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Jon Sobrino

Resurrección de
la verdadera
Iglesia
Los pobres,
lugar teológico
de la eclesiología
Sal Ierra

T>resencia¿
266 PERSECUCIÓN A LA IGLESIA

La Iglesia, por último, está devolviendo la esperanza al pue-


blo. Sin ningún triunfalismo y reconociendo que la Iglesia debe
avanzar todavía mucho en esa línea, es claro que la Iglesia ha
devuelto la voz y la calle al pueblo. Ha afirmado que en la jus-
ticia y la lucha por ella hay un germen de esperanza que no muere,
que da sentido último a nuestra vida histórica, y que desde ese
sentido se puede esperar la plenitud final.
Esto que hemos llamado "proceso de humanización del país", 9
es la más profunda respuesta de la Iglesia a la persecución. No
se trata aquí de luchar para que vuelva la paz o incluso los pri- LA EVANGELIZARON COMO MISIÓN DE LA IGLESIA*
vilegios a la misma Iglesia-Institución, sino dé luchar, aunque
los medios sean escasos y en principio poco eficaces, por hacer
del país algo que se asemeje al reino de Dios. Todo ello muestra
que la Iglesia ha comprendido la persecución como persecución al
reino de Dios, y que por lo tanto la reacción primaria y más fun- La finalidad de este trabajo consiste en una reflexión siste-
damental a esa persecución, aun cuando esto no trajera ventajas mática de lo que significa cristianamente evangelización. El tér-
inmediatas para la Iglesia-Istitución, debe ser la de luchar por el mino "evangelización" incluye dos tipos de realidades unificadas,
anuncio y realización de ese reino, por la humanización del país, pero diversas; incluye un contenido a comunicar y la acción de
aun en estos momentos en que a ella como institución se le ataque comunicar ese contenido. Dando una primera definición nominal
injusta y virulentamente. de evangelización podemos decir que es la comunicación de una
buena nueva.
Aun cuando obviamente, a lo largo de la historia de la
evangelización, esta definición nominal tiene ya una concreción
bastante clara, hay que dejar sentado desde el principio que no
cualquier evangelización es ya cristiana. Visto negativamente no
hay que presuponer que cualquier "buena nueva" que se anuncia
sea cristiana, e incluso que la buena nueva que se ha ido anun-
ciando a lo largo de la historia de la Iglesia haya sido plenamente
cristiana. Y más importante aún, no hay que presuponer que cual-

* Este trabajo apareció bajo el título "Evangelización e Iglesia, en


América Latina", en ECA, octubre-noviembre, 1977, pp. 723-748. En for-
ma mucho más reducida fue antes presentado en una reunión del clero,
que tenía como tema "La evangelización según la Evangelü Nuntiandi".
Esto explica las abundantes alusiones a la Evangelü Nuntiandi. En su
forma actual este trabajo es un pequeño intento de sistematizar la evan-
gelización como misión de la Iglesia en sus diversos aspectos, y de ahí
que se haya intentado elaborar el material alrededor de algunas tesis.
Como criterio de sistematización —exigido además por la coyuntura— se
ha elegido la Evangelü Nuntiandi, desde una relectura latinoamericana.
Esta relectura, no ya de la evangelización, sino de la misma Exhortación
Evangelü Nuntiandi, la hemos hecho en "Iglesia y Evangelización en el
Tercer Mundo". Búsqueda, septiembre, 1977, San Salvador, pp. 7-31, no
publicado en este libro.
MISIÓN DE LA IGLESIA 2S9
268 LA EVANGELIZACIÓN:
tanto por la Buena Nueva que hay que comunicar como por el
quier modo de hacer presente esa buena nueva sea cristiano; es mismo modo de la comunicación.
decir, no hay que presuponer que el modo de evangelizar tenga la Y de ahí también que las crisis observables en la evangeliza-
misma estructura que otros tipos de anuncios de buenas nuevas o ción sean las crisis más radicales para la Iglesia misma. La Evan-
de proselitismos. Visto positivamente hay que afirmar que para que gelii Nuntiandi, al recordar las crisis más fundamentales, mencio-
la evangelización sea cristiana debe haber una mutua relación, na tres que enumeramos a continuación. La primera la constituye
que será específicamente cristiana, entre el contenido de lo que se el ateísmo ambiental que impera en varias regiones del mundo.
hace presente y el modo de hacerlo presente. No cualquier tipo (n. 55). Este ateísmo hace que la Iglesia no sea ya algo social
de misionar hace justicia al contenido de la buena nueva cristiana, y culturalmente obvio, sino algo que sólo va a tener sentido si es
ni cualquier comprensión de ese contenido exige el que tenga que
capaz de proponer un sentido a la totalidad, de la vida y de la
ser comunicado a otros.
historia que supere el sentido o sinsentido de las ideologías ateas.
Lo que nos interesa por lo tanto recalcar desde el principio El ateísmo ambiental generalizado le presenta a la Iglesia la pre-
es que al abordar el tema de la evangelización hay que determinar gunta radical por su esencia y por su misión. La evangelización
cristianamente lo que significa evangelización en sus dos ver- no puede ya dar por supuesto que existe un hombre naturalmente
tientes. Lo que aquí enunciamos muy genérica y abstractamente, es religioso, al cual la Iglesia añadiría el ofrecimiento de la "verda-
lo que pretendemos elaborar e iluminar a lo largo de este estudio. dera" religión. Se trata más bien de ofrecer una alternativa glo-
La importancia del tema se refleja en su actualidad. El tema bal al sentido de la vida, y de la historia, en la que el Dios de
es tratado abundantemente en la vida ordinaria de las Iglesias, Jesús aparezca más allá del ateísmo y del teísmo convencionales.
bien cuando se explícita como tal, o cuando se pregunta por la Esta dificultad es obviamente seria y no se soluciona meramente
misión de la Iglesia, la misión de las comunidades de base, de las
con un nuevo modo de evangelizar, sino con un nuevo modo de
órdenes y congregaciones religiosas, de las parroquias, vicarías y
ser Iglesia; no se soluciona sólo con nuevos métodos catequísticos,
diócesis.
sino con un cambio real en la comprensión y praxis de ser Iglesia.
También el tema ha llamado la atención del magisterio ofi- La segunda crisis enunciada es descrita como la necesidad de
cial de la Iglesia, y a él se dedicó el Tercer Sínodo de Obispos, inculturación en la evangelización (n. 20). Afirma la insuficiencia
celebrado en Roma en septiembre-octubre de 1974, la Exhorta- de una evangelización que no tome en cuenta la diversidad de cul-
ción Evangelii Nuntiandi de Pablo VI en diciembre de 1975, y a turas y que pretenda —consciente o inconscientemente— imponer
él se dedicará en gran parte la Tercera Conferencia General del formas de expresión a la fe cristiana ajenas a la idiosincrasia de
Episcopado Latinoamericano a celebrar en 1979. los diversos pueblos. Esta crisis, que ya apuntó el Vaticano II, se
El tema de la evangelización no es sólo actual porque sea abun- hace sentir cada vez con más fuerza, e impone una seria reflexión
dantemente tratado, sino que es tratado porque es en sí mismo de a la tarea de evangelización, tanto por lo que toca al lenguaje de
gran actualidad. La evangelización en efecto no supone uno de los la fe, como a las manifestaciones simbólicas en la liturgia y las
posibles temas que la Iglesia universal o las diversas iglesias loca- sacramentos. Pero es también una crisis de fondo para la Iglesia
les pueden y deben discutir, sino que se ha constituido en un por lo menos a dos niveles. En primer lugar, es una crítica a la
tema central a partir del redescubrimiento de la esencia relacional uniformidad impuesta, resabio de la concepción de "Cristiandad"
de la Iglesia desde el Vaticano II. Repensar la evangelización no
europea. Es una forma de criticar el modelo de unidad de la
es otra cosa que repensar la esencia relacional de la Iglesia, su
Iglesia, a partir del centro de la cristiandad, ignorando y aun
razón de ser.
sometiendo a las Iglesias de la periferia. Pero esta crisis que
No se trata por lo tanto sólo de repensar mecanismos de ca- aparece más obviamente al nivel de disposiciones disciplinares que
tcquesis o pedagogía de la evangelización, ni siquiera de repensar el centro ha impuesto a la periferia, es la expresión de algo más
los contenidos de una evangelización que en lo esencial al menos, profundo. Lo que está en juego es la radicalidad de la universali-
estuviesen ya claros y en posesión de la Iglesia evangelizadora. dad de Cristo al nivel aquí de la autoexpresión de los pueblos. Si
La problemática se presenta más bien en un estadio previo: qué un Jesús judío del s. I no puede ser expresado y confesado como
significa evangelizar para la Iglesia, con lo cual se está preguntan- el Cristo a través de las diversas culturas, entonces no sería él
do tanto por la evangelización como por la esencia de la Iglesia;
270 LA EVANGELIZACION:
MISIÓN DE LA IGLESIA 271

en verdad el Cristo. Lo que la crisis de inculturación plantea de el reino de Dios, Cristo, el pecado, el amor, la justicia, etc. Estas
fondo a la Iglesia es la pregunta de en qué Cristo cree. realidades son las que determinarán si y cómo el modo y el con-
La tercera crisis aparece en la misma noción de evangeli- tenido de la evangelización son cristianos. A través de este mé-
zación. Se trata fundamentalmente de la crisis que ocurre cuando todo trataremos de determinar la estructura fundamental de la
la evangelización es concebida como mero anuncio de realidades evangelización, sin detenernos demasiado en sus necesarias me-
sublimes sin que a ese anuncio acompañe la realización de su diaciones concretas. Las críticas que explícitamente o por alusión
contenido. Obviamente no existe aquí una alternativa, pero sí el se hagan a otros modelos de evangelización estarán basadas no
problema de unificar ambas dimensiones de la evangelización. sólo en su ideologización, lo cual se debe descubrir sobre todo a
La crisis aparece en concreto cuando a la predicación de la re- partir de las ciencias sociales, sino en su insuficiencia cristiana,
dención traída por Cristo no acompaña la praxis de una liberación lo cual es tarea ineludible de la teología.
eficaz; o, dicho de otro modo, cuando a la predicación sobre
Para tratar de comenzar a enumerar principios fundamenta-
Dios no acompaña la construcción del reino de Dios. Este pro-
les cristianos de la evangelización tomaremos como punto de par-
blema es serio y a él dedica la E.N. varios números precisa-
tida los principios teológicos de la E.N., tal como aparecen ex-
mente al hablar de la evangelización en el Tercer Mundo (nn. 29-
puestos sobre todo en los capítulos I - III. Sobre esos principios
38). Pero de nuevo no se da aquí sólo una crisis en la evangeliza-
haremos una elaboración teológica, y a partir de ellos enjuicia-
ción, sino en la misma noción de lo que es Iglesia. Pues el no
remos también otros temas relacionados con la evangelización más
acompañar el anuncio con una praxis eficaz de liberación no es
concernientes a nuestra situación, los cuales o no están tratados en
sólo uno de los posibles fallos de la Iglesia que, como toda insti-
la E.N. o no con la suficiente intensidad por tratarse de un docu-
tución de hombres, puede cometer, sino que pudiera ser la nega-
mento dirigido a la Iglesia universal (1).
ción de la misma Iglesia. Lo que se debate, en el fondo, es si la
La determinación cristiana de lo que es evangelización debe
Iglesia es una institución de tipo gnóstico destinada a transmitir
tener en cuenta la historia concreta de nuestro continente como
conocimientos salvíficos, o un pueblo continuador de la acción
Tercer Mundo. Incluso las realidades que hemos enunciado sólo
salvífica de Jesús. Si el gnosticismo antiguo que negaba la carne,
se concretizan desde una determinada historia. Junto a la E.N.
la historia humana de Cristo, está superado en la actualidad, a él
por lo tanto hay que tener presente otras Cartas del magisterio
le puede sobrevenir el gnosticismo eclesial si la Iglesia se reduce
pontificio de Pablo VI, que por su temática social van dirigidas
a comunicar contenidos noéticos y no a desencadenar una histo-
más explícitamente al Tercer Mundo, y sobre todo a lo dicho
r i a ; si se reduce a confesar a Cristo —incluida su historia te-
rrena— y no a proseguir la historia de ese Cristo.
Las crisis que enumera la E.N. al hablar de la evangelización
son de fondo, y son también —como hemos esbozado— crisis (1) Que las iglesias locales deben leer creativa y no sólo pasivamente
los diversos documentos de la Iglesia universal aparece ya en la .Octogé-
profundas de la Iglesia misma. No se pueden, por lo tanto, resol- sima Adveniens: "Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pro-
ver aquéllas sin esclarecer la realidad de la misma Iglesia. nunciar una palabra única, como también proponer una solución con
Y por esta razón creemos que el tema de la evangelización valor universal... Incumbe a las comunidades cristianas analizar con ob-
es tan actual y tan tratado; porque —consciente o inconsciente- jetividad la situación propia de su país, esclarecida mediante la luz de la
palabra inalterable del Evangelio, deducir principios de reflexión, normas
mente^—• a través de él se hace la pregunta por la realidad última de juicio y directrices de acción..." (n. 4). Y la misma Evangelii Nuntian-
de la Iglesia misma. di invita a la reflexión "a todo el pueblo de Dios" (cfr. n. 5). Y enumera
El método que vamos a seguir es el de la reflexión siste- claramente cuál es el servicio de la Iglesia universal a las iglesias locales
mática en el sentido siguiente. Si lo que pretendemos determinar y a la inversa: "Una Iglesia particular que se desgajara voluntariamente
de la Iglesia universal perdería su referencia al designio de Dios y se
es el significado cristiano de evangelización y la relación entre empobrecería en su dimensión eclesial. Pero por otra parte, la Iglesia
evangelización e Iglesia, entonces debemos entroncar ambas rea- "difundida por todo el orbe" se convertiría en una abstracción si no
lidades en los principios más fundamentales de cualquier realidad tomase cuerpo y vida precisamente a través de las Iglesias particulares.
cristiana. Esto significa en concreto relacionar la evangelización Sólo una atención permanente a los dos polos de la Iglesia nos permitirá
percibir la riqueza de esta relación entre la Iglesia universal e Iglesias
con los últimos contenidos de la realidad cristiana, como son Dios, particulares" (n. 62).
272 CONSTITUYE LA IGLESIA 273
LA EVANGELIZACIÓN:

en Medellín. Por ello habrá que tener en cuenta que la evangeliza- importancia: que la identidad de la Iglesia está en una misión a
ción se realiza en un mundo de pecado (cfr. Medellín, Justicia, realizar, y que la vida ad intra de la Iglesia sólo alcanza su ple-
nn. 1 y 2), en el que sin embargo existe un anhelo generalizado nitud cuando está al servicio de esa misión. Se está afirmando
de liberación (cfr. ibíd., Introducción, n. 4), y teniendo en cuenta claramente la relacionalidad constitutiva de la Iglesia.
que los pobres y oprimidos, es decir, la inmensa mayoría de nues- En cuanto a nitidez y radicalidad conceptual estas afirma-
tro continente, son los que "ponen a la Iglesia Latinoamericana ciones van más salla de lo dicho en el Vaticano II, aun cuando
ante un desafío y una misión que no puede soslayar" (cfr. ibíd., se desprenden de la lógica de éste. En el Concilio, en efecto, se
Pobreza, n. 7). Creemos que se da un principio hermenéutico irre- trataba de superar una concepción jerárquica y mística de la
versible cuando Medellín afirma que "la Iglesia de América Lati- Iglesia en favor de su historicidad y constitución popular. Por
na sea evangelizadora de los pobres y solidaria con ellos" (Pobre- ello se hace tanto hincapié en la noción de'la Iglesia como "pueblo
za, n. 8). de Dios" (L.G., cap. II). Pero superada ya en principio la exce-
Enumeramos los temas que nos parecen más importantes a siva jerarquización y asegurada la historización de la Iglesia, es
propósito de la evangelización y que trataremos a continuación: necesario preguntarse por aquella finalidad que le da consistencia
y razón de ser. El Concilio contesta de una manera formal re-
1. La Iglesia se constituye en la evangelización. cordando que la Iglesia es el cuerpo de Cristo (L.G., n. 7). Pero
2. Los modos de evangelizar. en esta afirmación trata de recalcar más bien la unión de la Iglesia
3. El contenido trascendente e histórico de la evangelización. con su cabeza, y la misión que de esa unión se deriva es conside-
4. La unificación de fe y praxis en la evangelización. rada más bien ad intra de la Iglesia, para la constitución de la
5. La unificación de evangelización y evangelizador. comunidad. La E.N. sin embargo cuando relaciona a la Iglesia
6. La unificación de evangelización y evangelizados. con Cristo afirma que "es ante todo su misión y su condición de
7. Consecuencias de una evangelización unificada. evangelizador lo que ella está llamada a continuar" (n. 15).
Más importante es en el Vaticano II el concepto sistemático
de "signo" y "sacramento" para describir a la Iglesia. El conte-
1. La iglesia se constituye en la evangelización nido que se quiere expresar a través de ellos es variado, pues se
puede referir a la íntima unión con Dios, a la unidad de todo el
Tesis 1.a: La identidad de la Iglesia consiste en la misión género humanp (L.G., n. 1) y a la naturaleza visible y salvífica
de evangelizar. La fundación de la Iglesia por Cristo, en su senti- de la misma Iglesia que presta su cuerpo al Espíritu para que
do más profundo, significa que hace de ella su cuerpo en la efectúe la salvación (L.G., n. 8). El Concilio elige un concepto sis-
historia, continuadora de su misión. Todas las estructuras de la temático de suma importancia. Pues el signo es un tipo de realidad
Iglesia, doctrinales, sacramentales y organizativas, no alcanzan su que no tiene consistencia en sí misma, sino sólo en cuanto significa
plenitud si no es en el servicio a la evangelización. El horizonte algo para alguien. Y de esa forma se recalca lo que hemos llamado
último de la evangelización de la Iglesia es el reino de Dios. la relacionalidad constitutiva de la Iglesia, aun cuando a un nivel
1.1. Según la E.N. "evangelizar constituye, en efecto, la formal que hay que determinar y concretar (2).
dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profun- 1.2. La afirmación de la relacionalidad constitutiva de la
da. Ella existe para evangelizar (n. 14). Más aún, lo que se puede Iglesia no es una intervención moderna, sino el redescubrimiento
llamar la vida ad intra de la Iglesia —la oración, la escucha de de la más antigua verdad sobre la Iglesia que aparece en sus oríge-
la palabra, la caridad fraterna vivida, el pan compartido— "no tie- nes. Para ahondar en esta reflexión hagamos algunas considera-
ne pleno sentido más que cuando se convierte en testimonio, pro-
voca la admiración y la conversión, se hace predicación y anun-
cio de la Buena Nueva" (n. 15).
Estas afirmaciones, aunque todavía muy formales y previas (2) Esta eclesiología del signo habría que completarla con el Decreto
al estudio del contenido y modos d e evangelización, nos parecen sobre la actividad misionera de la Iglesia. En él se dice que "la Iglesia
peregrinante es, por naturaleza, misionera" (n. 2). La afirmación, en su
de importancia capital, pues en ellas se dicen dos casos de suma formalidad, es muy importante para nuestro proposito.
CONSTITUYE LA IGLESIA 275
274 LA EVANGELIZARON:

mente con independencia de la misión. Aunque estas son reflexio-


ciones, necesariamente breves, sobre el origen y fundación de la nes lógicas y por lo tanto nunca se dan en puridad en la historia
Iglesia (3). de la Iglesia, sin embargo esa misma historia es testigo de los gra-
Sobre la fundación de la Iglesia por Cristo existen dos diver- ves yerros en la misión, del centralismo europeo y romano, de la
sos modelos de comprensión, que podemos llamar el modelo ju- falta de inculturización, de presentar un mensaje ya poseído sin
rídico" y el modelo "histórico". El primero ha sido el más tra- tener en cuenta al destinatario, etc. El presupuesto lógico de estos
dicional hasta muy recientemente y supone, en breves palabras, fallos históricos consisten en considerar a la Iglesia institución
que Jesús durante su vida decidió fundar una institución, llamada como ya constituida aun antes de la misión, es decir, en no hacer
Iglesia, a la cual dotó explícitamente con estructuras jerárquicas, de la misión la relacionalidad constitutiva para la misma Iglesia
doctrinales y sacramentales. institución. Y todo esto es a su vez lógicamente posible si Cristo
Este modelo es hoy cuestionado con razón, en primer lugar fundó una Iglesia en el sentido jurídico, según el cual se pueden
por la exégesis, que en su investigación del Jesús histórico no separar el momento de lo que la Iglesia es en sí y lo que debe
encuentra indicios ciertos de este tipo de fundación de la Iglesia. hacer la Iglesia para otros.
Pero para nuestro propósito más importante es la reflexión crítica A esta concepción jurídica de la fundación de la Iglesia
sistemática. Según este modelo, la fundación de la Iglesia depen- queremos oponer la concepción histórica (4). Lo que esto significa
dería de un acto arbitrario de Cristo, que no por importante deja es que la realidad histórica de la vida y resurrección de Cristo
de ser arbitrario. Es decir, Jesús ha fundado una Iglesia como desencadena la realidad llamada Iglesia y que el contenido de la
muy bien podría no haberla fundado. Pero más importante aún, vida y resurrección de Jesús se hace automáticamente, aun sin
la Iglesia tendría unas estructuras doctrinales, jerárquicas y sa- posibles declaraciones formales del mismo Cristo, normativo para
cramentales previas lógicamente a su misión, y por lo tanto tam- esa nueva realidad llamada Iglesia. No podemos ahora obviamen-
bién lógicamente independientes de ella. Esto no impediría en te extendernos mucho en este complejo problema que no es ni más
principio —como lo demuestra la historia de la Iglesia— que ni menos que la historia que aparece en todo el N.T. Pero que-
la Iglesia tuviese también una misión; pero esa misión sería el remos hacer notar algunos puntos que sirvan para iluminar la re-
momento segundo de la Iglesia y no exactamente su razón de ser. lacionalidad constitutiva de la Iglesia.
El modelo "jurídico" no negaría la relacionalidad de la Iglesia En la primera etapa de su vida, como es sabido, Jesús anun-
con respecto a la misión, pero no afirmaría la relacionalidad cons- ció el reino de Dios. Ahí se da el fundamento de su propia re-
titutiva de la Iglesia. Pero todo ello como veremos contradice la lacionalidad: él no se predicó a sí mismo, sino el reino de Dios.
esencia del N.T. La conclusión práctica de este modelo jurídico No predicó, por tanto, a la Iglesia ni buscó fundar una institu-
es que la Iglesia como Institución prevalece sobre la Iglesia como ción que tuviese los rasgos de la que en el N.T. se llama Iglesia
misión, aunque obviamente se dedique también a ésta. Que la después de su resurrección. Jesús sin embargo, ya desde los co-
Iglesia como Institución ya sabe de antemano quién es ella pre- mienzos hace a otros partícipes de su misión. Esta expresión es
viamente a su labor evangelizadora, y por ello también sabe en expresamente vaga, pero importante para comprender la realidad
principio cómo ha de evangelizar, qué ha de decir, a quiénes se de la Iglesia posterior. En concreto se dice en los sinópticos que
debe dirigir previamente a la misión misma. En una palabra, su-
pone que la Iglesia puede irse constituyendo a sí misma lógica-
(4) Lo que llamamos concepción histórica quiere decir que el N. T.
debe en general ser leído como historia a través de la cual se comprende
también su doctrina. Reconocer esto es importante para el problema que
(3) No podemos ahora fundamentar todo lo que sigue a continua- nos ocupa, pues aún cuando la exégesis dificulte aceptar sin más como
ción. El tema del origen de la Iglesia y su relación con el Jesús histórico palabra del Jesús histórico el texto clásico de Mt 16, 16-20 o designar
ha sido abundantísimamente tratado. Baste remitir al artículo de L. Boff. exactamente el lugar y tiempo en que las hubiera pronunciado, no supone
"El Jesús histórico y la Iglesia. ¿Quiso el Jesús pre-pascual una iglesia?". esto ignorar la realidad fundamental de la fundación de la Iglesia por
Servir, 63-64 (1976), pp. 263-284, en el que se resumen las posi- Cristo, sino buscar en la misma historia de Jesús aquella realidad que
ciones exegéticas y sistemáticas comúnmente aceptadas hoy entre los es- desencadena realmente la realidad de la Iglesia.
pecialistas (cfr. Eclesiogénesis, Sal Terrae, 1980).
276 LA EVANGEUZACION: CONSTITUYE LA IGLESIA 277

Jesús eligió a los doce (cfr. Me. 3, 13-19) (5). Los comentaristas multitudes, en que sus discípulos siguen sin comprenderle, más
están de acuerdo en que el número "doce" es un número simbó- aún, comprenden todo lo contrario (cfr. Me. 8, 32s), y en que los
lico para expresar de alguna forma la plenitud del reinó anun- poderosos arrecian en la persecución contra él. En esta situación
ciado. Pero más importante para nuestro propósito, la "institu- aparece Jesús prácticamente solo con su discípulos y está implí-
ción de los doce aparece en un contexto bien determinado: "lla- cita la tentación de retirarse de su misión. Esto lo explica Marcos
mó a los doce y comenzó a enviarlos" (Me. 6, 7). Posteriormente según su diseño geográfico, según el cual Jesús deambula por la
Jordania oriental fuera de Israel; es decir, Jesús pasa esa época
Marcos en un sumario explica en qué consistía la institución de
alejado de Jerusalén, el centro del pueblo;
los doce: "yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expul-
saban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfer- En esta tentación expresada geográficamente, de retirarse, de
mos y los curaban" (Me. 6, 12) (6). apartarse cada vez más de Jerusalén está expresada otra tentación
No se habla aquí ciertamente de Iglesia ni se podía tampoco mucho más fundamental para la comprensión de lo que va a ser
hablar de un tipo de institución estable, pues en esa época Jesús la Iglesia. La alternativa más razonable que se le ofrece a Jesús
después del fracaso de su misión, es la de formar una secta, como
creía en la próxima venida del reino de Dios. Pero es importante
las de Qumram, que abundan por aquel tiempo, la tentación de
notar que lo que da sentido a la convocación de los doce es en
concebir su misión encerrada en un grupo, donde quizá pudiera
primer lugar una misión, el ser enviados a hacer y predicar fun-
vivirse el mensaje de Jesús con más pureza, pero al precio de se-
damentalmente lo que Jesús hacía y predicaba. La razón de ser
pararse del mundo.
de los "doce" era clara y constitutivamente relacional: era la pre-
dicación del reino a los otros y poner los signos de la llegada de Como es sabido Jesús supera esa tentación y va a Jerusalén.
ese reino. Y esa subida a Jerusalén cobra gran importancia para la Iglesia,
En la segunda etapa de su vida es sabido que Jesús pasa por tanto por los acontecimientos históricos que en ella se desarrolla-
una crisis que se ha denominado la crisis galilea porque los evan- ron como por la teologización posterior de los sinópticos. El hecho
gelistas la colocan alrededor de Cafarnaún. Precisamente en esa histórico es que Jesús rechaza la tentación de hacerse secta, cerra-
época coloca Mateo en boca de Jesús las palabras de la institución do en sí mismo y en un minúsculo grupo de discípulos, y va a la
de la Iglesia. Aunque esto no fuese históricamente cierto, sí es im- publicidad. Ese "ir a Jerusalén" es el modo claro que tiene Jesús
portante ver cómo la historia de Jesús en esa época de su vida va de expresar la fidelidad de su misión, que no consiste en la
a poner los fundamentos de la Iglesia y de su relacionalidad. Sólo creación de grupos cerrados, con una vida ad intra posiblemente
nos vamos a fijar en un detalle, pero de importancia para com- buena, sino en seguir predicando y haciendo presente a todos el
prender la relacionalidad posterior de la Iglesia. El contenido de reino de Dios, aun cuando esto se haga ahora de forma muy dis-
esta crisis de Jesús consiste en el abandono progresivo de las tinta a como fuera al comienzo de su vida pública. Y la teologiza-
ción que hacen los sinópticos de esa ida a Jerusalén, inspirados
en el modelo de siervo de Yahvé, es que Jesús inicia un camino
salvador para todos; lo cual en la última cena se expresará cla-
(5) "Instituyó Doce para que estuvieran con él y para ser envia- ramente con el "por vosotros", "por muchos".
dos..." (Me 3, 14). "Estar con Jesús no significa en la teología de Marcos
el hecho pasivo de centrarse en la persona de Jesús, sino en la globalidad En esta ida a Jerusalén se dan objetivamente los fundamen-
de su misión. "El 'discípulo' es aquel que está al lado de Jesús, que le tos de lo que va a ser la Iglesia y su relacionalidad. Si lo que
va a acompañar en todos sus desplazamientos", P. Benoit, M. E. Bois- caracteriza sociológicamente a una secta es estar "contra" o "apar-
mard, Synopse des quatre Evangiles, Tome II, p. 124. No tiene pues el te" de otros, lo que va a caracterizar a la Iglesia es el " p a r a " y
sentido unilateral personalista al centrarse en la persona de Jesús. La con- "con" los otros. Ni en los momentos más críticos de la vida de
traposición del v. 14 entre "estar con Jesús" y "ser enviados a predicar" es
la contraposición entre acompañar la misión de Jesús o ir enviados a Jesús, ésta tiene sentido en sí misma, sino en relación a los otros,
misionar sin Jesús. v a ese "otros" mayoritario y no reducido que está expresado en
(6) En la teología de Marcos este texto corona la serie escalonada "Jerusalén". A la tentación de autocentrismo Jesús opone la rela-
de textos sobre la misión: "Institución de los doce en vistas a la misión" cionalidad como ley fundamental de su vida. Y el contenido de
(Me 3, 14-15), consignas sobre la misión (Me 6,8-11), y finalmente partida
a la misión (Me 6, 12-13)", ibíd-, p. 216.
278 LA EVANGELIZACION:
CONSTITUYE LA IGLESIA 279

esa relacionalidad también está claramente expresado en el "para":


una secta, centrada alrededor del culto al resucitado y centrada en
en una forma de existencia en favor de otros. Sea lo que fuere
sí misma; pero eso no es la Iglesia según el N.T. Esta se cons-
la Iglesia que ha de surgir como institución visible después de la
tituye en la realización de la misión, en el dar testimonio a otros.
resurrección, estas dos características le van a ser esenciales. Y
Aun cuando obviamente muchas cosas van a cambiar en los dis-
por ello se suele decir con razón que la fundación objetiva de la
cípulos de Jesús después de su resurrección, existe una continuidad
Iglesia se realiza en la última cena. O más exactamente, la teolo-
fundamental: el Jesús histórico exige una misión de sus seguido-
gización que se hace sobre la última cena, como la fundación
res, la cual él mismo ejemplifica en primer lugar; el Cristo re-
de un nuevo pueblo basado en la ley del "para muchos", es el
sucitado desencadena una misión.
germen de la más profunda teología de la Iglesia.
1.3. Estas consideraciones bíblicas sobre el origen de la
Después de la resurrección se constituye la Iglesia propia- Iglesia nos muestran que el modelo "jurídico" de institución, ade-
mente hablando, tanto histórica como lógicamente. Históricamen- más de ser históricamente incorrecto, es teológicamente muy po-
te, porque así lo atestiguan los documentos del N.T. como son bre. No es una voluntad arbitraria de Cristo la que funda la Igle-
los Hechos de los Apóstoles y las cartas paulinas (7), y lógicamen- sia, sino toda su realidad. Y porque la realidad de Jesús es rela-
te porque sólo después de la resurrección acaece de hecho la fe en cional por esencia, por ello a la Iglesia que surge como continua-
Cristo, es decir, la aceptación de que en Jesús de Nazaret se ha dora de Jesús le compete también esa relacionalidad. En su vida
revelado el Hijo de Dios. Pero lo importante es recalcar que aun histórica Jesús reúne a discípulos para una misión, y en su re-
después de la resurrección de Cristo no desaparece la relación de surrección desencadena la misión de testimoniar. En sentido es-
la Iglesia. Pudiera parecer que después de la resurrección, la Igle- tricto todavía no hemos desarrollado cuál es esa misión de la
sia fuese el grupo de cristianos que se reúnen para confesar su fe Iglesia, qué significa anunciar el reino o predicar a Cristo resu-
en Cristo, que pudiera convertirse en una secta más. citado. Esto lo iremos analizando. Pero se puede afirmar ya una
Sin embargo, es bien importante notar que según el N.T. importante conclusión: la realidad de la Iglesia no reside en ella
aquello que fundamenta la fe definitiva en Cristo —sus apari- misma, sino en una misión a realizar. Y esa misión, en su sentido
ciones— es precisamente aquello que desencadna una misión. global, es lo que podemos llamar con derecho, evangelización.
Aquellos a quienes se les aparece Cristo no son, según el N.T., Al afirmar la relacionalidad constitutiva de la Iglesia no es-
meros videntes que a través de esa experiencia llegaran a la fe, tamos ignorando obviamente la compleja dialéctica teo-lógica e
sino que son llamados "testigos", es decir, aquellos que captan histórica. Teo-lógicamente hay que recordar que existe una pri-
la resurrección en la disponibilidad a testimoniarla. Con "vi- mera acción de Dios, previa a la misión de la Iglesia. El hecho
dentes" de la resurrección podría haber cristianos individuales, de que Dios "nos ha amado primero" (1 Jn. 4, 11) es la condición
pero no Iglesia. Esta surge cuando los videntes se convierten en de posibilidad para que exista la Iglesia; pero ese amor estricta-
testigos, es decir, cuando tienen una misión. Aunque ahora sólo mente hablando, no se refiere al amor de Dios a la Iglesia, sino
podemos enunciarlo, sin fundamentarlo más a fondo, el paso de la a toda la humanidad. Y la Iglesia como tal se va a constituir no
mera fe en Cristo a la Iglesia se hace a través de la misión. La sólo al hacerse consciente de ese amor a Dios, sino al comunicarlo
distinción entre "videntes" y / o "testigos" no es un mero juego eficazmente a los hombres. Históricamente es evidente que ya
de palabras. Con videntes de la resurrección podría haber surgido existe Iglesia, por lo menos a un nivel descriptivo, antes de que
exista una determinada misión; más aún, es la misma Iglesia la
que envía a la misión.
Lo que se quiere afirmar al decir que la Iglesia se constituye
(7) Es ya muy conocida la tesis adelantada por E. Peterson ya en la misión, es que la Iglesia no es una realidad abstracta, sino
en 1929, y retomada y matizada posteriormente por R. Guardini, H. Schlier
y J. Ratzinger, entre otros. Según esta tesis la condición histórica de que va recobrando su esencia concreta en el ejercicio de la mi-
posibilidad de que surgiese la Iglesia después de la resurrección consiste en sión ; que la Iglesia no se mantiene a lo largo de la historia man-
que: 1) los judíos, como pueblo elegido, no han aceptado a Jesús; 2) la teniendo sus estructuras, sino rehaciendo su misión "Hay que
venida de Cristo no acaeció ni fue esperada ya inminentemente, y 3) la ir aprendiendo que no es la Iglesia la que "tiene" una misión,
decisión de los apóstoles de ir a los gentiles.
sino más bien a la inversa, que la misión de Cristo crea para sí
280 LA EVANGELIZACIÓN: MODOS DE EVANGELIZAR 281

una Iglesia. No hay que comprender la misión a partir de la Igle- chos y palabras íntimamente trabados entre sí" (D.V., n. 2) (9).
sia, sino más bien la Iglesia a partir de la misión" (8). En este Lo que hace la E.N. es sacar las consecuencias para la evangeliza-
sentido profundo hay que leer las palabras de la E.N.: "evange- ción de la nueva visión de los modos de la revelación. Hace una
lizar constituye la identidad más profunda de la Iglesia" (n. 14). afirmación de principios fundamenta] al afirmar que lo que sea
evangelizar se va a deducir de lo que fue evangelizar para Jesús,
a quien denomina "el primer evangelizador" (n. 7). De esta forma
2. Los modos de evangelizar ] aparece un nuevo enfoque de la evangelización. Antes de introdu-
cir a Cristo como objeto de la evangelización se menciona a Jesús
Tesis 2.a: Los modos fundamentales de la evangelización son como sujeto de la evangelización. Y de él se dice que evangelizó a
1) el anuncio de la palabra de Dios, como expresión del sentido través de la predicación (n. 11) y a través de los signos, es decir,
global de la historia y de la gratuidad, 2) el testimonio de vida de de una praxis histórica (n. 12). De esta forma se introduce en la
los cristianos, quienes en cuanto "sujetos" de fe pueden y deben misma evangelización la eficacia de una praxis. En un párrafo de
transmitir "objetos" de fe, 3) la acción transformadora del mundo, singular importancia sistemática afirma que "todos los aspectos
que vaya realizando el contenido de la palabra; la implantación de su Misterio —la misma encarnación, los milagros, las enseñan-
del reino de Dios. Como el mundo en que la Iglesia desarrolla su zas, la convocación <le sus discípulos, el envío de los Doce, la cruz
misión es un mundo de pecado, a la evangelización le compete no y la resurrección, la continuidad de su presencia en medio de los
sólo el anuncio, sino también 4) la denuncia profética de todo suyos— forman parte de sil actividad evangelizadora" (n. 6).
aquello que impide o niega fundamentalmente el reino de Dios. De esta forma se termina con la comprensión unilateral de
2.1. Al hablar de modos de evangelizar nos referimos a las evangelización como mera comunicación verbal de la Buena Nue-
formas fundamentales según las cuales la Iglesia debe hacer pre- va y se introduce en ella toda la realidad de Cristo: su enseñanza
sente la Buena Nueva y de esa forma ir constituyéndose a sí mis- y su actividad, su situación histórica y su destino. Y de ahí se
ma. No tratamos de los mecanismos concretos, sino de las formas sacan las consecuencias para la evangelización actual, cuyas for-
fundamentales. Explicitarlas es importante porque hasta muy re- mas fundamentales son vistas a tres niveles que se complementan.
cientemente evangelizar ha sido prácticamente sinónimo de pre-
Según la E.N. la evangelización se lleva a cabo a través de
dicar, anunciar, proclamar, como lo reconoce la misma E.N. (n.
1) la proclamación verbal de la Buena Nueva, 2) del testimonio de
22). La forma fundamental de evangelizar se ha entendido enton-
la propia vida, y 3) de una praxis transformadora. De esta forma,
ces como la actividad "de la proclamación verbal de la Buena
aunque la E.N. no analiza la relación entre las tres dimensiones,
Nueva.
sino que meramente las presenta, presta el innegable servicio de
En la historia de la Iglesia obviamente su misión ha sido terminar con una concepción simplista de evangelización, pues
más amplia que la mera predicación verbal; ha llevado a cabo "ninguna definición parcial y fragmentaria refleja la realidad
prácticas diversas, pero éstas normalmente no se consideraban rica, compleja y dinámica que comporta la evangelización, si no
como evangelización, sino como acompañamiento o exigencias éti- es con el riesgo de empobrecerla e incluso mutilarla" (n. 17).
cas de la fe cristiana. La razón última de por qué se ha privile-
giado tradicionalmente esta noción de evangelización consistía en
que la misma revelación acaecida en Cristo se consideraba sobre
todo al nivel doctrinal. La revelación acaecía a través de las pa- (9) La superación que hace el Vaticano II de una concepción inte-
labras de Cristo o de las palabras sobre Cristo consignadas en lectualista de la revelación no fue históricamente fácil, pues en la teología
el N.T. oficial se suponía de hecho que la revelación era fundamentalmente
comunicación de verdades. Al añadir los "hechos" a las "palabras" en la
Ya es sabido que en el Vaticano II se superó esa concepción misma realidad de la revelación está afirmando un concepto globalizante
al añadir que "esta economía de la revelación se cumple por he- de revelación. El mismo problema aparece en la evangelización. Por no-
vedoso que parezca introducir la acción en la misma noción de evange-
lización, no se está más que sacando las consecuencias del modo primi-
(8) Maltmann, Kirche in der Kraft des Gelstes, München, 1975, genio de lo que es evangelizar, que no es otra cosa que la misma revela-
p. 23. (trad. cast. La Iglesia en la fuerza del Espíritu, Salamanca, 1978). ción de Dios.
282 LA EVANGELIZACIÓN:
MODOS DE EVANGELIZAR 283

El primer significado de "evangelizar", el más tradicional, y


pero también polémicamente, añade: "todo esto no es extraño a la
por ello menos cuestionado y conflictivo, es que evangelizar sig-
evangelización" (n. 30) (10).
nifica anunciar, proclamar un mensaje. Es la dimensión verbal
2.2. Lo que queremos ahora, es mostrar cómo las tres for-
de la evangelización. "No hay evangelización verdadera mientras
mas fundamentales de evangelización le competen precisamente
no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el
por ser cristiana, y son por ello irrenunciables. El que la evange-
reino, el misterio de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios" (n. 2 2 ;
lización cristiana sea proclamación y anuncio de una Buena Nue-
cfr. nn. 2-6, 8, 11, 12, 43-45, 47, etc.). En esta línea de la pre-
va no procede tanto de su carácter verbal, como de su carácter
dicación de la palabra, se considera evangelización la predicación
simbólico. En este caso se trata de símbolos que sintetizan el
viva (n. 42), la liturgia de la palabra (n. 43), la catcquesis (n. 44),
sentido global de la existencia y de la historia de los hombres.
los sacramentos (n. 47) y se recomiendan los medios de comuni-
Cuando Jesús anuncia, por ejemplo, que "el • reino de Dios se
cación social como medios de difundir la palabra (n. 45).
acerca", o cuando dice que "quien quiere ganar su vida debe
Este significado de evangelizar, sin embargo, no agota toda perderla", o cuando dice "nadie tiene más amor que quien da su
su realidad. Atinadamente afirma la E.N. que "este anuncio —ke- vida por otros", no está meramente enunciando contenidos para el
rygma, predicación o catcquesis— adquiere un puesto tan impor- conocimiento, sobre los cuales se puede reflexionar, sino que está
tante en la evangelización que con frecuencia es en realidad sinó- resumiendo en afirmaciones límites el sentido último de la vida.
nimo. Sin embargo, no pasa de ser un aspecto" (n. 22). A este En cuanto la evangelización propone ese sentido a los oyentes, no
aspecto hay que añadir otros dos, los cuales presentan una gran puede menos de expresarse en este tipo de afirmaciones, pues a
novedad y tienen grandes consecuencias prácticas para la com- través de ellas presenta la globalidad de la vida y su sentido cristia-
prensión cristiana de evangelización y para la acción de la Igle- no. La evangelización, por lo tanto, no es en primer lugar la
sia, tanto hacia afuera como hacia dentro de ella misma. elaboración de una doctrina que debe versar sobre ciertos con-
El segundo significado de "evangelizar" es el testimonio de la tenidos, sino en primer lugar anunciar el sentido más profundo
propia vida. "La Buena Nueva debe ser proclamada, en primer de la vida.
lugar, mediante el testimonio" (n. 21). "Será sobre todo median- Este tipo de anuncio no es exclusivo de la evangelización cris-
te su conducta, mediante su vida, como la Iglesia evangelizará el tiana, sino que es una constante debida a la naturaleza humana.
mundo, es decir, mediante un testimonio de fidelidad a Jesu- Cualquier movimiento "misionero", bien sea religioso o político,
cristo, • de pobreza y despego de los bienes materiales, de libertad tiene la necesidad de expresar el sentido último de lo que preten-
frente a los poderes del mundo" (n. 41). Sin ese testimonio de de en afirmaciones claves. La realidad de lo que en verdad se quie-
vida la predicación se hace ineficaz (n. 76), pues la palabra de la re llevar a cabo quiere tomar la palabra. Y aquella realidad que en
predicación tiene que ser servida con la propia vida (n. 78). verdad no urgiese a ser formulada, no sería una realidad defini-
tiva, ni motivadora.
El tercer significado de "evangelizar", el más novedoso y
sin duda el más conflictivo por su novedad y por sus consecuen-
(10) En la Octogésima Adveniens aparece muy claramente expresada
cias, es el de la acción transformadora. Se dice que la evangeli- la necesidad de la acción. Es cierto que el contexto es distinto al de la
zación debe "transformar" al hombre de hoy (n. 4). Indirecta- Evangelii Nuntiandi en dos puntos importantes: 1) formalmente no se ha-
mente se afirma que la salvación eterna predicada tiene que ser bla de evangelización, sino de la postura de la Iglesia ante la problemá-
realizada y comenzada en esta vida (n. 27); q u e no se puede pre- tica social, y 2) se hace la distinción entre el papel de la jerarquía, cuya
función es fundamentamente iluminadora de la acción, y el de los seglares
dicar el mandamiento nuevo sin promover la justicia (n. 31). Y a quienes se pide una acción directa. Pero con estas reservas es muy
más directamente se dice que la Iglesia tiene el deber no sólo de iluminador que esta encíclica recalque: "no basta recordar principios ge-
anunciar la liberación de millones de seres humanos, sino también nerales, manifestar propósitos, condenar las injusticias graves, proferir
"el deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimo- denuncias con cierta audacia profética...", sino que afirma también: "por
ello dirigimos nuevamente a todos los cristianos, de manera apremiante,
nio de la misma, de hacer que sea total" (n. 30). La E.N. es cons- un llamamiento a la acción... Pertenece (a los seglares) mediante sus ini-
ciente de la novedad que supone introducir la acción liberadora ciativas y sin esperar pasivamente consignas y directrices, penetrar del es-
en la misma noción de evangelización, y por ello, aunque tímida, píritu cristiano la mentalidad y las costumbres, las leyes y las estructuras
de su comunidad de vida" (n. 49).
284 LA EVANGELIZARON: MODOS DE EVANGELIZAR 285

Lo típicamente cristiano del anuncio como modo de evange- sentido de su vida viene de un otro, y esto es para el cristianis-
lización proviene del mismo contenido cristiano. Hagamos ahora mo —a diferencia quizá de otras ideologías— parte integrante de
sólo dos observaciones. El Dios cristiano es un Dios de la histo- la experiencia de sentido.
ria, con una voluntad determinada para los hombres. La evangelización por lo tanto, si es cristiana, no puede ol-
No es un absoluto que puede ser considerado como mera vidar el aspecto de anuncio, pues a través de él se expresa la
"razón universal" que pudiera en principio ser descubierta por historicidad concreta de la voluntad de Dios para el mundo, se ex-
los hombres. Que Dios sea amor y no condenación, que sea par- presa el contenido positivo de esa voluntad, y se considera al
cial hacia los oprimidos, que busque re-crear a todo hombre y no hombre como aquél cuya existencia tendrá sentido al remitirle
meramente remunerar según sus acciones, que sea un Dios cru- a un otro, distinto y mayor que él. Por ésas razones el anuncio
cificado y no meramente poder omnímodo, no son realidades que no es meramente lo que es dicho, sino aquello que tiene que
el hombre natural pueda descubrir a partir de la inercia de su ser dicho.
existencia o de su propio razonamiento. Por esa razón, para que El que la evangelización sea testimonio de vida se debe tanto
el misterio absoluto de Dios se concretice como en verdad es, a la eficacia de la palabra de Dios como a la condición inter-
necesita de una palabra que rompa la ambigüedad implicada en la subjetiva de la fe cristiana. Lo que queremos expresar con la
noción de Dios como absoluto abstracto. De ahí la importancia eficacia de la palabra, es que sería una contradicción in terminis
permanente del anuncio en la evangelización. Por muy repetido, que se pudiese anunciar una buena nueva proveniente de Dios, sin
y por tanto banalizado que haya sido, es indispensable seguir pre- que hubiese alguna realización de esa buena nueva. Sería un
dicando que Dios es amor y no poder arbitrario; que el reino de absurdo en sentido estricto hablar de un Dios liberador, sin que
Dios se acerca y no está infinitamente distante; que quien ama al hubiese ya liberación, de un Dios misericordioso, sin que exis-
hombre ha cumplido la ley, etc. Este es el sentido más profundo tiese la misericordia de un Dios parcial al pobre, sin que hubiese
de la afirmación neotestamentaria de Cristo como palabra. No ya pobreza acogida y compartida voluntariamente.
porque Cristo venga a proponer una doctrina elaborada sobre Ya los teólogos medievales, en un contexto distinto, pero afín
Dios, una teología para la reflexión, sino porque al hacerse pre-
a nuestra problemática, afirmaban que si no hubiese fe real den-
sente sobre la tierra encarna en sí mismo el sentido de lo que es
tro de la Iglesia no sería posible la consagración eucarística. Lo
Dios y de esta forma rompe con la simetría de un Dios posible-
que estaban diciendo es que si no hubiese presencia real de Cristo
mente salvador o posiblemente condenador. Lo que Cristo anun-
entre los cristianos en su vida real, tampoco habría presencia real
cia en primer lugar-es que Dios no es simétrico, que el misterio úl-
de Cristo en la eucaristía. Lo que querían indicar es que cristiana-
timo no es igualmente equidistante del sentido o del absurdo, sino
mente los símbolos no viven de sí mismos, sino de la realidad que
que es fundamentalmente "salvación". Y ese anuncio es el que
debe seguir proclamando la Iglesia. los posibilita. Por ello, por lo que toca a la evangelización, no
podría anunciar la buena nueva como palabra de Dios si esa
El anuncio de la Buena Nueva es además importante porque buena nueva no se hubiese hecho ya en alguna medida la "buena
pertenece a la captación cristiana del sentido. Si el contenido de realidad, al menos en quienes la predican.
éste es una buena nueva, el modo de captarlo es la gratuidad. Obviamente entre los anunciadores individuales de la buena
Según el N.T. la buena nueva no es una invención o un descu- nueva habrá grados diferentes de hacer real en ellos mismos la
brimiento del hombre, sino algo que se le ha dado, y por esa buena nueva que anuncian; pero en su conjunto como Iglesia uni-
razón debe ser dicho. El que la buena nueva tenga que ser dicha, versal, como Iglesia local, o como comunidad de base, no puede
no significa en primer lugar que tenga que ser aclarado algo que faltar la realización de lo que se anuncia, pues de otra forma
ya se sabe desde siempre, sino que tiene que ser proclamado lo se estaría diciendo que Dios tiene una buena noticia para el mun-
que no es evidente en un mundo de miseria y pecado; ni que deba do, pero que —desgraciadamente— es irrealizable. No se habla-
ser meramente explicitado lo captado en esperanza, sino lo que es ría ya entonces de la palabra eficaz de Dios, que es la que se
ya, en parte al menos, una realidad. De esta forma también, el oyen- quiere transmitir.
te de la buena nueva hace una experiencia de sentido, pues su vida Por lo que toca a la condición intersubjetiva de la fe cristia-
se retrotrae a un otro que lo libera de su propio egocentrismo. El na, en el N.T. es claro que la apropiación personal de la fe
MODOS DE EVANGELIZAR 287
286 LA EVANGELIZACIÓN:

de Dios a los hombres, sin una praxis concreta de ese amor hacia
depende también de la fe ya vivida de otros. Esto supone no sólo
ellos, es caer de nuevo en el gnosticismo que antes condenábamos;
lo dicho antes sobre la encarnación concreta de la buena nueva
lo cual se agudiza sobre todo cuando el destinatario es secular-
en los evangelizadores, sino el hecho de que llegar a la fe tiene
mente oprimido.
siempre un elemento de escándalo, y que lo que el evangelizador
Recordar que la evangelización se realiza a través de estas
debe proponer es una fe realizada que ha superado ese escándalo.
tres formas y recobrar para la acción la categoría de evangeliza-
Esto es, por ejemplo, lo que afirman los caps. 11 y 12 de la Carta
ción nos parece sumamente importante, aun cuando todavía no
a los Hebreos; en los cuales, además de proponer objetos de fe,
hayamos elaborado la unidad de las tres dimensiones.
propone sujetos de fe, es decir, la "nube de testigos" (Hebr. 12, 1)
La E.N. las enumera pero sin unificarlas. Se contenta con
que han llegado a la fe superando el escándalo.
negar que uno de los aspectos sea el único o el prioritario. Así di-
El testimonio de la fe es por lo tanto esencial a la evange-
ce que el anuncio no es más que un aspecto de la evangelización
lización, pues en ésta no se trata de dar información sobre algo o
(n. 22), que por otra parte el testimonio de vida es insuficiente
alguien, sino de presentizar ya la realidad de lo anunciado. De
si no va acompañado del anuncio explícito (n. 22), y que éste
esta forma el testimonio de vida no es sólo una ayuda a la evan-
a su vez no puede hacerse sin que se promocione al hombre me-
gelización, ni sólo una exigencia ética al evangelizador, sino un
diante la justicia y la paz (n. 35). Por ahora baste enunciar que las
ingrediente esencial para que ésta pueda constituirse como tal.
tres dimensiones son partes integrantes de la evangelización, aun
Por último, la tercera forma fundamental de evangelizar cuando de la prioridad que se dé a una de ellas dependerá el
consiste en la misma acción. Definimos ésta como todo aquello modo real de la evangelización. (11).
que lleve realmente a transformar a los hombres y las estructuras
2.3 A los tres modos enunciados de evangelizar hay que
según el plan de Dios. En este sentido los dos puntos antes enu-
añadir explícitamente y ahondar en algo que la E.N. sólo afirma
merados ya son también acción, pero, en este tercer punto, quere-
de pasada, cuando dice que a la evangelización le compete también
mos explicitarla como aquella praxis que eficazmente conduzca a
"la predicación del misterio del mal" (n. 28), y lo presupone al
la creación del reino de Dios.
hablar de la situación en el Tercer Mundo (nn. 30-38).
Cualquier acción, bien sea a través de la educación, de la
Evangelizar es hacer presente una buena nueva, pero en un
concientización, de la organización, de lo político, que conduzca
mundo de pecado. No es pues el anuncio que hace pasar al hom-
efectivamente a la creación de un mundo más acorde con el ideal
bre de una existencia neutral a una existencia en esperanza, sino
del reino, es evangelización. Con ello nos distanciamos de una
de una realidad de miseria a una realidad renovada. Y si algo es
concepción de la acción cristiana que sea o mera exigencia ética
evidente en nuestro continente es la realidad del pecado y de la
de la evangelización, o mera preparación para que a través de
miseria garantizada.
ella se acepte el anuncio.
El pecado tiene un aspecto subjetivo, como acto interno del
Se da aquí el aporte más novedoso a la noción de evangeli-
hombre, y tiene un aspecto objetivo y visible, que es además es-
zación y el más conflictivo también, tanto por su novedad teórica
tructural. La consecuencia del pecado es la muerte, en el sentido
como sobre todo por sus repercusiones prácticas, pues es en esta
literal de la palabra: la muerte de lo espiritual del hombre que lo
acción —como veremos— donde se necesita m á s la creatividad
comete, y la muerte del hombre contra quien se peca. Pecado es
cristiana y donde más se sufren las consecuencias desagradables
dar muerte a los hombres, bien violenta o bien lentamente a tra-
de toda auténtica evangelización: la persecución que proviene
vés de estructuras injustas.
de un mundo de pecado sobre el cual se quiere ejercer una ac-
En esta situación, la evangelización es ciertamente anuncio
ción transformadora.
de la buena nueva, pero debe ser también denuncia de aquello
Sin embargo, la acción es necesaria porque la palabra que
se predica es de nuevo eficaz. Si en el testimonio de vida de quien (11) Al hablar de partes "integrantes" no pretendemos caer en la
evangeliza ya ha mostrado hasta cierto punto su eficacia, debe polémica usual entre partes "sustanciales", "esenciales" o "integrales".
también mostrarla ante el destinatario. Si el anuncio tiene como Sólo queremos afirmar que si faltara una de las tres dimensiones enun-
contenido genérico un Dios que es amor, entonces esa palabra no ciadas, y por las razones explicadas, no habría evangelización de hecho
en el sentido cristiano del término.
sólo puede ser dicha sino también hecha. Hablar sobre el amor
288 LA EVANGEUZAC10N: CONTENIDO TRASCENDENTE E HISTÓRICO 289

que impide y esclaviza esa buena nueva. La evangelización debe A la evangelización, por lo tanto, le compete no sólo el anun-
incluir por lo tanto —aunque desgraciadamente— tanto las bien- cio, sino también la denuncia profética. Lo que la situación nues-
aventuranzas como las maldiciones de Jesús. tra añade a esta verdad genérica es su absoluta evidencia y ur-
Esta doble vertiente de la proclamación como anuncio y de- gencia (12) y la necesidad de analizar en qué consiste el pecado,
nuncia está al servicio de la misma realidad: el reino de Dios. Lo su necesaria eliminación y la conversión de quienes lo cometen,
más típicamente cristiano es el anuncio, pero la denuncia, aun- para que también a ellos se pueda decir que el reino de Dios se
q u e indirecta, es históricamente necesaria mientras exista un acerca.
mundo de pecado que es la negación del reino de Dios. No hay
pues una simetría entre anuncio y denuncia, como si a la evange-
lización le compitiese lo mismo anunciar lo positivo y lo negativo. 3. El contenido trascendente e histórico de
En ambos casos se pretende lo positivo, pero de diversa forma. la evangelización
La denuncia es necesaria a la evangelización para que en un
mundo de pecado se conozca también 'sub specie contrarii' lo que Tesis 3.a: El contenido a hacer presente a través de los di-
realmente se quiere anunciar. El anuncio positivo es en último versos modos de evangelización es doble, aunque íntimamente
término una utopía, verificable sólo en esperanza, pero la miseria relacionado: 1) La Buena Nueva como realidad trascendente, es
de la realidad es algo existente y bien verificable. La denuncia decir, el amor de Dios a los hombres manifestado en Cristo, y la
tiene por lo tanto, en primer lugar, el sentido de apuntar a través esperanza de la plenitud final, y 2) la Buena Nueva como realidad
de una negación la realidad que se pretende con la evangelización. histórica, es decir, la realización de ese amor en épocas determina-
Además la doble vertiente de la proclamación se dirige al bien das de la historia. En nuestro continente, el amor debe tomar pri-
de todos, tanto de aquellos a quienes en directo se anuncia una vilegiadamente, aun sin ignorar otras necesarias formas de amor,
buena nueva, como de aquellos a quienes en directo se denuncia. la forma de la justicia, como vehículo indispensable de la creación
Pues lo que se pretende en ambos casos es la humanización del de la fraternidad entre los hombres y así de la filiación de hijos
hombre. Para quienes de hecho están deshumanizados por la mi- de Dios.
seria y la opresión la buena nueva se traduce en un primer mo- 3.1. La E.N. describe genéricamente la evangelización como
mento en una palabra de esperanza: las posibilidades de Dios "proclamar el amor de Dios a los hombres manifestado en Jesu-
son mayores que la miseria del pueblo oprimido. Para quienes de cristo" (n. 26). Pero de nuevo surge aquí una gran complejidad
hecho están deshumanizados por el uso indebido del poder opre- de la cual la E.N. es consciente. Y hay que hacer notar desde el
sor la buena nueva se traduce en una llamada a la conversión. principio que una de las razones más graves para que se note la
Esta dualidad de la proclamación está ya en las primeras tal complejidad proviene de la situación de las iglesias que evan-
palabras de Jesús en su comienzo programático: "el reino de gelizan en el Tercer Mundo. En efecto, el capítulo tercero dedica-
Dios se acerca, convertios" (Me 1, 15). Obviamente, en un sentido, do al contenido de la evangelización tiene dos partes: una que
todos los hombres son opresores y oprimidos, todos necesitan una versa sobre la expresión genérica y mantenida a lo largo de la his-.
esperanza y una llamada a la conversión. Pero histórica y con- toria de la Buena Nueva (nn. 26-29) y otra que versa sobre lo que
cretamente existen unos destinatarios que son fundamentalmente significa la Buena Nueva y su problemática en los países del Ter-
opresores y otros que son fundamentalmente oprimidos. Según cer Mundo (nn. 30-38).
los casos la evangelización debe poner un primer énfasis o en dar
una esperanza o en llamar a la conversión; y en ambos casos
para humanizar al hombre, para llevarle eficaz y no sólo idealísti-
(12) No hay que minusvalorar no sólo al nivel pastoral, sino teoló-
camente una buena nueva. En todo el proceso de evangelización gico, el mismo hecho de las abundantes denuncias de Episcopados latino-
hay que recordar que también los oprimidos necesitan de conver- americanos desde Medellín, como se recogen en El episcopado latinoame-
sión y tampoco a los opresores se les puede privar del anuncio de ricano: ¿Esperanza de los oprimidos? J. Hernández Pico, ECA, octubre-
una esperanza. Pero históricamente hay que hacerlo de manera noviembre, 1977, pp. 749-770. Eso muestra históricamente que la buena
nueva sólo puede decirse en nuestro continente si va acompañada también
distinta. de la denuncia.
290 LA EVANGELIZACIÓN: CONTENIDO TRASCENDENTE E HISTÓRICO 291

En la primera parte se recuerdan, en primer lugar, las gran- Afirma también que forma parte de la evangelización en la
des verdades mantenidas a lo largo de la tradición cristiana en situación de nuestros países combatir la injusticia y restaurar la
que consiste la Buena Nueva: que Dios ha amado al mundo en paz, y considera "ciertamente importante y urgente la edificación
su Hijo, que ha llamado a los hombres a la vida eterna, que so- de estructuras más humanas, más justas, más respetuosas de los
mos hijos de Dios y por lo tanto hermanos, que esa salvación co- derechos de las personas, menos opresivas y menos avasalladoras
mienza en esta vida aunque sólo será plena en la eternidad. Junto (n. 36)
a estos temas tradicionales y fundamentales se hace también una 3.2. Aunque en el n. 32 se hacen algunas reflexiones sobre
declaración de principios, aunque muy genéricamente, de una el aspecto trascendente e histórico del contenido de la evangeliza-
cierta concreción histórica de estas grandes verdades: ción, la E.N. no elabora en detalle esta unidad. Eso es objeto de
"La evangelización no sería completa si no tuviera en cuen- la reflexión teológica, y ha sido el tema más actual y en principio
ta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se más revolucionario de la teología moderna. Sólo podemos aquí
establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social, hacer dos breves observaciones para mostrar la unidad de ambos
del hombre. Precisamente por eso la Evangelización lleva consigo contenidos.
un mensaje explícito, adaptado a las diversas situaciones ,y cons- Se trata de relacionar el aspecto trascendente e histórico de la
tantemente actualizado, sobre los derechos y deberes de toda per- evangelización. Pero esa relación puede ser comprendida de dos
sona humana, sobre la vida familiar sin la cual apenas es posible maneras: 1) lo trascendente es lo que ocurre después de la his-
el progreso personal, sobre la vida comunitaria de la sociedad, so- toria, es decir, lo que la E.N. llama la vocación eterna del hom-
bre la vida internacional, la paz, la justicia, el desarrollo; un bre, y 2) lo trascendente es lo que da ultimidad a la historia ya
mensaje, especialmente vigoroso en nuestros días, sobre la libe- presente.
ración" (n. 29). En la teología actual el segundo aspecto de la relación no
En este contexto pasa a considerar la problemática típica de ofrece ninguna dificultad al haber recobrado el carácter histórico
la evangelización en los países del Tercer Mundo. Describe en pri- de la revelación de Dios, tanto en el A.T. como sobre todo en la
mer lugar la situación del Tercer Mundo: encarnación de Cristo. Es claro que "la historia de la salvación
"Pueblos, ya lo sabemos, empeñados con todas sus energías en supone la salvación en la historia" (13). En todo el A.T. el Dios
el esfuerzo y la lucha por superar todo aquello que los condena que quiere liberar a un pueblo lleva a cabo liberaciones. Y son
a quedar al margen de la vida: hambres, enfermedades crónicas, precisamente esas liberaciones históricas, aunque parciales, las
analfabetismo, depauperación, injusticia en las relaciones interna- que motivan la fe en un Dios salvador. En el fondo, el que la histo-
cionales, y especialmente en los intercambios comerciales, situa- ria sea o deba ser ya salvación no es más que decir que la
ciones de neocolonialismo económico y cultural, a veces tan cruel palabra de Dios es eficaz, que no puede ser comprendida gnóstica-
como el político, etc." (n. 30). mente como información sobre contenidos, sino históricamente
Ante esta situación y en conexión con la evangelización, afir- como la palabra que efectúa lo que dice.
ma que "la Iglesia tiene el deber de anunciar la liberación de mi- Más claramente aparece la unidad de las dos historias con la
llones de seres humanos, entre los cuales hay muchos hijos suyos; encarnación del Hijo. Si esto no es comprendido de nuevo gnós-
el deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio ticamente, entonces el sentido no le viene ya a la historia terrena
de la misma, de hacer que sea total. Todo esto no es extraño a la desde fuera, desde una doctrina posible de Cristo sobre la histo-
evangelización" (n. 30). Y fundamenta la relación positiva entre ria, sino que le viene desde dentro, por lo menos en ese pedazo
la evangelización y promoción humana, p o r q u e entre ambas exis- de historia que es la de Jesús, y derivadamente en la historia pos-
ten vínculos antropológicos —pues uno y el mismo es el hombre terior de su cuerpo histórico que es la Iglesia. Negar esa unidad
a quien hay que predicar la Buena Nueva y q u e está sujeto a los de las dos historias sería la versión moderna y eficaz de la he-
problemas mencionados—, teológicos —pues no se puede disociar rejía monofisita cristológica. Si Jesús es Emmanuel, "Dios con
el plan de creación y el de la redención—, y evangélicos —pues no
se puede anunciar el amor sin promover la justicia y la eliminación
de la injusticia (n. 31). (13) I. Ellacuría, Teología Política, San Salvador, 1973, pp. 1-10.
292 LA EVANGELIZACIÓN: CONTENIDO TRASCENDENTE E HISTÓRICO 293

nosotros" (Mt 1, 23) es un absurdo que su presencia en la histo- integrante de la evangelización y las advertencias de los peligros
ria no sea manifestación de la realidad de ese Dios de salvación. Y que esta tarea conlleva. El capítulo termina sin embargo con la
es la vida concreta de Jesús la que va explicitando esa salvación afirmación positiva: "Dicho esto, nos alegramos de que la Iglesia
en la historia. tome una conciencia cada vez más viva de la propia forma, esen-
Pero la relación entre ambas historias se da también al com- cialmente evangélica, de colaborar a la liberación de los hombres...
prender lo trascendente como el fin de la historia. En un sentido La Iglesia se esfuerza por insertar siempre la lucha cristiana por la
es claro que la historia actual es previa a su plenitud final. Esta liberación en el designio global de la salvación que ella misma
es una utopía y por lo tanto no adecuadamente analizable por la anuncia" (n. 38).
razón humana, sino captada a modo de esperanza. Pero según la Los peligros anunciados están dirigidos sobre todo a los evan-
fe, la historia presente no es sólo una prueba para adquirir la fu- gelizadores del Tercer Mundo, pero deben ser leídos también desde
tura, como si entre ambas no existiese continuidad. Pues precisa- el Tercer Mundo. Es muy posible que en la intención de algunos
mente la prueba presente consiste en realizar bajo las condiciones se dé realmente el peligro de adecuar bajo todo punto de vista
de la historia lo que en la esperanza se espera como consumación liberación humana con liberación cristiana, y es posible también
final: el reino de Dios. El contenido de la prueba es la realiza- que se absoluticen bajo todo punto de vista ideologías y mecanis-
ción del amor, de la justicia, de la fraternidad entre los hombres, mos concretos para obtener esa liberación. Pero si en la intención
que son los símbolos usados para describir la plenitud final. Por de algunos ese peligro puede ser muy real, en la situación objeti-
ello, aunque la plenitud es gratuita y acción de Dios, y en ese va de nuestro continente el peligro hay que analizarlo de otra
sentido discontinua con la historia presente, existe sin embargo manera.
una profunda continuidad. Sólo quien hace aquí \a nueva tierra Lo que se ha llamado la "reserva escatológica" —concepto
participará en el nuevo cielo. La salvación trascendente no tiene teológico elaborado en el primer mundo—, es decir, la reserva que
contenidos heterogéneos con la salvación presente. Y no se puede la escatología impone a cualquier logro humano, se siente de di-
concebir la historia terrena como una serie de exigencias arbitra- versas maneras en diferentes situaciones. En sociedades de abun-
rias que después tienen como recompensa el "cielo". Las exigen- dancia en las que se han dominado ya los problemas fundamen-
cias al hombre sobre la tierra no son más que la expresión histó- tales de la subsistencia de los hombres es muy importante recor-
rica de la plenitud futura. dar que, a pesar de los logros económicos y sociales, esas socie-
Por todo ello, cuando la evangelización anuncia lo trascen- dades no son todavía el reino de Dios. Y esto tanto porque dentro
dente, en el doble sentido del futuro absoluto y del sentido abso- de ellas mismas no se da la plenitud, como y sobre todo porque su
luto del presente, no puede oponerlo a lo histórico, ni siquiera abundancia depende en gran parte de la miseria de otras regiones
presentarlo paralelamente. Precisamente porque se trata de una del mundo.
evangelización cristiana y no de cualquier evangelización, hay que Pero en el Tercer Mundo la reserva escatológica tiene otro
recalcar la unidad de las dos historias, de las dos buenas nuevas, sentido, pues no se trata entre nosotros de que todavía no haya lle-
que no son sino fases de una misma realidad: una que vive bajo gado el reino de Dios en plenitud, sino que existe su negación for-
las condiciones de la existencia histórica, y por ello constatable y mal. Por ello no debiera haber una precipitación en invocar la
verificable, y otra que se vive en las condiciones escatológicas, y reserva escatológica sobre la realidad actual, aun cuando se debe
por ello captable sólo en la esperanza. invocar ante las intenciones de algunos.
3.3. Cuando la E.N. reflexiona sobre la doble dimensión, Las afirmaciones de Medellín están todavía vigentes. "La mi-
histórica y trascendente, de la evangelización, apunta también a un seria margina a grandes grupos humanos... Esa miseria como
doble peligro. El peligro más fundamental, varias veces repetido, hecho colectivo es una injusticia que clama al cielo" (Justicia,
es el de reducir la evangelización a la liberación humana, eco- n. 1): "La falta de solidaridad lleva en el plano individual y so-
nómica, política, social o cultural (nn. 32-35), y el de cifrar las cial a cometer verdaderos pecados, cuya cristalización aparece
esperanzas de liberación en el solo cambio de estructuras sin una evidente en las estructuras injustas que caracterizan la situación
conversión del corazón (n. 36). A lo largo de los nn. 30-38 se de América Latina" (Justicia, n. 2). Vivimos en "una injusta si-
nota un forcejeo entre la afirmación positiva de la liberación como tuación promotora de tensiones que conspiran contra la paz"
294 LA EVANGELIZACION: UNIFICACIÓN DE LA FE Y PRAXIS 295

(Paz, n. 1), en una situación de "violencia institucionalizada" Todo lo que hemos dicho hasta ahora sobre la evangeliza-
(Paz, 1, 16). ción supone una novedad histórica y por ello necesita de profun-
En esta situación lo más típico de la evangelización no de- dización, sobre todo para que ño se quede al mero nivel de decla-
bería ser relativizar las mediaciones del reino, sino promover con raciones y se superen los problemas que surgen de esta nueva no-
todas las fuerzas las mediaciones de una sociedad más justa, sobre ción de evangelización, que pueden ser expresados teóricamente,
la cual ciertamente habrá que aplicar después la reserva escatoló- pero que tienen sobre todo repercusiones en la misma praxis de la
gica. Queda todavía mucho por hacer hasta que en nuestro con- evangelización. Entre los problemas más fundamentales vemos la
tinente se presente el problema de la reserva escatológica como necesidad de unificar diversos aspectos de la evangelización, que
en el primer mundo. De otra forma sería un sarcasmo que la reducimos a tres: 1) la unidad de fe y praxis, 2) Ja unidad de
evangelización recordase primordialmente que todavía no ha evangelización y evangelizador, 3) la unidad de evangelización y
llegado el reino de Dios definitivo, cuando no existe la realidad evangelizados.
que dé sentido al todavía-no, cuando todavía existe una realidad 4.1. Como ya hemos mencionado antes, a los modos de evan-
que claramente expresa el no de la venida del reino. gelizar pertenecen el anuncio y la acción cristiana, y a los conteni-
Y algo parecido habrá que decir del peligro de que la per- dos de la evangelización el sentido trascendente y la realización
sona individual quede ahogada en el enfoque estructural de los histórica. Ambos pares de conceptos remiten al problema más ge-
problemas y soluciones. Es evidente que la evangelización no pue- neral de la relación entre la fe y la praxis cristiana en la evan-
de ni debe olvidar el aspecto personal del hombre, pues es claro gelización y en el destinatario de ella.
en la fe cristiana el valor absoluto de la persona humana y la ne- El introducir la praxis histórica en la misma evangelización
cesidad ineludible de que ella misma tome decisiones que son ina- supone una novedad histórica y por ello es importante fundamen-
lienables. Pero en nuestro continente es también claro que ese tar la unidad que esa praxis forma con la fe. Además, al asumir
valor de la persona humana y su misma capacidad de decidir están la praxis en relación con la fe en una unidad superior, se pre-
secularmente amenazados y anulados en gran parte por las estructu- tende recordar también la originalidad propia del cristianismo,
ras en que vive. Por ello la evangelización, aunque no hará de- que a lo largo de la historia, sin embargo, se ha ido muchas veces
pender de la transformación de las estructuras la total renovación desvirtuando en favor de una concepción meramente "religiosa"
de la persona, el hombre nuevo, deberá tomar absolutamente en del mismo (15).
serio el cambio de dichas estructuras injustas, pues son la nega- Ya desde el N.T. y a lo largo de toda la historia de la Iglesia,
ción formal del reino de Dios en su aspecto comunitario y además se ha mantenido de alguna forma en la teoría, y con mayor o
uno de los más serios obstáculos para que la misma persona, en menor fortuna en la práctica, la necesidad de ambas dimensiones
cuanto individuo, recobre y crezca en su dignidad de hijo de para que exista la realidad cristiana. El problema teórico, con
Dios (14). grandes repercusiones prácticas, ha sido la relación entre ambas
dimensiones y la supremacía que teórica o prácticamente se haya
dado a una de las dos dimensiones sobre la otra (16).
4. La unificación de fe y praxis en la evangelización La historia de la Iglesia y de la teología enseña también que
si se presupone que ya se sabe lo que es una de las dimensiones
Tesis 4.a: La evangelización debe unificar el momento de fe independientemente de la otra, se cae en una aporía teórica insolu-
y el momento de praxis, sin dar autonomía a una de ellas sobre la
otra. La fe es el sentido último cristiano de lo que se hace, y
la acción es la praxis cristiana de ese sentido último. La realidad
cristiana es el proceso histórico d e creer en el Dios del reino, (15) La distinción entre cristianismo como fe y como religión la
hemos elaborado en Crístología desde América Latina, México, 1976,
haciendo el reino de Dios. pp. 221-255.
(16) Este problema está tratado concienzudamente por I. EUacuría
(14) La Octogésima Adveniens apunta a la influencia de las estructu- en "Fe y Justicia", Christus, agosto-octubre (1977) y más someramente en
ras en la vida personal, y llega a hablar incluso de una fuerte predetermi- nuestro trabajo "La oración de Jesús y del cristiano", Christus, julio, 1977,
nación (cfr. n. 50). pp. 40-44.
UNIFICACIÓN DE LA FE Y PRAXIS 297
296 LA EVANGELIZACION:

dicho expresa el sentido de la vida para Jesús y pide una respuesta


ble. Si se parte de la dualidad, de la adecuada constitución autóno- de fe en los oyentes, es algo que por su esencia debe ser hecho.
ma de la " f e " y de la "praxis", independientemente una de otra, no Si lo que Jesús anuncia en su predicación, Kerygma y parábolas,
hay solución teórica al problema, y prácticamente se cae en un es el amor de Dios, la realidad de un Dios en quien el hombre
religiosismo no necesariamente cristiano, como ha ocurrido con puede confiar y esperar, si lo que Jesús denuncia en sus contro-
gran frecuencia, o a veces, en una praxis que puede degenerar en versias y anatemas es el legalismo de quienes han hecho de Dios
activismo sin gratuidad ni transcendencia. legalismo opresor y no amor, entonces esa palabra sólo puede ser
Todo ello apunta a que hay que comenzar con algún tipo de dicha por Jesús creíblemente al realizar también el contenido de lo
unidad, dentro de la cual la "fe" y la "praxis" sean momentos que dice.
dialécticamente relacionados que por esencia se necesitan uno de Por otra parte, la acción de Jesús permite y exige su palabra.
otro. Para dar un primer paso en la consideración de esa unidad Sus curaciones, milagros, exorcismos, sus gestos proféticos co-
y sin pretender dar una definición nominalista, podemos describir miendo con los oprimidos, salvando las barreras sociales y cúlti-
el momento de "fe" como el sentido último de la praxis, y la cas, sus gestos proféticos en el templo, son los que permiten expre-
"praxis" como el hacer ese sentido. Y dando ya un primer con- sar en palabras la realidad última de Dios como amor liberador
tenido cristiano a estas definiciones formales, podemos describir y los que exigen la referencia explícita de Jesús al Padre, bien
el momento de la "fe" como la esperanza incondicional en el Pa-
expresada en una oración de acción de gracias como expresión
dre de Jesús y la "praxis" como la realización actual del conteni-
de la plenitud de sentido fcfr. Mt 12, 25ss.) o en una oración de
do de esa esperanza; podemos describir el momento de "fe" como
búsqueda y aceptación, como en el huerto (cfr. Me 14, 36).
la esperanza en el "Dios" del reino, y la praxis como la realización
La predicación de la fe en Dios y la acción de Jesús se re-
del "reino" de Dios.
miten entonces mutuamente, sin que se pueda decir que una tiene
4.2. La fundamentación de esta tesis es cristológica; tanto autonomía sobre la otra, aun cuando haya tiempos distintos para
en el sentido de que metodológicamente se ignoran las ideas pre- cada una de ellas. Y en el mismo origen de su actividad, por lo
concebidas sobre la posible relación de estas dos dimensiones de menos tal como lo han transmitido los sinópticos, aparecen unidas
la existencia humana, previas a la observación de Jesús, como la vocación personal —explícita relación con el Padre— y la mi-
en el sentido de que en él va a estar el criterio de cómo unificar sión de implantar sobre la tierra el derecho a la justicia. Por
cristianamente ambas dimensiones.
ello, creemos que el reino de Dios, en su dualidad de trascendencia
Ya es sabido que Jesús no se predicó a sí mismo, que no hizo e historia, de anuncio y acción, de exigencia de fe y de praxis,
de su persona el centro de su existencia ni para sí mismo ni para es la unidad unificante, y no sólo posteriormente unida, que expli-
otros. Lo que unifica toda su existencia, y en concreto su misión, ca la misión de Jesús.
es lo que los sinópticos llaman "el reino de Dios". Esta afirmación
4.3. Después de la resurrección, cuando propiamente apa-
es fundamental y de largo alcance. Esto significa que el último
rece la Iglesia, todos los escritos del N.T. dan testimonio de que a
horizonte referencial de Jesús no es simplemente "Dios", lo cual
la realidad cristiana le compete el momento de fe y de praxis.
apuntaría a la supremacía y autonomía del momento de "fe", ni
Pero es quizá la teología de Juan la que más ayuda para com-
simplemente el "reino", lo cual apuntaría a la supremacía y au-
prender no ya la existencia de ambas dimensiones, sino su mutua
tonomía de una praxis encaminada a su realización. Desde el co-
relación esencial.
mienzo de la vida de Jesús lo que constituye su referencia por
antonomasia es la realidad una y unificante del reino de Dios. Juan afirma programáticamente que "Dios es amor" ( l j n
Formalmente esto significa que la llamada dimensión vertical y 4, 8), que ese amor lo ha mostrado históricamente enviando a su
horizontal de su predicación y de su acción, están desde el co- Hijo para salvación del mundo (1 Jn 4, 10; Jn 3, 16), y que ese
mienzo unidas. amor es gratuito, previo a toda acción del hombre ( l j n 4, 10).
Se da aquí el momento de "fe", de captar el sentido de la exis-
El que el reino de Dios sea el último horizonte de la misión
tencia y de la historia como algo positivo a partir del amor de
de Jesús explica la unificación de los diversos aspectos de su mi-
Dios. Pero Juan continúa con una afirmación que tomada en su
sión que, temporalmente, aparecen obviamente separados. La pre-
radicalidad es sorprendente: "si Dios nos amó de esta manera
dicación de Jesús, su anuncio, es decir, aquello que en cuanto
LA EVANGELIZACIÓN: UNIFICACIÓN DE EVANGELIZACIÓN Y EVANGELIZADOR 299
298

también nosotros debemos amarnos unos a otros" (1 Jn 4, 11). Lo 5. La unificación de evangelización y evangelizador
que quiere decir Juan es que la forma correcta de responder al
amor de Dios es amar a otros; la forma correcta de responder en Tesis 5.a: La evangelización debe unificar la misma acción
la fe, es una praxis del amor, y sin ésta, aquélla es realmente va- de evangelizar y la persona del evangelizador. La evangelización
cía, no puede constituirse como tal. Obviamente Juan habla tam- supone agentes de evangelización que tienen ya un conocimiento
bién del amor del cristiano a Dios —expresión de la fe—, pero lo previo de lo que van a anunciar y a realizar. Pero el evangeliza-
más típico suyo consiste en que la correcta relación con Dios no dor no se constituye plenamente como tal si no es en la misma
es otra cosa que la correcta relación con los hombres. evangelización. Su primera fe se va haciendo real y concreta, va
Lo que aquí aparece es el modelo cristiano de lo que significa creciendo históricamente, no al margen de o previamente a, sino
responder a la palabra de Dios. Dicho genéricamente, responder a a través de su evangelización.
la fe ofrecida no es otra cosa que corresponder a la realidad del 5.1. La segunda unificación importante y necesaria es la de
mismo Dios; y por ello si Dios amó a los hombres, responder a evangelización y evangelizador, bien que a éste se le considere
la fe es corresponder en la praxis. Se da aquí una visión unifica- como individuo, o como grupo e Iglesia. Es evidente que dentro
da de la fe y de la praxis basada en la misma realidad del Dios de la Iglesia deberá haber una preparación especial, en un sentido
cristiano. previa a la evangelización, de quienes se van a dedicar explícita-
Y por otra parte es la praxis del amor lo que mantiene la fe: mente a esta tarea, como son los sacerdotes, catequistas, delegados
"en esto sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque de la palabra o sus equivalentes. Pero lo que queremos afirmar
amamos a los hermanos" (1 Jn 3, 14); y es la negación de esa es que el modo fundamental de llegar a ser evangelizador, es
praxis lo que impide la fe; "la condenación está en que vino la precisamente a través de la acción de evangelizar, pues tanto el
luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, sentido como la praxis cristiana crecen desde dentro de la evan-
porque sus obras eran malas" (Jn 3, 19). gelización y no meramente con técnicas para la evangelización o
Se da por lo tanto en Juan una dialéctica importante. La fe con la mera intencionalidad. Es a través de la propia evangeli-
es la gratuidad de saberse amados por Dios y de ahí se deriva zación como se va constituyendo el evangelizador (17).
en primer lugar la praxis del amor hacia los hermanos. Y por Y esto significa también que la evangelización tiene necesa-
otra parte los que aman al hermano, los que hacen obras buenas, riamente un proceso debido al crecimiento del evangelizador, como
pasan de las tinieblas a la luz, reconocen la luz. Fe y praxis están persona o grupo, y ese crecimiento se debe a la misma acción evan-
íntimamente unidas, no sólo en virtud de una antropología que gelizadora.
reconoce como magnitudes del hombre el sentido y la acción, sino 5.2. La fundamentación de esta tesis es cristológica. Si antes
en virtud de la misma concepción de Dios. indicábamos cómo en su misión ad extra se unificaban el
4.4. De las reflexiones, necesariamente breves, sobre el Je- anuncio y la praxis de Jesús, queremos ver ahora cómo es esa
sús histórico y sobre la teología de Juan, se deduce que la evan- misión ad extra la que va haciendo crecer a Jesús en su fe y en
gelización en cuanto comunicación d e la realidad cristiana, debe su conciencia de evangelizador.
tener estos dos momentos, diferenciados en cuanto al tiempo, pero El reino de Dios actúa para Jesús como el horizonte último
unidos en la realidad. No se puede comunicar que Dios ha amado de todo. Pero que llegue realmente a unificar todo en la con-
a los hombres sin amar a los hermanos, y no se puede amar a los ciencia de Jesús no es cosa que suceda de una vez para siempre,
hermanos sin pasar a la luz. Durante mucho tiempo una concep-
ción meramente doctrinal de Dios, superada a lo sumo por una
concepción personalista de Dios, importante pero limitada, ha (17) Al hablar del evangelizador no nos detenemos a especificar los
tendido a privilegiar el momento del anuncio en la evangelización diversos tipos de evangelizadores y sus diferentes funciones, como aparece
y exigir la respuesta de la fe. Pero s i Dios es en verdad el Dios por ejemplo en la E. N., nn. 59-73. Esta diversificación es necesaria a la
de los hermanos, como dice Juan, entonces hay que comunicar estructura de la Iglesia. Pero la tesis que afirmamos es previa a la diver-
sificación entre los evangelizadores. Para cualquiera de éstos debiera
toda esta realidad. servir la tesis de que se constituye en evangelizador a través de la evange-
lización.
300 LA EVANGELIZACION: UNIFICACIÓN DE EVANGELIZACION Y EVANGELIZADOR 301

pues Jesús está sujeto a los condicionamientos y posibilitaciones fianza que Jesús expresa en Dios al comiendo de su vida pública
de la historia y al mismo proceso de la historia. En una palabra, es muy otra a la confianza que expresa con el "Abba, P a d r e " de
es a través de su misión evangelizadora hacia fuera como el la oración del huerto. La fe de Jesús en el Padre, es decir, su to-
mismo Jesús se va constituyendo como evangelizador. tal e incondicional entrega a él, se mantiene toda la vida; pero lo
Según los sinópticos, Jesús comienza su actividad evangeliza- que ha ido concretando esa fe, haciéndola histórica y real en su
dora con una noción de Dios y de reino de Dios, que proviene existencia humana, no ha sido la mera intención de Jesús de
sustancialmente de las mejores tradiciones de su pueblo. En su seguir confiando en el Padre, sino su praxis real evangelizadora.
noción de Dios prevalece la idea de un Dios bueno, providente, En esa praxis ha ido creciendo en profundidad la convicción de
justo, soberano, parcial hacia los oprimidos, etc. Y por ello puede Jesús de que Dios es —a pesar de todo— realmente Padre, algo
afirmar que la venida del reino va a ser fundamentalmente gracia eminentemente positivo y que puede ser descrito con razón como
y salvación. En su noción de Dios están actuando las tradiciones amor.
proféticas y apocalípticas: el reino de Dios supone una transfor- Y lo mismo podría decirse del crecimiento en la praxis del
mación de una realidad de pecado en una realidad de convivencia reino de Dios. Si Jesús pone desde el comienzo de su vida todo lo
y fraternidad humanas que Jesús espera como definitiva y tras- que tiene al servicio de ese reino, sus cualidades, inteligencia,
cendente, pero que quiere promoverla ya en el tiempo que dure la poder de obrar milagros y de exorcizar, captación de seguidores,
existencia terrena. Reino de Dios es para Jesús un modo de con- polémicas y denuncias contra quienes impiden y destruyen el reino,
vivencia entre hombres, según el cual éstos sean hermanos y de a través de su proceso histórico va comprendiendo también que la
esa forma hijos de Dios. construcción del reino exige todo lo positivo que tiene el evange-
Pero ese primer sentido, esa primera "fe" de Jesús (18) se lizador, pero también exige la disponibilidad al sufrimiento, a la
historiza en su propia conciencia a través de su propia vida real, propia negación, a la entrega de la propia vida. Este descubri-
es decir, de su misión evangelizadora. En esa vida hay expre- miento que hace Jesús no es producto de la mera reflexión a prio-
siones de sentido y expresiones de crisis, precisamente según va- ri sobre la necesidad de la propia entrega, sino constatación del
yan siendo los resultados de su evangelización. Y esa vida real poder histórico que tiene el pecado contra quienes quieren esta-
es la que está influyendo en la conciencia del mismo Jesús, en la blecer el reino de Dios; constatación de que el pecado del mundo
captación del sentido de su vida, en la captación del sentido del debe combatirse con todos los positivos valores que tenga el evan-
reino de Dios y del sentido de su misma misión evangelizadora. gelizador, pero que a su vez éste debe estar dispuesto a cargar
La persona de Jesús pasa por el proceso, propio de toda persona con el pecado del mundo, debe tratar de vencerlo también desde
humana, de la ambigüedad de la existencia, hecha de momentos de dentro, estando dispuesto a dejarse vencer por él.
plenitud y de momento* de crisis. Y es a través de esa ambigüedad La Carta a los Hebreos resume todo el proceso de la vida de
y no al margen de ella, como Jesús va desarrollando históricamente Jesús diciendo que "llegó a la perfección" (5, 9), y eso lo afirma
el sentido de su acción evangelizadora, y como ella a su vez. va al describir el sacerdocio de Cristo. Naturalmente la Carta no usa
dando sentido a su persona como evangelizador. la terminología de evangelización, sino de sacerdocio. Pero for-
En concreto aparece que la fe q u e Jesús quiere anunciar no malmente está indicando lo mismo. El sacerdocio lo define jomo
es algo que se tiene ya en posesión d e una vez para siempre, pues actividad "en favor de los hombres" (5, 1); esa existencia sacer-
esa fe anunciada va creciendo también en quien la anuncia. Y dotal en favor de ellos le ocasiona a Jesús el "clamor y las lá-
por ello, aunque Jesús tiene formalmente la misma noción de su grimas" (v. 7); esa vida es un proceso de "aprender obediencia"
Padre Dios desde el comienzo hasta el final de su vida, el con- (v. 8) y a través de todo ello llega Jesús a la perfección, que en
tenido ha ido concretándose y creciendo en profundidad. La con- otro lugar se determina como la "fe de Jesús" (12, 2). La Misión
sacerdotal, evangelizadora en nuestro lenguaje, es lo que ha cons-
tituido al mismo Jesús.
(18) Obviamente hablamos aquí de Jesús en su realidad humana, tal 5.3. El modelo de Cristo nos puede ayudar a sistematizar
como se transparenta en los evangelios. Este problema lo hemos elabora- la mutua relación entre evangelizador y evangelización. El evan-
do más a fondo en Cristología desde América Latina, pp. 79-107. gelizador debe ser un hombre de fe, "testigo" de la fe para poder
302 LA EVANGELIZACION: UNIFICACIÓN DE EVANGELIZACIÓN Y EVANGELI2ADOS 303

comenzar de algún modo la evangelización; pero por otra parte, Buena Nueva a los hombres, lo cual incluye como hemos visto
es la misma tarea de evangelizar la que le va re-constituyendo algún tipo de praxis de amor, de humanización del hombre. Pero
como testigo de fe, y así capacitando para una posterior evange- esa praxis se hace siempre en presencia de la miseria de la rea-
lización. La evangelización no es por lo tanto un producto de un lidad y frente al poder del pecado del mundo contra quien practica
evangelizador ya hecho, sino a su vez lo que hace al evange- ese amor. En la praxis histórica del amor aparece entonces tanto
lizador. el sentido de la vida como su crisis. La historia misma es la que
Desde aquí se puede comprender el crecimiento del evange- cuestiona que la praxis del amor sea lo último que puede dar sen-
lizador en su fe a través de la evangelización. La teología de Juan tido a la vida del hombre, la que cuestiona a la fe. Si a pesar de
hace una afirmación importante sobre la naturaleza de la fe cris- ello se supera esa crisis y se mantiene la praxis del amor, en-
tiana cuando dice que "la fe es una victoria" (1 Jn 5, 4), es decir, tonces se está afirmando desde dentro de la praxis la supremacía
no es algo que el evangelizador tenga de una vez para siempre, última del amor, se está eficazmente creyendo en el Dios del amor.
sino que debe ir reconquistándola. La evangelización es la forma Mantener hasta el final la praxis del amor en un mundo de peca-
concreta de que la fe sea victoria, reconquista y no mera po- do, es la expresión correcta de la fe cristiana, tanto porque afirma
sesión. al amor como la última realidad, como porque permite la moda-
La relación entre fe del evangelizador y evangelización como lidad cristiana de la captación de la transcendencia, que no es sin
misión es dialéctica, y por tanto lo importante es considerarla más la "fe" sino la "fe contra la incredulidad", o en el lenguaje
como proceso. Sin embargo, para analizarla conviene considerar bíblico la "esperanza contra esperanza".
el avance de ese proceso, bien si se comienza con el momento de Es la praxis cristiana por lo tanto lo que posibilita o la des-
la "primera" fe del evangelizador, como si se comienza con el mo- aparición de la fe del evangelizador o su constitución plena. Pero
mento de la "primera" praxis de evangelizar. fuera de esas praxis no puede haber plenitud de fe cristiana en el
Visto desde la fe el proceso puede ser descrito de la siguien- evangelizador, pues sólo dentro de ella y ante el pecado del mun-
te manera. La fe cristiana comienza con la escucha de la palabra. do, la fe se puede constituir como victoria, y no como mera pose-
Es una palabra de Dios sobre el hombre, sobre la historia y así sión de Dios.
también sobre sí mismo. Eso es lo que la fe tiene de "auditus",
de referencia gratuita a otro, y de esta forma también de sentido.
6. La unificación de evangelización y evangelizados
Pero esa palabra oída debe —según la fe cristiana— ser hecha,
tanto para que la fe sea ética, como para que pueda llegar a Tesis 6.a: La evangelización debe unificar la acción de evan-
constituirse como fe. Es el momento en que responder a la fe es gelizar y el destinatario de la evangelización. Este no es sólo su-
corresponder en una acción semejante a la de Dios. Es el momento jeto pasivo de la acción de la evangelización, sino que es condi-
de hacer eficaz la voluntad de Dios para el mundo; y eso no ción de posibilidad de que se constituya el contenido de lá evan-
es ot-a cosa que la evangelización en el sentido explicado. POT gelización. Esto sucede privilegiadamente cuando se evangeliza
últimt esa fe realizada se convierte de nuevo en palabra de sen- a los pobres, pues a través de ellos se da la posibilidad de llegar
tido, d s agradecimiento, de respuesta. Es lo que la fe tiene de do- a conocer al Dios cristiano y predicarle.
xología. 6.1. En la concepción más tradicional de la evangelización,
Visto desde la fe, por lo tanto, al primer momento de oír la aunque esto nunca haya ocurrido totalmente en la práctica con-
palabra de Dios, hay que dar una respuesta de aceptación; pero creta de la evangelización, se ha presupuesto el esquema siguiente:
según este esquema, entre la palabra de Dios dicha al hombre y
la palabra del hombre dicha a Dios debe acaecer una praxis cris- evangelizador —V evangelización —h evangelizado.
tiana, la evangelización. De ese modo, para que la fe, en cuanto Que este esquema es necesario de alguna forma si se lo
tal, llegue a constituirse como respuesta a Dios, exige una praxis considera cronológicamente, es evidente. Pero no lo es tanto si
que sea correspondencia con la acción de Dios. se lo considera lógicamente.
Visto desde la praxis el proceso se puede describir de la si- Ya hemos visto en el apartado anterior que no es tan simple
guiente manera. Se comienza con alguna forma de comunicar la pasar del evangelizador a la evangelización, pues ésta a su vez
304 LA EVANGELIZACIÓN: UNIFICACIÓN DE EVANGELIZACIÓN Y EVANGELIZADOS 305

constituye al evangelizador como tal. Esto mismo es lo que pre- concretas en la evangelización para que ésta llegue a todos, y
tendemos hacer al considerar al evangelizado. En concreto que- no sólo a un grupo social, a una región del mundo o a una
remos superar la concepción de que el evangelizado es el mero época cultural determinada. Es el deber de la inculturización en
destinatario de la evangelización, e introducirlo en la posibilita- el sentido más profundo, entendida como "cultivo de la reali-
ción de una evangelización cristiana. Este problema es de suma dad .. acción cultivadora y transformadora de la realidad" (19).
importancia sobre todo en el Tercer Mundo y por ello lo trata- Que la evangelización sea universal significa por lo tanto "culti-
remos en más detalle. var" la realidad salvífica en todas las épocas y en todos los luga-
El problema teológico del destinatario de la evangelización res, con las mediaciones necesarias que la diversidad exige.
consiste en que en toda la Escritura se hacen dos tipos de afirma- Y de esta universalidad de la evangelización surge también
ciones paralelas: la evangelización se debe dirigir a todos los el derecho de la Iglesia a evangelizar toda la realidad. No sólo
hombres y la evangelización tiene unos destinatarios privilegia- todos los hombres son el destinatario, sino todo el hombre en su
dos que son los pobres. Y ambas afirmaciones se hacen a partir dimensión personal y social, histórica y transcendente. Y por ello
de la esencia de la fe cristiana y no como meras descripciones de a la evangelización universal le compete el anunciar y realizar
facto. A la fe cristiana le compete la universalidad y la parciali- la Buena Nueva no sólo dirigiéndose a lo que de religioso hay en
dad. Cómo se compaginan ambas dimensiones y qué importancia el hombre, sino también a lo que en él hay de económico, cultu-
tiene esa dualidad para la misma evangelización es lo que pre- ral, social y político.
tendemos estudiar ahora. La dimensión universal de la evangelización es por lo tanto
6.2. La universalidad del destinatario de la evangelización algo que está afectando a la misma esencia de la evangelización
está plasmada en los textos clásicos de Mateo, "haced discípulos y que no queda suficientemente clarificado cuando se repite ruti-
a todas las gentes" (Mt 23, 19), y en su presupuesto d e que nariamente que "hay que evangelizar a todos". Supone una con-
"Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al co- cepción de Iglesia no sectaria; supone el descubrimiento de que
nocimiento pleno de la verdad" (1 Tim 2, 4). Este hecho, aparente- ante Dios ya no hay "griegos ni judíos"; supone que el acceso a
mente tan evidente, supuso un largo proceso histórico tanto en la Dios no es sólo a través de lo religioso, sino de cualquier reali-
historia de Israel, como en las nuevas comunidades cristianas. dad histórica; y supone por último lo que es fundamento de todo:
Pero con la decisión de "ir a los gentiles" se consuma. que Dios no es adecuadamente abarcable a través de una deter-
Pero más importante que constatar el hecho, es notar sus minada dimensión de la existencia humana, ni a través de un
presupuestos teológicos y las consecuencias que de ahí se siguen. determinado grupo social. Dicho positivamente, supone que Dios
En la Escritura se describe de diversa manera, y según las diver- es un Dios mayor que cualquier realidad creada y por ello todos
sas teologías, la noción de un Dios único cuyo correlato es toda los aspectos de esa realidad creada están sujetos á la evangeliza-
la realidad. Bien sea que se afirme su señorío sobre la historia ción. Y supone que Dios es realmente amor y por ello quiere
(Ps. 78), sobre el origen (Gen 1-2) o sobre el futuro 1 Cor 15, recrear cualquier ámbito de la Tealidad creada.
28), no existe ninguna persona ni nada de la persona que no ne- 6.3. Dicho esto, hay que considerar la otra dimensión de la
cesite de una palabra salvadora de Dios. O dicho positivamente evangelización: su parcialidad. Esta consideración es importante,
es todo el hombre y todos los hombres los que necesitan la evan- en primer lugar porque es un dato claro que aparece en la Es-
gelización. En este sentido se presupone q u e todos los hombres son critura. Pero además y sistemáticamente, porque la consideración
en alguna forma pecadores, por una parte, y por lo tanto necesi- de la parcialidad es lo que va a determinar cristianamente el sen-
tados de conversión, y amados por Dios, por otra parte, es decir, tido de la misma universalidad de la evangelización y es lo que va
sujetos de una esperanza. a posibilitar, en último término, el mismo contenido cristiano de
Esta universalidad de la evangelización es una dimensión fun- la evangelización. Y en el Tercer Mundo es una urgencia eviden-
damental de la fe cristiana y no puede ser abandonada sin que
desaparezca su esencia. Y de ahí surgen tanto los deberes de la
Iglesia evangelizadora, como sus derechos. Los deberes consisti-
(19) I. Ellacuría, "Diez años después: ¿Es posible una universidad
rán sobre todo en tomar en serio la necesidad de mediaciones distinta?", ECA, 324-325 (1975, p. 609).
306 LA EVANGELIZACION: UNIFICACIÓN DE EVANGELIZACION Y EVANGELIZADOS 307

te si se toman en serio las afirmaciones de Medellín: "Queremos ten a la pobreza material {ptojos, anaw). Esto parece sugerir que
que la Iglesia de América Latina sea evangelizadora de los po- para la constitución histórica de la pobreza teológica debe existir
bres y solidaria con ellos" (Pobreza n. 8). Los pobres son los que algún tipo de pobreza material, o por lo menos, que los pobres
"ponen a la Iglesia Latinoamericana ante un desafío y una mi- materiales son aquellos que están estructuralmente en una posi-
sión que no puede soslayar" (Pobreza, n. 7). Y porque anuncia ción que mejor puede desembocar en la pobreza teológica, en la
un nuevo tipo de ateísmo, "un rechazo del Señor", allí donde se I disponibilidad a Dios, precisamente porque la posesión de bienes
encuentran "injustas desigualdades sociales, políticas, económicas materiales es impedimento histórico para esa apertura. Por último,
y culturales" (Paz, n. 15). tanto la pobreza material como la teología no expresan una pobre-
Para comenzar a esclarecer esta problemática hagamos algu- za "metafísica" que le compete a todo hombre por su esencia li-
nas precisiones terminológicas y conceptuales sobre el pobre (20). mitada, sino una realidad histórica, bien porque han sido empo-
En el A.T. aparece el término rash, que tiene un sentido más bien brecidos, bien porque se han hecho pobres, abiertos a la voluntad
neutro, y es también el menos usado. Se prefieren otros más con- de Dios.
cretos que describan el contenido del pobre: ebyon es el que Con estas precisiones terminológicas podemos comprender el
desea, el mendigo, aquel a quien le falta algo y lo espera de otro; significado del pobre como destinatario de la evangelización. En el
doí es el débil, el flaco; ani es el encorvado, el que está bajo un sentido material del término, los pobres son los destinatarios pri-
peso, el que no está en posesión de toda su capacidad y vigor, el vilegiados de la evangelización. Esto lo muestra la historia de los
humillado. En el N.T. se usa el término ptojos, es decir, el que profetas y de Jesús. De hecho Jesús aparece dirigiéndose con gran
no tiene lo necesario para vivir, el miserable obligado a la mendi- frecuencia a los empobrecidos, y socialmente desclasados. Esto es
cidad. La Escritura por lo tanto conoce el hecho de los pobres, coherente con su visión del reino de reinstaurar la fraternidad
como hecho en primer lugar material. Y ese hecho lo condena humana. El empobrecimiento material es la forma de deshumani-
como escándalo, como un no deber ser, por ser contrario a la zar las relaciones entre los hombres, y la acción de Jesús pre-
voluntad de Dios. Y lo interpreta también como hecho social, pues tende, en la medida de su eficacia, restablecer esas relaciones. En
la pobreza no es vista como mera fatalidad, sino como prove- este primer sentido es evidente que en nuestro continente los po-
niente de la acción de otros hombres. Los pobres son, al menos en bres materiales siguen siendo el destinatario privilegiado de la
parte, los empobrecidos. evangelización, pues a ellos en primer lugar hay que anunciar y
Además de este sentido material aparecen términos en los que realizar la Buena Nueva para que se haga creíble la palabra pre-
se habla de una pobreza teológica. Los Anuwin son los humildes dicada sobre el amor de Dios. Es también evidente que los pobres
ante Dios; los ptojoi de las bienaventuranzas son los disponibles materiales son pecadores y que por lo tanto también a ellos hay
a la voluntad de Dios, claramente en Mt y con más matices en la que predicarles la conversión; pero como se les quiere predicar
versión de Le. A diferencia de la pobreza material que es escán- una conversión a un Dios que ama, hay que mostrarles eficaz-
dalo, este tipo de pobreza es obviamente un bien y es alabada. mente el amor a ese Dios.
Pero conviene hacer algunas precisiones para comprender su va- Pero el pobre no es sólo destinatario privilegiado de la evan-
lor. En primer lugar esta pobreza llamada teológica o espiritual gelización, sino condición de posibilidad de la evangelización;
no es meramente una pobreza material intencional, es decir, el la evangelización del pobre es constitutiva para el con-
despego de lo que se posee, sino una actitud positiva de apertura tenido de la misma evangelización. Si se trata de los pobres como
a la voluntad de Dios, la cual pudiera incluir no sólo el despego anawim, entonces éstos son ellos mismos testigos de la fe, y esa
afectivo de las cosas, sino también el efectivo. En segundo lugar, fe vivida es ya una forma de evangelizar aun a los evangelizadores
hay que notar que aun terminológicamente los términos para ex- que a ellos se dirigen.
presar esa pobreza teológica están tomados de vocablos que remi- Pero incluso cuando el evangeíizador se dirige a los pobres
materiales, a los desclasados, oprimidos, empobrecidos, ellos son
imprescindibles para el mismo contenido de la evangelización. Y
(20) Cfr. G. Gutiérrez, Teología de la Liberación, Lima, 1971,
pp. 336-372; cfr. también el número monográfico "Los pobres y la Igle- aquí se da una originalidad cristiana que, aunque repetida, hay
sia". Concilium 124 (1977). que desentrañar. Se suele dar por descontado con demasiada fre-
308 LA EVANGELIZACION: UNIFICACIÓN DE EVANGELIZACION Y EVANGELIZADOS 309

cuencia que el evangelizador predica a un Dios desconocido para quiere salvar a los pobres, hacer ya ahora eficaz la voluntad de
otros, pero que él ya conoce. Este puede ser un esquema filo- un reino de fraternidad y de justicia. Ir al pobre con una intención
sófico, pero no cristiano. Obviamente el evangelizador tiene ya liberadora es la forma de comprender la visión de Dios sobre el
algún conocimiento de Dios, previo a su acción evangelizadora mundo y, más aún, corresponder a su realidad. Es la forma his-
cuando se dirige al pobre. Pero cristianamente va a ser en el tórica de que el evangelizador se vaya haciendo cristiano y —en
contacto con el pobre como va a ir cristianizando su conocimiento el sentido más profundo de la palabra— divinizado.
de Dios, que a su vez ha de predicar y poner en práctica. Los pobres por lo tanto no son sólo el destinatario privile-
Y esto se debe a que el Dios cristiano no es cualquier Dios, giado de la evangelización, sino condición de posibilidad de que
sino el Padre de Jesús. Desde un punto de vista formal ese Dios el evangelizador pueda llegar a tener contenidos cristianos que
es un Dios mayor y trascendente. Pero cristianamente esa tras- ofrecer. El contacto con el pobre es condición indispensable para
cendencia no está adecuadamente expresada sólo cuando se ex- que se efectúe la necesaria ruptura al nivel noético sobre la rea-
plícita que Dios es el origen o el futuro absoluto de todo, sino lidad de Dios, y lo que hace posible una acción cristiana según
cuando es un Dios crucificado. La trascendencia de Dios es expre- Dios.
sada aquí como "locura y escándalo" ( l a . Cor. 1, 23s). Y la me- Qué signifique en concreto "contacto con los pobres" es un
diación histórica más evidente de ese anonadamiento es el pobre, problema complejo, tanto por los condicionamientos previos del
tanto porque expresa la realidad del anonadamiento, conio porque evangelizador, como por los medios que hayan de usarse para que
expresa que es consecuencia del pecado del mundo, y no mero realmente a los pobres se anuncie y realice la Buena Nueva. Pero
estado natural. La gran verdad sobre la trascendencia del Dios podemos tomar algunos modelos de la "misma vida de Jesús. En
cristiano, su anonadamiento, nos viene privilegiadamente media- primer lugar existe el contacto físico de Jesús que se acerca
da a través de la misma situación del pobre. y convive con los oprimidos. Está la propia experiencia de Jesús
Esto significa a nivel noético que son los pobres los que de la pobreza material, por lo menos en algunas épocas de su vida
pueden causar la ruptura epistemológica necesaria para com- y ciertamente en su muerte. Dentro de la totalidad de su so-
prender al Dios cristiano y poder después predicarlo. Ellos son ciedad, dividida en opresores y oprimidos, Jesús toma la postura
los que rompen la inercia del conocimiento natural cuando éste del pobre y le defiende ante los grupos poderosos. Por último,
se pregunta por la divinidad, o los que representan el lugar her- Jesús sufre de hecho las consecuencias de su solidaridad con los
menéutico para leer con la necesaria sorpresa lo que se ha con- pobres; el poder del otro grupo revierte claramente contra él y le
signado en la Escritura, y no introyectar en ella un concepto na- da muerte.
tural de Dios. Cómo en concreto el evangelizador se acerca al pobre, repe-
Y desde un punto' de vista de contenido, el Dios cristiano es timos que es complejo, pero de alguna de las maneras indicadas
amor, pero de nuevo, bien determinado. En ese amor hay un tiene que conseguir algo fundamental: la óptica del pobre. Es
" s í " y un " n o " al mundo real. El presupuesto lógico es el " s í " decir, en su evangelización debe ir consiguiendo la necesaria par-
definitivo que hace Dios al mundo. Pero precisamente por ello cialidad hacia el pobre, que en último término sólo se la pro-
se escucha en primer lugar el " n o " q u e lanza sobre la opresión. porciona el mismo pobre, y la necesaria ruptura con la concepción
Cuando Dios escucha el clamor de los oprimidos sale de su his- natural, o no suficientemente cristiana, de evangelización, cosa que
toria (cfr. Ex. 3, 9 ; 6, 5). Los pobres reales son la mediación con- sólo puede hacer el pobre.
creta que tiene el evangelizador para aprender que el amor de Este es el sentido que queremos dar a la afirmación de que
Dios a los hombres contiene un claro " n o " al mundo de pecado. Y los pobres no son sólo destinatarios de evangelización, sino tam-
es la presencia mantenida de los pobres la que hace que ese " n o " , bién destinatarios privilegiados y condición de posibilidad de
que el hombre natural y el mismo evangelizador tiende a ignorar, que se constituya la evangelización cristianamente. Con ello que-
olvidar o diluir, se mantenga vivo, como la primera expresión del remos indicar la insuficiencia cristiana del modelo antes descrito
amor de Dios al mundo. de evangelización. Gráficamente el modelo natural de evangeliza-
Y positivamente son los pobres los que nos recuerdan perma- ción sería:
nentemente cómo se practica el amor según el Dios de Jesús. Dios evangelizador —>• evangelización —>- evangelizados
310 LA EVANGELIZARON: UNIFICACIÓN DE EVANGELIZACIÓN Y EVANGELIZADOS 311

Pero cristianamente el modelo debería ser aquel que inclu- espiritualizar estos pasajes, reduccionismo clásico muy frecuen-
yera dialécticamente los tres momentos: te, la parcialidad sigue en pie, como lo declara la misma E.N.:
" Y al centro de todo, el signo al que El atribuye una gran impor-
>• Evangelización \ tancia: los pequeños, los pobres son evangelizados, se convier-
ten en discípulos suyos..." (n. 12).
Evangelizador < > Evangelizados Pero esta parcialidad no sólo no se opone a la universali-
lad de la evangelización enunciada más arriba, sino que es la
En este último apartado hemos considerado más en concreto forma concreta de lograrla. Ni en ninguna filosofía ni religión,
el papel de los evangelizados en todo el proceso; en el anterior, ni en la fe cristiana la totalidad se alcanza en directo, por ser pre-
el papel de la misma evangelización. Lo importante de este mo- cisamente totalidad. Y la manera más eficiente de destruirla es
delo es concebir todo el proceso precisamente como proceso, don- precisamente pretender captarla en sí misma y actuar sobre ella
de se dé la interrelación de los tres aspectos y de esta forma directamente; pues eso sólo puede hacerse en base a una abstrac-
se avance cristianamente. ción en la cual puede haber totalidad conceptual, pero carente de
6.4. Al hablar de los pobres como destinatarios de la evan- realidad. Consciente o inconscientemente todo enfoque de la to-
gelización en el sentido explicado, no se trata de idealizarlos, ni talidad presupone algún punto de mira concreto.
de ignorar que también ellos son o pueden ser pecadores; y por Lo que la fe cristiana afirma es que para alcanzar la totali-
lo tanto que también a ellos hay que predicarles la. necesaria dad de la evangelización hay que partir del pobre. Esto no signi-
conversión. En los evangelios aparece también que Jesús muere fica obviamente que al nivel de mecanismos concretos de evange-
por todos, por los pecados de todos, y que al final de su vida lización no haya que tener en cuenta las características cultura-
también el pueblo le abandona y desea su muerte. Aparte de la les, sociales, históricas de los diversos grupos de hombres a los
necesaria precisión histórica de estas afirmaciones, teológicamen- que se quiere evangelizar. A eso dedica la E.N. con razón los
te siguen siendo válidas. nn. 51-58. No se trata por lo tanto de ignorar la relativa autono-
No se trata, por lo tanto, de idealizar ni de caer en una casuís- mía de los diversos destinatarios de la evangelización ni de igno-
tica sobre si los que no son pobres, en el sentido enunciado, no rar que también ellos pueden y deben aportar a constituir su con-
pueden también ayudar a constituir el contenido de la evangeli- tenido. Lo que se afirma es que una estructuración cristiana de
zación. las diversas constelaciones a las que se dirige la evangelización,
Lo que hemos pretendido es hacer una afirmación de prin- no puede ignorar, sino que debe integrar, la óptica del pobre. Y
cipio sobre una de las dimensiones fundamentales de la fe cris- desde ahí se puede comprender qué significa evangelizar a los in-
tiana: la parcialidad. Esto nos parece evidente en la Escritura, y telectuales, a las clases medias e incluso a los poderosos.
muy urgente en nuestra situación eclesial. Además, muchos do- Desde esta óptica del pobre se puede unificar la evangeliza-
cumentos eclesiales de nuestro tiempo, aun cuando en ellos ob- ción a los diversos grupos sociales (poderosos, clases medias, los
viamente se avise de peligros y reduccionismos, en su conjunto mismos pobres), a los diversos grupos de edad (niños, juventud,
dan testimonio de esa parcialidad lgítimamente cristiana. adultos), a los diversos sectores funcionales de la sociedad (inte-
P o r muchos matices que haya q u e añadir, por sutiles que lectuales, profesionales, trabajadores). A todos ellos se les debe
sean las interpretaciones, por pesada q u e sea la herencia de un dirigir una Buena Nueva, pero recordando que no llegará a serlo
Dios más aristotélico que bíblico, por muchas dificultades, in- a expensas y olvido de los pobres. Y también desde esta óptica
congruencias y críticas que se hagan a esta dimensión de parcia- se debe entender la universalidad de los mecanismos concretos
lidad, sigue siendo verdad que una lectura limpia de los evan- de evangelizar: trabajo directo con los oprimidos, trabajos es-
gelios la muestra: "El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha tructurales en colegios, universidades y revistas, trabajos.de con-
ungido. Me ha enviado a anunciar a los pobres la Buena Nueva, cientización, promoción y organización de campesinos, trabajo
a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, de denuncia de opresores y estructuras opresoras, etc. No todos
para dar libertad a los oprimidos y proclamar un año d e gracia pueden hacerlo todo d e la misma manera, pero nadie debe perder
del Señor" (Le. 4, 1 6 ; cfr. Is. 6 1 , Is.). Y aun cuando se intentase la óptica del pobre.
312 LA EVANGELIZACIÓN: CONSECUENCIAS DE UNA EVANGELIZACIÓN UNIFICADA 313

Pudiera ser que esta parcialidad se considerase excesiva y 7.1. El modelo teórico de evangelización que hemos elabo-
oportunista. En nuestra opinión lo que se juega aquí es la esen- rado está basado tanto en el ahondamiento de la realidad cristiana
cia de la fe cristiana, cuya tentación más típica es hacer desapa- que exige no cualquier tipo de evangelización, como en la prácti-
recer el escándalo necesario para captarla. Al nivel doctrinal se ca de diversas Iglesias en A. L. En un sentido por lo tanto se
han repetido durante siglos afirmaciones ortodoxas válidas que puede verificar su verdad también a partir de las realizaciones,
encierran en sí un gran escándalo: que Dios se ha hecho hombre, aunque éstas no agoten nunca la realidad plena del modelo cris-
que el pecado del mundo tuvo más poder histórico que el amor de tiano.
Jesús, que la sabiduría de Dios se revela en la cruz de Jesús,
Estas realizaciones han puesto de manifiesto lo que siempre
que el que quiere ganar su vida debe perderla, que son dichosos
ha sido verdad, pero no siempre se ha .puesto en práctica con la
los pobres, calumniados y perseguidos, etc.
misma intensidad. Y el hecho de su realización es lo que ayuda
Todas estas aporías para la razón natural son las que dan ori-
históricamente a encontrar esa verdad en lo más profundo de la
ginalidad a la fe cristiana. A priori por lo tanto tampoco debería
fe cristiana. Entre las concreciones más novedosas del modelo pro-
extrañar que exista algún tipo de originalidad cuando se habla de
puesto podemos apuntar las siguientes: el unir a la palabra de
. la evangelización y de su destinatario privilegiado. Si esto causa
proclamación del mensaje y al testimonio de la propia vida, la
todavía sorpresa es porque no se ha integrado la novedad cris-
acción como modo de evangelizar y la denuncia profética; el
tiana, o porque se ha mantenido al nivel de afirmaciones orto-
hincapié en la construcción de un mundo que se aproxime al rei-
doxas, pero sin repercusiones reales.
no de Dios, sin apelar demasiado precipitadamente a la reserva
La parcialidad en el destinatario de la evangelización es otra
escatológica, la cual sigue siendo verdad; el enfatizar como for-
de las formas de mostrar la novedad y el escándalo de la fe cris-
ma privilegiada del amor, aunque no la única, la acción por la
tiana, que coincide además con el contenido de esa fe: mostrar
justicia; el aceptar la conflictividad que este modelo de evangeli-
el amor de Dios a todos, pero especialmente a quienes de él ca-
zación desencadena; recalcar la dimensión de parcialidad de la
recen; dar una esperanza a todos, pero especialmente a aquellos
fe cristiana, haciendo de los pobres el destinatario privilegiado
que humanamente menos tienen que esperar; preocuparse de to-
de la evangelización.
dos, pero especialmente de aquellos de quienes nadie se ocupa.
Y el pobre es el que mantiene perenne en la historia la pre- 7.2. El poner en práctica este modelo de evangelización ha
gunta que los hombres y también los cristianos tratamos de igno- tenido ya consecuencias visibles en A.L. En cuanto estas conse-
r a r : ¿Quién es en verdad Dios? ¿Qué significa en verdad salva- cuencias sean realmente cristianas serán a su vez una verificación
ción? ¿Qué hay que hacer para que la vida terrena tenga sentido? no ya conceptual, sino real de lo que de verdad existe en este
¿Desde qué acción se puede tener esperanza fundada de una ple- modelo. Entre estas conscuencias nos parecen las más importan-
nuitud última, de la resurrección? tes las siguientes.
El nuevo modo de evangelización, sobre todo la adopción
efectiva de lo que hemos llamado la óptica del pobre, ha" supuesto
7. Consecuencias de una evangelización unificada un proceso de conversión, tanto al nivel de comprensión teórica
de la fe cristiana, como en cambios reales de vida y de formas de
Tesis 7.a: Las consecuencias, previsibles a priori y consta- actuar. Desde Medellín son ya numerosos los documentos oficia-
tables a posteriori, de este tipo unificado de evangelización son: les de episcopados latinoamericanos que reflexionan de forma muy
la conversión de la propia Iglesia; la unión de los diversos grupos distinta a como se hacía antes. Y son también numerosos los nue-
eclesiales alrededor de esa misión evangelizadora, y la subsiguien- vos enfoques de vida y actividad que se observan a lo largo de
te desunión de quienes no aceptan este modelo de evangelización; todo el continente.
la persecución a la Iglesia, no sólo ni preferentemente como ins- El nuevo modelo de evangelización, sobre todo cuando se ha
titución, sino como misionera; la credibilidad ante el mundo, so- llevado a cabo consecuentemente la denuncia profética y la ac-
bre todo los oprimidos; la autoconciencia de la Iglesia de ser el
ción por la construcción del reino, ha supuesto la persecución.
cuerpo de Cristo en la historia.
Esta se ha dirigido en diversos lugares no contra la Iglesia como
314 LA EVANGELIZACIÓN:

institución, sino contra la misión de la Iglesia, sus agentes evan-


gelizadores y los destinatarios de la misión.
El nuevo modelo de evangelización ha supuesto también un
notable auge de la unidad de la Iglesia. Esta unidad se ha hecho
transversalmente, incluyendo a todos los estamentos de la Iglesia:
Jerarquía, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, campesinos,
intelectuales. Lo que realmente ha unido ha sido la misión a
realizar y el sufrimiento común. Por otra parte ha surgido tam-
bién la desunión, desgraciadamente, por las mismas causas. In- 10
dependientemente de las subjetividades y de los juicios morales
sobre personas y grupos concretos que estén en uno u otro bando, LA VIDA RELIGIOSA EN EL TERCER MUNDO*
lo importante es recalcar el hecho de que no es la Iglesia como
ente abstracto la que tiene capacidad de unir o desunir, sino la
misión. De esta forma también, la deseada unidad de la Iglesia
(cfr. Jn. 17, 22) se ve cada vez más como una tarea a realizar
con unos medios concretos y que no puede lograrse al precio de ig- En este trabajo queremos hacer unas .reflexiones generales
norar lo típico de la misión cristiana. Pues en nuestro tiempo sobre la vida religiosa en América Latina que ayuden a com-
también se hace más evidente que la palabra de Dios es más cor- prender su situación actual, lo legítimo y necesario del cambio
tante que espada de dos filos (cfr. Hebr. 4, 12). que se está operando, y a orientar cristianamente ese cambio. Al
También este nuevo modelo ha supuesto para la Iglesia re- hablar de vida religiosa nos referimos preferentemente a aquellas
cobrar credibilidad. Cada vez se hace más real que la Iglesia vive órdenes y congregaciones que no se dedican puramente a la vida
en la historia de los hombres y existe para ellos; que participa contemplativa —las cuales además son una minoría entre nos-
realmente de los gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los otros— sino a las que ejercitan un apostolado.
hombres de nuestro continente. Esta credibilidad acaece no tanto Al considerar la vida religiosa nos reducimos a reflexionar
cuando la Iglesia trata de explicar su doctrina atacada o cuestio- sobre lo que son sus características fundamentales, tanto porque
nada, sino cuando pone los signos de la realidad que anunpia. provienen de la historia reciente de la vida religiosa, como por-
Es el criterio que recorre todo el N.T. Nadie tiene más amor que que parecen desprenderse de la realidad cristiana d e toda vida
aquel que da su vida por los demás. En la disponibilidad de darlo religiosa. No pretendemos, por lo tanto, analizar en detalle los in-
todo y de hacer eso en favoT de los hombres, la Iglesia recobra numerables y complejos problemas que presentan cada uno de los
credibilidad. puntos que vamos a tratar, sino ofrecer un modelo global de vida
Por último este tipo de evangelización, precisamente porque religiosa para nosotros.
está basado en el mismo ejemplo de Jesús como "el primer evan- Para tener alguna noción de lo que queremos decir al hablar
gelizador" (E.N., n. 7) hace sentir a la Iglesia que ha encontrado de vida religiosa, podemos comenzar definiéndola provisiónalmen-
el verdadero camino para,nuestro tiempo en nuestro continente.
Completa en su cuerpo lo que falta a la pasión de Cristo (cfr. Col
1, 24), y ve también en él al primogénito en la resurrección (cfr. * Este trabajo es la ampliación de una ponencia ante la Asamblea
General de la CONFRES, Conferencia de Religiosos de El Salvador, te-
Col 1, 18). Se siente desde dentro unida a Cristo en el sufrimiento nida el 1.° de octubre de 1977. Apareció publicado en DIAKONIA, di-
y en la esperanza de plenitud, pues ambas surgen de una misión ciembre, 1977, Panamá, pp. 2-30. Su finalidad consistió en una necesaria
concebida y practicada como la de Cristo. reinterpretación de la vida religiosa en medio de una situación conflictiva
Aunque la Iglesia en A.L., realiza este modelo de evangeliza- en el país y de nuevas y urgentes exigencias a los religiosos y religiosas
por parte de las mayorías pobres y de la nueva pastoral eclesial bajo
ción con mayor o menor intensidad, en la medida en q u e lo lleva Mons. Romero. De ahí que se trate de analizar todos los pantos impor-
a cabo se siente realmente como lo que es: la continuadora de la tantes de la vida religiosa, aunque sólo se puedan ofrecer pistas de solu-
persona y misión de Jesús a lo largo de la historia. ción para cada uno de ellos.

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