Está en la página 1de 82

Gregorio de Nisa

De Mortuis

Introducción de Ramón Cornavaca, traducción y notas de Carlos Andrés Blanch

Universidad Nacional de Villa María

Centro de Filología Clásica y Moderna

2015
Presencia del pensamiento platónico en el De Mortuis de S. Gregorio de Nisa

La cuidada y precisa traducción del discurso Acerca de los muertos de S.


Gregorio de Nisa – realizada por Carlos Blanch en el ámbito propicio del Centro de
Filología Clásica y Moderna de la Universidad Nacional de Villa María –
constituye un excelente estímulo para reflexionar una vez más sobre ese tan
complejo proceso, que ha sido decisivo para el surgimiento y desarrollo de la
cultura y teología cristianas y que abordara, hace ya más de cincuenta años y de
manera magistral, Werner Jaeger en los últimos capítulos de su Cristianismo
primitivo y paideia griega1: la recepción del pensamiento griego precristiano – en
particular, del platónico – por parte del capadocio. En efecto, el lector encuentra
por doquier en la obra de Gregorio elementos que, de una u otra manera, revelan
la presencia subyacente del pensamiento del filósofo ateniense. Es oportuno,
entonces, - y a manera de introducción para la lectura del De Mortuis – destacar
algunos detalles especialmente significativos que remiten a esta cuestión.

Ante todo conviene recordar que la fecha de composición de esta obra del
obispo de Nisa suele ubicarse alrededor del año 380, es decir, cerca de la del
diálogo Sobre el alma y la resurrección. En éste – que ha sido considerado casi como
un “Fedón cristiano”2 – la hermana mayor de Gregorio conduce la conversación en
torno a la pervivencia del alma después de la muerte.

Obviamente el tema de la resurrección de los cuerpos ocupa un lugar


importante en ambas obras; por cierto, algunas afirmaciones que encontramos en
el De Mortuis dan pie para plantear otros difíciles problemas respecto de la relación
entre teología cristiana y antropología platónica3. Pero para nuestro objetivo baste
simplemente con señalar, en primer lugar, que el sermón Acerca de los muertos
pertenecería también – en alguna medida y tal como los diálogos de Platón y de
Gregorio antes citados – al género “consolatorio”: en el sermón queda claro, desde
el primer momento, que la intención explícita del autor es demostrar que no es
racional el afligirse excesivamente por la muerte de los seres queridos; esa aflicción
desmedida, en efecto, obedecería a la “costumbre irracional” de considerar como
bueno aquello que se tiene aquí y ahora, pensando que sólo eso es placentero y

1
W. Jaeger, Cristianismo primitivo y paideia griega, México, F. C. E., 1965.
2
Para la interpretación del diálogo Sobre el alma y la resurrección, en general, es recomendable consultar el
excelente estudio de Henriette Meissner, Rhetorik und Theologie, P. Lang, Frankfurt am Main 1991. En la
nota de p. 2 pueden encontrarse las referencias bibliográficas más importantes respecto de la expresión
“Fedón cristiano”.
3
Una breve síntesis del problema de la resurrección en Gregorio de Nisa se halla en las cuatro páginas que
B. Schmisek dedica al tema en su reciente libro Resurrection of the Flesh or Resurrection from the Dead:
Implications for Theology, Minnesota 2013.
deseable. Toda la argumentación de Gregorio queda así enmarcada en este intento
“persuasivo”: motivar al receptor a que amplíe su perspectiva habitual
reflexionando sobre qué es verdaderamente la vida y qué significa en realidad la
muerte. Es de notar que ya en ese primer apartado se advierte claramente que el
discurso de Gregorio se basa, ante todo, en observaciones de car{cter “natural”: es
al ejercicio de la razón a lo que el autor constantemente apela. Y en esto se revela
uno de los rasgos que podemos encontrar a lo largo de toda la obra – y, me
atrevería a decir, todas las obras – del capadocio: la presencia simultánea de
teología, filosofía y preocupación pastoral, que están íntimamente vinculadas y se
iluminan recíprocamente. Este, creo, es un supuesto importante, que no
convendría olvidar en el momento de emprender la lectura del discurso del niseno.
También desde esta perspectiva se entiende que Gregorio haga uso, con mucha
libertad, de elementos de la antropología platónica, insertándolos en la
cosmovisión cristiana, tal como la concepción de “muerte” en tanto “separación”
del alma y del cuerpo, que hunde sus raíces en el Fedón4.

Pues bien, desde esa postura “racional” el discurso del teólogo cristiano se
ocupa, en primer lugar, de ayudar a discernir en qué consiste “el verdadero bien”
o, lo que a los fines de la argumentación es equivalente, dónde reside la “belleza” a
la que el alma tiende por impulso de la misma naturaleza humana. En ese contexto
Gregorio recurre a expresiones y pensamientos que remiten evidentemente a la
filosofía platónica: la verdadera bondad no puede hallarse en el campo de los
elementos materiales sino que pertenece al ámbito de lo absoluto, ya que tiene la
cualidad de “no ser benéfica sólo relativamente< ni ser bella para alguno y para
otro no, sino ser bella en sí y según su propia naturaleza, y ser del mismo modo
para todos y en todo tiempo” (par. 3). Las huellas de la reflexión platónica acerca
de la belleza y del bien son evidentes; para comprobarlo basta comparar estas
expresiones con algunos pasajes del discurso de Diotima en el Simposio5.

Por cierto, la argumentación lógica y la perspectiva científica no están


ausentes en el discurso de Gregorio: lo advertimos claramente en las extensas
consideraciones que se hacen acerca del funcionamiento del cuerpo humano, en
particular con motivo de los procesos de nutrición y evacuación (par. 5-6). Pero
todo ello está puesto al servicio de la intención fundamental del niseno: llevar al

4
Cfr. Fedón 64 c y 67 d; véase también Gorgias 524 b. en el primer caso los términos centrales son apallagé
(“apartamiento”, “abandono”, “alejamiento”) y lýsis-khorismós (“disolución, separación”) mientras que en el
pasaje del Gorgias aparece diálysis. Gregorio emplea el verbo dialýo para referirse a lo “soluble”, propio de
la naturaleza mortal.
5
Cfr. Simposio 210 e y ss. Otros textos platónicos que seguramente brindaron a Gregorio una suerte de base
conceptual y se reflejan, en alguna medida, cuando él elabora algunos aspectos de su teología son los libros
centrales de la República y el Fedón.
receptor a que eleve su mirada hacia lo que no cambia, ni nace, ni perece, sino que
siempre es bello y bueno, lo que precisamente no puede hallarse en plenitud
mientras el hombre se encuentra en esta condición terrena. De allí también que se
aluda al mundo que está más allá de la muerte con frases que expresan un nítido
contraste entre las contrariedades y molestias que los seres humanos
experimentamos aquí constantemente – como las divisiones de ricos y pobres o
señores y dominados, las dificultades y preocupaciones inherentes a los esfuerzos
y trabajos necesarios para la subsistencia, las injusticias, los peligros y las angustias
a los que estamos expuestos – con la bienaventuranza a la que se nos llama
después de la muerte (par. 6). Vale la pena destacar que esta presentación de la
dimensión escatológica, por contraste con lo que habitualmente se padece en la
experiencia cotidiana, guarda una cierta correspondencia con la propia de los
mitos platónicos que cierran el Gorgias, el Fedón y la República. Tal como el lector de
los diálogos del antiguo filósofo se siente interpelado e invitado a reorientar su
vida, intentando conformarla según el modelo que Sócrates representa, así también
el lector del De Mortuis puede experimentar algo similar. Gregorio parece
empeñarse en descubrir en su discurso un mundo bello, realmente bello, cuya
evocación posee la fuerza de mover al receptor a cambiar la valoración habitual
acerca de lo bueno y placentero, a fin de que comience a realizar en sí esa “vida en
la virtud” que constantemente es elogiada. Es obvio que el autor descansa sobre la
convicción de que el alma del hombre puede llegar a aquel bien sustancial si al
salir de la presente existencia en la carne obtiene finalmente un tipo de vida
distinto de éste. Por cierto, los hombres aún ligados a la dimensión carnal no
pueden entender esto con claridad, pero sí pueden hacerse algunas conjeturas,
confrontando nuestra vida corpórea con la existencia futura del alma después de la
muerte. El alma entonces se alimentará espiritualmente, de modo continuo, sin
saciarse jamás. Ante este panorama Gregorio recordará en varias ocasiones que no
tiene sentido dolerse por la muerte de los seres queridos.

La concepción de la Belleza o del Bien absolutos es, sin duda, clave para
toda la propuesta ética de Gregorio, ya que ella es la que puede orientar el obrar
concreto del hombre. En el sermón se daría, pues, una estrecha relación entre
“intención protréptica”6, presentación de la belleza y perspectiva filosófico-
teológica. Este es un aspecto fundamental que, por una parte, constituye el marco
general en el que se ubica toda la disertación del escritor cristiano, y por otra

6
El adjetivo “protréptico” es de origen griego; los usos testimoniados en la literatura permiten ubicar su
“creación”, o al menos la generalización de su empleo, en el ámbito retórico-filosófico-médico del s. V a. C.
Su semántica es bastante clara: se trata de la cualidad “exhortativa” de algo – especialmente una palabra o
un discurso – que “mueve” al receptor a que “gire” y se oriente hacia algo que se le indica o a lo que se lo
invita.
permite asociar, íntimamente, las obras del obispo de Nisa y las del antiguo
ateniense7.

En este contexto conviene detenerse en el parágrafo 7 del De Mortuis, en el


que aparecen términos e imágenes que con toda claridad remiten a la famosa
“alegoría de la caverna” con la que comienza el libro VII de la República de Platón8.
Gregorio insiste aquí una vez más en el hecho de que afligirse exageradamente por
los que han muerto es algo irracional; quienes permanecen en la vida
“experimentan lo mismo que aquellos que pasan la vida en la c{rcel: el contacto
habitual con la oscuridad y la familiaridad con la tiniebla les ha hecho considerar
agradable y exenta de dolor la condición presente”. Es precisamente la ignorancia
respecto de lo que aguarda al hombre después de la muerte , cuando éste se libere
de la oscuridad, lo que produce la aflicción de los que quedan vivos, quienes
yerran en la valoración de la realidad por ese contacto habitual que tienen con la
oscuridad. Después de esta afirmación Gregorio va mencionando entusiastamente
los espectáculos de los que están privados los que viven encerrados en lo material:
si ellos conocieran – dice – la belleza del firmamento, el resplandor de los astros,
las revoluciones del sol y el curso de la luna, la variación de las estaciones, “la
agradable vista del mar bajo los rayos del sol”9, la belleza de las construcciones
edilicias y tantas otras realidades hermosas, seguramente no llorarían a quienes
han logrado salir de la prisión de esta vida. Más bien serían éstos, si pudieran,
quienes se lamentarían de los que aún están encarcelados y no pueden contemplar
aquellas bellezas “supracósmicas e inmateriales”. Nótese, de paso, que Gregorio
asocia con mucha libertad elementos heredados de la tradición platónica con otros
provenientes de la revelación bíblica; en efecto, esta belleza a la que él se refiere
corresponde a “los tronos y los principados, las potestades y los señoríos, las
7
La “protréptica” en los diálogos de Platón fue objeto de un profundo estudio por parte de K. Gaiser. Al
respecto conviene leer su Protreptik und Paränese bei Platon, Tübingen 1959. Para el tema de la “intención
protréptica” en los escritos de Gregorio me permito remitir al capítulo “La intención protréptica en la
Homilías sobre el Cantar de los Cantares de S. Gregorio de Nisa, publicado en: C. Lasa y otros, Estudios
Patrísticos, Ediciones del IAPCH, Villa María 2004 (pp. 111-138).
8
Por supuesto, nos referimos al pasaje Rep 514 a – 517 a. recordemos que en este célebre pasaje se
compara la condición humana respecto de la educación con la de unos prisioneros que se hallan en una
caverna subterránea y que sólo conocen las sombras de diversos objetos que pasan llevados por una suerte
de titiriteros, sombras proyectadas sobre la pared del fondo de la cueva por la luz de un fuego que arde un
poco más arriba; uno de los prisioneros, que es liberado y obligado a ascender, va conociendo primero esos
variados objetos cuyas sombras veía y luego llega a la superficie y contempla los objetos de la verdadera
realidad, de la cual eran meras imágenes de tercer grado las sombras que se veían en la pared de la caverna.
El último y supremo objeto de conocimiento, que hace cognoscible y da el ser a todo lo demás, es el Bien
(514 a – 517 a).
9
Es muy sugerente que Gregorio utilice aquí el adjetivo helio-eidés (“semejante al sol”, “soli-forme”),
término que quizá fue acuñado por el mismo Platón y que aparece dos veces en la República (508 b y 509
a1) con motivo de la “imagen del sol” como metáfora del Bien supremo. El vocablo es utilizado también por
Plotino.
huestes angélicas y la congregación de los santos, la ciudad en las alturas y la
solemne reunión celestial de los que han sido inscriptos”. Representaciones
tomadas de las cartas de S. Pablo y del Apocalipsis, que aluden a las realidades
“invisibles” de la fe bíblica, se asocian complementariamente con la perspectiva
platónica, contribuyendo todo esto a la intención protréptica que señalábamos.

Otro de los aspectos afines a la concepción platónica que cabe destacar con
motivo de algunos pasajes del De Mortuis es que el modo cómo se intenta provocar
esa “reorientación” de la vida hacia el Bien o la Belleza est{ íntimamente vinculada
al motivo del “deseo” o del “amor” provocado por el conocimiento de las
realidades espirituales. Si se observa con cuidado la argumentación que Gregorio
desarrolla en los parágrafos 8 – 12 puede advertirse una suerte de invitación al
receptor para que éste realice un camino de conocimiento desde lo exterior hacia
su propia interioridad, y desde allí hacia “el arquetipo divino”. En efecto, la
imaginada “alocución de la inteligencia” del par. 8 comienza repitiendo la m{xima
délfica “conócete a ti mismo”, lo que significa – siguiendo a S. Pablo – conocer “el
hombre interior”, el que no se corrompe, trascendiendo el {mbito de lo corpóreo,
visible. Es una experiencia de conocimiento interior realizada por el alma, la que
ha de ser capaz de volverse sobre sí misma y contemplar su imagen con sus
propios ojos, a la manera de quien ve su imagen en un espejo10. Gregorio precisa,
además, que es conveniente añadir una modificación al ejemplo dado, porque en
este caso la imagen que se ve es de otra naturaleza. “Pues la figura (eîdos) del alma
se representa según la belleza divina”, la belleza del “arquetipo”. Cuando el alma
llega a mirar esta belleza, entonces sí puede decir que “se ve a sí misma con
exactitud” (par. 9). En este momento el alma alcanza realmente a conocerse y se
representa a sí misma con las cualidades de “inmaterial, invisible, intelectual e
incorpórea”, propias de la naturaleza de aquel arquetipo divino (par. 10). Este es
también el rumbo de la experiencia a la que invita el mismo Gregorio con toda su
argumentación: tratar de recuperar la “belleza del arquetipo”, la belleza en la cual
el hombre fue formado “al principio”, cuando fue creado “según la imagen del
arquetipo” (par. 11). Ahora bien, dado que esto podrá realizarse plenamente sólo
después de la muerte, es irracional entristecerse por la muerte, que significa el paso
que posibilita volver a la morada pura que es familiar y connatural al alma. Es
cierto que al hombre le cuesta adquirir una representación exacta de esa realidad
espiritual, pero no por eso – argumenta Gregorio – ha de sentir temor por aquello
desconocido; pues también muchos procesos propios de la naturaleza corporal
permanecen desconocidos para los hombres, y sin embargo éstos consideran
habitualmente como un bien la vida material y temen la futura por ignorancia

10
El lenguaje empleado por Gregorio permite evocar algunos pasajes platónicos, por ejemplo Alcibíades
132-133.
respecto de su naturaleza. Este miedo ante lo que nos aguarda después de la
muerte se debe, en última instancia, a nuestra ignorancia, y en este sentido somos
semejantes a los niños que sienten miedo “a causa de suposiciones
inconsistentes”11. En realidad, para Gregorio es la vida misma la que nos enseña
claramente a no prestar tanta atención al h{bito, “sino a transformar siempre los
deseos hacia lo bello” (par. 12). Queda así de manifiesto la importancia que el
niseno otorga a los deseos12, una buena parte de su doctrina espiritual gira, podría
decirse, sobre esta “re-orientación” de los deseos que son “afectados” por la
belleza.

Es justamente después de la experiencia de este “parto de la muerte”


cuando el hombre, liberado de las cadenas y nacido a una nueva vida13, puede
conocer mejor el “verdadero bien”, aquel que le es propio. Gregorio, por cierto,
expone con claridad que no se ha de considerar el cuerpo como algo malo; al
contrario, no es pequeño el provecho de él, porque nos brinda precisamente los
medios para preparar, durante nuestra vida terrenal, el retorno al auténtico “fin”,
al que se llegará cuando se apaguen las sensaciones meramente corporales y la
naturaleza recobre el propio bien – que no tiene color, ni forma, ni magnitud y que
está más allá de toda nuestra capacidad de representación en imágenes – por haber
“alcanzado la belleza inteligible” (par. 13).

La vida del hombre se presenta, pues, como una tensión hacia ese objetivo
último, que consiste en llegar a la “semejanza con la Divinidad” (par. 14)14 y el
motor que está detrás o acompaña a todo este proceso de asimilación es, para
Gregorio, el deseo. Es claro que aquí se impone un discernimiento fundamental:
hay deseos que no contribuyen al progreso del alma hacia la verdad; son los deseos
que en realidad no corresponden a la naturaleza y, en consecuencia, llegan a
producir hartazgo. Al contrario, “lo que es afín y connatural al alma es siempre
11
La mención de este tipo de temor irracional ante lo desconocido, que nos afecta como si fuéramos niños,
invita a asociar el pasaje con Fedón 77 e.
12
En el pasaje mencionado se utiliza el término epithymía (“deseo”) que remite a la parte del alma ligada a
lo corpóreo. Conviene tener presente la llamada “tripartición del alma” expuesta por Platón en el libro IV de
la República (434 c y ss.), donde se distingue lo logistikón (“racional”), lo thymoeidés (“fogoso, animoso”) y
lo epithymetikón (“concupiscible”).
13
La comparación con el embrión para contrastar con el niño ya nacido y su evolución hacia la madurez, que
se desarrolla en el par. 12, es un buen testimonio – de entre tantos que pueden encontrarse en la obra de
Gregorio – de la utilización, por parte de este teólogo cristiano, de los datos de la ciencia biológica de su
tiempo. Esta combinación de ciencia física, filosofía y teología hace pensar, de alguna manera, en el Timeo
platónico.
14
Este motivo platónico (cfr. Teeteto 176 b) es gustosamente asumido por los Padres cristianos y Gregorio,
por supuesto, no es una excepción. Valga notar, de paso, que en el par. 14 encontramos también un eco de
aquel pensamiento tan característico del Fedón platónico, según el cual los auténticos filósofos “se ejercitan
(meletôsin) en morir” (cfr. Fedón 67 e); Gregorio afirma que “la naturaleza se ejercita (emmeletâ)
continuamente para la muerte”.
deseable y amable” (par. 16); ese tipo de deseos puede permanecer siempre. Si el
alma toma malas decisiones surgen los deseos de aquellas cosas que le son
extrañas, “cuyo placer agrada no a la naturaleza sino a la parte pasional de la
naturaleza”; si, en cambio, elige correctamente, entonces pueden volver a surgir los
buenos deseos, los que tiende a aquello que es propio del alma: “la pureza, la
inmortalidad y la incorporeidad”. La vida se juega, podríamos decir, en esta
encrucijada de los deseos, y la decisión última queda reservada al uso de la
libertad (proháiresis o “libre albedrío”), noción que es de capital importancia en la
antropología y doctrina espiritual de Gregorio. Los puntos de contacto con Platón
son, también en este aspecto, notables; pensemos en las numerosas alusiones a la
necesidad de elegir correctamente que aparecen en los diálogos del ateniense15. Es
más, toda la propuesta filosófica de Platón podría entenderse como una educación
correcta para elegir el modo de vida en la virtud, y el obispo de Nisa, seguramente,
adheriría a esta propuesta.

A partir de esta consideración acerca de la importancia de los deseos para la


orientación del obrar humano – me parece – se entiende bien el carácter y la
intención del escrito de Gregorio: su “protréptica” trataría, ante todo, de suscitar
en el lector, al menos en alguna medida, el deseo de aquellas realidades
espirituales que se conocerán más plenamente después de la muerte, pero que
comienzan a ser conocidas y “amadas” ya, aquí y ahora, en la medida en que el
hombre, haciendo uso de su libertad, emprende el ascenso amoroso que lo lleva a
trascender todo lo sensible, a acceder al sabroso conocimiento de las realidades
divinas, y a ir realizando así, paulatinamente y en medio de las cambiantes y a
veces adversas circunstancias de la vida, ese proceso infinito de “asimilación a
Dios”, proceso dichoso que continuará y se irá plenificando – sin llegar nunca a
saciarse totalmente – después de la muerte.

15
Numerosos pasajes del Gorgias y de la República confirmarían esto. Recuérdese aquí, a modo de ejemplo
especialmente significativo, aquellas expresiones tan ricas en consecuencias que Sócrates pronuncia en el
relato mítico que cierra la República: la preocupación más importante para el hombre es tratar de encontrar
quién lo haga capaz de “distinguir una vida honesta de una malvada y elegir siempre y en todas partes el
mejor modo de vida de entre los posibles”; el alma, entonces, estará en condiciones de tomar “la elección
más importante, tanto durante la vida, como después de la muerte” y así alcanzar la felicidad (República 618
e).
Gregorio obispo de Nisa

Discurso sobre los difuntos16

1 Aquellos que, con motivo de los que se marchan de la vida, consideran la


consecuencia necesaria17 de nuestra naturaleza como una desgracia, y se
afligen profundamente por los que han pasado de esta vida hacia aquella
otra espiritual18 e incorpórea, me parece que no han reflexionado sobre cuál
es nuestra vida, sino que están en la misma disposición de la mayoría que,
por alguna costumbre irracional, estima como un bien lo que tiene en el
momento presente, cualquier cosa que esto sea. Sin embargo, conviene que
quien por la razón y el pensamiento reflexivo está por encima de la
naturaleza irracional sea propenso tan sólo a aquello que se muestra como
bueno y deseable al juicio de la razón, y no elija en absoluto aquello que por
alguna costumbre19 y afección carente de juicio aparezca como placentero y
agradable. Por eso me parece bien intentar llevarlos – después de haber
rechazado con una argumentación la disposición acostumbrada – a un
pensamiento mejor y apropiado a seres dotados de razón. De este modo
podría desterrarse de la vida humana el afán irracional de la mayoría por
las pasiones.

16
Cf. el uso del término κοιμηθέντας (literalmente “los que duermen” o “los que están recostados”, como
eufemismo para referirse a los difuntos) en la 1º Epístola a los Corintios, cap. XV, vv. 20: Νυνὶ δὲ Φριστὸς
ἐγήγερται ἐκ νεκρῶν, ἀπαρχὴ τῶν κεκοιμημένων (“Mas ahora Cristo ha sido levantado de los
muertos, hecho primicia de los que han dormido”); 1º Epístola a los Tesalonicenses, cap. IV, vv. 13-14: Οὐ
θέλομεν δὲ ὑμ᾵ς ἀγνοεῖν, ἀδελφοί, περὶ τῶν κεκοιμημένων< οὕτως καὶ ὁ Θεὸς τοὺς
κοιμηθέντας διὰ τοῦ Ἰησοῦ ἄξει σὺν αὐτ῵ (“No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los que han
dormido… así también traerá Dios con Él a los que durmieron en Jesús”); 2º Epístola de San Pedro, cap. III,
vv. 4: <ἀφ’ ἧς γὰρ οἱ πατέρες ἐκοιμήθησαν< (“…pues desde que los padres durmieron…”).
17
τὴν ἀναγκαίαν< ἀκολουθίαν (“la consecuencia necesaria”): la palabra ἀκολουθία (“orden lógico”,
“progresión”) es un vocablo polisémico que implica las ideas de coordinación, sucesión, concatenación,
gradualidad. Este término es utilizado por Gregorio para expresar tanto el carácter lógicamente ordenado de
su exposición, a través de un método de investigación y tratamiento racional del tema en cuestión, cuanto
para revelar la cualidad progresiva y coordinada del desarrollo de la naturaleza. Así, nuestra propia vida –
argumenta el Niseno – se desenvuelve siguiendo un orden natural dispuesto por la Providencia y que tiende
al perfeccionamiento de nuestra esencia; la muerte no debe ser considerada entonces como una desgracia –
dice – ya que es sólo una etapa de nuestro crecimiento y un medio por el que Dios nos posibilita alcanzar la
perfección.
18
νοερόν (literalmente: “intelectual”) hace referencia a la actividad del noûs, “inteligencia”, “mente”.
19
ἐκ συνηθείας τινὸς (“por una costumbre… carente de juicio”) : en un sentido lato, συνήθεια hace
referencia a la costumbre o el hábito, es decir, a aquello con lo cual uno se ha familiarizado y aceptado como
usual por la rutina. Sin embargo, Gregorio le imprime un carácter moral decididamente negativo,
presentándola como una actitud irracional por la que el espíritu humano prefiere aceptar como bueno y
deseable sólo aquello a lo que está acostumbrado, aun cuando esta elección no esté fundamentada en un
juicio crítico.
ΓΡΗΓΟΡΙΟΤ ΕΠΙ΢ΚΟΠΟΤ ΝΤ΢΢Η΢

ΛΟΓΟ΢ ΕΙ΢ ΣΟΤ΢ ΚΟΙΜΗΘΕΝΣΑ΢

1 Οἱ τὴν ἀναγκαίαν τ῅ς φύσεως ἡμῶν ἀκολουθίαν ἐν τοῖς ἐξιοῦσιν


ἀπὸ τοῦ βίου συμφορὰν ποιούμενοι καὶ βαρυπενθοῦντες ἐπὶ τοῖς
μεθισταμένοις ἀπὸ τοῦ τῆδε βίου πρὸς τὸν νοερὸν καὶ ἀσώματον,
οὔ μοι δοκοῦσιν ἐπεσκέφθαι τὴν ζωὴν ἡμῶν ἥτις ἐστίν, ἀλλὰ τὸ
τῶν πολλῶν πάσχειν, οἳ διά τινος ἀλόγου συνηθείας τὸ παρὸν
αὐτοῖς ὡς καλὸν ἀγαπῶσιν, οἷον δ’ ἄν εἴη. Καίτοι γε τὸν λόγῳ καὶ
διανοίᾳ τ῅ς ἀλόγου φύσεως προτεταγμένον πρὸς τοῦτο μόνον τὴν
὆οπὴν ἔχειν προσ῅κεν, ὃ τῆ τοῦ λόγου κρίσει καλόν τε καὶ αἱρετὸν
ἀναφαίνεται, καὶ μὴ τοῦτο πάντως αἱρεῖσθαι, ὅπερ ἅν αὐτοῖς ἐκ
συνηθείας τινὸς καὶ ἀκρίτου προσπαθείας ἡδύ τε καὶ καταθύμιον
φαίνηται. Διό μοι δοκεῖ καλῶς ἔχειν ἐπινοίᾳ τινὶ τ῅ς πρὸς τὸ
σύνηθες αὐτοὺς διαθέσεως ἀποστήσαντα μεταγαγεῖν ὡς ἔστι
δυνατὸν ἐπὶ τὴν ἀμείνω τε καὶ πρέπουσαν τοῖς λελογισμένοις
διάνοιαν. Οὕτω γὰρ ἅν ἐξορισθείη τ῅ς ἀνθρωπίνης ζω῅ς ἡ
σπουδαζομένη περὶ τὰ πάθη τοῖς πολλοῖς ἀλογία.
2 El esfuerzo de nuestro discurso sería coherente en orden al tema propuesto
si primero examináramos qué cosa es el verdadero bien, luego
observáramos lo propio de la vida corporal y después de eso
confrontáramos, por medio de una comparación, las cosas presentes con
aquellas que nos están reservadas en esperanza. Así la contemplación
podría avanzar hacia el objetivo del discurso, de suerte de cambiar de
dirección el pensamiento de la mayoría desde lo acostumbrado hacia lo
bello. En efecto, puesto que en todos los hombres hay una disposición
natural hacia el bien20 y hacia esto tiende toda elección que se propone este
objetivo de lo bello21 en todo esfuerzo a lo largo de la vida, por eso la
carencia de juicio acerca de lo verdaderamente bueno es causa de que se
cometan la mayor parte de las faltas; de modo que, si lo verdaderamente
bueno fuera evidente a todos, jamás erraríamos acerca de aquello cuya
naturaleza es la bondad, ni seríamos inducidos a probar voluntariamente el
mal si las cosas no se tiñeran con alguna engañosa apariencia de belleza. Por
consiguiente, antes de todo comprendamos con la razón qué es el verdadero
bien para que respecto de esto no nos procuremos por error lo peor en lugar
de lo mejor. Ahora bien, digo que también es necesario establecer
previamente con el discurso una especie de definición característica de lo
buscado, por medio de lo cual podríamos obtener una segura comprensión
del bien.

3 ¿Cuál es, pues, la característica distintiva de la verdadera bondad? El no ser


benéfica sólo relativamente ni el revelarse ya útil, ya inútil según las
circunstancias, ni el ser bella para alguno y no para otro, sino ser bella en sí
y según su propia naturaleza y ser del mismo modo para todos y en todo
tiempo. 22 Ésta es, a mi criterio, la característica infalible y veraz de la
naturaleza del bien. En efecto, aquello que no es bello para todos ni siempre
ni por sí mismo aparte de las circunstancias externas

20
Gregorio toma del pensamiento platónico esta idea de la inclinación natural de todos los hombres hacia el
Bien, que él asimila a Dios.
21
καλόν significa “bello”, pero en el lenguaje filosófico tanto pagano como cristiano esta belleza no está
referida a una cualidad estética, sino a los atributos morales, por lo que también sería correcto interpretar
este término como “bueno” o “virtuoso”. Cf. la expresión de Jesús en el Evangelio según San Juan, cap. X, vv.
11: ἐγώ εἰμι ὁ ποιμὴν ὁ καλός (“Yo soy el buen – o el bello – pastor”).
22
Gregorio adscribe también en esto a la idea platónica que asigna al Bien las características de
universalidad e inmutabilidad.
2 Γένοιτο δ’ ἅν ἡμῖν ἀκόλουθος ἡ τοῦ λόγου σπουδὴ πρὸς τὴν
ὑποκειμένην ὑπόθεσιν, εἰ πρῶτον μὲν τὸ ἀληθῶς ἀγαθὸν οἷόν ἐστιν
ἐξετασθείη, ἔπειτα δὲ τὸ ἴδιον τ῅ς ἐν σώματι ζω῅ς θεωρήσαιμεν, πρὸς
τούτοις δὲ εἰ διὰ συγκρίσεως ἀντιπαρατεθείη τοῖς παροῦσι τὰ δι’ ἐλπίδος
ἡμῖν ἀποκείμενα. Οὕτω γὰρ ἅν προέλθοι πρὸς τὸν σκοπὸν τοῦ λόγου ἡ
θεωρία, ὥστε μετατεθ῅ναι τῶν πολλῶν ἀπὸ τοῦ συνήθους ἐπὶ τὸ καλὸν
τὴν διάνοιαν. ᾿Επειδὴ γὰρ π᾵σιν ἀνθρώποις φυσική τις πρὸς τὸ καλὸν
ἔγκειται σχέσις, καὶ πρὸς τοῦτο κινεῖται π᾵σα προαίρεσις τὸν τοῦ καλοῦ
σκοπὸν πάσης τ῅ς κατὰ τὸν βίον σπουδ῅ς προβαλλομένη, τούτου χάριν
ἡ περὶ τὸ ὄντως καλὸν ἀκρισία τὰ πολλὰ τῶν ἁμαρτανομένων εἴωθεν
ἐξεργάζεσθαι, ὡς εἴ γε π᾵σι πρόδηλον ἦν τὸ ἀληθῶς ἀγαθόν, οὐκ ἅν
ἐκείνου ποτὲ διημάρτομεν ᾧ φύσις ἡ ἀγαθότης ἐστίν, οὐδ’ ἅν ἑκουσίως
τῆ τῶν κακῶν συνηνέχθημεν πείρᾳ, εἴπερ μὴ ἐπεκέχρωστο τὰ πράγματα
διεψευσμένῃ τινὶ τοῦ καλοῦ φαντασίᾳ. Οὐκοῦν πρὸ πάντων τοῦτο τ῵
λόγῳ κατανοήσωμεν τί τὸ ἀληθῶς ἀγαθόν, ὡς ἅν μὴ τῆ περὶ τούτου
πλάνῃ σπουδασθείη ποτὲ τὸ χεῖρον ἀντὶ τοῦ κρείττονος. Υημὶ τοίνυν
χρ῅ναι καθάπερ ὁρισμόν τινα καὶ χαρακτ῅ρα τοῦ ζητουμένου
προϋποθέσθαι τ῵ λόγῳ, δι’ οὗ γένοιτ’ ἅν ἡμῖν ἀσφαλὴς ἡ τοῦ καλοῦ
κατανόησις.

3 Σίς οὖν ὁ χαρακτὴρ τ῅ς ἀληθιν῅ς ἀγαθότητος; Σὸ μὴ μόνον πρός τι τὸ


ὠφέλιμον ἔχειν, μηδὲ κατὰ καιρούς τινας ἥ ἐπωφελὲς ἥ ἄχρηστον
φαίνεσθαι, μηδέ τινι μὲν εἶναι καλὸν ἑτέρῳ δὲ οὐ τοιοῦτον, ἀλλ’ ὅπερ
καὶ ἐφ’ ἑαυτοῦ κατὰ τὴν ἰδίαν φύσιν ἐστὶ καλὸν καὶ παντὶ καὶ πάντοτε
ὡσαύτως ἔχει. Οὗτός ἐστι, κατά γε τὴν ἐμὴν κρίσιν, τ῅ς τοῦ καλοῦ
φύσεως ὁ χαρακτὴρ ἀπλανής τε καὶ ἀδιάψευστος· ὃ γὰρ μήτε π᾵σι μήτε
πάντοτε μήτε ἐφ’ ἑαυτοῦ δίχα τ῅ς ἔξωθεν περιστάσεώς
no podría juzgarse propiamente que está en la naturaleza del bien. Por eso
muchos de los que se aproximan irreflexivamente a los seres se imaginaron
que lo bello está en los elementos del universo; pero nadie que hiciera un
examen a fondo podría reconocer a alguno de ellos como bello por sí mismo,
siempre y para todos, pues con la utilidad de cada uno de ellos está unido el
efecto opuesto. Por ejemplo el agua es saludable, por cierto, para los seres
que se crían en ella, pero es perniciosa para los seres terrestres si se los
sumerge [en ella]. Del mismo modo también el aire es saludable para los que
naturalmente viven en él, pero para los animales acuáticos resulta
destructor y perjudicial, siempre que alguno de los seres submarinos llega a
estar en él. Así también el fuego, que nos es útil para algunas cosas, se
vuelve en muchos casos destructor. Y hasta alguien reconocerá que ni
siquiera el mismo sol es bello para todos, ni siempre, ni en todos los casos
para los que participan de él. Es, por cierto, muy dañino cuando arde con
fuerza desproporcionada y deseca sin medida lo que está debajo, siendo
causa de muchas enfermedades, haciendo aún más dolorosa la enfermedad
de los que sufren de la vista y engendrando alimañas dañinas y
desagradables por la putrefacción de los líquidos.

4 Por consiguiente, según se ha dicho, es necesario elegir23 como bello, de


entre todas las cosas, solamente aquello que se contempla en la naturaleza
del bien de manera semejante siempre y para todos, que siempre es tal y no
cambia por las circunstancias exteriores. En efecto, respecto de las demás
cosas, cuantas por alguna presunción irracional parecen bellas a los hombres
- me refiero a las relacionadas con el cuerpo y las cosas exteriores, como la
fuerza, la belleza, el linaje ilustre, las riquezas, el poder, la fama y todas esas
cosas -, creo que hay que callar, porque son de por sí evidentes a todos, y no
acumular vanamente en el discurso un montón de cosas ya acordadas.

23
προαιρεῖσθαι: este verbo y su sustantivo derivado προαίρεσις indican “preferencia” o “elección
deliberada”. Suele también entenderse como “libre albedrío”. Esta facultad es una de las marcas distintivas
de la imagen divina en el hombre, tal como el mismo Gregorio dice en otra de sus obras: “Efectivamente,
quien creó al hombre para que participara de sus propios bienes e introdujo en la naturaleza del mismo los
principios de todos sus atributos, para que gracias a ellos el hombre orientase su deseo al correspondiente
atributo divino, en modo alguno le hubiera privado del mejor y más precioso de los bienes, quiero decir del
favor de su independencia y de su libertad.” (Oratio Catechetica Magna V, 9).
ἐστι καλόν, οὐκ ἅν κυρίως ἐν τῆ τοῦ καλοῦ κρίνοιτο φύσει. Διόπερ
πολλοὶ τῶν ἀνεξετάστως προσεχόντων τοῖς οὖσιν ἐν τοῖς τοῦ κόσμου
στοιχείοις εἶναι τὸ καλὸν ἐφαντάσθησαν, ὧν οὐδὲν εὕροι τις ἅν
διεξετάζων καὶ ἐφ’ ἑαυτοῦ καὶ πάντοτε καὶ παντὶ καλὸν εὑρισκόμενον.
Μέμικται γὰρ τ῵ ἀφ’ ἑκάστου τούτων χρησίμῳ καὶ ἡ πρὸς τὸ ἐναντίον
ἐνέργεια. Οἷον τὸ ὕδωρ, σωτήριον μὲν τοῖς ἐν αὐτ῵ τρεφομένοις, ἐστὶν
ὀλέθριον δὲ τοῖς χερσαίοις, εἰ ἐπικλύσειεν· ὡσαύτως δὲ καὶ ὁ ἀὴρ τοῖς
μὲν ἐν αὐτ῵ ζ῅ν πεφυκόσιν ἐστὶ σωτήριος, τοῖς δὲ τὸν ἔνυδρον εἰληχόσι
βίον φθαρτικὸς εὑρίσκεται καὶ ὀλέθριος, ὅταν ἐν αὐτ῵ τι γένηται τῶν
ὑποβρυχίων. Οὕτω καὶ τὸ πῦρ πρός τι χρήσιμον ἡμῖν γινόμενον
φθαρτικόν ἐστιν ἐν τοῖς πλείοσι, καὶ αὐτὸν δὲ τὸν ἥλιον εὕροι τις ἅν οὔτε
παντὶ οὔτε πάντοτε οὔτε κατὰ πάντα καλὸν τοῖς μετέχουσιν· ἔστι γὰρ ἐν
οἷς καὶ σφόδρα γίνεται βλαπτικός, ὑπερζέων τε τοῦ καθήκοντος μέτρου
καὶ ξηραίνων ἐν ἀμετρίᾳ τὸ ὑποκείμενον καὶ νοσώδεις αἰτίας πολλάκις
ἐξεργαζόμενος καὶ τοῖς ἐμπαθεστέροις τῶν ὀφθαλμῶν προσεπιτρίβων
τὴν νόσον καὶ διὰ τ῅ς σήψεως τῶν ὑγρῶν βλαβερά τε καὶ ἀηδ῅ τινα
ζωογονῶν ἐν τῆ κατεφθαρμένῃ τῶν ὑγρῶν σηπεδόνι.

4. Οὐκοῦν, καθὼς εἴρηται, μόνον ἐκ πάντων ὡς καλὸν προαιρεῖσθαι χρὴ ὃ


πάντοτε καὶ π᾵σιν ὁμοίως ἐν τῆ τοῦ καλοῦ καθορ᾵ται φύσει, ἀεὶ
τοιοῦτον ὅν καὶ οὐ πρὸς τὰς ἔξωθεν περιστάσεις μεταβαλλόμενον. Περὶ
γὰρ τῶν ἄλλων ὅσα κατά τινα πρόληψιν ἀλογωτέραν καλὰ τοῖς
ἀνθρώποις δοκεῖ, περὶ σῶμα τέ φημι καὶ τὰ ἔξωθεν οἷον ἰσχύς τε καὶ
κάλλος καὶ γένους λαμπρότης, χρήματα τε καὶ δυναστεῖαι καὶ
περιφάνειαι καὶ πάντα τὰ τοιαῦτα, ὡς αὐτόθεν π᾵σιν ὄντα φανερὰ
σιωπ᾵ν οἶμαι χρ῅ναι, καὶ μὴ μάτην διὰ τῶν ὁμολογουμένων ὄχλον
ἐπεισάγειν τ῵ λόγῳ.
¿Quién no conoce, en efecto, la fugacidad de la belleza y de la fuerza, la
inestabilidad del poder, la inconsistencia de la gloria, la fútil inclinación de
los hombres a las riquezas, cosas materiales en las que se cree encontrar lo
bello a causa del color hermoso y su rareza? Habiendo ya explicado esto con
claridad, habría que observar, con relación a la vida presente (esa que se
realiza mediante el cuerpo), si es de tal cualidad que pueda considerarse que
está dentro del carácter distintivo de lo bello o si es algo distinto. Lo que por
el discurso se descubra sobre esta guiará, sin duda, la reflexión acerca de las
cosas examinadas: qué actitud es necesario tener respecto del tránsito de
esta vida.

5 Ahora bien, nuestra vida corporal es un proceso que consiste en plenitud y


vaciamiento, y que se realiza de dos maneras24: por medio de la ingestión y
evacuación de la comida y de la bebida, y a través de la inspiración y la
expiración del aire, sin las cuales la vida en el cuerpo no puede mantener su
naturaleza. En efecto, el hombre cesa de vivir cuando la sucesión de aquellas
funciones opuestas ya no perturba la naturaleza; después de esto, por cierto,
se detiene totalmente tal actividad, ya que en los que han muerto no entra ni
sale nada desde el exterior, sino que el cuerpo, que estaba compuesto de
elementos connaturales a él, se separa y se disuelve en aquéllos. Después la
naturaleza queda quieta, reposando cada elemento en lo que le es afín y de
la misma clase: en la tierra lo terreno, en el aire lo propio, en el agua lo afín y
en lo cálido lo que le corresponde. Esta masa de elementos disímiles que
fueron agrupados violentamente y a la fuerza, ya no se mantiene unida sino
que cada uno de los elementos presentes en nosotros regresa libremente al
lugar que le corresponde, y desde este momento la naturaleza hace cesar la
cohesión natural que mantiene unidos forzosamente en sí misma a los
elementos heterogéneos.

24
Gregorio opone la dualidad de los opuestos, propia de la existencia en este mundo, a la simpleza y
unicidad del verdadero Bien.
Σίς γὰρ οὐκ οἶδε τοῦ κάλλους τε καὶ τ῅ς δυνάμεως τὸ ὠκύμορον ἥ τ῅ς
δυναστείας τὸ εὐμετάπτωτον ἥ τ῅ς δόξης τὸ ἀνυπόστατον ἥ τὴν
ματαίαν πρὸς τὰ χρήματα τῶν ἀνθρώπων προσπάθειαν, παρ’ ὧν διὰ τὸ
εὔχρουν τε καὶ τὸ σπάνιον ἐν ποιαῖς ὕλαις τὸ καλὸν ἐνομίσθη; Σούτων
δὲ οὕτως ἡμῖν διηρθρωμένων, σκεπτέον ἅν εἴη περὶ τ῅ς παρούσης ζω῅ς
(ταύτης φημὶ δὴ τ῅ς διὰ σαρκὸς ἐνεργουμένης) εἴτε τοιοῦτόν ἐστιν ὡς ἐν
τ῵ χαρακτ῅ρι τοῦ καλοῦ θεωρεῖσθαι εἴτε καὶ ὡς ἑτέρως ἔχει. Σὸ γὰρ
εὑρισκόμενον περὶ αὐτ῅ς ὑπὸ τοῦ λόγου ὁδηγήσει πάντως τὴν τῶν
ἐπεσκεμμένων διάνοιαν ὅπως χρὴ περὶ τὴν ἐνθένδε μετάστασιν ἔχειν.

5 Ἔστι τοίνυν ἡ τοῦ σώματος ἡμῶν ζωὴ πλήρωσίς τε καὶ κένωσις διχόθεν
ἐνεργουμένη, ἡ μὲν διὰ βρώσεώς τε καὶ πόσεως, ἡ δὲ διὰ τ῅ς τοῦ ἀέρος
ὁλκ῅ς τε καὶ ἀποποιήσεως, ὧν ἄνευ ἡ κατὰ σάρκα ζωὴ συστ῅ναι φύσιν
οὐκ ἔχει. Σότε γὰρ τοῦ ζ῅ν ὁ ἄνθρωπος παύεται, ὅταν ἡ τῶν ἐναντίων
τούτων διαδοχὴ μηκέτι διοχλῆ τὴν φύσιν· ἵσταται γὰρ μετὰ τοῦτο
καθόλου ἡ τοιαύτη ἐνέργεια, οὐδενὸς τῶν ἔξωθεν ἐν τοῖς νεκρωθεῖσιν
οὔτε εἰσρέοντος οὔτε ἀπογινομένου, ἀλλὰ πρὸς τὰ συγγεν῅ στοιχεῖα τοῦ
ἐκ τούτων συνεστηκότος σώματος διακριθέντος καὶ ἀναλύσαντος.
Ἠρεμεῖ τὸ λοιπὸν δι’ ἡσυχίας ἡ φύσις τ῵ οἰκείῳ στοιχείῳ
προσαναπαύσασα τὸ συγγενὲς καὶ ὁμόφυλον, τῆ γῆ τὸ γεῶδες καὶ τ῵
ἀέρι τὸ ἴδιον καὶ τ῵ ὑγρ῵ τὸ οἰκεῖον καὶ τ῵ θερμ῵ τὸ κατάλληλον.
Μηκέτι γὰρ τοῦ ὄγκου τοῦ ἐκ τῶν ἑτερογενῶν συνεστηκότος βιαίως τε
καὶ κατηναγκασμένως συμπεπλεγμένου, ἀλλὰ κατ’ ἐξουσίαν ἑκάστου
τῶν ἐν ἡμῖν πρὸς τὴν οἰκείαν ἑστίαν ἐπανελθόντος παύεται τὸ ἀπὸ
τούτου ἡ φύσις συνέχουσα βιαίως ἐν ἑαυτῆ τῶν ἀλλοφύλων τὴν
συμφυἸαν.
Y si alguien incluyera juntamente con lo que se ha dicho en relación a la
imagen de esta vida no sólo al sueño sino también a la vigilia, no haría que
el discurso se alejara de la verdad. Pues la naturaleza trabaja volviéndose
continuamente hacia los opuestos, por una parte relajándose por el sueño y
por otra parte tensándose nuevamente por la vigilia, por medio de las cuales
se predispone de ambas maneras a evacuarse y nutrirse.

Si, en efecto, la nutrición y la evacuación son las cualidades distintivas de


nuestra vida, sería bueno ahora comparar las características antedichas
acerca de la definición del bien con las específicas de la vida, para que
examinemos si esta vida es el verdadero bien o si es algo distinto.

Porque, sin duda, la nutrición no entraría por sí misma verosímilmente en la


naturaleza del bien, pues es evidente para todos que también lo opuesto a
esta (hablo de la evacuación) es considerado como bueno. Además, al estar
situados en oposición unos a otros, no es posible unir por igual en la idea
del bien a los principios opuestos, pues si uno fuese un bien por su propia
naturaleza, lo contrario a él sin duda será malo. Sin embargo, la naturaleza
obtiene provecho igualmente de cada una de estas funciones. No es posible,
pues, que se admita en la definición del bien ni a la nutrición ni a la
evacuación. Por consiguiente, queda demostrado que la nutrición es algo
distinto al bien: pues tal función no es una disposición deseable
unánimemente por todos de cualquier manera, ni en todo momento, ni para
todo. En efecto, no sólo llega a ser funesto el atiborrarse de alimentos
perjudiciales, sino que el extralimitarse por un exceso de los provechosos
también viene a ser la causa de muchos peligros y de ruina. Y si a un
empacho, antes de conseguir evacuarlo, se le agrega además algún otro
exceso, tal estado viene a ser causa de un montón de males que conducen a
padecimientos incurables.
Εἰ δέ τις καὶ τὸν ὕπνον καὶ τὴν ἐγρήγορσιν πρὸς τὸ τ῅ς ζω῅ς ταύτης
εἶδος μετὰ τῶν εἰρημένων παραλαμβάνοι, οὐκ ἔξω τ῅ς ἀληθείας τὸν
λόγον ποιήσεται. Κάμνει γὰρ καὶ διὰ τούτων ἡ φύσις ἀεὶ πρὸς τὰ
ἐναντία μεθελκομένη, καὶ νῦν μὲν λυομένη τ῵ ὕπνῳ, πάλιν δὲ
τονουμένη διὰ τ῅ς ἐγρηγόρσεως, δι’ ὧν ἀμφοτέρων πρὸς τὸ κενοῦσθαι
καὶ πληροῦσθαι παρασκευάζεται.

Εἰ τοίνυν πλήρωσίς τε καὶ κένωσις τ῅ς ζω῅ς ἡμῶν ἐστι τὸ ἰδίωμα, καλῶς
ἅν ἔχοι τὸν προρρηθέντα περὶ τ῅ς τοῦ καλοῦ κρίσεως χαρακτ῅ρα νῦν
ἀντεξετάσαι τοῖς τ῅ς ζω῅ς ἰδιώμασιν, ὥστε κατιδεῖν εἴτε τὸ ἀληθινὸν
ἀγαθόν ἐστιν ἡ ζωὴ αὕτη εἴτε καὶ ἄλλο παρὰ τοῦτο.

Ὅτι μὲν οὖν καθ’ ἑαυτὴν ἡ πλήρωσις οὐκ ἅν εἰκότως ἐν τῆ τοῦ καθόλου
φύσει κριθείη, π᾵σι δ῅λον τὸ τοιοῦτόν ἐστιν ἐκ τοῦ καὶ τὸ ἐναντίον αὐτῆ
(λέγω δὲ τὸ κενοῦσθαι) καλὸν εἶναι νομίζεσθαι. Ἐπὶ γὰρ τῶν ἀλλήλοις
ἐκ τοῦ ἐναντίου ἀντικαθεστηκότων οὐκ ἔστι δυνατὸν τὸν τοῦ καλοῦ
λόγου ἐπίσης τοῖς ἀντικαθεστῶσιν ἁρμόζεσθαι, ἀλλ’ εἰ τοῦτο καλὸν ἅν
εἴη κατὰ τὴν ἑαυτοῦ φύσιν, τὸ ἀντικείμενον αὐτ῵ πάντως ἔσται κακόν.
Ἀλλὰ μὴν ἐνταῦθα ἐπίσης παρ’ ἑκατέρου τούτων τὸ χρήσιμον ἡ φύσις
ἔχει. Οὐκ ἄρα τὸν τοῦ καλοῦ ὁρισμὸν δέξασθαι δυνατῶς ἔχει οὔτε ἡ
πλήρωσις οὔτε ἡ κένωσις. Οὐκοῦν ἄλλο τι παρὰ τὸ ἀγαθὸν ἀποδέδεικται
εἶναι ἡ πλήρωσις· οὔτε γὰρ παντὶ οὔτε πάντοτε οὔτε κατὰ π᾵ν εἶδος
αἱρετὸν εἶναι τὸ τοιοῦτον παρὰ πάντων ὡμολόγηται. Οὐ μόνον γὰρ τὸ
ἐν τοῖς βλαπτικοῖς γενέσθαι τὸν κόρον ἐστὶν ὀλέθριον, ἀλλὰ καὶ τὸ ἐν
τοῖς καταλλήλοις παρελθεῖν τῆ ἀμετρίᾳ τὸ χρήσιμον κινδύνων πολλάκις
καὶ διαφθορ᾵ς αἴτιον γίνεται. Καὶ εἴ ποτε πληθωρικ῅ς καταστάσεως
ἐπιζητούσης τὴν κένωσιν ἄλλη τις πληθώρα τὴν οὖσαν ἐπιφορτίσειεν,
σωρεία γίνεται κακῶν τὸ τοιοῦτον εἰς ἀνήκεστα
Por consiguiente, la nutrición no es algo bueno de cualquier manera ni por
completo, sino que el provecho de la misma proviene no sólo de qué [se
come] sino también de la ocasión y según la cantidad y la calidad. Así,
alguno reconocería que lo considerado es aplicable incluso a lo opuesto
(hablo respecto de la evacuación), también peligrosa para los que la padecen
si excede el límite de lo que es útil; por el contrario, no es inútil si se
considera la utilidad de la evacuación teniendo en cuenta juntamente la
oportunidad, la cantidad y la cualidad de la misma. Puesto que la imagen
de la vida que vivimos no coincide con la característica del bien, habría que
reconocer, como consecuencia de lo dicho, que la partida de tal vida no es
privación de ningún bien. Pues es evidente que el verdadero, legítimo y
principal25 bien no es ni la evacuación ni la nutrición, las que han
demostrado ser provechosas algunas veces, según la circunstancia, el objeto
y los individuos, pero en las cuales no está el carácter del verdadero ser del
bien.

6 Puesto que la antítesis del verdadero bien es sin duda lo que no es el


verdadero bien - la oposición de estos dos conceptos no admite un término
medio - sería consecuente confiar que los que se alejan de lo que no es
verdaderamente bello pasen hacia lo que es bello por naturaleza, aquello
que siempre, para todo y en todos es bueno, y no según las circunstancias, ni
para algo, ni en algunos, ni por algo, sino que es siempre y del mismo modo
las mismas cosas. Hacia esto, en efecto, tiende el alma humana por medio de
la vida carnal, recibiendo por otro lado una condición de vida distinta en
lugar de la presente, la que es imposible ver con exactitud para los que aún
están mezclados con la carne; pero es posible adoptar una conjetura por
analogía partiendo de la eliminación gradual de aquellos aspectos que se
conocen de esta vida.

25
Con esta sucesión de tres adjetivos Gregorio pone en relieve las características del verdadero Bien por
sobre los “bienes” terrenales, que sólo tienen la “apariencia” de bien.
προιοῦσα πάθη. Οὐκοῦν οὔτε παντὶ οὔτε πάντως ἀγαθόν τί ἐστιν ἡ
πλήρωσις, ἀλλὰ καὶ πρός τι καί ποτε καὶ κατὰ τὸ ποσόν τε καὶ τὸ ποιὸν
τὸ ἐξ αὐτοῦ γίνεται χρήσιμον. Οὕτω δ’ ἄν τις εὕροι καὶ τὸ ἐξ ἐναντίου
νοούμενον (τὸ κατὰ τὴν κένωσιν λέγω) καὶ κινδυνῶδες τοῖς
ὑπομένουσιν, εἰ παρέλθοι τῆ ἀμετρίᾳ τὸ χρήσιμον, καὶ πάλιν οὐκ
ἀνονήτως γινόμενον, εἰ πρός τι τῶν ὠφελούντων συμβαίνοι τοῦ τε
καιροῦ καὶ τοῦ ποσοῦ καὶ τοῦ ποιοῦ συμπαραλαμβανομένου πρὸς τὸ τ῅ς
κενώσεως χρήσιμον. Ἐπειδὴ τοίνυν οὐ συμβαίνει πρὸς τὸν τοῦ καλοῦ
χαρακτ῅ρα τὸ τ῅ς ζω῅ς ταύτης εἶδος ᾧ βιοτεύομεν, ὁμολογούμενον ἅν
εἴη διὰ τ῅ς τῶν εἰρημένων ἀκολουθίας ὅτι οὐδενὸς ἀγαθοῦ χωρισμός
ἐστιν ἡ ἐκ τοῦ τοιούτου βίου μετάστασις. Υανερὸν γὰρ ὅτι τὸ ἀληθινῶς
καὶ κυρίως καὶ πρώτως ἀγαθὸν οὔτε κένωσίς ἐστιν οὔτε πλήρωσις, ἅπερ
καί ποτε καὶ πρός τι καὶ ἐπί τινων ἀποδέδεικται χρήσιμα, οἷς οὐκ ἔπεστιν
ὁ τοῦ ἀληθῶς ὄντος ἀγαθοῦ χαρακτήρ.

6 Ἐπεὶ οὖν τ῵ ἀληθῶς ἀγαθ῵ πρὸς τὸ μὴ ἀληθῶς ἀγαθόν ἐστιν ἡ


ἀντίθεσις, ἄμεσος δὲ τῶν δύο τούτων ἡ ἐναντίωσις, ἀκόλουθον ἅν εἴη
τοῖς χωριζομένοις τοῦ μὴ ἀληθῶς ὄντος καλοῦ πρὸς τὸ τῆ φύσει καλὸν
ἐνθένδε πιστεύειν τὴν μετάστασιν γίνεσθαι, ὃ πάντοτε καὶ παντὶ καὶ διὰ
πάντων ἐστὶν ἀγαθόν, οὔτε κατὰ καιροὺς οὔτε πρός τι οὔτε ἐπί τινων
οὔτε διά τι, ἀλλ’ ἀεὶ κατὰ τὰ αὐτὰ καὶ ὡσαύτως ἔχον. Πρὸς τοῦτο τοίνυν
μέτεισιν ἀπὸ τ῅ς σαρκώδους ζω῅ς ἡ ἀνθρωπίνη ψυχή, ἄλλην τινὰ βίου
κατάστασιν ἀντὶ τ῅ς παρούσης μεταλαμβάνουσα, ἣν δι’ ἀκριβείας μὲν
ἰδεῖν ἥτις ἐστὶ τοῖς ἔτι τῆ σαρκὶ συγκεκραμένοις ἀμήχανον, ἐκ δὲ τ῅ς τῶν
κατὰ τὸν βίον τοῦτον γνωριζομένων ὑπεξαιρέσεως δυνατόν ἐστι
στοχασμόν τινα δι’ ἀναλογίας ἀναλαβεῖν.
No estará más unida a la grosería del cuerpo ni conviviendo con el
equilibrio de los elementos opuestos, de los que la batalla indecisa de uno
contra otro pone a prueba nuestra buena salud (pues el exceso y la falta de
alguno de los elementos opuestos provocan enfermedad y debilidad de la
naturaleza del cuerpo). En aquella vida nada se pierde por la evacuación ni
sufre por el aumento de peso, sino que es completamente ajena a las
molestias del clima (me refiero al frío y al calor) y apartada de todas
aquellas contradicciones imaginables; dicha vida está libre y completamente
desligada de todos los penosos achaques , no sufre por el cultivo del campo,
ni soporta los dificultosos trabajos de la navegación, ni se humilla con el
comercio, apartada de la fatiga de la construcción, del tejido y de las artes
manuales, sino que como dijo Pablo “conduce a una vida tranquila y apacible”26;
no lucha a caballo ni en barco, ni se junta en formación de batalla con la
infantería, no se ocupa en la preparación de las armas, no arranca tributos ni
construye fosas y murallas, sino que está completamente exenta y libre de
tales esfuerzos y no tiene ni genera obligaciones. En ella, la servidumbre y el
señorío, la pobreza y la riqueza, la nobleza y la condición humilde, la
ordinaria modestia, la digna autoridad y toda desigualdad no tienen lugar.
La necesidad de todo esto está eliminada de aquella vida abundante 27 e
inmaterial, en la que lo que mantiene la subsistencia del alma no es la
participación de algo seco y algo húmedo, sino la comprensión de la
naturaleza divina. Y no dudamos que está en comunión con el verdadero y
santo Espíritu en vez de con el espíritu que anima en el aire.28

26
1ª Epístola de San Pablo a Timoteo, cap. II, vv. 2: < ἵνα ἤρεμον καὶ ἡσύχιον βίον διάγωμεν ἐν πάσῃ
εὐσεβείᾳ καὶ σεμνότητι (“… para que llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad”).
27
Cf. Evangelio de Juan, cap. X, vv. 10: … ἐγὼ ἦλθον ἵνα ζωὴν ἔχωσιν καὶ περισσὸν ἔχωσιν (“… yo vine
para que tengan vida, y la tengan en abundancia”).
28
Cf. Epístola a los Efesios, cap. II, vv. 2: < ἐν αἷς ποτε περιεπατήσατε κατὰ τὸν αἰῶνα τοῦ κόσμου
τούτου, κατὰ τὸν ἄρχοντα τ῅ς ἐξουσίας τοῦ ἀέρος, τοῦ πνεύματος τοῦ νῦν ἐνεργοῦντος ἐν τοῖς
υἱοῖς τ῅ς ἀπειθείας (“… en los que en un tiempo anduvisteis según la condición de este mundo, conforme
al príncipe de la potestad del aire, del espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”).
Οὐκέτι γὰρ ἔσται σωματικῆ παχύτητι συμπεπλεγμένη οὔτε τῆ ἰσοκρατίᾳ
τῶν ἀντιστοιχούντων ἐμβιοτεύουσα, ὧν ἡ ἰσόρροπος πρὸς ἄλληλα μάχη
τὴν σύστασίν τε ἡμῶν καὶ τὴν ὑγίειαν ποιεῖ (ὁ γὰρ πλεονασμὸς τῶν
ἐναντίων τινὸς καὶ ἡ ὕφεσις πάθος καὶ ἀρρώστημα τ῅ς φύσεως γίνεται),
ἐν ᾗ οὐδὲν οὔτε συστέλλεται κενούμενον οὔτε δυσφορεῖ φορτιζόμενον,
ἀλλὰ καὶ τῶν ἐκ τοῦ ἀέρος ἀηδῶν ἔξω παντάπασι γίνεται (κρύους τε
λέγω καὶ θάλπους), καὶ πάντων τῶν κατὰ τὸ ἐναντίον νοούμενον
ἀπηλλαγμένη, ἐν ἐκείνοις δὲ γινομένη, ὅπου πάντων τῶν ἀναγκαίων
καμάτων ἐλευθέρα τε καὶ ἄνετός ἐστιν ἡ ζωή, οὐ διὰ γεωργίας
κακοπαθοῦσα, οὐ τοὺς διαποντίους ὑπομένουσα πόνους, οὐ διὰ τ῅ς
ἐμπορικ῅ς καπηλείας ἀσχημονοῦσα οἰκοδομικ῅ς τε καὶ ὑφαντικ῅ς καὶ
τ῅ς τῶν βαναύσων τεχνῶν ταλαιπωρίας κεχωρισμένη, «ἥρεμόν τινα καὶ
ἡσύχιον διάγει βίον», καθὼς ὁ Παῦλός φησιν, οὐχ ἱππομαχοῦσα, οὐ
ναυμαχοῦσα, οὐ συστάδην διὰ τ῅ς πεζικ῅ς παρατάξεως συμπλεκομένη,
οὐ πρὸς κατασκευὴν ὅπλων ἀσχολουμένη, οὐ φόρους ἐκλέγουσα, οὐ
τάφρους καὶ τείχη κατασκευάζουσα, ἀλλὰ πάντων τῶν τοιούτων ἀτελής
τίς ἐστι καὶ ἐλευθέρα, μήτε ἔχουσα πράγματα μήτε παρέχουσα, ἐν ᾗ
δουλεία τε καὶ κυριότης, καὶ πενία καὶ πλοῦτος, εὐγένειά τε καὶ
δυσγένεια, καὶ ἰδιωτικὴ ταπεινότης καὶ ἀξιωματικὴ δυναστεία, καὶ π᾵σα
τοιαύτη ἀνωμαλία χώραν οὐκ ἔχει. Παραιρεῖται γὰρ πάντων τούτων καὶ
τῶν τοιούτων τὴν ἀνάγκην τὸ ἀνενδεὲς τ῅ς ζω῅ς ἐκείνης καὶ ἄυλον, ἐν ᾗ
τὸ διακρατοῦν τ῅ς ψυχ῅ς τὴν ὑπόστασιν οὐ ξηροῦ τε καὶ ὑγροῦ τινός
ἐστι μετουσία, ἀλλ’ ἡ τ῅ς θείας φύσεως κατανόησις, ἀντὶ δὲ τοῦ
ἐναερίου πνεύματος τοῦ ἀληθινοῦ τε καὶ ἁγίου πνεύματος εἶναι τὴν
κοινωνίαν οὐκ ἀμφιβάλλομεν.
En efecto, el goce de [aquella vida] no se realiza, a semejanza de esta vida,
por la alternancia de la posesión y la privación [de los bienes], por su
aceptación o rechazo, sino que su plenitud es siempre completa y jamás
queda limitada por la saciedad29. Pues el alimento intelectual no tiene peso y
es insaciable, siempre desbordando inagotablemente los deseos de los que
de él participan30. Por esto aquella vida es pura y bienaventurada, y no es
confundida en el juicio del bien por los placeres de los sentidos. Pues bien
¿qué motivo hay para afligirnos en el hecho de que nuestros seres queridos
partan a este otro lugar? Nada, a menos que alguno considere digno de
tristeza el que ellos pasen a una vida no importunada por las pasiones, en la
que no existe el dolor de los golpes, no teme la amenaza del fuego o las
heridas por el acero, ni las desgracias sobrevenidas por terremotos,
naufragios y prisiones, ni los ataques de las bestias feroces, ni los aguijones
y las mordeduras de las serpientes y de los animales ponzoñosos; una vida
en la que ninguno se agranda por el orgullo ni se arrastra en la pobreza, no
se transforma en una fiera salvaje por efecto de la insolencia ni se aterra por
la cobardía, no se inflama por la ira, enloqueciéndose e hirviendo de cólera,
ni se turba por causa del miedo al no ser capaz de resistir al arrebato del
poderoso. En dicha existencia no hay preocupaciones tales como los
caprichos de los reyes, las leyes, las disposiciones de ánimo de los
gobernantes, los edictos, el valor del impuesto anual, si cae mucha lluvia e
inunda los cultivos, ni si el granizo frustra las esperanzas de los labradores,
ni si una sequía deseca todo lo brotado. Está totalmente exenta de los
restantes males de la vida terrenal, pues la tristeza de la orfandad no aflige a
aquella vida, los males de la viudez no tienen lugar en ella, ni la persiguen
las múltiples enfermedades del cuerpo,

29
καὶ οὐδέποτε περιγράφουσα κόρῳ τὴν πλήρωσιν (“la plenitud… jamás queda limitada por la
saciedad”): mediante esta declaración, Gregorio se opone a la idea origeniana del κόρος o “saciedad”.
Orígenes había especulado que el alejamiento y posterior caída de las almas en el pecado se produjo por
haberse saciado o hartado de la contemplación de Dios; a ello Gregorio responde que no sólo es imposible
saciarse del Bien, sino que éste es inagotable, generando una permanente tensión hacia Él en las almas
(véase nota nº 16). El alma sólo se harta del mal, es decir, de aquello que es extraño a su esencia.
30
Aunque no utiliza específicamente el término ἐπέκτασις (literalmente “extensión”, “alargamiento”) en
este pasaje, Gregorio describe aquí esta tensión infinita del alma hacia el Bien-Dios, que nunca se sacia sino
que continúa en un interminable crescendo, puesto que el objeto de su deseo es inagotable.
῟Ων ἡ ἀπόλαυσις οὐκ ἐνηλλαγμένη καθ’ ὁμοιότητα τοῦ τῆδε βίου διὰ τ῅ς
ἕξεως καὶ στερήσεως γίνεται εἰσκρινομένη τε καὶ ἀποποιουμένη, ἀλλ’
ἀεὶ πληρουμένη καὶ οὐδέποτε περιγράφουσα κόρῳ τὴν πλήρωσιν.
Ἀβαρὴς γὰρ ἡ νοερὰ τρυφὴ καὶ ἀπλήρωτος πάντοτε ταῖς ἐπιθυμίαις τῶν
μετεχόντων ἀκορέστως ἐπιπλημμυροῦσα. Διὰ τοῦτο μακαρία τις ἐστιν
ἐκείνη ἡ ζωὴ καὶ ἀκήρατος μηκέτι ταῖς τῶν αἰσθητηρίων ἡδοναῖς πρὸς
τὴν τοῦ καλοῦ κρίσιν ἐμπλανωμένη. Σί τοίνυν ἐστὶ σκυθρωπὸν ἐν τ῵
πράγματι δι’ ὃ τῆ μεταστάσει τῶν ἐπιτηδείων ἐπιστυγνάζομεν; Εἰ μὴ
τοῦτό τις ἄρα λυπηρὸν ἡγεῖται ὅτι πρὸς τὸν ἀπαθ῅ τε καὶ ἀνενόχλητον
βίον αὐτοῖς ἡ μετάστασις γίνεται, ὃς οὔτε πληγῶν ὀδύνας προσίεται, οὐ
πυρὸς δέδοικεν ἀπειλὴν, οὐ τὰ διὰ σιδήρου τραύματα, οὐ τὰς ἀπὸ
σεισμῶν καὶ ναυαγιῶν καὶ αἰχμαλωσιῶν συμφοράς, οὐ τὰς τῶν
ὠμοβόρων θηρίων προσβολάς, οὐ τὰ τῶν ἑρπυστικῶν τε καὶ ἰοβόλων
κέντρα καὶ δήγματα, ἐν ᾧ οὐδεὶς οὔτε ἐξογκοῦται τ῵ τύφῳ οὔτε πατεῖται
ἐν ταπεινότητι, οὔτε ὑπὸ θράσους ἐκθηριοῦται οὔτε ὑπὸ δειλίας
καταπτοεῖται, οὔτε τῆ ὀργῆ περιοιδαίνει ζέων τ῵ θυμ῵ καὶ μαινόμενος,
οὔτε κλονεῖται ὑπὸ τοῦ φόβου, ἀντισχεῖν πρὸς τὴν τοῦ κρατοῦντος
ὁρμὴν οὐ δυνάμενος· ἐν ᾧ φροντὶς οὐκ ἔστιν, οἷα τῶν βασιλέων τὰ ἤθη,
τίνες αἱ νομοθεσίαι, οἷοι τὸν τρόπον οἱ ἐπὶ τῶν ἀρχῶν τεταγμένοι, οἷα τὰ
διαγράμματα, πόσος ὁ ἐτήσιος φόρος, οὔτε εἰ πολλὴ γέγονεν ἐπομβρία
κατακλύζουσα τῆ ἀμετρίᾳ τὸ γεωργούμενον, οὔτε εἰ χάλαζα τὰς
ἐλπίδας τῶν γεηπόνων ἠχρείωσεν, οὔτε εἰ αὐχμὸς ἐπικρατήσας
ἀποξηραίνει π᾵ν τὸ φυόμενον. Ἀλλὰ καὶ τῶν λοιπῶν τοῦ βίου κακῶν
π᾵σαν ἄδειαν ἔχει· ὀρφανίας τε γὰρ τὸ σκυθρωπὸν οὐ λυπεῖ τὴν ζωὴν
ἐκείνην, τὰ ἐκ χηρείας κακὰ χώραν οὐκ ἔχει, ἀργοῦσι δὲ καὶ αἱ
πολύτροποι τοῦ
las envidias hacia los que prosperan y los desprecios hacia los que fracasan.
Todas aquellas cosas están desterradas de aquella vida, en el pueblo de las
almas rige una igualdad y una paridad de derechos en completa y pacífica
libertad, obteniendo cada uno aquello que por libre elección hubiese
dispuesto para sí. Y si por alguna imprudencia alguno eligiera algo malo en
lugar de lo mejor, la muerte no es culpable, pues lo decidido fue elegido por
la voluntad con libertad31.

7 ¿Por qué pues se afligen los que lloran al muerto? Ciertamente el que se
despojó del placer y la aflicción corporales se purificó completamente de
toda disposición apasionada; sería más justo que aquél llorara a los vivos,
los cuales viven de modo semejante a los que sufren en la cárcel32, quienes
por el acostumbramiento33 a las desgracias y a vivir en la oscuridad se
habituaron a considerar la vida presente como dulce y sin pena. Quizás
también los vivos se afligen por los que salen de esta prisión por su
ignorancia de la alegría que espera a los que se liberan de la oscuridad. Pues
si vieran las maravillas que se encuentran al aire libre – la belleza etérea, la
altura celeste y los resplandores de las estrellas, la circunvolución de los
astros y las revoluciones del sol, la marcha de la luna y la multiforme belleza
de la primavera en los brotes de la tierra, la agradable vista del mar bajo los
rayos del sol, delicadamente agitado por el aire calmo, la belleza de los
edificios públicos y las construcciones particulares y públicas, con las cuales
se embellecen las célebres y magníficas ciudades – pues bien, si los que
están en la cárcel vieran todo esto, no llorarían a los que salen antes que
ellos como si se separaran de algo bueno.

31
Véase nota nº 9 sobre la cuestión del libre albedrío.
32
Gregorio usa la imagen platónica de los hombres encerrados en la prisión (cf. República, libro VII 514a-
521d) para ilustrar, no la imposibilidad de alcanzar las realidades trascendentes por culpa de la materia –
como había sugerido Platón -, sino la diametral oposición que existe entre la vida terrenal y la del más allá.
Aquellos que aún viven en este mundo son incapaces de ver, por su misma condición corpórea, las
maravillas de la vida espiritual, y por eso se lamentan por los que mueren (véase nota nº 20 respecto de la
separación entre estas dos existencias).
33
Véase nota nº 5.
σώματος ἀρρωστίαι, οἵ τε κατὰ τῶν εὐημερούντων φθόνοι καὶ αἱ κατὰ
τῶν δυσπραγούντων ὑπεροψίαι καὶ πάντα τὰ τοιαῦτα τ῅ς ζω῅ς ἐκείνης
ἐξώρισται, ἰσηγορία δέ τις καὶ ἰσονομία διὰ πάσης ἐλευθερίας εἰρηνικ῅ς
τ῵ τῶν ψυχῶν δήμῳ συμπολιτεύεται, ἐκεῖνο ἑκάστου ἔχοντος ὅπερ ἅν
ἑαυτ῵ ἑτοιμάσῃ ἐκ προαιρέσεως. Εἰ δέ τι χεῖρον ἔκ τινος ἀβουλίας τινὶ
παρασκευασθείη ἀντὶ τοῦ κρείττονος, ἀναίτιος τῶν τοιούτων ὁ θάνατος,
κατ’ ἐξουσίαν τὸ δοκοῦν ἑλομένης τ῅ς προαιρέσεως.

7 Ὑπὲρ τίνος οὖν δυσχεραίνουσιν οἱ θρηνοῦντες τὸν ἀποιχόμενον; Καὶ


μὴν εἰ μὴ παντάπασιν ἐκαθάρευεν πάσης ἐμπαθοῦς διαθέσεως ὁ
συναποδυσάμενος τὴν ἡδονήν τε καὶ τὴν λύπην μετὰ τοῦ σώματος,
ἐκεῖνος ἅν δικαιότερον τοὺς περιόντας ἐθρήνησεν, οἳ ταὐτὸν πάσχουσιν
τοῖς ἐν δεσμωτηρίῳ διάγουσιν, οὓς ἡ πρὸς τὰ σκυθρωπὰ συνήθεια καὶ ἡ
συντροφία τοῦ ζόφου προσηνές τε καὶ ἄλυπον τὸ παρὸν νομίζειν
ἐποίησεν. Καὶ τυχὸν κἀκεῖνοι τοῖς τ῅ς φυλακ῅ς ἐκβαλλομένοις
ἐπιστυγνάζουσιν ἀγνοίᾳ τ῅ς φαιδρότητος τ῅ς ἐκδεχομένης τοὺς
ἀπαλλαγέντας τοῦ ζόφου. Εἰ γὰρ ᾔδεσαν τὰ ἐν ὑπαίθρῳ θεάματα, τό τε
αἰθέριον κάλλος καὶ τὸ οὐράνιον ὕψος καὶ τὰς τῶν φωστήρων αὐγάς,
τήν τε τῶν ἀστέρων χορείαν καὶ τὰς περιόδους ἡλιακὰς καὶ τὸν
σεληναῖον δρόμον καὶ τὴν πολυειδ῅ τ῅ς γ῅ς ἐν τοῖς βλαστήμασιν ὥραν,
καὶ τὴν ἡδεῖαν τ῅ς θαλάσσης ὄψιν ἐν ἡλιοειδεῖ τῆ αὐγῆ δι’ ἠρεμαίου τοῦ
πνεύματος γλαφυρῶς ἐπιφρίσσουσαν, τῶν τε κατὰ τὰς πόλεις
οἰκοδομημάτων τὰ κάλλη τά τε ἴδια καὶ τὰ δημόσια, δι’ ὧν αἱ λαμπραί τε
καὶ πολυτελεῖς τῶν πόλεων καλλωπίζονται, εἰ ταῦτα τοίνυν ᾔδεσαν καὶ
τὰ τοιαῦτα οἱ ἐνταχθέντες τ῵ δεσμωτηρίῳ, οὐκ ἅν τοὺς ἐκ τ῅ς φυλακ῅ς
προαγομένους ὡς ἀγαθοῦ τινος χωριζομένους ἀπωλοφύροντο.
En efecto, así como los que aún están encerrados piensan que los que están
fuera de la cárcel siguen sufriendo igual que en esta vida lastimosa, así
también me parece totalmente posible que los que están fuera de la prisión
de esta vida – si es verdad que ellos pueden manifestar, por medio del
llanto, su compasión hacia los que sufren – se lamenten y lloren por el que
está enredado en las penalidades de esta vida, porque no ve las bellezas
trascendentes e inmateriales34, los tronos y los principados, las potestades y
los señoríos35, las huestes angélicas y la congregación de los santos, la
ciudad en las alturas 36 y la solemne reunión celestial de los que han sido
inscriptos.37 Pues la superior belleza de aquéllos – la cual contemplan los
puros de corazón, como manifiesta la Palabra verdadera – es mejor que toda
esperanza y superior a cualquier conjetura. Y no sólo por esto los que
mueren nos tendrían por dignos de lástima y de aflicción sino que, rodeados
de dolores, la propensión a las miserias ha habituado a los hombres a una
vida tal que no toman sus circunstancias como una penosa carga, sino que
se esfuerzan como si aquellas cosas fueran a permanecer por siempre. Pues
el deseo de poder, la ambición, las voluptuosas glotonerías y cualquier otra
cosa por la que el hombre se esfuerza y por las cuales incluso toma las
armas, hace la guerra, se matan unos a otros, y toda la miseria y perfidia
ejecutada voluntariamente, no es otra cosa que un montón de desgracias,
que por su libre albedrío introducen en la vida con diligencia y cuidado.
Pero el llanto es una afección del alma que no existe en los muertos porque
no sufren ninguna pasión, sino que los que se han apartado de la carne y de
la sangre participan de la inteligencia y del espíritu y no tienen una
naturaleza tal que pueda ser vista por los que están cubiertos con el espesor
material del cuerpo, ni tampoco pueden

34
Según Gregorio, existe una διάστημα (“separación”, “intervalo”) que limita ambas dimensiones de la
existencia: la terrenal y la espiritual. Es por ello que los vivos no pueden percibir las realidades de la esfera
sobrenatural, ni los muertos amonestar a los vivos para que abandonen sus prejuicios, como manifiesta al
final de este parágrafo.
35
Cf. Epístola a los Colosenses, cap. I, vv. 16: ὅτι ἐν αὐτ῵ ἐκτίσθη τὰ πάντα τὰ ἐν τοῖς οὐρανοῖς καὶ
τὰ ἐπὶ τ῅ς γ῅ς τὰ ὁρατὰ καὶ τὰ ἀόρατα εἴτε θρόνοι εἴτε κυριότητες εἴτε ἀρχαὶ εἴτε ἐξουσίαι<
(Porque en Él fueron creadas todas las cosas, las que están en los cielos y las que están sobre la tierra, las
visibles y las invisibles, ya sean tronos, señoríos, principados, autoridades…).
36
Cf. Epístola a los Gálatas, cap. IV, vv. 26: ἡ δὲ ἄνω Ἱερουσαλὴμ ἐλευθέρα ἐστὶν ἥτις ἐστὶν μήτηρ
πάντων ἡμῶν (Pero la Jerusalén de arriba es libre, la cual es madre de todos nosotros).
37
Cf. Evangelio según San Lucas, cap. X, vv. 20: χαίρετε δὲ μ᾵λλον ὅτι τὰ ὀνόματα ὑμῶν ἐγράφη ἐν
τοῖς οὐρανοῖς (Alegraos más bien porque vuestros nombres fueron escritos en los cielos); Apocalipsis, cap.
XX, vv. 15: καὶ εἴ τις οὐχ εὑρέθη ἐν τῆ βίβλῳ τ῅ς ζω῅ς γεγραμμένος ἐβλήθη εἰς τὴν λίμνην τοῦ
πυρός (Y si alguno no fue encontrado inscripto en el libro de la vida, fue arrojado al lago de fuego).
Ὅπερ οὖν εἰκὸς τοὺς ἔξω τοῦ δεσμωτηρίου περὶ τῶν ἔτι καθειργμένων
διανοεῖσθαι ὡς ἐλεεινῆ προσταλαιπωρούντων ζωῆ, τοῦτο μοι δοκοῦσι
καὶ οἱ τ῅ς τοῦ βίου τούτου φυλακ῅ς ἔξω γενόμενοι, εἴπερ ὅλως δυνατὸν
ἦν αὐτοῖς διὰ δακρύων ἐνδείξασθαι τὴν πρὸς τοὺς κακοπαθοῦντας
συμπάθειαν, θρηνεῖν τε καὶ δακρύειν, τὸν ἐν ταῖς ὀδύναις τοῦ βίου
τούτου παρατεινόμενον ὅτι μὴ ὁρῶσι τὰ ὑπερκόσμιά τε καὶ ἄυλα κάλλη,
θρόνους τε καὶ ἀρχὰς καὶ ἐξουσίας καὶ κυριότητας καὶ στρατιὰς
ἀγγελικὰς καὶ ἐκκλησίας ὁσίων καὶ τὴν ἄνω πόλιν καὶ τὴν
ὑπερουράνιον τῶν ἀπογεγραμμένων πανήγυριν. Σὸ γὰρ ὑπερκείμενον
τούτων κάλλος, ὃ τοὺς καθαροὺς τῆ καρδίᾳ βλέπειν ὁ ἀψευδὴς
ἀπεφήνατο λόγος, κρεῖττόν τε πάσης ἐλπίδος ἐστὶ καὶ τ῅ς ἐκ στοχασμῶν
εἰκασίας ἀνώτερον. Οὐ τοῦτο δὲ μόνον στεναγμῶν τε καὶ λύπης ἄξιον
ἐφ’ ἡμῶν τοῖς μεταστ᾵σιν ἅν ἐνομίσθη, ἀλλ’ ὅτι τοσούτων ἀλγεινῶν
περικειμένων τ῵ βίῳ τοσαύτη τις ἐντέτηκεν αὐτοῖς ἡ περὶ τὰ μοχθηρὰ
συνδιάθεσις, ὅτι οὐχ ὡς ἀναγκαίαν τινὰ λειτουργίαν τὴν προσβολὴν
αὐτῶν φέρουσιν, ἀλλ’ ὅπως ἅν εἰς τὸ διηνεκὲς παραμένοι ταῦτα τὴν
σπουδὴν ποιοῦνται. Ἡ γὰρ περὶ τὰς δυναστείας τε καὶ πλεονεξίας καὶ
τὰς ἀπολαυστικὰς ταύτας λαιμαργίας ἐπιθυμία καὶ εἴ τι ἄλλο τοιοῦτον
σπουδάζεται ὧν χάριν καὶ ὅπλα καὶ πόλεμοι καὶ ἀλληλοφονίαι καὶ π᾵σα
ἡ ἑκουσίως ἐνεργουμένη ταλαιπωρία καὶ δολιότης, οὐδὲν ἄλλο ἥ σωρεία
τίς ἐστι συμφορῶν, ἐκ προαιρέσεως μετὰ σπουδ῅ς τε καὶ προθυμίας
ἐπεισαγομένη τ῵ βίῳ. Ἀλλὰ δακρύων μὲν ἐν τοῖς κατοιχομένοις πάθος
οὐκ ἔστιν ὅτι μηδ’ ἄλλο τι πάθος, νοῦς δὲ καὶ πνεῦμα τυγχάνοντες οἱ
σαρκὸς ἀπηλλαγμένοι καὶ αἵματος τοῖς τῆ παχύτητι τοῦ σώματος
ἐγκεχωσμένοις ὀφθ῅ναι φύσιν οὐκ ἔχουσιν οὐδὲ
amonestar por sí mismos a los hombres para que se alejen de su juicio
inexacto de la realidad.

8 Así, que nuestro intelecto nos hable en lugar de aquéllos y, en cuanto nos
sea posible, saliendo de los cuerpos con el pensamiento y habiendo alejado
el alma de la inclinación a la materia, digamos:

“Oh hombre, que participas por entero de la naturaleza humana, presta


atención a ti mismo según el precepto de Moisés, y conócete a ti mismo 38,
quién eres exactamente, distinguiendo por el razonamiento aquello que eres
tú en verdad y aquello que ves que te rodea. Jamás pienses que al observar
las cosas que están fuera de ti te estás viendo a ti mismo. Aprende del gran
Pablo que ha examinado rigurosamente la naturaleza, quien dijo que existe
tanto nuestro hombre exterior como el interior, y mientras el primero se
corrompe el segundo es renovado39. No pienses, pues, que al mirar al que se
corrompe te estás viendo a ti mismo (pues ciertamente algún día también
será libre de la corrupción, cuando lo mortal y corruptible sea revestido por
lo inmortal e incorruptible en la regeneración40, pero mientras tanto cambia
y se desintegra, y nuestro exterior se corrompe visiblemente). Por
consiguiente es necesario no prestar atención a esto, porque no atiende a
otra cosa más que a las cosas visibles – así lo aconseja Pablo: “No fijando la
vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; pues las que se ven son
temporales, mas las que no se ven son eternas”41 – sino que dirigiendo la
contemplación hacia lo que es invisible en nosotros, confiemos en que
aquello es nuestro verdadero ser, que escapa a la comprensión sensible.

38
Alusión a la conocida máxima inscripta en el dintel del templo de Apolo en Delfos: γνῶθι σαυτόν
(Conócete a ti mismo).
39
Cf. 2º Epístola a los Corintios, cap. IV, vv. 16: διὸ οὐκ ἐκκακοῦμεν ἀλλ’ εἰ καὶ ὁ ἔξω ἡμῶν ἄνθρωπος
διαφθείρεται ἀλλ’ ὁ ἔσωθεν ἀνακαιμοῦται ἡμέρᾳ καὶ ἡμέρᾳ (Por lo cual no desmayamos, pues
aunque nuestro hombre exterior se corrompe, sin embargo el interior se renueva día a día).
40
Cf. 1º Epístola a los Corintios, cap. XV, vv. 53-54: δεῖ γὰρ τὸ φθαρτὸν τοῦτο ἐνδύσασθαι ἀφθαρσίαν
καὶ τὸ θνητὸν τοῦτο ἐνδύσασθαι ἀθανασίαν. Ὅταν δὲ τὸ φθαρτὸν τοῦτο ἐνδύσηται ἀφθαρσίαν
καὶ τὸ θνητὸν τοῦτο ἐνδύσηται ἀθανασίαν τότε γενήσεται ὁ λόγος ὁ γεγραμμένος κατεπόθη ὁ
θάνατος εἰς νῖκος (Porque esto corruptible debe vestirse de incorrupción, y esto mortal vestirse de
inmortalidad. Cuando esto corruptible se vista de incorrupción y esto mortal se vista de inmortalidad,
entonces sucederá la palabra que está escrita: fue devorada la muerte en victoria).
41
2º Epístola a los Corintios, cap. IV, vv. 18: μὴ σκοπούντων ἡμῶν τὰ βλεπόμενα ἀλλὰ τὰ μὴ
βλεπόμενα τὰ γὰρ βλεπόμενα πρόσκαιρα τὰ δὲ μὴ βλεπόμενα αἰώνια (No mirando nosotros las
cosas visibles sino las invisibles; porque las visibles son temporales, pero las invisibles son eternas).
νουθετ῅σαι δι’ ἑαυτῶν τοὺς ἀνθρώπους ἀποστ῅ναι τ῅ς πεπλανημένης
περὶ τῶν ὄντων κρίσεως.

8 Οὐκοῦν ὁ νοῦς ἡμῖν ὁ ἡμέτερος ἀντ’ ἐκείνων διαλεχθήτω, καὶ εἴπωμεν


ὡς ἔστι δυνατὸν ἔξω τῶν σωμάτων τῆ διανοίᾳ γενόμενοι καὶ τ῅ς πρὸς
τὴν ὕλην προσπαθείας τὴν ψυχὴν ἀποστήσαντες ὅτι·

«Ὦ ἄνθρωπε, π᾵ς ὁ μετέχων τ῅ς φύσεως, πρόσεχε σεαυτ῵ κατὰ τὸ


Μωϋσέως παράγγελμα, καὶ γνῶθι σεαυτὸν ἀκριβῶς τίς εἶ, διαστείλας τ῵
λογισμ῵ τί μὲν ἀληθῶς εἶ σύ, τί δὲ περὶ σὲ καθορ᾵ται. Μήποτε τὰ ἔξω
σοῦ βλέπων σεαυτὸν καθορ᾵ν νομίσῃς. Μάθε παρὰ τοῦ μεγάλου
Παύλου τοῦ δι’ ἀκριβείας ἐπεσκεμμένου τὴν φύσιν, ὅς φησι τὸν μὲν
ἔξωθεν ἡμῶν εἶναι ἄνθρωπον τὸν δὲ ἔσωθεν, κἀκείνου φθειρομένου
τοῦτον ἀνακαινίζεσθαι. Μὴ τοίνυν τὸν φθειρόμενον βλέπων σεαυτὸν
οἰηθῆς βλέπειν (ἔσται μὲν γάρ ποτε κἀκεῖνο φθορ᾵ς ἐλεύθερον, ὅταν ἐν
τῆ παλιγγενεσίᾳ τὸ θνητόν τε καὶ διαλυτὸν μετασκευασθῆ πρὸς τὸ
ἀθάνατόν τε καὶ ἀδιάλυτον, ἀλλὰ τό γε νῦν ὆έει καὶ διαπίπτει, καὶ
φθείρεται τὸ ἔξωθεν ἡμῶν προφαινόμενον). Οὐκοῦν οὐ πρὸς τοῦτο χρὴ
βλέπειν, ὅτι μηδὲ πρὸς ἄλλο τι προσήκει τῶν βλεπομένων ὁρ᾵ν οὕτως
εἰπόντος τοῦ Παύλου ὅτι Μὴ σκοπούντων ἡμῶν τὰ βλεπόμενα, ἀλλὰ τὰ
μὴ βλεπόμενα· τὰ γὰρ βλεπόμενα πρόσκαιρα, τὰ δὲ μὴ βλεπόμενα
αἰώνια, ἀλλ’ ἐπὶ τὸ ἀόρατον τῶν ἐν ἡμῖν τρέψαντας τὴν θεωρίαν ἐκεῖνο
πιστεύειν ἀληθῶς εἶναι ἡμ᾵ς, ὃ διαφεύγει τὴν αἰσθητικὴν κατανόησιν.
9 Hagamos, pues, según el dicho proverbial: “Conozcámonos a nosotros
mismos”42. Pues el conocerse a sí mismo purifica de las faltas causadas por la
ignorancia. Pero no es fácil conocerse a sí mismo, al menos para el que se
quiere conocer a sí mismo verdaderamente, a no ser que alguna reflexión
haga posible para nosotros lo imposible. Igualmente obró la naturaleza en
los ojos del cuerpo los cuales, aunque ven todas las otras cosas, permanecen
invisibles para sí mismos; del mismo modo, también el alma examina
atentamente todas las otras cosas, presta atención y descubre asimismo las
cosas externas a sí misma, pero es incapaz de verse a sí misma. Por
consiguiente, lo mismo que sucede con los ojos pasa con el alma. También
ellos, puesto que no tienen por naturaleza la capacidad para volver la
energía óptica hacia la propia contemplación y así poder verse a sí mismos,
al contemplar en el espejo la figura y el aspecto del propio ojo, se ven a sí
mismos en la imagen. Así también es necesario que el alma mire de lejos a
su propia imagen, y lo que viese en la característica a la que se asemeja, lo
contemple como propio de sí misma.

Pero conviene cambiar un poco de ejemplo, para que la inteligencia


acompañe al discurso; pues la imagen de la figura en el espejo se conforma
en relación al arquetipo43, pero hemos visto lo contrario en la característica
del alma: que la figura del alma se representa según la belleza divina. Por
consiguiente, cuando el alma viese a su arquetipo, entonces se observaría a
sí misma con exactitud.

10 ¿Qué es, pues, la Divinidad a quien el alma se asemeja? No es un cuerpo, no


es una forma ni una imagen, no tiene tamaño, ni solidez ni peso, no es
espacio ni tiempo, ni ninguna otra cosa por medio de las cuales se reconoce
el mundo material sino que, descartando todas aquellas cosas, es necesario
pensar en lo que queda como algo absolutamente intelectual, inmaterial,
intangible, incorpóreo y sin dimensión.

42
Cf. nota nº 24.
43
El término griego ἀρχέτυπος (“arquetipo”) se compone de dos palabras: ἀρχή (“principio” u “origen”) y
τύπος (“modelo”, “ejemplo”). Según la filosofía platónica, un arquetipo es el modelo del cual otros
elementos se derivan. Así, para el filósofo ateniense los arquetipos eran las ideas inmutables, eternas y
perfectas que constituían la esencia de las cosas sensibles, las cuales se conformaban en relación a este
modelo. San Gregorio adopta este concepto para expresar uno de los pilares de su antropología: el carácter
icónico del ser humano. Puesto que el alma no puede conocerse observándose a sí misma, debe contemplar
a Cristo – su Arquetipo –, y mediante esta contemplación reconocer cuáles son aquellas características
esenciales que le son propias por haber sido creada “a imagen y semejanza” de Él.
9 Γενώμεθα τοίνυν κατὰ τὸν παροιμιώδη λόγον Ἑαυτῶν ἐπιγνώμονες. Σὸ
γὰρ ἑαυτὸν γνῶναι καθάρσιον τῶν ἐκ τ῅ς ἀγνοίας πλημμελημάτων
γίνεται. Ἀλλ’ οὐκ ἔστι ὆ᾴδιον ἑαυτὸν κατιδεῖν τόν γε ἀληθῶς ἑαυτὸν
ἰδεῖν βουλόμενον, μή τινος ἐπινοίας δυνατὸν ποιούσης ἡμῖν τὸ
ἀδύνατον. Ὅπερ γὰρ ἐπὶ τῶν σωματικῶν ὀφθαλμῶν ἡ φύσις ἐποίησεν,
οἳ πάντα τὰ ἄλλα βλέποντες ἑαυτῶν ἀθέατοι μένουσιν, τὸν αὐτὸν
τρόπον καὶ ἡ ψυχὴ πάντα τὰ ἄλλα διερευνωμένη καὶ τὰ ἔξω ἑαυτ῅ς
πολυπραγμονοῦσα καὶ ἀνιχνεύουσα, ἑαυτὴν ἰδεῖν ἀδυνάτως ἔχει.
Οὐκοῦν ὅπερ ἐπὶ τῶν ὀφθαλμῶν γίνεται, τοῦτο καὶ ἡ ψυχὴ μιμησάσθω.
Καὶ γὰρ κἀκεῖνοι ἐπειδὴ οὐκ ἔστιν αὐτοῖς ἐκ φύσεως δύναμις πρὸς τὴν
ἑαυτῶν θεωρίαν τὴν ὀπτικὴν ἐνέργειαν ἐπαναστρέψαι καὶ ἑαυτοὺς
κατιδεῖν, ἐν κατόπτρῳ τὸ εἶδός τε καὶ τὸ σχ῅μα τοῦ ἰδίου θεασάμενοι
κύκλου, διὰ τ῅ς εἰκόνος ἑαυτοὺς καθορῶσιν. Οὕτως χρὴ καὶ τὴν ψυχὴν
πρὸς τὴν ἰδίαν ἀπιδεῖν εἰκόνα, καὶ ὅπερ ἅν ἴδῃ ἐν τ῵ χαρακτ῅ρι ᾧ
ἀφωμοίωται, ὡς ἴδιον ἑαυτ῅ς τοῦτο θεάσασθαι.

Ἀλλὰ μικρὸν ὑπαλλάξαι τι προσήκει τοῦ ὑποδείγματος, ἵνα οἰκειωθῆ τ῵


λόγῳ τὸ νόημα· ἐπὶ μὲν γὰρ τ῅ς ἐν τ῵ κατόπτρῳ μορφ῅ς ἡ εἰκὼν πρὸς τὸ
ἀρχέτυπον σχηματίζεται, ἐπὶ δὲ τοῦ τ῅ς ψυχ῅ς χαρακτ῅ρος τὸ ἔμπαλιν
νενοήκαμεν· κατὰ γὰρ τὸ θεῖον κάλλος τὸ τ῅ς ψυχ῅ς εἶδος
ἀπεικονίζεται. Οὐκοῦν ὅταν πρὸς τὸ ἀρχέτυπον ἑαυτ῅ς βλέπῃ ἡ ψυχή,
τότε δι’ ἀκριβείας ἑαυτὴν καθορᾶ.

10 Σί τοίνυν ἐστὶ τὸ θεῖον ᾧ ἡ ψυχὴ προσωμοίωται; Οὐ σῶμα, οὐ σχ῅μα, οὐκ


εἶδος, οὐ πηλικότης, οὐκ ἀντιτυπία, οὐ βάρος, οὐ τόπος, οὐ χρόνος, οὐκ
ἄλλο τι τοιοῦτον οὐδὲν δι’ ὧν ἡ ὑλικὴ κτίσις γνωρίζεται, ἀλλὰ πάντων
τούτων καὶ τῶν τοιούτων ὑφαιρεθέντων, νοερόν τι καὶ ἄυλον καὶ ἀναφὲς
καὶ ἀσώματον καὶ ἀδιάστατον χρὴ πάντως νοεῖν
Si, pues, se acepta tal característica del arquetipo, es totalmente consecuente
reconocer que el alma se ha representado con las mismas características de
aquella imagen, de suerte que también ésta es inmaterial, invisible,
intelectual e incorpórea.

11 Reflexionemos, pues, sobre cuándo la naturaleza humana se aproxima más a


la belleza del arquetipo, si cuando vive en el cuerpo o bien cuando llegamos
a estar fuera de él. Sin embargo, una cosa es totalmente evidente: que así
como la carne, siendo material, está relacionada con aquella vida material,
así también el alma, cuando se desprende aquella materia que la envuelve,
participa de la vida intelectual e inmaterial. ¿Qué motivo hay, pues, para
lamentarse por los muertos? Pues si el cuerpo fuera el verdadero bien
deberíamos disgustarnos por la separación de la carne porque junto con ella
perderíamos, además del cuerpo, toda relación con el Bien. Puesto que el
Bien, de quien hemos sido creados conformes a su imagen, sobrepasa todo
concepto y es intelectual e incorpóreo, sería consecuente convencerse que,
cuando por la muerte pasemos al estado de incorporeidad, nos
aproximaremos a aquella naturaleza que se ha separado de toda crasitud
corporal y, despojados de la envoltura carnal como de una fea máscara,
volveremos a recuperar la propia belleza en la cual fuimos formados al
principio, creados a la imagen del arquetipo.

Tal pensamiento no debiera ser motivo de tristeza sino de alegría por los
muertos porque el hombre, cumplida esa carga obligatoria, no vivirá más
como un extranjero; una vez que regrese a cada uno de los elementos la
propiedad que de ellos había tomado, volverá a la morada que le es familiar
y natural, pura e incorpórea. Es, pues, la materia del cuerpo algo realmente
extraño y ajeno a la naturaleza incorpórea,
τὸ λειπόμενον. Εἰ τοίνυν τοιοῦτος ὁ χαρακτὴρ τοῦ ἀρχετύπου
καταλαμβάνεται, ἀκόλουθον πάντως κατὰ τὸ εἶδος ἐκεῖνο
μεμορφωμένην τὴν ψυχὴν διὰ τῶν αὐτῶν χαρακτήρων ἐπιγνωσθ῅ναι,
ὥστε καὶ ταύτην ἄυλόν τε εἶναι καὶ ἀειδ῅ καὶ νοερὰν καὶ ἀσώματον.

11 Λογισώμεθα τοίνυν πότε μ᾵λλον τ῵ ἀρχετύπῳ κάλλει προσεγγίζει ἡ


ἀνθρωπίνη φύσις, ἐν τ῵ διὰ σαρκὸς ζ῅ν ἥ ὅταν ἔξω ταύτης γενώμεθα.
Ἀλλὰ παντὶ δ῅λον τὸ τοιοῦτόν ἐστιν, ὅτι ὥσπερ ἡ σὰρξ ὑλώδης οὖσα τῆ
ὑλικῆ ταύτῃ ζωῆ προσῳκείωται, οὕτω καὶ ἡ ψυχὴ τότε μετέχει τ῅ς
νοερ᾵ς καὶ ἀύλου ζω῅ς, ὅταν τὴν περιέχουσαν αὐτὴν ὕλην
ἀποτινάξηται. Σί οὖν ἐν τούτοις συμφορ᾵ς ἐστιν ἄξιον; Εἰ μὲν γὰρ σῶμα
ἦν τὸ ἀληθινῶς ἀγαθόν, δυσχεραίνειν ἡμ᾵ς ἔδει πρὸς τὴν τ῅ς σαρκὸς
ἀλλοτρίωσιν ὡς ἐκπιπτόντων ἡμῶν ἐκείνου συναποβαλλομένης πάντως
μετὰ τοῦ σώματος καὶ τ῅ς πρὸς τὸ ἀγαθὸν οἰκειότητος. Ἐπειδὴ δὲ νοερόν
τε καὶ ἀσώματον τὸ ὑπὲρ π᾵σαν ἔννοιαν ἀγαθὸν οὗ κατ’ εἰκόνα
γεγόναμεν, ἀκόλουθον ἅν εἴη πεπεῖσθαι, ὅταν διὰ τοῦ θανάτου πρὸς τὸ
ἀσώματον μεταβαίνωμεν, προσεγγίζειν ἐκείνῃ τῆ φύσει ἣ πάσης
σωματικ῅ς παχυμερείας κεχώρισται, καὶ οἷόν τι προσωπεῖον εἰδεχθὲς
τὴν σαρκώδη περιβολὴν ἐκδυομένους εἰς τὸ οἰκεῖον ἐπανιέναι κάλλος,
ἐν ᾧ κατ’ ἀρχὰς ἐμορφώθημεν, κατ’ εἰκόνα τοῦ ἀρχετύπου γενόμενοι.

Ἡ δὲ τοιαύτη διάνοια εὐφροσύνης, οὐ κατηφείας γένοιτ’ ἅν τοῖς


λεγομένοις ὑπόθεσις, ὅτι τὴν ἀναγκαίαν ταύτην λειτουργίαν
ἀποπληρώσας ὁ ἄνθρωπος οὐκέτι ἐν ἀλλοτρίοις ζῆ, ἀποδοὺς μὲν
ἑκάστῳ τῶν στοιχείων τὸ ἴδιον ὃ παρ’ αὐτῶν ἠρανίσατο, εἰς δὲ τὴν
οἰκείαν αὐτ῵ καὶ κατὰ φύσιν ἐπανελθὼν ἑστίαν τὴν καθαρὰν καὶ
ἀσώματον. Ξένη γάρ τίς ἐστιν ὄντως καὶ ἀλλοδαπὴς τῆ ἀσωμάτῳ
a la cual el espíritu se ha unido en esta vida por necesidad, conviviendo
miserablemente con un modo de vida que le es extraño. Pues la unión de los
elementos unos con otros da como resultado una relación forzada y
discordante tendiendo cada uno, por su particular naturaleza, hacia lo que
le es propio y familiar, lo mismo que si unos hombres de diferentes pueblos
con distintos lenguajes y diversas costumbres constituyeran un pueblo. Pero
el espíritu mezclado con estos elementos no es compuesto sino simple y
homogéneo por naturaleza, y vive como entre extranjeros y extraños,
incompatible con la multitud de elementos que la rodean. Por necesidad, el
espíritu se esparce en la multiplicidad corporal y su misma naturaleza se
constriñe al unirse a lo que es de otra naturaleza. Pero cuando los elementos
se separan naturalmente unos de otros y tienden hacia lo que le es propio y
familiar la parte sensible, desligada y separada de la unión natural,
necesariamente se aflige. La parte intelectual del alma también se aflige
junto con la parte sensible, siempre inclinada por el hábito hacia lo que la
entristece. Efectivamente, entonces el espíritu cesa de abrumarse y afligirse,
cuando sale fuera de la batalla provocada por la unión de los elementos
opuestos. Pues tan pronto como el frío es derrotado al prevalecer el calor, o
al contrario, el calor es vencido por el aumento del frío, o cuando la
humedad retrocede a causa de la preponderancia de la sequía o bien la
fortaleza de la sequía es eliminada por la abundancia de humedad, en ese
caso, liberado de la guerra en nuestro interior por la muerte, el espíritu
alcanza paz, abandonando el campo de batalla – hablo del cuerpo – donde
luchan los elementos unos con otros. Al hallarse fuera [del cuerpo] vive por
sí mismo, recobrando tranquilamente la propia fuerza que ha gastado al
unirse con el cuerpo.”
φύσει ἡ τοῦ σώματος ὕλη, ᾗ κατ’ ἀνάγκην ὁ νοῦς ἐν τῆ ζωῆ ταύτῃ
συμπεπλεγμένος ἐνταλαιπωρεῖ τ῵ ἀλλοφύλῳ βίῳ συνδιαιτώμενος. Σ῅ς
γὰρ τῶν στοιχείων πρὸς ἄλληλα συμπλοκ῅ς, ὥσπερ τινῶν
ἀλλογλώσσων τε καὶ ἀπεξενωμένων τοῖς ἤθεσιν ἀνθρώπων ἐκ
διαφόρων ἐθνῶν ἕνα δ῅μον ἀναπληρούντων, βεβιασμένη τε καὶ
ἀσύμφωνος γίνεται ἡ κοινωνία, ἑκάστου πρὸς τὸ συγγενὲς καὶ οἰκεῖον
ὑπὸ τ῅ς ἰδίας φύσεως ἀφελκομένου. Ὁ δὲ νοῦς ὁ τούτοις ἐγκεκραμένος,
ἀσύνθετος ὤν, ἐν ἀπλῆ τε καὶ μονοειδεῖ τῆ φύσει ἐν ξένοις καὶ
ἀλλοτρίοις ζῆ, ἀσύμφυλος ὢν τ῵ περιέχοντι αὐτὸν ἐκ τῶν στοιχείων
δήμῳ, ὃς τῆ πολυμερείᾳ τῆ σωματικῆ δι’ ἀνάγκης τινὸς ἐνσπειράμενος,
τὴν ἑαυτοῦ φύσιν βιάζεται τοῖς ἀλλοφύλοις ἑνούμενος. Σῶν δὲ
στοιχείων πρὸς τὴν ἀπ’ ἀλλήλων διάλυσιν φυσικῶς ἐπὶ τὸ συγγενές τε
καὶ οἰκεῖον ἀφελκομένων, ἀνι᾵ται κατ’ ἀνάγκην λυομένης τε καὶ
σχιζομένης τ῅ς συμφυἸας ἡ αἴσθησις· συνανι᾵ται δὲ τῆ αἰσθήσει τὸ
διανοητικὸν τ῅ς ψυχ῅ς πρὸς τὸ ἀεὶ λυποῦν ἐκ συνηθείας ἐπικλινόμενον.
Σότε οὖν ὁ νοῦς δυσφορῶν τε καὶ ἀνιώμενος παύεται, ὅταν ἔξω γένηται
τ῅ς μάχης τ῅ς ἐν τῆ συμπλοκῆ τῶν ἀντιστοιχούντων συνισταμένης.
Ἐπειδὰν γὰρ ἥ τὸ ψυχρὸν ἡττηθῆ τοῦ θερμοῦ κατισχύσαντος, ἥ τὸ
ἔμπαλιν φύγῃ τὸν πλεονασμὸν τ῅ς ψύξεως ἡ θερμότης, τ῵ τε ξηρ῵ διὰ
τ῅ς ἐπικρατήσεως τὸ ὑγρὸν ὑποχωρήσῃ ἥ διαλυθῆ τοῦ ξηροῦ τὸ πάγιον
ἐν τ῵ πλεονασμ῵ τ῅ς ὑγρότητος – τότε τοῦ ἐν ἡμῖν πολέμου διὰ τοῦ
θανάτου λυθέντος, εἰρήνην ὁ νοῦς ἄγει καταλιπὼν τὸ τ῅ς μάχης
μεταίχμιον, τὸ σῶμα λέγω, καὶ τ῅ς τῶν στοιχείων πρὸς ἄλληλα
παρατάξεως, ἔξω γενόμενος καθ’ ἑαυτὸν ζῆ πεπονηκυῖαν ἐν τῆ τοῦ
σώματος συμπλοκῆ τὴν ἰσχὺν ἑαυτοῦ δι’ ἡσυχίας ἀναλαμβάνων».
12 En efecto, estas y otras cosas similares dice la inteligencia a los que viven en
el cuerpo, dejando escapar casi un gemido: “Oh hombres, no sabéis
exactamente quiénes sois, ni tampoco conocéis a dónde iréis. En efecto, la
razón aún no ha podido descubrir cuál es la naturaleza de lo presente, sino
que presta atención únicamente a lo habitual de la vida, y no es capaz de
conocer cuál es la naturaleza del cuerpo, cuál la potencia de los sentidos,
cómo es la disposición de los órganos del cuerpo, la distribución de las
entrañas, cómo [se produce] la actividad espontánea de los nervios, cómo
algunos de los elementos que hay en nosotros se endurecen para formar el
hueso y otros se convierten en el rayo luminoso del ojo; [tampoco sabe]
cómo un mismo alimento y una misma bebida se dividen, por un lado
adelgazándose para formar los cabellos, y por otro ensanchándose para
formar las uñas, en los extremos de los dedos, o bien cómo el fuego que arde
continuamente en el corazón se esparce por todo el cuerpo a través de las
arterias, ni cómo lo bebido, una vez que llega al hígado, cambia no sólo su
aspecto sino también su cualidad, y por una transformación, se convierte
automáticamente en sangre. El conocimiento de todo esto está velado hasta
el presente, igual que ignoramos la vida en la que vivimos.

Los que viven basados en los sentidos son absolutamente incapaces de


considerar a la vida separada de la parte sensible. Pues, ¿cómo alguien
podría ver por medio de los sentidos lo que está más allá de ellos? En efecto,
ya que ignoramos por igual ambas formas de vida – por un lado, a esta
[vida terrenal] porque miramos solamente lo aparente, y por otro, a aquella
[vida espiritual] porque no podemos percibirla con los sentidos – entonces
¿por qué sufrís, oh hombres, considerando a esta como un bien aunque la
desconozcáis, mientras teméis a aquella y os estremecéis como si fuese
penosa y digna de miedo por ninguna otra causa más que porque ignoráis
cómo es? Sin embargo, hay muchas otras cosas que las expuestas por
nuestros sentidos, y aunque las ignoramos no las tememos. No sabemos
cuál es la naturaleza de los
12 Σαῦτα τοίνυν καὶ τὰ τοιαῦτα τοῖς ἐν τ῵ σώματι ζῶσιν ὁ νοῦς διαλέγεται,
μονονουχὶ φωνὴν ἀφιεὶς ὅτι· «Ὦ ἄνθρωποι, οὔτε ἐν οἷς ἐστε ἀκριβῶς
οἴδατε, καὶ εἰς ὅτι μεταχωρήσετε οὔπω ἐπίστασθε. Σὸ μὲν γὰρ παρὸν
οἷον τῆ φύσει ἐστὶν οὔπω ἐξευρεῖν ὁ λόγος δεδύνηται, ἀλλὰ πρὸς μόνην
τὴν τοῦ ζ῅ν συνήθειαν βλέπει, μὴ δυνάμενος γνῶναι τίς ἡ τοῦ σώματος
φύσις, τίς ἡ τῶν αἰσθήσεων δύναμις, τίς ἡ τῶν ὀργανικῶν μελῶν
διασκευή, τίς ἡ τῶν σπλάγχνων οἰκονομία, τίς ἡ αὐτοκίνητος τῶν
νεύρων ἐνέργεια, πῶς τῶν ἐν ἡμῖν τὸ μὲν εἰς ὀστέου πήγνυται φύσιν, τὸ
δὲ εἰς τὴν φωτοειδ῅ τοῦ ὀφθαλμοῦ αὐγὴν οὐσιοῦται, πῶς ἐκ τ῅ς αὐτ῅ς
τροφ῅ς καὶ τοῦ αὐτοῦ πόματος τὸ μὲν εἰς τρίχας λεπτύνεται, τὸ δὲ εἰς
ὄνυχας τοῖς ἄκροις τῶν δακτύλων ἐπιπλατύνεται, ἥ πῶς ἀεὶ τὸ
ἐγκάρδιον ἀναφλέγεται πῦρ διὰ τῶν ἀρτηρίων ἐφ’ ἅπαν τὸ σῶμα
διαφερόμενον, ἥ πῶς τὸ πινόμενον, ἐπειδὰν ἐν τ῵ ἤπατι γένηται,
μεταβάλλει καὶ τὸ εἶδος καὶ τὴν ποιότητα διά τινος ἀλλοιώσεως
αὐτομάτως ἐξαιματούμενον. Ὧν ἁπάντων ἡ γνῶσις μέχρι τοῦ παρόντος
ἐστὶν ἀπόρρητος, ὡς ἀγνοεῖν ἡμ᾵ς τὴν ζωὴν ἐν ᾗ βιοτεύομεν.

Σὸν δὲ τ῅ς αἰσθήσεως κεχωρισμένον βίον οἱ τῆ αἰσθήσει συζῶντες


ἀδυνατοῦσι καθόλου θεάσασθαι. Πῶς γὰρ ἅν τις δι’ αἰσθήσεως ἴδοι τὸ
ἔξω τ῅ς αἰσθήσεως; Ἀμφοτέρων τοίνυν τῶν βίων ὁμοίως ἀγνοουμένων,
τούτου μὲν διὰ τὸ πρὸς μόνον τὸ φαινόμενον βλέπειν ἡμ᾵ς, ἐκείνου δὲ
διὰ τὸ μὴ καθικνεῖσθαι τὴν αἴσθησιν, τί πεπόνθατε, ὦ ἄνθρωποι, τούτου
μὲν ὡς ἀγαθοῦ περιεχόμενοι καίτοι ἀγνοουμένου, ἐκεῖνον δὲ δεδοικότες
καὶ φρίττοντες ὡς χαλεπὸν καὶ φόβου ἄξιον δι’ οὐδὲν ἄλλο ἥ διὰ τοῦτο
μόνον ὅτι ἀγνοεῖται οἷόν ἐστι; Καίτοι πολλὰ καὶ ἄλλα καὶ τῶν κατ’
αἴσθησιν ἡμῖν προφαινομένων καὶ ἀγνοουμένων οὐ δεδοίκαμεν. Σίς γὰρ
ἡ φύσις τῶν κατ’ οὐρανὸν
fenómenos celestiales, o qué conduce el movimiento contrario de las esferas
celestes, qué mantiene la solidez de la tierra o cómo la fluida naturaleza de
las aguas surge continuamente de la tierra y la tierra no se agota y muchas
otras cosas, pero no consideramos su ignorancia como temible. Incluso sobre
la misma naturaleza divina que supera toda inteligencia, bienaventurada e
incomprensible, creemos ciertamente que existe, pero en cuanto a
comprender en qué consista el ser de la misma es algo que no puede
descubrirse con conjeturas de la inteligencia. Del mismo modo que amamos
lo que ignoramos, amemos con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma
y con todas nuestras fuerzas a lo que no es posible comprender con
razonamientos.

Pues bien, ¿por qué promover este miedo irracional sólo con respecto a la
vida que nos aguarda después de esta vida temiendo lo que no conocemos
tan sólo a causa de nuestra ignorancia, lo mismo que sucede con los niños,
quienes se espantan a causa de las suposiciones inconsistentes? El que
quiera considerar la verdad de los seres en primer lugar debe hacerse una
idea del asunto y luego tener en cuenta cómo es su naturaleza, si es algo útil
y aceptable o algo penoso y rechazable. ¿Cómo alguien que tiene
inteligencia consideraría penoso a lo que es absolutamente invisible y
desconocido, suponiendo al simple abandono de la costumbre [tan temible]
como un fuego o un ataque de una bestia salvaje? En verdad, la vida nos
enseña claramente a no prestar atención en absoluto al hábito, sino a
orientar siempre los deseos hacia lo bello. La vida de los embriones no se
desarrolla en el interior del útero por siempre, pero mientras están en las
entrañas la naturaleza les hace grata y conveniente la vida intrauterina;
después que nacen, permanecen mucho tiempo prendidos al pecho
materno, pero tal cosa es conveniente y favorable sólo mientras su
desarrollo aún es incompleto. Después de esto, pasan a otra
φαινομένων, ἥ τί τὸ περιάγον τῶν πόλων ἐξ ἐναντίου τὴν κίνησιν, ἥ τί τὸ
ἐρεῖδον τὴν τ῅ς γ῅ς παγιότητα, πῶς δὲ ἡ ὆ευστὴ τῶν ὑδάτων φύσις ἀεὶ
γίνεται ἐκ τ῅ς γ῅ς καὶ οὐ δαπαν᾵ται ἡ γ῅ καὶ ἄλλα τοιαῦτα πολλὰ οὔτε
ἐγνώκαμεν οὔτε φόβων ἀξίαν τὴν ἄγνοιαν κρίνομεν. Ἀλλὰ καὶ αὐτὴν
τὴν πάντα νοῦν ὑπερβαίνουσαν φύσιν τὴν θείαν τε καὶ μακαρίαν καὶ
ἀκατάληπτον ὅτι μὲν ἔστι πεπιστεύκαμεν, ἐν τίνι δὲ αὐτ῅ς τὸ εἶναι
καταλαμβάνεται οὔπω τις εὑρέθη διὰ στοχασμοῦ κατανόησις, καὶ ὅμως
ἀγαπῶμεν τὸ ἀγνοούμενον ἐξ ὅλης καρδίας τε καὶ ψυχ῅ς καὶ δυνάμεως
τὸ καταληφθ῅ναι τοῖς λογισμοῖς οὐ δυνάμενον.

Διὰ τί τοίνυν ἐπὶ μόνου τοῦ μετὰ τὴν ζωὴν ταύτην ἐκδεχομένου ἡμ᾵ς
βίου ὁ ἄλογος οὗτος συνίσταται φόβος διὰ μόνην τὴν ἄγνοιαν
δεδοικότων ἡμῶν ὃ οὐκ οἴδαμεν, καθάπερ ἐπὶ τῶν νηπίων γίνεται τῶν
πρὸς τὰς ἀνυποστάτους ὑπονοίας δειματουμένων; Ὁ γὰρ πρὸς τὴν
ἀλήθειαν τῶν ὄντων ἐθέλων βλέπειν πρῶτον ἐν περινοίᾳ τοῦ
πράγματος γίνεται, εἶτα οἷόν ἐστι κατὰ τὴν φύσιν ἐπιλογίζεται εἴτε τι
χρηστὸν καὶ εὐπρόσιτον εἴτε χαλεπόν τι καὶ ἀποτρόπαιον· τὸ δὲ ἄδηλον
καθόλου καὶ ἀγνοούμενον πῶς ἄν τις τῶν νοῦν ἐχόντων χαλεπὸν εἶναι
κρίνοι τὴν τ῅ς συνηθείας ἀναχώρησιν μόνην ὡς πυρός τινος ἥ θηρίου
προσβολὴν ὑποπτεύων; Καίτοι παιδευόμεθα διὰ τοῦ βίου σαφῶς μὴ
πάντοτε πρὸς τὴν συνήθειαν βλέπειν, ἀλλὰ πρὸς τὸ καλὸν ταῖς
ἐπιθυμίαις ἀεὶ μετατίθεσθαι. Οὔτε γὰρ διὰ παντὸς ἐν ἐμβρύῳ τοῖς
πλασσομένοις ἐστὶν ἡ ζωή, ἀλλ’ ἕως ἅν ἐν τοῖς σπλάχνοις ὦσιν, ἡδεῖαν
αὐτοῖς καὶ κατάλληλον ἡ φύσις ποιεῖ τὴν ἐν τῆ νηδύι ζωήν, οὔτε ἐπειδὰν
ἔξω γένωνται, τῆ θηλῆ διὰ παντὸς παραμένουσιν, ἀλλ’ ἐφ’ ὅσον τ῵
ἀτελεῖ τ῅ς ἡλικίας καλὸν τὸ τοιοῦτόν ἐστι καὶ κατάλληλον. Μετὰ τοῦτο
δὲ πρὸς ἄλλην
etapa de la vida y ya no los atrae el hábito de quedarse prendidos al pecho.
Luego de pasada la infancia las costumbres son distintas para los jóvenes y
para los adultos, [edades] por las cuales pasa sucesivamente el hombre,
cambiando sin tristeza sus costumbres juntamente con el crecimiento. En
efecto, lo mismo que el [embrión] que se cría en el útero maternal, si pudiera
hablar, se irritaría al ser arrojado de las entrañas por causa del nacimiento y
gritaría airadamente su sufrimiento al ser separado violentamente de la
agradable vida (lo que, ciertamente, también hace en el nacimiento,
largándose a llorar al tiempo que respira por primera vez, como irritándose
y quejándose por la separación de la vida a la que estaba acostumbrado), así
también aquellos que se disgustan a causa del cambio de estado de la vida
presente me parecen iguales a los embriones, que quieren seguir viviendo
por siempre en esta región de contrariedad material.

Pero después que el dolor de parto de la muerte hace nacer a los hombres a
otra vida, cuando éstos pasan hacia aquella luz y aspiran el aire puro,
conocen por experiencia cuán superior es aquella vida con respecto a la
actual; pero los que son dejados atrás en esta vida húmeda y acuosa, al ser
sencillamente embriones y no hombres, compadecen al que se libra antes de
las cadenas que nos rodean como si fuera privado de algún bien. Ellos no
saben que precisamente por eso, por una parte se abren sus ojos, como en el
recién nacido, cuando sale fuera de lo que ahora lo retiene (pero es preciso
comprenderlo como los ojos del alma, con los cuales ve claramente la
verdad de los seres), y por otra parte se abren sus oídos, por medio de los
que escucha las secretas palabras que al hombre no le está permitido
pronunciar44, según dijo el apóstol. También abre la boca y aspira el aire
puro e inmaterial, por el cual se fortalece para percibir la voz intelectual y la
palabra verdadera,

44
Cf. 2º Epístola a los Corintios cap. XII, vv. 4: ὅτι ἡρπάγη εἰς τὸν παράδεισον καὶ ἤκουσεν ἄρρητα
὆ήματα ἃ οὐκ ἐξὸν ἀνθρώπῳ λαλ῅σαι (“Que fue arrebatado al Paraíso y escuchó palabras secretas, las
que no es permitido al hombre pronunciar”).
ἀκολουθίαν βίου μετέρχονται, οὐδὲν ὑπὸ τ῅ς συνηθείας τ῵ μαζ῵
συμπαραμένειν ἀναπειθόμενοι· εἶτα μετὰ τὴν νηπιώδη κατάστασιν
ἄλλα τῶν μειρακίων καὶ ἄλλα τῶν παρηλικεστέρων ἐπιτηδεύματα
γίνεται, πρὸς ἃ μεταβαίνει δι’ ἀκολουθίας ὁ ἄνθρωπος ἀλύπως
συμμεταβάλλων ταῖς ἡλικίας καὶ τὴν συνήθειαν. Ὥσπερ τοίνυν εἰ φωνή
τις ἦν τ῵ ἐντρεφομένῳ τῆ μητρῴᾳ νηδύι, ἠγανάκτησεν ἅν διὰ
γεννήσεως τῶν σπλάγχνων ἐξοικιζόμενον καὶ δεινὰ πάσχειν ἐβόα τ῅ς
καταθυμίου διαγωγ῅ς ἀποσπώμενον (ὅπερ δὴ καὶ ποιεῖ τῆ πρώτῃ
ἀναπνοῆ συνεκβάλλον ἅμα τῆ γεννήσει τὸ δάκρυον ὥσπερ ἀγανακτοῦν
τε καὶ ὀδυρόμενον ἐπὶ τ῵ χωρισμ῵ τ῅ς συνήθους ζω῅ς), οὕτω μοι
δοκοῦσιν οἱ πρὸς τὴν μεταβολὴν τοῦ παρόντος δυσχεραίνοντες βίου τὸ
τῶν ἐμβρύων πάσχειν ἐν τ῵ διὰ παντὸς ἐθέλειν τ῵ χωρίῳ τ῅ς ὑλικ῅ς
ταύτης ἀηδίας ἐμβιοτεύειν.

Ἐπειδὰν γὰρ ἡ ὠδὶς τοῦ θανάτου πρὸς ἕτερον βίον τοὺς ἀνθρώπους
μαιεύηται, αὐτοὶ μὲν ὅταν εἰς τὸ φῶς ἐκεῖνο προέλθωσιν καὶ τοῦ
καθαροῦ σπάσωσι πνεύματος, τῆ πειρᾳ γινώσκουσιν ὅσον ἐστὶ τ῅ς ζω῅ς
ἐκείνης πρὸς τὴν νῦν τὸ διάφορον, οἱ δὲ ὑπολειφθέντες τ῵ ὑγρ῵ τούτῳ
καὶ πλαδῶντι βίῳ ἔμβρυα ὄντες ἀτεχνῶς καὶ οὐκ ἄνθρωποι ταλανίζουσι
τὸν προεξελθόντα τ῅ς περιεχούσης ἡμ᾵ς συνοχ῅ς ὡς ἀγαθοῦ τινος ἔξω
γενόμενον, οὐκ εἰδότες ὅτι ἐκείνῳ καθ’ ὁμοιότητα τοῦ τεχθέντος
βρέφους ἀνοίγεται μὲν ὁ ὀφθαλμός, ὅταν ἔξω τοῦ νῦν συνέχοντος
γένηται (νοεῖν δὲ χρὴ πάντως τὸν ὀφθαλμὸν τ῅ς ψυχ῅ς ᾧ διορᾶ τὴν τῶν
ὄντων ἀλήθειαν), ἀνοίγεται δὲ τὸ ἀκουστικὸν αἰσθητήριον, δι’ οὗ τῶν
ἀρρήτων ἐπακούει ὆ημάτων ἃ οὐκ ἐξὸν ἀνθρώπῳ λαλ῅σαι, καθώς φησιν
ὁ ἀπόστολος, ἀνοίγεται δὲ τὸ στόμα καὶ ἕλκει τὸ καθαρόν τε καὶ ἄυλον
πνεῦμα, δι’ οὗ τονοῦται πρὸς τὴν νοητὴν φωνὴν καὶ τὸν ἀληθινὸν
λόγον,
cuando se una en el coro de los santos al clamor de los que celebran; del
mismo modo se vuelve digno del gusto divino, por el cual conoce, conforme
al salmo, que el Señor es bueno45, a través de la actividad olfativa recibe el
buen olor de Cristo46, y el alma, al alcanzar la verdad y palpar la palabra
según el testimonio de Juan47, recibe además la potencia táctil.

13 Si, pues, tales cosas están reservadas a los hombres después del parto de la
muerte, ¿qué sentido tienen el luto, el semblante sombrío y la tristeza? Que
el que examina la naturaleza de los hechos nos responda ahora si piensa que
es preferible caer en el error en el juicio acerca del Bien por culpa de los
sentidos corporales a observar la verdad misma de los hechos con el ojo
desnudo del alma. Pues aquí el alma está obligada a someterse a un juicio
extraño en su conjetura acerca del bien. Puesto que el cuerpo inmaduro
todavía no contiene la potencia del alma en toda su perfección, pero la
actividad de los sentidos ya es perfecta en el recién nacido al momento
mismo de nacer, a causa de esto el pensamiento es precedido por la
sensación en el juicio del Bien, y el alma admite sin examen lo que los
sentidos, por un hábito prejuicioso, ya han manifestado y aceptado como
bueno. Así, se convence de que es bueno aquello que fue confirmado de
antemano por la sensación, y considera que lo bueno [consiste] en algunos
colores y sabores y en futilidades tales.

Puesto que estas cosas desaparecen después de la salida del cuerpo, es


completamente inevitable que el verdadero Bien se manifieste al alma, al
cual es afín por naturaleza. Pues la vista ya no será seducida a causa de los
bellos colores - ya que ese ojo [corporal] no existirá más -

45
Cf. Salmos cap. LXXXVI, vv. 5: ὅτι σύ, κύριε, χρηστὸς καὶ ἐπιεικὴς καὶ πολυέλεος π᾵σι τοῖς
ἐπικαλουμένοις σε (“Porque tú, Señor, eres bondadoso, equitativo y muy misericordioso para con todos
los que te invocan”).
46
Cf. 2º Epístola a los Corintios cap. II, vv.14-15: τ῵ δὲ Θε῵ χάρις τ῵ πάντοτε θριαμβεύοντι ἡμ᾵ς ἐν
τ῵ Φριστ῵ καὶ τὴν ὀσμὴν τ῅ς γνώσεως αὐτοῦ φανεροῦντι δι’ ἡμῶν ἐν παντὶ τρόπῳ. Ὅτι
Φριστοῦ εὐωδία ἐσμὲν τ῵ Θε῵ ἐν τοῖς σωζομένοις καὶ ἐν τοῖς ἀπολλυμένοις (“Pero a Dios gracias,
al que siempre nos lleva en triunfo en Cristo, y manifiesta a través de nosotros en todo lugar el perfume de
su conocimiento. Porque para Dios somos buen olor de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden”).
47
Cf. 1º Epístola de San Juan cap. I, vv. 1: Ὃ ἦν ἀπ’ ἀρχ῅ς ὃ ἀκηκόαμεν ὃ ἑωράκαμεν τοῖς
ὀφθαλμοῖς ἡμῶν ὃ ἐθεασάμεθα καὶ αἱ χεῖρες ἡμῶν ἐψηλάφησαν περὶ τοῦ Λόγου τ῅ς ζω῅ς (“Lo
que era desde el principio, lo que hemos escuchado, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos
contemplado y nuestras manos palparon acerca de la Palabra de vida”).
ὅταν καταμιχθῆ τ῵ ἤχῳ τῶν ἑορταζόντων ἐν τ῵ τῶν ἁγίων χορ῵· οὕτω
δὲ καὶ γεύσεως ἀξιοῦται θείας, δι’ ἧς γινώσκει κατὰ τὴν ψαλμῳδίαν ὅτι
χρηστὸς ὁ κύριος, καὶ διὰ τ῅ς ὀσφραντικ῅ς ἐνεργείας τ῅ς τοῦ Φριστοῦ
εὐωδίας ἀντιλαμβάνεται, καὶ τὴν ἁπτικὴν προσλαμβάνει δύναμιν
ἐφαπτομένη τ῅ς ἀληθείας ἡ ψυχὴ καὶ ψηλαφῶσα τὸν λόγον κατὰ τὴν
Ἰωάννου μαρτυρίαν.

13 Εἰ ταῦτα τοίνυν καὶ τὰ τοιαῦτα μετὰ τὸν διὰ τοῦ θανάτου τόκον τοῖς
ἀνθρώποις ἀπόκειται, τί βούλεται τὸ πένθος καὶ ἡ σκυθρωπότης καὶ ἡ
κατήφεια; Νῦν ἡμῖν ὁ πρὸς τὴν τῶν πραγμάτων φύσιν βλέπων
ἀποκρινέσθω, εἰ προτιμότερον οἴεται τὸ τοῖς σωματικοῖς αἰσθητηρίοις
περὶ τὴν τοῦ καλοῦ κρίσιν διαπλαν᾵σθαι τοῦ γυμν῵ τ῵ τ῅ς ψυχ῅ς
ὀφθαλμ῵ πρὸς αὐτὴν τὴν τῶν πραγμάτων βλέπειν ἀλήθειαν. Ἐνταῦθα
γὰρ ἀνάγκη τις ἔπεστι τῆ ψυχῆ ἀλλοτρίᾳ κρίσει δουλεύειν ἐν τῆ περὶ τοῦ
καλοῦ ὑπονοίᾳ. Ἐπειδὴ γὰρ ἡ τελεία τ῅ς ψυχ῅ς δύναμις ἀχώρητός ἐστιν
ἔτι τ῵ νηπιάζοντι σώματι, ἡ δὲ τῶν αἰσθητηρίων ἐνέργεια εὐθὺς τελεία
τ῵ βρέφει συναποτίκτεται, τούτου χάριν προλαμβάνεται ὑπὸ τ῅ς
αἰσθήσεως ἡ διάνοια ἐν τῆ τοῦ καλοῦ κρίσει καὶ τὸ τοῖς αἰσθητηρίοις
φανὲν ἤδη καὶ νομισθὲν εἶναι καλὸν καὶ διὰ συνηθείας προειλημμένον
ἀβασανίστως δέχεται ἡ ψυχή, ἐκεῖνο καλὸν εἶναι πεισθεῖσα ὅπερ ἅν
προλαβοῦσα προσμαρτυρήσῃ ἡ αἴσθησις, ἐν χρώμασί τισι καὶ χυμοῖς καὶ
τοῖς τοιούτοις λήροις τὸ καλὸν θεωροῦσα.

Ὧν μηκέτι προφαινομένων μετὰ τὴν ἐκ τοῦ σώματος ἔξοδον, ἀνάγκη


π᾵σα τὸ ἀληθῶς ἀγαθὸν τῆ ψυχῆ φαν῅ναι, πρὸς ὃ κατὰ φύσιν Ὠκείωται.
Οὔτε γὰρ πρὸς τὸ εὔχρουν ἔτι ἡ ὄψις δελεασθήσεται, τοῦ ὀφθαλμοῦ
τούτου μηκέτι ὄντος
ni la voluntad se inclinará a ninguna de aquellas cosas que encantan los
sentidos, dado que toda sensación corporal se apagará. Cuando participe
libremente de la belleza inteligible por la sola actividad intelectual,
inmaterial e incorpórea, la naturaleza recobrará el propio bien, el cual no es
color ni forma ni distancia ni tamaño, sino que sobrepasa toda sagaz
conjetura.

14 ¿Qué, pues, dirá probablemente alguno, disgustado con la vida presente?


“¿Por qué *tenemos+ un cuerpo y para qué nos fue dado, si fue demostrado
por la razón que la vida es mejor separada de éste?” Al tal le responderemos
que no es pequeño el provecho que pueden obtener de esto aquellos que son
capaces de considerar el orden de la naturaleza en su totalidad. En realidad,
la vida dichosa es aquella de los ángeles, que no necesita del peso corporal.
Ciertamente nuestra vida es incompleta en comparación con aquella, pues la
vida presente resulta ser un camino hacia lo que se espera48; es lo mismo que
se ve en los brotes, en los que el fruto, comenzando a salir de la flor, llega a
ser fruto a partir de ella, aunque la flor no sea un fruto. También las mieses
que crecen de las semillas no aparecen inmediatamente en la espiga, sino
que en principio el brote deviene en hierba, luego al consumirse la hierba se
forma el tallo, y así aparece el fruto en la punta de la espiga. Pero el labrador
no reniega de esta necesaria sucesión periódica diciendo “¿Por qué *aparece+
la flor antes que el fruto, o a causa de qué la hierba brota primero de la
semilla, si no sólo la flor se cae sino que también la hierba se seca
inútilmente, sin contribuir en nada a la nutrición humana?”. Pero el que
considera la prodigiosa acción de la naturaleza sabe que de otro modo el
fruto no podría madurar a partir de las semillas y de los brotes, si esta
ingeniosa sucesión no le abriese un camino a la madurez.

48
Cf. el capítulo XI de la Epístola a los Hebreos, donde halla su fundamento la alegoría que utiliza Gregorio
para describir la vida terrena como un tránsito hacia la vida verdadera, eterna y trascendente.
οὔτε πρὸς ἄλλο τι τῶν καταγλυκαινόντων τὰ αἰσθητήρια ἡ ὆οπὴ τ῅ς
προαιρέσεως ἔσται πάσης σωματικ῅ς αἰσθήσεως ἀποσβεσθείσης, μόνης
δὲ τ῅ς νοερ᾵ς ἐνργείας ἀύλως τε καὶ ἀσωμάτος τοῦ νοητοῦ κάλλους
ἐφαπτομένης ἀκωλύτως ἡ φύσις τὸ ἴδιον ἀπολήψεται ἀγαθόν, ὃ μήτε
χρῶμα μήτε σχ῅μα μήτε διάστασις μήτε πηλικότης ἐστίν, ἀλλ’ ὃ π᾵σαν
στοχαστικὴν εἰκασίαν παρέρχεται.

14 Σί οὖν ἴσως ἐρεῖ τις δυσχεραίνων πρὸς τὴν παροῦσαν ζωήν; Ἵνα τί τὸ
σῶμα καὶ ἀντὶ τίνος ἡμῖν, εἴπερ ἀμείνων ὁ χωρὶς τούτου βίος ἀπεδείχθη
τ῵ λόγῳ; Πρὸς ὃν ἐροῦμεν ὅτι οὐ μικρόν ἐστι οὐδὲ τὸ ἐκ τούτων κέρδος
τοῖς δυναμένοις εἰς π᾵σαν βλέπειν τὴν οἰκονομίαν τ῅ς φύσεως.
Μακάριος μὲν γὰρ ὄντως ἐκεῖνος τῶν ἀγγέλων ὁ βίος ὁ μηδὲν τοῦ
σωματικοῦ προσδεόμενος βάρους. Οὐ μὴν οὐδὲ οὗτος ἀσυντελὴς ὡς
πρὸς ἐκεῖνόν ἐστιν· ὁδὸς γὰρ πρὸς τὸ ἐλπιζόμενον ὁ παρὼν γίνεται βίος,
καθάπερ ἐπὶ τῶν βλαστημάτων ἔστιν ἰδεῖν, ἐφ’ ὧν ὁ καρπὸς ἀπὸ τοῦ
ἄνθους άρξάμενος δι’ αὐτοῦ πρόεισιν εἰς τὸ γενέσθαι καρπὸς κἅν μὴ
καρπὸς ᾖ τὸ ἄνθος. Ἀλλὰ καὶ τὰ λήια τῶν σπερμάτων ἐκφυόμενα οὐκ
εὐθὺς ἐν τ῵ στάχυι φαίνεται, ἀλλὰ χόρτος τὸ πρῶτον γίνεται βλάστημα,
εἶτα ἀπὸ τούτου καλάμη συνίσταται περιφθαρέντος τοῦ χόρτου, καὶ
οὕτω τῆ κεφαλῆ τοῦ ἀστάχυος ὁ καρπὸς ἐμπεπαίνεται. Πλὴν οὐκ
αἰτι᾵ται τὴν ἀναγκαίαν ταύτην περίοδόν τε καὶ ἀκολουθίαν ὁ γεηπόνος
διὰ τί λέγων πρὸ τοῦ καρποῦ τὸ ἄνθος, ἥ ὑπὲρ τίνος ὁ ἐκ τοῦ σπερμάτος
προανατέλλων χόρτος, εἴ γε καὶ τὸ ἄνθος ἀπορρέει καὶ ὁ χόρτος μάτην
ξηραίνεται πρὸς οὐδὲν συντελῶν τῆ ἀνθρωπίνῃ τροφῆ· οἶδεν γὰρ ὁ πρὸς
τὴν θαυματοποιίαν βλέπων τ῅ς φύσεως ὅτι οὐκ ἅν ἄλλως ἐκ τῶν
σπερμάτων τε καὶ βλαστημάτων ὁ καρπὸς τελειωθείη μὴ τ῅ς τεχνικ῅ς
ταύτης ἀκολουθίας ὁδοποιούσης αὐτοῦ τὴν τελείωσιν.
Aunque la hierba que crece de las semillas no tiene provecho para nosotros,
no por esto es superflua y sobrante. En efecto, el que necesita de alimento
mira a su propia utilidad, pero la inteligencia de la naturaleza49 no atiende a
otra cosa sino a conducir la fructificación hacia el perfecto crecimiento por
medio de una sucesión ordenada. Por eso, al principio [la planta] brota
desde debajo de la tierra por medio de diversas raíces, a través de las cuales
extrae el alimento adecuado para ella por la humedad. Luego germina la
hierba, y el follaje se constituye en una cubierta que protege la raíz de los
daños de la intemperie; así la hierba, aunque no es un fruto, viene a ser una
ayuda y un medio para la madurez del fruto: en primer lugar, purga por
medio de ella la potencia contenida en la semilla (la naturaleza dispone de
antemano la hierba como un residuo del fruto), y luego es un abrigo para la
raíz de los daños provocados por el frío y el calor del clima.

Pero en cuanto las raíces alcanzan más profundidad y la semilla se hace más
vigorosa, entonces la hierba que queda es desechada, pues la raíz ya no
necesita de su abrigo. Toda su potencia colabora en hacer crecer el tallo, y la
naturaleza lo moldea artísticamente, con la sabiduría de un artesano, en
forma aflautada. Este tallo crece derecho, rodeado por sucesivas membranas
circulares, pues es necesario que al principio el tallo, que está aún flojo y sin
vigor, sea alimentado por ellas, y se apuntale, por seguridad, con los
ligamentos internos. Entonces, al alcanzar la altura correspondiente el tallo
florece, mostrando la espiga en su membrana externa la cual, dividida en
muchas barbas semejantes a cabellos, oculta el grano que crece en las vainas
que están en la base de éstas.

49
τ῅ς φύσεως λόγος (“la inteligencia de la naturaleza”): Gregorio adopta el concepto estoico de λόγος al
hablar de la actividad generativa de la Naturaleza. Tanto el ejemplo que ilustra este pasaje – el crecimiento
de la planta – como el desarrollo de la vida humana son descritos por Gregorio con términos tomados del
estoicismo.
Οὐ γὰρ ἐπειδὴ πρὸς ἀπόλαυσιν ἡμετέραν ὁ προεκβαλλόμενος ἐκ τῶν
σπερμάτων χόρτος ἀχρήστως ἔχει, διὰ τοῦτο περιττόν τε καὶ παρέλκον
ἐστὶ τὸ γινόμενον. Ὁ μὲν γὰρ τ῅ς τροφ῅ς χρῄζων πρὸς τὴν ἑαυτοῦ
χρείαν ὁρᾶ, ὁ δὲ τ῅ς φύσεως λόγος οὐ πρὸς ἄλλο τι βλέπει, ἀλλ’ ὅπως ἅν
προαγάγοι τὴν καρπογονίαν διὰ τ῅ς τεταγμένης ἀκολουθίας ἐπὶ τὸ
τέλειον. Διὸ πρῶτον πολυμερῶς διὰ ὆ιζῶν τοῦ ὑποκειμένου ἐκφύεται, δι’
ὧν ἕλκει τὴν κατάλληλον ἑαυτ῵ διὰ τ῅ς ἰκμάδος τροφήν, εἶτα χόρτον
βλαστάνει διὰ τὴν ἐκ τοῦ ἀέρος βλάβην προκάλυμμα τ῅ς ὆ίζης τὴν πόαν
ποιούμενος, ὅπερ καρπὸς μὲν οὐκ ἔστι συνεργία δέ τις καὶ ὁδὸς γίνεται
τ῅ς τοῦ καρποῦ τελειώσεως πρῶτον μὲν ἐκκαθαίρων δι’ ἑαυτοῦ τὴν
ἐγκειμένην τ῵ σπέρματι δύναμιν (οἷόν τι περίττωμα τοῦ καρποῦ τὸν
χόρτον προαποσκευαζομένης τ῅ς φύσεως), εἶτα σκέπασμα γίνεται τῆ
὆ίζῃ πρὸς τὰς ἐκ τοῦ ἀέρος βλάβας τὰς διὰ κρύους τε καὶ θάλπους
ἐγγινομένας. Εὐτονώτερον δὲ ἤδη διὰ βάθους ἐν ταῖς ὆ίζαις
ὑποσκευασθέντος τοῦ σπέρματος, τότε τοῦ χόρτου λοιπὸν ἀμεληθέντος
διὰ τὸ μηκέτι δεῖσθαι τὴν ὆ίζαν τοῦ προκαλύμματος πρὸς τὴν τ῅ς
καλάμης ἀναδρομήν, π᾵σα συνδίδοται δύναμις μηχανικῆ τινι σοφίᾳ τὴν
αὐλοειδ῅ κατασκευὴν φιλοτεχνούσης τ῅ς φύσεως, ἧς εὐθυτενὴς μὲν ἡ
βλάστη χιτῶσιν ἐπαλλήλοις ἐν κύκλῳ διειλημμένη· χρὴ γὰρ τούτοις
ὑγρὰν οὖσαν καὶ ἄτονον τὴν καλάμην παρὰ τὴν πρώτην ἐντρέφεσθαι
τοῖς διὰ μέσου συνδέσμοις ἀσφαλείας χάριν ὑπεζωσμένην. Εἰ δὲ πρὸς τὸ
σύμμετρον ἀναδράμοι μ῅κος, τότε κομᾶ ἡ καλάμη τοῦ τελευταίου
χιτῶνος ἀφ’ ἑαυτοῦ τὸν στάχυν προδείξαντος, ὃς εἰς πολλοὺς ἀθέρας
τριχοειδῶς διαιρούμενος κρύπτει τὸν κόκκον τὸν κατὰ τὴν βάσιν τῶν
ἀθέρων τοῖς ἐλύτροις ὑποτρεφόμενον.
Pues bien, si el labrador no se disgusta por las raíces de las semillas ni por la
hierba que crece de la semilla ni por las barbas de la espiga, sino que en cada
una de ellas ve una utilidad indispensable – por medio de la cual la
naturaleza, procediendo diestramente, guía al fruto hacia la madurez,
purificando la potencia generatriz por la expulsión de las partes inútiles –
mira también tú de no disgustarte por los necesarios medios con que la
naturaleza nos hace progresar hacia nuestro fin50 propio sino piensa que,
conforme a la analogía de las semillas, lo presente siempre es útil y
absolutamente necesario para algo, aunque ciertamente esto no sea la razón
por la que nacimos. Pues el que nos creó no nos hizo existir para ser un
embrión, ni el propósito de la naturaleza atiende a la vida infantil ni tiene
como objetivo a las edades consecutivas por las que continuamente se pasa
de un cuerpo a otro por medio del cambio, cambiando simultáneamente el
aspecto exterior, ni a la liberación del cuerpo sobrevenida por la muerte,
sino que todas estas cosas son una parte del camino por el que transitamos.
El propósito y el punto cúlmine del pasaje a través de estas cosas es el
regreso al principio, lo cual no es otra cosa que la semejanza con la
Divinidad51. Y así como en la imagen de la espiga el ingenio de la naturaleza
demuestra la necesidad incluso de que crezca antes la hierba, ciertamente la
agricultura no existe en razón de aquélla ni su esfuerzo se dirige a las
membranas, las barbas, el tallo o las nervaduras sino al fruto nutritivo que
progresa hacia la madurez por medio de éstas. Así también el fin de la vida
que se aguarda es la felicidad52, pero aquellas cosas que se observan ahora
respecto al cuerpo – la muerte, la vejez, la juventud, la infancia y la
formación del embrión – son como unas hierbas, barbas y tallos: un medio,
una progresión y una potencialidad [para alcanzar] la madurez esperada.

50
Reaparece claramente el concepto de ἀκολουθία como una ley natural dispuesta por Dios, tendiente al
perfeccionamiento de los seres racionales; cf. nota nº 2.
51
Esta breve declaración sintetiza las ideas de Gregorio sobre la ἀποκατάστασις (“restauración”), a la cual
concibe como un proceso ordenado y gradual mediante el cual Dios reconduce a sus criaturas caídas en el
pecado al estado de pureza y perfección que tenía dispuesto para ellas desde un principio.
52
μακαριότης (“felicidad”): ya en la literatura griega pagana este término se utilizaba para designar el
estado de perfecta dicha en el que vivían los dioses, por encima de las penas y trabajos que afligen a los
hombres. Es el dramaturgo Esquilo, en su obra Los Persas, quien aplica por primera vez el adjetivo
μακάριος a los muertos, diciendo que ellos son “felices” por haberse librado del dolor y el sufrimiento. Tal
parece ser el sentido con que Gregorio usa aquí el término, habida cuenta de su anterior descripción de la
vida ultraterrena como exenta de todas aquellas penalidades que afligen la existencia humana en este
mundo.
Εἰ τοίνυν οὔτε πρὸς τὰς ὆ίζας τῶν σπερμάτων ὁ γεωργὸς δυσχεραίνει,
οὔτε πρὸς τὸν προεκβαλλόμενον ἐκ τοῦ σπέρματος χόρτον, οὔτε εἰς τοὺς
ἀθέρας τοῦ στάχυος, ἀλλ’ ἐν ἑκάστῳ τούτων ἐνθεωρεῖ τινα χρείαν
ἀναγκαίαν, δι’ ἧς τεχνικῶς ἡ φύσις ὁδεύουσα προάγει τὸν καρπὸν εἰς
τελείωσιν διὰ τ῅ς τῶν ἀχρείων ἀποποιήσεως τὴν γόνιμον ἐκκαθαίρουσα
δύναμιν, ὥρα καὶ σοὶ μὴ δυσχεραίνειν διὰ τῶν ἀναγκαίων ὁδῶν
προιούσης ἡμῶν τ῅ς φύσεως ἐπὶ τὸ ἴδιον τέλος, ἀλλ’ ἡγεῖσθαι κατὰ τὴν
ἐν τοῖς σπέρμασιν ἀναλογίαν τὸ ἀεὶ παρὸν πρός τι πάντως χρησίμως τε
καὶ ἀναγκαίως ἔχειν, οὐ μὴν τοῦτο εἶναι οὗ χάριν εἰς γένεσιν ἤλθομεν.
Οὐ γὰρ ἐπὶ τὸ ἔμβρυον γενέσθαι παρὰ τοῦ δημιουργήσαντος ἡμ᾵ς
ὑπέστημεν, οὐδὲ πρὸς τὸν βρεφώδη βίον ὁ σκοπὸς τ῅ς φύσεως βλέπει,
οὐδὲ πρὸς τὰς ἐφεξ῅ς ἡλικίας ὁρᾶ ἃς ἀεὶ διὰ τ῅ς ἀλλοιώσεως
μετενδύεται τ῵ χρόνῳ τὸ εἶδος συνεξαλλάσσουσα, οὐδὲ πρὸς τὴν
ἐπιγινομένην διὰ τοῦ θανάτου λύσιν τ῵ σώματι, ἀλλὰ πάντα ταῦτα καὶ
τὰ τοιαῦτα τ῅ς ὁδοῦ δι’ ἧς πορευόμεθα μέρη ἐστίν. Ὁ δὲ σκοπὸς καὶ τὸ
πέρας τ῅ς διὰ τούτων πορείας ἡ πρὸς τὸ ἀρχαῖον ἀποκατάστασις, ὅπερ
οὐδὲν ἕτερον ἥ ἡ πρὸς τὸ θεῖόν ἐστιν ὁμοίωσις. Καὶ ὥσπερ ἐπὶ τ῅ς κατὰ
τὸν στάχυν εἰκόνος ἀναγκαῖος μὲν ἐφάνη τ῵ λόγῳ τ῅ς φύσεως καὶ ὁ
προεκβαλλόμενος χόρτος, οὐ μὴν δὲ δι’ ἐκεῖνόν ἐστιν ἡ γεωργία οὐδὲ
χιτῶνες καὶ ἀθέρες καὶ καλάμη καὶ ὑποζώματα πρόκεινται τῆ τ῅ς
γεωργίας σπουδῆ ἀλλ’ ὁ τρόφιμος καρπὸς ὁ διὰ τούτων προιὼν εἰς
τελείωσιν, οὕτω καὶ τ῅ς ζω῅ς τὸ μὲν προσδοκώμενον πέρας μακαριότης
ἐστίν, τὰ δὲ ὅσα περὶ τὸ σῶμα νῦν καθορ᾵ται, θάνατος καὶ γ῅ρας καὶ
νεότης καὶ νηπιότης καὶ ἡ ἐν ἐμβρύῳ διάπλασις, πάντα ταῦτα οἷόν τινες
χόρτοι καὶ ἀθέρες καὶ κάλαμοι ὁδὸς καὶ ἀκολουθία καὶ δύναμις τ῅ς
ἐλπιζομένης ἐστὶ τελειώσεως.
Si observas [este fin] con serena alegría, no considerarás estas cosas con odio
ni serás alterado por la pasión o el deseo que te hagan lamentar el estar
separado de ellas, o renegar de la muerte.

Y aún cuando el argumento parezca estar fuera de lugar, no es inútil añadir


esto al discurso: la naturaleza se ejercita continuamente para la muerte y
esta siempre ha estado unida a la vida que se desarrolla en el tiempo. Pues
la vida siempre se mueve desde lo pasado hacia lo porvenir y jamás vuelve
hacia lo anterior, y a la energía vital siempre le sigue la muerte, pues pasado
el tiempo cesa completamente todo movimiento y energía vital. Puesto que
lo propio de la muerte es la inactividad y la inercia, y ambas siempre siguen
inmediatamente después de toda actividad vital, no sería falso decir que la
muerte está entrelazada con esta vida.

Por otra parte, también alguien podría reconocer que la verdad de tal
reflexión se impone a nuestra opinión por el testimonio de la misma
experiencia: el hombre de hoy no es el mismo que el de ayer en su substrato
material, sino que continuamente una parte de él está muriendo y hiede, se
corrompe y es expulsada como de una casa (hablo de la constitución del
cuerpo), y la naturaleza emite la fetidez cadavérica y entrega a la tierra lo
que ya ha sido privado de la potencia vital. Por eso, según la expresión del
gran Pablo, “cada día morimos”, y no permanecemos constantemente iguales
en la misma morada corporal, sino que cada vez somos diferentes a lo que
antes éramos, cambiando continuamente a un cuerpo nuevo mediante la
nutrición y la evacuación.

¿Por qué, pues, nos sorprendemos por la muerte, si ya quedó demostrado


que la vida en la carne es una práctica continua y un ejercicio [de ella]? Y si
Πρὸς ἣν βλέπων ἐὰν εὐφρονῆς, οὔτε ἀπεχθῶς ἕξεις πρὸς ταῦτα οὔτε μὴν
ἐμπαθῶς τε καὶ ἐπιθυμητικῶς διατεθήσῃ ὡς χωριζόμενος αὐτῶν
ἀνι᾵σθαι ἥ αὐτομολεῖν πρὸς τὸν θάνατον.

Εἰ δὲ χρὴ καὶ τοῦτο προσθεῖναι τ῵ λόγῳ, οὐκ ἄχρηστον ἴσως ἐστίν, κἅν
ἔξω τ῅ς ἀκολουθίας εἶναι δοκῆ, ὅτι ἐμμελετᾶ τ῵ θανάτῳ διὰ παντὸς ἡ
φύσις καὶ συμπέφυκε διὰ τοῦ χρόνου προιούσῃ τῆ ζωῆ πάντως ὁ
θάνατος. Πρὸς γὰρ τὸ μέλλον ἐκ τοῦ παρῳχηκότος τ῅ς ζω῅ς πάντοτε
κινουμένης καὶ οὐδέποτε πρὸς τὸ κατόπιν ἀναλυούσης θάνατός ἐστι τὸ
πάντοτε τῆ ζωτικῆ ἐνεργείᾳ συνημμένως ἑπόμενον. Ἐν γὰρ τ῵
παρῳχηκότι τοῦ χρόνου παύεται πάντως π᾵σα κίνησις ζωτικὴ καὶ
ἐνέργεια. Ἐπει οὖν ἴδιόν ἐστι θανάτου τὸ ἄπρακτόν τε καὶ ἀνενέργητον,
τοῦτο δὲ κατόπιν ἀεὶ τῆ ζωτικῆ ἐνεργείᾳ πάντως ἐφέπεται, οὐκ ἔξω τ῅ς
ἀληθείας ἐστὶ τὸ συμπεπλέχθαι τῆ ζωῆ ταύτῃ τὸν θάνατον λέγειν.

Καὶ ἄλλως δ’ ἄν τις εὕροι τὸ τοιοῦτον νόημα διὰ τ῅ς ἀληθείας ἡμῖν
κρατυνόμενον αὐτ῅ς τ῅ς πείρας μαρτυρούσης τ῵ δόγματι ὅτι οὐχ ὁ
αὐτός ἐστι τ῵ χθιζ῵ ὁ σήμερον ἄνθρωπος κατὰ τὸ ὑλικῶς ὑποκείμενον,
ἀλλά τι πάντως αὐτοῦ διὰ παντὸς νεκροῦται καὶ ὄζει καὶ διαφθείρεται
καὶ ἐκβάλλεται καθάπερ οἰκίας τινός, τ῅ς τοῦ σώματος λέγω
κατασκευ῅ς, τὴν νεκρώδη δυσωδίαν ἐκφερούσης τ῅ς φύσεως καὶ τῆ γῆ
παραδιδούσης τὸ ἤδη τ῅ς ζωτικ῅ς δυνάμεως ἔξω γενόμενον. Διὸ κατὰ
τὴν τοῦ μεγάλου φωνὴν Παύλου, «καθ’ ἡμέραν ἀποθνήσκομεν», οὐχ οἱ
αὐτοὶ διὰ παντὸς ἐν τ῵ αὐτ῵ διαμένοντες οἴκῳ τοῦ σώματος ἀλλ’
ἑκάστοτε ἄλλοι ἐξ ἄλλου γινόμενοι, διὰ προσθήκης τε καὶ ἀποποιήσεως
ὡς πρὸς καινὸν σῶμα διὰ παντὸς ἀλλοιούμενοι. Σί οὖν ξενιζόμεθα πρὸς
τὸν θάνατον, οὗ ἀπεδείχθη μελέτη διηνεκὴς καὶ γυμνάσιον ἡ διὰ σαρκὸς
οὖσα ζωή; Κἅν τὸν
mencionases al sueño y la vigilia, hablas de otro vínculo de la muerte con la
vida: en los que duermen se apaga la sensación, y al contrario, el despertar
obra por sí mismo en nosotros la resurrección esperada.

15 Pero de este modo ha quedado claro que nuestra exposición ha conducido el


discurso, por la digresión del pensamiento, hacia otras consideraciones.
Retomemos pues lo que fue establecido: la naturaleza del cuerpo no carece
de utilidad con relación a la esperanza de los bienes que se aguardan. Pues
si fuéramos lo mismo que fuimos desde el principio, no necesitaríamos de la
túnica de piel53, pues brillaría en nosotros la semejanza con la Divinidad. La
impronta divina que se veía al principio en nosotros no era una cualidad
propia de una forma o un color, sino que también el hombre estaba
adornado con aquellas [cualidades] que se observan en la belleza divina,
reproduciendo la gracia del modelo por la ausencia de pasión, la felicidad 54
y la incorruptibilidad. Pero luego, por un engaño del enemigo de nuestra
vida, el hombre se inclinó voluntariamente hacia lo bestial e irracional55. A
los irreflexivos probablemente les pueda parecer bueno el reconducirlo por
la fuerza hacia el bien y apartarlo del mal aún contra su voluntad, pero al
Creador de la naturaleza [humana] le pareció desventajoso e injusto causarle
la pérdida del más grande de los bienes mediante tal disposición. Ya que el
hombre fue hecho feliz y semejante a Dios, honrado con la independencia
(pues lo propio de la divina felicidad es ser independiente y autónomo), el
ser conducido obligadamente hacia algo conllevaría necesariamente la
pérdida de su dignidad. Pues si la naturaleza humana, habiendo deseado
voluntariamente algo inconveniente, conforme a su independencia, fuera
separada a la fuerza y obligadamente de lo que eligió,

53
τοῦ δερματίνου χιτῶνος (“la túnica de piel”): la imagen de la túnica de piel fue originalmente tomada
por Orígenes del relato bíblico del Génesis, y retomada por Gregorio para ilustrar la provisoriedad del
cuerpo físico. Tal como en el ejemplo de los tegumentos que cubren la espiga hasta su completo desarrollo,
el cuerpo carnal es como una suerte de túnica que recubre al hombre transitoriamente. La muerte lo libera
de él para que pueda retornar a la vida espiritual, es decir, a la condición para la que fue creado en un
principio.
54
Cf. nota nº 38. Es interesante notar aquí que Gregorio no considera la felicidad - μακαριότης – sólo como
un estado en el cual las almas de los fieles existirán en el más allá, sino fundamentalmente como una
cualidad propia de la misma esencia divina. Dicha cualidad es también, en virtud de su semejanza icónica,
propia del ser humano. Aunque la caída en pecado lo privó temporalmente de ella, el propósito divino
apunta – como lo declara poco más adelante – a reconducirlo a esa felicidad original mediante el proceso
apocatástico.
55
A diferencia de Clemente de Alejandría, Gregorio sí considera al pecado original como un factor de
corrupción transmisible generacionalmente y activo desde la concepción, afectando desde Adán a todos los
que en adelante participan de la naturaleza humana, con excepción de Jesucristo.
ὕπνον εἴπῃς καὶ τὴν ἐγρήγορσιν, ἄλλην θανάτου λέγεις πρὸς τὴν ζωὴν
συμπλοκὴν κατασβεννυμένης ἐν τοῖς καθεύδουσι τ῅ς αἰσθήσεως καὶ
πάλιν τ῅ς ἐγρηγόρσεως ἐνεργούσης ἡμῖν ἐν ἑαυτῆ τὴν ἐλπιζομένην
ἀνάστασιν.

15 Ἀλλ’ οὕτω τὸ προκείμενον ἡμῖν ἐσαφηνίσθη διὰ τῶν εἰρημένων τοῦ


ἐπεισοδίου νοήματος πρὸς ἑτέραν θεωρίαν παραγαγόντος τὸν λόγον.
Πάλιν τοίνυν τὸ προτεθὲν ἀναλάβωμεν ὅτι οὐκ ἀχρήστως πρὸς τὴν
προσδοκωμένην τῶν ἀγαθῶν ἐλπίδα οὐδὲ ἡ τοῦ σώματος φύσις ἔχει. Εἰ
μὲν γὰρ ἦμεν ὅπερ ἐξ ἀρχ῅ς ἐγενόμεθα, οὐκ ἅν πάντως τοῦ δερματίνου
χιτῶνος προσεδεήθημεν, ἐπιλαμπούσης ἡμῖν τ῅ς πρὸς τὸ θεῖον
ὁμοιώσεως. Ὁ δὲ θεῖος χαρακτὴρ ὁ ἐπιφαινόμενος ἡμῖν τὸ κατ’ ἀρχὰς οὐ
ποιὰ σχήματός τινος ἥ χρώματος ἦν ἰδιότης, ἀλλ’ οἷς τὸ θεῖον θεωρεῖται
κάλλος τοιούτοις ἐκαλλωπίζετο καὶ ὁ ἄνθρωπος, δι’ ἀπαθείας τε καὶ
μακαριότητος τε καὶ ἀφθαρσίας τὴν ἐν τ῵ ἀρχετύπῳ χάριν
ἀπομιμούμενος. Ἐπειδὴ δὲ δι’ ἀπάτης τοῦ ἐχθροῦ τ῅ς ζω῅ς ἡμῶν πρὸς τὸ
κτηνῶδες καὶ ἄλογον ἑκουσίως τὴν ὆οπὴν ἔσχεν ὁ ἄνθρωπος, τὸ μὲν
ἄκοντας ἀποστ῅σαι τοῦ χείρονος καὶ πρὸς τὸ κρεῖττον ἀναγκαστικῶς
μεταθεῖναι τοῖς μὲν ἀνεξετάστοις χρήσιμον ἴσως δοκεῖ, τ῵ δὲ πλάστῃ
τ῅ς φύσεως ἀλυσιτελὲς ἐφάνη καὶ ἄδικον τὴν τοῦ μεγίστου τῶν ἀγαθῶν
ζημίαν διὰ τ῅ς τοιαύτης οἰκονομίας ἐμποι῅σαι τῆ φύσει. Ἐπειδὴ γὰρ
θεοειδὴς ὁ ἄνθρωπος ἐγένετο καὶ μακάριος τ῵ αὐτεξουσίῳ τετιμημένος
(τὸ γὰρ αὐτοκρατές τε καὶ ἀδέσποτον ἴδιόν ἐστι τ῅ς θείας
μακαριότητος), τὸ δι’ ἀνάγκης αὐτὸν ἐπί τι μεταχθ῅ναι βιαίως ἀφαίρεσις
τοῦ ἀξιώματος ἦν. Εἰ γὰρ ἑκουσίως τὴν ἀνθρωπίνην φύσιν κατὰ τὴν
αὐτεξούσιον κίνησιν ἐπί τι τῶν οὐ δεόντων ὁρμήσασαν βιαίως τε καὶ
κατηναγκασμένως τῶν ἀρεσάντων ἀπέστησεν,
este hecho sería una pérdida del bien antes poseído y una privación de la
dignidad divina, pues la independencia es divina.

Así pues, no sólo para que la naturaleza humana conservara su libertad sino
también para que desapareciera el mal, la sabiduría de Dios concibió esta
idea: permitir al hombre obtener aquellas cosas que deseó para que, al
probar los males que deseó y aprender por experiencia cuáles [bienes]
intercambió por aquellos [males], volviera voluntariamente a desear la
felicidad que tuvo en un principio y quite de su naturaleza, como si se
despojara de un fardo, todo lo apasionado e irracional, purificándose a lo
largo de la presente vida mediante la ascesis y la filosofía, o después de la
muerte por medio del del fuego purificador56. Es como si un médico, que
por su oficio tiene completo conocimiento de los remedios y de los venenos,
al aconsejar al joven lo que le conviene, no pudiera mediante su consejo
prohibir al inmaduro tanto por su juventud como por su raciocinio a que sea
predispuesto57 a desear con ansia algún fruto o hierba perniciosa; pero dado
que tiene a su disposición toda clase de antídotos, le da plena libertad al
niño para probar aquellas cosas perjudiciales, para que por esa dolorosa
experiencia el niño aprenda lo provechoso del consejo paterno y desee
recuperar la salud, retornando nuevamente - por los remedios - al buen
estado físico del que se apartó por su insensato deseo

56
καθαρσὶου πυρὸς (“fuego purificador”): cf. Oratio Catechetica Magna XL, 7-8, De Anima et
Resurrectione 00454-00460, De Virginitate XII. Gregorio considera que los castigos infernales no son eternos
ni punitivos, sino temporales y catárticos, destinados a limpiar el alma de sus impurezas; una vez cumplido
este propósito, el castigo cesará y el alma purificada volverá a su fuente, Dios. Estas ideas corresponden al
concepto de la ἀποκατάστασις y se encuentran tempranamente expresadas en algunos autores cristianos,
como: Pastor de Hermas (visión 3,7): Ἀναιδευσάμενος ἔτι αὐτὴν ἐπηρώτησα, εἰ ἄρα πάντες οἱ λίθοι
οὗτοι οἱ ἀποβεβλημένοι καὶ μὴ ἁρμόζοντες εἰς τὴν οἰκοδομὴν τοῦ πύργου, εἰ ἔστιν αὐτοῖς
μετάνοια καὶ ἔχουσιν τόπον εἰς τὸν πύργον τοῦτον. Ἔχουσιν, φησίν, μετάνοιαν, ἀλλὰ εἰς
τοῦτον τὸν πύργον οὐ δύνανται ἁρμόσαι. Ἑτέρῳ δὲ τόπῳ ἁρμόσουσιν πολὺ ἐλάττονι, καὶ τοῦτο
ὅταν βασανισθῶσιν καὶ ἐκπληρώσωσιν τὰς ἡμέρας τῶν ἁμαρτίων αὐτῶν. (Desvergonzadamente,
aun le pregunté a ella, si tal vez para todas aquellas piedras que fueron rechazadas y no se ajustan al edificio
de la torre, si hay para ellas [posibilidad de] arrepentimiento y tienen un lugar en esta torre. Tienen, dijo,
[posibilidad de] arrepentimiento, pero no pueden ajustarse a esta torre. Serán ajustados en otro lugar más
humilde, y esto después de que hayan sido atormentados y hayan cumplido los días de sus pecados);
Clemente de Alejandría (Stromata VI, 6 46,3): ἐπεὶ σωτήριοι καὶ παιδευτικαὶ αἱ κολάσεις τοῦ Θεοῦ εἰς
ἐπιστροφὴν ἄγουσαι καὶ τὴν μετάνοιαν τοῦ ἁμαρτωλοῦ μ᾵λλον ἥ τὸν θάνατον αἱρούμεναι
(Pues los castigos saludables e instructivos de Dios llevan a la conversión y prefieren el arrepentimiento del
pecador más que su muerte). Tales conjeturas también fueron ampliamente desarrolladas por Orígenes en
su obra magna De Principiis.
57
Gregorio concibe al pecado como una potencia activa en la naturaleza humana, de ahí el uso del participio
pasivo al referirse a la situación del hombre tentado hacia lo malo; sin embargo, poco más adelante aclara
que la decisión de inclinarse hacia lo malo es un acto libre y voluntario.
ἀφαίρεσις ἅν ἦν τοῦ προέχοντος ἀγαθοῦ τὸ γινόμενον καὶ τ῅ς ἰσοθέου
τιμ῅ς ἀποστέρησις· ἰσόθεον γάρ ἐστι τὸ αὐτεξούσιον.

Ὡς ἅν οὖν καὶ ἡ ἐξουσία μένοι τῆ φύσει καὶ τὸ κακὸν ἀπογένοιτο,


ταύτην εὗρεν ἡ σοφία τοῦ θεοῦ τὴν ἐπίνοιαν τὸ ἐ᾵σαι τὸν ἄνθρωπον ἐν
οἷς ἐβουλήθη γενέσθαι, ἵνα γευσάμενος τῶν κακῶν ὧν ἐπεθύμησεν καὶ
τῆ πείρᾳ μαθὼν οἷα ἀνθ’ οἵων ἠλλάξατο, παλινδρομήσῃ διὰ τ῅ς
ἐπιθυμίας ἑκουσίως πρὸς τὴν πρώτην μακαριότητα ἅπαν τὸ ἐμπαθές τε
καὶ ἄλογον ὥσπερ τι ἄχθος ἀποσκευάσας τ῅ς φύσεως, ἤτοι κατὰ τὴν
παροῦσαν ζωὴν διὰ προσοχ῅ς τε καὶ φιλοσοφίας ἐκκαθαρθείς, ἥ μετὰ
τὴν ἐνθένδε μετάστασιν διὰ τ῅ς τοῦ καθαρσίου πυρὸς χωνείας. Ὥσπερ
γὰρ εἴ τις ἰατρικὸς ὢν καὶ π᾵σαν ἐπιστήμην τῶν τε σωτηρίων καὶ τῶν
δηλητηρίων ἐκ τέχνης ἔχων, συμβουλεύων τ῵ μειρακίῳ τὰ δέοντα, μὴ
δυνηθείη διὰ συμβουλ῅ς κωλῦσαι τὸν ἀτελ῅ κατὰ τὴν ἡλικίαν τε καὶ τὴν
φρόνησιν ἐπιθυμητικῶς πρός τινα φθοροποιὸν καρπὸν ἥ πόαν
διατεθέντα, ἔχων δὲ παντοίαν τῶν ἀλεξιφαρμάκων παρασκευὴν
ἐπιτρέψειε τ῵ παιδὶ μετασχεῖν τῶν βλαπτόντων, έφ’ ᾧτε διὰ τ῅ς τῶν
ἀλγεινῶν πείρας τὸ χρήσιμον τ῅ς πατρῴας συμβουλ῅ς μαθόντα καὶ ἐν
ἐπιθυμίᾳ τ῅ς ὑγιείας γενόμενον πάλιν διὰ τῶν ἀλεξητηρίων ἐπαναγάγῃ
πρὸς εὐεξίαν τὸν παῖδα ἧς διὰ τ῅ς ἀτόπου τῶν
de las cosas perjudiciales. Así, el dulce y buen padre de nuestra naturaleza,
quien conoce no sólo las cosas por las que nos curamos sino también
aquellas por las cuales perecemos, dio a conocer lo perjudicial al hombre y
le aconsejó no probarlo58, pero cuando prevaleció el deseo de lo malo no
careció de los buenos antídotos, mediante los cuales el hombre puede
regresar a la buena salud del principio. Habiendo el hombre preferido el
placer material en lugar del gozo espiritual, le pareció bien [a Dios] refrenar
en cierto modo su ímpetu por medio de la túnica de piel, la que puso a su
alrededor por su inclinación al mal. Con ella la naturaleza irracional fue
mezclada con el hombre, y la naturaleza racional fue provista de un vestido
con las cosas propias de los animales irracionales por la sabiduría del que
distribuye las mejores cosas por medio de los opuestos; pues teniendo en sí
misma aquella túnica de piel las cosas que contiene la naturaleza irracional59
– el placer, la cólera, la glotonería, el deseo insaciable y cosas semejantes –
proporciona a la libre elección humana un camino, convirtiéndose en el
fundamento de la inclinación hacia la virtud o hacia la maldad.

El hombre, pues, convive con estas [dos naturalezas] durante esta vida. Si,
por un lado, separase lo que le es propio de lo irracional por un acto libre y
se guardase a sí mismo a través de una vida más distinguida , la presente
existencia será purificada de la maldad con que fue mezclada, al dominar la
irracionalidad por medio de la razón; si, por otro lado, se dejase seducir por
la inclinación irracional a las pasiones, sirviéndose de la piel animal que
colabora con ellas, después de la muerte deseará inútilmente volver al Bien,
y conocerá la diferencia de la virtud con respecto a la maldad, ya que no
podrá participar de la naturaleza divina hasta que la inmundicia mezclada
con el alma sea limpiada por el fuego purificador.

16 Estos son los motivos que hicieron del cuerpo una necesidad indispensable
para nosotros, mediante el cual se conserva el libre albedrío

58
Cf. Génesis, cap. II, vv. 17 : ἀπὸ δὲ τοῦ ξύλου τοῦ γινώσκειν καλὸν καὶ πονηρόν, οὐ φάγεσθε ἀπ’
αὐτοῦ· ᾗ δ’ ἅν ἡμέρᾳ φἀγητε ἀπ’ αὐτοῦ, θανάτῳ ἀποθανεῖσθε (“Pero del árbol del conocimiento del
Bien y del Mal, no comerás de él ; porque el día que de él comas, ciertamente morirás”).
59
Cf. Oratio Catechetica Magna VIII, 4: “Efectivamente, cuando los primeros hombres – dice – cayeron en lo
prohibido y fueron desnudados de aquella felicidad, el Señor vistió a los primeros hombres con túnicas de
piel. Me parece que no fue por llevar nuestra inteligencia hacia tales pieles – porque ¿de qué clase de
animales degollados y desollados se piensa que era ese vestido? – sino que, como quiera que toda piel
separada del animal es algo muerto, estoy totalmente convencido de que la condición mortal que estaba
reservada a la naturaleza irracional, después de estos hechos y por una providencia solícita, se la aplicó a los
hombres el médico de nuestra maldad. Mas no para que permaneciera siempre, pues la túnica es de las
cosas que nos envuelven por fuera y ocasionalmente proporcionan provecho al cuerpo, pero en modo
alguno es inherente a la naturaleza”.
δηλητηρίων ἐπιθυμίας ἐξέπεσεν, οὕτως ὁ γλυκύς τε καὶ ἀγαθὸς τ῅ς
φύσεως ἡμῶν πατὴρ ὁ εἰδὼς καὶ δι’ ὧν σῳζόμεθα καὶ δι’ ὧν
ἀπολλύμεθα, ἐγνώρισε μὲν τ῵ ἀνθρώπῳ τὸ δηλητήριον καὶ τὸ μὴ
μετασχεῖν συνεβούλευσεν, κρατησάσης δὲ τ῅ς ἐπιθυμίας τοῦ χείρονος
οὐκ ἠπόρησε τῶν ἀγαθῶν ἀντιφαρμάκων, δι’ ὧν ἐπαναγάγῃ πάλιν πρὸς
τὴν ἐξ ἀρχ῅ς εὐεξίαν τὸν ἄνθρωπον. Σὴν γὰρ ὑλικὴν ταύτην ἡδονὴν πρὸ
τ῅ς ψυχικ῅ς εὐφροσύνης τοῦ ἀνθρώπου προελομένου συντρέχειν μέν
πως ἔδοξεν αὐτ῵ τῆ ὁρμῆ διὰ τοῦ δερματίνου χιτῶνος, ὃν διὰ τὴν πρὸς
τὸ χεῖρον αὐτ῵ ὆οπὴν περιέθηκεν, δι’ οὗ τ῅ς ἀλόγου φύσεως ἐπεμίχθη
τ῵ ἀνθρώπῳ τὰ ἰδιώματα ὧν τῶν ἀλόγων ζῴων τ῅ς λογικ῅ς φύσεως
ἔνδυμα κατεσκευάσθη τῆ σοφίᾳ τοῦ διὰ τῶν ἐναντίων οἰκονομοῦντος τ᾵
κρείττονα· πάντα γὰρ φέρων ἐν ἑαυτ῵ τὰ ἰδιώματα ὁ δερμάτινος ἐκεῖνος
χιτὼν ὅσα εἶχε περιέχων τὴν ἄλογον φύσιν, ἡδονήν τε καὶ θυμὸν καὶ
γαστριμαργίαν καὶ ἀπληστίαν καὶ τὰ ὅμοια, ὁδὸν δίδωσι τῆ ἀνθρωπίνῃ
προαιρέσει τ῅ς καθ’ ἑκάτερον ὆οπ῅ς εἰς ἀρετήν τε καὶ κακίαν ὕλη
γινόμενος.

Σούτοις γὰρ ἐμβιοτεύων κατὰ τὸν τῆδε βίον ὁ ἄνθρωπος τῆ αὐτεξουσίῳ


κινήσει εἰ μὲν διακρίνοι τοῦ ἀλόγου τὸ ἴδιον καὶ πρὸς ἑαυτὸν βλέποι διὰ
τ῅ς ἀστειοτέρας ζω῅ς, καθάρσιον τ῅ς ἐμμιχθείσης κακίας τὸν παρόντα
βίον ποιήσεται, κρατῶν διὰ τοῦ λόγου τ῅ς ἀλογίας· εἰ δὲ πρὸς τὴν
ἄλογον τῶν παθημάτων ὆οπὴν ἐπικλιθείη τ῵ τῶν ἀλόγων δέρματι
συνεργ῵ χρησάμενος πρὸς τὰ πάθη, ἄλλως μετὰ ταῦτα βουλεύσεται
πρὸς τὸ κρεῖττον μετὰ τὴν ἐκ τοῦ σώματος ἔξοδον γνοὺς τ῅ς ἀρετ῅ς τὸ
πρὸς τὴν κακίαν διάφορον ἐν τ῵ μὴ δύνασθαι μετασχεῖν τ῅ς θειότητος
μὴ τοῦ καθαρσίου πυρὸς τὸν ἐμμιχθέντα τῆ ψυχῆ ὆ύπον
ἀποκαθάραντος.

16 Σαῦτά ἐστιν ἃ τὴν τοῦ σώματος χρείαν ἀναγκαίαν ἡμῖν ἐποίησεν, δι’ οὗ
τό τε αὐτεξούσιον σῴζεται
y al mismo tiempo el ascenso hacia el bien no queda obstaculizado; al
contrario, por esta sucesión periódica surge espontáneamente en nosotros la
inclinación al bien. Ya en esta vida carnal algunos viven felizmente por la
ausencia de pasiones la vida espiritual, tal como escuchamos que les sucedió
a los patriarcas, a los profetas y a los que con ellos y después de ellos
subieron hacia la perfección por medio de la virtud y la filosofía (hablo de
los discípulos, apóstoles, mártires y todos los que han preferido la vida
virtuosa en lugar de la material los cuales, aunque son menos en número
que la multitud de los que corren hacia el mal, dan testimonio de que es
posible obtener la virtud en la carne); pero los demás son despojados de su
propensión a la materia60 por medio del tratamiento posterior en el fuego
purificador y vuelven voluntariamente, por el deseo de los bienes, a la
gracia que fue asignada desde el principio a la naturaleza [humana].

El deseo de las cosas extrañas no permanece para siempre en la naturaleza,


porque lo que no es propio de cada uno, aquello que la naturaleza no tuvo
en sí misma desde el principio, provoca hartura y saciedad 61. Mientras que
la naturaleza permanezca fiel a sí misma, seguirá siempre deseando y
amando sólo lo que es afín y de la misma especie. Pero si, a causa de una
mala elección, se desviase entonces surge en ella el deseo de las cosas que le
son extrañas, cuyo placer agrada no a la naturaleza sino a la parte pasional
de la naturaleza; mas al alejarse de la pasión y del deseo de las cosas contra
natura, retorna y surge de nuevo en sí el deseo por aquello que le es propio
y le corresponde, lo cual es la pureza, la inmortalidad y la incorporeidad.
No errará quien diga que esto es propio de la supereminente naturaleza
divina. Cuando en los ojos corporales un flujo muy denso enturbia el
espíritu óptico, la oscuridad viene a ser lo propio [del ojo], porque la
densidad es de la misma naturaleza que la oscuridad. Pero si por medio de
un tratamiento médico fuera eliminado lo que molestaba al espíritu óptico,
la luz vuelve a ser otra vez lo propio y

60
En el pensamiento de Gregorio, concordante en este aspecto con la filosofía griega pagana, ὕλη
(“materia”) representa el escalón más bajo de la categoría ontológica. No es para él, como para algunos
otros Padres, la fuente del mal sino solamente aquello que, por estar en la posición inferior de la jerarquía
de lo existente, se opone diametralmente a lo más elevado, es decir, lo espiritual.
61
Cf. nota nº 15.
καὶ ἡ πρὸς τὸ ἀγαθὸν πάλιν ἐπάνοδος οὐ κωλύεται· ἀλλὰ τῆ περιοδικῆ
ταύτῃ ἀκολουθίᾳ διὰ τοῦ ἑκουσίου γίνεται ἡμῖν ἡ πρὸς τὸ κρεῖττον ὆οπὴ
τῶν μὲν ἐντεῦθεν ἤδη διὰ τ῅ς ἐν σαρκὶ ζω῅ς τὸν πνευματικὸν ἐν
ἀπαθείᾳ κατορθούντων βίον, οἵους γεγεν῅σθαι τοὺς πατριάρχας τε καὶ
τοὺς προφήτας ἀκούομεν καὶ τοὺς σὺν αὐτοῖς τε καὶ μετ’ ἐκείνους δι’
ἀρετ῅ς τε καὶ φιλοσοφίας ἀναδραμόντας ἐπὶ τὸ τέλειον (μαθητὰς λέγω
καὶ ἀποστόλους καὶ μάρτυρας καὶ πάντας τοὺς τὴν ἐνάρετον ζωὴν πρὸ
τοῦ ὑλικοῦ τετιμηκότας βίου, οἳ κἅν ἐλάττους ὦσι τ῵ ἀριθμ῵ τοῦ
πλήθους τῶν πρὸς τὸ χεῖρον ἀπορρεόντων, οὐδὲν ἧττον τὸ δυνατὸν εἶναι
διὰ σαρκὸς τὴν ἀρετὴν κατορθῶσαι μαρτυροῦνται), τῶν δὲ λοιπῶν διὰ
τ῅ς εἰς ὕστερον ἀγωγ῅ς ἐν τ῵ καθαρσίῳ πυρὶ ἀποβαλόντων τὴν πρὸς
τὴν ὕλην προσπάθειαν καὶ πρὸς τὴν ἐξ ἀρχ῅ς ἀποκληρωθεῖσαν τῆ φύσει
χάριν διὰ τ῅ς τῶν ἀγαθῶν ἐπιθυμίας ἑκουσίως ἐπανιόντων.

Οὐ γὰρ εἰς ἀεὶ παραμένει τῶν ἀλλοτρίων ἡ ἐπιθυμία τῆ φύσει, διότι


πλήσμιον ἑκάστῳ καὶ προσκορές ἐστι τὸ μὴ ἴδιον οὗ μὴ κατ’ ἀρχὰς ἔσχεν
ἐν ἑαυτῆ τὴν κοινωνίαν ἡ φύσις, μόνον δὲ τὸ συγγενὲς καὶ ὁμόφυλον
ποθεινὸν καὶ ἐράσμιον εἰς ἀεὶ διαμένει, ἕως ἅν ἐφ’ ἑαυτ῅ς ἡ φύσις
ἀπαράτρεπτος μένῃ. Εἰ δέ τινα ἐκτροπὴν πάθοι διὰ μοχθηρ᾵ς
προαιρέσεως, τότε αὐτῆ τῶν ἀλλοτρίων ἡ ἐπιθυμία ἐγγίνεται, ὧν ἡ
ἀπόλαυσις ἡδύνει οὐχὶ τὴν φύσιν ἀλλὰ τὸ πάθος τ῅ς φύσεως,
ἐκχωρήσαντος δὲ τοῦ πάθους καὶ ἡ τῶν παρὰ φύσιν ἐπιθυμία
συνανεχώρησεν καὶ γίνεται πάλιν αὐτῆ τὸ οἰκεῖον ποθεινὸν καὶ
κατάλληλον. Σοῦτο δέ ἐστι τὸ καθαρόν τε καὶ ἄυλον καὶ ἀσώματον,
ὅπερ ἴδιον τ῅ς ὑπερκειμένης τῶν πάντων θεότητος εἰπών τις οὐχ
ἁμαρτήσεται. Ὡς γὰρ τοῖς σωματικοῖς ὀφθαλμοῖς ὆εύματός τινος
δριμυτέρου τὸ ὀπτικὸν πνεῦμα θολώσαντος ἴδιον ὁ ζόφος γίνεται διὰ τὴν
τ῅ς παχύτητος πρὸς τὸ σκότος συγγένειαν, εἰ δὲ δαπανηθείη διά τινος
θεραπείας τὸ διοχλ῅σαν τ῵ πνεύματι, πάλιν τὸ φῶς οἰκεῖον καὶ
correspondiente, mezclándose con la pureza y luminosidad de la pupila. De
la misma manera, cuando por el engaño del adversario62 la maldad se filtró
en el ojo del alma63 a la manera de un flujo, el raciocinio se inclinó
voluntariamente hacia la vida tenebrosa, familiarizándose con la oscuridad
mediante la pasión (“pues todo el que practica lo malo aborrece la luz”64, según
afirma la palabra divina). Mas cuando el mal es eliminado de los seres y
vuelve otra vez al no-ser, la naturaleza mira de nuevo a la luz con placer, al
haberse apartado lo que enturbia la pureza del alma.

17 En efecto, ha quedado demostrado, mediante lo que se ha dicho, que es una


necedad el tener aversión a la naturaleza carnal: la causa de los males no
depende de ésta (pues si no dominaría por igual sobre todos los que han
recibido la vida corporal). Pero puesto que cada uno de los hombres
mencionados por su virtud vivió en la carne pero no en la maldad, es
evidente a través de ellos que la causa de las pasiones no es el cuerpo sino
que lo que produce las pasiones es la libertad de elección. El cuerpo,
ciertamente, se mueve de manera acorde a su propia naturaleza, dirigiendo
las propias inclinaciones hacia aquellas cosas por medio de las que conserva
su propia integridad y su subsistencia. Por ejemplo, para él el alimento y la
bebida son necesarios, a fin de que la fuerza que perdió por la transpiración
sea de nuevo recuperada. A esto tiende el apetito. También, mediante la
sucesión de los nacimientos la naturaleza del cuerpo, aunque es mortal, se
inmortaliza. Por esto también tiene a propósito el instinto tendiente a la
procreación. Además de esto, el cuerpo está desprovisto del abrigo de los
pelos, por lo cual necesitamos del vestido externo. Pero al ser también
incapaces de soportar el calor, el frío y la lluvia buscamos la protección de
las casas.

62
i.e. Satanás.
63
Cf. el uso similar que de esta figura hace Clemente de Alejandría en Stromata I.1.10.1: ὅτῳ δὲ
απήμβλυται κακῆ τροφῆ καὶ διδασκαλίᾳ «τὸ τ῅ς ψυχ῅ς ὄμμα» πρὸς τὸ οἰκεῖον φῶς βαδιζέτω
ἐπὶ τὴν ἀλήθειαν τὴν ἐγγράφως τὰ ἄγραφα δηλοῦσαν (Pero a cualquiera que, por una mala
alimentación y enseñanza, tenga debilitado el “ojo del alma”, que avance hacia la luz que le es familiar, hacia
la verdad que manifiesta por escrito las cosas que no están escritas).
64
Evangelio según San Juan, cap. III, vv. 20: π᾵ς γὰρ ὁ φαῦλα πράσσων μισεῖ τὸ φῶς< (“Pues todo el
que practica lo malo odia la luz…”).
κατάλληλον γίνεται τ῵ καθαρ῵ τε καὶ αὐγοειδεῖ τ῅ς κόρης
καταμιγνύμενον, τὸν αὐτὸν τρόπον ἐπειδὴ ὆εύματός τινος δίκην δι’
ἀπάτης τοῦ ἀντικειμένου ἐπερρύη τ῵ ὀπτικ῵ τ῅ς ψυχ῅ς ἡ κακία,
ἑκουσίως πρὸς τὸν σκοτεινὸν βίον ὁ λογισμὸς ἐπεκλίθη διὰ τοῦ πάθους
οἰκειωθεὶς τ῵ ζόφῳ («π᾵ς γὰρ ὁ τὰ φαῦλα πράσσων μισεῖ τὸ φῶς»,
καθώς φησιν ἡ θεία φωνή), ἐκδαπανηθέντος δὲ τοῦ κακοῦ ἐκ τῶν ὄντων
καὶ εἰς τὸ μὴ ὅν αὖθις μεταχωρήσαντος, πάλιν μεθ’ ἡδον῅ς ἀναβλέπει
πρὸς τὸ φῶς ἡ φύσις τοῦ ἐπιθολοῦντος τὸ καθαρὸν τ῅ς ψυχ῅ς
ἐκχωρήσαντος.

17 Μάταιον τοίνυν δέδεικται διὰ τῶν εἰρημένων τὸ δυσμενῶς πρὸς τὴν τ῅ς
σαρκὸς ἔχειν φύσιν· οὐ γὰρ ταύτης ἤρτηται τῶν κακῶν ἡ αἰτία (ἥ γὰρ ἅν
κατὰ πάντων ἐπίσης ἔσχε τὸ κράτος τῶν τὸν σωματικὸν εἰληχότων βίον)
ἀλλ’ ἐπειδὴ τῶν ἐπ’ ἀρετῆ μνημονευομένων ἕκαστος καὶ ἐν σαρκὶ ἦν καὶ
ἐν κακίᾳ οὐκ ἦν, φανερὸν διὰ τούτων ἐστὶν ὅτι οὐ τὸ σῶμα τῶν
παθημάτων αἴτιον ἀλλ’ ἡ προαίρεσις ἡ δημιουργοῦσα τὰ πάθη. Σὸ μὲν
γὰρ σῶμα καταλλήλως τῆ ἰδίᾳ κινεῖται φύσει, δι’ ὧν συντηρεῖται πρὸς
τὴν ἑαυτοῦ σύστασιν καὶ διαμονὴν πρὸς ταῦτα ταῖς ἰδίαις ὁρμαῖς
διοικούμενον. Οἷόν τι λέγω· βρώσεώς ἐστιν αὐτ῵ χρεία καὶ πόσεως ὥστε
τὸ διαπνευσθὲν τ῅ς δυνάμεως πάλιν ἀντεισαχθ῅ναι τ῵ λείποντι. Πρὸς
τοῦτο κινεῖται ἡ ὄρεξις. Πάλιν διὰ τ῅ς τῶν γινομένων διαδοχ῅ς θνητὴ
οὖσα ἡ τοῦ σώματος φύσις ἀθανατίζεται. Διὰ τοῦτο καὶ πρὸς ταύτην τὴν
ὁρμὴν ἐπιτηδείως ἔχει. Ἔτι πρὸς τούτοις γυμνὸν τοῦ ἐκ τῶν τριχῶν
σκεπάσματος τὸ σῶμα πεποίηται, οὗ χάριν τ῅ς ἔξωθεν περιβολ῅ς
ἐδεήθημεν. Ἀλλὰ καὶ πρὸς φλογμόν τε καὶ κρύος καὶ ἐπομβρίαν
ἀντισχεῖν οὐ δυνάμενοι τὴν ἐκ τῶν οἴκων σκέπην ἐπεζητήσαμεν.
Aquel que considera racionalmente la necesidad de estas cosas, acepta cada
una de ellas sin perturbarse, poniendo como límite del deseo al propósito de
la necesidad; por medio de cada una de estas cosas – la casa, la vestimenta,
la unión conyugal, el alimento – atiende a lo necesario para la naturaleza.
Mas el siervo de los placeres hizo de las necesidades indispensables una vía
para las pasiones, buscando la delicia en lugar del alimento, prefiriendo el
adorno al vestido, el derroche superfluo en vez de lo necesario para las
casas, atendiendo a los placeres inicuos y prohibidos en lugar de a la
procreación. A causa de esto la avidez se precipitó en la vida humana por
las puertas abiertas de par en par y junto con las necesidades indispensables
brotaron en abundancia, como tallos nudosos y ramas secas, la molicie, el
orgullo, la vanidad, el libertinaje de toda clase y cosas semejantes, debido a
que el deseo sobrepasó los límites de la necesidad y se ensanchó aún más en
los que se interesan en cosas que no aprovechan. Pues, ¿qué tienen en
común el provecho del alimento con la plata cincelada con oro y adornada
con piedras preciosas? ¿O por qué bordar la vestimenta con hilos de oro, con
abigarrada púrpura y con hábiles pinturas, en las cuales los tejedores
componen escenas de guerras, de caza y cosas tales en las túnicas y en los
vestidos, asociada con lo cual nació la enfermedad de la codicia? Pues para
que los materiales de las cosas deseadas abran paso a la codicia y
encuentren en ellas su fuerza y poder. La ambición abrió la entrada al deseo
insaciable, que es, según Salomón, como el cántaro agujereado, que se
sumerge pero siempre se halla vacío65. Por consiguiente, el cuerpo no es la
causa de los males sino que es el libre albedrío el que los produce,
desviando el propósito de la necesidad hacia el deseo de las cosas
inconvenientes.

65
Cf. Proverbios cap. 23, vv. 27: πίθος γὰρ τετρημένος ἐστὶν ἀλλότριος οἶκος, καὶ φρέαρ στενὸν
ἀλλότριον (“Pues cántaro agujereado es la mujer ajena, y pozo seco la extraña”).
Σαῦτα καὶ τὰ τοιαῦτα ὁ μὲν λελογισμένως πρὸς τὴν χρείαν βλέπων
δέχεται τούτων ἕκαστον ἀπραγμόνως ὅρον τ῅ς ὀρέξεως τὸν σκοπὸν τ῅ς
χρείας ποιούμενος· οἶκον ἱμάτιον συζυγίαν τροφήν, δι’ ἑκάστου τούτων
θεραπεύων τὸ ἐνδέον τ῅ς φύσεως. Ὁ δὲ τῶν ἡδονῶν ὑπηρέτης ὁδοὺς
παθημάτων τὰς ἀναγκαίας χρείας ἐποίησεν ἀντὶ μὲν τ῅ς τροφ῅ς τ῅ν
τρυφὴν ἐπιζητῶν, ἀντὶ δὲ τ῅ς περιβολ῅ς τὸν καλλωπισμὸν
προαιρούμενος, ἀντὶ δὲ τ῅ς τῶν οἴκων χρείας τ῅ν πολυτέλειαν, ἀντὶ δὲ
τ῅ς παιδοποιίας πρὸς τὰς παρανόμους τε καὶ ἀπηγορευμένας ἡδονὰς
βλέπων. Διὰ τοῦτο ἥ τε πλεονεξία πλατείαις ταῖς πύλαις τῆ ἀνθρωπίνῃ
ζωῆ εἰσεκώμασεν, καὶ ἡ μαλακία καὶ ὁ τῦφος καὶ ἡ χαυνότης καὶ ἡ
πολυειδὴς ἀσωτία καὶ τὰ τοιαῦτα ὥσπερ τινὲς ὄζοι καὶ ξηράδες τῶν
ἀναγκαίων χρειῶν παρεβλάστησαν διὰ τὸ παρελθεῖν τοὺς τ῅ς χρείας
ὅρους τ῅ν ὄρεξιν καὶ τοῖς ἐπ’ οὐδενὶ χρησίμῳ σπουδαζομένοις
ἐπιπλατύνεσθαι. Σί γὰρ κοινὸν ἔχει πρὸς τὸ τ῅ς τροφ῅ς χρήσιμον ὁ
διάγλυφος ἄργυρος χρυσ῵ καὶ λίθοις ἐπανθιζόμενος; Ἢ τίνος χάριν
ἐπεδεήθη τὸ ἱμάτιον τοῦ χρυσοῦ νήματος καὶ τ῅ς εὐανθοῦς πορφυρίδος
καὶ τ῅ς ὑφαντικ῅ς ζωγραφίας, δι’ ἧς πόλεμοι καὶ θ῅ρες καὶ τὰ τοιαῦτα
τοῖς χιτῶσί τε καὶ τοῖς ἐπενδύμασι παρὰ τῶν ὑφαινόντων
ἐνζωγραφοῦνται, οἷς συμμαχοῦσα ἡ τ῅ς πλεονεξίας ἐνεφύη νόσος; Ἵνα
γὰρ ἐπιτύχωσι τ῅ς πρὸς ταῦτα παρασκευ῅ς καὶ δυνάμεως, τὰς τῶν
ἐπιθυμουμένων ὕλας παρὰ τ῅ς πλεονεξίας πορίζονται. Ἡ δὲ πλεονεξία
τῆ ἀπληστίᾳ τὴν εἴσοδον ἤνοιξεν, ἥτις ἐστι κατὰ τὸν ΢ολομῶνα ὁ
τετρημένος πίθος ἀεὶ τοῖς ἐπαντλοῦσι λείπων καὶ κενὸς εὑρισκόμενος.
Οὐκοῦν οὐ τὸ σῶμα τὰς τῶν κακῶν ἀφορμὰς ἀλλ’ ἡ προαίρεσις ἐμποιεῖ
τὸν σκοπὸν τ῅ς χρείας εἰς τὴν τῶν ἀτόπων ἐπιθυμίαν ἐκτρέπουσα.
18 Por tanto, que los irreflexivos no injurien al cuerpo el cual, después de esta
vida, será transformado y el alma será embellecida conforme a lo divino,
purificándose por la muerte de las cosas superfluas e inútiles para el
disfrute de la vida venidera. Pues las cosas que ahora tienen utilidad no son
igualmente útiles en la vida futura, sino que la disposición de nuestro
cuerpo será afín y correspondiente para el goce de aquella vida,
convenientemente dispuesta a la participación del Bien. Por ejemplo (pues
lo mejor es esclarecer la inteligencia con un ejemplo conocido), el lingote de
hierro no elaborado también es útil para el oficio del forjador como yunque
del artesano, pero cuando el hierro necesita ser trabajado para elaborar algo
más fino, entonces el lingote es purificado mediante la acción del fuego,
quitándole todo lo terroso e inútil66, aquello que los artesanos de esta
profesión denominan escoria. Así, trabajado delicadamente, el [lingote] que
una vez fuera usado como un yunque llega a ser una coraza o algún otro
objeto fino, purificado de tal residuo mediante la fundición. Mientras que
era usado como yunque, esta escoria no era considerada un residuo, pues la
escoria mezclada en el lingote también contribuye en algo al volumen del
hierro. Si hemos comprendido el ejemplo, transfiramos ahora a la reflexión
propuesta el sentido contemplado en el ejemplo.

Pues bien, ¿qué significa esto? Al presente la naturaleza del cuerpo tiene
muchas cualidades que se parecen a la escoria, las cuales ciertamente
contribuyen a algo provechoso a lo largo de la vida presente, pero son
absolutamente inútiles e incompatibles en relación a la felicidad que se
espera después de ésta. Al igual que en el hierro todo lo superfluo es
quitado en el fuego de la fundición,

66
Compárese esta analogía con la expuesta en el Pastor de Hermas, visión 4,3: ὥσπερ τὸ χρυσίον
ἀποβάλλει τὴν σκωρίαν αὐτοῦ, οὕτω καὶ ὑμεῖς ἀποβαλεῖτε π᾵σαν λύπην καὶ στενοχωρίαν, καὶ
καθαρισθήσεσθε καὶ χρήσιμοι ἔσεσθε εἰς τὴν οἰκοδομὴν τοῦ πύργου (“Porque como el oro pierde
su escoria, así vosotros también vais a desprenderos de todo pesar y apuro, y seréis purificados, y seréis
útiles para la edificación de la torre”).
18 Μὴ τοίνυν κακιζέσθω παρὰ τῶν ἀπερισκέπτων τὸ σῶμα, ᾧ μετὰ ταῦτα
διὰ τ῅ς παλιγγενεσίας μεταστοιχειωθέντι πρὸς τὸ θειότερον ἡ ψυχὴ
καλλωπίσεται τὰ περιττά τε καὶ ἄχρηστα ὡς πρὸς τὴν ἀπόλαυσιν τ῅ς
μελλούσης ζω῅ς τοῦ θανάτου ἀποκαθάραντος. Οὐ γὰρ πρὸς ἃ νῦν
ἐπιτηδείως ἔχει τὰ αὐτὰ καὶ ἐν τ῵ μετὰ ταῦτα χρησιμεύει βίῳ, ἀλλ’
οἰκεία καὶ κατάλληλος ἔσται τῆ ἀπολαύσει τ῅ς ζω῅ς ἐκείνης ἡ τοῦ
σώματος ἡμῶν παρασκευὴ ἁρμοδίως πρὸς τὴν τῶν ἀγαθῶν μετουσίαν
διατεθεῖσα. Οἷόν τι λέγω (κρεῖττον γὰρ ὑποδείγματι τῶν γνωρίμων τινὶ
διασαφηνίσαι τὸ νόημα)· ἡ τοῦ σιδήρου βῶλος χρησιμεύει τῆ χαλκευτικῆ
τέχνῃ καὶ ἀκατέργαστος ἄκμων γενομένη τοῦ τεχνιτεύοντος. Ἀλλ’ ὅταν
δέῃ πρός τι λεπτότερον μετεργασθ῅ναι τὸν σίδηρον, τότε δι’ ἐπιμελείας
τὴν βῶλον τοῦ πυρὸς ἐκκαθάραντος, ἅπαν ἀποτίθεται τὸ γεῶδες καὶ
ἄχρηστον, ὃ δὴ σκωρίαν οἱ τεχνῖται τ῅ς ἐργασίας ταύτης κατονομάζουσι,
καὶ οὕτως ὁ ποτὲ ἄκμων λεπτουργηθεὶς ἥ θώραξ ἥ ἄλλο τι τῶν λεπτῶν
κατασκευασμάτων ἐγένετο τοῦ τοιούτου περιττώματος ἐκκαθαρθεὶς διὰ
τ῅ς χωνείας, ὅπερ ἕως ὅτε ἄκμων ἦν οὐκ ἐνομίζετο πρὸς τὴν τότε χρείαν
εἶναι περίττωμα. ΢υνετέλει γάρ τι καὶ ἡ σκωρία πρὸς τὸν ὄγκον τοῦ
σιδήρου ἐγκαταμεμιγμένη τῆ βώλῳ. Εἰ δὴ νενόηται ἡμῖν τὸ ὑπόδειγμα,
μετακτέον ἤδη πρὸς τὸ προκείμενον νόημα τὴν ἐν τ῵ ὑποδείγματι
θεωρηθεῖσαν διάνοιαν.

Σί οὖν ἐστι τοῦτο; Πολλὰς ἔχει νῦν σκωριωδεῖς ποιότητας ἡ τοῦ σώματος
φύσις, αἳ κατὰ μὲν τὴν παροῦσαν ζωὴν πρός τι χρήσιμον συντελοῦσιν,
ἀχρήστως δὲ παντάπασι καὶ ἀλλοτρίως ἔχουσι πρὸς τὴν μετὰ ταῦτα
προσδοκωμένην μακαριότητα. Ὅπερ οὖν ἐν τ῵ πυρὶ περὶ τὸν σίδηρον
γίνεται τὸ ἄχρηστον ἅπαν τ῅ς χωνείας ἀποποιούσης,
así también mediante la muerte se purifica al cuerpo, quitándose todo
residuo por la disolución del cadáver.

19 En efecto, para los que reflexionan es completamente evidente cuáles son las
cosas de las que al final el cuerpo se purifica, las que si no estuvieran
presentes en nuestra condición actual supondrían un perjuicio para esta
vida. No obstante, y en favor de nuestra claridad, hablaremos brevemente.

Supongamos por un lado al apetito natural actuante en todos en lugar del


lingote de hierro, y por otro lado, en vez de la escoria, a aquellos deseos a
los cuales ahora se inclina este apetito: los placeres, las riquezas, los honores,
el poder, la cólera, el orgullo y cosas parecidas. De todas estas y de cosas
semejantes la muerte viene a ser un perfecto purificante; desnudada y
limpiada completamente [de ellas], el apetito se volverá con energía sólo
hacia lo apetecible, deseable y amable, no desapareciendo del todo los
deseos naturales que se hallan en nosotros sino transformándose en razón
de la participación inmaterial de los bienes. Queda, pues, el amor incesante
por el verdadero bien, queda la loable avidez por los tesoros de la sabiduría,
la bella y buena ambición de la gloria dirigida convenientemente a la
comunión del reino de Dios y la bella pasión de la insaciabilidad, pues el
buen deseo de las realidades superiores jamás disminuye por la saciedad.
Por consiguiente, hay que comprender que en el tiempo establecido el
Creador de todo volverá a forjar el lingote del cuerpo en un arma de buena
voluntad confeccionando, como dijo el apóstol, la “coraza de justicia”, la
“espada del Espíritu”, el “yelmo de la esperanza” y toda la “armadura” de Dios.67

67
Cf. Epístola a los Efesios, cap. VI, vv. 13-17: διὰ τοῦτο ἀναλάβετε τὴν πανοπλίαν τοῦ Θεοῦ ἵνα
δυνηθ῅τε ἀντιστ῅ναι ἐν τῆ ἡμέρᾳ τῆ πονηρᾶ καὶ ἅπαντα κατεργασάμενοι στ῅ναι. ΢τ῅τε οὖν
περιζωσάμενοι τὴν ὀσφὺν ὑμῶν ἐν ἀληθείᾳ καὶ ἐνδυσάμενοι τὸν θώρακα τ῅ς δικαιοσύνης, καὶ
ὑποδησάμενοι τοὺς πόδας ἐν ἑτοιμασίᾳ τοῦ εὐαγγελίου τ῅ς εἰρήνης, ἐπὶ π᾵σιν ἀναλαβόντες
τὸν θυρεὸν τ῅ς πίστεως ἐν ᾧ δυνήσεσθε πάντα τὰ βέλη τοῦ πονηροῦ τὰ πεπυρωμένα σβέσαι,
καὶ τὴν περικεφαλαίαν τοῦ σωτηρίου δέξασθε καὶ τὴν μάχαιραν τοῦ Πνεύματος ὅ ἐστιν ὆῅μα
Θεοῦ (“Por esto, tomad la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, acabando todo,
permanecer firmes. Estad firmes pues ciñéndoos vuestros lomos con la verdad, y vistiéndoos la coraza de la
justicia, y calzándoos los pies con el celo del evangelio de la paz. Sobre todo, tomando el escudo de la fe, con
el cual podréis apagar todas las flechas encendidas del maligno, y tomad el casco de la salvación, y la espada
del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios”).
τοῦτο διὰ τοῦ θανάτου κατορθοῦται τ῵ σώματι παντὸς περιττώματος
ἀποποιουμένου διὰ τ῅ς ἐν τ῵ νεκρότητι λύσεως.

19 Υανερὰ μὲν οὖν ἐστι πάντως τοῖς ἐπεσκεμμένοις ποῖα ταῦτά ἐστιν ὧν
ἀποκαθαίρεται τὸ σῶμα εἰς ὕστερον, ἅπερ εἰ μὴ παρείη κατὰ τὴν
παροῦσαν ζωὴν ζημία γίνεται τοῦ βίου τούτου. Πλὴν ἀλλὰ καὶ παρ’
ἡμῶν σαφηνείας χάριν δι’ ὀλίγων εἰρήσεται.

Ἔστω καθ’ ὑπόθεσιν ἀντὶ μὲν τ῅ς βώλου ἡ ὄρεξις ἡ φυσικῶς ἐπὶ πάντων
ἐνεργουμένη, ἀντὶ δὲ τ῅ς σκωρίας ταῦτα πρὸς ἃ νῦν τὰς ὁρμὰς ἔχει ἡ
ὄρεξις, ἡδοναὶ καὶ πλοῦτοι καὶ φιλοδοξίαι καὶ δυναστεῖαι καὶ θυμοὶ καὶ
τῦφοι καὶ τὰ τοιαῦτα. Σούτων ἁπάντων καὶ τῶν τοιούτων καθάρσιον
ἀκριβὲς ὁ θάνατος γίνεται· ὧν γυμνωθεῖσά τε καὶ καθαρθεῖσα πάντων ἡ
ὄρεξις πρὸς τὸ μόνον ὀρεκτόν τε καὶ ἐπιθυμητὸν καὶ ἐράσμιον τῆ
ἐνεργείᾳ τραπήσεται, οὐκ ἀποσβέσασα καθόλου τὰς ἐγκειμένας
φυσικῶς ἡμῖν ἐπὶ τὰ τοιαῦτα ὁρμὰς ἀλλὰ πρὸς τὴν ἄυλον τῶν ἀγαθῶν
μετουσίαν μεταποιήσασα. Ἐκεῖ γὰρ ὁ ἔρως τοῦ ἀληθινοῦ κάλλους ὁ
ἄπαυστος, ἐκεῖ ἡ ἐπαινετὴ τῶν τ῅ς σοφίας θησαυρῶν πλεονεξία καὶ ἡ
καλή τε καὶ ἀγαθὴ φιλοδοξία ἡ τῆ κοινωνίᾳ τ῅ς τοῦ θεοῦ βασιλείας
κατορθουμένη καὶ τὸ καλὸν πάθος τ῅ς ἀπληστίας οὐδέποτε κόρῳ τῶν
ὑπερκειμένων πρὸς τὸν ἀγαθὸν πόθον ἐπικοπτόμενον. Οὐκοῦν μαθὼν
ὅτι τοῖς καθήκουσι χρόνοις ὁ τοῦ παντὸς τεχνίτης τὴν τοῦ σώματος
βῶλον εἰς ὅπλον εὐδοκίας μεταχαλκεύσει «θώρακα δικαιοσύνης»,
καθώς φησιν ὁ ἀπόστολος, καὶ «μάχαιραν πνεύματος» καὶ
«περικεφαλαίαν ἐλπίδος» καὶ π᾵σαν τὴν τοῦ θεοῦ «πανοπλίαν»
κατεργασάμενος,
Ama al propio cuerpo conforme a la ley del apóstol, el cual dijo que
“ninguno aborreció el propio cuerpo”.68

20 Es necesario, por tanto, amar el cuerpo que se ha purificado, no la escoria


que se desecha. Pues es verdad, como dijo la palabra divina, que “si la
morada terrestre de nuestro cuerpo fuese destruida”, en ese caso hallaremos un
edificio hecho por Dios, una casa que no está hecha por la mano del hombre,
eterna en los cielos69, digna de ser “morada en espíritu” de Dios.70 Y que nadie
me describa el carácter, la forma y la figura de aquella casa no hecha por
mano humana como semejantes a las características que ahora se
manifiestan en nosotros y nos distinguen a unos de otros por las
propiedades particulares. Pues la Palabra divina no nos ha proclamado sólo
la resurrección sino que la divina Escritura también garantiza que los que
fueron renovados mediante la resurrección necesitan ser transformados. Es
inevitable que aquello en lo que seremos cambiados quede completamente
oculto e ignorado, pues en la vida actual no se ve ningún ejemplo de lo que
se espera. Ahora todo lo denso y sólido tiene por naturaleza el impulso a ir
hacia abajo, pero cuando el cuerpo sea transformado tenderá hacia lo alto,
diciendo así la Palabra: después de haber sido cambiada la naturaleza en
todos los que han vuelto a la vida por la resurrección “seremos arrebatados en
las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”.71

En efecto, si el cuerpo de los que fueron transformados ya no tiene peso,


sino que al haber sido cambiados a una condición más divina andan por las
regiones celestiales con la naturaleza incorpórea, al mismo tiempo también
las restantes propiedades particulares del cuerpo se transforman

68
Epístola a los Efesios, cap. V, vv. 29: οὐδεὶς γάρ ποτε τὴν ἑαυτοῦ σάρκα ἐμίσησεν ἀλλ’ ἐκτρέφει
καὶ θάλπει αὐτήν καθὼς καὶ ὁ Κύριος τὴν ἐκκλησίαν (“Pues nunca nadie odió su propia carne, sino
que la alimenta y la cuida, como también el Señor a la iglesia”).
69
2º Epístola a los Corintios, cap. V, vv. 1: Οἴδαμεν γὰρ ὅτι ἐὰν ἡ ἐπίγειος ἡμῶν οἰκία τοῦ σκήνους
καταλυθῆ οἰκοδομὴν τοῦ Θεοῦ ἔχομεν οἰκίαν ἀχειροποίητον αἰώνιον ἐν τοῖς οὐρανοῖς (“Pues
sabemos que si la morada terrenal de nuestra tienda fuera destruida, tenemos un edificio de Dios, una casa
no hecha de manos, eterna en los cielos”).
70
Epístola a los Efesios, cap. II, vv. 22: ἐν ᾧ καὶ ὑμεῖς συνοικοδομεῖσθε εἰς κατοικητήριον τοῦ Θεοῦ
ἐν Πνεύματι (“En quien también vosotros sois conjuntamente edificados para ser morada de Dios en el
Espíritu”).
71
1º Epístola a los Tesalonicenses, cap. IV, vv. 17: ἔπειτα ἡμεῖς οἱ ζῶντες οἱ περιλειπόμενοι ἅμα σὺν
αὐτοῖς ἁρπαγησόμεθα ἐν νεφέλαις εἰς ἀπάντησιν τοῦ Κυρίου εἰς ἀέρα καὶ οὕτως πάντοτε σὺν
Κυρίῳ ἐσόμεθα (“Luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos
arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”).
ἀγάπα τὸ ἴδιον σῶμα κατὰ τὸν τοῦ ἀποστόλου νόμον, ὅς φησιν ὅτι
«οὐδεὶς τὸ ἑαυτοῦ σῶμα ἐμίσησεν».

20 Σὸ σῶμα δὲ τὸ κεκαθαρμένον ἀγαπ᾵σθαι χρή, οὐ τὴν ἀποποιουμένην


σκωρίαν. Ἀληθὲς γάρ ἐστιν, ὥς φησιν ἡ θεία φωνή, ὅτι «ἐὰν ἡ ἐπίγειος
ἡμῶν οἰκία τοῦ σκήνους καταλυθῆ», τότε αὐτὴν εὑρήσομεν οἰκοδομὴν ἐκ
θεοῦ γενομένην οἰκίαν ἀχειροποίητον αἰώνιον ἐν τοῖς οὐρανοῖς, ἀξίαν
τοῦ εἶναι αὐτὴν θεοῦ «κατοικητήριον ἐν πνεύματι». Καί μοι μηδεὶς
χαρακτ῅ρα καὶ σχ῅μα καὶ εἶδος ὑπογραφέτω τ῅ς ἀχειροποιήτου ἐκείνης
οἰκίας καθ’ ὁμοιότητα τῶν νῦν ἐπιφαινομένων ἡμῖν χαρακτήρων καὶ
διακρινόντων ἡμ᾵ς ἀπ’ ἀλλήλων τοῖς ἰδιώμασιν. Οὐ γὰρ μόνης τ῅ς
ἀναστάσεως ἡμῖν παρὰ τῶν θείων λογίων κεκηρυγμένης ἀλλὰ καὶ τὸ
δεῖν ἀλλαγ῅ναι τοὺς ἀνακαινισθέντας διὰ τ῅ς ἀναστάσεως τ῅ς θείας
διεγγυωμένης γραφ῅ς, ἀνάγκη π᾵σα κεκρύφθαι παντάπασι καὶ
ἀγνοεῖσθαι πρὸς ὅ τι ἀλλαγησόμεθα τ῵ μηδὲν ὑπόδειγμα τῶν
ἐλπιζομένων ἐν τ῵ νῦν καθορ᾵σθαι βίῳ. Νῦν μὲν γὰρ π᾵ν τὸ παχὺ καὶ
στερέμνιον ἐκ φύσεως ἔχει τὴν ἐπὶ τὸ κάτω φοράν, τότε δὲ πρὸς τὸ
ἀνωφερὲς ἡ μεταποίησις τοῦ σώματος γίνεται οὕτως εἰπόντος τοῦ λόγου
ὅτι μετὰ τὸ ἀλλαγ῅ναι τὴν φύσιν ἐν π᾵σι τοῖς ἀναβεβιωκόσι διὰ τ῅ς
ἀναστάσεως «ἁρπαγησόμεθα ἐν νεφέλαις εἰς ἀπάντησιν τοῦ κυρίου εἰς
ἀέρα καὶ οὕτως πάντοτε σὺν κυρίῳ ἐσόμεθα».

Εἰ τοίνυν ἐπὶ τῶν ἀλλαγέντων τὸ βάρος οὐ παραμένει τ῵ σώματι, ἀλλὰ


συμμετεωροποροῦσι τῆ ἀσωμάτῳ φύσει οἱ πρὸς θειοτέραν
μεταστοιχειωθέντες κατάστασιν, πάντως ὅτι καὶ τὰ λοιπὰ τῶν
ἰδιωμάτων τοῦ σώματος
completamente en algo más divino: el color, la forma, el contorno y todas las
propiedades individuales.

A causa de esto no vemos ninguna necesidad de observar tal diferencia 72 en


los que son transformados por la resurrección, la que actualmente la
naturaleza necesita para la continuación de la especie humana (aunque no
está claramente probado que no existirán, ya que ignoramos en lo que estas
cosas se convertirán después de la transformación). Pero ciertamente no
dudamos de que de los muchos se formará un pueblo, cuando todos
lleguemos a ser un cuerpo en Cristo, conformados con una marca distintiva,
brillando igualmente en todos la semejanza divina. Pero respecto a qué se
nos dará en la transformación en lugar de aquellas propiedades particulares,
ya explicamos que excede a toda idea conjeturable.

Mas como no dejáramos agotado del todo el discurso sobre esto, diremos
que la diferencia entre lo masculino y lo femenino no contribuye en nada a
la naturaleza a excepción de la procreación. Hay que admitir una conjetura
en la discusión sobre esto, digna de la alabanza que se debe proclamar al
Dios de todo bien: que la potencia generatriz de la naturaleza se
transmutará al servicio de aquel parto, del cual participó el gran Isaías
cuando dice: “Por el temor de ti, Señor, concebimos, sufrimos dolores de parto y
dimos a luz; realizamos el espíritu de tu salvación sobre la tierra”.73 Si, pues, tal
parto es bueno y la procreación viene a ser causa de salvación, como dijo el
apóstol, jamás cesa de engendrar el espíritu de salvación, aquel que una sola
vez dio a luz mediante tal parto la multiplicación de los bienes en sí mismo.
Pero aun si alguien dijera que en la resurrección permanecerá idéntico otra
vez en nosotros el rasgo distintivo con que hemos sido conformados, no está
al alcance de la inteligencia el suponer si esto será así o diferente. Si alguien
dijese que en la resurrección tendremos la misma apariencia, la razón caerá
en una gran perplejidad,

72
Se refiere a la diferencia de género. Al igual que Orígenes, Gregorio consideró que la división sexual fue
una consecuencia de la caída, necesaria para la continuación de la especie que había devenido en mortal por
el pecado; pero antes de la caída dicha diferenciación no existía en el ser humano sino tan sólo en potencia.
Por ello el Niseno sostiene que el cuerpo glorioso no necesitará de los órganos sexuales, aunque no niega la
posibilidad de que existan aún luego de la resurrección, adaptados a otros fines más elevados.
73
Isaías, cap. XXVI, vv. 18: ἐν γαστρὶ ἐλάβομεν καὶ ὠδινήσαμεν καὶ ἐτέκομεν· πνεῦμα σωτηρίας
σου ἐποιήσαμεν ἐπὶ τ῅ς γ῅ς< (Concebimos, sufrimos dolores de parto y dimos a luz; el espíritu de tu
salvación realizamos sobre la tierra…).
πρός τι τῶν θειοτέρων συμμετατίθεται· τὸ χρῶμα, τὸ σχ῅μα, ἡ
περιγραφὴ καὶ τὰ καθ’ ἕκαστον πάντα.

Σούτου χάριν οὐδεμίαν ἀνάγκην ὁρῶμεν τοῖς ἀλλαγεῖσι διὰ τ῅ς


ἀναστάσεως ἐνθεωρεῖσθαι τὴν τοιαύτην διαφορὰν ἣν νῦν διὰ τὴν τῶν
ἐπιγινομένων ἀκολουθίαν ἀναγκαίως ἔσχεν ἡ φύσις (οὔτε μὴν ὅτι οὐκ
ἔσται σαφῶς ἔστιν ἀποφήνασθαι ἀγνοούντων ἡμῶν εἰς ὅ τι ταῦτα διὰ
τ῅ς ἀλλαγ῅ς μεταβήσεται), ἀλλ’ ὅτι μὲν γένος ἔσται τῶν πάντων ἕν,
ὅταν ἓν σῶμα Φριστοῦ οἱ πάντες γενώμεθα τ῵ ἑνὶ χαρακτ῅ρι
μεμορφωμένοι, οὐκ ἀμφιβάλλομεν π᾵σι κατὰ τὸ ἴσον τ῅ς θείας εἰκόνος
ἐπιλαμπούσης, τί δὲ ἡμῖν ἀντὶ τῶν τοιούτων ἰδιωμάτων ἐν τῆ ἀλλαγῆ
τ῅ς φύσεως προσγενήσεται, κρεῖττον εἶναι πάσης στοχαστικ῅ς ἐννοίας
ἀποφαινόμεθα.

Ὡς δ’ ἅν μὴ καθ’ ὅλου ἀγύμναστος ἡμῖν ὁ περὶ τούτου λόγος


καταλειφθείη, τοῦτό φαμεν ὅτι εἰς οὐδὲν ἕτερον τ῅ς κατὰ τὸ ἄρρεν καὶ
θ῅λυ διαφορ᾵ς συνεργούσης τῆ φύσει πλὴν τ῅ς παιδοποιίας τάχα τινὰ
στοχασμὸν ἔστιν ἀναλαβεῖν τ῅ς ἐπηγγελμένης τοῦ θεοῦ τῶν ἀγαθῶν
εὐλογίας ἐπάξιον ἐν τ῵ περὶ τούτου λόγῳ, ὅτι εἰς τὴν ἐκείνου τοῦ τόκου
ὑπηρεσίαν μεταβήσεται ἡ γεννητικὴ τ῅ς φύσεως δύναμις, οὗ μετέσχεν ὁ
μέγας ἨσαἸας εἰπὼν ὅτι «ἀπὸ τοῦ φόβου σου, κύριε, ἐν γαστρὶ ἐλάβομεν
καὶ ὠδινήσαμεν καὶ ἐτέκομεν· πνεῦμα σωτηρίας σου ἐποιήσαμεν ἐπὶ τ῅ς
γ῅ς». Εἰ γὰρ ἀγαθὸς ὁ τοιοῦτος τόκος καὶ σωτηρίας αἰτία γίνεται ἡ
τεκνογονία, καθώς φησιν ὁ ἀπόστολος, οὐδέποτε τὸ πνεῦμα τ῅ς
σωτηρίας γεννῶν τις παύεται ὁ ἅπαξ διὰ τοῦ τοιούτου τόκου τὸν
πληθυσμὸν τῶν ἀγαθῶν ἑαυτ῵ τεκνωσάμενος. Ἀλλὰ κἅν τὸν
χαρακτ῅ρά τις λέγῃ ᾧ μεμορφώμεθα, πάλιν ἡμῖν ἐν τῆ ἀναβιώσει τὸν
αὐτὸν συμπαρέσεσθαι, οὐδὲ πρὸς τοῦτο πρόχειρος ἡμῶν ἐστιν ἡ διάνοια
οὕτως ἥ ἑτέρως ἔχειν ὑπονο῅σαι. Εἴτε γὰρ ἐπὶ τοῦ αὐτοῦ λέγοι τις εἴδους
τὴν ἀναβίωσιν ἔσεσθαι, εἰς πολλὴν ἀμηχανίαν ἐκπεσεῖται ὁ λόγος
ya que el hombre no permanece siempre igual a sí mismo en relación a su
aspecto exterior, sino que su apariencia cambia tanto por el crecimiento
como por las enfermedades. La conformación del infante es distinta a la del
muchacho, a la del niño, a la del hombre de mediana edad, a la del hombre
mayor, a la del viejo y a la del anciano; ninguno de estos [estadios] es igual
al otro. También [son distintos] el afectado por la ictericia y el hinchado por
la hidropesía, el que fue consumido por el agotamiento y el que engordó por
algún desequilibrio, el bilioso, el sanguíneo, el flemático, conformándose el
aspecto de cada uno de ellos según la disfunción que los domina. No es
correcto pensar que estas cosas permanecerán después de la resurrección,
pues la transformación cambiará todo en algo más divino, y no es fácil
conjeturar por analogía qué aspecto tendremos, ya que creemos que los
bienes aguardados según nuestra esperanza están más allá de la vista, el
oído y la inteligencia. No se equivocará del todo quien diga que la cualidad
particular de las disposiciones morales sea quizás la forma por la cual el
aspecto de cada uno será reconocido. Así como ahora cualquier cambio en
los elementos presentes en nosotros provoca las diferencias de las
características en cada uno, dándole el aspecto y el color propios de la figura
por el aumento o la disminución de los elementos opuestos, así también me
parece que [en el cuerpo resurrecto] las que modelan la figura de cada uno
no son estos elementos sino las propiedades particulares de la maldad o de
la virtud, cuya mezcla recíproca dispone el aspecto de un modo u otro. Esta
distinción también ocurre más o menos en la vida presente, puesto que la
disposición externa del rostro indica la disposición oculta del alma. Por esto
reconocemos al que está dominado por la pena, al que se inflama por la
cólera y al que está atado por la pasión, y por la parte contraria al hombre
sereno, tranquilo,
διὰ τὸ μὴ τὸν αὐτὸν ἑαυτ῵ κατὰ τὸ εἶδος τοῦ χαρακτ῅ρος πάντοτε
διαμένειν τὸν ἄνθρωπον ὑπό τε τῶν ἡλικιῶν καὶ τῶν παθημάτων
ἄλλοτε πρὸς ἄλλο εἶδος μεταπλασσόμενον. Ἄλλως γὰρ μορφοῦται τὸ
νήπιον καὶ τὸ μειράκιον, ἄλλως ὁ παῖς, ὁ ἀνήρ, ὁ μεσ῅λιξ, ὁ παρ῅λιξ, ὁ
γηραιός, ὁ πρέσβυς· οὐδὲν τούτων ὡσαύτως ἔχει πρὸς τὸ ἕτερον. Ἀλλὰ
καὶ ὁ τ῵ ἰκτέρῳ κατιωθεὶς καὶ ὁ ἐξῳδηκὼς τ῵ ὑδέρῳ, ὅ τε ξηρανθεὶς ἐν
τηκεδόνι καὶ ὁ πολυσαρκήσας ἔκ τινος δυσκρασίας, ὁ κατάχολος, ὁ
αἱματώδης, ὁ φλεγματίας ἑκάστου τούτων πρὸς τὴν ἐπικρατοῦσαν
δυσκρασίαν συμμορφουμένου οὔτε παραμένειν ταῦτα μετὰ τὸ
ἀναβιῶσαι καλῶς ἔχει λογίσασθαι, τ῅ς ἀλλαγ῅ς πάντα
μετασκευαζούσης πρὸς τὸ θειότερον, οὔτε οἷον ἡμῖν ἐπανθήσει τὸ εἶδος
εὔκολόν ἐστιν ἀναλογίσασθαι, τῶν κατ’ ἐλπίδα ἡμῖν προκειμένων
ἀγαθῶν ὑπὲρ ὀφθαλμὸν καὶ ἀκοὴν καὶ διάνοιαν εἶναι πεπιστευμένων.
Ἢ τάχα γνωριστικὸν εἶδος ἑκάστου τὴν ποιὰν ἰδιότητα τῶν ἠθῶν εἰπών
τις οὐ τοῦ παντὸς ἁμαρτήσεται. Καθάπερ γὰρ νῦν ἡ κατά τι παραλλαγὴ
τῶν ἐν ἡμῖν στοιχείων τὰς τῶν χαρακτήρων ἐν ἑκάστῳ διαφορὰς
ἐξεργάζεται κατὰ πλεονασμὸν ἥ ἐλάττωσιν τῶν ἀντιστοιχούντων τινὸς
σχηματιζομένου τε καὶ χρωννυμένου τοῦ κατὰ τὴν μορφὴν ἰδιώματος,
οὕτω μοι δοκεῖ τὰ εἰδοποιοῦντα τότε τὴν ἑκάστου μορφὴν οὐ ταῦτα τὰ
στοιχεῖα γίνεσθαι ἀλλὰ τὰ τ῅ς κακίας ἥ τ῅ς ἀρετ῅ς ἰδιώματα, ὧν ἡ ποιὰ
πρὸς ἄλληλα μίξις ἥ οὕτως ἥ ἑτέρως τὸ εἶδος παρασκευάζει,
χαρακτηρίζεσθαι, οἷον δή τι σχεδὸν καὶ ἐπὶ τοῦ παρόντος γίνεται βίου,
ὅταν ἡ ἔξωθεν τοῦ προσώπου διάθεσις τὴν ἐν τ῵ κρυπτ῵ τ῅ς ψυχ῅ς
καταμηνύῃ διάθεσιν, ὅθεν ὆ᾳδίως ἐπιγινώσκομεν τόν τε τῆ λύπῃ
κρατούμενον καὶ τὸν τ῵ θυμ῵ διανεστηκότα καὶ τὸν ἐν ἐπιθυμίᾳ
λυόμενον, καὶ έκ τοῦ ἐναντίου τὸν φαιδρὸν, τὸν ἀόργητον,
embellecido con la venerable marca de la templanza. En efecto, así como en
la vida actual la disposición del corazón es expresada por la apariencia y el
aspecto del hombre se representa conforme a la pasión que lo envuelve, así
también me parece que, cuando la naturaleza sea cambiada a una condición
más divina, el hombre será modelado en su carácter, no siendo de una
manera y pareciendo de otra, sino tal como es: sensato, justo, afable, puro,
afectuoso, que ama a Dios. Se conocerá de este modo a aquel en quien se
halla la mayoría de estas virtudes, o a aquel que es inferior en una pero
superior en otra. A partir de tales [características], que manifiestan las
particularidades de lo más elevado o de su contrario, los hombres se
reparten en diferentes categorías que distinguen a cada uno de los demás,
hasta que el último enemigo sea anulado74, como dijo el apóstol, y la maldad
será completamente desterrada de los seres, brillando en todos la belleza
divina para la cual fuimos formados desde el principio. Esta es luz, pureza,
incorrupción, vida, verdad y cosas semejantes, y no es inverosímil que
seamos y parezcamos hijos del día y de la luz. No se encontrará ningún
cambio ni diferencia en lo que es del mismo género que la luz, la pureza y la
incorrupción75, sino que una misma gracia brillará sobre todos, puesto que
llegarán a ser hijos de la luz y brillarán como el sol, según la veraz palabra
del Señor. Pero también, del hecho de que todos habrán de ser
perfeccionados en la unidad conforme a la promesa de la palabra del Señor,
se sigue una reflexión: una única y misma gracia se manifestará en todos; de
este modo, cada uno transmitirá al vecino su alegría, y también se alegrará
observando la belleza del otro, regocijándose de que ninguna maldad
transforme el aspecto en una fea apariencia”.

74
1º Epístola a los Corintios, cap. XV, vv. 26: ἔσχατος ἐχθρὸς καταργεῖται ὁ θάνατος (“El último
enemigo en ser abolido es la muerte”).
75
Cf. Epístola de Santiago, cap. I, vv. 17: π᾵σα δόσις ἀγαθὴ καὶ π᾵ν δώρημα τέλειον ἄνωθέν ἐστιν
καταβαῖνον ἀπὸ τοῦ Πατρὸς τῶν φώτων παρ’ ᾧ οὐκ ἔνι παραλλαγὴ ἥ τροπ῅ς ἀποσκίασμα
(“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el que no hay
ningún cambio o sombra de variación”).
τὸν τ῵ σεμν῵ χαρακτ῅ρι τ῅ς σωφροσύνης καλλωπιζόμενον. Ὥσπερ
τοίνυν κατὰ τὴν ἐνεστῶσαν ζωὴν μορφὴ γίνεται ἡ ποιὰ διάθεσις τ῅ς
καρδίας καὶ πρὸς τὸ ἐγκείμενον πάθος τὸ τοῦ ἀνθρώπου εἶδος
ἀπεικονίζεται, οὕτω μοι δοκεῖ πρὸς τὸ θειότερον ὑπαλλαγείσης τ῅ς
φύσεως εἰδοποιεῖσθαι διὰ τοῦ ἤθους ὁ ἄνθρωπος οὐκ ἄλλο τι ὢν καὶ
ἄλλο φαινόμενος, ἀλλ’ ὅπερ ἐστὶ τοῦτο καὶ γινωσκόμενος ὡς ὁ σώφρων
ὁ δίκαιος ὁ πρ᾵ος ὁ καθαρὸς ὁ ἀγαπητικὸς ὁ φιλόθεος, καὶ πάλιν ἐν
τούτοις ἥ ὁ ἐν τοῖς πλείοσιν εὑρισκόμενος ἥ ὁ ἐν τ῵δε μὲν ἐλαττούμενος,
πλεονεκτῶν δὲ κατὰ τὸ ἕτερον. Ἐκ τούτων γὰρ καὶ τῶν τοιούτων, τῶν τε
κατὰ τὸ κρεῖττον καὶ τῶν κατὰ τὸ ἐναντίον ἐπιθεωρουμένων ἰδιομάτων,
οἷον εἰς διαφόρους ἰδέας οἱ καθ’ ἕκαστον ἀπ’ ἀλλήλων μερίζονται, ἕως
ἅν τοῦ ἐσχάτου ἐχθροῦ καταργηθέντος, ὥς φησιν ὁ ἀπόστολος, καὶ τ῅ς
κακίας καθόλου πάντων τῶν ὄντων ἐξοικισθείσης, ἓν τὸ θεοειδὲς
κάλλος ἐπαστράψῃ τοῖς π᾵σιν, ᾧ κατ’ ἀρχὰς ἐμορφώθημεν. Σοῦτο δέ
ἐστι φῶς καὶ καθαρότης καὶ ἀφθαρσία καὶ ζωὴ καὶ ἀλήθεια καὶ τὰ
τοιαῦτα, οὐδὲ γὰρ ἀπεικός ἐστιν ἡμέρας τέκνα καὶ φωτὸς εἶναί τε καὶ
φαίνεσθαι, φωτὸς δὲ καὶ καθαρότητος καὶ ἀφθαρσίας οὐδεμία
παραλλαγὴ οὐδὲ διαφορὰ πρὸς τὸ ὁμογενὲς εὑρεθήσεται, ἀλλὰ μία
χάρις ἐπιλάμψει τοῖς π᾵σιν, ὅταν υἱοὶ φωτὸς γενόμενοι, λάμψωσιν ὡς ὁ
ἥλιος κατὰ τὴν ἀψευδ῅ τοῦ κυρίου φωνήν. Ἀλλὰ καὶ τὸ πάντας ἔσεσθαι
τετελειωμένους εἰς τὸ ἓν κατὰ τὴν ἐπαγγελίαν τοῦ θεοῦ λόγου τ῅ς
αὐτ῅ς ἔχεται διανοίας τ῵ μίαν καὶ τὴν αὐτὴν τοῖς π᾵σιν ἐπιφανήσεσθαι
χάριν, ὡς τὴν αὐτὴν εὐφροσύνην ἕκαστον τ῵ πέλας ἀντιχαρίζεσθαι, δι’
οὗ ἕκαστος καὶ εὐφραίνεται τοῦ ἑτέρου τὸ κάλλος βλέπων, καὶ
ἀντευφραίνει μηδεμι᾵ς κακίας μεταμορφούσης τὸ εἶδος εἰς εἰδεχθ῅
χαρακτ῅ρα».
21 Estas cosas han sido discutidas por nuestra razón, a fin de que nos sea
posible interpretar las palabras de aquellos que han muerto. Y nosotros, con
la palabra del gran Pablo, aconsejaremos a los que están profundamente
afligidos: “No quiero que ignoréis, hermanos, acerca de los que han muerto, para
que no os aflijáis como los demás que no tienen esperanza”.76 Si, pues, algo digno
de atención hemos aprendido acerca de los que han muerto, sobre cuyo
destino reflexionó nuestro discurso, no aceptemos la aflicción innoble y
grosera, pero si aún así es necesario hacer luto prefiramos la aflicción loable
y virtuosa. Igual que el placer es, por un lado, brutal e irracional mas por
otro lado puro y espiritual, así también lo contrario al placer se puede
distinguir en perversión y virtud. Hay una forma de luto estimable y que no
rechaza la adquisición de la virtud, contraria a la tristeza irracional y
grosera. El que se dejó agobiar por esta después se arrepentirá igual que el
que se apartó fuera del límite establecido y fue vencido por la pasión. El luto
estimable conlleva una tristeza que no da motivo para arrepentirse ni
avergonzarse a los que se conducen virtuosamente en la vida. Se aflige
verdaderamente el que tiene conciencia de aquellos bienes de los cuales ha
caído, comparando esta vida caduca y sucia con aquella pura felicidad, la
que poseía antes de contentarse con poseer lo malo. Y cuanto más pesada
hace el luto a esta vida, tanto más se apresura a adquirir los bienes tan
deseados, pues la conciencia de la pérdida del Bien incita a procurar con
diligencia aquello que se desea vivamente.

76
1º Epístola a los Tesalonicenses, cap. IV, vv. 13: Οὐ θέλομεν δὲ ὑμ᾵ς ἀγνοεῖν, ἀδελφοί, περὶ τῶν
κεκοιμημένων, ἵνα μὴ λυπ῅σθε καθὼς καὶ οἱ λοιποὶ οἱ μὴ ἔχοντες ἐλπίδα (“No queremos que
ignoréis, hermanos, acerca de los que duermen, para que no estéis afligidos como los demás, los que no
tienen esperanza”).
21 Σαῦτα ἡμῖν ὁ νοῦς ὁ ἡμέτερος ἀντὶ τῶν κατοιχομένων διείλεκται τὰς
φωνὰς ἐκείνων ὡς δυνατὸν ἡμῖν ὑποκρινόμενος. Ἡμεῖς δὲ τῆ τοῦ
μεγάλου Παύλου φωνῆ τὴν πρὸς τοὺς βαρυπενθοῦντας συμβουλὴν
περιγράψωμεν ὅτι «Οὐ θέλω ὑμ᾵ς ἀγνοεῖν, ἀδελφοί, περὶ τῶν
κεκοιμημένων, ἵνα μὴ λυπ῅σθε ὡς καὶ οἱ λοιποὶ οἱ μὴ ἔχοντες ἐλπίδα».
Εἰ οὖν τι μεμαθήκαμεν σπουδ῅ς ἄξιον περὶ τῶν κεκοιμηκότων δι’ ὧν
ἡμῖν ὁ λόγος τὰ περὶ τούτων ἐφιλοσόφησε, μηκέτι τὴν δυσγεν῅ ταύτην
καὶ ἀνδραποδώδη λύπην παραδεξώμεθα, ἀλλ’ εἰ χρὴ καὶ λυπεῖσθαι,
ἐκείνην ἑλώμεθα τὴν λύπην τὴν ἐπαινετὴν καὶ ἐνάρετον. Ὡς γὰρ τ῅ς
ἡδον῅ς τὸ μέν ἐστι κτηνῶδες καὶ ἄλογον, τὸ δὲ καθαρόν τε καὶ ἄυλον,
οὕτω καὶ τὸ ἀντικείμενον τῆ ἡδονῆ πρὸς κακίαν καὶ ἀρετὴν
διαστέλλεται. Ἔστιν οὖν τι καὶ πένθους εἶδος μακαριζόμενον καὶ πρὸς
κτ῅σιν ἀρετ῅ς οὐκ ἀπόβλητον, ὅπερ ἐναντίως ἔχει πρὸς τὴν ἄλογον
ταύτην καὶ ἀνδραποδώδη κατήφειαν. Ὁ μὲν γὰρ ἐν ταύτῃ γενόμενος
ἑαυτοῦ μετὰ ταῦτα διὰ μεταμελείας καθάψεται ὡς ἔξω τοῦ καθεστῶτος
παρενεχθείς, ὅτε τοῦ πάθους ἥττων ἐγένετο. Σὸ δὲ μακαριζόμενον
πένθος ἀμεταμέλητον καὶ ἀνεπαίσχυντον ἔχει τὴν σκυθρωπότητα τοῖς
δι’ αὐτοῦ τὸ ἐν ἀρετῆ κατορθοῦσι βίον. Πενθεῖ γὰρ ὡς ἀληθῶς ὁ ἐν
συναισθήσει τῶν ἀγαθῶν ἐκείνων γενόμενος ὧν ἀποπέπτωκεν,
ἀντιπαραθεὶς τὴν ἐπίκηρον ταύτην καὶ ὆υπῶσαν ζωὴν τῆ ἀκηράτῳ
ἐκείνῃ μακαριότητι, ἧς ἐν ἐξουσίᾳ ἦν πρὶν τῆ ἐξουσίᾳ εἰς κακὸν
ἀποχρήσασθαι, καὶ ὅσῳ πλέον ἐπὶ τ῵ τοιούτῳ βίῳ βαρύνει τὸ πένθος,
τοσούτῳ μ᾵λλον ἐπιταχύνει ἑαυτ῵ τὴν τῶν ποθουμένων ἀγαθῶν
κτ῅σιν. Ἡ γὰρ τ῅ς τοῦ καλοῦ ζημίας συναίσθησις τ῅ς περὶ τὸ
ποθούμενον σπουδ῅ς ὑπέκκαυμα γίνεται.
Pues bien, puesto que hay también un luto saludable, según indicó la razón,
sabed, los que os dejáis llevar fácilmente por el sentimiento de aflicción, que
no prohibimos el luto, sino que aconsejamos observar el bueno en lugar del
que se describió. No os aflijáis, pues, con el dolor del mundo que da por
resultado la muerte77, según dijo el apóstol, sino con el que es según Dios,
cuyo fin es la salvación del alma. El llanto derramado a la ligera y sin razón
por los que han muerto viene a ser también un motivo de condena para el
que administra mal lo útil. Si el que creó todo con sabiduría forjó a la
naturaleza con esta disposición la cual, por una parte, es un recurso para
purificarla del mal antes dominante y, por otra, para hacerla partícipe de los
bienes esperados, el que derrama el llanto a la ligera y sin razón será
acusado por su propio señor, según la palabra evangélica, como un mal
administrador que despilfarra sin provecho la riqueza que le fue confiada. 78
Todo lo que contribuye al bien se cuenta entre los tesoros de gran precio. No
quiero pues que ignoréis, hermanos, las cosas que hemos aprendido acerca
de los que han muerto, aún cuando el Espíritu Santo revele a los perfectos
un conocimiento distinto, “para que no os aflijáis como los demás que no tienen
esperanza”. Sólo los incrédulos limitan sus esperanzas a la presente vida, y
por esto consideran la muerte como una desgracia, porque no esperan lo
que nosotros creemos. Nosotros le hemos creído al gran garante de la
resurrección de los muertos, al que es señor de toda la creación, quien no
sólo murió sino también resucitó79, para que la palabra sobre la resurrección
se confirme con los hechos. Tenemos la esperanza indudable de los bienes,
estando presente la cual no tendrá lugar la aflicción por los muertos.

77
Cf. 2º Epístola a los Corintios, cap. VII, vv. 10: ἡ γὰρ κατὰ Θεὸν λύπη μετάνοιαν εἰς σωτηρίαν
ἀμεταμέλητον κατεργάζεται ἡ δὲ τοῦ κόσμου λύπη θάνατος κατεργάζεται (“Pues la aflicción que
es según Dios produce arrepentimiento para salvación, que no da motivos para arrepentirse, pero la
aflicción del mundo produce la muerte”).
78
Cf. la parábola del mayordomo infiel en el Evangelio según San Lucas, cap. XVI, vv. 1-12.
79
Cf. Epístola a los Romanos, cap. XIV, vv. 9: εἰς τοῦτο γὰρ Φριστὸς καὶ ἀπέθανεν καὶ ἀνέσθη καὶ
ἀνεζησεν ἵνα καὶ νεκρῶν καὶ ζώντων κυριεύσῃ (“Pues para esto también murió, resucitó y vivió
Cristo, para que señoree a los muertos y a los vivos”); 2º Epístola a los Corintios, cap. V, vv. 15: καὶ ὑπὲρ
πάντων ἀπέθανεν ἵνα οἱ ζῶντες μηκέτι ἑαυτοῖς ζῶσιν ἀλλὰ τ῵ ὑπὲρ αὐτῶν ἀποθανόντι καὶ
ἐγερθέντι (“Y por todos murió, para que los que viven ya no vivan para sí mismos sino para el que murió y
fue levantado por ellos”); 1º Epístola a los Tesalonicenses, cap. IV, vv. 14: εἰ γὰρ πιστεύομεν ὅτι Ἰησοῦς
ἀπέθανεν καὶ ἀνέσθη οὕτως καὶ ὁ Θεὸς τοὺς κοιμηθέντας διὰ τοῦ Ἰησοῦ ἄξει σὺν αὐτ῵ (“Pues si
creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Él a los que durmieron en Jesús”).
Οὐκοῦν ἐπειδήπερ ἔστιν καὶ σωτήριόν τι πένθος, καθὼς ὁ λόγος
ὑπέδειξεν, ἀκούσατε, οἱ πρὸς τὸ τ῅ς λύπης πάθος εὐκόλως
καταφερόμενοι, ὅτι οὐ κωλύομεν τὴν λύπην, ἀλλ’ ἀντὶ τ῅ς
κατεγνωσμένης τὴν ἀγαθὴν συμβουλεύομεν. Μὴ λυπεῖσθε τοίνυν τὴν
τοῦ κόσμου λύπην τὴν κατεργαζομένην τὸν θάνατον, καθώς φησιν ὁ
ἀπόστολος, ἀλλὰ τὴν κατὰ θεόν, ἧς τὸ πέρας ἡ τ῅ς ψυχ῅ς ἐστι σωτηρία.
Σὸ γὰρ εἰκῆ καὶ μάτην τοῖς κεκοιμημένοις ἐπιχεόμενον δάκρυον τάχα
καὶ κατακρίσεως αἴτιον γίνεται τ῵ κακῶς οἰκονομοῦντι τὸ χρήσιμον. Εἰ
γὰρ ἐπὶ τούτῳ τὴν λυπηρὰν ταύτην διάθεσιν ἐνετεκτήνατο τῆ φύσει ὁ
πάντα ἐν σοφίᾳ ποιήσας ἐφ’ ᾧτε καθάρσιον μὲν αὐτὴν εἶναι τ῅ς
προκατασχούσης κακίας ἐφόδιον δὲ τ῅ς τῶν ἐλπιζομένων ἀγαθῶν
μετουσίας, τάχα ὁ μάτην καὶ ἀνωφελῶς ἐκχέων τὸ δάκρυον
διαβληθήσεται τ῵ ἰδίῳ δεσπότῃ, κατὰ τὸν εὐαγγελικὸν λόγον, ὡς κακὸς
οἰκονόμος διασπείρων ἀχρήστως τὸν πιστευθέντα πλοῦτον. Π᾵ν γὰρ τὸ
ἐπ’ ἀγαθ῵ χρησιμεῦον πλοῦτός ἐστι τοῖς τιμίοις τῶν κειμηλίων
ἐναριθμούμενος. Οὐ θέλω οὖν ὑμ᾵ς ἀγνοεῖν, ἀδελφοί, περὶ τῶν
κεκοιμημένων ταῦτα ἃ μεμαθἠκαμεν, καὶ εἴ τι ἄλλο πρὸς τούτοις παρὰ
τοῦ πνεύματος τοῦ ἁγίου τοῖς τελειοτέροις ἀποκαλύπτεται μάθημα, «ἵνα
μὴ λυπ῅σθε ὡς καὶ οἱ λοιποὶ οἱ μὴ ἔχοντες ἐλπίδα». Μόνων γάρ ἐστι τῶν
ἀπίστων τὸ τ῵ παρόντι βίῳ τὰς τοῦ ζ῅ν ἐλπίδας περιορίζειν, καὶ διὰ
τοῦτο συμφορ᾵ς ἄξιον ποιοῦνται τὸν θάνατον, ὅτι αὐτοῖς τὸ
πιστευόμενον παρ’ ἡμῖν οὐκ ἐλπίζεται. Ἡμεῖς δὲ τ῵ μεγάλῳ ἐγγυητῆ τ῅ς
ἐκ νεκρῶν ἀναστάσεως πεπιστευκότες αὐτ῵ τ῵ δεσπότῃ πάσης τ῅ς
κτίσεως, ὃς διὰ τοῦτο καὶ ἀπέθανεν καὶ ἀνέστη, ἵνα τ῵ ἔργῳ τὸν περὶ τ῅ς
ἀναστάσεως λόγον πιστώσηται, ἀναμφιβόλως ἔχομεν τῶν ἀγαθῶν τὴν
ἐλπίδα, ἧς παρούσης ἡ ἐπὶ τοῖς κατοιχομένοις λύπη χώραν οὐχ ἕξει.
Nuestro Dios y Señor Jesucristo, consolador de los humildes, consolará
vuestros corazones y os sostendrá en su amor por sus misericordias. A Él
sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Ὁ δὲ θεὸς ἡμῶν καὶ κύριος Ἰησοῦς Φριστὸς ὁ παρακαλῶν τοὺς ταπεινοὺς
παρακαλέσει ὑμῶν τὰς καρδίας καὶ στηρίξει εἰς τὴν ἑαυτοῦ ἀγάπην διὰ
τῶν οἰκτιρμῶν αὐτοῦ. Ὅτι αὐτῳ ἡ δόξα εἰς τοὺς αἰῶνας τῶν αἰώνων.
Ἀμήν.

También podría gustarte