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Muchos eruditos concuerdan con que las palabras de Jesús en Mateo 24, son un
paralelo al libro Apocalipsis.
“Todo esto ocurrió de esta manera en el segundo año del reinado de Vespasiano (70
D.C.), de acuerdo con las predicciones de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.” –
Eusebio de Cesarea
“Miles y miles de hombres de todas las edades que, junto con mujeres y niños,
perecieron por la espada, por hambre, u otras formas de muerte incontables… acerca
de esto, cualquiera que lo desee, puede obtener preciso detalle en las páginas de la
historia de Josefo. Es mi deber llamar su atención al hecho de que la multitud que vino
de toda Judea para la Fiesta de la Pascua y –para usar sus propias palabras- fueron
encerrados en Jerusalén como en una prisión, fue un total de casi tres millones.” –
Eusebio de Cesarea
“Esto fue muy precisamente cumplido, ya que después de que el Templo fuera
incendiado, Tito, el general romano, ordenó que hasta los cimientos fueran excavados;
luego de lo cual el terreno fue arrasado por Turnus Rufus… esta generación de
hombres no pasará hasta que todas estas cosas sean hechas – Esta expresión
implica que una gran parte de esa generación pasaría, pero no toda. Y fue justo así;
porque la ciudad y el Templo fueron destruidos treinta y nueve o cuarenta años
después”. –John Wesley
“Ustedes predicarán en todas partes… Luego añadió, “Este evangelio del reino será
predicado en todo el mundo como testimonio a las naciones; y luego el fin vendrá”. El
signo de este tiempo final será la caída de Jerusalén”. – Juan Crisóstomo
“Y De cierto les digo; y les urjo a observarlo, que es absolutamente necesario, a fin de
entender lo que he estado diciendo, que esta generación de hombres que están ahora
vivos no pasará hasta que todas estas cosas se cumplan, porque lo que he predicho
acerca de la destrucción del estado judío está por suceder tan pronto, que algunos de
ustedes vivirán para verlo realizado con una exactitud espantosa.” –Philip Doddridge
“Me maravilla cómo podría alguien asignar parte del precedente discurso [Mateo 24] a
la destrucción de Jerusalén y parte a fin del mundo, o a cualquier otro evento distante,
cuando es dicho tan categóricamente aquí, en la conclusión, Todas estas cosas serán
cumplidas en esta generación.” –Thomas Newton
“Cristo les informa que, antes de que una sola generación sea completada,
aprenderán por experiencia la verdad de lo que les ha dicho. Porque cincuenta años
después, la ciudad fue destruida, el Templo arrasado, y el país completo reducido a un
horrible desierto”. –Juan Calvino
“Si tanto Jesús como la Iglesia temprana usaban el lenguaje de la misma manera que
sus contemporáneos, es altamente improbable que se hubieran estado refiriendo al fin
del mundo, y altamente probable que se hubieran estado refiriendo a eventos dentro
del espacio y tiempo históricos que interpretaban como la venida del reino.” –N.T.
Wright
“En este discurso [Mateo 24], Jesús predice la destrucción del Templo, la destrucción
de Jerusalén, y la dispersión de los judíos, cosas todas que ocurrieron en el 70 D.C.
La sorprendente exactitud de estas predicciones es vergonzosa a los más altos
críticos…” -R.C. Sproul
Mientas muchos autores de ficción especulan cómo irá a ser la Gran Tribulación en el
futuro, sepa que los grandes líderes de la iglesia, como Charles Spurgeon, Juan
Calvino, John Wesley, Juan Chrysostom, y Eusebio de Cesarea ENSEÑARON QUE
NO HAY OTRA FUTURA GRAN TRIBULACIÓN.
En Mateo 23, Jesús da rienda suelta a los más duros dichos que se le hayan
registrado, declarando durante un capítulo completo calamidades sobre los líderes
religiosos y lanzando denuncias públicas contra ellos. Terminó diciendo:
Mateo 23:35-38
“35 para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre
la tierra, desde la sangre de Abel el justo hasta la sangre de Zacarías hijo de
Berequías, a quien matasteis entre el templo y el altar. 36 De cierto os digo que todo
esto vendrá sobre esta generación. 37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus
hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38 He aquí
vuestra casa os es dejada desierta.”
Esto fue, claramente, impresionante para sus discípulos, que lo siguieron desde el
Templo y le hicieron las siguientes preguntas aclaratorias:
Mateo 24:1-3
“1 Cuando Jesús salió del templo y se iba, se acercaron sus discípulos para mostrarle
los edificios del templo. 2 Respondiendo él, les dijo: ¿Veis todo esto? De cierto os
digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra, que no sea derribada. 3 Y estando él
sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo:
Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del
siglo?”
Jesús declaró que el Templo y sus edificios serían destruidos y los discípulos, sin
lugar a dudas, fascinados, le pidieron que les dijera “¿cuándo ocurrirá esto?” Jesús les
respondió con ocho señales de la destrucción próxima:
Esas fueron las preguntas de los discípulos, en respuesta a las cuales nuestro Señor
les dio un informe excepcional de lo que precedería, así como los pronósticos que
anunciarían las desolaciones que se acercaban, incluyendo instrucciones apropiadas
para su conducta bajo las varias pruebas a las que se verían expuestos. Comenzó con
una advertencia:
Mateo 24:4-5, 11
“4 Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5 Porque vendrán
muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán…. 11 Y
muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos”
Mientras Cuspius Fadus era procurador de Judea, otro engañador se levantó, cuyo
nombre era Theudas. Este hombre en efecto tuvo éxito en persuadir a una muy
grande multitud a tomar todas sus posesiones y seguirlo al Jordán, asegurándoles que
el río se dividiría a su orden. Fadus, sin embargo, los persiguió con una tropa a caballo
y mató a muchos de ellos, incluyendo al impostor, cuya cabeza fue cortada y llevada a
Jerusalén.
Mateo 24:23-26
“23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo
creáis. 24 Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes
señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los
escogidos. 25 Ya os lo he dicho antes. 26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el
desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.”
2. Guerras y rumores de guerras, nación levantándose contra nación (Mateo
24:6-7)
Mateo 24:6-8
“6 Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es
necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. 7 Porque se levantará
nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en
diferentes lugares. 8 Y todo esto será principio de dolores.”
Lucas 21:10
“Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación, y reino contra reino”
Cerca de tres años después de la muerte de Cristo, una guerra explotó entre Herodes
y Aretas, rey de Arabia Petraea, en la cual el ejército del primero fue aislado. Esto fue
“reino levantándose contra reino”.
Las guerras son usualmente precedidas por rumores. Podría, por lo tanto, parecer
absurdo intentar una marcada elucidación de esta parte de la profecía; sin embargo,
no debería omitirse que, cerca de ese tiempo, el emperador Calígula, habiendo
ordenado que su estatua fuera puesta en el Templo de Jerusalén y los judíos
habiendo persistido en rehusarse a aceptarla, ¡la nación completa se encontraba
tan alarmada por la aprensión de guerra que ni siquiera labraban sus tierras! La
tormenta, sin embargo, se desató.
Cerca de este período, un gran número de judíos, debido a una pestilencia que estaba
arrasando Babilonia, la abandonaron para irse a la ciudad de Seleucia, donde los
griegos y los sirios se levantaron contra ellos y ¡destruyeron de este devoto pueblo
más de cinco miríadas! “El alcance de esta masacre”, relata el historiador Josefo,
“no tiene paralelo en ningún período anterior de su historia”. De nuevo, cerca de cinco
años después de esta horrible matanza, ocurrió una severa disputa entre los judíos de
Perea y la gente de Filadelfia acerca de los límites de una ciudad llamada Mía, y
muchos de los judíos murieron. Esto fue “nación levantándose contra nación”.
Cuatro años después, bajo Cumanus, un soldado romano infligió una humillación a los
judíos dentro del recinto del Templo, a lo que estos respondieron con violencia, pero
cuando vieron que los romanos venían con gran fuerza, su terror fue tan excesivo y su
escape tan desordenado que al menos diez mil judíos murieron pisados en las
calles. Esto, de nuevo, era “nación levantándose contra nación”.
No habían pasado cuatro años de esto, cuando los judíos hicieron guerra contra los
samaritanos y arrasaron su país. El pueblo de Samaria había asesinado a un galileo,
que iba subiendo a Jerusalén a celebrar la Pascua, y los judíos lo vengaron de esta
manera.
En Cesarea, los judíos tuvieron una aguda disputa con los sirios por el gobierno de la
ciudad. Se hizo una apelación y se decretó en favor de los sirios. Este evento sentó
las bases para una competencia cruel y sanguinaria entre las dos naciones. Los
judíos, mortificados por la desilusión e inflamados por los celos, se levantaron contra
los sirios, quienes los rechazaron exitosamente. Solo en la ciudad de Cesarea, más
de veinte mil judíos fueron asesinados. La llama, sin embargo, no se apagó, sino
que su rabia destructiva se propagó donde quiera que los judíos y los sirios vivieran
juntos en el mismo lugar: en toda ciudad, pueblo, y villa la animosidad mutua y el
asesinato prevalecían. En Damasco, Tiro, Acalón, Gadara y Escitópolis, la carnicería
era espantosa. En la primera de estas ciudades, diez mil judíos fueron asesinados
en una hora, y en Escitópolis, trece mil murieron en una noche.
Si se quisiera objetar en este punto que, como las guerras son eventos de frecuente
ocurrencia sería inapropiado atribuir mérito a una predicción sobrenatural de ellas, yo
respondería aquí que una gran parte de esta objeción será removida al considerar la
incompetencia, incluso de hombres de estado, en predecir la condición, aunque sea
sólo por unos pocos años, de la propia nación cuyos asuntos ellos administran. Es un
hecho bien conocido que el Primer Ministro de Gran Bretaña, [al tiempo de
composición de este texto, 1805, el Primer Ministro era William Pit] en las propias
vísperas de la prolongada y destructiva guerra contra la república francesa, le había
ofrecido a su país un cuadro de quince años sucesivos de paz. De hecho, los eventos
de los cuales la guerra y la paz dependen, frecuentemente frustran todos los cálculos
hechos basándose en aspectos presentes, y un rumor de guerra que es tan fuerte y
tan alarmante como para incluso suspender las operaciones de agricultura puede
terminar, como hemos visto, en nada más que un rumor.
Debemos también considerar que, las guerras a las cuales esta parte de la profecía de
nuestro Señor se refería, debían ser de dos tipos y que los eventos debían
corresponderse en consecuencia. Ellas ocurrieron en el período en el que Él les había
asignado y cayeron sobre los judíos con la más severa destrucción, a quienes la
profecía se refería principalmente. Por otro lado, la persona que las predijo no era un
hombre de estado, ¡sino el hijo de un carpintero! JESÚS DECLARÓ “GUERRAS Y
RUMORES DE GUERRAS” DURANTE LA PAZ ROMANA, que fue el único tiempo en
la historia cuando la guerra había esencialmente cesado, ya que el Imperio Romano
había conquistado a todos sus enemigos. En cualquier otro punto en la historia, las
guerras habrían sido un pobre “signo de los tiempos”, porque las guerras estaban
siempre ocurriendo.
3. Hambres o hambrunas (Mateo 24:7)
Nuestro Señor predijo “hambres” también. De estas, la principal fue aquella que
Ágabo predijo que ocurriría en los días de Claudio, como se relata en los Hechos
de Los Apóstoles y que comenzó en el cuarto año de su reinado y fue de larga
duración, extendiéndose por toda Grecia e incluso hacia Italia, pero que fue sentida
más severamente en Judea y, especialmente, en Jerusalén, donde muchos perecieron
por falta de pan. Esta hambruna es registrada también por el historiador Judío Josefo,
quien relata que “una mazorca de maíz era vendida por cinco dracmas”
[aproximadamente el salario de una semana].
Es, del mismo modo, notado por los historiadores Eusebio y Orosio. Para aliviar esta
terrible calamidad, Helena, la reina de Adiabena, que estaba en Jerusalén en ese
tiempo, ordenó que un gran número de provisiones de grano fueran enviadas a
Alejandría; e Izates, su hijo, consignó vastas sumas a los gobernadores de Jerusalén
para ser aplicadas al alivio de los más indigentes. Los gentiles convertidos en
cristianos que residían en países extranjeros, también enviaron, a instancias del
apóstol Pablo, contribuciones abundantes para aliviar las angustias de sus hermanos
judíos (1 Corintios 16:3).
Dion Casio quien fue un historiador romano, relata que hubo, del mismo modo, una
hambruna en el primer año de Claudio que prevaleció en Roma y en otras partes de
Italia. En el onceavo año del mismo emperador, hubo otra hambruna mencionada
por el historiador Eusebio. A estas pueden agregarse las hambrunas que
afligieron a los habitantes de varias ciudades de Galilea y Judea, ciudades que
habían sido sitiadas y tomadas previo a la destrucción de Jerusalén, y donde un
clímax de miseria nacional, resultante de las hambrunas y todas las otras causas, fue
muy terriblemente alcanzado.
Lucas 21:11
“y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá
terror y grandes señales del cielo.”
Nuestro Señor añadió “pestilencias” enseguida después de las “hambres”; y podría ser
razonablemente presumido, por lo tanto, que este terrible flagelo acompañó a las
hambrunas que fueron descritas arriba. La historia, sin embargo, distingue
particularmente dos ejemplos de esta calamidad que ocurrieron antes del comienzo de
la guerra judía. La primera ocurrió en Babilonia, alrededor del año 40 D.C., y arrasó
de una manera tan alarmante que grandes multitudes de judíos abandonaron la
ciudad para trasladarse a Seleucia, como ya se ha sugerido. La otra sucedió en Roma
en el 65 D.C., y se llevó a vastas multitudes. Los historiadores Tácito como Suetonio
registraron que similares calamidades prevalecieron durante este período en varias
partes del Imperio Romano.
Después de que Jerusalén fuera rodeada por el ejército de Tito, las enfermedades
causadas por las pestilencias muy pronto hicieron su aparición para agravar las
miserias y profundizar los horrores del sitio. Estas fueron ocasionadas en parte por las
inmensas multitudes hacinadas en la ciudad, en parte por las putrefactas emanaciones
que salían de los cuerpos no enterrados y, parcialmente, por la propagación de la
hambruna.
Durante el reinado de Claudio, hubo uno en Roma y otro en Apamea, Siria, donde
muchos de los judíos residían. El terremoto en la última fue tan destructivo que el
emperador, para aliviar la aflicción de los habitantes, disminuyó sus impuestos por
cinco años. Ambos terremotos son registrados por el historiador Tácito. Hubo otro en
Creta durante el mismo reinado, mencionado en “La Vida de Apolonio, de Filostrato”,
quien dice que hubo otros “en Esmirna, Mileto, Quíos, y Samos; lugares todos estos
donde los judíos se habían asentado”.
En el tiempo del emperador Nerón, hubo otro terremoto en Laodicea, que también
registra el historiador Tácito. Este es también mencionado por los historiadores
Eusebio y Orosio, que agregan a Hierápolis y Colosos a Laodicea, como siendo
derribadas por terremotos. Hubo también otro en Campania durante este reinado
(del cual tanto los historiadores Tácito como Séneca escribieron) y otro en Roma, en
la región de Galba, registrado por Suetonio. A todos ellos pueden ser agregados los
terremotos que ocurrieron en la horrible noche en que los Idumeos fueron
expulsados de Jerusalén, un poco antes de que el sitio comenzara. Josefo dice: “Una
intensa tormenta se desató sobre ellos durante la noche, violentos vientos se
levantaron acompañados con excesivas lluvias, con relámpagos constantes, con los
más tremendos truenos, y con el espantoso bramido de terremotos. ¡Parecía como si
el sistema del mundo había sido confundido para la destrucción de la raza
humana; y se podía con facilidad conjeturar que estos eran signos de eventos
no comunes!”.
Otro erudito bíblico, Henry Alford, escribió acerca de los terremotos en este período:
‘¡No es frecuente que las ciudades de Asia, o las de Acalla, sean echadas abajo por
un solo remezón de un terremoto! ¡No es frecuente que muchas ciudades en Siria, en
Macedonia, sean tragadas! ¡No es frecuente que un tipo de devastación como este
haya dejado a Chipre en ruinas! ¡No es frecuente que Pafos se derrumbe!
Constantemente, noticias nos son traídas de completa destrucción de ciudades
enteras.’
Mateo 24:9
“Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de
todas las gentes por causa de mi nombre.”
Lucas 21:12, 16
“12 Pero antes de todas estas cosas os echarán mano, y os perseguirán, y os
entregarán a las sinagogas y a las cárceles, y seréis llevados ante reyes y ante
gobernadores por causa de mi nombre… 16 Mas seréis entregados aun por vuestros
padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros”
Marcos 13:9
“Pero mirad por vosotros mismos; porque os entregarán a los concilios, y en las
sinagogas os azotarán; y delante de gobernadores y de reyes os llevarán por causa
de mí, para testimonio a ellos.”
Por último, Pablo compareció ante el emperador Nerón en Roma. Junto con Silas,
también fueron traídos ante los regidores de Filipos, donde ambos fueron azotados y
encarcelados. Pablo fue también encarcelado por dos años en Judea y luego dos
veces en Roma, cada vez por un espacio de dos años. Fue azotado por los judíos
cinco veces, tres veces con cuerdas, y una vez fue apedreado.
Hechos 26:10-11
“10… lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los
santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los
mataron, yo di mi voto. 11 Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas,
los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en
las ciudades extranjeras.”
Gálatas 1:23
“solamente oían decir: Aquel que en otro tiempo nos perseguía, ahora predica la fe
que en otro tiempo asolaba.”
El odio a través del cual las persecuciones citadas arriba fueron suscitadas no fue
provocado por parte de los cristianos al resistir a la autoridad establecida o por
ninguna violación a la ley, sino que era una consecuencia inevitable de llevar el
nombre y de imitar el carácter de su maestro.
‘Era una guerra’, dice el historiador Tertuliano, ‘Contra el nombre; ser cristiano era en
sí un crimen suficiente’.
Con relación a esto, el siguiente testimonio decisivo del historiador Tácito debería ser
suficiente. Hablando de la persecución de los cristianos bajo Nerón, a la cual hemos
aludido ya, agrega: ‘Varios de los prisioneros confesaron y, debido a esto, una gran
multitud de otros fueron condenados y ejecutados bárbaramente’.
Mateo 24:10, 12
“10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se
aborrecerán... 12 y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se
enfriará.”
2 Timoteo 2:18
“que se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y
trastornan la fe de algunos.”
1 Corintios 15:12
“Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre
vosotros que no hay resurrección de muertos?”
1 Timoteo 4:1-3
“1 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán
de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2 por la
hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3 prohibirán
casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción
de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad.”
Judas 4, 8, 10-13, 16
“4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes
habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en
libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a
nuestro Señor Jesucristo... 8 No obstante, de la misma manera también estos
soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las
potestades superiores... 10 Pero éstos blasfeman de cuantas cosas no conocen; y
en las que por naturaleza conocen, se corrompen como animales irracionales. 11
¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el
error de Balaam, y perecieron en la contradicción de Coré. 12 Estos son manchas
en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a
sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles
otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; 13 fieras ondas del mar,
que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada
eternamente la oscuridad de las tinieblas... 16 Estos son murmuradores,
querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas
infladas, adulando a las personas para sacar provecho.”
Una y otra vez, los apóstoles se encontraron a ellos mismo usando severas
advertencias en contra de tolerar falsos maestros y “falsos apóstoles” (Romanos
16:17; 2 Corintios 11:3-4, 12-15; Filipenses 3:18-19; 1 Timoteo 1:3-7; 2 Timoteo
4:2-5), ya que estos habían sido la causa de abandonos masivos de la fe y la
extensión de la apostasía iba creciendo con el progreso del tiempo (1 Timoteo 1:19-
20, 6:20-21; 2 Timoteo 16-18, 3:1-9, 13, 4:10, 14-16).’
Romanos 16:17
“Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en
contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos.”
Filipenses 3:18-19
“18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo
digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 19 el fin de los cuales será
perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en
lo terrenal.”
1 Timoteo 1:3-7
“3 Como te rogué que te quedases en Éfeso, cuando fui a Macedonia, para que
mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina, 4 ni presten atención a
fábulas y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que
edificación de Dios que es por fe, así te encargo ahora. 5 Pues el propósito de este
mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no
fingida, 6 de las cuales cosas desviándose algunos, se apartaron a vana
palabrería, 7 queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo
que afirman.”
2 Timoteo 4:2-5
“2 que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye,
reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3 Porque vendrá tiempo cuando no
sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán
maestros conforme a sus propias concupiscencias, 4 y apartarán de la verdad el
oído y se volverán a las fábulas. 5 Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones,
haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.”
Una de las últimas cartas del Nuevo Testamento, el libro de Hebreos, fue escrito a una
comunidad judía cristiana completa que estaba a punto de abandonar la cristiandad.
La Iglesia cristiana de la primera generación fue caracterizada no solo por la fe y los
milagros, sino también por un aumento de anarquía, rebeldía y herejía que venía de
dentro de la comunidad cristiana misma –justo como Jesús lo había predicho en
Mateo 24:10.
Mateo 24:14
“Y será predicado este evangelio del reino EN TODO EL MUNDO (G3625), para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.”
La raíz de la palabra griega (G3625) oikouméne, usada para “mundo” en este pasaje
realmente significa “mundo habitado o civilizado”, y no mundo en el sentido del planeta
tierra como veremos.
MUNDO G3625
οἰκουμένη
oikouméne; fem. part. pres. pas. de G3611 (como sustantivo, por impl. de G1093);
tierra, i.e. (la parte de tierra del) globo; específicamente el imperio romano: — tierra,
mundo.
Lucas 2:1
“Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César,
que TODO EL MUNDO (G3625) fuese empadronado.”
El apóstol Pablo también usó otras diferentes palabras griegas para confirmar cuatro
veces que el Evangelio había alcanzado todo el mundo civilizado, como lo había
predicho Jesús.
Colosenses 1:5-6, 23
“5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis
oído por la palabra verdadera del evangelio, 6 que ha llegado hasta vosotros, así
como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que
oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad,... 23 si en verdad permanecéis
fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis
oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo
Pablo fui hecho ministro.”
Cuando Pablo dice en la carta a los Romanos “todo el mundo” y “toda la tierra”, y en
Colosenses otra vez “todo el mundo” y “toda la creación que está debajo del cielo” se
refiere al mundo existente conocido: El imperio romano y su vecindad, pues aún no
habían llegado a América por ejemplo, por lo tanto aún a nadie se le había predicado
allí.
Del cumplimiento de esta predicción, las epístolas de Pablo –dirigidas a los cristianos
en Roma, Corinto, Galacia, Éfeso, Filipos, Coloso y Tesalónica- y aquellas de Pedro –
a los que residían en el Ponto, Capadocia y Bitinia – son monumentos permanentes,
ya que ninguno de estos apóstoles estaba vivo cuando la guerra judía comenzó.
Clemente, que era un colaborador del apóstol, relata de él que ‘le enseñó a todo el
mundo la justicia de Dios, viajando del este al oeste hasta los bordes del océano’.
El historiador Tácito afirma que ‘la religión cristiana que se formó en Judea se
extendió por muchas partes del mundo, incluyendo la misma Roma, donde los
profesores de la misma, incluso en el tiempo de Nerón, sumaban una vasta mayoría’,
hasta el punto que sus números excitaron los celos del gobierno.
Así fue completamente cumplida una predicción, contra toda conclusión que pudiera
haberse fundado en una probabilidad moral, y para el cumplimiento de la cual todos
los impedimentos posibles se levantaban sin cesar. El supuesto hijo de un carpintero
instruye a unos pocos pescadores en una nueva dispensación carente de incentivos
de este mundo, pero llena de auto negación, sacrificios y sufrimientos y les dice que
en cerca de cuarenta años estará difundida por todo el mundo entonces conocido. En
efecto, ésta se extendió por todo el mundo y, en desafío a la intolerancia judía y la
autoridad, poder y oposición activa de los gentiles, se estableció dentro de ese
período en todas las naciones en los cuales penetró ¿Podría alguien dudar que la
predicción y su cumplimiento sean igualmente divinos?
‘Pareciera, basado en los registros más confiables, que el evangelio fue predicado en
Idumea, Siria, y Mesopotamia, por Judas; en Egipto, Marmorica, Mauritania, y otra
partes de África, por Marcos, Simón, y Judas; en Etiopía, por el eunuco de Candace
y Matías; en el Ponto, Galacia, y las partes vecinas de Asia, por Pedro; en territorios
de las siete iglesias asiáticas, por Juan; en Partia, por Mateo; en Escitia, por Felipe y
Andrés; en las partes norte y oeste de Asia, por Bartolomeo; en Persia, por Simón y
Judas; en Media, Carmania, y otras varias partes orientales, por Tomás; en el vasto
trecho que va de Jerusalén y que rodea hasta Ilirio, por Pablo, como también en Italia,
y probablemente en España, Galia y Britania. En la mayoría de estos lugares,
iglesias cristianas fueron plantadas, en menos de treinta años después de la
muerte de Cristo, antes de la destrucción de Jerusalén.’
Jesús dijo que el evangelio sería predicado en todo el Imperio Romano antes de que
Él viniera en juicio sobre Jerusalén y el Templo, y estaba en lo correcto. Esto ha sido
cumplido y no habrá otro cumplimiento en el futuro. Tampoco estamos esperando
que toda persona oiga el evangelio de modo que ‘un rapto’ pueda repentinamente
ocurrir.
Fuentes:
Su nombre está unido a una curiosa creencia sobre una supuesta correspondencia
entre Jesucristo y Abgaro (rey de Edesa). Eusebio habría encontrado las cartas, e
inclusive las copió para su Historia eclesiástica.
Paulo Orosio fue una figura altamente influyente tanto desde el punto de vista
divulgativo (Historiæ adversus paganos fue una de las principales obras utilizadas
hasta el Renacimiento para estudiar la Antigüedad) como historiográfico (su
metodología histórica tuvo gran repercusión en historiadores posteriores).
Séneca destacó como intelectual y como político. Consumado orador, fue una figura
predominante de la política romana durante los reinados de Claudio y Nerón, siendo
uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados. Entre los años 54 y
62, durante los primeros años del reinado de su joven pupilo Nerón, Séneca
gobernó de facto el Imperio romano junto con Sexto Afranio Burro. Esto le granjeó
numerosos enemigos, y se vio obligado a retirarse de la primera línea política en el
año 62. Acusado, tal vez falsamente, de participar en la conjura de Pisón contra
Nerón, su antiguo alumno lo condenó a muerte, y se suicidó en el año 65.
Como escritor, Séneca pasó a la historia como uno de los máximos representantes
del estoicismo. Su obra constituye la principal fuente escrita de filosofía estoica que se
ha conservado hasta la actualidad. Abarca tanto obras de teatro como diálogos
filosóficos, tratados de filosofía natural, consolaciones y cartas. Usando un estilo
marcadamente retórico, accesible y alejado de tecnicismos, delineó las principales
características del estoicismo tardío, del que junto con Epícteto y Marco Aurelio está
considerado su máximo exponente.
Plinio afirma que él da a los cristianos múltiples posibilidades para afirmar que son
inocentes y si se niegan tres veces, son ejecutados. Plinio afirma que sus
investigaciones no han revelado nada de parte de los cristianos, sino prácticas inocuas
(innocuus) y «depravadas, una superstición excesiva». Sin embargo, Plinio parece
preocupado por la rápida propagación de «esta superstición»; y observa a las
reuniones cristianas como un posible punto de partida para la sedición.
En 1756, fue nombrado capellán del rey Jorge II de Gran Bretaña, obispo de Bristol en
1761 y deán de la catedral St. Paul en Londres en 1768. THOMAS NEWTON,
AUNQUE UN ERUDITO HISTORIADOR EN SU TIEMPO, ES CONSIDERADO UN
CRISTIANO UNIVERSALISTA. En el siglo XVIII el sionismo cristiano contaba con el
apoyo de teólogos, políticos y literatos, incluido Newton, que condenaba los perjuicios
contra los judíos y pensaba que debían regresarles sus territorios de origen.