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Siete Señales de Su Venida y del Fin del Mundo Judío

Muchos eruditos concuerdan con que las palabras de Jesús en Mateo 24, son un
paralelo al libro Apocalipsis.

Mateo 24 es el pasaje que predice terremotos, hambrunas, falsos maestros y la


venida de Jesús en las nubes. Al estudiar Mateo 24, se descubre que, a través de
toda la historia de la Iglesia, la mayoría de los cristianos creían que el capítulo
completo de Mateo 24, había ya ocurrido durante la destrucción de Jerusalén en el
año 70 D.C. DE HECHO, MUCHOS DE LOS MÁS CONOCIDOS LÍDERES DE LA
IGLESIA HAN ENSEÑADO ESTO.

Citaré aquí a algunos:

“Todo esto ocurrió de esta manera en el segundo año del reinado de Vespasiano (70
D.C.), de acuerdo con las predicciones de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” –
Eusebio de Cesarea

“Miles y miles de hombres de todas las edades que, junto con mujeres y niños,
perecieron por la espada, por hambre, u otras formas de muerte incontables… acerca
de esto, cualquiera que lo desee, puede obtener preciso detalle en las páginas de la
historia de Josefo. Es mi deber llamar su atención al hecho de que la multitud que vino
de toda Judea para la Fiesta de la Pascua y –para usar sus propias palabras- fueron
encerrados en Jerusalén como en una prisión, fue un total de casi tres millones.” –
Eusebio de Cesarea

“Esto fue muy precisamente cumplido, ya que después de que el Templo fuera
incendiado, Tito, el general romano, ordenó que hasta los cimientos fueran excavados;
luego de lo cual el terreno fue arrasado por Turnus Rufus… esta generación de
hombres no pasará hasta que todas estas cosas sean hechas – Esta expresión
implica que una gran parte de esa generación pasaría, pero no toda. Y fue justo así;
porque la ciudad y el Templo fueron destruidos treinta y nueve o cuarenta años
después”. –John Wesley

“Ustedes predicarán en todas partes… Luego añadió, “Este evangelio del reino será
predicado en todo el mundo como testimonio a las naciones; y luego el fin vendrá”. El
signo de este tiempo final será la caída de Jerusalén”. – Juan Crisóstomo

“Hubo un intervalo de tiempo suficiente para la completa proclamación de evangelio


por los apóstoles y evangelistas de la Iglesia cristiana temprana, y para la cosecha de
todos aquellos que reconocían al Cristo crucificado como el verdadero Mesías. Luego
vino el horrible final que el Mesías había previsto y predicho, prospecto que exprimió
de Sus labios. Con el corazón apesadumbrado proclamó el lamento que le siguió a su
profecía, acerca de la fatalidad que le esperaba a su culpable capital. La destrucción
de Jerusalén fue más terrible que cualquier otra cosa que el mundo hubiese sigo
testigo jamás, ya sea antes de ella o después. Incluso Tito pareció ver en su cruel obra
la mano de un Dios vengador. Verdaderamente, la sangre de los mártires asesinados
en Jerusalén fue ampliamente vengada cuando la ciudad completa se transformó en
una genuina Aceldama, o campo de sangre.” –Charles Spurgeon

“Por consiguiente, es suficientemente sencillo que los versículos precedentes [Mateo


21:1-34], no deben ser entendidos como el juicio final sino, como hemos dicho,
relativos a la destrucción de Jerusalén. Hubo algunos entre los discípulos
(particularmente Juan), que vivieron para ver estas cosas”. – John Lightfoot

“Y De cierto les digo; y les urjo a observarlo, que es absolutamente necesario, a fin de
entender lo que he estado diciendo, que esta generación de hombres que están ahora
vivos no pasará hasta que todas estas cosas se cumplan, porque lo que he predicho
acerca de la destrucción del estado judío está por suceder tan pronto, que algunos de
ustedes vivirán para verlo realizado con una exactitud espantosa.” –Philip Doddridge

“Me maravilla cómo podría alguien asignar parte del precedente discurso [Mateo 24] a
la destrucción de Jerusalén y parte a fin del mundo, o a cualquier otro evento distante,
cuando es dicho tan categóricamente aquí, en la conclusión, Todas estas cosas serán
cumplidas en esta generación.” –Thomas Newton

“Este capítulo contiene una predicción de la completa destrucción de la ciudad y


Templo de Jerusalén, y de la subversión total de la constitución política de los judíos; y
es una de las más valiosas porciones de las Escrituras del nuevo pacto con respecto a
la evidencia que entrega a la verdad del cristianismo. Todas las cosas que nuestro
Señor predijo que sobrevendrían sobre el Templo, la ciudad, y el pueblo judío, han
sido cumplidos en la más correcta e increíble forma…” -Adam Clarke

“Cristo les informa que, antes de que una sola generación sea completada,
aprenderán por experiencia la verdad de lo que les ha dicho. Porque cincuenta años
después, la ciudad fue destruida, el Templo arrasado, y el país completo reducido a un
horrible desierto”. –Juan Calvino

“Si tanto Jesús como la Iglesia temprana usaban el lenguaje de la misma manera que
sus contemporáneos, es altamente improbable que se hubieran estado refiriendo al fin
del mundo, y altamente probable que se hubieran estado refiriendo a eventos dentro
del espacio y tiempo históricos que interpretaban como la venida del reino.” –N.T.
Wright

“En este discurso [Mateo 24], Jesús predice la destrucción del Templo, la destrucción
de Jerusalén, y la dispersión de los judíos, cosas todas que ocurrieron en el 70 D.C.
La sorprendente exactitud de estas predicciones es vergonzosa a los más altos
críticos…” -R.C. Sproul

Mientas muchos autores de ficción especulan cómo irá a ser la Gran Tribulación en el
futuro, sepa que los grandes líderes de la iglesia, como Charles Spurgeon, Juan
Calvino, John Wesley, Juan Chrysostom, y Eusebio de Cesarea ENSEÑARON QUE
NO HAY OTRA FUTURA GRAN TRIBULACIÓN.

La verdad es que los eventos de la destrucción de Jerusalén en el año 70 D.C.


cumplieron la profecía de la Gran Tribulación y, afortunadamente, nunca se volverán a
repetir. No habrá una futura Gran Tribulación. Si bien es cierto que continuará
habiendo pruebas, tribulaciones y persecuciones, la Gran Tribulación o el “Tiempo de
Angustia de Jacob”, como lo profetizo Jesús, ha ocurrido ya como Él dijo que ocurriría
y dentro del marco de tiempo de una generación, como Él declaró (vea Mateo 24:34).

En Mateo 23, Jesús da rienda suelta a los más duros dichos que se le hayan
registrado, declarando durante un capítulo completo calamidades sobre los líderes
religiosos y lanzando denuncias públicas contra ellos. Terminó diciendo:
Mateo 23:35-38
“35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre
la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de
Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. 36 De cierto os digo que todo
esto vendrá sobre esta generación. 37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus
hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38 He aquí
vuestra casa os es dejada desierta.”

Esto fue, claramente, impresionante para sus discípulos, que lo siguieron desde el
Templo y le hicieron las siguientes preguntas aclaratorias:

Mateo 24:1-3
“1 Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle
los edificios del templo. 2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os
digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. 3 Y estando él
sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo:
Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del
siglo?”

Jesús declaró que el Templo y sus edificios serían destruidos y los discípulos, sin
lugar a dudas, fascinados, le pidieron que les dijera “¿cuándo ocurrirá esto?” Jesús les
respondió con ocho señales de la destrucción próxima:

1. Falsos mesías y falsos profetas (Mateo 24:4-5, 11, 23-26)


2. Guerras y rumores de guerras, nación levantándose contra nación (Mateo 24:6-7)
3. Hambrunas (Mateo 24:7)
4. Terremotos (Mateo 24:6-7)
5. Persecución de los creyentes (Mateo 24:9)
6. Muchos se apartarán de la fe y el amor se enfriará (Mateo 24:10 y 12)
7. El evangelio será predicado en todo el mundo (Mateo 24:14)

1. Falsos mesías y falsos profetas (Mateo 24:4-5, 11, 23-26)

Esas fueron las preguntas de los discípulos, en respuesta a las cuales nuestro Señor
les dio un informe excepcional de lo que precedería, así como los pronósticos que
anunciarían las desolaciones que se acercaban, incluyendo instrucciones apropiadas
para su conducta bajo las varias pruebas a las que se verían expuestos. Comenzó con
una advertencia:

Mateo 24:4-5, 11
“4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque vendrán
muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán…. 11 Y
muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos”

La necesidad de esta advertencia amigable pronto se hizo evidente. Después de un


año de la ascensión de nuestro Señor, Dositheus, el samaritano, se levantó y tuvo la
osadía de afirmar que él era el Mesías de quien Moisés había profetizado, mientras
que su discípulo, Simón Magus, engañaba a multitudes haciéndoles creer que él
mismo era el “gran poder de Dios”.
Cerca de tres años después, otro samaritano impostor apareció y declaró que él le
mostraría a la gente los utensilios sagrados que, se decía, habían sido depositados
por Moisés en el monte Gerizim. Inducidos por la idea de que el Mesías, su gran
libertador, había al fin venido, una multitud se alzó en armas bajo su mando, pero
Pilato los derrotó rápidamente y mató a su jefe.

Mientras Cuspius Fadus era procurador de Judea, otro engañador se levantó, cuyo
nombre era Theudas. Este hombre en efecto tuvo éxito en persuadir a una muy
grande multitud a tomar todas sus posesiones y seguirlo al Jordán, asegurándoles que
el río se dividiría a su orden. Fadus, sin embargo, los persiguió con una tropa a caballo
y mató a muchos de ellos, incluyendo al impostor, cuya cabeza fue cortada y llevada a
Jerusalén.

Bajo el gobierno de Félix, los engañadores se levantaban a diario en Judea y


persuadían a la gente de seguirlos al desierto, asegurándoles que verían allí
sobresalientes señales y milagros realizados por el Todopoderoso. De vez en cuando,
Félix aprehendía a muchos de estos, y los mataba. Cerca de este período (año 55
D.C.), Félix, el celebrado impostor egipcio, se levantó, juntó treinta mil seguidores y los
convenció de acompañarlo al Monte de los Olivos diciéndoles que desde allí verían las
murallas de Jerusalén caer a su orden, como un preludio de la captura de la
guarnición romana y de la obtención de la soberanía de la ciudad. El gobernador
romano, sin embargo, comprendiendo que este era un principio de revuelta,
inmediatamente atacó, mató a cuatrocientos de ellos y dispersó al resto, pero el
egipcio escapó.

En el tiempo de Procius Festus (año 60 D.C.), otro distinguido impostor sedujo al


pueblo prometiéndoles liberación del yugo romano si le seguían al desierto, pero
Festus envió las fuerzas armadas, las que rápidamente destruyeron tanto al
engañador como a sus seguidores. En pocas palabras, muchos impostores de una
misión divina, continua y fatalmente engañaron al pueblo, justificando la advertencia y
cumpliendo la predicción de nuestro Señor al mismo tiempo. Aunque se puede objetar
que ninguno de estos impostores, excepto por Dositheus, tomaron el nombre del
Mesías, se puede responder que las serviles expectativas de los judíos estaban
dirigidas a un Mesías que solamente los liberara del yugo romano y físicamente
“restaurara el reino a Jerusalén”, y tales eran las pretensiones de estos engañadores.
Esta expectativa, ciertamente, es la única verdadera explicación de estas extrañas
insurrecciones que, naturalmente, le recordarán al lector las siguientes expresiones
proféticas de nuestro Señor:

Mateo 24:23-26
“23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo
creáis. 24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes
señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los
escogidos. 25 Ya os lo he dicho antes. 26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el
desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.”
2. Guerras y rumores de guerras, nación levantándose contra nación (Mateo
24:6-7)

Nuestro Salvador prosiguió así:

Mateo 24:6-8
“6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es
necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 7 Porque se levantará
nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en
diferentes lugares. 8 Y todo esto será principio de dolores.”

Lucas 21:10
“Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino”

Conmociones, como un trueno distante, presagiando una tormenta que se avecina: “Y


todo esto será principio de dolores”, eran tan frecuentes desde la muerte de
nuestro Señor y hasta la destrucción de Jerusalén que ese lapso podría, con
propiedad, ser usado como ilustración de esta profecía. CIENTO CINCUENTA DE
LAS COPIOSAS PÁGINAS DEL HISTORIADOR JUDÍO FLAVIO JOSEFO, QUE
CONTIENEN LA HISTORIA DE ESTE PERÍODO, ESTÁN MANCHADAS CON
SANGRE POR TODAS PARTES.

Para dar unos pocos ejemplos:

Cerca de tres años después de la muerte de Cristo, una guerra explotó entre Herodes
y Aretas, rey de Arabia Petraea, en la cual el ejército del primero fue aislado. Esto fue
“reino levantándose contra reino”.

Las guerras son usualmente precedidas por rumores. Podría, por lo tanto, parecer
absurdo intentar una marcada elucidación de esta parte de la profecía; sin embargo,
no debería omitirse que, cerca de ese tiempo, el emperador Calígula, habiendo
ordenado que su estatua fuera puesta en el Templo de Jerusalén y los judíos
habiendo persistido en rehusarse a aceptarla, ¡la nación completa se encontraba
tan alarmada por la aprensión de guerra que ni siquiera labraban sus tierras! La
tormenta, sin embargo, se desató.

Cerca de este período, un gran número de judíos, debido a una pestilencia que estaba
arrasando Babilonia, la abandonaron para irse a la ciudad de Seleucia, donde los
griegos y los sirios se levantaron contra ellos y ¡destruyeron de este devoto pueblo
más de cinco miríadas! “El alcance de esta masacre”, relata el historiador Josefo,
“no tiene paralelo en ningún período anterior de su historia”. De nuevo, cerca de cinco
años después de esta horrible matanza, ocurrió una severa disputa entre los judíos de
Perea y la gente de Filadelfia acerca de los límites de una ciudad llamada Mía, y
muchos de los judíos murieron. Esto fue “nación levantándose contra nación”.

Cuatro años después, bajo Cumanus, un soldado romano infligió una humillación a los
judíos dentro del recinto del Templo, a lo que estos respondieron con violencia, pero
cuando vieron que los romanos venían con gran fuerza, su terror fue tan excesivo y su
escape tan desordenado que al menos diez mil judíos murieron pisados en las
calles. Esto, de nuevo, era “nación levantándose contra nación”.

No habían pasado cuatro años de esto, cuando los judíos hicieron guerra contra los
samaritanos y arrasaron su país. El pueblo de Samaria había asesinado a un galileo,
que iba subiendo a Jerusalén a celebrar la Pascua, y los judíos lo vengaron de esta
manera.

En Cesarea, los judíos tuvieron una aguda disputa con los sirios por el gobierno de la
ciudad. Se hizo una apelación y se decretó en favor de los sirios. Este evento sentó
las bases para una competencia cruel y sanguinaria entre las dos naciones. Los
judíos, mortificados por la desilusión e inflamados por los celos, se levantaron contra
los sirios, quienes los rechazaron exitosamente. Solo en la ciudad de Cesarea, más
de veinte mil judíos fueron asesinados. La llama, sin embargo, no se apagó, sino
que su rabia destructiva se propagó donde quiera que los judíos y los sirios vivieran
juntos en el mismo lugar: en toda ciudad, pueblo, y villa la animosidad mutua y el
asesinato prevalecían. En Damasco, Tiro, Acalón, Gadara y Escitópolis, la carnicería
era espantosa. En la primera de estas ciudades, diez mil judíos fueron asesinados
en una hora, y en Escitópolis, trece mil murieron en una noche.

En Alejandría, los judíos, apesadumbrados por la opresión de los romanos, se


levantaron contra ellos. Pero los romanos, ganando supremacía, mataron de la
nación judía cincuenta mil personas, sin perdonar infantes o ancianos. Después de
esto, en el sitio de Jopata, un mínimo de cuarenta mil judíos pereció.

Mientras estos destructivos combates prevalecían en el este, las partes occidentales


del Imperio Romano eran desgarradas por los fieros combates de Galba, Otón, y
Vitelio, tres emperadores que, curiosamente, junto con Nerón, su predecesor
inmediato, tuvieron una muerte violenta dentro del corto espacio de dieciocho meses.
Finalmente, la nación completa de los judíos se levantó en armas contra los romanos,
el rey Agripa, etc., y provocaron aquella terrible guerra que, en pocos años, inundó
Judea de sangre y dejó su capital en ruinas.

Si se quisiera objetar en este punto que, como las guerras son eventos de frecuente
ocurrencia sería inapropiado atribuir mérito a una predicción sobrenatural de ellas, yo
respondería aquí que una gran parte de esta objeción será removida al considerar la
incompetencia, incluso de hombres de estado, en predecir la condición, aunque sea
sólo por unos pocos años, de la propia nación cuyos asuntos ellos administran. Es un
hecho bien conocido que el Primer Ministro de Gran Bretaña, [al tiempo de
composición de este texto, 1805, el Primer Ministro era William Pit] en las propias
vísperas de la prolongada y destructiva guerra contra la república francesa, le había
ofrecido a su país un cuadro de quince años sucesivos de paz. De hecho, los eventos
de los cuales la guerra y la paz dependen, frecuentemente frustran todos los cálculos
hechos basándose en aspectos presentes, y un rumor de guerra que es tan fuerte y
tan alarmante como para incluso suspender las operaciones de agricultura puede
terminar, como hemos visto, en nada más que un rumor.

Debemos también considerar que, las guerras a las cuales esta parte de la profecía de
nuestro Señor se refería, debían ser de dos tipos y que los eventos debían
corresponderse en consecuencia. Ellas ocurrieron en el período en el que Él les había
asignado y cayeron sobre los judíos con la más severa destrucción, a quienes la
profecía se refería principalmente. Por otro lado, la persona que las predijo no era un
hombre de estado, ¡sino el hijo de un carpintero! JESÚS DECLARÓ “GUERRAS Y
RUMORES DE GUERRAS” DURANTE LA PAZ ROMANA, que fue el único tiempo en
la historia cuando la guerra había esencialmente cesado, ya que el Imperio Romano
había conquistado a todos sus enemigos. En cualquier otro punto en la historia, las
guerras habrían sido un pobre “signo de los tiempos”, porque las guerras estaban
siempre ocurriendo.
3. Hambres o hambrunas (Mateo 24:7)

Nuestro Señor predijo “hambres” también. De estas, la principal fue aquella que
Ágabo predijo que ocurriría en los días de Claudio, como se relata en los Hechos
de Los Apóstoles y que comenzó en el cuarto año de su reinado y fue de larga
duración, extendiéndose por toda Grecia e incluso hacia Italia, pero que fue sentida
más severamente en Judea y, especialmente, en Jerusalén, donde muchos perecieron
por falta de pan. Esta hambruna es registrada también por el historiador Judío Josefo,
quien relata que “una mazorca de maíz era vendida por cinco dracmas”
[aproximadamente el salario de una semana].

Es, del mismo modo, notado por los historiadores Eusebio y Orosio. Para aliviar esta
terrible calamidad, Helena, la reina de Adiabena, que estaba en Jerusalén en ese
tiempo, ordenó que un gran número de provisiones de grano fueran enviadas a
Alejandría; e Izates, su hijo, consignó vastas sumas a los gobernadores de Jerusalén
para ser aplicadas al alivio de los más indigentes. Los gentiles convertidos en
cristianos que residían en países extranjeros, también enviaron, a instancias del
apóstol Pablo, contribuciones abundantes para aliviar las angustias de sus hermanos
judíos (1 Corintios 16:3).

Dion Casio quien fue un historiador romano, relata que hubo, del mismo modo, una
hambruna en el primer año de Claudio que prevaleció en Roma y en otras partes de
Italia. En el onceavo año del mismo emperador, hubo otra hambruna mencionada
por el historiador Eusebio. A estas pueden agregarse las hambrunas que
afligieron a los habitantes de varias ciudades de Galilea y Judea, ciudades que
habían sido sitiadas y tomadas previo a la destrucción de Jerusalén, y donde un
clímax de miseria nacional, resultante de las hambrunas y todas las otras causas, fue
muy terriblemente alcanzado.

La hambruna predicha por Ágabo y discutida arriba, es mencionada en el libro de


Hechos (Hechos 11:28-30 y 1Corintios 16:1-3).

Pestes o pestilencias (Mateo 24:7)

Lucas 21:11
“y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá
terror y grandes señales del cielo.”

Nuestro Señor añadió “pestilencias” enseguida después de las “hambres”; y podría ser
razonablemente presumido, por lo tanto, que este terrible flagelo acompañó a las
hambrunas que fueron descritas arriba. La historia, sin embargo, distingue
particularmente dos ejemplos de esta calamidad que ocurrieron antes del comienzo de
la guerra judía. La primera ocurrió en Babilonia, alrededor del año 40 D.C., y arrasó
de una manera tan alarmante que grandes multitudes de judíos abandonaron la
ciudad para trasladarse a Seleucia, como ya se ha sugerido. La otra sucedió en Roma
en el 65 D.C., y se llevó a vastas multitudes. Los historiadores Tácito como Suetonio
registraron que similares calamidades prevalecieron durante este período en varias
partes del Imperio Romano.

Después de que Jerusalén fuera rodeada por el ejército de Tito, las enfermedades
causadas por las pestilencias muy pronto hicieron su aparición para agravar las
miserias y profundizar los horrores del sitio. Estas fueron ocasionadas en parte por las
inmensas multitudes hacinadas en la ciudad, en parte por las putrefactas emanaciones
que salían de los cuerpos no enterrados y, parcialmente, por la propagación de la
hambruna.

4. Terremotos (Mateo 24:6-7)

“… y terremotos en diferentes lugares”. De estos emblemas importantes de confusión


política, varios ocurrieron en la escena de esta profecía y, como nuestro Señor lo
predijo, ellos ocurrieron en diversos lugares.

Durante el reinado de Claudio, hubo uno en Roma y otro en Apamea, Siria, donde
muchos de los judíos residían. El terremoto en la última fue tan destructivo que el
emperador, para aliviar la aflicción de los habitantes, disminuyó sus impuestos por
cinco años. Ambos terremotos son registrados por el historiador Tácito. Hubo otro en
Creta durante el mismo reinado, mencionado en “La Vida de Apolonio, de Filostrato”,
quien dice que hubo otros “en Esmirna, Mileto, Quíos, y Samos; lugares todos estos
donde los judíos se habían asentado”.

En el tiempo del emperador Nerón, hubo otro terremoto en Laodicea, que también
registra el historiador Tácito. Este es también mencionado por los historiadores
Eusebio y Orosio, que agregan a Hierápolis y Colosos a Laodicea, como siendo
derribadas por terremotos. Hubo también otro en Campania durante este reinado
(del cual tanto los historiadores Tácito como Séneca escribieron) y otro en Roma, en
la región de Galba, registrado por Suetonio. A todos ellos pueden ser agregados los
terremotos que ocurrieron en la horrible noche en que los Idumeos fueron
expulsados de Jerusalén, un poco antes de que el sitio comenzara. Josefo dice: “Una
intensa tormenta se desató sobre ellos durante la noche, violentos vientos se
levantaron acompañados con excesivas lluvias, con relámpagos constantes, con los
más tremendos truenos, y con el espantoso bramido de terremotos. ¡Parecía como si
el sistema del mundo había sido confundido para la destrucción de la raza
humana; y se podía con facilidad conjeturar que estos eran signos de eventos
no comunes!”.

HAY MUCHOS REGISTROS DE ESTE PERÍODO DE LA HISTORIA QUE DAN


CUENTA DE UNA CANTIDAD INCREÍBLE DE TERREMOTOS EN ESA REGIÓN. El
teólogo y autor J. Marcellus Kirk, escribió:

‘En lo tocante a terremotos, muchos son mencionados durante el período justo


previo al año 70 D.C. Hubo terremotos en Creta, Esmirna, Miletos, Quíos, Samos,
Laodicea, Hierápolis, Colosos, Campiña, Roma y Judea. Es interesante notar que la
ciudad de Pompea fue muy dañada por un terremoto que ocurrió el 5 de febrero del
año 63 D.C.’

Otro erudito bíblico, Henry Alford, escribió acerca de los terremotos en este período:

‘Los principales terremotos que ocurrieron entre la profecía y la destrucción de


Jerusalén [en el año 70 D.C.] fueron: (1) un gran terremoto en Creta, en 46 o 47
D.C.; (2) uno en Roma el día que Nerón recibió la toga viril en el año 51 D.C.; (3) uno
en Apamea, Frigia, mencionado por Tácito, en el año 53 D.C.; (4) uno en Laodicea,
Frigia, en el año 60 D.C.; (5) uno en Capania.’

El comentarista Eduardo Hayes Plumptre escribió:


‘Tal vez ningún período en la historia del mundo ha sido jamás tan marcado por estas
convulsiones como las que ocurrieron en el comprendido entre la crucifixión y la
destrucción de Jerusalén.’

El famoso filósofo e historiador, Séneca, también escribió acerca de este fenómeno:

‘¡No es frecuente que las ciudades de Asia, o las de Acalla, sean echadas abajo por
un solo remezón de un terremoto! ¡No es frecuente que muchas ciudades en Siria, en
Macedonia, sean tragadas! ¡No es frecuente que un tipo de devastación como este
haya dejado a Chipre en ruinas! ¡No es frecuente que Pafos se derrumbe!
Constantemente, noticias nos son traídas de completa destrucción de ciudades
enteras.’

Muchos terremotos son mencionados en el Nuevo Testamento, incluyendo el que


ocurrió en la muerte de Jesús (Mateo 27:51-52) y de nuevo en la resurrección (Mateo
28:2). Los terremotos o temblores también ocurrieron cuando el edificio donde estaban
congregados los creyentes fue remecido (Hechos 4:31) y cuando Pablo y Silas fueron
liberados de su prisión en Filipos (Hechos 16:26).

5. Persecución de los creyentes (Mateo 24:9)

La siguiente predicción de nuestro Señor fue acerca de la persecución de sus


discípulos:

Mateo 24:9
“Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de
todas las gentes por causa de mi nombre.”

Lucas 21:12, 16
“12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os
entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante
gobernadores por causa de mi nombre… 16 Mas seréis entregados aun por vuestros
padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros”

Marcos 13:9
“Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las
sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa
de mí, para testimonio a ellos.”

En la infancia de la Iglesia cristiana, estas inmerecidas y no provocadas crueldades


comenzaron a ser infligidas. Nuestro Señor y su predecesor, Juan Bautista, habían
ya sido asesinados. Los apóstoles Pedro y Juan fueron los primeros en ser
puestos en prisión y, luego, junto con los otros apóstoles, fueron azotados ante el
tribunal judío. Esteban, después de confundir al Sanedrín con su irresistible
elocuencia, fue apedreado hasta la muerte. Herodes Agripa extendió su mano para
afligir a cierta parte de la iglesia, decapitó a Santiago, hermano de Juan, y
nuevamente puso en prisión a Pedro, tramando matarlo también.

Pablo compareció ante el tribunal judío en Jerusalén y ante Félix, el gobernador


romano, que temblaba en el asiento de juez, mientras oía al intrépido prisionero: “… al
disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero”. Dos años
después, fue traído ante Festus (quien había sucedido a Félix en el gobierno). El rey
Agripa hijo estaba también presente y, mientras el gobernador se burlaba,
ingenuamente aceptaba la fuerza de la elocuencia del apóstol mientras que, medio
convencido, exclamaba: “Casi me persuades de convertirme en cristiano”.

Por último, Pablo compareció ante el emperador Nerón en Roma. Junto con Silas,
también fueron traídos ante los regidores de Filipos, donde ambos fueron azotados y
encarcelados. Pablo fue también encarcelado por dos años en Judea y luego dos
veces en Roma, cada vez por un espacio de dos años. Fue azotado por los judíos
cinco veces, tres veces con cuerdas, y una vez fue apedreado.

El mismo Pablo, antes de su conversión, era también un instrumento de cumplimiento


de las predicciones. Lucas relata acerca de él:

Hechos 26:10-11
“10… lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los
santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los
mataron, yo di mi voto. 11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas,
los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en
las ciudades extranjeras.”

Y él mismo está de acuerdo con estas declaraciones:

Gálatas 1:23
“solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe
que en otro tiempo asolaba.”

Cerca de dos años antes de la guerra judía, la primera persecución general


comenzó, instigada por el emperador Nerón, quien relata el historiador Tácito, ‘infligió
a los cristianos castigos que era exquisitamente dolorosos’. Multitudes sufrieron un
cruel martirio en medio de burlas e insultos, entre ellos, los apóstoles Pedro y Pablo.

El odio a través del cual las persecuciones citadas arriba fueron suscitadas no fue
provocado por parte de los cristianos al resistir a la autoridad establecida o por
ninguna violación a la ley, sino que era una consecuencia inevitable de llevar el
nombre y de imitar el carácter de su maestro.

‘Era una guerra’, dice el historiador Tertuliano, ‘Contra el nombre; ser cristiano era en
sí un crimen suficiente’.

Al mismo efecto es la expresión del gobernador Plinio en su carta al emperador


Trajano: ‘Les preguntaba si eran cristianos; si confesaban, les preguntaba una
segunda y una tercera vez, amenazándolos con un castigo y, a aquellos que
persistieron, ordené que se los llevaran y los ejecutaran’. Se agrega: ‘De todas las
naciones’. Sin importar la animosidad o las disensiones que subsistían entre los
gentiles y los judíos en otras materias, estos estaban siempre preparados para unirse
y cooperar en la persecución de los humildes seguidores de Él, que vino a ser una
luz para los primeros y la gloria de los últimos.

6. Muchos se apartarán de la fe y El amor se enfriará (Mateo 24:10, 12)

Con relación a esto, el siguiente testimonio decisivo del historiador Tácito debería ser
suficiente. Hablando de la persecución de los cristianos bajo Nerón, a la cual hemos
aludido ya, agrega: ‘Varios de los prisioneros confesaron y, debido a esto, una gran
multitud de otros fueron condenados y ejecutados bárbaramente’.

Mateo 24:10, 12
“10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se
aborrecerán... 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se
enfriará.”

Podría también estar haciendo referencia a las variadas falsas enseñanzas de la


Iglesia del primer siglo, que hizo que muchos creyentes se alejaran del amor de Cristo
para adoptar aberrantes formas de la fe, tales como los gnósticos, judaizantes y
nicolaítas.

Como el investigador David Chilton escribe:

‘Generalmente, pensamos en el período apostólico como en un tiempo de explosivo


evangelismo y crecimiento de la Iglesia, una “era dorada” cuando milagros
sorprendentes ocurrían todos los días. Esta imagen común es substancialmente
correcta, pero contiene el error de una flagrante omisión. Tendemos a dejar de lado el
hecho de que la Iglesia temprana era la escena del más dramático estallido de herejía
en la historia del mundo.

El problema de la herejía no se limitaba a ninguna área geográfica o cultural, sino que


estaba ampliamente extendida, de modo que se transformó en tema de consejo
apostólico y supervisión pastoral en la medida que la era avanzaba.

El problema de la herejía no se limitaba a ninguna área geográfica o cultural, sino que


estaba ampliamente extendida, de modo que se transformó en tema de consejo
apostólico y supervisión pastoral en la medida que la era avanzaba. Algunos herejes
enseñaban que la resurrección final ya había ocurrido (2 Timoteo 2:18), mientras que
otros argüían que la resurrección era imposible (1 Corintios 15:12); otros enseñaban
extrañas doctrinas de ascetismo y adoración de ángeles (Colosenses 2:8, 18-23; 1
Timoteo 4:1-3), mientras que otros propugnaban toda clase de inmoralidad y rebelión
en el nombre de la “libertad” (2 Pedro 2:1-3; 10-22; Judas 4, 8, 10-13, 16).

2 Timoteo 2:18
“que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y
trastornan la fe de algunos.”

1 Corintios 15:12
“Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre
vosotros que no hay resurrección de muertos?”

Colosenses 2:8, 18-23


“8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según
las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según
Cristo... 18 Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los
ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia
mente carnal, 19 y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo,
nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que
da Dios. 20 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo,
¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos 21 tales
como: No manejes, ni gustes, ni aun toques 22 (en conformidad a mandamientos y
doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? 23 Tales cosas
tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en
duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.”

1 Timoteo 4:1-3
“1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán
de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2 por la
hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3 prohibirán
casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción
de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.”

2 Pedro 2:1-3, 10-22


“1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros
falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun
negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.
2 Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la
verdad será blasfemado, 3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con
palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su
perdición no se duerme... 10 y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne,
andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y
contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, 11 mientras que
los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de
maldición contra ellas delante del Señor. 12 Pero éstos, hablando mal de cosas que
no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción,
perecerán en su propia perdición, 13 recibiendo el galardón de su injusticia, ya que
tienen por delicia el gozar de deleites cada día. Estos son inmundicias y manchas,
quienes aun mientras comen con vosotros, se recrean en sus errores. 14 Tienen
los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas
inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición.
15 Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam
hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad, 16 y fue reprendido por su iniquidad;
pues una muda bestia de carga, hablando con voz de hombre, refrenó la locura del
profeta. 17 Estos son fuentes sin agua, y nubes empujadas por la tormenta; para
los cuales la más densa oscuridad está reservada para siempre. 18 Pues hablando
palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y
disoluciones a los que verdaderamente habían huido de los que viven en error.
19 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el
que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. 20 Ciertamente, si
habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento
del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su
postrer estado viene a ser peor que el primero. 21 Porque mejor les hubiera sido no
haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo conocido, volverse
atrás del santo mandamiento que les fue dado. 22 Pero les ha acontecido lo del
verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a
revolcarse en el cieno.”

Judas 4, 8, 10-13, 16
“4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes
habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en
libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a
nuestro Señor Jesucristo... 8 No obstante, de la misma manera también estos
soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las
potestades superiores... 10 Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y
en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales. 11
¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el
error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. 12 Estos son manchas
en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a
sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles
otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; 13 fieras ondas del mar,
que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada
eternamente la oscuridad de las tinieblas... 16 Estos son murmuradores,
querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas
infladas, adulando a las personas para sacar provecho.”

Una y otra vez, los apóstoles se encontraron a ellos mismo usando severas
advertencias en contra de tolerar falsos maestros y “falsos apóstoles” (Romanos
16:17; 2 Corintios 11:3-4, 12-15; Filipenses 3:18-19; 1 Timoteo 1:3-7; 2 Timoteo
4:2-5), ya que estos habían sido la causa de abandonos masivos de la fe y la
extensión de la apostasía iba creciendo con el progreso del tiempo (1 Timoteo 1:19-
20, 6:20-21; 2 Timoteo 16-18, 3:1-9, 13, 4:10, 14-16).’

Romanos 16:17
“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en
contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.”

2 Corintios 11:3-4, 12-15


“3 Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos
sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. 4 Porque si viene
alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro
espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien
lo toleráis;... 12 Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que la
desean, a fin de que en aquello en que se glorían, sean hallados semejantes a
nosotros. 13 Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se
disfrazan como apóstoles de Cristo. 14 Y no es maravilla, porque el mismo Satanás
se disfraza como ángel de luz. 15 Así que, no es extraño si también sus ministros se
disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.”

Filipenses 3:18-19
“18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo
digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 19 el fin de los cuales será
perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en
lo terrenal.”

1 Timoteo 1:3-7
“3 Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que
mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, 4 ni presten atención a
fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que
edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. 5 Pues el propósito de este
mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no
fingida, 6 de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana
palabrería, 7 queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo
que afirman.”

2 Timoteo 4:2-5
“2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye,
reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no
sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el
oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones,
haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.”

1 Timoteo 1:19-20, 6:20-21


“1:19 manteniendo la fe y buena conciencia, desechando la cual naufragaron en
cuanto a la fe algunos, 20 de los cuales son Himeneo y Alejandro, a quienes entregué
a Satanás para que aprendan a no blasfemar... 6:20 Oh Timoteo, guarda lo que se te
ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los
argumentos de la falsamente llamada ciencia, 21 la cual profesando algunos, se
desviaron de la fe. La gracia sea contigo. Amén.”

2 Timoteo 2:16-18, 3:1-9, 13, 4:10, 14-16


“2:16 Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la
impiedad. 17 Y su palabra carcomerá como gangrena; de los cuales son Himeneo y
Fileto, 18 que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se
efectuó, y trastornan la fe de algunos… 3:1 También debes saber esto: que en los
postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2 Porque habrá hombres amadores de sí
mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,
ingratos, impíos, 3 sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes,
crueles, aborrecedores de lo bueno, 4 traidores, impetuosos, infatuados, amadores de
los deleites más que de Dios, 5 que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la
eficacia de ella; a éstos evita. 6 Porque de éstos son los que se meten en las casas
y llevan cautivas a las mujercillas cargadas de pecados, arrastradas por diversas
concupiscencias. 7 Estas siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al
conocimiento de la verdad. 8 Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a
Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de
entendimiento, réprobos en cuanto a la fe. 9 Mas no irán más adelante; porque su
insensatez será manifiesta a todos, como también lo fue la de aquéllos... 13 mas los
malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo
engañados… 4:10 porque Demas me ha desamparado, amando este mundo, y se ha
ido a Tesalónica. Crescente fue a Galacia, y Tito a Dalmacia… 14 Alejandro el
calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus
hechos. 15 Guárdate tú también de él, pues en gran manera se ha opuesto a
nuestras palabras. 16 En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que
todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.”

Una de las últimas cartas del Nuevo Testamento, el libro de Hebreos, fue escrito a una
comunidad judía cristiana completa que estaba a punto de abandonar la cristiandad.
La Iglesia cristiana de la primera generación fue caracterizada no solo por la fe y los
milagros, sino también por un aumento de anarquía, rebeldía y herejía que venía de
dentro de la comunidad cristiana misma –justo como Jesús lo había predicho en
Mateo 24:10.

7. El evangelio será predicado ¿en todo el mundo? (Mateo 24:14)

Mateo 24:14
“Y será predicado este evangelio del reino EN TODO EL MUNDO (G3625), para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
La raíz de la palabra griega (G3625) oikouméne, usada para “mundo” en este pasaje
realmente significa “mundo habitado o civilizado”, y no mundo en el sentido del planeta
tierra como veremos.

MUNDO G3625
οἰκουμένη
oikouméne; fem. part. pres. pas. de G3611 (como sustantivo, por impl. de G1093);
tierra, i.e. (la parte de tierra del) globo; específicamente el imperio romano: — tierra,
mundo.

Esta es la misma palabra griega usada en:

Lucas 2:1
“Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César,
que TODO EL MUNDO (G3625) fuese empadronado.”

Es obvio que el emperador Augusto César no se refería a la cultura Tiahuanaco, gente


que ya habitaba en el actual territorio del Perú, ni a sus enemigos los bárbaros que
habitaban en la parte norte de Europa. Sólo se refería al imperio romano.

El apóstol Pablo también usó otras diferentes palabras griegas para confirmar cuatro
veces que el Evangelio había alcanzado todo el mundo civilizado, como lo había
predicho Jesús.

Romanos 1:8, 10:18


“1:8 Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos
vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo… 10:18 Pero digo: ¿No
han oído? Antes bien, por toda la tierra ha salido la voz de ellos, y hasta los fines de
la tierra sus palabras.”

Colosenses 1:5-6, 23
“5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis
oído por la palabra verdadera del evangelio, 6 que ha llegado hasta vosotros, así
como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que
oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,... 23 si en verdad permanecéis
fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis
oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo
Pablo fui hecho ministro.”

Es necesario entender que la manera de comunicarse en aquella época PARA


ENFATIZAR ALGO era muy similar a la nuestra hoy en día: ‘Te he buscado por todo el
mundo’, ‘te llamé más de 100 veces’, ‘te esperé hasta que me creció la barba otra
vez’, etc.

Cuando Pablo dice en la carta a los Romanos “todo el mundo” y “toda la tierra”, y en
Colosenses otra vez “todo el mundo” y “toda la creación que está debajo del cielo” se
refiere al mundo existente conocido: El imperio romano y su vecindad, pues aún no
habían llegado a América por ejemplo, por lo tanto aún a nadie se le había predicado
allí.

Del cumplimiento de esta predicción, las epístolas de Pablo –dirigidas a los cristianos
en Roma, Corinto, Galacia, Éfeso, Filipos, Coloso y Tesalónica- y aquellas de Pedro –
a los que residían en el Ponto, Capadocia y Bitinia – son monumentos permanentes,
ya que ninguno de estos apóstoles estaba vivo cuando la guerra judía comenzó.

Clemente, que era un colaborador del apóstol, relata de él que ‘le enseñó a todo el
mundo la justicia de Dios, viajando del este al oeste hasta los bordes del océano’.

El historiador Eusebio dice que “los Apóstoles predicaron el evangelio en todo el


mundo, y que algunos de ellos pasaron los confines del océano y visitaron las islas
británicas”; cosa que también es registrada por el obispo Teodoreto de Ciro (Siria 458
a 466).

‘Pareciera,’, dice el Obispo Newton, ‘basados en los escritores de la historia de la


Iglesia que, antes de la destrucción de Jerusalén, el evangelio no había sido
predicado sólo en el Asia menor, Grecia e Italia, que eran los grandes teatros de
acción de entonces en el mundo, sino que también se había propagado hasta Escitia
por el norte, Etiopia por el sur, Partia e India por el este, y hasta España y Britania por
el oeste”.

El historiador Tácito afirma que ‘la religión cristiana que se formó en Judea se
extendió por muchas partes del mundo, incluyendo la misma Roma, donde los
profesores de la misma, incluso en el tiempo de Nerón, sumaban una vasta mayoría’,
hasta el punto que sus números excitaron los celos del gobierno.

Así fue completamente cumplida una predicción, contra toda conclusión que pudiera
haberse fundado en una probabilidad moral, y para el cumplimiento de la cual todos
los impedimentos posibles se levantaban sin cesar. El supuesto hijo de un carpintero
instruye a unos pocos pescadores en una nueva dispensación carente de incentivos
de este mundo, pero llena de auto negación, sacrificios y sufrimientos y les dice que
en cerca de cuarenta años estará difundida por todo el mundo entonces conocido. En
efecto, ésta se extendió por todo el mundo y, en desafío a la intolerancia judía y la
autoridad, poder y oposición activa de los gentiles, se estableció dentro de ese
período en todas las naciones en los cuales penetró ¿Podría alguien dudar que la
predicción y su cumplimiento sean igualmente divinos?

Como Philip Doddridge escribió en 1807:

‘Pareciera, basado en los registros más confiables, que el evangelio fue predicado en
Idumea, Siria, y Mesopotamia, por Judas; en Egipto, Marmorica, Mauritania, y otra
partes de África, por Marcos, Simón, y Judas; en Etiopía, por el eunuco de Candace
y Matías; en el Ponto, Galacia, y las partes vecinas de Asia, por Pedro; en territorios
de las siete iglesias asiáticas, por Juan; en Partia, por Mateo; en Escitia, por Felipe y
Andrés; en las partes norte y oeste de Asia, por Bartolomeo; en Persia, por Simón y
Judas; en Media, Carmania, y otras varias partes orientales, por Tomás; en el vasto
trecho que va de Jerusalén y que rodea hasta Ilirio, por Pablo, como también en Italia,
y probablemente en España, Galia y Britania. En la mayoría de estos lugares,
iglesias cristianas fueron plantadas, en menos de treinta años después de la
muerte de Cristo, antes de la destrucción de Jerusalén.’

Jesús dijo que el evangelio sería predicado en todo el Imperio Romano antes de que
Él viniera en juicio sobre Jerusalén y el Templo, y estaba en lo correcto. Esto ha sido
cumplido y no habrá otro cumplimiento en el futuro. Tampoco estamos esperando
que toda persona oiga el evangelio de modo que ‘un rapto’ pueda repentinamente
ocurrir.
Fuentes:

Tito Flavio Josefo (Jerusalén, c. 37-¿Roma?, c. 100), nacido como Yosef ben


Matityahu (en hebreo: ‫יוסף בן מתתיהו‬, en griego: Ἰώσηπος Ματθίου παῖς) fue un
historiador judío romano del siglo I, que nació en Jerusalén (entonces parte de Judea
romana) de un padre de ascendencia sacerdotal y una madre de ascendencia real.
Inicialmente luchó contra los romanos durante la primera guerra judeo-romana como
jefe de las fuerzas judías en Galilea, hasta que se rindió en 67 d. C. a las fuerzas
romanas dirigidas por Vespasiano, después de un asedio de seis semanas de
Jotapata. Josefo afirmó que las profecías mesiánicas judías que iniciaron la primera
guerra judeo-romana anunciaban que Vespasiano se convertiría en emperador
romano. En respuesta, Vespasiano decidió mantener a Josefo como esclavo y
presumiblemente intérprete. Después de que Vespasiano se convirtiera en emperador
en el año 69 d. C., le otorgó a Josefo su libertad, momento en el que Josefo asumió el
apellido del emperador Flavio.

Flavio Josefo desertó completamente al lado romano y se le otorgó la ciudadanía


romana. Se convirtió en asesor y amigo del hijo de Vespasiano, Tito, y se desempeñó
como traductor cuando Tito dirigió el sitio de Jerusalén en 70 d. C. Como el asedio
resultó ineficaz para detener la revuelta judía, pronto siguieron la destrucción de la
ciudad y el saqueo y destrucción del Templo de Herodes (Segundo Templo).
Josefo registró la historia judía, con especial énfasis en el siglo I y la primera guerra
judeo-romana (66-70 d. C.), incluyendo el asedio de Masada. Sus obras más
importantes fueron La guerra de los judíos (c. 75) y Antigüedades judías (c. 94). La
guerra de los judíos relata la revuelta judía contra la ocupación romana. Antigüedades
judías describe la historia del mundo desde una perspectiva judía para una audiencia
aparentemente griega y romana. Estas obras proporcionan información valiosa sobre
el judaísmo del siglo I y los antecedentes del cristianismo primitivo, aunque este no es
mencionado específicamente por Josefo. Las obras de Josefo son la fuente principal
junto a la Biblia para la historia y la antigüedad de la antigua Palestina.

Eusebio de Cesarea (c. 263-30 de mayo de 339, probablemente en Cesarea de


Palestina), también conocido como Eusebius Pamphili (Eusebio Panfilio, o
literalmente, ‘Eusebio, amigo de Pánfilo’) fue obispo de Cesarea, exégeta y se le
conoce como el padre de la historia de la Iglesia porque sus escritos están entre los
primeros relatos de la historia del cristianismo primitivo.

Su nombre está unido a una curiosa creencia sobre una supuesta correspondencia
entre Jesucristo y Abgaro (rey de Edesa). Eusebio habría encontrado las cartas, e
inclusive las copió para su Historia eclesiástica.

Paulo Orosio (en latín, Paulus Orosius) (¿Braga, provincia de Gallaecia?, c. 383-¿?,


c. 420) fue un sacerdote, historiador y teólogo hispano, posiblemente natural
de Bracara Augusta (lo que hoy se conoce como Braga, Portugal). Aunque hay
algunos interrogantes sobre su biografía, como la fecha exacta de nacimiento, se sabe
que fue una figura de gran prestigio desde el punto de vista cultural, dado que tuvo
contacto con las grandes personalidades de su época, como Agustín de
Hipona o Jerónimo de Estridón. Para relacionarse con ellos viajó por ciudades de la
costa meridional del mar Mediterráneo, como Hipona o Alejandría.
Dichos viajes determinaron su vida y su producción intelectual. Con Agustín no solo
conversó sobre temas teológicos, sino que pudo colaborar con él en la elaboración de
la obra La ciudad de Dios. Además, este lo eligió en 415 para viajar a Palestina e
intercambiar información con otros autores, lo que también le permitió participar en un
concilio en Jerusalén y, de vuelta, portar las reliquias de Esteban. Finalmente, su
fecha de fallecimiento tampoco se sabe con exactitud, aunque, en cualquier caso, no
parece posterior a 423. A lo largo de su vida escribió tres obras, de entre las cuales
sobresalen las Historiæ adversus paganos. Se trata de uno de los libros con más
repercusión de la historiografía en el paso de la Edad Antigua a la Edad Media, así
como de la hispana de todos los tiempos. Además, es el escrito en el que el autor
pone de manifiesto su metodología histórica. Es básicamente una narración histórica
desde los primeros tiempos hasta el momento en el que vive, aunque dando un papel
preeminente a los pueblos paganos.

Paulo Orosio fue una figura altamente influyente tanto desde el punto de vista
divulgativo (Historiæ adversus paganos fue una de las principales obras utilizadas
hasta el Renacimiento para estudiar la Antigüedad) como historiográfico (su
metodología histórica tuvo gran repercusión en historiadores posteriores).

Dion Casio  (155-d. 235) fue un político, militar e historiador romano de época


severa que alcanzó las más altas magistraturas del Estado y fue honrado con un
segundo consulado en el año 229 con el emperador Alejandro Severo. Escribió
una historia de Roma desde los orígenes hasta su tiempo que ha llegado parcialmente
a la actualidad.

Gayo o Publio Cornelio Tácito  (c. 55-c. 120) fue un político e historiador romano de


época flavia y antonina. Escribió varias obras históricas, biográficas y etnográficas,
entre las que destacan los Anales y las Historias.

Cayo o Gayo Suetonio Tranquilo (c. 70-post. 126) fue un historiador y


biógrafo romano durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano. Formó
parte del círculo de amistades de Plinio el Joven y, al final, de la del mismo
emperador Adriano, hasta que cayó en desgracia por enemistarse con este. Su obra
más importante es las Vidas de los doce césares, en la que narra las vidas de los
gobernantes de Roma desde Julio César hasta Domiciano.

Lucio Anneo Séneca (Corduba, 4 a. C.-Roma, 65 d. C.), llamado Séneca el


Joven para distinguirlo de su padre, fue un filósofo, político, orador y
escritor romano conocido por sus obras de carácter moral. Hijo del orador Marco
Anneo Séneca, fue cuestor, pretor, senador y cónsul sufecto durante los gobiernos
de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de tutor y consejero del emperador
Nerón. Su papel de tutor durante la infancia de Nerón es representado en la famosa
obra de teatro Britannicus de Racine.

Séneca destacó como intelectual y como político. Consumado orador, fue una figura
predominante de la política romana durante los reinados de Claudio y Nerón, siendo
uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados. Entre los años 54 y
62, durante los primeros años del reinado de su joven pupilo Nerón, Séneca
gobernó de facto el Imperio romano junto con Sexto Afranio Burro. Esto le granjeó
numerosos enemigos, y se vio obligado a retirarse de la primera línea política en el
año 62. Acusado, tal vez falsamente, de participar en la conjura de Pisón contra
Nerón, su antiguo alumno lo condenó a muerte, y se suicidó en el año 65.

Como escritor, Séneca pasó a la historia como uno de los máximos representantes
del estoicismo. Su obra constituye la principal fuente escrita de filosofía estoica que se
ha conservado hasta la actualidad. Abarca tanto obras de teatro como diálogos
filosóficos, tratados de filosofía natural, consolaciones y cartas. Usando un estilo
marcadamente retórico, accesible y alejado de tecnicismos, delineó las principales
características del estoicismo tardío, del que junto con Epícteto y Marco Aurelio está
considerado su máximo exponente.

La influencia de Séneca en generaciones posteriores fue inmensa. Durante


el Renacimiento fue "admirado y venerado como un oráculo de edificación moral,
incluso cristiana; un maestro de estilo literario y un modelo para las artes dramáticas".

Quinto Septimio Florente Tertuliano (c. 160-c. 220) fue un padre de la Iglesia y un


prolífico escritor durante la segunda parte del siglo II y primera parte del siglo III.
Debido a su trayectoria controvertida por haberse unido al movimiento montanista es,
junto con Orígenes, uno de los dos padres de la Iglesia que no fueron canonizados.
Nació, vivió y murió en Cartago, en el actual Túnez, y ejerció una gran influencia en
la Cristiandad occidental de la época.

Plinio el Joven, gobernador romano de Bithynia et Pontus (ahora en la actual


Turquía) escribió una carta al emperador Trajano alrededor del año 112 d. C. y le pidió
consejo sobre cómo tratar con los cristianos. La carta (Epistulae X.96) detalla un relato
de cómo Plinio realizó juicios de presuntos cristianos que comparecieron ante él como
resultado de denuncias anónimas y pide orientación del Emperador en la forma en que
deben ser tratados.

Ni Plinio ni Trajano mencionan el delito que los cristianos habían cometido, a


excepción de ser cristianos; y otras fuentes históricas no proporcionan una respuesta
simple a esta pregunta, pero un elemento probable puede ser la obstinada negativa de
los cristianos a adorar a los dioses romanos; haciéndolos aparecer como opositores a
la dominación romana.

Plinio afirma que él da a los cristianos múltiples posibilidades para afirmar que son
inocentes y si se niegan tres veces, son ejecutados. Plinio afirma que sus
investigaciones no han revelado nada de parte de los cristianos, sino prácticas inocuas
(innocuus) y «depravadas, una superstición excesiva». Sin embargo, Plinio parece
preocupado por la rápida propagación de «esta superstición»; y observa a las
reuniones cristianas como un posible punto de partida para la sedición.

La carta constituye el primer análisis pagano que se refiere al cristianismo,


proporcionando información clave sobre las creencias y prácticas de los primeros
cristianos y cómo éstos fueron vistos y tratados por los romanos. La carta y la
respuesta de Trajano indican que en el momento de su redacción no había
persecución sistemática y oficial de los cristianos en todo el Imperio. La respuesta de
Trajano también ofrece información valiosa sobre la relación entre los gobernadores
de las provincias romanas y emperadores e indica que en el momento de los cristianos
no eran buscados o perseguidos por órdenes imperiales, y que las persecuciones
podrían ser locales y esporádicas.

Teodoreto de Ciro (en griego, Θεοδώρητος Κύρρου;


en latín, Theodoretus; Antioquía, ca. 393 - Ciro, entre el 458 y el 466) fue obispo de
Ciro (Siria) y el último teólogo destacado de la escuela de Antioquía.

Thomas Newton (Lichfield, Staffordshire, 1 de enero de 1704 - Londres, 14 de


febrero de 1782) fue un clérigo inglés, experto en la Biblia y escritor. Se desempeñó
como obispo de Bristol de 1761 a 1782.

Estudió en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, donde más adelante


llegó a ser profesor y miembro de la junta directiva. Fue ordenado en la Iglesia de
Inglaterra por Edmund Gibson, obispo de Londres, en 1730, y al mismo tiempo
continuó sus actividades académicas. Entre sus obras más recordadas está su edición
con comentarios de El paraíso perdido publicada en 1749, que incluye una biografía
de John Milton. En 1754, publicó un extenso análisis académico de las profecías de
la Biblia, titulado Dissertations on the Prophecies.

En 1756, fue nombrado capellán del rey Jorge II de Gran Bretaña, obispo de Bristol en
1761 y deán de la catedral St. Paul en Londres en 1768. THOMAS NEWTON,
AUNQUE UN ERUDITO HISTORIADOR EN SU TIEMPO, ES CONSIDERADO UN
CRISTIANO UNIVERSALISTA. En el siglo XVIII el sionismo cristiano contaba con el
apoyo de teólogos, políticos y literatos, incluido Newton, que condenaba los perjuicios
contra los judíos y pensaba que debían regresarles sus territorios de origen.

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