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El último huemul (Publicado por Ed.

Albatros en 2013)

Hace algún tiempo, cerca de la localidad de El Bolsón, en las montañas de la Patagonia,


vivía un despiadado cazador llamado Otto. Su casa estaba repleta de todo tipo de
trofeos. Y éstos no eran ni más ni menos que cada uno de los animales que había cazado
en incontables safaris a lo largo de todo el mundo.

Un día llegó a sus oídos que el último huemul de la región, vagaba por las montañas
buscando una compañera para salvar su especie.

A Otto, poco le importó que fuera o no el último ciervo de la Patagonia, sólo pensó en
lo bella que se vería su cabeza en una de las paredes de la sala de su casa.

Así pues, a la mañana siguiente, armado con su mejor escopeta partió dispuesto a darle
caza al huemul.

Durante días recorrió las montañas y los espesos y húmedos bosques de coihues y
cipreses. Hasta que, al llegar al borde de un barranco, descubrió las huellas del pequeño
ciervo. Por la cantidad de pisadas que había, supuso que aquella, era sin dudas una de
sus sendas más transitadas.

Entonces, Otto decidió esperar oculto tras unas rocas a que el huemul volviese a
aparecer, y así dispararle con su escopeta. El lugar elegido era algo incómodo e
inseguro, pero el cazador no temía correr riesgos con tal de conseguir su presa.

Las horas fueron pasando y la claridad se esfumó. Y cuando las sombras se adueñaron
del filo de la montaña apareció el huemul.

Otto se preparó para disparar, apuntó a la cabeza del ciervo y acercó el dedo al gatillo de
su arma. Pero justo en el momento en que iba tirar, uno de sus pies resbaló y cayó al
abismo. Otto quedó colgado de una de sus manos, mientras todo su cuerpo se
balanceaba en el vacío. El hombre, desesperado, intentaba con su mano libre aferrarse a
algo que le permitiese escalar la cornisa. Pero no lograba hacerlo.

El tiempo se le agotaba… ¡estaba a punto de caer! En un último intento estiró el brazo y


por fin consiguió agarrarse de algo. Pero cuando levantó la mirada para ver de qué se
trataba, descubrió que aquello que lo había salvado, eran los pequeños cuernos del
huemul.

El valiente ciervo arriesgando su propia vida, comenzó a retroceder en el terreno


ayudando al cazador a salir del precipicio. Y no paró hasta que estuvo totalmente a
salvo.

Cuando Otto recuperó el aliento, arrepentido, lloró frente al noble animal. Ya que aquel
a quien pensaba matar, lo había salvado.
En ese mismo momento el hombre prometió al ciervo no volver a cazar nunca más. Y
así lo hizo.

Gracias a ello el huemul continuó vagando libremente por las boscosas y solitarias
montañas. Hasta que una tarde, encontró a su ansiada compañera bebiendo de las aguas
del Río Azul.

Cuando sus miradas se cruzaron la luz de la esperanza renació en sus corazones. Y


gracias a esa luz, juntos, lograron salvar a su especie.

FIN

El huemul

¿Cómo es? es un mamífero rumiante de la familia de los cérvidos, que desde hace años
se encuentra en peligro de extinción. Su cuerpo es mediano y elegante, de pelaje color
café oscuro en el verano, y grisáceo con tonalidades amarillentas en el invierno. Su
cornamenta es pequeña, tan sólo posee dos puntas, las cuales caen en junio y se
renuevan en la primavera.

¿Dónde vive? Originariamente el huemul habitaba en gran parte de la Patagonia, pero


en la actualidad empujado por el avance del hombre, sólo vive en las montañas
cordilleranas. Se lo ha visto vagar por los boscosos cerros del Neuquén, Río Negro y
Chubut. Los coihues, los cipreses y las lengas, todos ellos árboles de gran porte, le
sirven de protección ante posibles predadores.

Reproducción: El huemul entra en celo al llegar el otoño. Y luego de seis a siete meses
de gestación, la hembra pare una sola cría entre noviembre y diciembre.

¿Qué le gusta comer? Su alimento favorito son las tiernas hojas del maitén, los
renuevos, tallos y las rojas flores de los notros.

¿Viste alguno? Es muy difícil verlo a plena luz del día. Los encuentros con esta
magnífica criatura suelen ser muy raros y en lugares solitarios. Como en la Reserva
Provincial Río Azul- Lago Escondido, cercana a la bellísima localidad de El Bolsón en
Río Negro.

La tala de árboles: El cuidado de los bosques es fundamental para la subsistencia del


huemul. La tala sin control para uso industrial o calefacción, atenta directamente
contra sus posibilidades de supervivencia.
¡Alerta roja! Los incendios forestales son el mayor peligro para las especies animales y
vegetales de estos ecosistemas. En veranos muy calurosos y secos, una fogata mal
apagada luego de un día de campamento, puede desatar el desastre.

¡Qué peligro! El puma ha sido desde siempre su predador natural. Sin embargo se
tienen registros de que los zorros colorados, las águilas moras, y hasta en ciertas
ocasiones los gatos monteses, suelen atacar a las crías recién nacidas.

¿Confundido yo…? Su primera descripción documentada fue hecha por una persona
que jamás lo vio. El abate Molina en 1782, basándose en relatos poco confiables, creyó
que el huemul era una mezcla de buey, asno y camello; y lo bautizó Equus bisulcus
(caballo del vasco). Después de años de estudios, los científicos, finalmente corrigieron
su error.

¡Habitante del paraíso! El huemul vive en una de las regiones más hermosas del
mundo: los bosques patagónicos. Aquí las montañas de la cordillera, reciben entre los
meses de abril y septiembre la humedad del Océano Pacífico, traída por los vientos del
oeste. Las abundantes precipitaciones en forma de lluvia o nieve, convierten a estos
bosques en un sitio mágico. Un paraje soñado, en donde abundan los lagos, ríos,
arroyos y cascadas. Un lugar que todos los años atrae a miles de turistas desde cada
rincón de la tierra.

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