambio a Dios. alianza. Por eso nos atrevemos a lo definitivo:
Por eso, cuando se debilita nuestra esperanza, no por un sentimiento de autosuficiencia sino
quizá la primera pregunta que deberíamos ha- porque “Dios no se muda”, y vemos decirle a
cernos es qué estamos mirando. Si no hemos sus elegidos a lo largo de toda la Biblia: “No
abandonado o al menos descuidado el tiempo temas; yo estaré contigo”.
para ponernos delante de él y mirarlo. En realidad, cuando, invitados por Dios,
A medida que pasa el tiempo yo valo- asumimos los cristianos un compromiso para
ro cada vez más este atributo del Dios bíbli- siempre -tanto en el matrimonio como en la
co que es su fidelidad. A medida que uno va vida sacerdotal o consagrada-, no estamos
purificando la imagen de Dios de los rasgos diciéndole al mundo que nos sentimos omni-
mágicos que casi inevitablemente tiene en un potentes o invulnerables; por el contrario, nos
comienzo (y que se resisten a partir), a medida presentamos como vasos de barro (cf. 2 Co 4,
que uno se deja superar por el misterio y se 7), pero sabiendo que el Señor se hace fuerte
hace peregrino del Absoluto en la oscuridad en nuestra debilidad (cf. 2 Co 12, 9-10). Si no
de la fe, a medida que uno empieza a rendirse somos suficientemente conscientes de esto en
(como los primeros discípulos) frente al modo el momento en que nos ordenamos, la vida se
pascual que ha elegido Dios para salvarnos y encarga de dejárnoslo claro, de hacernos saber
que nos introduce en el misterio de la Cruz, lo frágiles que somos, pero también de hacer-
entonces la fidelidad de Dios es para nosotros nos saber lo firme, lo fiel que es Dios.
todo, el ancla que nos sujeta a él, lo único que Y la fidelidad del Dios cristiano consiste,
nos permite edificar sobre la roca, la certeza por un lado, en que su misericordia nunca se
que, cada vez que volvemos a ella después de agota, y por otro lado, en que su llamada a la
verificar nuestra fragilidad, nos ofrece descan- santidad nunca deja de resonar en el corazón
so, serenidad, paz profunda en medio de cual- del que busca con sinceridad una vida evangé-
quier temporal. La certeza de que él siempre lica. Esto es lo que nos permite seguir soñando
está: “Yo estaré contigo”. siempre, no obstante la precariedad de nuestro
andar. Soñando con una vida verdaderamente

E. PIRONIO, Alegría cristiana, Buenos Aires 1978, 23. evangélica, a pesar de vernos tantas veces in-

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ESPIRITUALIDAD

coherentes, no estando siempre a la altura de peligrar y caer a San Pedro: «Aunque todos
lo que Dios sueña para cada uno de nosotros. se escandalicen de Ti, yo nunca me escandali-
Alguna vez escuché una preciosa frase zaré» (Mt 26,33). En definitiva, el rico, el que
dicha por Pironio en este sentido: “Que cada se siente seguro en sí mismo, no necesita del
mañana te levantes con el deseo loco de ser Señor. Por eso nunca podrá creer de veras en
santo, y cada noche te acuestes con la seguri- Dios, cuya esencia es la bondad y la miseri-
dad de haber sido perdonado”. cordia del perdón”.
Por eso, el hecho de que siga habiendo
compromisos definitivos a la vida matrimo- La pobreza y la esperanza hacen centrar
nial, a la vida consagrada, y a la vida sacerdo- nuestros deseos y seguridad en Jesucristo. La
tal, será siempre un signo de esperanza en el pobreza nos abre a él como Salvador. Y la es-
caminar por la historia del Pueblo de Dios. peranza nos hace tender hacia su encuentro.

7] Esperanza, pobreza y contempla- El otro pilar que Pironio señala junto a la


ción: Es interesante comprobar que, según pobreza para enfrentar los tiempos difíciles en
Pironio, los tiempos se vuelven particular- la esperanza es la contemplación. Parte de
mente difíciles cuando estamos demasiado la expresión paulina, que da origen al lema de
seguros de nosotros mismos y de ese modo no este encuentro: “Sean alegres en la esperanza,
damos espacio a Dios a causa de nuestra fal- pacientes en la tribulación, perseverantes en
ta de pobreza. Por ejemplo, dirá él, “cuando la oración” (Rom 12,12).
en la Iglesia algunos creen que son los úni- Pironio recuerda que nos angustiamos
cos pobres y que han entendido el Evangelio, y desesperamos cuando no tenemos tiempo
que han descubierto el secreto para hacer más y tranquilidad para rezar. Porque la contem-
transparente y cercano a Jesucristo o que son plación nos hace descubrir el plan de Dios y
lo únicos verdaderamente comprometidos con el paso del Señor por la historia, la actividad
la liberación del hombre, mientras otros sien- incesantemente recreadora del Espíritu. Y “un
ten que son los únicos fieles a la riqueza de la verdadero contemplativo nos hace comprender
tradición o se sienten maestros infalibles de tres cosas: que lo único que importa es Dios,
sus hermanos”. […] Las tensiones se originan que Jesús vive entre los hombres y peregrina
con frecuencia por el pretendido derecho a la con nosotros hacia el Padre, que la eternidad
exclusividad de la verdad y de la santidad. La está empezada y marchamos con Cristo hacia
paz sólo se da entre corazones disponibles; y la consumación del Reino” (1 Cor 15,24)”.
la disponibilidad supone la pobreza”. La contemplación nos hace presente el
Para afrontar los tiempos difíciles –dirá Señor en los momentos difíciles: «Soy yo,
Pironio-, para superarlos en la fecundidad y no tengan miedo» (Mc 6,50). Y nos abre a
la fuerza transformadora de la esperanza, hace los hermanos: «Todo lo que a ellos hicieren,
falta ser pobres. Sólo los pobres saben esperar me lo hacen a mí» (Mt 25,40). Y también nos
porque ponen sólo en Dios toda su confianza. pone en contacto vivo con la Palabra de Dios,
La esperanza cristiana se apoya en la omnipo- donde saboreamos la historia de la salvación y
tencia y en la bondad de Dios. Y para apoyarse aprendemos a gustar cómo Dios «ha visitado
en Dios hace falta ser pobre. y redimido a su pueblo» (Lc 1,68). En la escu-
cha humilde y dócil de la Palabra de Dios se
“Una manifestación clara de la falta de nos comunica, siempre en el claroscuro de la
pobreza es la seguridad en sí mismo y el des- fe, qué quiere Dios de nosotros, por qué suce-
precio de los otros. «Te doy gracias, Señor, den ciertas cosas, qué tenemos que hacer para
porque no soy como los demás hombres» (Lc cambiar la historia.
18,11). Es el mismo pecado de excesiva segu- Hablando de la relación entre contempla-
ridad personal que, aún en medio de la sin- ción y esperanza desde el revés de la trama, es
ceridad de su amor por el Maestro, le hace

Ibid.

Ibid., 3. 
Cf. Ibid.

PA S T O R E S
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ESPIRITUALIDAD

preciso decir que muchas veces se abandona la ce esa distorsión de la entrega pastoral que es
oración no tanto porque falta voluntad o com- la agitación del activismo. Hay algo interno
promiso, sino porque se pierde la esperanza. que no nos permite detenernos, si no queremos
Uno no cree ya posible alcanzar lo que busca- experimentar la mordedura del sinsentido, de
ba. A veces la pérdida de la esperanza en la vida esa forma sorda de la desesperación que es el
de oración puede provenir de haber apostado tedio, la ausencia de motivación, si no quere-
todo a nuestro esfuerzo, a unas técnicas que mos –como decía el joven cura de Ambricourt,
acaban reemplazando la acción de Dios hasta creado admirablemente por Bernanos- que ese
abandonarnos en nuestra impotencia. De aquí polvo fino y tenue del que huimos no nos cu-
que Jesús no presente ninguna técnica sino la bra, pues “basta detenerse unos instantes para
sola recomendación de perseverar. Nos invita que recubra el rostro, el cuerpo, las manos.
de este modo a seguir, a partir de lo que somos Hay que moverse sin cesar para sacudir esa
capaces de recibir, más que de lograr: “Si us- lluvia de ceniza y acaso sea ésta la causa de
tedes que son malos saben dar cosas buenas a que el mundo se halle tan agitado”11.
sus hijos, cuánto más el Padre del Cielo dará Con el enfriamiento de la esperanza pue-
el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan” de apagarse asimismo la ilusión por el ejer-
(Lc 11,13). A menudo el camino se hace estre- cicio concreto del ministerio. No es raro que
cho, árido, cuesta arriba, y uno puede tener la asome en esas circunstancias la búsqueda de
sensación de haber agotado la cantera, de estar compensaciones que nos ayuden a sobrellevar
en uno de esos caminos muertos que acaban en el desasosiego y la experiencia de vacío en lo
la espesura del bosque, sin salida. O nos asalta profundo de nuestras vidas. Buscamos, enton-
la impresión de no haber sabido nunca rezar. ces, no siempre conscientemente, algo que nos
saque de allí, que pueda ilusionarnos aunque
Jesús nos aviva la esperanza cuando nos dice:
más no fuera fugazmente. Y aparecen a veces
“Pidan y se les dará, busquen y encontrarán,
proyectos de estudio o de actividades paralelas
llamen y se les abrirá...” Esto tendríamos
a nuestra vida ministerial que en lugar de dar
que repetírnoslo cada vez que nos ponemos a
más consistencia a nuestro corazón sacerdotal
rezar. Porque como decía antes, las desercio-
nos lo debilitan y profundizan una sensación
nes, en la vida de oración, vienen mucho más
de fragmentación personal. Todo esto no es
de haber dejado de buscar, que de la falta de
ajeno al debilitamiento de la esperanza.
tiempo o de voluntad. Y uno deja de buscar -en
cualquier orden de la vida-, cuando uno deja
9] Pironio, haciéndose eco de las enseñan-
de esperar; cuando uno ya no tiene la ilusión
zas del Vaticano II y del magisterio de Pablo
de encontrar, o de recibir. El hecho de ya no
VI (sobre todo en “Evangelii Nuntiandi”),
rezar, en la vida sacerdotal o en la vida cristia-
insistirá en que la esperanza cristiana es a la
na, responde, por ello, antes al debilitamiento
vez intrahistórica y trascendente, y por ello
de la vida teologal que a un debilitamiento de advierte sobre un doble peligro que corre el
la vida moral. Ya no esperamos (recibir, en- cristiano. Por una parte, instalarse en el tiem-
contrar). La clave es aceptar, luego, que no po; por otra parte, evadirse de él12. Recorde-
“encontraremos” ni “recibiremos” ni “se nos mos que su enseñanza tiene lugar en un con-
abrirá”, quizá, cuando nosotros pretendamos texto en el que diversas ideologizaciones del
ni del modo que tal vez deseamos, sino en el evangelio llevaron a polarizaciones concretas
momento y de la manera en que Dios dispon- a este respecto.
ga. Debemos, pues, “aprender a tener -en ca- En aquellos momentos difíciles, de mucha
lidad, modo y duración- aquella oración que confusión y contestación, Pironio nunca nece-
Dios [nos] dé; ni más, ni menos, ni otra”10. sitó decir nada raro para trascender. Es más, en
un tiempo en el que se sacrificaron verdades
8] Cuando la esperanza teologal se va re- en el afán de crecer en el compromiso con la
secando en nuestro corazón sacerdotal, apare-
11
G. BERNANOS, Diario de un cura rural, Barcelona
10
J. M. IRABURU, Espiritualidad católica, Madrid 1982, 1952, 5.
733. 12
Cf. E. PIRONIO, Queremos ver a Jesús, 260.

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ESPIRITUALIDAD

Historia, él en cambio mantuvo siempre viva esperanza. No es que debemos esperar a pesar
su apertura a los signos de los tiempos sin por de la Cruz sino a causa de la Cruz. ¿En qué
ello negociar jamás su fe. Consciente de que sentido? Ante todo, la esperanza nace de la
recortar el Mensaje no acelera la venida del Cruz de Jesús. Porque precisamente en razón
Reino sino que por el contrario la debilita. Y de que Jesús dio su vida en la Cruz, el amor
a su vez era consciente de que la fidelidad a ha triunfado sobre el egoísmo. La vida sobre
la fe no se sustenta en el miedo que lleva a la muerte. Si el amor ha triunfado sobre el
preservarla de la Historia sino, por el contra- egoísmo, entonces sí hay esperanza. Y lo que
rio, en ponerla en contacto con ella –como una parecía una enorme derrota se transforma en
llama que en su encierro se debilita y que, por una gran victoria.
el contrario, en el contacto con la brisa exte-
rior se agita y crece-. Esta actitud de apertura “Por su entrega incondicional al Padre
y diálogo con la Historia fue fuente de muchos en la cruz [Jesús] convierte la muerte en vida,
sinsabores y sufrimientos para Pironio dentro la tristeza en alegría, la servidumbre en liber-
de la misma Iglesia.
tad, las tinieblas en luz, la división en unidad,
el pecado en gracia, la violencia en paz, la
“Los tiempos difíciles exigen fortaleza.
desesperación en esperanza”14.
En dos sentidos: como firmeza, constancia,
perseverancia, y como compromiso activo,
Esto hará que la Pasión no sea para noso-
audaz y creador. Para cambiar el mundo
tros motivo de dolor o de desaliento, sino por
con el espíritu de las bienaventuranzas, para
el contrario motivo de alegría y de gratitud.
construirlo en la paz, hace falta la fortaleza
Porque lo que da sentido y valor a la Pasión no
del Espíritu. «Recibirán la fuerza del Espíritu
es el dolor sino el amor. Cuando los discípulos
Santo que vendrá sobre ustedes y serán mis
testigos» (Hch 1,8)”13. pensaban sólo en salvarse a sí mismos, cuando
los representantes del poder pensaban sólo en
10] Dice Pironio que la esperanza nace de salvarse a sí mismos, cuando incluso irónica-
la Cruz. Es curioso, porque a primera vista, mente más de una vez le dicen a Jesús que si
la cruz pareciera contradecir y en cierto modo él es el Cristo debería salvarse a sí mismo, él
desautorizar nuestra esperanza. Y, sin embar- revela no sólo quién es Dios sino también la
go, Pironio insiste en que de la Cruz nace la vocación que restituye la dignidad al hombre,
y que no es la de cuidar su propia vida en bus-
13
E. PIRONIO, Meditación para tiempos difíciles, Buenos
Aires 1976, 56. 14
Ibid., 32.

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ESPIRITUALIDAD

ca de salvarse a sí mismo, sino la donación de confianza y alegría interior”17. Lo explica, a


la propia vida por amor al Padre y a los hom- mi entender, del siguiente modo:
bres. La paradoja de la Cruz nos permite com-
prender que la única verdadera victoria en esta “A la luz del Misterio pascual de Jesús
vida es la del amor. Los únicos “ganadores” comprendemos que la esperanza cristiana
en esta vida son aquellos que han aprendido nace precisamente del corazón de la cruz.
a amar (sin eludir pasar por la cruz). Todos Cuando todo humanamente pareciera haber-
los otros son perdedores, no obstante lo que se terminado: «¿No sabíais que era necesario
puedan decir las apariencias, y aunque hayan que el Cristo padeciera eso y entrara así en
adquirido prestigio, sea en la vida mundana la gloria?» (Lc 24,26). Es difícil comprender-
o eclesial. Porque será justamente en esto en lo humanamente, es duro aceptarlo en carne
donde encontraremos la felicidad aquí abajo, propia; pero la esperanza existe, porque Jesús
y el modo como prepararemos la vida que nos murió y resucitó. Sólo pueden «dar razón de
espera junto a Dios en el Cielo. su esperanza» (1 Pe 3,15) los que saben sufrir
y tienen el privilegio de participar muy ínti-
“La cruz revela el amor, el amor explica mamente en la pasión del Señor. En la medida
la cruz; la cruz y el amor hacen posible e in- de nuestra participación en la cruz pascual de
defectible nuestra esperanza”15. Jesús crecerán nuestra alegría y nuestra es-
peranza”18.
Cuando Pironio se refiere a la cruz como
fuente de esperanza, él entiende hablar de la 11] No quisiera terminar sin aludir a la
cruz de Cristo y de la cruz de los hombres. presencia especial de María, según Pironio,
Pero él quiere hablar de esta relación desde en los tiempos difíciles:
su propia experiencia de cruz. Y causa cierto
vértigo a veces escuchar a Pironio hablando “La plenitud evangélica de los tiempos
de la cruz en su vida personal. Como ocurre difíciles está marcada por la presencia de
cuando uno escucha a san Pablo… Hombres María «de la que nació Jesús, llamado Cris-
que se han dejado tocar por la gracia y pue- to» (Mt 1,16). Cuando los tiempos difíciles
den vislumbrar por ello no sólo con la mente irrumpieron en la historia por el pecado del
sino con el corazón la fecundidad escondida hombre, María Santísima fue anunciada pro-
en ella, que pueden experimentar como una féticamente (Gn 3,15) como partícipe en la
certeza vital que “si el grano de trigo no cae salvación del hombre. Cuando la «llena de
en tierra y muere queda solo, pero si muere da gracia» (Lc 1,28) dijo que Sí, los tiempos difí-
mucho fruto” (Jn 12,24). ciles se convirtieron en tiempos de salvación.
En su testamento espiritual dirá: “¡Mag- Siguieron siendo difíciles –más marcados con
nificat! Agradezco al Señor el privilegio de
la cruz que antes: «será signo de contradic-
su cruz. Me siento felicísimo de haber sufrido
ción y una espada te atravesará tu alma» (Lc
mucho. Sólo me duele no haber sufrido bien
2,34-35)- pero no imposibles. Porque «para
y no haber saboreado siempre en silencio mi
Dios nada hay imposible» (Lc 1,37). Comenzó
cruz. Deseo que, al menos ahora, mi cruz co-
entonces el cambio de la tristeza en gozo, de
mience a ser luminosa y fecunda”.
la angustia en serenidad, de la desesperación
Y él experimenta la cruz como un don16.
en esperanza. Las tres frases del Ángel de la
Dice en otro momento: “Yo llevo cuarenta y
Anunciación a María son significativas: «Alé-
seis años de sacerdocio y veinticinco de obis-
grate», «No tengas miedo», «Para Dios nada
po, y cuando pienso que Dios me regaló siem-
hay imposible». Continúa en la historia esta
pre, providencialmente, la cruz, me da mucha
profunda invitación de Dios a la alegría, la
serenidad y la esperanza.
15
E. PIRONIO, La comunidad religiosa, ¿signo de la es-
peranza de la cruz? (Escrito inédito), 1. ¿Cómo serán los tiempos nuevos que el
16
Cf. C. APARICIO, La cruz, en AA.VV., Cardenal Eduar-
do F. Pironio. Un testigo de la esperanza, Buenos Aires 17
E. PIRONIO, Cristo entre nosotros, Madrid 1998, 41.
2002, 155-168. 18
E. PIRONIO, Queremos ver a Jesús, 260-261.

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ESPIRITUALIDAD

Espíritu ha reservado para nosotros? ¿Cómo Jesús comprendemos que la esperanza cristia-
serán los tiempos nuevos que nosotros mismos, na nace precisamente del corazón de la cruz.
como instrumentos del Espíritu, prepararemos Cuando todo humanamente pareciera haberse
para el futuro? Todo depende del plan de Dios, terminado: «¿No sabíais que era necesario que
descubierto en la contemplación, aceptado en el Cristo padeciera eso y entrara así en la glo-
la pobreza y realizado en la fortaleza de la ria?» (Lc 24,26). Es difícil comprenderlo hu-
disponibilidad. manamente, es duro aceptarlo en carne propia;
María nos acompaña”19. pero la esperanza existe, porque Jesús murió y
resucitó. Sólo pueden «dar razón de su esperan-
Apéndice I za» (1 Pe 3,15) los que saben sufrir y tienen el
privilegio de participar muy íntimamente en la
Textos escogidos del Cardenal Eduardo pasión del Señor. En la medida de nuestra par-
F. Pironio ticipación en la cruz pascual de Jesús crecerán
nuestra alegría y nuestra esperanza.”
“Siempre fue necesario hablar sobre la
esperanza. Pero hoy se hace particularmente Queremos ver a Jesús (Retiro en el Vatica-
urgente. El mundo necesita hombres contem- no, 1974), Madrid 1980, 259-260.
plativos y auténticos profetas de esperanza.
Uno de los signos trágicos del momento que •••
vivimos en el mundo es la falta de esperanza:
hemos perdido la confianza en el hombre (tal “La Iglesia de la esperanza es la Iglesia
vez también en Dios) y nos deleitamos descu- de la peregrinación; no nos escandalicemos si
briendo los aspectos negativos. No se trata de encontramos limitaciones y debilidades y aun
ser ingenuos o superficiales («todo va bien»), el pecado en la Iglesia. La Iglesia tiene que ser
sino de ser profundamente realistas («hemos purificada y constantemente renovada por el
sido salvados en esperanza»: Rom 8,24). Esta Espíritu.
falta de esperanza se da también dolorosamen- “La hermosa descripción que hace San
te en el interior de la Iglesia: o porque nos ins- Juan de la Iglesia en el Apocalipsis se refiere a
talamos en el tiempo, perdiendo la perspectiva la Jerusalén celestial, a la Iglesia de la escato-
de lo eterno; o porque nos evadimos del tiem- logía, que bajará un día del cielo.
po, haciendo de la esperanza una espera pasiva “Mientras tanto, la Iglesia que nosotros
y ociosa, una simple resignación negativa; o formamos es la Iglesia del tiempo, la Iglesia
porque nos dejamos invadir por el pesimismo, imperfecta, la Iglesia pecadora. Es una Iglesia
nos paraliza el miedo y no podemos superar que va haciéndose; por eso no nos escandali-
«el escándalo de la cruz». En el fondo, no cemos ante sus debilidades y pecados; somos
creemos que Cristo resucitó y vive. la Iglesia de la peregrinación; pero, precisa-
“Nos hace falta a todos vivir en la esperan- mente porque estamos en camino, tenemos
za (ser «alegres en la esperanza»: Rom 12,12), que ir caminando nosotros también. La Iglesia
respirar en la Iglesia un clima más hondo de es- no está hecha del todo y la tenemos que ir ha-
peranza, predicarla a los hombres (sobre todo, ciendo cada día.”
a los jóvenes) como modo de ser cristianos y
de superar los momentos difíciles. Se nos pide Consagrados en la Iglesia, Madrid 1984,
ser verdaderamente los «testigos de la resurrec- 151-152.
ción». Quien ha conocido de veras a Jesucristo
no puede vivir «sin esperanza y sin Dios en el •••
mundo» (Ef 2,12).
“La esperanza ilumina el misterio de la cruz “Podemos fracasar en apariencias. Pero
y de la muerte. A la luz del Misterio pascual de fundamental­mente nunca fracasamos. Pode-
mos fracasar como ­ individuos, pero nunca
19
E. PIRONIO, Meditación para tiempos difíciles, como miembros de la Iglesia y del Cuerpo
67-68. Sacerdotal de Cristo. Puede fallar una tarea o

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un método, pero nunca el apostolado mismo o los esfuerzos individuales y las organizaciones
el sacerdocio. Todo lo hace Cristo en nosotros apos­tólicas! Surgen apóstoles laicos formida-
para la edificación de su Cuerpo. bles y sacerdo­tes de original inquietud apostó-
“Sin haber llegado a la plenitud del des- lica. Pero el mundo no se convierte.
aliento, pode­mos haber perdido, los sacerdo- “Existe una gran tentación de desesperar.
tes, la riqueza interior y el dinamismo vital de Sin embar­go, estamos en la hora providencial
la esperanza. (La alegría teologal de la espe- de la esperanza. Quizá porque estamos en la
ranza! El mundo nos ha contagiado un poco hora de la angustia. El Papa ha dicho recien-
su desilusión y su amargura. Vivimos un poco temente que estamos en una primavera de la
derrotados y trabajamos por compromiso -con historia y de la Iglesia.
Dios o con los hom­bres- o por inercia. Pasan
los años y no hemos realizado nada serio, no Reflexiones sobre la esperanza sacerdo-
hemos encontrado la forma de realizar nues- tal, en Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992,
tra vocación concreta, de canalizar nuestras 35-36.
inquie­tudes o de actualizar nuestros talentos.
“Demasiado entregados a la acción -más •••
por tempera­mento o entusiasmo que por ubi-
cación sobrenatural-, terminamos por agotar- “Hay un clima general de desaliento y de
nos física y espiritualmente, por cansarnos de tristeza en los sacerdotes. Entre los mejores, la
la acción y por hastiarnos de nosotros mismos. sensación de que la hora de Jesús se retarda
La revelación progresiva de nuestra miseria y demasiado. Pero hay síntomas evidentes de su
la manifestación providencial de nuestros fra- próxima venida. Y en cierto modo ya esta­mos
casos pue­den salvarnos y ubicarnos. Nuestra viviendo su real presencia.
existencia, nuestra misión y nuestro ministerio “La crisis de alegría y de esperanza es ge-
son esencialmente sobrena­turales. La felicidad neral: síntoma de la época que vivimos. Para
-que es el término de la esperanza­- la tendre- los sacerdotes esta crisis se concreta en lo si-
mos en la medida en que realicemos con gene­ guiente:
rosidad progresiva nuestro sacerdocio, en la “Sensación de estar desubicados. De no
medida en que vivamos normalmente lo sobre- estar donde debiéramos estar y donde nos pa-
natural. Ordinaria­mente el desaliento se origi- rece que podríamos rendir más y podrían de-
na de una impaciencia hu­mana no lograda. sarrollarse mejor nuestros ta­lentos. Vivimos
“Hay un desaliento personal del sacerdo- añorando otros momentos y otros pues­tos.
te: ver que su palabra resbala o que su acción Puede ocurrir también la sensación de una
no transforma. Tiene la impresión de que todo desubi­cación más profunda e irremediable: la
lo que hace es estéril, y quisiera no hacerlo de nuestra ­propia vocación.
más o hacerlo de otra manera. Así va proban- “Sensación de haber fracasado. Surge al
do distintas formas de ministerio o distintos cabo de algu­nos años de sacerdocio y se ma-
métodos de apostolado o distintas clases de nifiesta en dos aspectos: el personal de nues-
predicación. No tiene paciencia de esperar la tra santidad y el ministerial de nues­tra tarea
hora de Dios y no se resigna a las limitaciones apostólica. Siempre insatisfechos y desconten­
normales de su miseria. tos de nosotros mismos: o porque no hemos
“Hay también un desaliento colectivo: ver realizado el ideal de santidad que nos había-
que la ­ eficacia de la Iglesia es mínima en el mos fácilmente imagina­do o los planes apos-
mundo, que las estructu­ras temporales conti- tólicos que habíamos soñado en el Seminario.
núan impenetrables al Mensaje, que la ciudad A veces Dios permite esta sensación como una
de los hombres -de la técnica, del arte, de la permanente Cruz de nuestro sacerdocio: que
cultura- se construye totalmente al margen de lo hace fecundo e impide que nos mediocrice-
la ciudad de Dios, que los hombres acentúan mos. Pero a veces es una sensación demasiado
su indiferencia ­práctica frente al misterio so- humana que termina por a­plastarnos.
brenatural de la Iglesia, del sa­cerdocio, de los “Impresión de no ser comprendidos: por
sacramentos. (Y sin embargo se multipli­can nuestros Su­periores o por nuestros feligreses.

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A veces -también en esto- Dios permite la


Cruz de la incomprensión. Pero muchas veces No es ese el camino para sal-
es una Impresión sensible que brota de nuestro
var al hombre. Ni siquiera es el
egoísmo descontento. En todo caso la mejor
ora­ción es ésta: «que no busque yo tanto ser modo de llenar sus aspiracio-
comprendido como comprender». nes más profundas. En el fondo,
“Nos parece, entonces, que vamos que-
el mundo espera de nosotros
mando nuestra juventud y nuestro sacerdocio.
Y nos resignamos -por­que ya no podemos vol- que seamos fieles a nuestra
ver atrás- a arrastrarlo. Las almas buenas nos original vocación de testigos
miran con lástima y se escandalizan. de lo Absoluto. Que no desfigu-
“Frente a esta situación, la mejor apologé-
remos “el lenguaje de la cruz.
tica es la alegría y la esperanza sacerdotales.”
de veras hay que aprender a dar la vida por los
Reflexiones sobre la alegría sacerdotal, en
amigos (Jn 15,13).
Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 45-46.
“No tiene sentido nuestra existencia sacer-
dotal sin una completa fidelidad al Evangelio.
•••
Lo cual implica silencio y soledad, anonada-
“Los sacerdotes hemos de ser verdadera- miento y cruz, servicio y donación. Implica el
mente pobres. Saber que el momento que nos heroísmo de dar cotidianamente la vida. Es re-
toca vivir es muy difícil. Se nos pide todo. Pero lativamente fácil, quizás, darla en un solo mo-
Dios obra maravillas en las almas pobres. mento solemne de nuestra existencia. Es más
“Antes los hombres nos miraban con ve- difícil consumirla en lo sencillo, en lo oculto,
neración y con respeto. Hoy nos miran con en la monotonía de lo diario.
indiferencia o con lástima. Antes lo esperaban
todo de nosotros. Hoy no les interesa el Cristo Espiritualidad Sacerdotal, en Escritos
que les ofrecemos. Surge entonces la peligrosa Pastorales, Madrid 1973, 145-146.
tentación de «falsificar la Palabra de Dios» (2
Co 4,1), de asimilarnos a la inestabilidad de su •••
mundo (Rm 12,2) o de presentarles un Cristo
demasiado humano (Ef 4,20): «No es este el “La figura del sacerdote no puede ser
Cristo que ustedes han aprendido». comprendida y aceptada sino desde la fe. De
“No es ese el camino para salvar al hom- lo contrario resulta absurda su exigencia (su
bre. Ni siquiera es el modo de llenar sus aspi- obediencia y su cruz, su silencio y su virgini-
raciones más profundas. En el fondo, el mundo dad). Esencialmente, como Cristo, será «signo
espera de nosotros que seamos fieles a nuestra de contradicción» (Lc 2,34). Si pretendemos
original vocación de testigos de lo Absoluto. juzgarlo humanamente será siempre «escán-
Que no desfiguremos “el lenguaje de la cruz” dalo» y «locura» (1 Co 1,23).”
(1 Co 17,25).
“Que manifestemos a Dios en la totalidad Espiritualidad Sacerdotal, en Escritos
de nuestra vida. Que enseñemos a los hombres Pastorales, Madrid 1973, 152.
cómo es aún posible la alegría y la esperanza,
la fidelidad a la palabra empeñada, la inmola- •••
ción cotidiana a la voluntad del Padre y la do-
nación generosa a los hermanos. Es decir, que “San Pablo nos dice que la filiación adop-
les mostremos cómo para ganar la vida hay tiva nos lleva necesariamente a compartir con
que perderla (Mt 16,25), cómo para comprar Cristo el sufrimiento y la cruz, pero en pers-
el Reino hay que venderlo todo (Mt 13,44-46), pectiva de esperanza. A partir del sufrimiento
cómo para ser fecundo hay que enterrarse (Jn y del dolor se abre en el mundo el camino a
12,24), cómo para entrar en la gloria hay que la esperanza. Por la cruz toda la creación va
saborear la cruz (Lc 24,26), cómo para amar avanzando hacia la manifestación definitiva de

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la gloria de Dios, hacia la plenitud de nues- vimos nos oprimen y nos duelen recordemos
tra adopción filial. Entre tanto hemos sido que los sufrimientos no son comparables con
redimidos, pero solamente en esperanza, no la gloria que se ha de manifestar en nosotros.
todavía en plenitud. Cuando se acabe el ca- Y no hablo únicamente de la gloria definitiva;
mino de la historia y lleguemos a la eternidad hablo también de esa gloria que constantemen-
seremos plena y definitivamente redimidos y te se va manifestando en la nueva civilización
la gloria de Dios se manifestará sobre toda la del amor que todos tenemos que construir.”
creación.
Al servicio del Evangelio, PPC, Madrid
“Cuando las situaciones concretas que vi- 1999, 85.

II. Esperanza y pseudoesperanzas

Quisiera señalar algunas caricaturas de la Hay siempre algo de voluntarismo en este


esperanza que pueden presentarse en nuestra falso optimismo: se reemplaza la realidad por
vida, y que, si no son purificadas, tarde o tem- decreto. Por eso algún teólogo dice que el op-
prano nos llevan al desaliento. timismo, a veces, puede ser un disfraz con que
se oculta la desesperación.
1] La confusión entre esperanza y op-
timismo A este respecto, Pironio decía:

Ante todo, hay que evitar confundir espe- “Esperanza no quiere decir insensibili-
ranza y optimismo. dad, ­ indiferencia o irrealismo. La presencia
del mal en el mundo -en nosotros mismos y
El OPTIMISMO es un rasgo psicológico en los demás- no puede dejarnos insensibles.
que inclina en el presente a ver las cosas desde Hay angustias humanas en cierta manera le-
su lado mejor, e incluso a afirmar que lo que gítimas: sufrimientos, enfermedades, separa-
viene ha de ser mejor que lo que hay. Uno pue- ción, muer­te, sensación experimental de nues-
de estar naturalmente inclinado a ello por tem- tra miseria. Lo ideal no es suprimir la sensibi-
peramento, o uno puede asumirlo como fruto lidad del dolor, sino ubicarlo dentro del plan
de una determinación (elegir “ser positivo”,
de Dios. Sobre todo, no se puede ­suprimir la
“poner buena onda”, por ejemplo).
sensibilidad frente al dolor ajeno. […] Tam-
poco puede confundirse esperanza con indife­
Es una cualidad que ha de ser valorada,
rencia. La indiferencia es una especie de ne-
siempre y cuando se corresponda con la reali-
gación y de vacío; la esperanza es una riqueza
dad y no intente, por el contrario, reemplazarla
interior y una valora­ción positiva. […] Espe-
o negarla, evitando ver las cosas como son.
ranza no quiere decir irrealismo. Hay gente
que se empeña en querer verlo todo bien o en
Hay que decir, por lo pronto, que no siem-
­justificar todos los disparates que cometen las
pre ni necesariamente el futuro será mejor que
el presente. Muchas veces el optimismo nace
excluye para que no plantee dudas. Sus adictos tienen
no ya de ver la parte buena de las cosas sino de la energía del atleta pero también sus limitaciones. Por
evitar ver la parte mala o dolorosa de la reali- eso tienen cara de extranjeros que, como no entien-
dad (que, de suyo, ha de ser reconocida y en- den el idioma, siempre sonríen. […] El optimismo se
frentada). Es el “optimismo” del enfermo que alimenta del olvido, rechaza la experiencia dolida. Se
evita ir al médico, autoconvenciéndose de que saltea el recuerdo de muertos, errores, culpables y co-
rruptos. Tiene que continuar hacia delante aunque atrás
está bien, o del que, sin importar cómo están
lo reclame la pérdida. El optimista no se demora: los
las cosas, siempre dice: “Está todo bien…”20. náufragos no pueden detener al que navega” (O. BARO-
NE, El factor del optimismo entusiasmado, “La Nación”
20
“El optimismo desborda voluntad, no pensamiento. Lo (Enfoques), 24-08-03, p. 2.

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causas ­segundas. Eso es hacer injuria a Dios Es preciso decir que quienes quieran reco-
y desnaturalizar la esperanza. Una cosa es rrer junto a los pobres el camino de su sacer-
tener esperanza teologal -que espera a Dios docio, inevitablemente estarán expuestos, una
y se apoya en Dios-, y otra tener optimismo y otra vez, a la tentación de la desesperanza,
humano (que depende del temperamento, de en sus más variadas formas.
los días y de las cosas)” 21. • Se verán tentados por tanto dolor visto y
con-padecido en hombres y mujeres sistemá-
Una variante de este “optimismo” por ticamente golpeados por la Historia; se verán
el cual se huye hacia adelante de la realidad tentados a reemplazar la esperanza sobrena-
presente –para no desesperarse- la encontra- tural en un Reino obstinadamente paradójico,
mos en lo que se dio en llamar el optimismo por “adaptaciones” optimistas o por atrinche-
ideológico. Ratzinger decía que es “el sustitu- ramientos en la amargura y el resentimiento.
to burgués de la esperanza perdida de la fe”22. • O estarán tentados, por el contrario, a
Tanto el marxismo en su momento, como el asimilarse a un conformismo consumista –hoy
neoliberalismo ahora, coinciden en afirmar y día lamentablemente menos cuestionado, y
asegurarnos que en el futuro estaremos mejor; visto cada vez más como “normal” en la vida
y que esto justifica incluso el sacrificio de una de la Iglesia...-. Uno ha visto suceder al opti-
generación (si no más)… “Estamos mal, pero mismo voluntarista y tramposo de los grandes
vamos bien”, se nos decía hace unos años… relatos ideológicos, la enana “esperanza” del
Ya vemos en qué quedó eso... En los ’70 la libro de autoayuda para un individualista estar
izquierda afirmaba, de modo categórico, “la uno bien.
historia avanza irreversiblemente hacia el so-
cialismo”. Ya vimos, también... “Religiones Sólo la relación con Jesús, alguien que
seculares”, llamó Raymond Aron a los proyec- supo de tentaciones en lo que respecta a la
tos totalitarios del siglo XX que tenían la pre- construcción del Reino, podrá preservarnos de
tensión de crear un hombre nuevo por la impo- todo esto, manteniendo vivas la esperanza y la
sición dictatorial de una sola verdad desde el alegría en nuestro corazón.
Estado. También tiene mucho de mesianismo
secular el proyecto neoliberal. Y cualquiera LA ESPERANZA, en cambio, consiste en
sea la ideología de estas religiones seculares, el deseo confiado de alcanzar un bien futuro.
lo que está claro es que en uno y otro caso, “no Hay una certeza que está en el origen de mi
todos se salvan”. Por último, no perdamos de confianza (con fundamento en la realidad, y no
vista que hay teologías que se inscriben den- en la sola decisión de mi voluntad), que en el
tro del optimismo ideológico, con una versión caso de la esperanza cristiana me la da Dios,
secularizada de la esperanza cristiana23: aquí la promesa de Dios que, por su fidelidad, estoy
también más de uno termina inclinándose por cierto se va a cumplir.
el optimismo cuando es débil o ha entrado en
crisis la esperanza cristiana. Cuanto más débil • La razón última de la esperanza cristiana
es la esperanza, mayor es la necesidad de apo- no se encuentra en lo que yo deseo o soy capaz
yarse en muletas ideológicas para poder mirar de realizar (en lo que yo puedo…, como en
hacia el futuro. el liberalismo y el marxismo), sino en lo que
Dios ha prometido hacer (en lo que Él puede)
E. PIRONIO, Reflexiones sobre la alegría sacerdotal, en
en mí y en el mundo.
21

Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 37-38.


22
El optimismo ideológico “es en realidad una pura • Si Dios nos salva, podemos y debemos
fachada de un mundo sin esperanza” (J. RATZINGER, esperar más allá de nuestras posibilidades.
Mirar a Cristo, Valencia 1990, 54), un mundo que con
esta fachada ilusoria intenta esconder su propia deses- Y como el hombre está por esencia dirigi-
peración (cf. ibíd.). do al futuro, mayor será la apuesta al optimis-
23
Algunos cantos litúrgicos que expresan este optimis-
mo ideológico suenan como una estafa a la fe de la mo cuanto menor sea su esperanza.
gente, ya que se le anuncia un Reino que Jesús nunca La “New Age” tiene mucho de optimismo,
prometió. Por ejemplo, en “Irá a llegar un nuevo día...” precisamente porque en ella no hay esperanza

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ESPIRITUALIDAD

cristiana: Se insiste en “ser positivos”, hasta en que ustedes den fruto abundante, y así sean
negar incluso lo que no convenga mirar… La mis discípulos.” (Jn 15,8). La gloria del mun-
reencarnación se inscribe coherentemente en do, podríamos decir –sobre todo en la cultura
esta línea, ya que es una mera hipótesis que actual-, es ser exitoso. Y esto se ve bien refle-
viene a cubrir (y encubrir) la falta de esperan- jado en la publicidad consumista y en los có-
za. Por eso también se “maquilla” la muerte, digos de vida de la sociedad capitalista, en la
no se habla de ella (o se la menciona siempre cual no hay nada peor que se le pueda decir a
como una tragedia irreparable). una persona que “perdedor” (así me lo decían
Los profetas no eran “optimistas” pero sí, en una oportunidad en USA). No perdamos de
hombres de esperanza: miraban la realidad de vista, entonces, insisto, que Dios nos quiere fe-
frente, la cuestionaban y denunciaban el pe- cundos, no exitosos... La propuesta del Reino
cado, y confiaban en lo que Dios era capaz de no está en multiplicar la gente exitosa sino en
hacer en su pueblo. multiplicar gente que sea fecunda, que genere
Jesús no enfrentó con optimismo su Pa- vida a su alrededor. Hay gente que el mundo
sión. Sino con esperanza. Fue su confianza en
identifica entre los perdedores, y que uno ad-
el Padre lo que lo hizo llegar hasta en final de
mira por su fecundidad, por toda la vida que
su camino. La gran ausente en el optimismo es
han generado a su alrededor. Y uno ve a exi-
la cruz. Nuestra esperanza, en cambio, como
tosos, presuntos “ganadores”, que en realidad
afirma Pironio, no es que se sostiene a pesar de
son profundamente estériles; basta recorrer
la cruz, sino que parte de la cruz de Jesús.
para ello la tapa de las revistas.
Nosotros no estamos llamados a ser sim-
Jesús no fue un exitoso. Si lo analizamos
plemente optimistas en medio del pueblo de
Dios, sino hombres de esperanza, testigos de en términos mundanos, en base a patrones de
la esperanza cristiana en el Reino de Dios, que prestigio, dinero, status, él fue un “perdedor”.
por Cristo ya está presente entre nosotros, que Murió sin prestigio, sin bienes, como un ex-
se construye en la historia y que el Señor algún cluido. Jesús fue fecundo, no exitoso. Llevaba
día consumará definitivamente. impresa la espiritualidad del Siervo de Yahvé:
“El Siervo de Yahvé acaba mal. Su fecundi-
2] El deseo del éxito dad es un fruto a la larga, y tiene que pasar
por su machacamiento y por su muerte. La
Otra confusión que hemos de evitar es la trayectoria del Siervo de Yahvé no es la del
del éxito con la fecundidad: Si no queremos éxito inmediato y visible. […] A lo largo de su
perder la esperanza es preciso que tengamos vida pública la conciencia humana de Jesús
presente que, Dios nos quiere fecundos, no comprendió cada vez con mayor profundidad
exitosos…: “La gloria de mi Padre consiste que el Padre le pedía fidelidad y no éxito in-

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ESPIRITUALIDAD

mediato”24. Y dejó bien asociada a la menta- tros todos los días hasta el fin del mundo (Mt
lidad evangélica la predilección de Dios por 28,20). Esto nos da mucha serenidad interior,
las mediaciones pobres, lo cual no deberíamos pero a la vez nos compromete: Os he destina-
perder de vista a la hora de evangelizar. do para que vayáis y deis fruto (Jn 15,16)”25.
La mejor señal de la fecundidad es la ale-
Cuidado, que podemos llegar a confundir- gría. El éxito, en cambio, nos promete pleni-
nos, como les ocurrió a los apóstoles, cuan- tud, y la cosecha que habitualmente deja a la
do creyeron que lo de Jesús era estéril porque larga es la de un gran vacío. ¿Por qué, si no,
acababa en la cruz. Frente al aparente fracaso tantos finales trágicos entre los famosos, por
del Reino su reacción fue el desencanto. Yo qué tanto alcohol o droga para sobrellevar la
me pregunto si cierta insistencia sobre la in- vida y la experiencia de sinsentido? La bús-
adecuación de la vida eclesial a los tiempos queda compulsiva de éxito encubre, habitual-
que corren no está marcada a veces por la mente, una gran carencia afectiva. Lo doloroso
necesidad de éxito o aplauso que hace difícil es que en lugar de cubrir esa carencia, el éxito
asumir que el Evangelio será siempre un sig- acaba haciéndolo sentir a uno cada vez más va-
no de contradicción. Tengamos presente que cío. Y los exitosos lo saben bien. Un personaje
a mayor grado de narcisismo, mayor es la ne- de una película de Almodóvar, que representa
cesidad de éxito. Nosotros también podemos a una famosa actriz, afirma en un momento
desalentarnos si confundimos fecundidad con dado, reflexionando en medio del desencanto
éxito, o también podemos acabar desvalori- sobre la relatividad de su fama: “El éxito no
tiene sabor ni olor y, cuando te acostumbras,
zándonos al no vernos exitosos… Y tenemos
es como si no existiera.” Además de excitar la
la responsabilidad de ayudar a que mucha gen-
vanidad, que acaba cegándonos, el éxito suele
te que es perdedora para el mundo pero que
desencadenar un mecanismo insaciable, y ter-
sabemos enormemente fecunda sepa apreciar
mina siendo autodestructivo: los exitosos aca-
esto y se vea preservada de desvalorizarse a
ban siendo devorados y destruidos por el éxito.
sí misma.
En este sentido, debo decir que, penosamente,
todos los curas “súper-estrellas” que he cono-
“No nos cansemos, no nos asustemos, no
cido a lo largo de mi vida, terminaron mal.
tengamos miedo –afirma Pironio-. No somos
nosotros los que hemos elegido el camino pas-
Debemos aprender, como diría Martin
cual de Jesús. Él nos ha elegido porque quiso,
Buber –citado por Uriarte-, que “el éxito no
y nos ha elegido asegurándonos su permanen-
es uno de los nombres de Dios”. Dios se llama
te presencia hasta el final: yo estoy con voso- misericordia, se llama fidelidad, se llama ale-
gría, se llama humildad; no se llama éxito26.
24
J. M. URIARTE, Ministerio presbiteral y espiritualidad,
San Sebastián 2000, 39-40. “El autor de la carta a los
Hebreos nos dirá que «aprendió fidelidad», o «aprendió lo Dios no pretende en realidad que uno sea
que cuesta obedecer» (cf. Heb 5, 8). El Padre escuchó al el mejor, sino que dé lo mejor de sí para el
Hijo, pero al tercer día, tras haberle permitido que pasara crecimiento del Reino, para la vida de los de-
por el desfiladero de la muerte. No le ahorró ni un solo más. El horizonte de la fecundidad está siem-
trago del cáliz de la pasión. Esta fidelidad se pone a prue-
pre más allá de nosotros mismos, en el otro.
ba y se aquilata cuando Dios se esconde, como en esta
época de un cierto eclipse de Dios. Entonces comprende- El éxito, en cambio, no tiene otro horizonte
mos mejor que Dios es diferente de sus mediaciones de más que uno mismo. Es preciso entonces po-
abundancia o de escasez, de panes o de piedras, de de- der discernir para qué uno hace lo que hace o,
sierto o de Tabor, de Babilonia o de Jerusalén. Todas estas mejor, para quién uno vive lo que vive. Si para
cosas son mediaciones de Dios, de una dimensión de su uno, o para Dios y el prójimo.
rostro. Pero Dios es diferente de todas sus mediaciones y,
desde luego, de las mediaciones de abundancia. Cuando
asumimos esto, barruntamos dolorosamente que Dios no La fecundidad, por otra parte, sigue un
está más lejos de nosotros en tiempos de inclemencia.
Nunca el Padre estuvo más realmente cerca de su Hijo 25
E. PIRONIO, Cristo entre nosotros, PPC, Madrid 1998,
que en la Cruz, en silencio y en apariencia de abandono” 141.
(Ibíd., 40). 26
Cf. J. M. URIARTE, o.c., 40.

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proceso bien distinto al del éxito, porque mien- está llamada a realizar la palabra de Dios en
tras el éxito brilla en la superficie, la fecundi- nuestras vidas, si queremos ser fecundos.
dad se va gestando imperceptiblemente en la
oscuridad, bajo tierra, en el silencio. Por eso Una cosa es ser hombres de esperanza y
requiere fidelidad. Y cuando ni siquiera la fe- otra bien distinta estar movidos por el deseo
cundidad es perceptible ni verificable, cuando de ser exitosos. La esperanza cristiana no nos
todos los signos parecen hablar de esterilidad, asegura el éxito, sino la fecundidad. Y según
ha llegado la hora de la fidelidad. Como la de Jesús, ésta viene del grano que cae en tierra y
Cristo en la cruz. Y los actuales son tiempos de muere. La preciosa fecundidad de tantos po-
fidelidad, más que de excitación triunfalista. bres y sencillos, de tanta gente que en la so-
ciedad forma parte de los perdedores tiene que
Los profetas denunciaron a menudo que sostenernos en nuestra esperanza.
el pueblo de Dios no diera los frutos espera-
dos o que diera frutos amargos (comparándo- Los amigos del poder se sentirán defrau-
lo con una viña27): cuando el pueblo elegido dados por esta estrategia “pascual” de Jesús.
se alejaba de Dios comenzaba a resecarse, a Se sintieron defraudados en el tiempo de Jesús
ser estéril. Cristo retoma esta imagen: Él es la y se seguirán sintiendo defraudados los de hoy
Vid verdadera. La fuente de la nueva vida está y los que habrá mañana..
en Él. Tendremos vida y seremos fecundos si
permanecemos en él: “Permanezcan en mí, Dentro de este registro de aspiración al
como yo permanezco en ustedes. Así como el éxito humano podríamos inscribir todo lo refe-
sarmiento no puede dar fruto si no permanece rente a la carrera eclesiástica. ¡Cuántos curas
en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen terminaron amargados sus vidas por no haber
en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. recibido en la Iglesia el reconocimiento huma-
El que permanece en mí, y yo en él, da mucho no que hubieran esperado! ¡Cuánto resenti-
fruto, porque separados de mí nada pueden miento clerical tiene origen, nunca confesado,
hacer.” (15, 4-5). Él nos revela de este modo en que las “ilusiones” o “esperanzas” estaban
el secreto de nuestra fecundidad. Para ser fe-
depositadas en un nombramiento, cargo, o tí-
cundo para el Reino es preciso estar unido a
tulo que nunca llegó. Y que llegó para otros, lo
Dios. Es más, de allí, de esa unión, proviene
cual fue quizá lo más hiriente. Guardini decía
su mayor fecundidad (más que condición, es
que el resentimiento “consiste en hacer malo
causa de ella).
lo que se me ha rehusado”28.

Y no perdamos de vista que en la alegoría


Es penoso realmente. Y lo peor es que,
de la vid y los sarmientos, Jesús presenta, tam-
muchas veces, jóvenes que ingresaron a un
bién, como condición para la fecundidad, la
Seminario impulsados por un deseo genuino
poda. “Él poda todos mis sarmientos que no
de vida evangélica, fue allí, en el Seminario,
dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé
en donde se iniciaron y fueron adquiriendo esa
más todavía” (Jn 15, 2).
cultura clerical, por la que el mundo con el que
aprendieron a soñar a lo largo de su proceso
Cuando dice que “ustedes ya están lim-
formativo no fue el de los hombres y mujeres a
pios por la palabra que yo les anuncié”, el
los que serían enviados a evangelizar sino, por
verbo que utiliza es el mismo, en griego, que
el contrario, el mundo eclesiástico, con todo
cuando habla de la poda. Es decir, que podría-
mos traducirlo: ustedes ya están podados por ese cosmos narcisista de distinciones, dignida-
la palabra que yo les anuncié. Es preciso ofre- des, cargos y títulos que lo caracteriza.
cer nuestra disponibilidad para la poda que
No olvidemos tampoco que estas fanta-
27
Con frecuencia en el Antiguo Testamento se repre- sías estaban ya lamentablemente presentes en
senta al pueblo de Israel con una vid (ver Os 10,1; Sal
79,9.12; Jer 2,21; Ez 17,1-10; 19,10; y, sobre todo, Is 28
R. GUARDINI, La aceptación de sí mismo, Madrid
5,1-8; ver también Cant 6,11; 7,13). 1977, 22.

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el corazón de los apóstoles (cf. Mc 10,35-45), Recuerdo una enorme publicidad de Nike que
y Jesús tuvo que luchar con estas tendencias encontré en una autopista, que mostraba la
para purificar la esperanza de sus discípulos. imagen de un par de pies en movimiento cal-
Por lo que el desafío de evangelizar estas fla- zados con zapatillas de la marca, y que venían
quezas en sus ministros es tan antiguo como la acompañadas por el slogan: “Sigue tus pa-
Iglesia misma y estará siempre presente, mal sos”: El mandato de autocentrarse como signo
que nos pese, como signo del hombre viejo. de sabiduría… Es significativo, por otra parte,
que se haya instalado en el hablar corriente
3] La autorrealización en el centro un latiguillo que va unido al saludo con que
la gente se despide y que, como expresando
Ninguno de nosotros puede sustraerse al lo mejor que uno puede desearle al otro, dice:
aire que se respira en cada época. Los dife- “¡Cuidate!”. Siempre me provocó un cierto
rentes contextos culturales aportan consigo lo disgusto esta expresión, que evidentemente,
mejor y lo peor a nuestra vida ministerial, y en ocasiones puede ser muy apropiada, y que
depende del discernimiento evangélico que de comprendo la gente dice con la mejor inten-
ello hagamos lo que terminaremos tomando en ción. Pero la cosmovisión cristiana de la vida
cada caso. En los años ’70 vimos desarrollarse nos lleva a pensar que Dios nos cuida, y que
en muchos miembros de nuestras comunida- nosotros tenemos que cuidarnos los unos a los
des nobles ideales sociales, como así también otros. No que cada cual tiene que cuidarse a
–en medio de mucha confusión ideológica- sí mismo. Y es un signo de la cultura actual,
compromisos con la violencia de un lado y del porque esta expresión se ha impuesto en dis-
otro que no sólo contradecían el evangelio sino tintas lenguas.
que terminaron ensangrentando de modo esté-
ril nuestra patria. Con la crisis de los grandes El objeto de la esperanza cristiana no es
relatos ideológicos y la llegada posmoderna de que Dios haga posible que cumplamos nues-
un cierto minimalismo afectivo, el ministerio tros deseos, sino que se cumplan los deseos de
presbiteral se abrió a una saludable búsqueda Dios sobre cada uno de nosotros. Lo cual más
de mayor humanización, con una mejor aten- de una vez contradirá nuestros deseos o, por
ción a la propia persona y a sus necesidades, lo menos, nos llevará por caminos que no son
pero trajo como contrapartida y como riesgo la nuestros caminos.
secularización de las motivaciones vocaciona-
les y la reducción narcisista que lleva a centrar Digo esto en un tiempo en el que se ha
todo sobre uno mismo. pasado del olvido o de la postergación de los
deseos humanos por parte de la espiritualidad
Si en los años ’70 existía el riesgo de se- cristiana y de la vida eclesial -como ocurría en
cularizar el ministerio a través un proceso de un pasado no muy lejano- a una sana búsque-
ideologización que reducía la esperanza evan- da de diálogo de los deseos humanos con los
gélica a una utopía política que tenía como ho- deseos de Dios. Y esto en algunos lleva a una
rizonte el bienestar de la sociedad, hoy existe homologación simplista, como si todo deseo
el riesgo de secularizar el ministerio (y la vida humano tuviera un origen divino y pudiera por
consagrada) a través de un proceso de ideolo- eso mismo ser llevado a puerto sin necesidad
gización que reduce la esperanza evangélica alguna de discernimiento previo ni de posible
a una utopía psicológica que tiene como hori- renuncia. El discernimiento es imprescindible,
zonte el bienestar personal inmediato. si uno quiere de verdad entrar con su vida en
diálogo con la voluntad de Dios. Y, por su par-
No sólo la cultura actual presenta –como te, el “agere contra”, si bien no puede ser un
dice el papa Benedicto- la “dictadura del re- “a priori” de la vida cristiana seguirá sin em-
lativismo” sino también, a mi entender, la bargo teniendo valor mientras nos acompañe
“dictadura del egoísmo”. Todo induce a la una naturaleza herida por el pecado, es decir,
auto-referencialidad, a mirarse el ombligo. Y hasta el último día. Y los que no han sabido
pretender algo distinto parece contra natura… obedecer más que sus propios deseos, uno ve

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que terminan paradójicamante malogrados. Es absolutas del evangelio y de la dimensión es-


triste, pero es así. catológica de la vida cristiana, que dan una
impostación original al presente del hombre y
Los obispos están llamados a ayudarnos a su historia.
a buscar la voluntad de Dios a través del dis- Hay que estar atentos particularmente a la
cernimiento. Esto forma parte del servicio tentación de privatizar el ministerio… Nada
que deben ofrecer. Comprendiendo unos y es tan contrario a la naturaleza de nuestra vo-
otros, presbíteros y obispos, que, en términos cación. Los evangelios son claros cuando nos
evangélicos, el diálogo es un espacio de dis- hablan de los primeros llamados por Jesús:“…
cernimiento y no de negociación. Es el lugar dejándolo todo, lo siguieron”. No es raro ver
donde ayudarnos mutuamente a encontrar lo en estos tiempos en algunos ambientes cle-
que Dios quiere. No es un espacio para impo- ricales, que a mitad de camino hay quienes
nerle al otro lo que queremos (ni de un lado ni empiezan a buscar recuperar parte de lo en-
del otro), ni tampoco un espacio donde quien tregado, o a negociar alternativas que ofrezcan
ejerce autoridad entrega lo que fuera con tal compensaciones. Y a veces los que van al lado
de evitarse problemas. El que ejerce autoridad o vienen detrás, contagiados, se dicen: yo no
debe hacerse cargo de la responsabilidad que voy a ser el único bobo… La búsqueda de mo-
tiene sobre el discernimiento, como pastor, tivaciones alternativas al ministerio a través de
aunque esto pueda ser fuente de problemas. actividades o de estudios que nada tienen que
ver con nuestro servicio ministerial hablan de
Nos recuerda Pironio: la temperatura de nuestra esperanza. Y de su
contenido. Se trata entonces de purificar nues-
“El Buen Pastor da su vida por las ove- tra esperanza, haciendo propios los intereses
jas. […] ¿Qué significa para nosotros dar la de Cristo. Haciendo que tomen la delantera
vida como buenos pastores? Ciertamente dar- sobre nuestros propios intereses. De lo con-
la en la donación extrema de nuestro martirio, trario, estamos desvirtuando aquello a lo que
pero ir dándola también gota a gota, día a día, fuimos llamados y contradiciendo lo que vivi-
dar lo que somos o lo que hubiéramos querido mos en el origen de nuestra vocación, cuando
ser y no pudimos. Dar aquella vida que hubié- estábamos dispuestos a ir tan lejos como Dios
ramos querido llevar. En mi caso concreto yo nos pidiera.
siempre quise ser cura de campaña... y nunca
fui cura, ni párroco. Me hubiera gustado ha- Es verdad que uno tiene que estar bien
ber continuado como obispo de mi diócesis. para poder entregarse. Pero también es verdad
Yo tenía una comunidad que me costó mucho que uno tiene que entregarse para poder estar
dejar. Tanto que pregunté al Papa Pablo VI: bien. El hecho de haber sido creados a imagen
«¿Pero usted está seguro de que esta es la vo- y semejanza de Dios hace que sólo en la do-
luntad de Dios?, porque me cuesta mucho...». nación al otro encontremos nuestra plenitud.
Dar la vida que hubiéramos querido vivir y no Somos para los demás, como cada persona tri-
pudimos”29. nitaria. Y el repliegue sobre nosotros mismos
y sobre nuestros propios intereses empobrece
Creo que es un desafío en estos tiempos nuestras vidas y nos esteriliza.
aprender a conjugar lo divino con lo humano
en orden a no reducir la esperanza a algo que Pironio decía, refiriéndose concretamente
poco diga a nuestra realidad humana y a nues- a la vida de los sacerdotes:
tras aspiraciones más profundas o que parezca
divorciado de ellas, ni que tampoco acabe en “Hemos complicado mucho las cosas. Ya
una reducción contraria, de corte secularista no entendemos exigencias tan claras como es-
o narcisista, desenraizada de las exigencias tas: «sean perfectos como es perfecto el Padre
que está en el cielo» (Mt 5,48). «El que quiera
29
E. PIRONIO, Cristo entre nosotros, PPC, Madrid 1998, seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue
149. su cruz cada día y que me siga» (Lc 9, 23-24).

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«Si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arrán- absoluto de la vocación de Abraham: «Vete de
calo» (Mc 9,47). O si las entendemos, nos pa- tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu pa-
recen que son cosas irrealizables en el mundo dre, a la tierra que yo te mostraré» (Gn 12,1).
secularizado en que vivimos. Se nos contagia Sólo en la plenitud de la fe −la misma
la angustia y el escándalo de los discípulos fe que hizo feliz a María (Lc 1,45) − puede
[cuando decían]: «¡Este lenguaje es muy captarse lo absoluto del llamado y entrenar-
duro! ¿Quién puede escucharlo?» (Jn 6,60) se en la obediencia sin preguntar demasiado:
En concreto podemos preguntarnos: ¿si- «Por la fe, Abraham, al ser llamado por Dios,
gue siendo válido que el sacerdote es «el hom- obedeció y salió para el lugar que había de
bre de Dios»? ¿Qué sentido tiene su irrenun- recibir en herencia, y salió sin saber a dónde
ciable vocación a la santidad? ¿Cómo hablar iba»” (Hb 11,8)30.
de silencio y de oración, de anonadamiento
y de cruz, de obediencia y de virginidad? Si Y aquí vuelve nuevamente la cruz. No hay
estas cosas perdieron su sentido ya no vale posibilidad de esperanza, ni de fecundidad ni
nuestra vida consagrada y es absurdo nuestro de verdadera autorrealización sin cruz. Que
oscuro ministerio […]. haya resistencia a la cruz es absolutamente
El llamado de Cristo es absoluto: «Vende normal. Sólo la gracia puede hacernos vislum-
todo lo que tienes, ven y sígueme» (Mt 19,21). brar que la cruz no es locura o necedad sino
Exige siempre una respuesta total y definitiva: sabiduría.
«El que ha puesto la mano en el arado y mira
hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios» Ahora, ¿no resulta significativo que la
(Lc 9,62). Los apóstoles tienen conciencia de exclusión casi sistemática de la cruz en quien
lo absoluto del llamado y la respuesta: «Noso- busca obstinadamente su autorrealización per-
tros lo hemos dejado todo» (Mt 19,27).
En la vocación del sacerdote −como en 30
E. PIRONIO, Espiritualidad Sacerdotal, en Escritos Pas-
la de los Apóstoles− se da siempre el carácter torales, Madrid 1973, 145-146.

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sonal como objeto primario, traiga como fruto Apéndice II


la ausencia de la alegría e impregne su vida de
una gran ansiedad? Textos escogidos del Cardenal Eduardo
F. Pironio
“Alegría de darse siempre: de sentir que
las almas lo van devorando en la caridad y “Esperanza no quiere decir insensibilidad,
que Dios mismo lo va consumiendo en el i­ndiferencia o irrealismo. La presencia del mal
amor. Alegría de sentir que su vida va sien- en el mundo -en nosotros mismos y en los de-
do fecunda, no en la medida en que aparece más- no puede dejarnos insensibles. Hay an-
y brilla, sino en la medida en que se entierra gustias humanas en cierta manera legítimas:
y se ofrece. Alegría de saber que somos útiles sufrimientos, enfermedades, separación, muer­
cuando el Señor nos inutiliza. te, sensación experimental de nuestra miseria.
Alegría del desprendimiento, de la libe- Lo ideal no es suprimir la sensibilidad del
ración: de no pertenecerse, sino pertenecer a dolor, sino ubicarlo dentro del plan de Dios.
la Iglesia y a las almas. De no ser dueño de Sobre todo, no se puede ­ suprimir la sensibi-
sus cosas, de su tiempo, de su salud y de su lidad frente al dolor ajeno. El sacerdote debe
vida”31. cargar con la angustia de todos los demás. Por
más que amemos la Cruz y la deseemos, se-
••• guirá siéndonos humanamente pesada: Para el
hombre que vive en la esperanza, el dolor de la
Concluyendo, nuestra esperanza no debe cruz será precisamente la pren­da del fruto.
confundirse con un modesto optimismo.
Nuestra esperanza no está depositada en la “Tampoco puede confundirse esperanza
posibilidad de ser exitosos. Nuestra esperan- con indife­rencia. La indiferencia es una es-
za no puede estar centrada en nuestra propia pecie de negación y de vacío; la esperanza es
autorrealización. Estas son tentaciones que una riqueza interior y una valora­ción positiva.
hoy estamos expuestos a experimentar en la La negación de los bienes temporales y de los
travesía por el desierto de tiempos difíciles, y valores humanos -bajo el pretexto de buscar
que amenazan la naturaleza de nuestro minis- sólo lo eterno y lo divino- es la destrucción
de la esperanza. La amistad, la salud, el arte,
terio. Y que amenazarán nuestra esperanza y
la profesión- son medios por donde el hombre
nuestra alegría. Si vivimos para el éxito o para
va necesariamente tendiendo al ­término de la
nosotros mismos, en el fondo, aun sin querer-
esperanza. Una total indiferencia frente a los
lo, estamos diciéndole al mundo que nuestra
valores humanos -pongamos, frente a la amis-
esperanza es una caricatura de lo que predica-
tad- puede ser una forma de perezosa evasión
mos. Termino con palabras de Pironio:
o de abominable egoís­mo.

“El día que queremos esquivar el amor


“Finalmente, esperanza no quiere decir
con que Dios nos transforma, nos crucifica irrealismo. Hay gente que se empeña en querer
y nos hace verdaderamente fecundos, ese día verlo todo bien o en ­ justificar todos los dis-
todo se apaga y se hace oscuridad en nuestra parates que cometen las causas ­segundas. Eso
vida. Que nuestro sacerdocio sea continua- es hacer injuria a Dios y desnaturalizar la es-
mente una expresión y una realización del
designio salvador de Dios sobre cada uno de
nosotros y sobre la comunidad que nos ha sido . . . La esperanza no nos impi-
encomendada”32. de hundir con autenticidad
nuestros ojos en la realidad.
31
E. PIRONIO, Reflexiones sobre la alegría sacerdotal, en
Cuidado con el pseudo optimis-
Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 50. mo de quienes piensan que to-
32
E. PIRONIO, Cristo entre nosotros, PPC, Madrid 1998,
140. das las cosas marchan bien. . .

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ESPIRITUALIDAD

peranza. Una cosa es tener esperanza teologal Permanecer en su amor significa dejarse amar
-que espera a Dios y se apoya en Dios-, y otra de una manera transformadora, crucificante y
tener optimismo humano (que depende del fecunda; dejar que el amor nos inunde y res-
temperamento, de los días y de las cosas). No ponder con fidelidad al designio de Dios sobre
es auténtica esperanza, sino falta de realismo, nuestras vidas. Ser alegres y manifestar la ale-
creer que todas nuestras Instituciones parro- gría de la esperanza porque permanecemos en
quiales marchan, que nuestra gente es santa, su amor, porque nos dejamos amar por Dios.
que nues­tra Iglesia está llena de hombres, que El día que queremos esquivar el amor con que
los obreros miran con amor al sacerdote.” Dios nos transforma, nos crucifica y nos hace
verdaderamente fecundos, ese día todo se apa-
Reflexiones sobre la esperanza sacerdotal, ga y se hace oscuridad en nuestra vida. Que
en Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 37-38. nuestro sacerdocio sea continuamente una ex-
presión y una realización del designio salvador
••• de Dios sobre cada uno de nosotros y sobre la
comunidad que nos ha sido encomendada.
“Analicemos ahora ciertas enfermedades “Permaneced en mi amor siendo fieles a
de la esperanza. En 1er. lugar: que exista en mi voluntad, a mis mandamientos porque no
nosotros un poco de intranquilidad, un poco me habéis elegido vosotros a mí, sino que yo
de inquietud, un poco de temor, de tristeza os he elegido a vosotros. No nos cansemos, no
también ante los males que vemos que van nos asustemos, no tengamos miedo. No somos
sembrándose en la historia y a nuestro alre- nosotros los que hemos elegido el camino pas-
dedor, eso no es desesperación, eso es ver las cual de Jesús. Él nos ha elegido porque quiso,
cosas con realismo. La esperanza no nos impi- y nos ha elegido asegurándonos su permanen-
de hundir con autenticidad nuestros ojos en la te presencia hasta el final: yo estoy con voso-
realidad. Cuidado con el pseudo optimismo de tros todos los días hasta el fin del mundo (Mt
quienes piensan que todas las cosas marchan 28,20). Esto nos da mucha serenidad interior,
bien […]. Podemos ver con realismo, con ve- pero a la vez nos compromete: Os he destina-
racidad, con autenticidad, un montón de difi- do para que vayáis y deis fruto (Jn 15,16).”
cultades; sentir la inquietud que en nosotros
va provocando, por ejemplo, la miseria moral, Cristo entre nosotros, PPC, Madrid 1998,
material que nos rodea; sentir la inquietud, y el 141.
miedo también, frente a la muerte que se nos
avecina; podemos sentir un poquito todas esas •••
cosas: eso no es desesperación. Sería insensi-
bilidad al dolor, insensibilidad a los problemas, “Alegría de darse siempre: de sentir que
y eso ciertamente que no está en el plano de la las almas lo van devorando en la caridad y que
esperanza teologal; pero, en el fondo, nunca Dios mismo lo va consumiendo en el amor.
se pierde la serenidad que lleva a trascender Alegría de sentir que su vida va siendo fecun-
todas esas cosas, a superarlas por la esperanza. da, no en la medida en que aparece y brilla,
«En el mundo tendréis muchas cosas que su- sino en la medida en que se entierra y se ofre-
frir». El Señor es el primero en adelantarse… ce. Alegría de saber que somos útiles cuando
la realidad iba a ser muy difícil. «Pero, tened el Señor nos inutiliza.
coraje, Yo he vencido al mundo»”.
“Alegría del desprendimiento, de la libe-
La virtud de la esperanza (Clase magistral ración: de no pertenecerse, sino pertenecer a la
– Inédita), 8. Iglesia y a las almas. De no ser dueño de sus
cosas, de su tiempo, de su salud y de su vida.
••• “Alegría de la virginidad sacerdotal:
cuando la casti­dad es plenitud espiritual y no
“Como el Padre me amó, yo también os he ausencia o represión. Es plenitud de amor y
amado a vosotros; permaneced en mi amor. condición de verdadera paternidad. Es partici-

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pación de la virginidad fecunda y luminosa del “Pero hemos de ubicarnos en una perspec-
Verbo y de María Santísima. tiva esencialmente distinta: la perspectiva úni-
“Alegría de saberse amado particularmen- ca de la fe y de la totalidad del Evangelio. No
te por el Pa­dre: porque el Padre no ama sino podemos reducir el Evangelio a ciertas cosas,
a Cristo. Y el sacerdote es la plena realización o interpretarlo desde las cambiantes circuns-
de Cristo. tancias de la historia. Al contrario: es la luz del
“Alegría de la Cruz: porque sabemos que Evangelio la que debe penetrar en los signos
entonces es infaliblemente fecundo nuestro actuales de los tiempos.
ministerio. Y en la ­medida de la Cruz está la
medida de nuestro gozo.” “El llamado de Cristo es absoluto: «Vende
todo lo que tienes, ven y sígueme» (Mt 19,21).
Reflexiones sobre la alegría sacerdotal, Exige siempre una respuesta total y definitiva:
en Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 50. «El que ha puesto la mano en el arado y mira
hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios»
••• (Lc 9,62). Los apóstoles tienen conciencia de
lo absoluto del llamado y la respuesta: «Noso-
“Lo primero que nos pide el Evangelio es tros lo hemos dejado todo» (Mt 19,27).
que seamos verdaderamente pobres. Con la ra- “En la vocación del sacerdote −como en
dical pobreza de Nuestra Señora. la de los Apóstoles− se da siempre el carácter
“Sólo así conseguiremos comprender las absoluto de la vocación de Abraham: «Vete de
exigencias absolutas del Evangelio (porque el tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre,
Evangelio es revelado solamente a los senci- a la tierra que yo te mostraré» (Gn 12,1).
llos: Mt 11,25-27) y nos animaremos a com- “Sólo en la plenitud de la fe −la misma fe
prometer definitivamente nuestra fidelidad. De que hizo feliz a María (Lc 1,45) − puede cap-
la pobreza surge la confianza («para los hom- tarse lo absoluto del llamado y entrenarse en la
bres esto es imposible, pero para Dios todo es obediencia sin preguntar demasiado: «Por la fe,
posible» Mt 19,26). Y la confianza engendra la Abraham, al ser llamado por Dios, obedeció y
completa disponibilidad (Lc 1,38). salió para el lugar que había de recibir en heren-
cia, y salió sin saber a dónde iba» (Hb 11,8).”
“Hemos complicado mucho las cosas. Ya
no entendemos exigencias tan claras como es- Espiritualidad Sacerdotal, en Escritos
tas: «sean perfectos como es perfecto en Padre Pastorales, Madrid 1973, 145-146.
que está en el cielo» (Mt 5,48). «El que quiera
seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue •••
su cruz cada día y que me siga» (Lc 9, 23-24).
«Si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arrán- “Cristo exige constantemente de sus após-
calo» (Mc 9,47). O si las entendemos, nos pa- toles la fe, el desprendimiento y el servicio. En
recen que son cosas irrealizables en el mundo una palabra: Cristo exige absolutamente todo.
secularizado en que vivimos. Se nos contagia Una vez más: Sólo quien entienda, por la fe,
la angustia y el escándalo de los discípulos: lo absoluto de la gracia y del pedido podrá ser
«¡Este lenguaje es muy duro! ¿Quién puede capaz de entregarse con alegría. Precisamente
escucharlo?» (Jn 6,60) con respecto a la virginidad dice Jesús: «No to-
“En concreto podemos preguntarnos: ¿si- dos entienden esto, sino solamente aquellos a
gue siendo válido que el sacerdote es «el hom- quienes les fue dado comprender» (Mt 19,11).
bre de Dios»? ¿Qué sentido tiene su irrenun- […] “La fe nos ubica al sacerdote en el
ciable vocación a la santidad? ¿Cómo hablar corazón del misterio divino, que es misterio
de silencio y de oración, de anonadamiento de amor. «Dios es amor» (1 Jn 4,16). Lo pri-
y de cruz, de obediencia y de virginidad? Si mero que revela el sacerdote es que «Dios
estas cosas perdieron su sentido ya no vale amó tanto al mundo, que le dio a su Hijo úni-
nuestra vida consagrada y es absurdo nuestro co» (Jn 3,16). Una existencia sacerdotal es,
oscuro ministerio. como Cristo, una donación del Padre y un

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ESPIRITUALIDAD

signo de que Dios no quiere la condenación Espiritualidad Sacerdotal, en Escritos


del mundo, sino que el mundo se salve por él Pastorales, Madrid 1973, 152-3.
(Jn 3,17).
•••
“No tiene sentido nuestro sacerdocio sino
en el contexto esencial del amor. El sacerdote “El Buen Pastor da su vida por las ove-
es un hombre a quien Cristo amó de una ma- jas. Jesús nos ha dado su vida, nos la ha dado
nera única: «Como el Padre me amó, también en su Palabra y en la Eucaristía, nos la ha
yo los he amado» (Jn 15,9). Por eso se ade- dado en la cruz y nos la da cotidianamente
lantó a elegirlo: «No son ustedes los que me por el Espíritu que infunde en nosotros, Es-
eligieron, sino Yo el que los elegí» (Jn 15,16). píritu de vida y de santidad, de fortaleza y
Por eso le comunicó su misma misión: «Como de verdad. ¿Qué significa para nosotros dar
el Padre me envió a mí, Yo también los envío la vida como buenos pastores? Ciertamente
a ustedes» (Jn 20,21). Cuando se dice que el darla en la donación extrema de nuestro mar-
sacerdote expresa a Cristo, es lo mismo que tirio, pero ir dándola también gota a gota, día
decir que expresa el amor del Padre. a día, dar lo que somos o lo que hubiéramos
querido ser y no pudimos. Dar aquella vida
“El Espíritu Santo consagró al sacerdote que hubiéramos querido llevar. En mi caso
para la revelación y la donación extrema del concreto yo siempre quise ser cura de cam-
amor. Si no tiene capacidad de amar como Je- paña... y nunca fui cura, ni párroco. Me hu-
sús, no puede ser sacerdote. Si no sabe compa- biera gustado haber continuado como obispo
decerse de la multitud fatigada y abatida (Mt de mi diócesis. Yo tenía una comunidad que
9,36) o de la muchedumbre que padece ham- me costó mucho dejar. Tanto que pregunté al
bre (Mt 15,32), si no sabe conmoverse ante Papa Pablo VI: «¿Pero usted está seguro de
el dolor (Lc 7,13) y llorar ante la muerte (Jn que esta es la voluntad de Dios?, porque me
11,35), no puede ser sacerdote. Si la indiferen- cuesta mucho...». Dar la vida que hubiéra-
cia seca su corazón, no puede vivir el misterio mos querido vivir y no pudimos.”
de su virginidad consagrada. Sólo en la abso-
luta posesión del Espíritu de Amor es posible Cristo entre nosotros, PPC, Madrid 1998,
el gozo del celibato sacerdotal.” 149.

III. Alegres servidores de la esperanza


A esto se nos llama. A ser alegres servido- ración- está íntimamente conectada con la
res de la esperanza en medio de nuestro pue- tristeza o desgano o depresión espiritual.
blo y en favor suyo. Si no somos portadores de «Los que viven en la ­ tristeza fácilmente
alegría y de esperanza nuestro ministerio pier- caen en la desesperación» (S. Tomás, S. Th.
de credibilidad y se oscurece nuestro servicio. 2,2,20,4). Hay una causalidad mutua entre
ambas realidades sobrenaturales: la espe-
1] Alegres ranza engendra gozo y el gozo alimenta la
esperanza. Para el mundo de hoy -tan sumi-
El cardenal Pironio, quien sabemos que do en la tristeza y en el desaliento- los sacer-
con su vida ha sido testigo de esperanza en dotes debemos ser los permanen­tes testigos
tiempos difíciles, vincula la esperanza con la de la alegría y de la esperanza”33.
alegría, mostrando cómo se fecundan mutua-
mente: Quisiera comentar este texto de Pironio
con algo que dice el cardenal C. M. Martini:
“La esperanza está íntimamente conec-
tada con la ale­gría. «La alegría procede
también de la esperanza» (S. Tomás, S. Th. 33
E. PIRONIO, Reflexiones sobre la esperanza sacerdo-
2,2,28,1,2). Como su contraria -la desespe- tal, en Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 42-43.

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es muy distinta del mero optimismo, y alegría


que nada tiene que ver con ese entusiasmo vo-
luntarista en el que se insiste siempre en una
sociedad triste: tener buena onda, pensar en
positivo... Aquí se trata de algo que tiene lugar
en lo más hondo del corazón, puesto por Dios,
fruto de su presencia y de la obra del Espíritu
en él. La sociedad consumista puede darnos
muchos placeres, pero nunca la alegría. Sólo
quien es amado y ama sabe lo que es verda-
“La acción del enemigo es la de apagar deramente la alegría. La experiencia cristiana,
los deseos, la de acusarnos, apagar todo lo al hacernos saber amados por Dios, deposita
que hay de bueno en nosotros. Y esto ocurre en nuestros corazones una alegría que ninguna
cuando dejamos que esa voz negativa actúe en otra cosa puede darnos ni puede quitarnos. Y
nosotros. Tenemos dentro de nosotros lo que al llamarnos a amar, nos pone en el camino de
la Biblia llama «el acusador» (Satanás es el la alegría, que suele estar mucho más asociada
término hebreo que traducimos por el acusa- a lo que damos que a lo que recibimos. (Por
dor). Y tenemos que aprender a reconocerlo, eso Jesús nos decía que hay mucha más feli-
porque está enfurecido contra nosotros. Siem- cidad en dar que en recibir). El enemigo de la
pre nos hace ver nuestros lados negativos, alegría no es tanto el sufrimiento sino el egoís-
nuestros errores y nuestras incapacidades. mo, el estar sobre nosotros mismos. Veámoslo
[...] Es la paciencia y la perseverancia lo que al revés: fijémonos, como haciendo un test, en
Jesús recomienda: no hacer caso ni dentro de los momentos en los que perdemos la alegría,
nosotros ni en la comunidad, ni en el grupo, a en quién estamos pensando... Veremos que
las voces de derrotismo y de pesimismo, que siempre encontramos lo mismo: en nosotros
son voces del enemigo”34. mismos. Siempre hay un fondo de egoísmo
detrás de la tristeza. La alegría, por el contra-
Con todo, uno se pregunta: ¿Es posible la rio, es fruto del amor.
alegría en estos tiempos? Al ver el panorama
internacional y el nacional, que en ambos ca- Pironio lo dice así:
sos nos revela metidos en otro proceso lleno
de incertidumbre. Pero frente a esta pregunta, “Si la alegría es fruto del amor, la tristeza
yo subiría la apuesta con otra pregunta: ¿Es nace del egoísmo: «La tristeza mala proviene
posible ser cristiano renunciando a la ale- del desordenado amor de sí mismos, el cual
gría? Frente a tantas malas noticias, ¿no hay no es un pecado especial sino la raíz gene-
acaso una Buena Noticia que da norte y senti- ral de todos los pecados» (S. Tomás, S. Th.
do a nuestra vida? La noticia de un Dios que 2,2,28,4,1)”35.
nos ama y nos salva nos fue dada en Belén
y sigue brillando en medio de la noche. No- Y la alegría, además, nos hace buenos. El
sotros somos, como dice san Juan, los que sabernos amados nos hace buenos: Cuando
“hemos conocido el amor que Dios nos tiene nos sabemos amados no tenemos necesidad de
y hemos creído en él” (1 Jn 4,16). No se trata ofender ni de herir; no se experimentan envi-
de negar la realidad, pero desde que Jesús na- dias, ni se guarda rencor, ni resentimientos. Se
ció en Belén, siempre estará abierto el camino sabe perdonar y pedir perdón (cf. 1 Co 13).
para que nazca en nosotros la alegría –como La alegría cristiana consiste en un estado es-
fruto de la esperanza-. Porque la esperanza es piritual que el Espíritu de Dios introduce en
la guardiana de nuestra alegría en medio de la nuestros corazones por gracia.
noche. Cuando se pierde la esperanza, se apa-
ga inevitablemente la alegría. Esperanza que
35
E. PIRONIO, Reflexiones sobre la alegría sacerdotal, en
34
C. M. MARTINI, ¡Es el Señor...!, Bogotá 1986, 39-40. Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 49.

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2] La esperanza amenazada Perder la esperanza no es confesarnos im-


potentes, sino declarar impotente a Dios.
La esperanza está siempre amenazada:
¿Quién de nosotros no ha sentido alguna vez Por eso, para preservar la esperanza, yo
desánimo, desaliento, impotencia? A nivel diría que son necesarias dos cosas:
personal, a nivel eclesial (comunitario), a ni-
vel político-social… ¿Quién no estuvo algu- • reconocer nuestros límites,
na vez tentado de desesperanza –con su cuota • y, a su vez, no ponérselos a Dios.
de amargura, quizá de resentimiento, y sobre
todo con el ensimismamiento o repliegue per- Lo primero (reconocer nuestros límites)
sonal o sectario al que la falta de esperanza nos libera de toda pretensión de omnipoten-
induce-? cia (que termina a la corta o a la larga, pa-
Exhortando en una oportunidad a los reli- radójicamente, en impotencia). Lo segundo
giosos a ser alegres, Pironio les decía: (no ponerle límites a Dios) nos libera de todo
“Ser alegres en la esperanza. Pero sa- desaliento.
biendo que esto no es humanamente posible
en cada momento, porque hay situaciones en Dicho de otro modo: El no aceptar nues-
las cuales nos sentimos despedazados, dese- tros límites nos lleva a caer en la presunción,
chos, cansados. […] Hay muchas tardes de y el ponérselos a Dios nos arrastra a la deses-
crucifixión, de Viernes Santo, tal vez la mayor peración.
parte”36.
San Bernardo decía: “El conocimiento
Yo me pregunto si ese sentimiento de im- de nosotros mismos engendra humildad, y el
potencia, no cuando es circunstancial y res- conocimiento de Dios nos abre a la esperan-
ponde a hechos objetivos que no podrían dejar za”. Son dos movimientos complementarios.
de golpearnos, sino cuando se instala en nues- La mirada que no va más allá de uno mismo
tro corazón y nos roba la alegría, no es fruto, es fácil que acabe en desesperación. Hay que
muy a menudo, de una frustrada pretensión de completar el recorrido, para terminar ponien-
omnipotencia: Cuando yo no puedo, entonces do nuestros ojos en Dios. Recordemos que la
ya no hay caminos… Y la esperanza cristiana diferencia entre Pedro y Judas fue que Pedro,
lo que nos dice es que, aunque yo no puedo, habiendo traicionado al Señor, miró a Jesús,
Otro puede. Cuando ya no hay caminos, Otro se encontró con su misericordia, y lloró su pe-
viene. cado. Mientras que Judas no miró más que su
miseria y se desesperó.
Y a nosotros nos toca despejar los acce-
sos, abrir las sendas, remover los obstáculos, Poner los ojos sobre Dios nos ayuda a
tal como nos enseña la Escritura (cf. Is 40, 3-5; comprender que el objeto de la esperanza
Lc 3, 4-637). Abrir los caminos en nosotros y cristiana (a diferencia de la esperanza huma-
en la gente que acompañamos. Una y otra vez. na) no es el cumplimiento de lo que nosotros
Incansablemente. Como en el desierto, cuando deseamos, sino el cumplimiento de lo que
los caminos son cubiertos por la arena. Como Dios desea para nosotros. De aquí que Él no
en la sierra, cuando son lavados por la lluvia. siempre cumpla nuestros deseos, pero sí sus
Como en la pampa, cuando los huellones son promesas.
tan profundos que los caminos se tornan in-
transitables. Nosotros somos como empleados Por eso, la esperanza teologal implica una
de Vialidad para la vida de la gente… apertura hacia el futuro, fundada no ya en lo
que uno puede lograr sino en lo que uno pue-
36
E. PIRONIO, Consagrados en la Iglesia, Madrid 1984, de llegar a recibir (de Otro). Por lo cual, para
146.
37
Así llamaban Isaías y Juan el Bautista –citando al pro- esperar hay que ser pobre; los ricos y los po-
feta- a prepararse a la salvación que el Señor quería derosos no saben esperar… En cambio, para el
llevar a cabo en medio de su pueblo. pobre, “es lo último que se pierde”.

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3] Esperanza y vigilancia evangélica y no hacen el pase a tiempo ni al hombre in-


dicado.
Y si lo determinante de la esperanza, no -En la vida, más de una vez nos pasa lo
obstante implicar nuestro compromiso y es- mismo: nos enredamos en la jugada, no levan-
fuerzo, es lo que vamos a recibir, la actitud que tamos la cabeza, nos falta panorama al no mi-
pide es por tanto la de la vigilancia, para ad- rar un poco más lejos, terminamos encerrados,
vertir las señales de lo que Dios quiere realizar ahogándonos en nosotros mismos, perdemos
en nosotros (y a través nuestro), para advertir el ánimo, nos desalentamos. Y, como le ocu-
la llegada de lo que Dios quiera darnos, y para rre al jugador que termina mareado solo con
estar disponibles a dejarnos sorprender por lo la pelota “haciéndose un nudo”, también en
imprevisible (de Dios). nuestro caso a veces el acabar así tiene que ver
Dice Martini que la vigilancia “es el modo con un cierto individualismo y algo de preten-
de situarse la Iglesia que no vive abstraída so- sión autosuficiente.
bre sí misma, ni sólo sobre su presente, sino so- La esperanza nos invita, justamente, a le-
bre su Señor y lo que él prepara para el futuro vantar la cabeza. Mirar hacia Dios y hacia los
de la humanidad”. Vigilar “no es una actitud que tenemos alrededor. No jugamos solos. El
marginal de la vida cristiana, sino que resu- miedo, la inquietud, la pérdida de la paz, tie-
me la tensión característica hacia el futuro de nen mucho que ver con no levantar la cabeza.
Dios al articularla con la atención y cuidado La esperanza nos permite reconocer la presen-
por el momento presente. La vigilancia resulta cia de Dios y recuperar la serenidad en medio
especialmente actual en tiempos de crisis o de de las dificultades, no marearnos con lo que
extravío, es decir, cuando la falta de perspec- nos pasa. Pero para ello es preciso levantar la
tivas históricas, unida a cierta abundancia de cabeza.
bienes materiales, amenaza con adormecer la
conciencia en el disfrute egoísta de lo que se Podríamos decirlo al revés: cuando nos
posee y se olvida la seriedad de la hora y la sentimos confundidos y desalentados en me-
necesidad de opciones valientes y austeras. dio de las dificultades, fijémonos hacia dónde
[...] Muchas tristezas de los cristianos y nu- estamos mirando. Como el jugador que se ma-
merosas angustias que roen los corazones de rea en su propia jugada mirando sólo la pelota
bastante gente provienen de la incapacidad de entre sus pies, también nosotros encontrare-
vigilar en vibrante espera de ese gran don y mos en esos momentos que tenemos vuelta la
de ese gozoso encuentro. Debemos aprender mirada sobre nosotros mismos. Sólo viven con
a reconocer en nuestro tiempo cotidiano los esperanza los que saben levantar la cabeza.
signos de la venida de Jesús resucitado”38.
Y al levantar la cabeza, antes de mirar ha-
Y para esto es necesario “levantar la ca- cia delante debemos mirar hacia atrás. San
beza”, como dice Jesús en su discurso escato- Juan de la Cruz afirma que la facultad que po-
lógico, que es un llamado a la esperanza: “Ten- sibilita la esperanza es la memoria.
gan ánimo y levanten la cabeza, porque está
por llegarles la liberación” (Lc 21, 28)39. -Y el pueblo de Israel recurre una y otra
vez a la memoria de su historia para mante-
-En el fútbol, hay jugadores habilidosos ner viva su esperanza: haciendo memoria de
que no llegan a triunfar plenamente porque lo que el Dios de la Alianza había hecho en
“no saben levantar la cabeza”. Se enredan en su historia, el pueblo redescubría que “había
la jugada, les falta panorama, no ven más allá, futuro”… Porque miraba hacia atrás, podía se-
guir mirando hacia adelante.
38
C. M. MARTINI, Estoy a la puerta y llamo, Madrid 1993,
8-11. -En la Nueva Alianza nosotros también re-
39
Es precisamente con esta cita evangélica como Piro-
nio comienza su Meditación para tiempos difíciles (Bue- novamos nuestra esperanza en la celebración
nos Aires 1976, 7). Cf. A. L. AGUIRRE, Liturgia y Nueva eucarística, haciendo memoria (y haciendo
Evangelización, Buenos Aires 1991, C, T. 1, 14-15. presente) lo que Dios ha hecho por nosotros en

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el misterio pascual. Cada vez que celebramos hacia delante. Para vivir genuinamente en la
la eucaristía, tenemos motivos para recuperar esperanza es preciso no sólo tener buena me-
la esperanza. Es el lugar por excelencia donde moria –como decía antes- sino también estar
recuperar y alimentar la esperanza, abriéndo- bien anclados, con realismo y compromiso, en
nos a su palabra y a su presencia. el presente.

-En lo personal no podremos tener espe- El presente puede presentarse oscuro. No


ranza si perdemos la memoria. Y en tiempos siempre entendemos lo que pasa. Por lo cual
de desolación se hace particularmente necesa- es necesario mantener la esperanza en medio
rio, cuando “no hay futuro”, cuando todo es del desconcierto. Cuando nos sorprende en la
noche hacia delante, mirar hacia atrás para ruta un banco de niebla, es peligroso ir rápido,
comprobar una vez más –en nuestra historia pero también puede serlo detenerse. En esas
personal, en el itinerario de nuestro camino de circunstancias nos vemos obligados a avanzar
fe- la fidelidad de Dios y su misericordia en lentamente, aceptando tener una mirada cor-
nuestras vidas. Cuidado, que lo primero a lo ta: las luces altas, lejos de ayudarnos, por el
que estamos tentados en los momentos de de- contrario, nos encandilan. A nivel histórico, el
solación es a perder la memoria… banco de niebla parece que va a durar un buen
rato. Mientras tanto, paso a paso (en el día a
Además de levantar la cabeza para ver que día), habrá que afinar el discernimiento –que
hay futuro mirando hacia atrás, es preciso es- se hace particularmente necesario cuando las
tar bien anclados en el presente: cosas no se presentan claras- para poder, en lo
cotidiano, “no cansarnos de hacer el bien” (cf.
Cuenta Van Thuan, el obispo y después Gal 6,9; 2 Ts 3,13).
cardenal vietnamita, al relatar la noche en la
que fue apresado: “Esa noche, durante el tra- Y en tiempos de crisis estaremos particu-
yecto de 450 km. que me lleva al lugar de mi larmente acechados por la tentación. La ten-
residencia obligatoria, me vienen a la men- tación de experimentar malestar y decepción
te muchos pensamientos confusos: tristeza, por el pasado, ansiedad o perplejidad por el
abandono, cansancio, después de tres meses presente, y temor o angustia por el futuro.
de tensiones… Pero en mi mente surge clara-
mente una palabra que disipa toda oscuridad, No se trata de reprimir esos sentimientos
la palabra que Mons. John Walsh, obispo mi- sino de evangelizarlos: Es preciso acoger es-
sionero en China, pronunció cuando fue li- tos miedos y broncas metiendo en nuestro co-
berado después de doce años de cautiverio: razón la palabra de la fe, para que la confianza
«He pasado la mitad de mi vida esperando». en Dios (que en nuestra propia vida nos ha
Es una gran verdad: todos los prisioneros, in- dado pruebas de misericordia, de cercanía y de
cluido yo mismo, esperan cada minuto su libe- fidelidad) pueda transfigurar nuestra relación
ración. Pero después decidí: «Yo no esperaré. con el pasado, con el presente, y con el futuro.
Voy a vivir el momento presente colmándolo Que sea la confianza la que finalmente mande,
de amor». No es una inspiración improvisada, aunque esos sentimientos por momentos aso-
sino una convicción que he madurado durante men en nuestro corazón. De ese modo seremos
toda la vida. Si me paso el tiempo esperando, capaces de mirar con gratitud (creyente) el pa-
quizá las cosas que espero nunca lleguen. Lo sado, de vivir con pasión (amorosa) el presen-
único que con seguridad me llegará será la te, y de abrirnos con confianza (esperanzada)
muerte”40. al futuro.

Cuidémonos entonces de no confundir la 4] La esperanza en el Cielo


esperanza con lo que en realidad es una huida
El horizonte de la otra vida y, concreta-
40
F-X. N. VAN THUAN, Testigos de la esperanza, Buenos mente, la esperanza del Cielo es condición in-
Aires 2001, 16. dispensable para perseverar en las renuncias

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hechas en la vida sacerdotal, y para ser libe- poja la vida del creyente de una actitud obla-
rados de la tentación de querer vivir todo aquí tiva, solidaria y comprometida, para llevarlo a
y ahora. opciones básicamente provisorias, individua-
listas y consumistas.
Cuando se acusó a los cristianos de eva-
dirse del compromiso con la Historia bajo pre- “Si sólo para esta vida –decía Pablo- es-
texto de “no ser de este mundo”, de no ser sino peramos en Cristo, somos los más infelices de
peregrinos que no tienen aquí su patria sino en todos los hombres” (1 Co 15,19).
el Cielo, se nos advertía sobre un riesgo real.
Pero, ojo: tan verdadero como eso es que si 5] Servidores de la esperanza
dejamos de soñar con el Cielo, no alcanzare-
mos suficiente disponibilidad como necesita- [5.1] No sólo estamos llamados a tener
mos para ir tan lejos como Jesús nos pida, y esperanza. Nosotros hemos sido llamados a
para hacer entrega de nuestra vida hasta las ponernos al servicio de la esperanza de nues-
últimas consecuencias. Sólo quien cree en la tro pueblo. Los otros tienen derecho a esperar
otra vida tiene la libertad suficiente para poner de nosotros el testimonio de nuestra esperanza
en juego su vida aquí sin guardarse nada para –decía en una oportunidad el cardenal Etche-
sí. Esperar en la otra vida hace que uno pueda garay-, “a la manera de aquellos exploradores
no querer vivir todo ahora. que el pueblo de Israel enviaba a la Tierra
Prometida, y que regresaban de ella con sus
¿Hasta qué punto puede uno renunciar frutos, signo inequívoco de la bendición divi-
a las “oportunidades” que se le presentan de na sobre aquel país del que manaba leche y
placer, dinero, poder, etc., en esta vida si no miel”41. Su testimonio estaba llamado a sos-
cree en la otra? ¿En qué medida sería lógico tener la esperanza del Pueblo de Dios todavía
no desear todo acá si no es parte fundamental en el desierto, y no a contagiar –como otros
de nuestro deseo el más allá, o decir ahora lo hicieron- sus miedos y su débil confianza
no, si no hay un después? ¿Acaso como telón en las promesas del Dios vivo (cf. Núm. 13,1-
de fondo de nuestras renuncias no está siem- 14,9)42. Nuestro Dios define su fidelidad por
pre la profunda convicción de la otra vida? un amor sin retorno, por la eterna duración de
No debemos tener miedo de hablarle a la su ternura y de su misericordia; porque el ver-
gente del Cielo. En un tiempo se temía que dadero nombre de su fidelidad es el perdón,
hablando del Cielo la gente rehuyera de su un perdón que reabre siempre el futuro43. En
compromiso temporal. En realidad, sólo cre- este sentido, señalaba en una ocasión el card.
yendo en el Cielo, es posible estar plenamen- Spidlik que el final del Credo es un canto a la
te disponibles para el compromiso evangélico esperanza. Nosotros terminamos diciendo, en
en esta vida. el Símbolo Apostólico: Creo en… “el perdón
de los pecados, la resurrección de la carne, y
la vida eterna”. Decir que uno cree en el per-
Como la cultura actual no tiene un ho-
dón de los pecados es confesar que siempre
rizonte trascendente y todo lo refiere a este
hay futuro, que el futuro nunca está cerrado,
mundo como al único real, es lógico que la
que siempre se puede volver a comenzar. Que
idea rectora de la propia vida sea la búsque-
Dios va siempre por delante, nos espera siem-
da de satisfacción de las propias necesidades
para sentirse bien aquí y ahora, haciendo de 41
R. ETCHEGARAY, L’Evangile aux couleurs de la vie,
las renuncias, sacrificios o sufrimientos asu- Paris 1987, 63.
midos por el Reino una idea más romántica 42
“No podemos hundirnos en la depresión, porque es de
que posible. Cuando todo se resume en que “lo alguna manera un lujo que no pueden darse los padres
importante es que seas feliz” -entendiéndose de los chiquitos que se mueren de hambre. […] Cuando
por esto, aquí y ahora-, se está asumiendo, no nos hagamos responsables del dolor del otro, nuestro
compromiso nos dará un sentido que nos colocará por
siempre conscientemente, un presupuesto fun- encima de la fatalidad de la historia” (E. SABATO, Antes
damental del secularismo (si no hay Cielo, lo del fin, Bs. As. 1998, 203-204).
único importante es ser feliz ahora), que des- 43
Cf. Ibid., 60.

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pre adelante con su misericordia para acoger- el cansancio o el desaliento nos hacen desfa-
nos, para darnos la vida, la vida eterna. llecer –como Elías en el desierto- siempre hay
alguien que nos grita en nombre del Señor:
Y en relación con esto, con la revelación «Levántate y come, que aún te queda un lar-
de la misericordia de Dios como fuente de es- go camino» (1 Re 19,7). La contemplación es
peranza, Pironio decía que lo primero que re- esa capacidad para descubrir enseguida la
vela el sacerdote por su sola existencia es que presencia del Señor en los amigos como ins-
“Dios amó tanto al mundo, que le dio a su Hijo trumentos de Dios. Como los cansados discí-
único” (Jn 3,16). “Una existencia sacerdotal pulos de Emaús lo reconocieron en la fracción
es, como Cristo, una donación del Padre y un del pan (Lc 24,35)”45.
signo de que Dios no quiere la condenación
del mundo, sino que el mundo se salve por él” [5.2] Provocar la esperanza en medio
(Mt 19,11)44. La sola presencia del sacerdote de la sociedad consumista: Frente al deseo
en medio de su pueblo es fuente de esperanza, de felicidad que caracteriza la cultura actual,
porque es signo de que Dios sigue queriendo estamos llamados a evangelizar el deseo, a
salvarlo; es más, que sigue viniendo a su en- tender puentes entre el evangelio y la búsque-
cuentro para salvarlo. da de felicidad que está a flor de piel en nues-
tros contemporáneos. Y estos puentes se hacen
Decía en otro lugar Pironio que es preciso particularmente necesarios en la vida de nues-
“apoyarse en Quien nos sostiene y abrirse a tros jóvenes, para liberarlos de los mensajes
quien nos necesita”... Para ello es necesario tramposos, narcisistas y egoístas, revelándoles
reconocerse a la vez débil y fuerte. Y el cre- desde el evangelio que la felicidad requiere
yente experimenta siempre esa aparente con- un vuelo más alto, y que, sobre todo, se la en-
tradicción, vive cotidianamente esa paradoja. cuentra cuando se la procura para los demás
Nosotros creemos, y al mismo tiempo, segui- antes que para sí, por paradójico que suene. Lo
mos aprendiendo a creer. Esperamos, y a mis- nuestro no es otra cosa sino poner en contacto
mo tiempo, seguimos aprendiendo a esperar. la sed con la fuente. Alguna vez pensé en la
Amamos, y al mismo tiempo, seguimos apren- posibilidad de proponerle a quienes trabajaban
diendo a amar. Nos sentimos indigentes y, al pastoralmente con los jóvenes, organizar algo
mismo tiempo, conscientes de ser portadores poniendo como lema ese slogan publicitario
de un don. Por eso, mientras creemos y segui- de una conocida gaseosa: “Hacéle caso a tu
mos aprendiendo a creer, ayudamos a otros a sed”. Porque a eso, en definitiva, deberíamos
creer. Es parte central de nuestra misión ayu- llevar a nuestros jóvenes: a que le hagan caso
dar a otros a creer, ayudar a otros a esperar, a su sed. No a la más superficial –que es lo que
ayudar a otros a amar. Y si no lo hacemos, quiere aprovechar la maquinaria consumista-
nuestra vida se convierte en un escándalo para sino a la más profunda, la que está gritando en
el pueblo de Dios. Quizá no resolvemos nada todo corazón, la que se esconde detrás de toda
pero sostenemos la esperanza de los otros a lo otra búsqueda, y que es aquella que conduce a
largo del camino. ¿Un engaño que anestesia? Dios. La que grita: “Nos hiciste, Señor, para
No, una certeza que sostiene. Ti, y nuestro corazón estará inquieto mientras
no descanse en Ti.” Revelarles que detrás de
Para Pironio la amistad es a menudo sos- todo ese conjunto anárquico y desorientado de
tén de la esperanza, y revela cómo el tejido deseos, se encuentra el deseo de Dios.
eclesial y fraternal muchas veces nos sostiene
cuando estamos desfallecientes o abatidos: Por eso, no se trata quizá tanto de educar
a los jóvenes para rechazar las tentaciones que
“Hay veces en que nos hace falta espe- presenta la sociedad consumista en su amplia
rar con la esperanza de los amigos. Cuando oferta de placeres, sino en agrandarles el de-

44
E. PIRONIO, Espiritualidad sacerdotal, en Escritos Pas- 45
E. PIRONIO, Meditación para tiempos difíciles, Buenos
torales, Madrid 1973, 152. Aires 1976, 47-48.

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ESPIRITUALIDAD

seo…, llevándolos a que prevalezca en ellos 6] Las “edades” de la esperanza


su vocación al gozo por sobre su tendencia al
placer. Sólo así podrán vivir optando por algo Quisiera detenerme un momento, antes
que está más allá de la satisfacción egoísta de de terminar, sobre los distintos acentos que, a
necesidades primarias, y que se presenta como grandes rasgos, adquiere la esperanza en cada
condición de plenitud. etapa de la vida.

El gozo se diferencia del placer por varios • Entre los jóvenes es o debería ser casi
motivos: el placer afecta parte de la persona, connatural. Por un lado, porque como dice
y el gozo, a toda. El placer está vinculado a Santo Tomás tienen mucho más futuro que
las cosas y el gozo a los valores. El placer se pasado y porque están llenos de energía para
reduce al instante y es fugaz, mientras que el encaminarse hacia el bien deseado47. Pero
gozo se abre al futuro y permanece. El placer también porque se carece un poco de realismo,
tiende a lo repetitivo y el gozo tiende a algo no se tiene tanta experiencia del fracaso, no se
creciente. El placer crea dependencia y tiende ha chocado todavía con los duros límites de la
a generar adicción, y produce un adormeci- existencia y la resistencia que ofrecen las co-
miento y empobrecimiento psíquico que nos sas cuando quieren ser cambiadas, y por ello el
quita capacidad de desear; nos reduce las aspi- ideal prevalece sobre la realidad en una actitud
raciones; se vuela más bajo. Nosotros estamos que a veces está dominada por cierta ingenui-
hechos para el gozo (“Les he dicho esto para dad. No sólo el ideal prevalece sobre la reali-
que mi gozo estén en ustedes y este gozo sea dad sino que también la esperanza se apoya
perfecto” - Jn 15,11), y el placer no hace más más sobre las propias fuerzas y convicciones
que anestesiarnos frente a deseos más profun- que sobre la acción de Dios y sus misteriosos
dos que están en el corazón humano. Por eso, planes. Es un compuesto entonces en donde a
insisto, sirviéndonos de la insaciabilidad del menudo hay quizá más de esperanza humana
corazón humano, que tarde o temprano descu- que de esperanza teologal, pero en camino de
bre que está hecho para algo más alto y más
maduración.
ancho que el disfrute egoísta de todo lo que lo
rodea, hay que provocar la esperanza agran-
• En la mitad de la vida, probablemente
dando el deseo46.
el cielo ya no es tan claro y soleado como en
la primera juventud sino quizá “parcialmente
nublado”. El ideal fue puesto en crisis por la
46
“Habiendo crecido con el hábito de la gratificación
inmediata, nuestros jóvenes han de digerir grandes do- realidad. No sólo por la realidad del mundo
sis de frustración y de ansiedad, pues han vivido muy sino también por la realidad eclesial. Y por la
protegidos en la infancia y en la adolescencia, y sien- propia realidad personal. Las cosas no fueron
ten cómo la incertidumbre ante el futuro oscurece su siempre como uno las había soñado, y uno lle-
horizonte existencial. Adolecen de poca capacidad para
ga a esta edad con distintas cicatrices producto
soportar el sufrimiento y la renuncia. Su escasa consis-
tencia psicológica los hace enormemente vulnerables. de encontronazos ruidosos o sordos contra los
[...] Todo lo que supone renuncia o austeridad se ha límites de la realidad exterior e interior. Frente
desvalorizado en beneficio del deseo y su gratificación a ello se abren en esta etapa dos riesgos y un
inmediata. Así van emergiendo individuos vacilantes camino de maduración. Los riesgos son: en
y frágiles, propensos a desfallecer o a hundirse ante
primer lugar, replegarse sobre el ideal, adqui-
cualquier adversidad. Las relaciones personales están
sometidas a la inestabilidad, pues se tiene miedo de la riendo una actitud de corte fundamentalista,
propia vulnerabilidad y de la inconsistencia ajena. La
búsqueda de gratificación inmediata condiciona la so- 47
Cf. E. PIRONIO, La virtud de la esperanza (Clase Magis-
lidez de todo compromiso: sólo se mantiene si resulta tral - Inédita). Recuerda Pironio que “Santo Tomás dice
agradable para el sujeto, porque se vive en la creencia que los jóvenes viven principalmente en la esperanza
de que un compromiso importante en la vida debe ser porque son los que miran más al futuro y porque tienen
en todo momento gratificante. No es comprensible una plenitud de energía para irlo realizando; y la esperanza
opción que se deba mantener con el esfuerzo ascético.” supone energía que vence obstáculos, supone también
(A. JIMÉNEZ ORTIZ, Jóvenes de hoy: Trazos para un per- mirar hacia el futuro. Por eso, a ellos les pertenece por
fil, “Misión Joven” n. 236 (1996) 19-20). antonomasia esta virtud de la esperanza” (Ibíd..).

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que resguarda la esperanza a fuerza de negar


la realidad. Es el repliegue sobre la trinchera,
del que se sale más rígido e intolerante, con
una actitud agresiva ante la realidad.
El otro riesgo es el opuesto: ante la resis-
tencia que la realidad ofrece, uno capitula y re-
signa el ideal, asumiendo una actitud más bien
cínica, marcada por el desencanto, el comen-
tario ácido o sarcástico sobre la vida eclesial, y
la búsqueda de compensaciones humanas que
hagan más llevadera nuestra vida personal.
una adolescencia que persiste. Gente enveje-
El camino que se abre entre estos dos riesgos
cida en cuanto a sus sueños (que han quedado
es el de sostener la tensión inevitable entre el
atrás, que ya no tiene por delante como hori-
ideal y la realidad, purificando el objeto de la
zonte), y adolescente en cuanto a estar centra-
esperanza, y abriéndose a la acción de Dios
da sobre la satisfacción de sus propias necesi-
allí donde prevalecía al comienzo una cierta
dades. Y esta mezcla reemplaza tristemente a
pretensión de autosuficiencia. Allí donde des-
la madurez; o, mejor dicho, ha hecho abortar
cubrí que yo “no puedo”, se me presenta una
la madurez, para acabar sustituyéndola.
pregunta: “¿Me confío entonces a Otro (y a
otros)?” Es decir, ante la crisis de la esperanza
En el primer caso, en cambio, el de quie-
humana inicial, se abre la posibilidad de ma- nes han adquirido con los años una verdadera
durar en la esperanza teologal. Algo que forma sabiduría evangélica, la acción de Dios ha pre-
parte de la llamada a una segunda conversión. valecido sobre nosotros, y la esperanza huma-
A este respecto, la presencia o la ausencia de na ha sido asimilada por la esperanza teologal.
la alegría en el corazón será lo que revele qué “Cuanto más avanzamos –decía René Voi-
camino se ha tomado. Hablo de verdadera ale- llaume-, más necesidad tenemos de ser soste-
gría, esa que el mundo no puede dar ni tampo- nidos en la esperanza por una fuerza que su-
co puede quitar. pera nuestras posibilidades naturales y que es
don del Espíritu. ¡Antes, no hubiéramos sido
• En la tercera edad, las cosas normal- capaces de darnos cuenta de ello! Pero para
mente están más definidas, pero siempre se ser capaz de renacer, es necesario presentarse
puede modificar el rumbo –tanto para bien muerto, vencido, maleable a la regeneración
como para mal-. Es una etapa de la vida en divina en nosotros”49.
la que se puede haber adquirido la sabiduría Como en una segunda infancia, uno vuel-
evangélica que nos ha hecho comprender que ve a caminar tomado de la mano de otro. Se
donde yo no puedo, Él, sin embargo, obra. deja llevar (cf. Jn 21,18). Se hace más viva a
Lo cual ha ido liberando de toda pretensión su vez la esperanza del Cielo, y esto permi-
de autosuficiencia sin que esto deba ser con- te rejuvenecerse, ya que como ocurre con los
fundido con el talante cínico de quien ya nada jóvenes, otra vez uno tiene mucho más futuro
espera. Jean Guitton, comentando un texto de que pasado. Los jóvenes (y los de edad inter-
Saint-Beuve (“Se endurece en ciertos puntos, media –entre los que me incluyo-) necesitamos
en otros se pudre, pero no madura”), dice que recibir de los curas con más años en nuestros
hay vidas en las que con el paso del tiempo, presbiterios un testimonio de esperanza, el
bajo la falsa apariencia de la madurez, se mez- testimonio que sólo los años pueden autorizar
cla una adolescencia que no se va, con un en- y legitimar, de un Dios que, en medio de una
vejecimiento que se adelanta48. También en el realidad áspera, a menudo oscura, que esconde
sacerdocio podrían presentarse quienes tengan los horizontes y hasta borra las huellas, nun-
esa mezcla de envejecimiento prematuro con ca abandona, nunca se ausenta, aunque nos

48
Cf. J. GUITTON, Ensayo sobre el amor humano, Bue- 49
R. VOILLAUME, Lettres aux Fraternités, t. II, París
nos Aires 1968, 112. 1960, 214.

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impaciente su silencio. Los mayores están “Hemos perdido la alegría porque hemos
llamados a ser ante los más jóvenes garantes perdido el sentido de la cruz; entonces hace
del amor de Dios, pues aunque Él no necesite falta que venga el peregrino de Emaús y nos
esto, nosotros más de una vez precisamos que diga golpéandonos la cabeza: ¡Hombres tes-
alguien nos confirme en el camino emprendi- tarudos, no habéis entendido que por ahí tiene
do, nos aliente cuando no podemos reconocer que pasar el Cristo para poder llegar a la gloria!
la cercanía del Dios que nos acompaña. Los ¿No sabes que está ahí precisamente el secreto
mayores pueden hablar con autoridad –con la de tu felicidad? ¿No sabes que el que ha enten-
autoridad que da el paso del tiempo- de la fi- dido esto ha sido Pablo que gritó: Para mí no
delidad del Dios cristiano. Y pueden ser para hay alegría más grande que la Cruz? ¿Sabes
los que vienen detrás una ventana a la mise- que la cruz es el secreto de tu felicidad?
ricordia de Dios, por tanto perdón recibido
y ofrecido a lo largo de la vida. Finalmente, “Hemos perdido la alegría porque nos
los mayores están llamados a sostenernos con hemos quedado a mitad de camino. Quisimos
su alegría, expresión de un corazón que con arrancarnos del mundo, de las cosas, para vivir
los años no se ha endurecido sino que se ha exclusivamente en el seguimiento de Cristo, y
ensanchado (como el buen vino, el tiempo no nos hemos cansado, como Elías, y nos hemos
lo ha echado a perder sino que lo ha madu- tirado bajo un árbol diciendo: ¡Señor, no pue-
rado, dándole un sabor más exquisito). Fruto do más! No hemos seguido hasta el monte;
de haber vencido el desencanto cuantas veces entonces, no lo hemos aprehendido totalmente
se presentó como tentación en el camino. Los a Cristo; es decir, no vivimos con autenticidad
mayores han de ser los custodios de la alegría nuestra pobreza, nuestra castidad y nuestra
en nuestros presbiterios. obediencia.

••• “Por un lado hemos dejado cosas, perso-


nas, hemos intentado dejarnos a nosotros mis-
Para cerrar esta última exposición mía, mos; por otro lado, como no nos hemos des-
quisiera servirme de las palabras con que Pi- prendido radicalmente de nosotros mismos en
ronio cerraba un retiro. Él decía así: la autenticidad de la pobreza, de la obediencia
y de la castidad, tampoco hemos alcanzado
“Si yo tuviera que desearles algo, casi al plenamente a Cristo, no vivimos la alegría de
término de este retiro, les haría este augurio del la consagración y somos personas que arras-
apóstol Pablo: «Sean alegres en la esperanza; tramos la fidelidad que hemos prometido. Da-
constantes en la tribulación; perseverantes en mos lástima.
la oración» (Rm 12,12). Me parece que esto
define la figura, el estilo, la actividad y el mi- “Está bien que llevemos un rostro sereno,
nisterio de un sacerdote y de un obispo”50. serio, contemplativo, pero no un rostro abu-
rrido. El Señor nos pide que transmitamos el
Apéndice III gozo de la consagración a los demás.

Textos escogidos del Cardenal Eduardo “La alegría verdadera, la que no se pier-
F. Pironio de, la que es serena, contagiosa y hace bien a
los demás es la alegría que nace de la oración
“Hemos perdido la alegría porque hemos y de la cruz. ¿Cuántas veces os ha pasado que
perdido la profundidad interior, la serenidad se os han acercado otras personas para de-
que nos da la contemplación en la visión del ciros: yo quisiera saber qué es lo que usted
mundo, de las cosas, de los acontecimientos hace para estar siempre alegre? ¿Por qué no
de la historia. somos siempre imperturbablemente serenos,
alegres, gozosos y contagiamos a los demás?
50
E. PIRONIO, Cristo entre nosotros, PPC, Madrid 1998, ¿Por qué yo, sacerdote, religioso o religiosa
142. no soy siempre invariablemente el mismo si

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soy testigo de la Pascua, aun cuando me haya


Hemos perdido la alegría por-
caído encima la cruz más grande y el Señor
la haya clavado bien hondamente en mi co- que nos hemos quedado a mitad
razón? ¿Por qué no he de seguir gritando al de camino. Quisimos arrancar-
mundo la esperanza de la resurrección, el
nos del mundo, de las cosas . . .
gozo de su presencia?”
ce. Las almas dispersas o agitadas pueden ser
Consagrados en la Iglesia, Madrid 1984,
divertidas (en el sentido de «apar­tarse» o «que-
147-148.
brarse»), pero no alegres. La verdadera ale­gría
va siempre precedida del silencio y lo desea.
••• “La verdadera alegría es riqueza interior,
plenitud de vida, posesión perfecta de sí mis-
“Sto. Tomas enseña que la desesperación mo. Hay una exacta correspondencia entre la
nace siempre de cierta tristeza espiritual, que es plenitud de la gracia y la ­perfección del gozo:
una especie como de desgano espiritual. «Los María Santísima es, por eso, «la llena de gra-
que viven en la tristeza -dice Sto. Tomás textual- cia» y «la causa de nuestra alegría». También
mente- fácilmente caen en la desesperación»”. hay una exacta correspondencia entre la sere-
nidad interior -ple­na posesión de sí mismo- y
La virtud de la esperanza (Clase magistral la alegría.
– Inédita), 8. “Santo Tomás estudia la alegría como pri-
mer acto o efecto interno de la caridad (2, 2,
••• 28). Los efectos internos son: gozo, paz, mi-
sericordia. Los efectos externos: ­beneficencia,
“La esperanza está íntimamente conecta- limosna, corrección fraterna.
da con la ale­gría. «La alegría procede también
de la esperanza» (S. Tomás, S. Th. 2,2,28,1,2). “Para entender bien nuestra alegría sacer-
Como su contraria -la ­desesperación- está ín- dotal -como toda alegría cristiana- conviene
timamente conectada con la tristeza o desgano ubicarla dentro de esta marca teologal. Enton-
o depresión espiritual. «Los que viven en la ces resulta una alegría virtuosa e inconmovi-
­tristeza fácilmente caen en la desesperación» ble. Cuando se ama a Dios con toda el alma se
(S. Tomás, S. Th. 2,2,20,4). Hay una causa- está siempre inmutablemente sereno y alegre.
lidad mutua entre ambas realidades sobrena- Y cuando el amor alcanza su máxima expre-
turales: la esperanza engendra gozo y el gozo sión, en la Cruz, enton­ces la alegría alcanza
alimenta la esperanza. también su mayor intensidad. El amor madura
“Para el mundo de hoy -tan sumido en la en la Cruz y se expresa en el silencio; ahora
tristeza y en el desaliento- los sacerdotes debe- se comprenderá mejor esta progresión: amor,
mos ser los permanen­tes testigos de la alegría cruz, recogimiento, gozo.”
y de la esperanza. Lo seremos en la medida de
nuestra liberación interior.” Reflexiones sobre la alegría sacerdotal, en
Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 47-48.
Reflexiones sobre la esperanza sacerdo-
tal, en Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, •••
42-43.
“Si la alegría es fruto del amor, la tristeza
••• nace del egoísmo: «La tristeza mala proviene
del desordenado amor de sí mismos, el cual
“El sacerdote es el hombre de la ale­gría. no es un pecado especial sino la raíz gene-
Pero de la alegría austera, majestuosa e inalte- ral de todos los pecados» (S. Tomás, S. Th.
rable, que supone la Cruz y el recogimiento. 2,2,28,4,1).”
“La alegría no es dispersión, disipación o
bullicio. Eso indica el vacío interior y lo produ- Reflexiones sobre la alegría sacerdotal,

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en Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 49. fixión, de viernes santo, tal vez, la mayor parte.
Sin embargo, tenemos que dejarnos invadir por
••• el Espíritu de la Pascua para ser felices, para
contagiar a los demás esta felicidad.
“La gran crisis de vocaciones -que tan “La alegría de la Iglesia, ¡cómo hemos
justamente nos alarma- se debe en parte a la perdido este sentido! Se ha apagado la alegría
crisis de alegría sacerdotal. Porque no vivimos en nuestra Iglesia. Pablo decía: «Estad siem-
la plenitud de nuestra gracia, de nues­tro mi- pre alegres, os lo repito, estad alegres, que el
nisterio y de nuestra cruz. El mundo nos ve Señor está cerca». Pablo habla a la primera
un poco tristes y como arrepentidos de nuestro comunidad que vive en actitud firme, en vi-
sacerdocio.. gilante espera, una comunidad que vive en la
“Es necesaria una reacción. La Sagrada sencillez cotidiana del amor. Les dice: «Estad
Escritura nos incita a la alegría: «estad siem- alegres, que el Señor viene, porque el Señor ya
pre alegres» (1 Tes. 5, 16). Este versículo, el vino, porque el Señor está». Por eso tenéis que
más breve de todos, está conectado con la ora- estar alegres.”
ción: «orad sin cesar» (v. 17). Santiago Após-
tol ­también conecta la alegría con la oración: Consagrados en la Iglesia, Madrid 1984,
«¿Hay entre ­vosotros alguno que sufre? Haga 146.
oración» (Sant. 5, 13).”
•••
Reflexiones sobre la alegría sacerdotal,
en Palabras sacerdotales, Bs. As. 1992, 51. “Uno sólo sería incapaz de esperar, es la
comunión ciertamente con el Cristo pascual
••• que vive en nosotros, pero es la comunión
también con nuestros hermanos. En este sen-
“¿Cuál es nuestra misión específica hoy en tido nosotros necesitamos que alguien se nos
el interior de la Iglesia? Expresar la Iglesia de acerque para hacernos esperar.
la Pascua, comunicar la alegría, engendrar la “Dos historias en la Escritura nos abren
esperanza, gritar al mundo: ¡Sí, Cristo resucitó este camino de esperanza.
haciendo el camino para nosotros! Ser alegres “En el A.T. el profeta Elías es profeta de la
en la esperanza, pero claro, esto no es huma- esperanza, pero llega un momento en que sufre
namente posible en cada momento, porque hay una gran tentación de desaliento. Perseguido
situaciones en las cuales nos sentimos también por la reina Jesabel, escapa al desierto, pero ha
despedazados, deshechos, cansados. Humana- empezado la tarea solo, y este es el riesgo de la
mente no siempre es una mañana de resurrec- esperanza. Empieza a caminar por el desierto,
ción para nosotros; hay muchas tardes de cruci- no puede más, el sol le quema y se tira debajo

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de una retama y dice: ¡Señor, basta, no puedo bien a los discípulos, aun cuando parezca ex-
seguir más, no quiero seguir viviendo! Es la traño que este señor sea el único que no sabe
expresión más gráfica del desaliento. lo que pasa. Es nuestro gesto -el de acompa-
“¡Cuántas veces pudo habérsenos metido ñante- para nuestros hermanos. Acercarnos y
también a nosotros esto: basta! ¡Yo no aguanto decirles: ¿Qué os pasa?
más en esta casa; basta, yo no aguanto más en “Nos hallamos ante un hermano que no
la congregación; no aguanto más lo que está su- está como otras veces, que lo encontramos
cediendo en la Iglesia! ¡Señor, quiero morirme! demasiado serio, preocupado, triste, muy mor-
Tentación de desaliento, crisis de esperanza. dido por el desaliento. Veo que no estás como
“¿Qué le pasó a Elías? Que se durmió. antes, ¿qué te pasa? Sin querer penetrar dema-
¡Ojalá pudiéramos también nosotros dormir- siado adentro, por lo menos le hacemos sentir
nos con más frecuencia! Sí, sí. Entonces el Es- con nuestra compañía cercana que entendemos
píritu obraría con más intensidad en nosotros. su dolor y queremos compartirlo.
Elías se durmió y entonces el ángel le dijo: “Segunda actitud de Jesús: interpretar
«Despiértate, levántate y come». Se levantó y desde la palabra: «Empezó a explicarles desde
vio que había una torta preparada, comida y un Moisés todas las Escrituras...» Es otro gesto
jarro de agua. Elías tomó y comió, pero estaba de esperanza, descifrar el sentido de la cruz
tan desalentado, que se volvió a dormir. Vol- para convertirlo en sabiduría para los hom-
vió a despertarlo y decirlo: «Levántate y come, bres, pero para eso nosotros tenemos que ser
que tu camino es largo». los primeros que descubrimos que no hay es-
“Qué bueno es encontrar en la vida alguien peranza sin cruz y la esperanza verdadera nace
que, cuando nosotros nos sentimos desalenta- el Viernes Santo, nace del corazón de la cruz.
dos y decimos: ¡basta!, alguien se acerque y “Tercer gesto: Jesús parte el pan; ahí lo
nos diga: «Levántate y come, todavía te queda descubren, lo reconocen al partir el pan. ¿Qué
mucho». ¡Qué bueno es encontrar una persona significa partir el pan? Es el gesto de la do-
amiga que sea como el signo de aquel ángel de nación, de la entrega. Los discípulos recono-
la esperanza, que nos comunique la esperanza! cieron a Jesús al partir el pan: «Este es aquel
¡Qué bueno si nosotros nos convertimos para que se nos dio, aquel que se nos entregó».
el mundo de hoy en este ángel de la esperanza Entonces se sintieron muy reanimados en la
que dice a los hombres cansados, pesimistas, esperanza, porque ese que se nos dio, ese que
desilusionados: ¡Animo, tened coraje, adelan- se nos entregó, está aquí, y salieron a gritar la
te, que aún queda mucho por hacer, a los jóve- esperanza a los hermanos.
nes de hoy sobre todo! “No se quedan con la esperanza guardada
“El otro episodio es del N.T. (Lc 24). El para sí, sino que se sienten obligados a volver
episodio de Jesús, acompañante de los discí- esa misma noche al cenáculo donde han que-
pulos de Emaús. Nos hace comprender que la dado también los otros discípulos entristecidos
esperanza es camino y es comunión. y desalentados y contagiarles de esperanza, y
La esperanza es camino en los discípulos ¡qué encuentro! Apenas entran en el cenáculo,
que van caminando desalentados y tristes en los de adentro les dicen: «Es verdad, Cristo
la tarde de la resurrección hacia la aldea de resucitó, el Señor resucitó y se apareció a Si-
Emaús. Es comunión. Jesús, que advierte su món». Ellos a su vez, termina el Evangelio, les
tristeza, su desesperanza, se acerca, y ¿cuál es contaron cómo le habían reconocido al partir
el gesto de Jesús? Lo primero de todo, Jesús se el pan. Este fue el encuentro gozoso de dos
pone al lado, entra en la vida de ellos. Segun- esperanzas que habían muerto.”
do, Jesús interpreta la cruz desde la palabra,
interpreta su desaliento. Tercero, Jesús les par- Consagrados en la Iglesia, Madrid 1984,
te el pan: los tres gestos de Jesús. 152-154.
“Se acerca a ellos, ¿de qué estáis hablan-
•••
do? Es una forma de introducirse y hacer suyo
el dolor de estos hombres. El simple hecho de “Os he dicho esto, para que mi gozo esté
que Jesús se haya interesado por ellos, les hizo en vosotros, y vuestro gozo sea colmado (Jn

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ESPIRITUALIDAD

15,11). Toda la revelación de Jesús, la Buena 1,16). Cuando los tiempos difíciles irrumpie-
Noticia del Reino es para engendrar alegría. ron en la historia por el pecado del hombre,
Lo que existía desde el principio, lo que hemos María Santísima fue anunciada proféticamen-
oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo te (Gn 3,15) como partícipe en la salvación
que contemplamos y tocaron nuestras manos del hombre. Cuando la «llena de gracia» (Lc
acerca de la Palabra de vida, –pues la Vida se 1,28) dijo que Sí, los tiempos difíciles se con-
manifestó, y nosotros la hemos visto y damos
virtieron en tiempos de salvación. Siguieron
testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que
siendo difíciles –más marcados con la cruz
estaba vuelta hacia el Padre y que se nos ma-
que antes: «será signo de contradicción y una
nifestó– lo que hemos visto y oído, os lo anun-
espada te atravesará tu alma» (Lc 2,34-35)-
ciamos, para que también vosotros estéis en
comunión con nosotros. Y nosotros estamos en pero no imposibles. Porque «para Dios nada
comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucris- hay imposible» (Lc 1,37). Comenzó entonces
to. Os escribimos esto para que nuestro gozo el cambio de la tristeza en gozo, de la angustia
sea completo (1 Jn 1,1-4). Si nuestro ministe- en serenidad, de la desesperación en esperan-
rio no engendrara alegría, si nuestra vida sacer- za. las tres frases del Ángel de la Anunciación
dotal no es profunda y serenamente alegre, no a María son significativas: «Alégrate», «No
es testimonio de la verdad, ni testifica al Dios tengas miedo», «Para Dios nada hay impo-
Amor manifestado en Cristo Jesús Nuestro Se- sible». Continúa en la historia esta profunda
ñor. Si yo tuviera que desearles algo, casi al invitación de Dios a la alegría, la serenidad y
término de este retiro, les haría este augurio la esperanza.
del apóstol Pablo: Sed alegres en la esperan- “¿Cómo serán los tiempos nuevos que el
za; constantes en la tribulación; perseverantes Espíritu ha reservado para nosotros? ¿Cómo
en la oración (Rm 12,12). Me parece que esto
serán los tiempos nuevos que nosotros mis-
define la figura, el estilo, la actividad y el mi-
mos, como instrumentos del Espíritu, pre-
nisterio de un sacerdote y de un obispo.”
pararemos para el futuro? Todo depende del
plan de Dios, descubierto en la contemplación,
Cristo entre nosotros, PPC, Madrid 1998,
142. aceptado en la pobreza y realizado en la forta-
leza de la disponibilidad.
••• “María nos acompaña.”
“La plenitud evangélica de los tiempos di-
fíciles está marcada por la presencia de María Meditación para tiempos difíciles, Bue-
«de la que nació Jesús, llamado Cristo» (Mt nos Aires 1976, 67-68.

PA S T O R E S
58 NUM. 43 • DIC. 2008
PASTORAL SACERDOTAL

[Card. Jorge Mario Bergoglio, s.j]


Arzobispo de Buenos Aires

El mensaje de aparecida
a los presbíteros
El siguiente escrito no es un artículo sino una guía de exposición de diversos
aspectos sobre el tema “La concepción del presbítero que presenta Aparecida”.
Además de las cosas explícitas que el Documento dice sobre el presbítero se
recurre, para explicarlo mejor, a categorías válidas para todos los discípulos
misioneros.
1. Dentro de una comunidad de discípulos y actividad será la de un “pastor conducido”
misioneros (203, 316, 324) Aparecida busca o, dicho de un modo más plástico, la de un
lo específico (200-285) de la espiritualidad “conductor conducido”. 
sacerdotal en orden a la vida en J.C. para 3. Conviene no olvidar que IDENTIDAD
nuestros pueblos (vida desafiada en su dice a PERTENENCIA; se es en la medida
identidad, en su cultura, en sus estructuras, en que se pertenece. El presbítero pertenece
en sus procesos de formación y vínculos cfr. al pueblo de Dios, del que fue sacado y
192-195; 197). No deja de llamar la atención al que es enviado y del que forma parte.
esta referencia a los desafíos, que desarrolla Aparecida subraya esta pertenencia eclesial
ampliamente; significa que lo específico del para todos los discípulos misioneros en el n.
presbítero “está en tensión”. En otras palabras, 156, que es clave en este sentido: se habla
Aparecida renuncia a una descripción estática de CON-VOCACIÓN a la comunión en la
de la especificidad presbiteral. Esta existencia Iglesia, y se afirma que “la fe en Jesucristo
tensionada excluye desde el vamos cualquier nos llegó a través de la comunidad eclesial y
concepción del presbiterado como “carrera ella nos da una familia, la familia universal
eclesiástica” con sus pautas de progreso, de Dios en la Iglesia Católica”. Y señala la
escalafón, retribuciones etc. situación existencial de quien no entra en esta
2. Sobre este trasfondo define la IDENTIDAD pertenencia comunional: el aislamiento del
del PRESBÍTERO respecto a la comunidad yo. La conciencia aislada de la marcha del
con dos rasgos. En primer lugar como don pueblo de Dios es uno de los mayores daños
(193,326) en contraposición a delegado a la persona del presbítero porque afecta
o representante (193). En segundo lugar a su identidad en cuanto está disminuida
destaca la fidelidad en la invitación del parcial o selectivamente su pertenencia a
Maestro contraponiéndola a la gestión (372). ese pueblo. Se podrían buscar, en el texto
La iniciativa viene siempre de Dios: la unción de Aparecida, ejemplos de situaciones de
del Espíritu Santo, la especial unión con conciencia aislada que, en los hechos, niegan
Cristo cabeza, invitación a la imitación del la afirmación comunional del n. 156, pero
Maestro. El hecho de subrayar la iniciativa aquí la clave es: “una dimensión constitutiva
divina coloca al presbítero en la dimensión del acontecimiento cristiano es la pertenencia
de elegido-enviado, es decir dentro de un a una comunidad concreta, en la que
horizonte, permítaseme la palabra, “pasivo”, podamos vivir una experiencia permanente de
en el cual el protagonista principal es el Señor. discipulado y de comunión con los sucesores
En este sentido también se condiciona tanto la de loa apóstoles y con el Papa”. Nótese que
autonomía personal como su actividad pues, dice “comunidad concreta”, es decir Iglesia
al ser un elegido-enviado, su identidad en la particular o comunidades más acotadas dentro

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PASTORAL SACERDOTAL

de la Iglesia particular (p.ej. la parroquia) y no movimiento al servicio del anuncio misionero,


una comunidad “espiritualizada” sin raigambre las sensibiliza y compromete a los reclamos de
concreto. Lo que en definitiva le confiere la realidad. El Espíritu diferencia y armoniza,
identidad al presbítero es su pertenencia al en esta armonía se da la vocación presbiteral, la
pueblo de Dios concreto, y lo que le quita identidad presbiteral (armonía de diferencias,
o confunde su identidad es precisamente pero armonía comunional). Nada que ver con
el aislamiento de su conciencia respecto la conciencia aislada de la autopertenencia
de ese pueblo y su pertenencia a cualquier solitaria o de grupos selectivos (la “intimidad
convocatoria de tipo gnóstico o abstracto, es cómoda” la llama el Documento) (285). El
decir la tentación de ser cristiano sin Iglesia. Espíritu Santo, además nos introduce en el
“El ministerio sacerdotal que brota del Orden Misterio (cfr. Ju. 16:13) y será también quien
Sagrado tiene una “radical forma comunitaria” impulse a la misión (cfr. Hech. 2: 1-36). En
(195) este sentido protege la integridad de la Iglesia
 4. Al hablar del celibato también el Documento y la salva de dos caricaturas. Sin el Espíritu
de Aparecida se refiere a esta dimensión Santo corremos el riesgo de desorientarnos 
comunitaria en la base misma: “el celibato en la comprensión de la fe y termina en una
pide asumir con madurez la propia afectividad propuesta gnóstica; y también corremos el
y sexualidad, viviéndolas con serenidad y riesgo de no ser “enviados” sino de “salir
alegría en un camino comunitario” (196, y cfr. por las nuestras” y terminar desorientados en
también 195). mil y una formas de autorreferencialidad. Al
 5. El realizador de esta comunión y, por introducirnos en el Misterio, Él nos salva de
tanto, de esta pertenencia comunional del una Iglesia gnóstica; al enviarnos en misión
presbítero al pueblo de Dios es el Espíritu nos salva de una Iglesia autorreferencial.  
Santo. Dado que él “impregna y motiva todas
las áreas de la existencia, entonces también
penetra y configura la vocación específica La imagen del Buen Pastor
de cada uno. Así se forma y desarrolla la
espiritualidad propia de presbíteros, de 6. En la identidad del presbítero el
religiosos y religiosas, de padres de familia, Documento de Aparecida subraya la imagen
de empresarios, de catequistas, etc. Cada una del Buen Pastor. Refiriéndose al párroco y
de las vocaciones tiene un modo concreto y a los sacerdotes que están al servicio de las
distintivo de vivir la espiritualidad, que da parroquias les pide “actitudes nuevas” (201).
profundidad y entusiasmo al ejercicio concreto “ La primera exigencia es que el párroco sea
de sus tareas (285). Es decir, el Espíritu Santo un auténtico discípulo de Jesucristo, porque
es el autor de las diferencias en la Iglesia, y la solo un sacerdote enamorado del Señor puede
vida presbiteral es una de las realidades de esta renovar una parroquia. Pero, al mismo tiempo,
variedad... pero no se trata de una variedad debe ser un ardoroso misionero que vive el
estática porque es el mismo Espíritu quien constante anhelo de buscar a los alejados y
impulsa y armoniza todo: él  no nos cierra “en no se contenta con la simple administración”
una intimidad cómoda sino que nos convierte (201). Aquí aparece nuevamente la antinomia
en personas generosas y creativas, felices en el don-gestión: al concebir el ministerio como
anuncio y el servicio misionero” (285) Y va un don se supera el planteo del funcionalismo,
más allá todavía la acción del Espíritu: “nos exitista o no, y se concibe el trabajo apostólico,
vuelve comprometidos con los reclamos de la en este caso la parroquia, desde la óptica
realidad y capaces de encontrarle un profundo discípulo- misionero. 
significado a todo lo que nos toca hacer por la 7. De esta proposición tomo solamente dos
Iglesia y por el mundo” (285). Resumiendo: aspectos: la imagen del Buen Pastor ad
la comunión eclesial de la que participa el intra implica discípulos enamorados y ad
presbítero está realizada por el Espíritu Santo extra apunta a ardorosos misioneros (201),
quien, por su parte, crea las diferencias y, servidores de la vida (199).
por otra las “vocaciona”, i.e. las pone en - Discípulos enamorados: se destaca la

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fidelidad (dentro de una vida espiritual centrada misionero comprende nutrir a las ovejas por
en la escucha de la Palabra de Dios, en la medio de la Eucaristía (176-177), la Palabra y la
celebración diaria de la Eucaristía: mi Misa es formación. Al respecto nótese que la formación
mi vida y mi vida es una Misa prolongada” (S. es concebida como acompañamiento de los
Alberto Hurtado) (191). discípulos (cfr. 6.2.2.4). Sobre esta categoría
Para configurarse con el Maestro (199) de acompañamiento habría que volver más
es necesario asumir la centralidad del adelante. Además de nutrir las ovejas se
mandamiento del amor (138). “En el habla de curarlas: la reconciliación (177),
seguimiento de Jesucristo aprendemos y misericordia y caridad pastoral especialmente
practicamos las bienaventuranzas  del Reino, con la vida vulnerable y vulnerada; violencia e
el estilo de vida del mismo Jesucristo:  su amor inseguridad (197). 
y obediencia filial al Padre, su compasión
entrañable ante el dolor humano, su cercanía
a los pobres y a los pequeños, su fidelidad a la Ardorosos misioneros  
misión encomendada, su amor servicial hasta
el don de su vida” (139). (Recuerdo que la 8. Continuando con este aspecto (el ardor
fidelidad sacerdotal está subrayada también en misionero) los adjetivos que califican la misión
el Mensaje final y en el Discurso del Papa al son fuertes: “ardorosos misioneros” (199),
final del rezo del Rosario, punto 3).  “entrega apasionada a su misión pastoral”
-Ardorosos misioneros (201) servidores (195) “sacerdote enamorado del Señor”
de la vida (199). Ya se mencionó el n. 195 (2001). Evidentemente que se quiere subrayar
y la plenitud de vida afectiva en la caridad algo más que un buen trabajo de anuncio. Hay
pastoral que expresa. Este aspecto de ardoroso un compromiso afectivo- existencial en esta

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misión, que lleva a “cuidar” del rebaño a ellos Santo, sin miedo a las tormentas, seguros
confiado” (199). La acción de cuidar implica de que la Providencia de Dios nos deparará
dedicación esforzada y ternura; también grandes sorpresas” (551). 
entraña una valoración personal y situacional 11. Para concluir este punto del ardor misionero
del rebaño: se cuida lo que es frágil, lo que es quiero referirme a la exhortación final (552).
valioso, lo que puede estar en peligro... Y el Llama la atención que, en su redacción,
origen de este cuidar ardoroso y apasionado Aparecida allí pegue un salto treinta años
nace y echa raíces en la misma “conciencia de atrás hacia uno de los más bellos y vigorosos
pertenencia a Cristo” (145). Cuando ésta crece Documentos del Magisterio: la Evangelii
“en razón de la gratitud y alegría que produce, Nuntiandi, y su última frase sea “Recobremos
crece también el ímpetu de comunicar a el valor y la audacia apostólicos”. En la cita
todos el don de ese encuentro. La misión no de Evangelii Nuntiandi se destacan dos cosas:
se limita a un programa o proyecto, sino que 1) la descripción del fervor espiritual como
es compartir la experiencia del acontecimiento dulce y confortadora alegría de evangelizar,
del encuentro con Cristo, testimoniarlo como ímpetu interior que nadie ni nada
y anunciarlo de persona a persona, de sea capaz de extinguir y 2) la idiosincrasia
comunidad a comunidad y de la Iglesia a todos del apóstol en sentido negativo y positivo:
los continentes del mundo” (145)  “no a través de evangelizadores tristes y
9. Ligado al tema del sacerdote ardoroso desalentados, impacientes o ansiosos, sino a
misionero Aparecida invita a “la conversión través de ministros del Evangelio cuya vida
pastoral” la cual “exige que se pase de irradia el fervor de quienes han recibido,
una pastoral de mera conservación a una ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo
pastoral decididamente misionera. Así será y aceptan consagrar su vida a la tarea de
posible que el único programa del Evangelio anunciar el Reino de Dios y de implantar la
siga introduciéndose en la historia de cada Iglesia en el mundo”. La connotación negativa
comunidad eclesial con nuevo ardor misionero, en la personalidad del apóstol se refiere a lo
haciendo que la Iglesia se manifieste como que, en el inicio del mismo número 80 de
una madre que sale al encuentro, una casa la Evangelii Nuntiandi, Pablo VI señalaba
acogedora, una escuela permanente de como “obstáculos” a la Evangelización que
comunión misionera” (370) Por razones de perduran en nuestro tiempo: “la falta de fervor
tiempo no voy a extenderme más en el tema de tanto más grave cuanto que viene de dentro.
la conversión pastoral aunque en el Documento Dicha falta de fervor se manifiesta en la fatiga
de Aparecida tenga una importancia capital. y desilusión, en la acomodación al ambiente
Baste aquí señalar que la conversión pastoral y en el desinterés, y sobre todo en la falta de
está íntimamente unida al ardor misionero, al alegría y esperanza”. 
celo apostólico. 
10. Este ardor misionero es obra del Espíritu
Santo; “se basa en la docilidad al impulso del Servidores y llenos
Espíritu, a su potencia de vida que moviliza de misericordia 
y transfigura todas las dimensiones de la
existencia. No es una experiencia que se limita 12. La actitud de servicio es una de las
a los espacios privados de la devoción, sino que características que Aparecida pide a los
busca penetrarlo todo con su fuego y su vida. El sacerdotes. Nace de la doble dimensión:
discípulo y misionero, movido por el impulso discípulos enamorados y ardorosos misioneros,
y el ardor que proviene del Espíritu, aprende y -de manera especial- se subraya para con
a expresarlo en el trabajo, en el diálogo, en el los más débiles y necesitados. Cuando, en
servicio, en la misión cotidiana” (284) Ya, en el el n. 199, dice que el Pueblo de Dios siente
umbral de la exhortación final, el Documento necesidad presbíteros-discípulos configurados
vuelve a señalar el protagonismo misionero con el corazón del Buen Pastor y de presbíteros-
del Espíritu Santo: “Llevemos nuestras naves misioneros, señala el principal trabajo de estos
mar adentro, con el soplo potente del Espíritu presbíteros: “cuidar del rebaño a ellos confiados

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y buscar a los más alejados”; pide que sean sí, corrupto no.
“presbíteros-servidores de la vida: que estén  15. Al considerarse vivencialmente como
atentos a las necesidades de los más pobres, pecador el presbítero se hace, “a imagen del
comprometidos en la esfera de los derechos de Buen Pastor,... hombre de la misericordia y la
los más débiles y promotores de la cultura de compasión, cercano a su pueblo y servidor de
la solidaridad. También de presbíteros llenos todos” (198): crece en “el amor de misericordia
de misericordia, disponibles para celebrar el para con todos los que ven vulnerada su vida
sacramento de la reconciliación”. en cualquiera de sus dimensiones, como bien
13. Que la opción por los pobres es nos muestra el Señor en todos sus gestos de
“preferencial” significa que “debe atravesar misericordia” (384). Aparecida le pide al
todas nuestras estructuras y prioridades presbítero “una espiritualidad de la gratitud,
pastorales” (396). Iglesia “compañera de de la misericordia, de la solidaridad fraterna”
camino de nuestros hermanos más pobres, (517) y que tenga, como Jesús, una particular
incluso hasta el martirio” (396). Se invita a misericordia con los pecadores (451) y
hacerse amigos de los pobres” (257), a una entrañas de misericordia en la administración
“cercanía que nos hace amigos” (398), ya del sacramento de la reconciliación (177).
que hoy “defendemos demasiado nuestros La postura del sacerdote en este sacramento
espacios de privacidad y disfrute, y nos y en general ante la persona pecadora ha de
dejamos contagiar fácilmente por el consumo ser precisamente ésta: la de entrañas de
individualista. Por eso, nuestra opción por los misericordia. Suele suceder que muchas veces
pobres corre el riesgo de quedarse en un plano nuestros fieles, en la confesión, se encuentran
teórico o meramente emotivo sin verdadera con sacerdotes laxistas o sacerdotes rigoristas.
incidencia en nuestros compartimientos y Ninguno de los dos logra ser testigo del amor
en nuestras decisiones” (397). Con sano de misericordia que nos enseñó y nos pide
realismo Aparecida reclama “dedicar tiempo el Señor porque ninguno de los dos se hace
a los pobres” (397). Así se dibuja el perfil de cargo de la persona; ambos -elegantemente-
un sacerdote que “sale” hacia las periferias se los sacan de encima. El rigorista lo remite
abandonadas reconociendo en cada persona a la frialdad de la ley, el laxista no lo toma
“una dignidad infinita” (388). Esta opción en serio y procura adormecer la conciencia de
por volverse cercano no  tiene el sentido de pecado. Sólo el misericordioso se hace cargo
“procurar éxitos pastorales, sino de la fidelidad de la persona, se le hace prójimo, cercano, y lo
en la imitación del Maestro, siempre cercano, acompaña en el camino de la reconciliación.
accesible, disponible para todos, deseoso de Los otros no saben de projimidad y prefieren
comunicar vida en cada rincón de la tierra” sacarle el cuerpo a la situación, como lo
(372)  hicieron el sacerdote y el levita con el apaleado
14. Junto a este acercarse a y comprometerse por los ladrones en el camino de Jerusalén a
con los pobres en todas las periferias de la Jericó. 
existencia, Aparecida señala la experiencia
espiritual de la misericordia como necesaria
en el presbítero. La misericordia del Dios de Sacerdotes enamorados del
la Alianza rico en misericordia (23). “Nos Señor
reconocemos como comunidad de pobres
pecadores, mendicantes de la misericordia  16. En el párrafo 7 decía que la imagen del
de Dios...” (100 h) y necesitados de abrirnos Buen Pastor suponía, para Aparecida, dos
a “la misericordia del Padre” (249). Esta dimensiones: una ad intra, la de los discípulos
conciencia de pecador es fundamental en el enamorados del Señor y otra ad extra, la
discípulo y más si es presbítero. Nos salva de de ardorosos misioneros. Si bien ambas
ese peligroso deslizarse hacia una habitual van juntas, desde el punto de vista lógico la
(y hasta diría normal) situación de pecado, dimensión misionera nace de la experiencia
aceptada, acomodada al ambiente, que no es interior del amor a Jesucristo. Retomo, pues,
otra cosa sino corrupción. Presbítero pecador esta dimensión de discípulos enamorados

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PASTORAL SACERDOTAL

que solamente había esbozado en el n. 7. Sacramento de la confesión, la devoción a la


En la base de la experiencia de discípulo Santísima Virgen, la mortificación y la entrega
misionero aparece, como indispensable, el apasionada a su misión pastoral” (195). 
encuentro con Jesucristo: “Hoy, también el
encuentro de los discípulos con Jesús en la
intimidad es indispensable para alimentar la Desafíos al presbítero y
vida comunitaria y la actividad misionera” reclamos del pueblo de Dios
(154). La categoría de encuentro (n.21,28)
es probablemente la categoría antropológica 18.  Como dije en el n. 1, Aparecida se refiere
más utilizada y referenciada en Aparecida (cfr. a situaciones que afectan y desafían la vida
indice temático, p.261). Ser cristiano no es el y el ministerio de nuestros presbíteros (192).
fruto de una idea sino del encuentro con una Entre otras, menciona la identidad teológica
persona viva. Ya en el discurso inaugural del del ministerio presbiteral, su inserción en la
Papa aparece fuertemente y señala una real cultura actual y situaciones que inciden en
prioridad sobre la misión: “Ser discípulos y su existencia. Las desarrolla en los párrafos
misioneros de Jesucristo y buscar la vida “en anteriores. Las podemos leer allí. Aquí quiero
Él” supone estar profundamente enraizados en detenerme en los reclamos del pueblo de
Él...”, y se cuestiona: “Ante la prioridad de la Dios a sus presbíteros tal como los enumera
fe en Cristo y de la vida ‘en él’, formulada en el n. 199. Son 5 rasgos: a) que tengan
el título de esta V Conferencia, podría también profunda experiencia de Dios configurados
surgir otra cuestión: Esta prioridad, ¿no podría con el corazón del Buen Pastor, dóciles a las
ser acaso una fuga hacia el intimismo, hacia mociones del Espíritu, que se nutran de la
el individualismo religioso, un abandono de Palabra de Dios, de la Eucaristía y de la oración
la realidad urgente de los grandes problemas b) que sean misioneros movidos por la caridad
económicos, sociales, políticos de América pastoral que los lleve a cuidar del rebaño a
Latina y del mundo, y una fuga de la realidad ellos confiados y a buscar a los más alejados...
hacia un mundo espiritual?” (n.3). Luego c) en profunda comunión con su Obispo, los
de una enjundiosa explicación, concluye: presbíteros, diáconos, religiosos, religiosas
“Discipulado y misión” son como dos caras y laicos, d) servidores de la vida, que estén
de una misma medalla: cuando el discípulo atentos a las necesidades de los más pobres,
está enamorado de Cristo, no puede dejar de comprometidos en la defensa de los derechos
anunciar al mundo que sólo él nos salva (cfr. de los más débiles y promotores de la cultura
Hch. 4:12). En efecto, el discípulo sabe que de la solidaridad, e) llenos de misericordia,
sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay disponibles para administrar el Sacramento de
amor,  no hay futuro” (ibid).  la reconciliación. Para conservar y hacer crecer
17. El presbítero, como discípulo, se esta identidad presbiteral se pide “una pastoral
“encuentra” con Jesucristo, da testimonio presbiteral que privilegie la espiritualidad
de que “no sigue a un personaje de la historia específica y la formación permanente e integral
pasada, sino a Cristo vivo, presente en el hoy de los sacerdotes” (200). 
y el ahora de sus vidas” (Benedicto XVI, 19. Detrás de estos reclamos explícitos está el
Discurso inaugural, 4). El presbítero, en sí ansia implícita que tiene nuestro pueblo fiel:
mismo, es un receptor del kerigma y -por ello- nos quiere pastores de pueblo  y no clérigos
tiene “una profunda experiencia de Dios” (199) de Estado, funcionarios. Hombres que no se
y en su vida “el kerigma es el hilo conductor olviden que los sacaron de “detrás del rebaño”,
de un proceso que culmina en la madurez del que no se olviden “de su madre y de su abuela”
discípulo de Jesucristo (278 a), un proceso (2Tim. 1:5), que se defiendan de la herrumbre
que lleva al presbítero a “cultivar una vida de la “mundanidad espiritual” que constituye
espiritual que estimula a los demás presbíteros” “el mayor peligro, la tentación más pérfida, la
(191), a “ser un hombre de oración, maduro que siempre renace -insidiosamente- cuando
en su elección de vida por Dios, que hace todas las demás han sido vencidas y cobra
uso de los medios de perseverancia, como el nuevo vigor con estas mismas victorias...” “Si

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PASTORAL SACERDOTAL

esta mundanidad espiritual invadiera la Iglesia Pamplona 2ª. ed., pp.367-368). 


y trabajara para corromperla atacándola en 20. El pueblo fiel de Dios, al que pertenecemos,
su mismo principio, sería infinitamente más del que nos sacaron y al que nos enviaron
desastrosa que cualquiera otra mundanidad tiene un especial olfato originado en el
simplemente moral. Peor aun que aquella
sensus fidei para detectar cuando un pastor
lepra infame que, en ciertos momentos de
de pueblo se va convirtiendo en clérigo de
la historia, desfiguró tan cruelmente a la
Estado, en funcionario. No es lo mismo
Esposa bienamada, cuando la religión parecía
instalar el escándalo en el mismo santuario que el caso del presbítero pecador: todos lo
y, representada por un Papa libertino, somos y seguimos en el rebaño. En cambio
ocultaba la faz de Jesucristo bajo piedras el presbítero mundano entra en un proceso
preciosas, afeites y espías... La mundanidad  distinto, un proceso -permítaseme la palabra-
espiritual “es aquello que prácticamente se de corrupción espiritual que atenta contra su
presenta como un desprendimiento de la misma naturaleza de pastor, lo desnaturaliza,
otra mundanidad, pero cuyo ideal moral, y y le da un status diferenciado del santo pueblo
aun espiritual, sería en lugar de la gloria del
de Dios. Tanto el Profeta Ezequiel como San
Señor, el hombre y su perfeccionamiento. La
Agustín en su “De Pastoribus” lo describe
mundanidad espiritual no es otra cosa que una
en la figura del que se aprovecha del rebaño:
actitud antropocéntrica... Un humanismo sutil
enemigo del Dios Viviente -y, en secreto, no usufructúa su leche y su lana. Aparecida en
menos enemigo del hombre- puede instalarse todo su mensaje a los presbíteros, apunta a esa
en nosotros por mil subterfugios” (De Lubac, identidad genuina de “pastor de pueblo” y no a
Meditaciones sobre la Iglesia, Desclée, la adulterada de “clérigo de Estado”. 

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REPORTAJE

Reportaje al CardENAL
Jorge Bergoglio
Encuentro Nacional de SACERDOTES

A este Encuentro Nacional de Sacerdo- al Papa haberlo elegido ya que Pironio era una
tes se acercaron más de 550 sacerdotes y 30 persona de ideas progresistas. Pero después
obispos. Representan 53 diócesis del país. Te- de escucharlo tuvieron que callarse. Aunque,
niendo en cuenta esto, ¿qué reflexión hace igualmente, en Roma no fue comprendido,
usted de este Encuentro y esta convocatoria? hablaban mal de él. Sintió lo que era la perse-
cución de la calumnia.
Es una expresión evidente de la dimen- Es conocida la anécdota de una persona
sión comunional del presbiterado. Esto está en en Roma que a Pironio no lo quería. Hablaba
Aparecida cuando dice “no hay cristiano sin mal de él ya que creía que estaba equivoca-
comunidad”. O sea, no hay discípulo sin co- do. Pero estando Pironio enfermo y antes de
munidad. La gracia nos viene a través de una morirse, lo va a visitar sabiendo que había
comunidad (cfr. Ap 150-152). Encontrarnos tenido esa falla de hermandad. Pironio, que
nosotros, los que tenemos la misión del mi- estaba que no daba más de los dolores, cuan-
nisterio ordenado, es sentirnos comunidad y do lo vio se le iluminaron los ojos y se sentó
hacer comunidad. Es darnos cuenta que solos en la cama para darle un abrazo. Eso lo hace
no somos cristianos. Y si no nos insertamos un santo. Él sabía todo lo que había dicho y
en la diócesis con los demás presbíteros, si no hecho. Lo abrazó sabiendo que aquella per-
nos insertamos con el obispo y con los fieles sona no lo supo comprender y que incluso lo
de la diócesis, perdemos la dimensión comu- había calumniado.
nional del presbiterado y terminamos siendo
monadas, perdiendo la vivencia cristiana que ¿Hay algún aspecto de la figura sacer-
es fundamentalmente comunional. dotal de Pironio que quisiera rescatar espe-
cialmente?
Éste Encuentro tiene así como figura
convocante la de Mons. Pironio al cumplir-
se 10 años de su Pascua. Usted, ¿lo conoció
personalmente?

Sí, lo conocí mucho a Pironio desde que


él era obispo auxiliar de la Plata (años 1964 a
1972). Yo en esa época era Provincial de los
Jesuitas. Recuerdo que sufrió bastante la des-
confianza y la calumnia. Cuando Pablo VI le
pide que le predique los Ejercicios Espiritua-
les en la Cuaresma de 1974, le cuestionaban

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REPORTAJE

Siempre que hablabas con él te daba la Hasta que de nosotros salió levantarnos e ir-
sensación que se sentía el peor inútil del mun- nos, él no dejó la sonrisa, no dejo de preguntar,
do, el peor pecador. Te abría un panorama de de interesarse y divertirse y hacer chistes, y
santidad a vos, desde su profunda humildad. escuchar chistes… y todo padeciendo fuertes
Te abría horizontes, experimentabas que nun- dolores.
ca cerraba puertas a nadie, e incluso a gente
que él sabía que no lo comprendían. Demos- Junto con Pironio, otra figura sacerdotal
traba también una gran paciencia haciéndome convocante en este Encuentro es la del Cura
recordar aquel texto de San Pablo a Timoteo Brochero. ¿Que aspecto de la espiritualidad
“…para que Jesucristo demostrara en mí toda sacerdotal del Cura Brochero puede ayudar
su paciencia”. En esto reflejaba el amor de a los sacerdotes de hoy en los tiempos que es-
Dios por nosotros. Y cuando había que po- tamos viviendo?
ner un límite lo ponía, pero con una caridad
exquisita. Salir. Salir a buscar, como dice el Evan-
gelio “...vayan a los cruces de los caminos y
¿Recuerda algún testimonio sacerdotal traigan a la fiesta buenos y malos”. Él salía a
de sus encuentros personales con Pironio? buscar y juntaba buenos y malos. Esto es una
gran enseñanza: tenemos que pasar del cura
Sin hablar del contenido de sus confesio- recibidor al cura buscador. Toda acción sacer-
nes, recuerdo cuando él se confesaba conmi- dotal, sea del presbítero o del obispo, tiene que
go. Era como un chico de primera comunión, ser paradigmáticamente misionera, tiene que
lleno de ese candor de niño que nunca perdió. ser salidora. Cuando a Brochero lo quisieron
Otra anécdota tiene que ver con su caridad encajonar haciéndolo canónigo, no con mala
exquisita. Estábamos en Roma, en el Sínodo
de América (del 16 de noviembre al 12 de di-
ciembre de 1997) y nos insistía para ir a comer
con él. Tenía unos dolores espantosos por su
enfermedad, pensemos que él muere en febre-
ro siguiente. Nos recibió en su casa a 9 ó 10
delegados de Argentina: Arancedo, Arancibia,
Casareto, Mollaghan, y otros más... Entre son-
risas y bienvenidas notamos que caminaba con
dificultad, sin embargo en ningún momento
vimos un gesto de dolor, disimulando todo el
tiempo durante la mesa y la larga sobremesa.

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REPORTAJE

voluntad sino honrándolo, sintió que “éstos bre la tristeza y el desaliento. Que no hay que
arneses no son para esta mula, esta mula es dejar lugar ni a la tristeza ni al desaliento en la
salidora”. Él siempre iba más allá. tarea evangelizadora, ni dejarse llevar por la
Hay que ir a buscar la oveja perdida. Aho- ansiedad. Y esto sigue siendo actual.
ra, cuando el cura se pone en administrador, en El lema del Encuentro tiene dos palabras
recibidor, cuando arma “la oficina” parroquial vinculadas a la esperanza: alegres y servido-
y a dos cuadras hay gente que ni sabe persig- res. Un servidor triste no sirve y un alegre “al
narse, algo está fallando. cuete” tampoco sirve.
La pastoral de ir casa por casa y sembrar, Hay que servir con alegría y a gusto, como
es la figura que Jesús nos da del Reino de Dios. enseña y testimonia San Pablo. Es decir tene-
Las tareas son siempre expansivas, como las mos que ser nuevos nosotros. Y en estos mo-
semillas, que al sembrar, se tiran al boleo. O mentos de mayor desilusión no podemos per-
el granito de mostaza que crece hasta ser un mitirnos ni la ansiedad ni el desaliento. Dice
arbusto grande. Pablo VI que son los peores enemigos de la
La levadura, en cambio, es imagen de las evangelización, y hoy aún más, porque vienen
acciones del anti-reino: son restrictivas. O el de dentro de nosotros. En su época, Pablo VI
que construye los graneros, que guarda y jun- hablaba de los desafíos externos, sobre todo la
ta semillas para él, pero una noche Dios se lo ideología atea, que provocaba ansiedad y des-
lleva. O el rico Epulón, que miraba lo que iba aliento en las tareas evangelizadoras.
a comer y en la puerta tenía uno muerto de Al decir “Alegres servidores” me hace
hambre, pero no se daba cuenta. pensar que a veces uno ve evangelizadores,
Poner en marcha el mensaje del reino es o agentes de de pastoral, y en especial sacer-
salir. Salir y no controlar los resultados. Esto dotes, con cara de “ají en vinagre”. Entonces,
lo tenía Brochero y para nosotros es muy im- digo ¿dónde está tu alegría? ¿tu alegría pres-
portante. biteral?
Creo que esto, entre otras cosas, tiene que
Este Encuentro tiene como lema “Ale- ver la manera de vivir el celibato. Si el cura es
gres servidores de la esperanza”, pero vivi- fecundo, tiene hijos espirituales y vive esa pa-
mos en el país bastantes signos de preocupa- ternidad propia del sacerdote, viendo crecer a
ción y de desesperanza. ¿Que mensaje usted sus hijos en medio de los problemas y a veces
le daría a los sacerdotes teniendo en cuenta en soledad, no pierde la alegría.
este contexto cultural concreto, en el cual les En cambio el que no vive bien su celibato
toca vivir y ejercer su ministerio, aquí en Ar- lo confunde con soltería, y entonces termina
gentina? siendo un solterón o sea un estéril. El solterón
es estéril y entonces se va como autorreferen-
Me remito a “Evangelii Nuntiandi”, en ciando. Y a mi juicio la autorreferencialidad en
el Nº 80, con el cual termina Aparecida. Allí la Iglesia, en la vida de los agentes de pastoral,
Pablo VI menciona las dificultades que más y en especial en los sacerdotes y obispos, es
encontramos para la evangelización. Habla so- una de las polillas que más nos carcomen.

PA S T O R E S
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Pasto
Sacerdo
PASTORAL
SACERDOTAL

“El Señor que nos ama infinitamente nos llama para

compartir este tramo de la historia de la Diócesis.

Él más que nadie quiere nuestra alegría en el ejerci-

cio del ministerio para construir juntos su Reino”.

[Mons. Jorge Lozano


Obispo de Gualeguaychú]

PA S T O R E S
NUM. 43 • DIC. 2008 69
PASTORAL SACERDOTAL

[ Mo n s . Jor g e L o z a n o ]
Obispo de Gualeguaychú

Carta al
Presbiterio
10º Aniversario del fallecimiento del Cardenal Pironio

Apreciado hermano: I. Portadores de un misterio


Quiero acercarte estas líneas a vos y a
cada uno de los sacerdotes de la Diócesis. “Es mi destino, piedra y camino, de un
En este último año en varias ocasiones sueño lejano y bello, soy peregrino” (Atahual-
reflexioné y recé a cerca del ministerio sacer- pa Yupanqui).
dotal. Lo hice al preparar las predicaciones El origen y el desarrollo de la vocación de
(Miércoles Santo, Jubileo de los Sacerdotes, cada uno es un misterio. Recorrimos experien-
ordenación presbiteral), al leer algunos textos cias diversas. Nos hemos puesto en camino
del Papa y del Documento de Aparecida, y tras una estrella que nos encandiló al principio
lecturas en tiempos de vacaciones. También y a veces se nos hizo esquiva en su lumino-
reaparecieron en mi reflexión y oración unas sidad. En otras ocasiones suave brillo en la
cuantas imágenes, convicciones y pobrezas de noche oscura. A la oscuridad se pudo agregar
mi vida al celebrar los 25 años de mi ordena- la tormenta. Sabemos que sólo tomados de la
ción sacerdotal. mano de Jesús y sus amigos salimos adelante.
Cómo podemos aprender de San Juan de la
En el mes de Diciembre estaba corrigien- Cruz acerca de “la noche oscura” o de algunos
do y completando el texto del decreto de nom- otros autores clásicos o contemporáneos que
bramiento de párrocos y me surgía el ánimo nos enseñan la profundidad de su vida y nos
de decir varias cosas no sólo a los designados, alientan en nuestro camino. Hace falta mante-
sino a todos. ner la mirada en alto para no perder el rumbo.
Me pareció bueno entonces poner por es- Podemos andar confiados porque somos pere-
crito algunas de esas reflexiones que andan en grinos y no errantes vagabundos.
mi corazón y que voy rumiando con ánimo Peregrinamos con la comunidad: “somos
agradecido a Dios y a tantos hombres y muje- un pueblo que camina”. Tenemos una antor-
res que me ayudaron en estos años a percibir cha para iluminar caminos de comunidades,
su presencia cercana. Al escribir fui pensando no individualidades.
y rezando por cada uno de los sacerdotes de la No siempre logramos expresar este Mis-
Diócesis. Por eso el tono de la carta es perso- terio que contemplamos y vive en cada uno de
nal, dirigida a vos. nosotros. Jesús mismo, “Sacramento del Pa-
Al final de la carta transcribí varios textos dre”, no obtuvo la respuesta de la fe de todos
que a mí me resultaron iluminadores y confío los que vieron su carne sacratísima, aún ense-
puedan servirte para rezar o profundizar en al- ñando “como quien tiene autoridad”.
gún aspecto del ministerio sacerdotal. No siempre alcanzamos los logros desea-

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PASTORAL SACERDOTAL

dos, esperados o merecidos. Sólo si miramos Él nos ganó el corazón. Vos y yo podemos
la vida desde el corazón del Padre vemos la decir: me llamó por mi nombre y yo le respon-
realidad. Nos liberamos del binomio éxito- dí que sí.
fracaso, para la propuesta evangélica fruto-
esterilidad. II. Un misterio de comunión
En el discurso inaugural de Aparecida el
Papa insistió en la importancia de la experien- Es hermoso cómo San Marcos en pocos
cia de encuentro con Jesucristo vivo. Sólo en renglones nos muestra a Jesús llamando a la
ese encuentro con El revive en nosotros la ale- primera comunidad apostólica: “Subió a la
gría de la entrega. montaña…, llamó a los que quiso para que
La experiencia de un encuentro con el Se- estuvieran con Él y enviarlos a predicar”
ñor no siempre es serena. En muchos momen- (Mc. 3, 13-14). En los otros sinópticos se nos
tos nuestra vida expresa el drama de la condi- completa aquel el momento: La convocación
ción humana. La propia y la de aquellos que es precedida por la compasión de Jesús al ver
estamos llamados a servir. la multitud fatigada y abatida como ovejas sin
Le decimos con el salmista:
pastor (Mt. 9,36) y después de pasar toda la
“Desde lo hondo a Ti grito, Señor;
noche en oración con Dios (Lc. 6,12).
Señor , escucha mi voz;
Los Evangelios nos muestran cómo Je-
estén tus oídos atentos
sús llamó a sus discípulos para que estuvieran
a la voz de mi súplica” (Sal. 129)
junto con Él desde el principio. También los
diversos momentos de envío y de enseñanza
...Tenemos una antorcha para
son en comunidad. Lo mismo en la Última
iluminar caminos de comunida- Cena, la efusión del Espíritu y el envío post
– pascual.
des, no individualidades.
“La vocación al discipulado misionero es
con-vocación a la comunión en su Iglesia. No
O como el profeta Elías cansado del cami-
hay discipulado sin comunión”. (DA 156)
no y la incomprensión suspiramos un “Basta
La comunión es un misterio que brota de
ya, Señor” (I Reyes 19,4). O como Pedro, le
Trinidad. Es bueno recordar las enseñanzas de
expresamos la fatiga de haber trabajado sin re-
L.G., NMi, Nma.
sultados, pero renovando la confianza decimos
Somos tomados de entre los hombres para
“en tu nombre echaré las redes”. (Lc. 5, 5 )
el servicio de los hombres en las cosas que se
A veces nos hemos resistido a algo que
refieren a Dios (cfr. Hb. 5,1).
nos pedía, como Moisés, Jonás, Ananías, …
Estamos al servicio de la fe de los demás.
y también le hemos confesado nuestro amor:
Al servicio de las comunidades cristianas para
“Tú lo sabes todo, sabes que te amo”. (Jn. 21,
ayudar a su crecimiento en la fe por medio de
17)
la Palabra, los Sacramentos, la Caridad, la Co-
Qué bonitos y expresivos son los Himnos
munión fraterna, la Misión.
de la Liturgia de las Horas de este tiempo de
Cuaresma. Traen a nuestros labios experien- “La vida en comunidad es esencial a la
cias profundas de corazones en lucha de amor vocación cristiana. El discipulado y la misión
o desgarrados por anhelos de encuentro. siempre suponen la pertenencia a una comu-
Podemos hacer nuestras las palabras de nidad. Dios no quiso salvarnos aisladamente,
Aparecida: “El Señor despertaba las aspira- sino formando un Pueblo1. Este es un aspecto
ciones profundas de sus discípulos y los atraía que distingue la vivencia de la vocación cris-
a sí, llenos de asombro. El seguimiento es tiana de un simple sentimiento religioso indi-
fruto de una fascinación que responde al de- vidual. Por eso, la experiencia de fe siempre
seo de realización humana, al deseo de vida se vive en una Iglesia Particular” (DA 164)
plena. El discípulo es alguien apasionado por La Iglesia local no es una “sucursal” de la
Cristo, a quien reconoce como el maestro que Iglesia universal. Las parroquias no son islas
lo conduce y acompaña” (277).
1
LG 9

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PASTORAL SACERDOTAL

o territorios independientes. Sin adentrarnos pecialmente San Policarpo de Esmirna y San


en la espiritualidad de comunión muy pronto Ignacio de Antioquia, algunas de cuyas cartas
podemos ser tentados por el aislamiento y la rezamos todos los años en el Oficio de Lec-
soledad. turas.
Al Obispo se le confía la diócesis para que Pero pensemos en las primeras décadas del
la apaciente con la cooperación del Presbiterio siglo XX. La soledad y el aislamiento en que
visto como colegio. Esa común responsabili- vivían muchos sacerdotes, tenía que ver con
dad no acaba con la “distribución de cargos o caminos difíciles y distancias considerables
funciones” como si la Diócesis se dividiera en con la Sede Episcopal. Diócesis con territorios
zonas geográficas privatizadas entregadas en muy extensos. Algunos veían al Obispo cada 5
concesión para su administración. ó 10 años cuando pasaba para las confirmacio-
Cuando visitás a un enfermo, el capellán nes. Cada parroquia, cada ciudad o pueblo era
de cárcel u hospital acerca la misericordia “un mundo” autosuficiente y autoabastecido.
de Dios, en la parroquia o capilla celebrás la Nos queda mucho de esa mentalidad y es bue-
Eucaristía, cuando atendés el o los colegios, no valorar lo que tiene de positivo. Pero tam-
preparás las clases, las predicaciones o cual- bién es conveniente tener una mirada crítica
quier otra tarea pastoral, es el presbiterio con al respecto. Una vez un sacerdote me dijo que
el Obispo que están presentes. Somos solida- no enviaba los catequistas de la parroquia a un
riamente y vocacionalmente responsables de Encuentro Diocesano porque “mis catequistas
todas las necesidades de evangelización de la no necesitan”, y otro me decía: “nosotros nos
diócesis. arreglamos bien”.
Por ser Presbítero sos hombre de comu- Esta manera de ver la instancia diocesana
nión con el Obispo y tus hermanos sacerdotes. sólo “si necesito” o “para cumplir” empobre-
Sos también hombre de comunión con los fie- ce la tarea pastoral de las comunidades y los
les laicos, consagrados, religiosos con quienes agentes pastorales.
construís la Iglesia. Hay una dimensión de También obedece a estilos voluntaristas
corresponsabilidad solidaria con las diversas de la cultura moderna.
vocaciones en el Pueblo de Dios. En la Encíclica Spe Salvi, el Papa nos des-
La mayoría de nuestros fieles tienen la ex- cribe el modo en que esta tentación individua-
periencia de encuentro con Cristo y de comu- lista tenía arraigo en el modo de concebir la
nión eclesial en las Parroquias y sus Capillas. salvación.
El Espíritu Santo es enviado a cada uno y a
toda la Comunidad en los Sacramentos y en IV. Radical forma comunitaria
todo momento. Es Él quien nos alienta y con-
duce. El llamado a la renovación y conversión En algunas reuniones y predicaciones hice
pastoral no empieza por cuestiones metodoló- referencia a la centralidad de los números 7, 8
gicas, “sólo un sacerdote enamorado del Se- y 9 de Presbyterorum Ordinis para compren-
ñor puede renovar una parroquia” (DA 201) der adecuadamente la identidad del ministerio
La comunión y corresponsabilidad se ex- sacerdotal como fraternidad sacramental que
presan también con los sacerdotes de la zona. brota de la ordenación y la imposición de las
En razón de la cercanía geográfica es impor- manos del presbiterio a quien es ordenado.
tante compartir talentos y criterios pastorales. El Papa Juan Pablo II, hablando de la
naturaleza del ministerio dijo: “El ministerio
III. Antiguos modelos solitarios ordenado, por su propia naturaleza, puede
ser desempeñado sólo en la medida en que el
No quiero extenderme en describir situa- presbítero esté unido con Cristo mediante la
ciones históricas y el modo en que fue varian- inserción sacramental en el orden presbiteral,
do la configuración de las diócesis desde los y por tanto en la medida que esté en comu-
primeros siglos hasta hoy. Es muy clara la en- nión jerárquica con el propio Obispo. El mi-
señanza de los primeros Padres de la Iglesia nisterio ordenado tiene una radical «forma
acerca de los vínculos obispo – presbierio; es- comunitaria» y puede ser ejercido sólo como

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PASTORAL SACERDOTAL

«una tarea colectiva». Sobre este carácter de V. Algunos consejos y pedidos


comunión del sacerdocio ha hablado larga-
mente el Concilio, examinando claramente la Te quiero pedir o recomendar atención so-
relación del presbítero con el propio Obispo, bre algunos elementos muy importantes para
con los demás presbíteros y con los fieles lai- el ejercicio feliz y fructuoso del ministerio sa-
cos” (PDV 17). cerdotal.
Por eso es importante profundizar los vín-
culos de comunión en la tarea a desarrollar. • Cuidá mucho tu retiro anual y los tiem-
Hemos de cuidar las estructuras de comunión pos cotidianos de oración. También la Direc-
(la zona, la junta de catequesis, la junta de ción Espiritual, que es más que “hablar con
educación, el consejo presbiteral, los diversos alguien” con cierta frecuencia.
equipos diocesanos) no como si fueran orga-
nismos que burocratizan la pastoral, sino como • Que al preparar la predicación la Pala-
los que facilitan la vinculación de los diversos bra haya resonado en tu corazón. Dedicate en
miembros de las comunidades, incluidos los cuanto te sea posible a la lectura, el estudio, la
sacerdotes. reflexión. Que te ayude a entender mejor los
Desde esta perspectiva podemos consi- cambios culturales y ver cuál es el punto de
derar la obediencia como expresión de la co- partida de muchos hermanos nuestros. Pensá
munión en el mismo presbiterio: “no se trata en la necesidad que todos tenemos de forma-
de la obediencia de alguien que se relaciona ción permanente.
individualmente con la autoridad, sino que
el presbítero está profundamente inserto en • Visitate con otros sacerdotes vecinos, o
la unidad del presbiterio, que, como tal, está con quienes hayas compartido el Seminario,
llamado a vivir en estrecha colaboración con o te sientas más cercano por edad o afinidad.
el Obispo y, a través de él, con el sucesor de Cuánto bien hace compartir un día de descan-
Pedro” (PDV 28d). so o unos mates. Qué bueno es tener momen-
tos de oración en común. La fraternidad se
Con la espiritualidad de comunión logra- fortalece con el encuentro gratuito, el diálogo
mos superar un estilo individualista y dema- franco. No te veas con los demás sólo “por ne-
siado encerrado en la propia parroquia que cesidad”, por trabajo. Tratemos con cuidado
empobrece la experiencia de la fraternidad sa- las fragilidades y heridas nuestras y de nues-
cerdotal, y más tarde o más temprano también tros hermanos. Algunas contienen historias y
la vida de la fe de la comunidad cristiana. misterios no explicables.
En el clero diocesano la obediencia está Muchas veces me pregunto: ¿Cómo vi-
vinculada a la corresponsabilidad del Obispo vir esta dimensión de fraternidad sacerdotal
y el presbiterio con las necesidades pastorales cuando hay heridas o experiencias negati-
de la diócesis. vas que lo impiden, o al menos lo dificultan?
Esta dimensión de corresponsabilidad se ¿Cómo vivir una espiritualidad de comunión
despliega en diversas instancias de partici- en nuestras comunidades cuando vemos des-
pación. Es bueno que plantees inquietudes, confianzas y peleas? Debemos cuidarnos de
acerques sugerencias, solicites con confianza dos tentaciones: voluntarismo y pietismo, con
fraterna lo que veas necesario sea tenido en las dos virtudes que les son contrarias: deseo
cuenta, señales carencias o errores. Y esto por de conversión y confianza viril en la gracia.
medio de los canales habituales de reunión de No alcanzar una experiencia más patente y
zona, o en el consejo presbiteral, o también de transparente de fraternidad, lejos de hacernos
modo personal. bajar los brazos nos ha de agrandar el deseo
La colaboración no ha de ser entendida como nos enseña la vida de Santa Teresita.
como quien da una mano en algo que no le Entre los textos del final te dejo también una
compete, como una especie de “gauchada” de cita de la Encíclica última del Papa que nos
buena voluntad, sino como participación en lo acerca la sabia reflexión de San Agustín. (Spe
que es común. Salvi Nº 33)

PA S T O R E S
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• Si Dios nunca ve “casos perdidos”, pi- pastoral en la entrega a Dios y a los hombres
damos su mirada. Es iluminador y compro- con corazón pleno e indiviso. “En efecto, esta
metedor el pasaje de la carta a los Filipenses opción del sacerdote es una expresión peculiar
(2, 5-11) en que San Pablo nos pide tener “los de la entrega que lo configura con Cristo y de
mismos sentimientos de Cristo Jesús”, y en- la entrega de sí mismo por el Reino de Dios”2.
seguida en el himno nos recuerda que “Tomó El celibato pide asumir con madurez la propia
la condición de servidor”, “se humilló”, fue afectividad y sexualidad, viviéndolas con se-
exaltado por Dios, “para que al nombre de Je- renidad y alegría en un camino comunitario3”
sús, doble la rodilla todo lo que hay en el cie- (DA 196). Sin esta dimensión de entrega de la
lo, en la tierra y en los abismos…”, también vida cae el fundamento del célibe, y deja de
en los abismos de nuestra existencia humana. ser signo y fuente de gracia para ser sólo un
“no casarse”. El varón célibe está muy lejos
• No me da vergüenza reconocer y decir del estereotipo del solterón sin compromiso
que la perseverancia en la vocación me fue que vive de arriba.
posible sólo por gracia. El Señor me fortaleció
con la suavidad de su Espíritu y puso en mi • Cuidá la salud y los momentos de des-
camino hombres y mujeres de diversas voca- canso. Realizá un chequeo médico cada tanto
ciones y estados que me sostuvieron y alenta- según corresponde a tu edad y salud. Visitá fa-
ron. En especial siempre conté con hermanos miliares y amigos.
sacerdotes que me hicieron repetir con San
Pablo, después de relatar sus pecados, “pero • El Señor te conceda entrañas de miseri-
fui tratado con misericordia”. cordia ante toda miseria humana. Él te inspire
el gesto y la palabra oportuna ante quien se
• Qué bueno que la gente nos vea rezar. siente explotado y deprimido (Plegaria Euca-
Adorar al Señor en el Sagrario. Rezar el Ofi- rística V). Los pobres, los pecadores, los des-
cio, el Rosario, dentro del Templo o en la preciados buscan estar cerca de Jesús. Cómo
puerta. No para merecer el reproche de Jesús deseo que nos suceda lo mismo!
de “alargar las filacterias” de nuestro orgullo,
sino para mostrar de quién nos viene la gra- VI. Una carta sin despedida
cia, que sin Él somos nada. Es reconocimiento
de la necesidad que tenemos de la gracia de Te confío que disfruté mucho rezando y
Dios para vivir con gozo la fidelidad al com- escribiendo estas líneas. Comencé en las va-
promiso asumido. En todos los santuarios y en caciones y las fui redondeando en estos días.
muchas de nuestras Parroquias, al saludar, la Quise tener presente a todos los sacerdotes,
gente nos pide: “rece por nosotros”, “rece por de diversas edades, tareas, modos de ser, y los
mi hijo drogadicto”, “rece por mi papá enfer- fui teniendo delante uno a uno; también a los
mo”, “rece para que consiga trabajo”, “rece”, que ejercen su ministerio fuera de la diócesis
“rece”. Es el mandato y reclamo principal de o quienes se suman en ella. Pienso de manera
nuestro pueblo. Te pido que reces por las vo- particular en aquellos que nos acompañan des-
caciones y el Seminario, y hacé rezar a la co- de la casa del Padre.
munidad. Si alguna expresión te ocasionó malestar
te ruego me disculpes, ya que no es mi inten-
• El Celibato no es “no casarse”. A veces ción polemizar ni molestar a nadie.
la gente pregunta: “¿por qué los sacerdotes no El Señor que nos ama infinitamente nos
se casan?”. Y yo pienso: Yo no elegí “no casar- llama para compartir este tramo de la historia
me”, sino entregar mi corazón sin división al de la Diócesis. Él más que nadie quiere nues-
Señor al servicio de su pueblo. “En particular, tra alegría en el ejercicio del ministerio para
el presbítero es invitado a valorar, como un construir juntos su Reino. “Su reino no es un
don de Dios, el celibato que le posibilita una
especial configuración con el estilo de vida 2
SCa 24
del propio Cristo y lo hace signo de su caridad 3
Cf. PDV 44

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más allá imaginario, situado en un futuro que rimenten que no siguen a un personaje de la
nunca llega; su reino está presente allí don- historia pasada, sino a Cristo vivo, presente en
de Él es amado y donde su amor nos alcanza. el hoy y el ahora de sus vidas. Él es el Vivien-
Sólo su amor nos da la posibilidad de perseve- te que camina a nuestro lado, descubriéndonos
rar día a día con toda sobriedad, sin perder el el sentido de los acontecimientos, del dolor y
impulso de la esperanza, en un mundo que por de la muerte, de la alegría y los acontecimien-
su naturaleza es imperfecto (Spe Salvi 31) tos, del dolor y de la muerte, de la alegría y de
Te deseo un santo tiempo de Cuaresma la fiesta, entrando en nuestras casas y perma-
para que la vida del Resucitado nos renueve neciendo en ellas, alimentándonos con el Pan
en el Amor. Pido a Nuestra Señora de las Islas que da la vida.”
y San Benito por tus intenciones. Te compro-
meto mi oración. Gracias por tu servicialidad. II. Un misterio de Comunión

Jorge Lozano “La vocación al discipulado misionero es


con-vocación a la comunión en su Iglesia. No
••• hay discipulado sin comunión. Ante la tenta-
ción, muy presente en la cultura actual, de ser
Textos para reflexionar cristianos sin Iglesia y las nuevas búsquedas
espirituales individualistas, afirmamos que la
I. Portadores de un Misterio fe en Jesucristo nos llegó a través de la comu-
nidad eclesial y ella “nos da una familia, la fa-
Quiero entregarles para la reflexión y ora- milia universal de Dios en la Iglesia Católica.
ción algunas frases del Discurso Inaugural del La fe nos libera del aislamiento del yo, porque
Santo Padre en Aparecida: nos lleva a la comunión”4. Esto significa que
“Ante la nueva encrucijada, los fieles es- una dimensión constitutiva del acontecimien-
peran de esta V Conferencia una renovación y to cristiano es la pertenencia a una comunidad
revitalización de su fe en Cristo, nuestro único concreta, en la que podamos vivir una expe-
Maestro y Salvador, que nos ha revelado la riencia permanente de discipulado y de comu-
experiencia única del Amor infinito de Dios nión con los sucesores de los Apóstoles y con
Padre a los hombres. De esta fuente podrán el Papa” (DA 156)
surgir caminos y proyectos pastorales creati- “La diócesis es una porción del Pueblo de
vos, que infundan una firme esperanza para Dios que se confía a un Obispo para que la
vivir de manera responsable y gozosa la fe e apaciente con la cooperación del presbiterio,
irradiarla así en el propio ambiente”. de forma que unida a su pastor y reunida por
“¿Qué nos da realmente Cristo?¿Porqué él en el Espíritu Santo por el Evangelio y la
queremos ser discípulos de Cristo? Porque es- Eucaristía, constituye una Iglesia particular,
peramos encontrar en la comunión con Él la en la que verdaderamente está y obra la Iglesia
vida, la verdadera vida digna de este nombre, de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apos-
y por esto queremos darlo a conocer a los tólica” (ChD 11).
demás, comunicarles el don que hemos ha- “Reunida y alimentada por la Palabra y la
llado en Él. Eucaristía, la Iglesia católica existe y se ma-
“La fe nos libera del aislamiento del yo, nifiesta en cada Iglesia particular, en comu-
porque nos lleva a la comunión: el encuentro nión con el Obispo de Roma5. Esta es, como
con Dios es, en sí mismo y como tal, encuen- lo afirma el Concilio, “una porción del pueblo
tro con los hermanos, un acto de convocación, de Dios confiada a un obispo para que la apa-
de unificación, de responsabilidad hacia el ciente con su presbiterio” (DA 165)
otro y hacia los demás” “La Iglesia crece no por proselitismo sino
“Cuando un discípulo está enamorado «por ‘atracción’: como Cristo ‘atrae todo a sí’
de Cristo, no puede dejar de anunciar al mun-
do que sólo Él nos salva (cf. Hch 4, 12)” 4
DI 3
“Es necesario que los cristianos expe- 5
ChL 85

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PASTORAL SACERDOTAL

con la fuerza de su amor»6. La Iglesia ‘atrae’ vidualista y dirigido sólo al individuo? ¿Cómo
cuando vive en comunión, pues los discípulos se ha llegado a interpretar la « salvación del
de Jesús serán reconocidos si se aman los unos alma » como huida de la responsabilidad res-
a los otros como Él nos amó (cf. Rm 12, 4-13; pecto a las cosas en su conjunto y, por consi-
Jn 13, 34)” (DA 159). guiente, a considerar el programa del cristia-
“Entre las comunidades eclesiales, en las nismo como búsqueda egoísta de la salvación
que viven y se forman los discípulos misio- que se niega a servir a los demás?” (nº 16).
neros de Jesucristo, sobresalen las Parroquias. “Por otra parte, debemos constatar también
Ellas son células vivas de la Iglesia7 y el lugar que el cristianismo moderno, ante los éxitos de
privilegiado en el que la mayoría de los fieles la ciencia en la progresiva estructuración del
tienen una experiencia concreta de Cristo y la mundo, se ha concentrado en gran parte sólo
comunión eclesial” (DA 170). sobre el individuo y su salvación. Con esto ha
“Todos los miembros de la comunidad pa- reducido el horizonte de su esperanza y no ha
rroquial son responsables de la evangelización reconocido tampoco suficientemente la gran-
de los hombres y mujeres en cada ambiente. deza de su cometido, si bien es importante lo
El Espíritu Santo, que actúa en Jesucristo, es que ha seguido haciendo para la formación del
también enviado a todos en cuanto miembros hombre y la atención de los débiles y de los
de la comunidad, porque su acción no se limita que sufren” (nº 25).
al ámbito individual, sino que abre siempre a Por eso habría afirmado unos números an-
las comunidades a la tarea misionera, así como tes: “La salvación ha sido considerada siempre
ocurrió en Pentecostés (cf. Hch 2, 1-13)” (DA como una realidad comunitaria” […] “Preci-
171). samente por eso presupone dejar de estar en-
“El presbítero, a imagen del Buen Pastor, cerrados en el propio « yo », porque sólo la
está llamado a ser hombre de la misericordia apertura a este sujeto universal abre también
y la compasión, cercano a su pueblo y servi- la mirada hacia la fuente de la alegría, hacia el
dor de todos, particularmente de los que su- amor mismo, hacia Dios” (nº 14).
fren grandes necesidades. La caridad pastoral,
fuente de la espiritualidad sacerdotal, anima y
IV. Otros textos
unifica su vida y ministerio. Consciente de sus
limitaciones, valora la pastoral orgánica y se
Spe Salvi
inserta con gusto en su presbiterio” (DA 198).
“La fe no es solamente un tender de la
“La renovación de la parroquia exige ac-
persona hacia lo que ha de venir, y que está
titudes nuevas en los párrocos y en los sacer-
todavía totalmente ausente; la fe nos da algo.
dotes que están al servicio de ella. La primera
Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y
exigencia es que el párroco sea un auténtico
esta realidad presente constituye para nosotros
discípulo de Jesucristo, porque sólo un sacer-
una « prueba » de lo que aún no se ve. Ésta
dote enamorado del Señor puede renovar una
atrae al futuro dentro del presente, de modo
parroquia. Pero, al mismo tiempo, debe ser un
que el futuro ya no es el puro « todavía-no ».
ardoroso misionero que vive el constante an-
El hecho de que este futuro exista cambia el
helo de buscar a los alejados y no se contenta
presente; el presente está marcado por la rea-
con la simple administración” (DA 201).
lidad futura, y así las realidades futuras reper-
cuten en las presentes y las presentes en las
III. Antiguos modelos solitarios futuras” (Spe Salvi nº 7).
“Podemos solamente tratar de salir con
“¿Cómo ha podido desarrollarse la idea de nuestro pensamiento de la temporalidad a la
que el mensaje de Jesús es estrictamente indi- que estamos sujetos y augurar de algún modo
que la eternidad no sea un continuo sucederse
Benedicto XVI, Homilía en la Eucaristía de inauguración
de días del calendario, sino como el momento
6

de la V Conferencia General del Episcopado


Latinoamericano, 13 de mayo de 2007, Aparecida, pleno de satisfacción, en el cual la totalidad
Brasil. nos abraza y nosotros abrazamos la totalidad.
7
AA 10; SD 55 Sería el momento del sumergirse en el océano

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PASTORAL SACERDOTAL

del amor infinito, en el cual el tempo –el antes significa salir de la historia y retirarse en el
y el después– ya no existe. Podemos única- rincón privado de la propia felicidad. El modo
mente tratar de pensar que este momento es la apropiado de orar es un proceso de purifica-
vida en sentido pleno, sumergirse siempre de ción interior que nos hace capaces para Dios
nuevo en la inmensidad del ser, a la vez que y, precisamente por eso, capaces también para
estamos desbordados simplemente por la ale- los demás.” (Spe Salvi Nº 33)
gría” (Spe Salvi nº 12).
“No es la ciencia la que redime al hom- Aparecida
bre. El hombre es redimido por el amor” (Spe “El Pueblo de Dios siente la necesidad de
Salvi nº 25). presbíteros-discípulos: que tengan una pro-
“Su reino no es un más allá imaginario, funda experiencia de Dios, configurados con
situado en un futuro que nunca llega; su reino el corazón del Buen Pastor, dóciles a las mo-
está presente allí donde Él es amado y donde ciones del Espíritu, que se nutran de la Palabra
su amor nos alcanza. Sólo su amor nos da la de Dios, de la Eucaristía y de la oración; de
posibilidad de perseverar día a día con toda presbíteros-misioneros; movidos por la cari-
sobriedad, sin perder el impulso de la espe- dad pastoral: que los lleve a cuidar del rebaño
ranza, en un mundo que por su naturaleza es a ellos confiados y a buscar a los más aleja-
imperfecto.” (Spe Salvi nº 31). dos predicando la Palabra de Dios, siempre en
profunda comunión con su Obispo, los presbí-
“Agustín ilustró de forma muy bella la re- teros, diáconos, religiosos, religiosas y laicos;
lación íntima entre oración y esperanza en una de presbíteros-servidores de la vida: que estén
homilía sobre la Primera Carta de San Juan. atentos a las necesidades de los más pobres,
Él define la oración como un ejercicio del de- comprometidos en la defensa de los derechos
seo. El hombre ha sido creado para una gran de los más débiles y promotores de la cultura
realidad, para Dios mismo, para ser colmado de la solidaridad. También de presbíteros lle-
por Él. Pero su corazón es demasiado pequeño nos de misericordia, disponibles para adminis-
para la gran realidad que se le entrega. Tie- trar el sacramento de la reconciliación” (DA
ne que ser ensanchado. « Dios, retardando [su 199).
don], ensancha el deseo; con el deseo, ensan- “La renovación de la parroquia exige ac-
cha el alma y, ensanchándola, la hace capaz titudes nuevas en los párrocos y en los sacer-
[de su don] ». Agustín se refiere a san Pablo, el dotes que están al servicio de ella. La primera
cual dice de sí mismo que vive lanzado hacia exigencia es que el párroco sea un auténtico
lo que está por delante (cf. Flp 3,13). Después discípulo de Jesucristo, porque sólo un sacer-
usa una imagen muy bella para describir este dote enamorado del Señor puede renovar una
proceso de ensanchamiento y preparación del parroquia. Pero, al mismo tiempo, debe ser un
corazón humano. « Imagínate que Dios quie- ardoroso misionero que vive el constante an-
re llenarte de miel [símbolo de la ternura y helo de buscar a los alejados y no se contenta
la bondad de Dios]; si estás lleno de vinagre, con la simple administración” (DA 201)
¿dónde pondrás la miel? » El vaso, es decir “Nada de lo humano le puede resultar ex-
el corazón, tiene que ser antes ensanchado y traño. La Iglesia sabe, por revelación de Dios
luego purificado: liberado del vinagre y de su y por la experiencia humana de la fe, que Je-
sabor. Eso requiere esfuerzo, es doloroso, pero sucristo es la respuesta total, sobreabundante y
sólo así se logra la capacitación para lo que satisfactoria a las preguntas humanas sobre la
estamos destinados.26 Aunque Agustín habla verdad, el sentido de la vida y de la realidad,
directamente sólo de la receptividad para con la felicidad, la justicia y la belleza. Son las in-
Dios, se ve claramente que con este esfuer- quietudes que están arraigadas en el corazón
zo por liberarse del vinagre y de su sabor, el de toda persona y que laten en lo más huma-
hombre no sólo se hace libre para Dios, sino no de la cultura de los pueblos. Por eso, todo
que se abre también a los demás. En efecto, signo auténtico de verdad, bien y belleza en la
sólo convirtiéndonos en hijos de Dios pode- aventura humana viene de Dios y clama por
mos estar con nuestro Padre común. Rezar no Dios” (DA 380).

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testimonio

“reaviva el don
que hay en ti”
IV Curso Prolongado de Formación Permanente.

Durante los meses mayo a julio, se realizó en Villa Allende, Córdoba, el IV Curso
Prolongado de Formación Permanente, organizado por el Secretariado Nacional
para la Formación permanente de los Presbíteros. Formaron parte de esta expe-
riencia 28 sacerdotes de 19 distintas diócesis del país. Y fueron acompañados por
los Pbros. Gustavo Zanchetta (Dióc. de Quilmes) y Hernán David (Dioc. de Mar
del Plata) como Director y Vicedirector, y el Pbro. Raúl Troncoso (Diócesis de Azul)
como Director Espiritual. Publicamos aquí tres testimonios que fueron escritos para
compartir con nosotros:
I. Dios da el crecimiento y los frutos…
Padre Daniel Manresa
Párroco San Isidro Labrador
Arq. Mendoza

Con 22 años de ministerio no me fue fácil Vacilé varias veces aún y al llegar a Villa
tomar la decisión de dedicar dos meses y me- Allende tenía (cómo la mayoría) muchos inte-
dio para este curso de formación permanente rrogantes, pero no podía dudar que la decisión
para los presbíteros. Como tantos párrocos había sido impulsada por el Espíritu Santo,
vivo intensamente mi ministerio y no tengo que no era yo el que había elegido esto, y ya
tiempo para responder a las exigencias de cada intuía que sería en la diversidad de dones, de
día, por eso me daba la sensación de que esto ministerios y de actividades de cada uno de los
no era para mí, pero al darme el Obispo los participantes y expositores en dónde el Espí-
objetivos y el programa del curso resonó muy ritu se manifestaría para el bien de todos (cf.
fuerte en mi interior las palabras de Pablo a su 1Cor 12, 1-7).
discípulo y amigo Timoteo: “reaviva el don de
Una preocupación muy especial ocupaba
Dios que está en ti” (2 Tm 1,6), y ahí decidí
mi mente y corazón: mi madre, que tras largos
enviar la ficha de inscripción.
años de enfermedades la veía muy frágil. En mi
oración en la capilla la pude contemplar cru-
cificada con Cristo, con el dolor de hijo oraba
pidiendo al Señor que la aliviara en sus dolores
y le hiciera experimentar su compañía y con-
suelo. En respuesta un sábado de mayo nuestra
Madre del Cielo la puso en su regazo y le hizo
gustar para siempre de la Compasión de Dios.

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testimonio

Me parecía raro tener tiempo… para orar, haber experimentado con gozo que es Dios el
para estudiar, para caminar y para repasar mi que da el crecimiento y los frutos, sin Él no
historia y ver mi presente, esto me permitió podemos nada. Tercero, desde una renova-
separar “la paja del trigo”. da experiencia de encuentro con el Maestro,
Así los temas de cada semana fueron de- reencontrar mi condición de discípulo, inserto
cantando y haciendo que pudiera dar gracias a en una comunidad eclesial concreta y renovar
Dios por su Fidelidad y de que, a pesar de mis el impulso misionero para responder a los de-
errores y miserias, haya permanecido fiel al safíos de la Iglesia hoy.
Don del sacerdocio. También poder agradecer, Y finalmente, en un renovado encuentro
comprender y perdonar, desde la perspectiva con Jesús Pastor, aún en el silencio del dolor,
de la propia historia de salvación, a las per- confirmar el sí a su invitación a seguirlo como
sonas con las cuales soy miembro del Cuerpo sacerdote, miembro de una Iglesia particular que
Místico de Cristo, la Iglesia. desea y suplica el Don de vivir en comunión.

¿Qué frutos me llevo? Lo primero es ha- Finalmente quiero agradecer a todas las per-
ber renovado la actitud de escuchar, esperar sonas que han colaborado para que este Curso
y alentar los procesos humanos y espirituales fuera posible y ruego a María, Madre de la Igle-
de las personas, empezando por mí. Segundo, sia, que los bendiga y los acompañe siempre.

II. Para seguir entregándome al servicio de la Iglesia


P. Jorge Espindola
Parroquia Asunción de María
Ciudad La Cruz, Corrientes
Diócesis de Santo Tomé

No siempre es fácil dar un testimonio en nuestra vida que necesitan un SERVICE, una
donde debo volcar lo vivido durante un Curso vuelta de tuerca.
de Formación de dos meses y medio, trataré A mí personalmente me ayudó a descubrir
de contar esta experiencia compartiendo con que el paso de los años en el ministerio me
ustedes querido lector: estaba desgastando, y lo peor: no creía que ne-
Soy sacerdote de la Diócesis de Santo cesitaba renovarme.
Tomé (Ctes) fui ordenado sacerdote hace 16 No hay dudas que cada dimensión de
años y estoy de párroco desde hace 14 años nuestra vida sacerdotal es importante y por
en la comunidad de La Cruz y Yapeyú de la eso merece que la revisemos permanente-
provincia de Corrientes. mente, ya que sólo la formación inicial, es
Antes de venir al curso charlando con al- insuficiente, el mundo requiere una respuesta
gunos laicos comprometidos de la parroquia, a la altura de las circunstancias.
de distintos movimientos (Hogares Nuevos, Un aspecto importante del curso fue com-
Cursillistas), les dije en forma jocosa: “uste- partir con sacerdotes de diversas diócesis del
des con un fin de semana de Encuentro vuel- país, una riqueza y un gran desafío, lograr la
ven renovados y convertidos, nosotros los cu- comunión en la convivencia y el amor frater-
ras necesitamos más de dos meses”. no, aceptándonos tal cual somos. Creo que se
Realmente la reacción primera es: “yo no vivió un clima de familia, con todo lo que esto
necesito, ando bien”, “tengo todo soluciona- implica, pero como resultado personal me he
do”, etc., etc… pero la verdad me dí cuenta que enriquecido con el aporte de muchos de ellos,
hay un gran desgaste, con el paso de los años, valiosos en su sacerdocio, en su entrega.
en la vida sacerdotal. Muchas veces “hacemos
agua por distintos lados”, solamente buscando
un tiempo intenso para dedicarnos a nosotros,
apartados de las actividades parroquiales, po-
demos lograr visualizar distintos aspectos de

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Doy gracias a Dios por esta experiencia, Así mismo continuar mi Formación Perma-
este tiempo para dedicado a mi vida personal nente con las herramientas que me brindó el
y sacerdotal, reavivando el Don de Dios, para curso. Doy gracias a los sacerdotes que en es-
volver a mi diócesis con el deseo renovado de tos días fueron parte de mi familia y con afecto
seguir entregándome al servicio de la Iglesia. nos encomendamos a la oración de todos

III. Un tiempo rico de encuentro


Eduardo D. Torre
Párroco de Cnel. Vidal,
Gral. Pirán y Vivorata
Diócesis de Mar del Plata

Doy gracias a Dios por esta experiencia Detenernos a mirar como somos y como vi-
sacerdotal compartida; personalmente la he vimos es como encontrar un tesoro que está
vivido como un nuevo paso del Señor por mi escondido, oculto y sacamos a luz.
vida que afianza mi caminar y entrega como Algo muy valioso que experimentamos fue
discípulo y misionero. vivir el encuentro en clave de DOCIBILITAS
Ha sido un “tiempo rico de encuentro”, (libertad del sujeto para dejarse tocar-educar
con Dios por medio de una oración más pau- por la vida, los otros y toda situación existen-
sada, serena, profunda que es fuente y motor cial, y aprender de la vida y la experiencia)
de nuestra entrega sacerdotal; con nuestros esto hizo que la riqueza de la vida compartida
hermanos que hemos compartido durante dos
nos de fuerzas, ánimo, esperanza para seguir
meses y medio la vida, veintiocho sacerdotes
caminando junto a Jesús, para seguir anun-
de distintas diócesis del país, formando una
ciando en lo cotidiano, junto a nuestra gente,
comunidad sacerdotal nacional; la riqueza de
el Reino de Dios; para escuchar, acompañar y
compartir lo que somos y hacemos es el pri-
valorar la vida de otro sacerdote, cuanto bien
mer regalo de Dios, valores culturales de la fe,
nos hace abrir el corazón y compartir lo que
entrega de vida al servicio de muchas comuni-
dades, testimonios vivientes de la fidelidad de somos con otros sacerdotes.
Dios, luchas cotidianas donde se va poniendo Este gran deseo de “Reavivar el Don reci-
la vida a favor del Reino; pero también nos bido” es lo que nos reunió en Villa Allende.
descubrimos muchas veces “cargando la vida”, Quiero agradecer profundamente este ser-
fragmentados por los tiempos acelerados, por vicio de la CEMIN, para la vida de los sacer-
las exigencias del servicio pastoral y también dotes, en estos tiempos duros que nos tocan
por frustraciones pastorales, con incapacidad vivir, son esenciales los espacios para el en-
de demostraciones afectivas en las comunida- cuentro y la meditación para la formación en
des, en el presbiterio, con nuestros obispos. lo humano, lo pastoral e intelectual; gracias a
todos los profesores que nos ayudaron con su
ciencia a profundizar nuestro ser consagrado;
a los obispos que con sencillez de corazón
compartieron sus vivencias, sus proyectos, su
vida como pastores.
Ahora vuelvo a mi parroquia renovado
en espíritu y vida, con un deseo profundo de
seguir compartiendo la vida, la fe, de seguir
anunciando a Jesús entre mis hermanos, en mi
caso personal que soy de “digestión lenta”, me
llevo muchas cosas que van a seguir alimen-
tando mi camino y mi vida sacerdotal, mucho
para seguir pensando, rezando y contemplar.

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1
[ Mo n s . E n r i q u e E g u í a S e g u í ]
Obispo Auxiliar de Buenos Aires

Palabras de acción
de gracias
Ordenación episcopal. 11 de octubre de 2008

No es fácil tomar conciencia de lo que Todo esto me perecía una reacción desme-
Dios obra en uno al ser llamado para servir a surada, pero era la expresión de una mirada
la Iglesia como Obispo. Pero Dios me fue ayu- desde la Fe.
dando a entenderlo a través de la reacción de Fui tomando conciencia del don de Dios,
muchos de ustedes. así, desde la fe que descubre algo más, algo
La alegría de mi familia, la alegría de la nuevo. La mirada de Fe de los demás me ayu-
comunidad parroquial con las voluntarias de dó a entender lo que estaba pasando.
Cáritas, la secretaria, el seminarista y los curas Y esto es lo primero que debo agradecer a
a la cabeza. La alegría de mis compañeros de Dios: que siempre se fue mostrando y hablan-
curso, la gente de Prefectura Naval que ayuda do a través de los acontecimientos ordinarios
en la parroquia... Terminamos armando un fes- de mi vida, a través de las personas, a través
tejo improvisado aquel jueves 4 de septiembre, de lo cotidiano.
a la noche, al conocerse mi nombramiento. Así fue cuando Él me regaló la vocación
Fue muy significativa para mí la invita- sacerdotal, mostrándose en lo ordinario de mi
ción a comer a la casa de José y Miriam al vida: en mi familia. Yo no tenía ningún tipo
día siguiente. Ellos viven en el Barrio Rodrigo de compromiso pastoral cuando era joven
Bueno, detrás de las luces de Puerto Madero. adolescente, sin embargo experimenté el de-
Fueron a los primeros que les bauticé un hijo seo de seguir a Cristo. ¿Y en dónde descubrí
de los que viven allí. Me recibieron con una su amor para seguirlo? En casa, en el amor de
emoción enorme diciendo: “Jamás pensamos mis padres, en el clima cotidiano de mi vida
que un obispo iba a estar sentado en nuestra familiar.
mesa, con nuestra familia”. Y todos los veci- Por eso le agradezco a mis padres lo que
nos del Barrio se alegraron como ellos. me dieron y lo que provocaron en mí y la gran-
Algo semejante me pasó en el Encuen- deza de entregarme a la Iglesia con apenas 18
tro Nacional de Clero, que se hizo la semana años, cuando entré al seminario. Gesto inmen-
siguiente en Córdoba. Un sacerdote grande, so de confianza y de amor. Agradezco a mis
de otra diócesis, que me conocía por alguna hermanos, cuñado/a, sobrinos/as, que siempre
charla o curso que les di, me pidió confesarse me han acompañado y se alegran por el don de
conmigo, ya “que la gracia de Dios estaba más Dios regalado a la familia.
presente a través mío”. No puedo olvidar el amor de Dios que fui
descubriendo en los primeros tiempos de mi
1
Miembro y colaborador de la Revista Pastores desde vida, sobre todo en la etapa escolar. La Escue-
sus inicios en el año 1994, hasta ahora, en que se la Argentina Modelo, en la que estudié, co-
despide de la Dirección. legio laico católico, tuvo la particularidad de

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mostrarme referentes de vida cristiana laical, Fueron tiempos de seminarista vividos en


como mi profesor de Religión, Horacio De las parroquias Patrocinio de San José, Reina
Leo, que junto con tantos otros plasmaron en de los Apóstoles y Resurrección del Señor.
mí un humanismo cristiano que dejo su huella Fui conociendo sacerdotes que dejaron su
en mi modo de pensar y mirar la vida. huella en mi corazón, como los amigos que
De allí ha quedado un grupo de amigos me ayudaron a entrar al seminario, los supe-
del colegio, con los cuales nos seguimos vien- riores que me acompañaron en mis tiempos
do y acompañando mutuamente en el caminar de formación, y aquellos con los que compar-
de la vida. Y con algunos compartiendo ta- tí tareas pastorales: los padres Alberto Zan-
reas pastorales en la comunidad de laicos de chetta, Jorge Schoeffer y Miguel Siufi; Mons.
Retiros Entretiempo, que tanto bien me hace Riamonde, Rubén Frassia, Leopoldo Messer,
acompañarlos. Raúl Laurencena, Antonio Cavallieri, Fili De-
Agradezco a Dios el seminario que me barnot, Mario Poli y también Bártolo, Bellone,
tocó vivir. Aprendí a valorar la riqueza de los Nocetti, y el seminarista compañero de parro-
distintos carismas y estilos sacerdotales for- quia Raúl Martín, hoy también Obispo. Y más
mando un solo cuerpo al servicio de la Iglesia. tarde Oscar Ojea, Pepe Vallarino. En especial
Y el Señor nos regaló un tiempo histórico úni- recuerdo al Padre Cumarianos y el P. Ridano,
co. Participamos de un movimiento eclesial testimonios de bondad y paternidad, que desde
muy fecundo: la visita del Papa Juan Pablo II el cielo me estarán acompañando.
en el 82, el encuentro de jóvenes en Córdo- El tiempo de las ordenaciones por manos
ba en el 85, la segunda visita del Papa en el de Mons. Aramburu y los primeros destinos,
87, en la cual me tocó purificarle las manos fueron forjando mi corazón sacerdotal. Las
en el ofertorio de la misa en la Avda. 9 de Ju- parroquias Inmaculada Concepción de Vi-
lio. Esas experiencias de fe, esas expresiones lla Devoto, San Ramón Nonato y Ntra. Sra.
eclesiales, llenaron mi corazón y confirmaron de Monserrat fueron testigos de mis prime-
mi vocación. ros pasos. En mis párrocos (Antonio Aloisio,
Alberto Sorace y Cayetano Saladino) aprendí
de su cordialidad y cercanía pastoral, de en-
trega generosa, de pensar la parroquia como
una verdadera estructura de evangelización.
Y en las comunidades parroquiales aprendí a
ver el paso del Espíritu en el trabajo con los
laicos siempre enriquecedor para mí. A todos,
gracias.
Agradezco a Dios que apenas con un año
de sacerdote me hayan invitado a participar en
la organización de las semanas de Clero. Ac-
tividad pastoral que nunca dejé: la de trabajar
al servicio de mis hermanos sacerdotes. Tarea
que luego continuó en la Comisión Nacional
de Clero y a través de la Revista Pastores. Im-
pulsados por la “Pastores dabo vobis” de Juan
Pablo II y el concepto de formación perma-
nente, Dios me regaló la posibilidad de pro-
fundizar en nuestra espiritualidad específica
de clero diocesano y compartirlo con muchos
sacerdotes en charlas y cursos. Aprendí mucho
de quienes tomaron esta tarea como un servi-
cio pastoral hacia los sacerdotes: Mons. Aran-
cibia, Mons. Franzini, Mons. Hugo Santiago,
Mons. Tisera; Mons. Serra y Gentico aquí

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entre nosotros, y tantos sacerdotes del país


como Raúl Troncoso, Carlos Degiusti, Hora-
cio Alvarez, Gustavo Zanchetta, Hernán Da-
vid... y tantos otros... Ellos fueron y son para
mí el signo más concreto que “El ministerio
ordenado tiene una radical «forma comunita-
ria» y puede ser ejercido sólo como «una ta-
rea colectiva»”, como dijo Juan Pablo II en la
Exhortación Apostólica Pastores dabo vobis.
(cfr. PDV 17)
Y de repente me hicieron párroco. Tenía
menos de 30 años y cinco de sacerdote. Mons.
Quarracino y luego Mons. Bergoglio me die-
ron su confianza para estas tareas y otras tareas
diocesanas. Gracias por alentarme y hacerme
crecer en cada destino o tarea pastoral enco-
mendada, como el Dpto. de Escuelas Parro-
quiales con Juan Torrella y Juan Carlos Ares,
entre otras.
Las parroquias Cristo Maestro, Espíri-
tu Santo y Ntra. Sra. de la Esperanza fueron
las comunidades donde serví como pastor. En
ellas mi corazón se abrió y se agrandó, al tener
una experiencia viva de paternidad sacerdotal. Cuando arreglamos esta fecha para la ordena-
El cariño de la gente, el compromiso de los ción lo primero que hice fue buscar qué santo
laicos para crecer como comunidad de fe, la o fiesta se celebraba, pero no había ninguna. Es
confianza de tantos que abrieron su corazón un día normal, un día ordinario para la Iglesia.
para recibir de mi parte, el consuelo y el amor Sin embargo de a poco me fui enterando
de Dios. Y también la cruz, las dificultades in- lo que esconde esta fecha: hoy hace 46 años
ternas propias de cada comunidad, el esfuerzo que comenzó el Concilio Vaticano II, y ma-
por reconciliar y crear comunión, forjaron en ñana es el día de N. Sra. de Aparecida en el
mí un corazón sacerdotal. domingo dedicado a las misiones.
Recuerdo y agradezco a Dios la figura de Marcan estas fechas para mí dos puntos
Mons. Raúl Rossi. Me pidió que lo acompañe importantes: la Iglesia que me recibió al na-
en la Vicaría Devoto para las tareas pastorales. cer, la que conocí al comienzo de mi vida, y la
Eran tiempos del Plan Pastoral, de Asambleas Iglesia de hoy, la que se renueva en este tiem-
Vicariales, de preparación misionera para el po más reciente.
comienzo del Tercer Milenio. De él aprendí su Formo parte de una primera generación
amor y entrega por la Iglesia diocesana, me post-conciliar. Mis primeros recuerdos de ir a
ayudó a entender lo específico de la vocación misa (con cinco o seis años, a fines de los ‘60)
de clero diocesano, que como Cristo, es dar la son en la Pquia N. Sra. de Fátima en Martínez,
vida por la Iglesia, por todos y cada uno, en la con el altar en medio del pueblo, el sacerdo-
Caridad Pastoral. Iglesia que se hace visible y te de frente y la liturgia en castellano. Es la
toma cuerpo en la diócesis. Entendí que uno se Iglesia que percibí de adolescente, en los ’70,
ordena para la diócesis y siente y piensa pas- de un fuerte compromiso con el mundo, en es-
toralmente teniendo en cuenta toda la realidad pecial con los más pobres, iluminados por las
diocesana. reflexiones de Medellín y Puebla. Es la Iglesia
Como ven ha sido siempre así: Dios me que me enseñaron a amar, en los ’80, grandes
fue formando en la vida y por la vida cotidia- maestros en la Facultad, como Lucio Gera,
na. Y hoy lo sigue haciendo, regalándome su Carmelo Giaquinta, Gerardo Farell, José Ro-
palabra, escondida en los hechos cotidianos... vai y Carlos Galli, entre otros.

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Y ahora vivo con alegría y felicidad este los cuales llevamos más de 20 años de amis-
tiempo presente de la Iglesia, con el mensaje tad siendo fieles a nuestras reuniones de todos
reciente de la Vª Conferencia General del Epis- los primeros lunes de mes, a Mons. Bergoglio
copado Latinoamericana, reunida el año pasa- por la confianza depositada en mí, al Nuncio
do en el Santuario de Ntra. Sra. de Aparecida, Apostólico, Mons. Bernardini por su cordiali-
Brasil, que nos marca como horizonte necesa- dad y cercanía acompañándome en estos días,
rio un estilo de Iglesia que surge de una sola y y al Papa Benedicto XVI, por invitarme a for-
misma vocación de discipulado misionero. mar parte del colegio episcopal como sucesor
Por eso la imagen en mi casulla y en las de los Apóstoles.
estampas, por eso también el lema episcopal. Pido a María, Sra. de la Esperanza, que
“Vengan y lo verán” (Jn 1, 39) es el llama- interceda por mí y por este ministerio que hoy
do al discipulado. Jesús lo dice en medio de
comienzo. Que nunca pierda la alegría de ser-
un diálogo que incluye una pregunta que abre
vir a Cristo y a todos ustedes, mis hermanos.
el corazón del otro con cordialidad y receptivi-
Que mi ánimo no decaiga en las dificultades y
dad: “¿Qué buscan?”. Y ahí suscita un deseo:
que sobre todo me importe la fecundidad que
“Dónde vives?”, para ir al encuentro de Cristo.
obra el amor, en especial en tiempos oscuros
“Vengan y lo verán” es también el mensa-
y de cruz. Pido a Santa Teresita que me ayude
je misionero. Los discípulos después de estar
con Jesús “todo ese día” le transmitieron a Si- siempre a confiar en el amor de Dios “como
món lo que habían visto y oído y le dijeron a un niño en brazos de su madre” (Sal 131, 2). Y
Natanael “Ven y lo verás”. a Jesús, el Buen Pastor, que me anime a vivir
Hoy renuevo el deseo de entregar mi vida en la caridad con sus “mismos sentimientos”
por Cristo, en su cuerpo que es la Iglesia, por (Flp. 2, 5).
eso siento de nuevo la invitación de Jesús a Con actitud esponsal, con humildad y co-
subir a su barca, que impulsada por el soplo nociendo mis limitaciones, deseo subir a esa
de su Espíritu Santo, se encamina mar aden- barca, para escuchar “con oído de discípulo”
tro, al corazón del mundo y de nuestra cultura (cfr. Is. 50, 4) y proclamar “gritando desde las
contemporánea para suscitar el deseo de Dios terrazas” (cfr. Mt 10, 27) con voz fuerte de
y así invitar al “vengan y lo verán”. misionero: “vengan y lo verán”.
Iglesia que navega iluminada por la luz del
Arco Iris de la Alianza, que como mensaje de
esperanza aparece después de la tormenta, cer-
tificando la comunión con Dios y entre los her-
manos. Por eso esta Iglesia está invitada a ser
“casa y escuela de comunión” (cfr. Juan Pablo
II, Carta Apostólica Novo Millenio Ineunte, Nº
43, parr. 1) que se hace visible en un estilo cor-
dial, abierto y misionero donde el otro es un
“don para mí”. (NMI, nº 43, parr. 2)
Agradezco a todos ustedes que hayan ve-
nido a rezar por mí y darme su cariño y amis-
tad. Al seminario y los seminaristas que pre-
pararon esta celebración, a mis compañeros
del Secretariado General de la CEA, en estos
últimos años. Agradezco a los Sres. Obispos
que han venido de distintas diócesis a mani-
festarme su fraternidad. También a los sacer-
dotes de otras diócesis, gracias por el esfuerzo
de acercarse y acompañarme. A mis hermanos
presbíteros de esta querida Iglesia de Bs. As.,
en especial a mis compañeros de curso con

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