Los Discos de Baian-Kara-Ula

... vinieron de las estrellas

La Cacería
Todo comenzó en 1937-1938, en las montañas de
Baian-Kara-Ula, las remotas y poco llamativas
montañas ubicadas en la frontera que divide a China
y Tíbet. Una expedición arqueológica, conducida por
el altamente respetado Chi Pu Tei, descubrió varias
cuevas sepulcrales singulares. Lo que él y su equipo
encontraron en estas cuevas previamente
desconocidas pronto sería considerado algo
tremendamente inusual.
Para muchos representaría uno de los
descubrimientos más grandes del siglo, y cambiaría
todo lo que percibían sobre su pasado distante y sus
orígenes como personas. Aquellos que creían en el
Génesis de la Biblia solo vieron la así llamada
"evidencia científica" como prueba posible de otra
creación de Dios inmiscuyéndose en el dominio de la
humanidad. Por fe, este dominio y cualesquiera otros
seres vivientes y pensantes, provinieron del único
Dios adorado por Cristianos y Judíos por igual..
Las Cuevas
Chi Pu Tei, un universitario de arqueología en la Universidad de Beijing, dirigió el
estudio arqueológico de una serie de cuevas interconectadas. En un informe él notó que
las "cuevas" pueden haber sido artificialmente excavadas, y eran más bien un sistema
complejo de túneles y bodegas subterréneas. Las paredes eran cuadradas y lisas, como
cortadas en la m montaña con una fuente de calor extremo. Dentro de las cuevas había
varios sitios antiguos, pero cuidadosamente arreglados, y dentro de ellos estaban los
restos de esqueletos de unos seres; unos seres extraños.

Los Esqueletos
Los esqueletos, que median un poco más de 1.10, eran “frágiles” y “delgados" con
cráneos "desproporcionadamente grandes". Al principio se sugirió que podrían ser los
restos de una especie desconocida de gorilas de la montaña. Los colegas investigadores
inicialmente ridiculizaron los descubrimientos publicados por Tei. El concepto de que
los gorilas enterraran a sus crías era absurdo, pero eso dejó una pregunta importante por
resolver: "¿Qué tipo de seres humanos podrían haber sido estas personas?" "¿Eran
humanos realmente?"

Muchos descubrimientos más profundos respecto de las cuevas conectadas eliminaron

la posibilidad de que simios hubieran vivido allí. En las paredes se encontraron
pictogramas de los cielos. La Tierra, el sol, la luna, y las estrellas estaban allí, y todos
estaban conectados por puntos del tamaño de una arveja. Era obvio que las imágenes
significaban un mapa o plano de algún tipo, y que fueron creados por seres inteligentes..
 El Descubrimiento
El equipo entonces hizo lo que se llamó "el más increíble
descubrimiento de todos." A medio enterrar en el suelo
de tierra de cada cueva encontraron discos inusuales,
originalmente mencionados como "extraños discos de
piedra" y descritos como "obviamente diseñados por las
manos de una criatura inteligente." Estos discos tenían
aproximadamente 20 cm de diámetro y 2 cm de espesor.
En el centro exacto había un orificio perfectamente
circular de 1.9 cm, y grabado en su cara había un fino
surco que se desplazaba en espiral desde el centro hacia
el borde exterior, haciendo que el disco pareciera cierto
tipo de "primitivo disco fonográfico."
Uno de los discos mejor preservados fue datado entre 10.000 y 12.000 años AC, mucho
más antiguo que incluso la más antigua estimación para la edad de las grandes
pirámides de Egipto. Estas eran noticias increíbles, pero lo que había de venir sería
incluso más notable.
 The Disks of Baian-Kara-Ula

... they came from the stars

The Hunt
It all began in 1937-1938, in the mountains of Baian-
Kara-Ula, the remote, uninviting slopes located on
the border that divides China and Tibet. An
archaeological expedition, led by the highly
respected Chi Pu Tei, discovered a number of unique
cave burial sites. What he and his team found in these
previously unknown caves would soon be considered
as something highly unusual.
For many it would represent one of the greatest
discoveries of the century, and change everything
they perceived about their distant past and their
origins as a people. Those who believed in the
Genesis of the Bible only saw the so-called
"scientific evidence" as possible proof of another
creation of God intruding into Mankind's domain. By
faith, this domain and any other living, thinking
beings came from the one God worshiped by
Christian and Jew alike.
The Caves
Chi Pu Tei, a professor of archaeology at Beijing University, directed the archaeological
survey of a series of interlinking caves. In a report he noted that the "caves" may have
been artificially carved, and were more like a complex system of tunnels and
underground storerooms. The walls were squared and glazed, as if cut into the mountain
with a source of extreme heat. Inside the caves were several ancient, but neatly arranged
burial sites, and in them the skeletal remains of a people; a strange people.
The Skeletons
The skeletons, measuring a little more than four feet tall, were found "frail and spindly"
with "disproportionately large" skulls. At first it was suggested that these might be the
remains of an unknown species of mountain gorilla. Fellow researchers initially
ridiculed Tei's published findings. The concept of gorillas burying their young was
preposterous, but that left one important question to ponder: "What kind of human
beings could these people have been?" "Were they human at all?"

More discoveries made deeper in the connectiing caves eliminated the possibility that apes
had lived there. On the walls carved pictograms of the heavens were found. The Earth, the sun,
the moon, and the stars were there, and all were connected by pea-sized dots. It was obvious
that the pictures were meant to be a map or chart of some kind, and that they were created by
intelligent beings.
 The Discovery
The team then made what was called "the most
incredible discovery of all." Half buried in the dirt floor
of each cave they found unusual disks, originally
referred to as "odd stone disks" and described as
"obviously fashioned by the hand of an intelligent
creature." These disks were approximately nine inches in
diameter and three-quarters of an inch thick. In the exact
center was a perfectly round 3/4 inch hole, and etched
into its face was a fine groove spiraling out from the
center to the rim, making the disk look like some kind of
"primitive phonograph record."
One of the best preserved disks was dated to between 10,000 and 12,000 years BC old,
older by far than even the oldest estimates of the age of the great pyramids of Egypt.
This was incredible news, but what was to come would be even more remarkable.