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OBJETIVO GENERAL

Al finalizar el curso presentaran a Jesucristo en su vivencia personal. El punto de


partida estará en la fe de los primeros discípulos que, a través de una tradición viva,
proclama hoy la Iglesia. Esta confesión cristiana, que responde a una mirada de fe sobre
unos acontecimientos históricos, sólo puede ser entendida desde lo sucedido y
constatado históricamente en la vida, pasión, muerte y resurrección del Hijo de Dios.

Porque si bien es cierto que ‘es importante aquello en lo que creemos, aún lo es
más aquel en quien creemos’. Esta afirmación del papa Benedicto XVI refleja que para un
cristiano su fe se basa en fiarse de Jesucristo, porque es El, el fundamento, sobre la que se
edifica la vida cristiana.

El curso pretende alcanzar los siguientes objetivos específicos:

1º). - Primer objetivo específico: ‘Reflexionar sobre los datos que se nos ofrecen en el
Nuevo Testamento sobre Jesús proclamado como el Cristo’. Se tendrá en cuenta el
contexto religioso mesiánico del pueblo de Israel, la comprensión sobre Jesús que tenían
sus discípulos y las claves de sistematización cristológica que formularon las primeras
comunidades cristianas.

2º). -Segundo objetivo específico: ‘Conocer la historia de la elaboración de los dogmas de


fe sobre Jesucristo’.

3º). - Tercer objetivo: específico; ‘Definir el punto inicial de la reflexión cristológica a


partir de Jesús de Nazaret en el contexto actual de los principales estudios cristológicos.

METODOLOGÍA

• La materia será expuesta en clase, ordinariamente por el profesor por medio de


presentaciones en Power Point (favor de proporcionarme proyector y si es posible
computadora)

• Las exposiciones serán reforzadas por lecturas y pregunta.

• Los alumnos elaboraran un ensayo crítico de cinco cuartillas a mano sobre una
problemática actual de la cristología (que será entregado por él profesor).

CRITERIOS DE EVALUACIÓN Y CALIFICACIÓN

• Examen parcial: habrá un examen parcial (15%)

• Ensayo crítico (15%)


• Examen final: será oral y abarcará todo el programa del semestre (50%)

• Trabajos y lecturas (20%)

4.- Perspectivas

En el programa del curso se podrán constatar las referencias a estas perspectivas:


bíblica, dogmático-histórica, sistemática y hermenéutica. Estas referencias han
configurado formas y modos de hacer cristología. Todas ellas son necesarias en la
aproximación al conocimiento de Cristo. Cada una de estas perspectivas no forman
parte un compartimento completamente independiente de las otras. Un ejemplo: no
podemos abordar ninguna realidad dogmática sobre Jesucristo sin ignorar la
perspectiva exegética. Pero tampoco podemos confesar nuestra fe en Jesucristo sin
hacer la necesaria hermenéutica y diálogo de sentido con el mundo y sus principales
interrogantes.

• Cada una de estas perspectivas aporta lo siguiente:

1º). - Perspectiva Sistemática: Esta perspectiva hace referencia a los principales


temas de cristología siendo los siguientes: Rasgos fundamentales de la persona de
Jesús; causas de su Muerte; La Resurrección, en clave de salvación definitiva por
parte Dios.

2º). - Perspectiva Histórico-Dogmática: Conocer los Concilios Cristológicos de los


primeros siglos, para ver cómo fueron respondiendo a las diversas problemáticas
que fueron surgiendo a lo largo de la historia, sobre Jesucristo y el misterio de fe
que lo rodea.

3).- Itinerarios históricos y claves de interpretación: En la actualidad las


preocupaciones han llevado a muchos especialistas, en la segunda mitad del siglo
XX hasta nuestros días, a una gran multitud de estudios sobre el ‘hombre Jesús’ en
menoscabo quizás de su verdadera identidad.

• 16 semanas / 2 hr. por semana: 32 hr.


Programa General

INTR0DUCCION

I.- CRISTOLOGIA BIBLICA

2.1.- LA ESPERA DEL SALVADOR (A.T.).

a) El mesías rey.

b) Evolución del concepto.

c) El mesías, profeta, siervo y paciente.

2.2.- LA CRISTOLOGIA EN EL NUEVO TESTAMENTO.

II.- CRISTOLOGIA HISTORICO - DOGMATICA. (1)

3.1.- LA FORMULACION DEL DOGMA CRISTOLOGICO.

3.1.- La espera del Salvador (A.T.).

3.2.- La cristología en el Nuevo Testamento.

III.- CRISTOLOGIA HISTORICO-DOGMATICA: (2)

3.1.- La formulación del dogma cristológico.

3.2.- La teología cristológica. (San Anselmo , Santo Tomás , la


Escolástica)

IV.- CRISTOLOGIA SISTEMÁTICA:

4.1.- La cristología fundamental

4.2.- Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios.

4.3.- La salvación, obra de Cristo.

4.4.- La unión hipostática

V.- DIVERSAS CUESTIONES CRISTOLOGICAS:

5.1.- La encarnación del Hijo de Dios.


• 5.2.- El conocimiento humano de Cristo.

• 5.3.- La voluntad humana y el sufrimiento de Cristo.

• 5.4.- La Psicología de Jesús.

• 5.5.- Autoconciencia y conocimiento humano de Jesús.

• 5.6—Cristología de la Europa Moderna

• 5.7. La Cristología hoy: el desarrollo a partir del Vaticano II y las


características emergentes.

• VI.- SOTERIOLOGIA SISTEMATICA


CRISTOLOGIA II

I.- INTRODUCCION

Jesucristo es el centro, la culminación y la realización plena del plan de Dios.

Cristo es el objeto de la Cristología. Los cristianos usamos este nombre para referirnos
directamente a Jesús de Nazareth en cuanto Mesías, Cristo es un nombre que indica
directamente la humanidad del Señor, así como la palabra Verbo indica directamente la
divinidad. La Cristología es fundamentalmente el estudio de la humanidad del Señor si se
prefiere el estudio del Verbo encarnado al que se confiesa como Mesías y Señor.

Podemos conocer su vida y su personalidad aplicando la inteligencia iluminada por la fe,


reflexionando sobre todo lo que ha dicho y enseñado, llegando a una visión teológica del
misterio de su persona y de su obra salvífica. Esto es lo que nos proponemos a
continuación, "hacer cristología", esto es, conocer a Jesucristo.

• A ello se ha dedicado la Iglesia desde sus orígenes, los Padres de la antigüedad,


los teólogos de todos los tiempos y culturas y los místicos. A veces hubo
interpretaciones insuficientes o errores que la Iglesia condenó con el fin de
reconducir la reflexión y conocimiento verdadero de Cristo.

• En el curso I de cristología se estudio la Historicidad de Jesús de Nazareth, su vida


su obra, su pasión su muerte y su resurrección.

El propósito de este segundo curso de Cristología es resumir de forma breve y elemental


la investigación histórica sobre Jesús de Nazaret.

• A nosotros nos toca ahora en este segundo curso profundizar y conocer, a


Jesucristo, guiados por la enseñanza bíblica, y la voz de la Tradición, nuestra
experiencia de vida con Cristo guiada por el Espíritu será posible llegar al
conocimiento de Jesucristo que constituye el fin último de todo estudio teológico.

• Este segundo curso de Cristología pretende presentar a Jesús el Cristo en la


reflexión histórica a través de los siglos. El punto de partida está en la fe de los
primeros discípulos que, a través de una tradición viva, proclama hoy la Iglesia.

• Esta confesión cristiana, que responde a una mirada de fe sobre unos


acontecimientos históricos, sólo puede ser entendida desde lo sucedido y
constatado históricamente en la vida, pasión, muerte y resurrección del Hijo de
Dios.

• Porque si bien es cierto que ‘es importante aquello en lo que creemos, aún lo es
más aquel en quien creemos’. Esta afirmación del Papa Benedicto XVI refleja que
para un cristiano su fe se basa en fiarse de Jesucristo, porque es El, el
fundamento, sobre la que se edifica la vida cristiana.

• El mensaje central del Nuevo Testamento y el núcleo de la predicación apostólica


es un testimonio palpitante sobre Jesús de Nazaret, el Cristo, el Hijo de Dios vivo
(Mt 16,16).

• Conocer a Jesucristo significa, por tanto, adentrarse en el núcleo de la fe cristiana


y en lo más esencial de la labor evangelizadora. Por esta razón, la cristología,
cuando busca responder a las preguntas: quién es Jesucristo y cómo ha realizado
la salvación de los hombres, va más allá del mero estudio teológico y contribuye al
conocimiento amoroso de Cristo, es decir, a la unión con Aquel que dijo de sí
mismo Yo soy el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6).

• Estos apuntes tratan de presentar los contenidos básicos de la reflexión


cristológica con un estilo pedagógico y sistemático, que sea útil para profundizar
en el conocimiento de la persona y la obra de Jesucristo.

• Por último, todos debemos saber desde el principio los límites que se imponen a
toda investigación sobre Jesucristo.

• Por este motivo me propongo presentar este segundo curso de Cristología


haciendo mención a los siguientes aspectos:

• 1º). - A los objetivos que pretendemos alcanzar.

• 2º). - Al método que vamos a seguir.

• 3º). - A los contenidos que desarrollaremos en el cumplimiento de los objetivos


previstos, así como a las perspectivas cristológicas más predominantes en la
actualidad.

• 1.- Objetivos

• El curso pretende alcanzar los siguientes objetivos:

• Iº). -Primer objetivo: ‘Conocer la historia de la elaboración de los dogmas de fe


sobre Jesucristo basados en Escritura y en la tradición . Y también se recogen las
reflexiones cristológicas conciliares que tienen lugar desde el siglo IV (Concilio de
Calcedonia) hasta el siglo VIII (Concilio II de Nicea).

• 2º). – Segundo objetivo: ‘Definir el punto inicial de la reflexión cristológica a


partir de Jesús de Nazaret en el contexto histórico-teológico después del Concilio
de Nicea y de los principales estudios cristológicos hasta el Concilio Vaticano II.

• 3 º.) La última parte del curso se centra en los principales desafíos que la fe en
Jesucristo tiene a partir del Concilio Vaticano II hasta nuestros días-

• 2.- Metodología

• La metodología responderá a la dinámica de trabajo, propia de las personas que


ya han llevado Cristología I y quieren profundizar los contenidos cristológicos.

• 3.- Perspectivas

• En el programa del curso se pueden constatar las referencias a estas perspectivas:


bíblica, dogmático-histórica, sistemática y hermenéutica. Estas referencias han
configurado formas y modos de hacer cristología. Todas ellas son necesarias en la
aproximación al conocimiento de Cristo.

• Cada una de estas perspectivas no forman parte un compartimento


completamente independiente de las otras. Un ejemplo: no podemos abordar
ninguna realidad dogmática sobre Jesucristo sin ignorar la perspectiva exegética.
Pero tampoco podemos confesar nuestra fe en Jesucristo sin hacer la necesaria
hermenéutica y diálogo de sentido con el mundo y sus principales interrogantes.

• Cada una de estas perspectivas aporta lo siguiente:

• 1º). - Perspectiva Sistemática: Esta perspectiva hace referencia a los principales


temas de cristología, como pueden ser, los siguientes: Rasgos fundamentales de la
persona de Jesús; causas de su Muerte; La Resurrección, en clave de salvación
definitiva por parte Dios.

• 2º). - Perspectiva Histórico-Dogmática: Conocer los Concilios Cristológicos de los


primeros siglos, para ver cómo fueron respondiendo a las diversas problemáticas
que fueron surgiendo a lo largo de la historia, sobre Jesucristo y el misterio de fe
que lo rodea.
• 3.- Itinerarios históricos y claves de interpretación: En la actualidad las
preocupaciones han llevado a muchos especialistas, en la segunda mitad del siglo
XX hasta nuestros días, a una gran multitud de estudios sobre el ‘hombre Jesús’ en
menoscabo quizás de su verdadera identidad.

Considerando a esas investigaciones valiosas se nos impone el necesario equilibrio entre


humanidad y divinidad de Jesús en la exposición cristológica actual.

• Nuestro método será "teológico": "creer para comprender", clave de todo


conocimiento teológico y "comprender para creer", esfuerzo necesario para
beneficio de nuestra fe y vida cristiana.

• El presente curso , dividido en varios capítulos, aborda entre otros temas El


Kerigma apostolico, la llamada cristología bíblica (partiendo de la espera del
Mesías en el Antiguo Testamento, los datos del Nuevo Testamento nos muestran
la génesis de toda reflexión cristológica); desarrollo del dogma cristológico
(haciendo eco de los principales concilios, así como de las herejías, sus autores y
los principales defensores de la verdad sobre Cristo); la cristología sistemática a la
que se une la soteriología (la afirmación básica de que Jesucristo es verdadero
Dios y verdadero hombre, así como su obrar salvífico a favor del hombre y de
todos los hombres será el centro y el núcleo desarrollado); y finalmente una
exposición de diversos temas relacionados con Cristo (que se ofrece como
propuesta ordenada y orgánica de las principales afirmaciones de la reflexión
teológica sobre la santidad, libertad, conocimiento y la unión hipostática del Señor
Jesús)dejando a un lado al Jesús de la historia” a quien ya se vio en Cristología I

• Finalmente concluir con la afirmación de que el camino para conocer a


Cristo no concluye con el estudio de este curso, casi podríamos decir que se
reinicia. Así pues, con el deseo de recorrerlo con docilidad por el Espíritu, nos
encaminamos a abordarlo.

• I.- KERIGMA APOSTOLICO. (κήρυγμα) La expresión "primer anuncio" resuena en


los oídos como gran ideal, como un programa de Vida, como una vivencia, pues el
anuncio es comunicación de la fe.

• Al hablar del anuncio este curso dara relieve e importancia a la realidad del
kerigma. Por kerigma (κήρυγμα)se entiende la presentación de Jesús con sus tres
grandes títulos: Salvador, Señor y Mesías. También se le denomina
"proclamación" en cuanto anuncia la vida la muerte, resurrección y glorificación
de Jesús.

• Substantivo derivado del verbo keryssein; en griego clásico indica una noticia de
carácter público y – generalmente vinculante, traída por un heraldo; en el Nuevo
Testamento designa más bien el anuncio del Evangelio hecho a los judíos y a los
paganos, la proclamación de la buena noticia de la salvación por obra de Cristo,
Señor, muerto y resucitado.

• Este anuncio del Evangelio (Kerigma) no es un  simple informe histórico de un


acontecimiento ya ocurrido, sino que es él mismo acontecimiento que manifiesta
eficazmente el mensaje de salvación que contiene.

• En efecto, la acción salvífica de Dios en Jesucristo se hace presente por obra del
Espíritu Santo en la «palabra» anunciada por los evangelistas

• Encontramos ejemplos de formulación breve del kerigma sobre todo en los


Hechos de los apóstoles (Hch 2,3.5.10.13), donde se percibe el deseo de difundir
por todos los rincones del mundo la buena noticia de la salvación

• El uso de este término en teología se  hizo muy frecuente a partir de los años
cuarenta, cuando un grupo de teólogos jesuitas de la Facultad de Innsbruck
(Jungmann, los hermanos Karl y Hugo Rahner, Franz Lackner y Franz Dander),
constatando cómo la teología que se enseñaba en los seminarios no era ya capaz
de alimentar y de animar la predicación de los futuros pastores y – la vida de los
cristianos, propusieron volver a la originalidad y a la vitalidad del primer anuncio
apostólico-El aceptar el kerigma es la condición primordial para el estudio de
toda la cristología como creyentes y no solo como investigadores

• II.- CRISTOLOGIA BIBLICA.

2.1.- LA ESPERA DEL SALVADOR (A.T.).

• El Salvador esperado por Israel tiene un nombre: es el Mesías, el que está


consagrado para realizar el plan que Dios ha proyectado desde siempre para la
salvación de la humanidad. Sus aspectos distintivos le serán revelados
progresivamente al pueblo elegido a través de las vicisitudes históricas y de las
intervenciones proféticas, mediante un proceso que irá poco a poco perfilando un
mesías que es rey, profeta sacerdote, y siervo paciente, que presentará rasgos
cada vez más marcadamente trascendentes. A esta revelación progresiva
responde por parte del pueblo de Israel la espera ininterrumpida e impaciente
del liberador enviado por Dios. El mesianismo es, pues, una dimensión
constitutiva de Jesús.

• En el discurso salvífico hay una continuidad, que abarca el Antiguo y el


Nuevo Testamento. Las profecías abarcan un periodo amplísimo que va de la
monarquía davídica a los tiempos de Jesús, y ofrece numerosos anuncios relativos
al futuro salvador o a la futura salvación.

• Por todo ello, abordaremos los principales testimonios concernientes al


mesianismo real, profético, sacerdotal y apocalíptico.

El mesías rey.

• -         Evolución del concepto.

• El mesianismo bíblico tiene un considerable desarrollo que se remonta incluso a la


época precedente a la institución monárquica, pues se habla también de
mesianismo preisraelítico o patriarcal.

• Sin embargo, es a partir del siglo X, con la monarquía davídica cuando el


fenómeno profético adquiere contornos suficientemente precisos. En este
período el mesías, es presentado como un rey extraordinario descendiente de la
estirpe de David.

• Al principio el título es referido al rey, visto como el consagrado por el Señor para
realizar la alianza y transmitir las bendiciones divinas. Pero luego el rey es
simplemente la figura del futuro mesías.

• Así pues, inicialmente la promesa de un mesías enviado por Dios para salvar a su
pueblo se expresa con categorías reales.

• El primer anuncio en este sentido es el del profeta Natán (2Sam.7,11-16), en que


Dios promete a David un reino duradero a cuyo frente estará un descendiente
suyo.

• Al rey se le reconoce el papel de lugarteniente de Dios, según lo indican el título


de siervo, y sobre todo el rito de la unción real, que parece tener un carácter
religioso y que hace del rey el garante de la alianza.

•      Los salmos.


• El eco de la espera de un mesías rey se escucha claramente en
algunos salmos reales (Sal. 88,20-38; Sal. 2,7 yss.; Sal. 110, 1-3) en que se hace
referencia a una misión especial confiada al rey mesías pero sin definir sus
contornos; en los textos recordados sólo se habla de la instauración de un reino
que durará para siempre; y en otra parte se dice que será un reino de justicia y de
paz (Sal. 71, 5-7.16-17).

• -         Isaías.

• El contenido de esta misión y la figura del rey mesías destacarán con


mayor claridad comenzando por las profecías de Isaías.

• El primer indicio de la nueva orientación se encuentra en la profecía del


Emanuel (Is.7,14 s). En ella se anuncia el repudio de la casa de David, pero
prometiendo a la vez el nacimiento de un niño con el que estará Dios. La misión de
este misterioso personaje la describirá el profeta reiteradamente.

•       Jeremías.

• En él el tema mesiánico reviste una función poco importante, no


obstante, contiene una sección muy interesante (Jer. 21,11-23). Se trata de un
discurso de consolación directamente dirigido a los exiliados de Babilonia, en el
que se promete una salvación que, en la perspectiva profética, funde el horizonte
escatológico y el de una restauración política (Jer. 23, 5 y ss.). La atención parece
dirigirse aquí a un rey mesiánico ideal, que aparecerá en los últimos tiempos y será
portador de paz y bienestar.

• -         Ezequiel.

• Este carácter marcadamente escatológico se encuentra también en el


rey mesías anunciado por Ezequiel. Se lo presenta como un pastor ideal que
cuidará de las ovejas de Israel. (Ez. 34. 23 y ss.). Se trata de un texto decisivo en el
que el profeta habla de un rey ideal futuro, pero que es un "representante" de
Dios, que es en realidad el verdadero soberano.

• -         Zacarías.

• El mesianismo real alcanza su vértice al final del período postexílico,


comenzando por los anuncios del profeta Zacarías (Zac. 9,9 ss.). En este texto
posterior al final de la dinastía davídica, la espera aparece ahora enteramente
centrada en un mesías rey escatológico, que será santo, traerá la salvación y será
humilde.

• Se trata de una de las más puras profecías mesiánicas, no sólo por la falta
de referencia política, sino además porque el anuncio salvífico es universalista, y
porque en ella se descubren acentos que anticipan los cantos del siervo de Yahvé.

• b) El mesías, profeta, siervo y paciente.

• Profeta es el que habla en nombre de Dios, siendo numerosas las figuras del
Antiguo Testamento en relación con la misión profética, que los presenta como
hombres de Dios, coherentes hasta el heroísmo en el cumplimiento de su misión.
Tal figura es empleada por Dios para representar al futuro mesías, cuando la del
rey esté desgastada y resulte inexpresiva.

• Esta nueva apertura mesiánica se halla presente en el Deutero isaías, sobre


todo en los cuatro poemas del siervo de Yahvé, si bien se le encuentra, aunque
apenas aludida, en profetas como Jeremías y Ezequiel, los cuales durante el
destierro se solidarizaron con los israelitas afrontando sacrificios y sufrimientos. La
figura del mesías que destaca en los cantos de Isaías es la del profeta que acepta
sufrir y morir por su pueblo. Es la imagen "más pura y más clara" de todo el
Antiguo Testamento.

• c) El mesías sacerdote.

• El tema del mesías sacerdote está poco subrayado en el Antiguo


Testamento. Esta representación refleja una situación particular creada después
del destierro. Tras un breve periodo en el que Israel tuvo dos jefes, uno de estirpe
regia y otro de estirpe sacerdotal. En este contexto, el mesías escatológico es
esperado de la descendencia de Aarón.

• En realidad, el mesías sacerdote que el Antiguo Testamento recuerda con


mayor insistencia, rompe los esquemas tradicionales: no desciende de Aarón, sino
que es según el orden de Melquisedec (Sal. 110,4), el rey sacerdote mencionado
por el Génesis antes que el mismo Aarón (Gen. 14, 18).

• La novedad de este mesías sacerdote se desprende también de las características


del culto que se celebrará en Jerusalén, que es descrito a grandes rasgos en las
visiones proféticas. Se trata de un culto que exigirá una gran pureza interior, estará
desvinculado del culto de entonces, tendrá carácter universalista y cósmico y
comprenderá la ofrenda de un nuevo sacrificio.

• d) El mesianismo apocalíptico.

• El mesianismo apocalíptico, iniciado a comienzos del siglo II a. C.


cuando la fe judía se ve amenazada, como ocurrió con la persecución de Antíoco IV
Epífanes. En este período se desarrolla la literatura de tipo apocalíptico, que
proclama el próximo advenimiento de Dios para juzgar a los imperios humanos y
eliminarlos, intentando así infundir esperanza en la victoria definitiva del Señor. A
esta literatura pertenece también el Libro de Daniel en el que se hace mención
del mesías apocalíptico.

• En el mesías se recapitula "el reino de los santos del Altísimo" (Dan. 7,


18.22.25.27). Por tanto, el hijo del hombre, o sea, el mesías, es presentado en
definitiva como un ser trascendente de origen celeste.

• Así lo han interpretado la tradición apocalíptica y el mismo Jesús, que se identificó


con él en presencia de Caifás y del sanedrín en el momento culminante de su
ministerio (Mc. 14, 61 ss).  

• e) Observaciones finales.  

• El cuadro del desarrollo del mesianismo es en su conjunto aceptable, aunque por


el carácter algo provisional de varias interpretaciones se advierte claramente que
la investigación de estos textos sigue abierta. En buena medida cabe suplir estas
lagunas de la investigación histórica considerando las promesas mesiánicas a la luz
de su cumplimiento en Jesucristo.

• Se pasa pues, de la imagen del mesías rey a la del mesías como siervo paciente y
a la del mesías Hijo del hombre, respetando una continuidad fundamental. El
mesianismo realizado por Jesús es algo original, pero que reviste los rasgos más
puros de la tradición veterotestamentaria. Jesús dio la preferencia a la figura
mesiánica del siervo descrito por Isaías, a la que permaneció fiel durante toda su
existencia, hasta la cruz, porque vio en la humillación y en el sufrimiento el único
camino eficaz para dar la salvación a los hombres.  

• 2.2.- LA CRISTOLOGIA EN EL NUEVO TESTAMENTO.

• Centramos aquí la atención en la enseñanza oral y escrita de la Iglesia apostólica,


o sea en la cristología vista a nivel tradicional y redaccional, considerando así los
testimonios cristológicos de la Iglesia primitiva, comenzando por los más antiguos
para pasar luego a los sinópticos, los de Pablo y de Juan.

• a)      La cristología más antigua.

• El anuncio de la salvación traída por Jesús se inicia en el ambiente palestino.


De ese modo no ha llegado a nosotros ningún testimonio directo, ya que todas las
fuentes neotestamentarias se elaboraron en un ambiente cultural helenístico. No
obstante, en esas fuentes es posible todavía percibir el eco de la predicación más
antigua, recogido en algunas formulaciones de fe que se remontan con toda
probabilidad a los comienzos. Concretamente se trata de "cristalizaciones" de la
predicación primitiva, cuyo objeto es primordialmente la muerte y resurrección
de Jesús.

•          La primera referencia a este respecto son los discursos referidos en el Libro
de los Hechos, que anuncian sobre todo la resurrección y glorificación de Jesús de
Nazaret. Es paradigmático el discurso de Pedro en pentecostés. Al Jesús que fue
condenado a muerte, Dios lo ha resucitado (He. 2, 32-36) y lo ha proclamado
Señor, o sea partícipe de la omnipotencia divina, y Mesías, consagrado para una
misión salvífica (He. 2, 33); por tanto, es Dios y salvador del hombre. Cristología y
soteriología forman aquí una unidad inseparable.

• El hombre Jesús se transforma en el salvador del hombre.

• A la predicación más antigua pertenece igualmente el texto de 1Cor 15, 1-7.


En él recuerda Pablo lo que con anterioridad ya ha anunciado, y que él mismo ha
"recibido", a saber: la muerte de Jesús por "nuestros pecados", su sepultura y
resurrección, hechos acaecidos todos ellos "según las Escrituras". También este es
un texto cristológico de sumo valor, cuya autenticidad puede estimarse
indiscutida.

•   Homologías.

• Las homologías o fórmulas de exclamación con las que se


proclamaba la fe en Jesucristo se encuentran entre los testimonios cristológicos
más arcaicos. Algunas aclamaciones proclaman que Jesús es el Señor, y hasta el
único Señor, e igualmente, que es el Mesías, el Cristo.

• Otras en cambio, aplican a Jesús el título de Hijo de Dios, título que la Iglesia
primitiva interpreta en sentido propio.
• -         Confesiones de fe.

• Preludio de los símbolos más amplios de los siglos sucesivos. Entre


estas confesiones de fe revisten suma importancia las que intentan expresar la
identidad de Cristo, que es hombre y Dios.

•        Himnos cristológicos.

• Que muy probablemente provienen de la liturgia de la Iglesia


primitiva. Y que intentan celebrar el drama divino del Redentor, que baja del cielo
para redimir a los hombres después de haber sido exaltado a la gloria. En general
se distinguen por la solemnidad del estilo, por una introducción que a menudo les
precede, y por el pronombre relativo "el cual", referido a Cristo, sin nexo directo
con la introducción misma.

• Su enseñanza puede resumirse básicamente en los siguientes términos: El


Salvador es uno con Dios e igual a él; es mediador de la creación y de la
redención; baja del cielo para vivir entre los hombres, despojándose de su poder;
muere en un acto de obediencia a Dios, siendo resucitado; realiza la
reconciliación de los hombres y del cosmos con el mismo Dios; finalmente es
exaltado y colocado a la derecha de Dios.

• Tal es la cristología de los comienzos.

• b)      Estadio palestino y helenístico.

• Desde los orígenes, la fe de la Iglesia profesa en la predicación y en el


culto la presencia de un salvador que es el mesías, su muerte y su resurrección
por los pecados de los hombres, así como su unidad con Dios. Profundizar la
comprensión de este núcleo revelado a fin de expresarlo mejor y hacerlo más
accesible fue la tarea a la que se entregó la Iglesia del siglo I, valiéndose para ello
de aquellas categorías contemporáneas que parecían más idóneas.

• Ámbito palestino.

• En el ámbito palestino son tres los títulos principales que la


comunidad atribuyó a Jesús para designar su dignidad mesiánica y divina. Así
"Maranatha)" que significa Ven Señor. Título que se encuentra en el original
arameo, también en el Nuevo Testamento (1Cor 16, 22; Ap. 22, 20), en un
contexto manifiestamente litúrgico.

• Jesús es calificado también como "Bar Nasha", el Hijo del hombre, que
debe venir para el juicio final. Título que arranca del mismo Jesús (Mt.26, 64 par.),
que tiene un doble significado en su aspecto celeste y terrestre, resultando así un
modo de expresar en el ambiente palestino el misterio de Cristo, que es Dios y
hombre; el mismo sujeto desarrolla un ministerio terrestre a favor de los
pecadores, y tiene el poder de juzgar a los hombres con autoridad divina.

• Por último, el tercer título, el de Mesías, que según es sabido, en el ámbito


palestino significaba "ungido" (Christós), y que designaba justamente por lo
general al rey de Israel.

• Ámbito helenístico.

• Los títulos recién expresados de Señor, Hijo del hombre, y Mesías,


tenían un diverso valor para un judío y para el que provenía del paganismo. En el
mundo helenístico las categorías bíblicas eran desconocidas; su atención iba más
dirigida a la dimensión ontológica de la salvación que a la funcional. Salvación que
se consideraba abierta a todos los hombres y obra de un ser celeste enviado a
liberar al alma humana de la cárcel de la materia.

• Los textos en los que se inspiró fueron sobre todo sapienciales, en los que
se presentó a Jesús como la sabiduría, el Logos del Padre hecho persona.

• C)      El Cristo de los Sinópticos.

• -         Marcos.

• El evangelio de Marcos, que es el primero en orden cronológico. En el


Jesús es designado como el Cristo (Mc. 1,1.14), el mesías esperado por Israel.
Además, es llamado con frecuencia el Hijo del hombre. En cuanto tal, es el que
vendrá con poder para el juicio final (Mc. 8, 38); pero frecuentemente este título
remite también a la existencia terrena de Jesús, sobre todo al misterio pascual
(Mc. 2, 10,28).

• Sin embargo, en Marcos, el título más importante es el de Hijo de Dios que


aparece en diversos textos como el encabezamiento del evangelio, el de la lucha
de los demonios, el de la transfiguración, y el de la crucifixión. Siendo así que las
relaciones de Jesús con Dios entran, según Marcos, en el plano de una filiación
propia y única de la que Jesús es plenamente consciente.

• Característica de Marcos universalmente conocida es el llamado "secreto


mesiánico", o sea, el misterio de la identidad mesiánica y divina de Jesús. Que sólo
se pone plenamente de manifiesto a los discípulos después de la muerte y la
resurrección, que son el centro final de atracción de todo el evangelio. Con lo que
Marcos relaciona la cristología con la soteriología.

• -         Mateo.

• En el evangelio de Mateo, la cristología se presenta más articulada,


además fuertemente marcada por la experiencia de la comunidad cristiana en la
que maduró, ya que es de origen judío. Y presenta aspectos nuevos de la
personalidad de Jesús, como son el verle como nuevo legislador y sabiduría de
Dios; como el mesías , que es más grande que el templo, pero descendiente de
Abraham y de David; como el que cumple las escrituras.

• Sin embargo, se encuentran también los rasgos comunes a la tradición


apostólica en la que se inspira Mateo. Y así Jesús es el Señor, es el Mesías, el
Cristo, el Hijo de David, el Hijo del hombre. Pero estos títulos son insuficientes
para definir por sí solos la personalidad de Jesús; por eso añade Mateo el de Hijo
del Dios vivo (Mt. 16,16), o bien Señor (Mt. 15,22; 20,30). Finalmente, Jesús es
designado como el Hijo que tiene una relación única con el Padre. Si bien, en este
evangelio falta la intención de definir la personalidad de Jesús en el plano
ontológico, ya que la presentación que de él se hace en el mismo, corresponde
más a categorías bíblicas.

•       Lucas.

• La enseñanza de Lucas recoge la mayoría de los contenidos que


hemos visto en Mateo. Siendo sus rasgos característicos los derivados de la
consideración que hace de la existencia de Jesús en el marco de la historia de
salvación. Apareciendo Cristo como la culminación de la espera
veterotestamentaria, pero también como el principio del nuevo periodo de la
historia salvífica, que a través de la predicación apostólica abarca a todos los
pueblos. En particular, la historia salvífica se explica toda ella a partir de la
resurrección gloriosa de Jesús; sólo el encuentro con el Resucitado aclara el
sentido de las Escrituras (Lc. 25,45) y da principio a la misión.
• Naturalmente Lucas también emplea los títulos tradicionales asociándolos
entre sí. Subrayando especialmente la bondad de Jesús; Lucas se complace en
insistir en su misericordia con los pecadores, le gusta contar escenas de perdón y
subraya la ternura de Jesús con los pobres y los humildes. Jesús es imagen del
Padre, de un Padre infinita e inesperadamente misericordioso.

• d)      La cristología de Pablo. (teología Crucis)

• En la reflexión cristológica de Pablo entran diversos elementos, los


principales son: la revelación que Jesús le hizo personalmente (Gal.1,12), la
aportación de la tradición eclesial, la experiencia de predicador y fundador de
comunidades cristianas y, además, su experiencia en la cárcel.

• En su cristología se da una profundización homogénea, que a través de tres


movimientos, pasa de la enseñanza soteriológica de la Iglesia primitiva, centrada
toda ella en el acontecimiento pascual y en la parusía a la participación del
creyente en la vida misma del Resucitado mediante la justificación , para llegar
finalmente a la reflexión sobre el misterio de la persona de Jesús. En cuanto a las
cartas pastorales, siguen presentando a Jesús en la perspectiva soteriológica
como único salvador del hombre.

• Así Jesucristo es presentado como preexistente junto al Padre: es de naturaleza


divina, igual a Dios: a pesar de ello, se despojó de esta dignidad y se hizo hombre,
adoptando la condición de siervo y obedeciendo hasta la muerte, por lo cual Dios
lo resucitó y le proclamó Señor (Flp. 2,6-11). Este Cristo es además imagen del
Dios invisible, engendrado antes que toda criatura.

• En cuanto a los títulos cristológicos recordamos lo más importantes y que


más se repiten. Pablo se dirige a Jesús llamándole Cristo, también Señor, y le
reconoce un "nombre por encima de todo nombre" (Flp. 2,9-11); e Hijo de Dios.

• Finalmente señalar que en cuanto al valor de los títulos de Señor y de Hijo


de Dios, no sólo significan la filiación eterna (preexistencia) de Jesús, sino también
indirectamente su divinidad. En particular, el título de Señor coloca a Jesús en la
intimidad inaccesible de la subsistencia divina; si puede preexistir respecto a las
criaturas, es porque está siempre junto al Padre.

• e)      Jesucristo en los escritos de Juan.(teologia gloriae)


• La cristología de Juan constituye la cima del desarrollo doctrinal del
Nuevo Testamento. A pesar de su originalidad, está en continuidad con la de Pablo
y con la de los sinópticos. Además, aquí más que en ningún sitio, la cristología
está vinculada a la soteriología, según se desprende del mismo prólogo del
evangelio y, de modo sintético, de su conclusión (Jn. 20,31).

• En particular, del prólogo se sigue que el Logos, la Palabra de Dios, designa


a Cristo salvador tal como por Dios Padre fue previsto en el Hijo en el origen de
los tiempos, y que realizó el plan divino. Este plan se lleva a cabo plenamente en
Cristo; él es el mediador único y definitivo, gracias al cual existe la creación, se da
la vida, y la luz de la verdad brilla en el mundo. El es el salvador de los gentiles (Jn.
1,1-9), y también de Israel (Jn. 1,14-18). Y todo ello se debe al hecho de ser él el
Hijo único, presente desde siempre en el seno del Padre.

• Juan aplica a Jesús muchos títulos, que toma de la tradición histórica: títulos
que lo califican con referencia a su condición humana (maestro) y a la gloriosa de
resucitado (Señor); títulos que Jesús acepta con reservas (mesías, profeta y rey),
por entenderlos mal sus contemporáneos; títulos que manifiestan su dignidad
divina (Hijo de Dios, Hijo del hombre, Hijo unigénito, Salvador, Logos y Dios).

• Otro contexto importante en el que destaca la identidad de Jesús son los


relatos de los milagros. En Juan los milagros son signos que, desde la vida pública
a su muerte y resurrección, revelan progresivamente la presencia en Jesús de la
gloria de Dios y su misión de salvador del hombre. Siendo el punto culminante de
la autorrevelación de Jesús el discurso de la última cena

• f) Cristología de la carta a los Hebreos.

La teología de la mediación y del sacerdocio está presente en la carta a los


hebreos, por eso le dedicamos un apartado. Cristo es leído como mediación,
sacramento y símbolo de la liberación integral de la humanidad. Jesucristo es
presentado en la carta a los hebreos como sacerdote, es decir, mediador entre
Dios y la humanidad, es un ser intermediario entre las dos categorías. El fondo de
la carta es el perdón de los pecados, y la clave central es la mediación perfecta de
Cristo. Los argumentos se apoyan en la eternidad del Hijo junto al Padre, que han
recibido la ofensa de los hombres por el pecado. Es mediador nuestro porque
muere por nosotros, ofrece su vida por nuestros pecados. Asume
ontológicamente nuestras miserias en la encarnación, y las asume moralmente
con los pecados de los hombres.
• Ese sacerdocio de Cristo es nuevo, no está constituido como el antiguo sacerdocio
judío, sino que es eterno, es para siempre. Ya no serán necesarios más sacrificios
para redimir los pecados, Cristo nos ha liberado de ellos para siempre. Su sacrificio
es único y eterno. Por eso recibe el título de Sumo y eterno sacerdote.

• Decimos que Jesús es sacerdote, porque es mediador; pero también es víctima y


altar. Víctima porque es el sacrificio que necesitaban los hombres para
reconciliarse con Dios, Jesús es el hombre mediador, es el "cordero de Dios que
quita el pecado del mundo". Cristo es el nuevo cordero sacrificado, el que derrama
su sangre por amor de manera definitiva. Es además altar, es decir, soporte en el
que comemos el pan y el vino, es la entrega permanente. No es preciso más
sacrificios, es la mesa nueva y fraternal de una redención convocada para todos los
hombres.

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