Para descifrar este libro podemos ampararnos en la promiscuidad de Pedro Gómez Valderrama

con la secta literaria que medró en torno a la revista Mito. El autor tomó a lo escritores de la
revista como público de referencia al intentar aprisionar en el ensayo el universo de la hechicería y
el satanismo clásicos. No que Pedro Gómez Valderrama fuera un producto de Dscovery Channel
encargado de elaborar una serie sensacionalista sobre dichos temas, sino que las prácticas
brujeriles, en la perspectiva de los intelectuales de Mito, permeada de una feraz ironía y distancia
crítica que torció el rumbo de la literatura colombiana, explicaban con aura metonímica la realidad
en que estaban inmersos: la Colombia de mediados del siglo xx que se sacudía apenas por esos
años el polvo del aquelarre vivido entre 1936 y 1957.