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características de la profesionalidad

Sergio Andrés Yañez Miranda

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Universidad de La Salle

Un profesional puede tener o no un título universitario o terciario e incluso, ningún estudio cursado.
Bien vale citar en este caso el ejemplo de los futbolistas profesionales, a quienes en muchos clubes
no se les requiere tener la escuela primaria o secundaria completa para jugar, sino que se le paga de
acuerdo con cuánto aportan al equipo y su habilidad natural.

Por otro lado, un profesionista es aquella persona que, sabiendo sus limitaciones hace un esfuerzo
para superarse y ser su mejor versión. Podría decirse que es una mezcla entre las palabras
“laborista” y “profesional”: alguien que no deja de trabajar en pos de la superación.

Si bien no es necesario que sea un estudioso, profesionista también se le suele llamar a los
egresados de carreras universitarias o terciarias. Se trata de una persona que ya tiene los estudios y
las capacidades aprendidas del trabajo antes de convertirse en un profesional (antes de obtener el
empleo o cobrar por ello).

Un profesionista debe estar siempre “en forma” para no quedar atrás ante la competencia de su
ámbito. Para eso deberá estar actualizado. O sea que tendrá que esforzarse para estar siempre al
corriente de las últimas tendencias, desarrollos, pensamientos o técnicas en su profesión.

También será necesario que cuide su prestigio, lo cual se forja con el cuidado y respeto hacia el
trabajo y también hacia los instrumentos de los que se vale para llevarlo adelante.

Un profesionista debe ser diligente, es decir que debe poner esmero y entusiasmo en lo que hace.
Haciendo esto evitará ponerse trampas a sí mismo, como podría ser la pereza, y cumplirá con las
expectativas de su empleador dando su toque personal al trabajo o contagiando el ánimo.

El profesionista debe ser veraz, algo que se consigue diciendo siempre la verdad, ya sea sobre
alguna inquietud, duda o molestia. Lo mismo si se le pide una opinión sobre un tema a abordar, por
lo que debe ser honesto con los demás y a la vez, consigo mismo.

Esto último también alcanza a la posibilidad de decir “no” ante la solicitud de un trabajo para el
cual no se vea suficientemente seguro de hacerlo correctamente.

Por último, más allá de estar al tanto de lo último en su campo, debe aumentar su acervo cultural, es
decir, cultivarse y leer para incrementar su conocimiento en distintas ramas que le serán de ayuda
en algún momento para su trabajo, ya sea directamente o despertando nuevas facetas de este que
aún no hayan sido abordadas.

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