Está en la página 1de 187

CÓMO CRIAR A

NUESTROS HIJOS EN EL
SIGLO 21

ELISEO VALOY
DEDICATORIA

Este libro está dedicado primeramente a mis hijos;


ellos son en quienes pienso cada vez que escribo.
Ellos son los que me permitieron creer que un
padre puede cambiar y ser mejor si se lo propone.
También dedico este libro a mi papá y mentor.
Creo que sin él, no existiría ni una página de este
libro. Su amor, paciencia y sabiduría me guían.
Dedico esta obra a mis amados discípulos y
aprendices, a quienes les he dedicado los mejores
años de mi vida, miles de lágrimas, desvelos y
oraciones.
Por último, dedico este libro a cada papá y mamá
de mi Iglesia Visión Apostólica y de la Fundación
EPASI que son quienes me animaron a escribir lo
que compartimos en incontables charlas para
padres y ministraciones personales.
Índice

Dedicatoria ....................................................................... 2
Prólogo Jorge Ledesma ................................................. 8
Prólogo Fico Ruiz ........................................................... 9
Introducción ................................................................. 11
Notas del autor ............................................................. 14
Capítulo 1 – Un universo tamaño juguete ................. 15
Prohibido jugar ....................................................... 17
Mientras te diviertes, no te olvides de aprender a vivir
....................................................................................... 18
Síndrome del niño aburrido.................................... 20
A mí también me encanta jugar ............................. 22
Hoy tu tarea es jugar .............................................. 25
Ayudas sobre el tema ............................................. 26
Para seguir aprendiendo sobre el tema ................... 27
Preguntas para reflexionar como padres ................ 28
Capítulo 2 - La niñera del siglo XXI .......................... 29
Me robaron unas horas ¿adivina quién fue? ........... 30
¿Desarrollando o enrollando? ................................ 31
Necesito tiempo para mí ........................................ 33
No moleste a mi hijo, está con su institutriz .......... 35
Adictos a la televisión ............................................ 37
Problemas de concentración ................................... 38
Problemas de socialización .................................... 39
Hay una salida ........................................................ 40
Problemas para recordar......................................... 40
Insomnio y alteración del sueño ............................ 41
Problemas en la vista ............................................. 41
Problemas de postura............................................. 42
Afectación de Conducta ........................................ 42
Ayuda sobre el tema .............................................. 43
Hijos al frente ........................................................ 45
Consecuencias desconocidas ................................. 46
La televisión como aliada ...................................... 49
Para seguir aprendiendo ........................................ 49
Capítulo 3 – EduCasa ................................................. 51
La familia, la protagonista de la historia que no usa
dobles ............................................................................ 54
Escuela sin moral .................................................. 56
La mejor educación ............................................... 59
Educando en valores.............................................. 62
Cómo enseñar valores y principios a nuestros hijos
...................................................................................... 65
Para seguir aprendiendo sobre el tema .................. 66
Preguntas para reflexionar como padres................ 66
Capítulo 4 – Amigo o no amigo, ese es el dilema ...... 67
Solucionando problemas antes que aparezcan ...... 68
Una familia de amigos ........................................... 70
No quiero que te juntes con… ............................... 72
Los valores y principios: el mejor filtro para el café
de amigos ...................................................................... 73
Una delgada línea roja ........................................... 75
¡Ayuda!... creo que soy amigo de mi hijo ............. 77
Un amigo para mi hijo ........................................... 78
Un menú de la amistad ........................................... 79
Para seguir aprendiendo sobre el tema ................... 83
Preguntas para reflexionar como padres ................ 83
Capítulo 5 – Ayúdeme, Mi hija es presa de la moda. 84
Si son niños, que parezcan niños............................ 85
El lenguaje visual ................................................... 86
Fiestas de disfraces................................................. 90
Un príncipe en Nueva York ................................... 93
Desgastado ............................................................. 95
Descartable ............................................................. 98
Para seguir aprendiendo ....................................... 102
Preguntas para reflexionar como padres .............. 103
Capítulo 6 – Mi hijo cree que todo lo que brilla es oro
......................................................................................... 104
Póngale usted el precio ........................................ 107
Repisas para ordenar el tiempo ............................ 109
Le doy o no le doy. Esa es la cuestión ................. 112
El tarrito transparente ........................................... 113
Oro de mentira ..................................................... 116
Errores comunes ................................................... 118
Preguntas para reflexionar como padres .............. 119
Capítulo 7 – Bandas y pandillas o la consola de
videojuegos ..................................................................... 120
La segunda adicción más grande del mundo........ 121
El protagonista ..................................................... 122
El efecto Proteus .................................................. 123
Re-start ................................................................. 125
Sumando............................................................... 127
Lo que mejor hacemos juntos, es jugar a videojuegos
.................................................................................... 127
Qué es lo peor que puede pasar ........................... 129
Pandillas, la nueva forma de mafia...................... 131
Preguntas para reflexionar como padres.............. 133
Capítulo 8 – El monstruo que aterra a los grandes 134
Mitos sobre el abuso sexual................................. 135
Tipos de abuso sexual.......................................... 139
Normas de seguridad ........................................... 142
La educación sexual ............................................ 144
Una sociedad sin moral ....................................... 145
Para seguir aprendiendo ...................................... 146
Preguntas para reflexionar como padres.............. 147
Capítulo 9 – El flautista de Hamelin ....................... 148
Expresión social .................................................. 149
Distraídos y abstraídos ........................................ 151
Lírica de la buena ................................................ 153
El mito más grande de la Iglesia ......................... 154
Preguntas para reflexionar ................................... 156
Capítulo 10 – Apareció el cuarto mono ................... 157
Los más vulnerables ............................................ 159
El mito de la herramienta .................................... 164
El sonido del silencio .......................................... 167
Para seguir aprendiendo ...................................... 170
Preguntas para reflexionar ................................... 171
Capítulo 11 – Tiempo a solas con mi hijo ............... 172
Cuando tengamos tiempo ya será tarde… ........... 174
Me voy, pero volveré y estaré contigo ................ 179
Tiempo a solas con mi hijo .................................. 180
Hay minutos que dicen te amo ............................. 183
Quiero que mis papás se separen… ..................... 184
Conclusión final ................................................... 185
Bonus........................................................................... 187
PRÓLOGO

Se han publicado diferentes materiales acerca de la


crianza de los hijos, pero este libro es diferente porque es
muy actual, y eso es muy importante porque ahora todo es
diferente. En estos años se han producido demasiados
cambios culturales muy vertiginosos y esto nos desafía a
actualizarnos y renovar nuestros paradigmas de crianza; y si,
además, queremos hacerlo con la ayuda de Dios,
necesitamos abrir nuestros corazones para ser odres nuevos,
porque lo que el Espíritu Santo hará para ayudarnos, será
"vino nuevo". ¿cómo podemos guiar correctamente a
nuestros hijos nativos digitales? Cambiaron sus gustos,
cambiaron sus miedos, sus focos de atención y aparecieron
nuevas amenazas contra ellos y contra la familia. En este
libro encontrarás cómo resolver la problemática del niño en
la era digital, con temas como la vestimenta y la moda, las
amistades digitales, los nuevos desafíos de los padres en su
rol de educadores, y tantos otros temas muy interesantes y
pertinentes que aportarán claridad y seguridad para tus
decisiones como padre o madre.
Recomiendo enfáticamente a los padres de este siglo
la lectura de este libro que aborda esta antigua problemática
desde una visión amplia y renovada con una redacción
simple y fácil de entender.
Leer este libro te ayudará a entender mejor a tus hijos
y a entender también las luchas que ellos están enfrentando
hoy en tiempos de redes sociales y te dará herramientas
prácticas para ayudarlos.

APÓSTOL JORGE LEDESMA


8
PRÓLOGO

Desde hace más de 50 años en el mundo se viene


gestando una revolución cultural y socio espiritual que
repercute directamente en la familia que es elemento
principal en el desarrollo espiritual del individuo. El núcleo
que ha dado a luz el mayor crecimiento a la sociedad en
términos de avance en la organización de la sociedad
moderna, la crianza de los hijos, la enseñanza en el hogar, el
legado familiar como inspiración para las próximas
generaciones, como lo citan las sagradas escrituras; Yo soy
un DIOS de Abraham, de Isaac y de Jacob, este puesto en
Jaque. esto es nuestro deber como padres prepararnos para
afrontar un desafío que significa CRIAR a nuestros hijos.
Eliseo Valoy con claridad conceptual, ejemplos de la vida
cotidiana y casuística comprobada nos desafía y nos impulsa
a ser mejores Padres y pelear la buena batalla para conservar
las nuevas generaciones.
La era de la post verdad donde será puesta en duda a
través de todos los medios en especial los medios de
comunicación y la nueva educación estatal, lo que es familia,
los valores, que es apropiado y que no es apropiado, que es
saludable y que no es saludable para nuestros hijos.
Debemos afrontar esta lucha como nunca, este libro es
esencial.
El consumismo y la desigualdad social han provocado
que papá y mamá no estén en casa, los nuevos organizadores
de la vida cotidiana, donde el avance económico y material
debe ser revisado constantemente recordándonos que es lo
más importante en la vida, que nuestros hijos nos recuerden
por lo que fuimos como padres o lo que logramos.

9
Con la tecnología en su mayor avance nos impulsa en
un doble esfuerzo, primero actualizarnos para saber en qué
están nuestros hijos y segundo chequear constantemente los
efectos y trastornos que esta produce cuando deja de ser un
medio de aprendizaje y esparcimiento y se convierte en un
fin que termina en la tecnopatia.
El individualismo, el aislamiento los traumas
agudizados debido situaciones no resueltas en la familia,
promoverán la orfandad social como la naturalización del
desapego y desinterés por los hijos. todo este panorama nos
debe mantener atentos, este libro te mantendrá informado y
actualizado de las nuevas tendencias sociales para que
puedas prepárate para ser el guardián de tus generaciones.

PASTOR FICO RUIZ

10
INTRODUCCIÓN

El colapso social en el que nos encontramos no


comenzó en las calles, no comenzó en las escuelas, ni en las
esferas del poder, el colapso de nuestra sociedad comenzó
en las casas, en la familia. La sociedad en la que vivimos está
en crisis porque la familia está atravesando una crisis como
nunca atravesó. Pero, con esperanza, he podido ver cómo
hombres y mujeres se han puesto de pie y han alzado la voz
para romper el silencio de la pasividad en la que estábamos
sumergidos como sociedad. A partir del 2010, en decenas de
países comenzaron a producirse congresos por la familia, a
favor de la familia. Teniendo como objetivo, resguardar el
núcleo primario y necesario para toda sociedad. Y he visto
esperanza de un futuro diferente. Y quiero aportar mi parte,
siendo padre y esposo tengo y quiero dar algo de mí. Quiero
que cuando mis hijos crezcan y me pregunten qué hice para
cambiar el mundo, pueda decirles que di lo mejor de mí. Hoy
tienes en tus manos lo que considero lo mejor de mí. He
trabajado hasta el cansancio para crear esta obra que hoy
tienes en tus manos y espero que encuentres en ella
herramientas útiles. Trabajo desde hace más de 10 años con
niños, adolescentes, padres, tíos y abuelos. Y creo que la
familia necesita, además de ser defendida, ser fortalecida,
nutrida y enseñada. Valoro en extremo a quienes se han
manifestado, se han parado en las trincheras para defender a
la familia. Pero creo que los padres necesitan, aparte de saber
identificar las corrientes de pensamiento y estrategias de
disolución familiar que hoy el sistema imperante lanza;
necesitan fortalecerse como padres, comprender su rol
formador y moldear e instruir a sus hijos en una base sólida
e inconmovible. Y este es mi aporte, mi granito de arena.
11
Creo que ser padres en el siglo XXI, es muy diferente
a la época en que nuestros abuelos y padres lo fueron. Este
siglo nos enfrenta a nuevos desafíos que nuestros padres y
abuelos no enfrentaron. Para ser padre en el siglo XXI se
necesita más que la intención de ser un buen padre o madre.
Este siglo nos obliga, de alguna forma, a estar capacitados
en una multiplicidad de temas que generaciones anteriores
no necesitaron. Esto es, principalmente debido a que este
siglo dio un salto inmenso en materia de comunicación y
tecnología y cambió el mundo relacional de nuestros hijos y
el nuestro para siempre. La velocidad con la que la
información y las comunicaciones fluyen en este tiempo nos
ha acelerado y acercado un sinfín de posibilidades, pero así
también de males.
El siglo pasado, tenía la información en enciclopedias,
si queríamos conocer algo que nos intrigaba recurríamos al
diccionario o al Atlas. Si queríamos ver una película,
debíamos ir al cine o alquilar un VHS o DVD. Si queríamos
escuchar música, teníamos la radio, los cassettes y en la
última década del siglo pasado, los CDs. Pero la realidad
cambió. Nunca los sociólogos, psicólogos ni pedagogos
imaginamos que el “acceso” cambiaría todo el espectro del
ser humano. El hecho de que sea fácil acceder todo el tiempo
a todo tipo de información, material y contenido, ha
acrecentado los peligros de uno a mil.
El horizonte de hasta dónde puede llegar la tecnología
y la información no se ve aún. Lo que sabemos es que
debemos aprender y adaptarnos día a día y si es posible ir
delante de nuestros hijos para poder protegerlos.
Los peligros en este siglo no vienen de a uno, se
agolpan a la puerta todos juntos; desde la impaciencia de los
padres a los dos años de vida de su hijo por estar ocupados
en el celular, pasando por la mala alimentación, la violencia
en las escuelas y la calle, el abuso sexual, las amistades, la

12
adicción a la televisión y a los videos juegos, la
desobediencia, la música que incita a la violencia o al sexo,
la pornografía, las fiestas de los compañeros de la escuela,
la ropa inapropiada que se pone de moda, los tatuajes, el
cigarrillo, el alcohol, las drogas, la promiscuidad, el
embarazo no deseado hasta el abandono de los estudios son
algunos de los gigantes que nos esperan en este reto de ser
padres. Mañana podrían ser más. Podemos estar toda la vida
a la defensiva y tratar de sortear los obstáculos que se pongan
en frente, o prepararnos antes de que aparezcan y ser asertivo
en cada etapa de la vida de nuestros hijos. En una
oportunidad, leí una frase que decía; aprendemos a ser hijos
cuando somos padres y a ser padres cuando somos abuelos.
Pero me rehúso a pensar que es así. Me rehúso a creer que
siempre estaré fuera de tiempo, desubicado sobre qué hacer
en cada etapa de la vida como padre. No quiero atacar los
síntomas y ya, quiero tener una familia saludable y fuerte.
Si este es tu deseo, te invito a leer este libro por
completo y lo tengas de manual de cabecera a lo largo de la
vida de tu hijo.
En la lucha como padres, no hay treguas o tiempos de
descanso, por eso nos comprometemos a reeditar cada dos
años este libro para que el contenido que encuentres sea
actual y práctico a los cambios que se van gestando.
“La desintegración de nuestra sociedad comenzó en la
familia”
Josh McDowell

13
NOTAS DEL AUTOR

Este libro fue pensado para padres de niños y


adolescentes. No hemos separado los capítulos por edad
porque creemos que es bueno conocer de ambas etapas las
mismas temáticas. Además de ello, al final de cada capítulo
encontrarás un apartado llamado “Para seguir aprendiendo”,
donde tendrás herramientas prácticas sobre cada tema y
recomendaciones de libros o material extra que te ayudarán
a profundizar y aprender más.

14
CAPÍTULO 1 – UN UNIVERSO TAMAÑO JUGUETE

“El juego es el trabajo de la infancia”


Jean Piaget
La afirmación de Piaget nos lleva a pensar ¿qué tan
importante es el juego en la infancia? Como especialista,
permíteme señalarte cómo el juego es en muchos aspectos
tan necesario en la infancia que necesita ser preservado y
extendido el mayor tiempo posible. Cierta vez, dando
talleres para padres de niños y adolescentes, les pregunté a
los padres sobre cuáles creían que podrían ser los motivos
por los que un niño o niña de siete años no juegue ni con sus
juguetes ni con sus amigos. Las respuestas fueron diversas;
las escribí en la pizarra y les pedí que dé a uno escogieran
las que les parecieran más comunes. Tres ganaron la
aprobación de la mayoría; “se aburren fácilmente”, “ahora
les atrae más el celular y la televisión” y “ahora crecen más
rápido y juegan menos”.
Acertadamente, los motivos que escogieron los padres
son acordes a las estadísticas generales. A continuación, les
hice otras preguntas: ¿Es esto normal? ¿Es correcto? ¿Qué
debo hacer yo como padre frente a esto? Durante un tiempo
debatieron entre ellos sobre si era bueno o malo que los niños
dejen de jugar.
Este fenómeno es muy común en este siglo. Se
producen cambios generalizados a nivel social que jamás
antes se vieron y como padres no sabemos cómo abordarlos
o juzgarlos.
Si bien la sociedad evoluciona; las necesidades
psicológicas, intelectuales y físicas de los seres humanos
siguen siendo las mismas. Una corriente de pensamiento hoy
15
en boga plantea que, así como la tecnología evoluciona día
a día y transforma nuestro entorno y sociedad, las
necesidades psicológicas y emocionales ya no son las
mismas. Planteando así la deconstrucción social y familiar.
Si bien parece de sentido común que al evolucionar la
sociedad las necesidades cambien, los estudios de expertos
en la materia, como es el trabajo de Grantham McGregor S,
Cheung YB, Cueto S, Lake A, Chan M. entre otros, indican
que es falso este argumento. La necesidad psicológica de
jugar en el niño no varía ni evoluciona. No por nada en 1959
en la Declaración Universal de los Derechos del Niño se
estableció como derecho la “recreación y el esparcimiento”.
Pero esto no se estableció como quien tiene derecho a
vacacionar sino porque es una necesidad psicológica que, de
no ser satisfecha, afecta al niño en su vida adulta.
Una vez, en una reunión vecinal se puso en discusión
qué hacer con la plaza principal; si sacar los juegos para
niños o arreglarlos. El encargado dijo que, si los niños no
juegan en la plaza, no veía la necesidad de restaurar los
juegos. Preguntó a los padres las razones por las cuales sus
hijos no jugaban en ella. Algunos padres dijeron que
preferían no dejarlos ir a la plaza solos, pero en definitiva
nunca iban porque como padres tampoco iban a la plaza con
ellos. Otros padres preferían que se quedaran en casa porque
no les gustaba no saber con quienes jugarían sus hijos en la
plaza, y preferían entretenerlos en casa antes de que jugasen
con extraños. Algunos padres dijeron que no le veían
importancia a que salieran a la plaza y que, si sus hijos
preferían quedarse en casa, les parecía bien. También hubo
quienes dijeron, “¿por qué tendrían que ir mis hijos a la
plaza? Si ellos tienen todo en casa” refiriéndose a la
televisión y a los videojuegos. Muchos otros padres
quedaron sin ser consultados, pero los motivos eran
similares.

16
Después de esta reunión vecinal, me detuve a estudiar
las estadísticas de los diferentes municipios locales y
extranjeros y los datos eran similares; los niños no juegan en
las plazas. Entonces entendí lo que estaba sucediendo, el
juego en espacios públicos al aire libre estaba entrando en la
etapa de pre-extinción.
Como este testimonio de plazas y parques sin niños y
adolescentes podemos encontrar cientos. No es un fenómeno
aislado, es una constante que se produce a lo largo y ancho
de nuestro planeta, sólo que no lo vemos. Tiene diferentes
matices según cada cultura, pero el síntoma es el mismo. Los
niños están abandonando los lugares de juego.
Al igual que en el exterior, a puertas adentro también
están dejando el juego de lado; debido al gran avance de la
tecnología a los niños y adolescentes les atrae cada vez
menos el jugar al aire libre, con juguetes o los juegos en
grupo.

“El niño que no juega no es niño”


Pablo Neruda

Prohibido jugar
Mi tarea es investigar el comportamiento de la
sociedad, grupos sociales o de sectores de la sociedad en
específico; y tratar de entender cuáles son las causas y
posibles consecuencias. Ensayar diferentes variantes y
vislumbrar cuál será el impacto social.
Si observamos el desarrollo de la cultura occidental,
el desarrollo cultural de los padres en el siglo XXI, veremos
cómo el juego, ya sea dentro de casa o fuera de ella; ya sea
en una plaza o un parque, después de siglos, ha entrado

17
tristemente a una etapa de contracción rumbo a su extinción
como práctica social. De pronto, los lugares de juego están
vacíos, los juguetes ya no se usan o se dejan de usar a muy
temprana edad. Algunos sociólogos y psicólogos “pro-
deconstrucción de los individuos” creen que es la evolución
misma de una sociedad post moderna. Pero nosotros los
padres ¿dimensionamos la importancia del juego en el niño
y en el adolescente? ¿Qué producirá en los niños y
adolescentes el dejar de jugar?
Haga memoria y recuerde ¿a qué edad usted dejó de
jugar con sus juguetes? ¿hasta qué edad inventó historias en
su cabeza haciendo diálogos entre sus juguetes, ositos o
figuras? Los padres que nacimos en el siglo pasado, tal vez
no con exactitud, pero recordaremos que fue en algún
momento de nuestra adolescencia. Entre los doce y los
quince años aproximadamente dejamos de jugar a los
juguetes. Esta franja de entre doce y quince años se ha
mantenido los últimos 350 años. Pero en los últimos veinte
años, esta medida bajó hasta los siete y nueve años. Y en los
próximos diez años, descenderá hasta los cuatro años. La
pregunta que debemos hacernos a continuación es ¿qué
produce en el niño el dejar de jugar y con qué lo
reemplazará?

Mientras te diviertes, no te olvides de


aprender a vivir
A través del juego, el niño exterioriza la comprensión
de su realidad, no juega reproduciendo los hechos tal cual
son, sino como los comprende, a través del juego expresa sus
ideas, emociones y pensamientos. Desarrolla la capacidad de
crear personajes, diálogos, situaciones que le importan,
rutinas y hábitos que se están incorporando a su baúl de
recuerdos y crean de a poco su carácter. Cuando el juego
deja de ser parte de la vida del niño, está forzado a madurar
18
de golpe sin tener la posibilidad de un relato propio de su
realidad.
El juego en el niño es tan importante para el desarrollo
correcto de su psiquis, que requiere ser prolongado el mayor
tiempo posible. El niño observa diariamente un mundo para
él incomprensible, pero en el juego el niño desarma como en
un juego de encajes los roles y los personajes y los vuelve a
armar para articular su comprensión. Los caracteriza de
gustos, emociones y situaciones que le sean familiares.
Desarrolla su imaginación a través de situaciones fantasiosas
o reales. Aprende a descubrir las emociones personales y
ajenas y las asocia con situaciones que puedan causarlas.
Desarrolla el lenguaje y articula nuevas formas de
comunicar pensamientos e ideas.
La creatividad de un niño es desafiada cada vez que
juega; su capacidad de asociar y conectar se amplifica,
disfruta el crear mientras aprende. Supera obstáculos que en
la vida real no puede hacer. Se conoce a sí mismo. Con los
juguetes desarrolla el sentido de pertenencia, se apropia de
bienes para cuidarlos. Los juguetes son su responsabilidad
en su pequeño mundo.
Que disminuya la edad en la que los niños juegan no
significa que ya no necesiten jugar, significa que su deseo de
jugar se va perdiendo debido a que es expuesto a otras cosas
que invaden su intelecto dejándolo absorto.
El niño occidental, está rumbo a perder la capacidad
de crear ficción en su relato lúdico y caer en el síndrome del
niño aburrido dependiendo siempre de un agente exterior
para recrearse.

“Envejecer es obligatorio dejar de ser niño es opcional”


Eliseo Valoy

19
Síndrome del niño aburrido
El síndrome del niño aburrido alude a las
características que presentan tanto niños como adolescentes
que han perdido la capacidad de asombro, nada les llama la
atención, es difícil que se interesen por algo nuevo o
diferente, no pueden crear un relato de ficción en sus juegos,
su visión del juego no puede ir en contra de sus
conocimientos de la realidad, ya sea leyes de física como el
hacer volar a sus personajes, entre otras cosas.
Este fenómeno se produce debido a que el niño ha sido
expuesto a un relato súper llamativo que no es acorde a su
realidad emocional y social que le sorprende tanto que su
“facultad de asombro” queda absorta en eso que ve y
escucha.
Por ejemplo, cuando a los niños pequeños se los
expone a películas o dibujos súper fantasiosos, llenos de
colores y formas para el niño desconocidas, la imaginación
del niño queda totalmente confusa y a la vez excitada,
dejando una marca de alto impacto emocional en su
psiquismo. Al ser de alto impacto para su intelecto, empieza
a querer sólo eso y todo lo demás pasa a un segundo plano,
todo lo que no es igual de asombroso y fascinante pierde
interés rápidamente. A varios padres les ha pasado que sus
hijos a través de la televisión o la computadora/Tablet ven
películas, como, por ejemplo, los Vengadores, y se sienten a
gusto por cómo son hipnotizados por lo que ven. Pero
después, quieren mostrarles otros dibujos animados en
especial los de dos dimensiones como los “101 Dálmatas” y
no les llama en absoluto la atención. Esto se produce porque
el niño va desarrollando paulatinamente la comprensión de
lo que ve, las dimensiones, los colores y los sonidos. Más
adelante, en el capítulo “La niñera del siglo 21”
abordaremos con mayor profundidad este tema. En
conclusión, el niño ya no quiere jugar, quiere ver la

20
televisión, la Tablet o el celular. Pero todo nace a raíz de la
exposición que recibió el niño.
Otra manera de que se produzca el síndrome del niño
aburrido tiene que ver con el aprendizaje por imitación;
cuando el niño o adolescente se empieza a relacionar con
chicos más grandes o de su misma edad pero que tienen
prácticas o actitudes de chicos más grandes que él. El ser
humano aprende por imitación, reproduce lo que ve; si un
niño ve hacer algo a otro niño inmediatamente quiere hacerlo
y al revés también; si ve que un niño deja de hacer algo y
además lo carga de un valor negativo, el niño que lo ve
también quiere dejar de hacerlo. A más de un padre sus hijos
le han dicho: -no quiero hacer eso porque "Anita mi
compañera" no lo hace, o al revés: -quiero hacer esto porque
"Nacho mi amigo" lo hace. Los testimonios y los casos que
relatan los padres son incontables. Muchos de sus hijos
dejaron de jugar a la casita, a los muñecos y otras hermosas
aventuras porque sus amigos le dijeron que eso hacían los
niños pequeños o los bebés. Según la admiración o
influencia que tenga el amigo de su hijo puede quitarle el
disfrute de juegos con una sola frase negativa. Aun cuando
sus amigos se vayan o ya no estén con ellos, no querrán jugar
por el valor negativo que ya le fue asignado.
Los niños son muy influenciables y no se requiere de
mucho para motivarlos o desmotivarlos a hacer algo. Por
eso, debemos tener mucho cuidado de las cosas que nuestros
hijos escuchan, así como las que dicen a otros niños. Frases
como: - “eso hacen los bebés”; Pueden ser de gran impacto
en su hijo.
La influencia de los amigos de sus hijos es tan potente
que usted no debe perderse nada que suceda entre ellos, por
lo menos hasta los 12 años. Más adelante en el capítulo
“Amigo o no amigo, ese es el dilema” desarrollaremos este
tema.

21
El niño o adolescente que presente estas
características (Síndrome del niño aburrido);
constantemente requerirá de un tercero para recrearse, y no
estar "aburrido"; ya sea la televisión, un video juego, la
computadora o incluso un amigo. Este derrotero de perder la
capacidad de expectación y asombro se va perdiendo
paulatinamente. No se trata de que no desea jugar más con
nada, sino que constantemente quiere algo nuevo y diferente,
los juguetes que tiene muy rápidamente no le llaman la
atención. Algunos padres creen que ya se han aburrido de los
mismos rompecabezas, muñecos/muñecas, autos y pistas y
salen corriendo a comprarles otros y terminan con pilas de
juguetes con dos o tres usos. Y tarde se dan cuenta de que el
problema no está en los juguetes, sino en el niño.

“El adulto quizás no es más que un niño empobrecido”


José Antonio Fernández Bravo

A mí también me encanta jugar


A través del discurso del niño nos damos cuenta de
que algo no está bien, cuando empiezan a decir que están
aburridos, que no saben a qué jugar, que ya han jugado con
todos sus juguetes, que ya no les gustan sus juguetes o que
les parecen feos, que quisieran otro juguete porque los suyos
no son tan buenos y demás ejemplos que al parecer son
expresiones de un niño insatisfecho que otra cosa. Es crucial
entender lo que está de fondo: ha perdido la capacidad de
recrearse con lo que tiene a mano o lo está perdiendo.
La importancia tanto de los juguetes como del juego
depende del discurso que se hace de los mismos. Como
padres, podemos hacer que un juego o un juguete sea más
atractivo según cómo hablemos del mismo. Cuando nuestros

22
hijos son pequeños, su criterio de bueno o malo, divertido o
aburrido, es una imitación de un discurso ajeno. Si yo como
padre le cargo de emoción positiva a un juguete o a un juego
a través de palabras y actitudes de interés; mis hijos imitarán
eso que ven. Por ello, es importante saber que ellos nos
imitan en todo lo que hacemos y decimos.
Cierta vez, nos había visitado un matrimonio amigo
con su hijo, nuestros hijos se pusieron a jugar y nosotros los
adultos nos pusimos a charlar. Después de que se fueron, ya
de noche, al acostar a mi hijo Samuel, me dijo que quería
que regale todos sus autitos que ya no los quería más, porque
eran juguetes de bebés. Antes de que me dijera que su nuevo
amigo le había dicho que eran juguetes de bebé, me anticipé
y le dije que me daba lástima que piense eso, que algunos
niños que quieren sus juguetes mentirán que son de bebé
porque en realidad ellos quieren jugar con sus juguetes. Le
dije que sí los regalaría, pero que lo piense mejor por la
mañana. Cuando se levantó al otro día me dijo que quería
jugar con todos sus autitos porque los amaba y eran muy
lindos y especiales para él.
Uno de los problemas de la falta de interés en jugar en
nuestros hijos radica en que no le dimos la importancia que
merecía “el juego” y a jugar se aprende, y lo aprenden de
nosotros, los padres. Tal vez no nos parezca de vital
importancia jugar con los juguetes, pero para los niños los
juguetes son la primera posesión en este mundo, por lo tanto,
son lo más valioso que ellos poseen. Debemos tratar a los
juguetes con el valor que nuestros hijos les dan. Nunca
debemos mostrarles que no son importantes para nosotros o
que nos da igual que se rompan o que queden olvidados en
algún lugar. Ellos ven nuestras expresiones de desprecio o
de valor sobre sus juguetes y sobre su juego. Si nosotros nos
sentimos despreciados cuando desvalorizan nuestras cosas
¿cuánto más un niño? Su tiempo de juego debe ser respetado,
debemos tratar de no interrumpirlos de golpe, si deseamos
23
que hagan algo (comer o bañarse) tenemos que anunciarles
que se está terminando la hora de jugar, para que se preparen
intelectual y emocionalmente. Es muy común ver a los
padres tratar al momento del juego del niño como algo de
poca importancia o de poco valor. Pero si entendemos el
valor emocional y psicológico en nuestros hijos,
aprenderemos a respetar su tiempo de juego y aprenderemos
a anunciarles que está culminando el tiempo de jugar para
que se preparen para terminar y se sientan respetados. Para
ellos es una actividad muy importante y para nosotros
también debe serlo.
Extender la edad en la que nuestros hijos juegan es
crucial en la época en la que vivimos; lo necesita para su
completo desarrollo psicológico y emocional. Debemos,
como padres, involucrarnos en la tarea de hacer que nuestros
hijos jueguen. Aunque nos cueste creerlo, cuanto más
jueguen nuestros hijos, más fuertes los hacemos para futuras
situaciones de conflicto. Muchos padres, creen que el hecho
de que sus hijos dejen de jugar a los juguetes o imaginar
relatos en su juego es sinónimo de madurez y crecimiento,
pero esto no es así. El niño necesita jugar y estar el mayor
tiempo posible lejos de los conflictos y situaciones de los
jóvenes y adultos. Cuando se los hace partícipe de los
conflictos de los adultos, ya sea que los hayamos
involucrado de manera intencional o no, son afectados
emocionalmente. En su intelecto, no son capaces de resolver
los conflictos de los grandes por lo que sufren de angustia y
preocupaciones que los deprimen y conmocionan.
El deseo de descubrir algo nuevo y de expectación en
los niños debe ser alimentado de forma gradual, debe darse
por etapas. No debemos presentarles todas las cosas de una
vez, ya sean experiencias con juguetes o situaciones nuevos.
Tiene que ser desde lo más sencillo y, gradualmente, a lo
más complejo. Por ejemplo, desde un muñeco no articulado
y sin accesorios hasta uno más articulado y con accesorios.
24
Es importante que el niño aprenda a jugar y disfrutar lo que
ya tiene antes de pasar a lo nuevo y diferente. Muchas veces
se cae en el error de creer que la cantidad hace a la felicidad
o que la cantidad aumenta la alegría y emoción de nuestros
hijos, pero por el contrario esto hace que cueste cada vez más
alegrarlos y sorprenderlos.
Recuerdo que mi hijo mayor cumplía tres años y en la
fiesta de cumpleaños le trajeron muchos regalos; mi hijo es
el primer nieto en la familia de mi esposa y jamás había
recibido tantos regalos juntos y su emoción era inmensa; a
tal punto que quería jugar con su pistola de agua súpersoaker
y su autito Micro machine al mismo tiempo, pero le era
imposible jugar con todos los juguetes a la vez. Así que, una
vez terminada la fiesta, escondimos algunos de los juguetes
que le regalaron y de a poco fuimos dándole para que juegue.
Su alegría y emoción de juguete a juguete fue gradual y
significativa para él. Una de las condiciones que le pusimos
para darle un juguete nuevo era que escoja uno que dejaría
de usar para regalárselo a otro niño, esto lo llevo a valorar
jugar con cada uno de sus juguetes sabiendo que no son para
siempre y desarrollar, a su vez, la generosidad.

“Los hombres no dejan de jugar porque envejecen;


envejecen porque dejan de jugar”
Oliver Wendell Holmes Jr

Hoy tu tarea es jugar


Recuerdo que una vez tratando este tema en una
consejería para unos padres surgió una expresión de parte de
la madre que me llamó grandemente la atención, ella dijo: -
mi hijo se la pasa jugando todo el día, quiero que haga algo
más productivo. Me doy cuenta a menudo, que muchos
25
padres pensamos así por momentos, pero el juego es una de
las más grandes herramientas de aprendizaje. Si sabemos
inventar juegos o nos esforzamos un poco, podemos
enseñarles cualquier cosa a través de juegos, y cuando digo
cualquier cosa lo digo en serio; a través del juego le podemos
enseñar desde matemáticas hasta ordenar su ropa en su
armario. Sólo necesitamos creatividad acompañada de una
pizca de sencillez. También existen muchos sitios web
dedicados al aprendizaje lúdico, algunos son gratuitos y
otros pagos, pero la verdad que valen el costo. Sin dejar de
lado los clásicos juegos de mesa como los rompecabezas
(puzzle), los juegos de memoria, los de adivinanzas, las
sopas de letras, laberintos, juegos con bloques, juegos con
masas, el dominó, el ajedrez, etc. También para otras edades
existen aplicaciones y juegos tan buenos que son
sorprendentes. Un amigo me contó, que desde que sus hijos
eran adolescentes les compró sólo vídeo juegos didácticos,
un día se topó con un juego que le enseñaba a rescatar
personas practicando RCP, sus hijos quedaron fascinados,
en vez de matar tenían que salvar vidas, luego consiguió
unos juegos que enseñaban medicina y cuidados en
situaciones críticas, este último les gustó tanto que
descubrieron su vocación por la medicina, terminaban uno y
compraban el que seguía y así por años; hoy sus dos hijos
están terminando el ciclo básico en la facultad de medicina
con unos de los mejores promedios.

Ayudas sobre el tema


Si su hijo es pequeño separe tiempo para jugar con él;
inícielo en el relato lúdico y hágase parte de su ficción; con
ello estará cargando de importancia el momento del juego y
su hijo sentirá que usted es su amigo.
Si su hijo es adolescente, también juegue con él o con
ella, si bien el relato cambia, tal vez si es varón quiera jugar
26
a que es un trabajador y si es mujer quiera jugar a que es
dentista, o profesora, etc. No sienta vergüenza de jugar,
recuerde sus épocas de niño y distráigase con ellos.
Recuerde que no los tendrá siempre y que las oportunidades
muchas veces no se repiten.
Trate de que su hijo juegue el mayor tiempo posible,
no lo ponga frente a una pantalla, prívelo de ver la televisión
y jugar a los video juegos y siéntese a jugar con ellos;
después verá que siguen jugando solos.
Haga una lista de juegos que quiera que su hijo
aprenda, como así también de lugares que desee que conozca
y póngale un orden y si puede coloque fechas o edades en
las que quisiera que las haga. Debemos planear estas cosas
como padres. Por ejemplo, si su hijo es bebé, pero tiene el
deseo de que aprenda a jugar a la pelota o de llevarlo a
acampar puede escribirlo en un cuaderno y guardarlo.
Nosotros aconsejamos a los padres llevar un cuaderno sobre
las enseñanzas y las metas que se proponen desarrollar con
los hijos.

Para seguir aprendiendo sobre el tema


Si deseamos ser realmente buenos padres, nos
capacitaremos para ello, no lo dejaremos al azar ni
improvisaremos, ya conocemos el resultado nefasto que da
el no ser previsor en la crianza de los hijos. Por ese motivo,
encontrarás al final de cada capítulo una recomendación de
libros, y artículos para leer y aprender más, o de ayuda
complementaria para profundizar en la aplicación de lo
desarrollado. Respecto a la importancia de jugar,
recomendamos para leer el libro titulado Estimula el cerebro
de tu hijo de Robert Fisher.

27
Preguntas para reflexionar como padres
1. ¿Cuánto tiempo juega tu hijo al día?
2. ¿Juegas con tu hijo?
3. ¿Cuán fácil se aburre tu hijo?
4. ¿Es importante para ti que tus hijos jueguen?
5. ¿Le contaste a tu hijo cómo jugabas cuando eras niño?

28
CAPÍTULO 2 - LA NIÑERA DEL SIGLO XXI

“En el siglo XXI la televisión ha pasado a moldear


tanto el comportamiento como el hablar de los niños”
Eliseo Valoy
Hace unos años, estando a unos meses de comenzar el
mundial de fútbol, me encontré con un amigo y nos pusimos
a hablar de lo gratificante que sería ver el mundial en uno de
los nuevos televisores que habían salido para esa época. Mi
amigo me comentó lo feliz que se sentía al haber comprado
dos televisores al precio de uno por una página en Internet.
Me dijo: “-estoy feliz, más que satisfecho; yo tengo para ver
el mundial y mis hijos tienen la mejor niñera del mundo, su
propia tele”. Yo me reí de su expresión, pero por dentro de
mí sentía una gran angustia porque sabía que había algo de
realidad en su expresión.
La televisión, desde el siglo pasado nos trajo un
mundo de sorpresas. A través de este, pudimos conocer otros
lugares del mundo. Accedimos a noticias de forma visual,
algo que la radio no nos brindaba. La ficción dejó las revistas
de historietas para tomar sonido y movimiento. Antes de que
terminara el siglo XX en la mayoría de los países la
televisión emitía contenido en determinados horarios. Pero
en este siglo, gracias a la complementariedad que hizo la
televisión con el Internet, hay infinidad de contenido
disponible las veinticuatro horas del día. Y no tan sólo eso,
las redes sociales y los nuevos dispositivos nos brindan la
posibilidad de ser, no sólo consumidores de lo que el mundo
nos ofrece, sino también creadores de contenido propio sin
costo alguno aparente.

29
Pero la televisión en la crianza de los hijos es un tema
que es necesario abordar. Ya que se ha transformado en un
factor importante en el desarrollo del niño y el adolescente.

“El alma se sana al estar con niños”


Fiódor Dostoyevski

Me robaron unas horas ¿adivina quién


fue?
La mayoría de los padres no estamos preparados
psicológicamente para asumir la responsabilidad horaria de
lo que significa ser padres. Muchos planeamos con cuidado
cuándo tener a nuestros hijos; en qué etapa de nuestra vida y
la casa dónde tenerlos; (que sea reconfortante y segura).
Algunos calculamos los ingresos que hay que tener para ser
padres; y según eso, decidimos si tendremos uno, dos o más
hijos. Pero uno de los cálculos que nunca hacemos es sobre
el tiempo que se requiere para ser padres. Los hijos requieren
de nuestro tiempo, por eso uno debe pensar en las
actividades para las que no dispondrá de la misma cantidad
de horas que antes disponía y las que no podrá hacer
directamente si desea ser un padre presente en la vida de su
hijo. Pocos son los que dimensionan que lo que más
reclamará un hijo no es pañales, ropa o comida; reclamará
tiempo y tiempo de atención concentrada en él, y en nadie
más que en él. El ser padre impacta en la persona mucho más
que la universidad, el casarse o un trabajo nuevo. Cuando
uno se casa no deja su trabajo porque su cónyuge requiere
que esté con él las veinticuatro horas del día. Pero cuando se
es padre deberá plantearse qué cosas podrá hacer y qué cosas
no, incluido en algunos casos si dejará de trabajar o si
reducirá la cantidad de horas.

30
Cuando uno es soltero, e incluso cuando se casa, es
amo de su tiempo y de elegir qué hacer en cada momento;
más aún si ha vivido solo. Administrar nuestro tiempo a
nuestra conveniencia es un derecho adquirido. Cuando uno
se casa, cede parte de ese derecho y deja a su esposa
administrar parte de su tiempo disponible. El mayor quiebre
llega cuando uno es padre. Nuestro tiempo pasa a pertenecer
a una personita nueva en nuestro mundo. Que poco a poco
requiere más y más tiempo hasta su clima máximo y después
cada vez menos de manera cíclica. A este fenómeno yo lo
denomino la curva del apego-desapego. De este tema
hablaremos en el capítulo “Tiempo a solas con mi hijo”.
Por lo pronto es necesario entender que esta falta de
preparación psicológica del tiempo que se necesita lleva en
la mayoría de los casos, a un rápido hartazgo, en el buen
sentido de la palabra, principalmente en los primeros años
del hijo, que es la etapa más importante en el desarrollo del
carácter del niño. Y en ese momento son enviados, con
buena intención, a ser entretenidos con la televisión.
El problema es que la televisión no solo los entretiene;
los forma, e incluso los educa a su voluntad.

¿Desarrollando o enrollando?
El niño, desde las doce semanas de gestación hasta
que cumple los dos años aprende mediante sus sentidos,
desarrolla en primer lugar la audición, luego el tacto, el
gusto, el olfato y, por último, la vista. Cuando el niño es
colocado desde temprana edad frente al televisor, su
desarrollo sensorial se invierte y el proceso de desarrollo y
aprendizaje se altera. Después de los dos años hasta los
cuatro o cinco años, el niño, a través del lenguaje y la
comunicación desarrolla un sistema de aprendizaje por
mimetismo, repite lo que escucha, así aprende a decir papá,
mamá, caca, papa e incluso aprende gestos y expresiones
31
corporales. Es en esta etapa, que el niño desarrolla el afecto
por descubrir, explorando y completando las cosas, empieza
a descubrir el mundo mediante un estímulo y una respuesta.
Cuando el niño pasa más tiempo frente a una
televisión o cualquier tipo de pantalla, esta retroalimentación
desaparece ya que la televisión sólo emite contenido, no lo
recibe. El niño altera su manera natural de conocer el entorno
que lo rodea mediante la exploración y se convierte en un
mero expectante y consumidor pasivo. Paulatinamente, va
perdiendo el deseo de cambiar lo que le rodea o de
interactuar con su entorno porque lo intentó, pero al ver que
su entorno (la televisión) no recibía su respuesta decidió no
emitir más respuestas a los estímulos recibidos.
Lo triste es que los padres empiezan a prestar atención
y a querer comunicarse y compartir tiempo de calidad
comunicacional recién a los cuatro y cinco años. Pero ya es
tarde, los niños a esta edad ya han desarrollado una
rudimentaria pero clara manera de entender el mundo, ya
han establecido, sin darse cuenta, modelos a imitar, patrones
de resolución de conflictos e incluso mecanismos de defensa
y auto preservación. Las estructuras más elementales de
comunicación ya están formadas a esta edad. Y los padres
recién quieren introducirse en la comunicación de sus hijos.
Esto ocurre porque recién a esta edad los niños empiezan a
ir al jardín de infantes y se separan de sus padres, de ambos,
por primera vez. Los padres se sienten extraños al no
tenerlos ese tiempo que pasan en el jardín; y quieren
empezar a descubrir lo que hacen y piensan. Esto ocurre
porque empiezan a actuar, por primera vez, como
individuos, como personitas externas a sus padres. Un
estudio reciente demostró cómo niños que se han criado
frente a la televisión en sus primeros años de vida
manifestaron tener sentimientos de apego a personas de la
televisión con igual intensidad o mayor que al de los padres.
Se observaron, mediante imágenes del cerebro, que niños se
32
tranquilizaban y tenían sentimiento de seguridad al escuchar
la voz de sus personajes preferidos antes que con la voz de
los padres. Demostraron que, ante el conflicto, la respuesta
natural que se genera en el niño es la agresión física
(violencia) o soluciones mágicas (superpoderes) antes que el
diálogo.

“A diferencia del dinero, el tiempo no puede ahorrarse


para aprovecharlo en otro momento”
Denis Waitley

Necesito tiempo para mí


Estudios demuestran que el 81% de los padres
menores de 35 años (para poder tener tiempo para sus
quehaceres personales) depositan a sus niños frente a algo
que los entretenga un rato. Si el padre estaba acostumbrado
a tener una gran cantidad de tiempo para sí mismo después
de trabajar o estudiar, más difícil le resulta no colocar frente
a una pantalla a sus hijos. En la mayoría de los casos, se los
pone a los niños al frente de una pantalla de televisión, un
celular o una Tablet.
El problema no está en querer tiempo a solas para
nosotros, está en creer que la única manera de entretenerlos
es frente a una pantalla. Es importante entender que no se
trata de lo que ve, sino que el ver televisión, el estar frente a
una pantalla, al niño pequeño le afecta, aunque usted no lo
note. Ponerlos al frente de una pantalla es la manera más
fácil porque, velozmente, capta la completa atención del
niño y no requiere que el niño emita ningún tipo de acción,
sólo observar y oír, pero no es la mejor manera de
entretenerlos. Siempre que tratamos este tema con los padres
nunca falta quien me dice: -yo le pongo la televisión porque

33
mi hijo se aburre fácilmente; al parecer, si el niño sufre
aburrimiento se morirá o algo parecido. Déjeme decirle que
el aburrimiento gestará los mejores juegos en los niños. El
simplismo de colocarlos frente al televisor a la hora de
querer ganar tiempo a solas es lo que los vuelve adictos a los
medios electrónicos, y con ello devienen terribles
consecuencias.
Yo les recomiendo a los padres que, si quieren tiempo
a solas, piensen en cómo “entretener” a los niños sin
ponerlos frente a una pantalla. Es incómodo acarrear de aquí
para allá juguetes de los niños, pero no lo dimensione como
algo que hará siempre; los años en los que los niños juegan
son cada vez menos. Más adelante hablaremos de lo que
produce la adicción a los medios electrónicos en los niños y
verá que vale la pena llevar de aquí para allá juguetes y
peluches.
Siempre que tengo la oportunidad de dar consejería a
los padres de niños menores de cinco años; les pido que
exploten su creatividad para buscar formas de entretener a
sus hijos, ya que jugar para el niño no es simplemente
diversión, sino que, es parte crucial en su sano desarrollo
psicológico y emocional. Al final de este capítulo encontrará
varias ideas creativas sobre cómo hacerlos jugar de manera
sana.
La clave de lograr tiempo a solas sin entrar en esa
discusión absurda de “ahora te toca cuidarlo a ti” está en
desarrollar la adaptabilidad para poder pausar nuestros
quehaceres para mirarlos unos minutos en su juego o en lo
que estén haciendo y luego seguir. La adaptabilidad en este
sentido es más difícil en el papá que en la mamá; ya que,
psicológicamente hablando, a la mujer le es más fácil
desarrollar muchas tareas a la vez con excelencia. Por eso es
bueno ejercitarse desde que los hijos son bebés en pausar y
retomar los quehaceres para que, a medida que crezcan, nos

34
sea más fácil hacerlo ya que las interrupciones serán cada
vez mayores; y más aún si queremos hacerlos jugar en lugar
de ponerlos frente a la televisión.

No moleste a mi hijo, está con su institutriz


El ser humano es un ser social por naturaleza, todo lo
que aprende lo aprende mediante su constante vinculación
con su entorno. A diferencia de los animales que nacen con
lo que se conoce como instinto animal, el ser humano
aprende todo mediante la imitación y la interacción social.
Desde que está en el vientre de su madre, el bebé aprende a
comportarse, por ejemplo, al escuchar silencio y sentir que
su madre no se mueve aprenderá que hay momentos,
situaciones donde según el sonido y la quietud se debe
dormir o estar quieto. Si escucha gritos o peleas y siente que
su mamá se pone tensa aprenderá que ante los gritos y la
hostilidad habrá que ponerse tenso. Cuando nace, los olores
le enseñarán si mamá está cerca o lejos, si es hora de comer
o si está en un lugar extraño. Creará una bitácora de sonidos
conocidos y descartará los ruidos extraños. Aprenderá
formas familiares como el rostro de su mamá al ser
amamantado e incluso reconocerá el sonido del auto de su
papá. Aprenderá a comer, a ocupar sus manos, a hacer gestos
y movimientos al ver a las personas a su alrededor. Nunca
dejamos de aprender, entendamos o no, lo que vemos u
oímos.
En la familia del siglo veintiuno, un niño de dos años
pasa mínimamente veintiocho horas a las semanas frente a
alguna pantalla, ya sea celular, Tablet o televisión. Un niño
de cinco años pasa frente a alguna pantalla treinta y cinco
horas y un niño de diez años pasa cincuenta y seis horas
mínimo. Esto quiere decir que es la televisión de donde el
niño está aprendiendo a expresarse, su vocabulario, gustos,
costumbres, formas de comportamiento social, etcétera. Es
35
tal el mimetismo que desarrollan los niños con la televisión
que incluso, por ejemplo, en países de habla hispana se ha
observado cómo los niños carecen de acento propio de su
región y han adquirido un lenguaje de vocabulario neutral
para expresarse en diálogos cotidianos debido a los
programas de televisión que consumen. Los niños están
aprendiendo de la televisión a crear sus gustos por los
deportes, su forma de vestir, adquieren los valores o
disvalores que le transmite el dibujito de moda, toman la
identidad social de sus personajes preferidos y lejos están
quedando el deseo de ser como papá o mamá o la abuelita.
La niñera del siglo veintiuno, la televisión, ha venido a
reemplazar a la formación que debería darles el hogar.
En contraposición al tiempo que pasan frente al
televisor, estudios muestran que un niño de cinco años pasa
aproximadamente siete horas de atención concentrada con
alguno de sus padres a la semana. Esto es, una hora al día,
frente a cuatro horas que pasa frente a la televisión. No es de
admirarse que la “caja boba” sea la que moldee el
pensamiento y la cosmovisión de los niños y adolescentes.
En diversas charlas para padres, cuando les
consultamos qué los lleva a colocar a sus hijos frente al
televisor; la mayoría de las veces nos plantean dos factores
que creemos que se repiten en casi todas las familias; uno es
el factor tiempo para uno mismo; del cual ya hablamos; el
segundo motivo es que los padres prefieren ponerlos frente
a una pantalla de televisión o celular antes que se vinculen
con otros niños que consideran de influencia negativa para
ellos. Pero déjeme decirle que es tan negativo ponerlos
frente a la televisión para que los eduque como que se
relacione con niños aparentemente malos que podrían ser de
influencia negativa o dañina. Una vez, tuve la triste situación
de presenciar una muerte en un accidente de tránsito, durante
semanas tuve la imagen de aquel momento. No soy una
persona que se impresiona con la sangre, ni mucho menos.
36
Sin embargo, el ver fallecer a alguien es realmente
paralizante para cualquier ser humano. Ahora bien, imagine
a un niño de dos, cuatro o seis años presenciando aquella
cruda situación; el trauma que se puede generar en el niño es
incalculable. La pregunta que nos acompaña a esta reflexión
es ¿Cuántas muertes, homicidios, accidentes fatales y
situaciones de violencia y sexo han presenciado nuestros
hijos a través de la televisión? Un niño de cuatro y cinco
años recién empieza a comprender de manera muy
rudimentaria que hay situaciones que no son reales, que son
montadas. Pero aun así cada situación que ve en la televisión
afecta de manera directa en la psiquis del niño. La realidad
y la ficción se vive de manera real en el inconsciente del niño
y adolescente. Tal vez los riesgos físicos parecen menores
respecto a ponerlo frente al televisor a que juegue con niños
potencialmente dañinos, pero me animo a decir que el
ponerlos sin control frente a una pantalla ha traído
desenlaces realmente terroríficos.

“La televisión es el espejo donde se refleja la derrota de


todo nuestro sistema cultural”
Federico Fellini

Adictos a la televisión
A comienzos del siglo veintiuno se presentaron
muchos casos de violencia en los jardines de infantes por
parte de niños que vivían en entornos familiares no
violentos; esto llamó la atención de psicólogos y sociólogos.
Después de varios años de investigación, descubrieron que
el consumo desmedido de televisión, aun de programación
infantil, generaba violencia contenida en los preescolares.

37
Algo parecido pasó con el consumo de videos juegos
en escolares menores y adolescentes; tema que trataremos en
el capítulo Las bandas y pandillas o la consola de
videojuegos.
La adicción a la televisión en los menores de doce
años es un problema no pequeño en las familias de este siglo.
Al principio, como toda adicción, no parece una, sino sólo
una actividad cotidiana o un hábito. Pero el hecho de
presentar síntomas de abstinencia como los ataques de
locura es un indicador de adicción. Cuando la ausencia de
actividad o de consumo de algo repercute velozmente de
manera negativa en el comportamiento de la persona
presentando incluso síntomas corporales, estamos frente a
una persona adicta. La adicción a la televisión trae consigo
aparejado tanto consecuencias en lo psicológico como en lo
físico.

Problemas de concentración
Un niño adicto a la televisión de entre cuatro a doce
años, desarrolla problemas, principalmente, de
concentración. Al empezar el jardín o el primer grado, el
docente observa que el niño no puede concentrarse ni seguir
las indicaciones de los ejercicios y juegos en grupo, llama a
los padres y le informan de la situación y los deriva a la
psicopedagoga de la escuela y ella a un psicólogo. Muchos
son diagnosticados con TDA-H que es el Trastorno por
déficit de atención con hiperactividad. Cada año se
diagnostican más y más niños con este trastorno. Según la
organización mundial de la salud uno de cada diez niños y
adolescentes lo padece. En la minoría de los casos, son de
causa orgánica, es decir un problema que puede ser resuelto
al ser medicado, pero la gran mayoría de los casos de TDA-
H tienen causas psicosociales, es decir que la raíz se
encuentra en el entorno en el que vive el niño. Cuando
38
suceden estos casos y lo llevan al niño al psicólogo en el
92% de los casos la pregunta que revela la causa de esa falta
de concentración es: “¿Cuántas horas de televisión ve su hijo
al día?” O “¿Cuánto tiempo pasa en el celular/tablet su
hijo?” La triste respuesta es: “-no sé, pero creo que lo
normal”. El problema es que lo normal para el padre es en
realidad seis horas al día como mínimo. Déjeme explicarle
lo que produce la adicción de la televisión/tablet/ a nivel
aprendizaje. A medida que el niño pasa horas y horas al
frente de la pantalla, sin importar qué contenido vea, su
psiquis empieza a acostumbrarse a ser estimulada de manera
constante y prolongada, esto genera que el niño no se
esfuerce en lo absoluto para prestar atención. Y, a la hora de
concurrir al jardín o la escuela, frente a una baja
estimulación, el niño no logra concentrarse y se distrae con
gran facilidad, lo que le impide seguir indicaciones y tener
una escucha activa de sus compañeros y maestra.

Problemas de socialización
A su vez, la televisión produce falta de inhibición o
falta de control cognitivo sobre los impulsos; y esto se
traduce en hiperactividad motora y agresividad. Diversas
investigaciones han mostrado que los niños adictos a la
televisión no tienen tolerancia a la espera, son impacientes,
nerviosos y agresivos. La televisión, obliga al niño a aislarse
emocional y psicológicamente en lo que está viendo, y una
interrupción abrupta causa una alteración nerviosa que
genera violencia para con su entorno. Quieren romper las
cosas, llantos desmedidos, gritos, mordidas e insultos. El
niño no desarrolla la paciencia ni el diálogo emocional, por
lo que no puede comunicar cómo se siente o qué piensa.
Cuando está en contacto con otros niños su operatividad
social es nula y, por consecuencia, no puede crear vínculos,
lo que deriva en sentimientos de incomprensión y esto
genera violencia contenida.
39
Hay una salida
Pero hay una salida para esta situación, los niños
menores de doce años están en una edad todavía de
desarrollo y todos los hábitos adictivos se pueden cambiar
con esfuerzo y dedicación. Aunque usted no lo crea, hemos
podido observar grandes cambios en la capacidad de
concentración y en el aumento de la duración de este a través
de la lectura y de juegos de ingenio. Con radio teatro se logró
estimular la imaginación y la escucha activa. Cualquiera sea
la estrategia con la que enfrentemos estos problemas
requiere nuestra participación e involucramiento.

Problemas para recordar


La adicción a la televisión también produce
problemas en el aprendizaje debido a la falta de memoria.
Esta situación es de una adicción más aguda. Recordemos
que no en todos los casos es producto de la adicción a la
televisión. Pero hemos observado que en los casos donde el
niño es adicto ya por varios años, su capacidad de memoria
a corto plazo se ve afectada. No retiene contenido alguno y
esto es una consecuencia de que la televisión no reclama
interacción con el espectador, avanza, lo que está viendo sin
necesidad de intervención alguna del espectador. Esto, no
requiere un ejercicio mental de retención, por lo que se
acostumbra a no retener en la memoria ningún tipo de
información. Pero hay una salida, la memoria es como un
músculo que, así como se debilita por su desuso puede
fortalecerse con ejercicios. La manera más sana de
fortalecerla es a través de los juegos de mesa que ejercitan la
memoria. La lectura y la escritura también ayudan mucho al
desarrollo y estimulación de la memoria.

40
Insomnio y alteración del sueño
Los niños adictos a la televisión tienen una gran
actividad mental anormal a su edad. Esta actividad mental le
impide conciliar el sueño de manera natural. La exposición
de horas y horas a la televisión impide que el niño se relaje
al acostarse, por dos motivos. Uno, es la posición en la que
por lo general está acostumbrado a ver la televisión, que es
acostado, y otro es porque la carga emocional fuerte que
produce en el niño la televisión dificulta que disminuya el
ritmo cardíaco, por eso, aun estando muy cansado no puede
dormirse. Algunos lo definen como excitación mental o
sobre estimulación. La triste realidad es que el 82% de los
niños en etapa escolar están acostumbrados a ver la
televisión antes de irse a dormir. Y los padres, para no
renegar con el nerviosismo producto del insomnio, les ponen
la televisión para que no molesten y la adicción se perpetúa,
y el niño se duerme por estar exhausto. Pero es posible
cambiar esta conducta a través del consumo mínimo o nulo
de televisión y realizar más actividades físicas que desgasten
las energías y contarles cuentos antes de dormir.

Problemas en la vista
Hoy en día, la miopía es una epidemia a temprana
edad debido a la exposición que tienen los niños a las
pantallas. Aquí quisiera desmentir un mito que dice que “el
problema de la miopía en los niños es producto de ver de
cerca la televisión”. Esto no es así. Ya sea que vea la
televisión a cinco metros o a cincuenta centímetros el ojo del
niño se enfermará, tal vez no a la misma edad o velocidad,
pero tarde o temprano sufrirá de miopía o astigmatismo, si
no es congénita; producto de la luz de la pantalla. La
exposición del brillo de la pantalla al ojo no maduro del niño
es lo que enferma. Sumado a que más del 50% ve la

41
televisión o tablet con la luz apagada de la habitación en la
que se encuentra.

Problemas de postura
Muchos niños, en especial los que usan Tablet o
celular, para, ver series, dibujitos o jugar a videos juegos
presentan problemas serios de desviación de columna y
rectificación cervical al igual que los adultos, pero en los
niños es más grave ya que afecta la postura de manera
irremediable y puede traer graves trastornos musculares e
incluso dolor de espalda y dolor de cabeza constantes. Los
dispositivos móviles están diseñados para ser sostenidos con
la mano y esto lleva a inclinar la cabeza hacia abajo y al estar
horas en esa posición afecta gravemente la cervical. Verá
como un común denominador en los adictos a los
dispositivos móviles juveniles es una joroba en sus espaldas
a la altura de la cervical.

Afectación de Conducta
Según lo que ve, el niño puede aprender muchas cosas
ya que aprendemos principalmente por imitación. El 38% de
los padres no controla lo que ven sus hijos menores de doce
años. Los niños que no son controlados rápidamente acceden
a contenido para adultos, pornografía, contenido morboso,
lenguaje vulgar, violencia extrema como descuartizamiento
de animales, sadismo, homicidios, violaciones y demás.
Esto, en los niños, produce un comportamiento patológico:
psicopatía, autodestrucción, abuso físico y verbal entre
otros. En realidad, ningún padre puede controlar el 100% de
lo que sus hijos ven y esto es verdaderamente alarmante.
Porque muchas veces la televisión, ya sean series o películas,
contradicen los valores que les transmitimos a nuestros hijos.

42
Ayuda sobre el tema
Primero que nada, quiero animarte a que hagas una
prueba: Cada vez que quieras una o dos horas para ti sin
distracción, no le pongas la televisión o medios electrónicos
a tus hijos, piensa una manera de entretenerlos, piensa en
algo que los atraiga. Si quieres que jueguen con sus
muñecos, siéntate con ellos cinco o diez minutos para
introducirlos en un relato lúdico, si son los mismos muñecos
de siempre, invéntales una historia que no conozcan, hazles
montañas con almohadones, cuevas con colchas, edificios
con ollas, rampas con maderitas. Verás cómo, por el sólo
hecho de que tú te sientes con ellos y juegues, los atraerá y
los distraerá de manera sana y creativa.
Si están aprendiendo a pintar imprímeles la silueta de
personas o animalitos que les gusten para atraerlos a
colorear, si eres bueno dibujando hazles dibujos en una hoja
y pregúntales qué quieren que les dibujes para que coloreen.
Algo que los entretiene mucho y es muy útil para su
desarrollo intelectual son los rompecabezas (puzzles);
puedes comprarles de diferentes tamaños según los temas de
sus personajes o animales favoritos para atraerles más. Este
ejercicio de armar rompecabezas genera en el niño una
agilidad mental y memoria visual que estimula el
aprendizaje.
Si el niño ya sabe leer, pueden jugar a la búsqueda del
tesoro mediante pistas escritas en papelitos distribuidos por
toda la casa; esto los entretendrá por horas y los divertirá en
gran manera.
El juego de colocar las formas geométricas en su
casillero, como rombos, cuadrados, etc. en sus lugares
también es muy útil para entretener a los más pequeños.
Hay infinidad de actividades para hacerlos jugar, sólo
se necesita buena disposición y tiempo.
43
Si va a ver la televisión que siempre sea en un lugar
donde usted pueda controlar lo que ve.
Antes de darle permiso, establezca la cantidad que va
a ver, de tiempo o programación. Para que sepa de antemano
que no verá por horas.
Si va a ver televisión, lo recomendable es que vea a
dos metros de distancia como mínimo y que el volumen esté
bajo.
Es recomendable que la televisión esté siempre en la
sala de estar, no en el comedor ni en las habitaciones. En el
comedor no, porque uno se tienta a encender el televisor en
el almuerzo o en la cena y es contraproducente para la salud
emocional y comunicacional de la familia. Ya son
demasiadas las distracciones que tiene la familia en sí que le
quitan el valioso tiempo de calidad. El comer con el televisor
encendido impide que el diálogo se desarrolle. Les
recomendamos a las familias que comían con la televisión
encendida que traten de ir disminuyendo el tiempo día a día
hasta dejar de hacerlo. Al principio, habrá tal vez largos
momentos de silencio, pero es preferible en todo caso comer
en silencio que comer con el televisor reemplazando la
comunicación. Tarde o temprano, el diálogo comenzará a
darse y fluirá. Tampoco recomendamos que haya televisión
en las habitaciones por varios motivos, en el cuarto de los
hijos no es conveniente porque les es difícil al disponer de
tiempo libre y al estar a solas, no tentarse a encender la
televisión y mirar muchas veces a deshora e incluso
contenido inadecuado que estará fuera del alcance de una
supervisión por parte de los padres. Para el matrimonio, les
recomendamos que tampoco tengan televisión en su cuarto,
ya que esto impide que se comuniquen de manera adecuada,
principalmente en los primeros años de matrimonio. Nos
hemos dado cuenta de que muchos hijos escuchan temas que
son sólo para los padres porque los padres hablan fuera de

44
su habitación los temas que allí deben ser tratados. Y no son
tratados en las habitaciones de los padres producto de la
televisión. Es difícil, y tal vez hasta imposible, hablar temas
importantes con la televisión encendida.

“Hay algo absolutamente tranquilizador sobre la


televisión: lo peor está siempre por venir”
Jack Gould

Hijos al frente
Muchos padres nos preguntan ¿Es buena o mala la
televisión en mi hijo adolescente? No digo que la televisión
sea mala. No creo que ese sea el fin de este capítulo. Creo
que la televisión no es necesaria, sé puede vivir sin ver
televisión, nuestros hijos no van a ser menos inteligentes o
ignorantes por no ver televisión. Y tampoco se van a morir
de aburrimiento. Pero si ven la televisión, creo que lo que la
vuelve menos o más dañina es el tiempo y el contenido. No
importa si nuestros hijos ven todo el día Discovery Channel;
es dañino tanto física como psíquicamente que vea diez
horas de televisión. Y tampoco importa si ve media hora al
día, si ve pornografía el daño psicológico es desastroso.
Cuando nuestros hijos son adolescentes, es imposible
que no sean atraídos por los nuevos entornos audiovisuales.
Pero creo que la clave radica en enseñarles a tener un criterio
responsable y maduro para escoger lo que ven y la cantidad
de tiempo que le dedican a ello.
Hoy los gigantes del entretenimiento en la materia
audiovisual son Netflix y YouTube; y ambos, a pesar de
manejar filtros de seguridad, no evita que haya contenido
inadecuado para nuestros hijos.

45
Debemos enseñar a nuestros hijos a escoger lo
adecuado, separándolo de lo inadecuado, teniendo como
base el criterio de los padres. Para esto es esencial que, como
padres, tengamos acceso a los dispositivos que manejan
nuestros hijos, para poder enseñarles y junto a ellos, de
manera amena mostrarles que hay cosas que, aunque
aparentan ser inocentes, no lo son. Ante la infinidad de
contenido que los medios nos brindan el mayor criterio a
manejar no es si lo que se va a ver es malo o bueno, sino ir
un paso más y discriminar el contenido según si edifica o no
edifica, si deja alguna enseñanza o simplemente nos distrae,
si deja algún aprendizaje o desinforma, o sólo se mata el
tiempo.
A criterio personal, creo que la distracción sin
contenido es matar el tiempo, o sea, perder nuestra vida
frente al televisor o la Tablet. Se puede entretener mientras
uno aprende y para esto hay que ser astutos y ser enseñados
en el tema. La gran mayoría de los generadores de contenido
indiscriminado, como YouTube entre otros, atrapan a sus
espectadores detrás de títulos tendenciosos, que atraen a las
personas, no sólo a los adolescentes sino incluso a los
adultos, llevándolos de un video a otro, malgastando así
horas enteras.
A veces, la incomodidad de que ellos manejen mejor
la tecnología que nosotros nos inhibe para supervisarlos
adecuadamente. Siempre enseño a los padres diciendo:
“Sean plataforma o medios electrónicos, si usted no lo
maneja, sus hijos no deberían tener acceso”. Más adelante
hablaremos de los celulares en los niños y adolescentes y
profundizaremos sobre el tema.

Consecuencias desconocidas
Muchos creen que al estar frente a una pantalla no
corren ningún riesgo físico, por lo tanto, no requieren
46
supervisión alguna o mínima. Pero déjeme decirle que esto
es una mentira. Hace diez años, la edad del primer contacto
con la pornografía era a los dieciséis y diecisiete años; hoy,
el primer contacto se da a los nueve años y a veces a menor
edad. Las cifras de niños y niñas adictas a la pornografía
cada año se multiplican. En América Latina, cuatro de cada
diez niñas menores de diecisiete años ven pornografía por lo
menos una vez a la semana, y seis de cada diez niños
menores de diecisiete años ven pornografía una vez a la
semana mínimo. Como analista y crítico constante del
comportamiento social me animo a decir que el consumo de
pornografía adolescente e infantil es una pandemia que
llevará a la destrucción de generaciones enteras si no
hacemos algo al respecto.
La pornografía trae acarreado un sinnúmero de males
tanto psicológicos, como sociales y físicos. En el cien por
ciento de los casos de abuso sexual infantil, se ha detectado
que los ofensores sexuales eran adictos a la pornografía. El
nivel de la pornografía, al ser una adicción, va en aumento.
El sadismo y la depravación borra en la psiquis del adicto la
barrera moral, y esta se va extendiendo más y más. La
especialista en prevención del abuso sexual infantil,
Licenciada Viviana Salinas, indica que la adicción a la
pornografía en los adolescentes y jóvenes lleva
inevitablemente a querer abusar sexualmente a otras
personas para reproducir y repetir las perversiones sexuales
aprendidas a través de la pornografía. La pornografía es
adictiva al igual que el consumo de drogas blandas.
Podemos mencionar algunas consecuencias físicas de
la pornografía, y de la masturbación: estrangulamiento
testicular, corte del frenillo, infección genital, atrofia
muscular en las manos y piernas, y, a largo plazo cáncer de
próstata, disfunción eréctil y eyaculación precoz. En el caso
de la mujer, la adicción a la pornografía y a la masturbación
produce infección genital, inflamación de los labios
47
vaginales, insensibilidad genital y magulladuras en el
conducto vaginal.
Nos ha tocado hablar con muchos padres que creen
que el consumo de pornografía y la masturbación son
prácticas normales en adolescentes y jóvenes; y, por este
motivo, daban vía libre a estas prácticas. Pero hoy, las
consecuencias sociales en los adictos son cada vez más
alarmantes. Los adictos a la pornografía presentan graves
problemas de socialización con el sexo opuesto, problemas
de comunicación entre pares, autoestima baja, depresión,
aislamiento, sumado a comportamientos obsesivos
compulsivos.
Con el correr de los años, el consumo de pornografía
y la masturbación femenina se ha estado aproximando cada
vez más a las cifras masculinas de esta adicción.
Siempre recomendamos a los padres que cuiden lo
que ven sus hijos tanto en los teléfonos, como en sus
computadoras, Tablet y televisores; sin importar la edad.
Siempre es bueno tener la televisión fuera de las
habitaciones, al igual que el uso de la notebook; o establecer
la política de puertas abiertas y siempre con la pantalla de
fácil visión. No ingresar al baño con ningún dispositivo
electrónico de pantalla y parecidos. Sabemos que si quieren
ver pornografía encontrarán la forma de hacerlo sin que nos
demos cuenta, pero es mucho más difícil que su hijo se
convierta en un adicto si usted es precavido en este sentido.
Otra consecuencia que se ha observado a raíz del
consumo indiscriminado de “televisión" en los adolescentes
y jóvenes es el comportamiento promiscuo. Las estadísticas
en Estados Unidos; país donde la adicción a la televisión en
adolescentes es la más alta del mundo; han constatado que
los adolescentes despiertan su deseo de comenzar su
actividad sexual a temprana edad, producto de las películas
y series que consumen. Es lamentable escuchar a padres que
48
nos dicen que quieren cuidar a sus hijos de otros chicos de
su edad para que no les den ideas raras que no sean acordes
a su edad, siendo la televisión su principal instructor social
y determinante moral hoy en día.

La televisión como aliada


Así como hay contenido altamente nocivo, diseñado
para destruir la conciencia de los niños y adolescentes, existe
también una gran variedad de contenido que es sano y útil
para enseñar desde habilidades hasta valores. Siempre que
un padre me dice que es inevitable que vea la televisión, le
digo: “entonces sea usted el que arme la programación”.
Creo que es muy útil programar lo que van a ver nuestros
hijos, en especial cuando son niños. En lo particular, les
recomiendo a los padres que googleen un poco sobre
contenido didáctico y, no está de más decirlo, descárguelo y
sea usted quien defina qué van a ver y no que quede preso a
la programación que tiene Netflix o la plataforma que usen
en su hogar. A veces, no basta con que sea contenido para
“niños”. Si van a estar cierto tiempo frente a la televisión por
qué no ponerles algo que les enseñe. Creo firmemente que si
lo intentamos podemos desarrollar en nuestros hijos el deseo
de aprender y de crecer en conocimiento incluso a través de
la televisión. Pero repito, si nuestros hijos no ven televisión,
no serán niños anormales.

Para seguir aprendiendo


Existe mucho material al respecto, pero quisiera
facilitarte algunos enlaces de artículos que creo que son muy
interesantes para que como padres los tengamos en cuenta.
Uno es “¿Cómo influye la televisión en nuestro estilo
de vida?” Escrito por Javier Fiz Pérez.

49
https://es.aleteia.org/2018/03/22/como-influye-la-
television-en-nuestro-estilo-de-vida/
El otro es “Pros y contras de la televisión en los niños”
también escrito por Javier Fiz Pérez.
https://es.aleteia.org/2018/03/14/puedo-ver-la-tele-
pros-y-contras-de-la-television-en-los-ninos/

Preguntas para reflexionar como padres


1. ¿Cuánto tiempo pasan frente a la televisión sus
hijos?
2. ¿Cuándo tiempo cree que es prudente que vean de
televisión sus hijos?
3. ¿Cree que la televisión está moldeando el hablar, los
pensamientos o los anhelos de sus hijos?
4. ¿Conoce que programas ve su hijo cuando usted no
lo ve?

50
CAPÍTULO 3 – EDUCASA

“Solo la educación es capaz de salvar a nuestras


sociedades de un posible colapso, ya sea violento o
gradual”
Jean Piaget
Siempre que doy talleres para padres y queremos
abordar el tema educación, hago un ejercicio de
concientización; llamo a una persona del público que suba al
escenario y le explico que el ejercicio consiste en decir lo
primero que se le venga a la cabeza cuando le mencione una
palabra. Luego le pido a alguien que anote sus respuestas; le
menciono diez palabras, pero en realidad busco que me diga
lo primero que se le ocurre cuando le menciono la palabra
educación. En todos los casos, siempre se ha asociado la
palabra educación a escuela. Y creo que, la gran mayoría de
las personas, me darían la misma respuesta o un sinónimo; y
pienso que asociamos educación con escuela porque
creemos, en nuestro inconsciente (el cual responde sin
pensar) que la educación se da en la escuela y no en la
familia. Y allí está la cuestión.
Por años he escuchado miles de críticas a la
educación, que la educación es mala, que no es como antes,
que sus métodos de evaluación son nefastos, que el
contenido no es adecuado, que le faltan asignaturas más
sociales, que los docentes, que la institución es esto o
aquello; en sí y miles y miles de críticas. Todas y cada una
de ellas surgen ante la decadencia social que hoy transitan
nuestros niños, adolescentes y jóvenes que están en edad
escolar. Pero la crítica que muy rara vez escucho es la crítica
a la familia del siglo veintiuno. Jamás escucho ¿Qué pasa en
las casas? ¿Qué pasa en la familia? ¿Qué sucede en los
51
hogares? Parece que de puertas para adentro de una familia
nadie puede o quiere opinar. Nadie se anima a decir que los
roles están cambiados, que los padres como formadores
están fallando, que los hijos no están siendo educados en los
hogares como se debería. Siempre es la escuela la que falla.
Y esto es así. Porque, en la estructura mental del culpable
siempre es más fácil decir yo fallo porque la escuela falla,
que reconocer la culpa y asumir la responsabilidad de la
situación.
La familia; el hogar, por siglos fue el centro de
formación de toda sociedad, no tan solo en lo moral y social
sino en toda ciencia y arte. La instrucción en el hogar era la
que nutría a sus miembros; tanto de habilidades como de
conocimiento. Esto no varió en ninguna cultura, tanto en las
familias del extremo Oriente como en Europa o en el nuevo
continente se instruía, se educaba a sus miembros en todo lo
que los equipaba para desarrollarse y vivir en sociedad. La
sociedad sufrió muchos vaivenes, diferentes formas de
gobierno sacudieron a la sociedad a lo largo de la historia y
con ello a la familia, pero nunca perdió su sentido de
escolaridad. Esta función intrínseca de la familia no cambió
siquiera con el surgimiento del Estado-Nación en la historia
de la humanidad. Aun cuando surgió el Estado como
actualmente lo conocemos la educación seguía en manos del
hogar, de la familia. Pero entonces ¿cuándo cambió todo?
Esto cambió recién con la revolución industrial. Cuando
surgió la primera revolución industrial la sociedad se vio
obligada a aprender ciertos contenidos de manera simultánea
a las nuevas formas de empleo en las fábricas y demás
formas de trabajo del nuevo contexto urbano. En resumidas
cuentas, a principios de 1800 los países con mayor
industrialización vieron la necesidad de capacitar a los hijos
de los obreros para que estos reemplacen a sus padres, pero,
que sean mejores trabajadores que ellos y, para eso, se crea
la escuela como hoy la conocemos; pública, gratuita y

52
obligatoria. Los primeros en crear y financiar la construcción
de escuelas no fueron los grandes pensadores de la época ni
los gobernantes, sino los dueños de las fábricas y complejos
industriales, que incentivaron a que los Estados sean los que
tengan la tarea de dirigir las escuelas para poder hacerla una
institución de carácter obligatorio, abierta a su vez para toda
la sociedad y que se costee con los impuestos recaudados por
el Estado. Por otro lado, los Estados necesitaban no tan sólo
crecer económicamente sino también políticamente y
encontró en el modelo de la escuela el instrumento perfecto
para crear cohesión social y consciencia de ciudadanía. Por
este motivo, a lo largo de todo el siglo XIX cada Estado
comenzó a establecer la escolarización de su población con
este doble objetivo: crear obreros calificados y ciudadanos
obedientes al sistema estatal.
Este es el origen de la escuela moderna, lo queramos
reconocer o no, lo sepamos o no; podemos decir que era
acertado o no, correcto o incorrecto pero este modelo de
educación fue aceptado e implementado de forma
sistemática hasta el día de hoy. Pero ¿qué cambió entonces?
Con el correr del tiempo y junto al avance de la sociedad
poco a poco se fue olvidando donde debían ser educados
primeramente los niños y los adolescentes. Los padres cada
vez se sintieron menos responsables de la educación de sus
hijos y menos capaces también. El último gran retroceso
social en este sentido fue el creer que la escuela no sólo era
la encargada de la enseñanza en materias prácticas y
científicas sino también en la formación moral y social de
los niños y adolescentes. Dando así un lugar de
preeminencia a la escuela por sobre la familia. Aunque no lo
leamos en ningún libro; se le quitó a la familia su lugar como
principal agente educador, lo que hoy está desembocando en
discursos de que la familia ya no es tan relevante en la
formación de sus miembros sino la escuela.

53
“Creer que la familia se puede reemplazar es como creer
que un ser humano puede gestarse fuera del útero”
Eliseo Valoy

La familia, la protagonista de la historia


que no usa dobles
¿Qué es la Familia? Esta pregunta décadas atrás
habría sido un absurdo, una verdadera locura hacerla, pero
hoy visita las puertas de las grandes universidades y tiene
eco en la filosofía progresista, parece que nos estamos
olvidando lo que es la familia. Por eso, quiero recordarles a
los padres lo que es la familia, pero no desde una mirada
romántica ni poética sino sociológica.
Desde la sociología hasta el día de hoy, año 2020, lo
primero que podemos afirmar es que la familia es la célula
básica de toda sociedad, esto quiere decir que, así como todo
ser vivo tiene una base de la cual parte su existencia; la
sociedad para existir requiere a la familia. En segundo lugar,
su existencia es natural e inherente al ser humano, lo que
significa que existe de manera espontánea y es inseparable
de la persona humana. En tercer lugar, es anterior al Estado
por lo que no puede ser definida por él sino sólo reconocida.
El Estado no la crea, no es una institución como el Congreso
o la Escuela, que surgen de las convenciones de los hombres;
la familia es la única institución natural que el Estado no
define, sólo reconoce.
Esta familia en la que nace el ser humano es una
familia heterosexual, configurada por un padre y una madre.
Y es allí donde los niños se deben desarrollar como
individuo y adquirir todo lo que le sea necesario para su
vinculación en sociedad.

54
La familia es irremplazable en todo sentido.
Lamentablemente, hoy en día muchas nuevas corrientes
filosóficas y teóricas que han anidado en el seno de los
Estados occidentales plantean a la familia como una
institución reemplazable o decontruible, esto es; que afirman
que la familia es una construcción social que ha perdido
vigencia y debe ser redefinida. Con esto, se menoscaban los
vínculos allí construidos, pero se desconoce que es
imposible emular o tratar siquiera de reproducir el vínculo
afectivo que se desarrolla en la familia. El amor gestado en
la familia es el lugar natural e inigualable para el desarrollo
emocional sano del individuo que luego será introducido a
una sociedad sin afecto natural. Sin este vínculo primario de
amor, el ser humano carecería por completo de empatía
social. Sería un mero producto carente de la capacidad de
socializar de manera no agresiva.
El vínculo creado entre padre e hijo, de madre e hijo
e incluso, me animo a decir, tras los informes de la política
de hijo único de China, que duró desde el año 1979 hasta
2015, que el vínculo construido entre los hermanos es
indispensable para que una persona en madurez pueda vivir
en sociedad de manera pacífica y con sanas relaciones no
afectivas. Creo que está de más decir que muchos son los
estudios y casos que nos muestran cómo los niños criados en
aislamiento en instituciones carentes de vínculos afectivos
familiares naturales son incapaces de adaptarse a la sociedad
de manera pacífica y armoniosa. La estructura mental
construida en una familia es necesaria para que una persona
comprenda cómo funciona la sociedad. Muchos en este
punto han argumentado que en las familias con estructuras
de padre, madre y hermanos surgieron los más grandes
criminales y psicópatas de nuestros tiempos. Pero que la
familia este fallando o falle no quiere decir que debe ser o
puede ser sustituida. La familia debe ser reconfigurada a su
orden natural; con roles bien establecidos dentro de

55
parámetros, a mi criterio, Cristo céntricos. Se puede reeducar
al educador natural que por excelencia son los padres y esta
es mi lucha personal desde hace más de una década.

¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo!


Isaías

Escuela sin moral


Muchos padres tal vez inocentes creerán ¿Qué tiene
de malo que sea la escuela la que eduque en lo moral y ético?
Déjeme mostrarle porqué la educación en la escuela debe
carecer de todo juicio de valoración moral y ética, y lo digo
con mucho cuidado. Antes de que termine el siglo pasado, la
formación moral y ética impartida en las escuelas nunca fue
cuestionada ya que la base de valores y principios de donde
partía la moral y la ética era la socialmente aceptada y,
siendo sinceros, esta base de valores y principios eran
heredados del cristianismo, y a pesar de que no se lo
reconocía, hasta en las escuelas y universidades más ateas,
ésta era la base de la formación moral y ética. Hoy, a dos
décadas del nuevo milenio, la ética y la moral que se enseña
en las escuelas de Occidente es antagónica a los valores y
principios que la sociedad posee. Y lo que se trata de hacer
desde la escuela es imponer valores y principios anti-familia.
Es verdad que hoy no existe un único sistema de valores en
las familias y es por eso por lo que debemos cuestionarnos
si es correcto que la escuela deba impartir una instrucción
moral y ética a nuestros hijos. No quiero que se malentienda,
no estoy planteando que la ética y la moral no sean
necesarias, son necesarias para el correcto desarrollo de toda
persona que vive en sociedad, pero la escuela ya no es el
lugar donde debe ser enseñada.

56
La actualidad nos muestra que, lo que antes se creía
acerca de que en la escuela se debía inculcar valores y
principios morales para así desarrollar personas sanas
(socialmente hablando), hoy no es acertado ni ético hacerlo.
La variedad de “valores” que hoy se quiere inculcar en las
escuelas está yendo en gran medida en contra de los
principios de la familia cristiana y creyente en general. Por
mencionar algunos ejemplos: se ha disfrazado de valores y
derecho a la predicación de la ideología de género o
perspectiva de género; que plantea bajo una máscara de
libertad y respeto la aceptación de conductas insanas,
antinaturales y autodestructivas como la homosexualidad y
el estilo de vida transgénero.
El planteo de este tipo de enseñanza en las escuelas
públicas nos enseña que es preferible una escuela sin
enseñanza moral (sin juicios de valores) a una escuela
“moral” con valores opuestos a los de la familia. Así como
se predica a favor de estas conductas desviadas, se
estigmatiza y criminaliza el pensamiento que difiere con
estas prácticas y “valores”. Un estudiante hoy día no puede
plantear como una conducta insana o antinatural la
homosexualidad o la conducta transgénero porque es tildado
de homofóbico, intolerante, discriminador y decenas de
adjetivos peyorativos. Por este motivo, me animo a decir que
la educación no puede y no debe emitir ningún juicio de
valor ni impartir ningún principio en lo moral ya que esto se
ha tornado en muchos países en un método de
adoctrinamiento hacia los niños y adolescentes.
Hoy los “valores” a nivel social son tan variados y a
la vez contrapuestos que es imperiosa una neutralidad
ideológica y “moral” en las aulas de las escuelas. La escuela
pública debe remitirse a la enseñanza de asignaturas teóricas
y prácticas referentes a las ciencias. Me respaldo en el hecho
de que el Estado es y debe ser neutral ideológicamente, y
laico respecto a una fe para así respetar la pluralidad de ideas
57
y cosmovisiones, como también las creencias o la ausencia
de ellas. Con esto, no me refiero a que la escuela enseñe el
ateísmo, ya que al igual que la religión es un sistema de
creencias y no una ciencia, a pesar de que muchos quieran
hacer ver al ateísmo como una visión científica de la realidad
humana.
Por lo tanto, la escuela pública como una institución
del Estado debe mantenerse neutral. Si le damos como
padres la libertad a la escuela de adoctrinar en principios y
valores a nuestros hijos se lo estamos dando al Estado, y la
historia nos enseña que siempre que el Estado tuvo en sus
manos la capacidad de imprimir valores y principios de
manera dogmática dejando de lado los principios y valores
construidos en los hogares, se produjeron las peores
degradaciones del ser humano como son los casos
emblemáticos del nazismo y el comunismo.
Por ejemplo; cuando un profesor o maestro se para en
un aula y declara que tal o cual acción es moralmente buena
o mala está impartiendo un juicio de valores que se basa en
lo que el Estado considera bueno o malo o peor, imparte lo
que a criterio personal considera bueno o malo. Ni siquiera
en lo que la sociedad en su gran mayoría considera malo o
antinatural como son la homosexualidad y demás prácticas
perversas consideradas normal por una minoría social. Ese
profesor que emite ese juicio de valor no considera siquiera
si las familias de las que proceden sus estudiantes comparten
dicho juicio de valor. Por ello, sentencio que la escuela
pública debe ser “amoral” ya que es la única manera de
resguardar los valores y principios construidos en el hogar.
Muchos padres me dirán ¿cómo podemos hacer esto? Es
sencillo, y si buscan, encontrarán muchos casos de padres
que se expresaron en contra de asignaturas que, lejos de
enseñar ciencia, se habían tornado en clases de
adoctrinamiento ideológico. Como es el caso del Perú que, a
través del accionar de los padres, se logró quitar por
58
completo esa asignatura perversa de las aulas, como era la
de educación sexual, que bajo la mentira de enseñar la
sexualidad científica enseñaban por ejemplo que el trastorno
de género, o como dice el manual de psiquiatría (DSM5)
disforia de género, es una conducta normal y no una
patología. En todos los países occidentales firmantes de los
tratados y acuerdos internacionales sobre derechos humanos
y derechos del hombre se resguarda la libertad de conciencia
de la persona, y la libertad de expresión. Esto es, que yo
tengo el derecho de pensar y juzgar valorativamente como
yo desee; sin que el Estado a través de ninguna institución
me imponga, ni a mí ni a mis hijos, valores y formas de
pensamiento. Por lo tanto, como padre tengo el derecho a
que se respete la neutralidad ideológica de la escuela, así
como su laicismo. Esto quiere decir que no puede impartirse
ninguna ideología o formas de pensamiento en las aulas
como una verdad científica, así como tampoco religión o fe
alguna. Por más que el Estado la considere buena. Esto se
puede hacer mediante notas presentadas en las escuelas
amparándose en estos derechos que usted como ser humano
posee. Y, sobre todo, hacerlo público mediante las redes
sociales ya que esto abre el debate y no queda en el
anonimato de una mera nota a la escuela.

La mejor educación
Recuerdo una viñeta de la historieta de Mafalda donde
ella aparecía midiendo su cabeza con una cinta de medir
ropa, y a continuación decía: voy a aprender sólo lo que me
sea en verdad útil porque no creo que quepa mucho en
sesenta centímetros de circunferencia. Gráfica, cómica, pero
muy certera reflexión del humorista gráfico Quino.
Un pequeño vistazo a las noticias internacionales nos
lleva a preguntarnos cuál es la mejor educación que
necesitan nuestros hijos para hacer del mundo un lugar
59
mejor. He llegado a la conclusión de que el mundo no
necesita mejores matemáticos, ni mejores físicos o
ingenieros, tampoco políticos o abogados. La crisis más
grande que atraviesa la sociedad global es la crisis de
humanidad. Si no se gastara en guerras, podríamos alimentar
a todo el planeta por siglos, con el dinero de las ventas de
armas podríamos llevar agua a cada pueblo que lo requiera.
Si las élites de gobierno no fueran adictas a las riquezas y al
poder no tendríamos la contaminación que existe y la
corrupción no degradaría la democracia. Por eso, afirmo que
la mayor y más importante educación es la que nos permite
como individuos socializar y relacionarnos de manera
armoniosa y sin ambiciones mercantiles. Con eso, me estoy
refiriendo a la educación en valores y principios. El ser
humano no es una máquina que sólo sirve para generar
bienes y servicios. El ser humano no es un medio para algún
fin, es el fin en sí mismo. Esto quiere decir que la materia
más importante que un niño o adolescente debe recibir es la
que le permite desarrollarse como persona construyendo
vínculos sanos basados en un orden natural por encima de la
persona, un orden externo que lo trascienda. Si les
enseñamos a nuestros niños a sumar y restar, a leer y escribir,
geografía, física y demás asignaturas, pero no entienden el
valor que tiene la persona humana y cómo debe vivir, nunca
podrá desarrollarse con sus iguales y su esencia como ser
social se perderá. Por esto, me animo a sentenciar que, si no
enseñamos valores a nuestros hijos, las próximas
generaciones que nacerán de estos no tendrán memoria de
un mundo mejor y se conformarán con el mero hecho de
existir, no anhelarán un mundo sin maldad y sano porque
nunca habrán sabido de él.
Pero ¿dónde deben aprender los valores nuestros
hijos? La educación en valores se debe dar en el hogar y sólo
en el hogar. La pobreza de humanidad que tiene esta
generación es producto de que los niños y los adolescentes

60
crecieron sin modelos sanos en sus hogares. Y, cuando digo
sanos me refiero a modelos en valores morales. Las
estadísticas recopiladas en los últimos diez años muestran
que los padres de este siglo dedican cada vez más tiempo a
generar bienes y pagar servicios y con el tiempo sobrante
buscan distraerse y relajarse del estrés; dejando de lado la
crianza de sus hijos. En occidente, hay una tendencia
generalizada; ambos, papá y mamá salen a trabajar dejando
en muchos casos desde los tres meses de vida a sus hijos en
jardines maternales durante ocho o nueve horas al día como
mínimo. Un adolescente de entre doce a diecisiete años pasa
aproximadamente entre diez a dieciséis horas sin sus padres.
El hecho de que los padres trabajen cada vez más no es
porque cada vez cueste más suplir las necesidades básicas de
la familia, es que cada vez “surgen” nuevas necesidades que
suplir.
La familia, poco a poco, ha dejado de perseguir el
pleno desarrollo de sus miembros y se ha sumado a una
carrera de acumulación de bienes para poder sentirse
socialmente feliz. Los padres no se centran en que sus hijos
aprendan a disfrutar de la vida, sino que buscan comprarles
y darles lo que la sociedad consumista dice que ellos
necesitan para ser felices. Pero, como todo lo antinatural
tiende a degradarse por sí mismo, miles de padres están
volviéndose a replantear qué es lo que en verdad necesitan
sus hijos; miran cómo niños y adolescentes criados en
hogares donde no les faltó ningún bien se vuelven personas
con trastornos de la personalidad antisocial: transgreden la
ley, constantemente dicen mentiras y engañan a los demás,
son impulsivos, propensos a la lucha y a la agresividad, son
irresponsables y no tienen remordimiento o culpa alguna.
Entonces se preguntan ¿Qué necesitan mis hijos en verdad?
¿Cuál es su verdadera necesidad?

61
“No es lo que tienes en los bolsillos lo que te hace valioso,
sino lo que hay en tu corazón”
Chespirito

Educando en valores
Cuando les preguntamos a los padres ¿Quiénes les
enseñan valores y principios morales a sus hijos? La mayoría
levanta la mano, tal vez para no sentir vergüenza o porque
los demás lo hacen, pero las estadísticas dicen que son los
menos, los que se sientan a enseñarles valores a sus hijos.
Cuando les preguntamos quiénes les enseñan a sus hijos a
buscar agradar a Dios o sobre el temor de Dios, encontramos
muy pocas manos levantadas, la gran mayoría no entiende la
relación de lo uno con lo otro. Las respuestas son por lo
general tres; los primeros nos dicen que quieren que ellos
mismo escojan en qué creer o en qué no creer, que no quieren
imponerles sus creencias. Otros dicen que los llevan a la
iglesia para que allí les enseñen y otros nunca se han
percatado de enseñarles tal cosa. Pero como padres debemos
saber qué educar en valores y principios sin contemplar a
Dios en la ecuación es imposible. No lo digo desde el punto
de vista religioso sino desde la estructura de razonamiento
de todo argumento moral coherente. Si les enseñamos a
nuestros hijos valores como la honestidad, la verdad, la
solidaridad, el respeto, la humildad, el esfuerzo, entre otros
tantos valores y no les explicamos porqué debe ser honesto,
justo, solidario y todo lo demás; queda en la nada, queda en
el simple hecho de que hay que tener esos valores porque sí;
algunos otros argumentarán que hay que tener esos valores
porque te hacen una mejor persona. Pero deja de ser
atractivo “ser una buena persona” para nuestros hijos si al
ser honesto uno desaprueba, o si al decir la verdad pierde
prestigio entre sus amigos o queda uno mal ante los demás.
62
Y así, cada principio o valor pierde sentido lejos de la visión
de Dios. Una moral sin Dios en la base pierde funcionalidad.
¿Quién define lo bueno y lo malo? es la primera
pregunta que debería hacerse la moral más elemental. A este
interrogante le encontramos tres respuestas. Una moral que
define lo bueno y lo malo según lo que a uno le cause placer
o dolor, es bueno lo que me hace sentir bien y es malo lo que
me hace sentir mal. Esta moral es la que se esconde dentro
de frases hollywoodense como: -si te sientes bien hazlo, -si
te hace bien a vos es lo correcto, -haz lo que tu corazón te
dicte, -que el corazón te guíe, -si es por amor no está mal,
etc. Bajo esta moral se produce la quiebra de la moral
cristiana; el criterio de bueno o malo ya no está en Dios sino
en la persona; y nuestros niños y jóvenes caen en,
alcoholismo, drogadicción, violaciones, robo y demás cosas
porque no pusieron un freno o un límite a su deseo de gozar,
sentirse bien, creer que es amor y ser guiados por sus deseos
e impulsos. La segunda moral es la que define lo bueno y lo
malo según la costumbre de los hombres, según las
convenciones, según las leyes hechas por los hombres. Sobre
esta “moral” se asienta el pensamiento de la nueva izquierda
que, sacando a Dios de la ecuación, quiere hacer que lo
bueno y malo sea según lo que la ley dicte solamente. Y tras
esto, surgen leyes y políticas como lo ocurrido, por ejemplo,
en febrero del 2011 en Canadá, donde se aprobó una ley que
declaraba a la pedofilia como una orientación sexual normal
como la heterosexualidad entre otras orientaciones; por lo
que se descriminalizó el abuso sexual, y ya no es abuso
sexual infantil si el niño consiente tener relaciones sexuales
con el mayor de edad. Este es uno de muchos casos que se
están dando en sociedades donde los valores están siendo
deconstruidos y redefinidos lejos de Dios. Más adelante, en
el capítulo sobre El monstro que aterra a los grandes
trataremos con más profundidad este tema.

63
La tercera moral es la verdadera moral, una moral que
se basa en lo que es bueno o malo según Dios, ya no según
el sentir de la persona ni según las leyes de los hombres. La
moral cristiana establece que algo es malo si va en contra de
los dos principios fundamentales, o leyes fundamentales del
cristianismo; el amar a Dios con todo nuestro ser (por
encima de mi bienestar) y el amar a los demás como a mí
mismo, (tratar a los demás como quisiera yo ser tratado).
Bajo esta base, todo principio o valor moral tiene sentido y
razón de ser.
Piense un instante en este argumento y entenderá lo
sencillo pero profundo que es. Es muy diferente enseñarle a
nuestro hijo que debe ser honesto a pesar de que desapruebe
porque le agrada a Dios y eso trae consigo armonía y paz no
sólo a nuestra vida sino también para los que nos rodean; que
enseñarle a ser honesto porque sí. A su vez, si deseamos que
sean honestos con nosotros es correcto ser honesto con los
demás, porque uno siempre cosecha lo que siembra. Es clave
fundamentar cada principio en una base moral sólida e
inconmovible como es buscar agradar a Dios. Una sociedad
que se aleja de Dios, tarde o temprano, desdibuja la moral
más sencilla. Si Dios no es el que establece los parámetros
de bueno o malo, de correcto o incorrecto, ¿quién lo
establece? Pasa a ser bueno o malo según las prácticas
sociales que estén de moda, por ejemplo, hoy en varios
países que se consideran progresistas quieren llamar a lo
malo bueno como es en el caso de la pedofilia, pero esto no
termina allí, irán por más y más sin un límite en el horizonte.
Puede sonar simplista pero la carencia moral de este
siglo surge por abandonar a Dios como fuente de orden
natural. Cuando nos alejamos de Dios es inevitable que la
sociedad se corrompa y las conductas más degradantes sean
vistas como normales o correctas como lo es en el caso
anteriormente mencionado.

64
Cómo enseñar valores y principios a
nuestros hijos
¿Qué padre no quiere enseñarles a sus hijos valores y
principios? Desde que nuestros hijos son pequeños les
queremos enseñar de todo. Nos sale natural ser los maestros
de nuestros hijos. Y, en definitiva, siempre seremos sus
maestros. Les enseñamos todo el tiempo; de manera
consciente o inconsciente ellos están aprendiendo de
nosotros. Lo que les decimos y lo que callamos, lo que
hacemos y dejamos de hacer, les enseña. Cuando estamos
con ellos y cuando nos ausentamos, les estamos enseñando.
Toda acción es significativa en nuestros hijos. En lo
personal, cuando dimensioné lo importante que era tener
presente que todo lo que hacía como padre los moldeaba a
mis hijos escribí un poema y lo puse a la vista para no olvidar
que “hay un pequeño que me sigue”:
Hay un pequeño que me sigue y adonde yo voy él va,
adonde yo he estado, él quiere estar. Me sigue, quiera o no.
Me persigue por todos mis caminos. Pisa sobre mis
huellas. Ya no puedo saltar de piedra en piedra como
cuando era joven, porque este pequeño que me sigue
también quiere hacerlo. Yo no puedo caminar por las
cornisas sin importar lo mucho que me gusten las alturas.
Debo saber bien a donde me dirijo porque este pequeño
que me sigue me lo pregunta a diario a donde me dirijo.
Debo cuidarme de ahora en más, ya no puedo pensar sólo
en mí, porque hay un pequeño que me sigue.
Tener presente que nunca dejaremos de ser los
maestros de nuestros hijos, nos debe motivar a llevar una
vida mucho más ordenada y correcta. De niño, pequeñas
acciones en ellos los marcará para toda la vida. Ahora bien,
cuando a conciencia queremos enseñarles valores y
principios ¿Cómo lo hacemos? Creo que este tema es tan
profundo y hermoso que no puede ser agotado en un capítulo
65
de este libro por lo que estamos ya hace tiempo compilando
las lecciones o clases que armamos para nuestros hijos para
hacerlas un libro que tendrá por nombre El instructor – cómo
enseñar valores y principios a nuestros hijos. Y si el tiempo
nos lo permite, estará listo para este año.

Para seguir aprendiendo sobre el tema


Nuestro más profundo anhelo es poder ver a los
padres cargados de valor y de herramientas para la colosal
tarea de ser padres. Como hemos expuesto al principio, no
creemos que “¿cómo ser un buen padre?” pueda ser
enseñado o resumido en un libro, pero creemos que hay
herramientas que uno ha aprendido que pueden ser de mucha
ayuda a otros padres. Por eso, le recomendamos el libro de
“Educación sexual en valores” de Viviana Salinas que, si
bien es sobre educación sexual, este manual para padres
tiene varios bloques muy buenos destinados a enseñar
valores a los hijos y alumnos de una manera muy didáctica
y atrapante.

Preguntas para reflexionar como padres


5. ¿Se dedica tiempo para sentarse a enseñarle a sus
hijos valores?
6. ¿Sabe qué les enseñan a sus hijos en la escuela?
7. ¿Cuánto tiempo dedica para hablar con sus hijos?
8. ¿Puede enumerar cuáles son los valores de sus
hijos?
9. ¿Conocen sus hijos cuáles son sus valores como
padre?
10. ¿Se animaría a que su hijo lo evalúe moralmente?

66
CAPÍTULO 4 – AMIGO O NO AMIGO, ESE ES EL
DILEMA

"Dime con quien andas y te diré quién eres"


Sócrates
Corría el año 1025 a.C. y, sin darse cuenta, dos
muchachos se unían en lo que se conocería luego como una
de las amistades más puras de la historia. Uno criaba ganado,
el otro era comerciante; uno era el menor de ocho hermanos
y el otro, el mayor de cuatro. Uno era delgado y bajo, el otro
era alto y de buen porte. Uno no era ni contado entre los hijos
de su padre, el otro había sido criado como príncipe y era
heredero al trono de su padre. La guerra los hizo conocerse
y los unió de tal modo que, ni aún la muerte pudo separarlos.
Eran diferentes en muchos aspectos, pero había una cosa que
los unía y era lo suficientemente fuerte como para sobrevivir
al oprobio y la persecución. Su amistad no sólo impactó en
sus vidas para bien, no sólo cambiaron el destino de sus
familias, cambiaron el rumbo de todo un pueblo y dieron
origen a una nación. Ellos son David y Jonathan; su historia
nos recuerda cuán lejos puede catapultarte una amistad; hoy,
más de 3000 años después, su amistad salta fuera de estas
páginas y nos hace entender que no existiría el conocido Rey
David sin un Jonathan como amigo.
La necesidad de crear vínculos fuera del círculo
familiar es indispensable para el ser humano. No existe
sociedad alguna en donde los vínculos de amistad no tengan
una importancia relevante. Necesitamos tener amigos. Sin
importar si somos grandes o pequeños, los amigos forman
parte crucial de nuestro desarrollo como individuos. Las
personas que tienen amistades fuertes y duraderas reflejan
tener un mayor desarrollo emocional y comunicacional que
67
se traduce en más posibilidades laborales, éxito en la vida
profesional y académica, como así también familias más
fuertes y estables. Pero la amistad de nuestros hijos es una
materia de la cual se ha escrito poco, pero se habla mucho.
Los padres renegamos y sufrimos porque sabemos, por
experiencia propia, cuán cruciales pueden ser las amistades
de nuestros hijos en sus vidas. El problema es que, en
muchos casos, resulta casi imposible convencer a los hijos
lo determinante que son, para ellos, sus "amigos". Es como
si la experiencia propia no pudiera ser enseñada o aceptada
por los hijos. Por eso, creo que el tema de la amistad en
nuestros hijos es un tema en deuda.
Nunca se ha cuestionado tanto el concepto de amigos
como en estas últimas dos décadas. Desde que el gigante de
las redes sociales adjudicó el concepto de amigos a los
contactos y conocidos, se cambió para siempre esta noción
de Amigo. Algunos tal vez no compartirán conmigo esta
aseveración, pero no podemos negar la influencia social que
esto ha acarreado, siempre habrá un antes y un después de
esta red social. El llamar a alguien amigo nunca fue una
expresión tan vaga y sin sentido como lo es hoy en día. Pero
esto no hace que las amistades sean menos importantes o
valiosas. Los amigos definen en gran manera el rumbo de
una persona. Por esto, queremos, en este capítulo desarrollar
una visión más amplia y clara de lo que podemos hacer ante
las amistades de nuestros hijos. Revisando nuestra tarea
como padres en la construcción de los lazos de amistad en
nuestros hijos y estableciendo cuáles son los parámetros más
puros para escoger amigos.

Solucionando problemas antes que aparezcan


Primero y, antes que nada, quisiera que precisemos
conceptos claves para poder abordar el tema con seriedad y
responsabilidad. A los chicos de entre once y veinte años no
68
los llamaremos adolescentes ya que este sustantivo hace
referencia a un período de crisis y desacierto que, a mi
criterio, más describe el fracaso de los padres en la crianza
de los hijos en la edad de la pubertad que un período
transitorio de las personas. Prefiero llamarlos prejuveniles,
ya que aquí no se hace referencia a los conflictos, sino más
bien a la transición etaria. Habiendo aclarado este concepto
pasaremos al tema en cuestión.
En mi tarea como consejero familiar, el tema de las
amistades de los hijos siempre ha sido difícil de tratar con
los padres, más que muchos otros temas que podrían parecer
más complejos como el consumo de drogas y alcohol, por
ejemplo. Es más complejo por dos motivos, el primero de
ellos es que en el 90% de los casos es a través de un amigo
como toman contacto por primera vez con las drogas o la
delincuencia, es decir el problema de consumo de drogas y
alcohol comenzó con un amigo y, en segundo lugar, porque
a veces los amigos tienen más poder de influencia que los
mismos padres o familiares y es muy difícil dividir un
vínculo de amistad. Creo que la clave para entender la raíz
del conflicto se encuentra en el tiempo; el problema de las
amistades contraproducentes en nuestros hijos se
manifestará con agudeza en la pubertad, pero comienza
mucho antes. Tarde los padres se empiezan a preocupar por
las amistades de sus hijos. Y cuando digo tarde, me refiero a
muchos años más tarde.
Por lo general, los padres empiezan a fijarse en las
amistades de sus hijos entrando a la pubertad, etapa en la que
empieza el último gran desapego entre padre e hijo -en esto
que yo llamo la curva de apego-desapego- y en este periodo
ya es tarde preocuparse por las amistades de los hijos. Los
vínculos se crearon y se fortalecieron casi sin que sean
perceptibles, y tratar de separar a dos personas vinculadas
afectivamente es una labor más que desgastante. Y aún si se

69
lograse separar a esos amigos, la experiencia nos dirá que
buscarán amigos parecidos a los anteriores.
Buscar separar a los hijos de sus “malas” amistades es
por lo general la actitud que toman los padres respecto a las
amistades de sus hijos, y terminan desgarrando la relación
padre e hijo, en la gran mayoría de los casos. Muchos padres
buscan incluso poner a sus hijos “entre la espada y la pared”
dándoles a elegir entre sus amigos y ellos; y para sorpresa de
muchos padres, ellos son los rechazados gracias a su
terquedad y a la poca, o ninguna, premeditación en el tema.
Aquí es donde me animo a decir que, premeditar las
amistades de nuestros hijos es la clave, y para ello es
necesario pensar a largo plazo; pensar en las futuras
amistades de nuestros hijos desde pequeños, desde bebés.
Esto nos lleva a tratar dos ejes centrales; mis amigos y los
amigos de mis hijos y el criterio de elección de las amistades
que yo poseo.

Una familia de amigos


Los padres atraviesan diferentes etapas personales a
medida que cambian las etapas de vida de sus hijos y es
importante conocer cuáles son esas etapas para vernos a
nosotros mismos y los tiempos en los que vivimos como
padres. Sin ahondar mucho en cuáles son estas etapas, que
desarrollaremos en el capítulo “Tiempo a solas con mi hijo”
diremos que; al principio los padres primerizos no poseen
amigos que se encuentren en la misma etapa de padres como
ellos, de cambiar pañales, de desvelarse por las noches y
demás cosas que sólo suceden los primeros dos o tres años
de vida del bebé. En esta etapa los padres tienen vínculos de
amistad, en su mayoría, con personas sin hijos; después
comienzan a buscar amigos con hijos como los de ellos
porque así se sienten más identificados y a gusto. Estos
amigos surgen de lazos familiares, del vecindario, del club o
70
de la iglesia, creados a partir de afectos, afinidad en gustos
y valores. A partir de los cuatro y cinco años en adelante,
cuando él bebé se convirtió en un niño que empieza a
escolarizarse, surgen nuevos vínculos, tanto para los hijos
como para los padres. Estos vínculos se forman
irremediablemente, ya que lo que los une es, por ejemplo,
concurrir al mismo establecimiento educativo. Aquí la
interacción de los hijos con su nuevo entorno social queda
lejos de la lupa de los padres y es cuando comienzan los
primeros sermones de: “no hagas lo que tus compañeros
hacen”. En la mayoría de los casos, las amistades
construidas en el ambiente escolar pasan a ser más fuertes,
ya que se relacionan a diario. Algo parecido sucede con las
amistades que se desarrollan por vivir en el mismo
vecindario, con la excepción que los padres controlan con
quiénes se van a relacionar o no, en la medida que puedan
supervisarlos. De estos dos grupos de amigos vendrán los
malos ejemplos y se producirán cambios drásticos en la vida
de nuestros hijos y esto se debe principalmente al poco
interés de los padres en conocer a los padres y a los amigos
de sus hijos.
El punto central está en pensar seriamente de quiénes
queremos que nuestros hijos sean amigos, pensar en nuestro
entorno, debemos planear que nuestros hijos se hagan
amigos de los hijos de nuestros amigos, ya que esto nos
permite saber con mucha más precisión qué cosas pueden
aprender o no nuestros hijos con esta amistad. Es prudente
hablar de esto como matrimonio y evaluar tanto la crianza
propia como la de los amigos de la familia y decidir a
conciencia con quién queremos que nuestro hijo construya
lazos de amistad y con quién no. El conocer a los padres es
ventajoso en gran manera porque nos permite ver con qué
criterio corrigen a sus hijos, cómo los corrigen, qué
actividades les permiten realizar e incluso el vocabulario que
usan con ellos. Por ejemplo, si mi hijo inevitablemente se va

71
a hacer amigo de sus compañeros del jardín o la escuela, es
más que prudente planificar hacerse amigo de los padres de
los compañeros de mi hijo según los valores y no
simplemente según similitud de gustos y afinidades.
También puede suceder que tengamos amigos con
hijos de edades muy diferentes a las de nuestros hijos, ya
sean muy pequeños o grandes, pero si dimensionamos la
importancia que tendrá dejar que nuestros hijos se hagan
amigos de desconocidos o que salten etapas con amigos más
grandes, haremos nuevos amigos con hijos que tengan la
edad de los nuestros.

No quiero que te juntes con…


Uno de los diálogos más comunes de los padres con
sus hijos con respecto a sus amistades es que no quieren que
se vinculen con tal o cual compañero o vecino. Siempre el
discurso de los padres es que tal o cual chico no es una buena
influencia para su hijo. Parece que el ojo agudo de padre le
permite ver lo que el hijo no ve: un peligro latente al
relacionarse con alguien que es diferente. ¿Pero en qué es
diferente? Muy pocos logran ver la cuestión de fondo, que
es la que en verdad importa: los valores que comparten en
común.
Los padres con frecuencia nos consultan cómo pueden
guiar a los hijos a escoger buenos amigos y la respuesta que
les damos siempre, es que el criterio de elección de amigos
debe estar basado en la similitud de valores y principios que
ellos como padres les han enseñado, más que en la similitud
de gustos y aficiones. Pero es justo ahí donde el problema se
hace claro. Los últimos estudios publicados muestran que los
padres pasan muy poco tiempo con sus hijos, lo más
alarmante es que el tiempo que comparten juntos está
dedicado a actividades de ocio como ver la televisión, salir
a comer, cocinar, jugar un deporte e ir de shopping. Son
72
pocos los padres que se sientan a enseñar valores y
principios de manera clara y directa a sus hijos. Esperan que
los aprendan por el solo hecho de compartir el mismo techo,
es decir, de manera indirecta. Los hijos toman como modelo
ciertos tipos de comportamientos aprendidos de la
convivencia con sus padres, pero no están enmarcados
dentro de lineamientos éticos y principios morales; por lo
que se ven tentados a reproducir la manera de comportarse
de sus amigos debido a que se sienten atraídos por tener la
misma edad, sentir los mismos cambios y desafíos.

¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?


Amós

Los valores y principios: el mejor filtro para el


café de amigos
El problema de las malas amistades radica en que no
sabemos con quién no queremos que desarrollen una amistad
hasta que la amistad ya se ha creado y notamos cambios
negativos en nuestro hijo, en su comportamiento o forma de
hablar e incluso en su forma de pensar.
Por lo tanto, todos los discursos se centran en las
amistades que no queremos que tengan nuestros hijos. No
sabemos cómo explicarles qué tipos de amigos queremos
que tengan porque no hablamos sobre los criterios de valor,
los principios que como personas tenemos y los principios
que como familia manejamos. Nos damos cuenta tarde que
debimos haber pasado más tiempo educándolos en valores y
principios para poder señalarles qué tipo de amigos deben
escoger.
Como padres debemos aceptar que, tarde o temprano,
no estaremos cerca de nuestros hijos para decirles qué
73
amistad les conviene o no, pero no tan sólo eso, no estaremos
cerca para marcarles lo que está bien o aquello que está mal,
qué es correcto o qué es incorrecto. Por eso, enseñarles
valores y principios es fundamental, no sólo para filtrar las
amistades, sino para que cuando ya no estén al alcance de
nuestros ojos ellos tengan valores y principios
inquebrantables y que por más que sus amigos o conocidos
realicen tal o cual acción ellos no se involucren en
comportamientos delictivos e inmorales.
Por más de diez años me he dedicado a la consejería
de padres y en la mentoría de prejuveniles y jóvenes y he
podido ver con gran satisfacción cómo un prejuvenil
instruido en valores y principios de manera consciente y
planificada puede tomar como criterio de elección de amigos
esos valores y principios que posee, desarrollando así un
filtro casi perfecto para reconocer las amistades que le son
convenientes y cuáles no, más allá de poseer situaciones de
vida similares, gustos y afinidades en común.
No estamos ensayando, queremos darle testimonio de
prejuveniles que han sido instruidos en valores y principios,
y siendo grandes han podido mirar atrás y agradecer con
lágrimas en los ojos, el haber sido enseñados; muchos
incluso han enseñado a otros padres, amigos y compañeros
la importancia de la educación en valores y principios y
cómo esos principios les han ayudado a la hora de
relacionarse con las personas y construir amistades.
No vamos a desarrollar el tema de la instrucción en
valores y principios porque creemos que no se puede tratar
un tema tan profundo y rico en pocas páginas, pero, como
hemos mencionado anteriormente, estamos desarrollando un
libro destinado específicamente a este tema. Por ahora,
queremos dejarle unos pequeños tips: haga una lista de los
valores y virtudes que desee que sus hijos tengan, por
ejemplo: honestidad, verdad, humildad, dominio propio,

74
buen trato, respeto, etc. Después busque la manera de
enseñárselos destinando tiempo específicamente para eso.
Separe un tiempo específico para sus hijos y dentro de ese
tiempo, un momento para enseñarles valores y principios. Su
tiempo como mentor de sus hijos es corto, sepa
aprovecharlo.

“Los límites nos definen. Definen lo que somos y lo que no


somos”
Henry Cloud

Una delgada línea roja


Siempre que enseñamos a los padres a inculcarles
valores a sus hijos, les pedimos que hagan una lista de
valores y principios que son negociables y otros que son
innegociables. No significa que un valor sea más importante
que otro, pero sí hay líneas que uno no va a permitir que se
traspasen a la hora de relacionarse con otros y otras líneas
que pueden ser pasadas por alto. Puede que haya personas
que tengan nuestros mismos valores morales y éticos, pero
también puede que no. La pregunta es ¿sólo vamos a
relacionarnos con personas que tengan nuestros mismos
valores? La respuesta es no. Pero tienen que existir líneas
claras que los demás sepan que no vamos a cruzar, ni vamos
a permitir que los demás crucen. Para ejemplificar esto,
siempre pongo el ejemplo de la castidad; podemos tener
como valor ser castos hasta el matrimonio y no exigirles a
nuestros amigos que tengan este valor, pero sí es muy
importante que sepan que no vamos a participar de
invitaciones a prostíbulos o fiestas de carácter sexual. Este
es un ejemplo, pero debemos pensar antes de que nuestros
hijos se encuentren ante una situación que no puedan
resolver y planteárselas para que sepan qué escoger; como
75
por ejemplo ¿puedo ser amigo de personas que son amigos
de lo ajeno? ¿debo seguir siendo amigo de alguien que
descubro que es ladrón, estafador? ¿debo seguir siendo
amigo de alguien que sé que vende y consume drogas? Estas
y otras preguntas debemos hacernos respecto a las
amistades. Es importante confiar en la enseñanza que le
brindamos a nuestros hijos y respetar las amistades que
escoge.
Déjenme contarles un caso que vivimos que fue muy
gráfico; hace unos años tuvimos una situación que nos llevó
a meditar mucho; dos hermanos eran amigos de un grupo de
muchachos que se juntaban en la esquina de la plaza del
barrio, los padres de estos hermanos se enojaban con ellos
porque los muchachos que se juntaban en esa esquina solían
consumir drogas y robar. Los hermanos insistían de que
nunca harían lo que ellos hacen, los padres les sermoneaban
diciéndoles que a pesar de que ellos no roben ni se droguen,
el relacionarse con ellos tarde o temprano los involucraría
directa o indirectamente en sus acciones, y tristemente se
hizo realidad. Un invierno con mucho frío había mantenido
a los dos hermanos por muchos días encerrados en casa, una
tarde insistieron a sus padres para que les dejaran ir a la plaza
con sus amigos y ellos cedieron. Uno de los muchachos de
la esquina tenía en su poder medio kilo de marihuana, estos
hermanos fueron a la esquina de la plaza sin saber que uno
sería sentenciado a la cárcel por más de dos años. La policía
recibió una llamada informando que uno de los muchachos
tenía droga y la estaba vendiendo. Pasada la medianoche,
llegó el móvil policial y el muchacho que tenía la droga, ante
el miedo de volver a la cárcel, puso la marihuana y dinero en
el abrigo de uno de los hermanos. Cuando fueron revisados
por la policía encontraron la droga y el dinero en uno de
ellos, y el resto ya es historia.
Es importante enseñarles a nuestros hijos que toda
amistad tiene un límite y ese límite tiene que ser claro.
76
¡Ayuda!... creo que soy amigo de mi hijo
Por años nos hemos planteado si un padre debe ser o
no amigo de sus hijos. Algunos psicólogos familiares
afirman que no y otros que sí. Pero creo que es importante
entender que no todas las amistades tienen la misma
configuración; no se puede comparar la amistad padre e hijo
con la amistad de un prejuvenil con otro prejuvenil. Si
creemos que ser amigo de nuestro hijo significa ser otro
prejuvenil más, no obtendremos beneficios. Pero si
entendemos que podemos tener una relación de amistad sin
perder el respeto y la posición de padres, veremos que es
provechoso ser amigo de nuestros hijos.
A criterio personal, considero que es necesario que
nuestros hijos nos vean como padres y también como
amigos. Como padres, que reconozcan el rol que tenemos
para con ellos, de formadores, instructores y proveedores de
lo emocional, espiritual y material. Y, como amigos, que
vean en nosotros la capacidad de disfrutar y divertirnos junto
a ellos, como así también un lugar donde ellos puedan
confiar plenamente y acudir en busca de consejo. Nuestros
hijos deben sentir que con nosotros ellos pueden divertirse o
disfrutar igual o mejor que con cualquier otra persona; ya sea
jugando juntos a los juguetes, viendo una película, haciendo
un deporte juntos o charlando sobre cosas divertidas durante
horas. No hay nada más triste para un niño que aburrirse con
su papá. No me refiero a que todo tiene que ser un juego, me
refiero a que nuestros hijos encuentren en nosotros un
compañero de aventuras, y no el aburrido que no puede jugar
con su hijo porque ya es grande.
Para mí, ser padre fue todo un regalo de la vida.
Debido al constante decaimiento en mi salud nunca pensé en
ser padre, es más, los niños nunca me atrajeron en lo más
mínimo. Si llegué a alzar a un bebé, fue a mi sobrina y por
insistencia de mi hermana. Apenas creí que llegaría a

77
casarme y que pronto moriría. Sentí y siento que vivo de
tiempo prestado. Valoro la vida como si saboreara el último
vaso de agua en el desierto. El sentir que cualquier momento
puede ser el último me enseñó a disfrutar y a valorar cada
momento que Dios me regala por más pequeño que sea. Por
eso, cuando vinieron nuestros hijos, me di cuenta de que
Dios me estaba regalando, junto con la tarea de ser padre,
unos compañeros de aventuras como nunca había tenido. Mi
vida cambió por completo, mi mundo se hizo tamaño bebé.
Por eso puedo decirles que he aprendido a divertirme con
ellos en sus diferentes etapas de la vida. Aprendí a reírme de
lo que no tiene sentido, a tirarme al suelo a jugar con los
juguetes, a pintar, a armar rompecabezas, a encontrar una
terrible aventura al seguir hormigas y a jugar con
prácticamente todo lo que hay a mi alrededor.
Mi consejo es que aprendas a ser amigo de tus hijos
para divertirte, para disfrutar, que tus hijos vean un padre
que sabe ser feliz con ellos a su lado. No esperes a que
crezcan para divertirte con ellos, será tarde, reaprende a
divertirte con la sencillez de la vida. No intentes que tus hijos
aprendan a divertirse o recrearse como adultos, no los hagas
saltar etapas, es mejor adaptarnos a ellos y no que ellos se
adapten a nosotros.

“Mejores son dos que uno”


Salomón

Un amigo para mi hijo


Un dicho africano dice “Si quieres ir de prisa ve tu
solo, pero si quieres ir lejos ve junto a otros” y creo que es
una gran verdad si tomamos la amistad como debe ser. Las
buenas amistades pueden catapultar a una persona muy lejos,

78
a dimensiones que por sí solo uno jamás llegaría. Y no tan
sólo las amistades, uno de mis grandes amigos, que hoy es
una persona de gran prestigio y poder, me dijo: muchos
quieren saber cómo hace uno para llegar hasta donde yo
estoy, qué se estudia o si se debe ser muy inteligente o audaz,
pero nunca les respondo porque nadie regala los más grandes
secretos de la vida, pero a ti amigo me animo a dártelo: -he
llegado hasta donde he llegado gracias a dos cosas; el
esfuerzo incansable (disciplina) y segundo, el tener muchas
buenas relaciones y contactos. Este varón, al cual admiro,
creo que me resumió en pocas palabras lo que hoy yo anhelo;
que como padres entendamos respecto a las amistades de
nuestros hijos. Nuestros hijos necesitan tener amigos y
contactos, necesitan saberlos identificar y saber relacionarse
con ellos de manera productiva y afectiva. Por eso, quiero
hacer un apartado y dejarles una reflexión de cómo yo
categorizo las amistades; y presiento que le será de utilidad
para sus hijos, y quién dice, tal vez para usted mismo
también.

Un menú de la amistad
Como padres debemos desear que nuestros hijos
desarrollen una inteligencia emocional que les permita
entender que no todas las amistades son iguales, que no todas
se configuran de la misma manera y que muy raras veces son
para siempre. Que se englobe una relación dentro del título
“amistad” no significa que puede ser medida o comparada
con otras relaciones englobadas bajo el mismo título.
Primero y, antes que nada, creo que no existen
amistades para toda la vida, o si existen son muy pocas y son
más vínculos o lazos familiares que amistades. Deseo que
esto sea entendido porque por años he visto a jóvenes y
prejuveniles ser afectados grandemente por perder
amistades. El escaso desarrollo emocional de los
79
prejuveniles, jóvenes e incluso de algunos adultos les impide
aceptar las perdidas relacionales; y cada vez que terminan
amistades “importantes” ya sea por motivos naturales, de
distancia, cambio de trabajo o carrera sufren un duelo por
esa pérdida y, muchas veces, afecta a otras relaciones e
incluso al propio proyecto de vida de la persona. Todas las
relaciones funcionan, a mi criterio, como un organismo vivo,
tienen su etapa de gestación, algunas logran ver la luz del día
mientras que otras son abortadas por impericias, mentiras,
gestos, y actitudes que deterioran rápidamente lo que se
estaba gestando. Algunas relaciones nacen, logran crecer y
llegan a la madurez del vínculo; otras, por el contrario, son
como si se detuvieran en el tiempo y jamás maduran, son
relaciones infantiles por años. Así también, hay épocas de
enfermedad, ya sean traiciones, deslealtades, agresiones
imperdonables, y demás cosas que enferman al vínculo,
algunas llevan a la muerte del vínculo, pero otras, a las que
se les pone más empeño, logran sobrevivir. Y, como todo
organismo vivo, pueden llegar también a morir, por ejemplo,
cuando uno se muda de ciudad, cambia de trabajo, termina
una carrera, se casa y cambia la persona, etc.
Parte de nuestra tarea como padres es enseñar a
identificar las etapas de vida de un vínculo y saber
identificarse en cada relación de amistad que poseen
nuestros hijos.
A su vez, creo que es importante categorizar las
amistades; algunas personas utilizan diferentes criterios:
según el tiempo que uno comparte, según las circunstancias,
según las cosas en común, según diversos factores; en lo
personal me gusta hacer una mezcla de los criterios más
usados y crear la categoría de contactos.
Existen amistades que son circunstanciales o por
temporada: estos son compañeros de la escuela, de trabajo,
vecinos, etc. Estas amistades no tienen lazos fuertes; uno es

80
amigo mientras eso que los vincula, que es externo a la
persona, siga existiendo. Por ejemplo: uno tiene una relación
con su compañero de la escuela porque se sientan juntos y
demás, pero si se cambian de escuela ese vínculo se termina.
Algunas amistades circunstanciales, dependiendo del
empeño que se le ponga, se pueden transformar en amistades
íntimas. Estas relaciones van más allá de aquello que en un
principio los unió, esa amistad existe porque ambos
decidieron que el vínculo en sí era importante, ahora lo que
los une es la persona en sí. Uno no pierde el vínculo por más
que no se vea a diario. A su vez, creo que todos los tipos de
amistad pueden llegar a pasar a la categoría de contacto. Esto
es cuando la amistad no es frecuente y existe poca
comunicación. No desaparece del todo, pero ¿sigue siendo
mi amigo? Y la verdad es que no. No es un amigo, pero
tampoco es un desconocido, tal vez vivimos momentos
íntimos pero ese vínculo ya no existe. Es un contacto. Y lo
más probable es que nos comuniquemos para formalidades
como saludos de navidad, cumpleaños, aniversarios y
cuando necesitemos un favor en el ámbito profesional.
Uno de los fracasos más comunes en las relaciones de
amistad, se da cuando uno quiere tener un círculo íntimo de
amigos muy grande. Esto le sucede por lo general a las
personas muy sociables, pero inmaduras en lo relacional.
Les resulta tan fácil crear un vínculo que siempre están
invitando a compartir tiempo y a ser parte de su círculo
íntimo. Entonces, cometen el error de agrandar su círculo
íntimo y terminan sin consolidarse como amigos íntimos con
otros y el sentimiento de soledad es inmenso. A la hora de
enfrentar situaciones difíciles, no sabe a quién recurrir
porque compartió tiempo de calidad siempre con diferentes
personas y con ninguna se fortaleció el vínculo como para
generar esa confianza y abrirse en verdad. Mi mentor me
enseñó que mi círculo íntimo no puede ser una multitud, ya
que es íntimo, reducido, selectivo, privado. Una vez, mi

81
mentor me pidió que imagine una habitación de dos metros
por dos metros y me dijo: “sólo pueden ser de tu círculo
íntimo las personas que puedan entrar a en esta habitación”.
Los que no cabían, no pueden ser amigos íntimos. Por más
que uno se sienta a gusto con muchas personas, y sienta que
tienen mucho en común y comparten muchas cosas; es
crucial saber a qué tipo de relación pertenecen y así
mantener las expectativas correctas tanto para con uno
mismo como para con los demás.
Página aparte, dentro de los diferentes tipos de
amistad se producen, a su vez, diferentes maneras de
relacionarse, es decir, que a pesar de ser una amistad
circunstancial o de temporada no con todos nos
relacionamos de la misma manera, igual ocurre en las
amistades íntimas. Por ejemplo, en algunas amistades
encontramos que uno es el que siempre ayuda y el otro es el
que recibe la ayuda, en otras amistades ambos se ayudan por
igual. Así, cada amistad se configura bajo diferentes marcos
de acción. Ninguno es mejor o peor que otro. Dentro del
carácter de las personas, están quienes se sienten realizados
ayudando a sus amigos y lo hacen con un corazón puro sin
esperar ser compensados; así también hay personas que son
más frágiles y siempre necesitan ayuda. Se pueden presentar
diferentes configuraciones y todas son válidas, lo incorrecto
es querer que todas sean iguales. Nuestros hijos tendrán
amigos con los que se distraerán y otros con los que
estudiarán, en algunos casos tal vez encuentren un amigo
con el que pueda congeniar ambas cosas, pero no se debe
forzar a que esto suceda. Siempre les cuento este ejemplo
para ser más gráfico; de joven tuve un amigo con el que me
encantaba estudiar y éramos muy buenos juntos, pero a la
hora de distendernos éramos muy distintos; a él le gustaba la
playa y a mí la montaña, por lo que nunca salimos juntos de
vacaciones, a mí me gustaba leer y a él jugar a la PlayStation.
Éramos diferentes, pero éramos amigos; y nos hubiéramos

82
frustrado como amigos si intentábamos congeniar en todas
las cosas.

Para seguir aprendiendo sobre el tema


Me gusta la idea de enseñarles desde niños el valor de
la amistad y quisiera recomendarles diferentes libros
dependiendo de las edades de sus hijos: “Mi mejor amigo”
de Satoe Tone para niños de 0 a 6 años; “Mi amigo
extraterrestre” de Rocío Bonilla para niños de 3 a 6 años; “El
león que quería tener amigos” de Norma Sturniolo para
niños de 6 a 9 años; “Reporteros 2. Todos para uno” de Luigi
Garlando para niños de 9 a 12 años y para más grandes la
memorable novela de Mark Twain “Las aventuras de Tom
Sawyer”.

Preguntas para reflexionar como padres


1. ¿Saben mis hijos cuáles son nuestros valores como
familia?
2. ¿Cuánto conocemos a los amigos de nuestros hijos?
3. ¿Le hemos dado la importancia que merecen las
amistades de nuestros hijos y sus padres?
4. ¿Somos amigos de nuestros hijos?
5. ¿Qué ejemplo de amistad les hemos dado a nuestros
hijos?

83
CAPÍTULO 5 – AYÚDEME, MI HIJA ES PRESA DE
LA MODA

“A una reina no se la distingue por su vestimenta sino por


su forma de actuar”
Eliseo Valoy
En una cultura donde verse bien lo es todo, es preciso
controlar la moda de nuestros hijos, ya que sin darnos cuenta
termina afectando su autoestima, sus relaciones
interpersonales, sus estudios e incluso la economía del
hogar. Vestirse es una necesidad básica y es la manera en
que muchas veces expresamos nuestros sentimientos y
emociones, en especial las mujeres, pero es importante que
tengamos nociones claras respecto a qué hacer como padres
ante situaciones que no hemos vivido antes respecto a la
moda. Creo que tanto la permisividad como la rigurosidad
son dañinas para los hijos. He podido ver de cerca cómo
padres muy estrictos dañaron la autoestima de sus hijos y de
sus hijas, pidiéndoles que se adecúen a las circunstancias de
su edad, así como también, he visto padres que por ser
permisivos dejaron que la moda hipersexualizada se
introduzca en la vida de sus hijas e hijos y se transformara
en un comportamiento. Creo que esto ocurre por lo general
debido a que los padres no saben qué hacer ante la transición
que experimentan sus hijos de pasar de ser niña/o a ser
señorita y jovencito. Aquí el equilibrio es la clave, pero
encontrarlo es difícil.

“Querer que parezcan grandes es matar su inocencia”


Eliseo Valoy

84
Si son niños, que parezcan niños
Soy padre de un varón hermoso y una niña con una
belleza resplandeciente de verdad y me ha tocado, al igual
que muchos padres el tener que ir a comprar ropa para mis
hijos y los últimos años me he dado con la sorpresa de
encontrar cada vez más ropa de adultos, ni siquiera de
jóvenes, diseñadas para que se vista una niña de cuatro y
cinco años. Pero no es mi parecer nada más, los estudios
dedicados a explotación publicitaria muestran cómo las
empresas de moda infantil introducen cada vez más y más
vestimenta diseñada para hacer ver a los niños como adultos.
Pero esto no solamente ocurre con la moda, ocurre también
en la música, ocurre también con la comunicación, las redes
sociales, en los deportes, en el arte, sin hablar de la mega
industria de la juguetería infantil. Constantemente, las
campañas publicitarias tratan de hacer ver a los niños como
jóvenes o como adultos y cuando su visión de ellos cambia,
cambia también su trato respecto a los niños, ya no son
tratados como niños sino como jóvenes o como adultos y
aquí yace el problema, aquí está la cuestión del asunto.
Respecto a la vestimenta de los niños, he acuñado una frase
y la diré hasta el cansancio: “lo que no es, que no parezca”.
No necesitamos vestirlos como adultos a los niños para que
se vean bien, pueden vestirse como niños y verse muy bien,
verse hermosos adecuados a su edad.
No me refiero a quedarse en los estilos de décadas
anteriores sino a ser moderno sin quitarle la inocencia a la
vestimenta de nuestros hijos. Así, como creo que hay cosas
que sólo podremos hacer con nuestros hijos mientras sean
pequeños, ya que hay ropita que sólo podremos ponerles
siendo niños.
Para mí es una gran verdad el dicho que dice “una
imagen habla más que mil palabras”, en especial cuando nos
referimos a la moda y a la vestimenta específicamente.

85
Estudio el comportamiento humano en la sociedad y, con
certeza me animo a decir que todo lo que hace el ser humano
comunica, lo que decimos y lo que no decimos comunica, da
un mensaje. Si nuestros hijos son niños y le escogemos y
compramos la ropa nosotros, estamos comunicando a través
de ellos, si nuestros hijos son prejuveniles y ellos escogen su
ropa ellos son los que comunican su propio mensaje. Por eso,
la pregunta que debemos hacernos es ¿qué queremos
comunicar? O mejor dicho ¿qué queremos que nuestros hijos
comuniquen con su forma de vestir y de mostrarse al
mundo?
Sobre a lo que la vestimenta se refiere, no me gusta
encuadrar todo en los conceptos de correcto e incorrecto, no
me gusta decir si hay una manera correcta o incorrecta de
vestirse; porque a decir verdad no la hay, existen cientos de
miles de estilos. A mí me parece más acertada la idea de que
existe una vestimenta adecuada y una vestimenta
inadecuada. Me gusta verlo desde la idea de la adecuación y
de la inadecuación por parte de un comunicador y un
receptor. Cómo nos vestimos da un mensaje, como nos
peinamos da un mensaje, como nos arreglamos, cómo se
maquilla una mujer, cómo se arregla las uñas, todo está
comunicando. Si el varón se peina o plancha su ropa. A
veces es inconsciente nuestra comunicación visual pero
siempre comunica.

El lenguaje visual
Nuestros hijos son expertos en leer lo que se muestra,
los nativos digitales, desarrollaron la capacidad de intuir lo
que se dice o lo que se debe hacer, sólo con mirar. Según
Paul Ekman, experto en comunicación no verbal, los nativos
digitales traen consigo la capacidad de leer las expresiones
no verbales un 80% más que los que no son nativos digitales.
Esta generación en la que nacieron nuestros hijos les brindó
86
una herramienta a la que debemos adaptarnos y aprender;
que es: comunicar sin hablar. Desde los emoticones hasta la
foto de perfil e incluso el tipo y marca de zapatillas para ellos
es un mensaje para quienes los ven.
Hace unos años en mi país, Argentina, se pusieron de
moda entre los prejuveniles y jóvenes dos subculturas
urbanas llamadas los Emos y los Floggers. Ambas
subculturas tenían una vestimenta, peinados, maquillaje e
incluso un estilo de baile particular; eran fácilmente
identificables. Este modismo subcultural aprovechó el
creciente uso de internet por parte de los jóvenes y
rápidamente se extendió a lo largo y ancho de nuestro país.
Eran, a diario, motivo de noticias. No tan sólo por sus
extrañas vestimentas, sino también por su comportamiento
social basado en una filosofía de vida bien clara; para lo
Floggers la vida era como una flor y debe ser colorida y
disfrutada sin límite alguno; para los Emos, no había nada
en la vida que valiera la pena como para sonreír y el luto era
la actitud permanente. El grupo de jóvenes y prejuveniles
que yo dirigía en la iglesia también fue teñido de este
modismo subcultural, de una manera más sutil, pero estaba
presente. Las industrias de la moda habían dado un giro
importante para seguir de cerca la creciente demanda del
estilo de vestimenta de los Emos y Floggers. Muchos de los
atuendos eran en extremo exacerbados y llamativos. En vista
de este extraño, pero importante, fenómeno me dispuse a
aprender y crear estadísticas que me ayudaran a comprender
lo que ocurría, por esto me dediqué a encuestar a todos los
jóvenes y prejuveniles que tenía a mi alcance, para crear un
mapa lingüístico de lo que a los ojos de ellos la ropa hablaba.
El experimento fue realmente sorprendente. Dispuse unas
cincuenta imágenes de hombres y cincuenta imágenes de
mujeres, de diferentes edades, vistiendo diferentes atuendos
en diferentes circunstancias, en la escuela, en el club, en la
calle, en un bar, en un colectivo, entre otras más. Cada uno

87
de los que participaron en la prueba debían colocar al lado
de cada imagen; lo que creían que estaban diciendo las
personas que veían, a su vez cada vestimenta debía poder ser
resumida en una sola palabra. La coincidencia en algunos
casos de lo que creían que estaban tratando de decir quienes
vestían esa ropa fue impactante; gran parte de las respuestas
de los varones respecto a las imágenes de las mujeres
coincidían entre sí, coincidían, no sólo en lo que creían que
decían, sino incluso coincidían en la palabra que lo resumía.
Y, en muchos casos, las mujeres y varones coincidían en las
imágenes de los hombres.
Quisiera poder comentarles lo que ellos decían de
algunos de los estilos de moda o tipo de vestimenta usado en
estas imágenes donde hubo más del 60% de coincidencias
en las lecturas.
Lectura 1: -La chica en esta imagen transmite que:
todos pueden ver y disfrutar partes de su cuerpo, que otras
chicas tal vez las consideran privadas, en ella está al alcance
de cualquiera. Palabra descriptiva: fácil, cualquiera,
provocativa.
Lectura 2: -La chica en esta imagen transmite que:
quiere que noten su figura, que está contenta con la forma de
su cuerpo. Palabra descriptiva: vanidad, hueca, gym,
orgullosa.
Lectura 3: -La chica en esta imagen transmite que:
está insegura de ella misma, no se siente bien con su cuerpo
ni con su sexo por eso usa ropa grande y de varón. Palabra
descriptiva: acomplejada, confundida, insegura.
Lectura 4: -El chico en esta imagen transmite que: se
siente cómodo a pesar del calor y no le molesta usar ropa
grande. Palabra descriptiva: positivo, alegre.
Lectura 5-La chica en esta imagen transmite que: a
pesar de ser mayor puede, actuar y verse como una niña y
88
quiere que lo noten. Palabra descriptiva: inmadura,
chiquilina.
Lectura 6: -El chico en esta imagen transmite que: se
siente seguro de su cuerpo, por eso está dispuesto a mostrar
sus brazos y piernas a pesar de no ser musculoso. Palabra
descriptiva: seguro, alegre.
Lectura 7: -La chica en esta imagen transmite que:
quiere que la tomen como una chica grande, que puede hacer
cosas de adulto. Palabra descriptiva: provocativa, inmadura,
aparente.
Lectura 8: -El chico en esta imagen transmite que:
quiere que lo tomen en serio en su trabajo por eso se viste
formal, aunque no se lo exigen. Palabra descriptiva:
inseguro, anticuado, patético.
Lectura 9: -La chica en esta imagen transmite que: es
seria cuando trabaja y puede ser profesional en su
desempeño. Palabra descriptiva: trabajadora, responsable,
seria.
Lectura 10: -El chico en esta imagen transmite que: se
siente lindo y atractivo. Palabra descriptiva: seguro,
positivo, feliz.
Este ejercicio a mí me abrió el conocimiento, nunca
pensé que las personas puedan coincidir tanto a pesar de
tener diferentes edades y sobre algo que podríamos decir que
es muy subjetivo a cada uno. Mi siguiente misión era saber
en verdad, si coincidían las lecturas de las personas con el
mensaje que ellos querían transmitir. Por eso, me animé a lo
siguiente: hice que en un grupo de treinta chicos y chicas
pusieran en un papel que creía que cada uno de sus
compañeros de grupo pensaba que quería comunicar con su
forma de vestir. El ejercicio era anónimo, y no se conocían
entre sí, tampoco nadie sabía que había puesto el otro sobre
esa persona y ni quien era el que hacía la lectura. Después
89
de terminar, cada uno leería lo que los demás leían de su
vestimenta y debía poner al costado si era acertado o no. El
80% puso que la lectura que se hacía era incorrecta.
Entonces me pregunto ¿la forma de vestirnos habla o no de
nuestra forma de ser? Me di cuenta de que existe una edad
donde mentir sobre uno mismo es la tendencia.

“No todo lo que brilla es oro”


John F. MacArthur

Fiestas de disfraces
A veces me gusta pensar la vida en sociedad de los
prejuveniles como una fiesta de disfraces. En esta fiesta cada
uno busca un personaje que cree que les va a gustar a sus
pares y se lo pone, sin importar que le quede a medida o no,
sin importar cuánto cueste o si es ridículamente fantasioso.
La única regla que vale es ser atrayente para ser aceptado
entre su grupo de pares. El problema comienza cuando la
fiesta termina y la juventud aparece con responsabilidades
en la mano. La moda o estilo que el prejuvenil cree tener es
una máscara, no es su realidad, en la mayoría de los casos,
no coincide cómo se siente a cómo se muestra, el personaje
que se creó es una fantasía, el estilo de vida que mostraba
que tenía, no era real a su economía y a su familia. Ahora,
en la juventud mantenerlo es mucho más difícil pero al
parecer, mostrar cómo se es en realidad es inaceptable,
porque significaría perder a su grupo de pares en el que se
siente tan cómodo. Este grupo sólo es para personas con el
estilo que su disfraz mostraba. Perder su disfraz es perder a
sus “amigos” y lo peor es quedarse sin un lugar donde
encajar. Pero, tarde o temprano, las máscaras se caen y para
ocultar la verdad lo mejor es desaparecer, retraerse de la
sociedad. Y, entre los diecisiete y veintiuno les cae la
90
realidad de golpe, ya no tienen la economía que antes tenían,
los estudios parecen ser el siguiente paso a tomar y no saben
qué seguir o qué hacer, no tienen identidad propia, toda su
vida en la secundaria en la que tenían que terminar de definir
quiénes eran en verdad, se la pasaron aparentando, fingiendo
tener la vida resuelta o creyendo que el ser aceptado por su
grupo les garantizaría algún futuro prometedor como el de
sus ídolos de las redes, pero la ficción termina y han quedado
a la deriva. Algunas chicas se envalentonan y comienzan
junto con su grupo de amigas una carrera universitaria en la
universidad pública que escogen, en la mayoría de los casos,
porque creen que les va a dar mucho dinero. Pero sin una
mirada objetiva se dan contra la pared abandonando los
estudios o cambiando de carrera porque no es lo que
pensaban que sería, pero en realidad es que no es lo que era
la secundaria y no saben estudiar. Otro pequeño grupo opta
por el sector privado ya sea universitario o terciario, pero
también fracasan porque los padres no pueden costear su
estilo de vida de la secundaria, cambiando cada año el
celular, comprándoles las últimas zapatillas y pantalón de
moda y, a su vez, la cuota de estudios, más los apuntes;
entonces a pesar de no ser tan difícil como la universidad
pública abandonan porque no tienen los recursos o no se
conforman con lo que sus padres pueden darle y deciden
estudiar y trabajar pero, después de trabajar y tener su plata
propia por primera vez dejan de estudiar, algunos
paulatinamente otros directamente al año siguiente de
empezar a trabajar. Pero el mundo de fantasía extendido se
acaba rápido cuando quedan sin empleo y se dan cuenta que
fracasaron.
Esta reflexión se basa en las siguientes estadísticas:
Del 100% que ingresa a la secundaria sólo se egresa el 39,8%
En promedio, el 58,5% repite algún año de la secundaria.
El 74,1% de los egresados continúa sus estudios
universitarios o terciarios.
91
El 89,2% de los estudiantes cambian de carrera o abandonan
sus estudios.
En promedio, el 21,5% de los que ingresan a la universidad
terminan su carrera.
En promedio, el 43,1% de los que ingresan a un terciario
terminan.
Se estima que el sólo el 18% de los que se recibieron,
trabajan en algo relacionado a su carrera.
Estas estadísticas son de Argentina, mi país, extraídas del
Observatorio Argentinos por la Educación. Pero es
medianamente similar en Latinoamérica.
La sociedad de este siglo, en general, es hedonista y
ególatra, pero en los nativos digitales esto se exacerba.
Busca constantemente mostrarse para ser conocido y
reconocido. Mostrar la casa, mostrar las cosas cool que hace,
mostrar el auto, mostrar la ropa, mostrar el cuerpo, necesita
que lo vean. La aceptación en las redes determina el calibre
de una persona en este mundo de fantasía.
Pero ¿dónde está el problema? No está mal querer
pertenecer a un grupo ni el tener un estilo de ropa que nos
guste vestir. El problema está en la falta de carácter propio,
en la falta de consciencia de una identidad más allá de los
amigos. En saber quiénes son sin importar cómo los ven los
demás.
El mito más grande en esta era de lo visual, es el creer
que “somos lo que mostramos” pero somos, la persona es,
mucho más allá de lo que se ve. La esencia del carácter es
imperceptible al ojo. Debemos, como padres, trabajar en el
valor humano de nuestros hijos, en sus valores, en lo
hermoso e intangible.

“Vivir de apariencias te hace esclavo de los demás”


Eddie Murphy

92
Un príncipe en Nueva York
Para hablarles a los jóvenes y prejuveniles sobre la
verdadera identidad me gusta traerle a colación una película
de los años 90 donde un príncipe heredero al trono, del país
de Zamunba (África) decide ir a los Estados Unidos a buscar
esposa, sólo que en vez de ir con todo su esplendor de futuro
rey decide presentarse como uno más del montón, despojarse
de todos sus lujos, buscar trabajo en un restaurante de
hamburguesas y darse a conocer como alguien humilde. Lo
sorprendente es que aún sin toda su riqueza y parafernalia,
su riqueza como persona era en extremo grande. Su trato
hacia los demás era con muchísima altura y respeto, era
elocuente, conocedor, amable, sencillo pero profundo, podía
ver el valor de las personas más allá de su apariencia, era en
extremo agradecido y sabía disfrutar todo cuanto hacía, aún
si era trapear el piso o limpiar los baños. Su persona en sí era
atractiva. No les tomó mucho tiempo a las personas ver que
había más en él que lo que se veía.
Por lo general, sin darnos cuenta, todo lo que
alabamos de nuestros hijos son sus atributos físicos, su
belleza física, y dejamos de lado la verdadera belleza de las
personas que se encuentra en el carácter. Desde que son
niños le decimos: que son hermosos, que tienen bellos ojos,
que tienen una hermosa sonrisa, una hermosa nariz y demás
cosas referidas a su apariencia. En el intelecto emocional del
niño desarrolla una comprensión de su valor según su belleza
física, creen que los queremos porque son hermosos, y
construyen su identidad según el valor que tienen los demás
de su belleza. Terminamos nosotros los padres creando en
ellos estereotipos de valor según la belleza física y eso los
marca para todas las interrelaciones en el futuro. Por lo
general, no le alabamos su belleza como persona, su nobleza,
su respeto, su gratitud, su honradez, su paciencia, su
generosidad, su docilidad, su obediencia, su sinceridad y
demás valores reales que ellos poseen. A lo sumo le decimos
93
que son inteligentes o algo parecido, pero trabajamos muy
poco en sus valores reales. Por el contrario, en consejería a
los prejuveniles me han dicho decenas de veces, mi mamá
no se cansa de decirme que soy un vago, un desordenado, un
desagradecido, un irrespetuoso, un bruto, un impaciente, una
insegura, una miedosa, una inútil, una incapaz, etc. No es
malo alabarle su belleza y sus atributos físicos, pero no
alabarlos y no alentar su belleza de carácter y valores genera
que cuando entran en la pubertad, son prejuveniles
acomplejados. Acomplejados porque los estándares de
belleza ya no son los de sus padres sino los de sus amigos y
grupos de pares y no son fácil de alcanzar o mantener. Y, al
creer que es lo único que es atractivo y valioso de las
personas, sufren de complejo de inferioridad. Una estadística
del año 2015 decía que el 79 % de los prejuveniles de entre
doce a diecisiete años tenían problemas de autoestima.
Una estadística tomada de un taller de autoestima
dictado por la Fundación EPASI, se observó que los niños
de entre cuatro a nueve años al mirar al espejo podían decir
más cosas lindas acerca de ellos mismos que niños de entre
once y diecisiete años.
La autopercepción del niño se construye en base a la
percepción que tienen sus padres y familiares de ellos. No
somos agentes externos sino quienes moldeamos la
identidad de nuestros hijos. Aunque lo hagamos
inconscientemente estamos modificando el espejo en el que
se mirarán el resto de su vida y con ello definimos su manera
de pararse frente al mundo.
Las palabras de los padres a los hijos son semillas que
dan fruto cuando se van de la casa. No podemos ser neutrales
respecto a la apreciación de valor respecto a nuestros hijos.
Debemos trabajar y esforzarnos en decirles constantemente
cuáles son los valores como personas que ellos poseen, y
animarlos a desarrollar aquella belleza intangible e invisible

94
pero que realmente les da valor. El sistema, a través de la
televisión, series, películas, el Instagram, el Facebook y
demás entornos no hacen otra cosa que exaltar al extremo la
belleza física y el poseer dinero poniendo estándares de
bellezas imposibles de alcanzar y creando la necesidad de
cosas que no pueden comprar. Predicando que la belleza y el
dinero les traerá felicidad. Por este motivo, debemos
compensar la balanza y manifestarles a nuestros hijos que,
tarde o temprano, la figura física de una persona se deteriora
y queda sólo lo que como persona uno es. Debemos
mostrarles desde niños que las personas valen según sus
valores y carácter y no según su dinero o según su belleza
física.
En una consejería de un niño de nueve años le
pregunté qué creía que era valioso, pensó unos segundos y
me respondió; los autos lindos, las casas lindas, los
televisores grandes, la comida rica y las colas lindas. Me
llamó la atención con la claridad que precisó cada cosa.
¿Adivinen de quién tomo esos parámetros de valor?

Desgastado
Uno de los problemas que más acarrea la moda en la
juventud es el hecho de que la moda en sí es una
manifestación de la sociedad de consumo en la que vivimos.
La moda no sólo abarca lo que es la vestimenta sino también
sus complementos ya sean textiles indumentarios o
tecnológicos, como también actividades de ocio o lúdicas.
Pero la moda nunca se detiene, avanza y cambia a velocidad
luz. Para los más pequeños, justo cuando se introducen a su
nueva etapa en la secundaria, buscan interactuar y ser
aceptados y conectarse con sus pares para descubrir su “yo
social” y, la moda entendida en estos parámetros antes
mencionados es su forma de conectarse. Cuando no logran
conectarse con su grupo de pares ya sea porque la moda del
95
momento no es afín de su carácter o no se tiene el dinero
necesario para alcanzarlo. Entonces, viene la frustración y
comienzan los reclamos a los padres de que necesitan nueva
ropa, nuevos accesorios, ir a un determinado lugar o club,
entre otras cosas. Pero la moda es un monstruo insaciable,
cada mes o cada trimestre aproximadamente en el mundo de
los prejuveniles algo nuevo se asoma y el que lo tiene es el
popular o el aceptado. El que se atrasa en tenerlo es
acomplejado y sufre bullying o grooming a raíz de esto.
Hoy, no se trata sólo de belleza física, sino que la
“belleza” para la moda debe ir acompañada de una infinidad
de cosas que en la gran mayoría son inalcanzables. La ropa
o la vestimenta ha dejado de cumplir su función de cubrir la
desnudez de manera adecuada y ha pasado a ser un fetiche,
un adorno para las máscaras sociales. Una estadística de
consumo de las masas indica que más del 70% de la ropa de
moda y sus complementos es consumido por un grupo etario
especifico, desde los 12 años hasta jóvenes de 30 años. Y, en
su gran mayoría, son cambiados o dejados de usar antes del
año.
Esto, para los padres, significa en muchos casos
problemas para equilibrar la economía interna del hogar. Se
ven obligados por la presión de los hijos y ceden para
perseguir lo que los otros persiguen sin ver en realidad
cuánta utilidad tienen en verdad para ellos. En consejería
para padres ha salido a luz que muchos creían que ceder a
sus demandas era ser un padre buena onda y creían que así
podrían ganarse el corazón de sus hijos diciéndoles que sí a
sus deseos de consumo constante.
Un ejemplo de esto se da en la fiesta de quince años
de las mujeres en los países hispanoamericanos. Aquí en
Argentina por ejemplo la fiesta de quince es un
acontecimiento que demanda un esfuerzo descomunal de los
padres, ya que se acostumbra a hacer la fiesta en un salón,

96
de estilo de gala, con plato principal y demás costumbres que
hacen que la fiesta sea bastante costosa. A diferencia de los
casamientos, el costo de la fiesta de quince recae en los
padres solamente, que pueden llegar a gastar en una fiesta
sencilla unos 1000 dólares y en casos más opulentos hasta
5000 dólares. Mientras más cosas tenga la fiesta, más
popular o aceptada será por sus pares; la niña que pasa de ser
niña a ser señorita. Muchos padres verdaderamente no saben
cómo afrentar esta fiesta, la presión social es impresionante,
no tan sólo la presión de la hija en sí, sino que toda la
sociedad alrededor de los padres le exige que haga la fiesta.
Esta celebración no es sólo una manera de manifestar el
estatus social de la niña sino también el de la familia.
Una familia con un ingreso promedio de 250 dólares
mensuales debe ahorrar durante tres años para atravesar una
fiesta de quince sin deuda o, endeudarse por tres años y
terminar pagando 4 veces más. Pero jamás se le ocurre que
si se va a gastar esa exageración que sea para algo que dure
más de seis horas. Creo que un padre debe dimensionar que
la fiesta de quince podría costearle un año y medio en la
universidad más cara de su ciudad. No quiero decir que no
se deba festejar la fiesta de quince de una hija, pero, creo que
la cordura es la que debe tomar las riendas en estas
situaciones. Creo que el estigma social que se genera detrás
de no tener una fiesta de quince es realmente insoportable.
Pero creo que no hay mayor acto de necedad por parte de un
padre que el asumir un gasto que no puede costear sin poner
a las prioridades de la familia de lado.

“Difícilmente alguien te cuide más de lo que tú te cuidas”


Eliseo Valoy

97
Descartable
Antes de finalizar este capítulo creo que no me puede
faltar tocar el tema de aquellos hábitos dañinos que se ponen
de moda o que siguen siendo de moda como lo son el
cigarrillo, el alcohol y las drogas. Hoy en día, son cada vez
más los jóvenes que consumen alcohol, tabaco y drogas
como la marihuana. El Instituto de Lucha contra las
Adicciones en el último informe dijo que el primer contacto
con el tabaco, por ejemplo, ya no se da a los catorce años
como solía ser a principios de siglo, sino a los ocho y nueve
años. Cuando leo este tipo de informes siempre me pregunto
¿Qué lleva a que un niño empiece a consumir tabaco a tan
corta edad? Si existió desde hace décadas el cigarrillo ¿por
qué ahora se ven estos grandes cambios en la edad del primer
contacto? ¿Qué factor social está cambiando las costumbres
adelantando las edades y los tiempos? Si bien el primer
contacto con el alcohol se da en el núcleo familiar, no así el
primer contacto tanto con el tabaco como con las drogas, que
año a año se reduce cada vez más la edad del primer
contacto.
Uno de los efectos más claros de la hiperconectividad
es que ya no hay prácticamente edades o etapas en el
conocimiento o en el descubrimiento en los nativos digitales,
ya no se descubren las cosas con el correr del tiempo y con
la acumulación de experiencia, sino que ahora con el mero
hecho de desear conocer algo y teclear en un buscador uno
puede aprender o acceder ya sea a modo texto escrito,
imágenes o video a un sinnúmero de información o
desinformación respecto de lo que buscamos. Esto, ha
producido que, para mal, los niños cada vez jueguen menos
y sean más adictos a los entornos audio visuales aprendiendo
las prácticas más dañinas de la manera más fácil. Pero a lo
que el cuidado del cuerpo o a lo que la integridad física se
refiere se ha roto una barrera insoslayable, el cuerpo ha
pasado a ser un mero producto vaciado de valor que sólo
98
sirve para satisfacer las necesidades del “yo social”, ha
pasado a ser un objeto descartable. Ha pasado a ser un
maniquí al cual hay que vestir a la moda, y hacerlo ver
genial, pero su valor como parte identitaria del ser humano
prácticamente no existe. Yo lo he denominado fenómeno
avatar.
Para los que no somos nativos digitales, les explico:
el avatar es la identidad virtual que escoge el usuario del
Internet y otras tecnologías de comunicación modernas para
que lo represente gráficamente en una aplicación o sitio web,
entre otros. El avatar puede ser modificado, reinventado o
borrado a gusto del usuario. Así como el avatar ha pasado a
ser un producto más de las nuevas formas de relacionarse a
nivel medios, el cuerpo de los nativos digitales ha pasado a
ser algo muy parecido, las modas son tan volátiles como
diversas, ya nadie se encasilla detrás de un solo modelo o
estilo, sino que la tendencia es el cambio y el cambio
constante, con un avatar que es modificado según el tema de
la semana. Lo grave de esto es que la degradación del cuerpo
ha sido la clave, en grupos privados de los prejuveniles se
han propagado cientos de retos para probar estar a la moda,
desde tragarse una cuchara de pimentón y vomitar hasta
marcar con una hoja de navaja caliente la entrepierna.
Déjenme serle muy sincero, el sado masoquismo es tan
común en los prejuveniles que cada seis meses a nivel
mundial se producen cientos de suicidios masivos a raíz de
“retos” que se realizan entre ellos para probar cuán
despiadados pueden ser consigo mismos. Al principio,
comienzan siendo como prendas por perder en determinados
juegos y, con el pasar del tiempo, el desafío se vuelve lo
importante y cuanto más arriesgado o burdo sea, es más
atrayente participar.
En una entrevista de consejería con un prejuvenil,
comenzamos a hablar de los abusos de drogas y consumos
de estupefacientes. Siempre que se me da la oportunidad y
99
creo que puede ser el tema en cuestión lo traigo a la
conversación; en este caso no observaba que el consumo de
drogas estuviera detrás de los problemas de este muchacho,
pero le pregunté si había consumido alguna vez algún tipo
de drogas y la respuesta con toda franqueza era que sí, que
las había probado a todas. Le pregunté que cómo era eso
posible. Y me contó que su seguridad y respeto de los demás
prejuveniles lo había alcanzado a través de un desafío que se
conocía para entonces como los 7 gigantes o 7G. El desafío
consistía en probar/consumir los 7 estupefacientes de la lista
filmándose con su celular al consumirlos. Me comentó. Él
había consumido, a la edad de 14 años; marihuana, cocaína,
Lsd, éxtasis, heroína, crack y metanfetamina. Al momento
de la entrevista no consumía ninguna droga y, a decir verdad,
le creí. Pero lo que no me dejaba de asombrar era la locura a
la que pueden ser llevados los prejuveniles por el hecho de
estar a la moda o ser aceptados por su grupo de pares. Si es
verdad que un gran número de adictos a las drogas caen en
ello a raíz de situaciones de estrés y de frustración, pero cada
vez el consumo de drogas como práctica social se hace más
común entre los prejuveniles y jóvenes. Ya no es un
problema que surge a raíz de la oferta incitadora sino de una
demanda colectiva de un sector social que antes estaba lejos
de los vendedores como lo era el mercado a menores de
edad. Antes, hace unos diez años atrás, los vendedores de
drogas se mantenían lejos del menudeo a menores de edad
porque eran poco seguro venderles, o sea, poco confiable y
de poco dinero a su vez. Pero eso ha empezado a cambiar y
año a año a las clínicas de rehabilitación son internados cada
vez niños más pequeños, provenientes ya no de la clase baja
sino de clases medias y altas.
Otro fenómeno que no me deja de asombrar es la
creciente moda de tatuarse, algunos dicen que es una
adicción a los tatuajes, otros dicen que no lo es. Pero lo que
me llama la atención no es la cantidad ni la frecuencia de los

100
tatuajes que se hacen las personas sino cuántos se tatúan y
quiénes. La agencia alemana de investigación Dalia, realizó
una encuesta masiva a nivel internacional para desmitificar
cifras azarosas y nos brindó cifras que en verdad son
reveladoras. El aumento de personas que se realizan tatuajes
creció en los últimos 10 años un 500%, hoy en el país que
menos se tatúan el 25% de la población está tatuada, y en el
que más se tatúan, el 48% está tatuada. Mi país es el quinto
país con personas más tatuadas, esto es el 43% de la
población. Lo alarmante del caso no son en sí los tatuajes
sino, quienes se tatúan. La principal población que se tatúa
es de entre 12 a 25 años. Cada vez más prejuveniles con
consentimiento de sus padres se realizan tatuajes que en
menos de cinco años no querrán tener y les será en extremo
costoso, sino imposible, sacárselos. Hablando con los padres
y tutores de chicos que se han tatuado, me mostraron cómo
los padres han pasado a ser intimados y extorsionados por
sus hijos para que les permitan y financien tatuarse.
Perdiendo así toda autoridad y direccionalidad de la vida de
sus hijos.
El cuerpo es demasiado frágil y único. Las modas son
pasajeras y superfluas. Unos padres en una charla me
preguntaron desesperadamente qué hacer ante esta situación
y les propuse un reto para disipar estos modismos hedonistas
y les planteé el siguiente desafío. Un tatuaje es una imagen
o una frase que ponemos en los muros de nuestro cuerpo para
siempre, por lo tanto, antes de permitir algo en lo corporal
hay que probar la constancia en el tiempo de esos gustos en
lo actitudinal. ¿Cómo lo hacemos? Pidiéndoles que sean
constantes en aquellas cosas que en ellos representen hoy
gustos o aficiones. Por ejemplo, si le gusta un deporte, que
haga ese deporte por más de un año; o si le gusta cierta banda
o cantante, que cuelgue un poster de su cantante en su
habitación y útiles personales y que por más de un año no
los quiten, marquen o cambien. En los ejemplos anteriores

101
vimos cómo después de un tiempo el deporte ya no les atrae
tanto como antes y a pesar de que les puede seguir atrayendo
ya no es con la intensidad de antes, o como con la música es
mucho más volátil, en muy corto tiempo ya les gusta otro
cantante, tal vez del mismo estilo, pero ya no les fascina del
mismo modo. Igual sucede con los “lovename”, que es la
moda de tatuarse el nombre del novio o la novia como
símbolo de compromiso y amor. Son estos los que,
tristemente, quieren borrar en primer lugar por lo fútil que
son las relaciones a esa edad. El probar la constancia nos
permite mostrarles cómo lo que en un momento les parecía
genial y deslumbrante, con el correr del tiempo, la madurez
les permite serenarse, ser más equilibrados y menos
emocionales ante los ataques de euforia y locura. Hoja aparte
creo que este tema está bajo una cortina de incertidumbre
para muchos padres ya que la legislación de los países brinda
cada vez más libertades a los menores de edad, dejando de
lado la patria potestad de los padres. En algunos países, los
menores requieren ir con sus padres o traer firmado algún
consentimiento, en otros lugares requieren ir con un mayor
de edad que puede ser pariente o no, y en otros países no
existe ninguna restricción. Por eso, siempre les recomiendo
a los padres que traten, en lo posible, de ejercer en sus hijos
una autoridad reconocida y no una autoridad impuesta. Creo
que allí radica la clave para estos asuntos.

Para seguir aprendiendo


Les recomiendo a todo papá seguir de cerca las
tendencias y modas, en especial la que impacta en los
prejuveniles ya que ninguna moda es neutra, siempre está
asociada a un estilo de vida y a un discurso social. A veces,
direccionando a posiciones opuestas a las de la familia. Les
recomiendo para esto un artículo de José Luis Iglesias Diz
que se titula ¿Cómo influye la moda en el comportamiento

102
de los adolescentes? Este pediatra nos muestra una faceta de
la moda que pocos padres comprendemos.
https://www.adolescenciasema.org/ficheros/REVIST
A%20ADOLESCERE/vol3num1-2015/57-
66%20Como%20influye%20la%20moda%20en%20el%20
comportamiento.pdf

Preguntas para reflexionar como padres


1. ¿Cuán sumergidos en la moda están nuestros hijos?
2. ¿Qué es lo que más le resaltamos a nuestros hijos?
¿su belleza física o sus valores y carácter?
3. ¿Cuán exigidos nos sentimos con las demandas de
moda de nuestros hijos?
4. ¿Cómo es la autoestima de nuestros hijos?
¿podemos mejorarlo?

103
CAPÍTULO 6 – MI HIJO CREE QUE TODO LO QUE
BRILLA ES ORO

“El amor al dinero es la raíz de todos los males”


Saulo de Tarso
Nuestros hijos aprenderán a relacionarse con el
dinero, tarde o temprano, podrán aprender a prueba-error por
sí mismos, sufriendo infinidad de desaciertos; o podrán
aprender de nuestras experiencias, conocimientos y errores;
usted elije. La experiencia como padre, hijo y consejero de
jóvenes me ha mostrado que el manejo del dinero puede
llegar a ser tanto un trampolín en la vida de las personas o
una fosa en la que si uno cae puede llegarnos a tomar años
salir. Por eso, considero que el enseñar sobre el manejo del
dinero a nuestros hijos es un reto que tenemos como padres.
Una de las palabras que me dijo mi padre sobre el
dinero es similar a la de Saulo de Tarso; el dinero es tan
poderoso que tiene el poder de corromper hasta el alma de
la persona más noble. Cuando mi padre me dijo estas
palabras tuve miedo y a la vez lucidez, entendí que el dinero
podía llegar a destruirme si no me relacionaba sabiamente
con él. No podía no relacionarme con él, pero tampoco podía
ser amigo del dinero.

“El Dinero es un buen siervo, pero un mal amo”


Alejandro Dumas

Quisiera no comenzar contando historias tristes


respecto a lo que puede llegar a ocasionar el dinero en manos

104
poco sabias, quisiera contarles historias de cómo jóvenes se
hicieron exitosos económicamente teniendo sabiduría
respecto al dinero, como hacen los libros motivacionales o
de auto ayuda, pero creo que nos relajaría en nuestra tarea de
enseñar a nuestros hijos respecto a los peligros de mal
administrar el dinero. Considero, respecto al dinero, que a
veces el error de otros suele ser un buen maestro.
Hace ya unos años tenía a cargo mío, un prejuvenil
muy hábil en el deporte, desde niño había mostrado una
destreza por encima de la media, y su fuerza de voluntad le
ayudó a alcanzar a temprana edad cierto grado de excelencia
en el deporte, esto le permitió entrar a un club de primera
división. A pesar de ser menor de edad, la categoría en la que
jugaba le redituaba un cierto dinero por partido jugado. No
era mucho dinero, pero él jamás había tenido dinero extra,
con sus quince años jamás había administrado mucho dinero,
solo había tenido el dinero que maneja cualquier prejuvenil;
para ir a la escuela y para comprar una que otra cosa para
comer. Si bien no le entregaban el dinero a él, por ser menor
de edad, le entregaban a su padre, y su padre le entregaba ese
dinero una vez al mes, como si fuera un sueldo. El problema
de la mala administración del dinero muchas veces no es
comprar cosas que son malas sino, comprar en exceso.
Gracias a Dios él no era una persona a la que le gustara el
alcohol, pero sí la comida rápida, y lo que antes era una
comida ocasional del delivery se transformó en un hábito de
casi todas las noches. Las salidas a comer y al cine los fines
de semanas junto con el cursado de la escuela hicieron que
el cansancio se acumulara y que cada vez le costara más
recuperarse. No aumentó mucho de peso, pero el cansancio
y el estar bajo grandes exigencias físicas hicieron que sus
piernas no aguantaran las largas horas de entrenamiento y un
día casi al final de un partido los ligamentos de su pierna
derecha se cortaron. Debido a su bajo rendimiento físico, la
recuperación le costó demasiado tiempo, tiempo que no se

105
lo podía permitir el equipo por lo que su director técnico lo
tuvo que reemplazar. El jamás había sido enseñado en la
administración del dinero, quería salir y disfrutar de su
juventud como tal vez hacían sus amigos que tenían dinero.
Antes no podía salir ni comprarse tantas cosas, pero ahora
tenía la posibilidad de hacerlo, pero no supo cuándo parar o
cómo medirse en lo que gastaba y en que lo hacía. Fue muy
triste ver cómo la aventura de jugar como semi profesional
lo destruyó antes de empezar. Quisiera haber podido saber
guiarlo en ese momento, pero no vi lo que ocurría hasta
cuando ya era tarde.
Les comento esta historia teniendo muchas otras más
fuertes y duras, pero esta historia me marcó, porque este
muchacho nunca hizo algo que podríamos clasificar de malo,
ilegal o incorrecto con el dinero. Para algunos, puede que les
parezca coincidencia, pero no para mí, yo lo escuché decir
el dinero me cortó las piernas. Cuando se trata del deporte
profesional, el equilibrio y la disciplina son muchas veces la
clave del éxito.
Existen muchos testimonios para contar de cómo
chicos, que por tener dinero se involucraron en la
delincuencia, las drogas y el alcohol. Pero, ver cómo, por el
simple hecho de no tener a alguien que les guiara sobre cómo
administrar el dinero, se destruye una vida y una carrera, me
alertó.

“Hoy en día la gente sabe el precio de todo y el valor de


nada”
Oscar Wilde

106
Póngale usted el precio
Existe hoy una generación entera de jóvenes que
desconocen el valor del dinero. De niños y en la pubertad no
tuvieron escasez de nada y todo cuanto querían sus padres le
proveían, sumado a esto, nunca vieron o supieron cuánto les
costaba a sus padres conseguir lo que les daban. Se criaron
creyendo que todo estaba al alcance, que todo cuanto
quisieran alguien les debía de dar. Una generación entera de
padres a partir de los años 90 tomó como política de crianza,
a mis hijos nunca les va a faltar nada, y en cierto sentido
estaba perfecta dicha política. Antes de los años noventa, el
mundo entero había estado paralizado tras una cortina de
hierro y una nube de humo que constantemente anunciaba el
fin de la humanidad, y todo costaba en extremo; el comercio
de bienes a nivel global era sólo para cubrir las necesidades
básicas, no había casi posibilidad para lujos, y los servicios
se encontraban poco explotados. Por este motivo, los padres
se propusieron que sus hijos no pasen por la escasez que
ellos afrontaron. Pero, esta política en la crianza trajo
aparejado dos problemas, una generación entera nunca vio
cuánto costaba conseguir el dinero, nunca conoció el
esfuerzo de sus padres y jamás escuchó un “no” por
respuesta, todo cuanto quisieron se les dio. Esto hoy nos trae
como consecuencia que el 80% de los jóvenes quieran tener
dinero trabajando lo mínimo o no trabajando, que el 93% de
los que deciden estudiar, escojan su carrera según la
ganancia que pueda traerles y no por vocación, lo que lleva
a que haya una deserción o cambio de carreras en el 82% de
los estudiantes de primer año en las universidades. Esta falta
de enseñanza respecto al manejo del dinero produjo que hoy
en América Latina el 85 % de los que trabajan menores a
veinticinco años tengan deudas imposibles de pagar y deban
ser embargados. Y que el 22% de los jóvenes menores de
veinticinco años sin empleo opten por el dinero fácil.

107
Pero ¿Cómo les enseñamos el valor del dinero? No
quiero filosofar al respecto, sino más bien traer profundidad
al tema por lo que quiero que me permita reflexionar. Según
la Organización Internacional del Trabajo, el 78% de la
población mundial en edad laboral es empleada, es decir
tienen una relación de dependencia laboral, esto quiere decir
que, para la gran mayoría, el dinero que una persona obtiene
es equivalente al tiempo trabajado en horas. Esto, a su vez,
quiere decir que el dinero equivale a tiempo. Por eso,
siempre afirmo como dijo el ex presidente de Uruguay Pepe
Mujica, no compramos las cosas con dinero, las compramos
con nuestro tiempo. El dinero es tiempo, tiempo que hemos
dejado de hacer cosas para nosotros y nos hemos dispuesto
a hacer para otros. Déjeme ser gráfico, si usted gana 200
dólares al mes y compra un celular de 100 dólares quiere
decir que usted trabajó 80 de las 160 horas al mes para
adquirir un celular. Su celular cuesta en verdad 80 horas de
trabajo. Este ejemplo puede ser mejorado, pero basta para
entender y poder explicarles a nuestros hijos prejuveniles
que todo lo que les damos como padres se paga con horas
que papá y/o mamá salen de la casa a trabajar. No les
estamos entregando un celular, les estamos entregando
nuestro tiempo, y ¿qué es el tiempo sino es vida?
Creo que es mi deber enseñarles no tan solo a los hijos
sino enseñarles a los papás a valorar el dinero como tal. Para
que así, puedan ellos enseñarles a sus hijos el valor del
dinero. Cuando dimensionamos como familia que el dinero
es tiempo que uno pasa lejos o fuera de la familia
empezamos a cuidarlo más. Empezamos a no malgastarlo
porque entendemos que mal gastamos nuestra vida y la vida
es una sola. Asumimos menos deuda porque sabremos que
significa prometer salir más horas de casa a vender nuestro
tiempo.

108
“El que compra lo superfluo, pronto tendrá que vender lo
necesario”
Benjamín Franklin

“No”, es una de las primeras palabras que incorporará


un bebé a su vocabulario, es el primer límite moral que
conoce. Es la orden de no avanzar, no tocar, no meter a la
boca, no tirar, no gritar, no golpear. Un hijo al cual se le ha
establecido límites claros, no le es difícil después saber
cuándo algo, a pesar de desearlo, no lo debe comprar. Una
falsa psicología introdujo en la sociedad moderna que el
decirles a los hijos “no” los reprime y los anula en su
voluntad. Pero nada más lejos de la verdad. Los hijos deben
aprender a aceptar el “NO”, no tan sólo a lo que se refiere al
dinero sino en todos los aspectos de la vida, para poder
amoldarse a un mundo que puertas afuera de su casa nunca
hará su voluntad. El no decirle “NO” a los hijos ha hecho
que no aprendan a manejar la frustración y, ante la menor
adversidad, abandonan lo que emprendieron. Es importante
que nuestros hijos entiendan que siempre existirá la
posibilidad de recibir un no por parte de sus papás y ese “no”
no está en discusión.

Repisas para ordenar el tiempo


Partiendo de esta premisa sencilla pero profunda, el
dinero es tiempo, si queremos que nuestros hijos aprendan a
administrar bien el dinero lo primero que tienen que
aprender a administrar es el tiempo. Si nuestros hijos no
saben administrar su tiempo, menos sabrán administrar el
dinero.
Creo que si el niño o prejuvenil aprende a rendir
cuenta de la administración de su tiempo, puede administrar

109
algo de dinero. Y esto se logra enseñándole a rendir cuenta
día a día de lo que hizo y durante cuánto tiempo. Sé que le
puede sonar un poco exigente o asfixiante, pero la
experiencia me demuestra que es en extremo ventajoso
enseñarles a los hijos a rendir cuenta de su tiempo. Y usar la
buena administración del tiempo como medida para darles
dinero es mucho más que ventajoso. Yo diría que desarrolla
la excelencia, el orden y la disciplina.
Un padre promedio pasa entre ocho a dieciséis horas
diarias sin sus hijos, y en muchos casos ambos, papá y
mamá, están sin ellos. Ya sea porque estén trabajando o ellos
estudiando, pero no se ven. Y es en esos espacios de tiempo
donde el niño o prejuvenil debe madurar y ser responsable.
Muchas veces, el desacierto en los estudios tiene más que
ver con la mala administración del tiempo por parte del
estudiante que con problemas de aprendizaje o de la
enseñanza en sí. Durante años, me he sentado a enseñarles
tanto a padres como jóvenes y prejuveniles a administrar el
tiempo y he visto avances muy significativos a nivel
relacional y a nivel estudiantil. En la mayoría de los casos,
los prejuveniles y jóvenes tienen horarios o actividades fijas
durante la semana en la época escolar, por lo que es posible
enseñarle a administrar el tiempo con una pequeña tablita.
Les paso a explicar cómo les enseño a administrar el
tiempo, tal vez les sirva. Con un pequeño cuadro hecho en
Excel o en una hoja cuadriculada; separo en recuadros
horizontales de lunes a domingos y verticales de seis de la
mañana hasta las cero horas, a su vez divido cada hora en
cuatro cuartos. Una vez terminada la pequeña tablita les pido
que las llenen con sus actividades fijas y después les muestro
cuanto tiempo tiene disponible y les pido que coloquen que
actividades quisieran realizar en su tiempo libre. Aquí les
dejo la tablita de un prejuvenil al que le di mentoría. La “E”
representa las horas que pasa en la escuela, la “V” representa
el tiempo que pasa viajando hasta la escuela. Después le
110
muestro que dispone de diez horas para estudiar y hacer sus
cosas. Le explico que con que separe dos horas diarias para
estudiar y hacer sus deberes le iría muy bien en sus
calificaciones.

El concepto de organización en el niño y prejuvenil se


logra desde lo tangible a lo intangible; si deseamos como
padres que ellos aprendan a administrar bien el dinero deben
aprender primero a ser ordenados en lo material y luego en
lo intangible como el tiempo y el dinero. Recuerde que una
buena administración del dinero es una administración
“ordenada”. Es fundamental que el niño o prejuvenil no salte
etapas, debe aprender a ser organizado desde lo pequeño y
sencillo hasta llegar a lo complejo. Por ejemplo, debemos
enseñarles a tener en orden su habitación, su armario o
ropero, su escritorio, sus útiles escolares, sus juguetes y su

111
calzado y luego de eso comenzar a enseñarle a medir y
calcular el tiempo para poder ordenarlo.

Le doy o no le doy. Esa es la cuestión


Muchos papás me preguntan ¿desde qué edad es
bueno o aconsejable darles dinero para que ellos se manejen
por sí solos? Creo que no existe una edad puntual en la que
uno dice “Bueno, ahora cumplió diez años, le voy a empezar
a dar dinero para que se maneje por sí solo”. Si es verdad
que todo cambia cuando comienzan la primaria y mucho más
en la secundaria. En especial, en América Latina donde los
estudiantes no traen de su casa la comida, sino que la
compran en la escuela, en la mayoría de los casos. Yo, en lo
personal, considero que los niños no deberían manejar
dinero, ya que según las estadísticas es más perjudicial que
ventajoso. En el caso de la escuela yo he optado y aconsejo
que los niños lleven de su casa la comida y que no compren
en la escuela. Esto resulta incluso más económico para los
padres ya que siempre en la escuela son mucho más caras las
cosas que en un supermercado o el almacén del barrio.
Si nuestro hijo ya va a la secundaria, recomiendo a los
padres que, siempre y cuando su desempeño académico sea
adecuado, es bueno darle un semanal para desarrollar en
ellos la administración. Para esto, debemos acostumbrarnos
nosotros a pedirles cuenta y ellos a rendir cuenta de lo que
hicieron con el dinero; dejando de lado el enojo si mal
gastaron el dinero, ya que si perciben que en vez de enseñarle
a qué hacer con él los retamos preferirán mentirnos que decir
la verdad. Muchos hijos aprenden a mentir respecto al dinero
porque sienten que están malversando, porque sus padres le
retan cuando compran cosas para ellos. Pidieron para sacar
copias, pero compraron menos copias y con el resto
compraron papas fritas, y temen decir qué es lo que hicieron,
entonces mienten. He aconsejado a muchos prejuveniles y a
112
padres, y he podido ver el alivio que se siente que un padre
le diga a su hijo: -hijo toma este dinero, úsalo como creas
mejor.

“El camino hacia la riqueza depende fundamentalmente de


dos palabras: trabajo y ahorro”
Benjamín Franklin

El tarrito transparente
La cultura del ahorro tiene consigo una virtud mucho
más grande que el generar capital, o riqueza; la cultura del
ahorro lleva consigo la incomparable bendición de
desarrollar el carácter de la paciencia; la virtud de postergar
la gratificación para recibir después un provecho mayor. El
enseñarles a nuestros hijos a ahorrar, aunque no le vea
relación, les ayuda a desarrollar el hábito de estudiar, el ser
pacientes, les ayuda a manejar sus emociones e impulsos y a
manejar su ansiedad. Muchos estudios han demostrado que
enseñarles a postergar la gratificación a los niños de entre
tres y siete años de edad desarrolla un área de la inteligencia
emocional que les ayuda, de grandes, asumir desafíos y a
cumplir metas tanto personales como también del ámbito
laboral y académico. La cultura del ahorro indirectamente le
enseña a decir “quiero algo y para obtenerlo debo esperar y
ser paciente para alcanzarlo”. No quiero extenderme en el
valor que tiene el ahorro ya que en nuestro próximo libro
tendremos un capítulo entero destinado a esto. Pero
enseñarles a ahorrar de manera gráfica es muy útil. En lo
personal les he enseñado a ahorrar a mis hijos no con
alcancías sino con botes de vidrios o plásticos transparentes;
cada vez que querían comprase algo caro les hacía una marca
o un dibujo con un rotulador en el bote y les explicaba que
para comprar lo que ellos deseaban debían poner en el bote
113
todas las monedas que nosotros les dábamos hasta llegar a la
marca. De esta manera podían ver como cada vez que no se
gastaban el dinero, sino que lo colocaban en el bote
significaba que estaban más cerca de obtener eso que era tan
anhelado por ellos. Después, es mucho más sencillo
enseñarles a esperar para salir a jugar, enseñarles a que
deben de hacer sus tareas y demás responsabilidades antes
que tal o cual cosa. La impaciencia en los niños es una
pandemia generalizada que debe ser atacada de frente. No es
un juego, ni gracioso tener un hijo impaciente, la
impaciencia lleva a la intolerancia, la intolerancia a la falta
de respeto y a la agresión tanto verbal como física.
Otro tipo de ahorro es el que realizamos por ellos, una
manera importante de enseñarles a valorar lo que le damos a
nuestros hijos, es el decirles que estamos ahorrando para
comprarles tal o cual cosa que ellos necesitan o nos pidieron.
Sin profundizar sobre la administración del dinero en el
hogar, es crucial decirles que lo que ellos quieren que les
compremos requiere de tiempo, de trabajo y esfuerzo por
parte de nosotros como padres para poder dárselo. Pequeñas
charlas con los hijos prejuveniles les permitirán a ellos
entender esto y si son niños los cuentos inventados pueden
llegar a ser muy gráficos y didácticos.
Recuerdo que Samuel mi hijo mayor quería unos
aviones en miniatura de la película Aviones de Disney, en
esta ocasión le conté un cuento para enseñarle sobre la
importancia de ahorrar. Le dije: había una vez un pajarito
muy hermoso de color azul, a él le encantaba volar muy muy
alto, pero siempre a la noche cuando ya era hora de dormir
no tenía una casa en donde dormir, un día mientras volaba
se encontró con otro pajarito color naranja, se hicieron muy
amigos y jugaron y se divirtieron mucho. Al , al anochecer,
el pajarito naranja le preguntó al pajarito azul dónde tenía
su casa y el pajarito azul le dijo que no tenía casa, que
dormía solito en un árbol, el pajarito naranja le preguntó
114
cómo hacia cuando hacía frio o cuando hacía calor, y el
pajarito azul le contestó que siempre que hacía frio o calor
se ponía muy triste por no tener casa, entonces el pajarito
naranja le preguntó porque no se hacía una casa, el
pajarito azul le dijo que siempre que quería construir su
casa no llegaba con el tiempo de terminarla porque quería
salir a volar, que cada vez que construía su casa, como no
la terminaba, a la noche venía un viento y se la llevaba. El
pajarito naranja le dijo que porqué en vez de volar un día,
desde muy temprano se disponía a construir su casa hasta
la noche y cuando ya la tenga terminada podría salir de
vuelta a volar. El pajarito azul le dijo que a él le gustaba
mucho volar muy muy alto. Pero el pajarito naranja le
preguntó: ¿qué prefieres? ¿no volar un día y tener tu casa
para siempre o volar un día y nunca tener su casa? El
pajarito azul le dijo que era mejor tener su casa. Al día
siguiente el pajarito azul se levantó muy muy temprano y
empezó a juntar ramitas pequeñas que llevaba en su pico
para armar su casa en la rama más alta del árbol. Trabajó
y trabajó sin descansar y al final del día logró terminar su
hermosa casita. Estaba tan contento que invitó a su amigo,
el pajarito naranja, a su casa para que juntos la disfrutaran.
Después de contarle la historia, la relacioné con
comprar sus aviones de juguetes y entendió perfectamente
que había que esperar y trabajar para poder comprar sus
aviones. La misma historia se la conté una y otra vez para
enseñarle diferentes cosas por las cuales había que esperar,
trabajar y ahorrar.

“Si no disfrutas lo que tiene difícilmente disfrutaras lo que


planeas comprar”
Eliseo Valoy

115
Oro de mentira
No necesitamos estudiar mucho para darnos cuenta
que algo no cuadra en este sistema post moderno. Vivimos
en la era de la depresión, los índices de suicidio son cada vez
más altos; cada día, grandes y pequeños deciden quitarse la
vida, muchos por situaciones realmente horribles pero un
gran número se suicida sin motivos concretos. La cultura de
la sociedad capitalistas predica que tener mucho significa ser
más feliz; pero; ¿en verdad son más felices los que más
tienen? No, y déjeme mostrarle porqué. Por ejemplo, países
del primer mundo como Japón y Suecia, tuvieron un
crecimiento del 250% y 300% de suicidios entre 1989 y
2013. Sociedades en las que, prácticamente, no les falta nada
a las personas, el suicidio es mucho mayor que en las
sociedades en donde ni las necesidades básicas son
satisfechas como Tailandia o Albania. Al parecer, la
verdadera riqueza de las personas no radica en la
acumulación de bienes sino más bien en el disfrute de ellos.
Un estudio de la Universidad de Massachussets del año 2010
demostró que las personas a las que más le costaron las
cosas, más disfrutan de ellas. Pero eso no es todo. A su vez,
una estadística a nivel mundial recopilada por medio de una
aplicación permitió demostrar que las personas más felices
eran las personas que disfrutaban lo que hacían, ya sea ser
peluquero, ser taxista o ama de casa; no se trataba de lo que
uno hacía en sí, sino si disfrutaba lo que hacía mientras lo
hacía. El estudio fue más que revelador, no se trataba de si
era un albañil o un contador ejerciendo su profesión, no se
trataba si habían soñado con eso a lo que se dedicaban o no;
se trataba de si disfrutaba lo que hacía mientras se lo hacía.
El estudio demostró que las personas más frustradas y
depresivas eran aquellas que constantemente estaban
pensando “en lo siguiente por hacer”, en lo que iban a hacer
después de lo que estaban haciendo, en lo que faltaba.

116
Creo que como padres debemos enseñarles a nuestros
hijos que más no es mejor, que la verdadera riqueza de la
vida consiste en disfrutar de lo que poseemos, en ser
agradecidos y valorar. No es hedonismo, no es vivir tras el
placer por el placer mismo, es saber apreciar lo que uno ya
tiene, es darle el valor que se merece. Darle el valor que se
merecen tanto los vínculos como aquellas cosas materiales
que tenemos.
El psicólogo Martin Seligman, demostró que la
felicidad de las personas está alejada rotundamente de lo
material. Seligman, habiendo investigado por más de 30
años qué hace a las personas ser menos depresivas y más
felices, concluye que saber apreciar las cosas, el ser
agradecido, permite disfrutar de la vida de una manera
extraordinaria. Habiendo tratado a muchísimas personas con
depresión, logró que después de pequeños ejercicios de
introspección positiva logren salir de la depresión e incluso
dejar los antidepresivos.
La cultura siempre se ciñe a los objetivos del modelo
económico, y el modelo económico sólo puede seguir
existiendo mientras no dejemos de consumir, mientras
sigamos comprando, y no igual, sino cada vez más. En el
momento que usted no compra es inútil para el sistema
económico dominante. Pero se preguntará ¿cómo hace el
sistema para que sigamos comprando, y comprando sin
parar? Usa dos estrategias; la primera es: hacer que cada
producto dure un tiempo determinado y después expire, o
sea inútil o no funcional; a esto se le llama obsolescencia
programada. Tal vez crea que un producto sea durable,
irrompible y de buena calidad es el objetivo de toda
industria, pero nada más lejos de la verdad, se invierten
millones para programar la durabilidad de las cosas. Si usted
comprara un celular que no se deteriorase y su batería no
disminuyera su duración, compraría una sola vez un celular,
o hasta que evolucione la tecnología, pero la empresa que los
117
fabrica cerraría porque no es un demandante habitual. La
segunda estrategia es la más difícil pero la más efectiva; la
insatisfacción, una persona que se siente satisfecha de lo que
posee disfruta de sus bienes y gasta su tiempo en apreciar lo
que alcanzó, y desacelera la rueda económica. La cultura
occidental está abocada a hacer a las personas insatisfechas
y, por lo tanto, consumidores compulsivos de todo lo que el
sistema le diga que deben tener; y cuando no puede acceder
a ello, el sistema le hará sentir que es de menor clase que los
que sí pueden comprarse el último celular, el último
televisor, la última consola de juegos, las últimas zapatillas,
remeras y demás. La cultura lleva tanto a grandes como a
pequeños a ser acumuladores de bienes y adictos a los
servicios. Al sistema económico no le sirven las personas
más felices, o satisfechas, por el contrario, una persona
depresiva es mucho más compulsiva en su accionar, y por lo
tanto tiende a comprar en exceso.
La televisión, las redes sociales, y todos los nuevos
entornos digitales, existen gracias a la constante demanda de
consumo que se genera mediante la publicidad agresiva.
Debemos ser astutos y prevenirles a nuestros hijos de esta
estrategia de mercado y no dejar que se vuelvan presos del
comercial del entretiempo.

Errores comunes
Muchos padres nos consultan respecto a qué edad se
puede, o no, charlar diversos temas con los hijos, a qué edad
es conveniente hablar de sexo, de drogas y demás temas
difíciles. Pero sobre el tema dinero nunca nos preguntan y
respecto al dinero, déjeme decirle: es muy dañino hablar de
dinero frente a los hijos. Ya sea si hay o no, si quien gastó
en tal o cual cosa, y demás temas que afectan al niño. Quiera
reconocerlo o no, su hijo hasta cumplir la mayoría de edad
es un niño y no tiene la capacidad emocional ni las
118
herramientas para enfrentar situaciones económicas
adversas, los niños personalizan los conflictos y muchos
caen en grandes angustias al enterarse que hay problemas
económicos en el hogar, creen que es por culpa suya o que
son un problema porque hay que gastar en ellos. Pueden
parecerles grandes y maduros, pero no tienen capacidad de
respuestas ante conflictos económicos. Y traerles a los hijos
problemas que ellos no pueden resolver, es destructivo. Esto
no quita en absoluto que se le pueda enseñar sobre el dinero
y su administración.
Otro error común respecto del dinero es el hacerles
ver que no se pueden hacer cosas porque no hay dinero.
Incansables veces me he encontrado con padres que en vez
de ser firmes y sinceros optan por el camino de la mentira y
en vez de decirles a sus hijos no te voy a comprar ese juguete
que quieres porque me parece muy caro gastar tanto en eso.
Le mienten diciendo que no tienen, pero cuando tengan le
comprarán. Tarde o temprano, sus hijos descubrirán la
mentira y perderán su respeto y su credibilidad como padres.
Un sincero “no te lo compraré” o “no gastaremos en eso” es
más honroso que una vil mentira. Recuerde: decir que “No”,
no lo hace un mal padre.

Preguntas para reflexionar como padres


1. ¿Discutimos de dinero frente a los hijos?
2. ¿Le controlamos qué hacen cuando no estamos?
3. ¿Somos ejemplo de buena administración?
4. ¿Le sabemos decir que no?

119
CAPÍTULO 7 – BANDAS Y PANDILLAS O LA
CONSOLA DE VIDEOJUEGOS

Hoy en día existe una generación entera que vive


más en una realidad animada que en la vida real
Eliseo Valoy
En 1972 el primer videojuego de la primera
generación de videoconsolas fue lanzado al mercado por
Atari y, desde entonces, no ha habido pausa alguna en
materia del entretenimiento animado. Una parte de la
sociedad encontró en este escenario una realidad mucho más
agradable y rica que la monotonía de la vida real. Hoy, en el
2020, la industria del entretenimiento en videojuegos es tan
amplia y variada que los gamers (video jugadores) no
pertenecen a un único grupo etario ni a una única cultura o
grupo social. El ser gamer puede ir en paralelo a la vida de
un profesor de matemáticas o de una estudiante de segundo
grado de la primaria. Puede hacerse desde el baño en el
trabajo a través del celular o desde una sala de competencias
dedicada a los grandes juegos en tendencia. Este fenómeno
social despierta muchos interrogantes, en Asia se estudia el
efecto que tiene en la vida laboral y el impacto en lo
económico; otros estudian el impacto psicológico y social, e
incluso su impacto en la salud. Pero en este capítulo nos
centraremos en el aspecto familiar y, más propiamente
dicho, en el impacto que puede tener en nuestros hijos, la
adicción a los videojuegos. Por eso escribo este capítulo,
porque hoy el abuso del tiempo frente a los videojuegos se
ha vuelto uno de los temas más comunes en la consejería
para padres. A su vez, algunos padres con hijos que están
entrando a la pubertad nos han planteado el comprarles una
consola como alternativa a que tengan una vida social que
120
repercuta de forma negativa en su hijo, ya sean pandillas,
drogas, alcohol o simplemente la promiscuidad. A decir
verdad, creo que este dilema está más en boga que muchos
otros.
Este capítulo para mi es especial. No quiero solo
brindarles mi investigación como alguien ajeno a este
mundo, ni sólo como consejero de prejuveniles y padres,
sino como alguien que estuvo sumergido en este mundo por
mucho tiempo y vivió de cerca cada efecto que esto produce.
Después de estudiar sus variadas repercusiones y
posicionado en una perspectiva de padre y crítico de las
nuevas formas de adicción social, creo poder encontrar un
punto de reflexión que merece ser escuchado.

La segunda adicción más grande del


mundo
Las investigaciones a nivel mundial indican que la
principal adicción a nivel global es la adicción al celular,
más de la mitad del planeta no puede dejar de usar el celular
y cuando lo hacen tienen síntomas de abstinencia, se ponen
violentos, sienten desesperación e incluso angustia. La
adicción al celular es complementaria a la adicción a los
videojuegos, ya que el 71% de los adictos a los videojuegos
usan el celular como medio. Por el contrario, un 26% lo hace
a través de las consolas, el 15% con computadoras y el 11%
en tablets. Aproximadamente, existen 2.100 millones de
vídeo jugadores de los cuales el 70% son adictos. Según
SuperData, la industria de los videojuegos, en el año 2018
generó 168.000 millones de dólares, superando a la industria
del cine y la música. Y, año a año, estas cifras van
aumentando. Para este año, se prevé un crecimiento del 23%
con relación al 2018.

121
Los que desconocen esta adicción o nunca la vieron
como tal, se preguntarán ¿por qué se produce esta
fascinación por jugar? Muchos papás con hijos adictos a los
videojuegos nos plantean como incomprensible el hecho de
que sus hijos deseen pasar más tiempo en la artificial vida
dentro de un videojuego que en la vida real. Pero es mucho
más comprensible si conocemos los factores que se
esconden detrás de la vida gamer.

El protagonista
Jugar a un videojuego, sin importar de que se trate el
mismo, tiene un agregado que la vida real no da a las
personas. No importa de qué se trate el juego, no importa si
se trata de carreras de autos o de motos, de saltos, de
aventura, de armas o siquiera si el juego consiste en disparar
pelotitas de colores. Todo juego le ofrece a su usuario algo
que la vida real difícilmente le dará: “ser el protagonista de
la historia”. Ser el personaje con el cual transcurren todos los
escenarios es algo único e imperdible. En boca de un gamer
de 34 años: -“hace más de 20 años que juego a videojuegos
y si algo me cambia el humor como no lo hace nada en este
mundo es el saber que cuando ingrese al juego yo seré el
centro de todo lo extraordinario que ese escenario tiene
preparado, es como llegar a casa y que te esperen con una
fiesta sorpresa, todos estarán pendientes de ti, sólo que en
el caso de los videojuegos sabes que te esperan”.
En un mundo donde el individualismo y el egoísmo
son la moneda de cambio en todo entorno social, ser el
personaje principal y tener toda la atención, aunque sea de
una fantasía atrae a las personas. Atrapa. Si es verdad que la
gran mayoría de los video jugadores (gamers) no se dan
cuenta de este beneficio y búsqueda personal de manera
consciente. Pero Eduardo Calixto, jefe del Instituto Nacional
de Psiquiatría de México, pudo señalar que cada usuario
122
inconscientemente siente una gran atracción y excitación
mental por el simple hecho de saber que al comenzar a jugar
el personaje principal será él. Ser el epicentro de una realidad
paralela no es descabellado, varios expertos en la materia
han manifestado que una gran parte de la sociedad ya sea con
los videojuegos o incluso en las redes sociales lo que buscan
es ser reconocidos y conocidos. Buscan ser los
protagonistas, ser seguidos, ser el centro de atención.

El efecto Proteus
El efecto Proteus se denomina al fenómeno social en
donde una persona crea una identidad (avatar) para
relacionarse en el mundo virtual que es cambiante según lo
que sienta la persona. Hoy en día, en casi toda interacción
social virtual, ya sea la interacción en las redes como en los
juegos y demás entornos de participación virtual, se utiliza
un avatar. Una persona crea un avatar, una figura/personaje
que lo representa gráficamente, por lo general lleva un
seudónimo o nikname. El avatar, en el caso de los
videojuegos, es mucho más complejo y puede ser dotado de
muchas más características que en las redes sociales y otras
participaciones virtuales. El avatar de un gamer puede
adquirir un sexo distinto que el de la persona física. Puede,
en la gran mayoría de los juegos en tendencia, cambiar toda
su apariencia, a gusto de su manejador: color de piel, altura,
confección física, vestimenta, e incluso adquirir habilidades
e ir perfeccionando su desempeño casi al igual que lo podría
hacer una persona en la vida real. Esto genera en el gamer
que prácticamente pueda tener, e incluso llegar a sentir que
tiene, otra identidad que no es la que posee al salir a la calle.
Esta identidad con la que se relaciona con los demás
jugadores es la que crea y desarma a gusto, o incluso puede
tener más de una identidad y cambiarla según su estado de
ánimo. De aquí el nombre Proteus que es una alusión a la
forma cambiante del dios griego Proteus.
123
El nikname de un avatar para muchos gamers se
convierte en su verdadero nombre porque, según ellos, es el
nombre que ellos escogieron y no el que le impusieron. Si es
verdad que este complejo comportamiento se interrelaciona
con otros aspectos de la vida de las personas en este siglo de
la ciber comunidad y las complejas interrelaciones derivada
de las nuevas tecnologías. Pero, en el ámbito de los
videojuegos en red se profundiza este comportamiento y
merece ser seguido de cerca.
Una investigación reciente realizada por la
Universidad de Stanford demostró lo fuerte que es el efecto
Proteus o efecto avatar en las personas. Según la apariencia
dada al avatar de una persona en una realidad virtual, variaba
su comportamiento, su capacidad de negociar e incluso el
estado del ánimo de la persona.
Un prejuvenil dijo: El avatar para mí es el alma de mi
ser en el mundo digital, es como soy yo en realidad, o como
soy yo en el mundo virtual. Para mí es mi ser, mi ser real.
Pero lo mejor es que tengo muchas almas. Un alma virtual
que es femenina, hermosa pero letal. También tengo un alma
monstruosa, colosal, que intimida con sólo mirarla y que es
capaz de destruir cualquier cosa.
Hace unos años, el 90% de los videojuegos se jugaba
de manera single player, o jugador individual, pero a medida
que los supercelulares fueron más accesibles y el internet
móvil paso a la cuarta generación, se creó un espacio único.
Los grandes y pequeños accedieron a una miniconsola de
juego portátil junto a su celular y desde entonces los juegos
en red crecieron y las formas de generar ganancias
cambiaron. Antes, uno para jugar debía comprar el juego e
instalarlo en la PC, si uno no tenía el dinero, que era en la
mayoría de los casos, debía comprar un juego pirata y
esperar que funcione bien. O bien, debía comprar una
consola y modificarla para que acepte juegos no originales.

124
Pero esto está cambiando, ahora cada persona con su celular
puede descargar la mayoría de los juegos de forma gratuita
y pueden participar de una manera estándar sin costo alguno
y, si quiere añadirle cosas o modificar algún aspecto, debe
pagar. Esto hizo que un juego genere constantemente
ganancias y no sólo a la hora de su lanzamiento. Los juegos
de consolas y PC no van a desaparecer ni mucho menos, pero
de a poco se van a ir adaptando a las nuevas formas del
negocio. Pero si algo es seguro, es que la tendencia a los
juegos en red va a ir creciendo. Una estadística derivada de
veintiún salas de chat de los juegos en red indicó que el 89
por ciento (467 mil usuarios) de los niños menores de 15
años quieren ser yotubers de videos juegos. En otras palabas,
vivir de jugar a los videos juegos a través de YouTube. Más
adelante trataremos el tema de YouTube y su repercusión en
los jóvenes y prejuveniles. Pero el hecho de que el sueño de
los niños sea el de vivir para jugar a los videojuegos nos debe
de generar una alerta como padres.

Re-start
Una investigación hecha por la Universidad de
Stanford indicó que el 89% de los miedos más comunes es
el miedo al fracaso, el miedo a perderlo todo y tener que
comenzar de nuevo. Creo que, si nos ponemos a pensar,
muchos de nosotros hemos pasado alguna vez por esta
sensación. La sensación de temor al fracaso, a que nos vaya
mal. Ahora bien, imagine una situación donde no exista este
temor, imagine que fallar o perder no signifique el fracaso
total. Imagine una realidad donde puedes comenzar de nuevo
cuantas veces quieras hasta que te salga bien. En lenguaje
gamer esto se llama re-start; volver a comenzar. El re-start
es una de las más atractivas características de la vida virtual
dentro de un videojuego. Esta oportunidad de comenzar una
y otra vez es tan atractiva y singular que merece ser evaluada
antes de juzgar a un adicto a los videojuegos. Sobre el tema,
125
un profesor universitario gamer dijo: “he fracasado tantas
veces que he dejado de intentar hacer las cosas, he
fracasado como esposo, he fracasado como padre y como
ser humano, el único lugar donde no tengo miedo a fracasar
y puedo comenzar de nuevo es en mis videojuegos”. El
efecto re-start es conocido por muchos y es una de las cosas
que la vida real no da y que debemos tener en cuenta. El
efecto re-start es tan peculiar en los niños y prejuveniles que
muchos han adquirido en su forma de pensar la posibilidad
de volver a comenzar las cosas como si se tratase de un
videojuego. Pero, tristemente, la vida no da esa posibilidad.
Recuerdo una vez, hace un tiempo ya, que unos papás
se acercaron a mí y a mi esposa para que hablemos con su
hija. Su hija tenía 16 años y ya había repetido 2 veces el
mismo curso, sus padres estaban ya sin respuestas, no sabían
qué hacer con ella. Le habían hablado de todas las formas
posibles; la habían amenazado, y cumplido sus amenazas; le
habían incentivado positivamente para que se esfuerce más,
pero, aun así, no lograban hacer que ella estudie. Cuando nos
sentamos a hablar con ella, ya no tenía celular, estaba
castigada y el castigo era quitarle el celular. Pero cuando le
preguntamos cómo le gustaba distraerse dijo la palabra
clave: -me gusta jugar en el celular. Hondando en su
cosmovisión de la vida. Esta niña creía que la vida era como
un videojuego, que se podía recomenzar cuantas veces haga
falta, siempre estaría la posibilidad de abandonar el juego y
reiniciar. Tanto así, que cuando le preguntamos cómo se
sentía al haber recursado tantas veces dijo: -sí me siento mal,
pero no es para tanto, es la escuela. En su mundo, existían
muchas cosas importantes y valiosas, pero estudiar no era
una de ellas. En algún momento de su vida, en su manera de
entender la realidad se introdujo la idea de que a la vida no
tenía que tomársela con mucha seriedad, que era como un
juego del celular, que nada era tan grave. Aunque no nos

126
parezca real, este caso es bastante común. En especial en
América Latina.

Sumando
Cada una de estas ventajas o particularidades que
ofrece la vida gamer por sí solas no son lo suficiente como
para cautivarnos horas y horas de nuestra vida. Pero si las
sumamos; el escenario es sin lugar a duda una oferta
tentadora. Ser el protagonista, tener una nueva identidad
armada a medida y el poder comenzar de nuevo tantas veces
queramos, más el hecho de tener los medios al alcance de la
mano como es el celular y la red 4G es lo que hace que sea
la segunda adicción más grande del mundo. Pero, si a todo
esto le sumamos la inexperiencia e inestabilidad emocional
producida por los cambios hormonales que atraviesan en la
pubertad los prejuveniles, tenemos la receta perfecta para un
adicto de primer grado.

Lo que mejor hacemos juntos, es jugar a


videojuegos
Una estadística de la UC Irvine indica que unas de las
principales actividades que los padres de adolescentes
comparten en común con sus hijos es jugar a los
videojuegos, mirar una serie o películas juntos y, en menor
medida, hacer un deporte con ellos. Los padres, cuando sus
hijos entran en la pubertad tienden a querer acercarse más a
sus hijos por miedo a los cambios que experimentan, quieren
meterse en su mundo, ven como semana a semana se
producen cambios importantes en ellos, la nostalgia los
abruma, los notan diferentes a cuando eran niños y los
miraban con admiración y no quieren perder eso que tenían,
o quieren tener lo que no tenían, antes de que sea demasiado
tarde. Y, una de las maneras de hacerlo es comprarle una
127
consola y jugar con ellos. Incluso en muchos casos, padres
desde antes de tener hijos ya jugaban a videojuegos como
modo de desestresarse después de una jornada larga. Y, no
está mal que uno juegue a los videojuegos ni que juegue con
sus hijos, el problema se centra en que el ser humano tiene
una gran facilidad a tener conductas adictivas y obsesivas.
En los años que tengo realizando consejería he atendido a
personas con las más diversas adicciones y obsesiones. Me
ha tocado ministrar a personas obsesivas con los
videojuegos, con las telenovelas, con la moda, con el sexo,
con la pornografía, con la comida, con el deporte, e incluso
el gimnasio. Sin contar a las personas adictas a sustancias
como los estupefacientes o el alcohol. Ser un adicto a los
videojuegos pasa como con todo lo que nos gusta hacer,
nunca debemos perder el control. Tal vez a un padre ya
grande difícilmente deje su trabajo o se desvele por jugar a
los videojuegos. El sentido de la responsabilidad y los
límites autoimpuestos le sirven de barrera para no caer en la
adicción. Pero los límites en los niños y prejuveniles son
muy diferentes, el saber cuándo parar no es una
característica de su edad. Requieren de los padres para
empezar a hacer o dejar de hacer algo en la mayoría de los
casos. Es más, si no se le ha enseñado sobre la
responsabilidad y el autocontrol le será muy difícil tomar
decisiones acertadas a la hora de escoger dormir o jugar,
estudiar o hacer sus quehaceres.
Me encanta ver como los padres tratan de entender y
acercarse a sus hijos, conocer sus gustos y aficiones. Y creo
que muchos padres que juegan con sus hijos a los
videojuegos tienen un vínculo muy similar que el que
desarrollan cuando siguen o son fans de un mismo equipo de
fútbol. Comparten una pasión que los conecta y es hermoso.
Pero, como señalé anteriormente, los hijos de entre 8
a 17 años pasan entre 8 a 16 horas al día sin sus padres. Esta
brecha de libertad o de ausencia de los padres cerca del
128
entorno de sus hijos es en la que uno debe centrarse a la hora
de educarlos y enseñarles valores. Los hijos deben aprender
a tomar decisiones responsables para con ellos mismos, para
que puedan saber cuándo detenerse, a su vez, es
indispensable entender que es mejor recrearse de manera
grupal que de manera individual y aislada.

Qué es lo peor que puede pasar


Recuerdo cierta vez que hicimos una reunión de
emergencia en la iglesia de la cual era parte. Habían corrido
cadenas por las redes sociales que hablaban de lo malo que
era un último juego de moda llamado GTA San Andrés, y
me habían pedido que dé una charla al respecto. Al juego yo
lo conocía muy bien, era uno de los primeros juegos que le
permitían al personaje realizar cualquier acción que quisiera
dentro del juego. Si bien el juego era de misiones a
completar; buscar un maletín en una ubicación en específico
y llevarlo a otra ubicación y demás cosas por el estilo. Pero,
a su vez, estaba la posibilidad de hacer un sin fin de cosas
como robar a las personas que iban por la calle, golpearlas,
matarlas, robar autos, quitar las armas a los policías y
matarlos, explotar lugares repletos de personas, e incluso se
podía hasta tener relaciones sexuales o violar a alguien en la
calle. El juego le daba a su jugador la posibilidad de hacer lo
que en verdad se le placía hacer. Muchos niños y
prejuveniles se comentaron entre ellos lo que se podía llegar
a hacer e incluso subieron videos a YouTube donde hacían
todas estas cosas. Repito, el juego no se trataba de hacer
todas esas cosas, pero tenían la posibilidad de hacerlo. Los
padres se horrorizaron ante esta situación. Y yo aproveché
para hacerles ver una realidad mucho más oscura de la que
imaginaban.
Comencé diciéndoles: ¿cuántos de ustedes muchas
veces soñaron una película que vieron la noche anterior? Eso
129
sucede porque, a pesar de que nuestro consiente sabe que lo
que ve es una película, una ficción, nuestro inconsciente lo
vive como si fuera la realidad, una verdad. Entonces, se
proyecta en nuestros sueños como una situación viva o real.
En los niños esta experiencia se profundiza aún más, cuantos
más chicos son, más vívido y real es para ellos. Dependiendo
de la madurez, hasta los seis o siete años, lo que un niño ve
en una pantalla lo cree como real. Por eso, un niño se
emociona con lo que ve, llora cuando ve algo triste, se ríe, e
incluso se paraliza cuando ve algo que le da miedo.
Partiendo de esto, los videojuegos en los niños menores de
diez años producen un efecto similar, crean una cosmovisión
de la vida, a través de lo que ven en los videojuegos, su
inconsciente construye esta realidad mental que es muy real,
produce emociones, pensamientos y luego lleva a las
acciones. A partir del mundialmente conocido asesinato de
James Bulger, perpetrado por dos niños de diez años,
numerosas investigaciones se realizaron para identificar las
causas de los comportamientos de estos menores y de todos
los casos que secundaron a este. Esto llegó a tal punto que la
Organización Mundial de la Salud clasificó al trastorno por
los videojuegos como una enfermedad mental en la
Clasificación Internacional de Enfermedades. Los
principales efectos no son los físicos sino los psicológicos.
Muchos padres que estaban en la reunión cuando
oyeron esto se pusieron a la defensiva, diciendo: mi hijo no
juega a videojuegos de violencia. Pero les advertí que los
niños asesinos de diez años, en 1993 no tenían videojuegos,
tenían un simple televisor en su cuarto. Por lo que se
silenciaron.
No podemos correr el riesgo de que nuestros hijos
sean pervertidos en su manera de ver el mundo, en su manera
de entender la realidad. Debemos cuidarlos de nosotros
mismos, debemos cuidarlos de no ponerlos frente de un
televisor o videojuegos ya sea en su celular o en una PC.
130
Una estadística en el 2015 en Latinoamérica indicó
que alrededor del 60% de los adolescentes tienen televisión
en el cuarto en el que duermen. Las últimas investigaciones
respecto al caso del asesinato de James Bulger señalaron que
los niños que lo mataron veían a diario películas de terror
con alto contenido sangriento.
Ningún padre desea que su hijo o hija se transforme
en un psicópata o asesino o algo parecido. Por el contrario,
deseamos lo mejor para nuestros hijos. El problema es que
no se trata de desear lo mejor o lo peor para nuestros hijos.
Se trata de depositar en ellos para que vivan lo que le
deseamos. Lo que yo no deposite en mi hijo otro lo
depositará; ya sean costumbres, hábitos, gustos, formas de
hablar, formas de ver el mundo y de entender la sociedad.
Pero, debo tener la seguridad que alguien o algo depositará
en mi hijo ya sea la televisión, otro pariente con el que
comparta más tiempo, amigos o la escuela. Lo que yo calle
otro hablará, lo que yo no lo enseñe otro se lo enseñará, pero
con su propia visión del mundo y sus propios valores.

Pandillas, la nueva forma de mafia


Un estudio realizado en los Estados Unidos y Méjico
entre los años 2011 y 2015 indicó que los adolescentes que
entran a las pandillas o bandas criminales no lo hacen porque
deseen obtener dinero o un futuro como criminal, sino por el
deseo de pertenecer a un lugar donde sean importantes. No
se trataba de si tenían familia o no, sino de cuánto se sentían
parte de ella. El estudio indicó que muchos de los chicos que
se unían a las pandillas tenían familia, papá, mamá y demás
parientes, pero en la pandilla se sentían parte de algo
verdaderamente importante, se sentían tomados en cuenta,
incluso hasta con respeto y un gran valor.
El ingreso a una pandilla ocurre en la adolescencia.
Todos sus miembros ingresan teniendo entre los doce y
131
veintiún años. Déjame señalarlo otra vez. Un adolescente se
volverá pandillero siendo menor de edad, estando bajo el
cuidado aún de sus padres.
En una charla con un padre que tenía a su hijo metido
con una pandilla que vendía drogas, él me dijo; soy un buen
padre, no le hago faltar nada a mi hijo, todo lo que puedo
darle se lo doy, le pago el instituto, le compro las zapatillas
que le gustan, le cambié el celular por uno mejor, su madre
lo atiende como un rey, no sé qué más puedo hacer. No soy
duro con él, siempre fui amoroso y comprensivo, no sé
porque se metió con esa gente. No sé qué le ve a estar con
esos muchachos todo el día. Yo lo escuché por un largo rato,
luego le pregunté; ¿Cómo crees tú, Ricardo, que es una
pandilla? ¿Crees que en las pandillas el trato es amable?
¿Crees que en una pandilla no hay órdenes? ¿Crees que todo
se pide por favor? ¿Crees que en una pandilla no hay
responsabilidades? ¿Crees que en una pandilla no hay
límites, que cada uno puede hacer lo que quiere? ¿Crees que
en una pandilla se actúa sin pedir permiso o instrucciones?
¿Crees que en una pandilla alguien puede irse sin reportarse
o que no hay rangos o autoridades a las cuales remitirse?
¿Crees que lo que se le ofrece como beneficios en una
pandilla se obtienen sin esfuerzo, por el mero hecho de
pertenecer? ¿Crees que hay algo fácil en una pandilla? ¿Por
qué crees que se llaman entre ellos soldados? Piensa en cada
una de estas preguntas y respóndeme ¿Qué crees que tu hijo
busca en una pandilla?
Como este padre, existen millones, no entienden la
lógica de una pandilla, no comprenden qué es lo que les atrae
a sus hijos. Pero está al frente de sus ojos. Si pudiera tratar
de ensayar una palabra que defina lo que buscan sería
“pertenecer”. Buscan un lugar donde se les exija lealtad;
donde las cosas no se reciban de arriba, se las ganen; buscan
un lugar donde se los ponga a prueba; donde se le exija lo
mejor de ellos constantemente; donde se ponga a prueba su
132
valor; donde se le premie su valor y esfuerzo, buscan un
lugar donde adquirir un rango, una posición.
Y es verdad que la familia no puede darle varias cosas
que una pandilla otorga; rango, prestigio interno, posición o
como quiera que lo llamemos; pero puede darle muchas otras
cosas. La clave radica en hacer de nuestra familia un lugar
diferente a medida que su edad cambia. Cambiar las reglas
internas, hacer de la familia lo que el prejuvenil necesita. Un
lugar donde se le exija lealtad, donde no se le regalen las
cosas, donde lo reten a superarse constantemente, donde se
le exija lo mejor, donde tenga que demostrar su valor, donde
se lo ponga a prueba, donde ganen importancia a medida que
se crece. Un lugar donde se los considere y no se los
minimice. Si un padre o madre tiene habilidades, que creo
que la mayoría tiene; puede adiestrarlos en habilidades que
le den valor, capacitarlos, entrenarlos en nuevas destrezas
con cierta seriedad y rigurosidad.
Pero, sobre todo, una pandilla ofrece un líder. Alguien
a quien se sigue o se admira. Un padre o madre debe ser ese
líder que sus hijos admiran. Pero muchas veces esos héroes
que tenían de niños nuestros hijos; mueren. Mueren cuando
sus padres le fallan, mueren cuando sus palabras pierden
verdad, cuando sus promesas no tienen valor. Mueren, no
cuando fallan, sino cuando no pueden admitir que fallaron.
Ya hablaremos más en profundidad sobre el rol de liderazgo
de los padres en la familia, pero debemos quedarnos con la
idea de ser esos héroes de la vida para nuestros hijos.

Preguntas para reflexionar como padres


1. ¿Cuánto tiempo juega tu hijo a los videojuegos?
2. ¿Sabes de qué tratan los juegos que juegan?
3. ¿Sabes cómo es el avatar o nickname de tu hijo?
4. ¿Cuánto le atrae a tu hijo pertenecer a su familia?
5. ¿Sabes a qué persona o artista admira tu hijo?
133
CAPÍTULO 8 – EL MONSTRUO QUE ATERRA A
LOS GRANDES

“Tres de cada diez niños son víctimas de abuso sexual


infantil”
Estadísticas de EPASI
Como padres a lo largo de toda nuestra vida
enfrentamos diferentes temores, algunos más grandes que
otros. En lo personal, desde antes de ser padre ya temía a un
monstruo que me dejaba sin aliento cada vez que sabía de él:
el abuso sexual. Este siglo nos ha acercado a esta realidad
más de lo que uno quisiera. El avance de la tecnología nos
ha permitido tener acceso a las noticias de cada rincón de la
tierra de manera casi inmediata y los casos de abuso sexual
encabezan los titulares por lo menos una vez a la semana en
la prensa internacional o nacional. Muchos no queremos leer
ni escuchar sobre el tema, pero es como creer que al cerrar
los ojos los abusos dejaran de suceder. Pero no será así. Yo
era de esos. Sentía que era algo que superaba mi capacidad
de resolución. El sólo hecho de pensar que alguien podía
acercarse con intenciones perversas me quitaba el sueño.
Pero si algo me han dejado los años de experiencia
trabajando en una fundación dedicada a la prevención del
abuso sexual infantil (EPASI) es que, como padres, muchas
veces no sabemos qué es el abuso sexual, cómo se produce
ni cómo se puede prevenir hasta que ya lo tenemos de frente.
Escuché a decenas de padres lamentarse por no haber sabido
qué era el abuso sexual o cómo se producía ni cómo
prevenirlo hasta que fue demasiado tarde. Nuestra mente
muchas veces no está preparada para aceptar la realidad que
nos rodea. Creemos que sucede en otros lugares, en
condiciones de pobreza o de hacinamiento, creemos que
134
sucede en familias enfermas o con criminales en ella, pero la
verdad es que desconocemos tanto respecto a este monstruo
que nos hace vulnerables a él. La ignorancia nos hace presa
fácil.
Sabemos que, tarde o temprano, los hijos crecerán y
saldrán de nuestra zona segura, de nuestra zona de control y
quedarán a merced de las intenciones de quien se les
acerque. Entonces, tratamos de extender ese tiempo y
mantenerlos cerca o intentamos mantener el control con
algún estricto sistema autoritario. Pero esto también es una
utopía.
Unicef declaró en su informe anual que el abuso
sexual infantil es una pandemia mundial, que crece año a
año. El abuso sexual no mira condición social, económica,
religiosa o cultural. Se encuentra escondido como un gigante
silencioso presente en cada sociedad del planeta. Las
estadísticas dicen que 7 de cada 10 niños antes de los 18 años
edad habrán sufrido algún tipo de abuso sexual. No podemos
cerrar los ojos, debemos correr a enfrentar este flagelo y no
permitir que nuestros hijos corran el mínimo riesgo.
Este capítulo en especial no busca agradarte en lo más
mínimo, es más, busca que te armes de valor y estés
dispuesto a mirar al horror y no bajar la mirada.

Mitos sobre el abuso sexual


Recuerdo la primera vez que presencié una charla de
concientización sobre el abuso sexual infantil. Lo que más
me marcó fueron los mitos que socialmente construimos
alrededor del abuso sexual. Lo primero que descubrí era que
desconocía en verdad qué era el abuso sexual. Siempre lo
asociaba sólo con la violación por penetración. Pero la
definición correcta es: “Actividad sexual de un varón o
mujer en posición de poder, hacia un niño, niña o

135
adolescente, con el fin de obtener placer sexual y convertir
a esa víctima a ser un repetidor de su perversión sexual”.
Entonces comprendí que el abuso sexual podía abarcar
mucho más de lo que yo creía. Los mitos que puntualmente
yo tenía eran los siguientes:
Mito 1: “El abusador/violador la mayoría de los casos es un
desconocido de la víctima”.
Mito 2: “El abusador/violador tiene una enfermedad
mental”.
Mito 3: “Los abusadores/violadores son sólo hombres”.
Mito 4: “Los abusadores/violadores son personas más
grandes de edad que sus víctimas”.
Mito 5: “Son más vulnerables las niñas que los niños
respecto al abuso sexual”.
Mito 6: “Los homosexuales y amanerados son más
peligrosos que los que no lo son”.
Mito 7: “Mi hijo me cuenta todo, si alguien le quiere hacer
algo me lo va a contar”.
A medida que exponían las estadísticas locales, sentía
que en verdad era un verdadero ignorante, un perfecto
estúpido respecto al tema.
Desmitificando el mito 1: Las estadísticas indican que de
todos los abusos sexuales solo 10% de los
abusadores/violadores son desconocidos de las víctimas. El
90% de los abusadores/violadores forman parte de la familia
nuclear o extendida y gozan de la confianza de la víctima.
Cuando empezaron a contar los miles de casos que la
Fundación había identificado, se me revolvió el estómago,
con sólo pensar en los casos donde los abusadores eran los
hermanos, los primos, los tíos, los abuelos y hasta los
propios padres me hizo sentir un ingenuo total. Siempre

136
había escuchado a los padres decir a sus hijos “no hables
con extraños” o que tengan cuidado con los desconocidos.
Pensando que esto era una medida eficaz para evitar abusos
o cosas malas. Pero nada más lejos de la realidad.
Desmitificando el mito 2: Decir que un abusador/violador
es un enfermo es quitarle responsabilidad y condena al
victimario. Las estadísticas indican que sólo el 5% de los
abusadores/sexuales padecen alguna patología. Y son
fácilmente identificables a diferencia de los verdaderos
perversos. Un abusador es una persona mentalmente sana,
por eso puede urdir un plan de acercamiento y conquistar la
confianza de sus víctimas y del entorno para poder perpetrar
el abuso. Es normal que al enterarnos del abuso exclamar
que tal persona que abusa sexualmente es una persona
enferma, pero es inexacto y le quita la responsabilidad de lo
que ha hecho.
Desmitificando el mito 3: Si bien la gran mayoría de los
abusadores son hombres (90%), existen mujeres abusadoras
(10%) y muchas mujeres son cómplices de los abusadores.
No podemos fiarnos de que alguien por ser mujer es menos
riesgoso que por ser hombre. Hoy no podemos fiarnos de
nadie. No es que debemos tener temor de todo el mundo y
no confiar en las personas. Pero ante la duda es mejor
prevenir que lamentar.
Desmitificando el mito 4: Los abusos sexuales entre
“pares” es igual que entre un adulto sobre un niño. Cuando
escuché sobre niños abusadores me parecía extraño. En mi
mente no comprendía como un niño de 6 u 8 años podría
abusar sexualmente de otro niño. Pero entonces comprendí
que el abusador sexual adulto busca que su víctima
reproduzca su comportamiento con otro niño y pase a ser
victimario también. Yo creía que era imposible que un niño
abuse a otro debido a su condición de niño, pero cuando
aprendí sobre los diferentes tipos de abuso sexual mis ojos

137
fueron abiertos. No se requiere que el victimario tenga
siquiera mayor edad que su víctima, con el sólo hecho de
tener ventaja sobre su víctima ya sea complexión física o
mayor inteligencia o viveza lo pone en una situación de
dominación.
Desmitificando el mito 5: Creer que una niña es más
vulnerable que un varón es desconocer que el abusador no
discrimina el sexo de sus víctimas; según las estadísticas, los
abusadores sexuales abusan tanto a varones como a mujeres
por igual. No se trata sobre el atractivo físico que pueda tener
el niño o niña, el abusador sexual ha saltado toda barrera
moral y su adicción no le permite escoger un único sexo de
sus víctimas. Según las estadísticas el 87% de los abusadores
sexuales son bisexuales.
Desmitificando el mito 6: El rechazo generalizado hacia
personas homosexuales y amaneradas nos ha hecho construir
mitos respecto a su peligrosidad, dejando al descubierto a
todos aquellos que parecen normales y acordes a lo
normalmente aceptado. Las estadísticas indican que son tan
peligrosos los heterosexuales como los declarados
homosexuales. Si es verdad que los homosexuales son más
abiertos a los diferentes tipos de relaciones sexuales, pero
eso no lo hace más peligroso que la persona que no habla
siquiera al respecto.
Desmitificando el mito 7: Después de años de escuchar
casos de abuso sexual, nunca deja de asombrarme la
extraordinaria capacidad de manipulación que tienen los
abusadores sexuales respecto a sus víctimas. Los abusadores
sexuales pueden, por medio de una diversidad de
mecanismos, lograr transferir la culpa o la responsabilidad a
su víctima; y es en ese punto donde, sin importar cuán
seguros estemos de la confianza de nuestros hijos, ellos no
hablarán. Y no hablarán porque ningún niño, a menos de ser
descubierto, contará algo de lo cual se siente culpable. La

138
culpa es la que causa el silencio en la víctima, no la falta de
confianza o cercanía que tenga con su padre.

“Mientras como sociedad desconozcamos que es y cómo se


produce el abuso sexual seguiremos padeciéndolo”
Ana Valoy

Tipos de abuso sexual


Sé que puede ser fuerte todo lo anteriormente
expuesto; pero nada nos prepara mejor para una situación
compleja, que conocer a fondo cada detalle. Si usted sabe
que hay un ladrón experto suelto por su barrio ¿solo tomaría
los mínimos recaudos o trataría de ser lo más cuidadoso
posible? ¿bajaría la guardia o trataría de que mientras de
usted dependa no encuentre ningún aspecto vulnerable en su
hogar? ¿Cuánto más haría por el cuidado de sus hijos?
Según el Equipo de Prevención del Abuso Sexual
Infantil, que trabaja en la prevención directa de niños y
prejuveniles hace más de 20 años, el abuso sexual tiene
diferentes matices que merecen ser precisados, la gran
mayoría de los padres desconocen al respecto y eso los hace
padres descuidados.
Al igual que yo, muchos padres creen que abuso
sexual es sólo violación por penetración. Pero el abuso
sexual es mucho más que eso. Y, por lo general, el abusador
recorre un camino de aproximación hasta completar la
violación, pero todo es considerado abuso sexual. Por
ejemplo, el abuso sexual infantil sin contacto físico incluye:
el exhibicionismo, el voyerismo, abuso sexual verbal,
emocional y psicológico. En muchos casos, el
exhibicionismo parece ser accidental o casual, pero es
preciso entender que un abusador sexual es un adicto sexual
139
y, por lo tanto, le causa excitación mostrarse ante sus
víctimas al igual que espiarlas desnudas (voyerismo). El
abuso sexual verbal, es muy común entre prejuveniles, pero
no por esto debe entenderse como una conducta normal, el
abuso sexual verbal es cuando una persona comenta respecto
a cuestiones sexuales a una persona sin que esta última
quiera oír tales cosas. El abuso sexual emocional es cuando
el abusador manipula emocionalmente a su víctima para que
realice alguna situación sexual como mirar o mostrar sus
partes íntimas. Es común en las relaciones de parejas de
prejuveniles y siempre avanzan a más.
El abuso sexual infantil con contacto físico abarca el
froterismo, el manoseo, la masturbación y los besos con
lengua. Al igual que el exhibicionismo que parece ser
accidental o casual, en el froterismo, el abusador tratará de
frotarse contra el cuerpo de su víctima y tocar sus partes
íntimas sin que esto lo parezca. Hay que tener mucho
cuidado con dar a nuestros hijos, por ejemplo, para que una
persona le haga caballito con las piernas cuando son bebés.
O que alguien desconocido alce a nuestros hijos. Aunque
pueda sonar extremista, muchísimos abusadores comentaron
que estas situaciones fueron las primeras veces que tuvieron
contactos sexuales con sus víctimas bebés. Un paso más
adelante dentro del abuso sexual infantil con contacto físico
es la masturbación; ya sea que el abusador realice sobre su
víctima como cuando hace que su víctima lo realice sobre él.
Esta línea hoy para muchos progresistas es muy delgada, la
educación sexual integral o como se le llame en cada país,
plantea que el “niño” y “prejuvenil” debe “conocer” su
sexualidad a través de la masturbación, dando así lugar al
abuso sexual. Este “conocer” es aprovechado por abusadores
como pie para tener acercamientos sexuales con su víctima
a fin de satisfacer sus deseos perversos, sin contar los abusos
sexuales entre pares que esta situación genera. Los besos con
lengua son también considerados abuso sexual infantil con

140
contacto físico; decenas de víctimas cuentan cómo sus
abusadores como rito de iniciación comenzaron sus abusos
a través de los besos con lengua.
El tipo de abuso sexual infantil con penetración son;
la penetración oral, anal o vaginal. Si bien son las más
conocidas, no son las únicas formas con la que el abusador
asalta la integridad de sus víctimas. También existe la
explotación sexual comercial; prostitución, participación en
pornografía, turismo pederasta y la trata de personas.
Por último, las nuevas tecnologías nos han traído
nuevas formas de abuso sexual infantil llamadas “ciber
abuso”; en estas se encuentra el grooming (es un engaño
pederasta con el fin de acercarse a un menor para convertirlo,
a través de engaños, en una víctima de abuso sexual), sexting
(el envío de mensajes de texto, imágenes o videos de carácter
sexual sin consentimiento de una de las partes en la
comunicación) y, por último tenemos la sextorsión (es una
forma de extorsión sexual en la cual una persona es
chantajeada, generalmente por aplicaciones de mensajería
por Internet, con una imagen o vídeo de sí misma desnuda o
realizando actos sexuales que, generalmente, es compartida
con fines de que se haga viral mediante sexting).
La gran mayoría de las veces es consecutiva el “ciber
abuso”. Una persona se hace pasar por un adolescente u otro
niño de la misma edad de la víctima (grooming) para
conseguir por medio de intercambios imágenes o videos de
carácter sexual (sexting) para luego chantajear a su víctima
(sextorsión). Tristemente, he conocido casos en los que el
prejuvenil llegó a quitarse la vida cuando sus imágenes o
videos sexuales fueron difundidos por las redes de
mensajería.
Tal vez como padres esto nos parezca muy fuerte,
pero hay maneras de prevenir y evitar situaciones horribles.
Al final le recomendaré un material espectacular
141
desarrollado por esta fundación (EPASI) para que nosotros
como padres podamos, no sólo prevenir eficazmente el
abuso sexual, sino incluso enseñarles sobre la correcta
sexualidad, el cuidado y respeto de su cuerpo y la correcta
autoestima.

“Una norma de seguridad es una red de protección que


nuestros hijos necesitan”
Viviana Salinas

Normas de seguridad
La fundación EPASI ha desarrollado una lista de
pequeños consejos llamados “normas de seguridad” que son
básicas y elementales para el cuidado de nuestros hijos.
Localización: nunca como padres podemos
desconocer el paradero y la actividad que está realizando
nuestro hijo. No es tener confianza el no preguntarles a
nuestros hijos a dónde van a estar y qué van a hacer, es
irresponsabilidad. Un padre debe saber siempre dónde está
su hijo y qué está haciendo. No porque desconfiemos de
ellos, sino porque no confiamos en las personas que no
conocemos, el mundo está rodeado de gente malvada y
perversa y, con nuestros años de vida, podemos cuidarles
anticipando situaciones, lugares y personas peligrosas. No
debemos caer en la falsa “confianza” y no cuestionarles
sobre sus actividades. Nuestros hijos mientras estén bajo
nuestro techo son nuestra responsabilidad.
Ubicación: un hijo debe saber que siempre, siempre,
pero siempre, contará con que su padre le atienda el teléfono.
Nunca debemos tener por poco la llamada de nuestros hijos,
nunca sabremos cuando es una emergencia y cuando no.
Nuestros hijos deben saber perfectamente cómo ubicarnos,
142
en cualquier caso. Deben saber nuestro número de celular de
memoria o el número de teléfono de donde nos encontramos.
Deben saber cómo ubicarnos porque somos su lugar seguro,
a donde siempre, sin importar nada, ellos pueden acudir.
Círculo conocido: debemos conocer los amigos y las
personas que nuestros hijos frecuentan. Como se compartió
en el capítulo anterior, las amistades son cruciales para
nuestros hijos, ellas son muchas veces las que marcaran el
rumbo de sus vidas. No podemos estar ajenos de cuál es su
entorno, cuáles son sus amigos y qué actividades ellos
realizan. Debemos, no sólo conocer a los amigos de nuestros
hijos, sino también a sus padres y demás aspectos de la
familia, ya que esto nos permitirá realizar una evaluación
más precisa de qué tipo de amistad es.
Casa segura: nuestra casa debe ser la primera opción
de encuentro para nuestros hijos y sus amigos. Debemos
siempre estar presto a que nuestro hogar sea en el cual se
reúnan. No es ser controlador, el querer tenerlos cerca es ser
previsor y cauteloso. Tenerlos cerca es muchas veces más
que ventajoso, tal vez para algunos sea incómodo tener
adolescentes en casa, pero ¿nuestra incomodidad vale la
seguridad de nuestros hijos? Creo que sí la vale.
Atención de un extraño: si un extraño, en especial si
es un adulto, dedica tiempo o les da regalos caros a sus hijos,
es sospechoso. Ya lo dice un viejo refrán “cuando la limosna
es grande hasta el santo desconfía”. Los regalos
comprometen hasta a las personas adultas a tener un trato
diferente con quienes dan el regalo. Una de las principales
estrategias del abusador es crear en el niño o prejuvenil el
sentimiento de deuda y compromiso por parte de la víctima
para con él. Si alguien quiere pasar tiempo con su hijo o le
hace atenciones grandes, es importante estar cerca, estar
alerta.

143
Hay muchas otras normas de seguridad que desarrolló
la Fundación EPASI, podrá encontrar todo el material en las
recomendaciones de lectura.
Recuerde que un niño con todas las necesidades
satisfechas tiene una barrera de protección natural. Un niño
que se siente cuidado, amado, respetado, escuchado e
importante, es fuerte en su autoestima y es difícil de comprar
con atenciones y cuidados de terceros. Pero no todo termina
allí, la comunicación es clave en la protección de nuestros
hijos, pero la comunicación no siempre es igual, va
cambiando, va variando a medida que nuestro hijo atraviesa
diferentes etapas de su crecimiento y debemos aprender
cómo es y cómo mantenerla; y para ello te recomiendo leer
el capítulo 11.

“Hay cosas que un niño solo debe hablar con sus padres”
Viviana Salinas

La educación sexual
Si hay un tema que es tabú para los padres, es hablar
sobre sexualidad con sus hijos; según las estadísticas menos
del 5% de los padres hablan de sexualidad con sus hijos antes
de los 12 años. Y menos del 19% habla con sus hijos varones
acerca de la sexualidad antes de los 15 años y menos del 45%
habla con sus hijas mujeres acerca de la sexualidad antes de
los 15 años. Esto es alarmante en todo sentido. Cuando son
niños, es necesario que los padres sean quienes hablen y le
enseñen sobre la correcta sexualidad a sus hijos. No es
responsabilidad de la escuela ni de ninguna institución o
club. Es nuestra tarea, y es algo que nuestros hijos deben
aprender de nosotros porque la sexualidad es un tema que se
debe dar en un ámbito de respeto y cargado de los valores y

144
principios que cada familia tiene. No puede ser tratado como
una materia de escuela más, la sexualidad no puede ser
tratado como algo donde cada uno puede opinar y aconsejar
como bien le parezca en un salón de clases.
Existe un programa creado por la Licenciada Viviana
Salinas que fue reconocido por Unicef como un trabajo
único en su tipo, completo y efectivo en la protección y
prevención primaria de los niños y prejuveniles. En el
programa se desarrollan ejes indispensables para el
fortalecimiento del niño o prejuvenil y la prevención del
abuso sexual. En el programa se desarrollan 3 bloques
temáticos. En el primer bloque se trata “la autoestima”, “los
sentidos”, “las emociones”, “la comunicación” y “el buen
trato”. En el segundo bloque se trata “el cuidado del cuerpo”,
“diferencias y parecidos”, “partes íntimas”, “sexualidad”. Y
el tercer bloque trata “mis derechos”, “derecho a decir no”,
“secretos”, “abuso sexual” y “salidas de escapes”.
El programa es tan completo y didáctico que los niños
al terminar no sólo tienen una correcta autoestima, sino que
conocen sus límites de manera sana y saben identificar y
denunciar a personas que tengan acercamientos perversos,
entre otras cosas. Sería de gran valor que sus hijos lo hagan.
El programa se llama “Mientras nos divertimos aprendemos
a vivir” y se dicta de manera gratuita en casi todas las
provincias de Argentina y varios países de América Latina.
Puede consultar en su sitio web.

Una sociedad sin moral


Podría escribir un libro de 1000 páginas contando
testimonios de familias y niños destruidos por el abuso
sexual. Conozco este flagelo en carne propia, y no quiero
darles temor sino más bien transmitirles precaución y
cuidado. Conozco casos de abuso sexual ocurridos en
instituciones con gran prestigio social, donde fue ese mismo
145
prestigio social el que le generó a muchos padres una
confianza ingenua y les impidió creer y aceptar lo sucedido.
Conozco casos donde el apellido de la familia pesó más que
el sentido de protección y cuidado de los padres sobre sus
hijos, situaciones familiares donde la vergüenza pública
parecía pesar más que la dignidad de un hijo a ser defendido
a capa y espada. Podría contarles casos donde los dichos de
una hija no fueron creídos hasta quedar embarazada de su
padrastro. Casos donde “el no destruir la familia” parecía
más importante que la dignidad de un hijo. Casos donde la
culpa fue transferida a la niña por verse bonita y alegre.
Casos donde los mismos compañeros sodomizaron a un
alumno y las profesoras lo bañaron, cambiaron y enviaron
de vuelta a su casa sin decirle nada a los padres. Vivimos en
una sociedad sin moral donde no hay tregua que valga. Y
creo que el mayor remedio a esta pandemia es la prevención.

Para seguir aprendiendo


Hay un material super útil para los padres, se llama
“Educación sexual en valores”, es un manual basado en el
programa “Mientras nos divertimos aprendemos a vivir”,
pero está desarrollado para que los padres lo hagan con sus
hijos. Es tanto para niños escolares como para prejuveniles.
Es un material muy completo. Lo escribe la Licenciada
Viviana Salinas y su equipo. También hay otro material en
forma de cuento para los más niños que se llama “Familia
EPASIN”. También hay dos cartillas muy útiles y precisas
en lo que se refiere a prevención del abuso sexual; “Infancia
Protegida” y “Prevención del abuso”; es un material muy
claro y práctico para todo padre.
Educación Sexual en Valores
https://www.amazon.com/-
/es/gp/product/B07K6XXXMF/ref=dbs_a_def_rwt_bibl_vp
pi_i0
146
Familia EPASIN
https://www.amazon.com/-
/es/gp/product/B07D3ZJL63/ref=dbs_a_def_rwt_bibl_vppi
_i1
Infancia Protegida
https://www.amazon.com/-
/es/gp/product/B07FM1JV58/ref=dbs_a_def_rwt_bibl_vppi
_i2

Preguntas para reflexionar como padres


1. ¿Sé cómo enseñarle sobre prevención de abuso
sexual a mi hijo?
2. ¿Sé cómo enseñarle sobre sexualidad a mi hijo?
3. ¿Necesito aprender sobre detección de
abusadores?
4. ¿Tenemos como familia medidas de seguridad?
5. ¿Necesito aprender más sobre la prevención del
abuso sexual?

147
CAPÍTULO 9 – EL FLAUTISTA DE HAMELIN

La música es la mediadora entre el mundo espiritual


y el de los sentidos
Beethoven
Cuenta la historia que un pueblo estaba infestado de
ratas, que producían enfermedades y traían gran pesar a sus
habitantes. Un día, apareció un desconocido que ofreció sus
servicios al pueblo; le propuso deshacerse de todas las ratas
a cambio de una recompensa. El pueblo aceptó con gusto. El
desconocido sacó su flauta y empezó a tocar una extraña
música. Las ratas, al oír la música, salieron de todos los
rincones en donde se escondían. Una vez reunidas alrededor
del flautista, éste empezó a caminar y las ratas le siguieron.
Las llevó hasta un río y lo cruzó. Las ratas, tratando de seguir
la música, cayeron al río y se ahogaron. El flautista volvió al
pueblo a cobrar su recompensa, pero el pueblo se negó a
pagarle. El flautista, disgustado, se marchó jurando que se
vengaría. Pasado un tiempo, el flautista regresó al pueblo,
justo cuando este estaba reunido en la iglesia. El flautista
empezó a tocar su extraña música, pero esta vez los
encantados fueron los niños, éstos se reunieron alrededor del
flautista y le siguieron. El flautista se fue al río donde había
hecho que las ratas se ahogaran y volvió a cruzarlo; los niños
al igual que las ratas, al seguirle, se ahogaron, sólo un niño
que era sordo se salvó y les contó a los distraídos padres
dónde estaban los cuerpos de sus hijos.
Hoy la fábula, que tiene casi un siglo de antigüedad,
se asemeja a la realidad; hay una generación entera de niños
y prejuveniles que son llevados a ser ahogados mientras los
padres están distraídos. Este flautista no es un desconocido
y no es sólo uno. Existe una industria dedicada a encantar a
148
nuestros jóvenes y prejuveniles para destruirlos y es la
industria de la música pop. Amo la música y la considero el
principal idioma de Dios, pero entiendo su poder y la
capacidad de impacto que se puede ocultar en una canción.
Sé cuán poderosa es la música, y creo que como padres no
podemos ignorar su impacto en nuestros hijos.
Hace unos 10 o 15 años atrás, la música era un
mercado para unos pocos; la gran mayoría escuchábamos la
música que la radio ponía, pero la tecnología revolucionó la
forma de hacer música y de comerciar con ella. Hace unas 2
décadas la música soló se escuchaba si tenías el dinero para
comprar el CD del cantante o banda de moda. Si es verdad
que existía toda una industria de piratería, pero aun así
significaba invertir dinero para comprar el CD pirata y un
equipo para escucharla. Esto hacía que no sea para todos y
que la oferta sea limitada; sólo estaban al alcance los
músicos y bandas muy populares. Pero esto cambió; con la
llegada de la música bajo demanda y con publicidad las
discográficas empezaron a ver su ocaso después de mucho
tiempo. El internet y YouTube, entre otras plataformas,
cambiaron la forma de hacer música y de venderla. Los
teléfonos inteligentes y el 4G dieron el gran salto y puso al
alcance de todo el planeta la música. Los artistas se tuvieron
que adaptar y la industria se vio atomizada. Cualquiera podía
grabar una canción y hacerla sonar de manera global sólo
con un par de clic. Las generaciones de hoy pueden escuchar
horas de música sin perder un solo centavo. La variedad de
géneros y de “artistas” se multiplicaron como ratas. Y fue
entonces que se convirtió en un medio de masificación y
control social, en especial para los prejuveniles y jóvenes.

Expresión social
El ser humano apareció en nuestro mundo
acompañado de la música y desde que se cantó la primera
149
canción y sonó el primer instrumento, la música ha sido una
forma de expresar sentimientos e ideas. No existe población
humana que no se exprese a través de la música. Esta forma
de arte tiene la capacidad, como ninguna otra, de unir
sentimientos de una multitud de personas. Pero el unir
sentimientos en una generación donde los sentimientos que
predominan son destructivos y desenfrenados, y en una
época donde los límites se desdibujan con facilidad, hacen
de la música un instrumento de manipulación y, por lo tanto,
de control social. La música en manos hábiles es capaz de
llevar a su oyente al umbral máximo ya sea, de depresión,
euforia, enojo e incluso amor. Los prejuveniles y en especial
los que atraviesan por la pubertad poseen una volatilidad en
sus emociones; su inestabilidad emocional no es
desconocida por la sociedad. Lo que sí se desconoce es
cuantas de estas emociones descontroladas pueden afectar de
manera significativa o permanente en el comportamiento de
ellos. Por lo general, los padres entendidos no suelen darle
importancia a los altibajos de las emociones de sus hijos
cuando atraviesan la pubertad, pero cuando los sentimientos
son permanentes, cuando se extiende a lo largo de las horas
ayudados por la música, se transforman en un factor
condicionante de la conducta, moldean su carácter. Si a
nosotros, siendo adultos, nos cuesta no actuar de manera
emocional cuando los sentimientos se intensifican;
muchísimo más a los prejuveniles que, a su vez, refuerzan
sus sentimientos con la música. El aclamado compositor
John Williams dijo que la música esconde en sí misma un
poder inexplorado por el hombre. El compositor de la banda
sonora de Star Wars y Jurassic Park dijo que la música puede
llevar a una persona a recordar momentos precisos de su
infancia, así como evocar olores e inclusos sabores. La
música puede incluso acentuar exponencialmente un estado
emocional preexistente o cambiarlo totalmente. Componer
es el arte de dibujar sentimientos en los sonidos.

150
En las últimas tres décadas, los avances en los
estudios sobre el sonido y la música fueron extraordinarios
a tal punto que hoy existen nuevas disciplinas científicas que
usan la música como herramienta terapéutica. Por ejemplo,
la musicoterapia ha ayudado a rehabilitar, prevenir y tratar a
pacientes de todo tipo.

“El silencio también es música”


John Lennon

Distraídos y abstraídos
Recuerdo que en cierta ocasión unos padres me
pidieron una entrevista para hablar de su hija; la describieron
como una niña feliz hasta que entró a la secundaria, desde
entonces su forma de ser cambió, los padres pensaron que
era propio de la edad y no hicieron mucho al respecto, pero
con el pasar del tiempo su estado de ánimo se acentuó mucho
más, casi no hablaba, no salía de su cuarto y todo el día se la
pasaba escuchando música y recostada en su cama. Invitaron
a sus compañeras a casa para conocerlas y resultaron ser
iguales que ella, casi sin ánimo para hacer las cosas, con el
rostro inexpresivo y la actitud psicofísica de un soldado que
vuelve derrotado de la guerra. A partir de esta charla nos
organizamos junto con mi esposa para pasar más tiempo con
ella y así poder conocerla más y tratar de encontrar los
motivos de este comportamiento. Como guías del grupo de
prejuveniles habíamos notado su desánimo, pero los padres
nos habían brindado un panorama más completo de cómo
era su comportamiento. Un día le invitamos a compartir
tiempo haciendo arreglos en nuestra casa, estando ya
trabajando en casa nos dimos cuenta de que mientras no
hablábamos se colocaba los auriculares para escuchar
música. En el descanso le preguntamos qué tipo de música
151
le gustaba, ella respondió que le gustaban las bandas de
música lenta, las letras que te hacían pensar en la vida. No le
gustaba una banda en particular sino diferentes temas con el
estilo similar. A decir verdad, cuando escuchamos las
canciones que le gustaba escuchar, ninguna era mala o con
letras con algún mensaje en particular. Pero todas tenían el
mismo formato. Le consulté a una especialista en
musicoterapia y me dijo: “no debemos sólo fijarnos en la
letra de la canción, sino también en la frecuencia y el tono
de los sonidos, estos pueden profundizar de manera
fascinante los estados de ánimo. Y los estados de ánimo son
consecuentes al comportamiento químico del cerebro, en
otras palabras, puede causar depresión, cansancio, incluso
hasta comportamientos compulsivos”.
Yo desconocía en gran manera esto; y nos propusimos
cambiar de música, no sólo de estilo sino también
interesarnos en las letras de las canciones. Se lo planteamos
como un ejercicio; dos temas de los nuevos por uno de los
que acostumbraba a escuchar y fuimos aumentando. No pasó
una semana y su comportamiento cambió. Su nivel de
actividad y su voluntad para hacer las cosas. No perdió a su
grupo de amigas ni nada por el estilo, pero si vio y sintió ella
misma cómo había algo diferente en ella. Aprovechamos el
grupo de prejuveniles para hacerlo como actividad grupal y
no de manera directa para que no sintiera que era algo
personal con ella. Si se lo proponían sus padres lo tomaría
como una imposición, pero al venir de nosotros permitió
hacerlo de manera más natural. Lo peculiar fue que muchos
otros padres nos contaron cómo habían notado cambios en
sus hijos.

“Los jóvenes necesitan música con valores”


Redimi2

152
Lírica de la buena
Si escuchamos a nuestro hijo decir que va a matar a
alguien, nos ponemos en alerta, al igual que si escuchamos
que dice que va a robar a alguien, que se va a drogar o que
va a violar a una persona. Pero cuando a esas palabras se le
pone ritmo pareciera ser que lo que dicen pierde su valor, ya
no tienen importancia o sentido. La música no sólo trasmite
sentimientos sino también ideas, y toda idea tiene un fin, un
objetivo. Nuestros hijos, al igual que los niños de la fábula,
son llevados por el ritmo hacia un río que los destruirá. Y
nosotros estamos distraídos en la iglesia, en el trabajo, en
nuestra carrera y no estamos escuchando la extraña música
que encanta a nuestros hijos.
La libertad de expresión y las medidas para evitar
censura han creado un escenario donde las letras de las
canciones pueden expresar las más atroces declaraciones y
sonar con total libertad en todas las plataformas. Debemos
entender que no es ritmo con letras, son “declaraciones”
con ritmo. Ninguna palabra es inocente, todas tienen una
intención y estoy seguro de que no es el de divertir o
entretener solamente. El ritmo pegadizo ha hecho que
nuestros niños y prejuveniles declaren atrocidades a veces
sin darse cuenta, otras veces, con conciencia. Pero si de algo
estamos seguros, es que la gran mayoría de las canciones de
moda declaran acciones, pensamientos e ideas abismalmente
diferentes a nuestros valores y principios. En pedagogía se
dice que la repetición es una de las mejores formas de
asimilar ideas y pensamientos, y, lo creamos o no, las letras
de las canciones esconden un propósito. No podemos hacer
como si nada, como que es una canción y nada más. Es
incoherente querer que nuestros hijos tengan valores morales
como la libertad, la vida, la honestidad, el amor y el respeto
y que nos dé igual si las canciones que escuchan nuestros
hijos declaran lo opuesto.

153
El ritmo no es lo único que hace linda a una canción,
es como creer que algo por su envoltorio es agradable; pero
esto es ridículamente peligroso. Ya lo dijo el cantante Willy
González: “el ritmo muchas veces es un lindo envoltorio que
esconde basura”. Y escuchar algo porque está de moda o es
pegadiza es como decir que está bien drogarse porque todos
lo hacen o fumar porque está de moda.

“No seas una piedra de tropiezo diciéndole a los jóvenes


como se debe alabar a Dios, solo deja que lo hagan”
Marcos Witt

El mito más grande de la Iglesia


Una de las discusiones más comunes que se dan
respecto a la música, ya sea dentro de la iglesia o dentro del
entorno cristiano; es sobre la música “cristiana” y la música
“Secular”. Siempre hay quienes dicen que sólo se debe
escuchar música “cristiana” y otros que dicen que se puede
escuchar música “secular” siempre que la letra sea buena, o
que no diga cosas malas. El problema es teológico e incluso
hasta lógico. Lo primero que debemos definir o
conceptualizar es la idea de “música cristiana” y “música
secular”. La Biblia nunca dice que existiera una música
cristiana y una música secular. Es más, no se menciona a la
música como tal. Se habla de que cantaron salmos y demás
pero nunca se hace una diferencia entre música cristiana y
una secular. Incluso el concepto de cristiano jamás se asocia
a un estilo o forma de música. Eso, por un lado. Puede que
nos guste llamar música cristiana a la música que tiene una
letra que hable de Dios o de Jesús. Pero esto es otro error
porque el adjetivo “cristiano” se puede aplicar a las personas
no a las cosas. La biblia indica que se les llamó cristianos a
las personas que se parecían a Cristo en su forma de vivir,
154
de actuar. Podemos banalizar el concepto de cristiano y
llamarles a las cosas; cristianas o no cristianas, pero creo que
es vulgar y selectivo hacerlo. Es vulgar porque no creo que
sea correcto darles este atributo a las cosas; y selectivo
porque si decimos que hay “música cristiana” deberíamos
también definir qué ropa es cristiana y cuál no, qué comida
es cristiana y así con cada cosa.
Argumentar que la única música que debemos oír
debe ser la “cristiana” o la que alabe o hable de Dios o Jesús
es un capricho religioso y sin fundamento bíblico. No sólo
porque bíblicamente no se da ni se hace entender que sólo se
debe escuchar este estilo de música o como quiera que lo
llamemos. Sino que, en el mismo libro de salmos, que son
canciones e himnos, más de treinta de ellos no mencionan a
Dios y otros tantos ni se dirigen a Él; algunos salmos están
dirigidos a la sabiduría y demás entidades en las que podría
incluso entrar el amor como correlación. Incluso si
estudiamos bien las escrituras encontraremos que David
muchas veces tocaba el arpa sin lírica alguna.
Desmontando estos argumentos ¿concluimos que no
hay parámetro para escoger música? No. Sí hay parámetros,
pero no pueden caer en una clasificación simplista y
religiosa. Volvemos otra vez a un punto central en la crianza
de nuestros hijos, y es la enseñanza de valores y principios
como parámetros de conducta y reglas de la vida. Así como
nuestros principios y valores nos permiten disentir entre las
amistades y las relaciones, y nos permiten tener un criterio
inquebrantable en las decisiones y acciones; los principios y
valores que le enseñemos a nuestros hijos pueden ser una
guía para la música que ellos escuchan. Debemos enseñarles
a oír lo que están escuchando y a discernir entre las letras y
melodías lo que nos conviene oír o no. Nuestro objetivo
como con las amistades y acciones es que nuestros hijos
tomen, a partir de los valores que ellos poseen, decisiones
propias sobre lo que es mejor para ellos y lo que no. Nuestro
155
objetivo es que puedan tomar decisiones propias, no
impuestas por nosotros. Mientras estén bajo nuestro techo
debemos entrenar su capacidad de discernir para que cuando
salgan de casa o nosotros no estemos puedan hacerlo por sí
mismos.

Preguntas para reflexionar


1. ¿Conocemos la música que escuchan nuestros
hijos?
2. ¿De la música que escuchan nuestros hijos, hay
canciones que no condicen con los valores que
tenemos como familia?
3. ¿Podemos escuchar música juntos con nuestros
hijos como una actividad que compartimos?
4. ¿Creemos que tiene incidencia en nuestros hijos
la música que escuchan?

156
CAPÍTULO 10 – APARECIÓ EL CUARTO MONO

Las tres enfermedades del hombre actual son la


incomunicación, la revolución tecnológica y su vida
centrada en su triunfo personal
José Saramago
Una publicación que quería traer conciencia de lo que
producía la adicción al celular, graficó el siguiente cuadro:

Parecía cómico, pero grafica una realidad social que


alarma cada día más tanto a los sociólogos, psicólogos como
a los que amamos la comunicación real y familiar. Uno de
los instrumentos tecnológicos que es el ícono del siglo 21 es
el celular. Desde que en 1983 Motorola lanzó el primer
teléfono móvil, el DynaTAC 8000x, la historia de la

157
humanidad se vio afectada rotundamente. Hoy, la principal
adicción a nivel mundial es la adicción al teléfono celular.
El 83% de la población mundial posee un teléfono
inteligente, más del 80% de los usuarios admiten revisar su
celular cuatro veces en menos de una hora. Revisar el celular
es lo primero que se hace a las mañanas y lo último que se
hace en la noche antes de dormir, el 35% de las personas con
celular se despiertan a mitad de la noche a ver si tienen
alguna notificación. Mas del 89% de las personas con celular
confiesan llevar el celular al baño. El miedo o pánico por no
encontrar el celular ya está catalogado como nomophobia y
lo padecen el 83% de los usuarios mujeres y el 63% de los
usuarios hombres. La mayoría de estos datos son conocidos
por la población en general. Se sabe que es el causante de
una infinidad de problemas, tanto personales como sociales,
y cada vez aparecen nuevas patologías a raíz de la adicción
al celular.
Desde que se instauró el primer celular inteligente al
alcance del ciudadano promedio, se ha creado una brecha
muy amplia en lo que se refiere al desarrollo comunicacional
y emocional de las personas. Las estadísticas de consumo
tecnológico del año 2019 muestran que una persona de entre
13 a 35 años pasa aproximadamente entre 3 a 5 horas al día
frente a su celular como mínimo, ya sea en pequeños
momentos de sólo unos minutos como varias horas seguidas.
Estas estadísticas no incluyen el tiempo que pasan frente a
la computadora o al televisor. Pero hagamos cuentas;
supongamos que unas 4 horas diarias es el punto medio. Esto
son 28 horas a la semana, o sea, más de un día entero frente
al celular; 4 días y medio al mes. Estas horas equivaldrían a
56 días del año. Siempre y cuando la medida sean 4 horas al
día. ¿Pero cuáles edades son las que más tiempo pasan frente
al celular? Las estadísticas más precisas se toman a partir de
la edad mínima para la apertura de una cuenta de correo de
empresas como Google o Apple que en la mayoría de los

158
países es de 13 años. Los números del año 2019 muestran
que la edad de mayor uso del celular es desde los 13 hasta
los 25 años, luego disminuye un poco hasta los 35 años,
reduciendo rápidamente a partir de los 35 años hasta los 65
y 70 años. ¿Por qué las medidas de mayor consumo en casi
todas las estadísticas encuentran un techo a 35 o 40 años?
Especialistas se aventuran a determinar que a esa edad
aproximadamente las personas empiezan a dimensionar la
vida como algo que se está yendo y tratan de disfrutarla
desde una mirada real y concreta y no a través de una
pantalla. Pero no siempre será así, las proyecciones de
consumo tecnológico indican que esa edad se irá
extendiendo hasta los 50 y 55 años en el 2025. A su vez se
presume que el uso de los celulares para el 2025 superará las
8 horas diarias mínimo. Si este consumo diario del celular
ya causa estragos en todos los ámbitos de la sociedad
imagine lo que será en 5 años.

Los más vulnerables


Los celulares no sólo afectan a los niños, las
investigaciones más recientes indican que los afectados o
adictos al celular no pertenecen a un único grupo etario;
tanto los niños, los jóvenes, los adultos e incluso los
ancianos se encuentran desafiados a tener una relación sana
con los teléfonos inteligentes. Pero considero que desde
donde se puede originar un cambio sustancial es en los niños,
en nuestros hijos, por eso me gustaría analizar el efecto que
trae la adicción al celular en los niños y ver cómo se puede
evitar e incluso revertir. Si nuestros hijos aprenden a tener
un correcto manejo del tiempo en el celular y a no depender
emocionalmente de las redes sociales, las generaciones
futuras de adultos serán mucho más sanas que las nuestras.

159
“Si quieres cambiar el mundo trabaja con los niños hoy”
Eliseo Valoy

El celular en las manos del menor de 13 años es en la


gran mayoría de los casos proporcionado por los padres; no
como una necesidad de comunicación porque sus hijos
tienen muchas actividades, sino más bien por una exigencia
de los hijos para estar a la moda o en concordancia con sus
amigos y compañeros. También están los niños que no
tienen celular propio y usan el de sus padres, pero esos son
los niños pantalla; es decir los niños a los que se les pone al
frente del celular para que no molesten, estos son los más
pequeños que no textean ni usan las redes, sólo ven YouTube
o Netflix o alguna otra aplicación de streaming.
Pero ¿Cuáles son los efectos negativos concretos del
uso del celular? Respecto a los niños pantalla lo
desarrollamos en varios capítulos de esta obra. Los más
afectados son los prejuveniles y juveniles. No sólo por la
cantidad de tiempo que pasan en el celular, que en sí ya es
un problema no pequeño. Además de esto, la Universidad de
Standford pudo demostrar cómo los estudiantes de Middle
School (de 12 a 15 años) con celular tenían un rendimiento
académico 61% menor que los que no tenían celular, y cómo
estudiantes de High School (de 16 a 18 años) con celular
tenían un rendimiento académico 43% menor que los que no
tenían celular. Los informes de salud pública de los Estados
Unidos muestran cómo en la primera década del siglo la
cantidad de adolescentes que se causaban daño a sí mismos
eran estables, a partir del 2010 y 2011 creció el 62% en
juveniles (de 15 a 19 años) y 189% en prejuveniles (de 10 a
14 años). La tasa de suicidio también se correlaciona, los
suicidios de juveniles entre 15 y 19 años aumentaron un 70%
entre 2010 y 2019 en comparación a los suicidios ocurridos

160
entre el 2001 y 2009. Y la tasa de suicidio de prejuveniles de
entre 10 y 14 años aumento un 151% entre 2010 y 2019 en
comparación a suicidios ocurridos entre el 2001 y 2009.
¿Qué pasó a partir del 2009 que influyó de manera general
en estos jóvenes y prejuveniles? Si bien los primeros
teléfonos inteligentes aparecieron varios años antes, fue a
partir del 2009 que su alcance llegó a los jóvenes y comenzó
el boom de las redes sociales. Más de 30 expertos en salud
pública, consideran que un patrón determinante en el
aumento de estas estadísticas es el uso de las redes sociales,
que comenzó en el 2009 y se masificó a partir del 2010.

La generación Z, es decir, los nacidos a partir de 1996


tuvieron redes sociales en su secundaria. Hoy es una
generación con graves problemas de salud mental a causa de
las redes sociales. Son más ansiosos, más frágiles,
acomplejados y más depresivos e inestables. Se comparan
con estándares irreales de belleza tanto varones como
mujeres. Tienen un sentido de la valoración e identidad
distorsionados. Son adictos a las recompensas de
aprobación: seguidores, amigos, corazones, pulgares,
reacciones, etc. Las revistas médicas ya definen una nueva
patología que crece día a día a raíz de los filtros de Instagram
y demás redes sociales, se trata del Trastorno dismórfico
corporal; que es la obsesión de querer verse en la vida real
como se ve con los filtros.

161
Pero los males no terminan aquí. No sólo la cantidad
de tiempo en el celular es factor de riesgo. La ingenuidad de
los prejuveniles en materia de comunicación digital fue
expuesta por muchos “yotubers” en el 2015 demostrando
con total éxito lo fácil que era hacerse amigo de niñas de
entre 13 y 15 años con cuentas falsas y después de un par de
semanas concretar encontrarse sin conocimiento de ningún
adulto y mucho menos de sus padres. Del mismo modo pasó
con varones de entre 14 y 18 años que fueron engañados por
“mujeres” que querían encontrarse para ver si pasaba algo.
En América Latina las violaciones y asaltos sexuales en
menores de edad producidos a partir de un contacto en las
redes sociales escala cada año. Los victimarios son tanto
adultos como menores de edad en situación de ventaja sobre
sus víctimas. No se trata tan sólo de contactos de adultos
haciéndose pasar por chicos de la edad de sus víctimas,
muchos menores de edad se amparan en ser menores para
cometer variedad de ilícitos, en especial los delitos sexuales.
En mi experiencia como consejero puedo afirmar que
muchos prejuveniles gracias al celular se unieron a pandillas
o grupos delictivos, otros fueron iniciados en la
homosexualidad, en la prostitución y en el consumo de
drogas. Los pocos padres que se dieron cuenta de los
contactos y grupos peligrosos con los que sus hijos tenían
comunicación fueron por error, por mera casualidad. No hay
forma tecnológica eficaz de cuidar el contacto que tienen los
menores en las redes sociales. Muchos padres intentan, a
través de aplicaciones, monitorear lo que hacen sus hijos en
el celular. Pero déjeme decirle lo desgastante que es ver día
tras día si nuestro hijo hizo algo indebido o si alguien se
comunicó con intenciones perversas. Todas las aplicaciones
de control parental trabajan analizando palabras; es decir
podremos detectar si ingresa a un sitio web pornográfico o
de contenido morboso, pero no filtrará nada en las
aplicaciones de mensajería como WhatsApp, debido a que

162
las imágenes y videos viajan sin etiqueta, por lo tanto, no
pueden ser catalogadas ni filtradas.
Y qué diremos de los retos o desafíos que se proponen
entre los prejuveniles y jóvenes. Cada vez son más
complejos y peligrosos. En el 2019 sólo en Argentina se
registraron más de 19 muertes por inhalación de pimentón.
El reto que circuló entre los prejuveniles era, filmarse
tragando una cucharada de pimentón sin tomar nada de
líquido. El problema fue que muchos se ahogaron, al no
poder tragarlo lo aspiraron sin querer. El pimentón en las
vías respiratorias les produjo asfixia. Los que no se
asfixiaron al aspirarlo, tuvieron graves complicaciones a
nivel respiratorio. Los que se filmaron estando solos y se
asfixiaron, murieron delante de sus celulares. Para muchos,
los retos son un juego peligroso que busca darles prestigio y
reconocimiento por parte de sus pares al aceptarlos y lograr
superarlos. Pero la idiotez no tiene límites y suele terminar
en tragedia.
Estadísticas de SuperData obtenidas en el 2019
señalaron que más del 51% de los usuarios mujeres menores
de 18 años en los Estados Unidos se sacaron fotos
exhibiendo alguna parte íntima. Y, más del 79% de los
usuarios varones menores de 18 años. A causa de esta
propensión a las fotografías comprometedoras, la sextorsión
ha producido que muchos prejuveniles y juveniles se
suicidaran al verse expuestos ante su grupo de pares. Así
también, muchos maestros informaron que alumnos se
cambiaron de escuela y otros dejaron de asistir debido a la
humillación y vergüenza que significó ser expuestos ante
toda la escuela.
Todo esto, sin mencionar que la adicción al celular es
el principal motivo de la alteración del sueño en los menores
de 17 años; que el 93% de los adictos a la pornografía la
consumen a través del celular, que el 87% de los varones

163
menores de 19 consume pornografía por lo menos una vez a
la semana a través del celular, y el 68% de los menores de
17 son adictos a la masturbación.

El mito de la herramienta
Nadie con un análisis serio podría decir que las redes
sociales no fueron maravillosas en muchos sentidos. Pero
fuimos ingenuos sobre las consecuencias negativas. Creo
rotundamente que si se pudiera haber predicho las
consecuencias del teléfono celular en los niños y
prejuveniles se hubiera prohibido su uso hasta la mayoría de
edad. Hoy ya es demasiado tarde. La única esperanza radica
en la familia y más precisamente en la formación de los
padres.
Algunos esnobistas dicen que el ser humano debe
adaptarse y aprender a vivir con los nuevos aparatos, con las
nuevas tecnologías como aprendimos a vivir con lo anterior
al celular. ¿Pero son iguales? ¿Es una herramienta el celular?
No lo es. No lo digo yo, las estadísticas de consumo
tecnológico indican que menos del 5% de las personas
realizan actividades en el celular fuera de alguna aplicación
de mensajería, red social o videojuego.
Según la Royal Society of Public Health las redes
sociales son tan adictivas como el cigarrillo o el alcohol. No
soy enemigo de las redes sociales, pero creo que hay un
desconocimiento inmenso de su capacidad de destrucción
social si no se las maneja de manera adecuada. No emita un
juicio apresurado sin toda la información. Déjeme explicarle
cómo funcionan las redes sociales.
Instagram, Facebook, Snapchat, Twitter, YouTube,
TikTok, etc. ¿Son gratuitas? No, claro que no. Las redes
sociales venden a sus clientes (Anunciantes) un público (los
usuarios) que verán sus anuncios, sus publicidades. Nosotros

164
los usuarios somos el producto que las redes sociales venden
a sus verdaderos clientes, los anunciantes. Mientras más
tiempo pasemos en ellas mejor es para la red social porque
veremos más anuncios de sus clientes. El comercio que
hacen las redes sociales con nuestro tiempo frente a la
pantalla es tan grande y opulento que las empresas más ricas
del mundo son empresas con productos digitales. Las
empresas saben cuánto vale nuestro tiempo mejor que
nosotros mismos. Somos expuestos a una infinidad de
anuncios, pero de una manera tan sutil que no lo percibimos.
Todo nuestro comportamiento digital se observa, se
registra y se mide. Se miden nuestros gustos, cuánto tiempo
miramos una historia o publicación, aunque no le demos me
gusta o no reaccionemos; se mide cuánto tiempo
escuchamos, a qué le damos me gusta, si miramos a nuestra
familia, a nuestra pareja, a nuestros compañeros de trabajo,
si nos detenemos a mirar un producto o un servicio
determinado, entre una infinidad de mediciones más; que
generan un perfil psicológico preciso. Los algoritmos nos
van perfilando de tal manera que los anunciantes tienen la
posibilidad de anunciar sus productos a personas que el
algoritmo ya conoce y sabe que les va a atraer. Los
algoritmos van creciendo y se personalizan de manera
automática para cada usuario, saben qué nos gusta, saben
qué vamos a escoger y, por lo tanto, pueden tenernos allí,
frente a la pantalla por horas.
Las redes sociales no son herramientas que esperan
ser usadas, tienen un objetivo, que es usarnos a nosotros.
Somos seres gregarios y necesitamos conectarnos y eso es
explotado por las redes sociales, nos venden una ilusión de
conexión. El laboratorio de tecnología persuasiva de
Stanford publicó hace años un documento donde se
especificaba cómo se podía explotar las vulnerabilidades de
la psicología humana y a través de sonidos de las
notificaciones, por ejemplo, lograr que el cerebro lo
165
relacione con un estímulo positivo y libere pequeñas dosis
de dopamina al escucharlo. De esta manera, las personas al
escuchar notificaciones se sienten obligadas a verlas, casi de
manera incontrolable. Desconocen de fondo lo que está
sucediendo en su cerebro. Desconocen que están siendo
manipulados. La adicción al celular se acrecienta sin que el
propio adicto lo note. Esta adicción a las redes sociales mata
al ser humano real y es creado un ser que vive sólo de manera
digital. El celular se transforma en un chupete digital, lo
usamos cuando nos sentimos aburridos, tristes, solos o
incluso con miedo. Pero me animo a decir que es mucho más
que eso.
Hace unos años cuando empecé a enseñar en la
universidad estaba yo explicándoles a mis estudiantes los
conceptos que existían sobre las prisiones como institución.
Entre las precisiones respecto al concepto, les explicaba que
una prisión busca privar de libertad a las personas que están
en ellas. Le impide relacionarse con el mundo exterior de
manera tangible, una persona en prisión no puede ver lo que
sucede fuera, no puede oír ni participar de las interacciones
que sí tiene una persona en libertad. Mientras disertaba, un
estudiante me dijo; entonces en teoría el celular es igual que
una cárcel, y comentó de qué manera su hijo de 15 años se
la pasaba en la sala o en su habitación inmóvil por horas a
raíz de estar con su celular. Mi respuesta fue que sí. La
adicción al celular encaja teóricamente con la definición de
prisión. Pero es una prisión que complace a su residente, no
lo martiriza, lo persuade y manipula para que no se libere.
Pero los prejuveniles y jóvenes no son los únicos
prisioneros. La sociedad en general está presa de un aparato
que no mide más de 3 centímetros cúbicos.

166
El sonido del silencio
Cuando doy este taller de las redes sociales a los
padres muchos preguntan ¿Quién es el culpable? ¿Quién es
el responsable de todo esto? Y tal vez tú lo estás pensando,
pero no hay un villano, no es una persona o una corporación
detrás de bambalinas tratando de destruir la sociedad. Yo lo
veo más como un Frankenstein construido por todos
nosotros. Un monstruo que se alimenta de nuestras
vulnerabilidades, pero no tiene rostro, no puede ser señalado.
Pero sí destruido. Este monstruo tiene miedo al sonido del
silencio y nos hace temerle también.
Hoy una de las fobias que más rápido crece, es la
sedatephobia o miedo al silencio. Se ha observado que gran
cantidad de personas adictas al celular o dispositivos
electrónicos tienen miedo al silencio. Les Comienza
incomodándoles estar en quietud y en silencio, y con el pasar
de los minutos sufren de pánico. Desean poner música o
incluso cantar para no estar en silencio. Se observa una
incapacidad para la introspección en todos los adictos al
celular. Una persona menor de 30 años recibe promedio 200
notificaciones al día; ya sea de mensajería, redes sociales u
otras aplicaciones. Los menores de 25 años ven el celular
más de 150 veces al día, es decir, que cada 9,5 minutos son
alertados. Ningún sistema nervioso aguanta este ritmo sin
perder la capacidad de concentración y continuidad
conductual. Una de las técnicas de torturas más cruentas es
la privación del sueño; esta técnica consiste en despertar a la
persona cada 5 o 10 minutos interrumpiendo la continuidad
de la quietud y el descanso de su sistema nervioso. Esta
técnica coloca a la persona en una situación de fragilidad
mental que sumado a otros procedimientos pueden causar
daños graves. Esto se asemeja mucho al estado de alteración
mental de las personas pendientes de las notificaciones. En
otras palabras, estar pendiente del celular nos oprime y nos
obliga a estar en un estado de alerta constante. Las
167
notificaciones terminan destruyendo los momentos más
íntimos y hermosos de la vida.
¿Cuál es la solución? No hay una sola manera de
frenar esto o revertir la situación, porque el problema no es
unicausal, es multifactorial; pero he leído lo suficiente y
ensayado y practicado muchas soluciones tanto en lo
personal como en grupos de pruebas. Y encuentro que la
solución está en varios puntos. Respecto a nuestros hijos,
afirmo con total certeza que es mejor no darle un teléfono
inteligente hasta pasados los 16 años. Que, si requieren
estudiar, completar guías o recabar información lo hagan
desde el ordenador. Hoy en día, comprar un buen ordenador
es equivalente a un teléfono celular de alta gama, con la
ventaja que no tendrá que renovarlo en un año, o año y
medio, como lo tendrá que hacer con el celular. Incluso los
grupos de la escuela pueden ser consultados desde el
ordenador y nuestros hijos seguir teniendo un celular 2G. Sé
que para muchos le resultará difícil ir en contra de la
corriente, que nuestros hijos se sientan diferentes del resto
por no tener las mismas cosas, pero déjeme advertirle que en
cualquier análisis Costo/Beneficio el costo de darle un
celular es demasiado alto.
Un padre me escribió una vez diciéndome; le he hecho
tanto mal a mi hijo dándole un celular que no sé si podré
perdonarme. No es que sea un chico malo o haya hecho
cosas malas. Pero antes de su cumpleaños número 13, mi
hijo jugaba al básquet, aun cuando no tenía con quien jugar,
él practicaba. Cuando se cansaba de jugar andaba en bici.
Ahora no toca ninguna de las dos cosas. Antes del celular,
en la mesa nos reíamos y charlábamos un montón. Ahora
está con el celular y siempre dice que es algo importante.
Antes hablaba de sus cosas, de lo que le interesaba o había
leído, ahora sólo habla de lo que ve en las redes, está al
pendiente de lo que hacen los populares del momento. Antes
leía los libros que le compraba, ahora juega en red con sus
168
amigos. Antes tenía pocos amigos que los conocíamos,
ahora dice tener cientos de amigos que no conocemos, con
los que quiere compartir tiempo. Sus gustos han cambiado,
ahora nos reclama tener otra ropa, otras zapatillas. Quiere
verse como se ven las personas en las redes sociales. Se saca
más fotos, pero se ve menos lindo. No disfruta la casa ni de
nosotros. Siempre está ocupado y pendiente de su teléfono
como si dependiera de él. Los otros días nos volvimos del
parque porque se había olvidado su celular. Sé que en un
par de años comenzará la universidad y se irá a la ciudad.
Pero siento que, en cierto sentido, ya se ha ido.
Una segunda opción menos eficaz en nuestros hijos,
pero muy eficaz en nosotros los adultos es el “No
notificado”. Hoy los especialistas en el campo que tratan a
personas con compulsividad digital indican que una buena
medida para cortar con la adicción es apagar todas las
notificaciones del celular y estar sin dispositivos
electrónicos la mayor parte del tiempo que se esté en
contacto con otras personas. Si apagamos las notificaciones
de nuestro celular habremos cortado con la mitad del
problema, las pruebas indican que en una semana
agarraremos un 71% menos el celular. El segundo paso sería
contabilizar el tiempo que pasamos cuando ya agarramos el
celular. Aplicaciones como Instagram tienen internamente
un contador para indicarle al usuario cuando ya pasó cierta
cantidad de tiempo. Póngase una meta de tiempo, una
cantidad de tiempo que sea prudente y no la supere. Igual
con los hijos, si va a optar por la segunda opción de apagar
las notificaciones, el segundo paso es hablar con nuestro hijo
y llegar a un acuerdo de tiempo que pasará usando el celular.
Usted verá cómo el tiempo que su hijo le proponga es
razonable.
Una última premisa muy importante es no tomar el
celular cuando se esté con otras personas. Esto evitará la
incomodidad de comer con el teléfono en la mesa y en
169
general fomentará la comunicación en la familia que es tan
escasa hoy en día.
Estas recomendaciones no sólo las digo solo yo; los
grandes ejecutivos y ex ejecutivos de algunas de las más
grandes empresas como Instagram, Facebook, Twitter,
Google, Pinterest entre otros comparten y respaldan estas
pequeñas pero eficaces maneras de luchar contra esta
adicción.

Para seguir aprendiendo


Le recomendamos a los padres leer sobre el tema, pero
sobre todo estar atentos a quién es la fuente del artículo.
Traten de leer siempre de fuentes serias y validadas respecto
al tema que publican. Recuerdo un artículo que hablaba de
las ventajas de los videojuegos en los jóvenes y prejuveniles.
Me pareció interesante leer un artículo que hablase de las
ventajas de este comportamiento. Al final del artículo, los
autores, algunos psicólogos y con otras especialidades en la
salud, me sonaron conocidos, busqué a sus empleadores por
casi una semana y di con que tres de cuatro autores del
artículo trabajan para empresas de videojuegos. Les invito a
que lean los siguientes artículos;
¿Qué efectos tienen las 5 mayores redes sociales en la
salud mental de los jóvenes?
https://www.bbc.com/mundo/noticias-39974688
Cómo afecta el uso de las redes sociales a los
adolescentes
https://childmind.org/article/como-afecta-el-uso-de-las-
redes-sociales-los-adolescentes/
El dilema de las redes sociales

170
https://www.netflix.com/title/81254224?s=i&trkid=137472
25&t=wha

Preguntas para reflexionar


1. ¿Sabes cuánto tiempo pasa en las redes sociales tu
hijo?
2. ¿Existe un límite de tiempo para estar en las redes
sociales?
3. ¿Conoces con quién se comunica tu hijo a través
del celular?
4. ¿Te pusiste a pensar si tu hijo sabrá qué hacer
cuando un desconocido le escriba?

171
CAPÍTULO 11 – TIEMPO A SOLAS CON MI HIJO

“Lo único que verdaderamente poseemos es tiempo”


Eliseo Valoy
El ser padres es uno de los logros más grande que un
hombre o una mujer puede llegar a tener en su vida. La
experiencia de cargar a tu hijo entre tus brazos llena de tantas
emociones que es imposible describirlo con palabras.
Algunos llegamos a ser padres con mucho esfuerzo otros
somos sorprendidos por la providencia de Dios. Como sea
que llegamos a ser padres, alcanzamos a poseer el mayor
título que alguien pueda ostentar, el título de “papá”. Es un
privilegio y una responsabilidad extraordinaria. Saber que
existe alguien en el mundo que depende totalmente de
nosotros es abrumador, pero a la vez nos llena por completo.
Es una mezcla de sentimiento de alegría y nostalgia, de
llanto y risa al mismo tiempo.
Cuando sostuve por primera vez a mi hijo entre mis
brazos no supe qué hacer, había tenido a otros bebés recién
nacidos cerca, los había besado y acariciado, pero esa vez
era diferente. Ese bebé que tenía en mis brazos me llamaría
papi, correría hacia mí cuando algo le asuste, al oír mi voz
reiría, mi olor le traería tranquilidad y mis besos lo harían
dormir. El lazo que se creó con el sólo hecho de mirarnos me
marcó para siempre. Algo se despertó en mí que me cambió
por completo. Sabía que mi vida acababa de cambiar y que
nunca más sería la misma. Nosotros nunca más seríamos los
mismos. Pero ¿en qué nos convertiría el ser padres? Yo diría
que en todo.
Hace unos años me encontraba dando unos talleres a
unos prejuveniles de la iglesia, el tema del taller era sobre

172
disfrutar cada etapa de la vida; en medio de la exposición
mi hija de dos años entró gritando al salón; yo me encontraba
adelante, al frente de todos; como si no existiera nadie en ese
auditorio ella corrió hacia mí como si huía de alguien, estiró
sus brazos pidiendo que la alzara. Me agaché, le extendí los
brazos y saltó hacia mí. La besé y le pregunté qué le pasaba,
me dijo en el oído que había visto una arañita y quería que
la rescatara antes que la picara. Nadie escuchó lo que me
dijo, por lo que aun teniéndola en los brazos volví al tema
diciendo ¿alguien tiene una pregunta? para sorpresa mía me
preguntaron: ¿qué disfruta más de la etapa de ser padre? y
en tono de broma les dije: − no sé, creo que la parte de ser
super héroe es la mejor. Me preguntaron qué era eso de ser
“super héroe” y le dije: lo que usted como padre ya sabe. Ser
padre es un título que trae consigo muchas funciones; ser
padres es ser el instructor que enseñe a caminar, a andar en
bicicleta y a manejar vehículos motorizados, ser padre es ser
el profesor de lengua y matemática, es ser el enfermero, el
doctor a las 3 de la mañana los fines de semana, ser padre es
ser el diseñador de moda, el peluquero, el maquillador, el
constructor de casitas, el reparador de juguetes, el inventor
de cuentos, el chef a tiempo completo, el abogado
reconciliador, el sacerdote del hogar y el super héroe
defensor de los bichos feos y niños malos. A mí, en lo
personal, el ser el super héroe es el rol que más me gusta.
Pero, esta etapa de tener muchísimas funciones como papá
pasará y es específicamente a esto que quiero referirme en
este capítulo de cierre. Desde el día que nuestros hijos entran
a nuestra vida nos los dan con una fecha de vencimiento. No
seremos todo esto por siempre y es clave entenderlo para
poder disfrutarlo juntos e ir acordes a cada etapa que ellos
atraviesen. Siempre seremos los padres de nuestros hijos,
pero no siempre los tendremos para disfrutarlos y enseñarles.

173
“Lo único irrecuperable en la vida es el tiempo”
Eliseo Valoy

Cuando tengamos tiempo ya será tarde…


En la disciplina en la que soy profesor, una de mis
principales tareas es el análisis de datos. Muchas veces me
encuentro frente a una inmensa cantidad de números que no
son fáciles de entender. Una de las principales formas de
comprender si un número es alto o bajo es la comparación
con otros parámetros. Por este motivo desarrollé un gusto
por hacer números y estudiar las cantidades de las cosas, me
gusta saber cuánto mide, cuánto pesa, cuánto tiempo duran
las cosas y compararlo con otras cosas y tener ejemplos de
relación y proporción para entender en concreto su valor.
Calculé la vida promedio de una persona y la dividí en meses
y en semanas. Si vivimos en promedio 80 años su
equivalente son 960 meses o 4160 semanas. En promedio en
Latinoamérica los hijos viven en casa de sus padres hasta los
25 años estos son 300 meses o 1300 semanas. Es decir, casi
un cuarto de nuestra vida. Pero incluso esta cantidad de
tiempo vista de esta manera es muy generosa, existe una
curva de apego/desapego que nos indica que, a medida que
nuestros hijos crecen, pasan cada vez menos tiempo con
nosotros y se vuelven tan independientes y autónomos hasta
el punto de sólo dormir en casa; es decir, pasar 16 horas fuera
de casa con un nivel de comunicación casi nulo o inexistente.
Y cuando los vemos irse de casa nos decimos a nosotros
mismos que los hubiéramos disfrutado más, que parecía ayer
que comenzaron el jardín o la secundaria. Por eso escribo
este capítulo, porque creo que puede ser diferente si
entendemos lo volátil que es la estadía y el tiempo de calidad
que podemos pasar con nuestros hijos.

174
“Puedes pedirme cualquier cosa que quieras, excepto
tiempo”
Napoleón

Podemos separar las etapas de la vida tomando


muchos criterios. Algunas corrientes dividen la vida en 9
etapas, otras en 7. Sea como se dividan, nuestro hijo pasará
las principales etapas de su vida en nuestra casa, bajo nuestro
cuidado; etapa prenatal, infancia, niñez, prejuventud y
juventud. Cada etapa trae consigo sus propios desafíos y
momentos de contracción y relajación. Incluso, dentro de
cada etapa se encontrarán subetapas que tendrán un
comienzo y un fin muy marcado en nuestros hijos.
Muchos desconocen el tiempo que nuestros hijos
requieren de nosotros y nuestra atención sobre ellos. La gran
mayoría de los padres creen que el tiempo de dedicación de
un padre hacia sus hijos es una curva descendente donde los
primeros años requieren de una gran cantidad de tiempo y
dedicación y después, a medida que crecen es cada vez
menor hasta irse de casa a forjar su propio destino. Pero, esta
forma de pensar es el principal motivo de la anomia y falta
de identidad en los niños de hoy.
Comenzando por las primeras dos etapas, la prenatal
y la infancia, John Bowlby demostró que el estado de
seguridad, ansiedad o temor de un niño es determinado en
gran medida por la accesibilidad y capacidad de respuesta de
su principal figura de afecto (persona con quien establece el
vínculo de apego). Marcó la importancia crucial que tiene la
construcción de una figura de apego durante los primeros 24
meses de vida del infante. Las fases de apego son 4 y vitales
para el correcto desarrollo del niño a lo largo de toda su vida.
La fase de preapego va desde el nacimiento hasta las
primeras 6 semanas aproximadamente. Durante este
175
período, el bebé busca conectar con las personas a través de
la sonrisa, llanto y mirada. Prefieren la voz de cualquier otro
adulto a pesar de que todavía no muestran un vínculo de
apego propiamente dicho. En la fase de formación del
apego, que abarca desde las 6 semanas de vida hasta los 6
meses. El niño orienta su conducta y responde a su madre de
una manera más clara de cómo lo había hecho hasta
entonces. Sonríe, balbucea y sigue con la mirada a su madre
de forma más consistente que al resto de las personas.
Todavía no muestran ansiedad de separación a pesar de
reconocerla perfectamente. No es la privación de la madre lo
que les provoca enfado, sino la pérdida de contacto humano.
La fase de apego propiamente dicho es el período que
está comprendido entre los 6-8 meses hasta los 18-24 meses.
A estas edades, el vínculo afectivo hacia la madre es tan
claro y evidente que el niño suele mostrar gran ansiedad y
enfado cuando se le separa de ésta. A partir de los ocho
meses, el bebé puede rechazar el contacto físico incluso de
un familiar muy cercano ya que lo único que desea y le calma
es estar en los brazos de su madre. La mayor parte de las
acciones de los niños tienen el objetivo de atraer la atención
de la madre y una mayor presencia de ésta. La última fase
del apego es la Formación de relaciones recíprocas.
Comprende desde los 18-24 meses en adelante. Una de las
características importantes es la aparición del lenguaje y la
capacidad de representar mentalmente a la madre, lo que le
permite predecir su retorno cuando ésta está ausente.
Decrece la ansiedad porque el niño empieza a entender que
la ausencia de la madre no es definitiva y que en un momento
dado, regresará a casa. En esta fase, los niños a los que su
madre les explica el porqué de su salida y el tiempo
aproximado que estará ausente suelen llorar mucho menos
que los niños a los que no se les da ningún tipo de
información.

176
Por este motivo, es tan importante que se acompañe al
infante en esta etapa y no se lo deje al cuidado en guarderías
por lo menos hasta los primeros 2 años de vida. Muchos
padres no le dan tanta importancia a esta etapa de la vida de
sus hijos, creen que no se dan cuenta si están o no, y es un
grave error. Nuevos estudios indican que la figura de apego
puede ir cambiando, puede pasar al padre pero siempre para
el infante el vínculo tendrá la dinámica aprendida en esos
primeros 24 meses de vida.
El desconcierto en el infante como en el niño es el
principal motivo de inseguridad, temor y rechazo al cambio.
Por eso, cada nueva etapa debe ser acompañada por nosotros
al principio como premisa de seguridad continua para
nuestro hijo. Nuestro hijo a lo largo de su vida con nosotros;
la prenatal, la infancia, la niñez, la prejuventud y la juventud,
enfrentará múltiples situaciones disruptivas, nuevas; que le
traerán gran desconcierto. Por más que ya a cierta edad
comprendan intelectualmente la situación, emocionalmente
requerirán al principio una figura que le imparta seguridad y
confianza. La premisa de seguridad continua es hacerle ver
a nuestro hijo que en cada nueva situación sigue estando
seguro y acompañado.
Nuestro hijo necesita sentirse acompañado hasta
adaptarse a ese nuevo entorno o situación. En su intelecto
emocional, tanto el infante como el niño, entiende que:
“Papá me trajo hasta aquí, se quedó conmigo un rato, me
hizo comprender cómo funciona esto que es nuevo, ahora se
fue, pero ya volverá, estoy en un lugar seguro”.
El proceso de adaptación acompañada que se hace
durante las primeras semanas que el infante entra al jardín,
es un ejemplo de lo importante que es el acompañamiento de
nuestro hijo frente a un nuevo entorno. Es por esto, que no
debe verse el tiempo que mi hijo requiere de mí como una

177
curva descendente sino más bien como una oscilación
constante.
Cada vez que nuestro hijo enfrente una situación
nueva o se encuentre frente a un entorno desconocido debe
ser acompañado por nosotros. Tal vez no en el sentido físico
de ir y estar a su lado, pero sí de prepararlo comentándole
con lo que se encontrará, cómo sucederán las cosas, cómo se
comportarán las personas en ese entorno, cómo debe
comportarse y demás cosas que le hagan sentir que lo nuevo
no es tan nuevo y desconcertante. El parámetro de seguridad
somos nosotros y nada más que nosotros.
Cada etapa es diferente y puede, o no, presentar
nuevas situaciones, esto depende de muchos factores. Por
ejemplo, hay niños que durante toda su vida van a la misma
escuela desde el jardín de infantes hasta la secundaria y el
desconcierto de pasar de jardín a la primaria y de la primaria
a la secundaria no es tan grande porque, aunque la situación
no es la misma, el entorno físico sí.
Me siento desde hace más de una década al frente de
jóvenes con graves problemas de conducta. Algunos con
problema de violencia, problema de incomunicación,
promiscuidad, consumo de drogas y demás. Cuando
entramos en confianza suelo preguntarles si se sintieron
abandonados en alguna situación; no recuerdo uno que no
me haya dicho que se sintió abandonado o solo de alguna
manera. Me dijeron; Me sentí solo cuando entré a la
secundaría, me sentí solo cuando me cambiaron de escuela
en cuarto grado, sentí que a nadie le importó que yo no
supiera hablar bien el inglés en la nueva escuela, mi mamá
me abandonó en la escuela de danza, mi papá me dejó solo
en la escuela de fútbol, me sentí solo cuando mi hermano se
fue de la casa, cuando dejó de ir a la escuela conmigo mi
hermana no supe qué hacer, cuando nos mudamos creí que
me gustaría la nueva casa pero en lugar de eso sentí que mi

178
mundo se había terminado y jamás volvería. Podría seguir,
pero creo que para como ejemplo sólo con una de estas frases
es suficiente.
Cuando me senté a hablar con los padres y les señalé
cuándo había comenzado el quiebre emocional de sus hijos,
muchos me respondieron que se dieron cuenta, pero
esperaban tener más tiempo para poder hablar con ellos.
Si esperamos a tener tiempo, ya será tarde. Nuestros
hijos no requieren grandes cantidades de tiempo, sino
acompañamiento emocional en aquello que los desconcierta
y los hace sentir vulnerables. El problema no es que no nos
damos cuenta que nuestros hijos pueden estar por comenzar
algo que le puede traer desconcierto, sino que muchas veces
coincide con nuestros comienzos y otras veces no sabemos
cómo acompañarlos en su nueva etapa. Por ejemplo, el
comienzo de la escuela muchas veces coincide con el
comienzo de otras actividades por parte de los padres y hasta
que los padres se organizan, la tormenta de emociones ya
invadió a nuestros hijos. Otras veces, no sabemos cómo
hacer para que no se sientan desconcertados, no sabemos qué
decirle ni cómo decirles las cosas porque a nosotros tampoco
nos las dijeron, a nosotros tampoco nos acompañaron en
nuestros procesos de aprendizaje y descubrimiento del
mundo.

“La vida no consiste en adquirir cosas sino en aprovechar


bien el tiempo”
Eliseo Valoy

Me voy, pero volveré y estaré contigo


Nuestros hijos deben aprender a separase de nosotros,
es sano que aprendan que no estaremos siempre a su lado
179
físicamente, pero sí estará siempre seguro. Cada nueva
situación que atraviese nuestro hijo debe tener un proceso
cíclico claro. Comienzo, desarrollo y final. En el comienzo
debemos estar a su lado y cumplir dos objetivos; enseñarle
cómo se enfrenta esa situación y garantizarle seguridad.
Después, indicarle que estará un tiempo solo en esa situación
donde aprenderá cosas nuevas y muy lindas y volverá a
nosotros para contárnosla. Por último, al finalizar esa
situación, se produce el reencuentro donde nuestro hijo nos
cuenta, nos expresa lo vivido. Por lo general, la situación
más disruptiva en nuestros hijos es la escuela, pero puede
haber cientos de situaciones que requieran estas premisas.
Cada una de estas etapas de ciclo deben cumplirse. Debe
aprender a encontrarse solo y tener la oportunidad de actuar
de manera independiente, como también es importante el
reencuentro y el relato de nuestro hijo. Nuestro hijo
comprenderá que le estamos cuidando, no sólo porque lo
acompañamos al principio, sino porque nos ve interesados
en lo que nos va a contar de lo que él vivió. Si no escuchamos
su relato, o si no le pedimos una devolución de lo que ha
vivido en ese tiempo sin nosotros, entenderá que lo que
buscábamos era sólo pasar tiempo sin ellos.

Cuando uno es padre los días son largos y los años cortos.
Anónimo

Tiempo a solas con mi hijo


Se dice mucho, pero se explica poco sobre el tiempo
que nuestros hijos requieren para su desarrollo, no sólo como
futuros adultos útiles para un sistema económico, sino para
el disfrute y aprovechamiento de la vida. En resumidas
palabras, las corrientes de psicología infantil plantean lo que
se llama “tiempo de calidad” y “tiempo de exclusividad”.
180
Una corriente plantea que el tiempo de calidad no es
necesariamente tiempo de exclusividad; se puede dedicar
tiempo de calidad al leer un libro junto a mi hijo que hace su
tarea, o que mi hijo esté a mi lado mientras reparamos una
silla de la casa. Otros plantean que es necesario estar con
nuestros hijos el mayor tiempo posible, afirman que
dedicarle 1 hora diaria a nuestros hijos no reemplaza estar
para ellos cuando nos necesitan, cuando tienen necesidades
propias de su cotidianidad. En otras palabras, plantean que
muchos padres se engañan dedicándole ese mal llamado
tiempo de calidad a sus hijos, pero están inaccesibles cuando
tienen necesidades concretas. El problema de ambas
corrientes de la psicología infantil es que no precisan qué
hacer en ese tiempo de calidad con los hijos. Aconsejan
cocinar juntos, jugar algún juego, hacer algún deporte juntos
o incluso enseñarle alguna habilidad en ese llamado tiempo
de calidad.
Creo yo que el problema está en no tener claridad en
qué hacer en el tiempo que pasamos con nuestros hijos.
Debemos entender que: yo como padre soy el encargado de
desarrollar todos los dones y talentos que mi hijo posee. Yo
soy el encargado de potenciar sus capacidades, soy el
responsable de imprimir valores morales y propósito de vida
en su corazón. Yo soy su verdadero maestro de la vida, su
instructor y caza talento. Fuera de nuestro hogar toda
persona que se acerque a nuestro hijo tendrá intereses
egoístas y materiales. Somos los únicos que querrán
verdaderamente desarrollar en ellos la mejor versión de sí
mismos. Somos los únicos que pueden hacer de ellos
personas felices y fuertes. Por eso, nuestro tiempo con ellos
no puede no tener dirección u objetivo.
Yo divido los objetivos en tres; tiempo en el que le
enseño valores y principios, tiempo en el que le enseño
habilidades intelectuales y emocionales y tiempo de disfrute.
Pueden muchas veces superponerse y ser complementarios.
181
Yo por lo general, para enseñarles valores y principios
utilizo historias narradas y creadas por mí mismo o
historietas hechas por mí para ellos. En ellas, cumplo dos
premisas, enseñarles valores y darles tiempo de disfrute
porque les entretiene incluso más que la televisión.
Debo planificar qué haré en el tiempo que dedique a
mi hijo, no puede ser que el único tiempo que un padre se
siente con su hijo sin un dispositivo cerca sea cuando se
siente a comer. Anhelo que cada padre comprenda que su
hijo es su aprendiz, su discípulo, su seguidor. Nuestros hijos
anhelan aprender de nosotros todas las cosas. La escuela no
cuenta como enseñanza que le sirva para disfrutar la vida.
Déjame preguntarte ¿Quién le enseñará a tu hijo a amar y
disfrutar la vida? ¿Quién le enseñará a tu hijo el valor de la
verdad y la justicia? ¿Quién le enseñará a tu hijo lo que
significa el amor, el respeto, la lealtad, la fe y la esperanza?
¿Quién le enseñará a no darse por vencido, a levantarse y
volver a comenzar? ¿Quién le enseñará a pedir perdón y a
perdonar? ¿Quién le enseñará a ser responsable y dar
cuenta de sus actos? ¿Quién le enseñará a no vender la paz
por un puñado de monedas? ¿Quién le enseñará el valor del
esfuerzo? Si no eres tú, ¿entonces quién?
Estoy preparando dos obras más para que los padres
puedan tener una guía de cómo enseñar valores y principios
a sus hijos. Una será dedicada a niños menores de 10 años y
otra para mayores de 10 años. Pero hasta que eso llegue, te
animo a que hagas una lista de cosas que creas importante
que tu hijo sepa; ya sean habilidades prácticas, conocimiento
de la vida o valores que tú tienes como persona. Sólo te pido
que no mates el tiempo con tu hijo. Se pueden hacer una
infinidad de cosas divertidas que le dejen una enseñanza en
su pequeño pero dúctil corazón.

182
Ni todo el oro de este mundo podrá comprar un minuto
más de vida.
Anónimo

Hay minutos que dicen te amo


La mayoría de las corrientes de psicología infantil
estiman que entre una y dos horas diarias de atención
concentrada es suficiente para satisfacer las necesidades de
un hijo. Pero la realidad es otra. En el mundo actual, en que
se desenvuelve la familia, los padres enfrentan un montón de
problemas; las ciudades son cada vez más grande y el tiempo
de traslado cada vez es mayor, la situación de precariedad
laboral se manifiesta en jornadas de trabajo más largas y que
ambos padres estén obligados a trabajar e incluso en muchos
casos están obligados a trabajar y estudiar para sacar la
familia adelante. En este contexto, el poder estar presente en
la vida de los hijos es un verdadero desafío que cada día se
hace más difícil. Por eso, creo que no es realista establecer
una determinada cantidad de tiempo sin contemplar todo el
panorama. Creo que se debe hacer hincapié en cómo
organizar el tiempo que sí disponemos.
Recuerdo una historia donde el hijo de un hombre
muy adinerado le preguntó a su padre cuánto tiempo valía
una hora de trabajo. Le contestó que unos 400 dólares la
hora. Al cabo de unas semanas el hijo le trajo a su padre 400
dólares y le dijo. Te compro una hora de tu tiempo, necesito
hablar contigo.

No necesitamos más horas al día, necesitamos prioridades.


Eliseo Valoy

183
La historia es un poco trágica pero muy
ejemplificativa a la hora de analizar cuáles son nuestras
prioridades al organizar nuestro tiempo. Según la
organización Enfoque a la familia, en los Estados Unidos el
81% de los hijos menores de 13 años prefieren que sus
padres trabajen menos y pasen más tiempo con ellos. Usted
tal vez me dirá que eso es en los Estados Unidos, pero las
necesidades de los hijos no cambian de un país a otro. No
podemos dejar nuestro trabajo, pero sí podemos organizar el
tiempo que no trabajamos para dedicarlo a nuestros hijos.
Debemos desear pasar el mayor tiempo posible con ellos
pero con claros objetivos. ¿Sabe cuánto pesar le traerá y
tiempo le quitará que alguien imprima en su hijo que se
pueden tomar atajos en la vida, que se puede ser deshonesto
y no tener consecuencias? Recuerde esto:

“Todo lo que yo no le enseñe a mi hijo, alguien lo hará”


Eliseo Valoy

Los niños anhelan aprender constantemente. A


medida que crecen, sus preguntas son más profundas y
demandan más respuestas que cuando eran niños. Su hambre
por conocer el mundo no se sacia fácilmente y, créame, que
no se quedarán con ninguna duda, si no le preguntan a
alguien, lo consultarán en Google.

Quiero que mis papás se separen…


Esta frase “quiero que mis papás se separen…” puede
sonar increíble y mucho más si la dicen hijos con padres que
se llevan de maravilla. Pero, es cierta y dicha muy a menudo.
El consejo para la Familia Cristiana de los Estados Unidos
indicó que el 67% de los hijos encuestados de entre 9 y 16

184
años preferirían que sus padres se divorciaran para poder
pasar más tiempo con ellos. Algunos sociólogos definen a
este fenómeno el privilegio de los hijos de divorciados.
Aunque parezca increíble, diversos estudios indican que los
padres divorciados pasan más tiempo de calidad, es decir, de
atención concentrada en sus hijos que los padres que no se
han divorciado. Esto ocurre debido a que cuando un
matrimonio se divorcia, los hijos pasan al cuidado de uno,
mientras que al otro le toca un régimen de visita o tenencia
los fines de semana por lo general. Este tiempo escaso es
aprovechado por el padre para disfrutar y compartir sin
interrupciones con su hijo ya que no convive con él en la
cotidianidad de la semana. Sabemos que es traumático y
doloroso para los hijos que sus padres se separen, pero la
necesidad de muchos niños de compartir tiempo con sus
padres es imperante. Lo trágico es que muchos padres que
decían no tener casi tiempo para sus hijos, cuando se
divorcian pasan a tener tiempo para sus hijos. Esto es
doloroso pero real. Muchos dimensionan lo que tenían
cuando ya lo han perdido o lo están perdiendo.

Conclusión final
Las recetas universales no existen: cada niño es
diferente y tiene sus propios ritmos y maneras de aprender.
Lo que uno precisa puede no sentar bien a otro. Pero te
animo a que pienses en lo corto del tiempo y en lo fugaz que
es la vida. La vida nuestra y la vida de nuestros hijos es
volátil, al instante ya el tiempo se lo ha llevado. Si ya eres
padre, te animo a que cuentes cuántos meses te quedan con
tu hijo antes de que se vaya de casa. Cuántas primaveras les
esperan y cuántas ya se han ido. La vida es demasiado
hermosa como para desperdiciarla, como para perderla y no
disfrutarla. Te animo a que si es el primer libro para padres
que lees no sea el último y si ya has leído otros, toma de cada
uno herramientas para ponerlas en práctica en la paternidad.
185
Me he sentado muchas horas, he visto muchas
familias y solo sé que no nos está permitido vivir al día como
padres. Debemos estar preparados y no ser sorprendidos por
situaciones que podrían haberse evitado o afrontadas de
manera más adecuada. Somos los guías de un equipo y
necesitamos un horizonte, un destino a donde dirigir a éstos
que nos siguen; toma un lápiz y un papel y traza un rumbo.
Por último, quiero que sepas que te amo, he dedicado
tiempo en extremo valioso y recursos que son escasos para
que tengas este libro en tus manos, en resumen, te estoy
regalando parte de mi vida en estas hojas, porque ¿Qué es la
vida si no es tiempo? Por eso hoy te pido que compartas esta
obra con quien más puedas. Bendice a alguien, haz que la
rueda siga girando.

Eliseo Valoy

186
BONUS

Como Enseñar Valores Y Principios A


Nuestro Hijos

Introducción
Podemos ser los héroes o los villanos de la vida de
nuestros hijos, convertirnos en uno o lo otro no es difícil. Sin
ponernos capa o tener super poderes ellos ven un héroe en
nosotros, un héroe personal.
Tal vez te diste cuenta o tal vez no, pero somos los
héroes de la vida de nuestros hijos, ellos nos admiran en
silencio desde que son pequeños, somos quienes le
garantizamos seguridad, conocimiento y amor. El problema
se produce cuando mueren los héroes…

CONTINUARÁ

187

También podría gustarte