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DECRETO Nº 326G/19

RICARDO TOBÓN RESTREPO


POR GRACIA DE DIOS Y VOLUNTAD DE LA SEDE
APOSTÓLICA
ARZOBISPO DE MEDELLÍN

CONSIDERANDO

Que mediante Decreto N° 108G/13 del ocho de noviem-


bre de 2013 establecí, para la Arquidiócesis de Medellín,
las Normas para la Protección de Menores.

Que al hacer un estudio cuidadoso de esas Normas he


visto necesario acoger algunas disposiciones que en los
últimos años ha dado la Santa Sede y optimizar los pro-
cedimientos para investigar las denuncias presentadas en
tema de abuso a menores, así como los mecanismos de
acompañamiento a las víctimas para conducirlas a la sa-
nación espiritual y al perdón.

DECRETA

ARTÍCULO PRIMERO:

Se establece, para la Arquidiócesis de Medellín, el Proto-


colo para la prevención y actuación frente a presuntos abu-
sos sexuales a menores cuya copia se adjunta al presente
Decreto.

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ARTÍCULO SEGUNDO:

El nuevo Protocolo modifica las Normas para la Protec-


ción de Menores establecidas en el Decreto N° 108G/13
del ocho de noviembre de 2013.

COMUNÍQUESE Y CÚMPLASE

Dado en la ciudad de Medellín, a los cinco días del mes de


marzo del año dos mil diecinueve.

Protocolo para la prevención y actuación frente a


presuntos abusos sexuales a menores

Actualización y modificación del Decreto Arzobispal


N° 108G/13 del 8 de noviembre de 2013

1. Introducción

La Arquidiócesis de Medellín agradece al Señor el testi-


monio de sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos que han
entregado su vida al cuidado y formación de los niños, las
niñas, los adolescentes y los jóvenes. Abundantes son, en
efecto, las obras e iniciativas arquidiocesanas consagra-
das a la protección y ayuda de los más pequeños y vulne-
rables.

2
No obstante, es lamentable constatar que, pese a los pre-
ceptos del Evangelio y de la doctrina católica, a la forma-
ción que se imparte en los seminarios y a las advertencias
habituales que hacen los superiores, se presentan hechos
dolorosos que afectan gravemente la vida de las personas
y de la Iglesia. Esto hace necesario establecer protocolos
y adoptar políticas preventivas que ayuden a afrontar y a
tomar los debidos correctivos cuando se presentan casos
de abuso sexual a menores de edad, por parte de clérigos,
religiosos, voluntarios o servidores en general.

En consonancia con lo establecido por el Santo Padre


Juan Pablo II1 y reafirmado por sus sucesores, los Papas
Benedicto XVI y Francisco, la Iglesia de Medellín afirma
sin vacilaciones que no hay lugar en el sacerdocio para
quienes dañan a los jóvenes y abusan de los menores. Por
ello, a través de este protocolo, ratifica el compromiso de
seguir velando por su bien espiritual y moral, y de prote-
gerlos de cualquier abuso o maltrato.

En tal virtud, con el presente Decreto se establece un


protocolo para la prevención y actuación frente a presun-
tos abusos sexuales contra los niños, niñas, adolescen-
tes (NNA) y adultos vulnerables. Así, en primer lugar, se
quieren prevenir situaciones de abuso sexual a menores,
estableciendo buenas prácticas en las instituciones ads-
critas a la Arquidiócesis y, en segundo lugar, se busca es-
pecificar y dar a conocer el procedimiento a seguir frente
a la revelación o fundada sospecha de casos que deban
investigarse, indicando las garantías de respuesta insti-
tucional frente a las víctimas y al presunto abusador. De
igual modo, este protocolo precisa cuáles son los órganos,
las responsabilidades, los recursos, los roles, los canales
de comunicación y las actuaciones institucionales a reali-
zar con fines de prevención y protección ante la eventual
ocurrencia de casos de esta naturaleza.

1 Juan Pablo II. Discurso en la reunión interdicasterial con los Cardenales de Estados Unidos. 23 de
abril de 2002.

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En cuanto a su ámbito de aplicación, este protocolo aplica
en la jurisdicción de la Arquidiócesis de Medellín. El pro-
tocolo se activará cuando el delito sexual en contra de un
menor de edad se presente en instituciones arquidiocesa-
nas, con ocasión de las acciones que realizan los servido-
res o voluntarios, y, en el caso de los clérigos y religiosos,
bajo cualquier circunstancia enmarcada en el concepto de
abuso sexual de menores, de conformidad con lo dispues-
to por el Código de Derecho Canónico.

Salvo en el caso de los clérigos, se encuentran excluidos


de la aplicación del presente Protocolo los hechos ocurri-
dos en instituciones educativas adscritas a la Arquidióce-
sis de Medellín y que deban tramitarse de conformidad
con lo dispuesto en la Ley 1620 de 2013, o las normas
que la modifiquen o complementen.

2. Concepto de abuso sexual

2.1. Se entiende por “abuso de menores”, a tenor del ca-


non 1395, § 2, del Código de Derecho Canónico (CDC) y
de las normas del Motu Proprio Sacramentorum Sanctitatis
Tutela (MP SST), Art. 6, § 1, n. 1, el delito contra el sexto
mandamiento del decálogo cometido con un menor de 18
años; se equipara al menor de edad la persona que habi-
tualmente tiene uso imperfecto de la razón.

2.2. Constituye, así mismo, abuso de menores, y como tal


delito grave contra la moral, la adquisición, retención o
divulgación, con un fin libidinoso, de imágenes pornográ-
ficas de menores, de edad inferior a 14 años, en cualquier
forma y con cualquier instrumento (MP SST Art. 6, § 1, n.
2).

2.3. Si las acciones surgen por iniciativa o provocación de


los menores de edad o son consentidas por ellos, perma-
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nece la responsabilidad y el delito en los adultos que las
cometen.

3. Legislación del Estado colombiano

Con el objetivo de armonizar e integrar el concepto de


abuso sexual de menores previsto en la legislación canó-
nica con las normas propias del Estado colombiano, es
oportuno precisar el sentido y alcance de estas últimas.

El Código de la Infancia y la Adolescencia, Ley 1098 de


2006, busca garantizar a los NNA su pleno y armonioso
desarrollo para que crezcan en el seno de la familia y de
la comunidad, en un ambiente de felicidad, amor y com-
prensión.

En términos generales, la Ley 1146 de 2007 define la vio-


lencia sexual en contra de los NNA como “todo acto o
comportamiento de tipo sexual ejercido sobre un niño,
niña o adolescente, utilizando la fuerza o cualquier forma
de coerción física, psicológica o emocional, aprovechando
las condiciones de indefensión, de desigualdad y las rela-
ciones de poder existentes entre víctima y agresor”.

Por su parte, el Código Penal, Ley 599 de 2000, tipifica


con fines punitivos un conjunto de comportamientos que
no excluyen la definición canónica del abuso de menores,
sino que, más bien, la complementan.

En este sentido, cuando en el presente protocolo se haga


referencia al concepto canónico de abuso de menores,
también se encuentran comprendidos los comportamien-
tos considerados delictivos por el Estado colombiano. De
esta manera, las conductas previstas como delictivas por
la legislación estatal colombiana se orientan, en su con-
junto, a la protección de la libertad, integridad y forma-
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ción sexual, para el caso, de menores de 18 años. Algunas
de estas conductas son:

El acoso sexual es el hostigamiento, asedio, persecución,


físicos o verbales, que realiza una persona que se encuen-
tra en una posición de superioridad manifiesta por rela-
ciones de autoridad, poder, edad, sexo, posición laboral,
social, familiar o económica; sobre otra, mayor o menor
de edad, con fines sexuales, en provecho suyo o de un
tercero.

El acceso carnal consiste en la penetración del miembro


viril por vía anal, vaginal u oral, así como la penetración
vaginal o anal de cualquier otra parte del cuerpo humano
u otro objeto —violación en la legislación canónica—. Esta
conducta se cataloga como acceso carnal violento cuan-
do realiza, sin ningún tipo de consentimiento, por parte
de la víctima y valiéndose de cualquier clase de violencia
física o psicológica, o porque se pone a la víctima en in-
capacidad de resistir. Se configura un acceso carnal abu-
sivo en aquellos casos en que el victimario cuenta con el
consentimiento de la víctima, pero se trata de un consen-
timiento viciado por la condición subjetiva de esta, por
razones de su edad (menor de 14 años) o porque se en-
cuentra en incapacidad de resistir.

El acto sexual — abuso sexual propio en la legislación canó-


nica— es un tocamiento o manoseo sin penetración que
realiza el victimario, con el ánimo de satisfacer la libido,
en una zona del cuerpo de la víctima considerada social-
mente erógena. Puede tratarse de un acto sexual violen-
to si no existe voluntad por parte de la víctima, o de un
acto sexual abusivo cuando dicha voluntad se encuentra
viciada. También se considera delictivo realizar este tipo
de tocamientos con otra persona en frente de un me-
nor de 14 años, o inducirlo a prácticas sexuales —abuso
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sexual impropio en la legislación canónica—. Si se trata de
un tocamiento o manoseo sin penetración, sin el ánimo
del victimario de satisfacer la libido, podría tratarse de
una injuria por vía de hecho.

Por demanda de explotación sexual se entiende la soli-


citud o demanda de realizar acceso carnal o actos sexua-
les con una persona menor de 18 años, mediante pago
o promesa de pago en dinero, especie o retribución de
cualquier naturaleza. Este comportamiento se tipifica pe-
nalmente incluso si se cuenta con el consentimiento de la
víctima, sea esta mayor o no de 14 años. De igual modo,
conviene precisar que el comportamiento delictivo se
configura con independencia de que se materialice o no
el acceso carnal o el acto sexual.

El proxenetismo con menor de edad hace referencia a la


facilitación o participación en cualquier forma de explo-
tación sexual de un menor de 18 años. Cabe anotar que
también se castiga, penalmente, el constreñimiento y el
estímulo a la prostitución de menores de 18 años.

La pornografía con personas menores de 18 años es un


delito consistente en fotografiar, filmar, grabar, producir,
divulgar, ofrecer, vender, comprar, poseer, portar, alma-
cenar, transmitir o exhibir, por cualquier medio, para uso
personal o de intercambio, representaciones reales de ac-
tividades sexuales que involucren a un menor de 18 años.

4. Normativa de la Iglesia universal


Para el tratamiento de eventuales acusaciones de abu-
so a menores, la Arquidiócesis de Medellín se rige por
las normas que la Sede Apostólica ha establecido a pro-
pósito de la recepción de denuncias, la investigación
previa y la remisión de casos a la Congregación para la
Doctrina de la Fe.
Se trata, en particular, de las disposiciones contenidas en
el Código de Derecho Canónico; en el Motu Proprio Sacra-
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mentorum Sanctitatis Tutela (Normae de gravioribus delic-
tis), promulgado por el Papa Juan Pablo II el 30 de abril de
2001; y en las modificaciones que, a este mismo decreto,
introdujo el Papa Benedicto XVI y que fueron promulga-
das el 21 de mayo de 2010. También se tiene en cuenta
la Carta Circular de la Congregación para la Doctrina de
la Fe a las Conferencias Episcopales con indicaciones para
tratar los casos de abuso sexual contra menores por parte
del clero, publicada el 3 de mayo de 2011.

El presente protocolo no sustituye ninguna de las disposi-


ciones canónicas establecidas por la Santa Sede, sino que
las explicita y las aplica.

5. Delegación Arzobispal para la Protección de Menores


Organización

En la Arquidiócesis se constituirá una Delegación para la


Protección de Menores, cuyo objetivo principal será pro-
poner directrices, protocolos y manuales para la preven-
ción del abuso infantil en el ambiente eclesial arquidio-
cesano, así como políticas claras de comportamiento de
los agentes pastorales y colaboradores en el trato con los
NNA en los ambientes eclesiales.

Esta Delegación estará conformada por las siguientes


personas nombradas por el Arzobispo de Medellín:

•El Delegado Arzobispal para la Protección de Menores.


•Un Oficial de cumplimiento2 .
•El Director del programa de “Buen Trato”.
•Una Comisión Orientadora integrada por seis profesio-
nales especialistas en derecho canónico, derecho penal
y civil, psicología, trabajo social, teología, moral y ética,
entre otras disciplinas relacionadas con la protección de
menores de edad3 .
2. Ver sus funciones en el anexo 3.
3. Ver su configuración y funciones en el anexo 4.
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6. Funciones del Delegado Arzobispal para la Protección
de Menores

El Delegado Arzobispal para la Protección de Menores, en


coordinación con el Oficial de Cumplimiento y bajo es-
tricta observancia de los principios de dignidad humana,
acción sin daño, confidencialidad, diligencia, protección,
prevención y atención integral, es responsable de:

6.1. Recibir eventuales denuncias de delito sexual contra


un menor por parte de un clérigo, religioso, voluntario o
servidor que se encuentre en el ámbito de esta jurisdic-
ción eclesiástica.

6.2. Llevar el registro y archivo de las eventuales denun-


cias. La documentación de cada caso será conservada en
el archivo de la curia diocesana mientras se diligencia el
caso con la Santa Sede, de conformidad con las normas
universales sobre registro de documentos confidenciales.
La documentación no podrá ser fotocopiada ni reproduci-
da digitalmente sin permiso expreso del Arzobispo.

6.3. Asesorar al Arzobispo en la valoración de las acusa-


ciones y en la determinación de la oportunidad de aplicar
medidas cautelares (cfr. CIC, c. 1722).

6.4. Proponer medidas orientadas a la protección de me-


nores y vigilar la observancia de las mismas.

6.5. Coordinar las labores del Oficial de Cumplimiento.

6.6. Supervisar los procesos en trámite. El seguimiento


se realizará, por parte del Oficial de Cumplimiento, pe-
riódicamente, cada tres meses contados a partir de la
presentación de la denuncia y hasta que se llegue a una
conclusión definitiva de la investigación. El seguimiento
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se hará constar en un informe dirigido al Delegado Arzo-
bispal para la Protección de Menores.

7. Recepción de las denuncias

Los responsables de los organismos arquidiocesanos han


de estar siempre dispuestos para escuchar y atender las
denuncias relacionadas con el abuso sexual de menores,
y a orientarlas hacia el Delegado Arzobispal para la Pro-
tección de Menores, quien, acompañado de los demás
miembros de la Delegación Arzobispal de Protección de
Menores, coordinará todo lo relacionado con la preven-
ción de casos de abuso.

En las denuncias que se hacen por abuso sexual a meno-


res se debe evitar, bajo grave deber de conciencia, hacer
acusaciones temerarias o falsas, así como divulgar los de-
talles que puedan afectar la tranquilidad de los menores.

Si la denuncia se presenta oralmente, se pondrá por escri-


to, se autenticará por notario eclesiástico y se firmará por
el denunciante.

Se tendrá cuidado de proteger los derechos de todas las


partes implicadas y de dar al acusado la oportunidad de
conocer las denuncias y de defenderse. Cuando se ha
probado que una acusación es infundada, se adoptarán
medidas para restaurar el buen nombre de la persona fal-
samente acusada.

Las denuncias pueden proceder directamente de la vícti-


ma, de un tercero (como parientes o cuidadores) o, inclu-
so, ser anónima. Es posible, asimismo, que la primera no-
ticia se adquiera a través de los medios de comunicación.
Las denuncias anónimas que no suministren evidencias o
datos concretos que permitan encauzar la investigación
serán archivadas. En este sentido, se dará trámite a las
denuncias anónimas que indiquen hechos concretos, de
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verosímil ocurrencia, con autor determinado o determi-
nable.

8. Cooperación con las autoridades civiles


y responsabildad individual

La Arquidiócesis de Medellín cumple con todas las leyes


civiles vigentes. Por ello, advertirá a los denunciantes so-
bre el derecho que tienen a llevar las acusaciones tam-
bién a las autoridades civiles y les ayudará a hacer efec-
tivo este derecho indicándoles concretamente a quiénes
deben acudir.

Tal advertencia quedará consignada por escrito y deberá


ser firmada por el denunciante o por la presunta víctima.
Si se trata de un menor de edad, la advertencia será firma-
da por sus padres o tutores legales.

Por ningún motivo se intentará disuadir al denunciante,


a la presunta víctima o a su familia de denunciar el caso
ante las autoridades civiles. No se suscribirán acuerdos
que exijan confidencialidad, de hechos o personas, a las
partes involucradas en acusaciones de delitos sexuales
contra menores por parte de un clérigo, religioso, servidor
o voluntario de la Iglesia.

La Delegación Arzobispal para la Protección de Menores,


tras considerar cada caso, discernirá e indicará el modo
en que las denuncias de abusos contra los NNA deben ser
puestas en conocimiento de las autoridades civiles com-
petentes.

Las acciones del acusado y sus consecuencias civiles o pe-


nales, son responsabilidad personal de quien ha cometido
el crimen y no de la Iglesia particular, ni de cualquiera otra
institución de la Arquidiócesis.

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9. Proceso canónico

Siguiendo las normas establecidas en el Motu Proprio Sa-


cramentorum Sanctitatis Tutela vigente, la Arquidiócesis de
Medellín, tras haber recibido una denuncia de abuso se-
xual de un menor por parte de un clérigo, seguirá estos
pasos:

9.1. Apertura y desarrollo de la investigación preliminar,


la cual tiene por objeto determinar la verosimilitud de las
denuncias.

9.2. Examen de las conclusiones de la investigación pre-


liminar.

9.3. Remisión del proceso a la Santa Sede, en caso de que


la acusación resulte verosímil.

9.4. Ejecución de las disposiciones emanadas por la Con-


gregación para la Doctrina de la Fe.

La descripción detallada de este proceso se encuentra en


el anexo 1.

10. Evaluación del personal

La Arquidiócesis de Medellín cumplirá con el deber de


evaluar atentamente la idoneidad de todo el personal que
ejerza funciones en las instituciones de la jurisdicción, in-
cluso temporalmente. En particular:

10.1. Se consultará, periódicamente, la existencia de an-


tecedentes penales de los clérigos, religiosos, voluntarios
y servidores.

10.2. Las entidades arquidiocesanas, autorizadas por el


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Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), que
realicen procesos de selección de personal para el desem-
peño de cargos, oficios, profesiones que involucren una
relación directa y habitual con menores, deberán consul-
tar el Registro de Inhabilidades por Delitos Sexuales contra
Menores de Edad.

10.3. Cuando tenga lugar el traslado de un clérigo prove-


niente de otra circunscripción eclesiástica, se solicitará al
obispo de la diócesis de proveniencia informar sobre la
eventual existencia de acusaciones de abuso sexual en su
contra y, si las hubiere, sobre el estado de las mismas.

10.4. Igual medida se seguirá con los superiores de un ins-


tituto religioso o de sociedad de vida apostólica, cuando
propongan un clérigo de su comunidad para ejercer un
cargo pastoral en la Arquidiócesis de Medellín.

10.5. Todos los clérigos, religiosos, servidores y volunta-


rios suscribirán voluntariamente un documento escrito
referido al conocimiento y observancia de este protocolo,
así como de las normas canónicas y estatales para la pro-
tección de menores (Anexo 2).

11. Derechos de las víctimas

El Delegado Arzobispal para la Protección de Menores,


como responsable misional, coordinará la asistencia y el
cuidado pastoral de las personas que afirman haber su-
frido abuso sexual siendo menores de edad, de parte del
personal vinculado a esta Iglesia particular.
En la atención del caso, las víctimas tienen derecho a ser
escuchadas, a recibir un trato humano, respetuoso y dig-
no, que garantice sus derechos. Entre otros, las víctimas
tienen derecho a:

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a) Presentar denuncias, antes las autoridades civiles
y canónicas, por casos de abuso sexual.
b) Recibir información sobre sus derechos y las rutas
de atención.
c) A la protección de su intimidad y a que sus datos
personales sean tratado con reserva.
d) El testimonio de la víctima, mientras sea menor de
edad, no podrá ser escuchado sin acompañamiento
o autorización de sus padres o acudientes. Para su
recepción, este testimonio debe practicarse con es-
tricta observancia del protocolo forense SATAC, por
parte de profesionales certificados por parte de la
respectiva autoridad estatal.
e) En desarrollo del interés superior del menor, los
derechos al debido proceso y a la dignidad humana,
debe evitarse cualquier forma de revictimización de
quien afirma ser víctima de un delito sexual, sea o no
menor de edad al momento de la denuncia. En este
sentido:

• No se permite ningún acto orientado a des-


motivar las denuncias. Se encuentra proscrito
cualquier tipo de ofrecimiento de carácter retri-
butivo orientado a desestimular las denuncias.

• Los encargados de recibir y tramitar las de-


nuncias no deben asumir una posición de re-
chazo, negación o minimización de los hechos
denunciados.

• Para la recepción y trámite de las denuncias


no se le podrá exigir a la víctima ninguna prue-
ba. Las denuncias deberán tramitarse en todos
los casos que aporten información concreta o
evidencias que permitan encauzar la investiga-
ción.
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• Se debe evitar cualquier forma de responsa-
bilización (culpabilización) de la víctima en rela-
ción con los hechos que denuncia.

• Los encargados de recibir y tramitar las de-


nuncias no emitirán ningún juicio de valor y
evitarán indagar sobre conductas sexuales de
la víctima, ni podrán auscultar detalles imperti-
nentes o denigrantes sobre los hechos denun-
ciados.

• No se puede someter a la víctima a repetir in-


necesariamente el relato de los hechos denun-
ciados.

• Cuando la víctima decida voluntariamente


rendir testimonio, no será sometida a ningún
tipo de careo con el victimario. Solo si la vícti-
ma es mayor de edad, se consultará previamen-
te su voluntad. Si expresa su negativa al careo,
se le indicará la alternativa de emplear medios
no presenciales para la práctica de pruebas y,
en caso de estar de acuerdo, así se procederá.

Para realizar eficientemente esta labor, que es ante todo


un acompañamiento espiritual adecuado que lleve a la
protección y a la sanación de la víctima, el Delegado Arzo-
bispal contará con los medios necesarios; igualmente, po-
drá asesorarse de profesionales en diferentes disciplinas,
si lo ve conveniente.

12. Normas para la prevención

Los clérigos, religiosos, servidores y voluntarios que pres-


tan diversos servicios en la Arquidiócesis de Medellín han
de procurar que en sus relaciones interpersonales y en
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toda circunstancia se reflejen los ideales del Evangelio. En
concreto, para propiciar que los niños y niñas disfruten de
un ambiente seguro mientras participan en las activida-
des eclesiales, tienen el deber de:

12.1. Ofrecer buen ejemplo a los niños y niñas, adolescen-


tes y jóvenes, conforme a las enseñanzas del Evangelio y
del Magisterio de la Iglesia.

12.2. Tratarlos con madurez afectiva y respeto profundo,


evitando demostraciones inconvenientes de afecto.

12.3. Evitar con ellos cualquier tipo de situaciones, expre-


siones o acciones de doble sentido que puedan prestarse
a tergiversaciones o malas interpretaciones.

12.4. Gestionar el permiso escrito de los padres o los tu-


tores legales para que los niños y niñas participen en ac-
tividades que se realicen fuera de la parroquia o de las
instituciones arquidiocesanas.

En la misma línea, se prohíbe a dichos empleados y volun-


tarios:

12.5. Tener con los menores contactos físicos impropios.

12.6. Encerrarse en cualquier sitio con un menor de edad.

12.7. Privilegiar con favoritismos a menores de edad.

12.8. Alojar a menores de edad en las casas curales o en


cualquiera otra residencia sacerdotal o pastoral.

12.9. Llevar como acompañante único a un menor de


edad.

12.10. Administrar cualquier tipo de medicamento sin el


consentimiento explícito de los padres del menor o, en

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caso de urgencia, sin la asesoría de un profesional de la
salud.

12.11. Desarrollar actividades con menores bajo la in-


fluencia de narcóticos o del alcohol.

12.12. Suministrar alucinógenos, bebidas alcohólicas o


tabaco a los menores.

12.13. Escuchar música u observar cualquier material con


contenido pornográfico o de incitación sexual en compa-
ñía de un menor, aún con pretextos educativos o artísti-
cos.

12.14. Someter a los menores a castigos físicos o humi-


llantes.

12.15. Trivializar o exagerar el asunto del abuso de los


menores.

12.16. Realizar tomas privadas de imágenes o videos de


menores.

Para la selección de empleados y voluntarios al servicio


de la Iglesia arquidiocesana, el Delegado para la Protec-
ción de Menores, a nivel de curia, y los responsables de
las parroquias y demás instituciones, implementarán en
los procesos de selección del personal los mecanismos
idóneos que apunten a proteger a los menores de abusos
o maltratos.

Igualmente, se hará un seguimiento a eventuales manifes-


taciones de abuso que puedan presentar los empleados y
voluntarios que trabajan en la Arquidiócesis frente a los
menores de edad, sin dejar de tener en cuenta posibles
provocaciones y engaños de los mismos niños y adoles-
centes.
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Como prueba de acatamiento y de responsabilidad en
esta materia, todos firmarán un documento en el que
conste que conocen, aceptan y se comprometen con es-
tas normas (cfr. anexo 2), dejando claro que ninguna au-
toridad en la Iglesia tolera, comparte, promueve, autoriza
o siquiera trivializa el abuso y el maltrato a los menores.

Anexo 1

Itinerario del Proceso Canónico

1. Apertura de la investigación preliminar

1.1. La decisión de iniciar la investigación preliminar co-


rresponde al Arzobispo, y teniendo en cuenta que el c.
1717 §1 ordena que: “siempre que el ordinario tenga
noticia, al menos verosímil de un delito debe investigar
con cautela, personalmente o por medio de una persona
idónea, sobre los hechos y sus circunstancias, así como la
imputabilidad, a no ser que esta investigación parezca del
todo superflua”.

1.2. Por cada denuncia o noticia verosímil de un delito se


adelantará una investigación autónoma, incluso si se tra-
ta de un mismo acusado de una misma víctima. De este
modo, aunque las denuncias podrán acumularse en un
solo expediente que haga referencia a un mismo acusa-
do, cada una de ellas deberá conducir a las conclusiones
independientes respecto de la veracidad de los hechos y
la configuración delictiva. A cada denuncia o noticia cri-
minal se le asignará un Radicado Numérico Único (RNU)
que permita su identificación, seguimiento y trazabilidad.

1.3. Si el Arzobispo decide iniciar la investigación prelimi-


nar, lo hará mediante Decreto en el que nombre la o las
personas idóneas para llevarla a cabo, teniendo en cuenta
que él mismo puede asumir personalmente la investiga-
ción (cfr. art. 10, c), 29 y CIC, c. 1717).
18
1.4. A menos que existan motivos graves en contra, el De-
creto de apertura de la investigación será notificado por
escrito y lo antes posible al clérigo acusado. Se le recorda-
rá el principio de presunción de inocencia y se le advertirá
que no debe comunicarse con el acusador o acusadores
ni con la presunta víctima o su familia. Del mismo modo,
se le recomendará buscar la asesoría de un experto cano-
nista.

1.5. Durante el proceso de investigación preliminar se res-


petará siempre el derecho del acusado a contar con una
defensa idónea. En consecuencia, a no ser que el Arzo-
bispo juzgue que existen graves razones en contra, desde
la primera fase de la investigación el acusado debe ser
informado de las imputaciones en su contra, dándole la
oportunidad de responder a cada una. La prudencia del
Arzobispo decidirá cuál información deberá ser comuni-
cada al acusado.

Si el Arzobispo juzga que existen razones para limitar la


información que se da al acusado, se le hará notar que, si
al concluir la investigación preliminar las acusaciones no
son descartadas como infundadas y se sigue un proceso
judicial o administrativo, tendrá conocimiento de las acu-
saciones y pruebas que se presenten contra él y la posibi-
lidad de contradecirlas.

1.6. En todo momento del procedimiento disciplinar o


penal se debe asegurar al clérigo acusado un adecuado
acompañamiento espiritual y se le brindarán, de acuerdo
con las circunstancias, los medios necesarios para una
congrua manutención.

1.7. Se debe evitar que la investigación preliminar ponga


en peligro la buena fama de las personas (cfr. CIC, c. 1717,
2). Esto significa que quienes intervienen en la investiga-
19
ción preliminar deben respetar el principio de confiden-
cialidad. Sólo las personas expresamente autorizadas por
el Arzobispo podrán tener acceso a la información o docu-
mentos relacionados con las acusaciones de abuso sexual
contra un menor de edad por parte de un clérigo (cfr. art.
10, b).

1.8. En caso de denuncia de delito sexual contra un menor


de edad por parte de un clérigo presentada ante la auto-
ridad civil, toda eventual asesoría jurídica ante los tribu-
nales del Estado será responsabilidad exclusiva del cléri-
go acusado. Ni siquiera a título privado el acusado podrá
hacer uso de abogados o asesores jurídicos que tengan
vínculos laborales con la circunscripción eclesiástica.

2. De las medidas cautelares aplicables durante el


proceso

2.1. Sin menoscabo del principio de presunción de ino-


cencia, el Arzobispo, dentro de los parámetros estableci-
dos por la ley universal, podrá imponer durante el proceso
de investigación preliminar las medidas cautelares nece-
sarias para salvaguardar el bien de la Iglesia y el de las
personas involucradas en los hechos (cfr. CIC, c. 1722 y
SST 19). Para la adopción de estas medidas, el Arzobispo
podrá escuchar el concepto de la Comisión Orientadora
para la protección de menores.

Incluso antes de recibir las conclusiones de la investiga-


ción previa, si el Arzobispo, tras las oportunas consultas,
concluye que la acusación de abuso sexual contra un me-
nor resulta creíble, impondrá las medidas cautelares ne-
cesarias para evitar que el clérigo acusado pueda reincidir
en las conductas delictivas que se le imputan.

Las medidas cautelares deberán notificarse por medio de


decreto arzobispal al clérigo acusado (CIC, cc. 47-58).

20
2.2 De acuerdo con lo establecido en el derecho universal
(cfr. c. 1722), las medidas cautelares pueden ser:

a) La suspensión del clérigo del ejercicio del ministerio sa-


grado y/o de un oficio o cargo eclesiástico.

b) La imposición o prohibición de residir en un lugar o te-


rritorio determinado.

c) La prohibición de la celebración pública de la Eucaristía


mientras se espera el resultado definitivo del proceso ca-
nónico (cfr. CIC, c. 1722).

Las medidas cautelares respecto de religiosos, servidores


y voluntarios se analizarán de acuerdo con la naturaleza
de su vinculación con la Institución.

3. Desarrollo de la investigación preliminar

3.1. Los investigadores nombrados por el Arzobispo tie-


nen los mismos poderes e idénticas obligaciones que el
auditor en un proceso (cfr. CIC, c. 1717, 3). Contarán con
la asesoría permanente del Oficial de Cumplimiento. Su
misión es la de recoger, en la medida de lo posible, toda
la información necesaria para valorar la credibilidad de la
denuncia (personas involucradas, lugares, fechas, hechos
relevantes, eventuales testigos y otros medios de prueba).

3.2. Los investigadores se entrevistarán con la persona o


personas que hayan presentado acusaciones, con la víc-
tima cuando sea mayor de edad (si las acusaciones han
sido cursadas por otras personas), con el acusado y con
cualquier otra persona que pueda ayudar a clarificar los
hechos a los que se refieran las acusaciones. A todos se
recordará el derecho de contar con asesoría jurídica.

3.3. Los investigadores y aquellos a quienes entrevisten


firmarán un informe escrito de cada entrevista, con todos

21
los datos oportunos (nombre del declarante y de quien
recibe la declaración, lugar, fecha, hechos, circunstancias
importantes, etc.).

3.4. Antes de entrevistar al acusado, se le ha de informar


sobre las acusaciones presentadas contra él, dándole la
posibilidad de responder. Se tendrá en cuenta que no tie-
ne obligación de confesar el delito, ni puede pedírsele ju-
ramento (cfr. CIC, c.1728, 2).

4. Conclusiones de la investigación preliminar: Actua-


ción jurídica y pastoral

El Arzobispo deberá asegurarse de que la investigación


preliminar se lleve a cabo con el máximo cuidado y celeri-
dad. Todos los pasos seguidos en su desarrollo, incluidas
las conclusiones por parte de los investigadores y del Ofi-
cial de Cumplimiento, deberán quedar consignadas por
escrito y serán transmitidas al Obispo diocesano. En ellas
deberá constar:

•Si las acusaciones resultan verosímiles.

•Si los hechos y circunstancias que aparecen en las


averiguaciones constituyen delito sexual contra me-
nor.

•Si el delito parece imputable al acusado.

4.1. El Obispo diocesano, oídos el Delegado Arzobispal


para la Protección de Menores y el Oficial de cumplimien-
to, podrá determinar que se amplíe la investigación. Si, a
su juicio, la información resulta completa, procederá me-
diante Decreto al cierre de la investigación preliminar.

22
Si las acusaciones no son verosímiles, el decreto episcopal
notificará que la investigación ha sido concluida y desesti-
mará las acusaciones como carentes de fundamento.

Si las acusaciones son verosímiles y hay por tanto razones


para pensar que se ha cometido un delito, en el Decreto
de cierre de la investigación previa se ordenará la remi-
sión del caso a la Congregación para la Doctrina de la Fe
(cf. art. 38-42) y se adoptarán, o confirmarán, las medidas
cautelares que se consideren necesarias (cfr. art. 27).

4.2.El decreto mencionado en el artículo anterior será


oportunamente notificado al acusado y a la víctima, si es
mayor de edad. En caso contrario, a sus padres o repre-
sentantes legales.

5. De la notificación de la Santa Sede

5.1. Si una vez concluida la investigación preliminar, el Ar-


zobispo concluye que la acusación de delito sexual contra
un menor por parte de un clérigo resulta verosímil, no-
tificará el caso con prontitud a la Congregación para la
Doctrina de la Fe.

5.2. Además de otras informaciones que el Arzobispo con-


sidere relevantes para el estudio del caso, la notificación
a la Congregación para la Doctrina de la Fe deberá incluir:

a) Los datos personales y el curriculum vitae del clé-


rigo acusado.

b) La documentación recogida durante la investiga-


ción preliminar (denuncia, respuesta del acusado,
testimonios, documentos, etc.).

c)Las conclusiones de la investigación.

d)Las medidas cautelares que se han adoptado o se


piensan adoptar.
23
e)Información sobre la existencia de eventuales pro-
cesos civiles en contra del acusado.

f)Descripción de la notoriedad o de la difusión públi-


ca de las acusaciones.

5.3. En caso de presentarse “prescripción” -establecida


hoy en veinte (20) años contados a partir del cumplimien-
to de la mayoría de edad de la víctima - el Arzobispo po-
drá solicitar a la Congregación para la Doctrina de la Fe
la derogación de dicha prescripción indicando las razones
pertinentes (cfr. SST, art. 7).

5.4. A menos que la Congregación para la Doctrina de la


Fe, tras haber sido notificada, asuma directamente el tra-
tamiento del caso, la misma Congregación indicará al Ar-
zobispo la forma de proceder (cfr. SST, art. 16).

5.5. Las disposiciones emanadas por la Congregación se-


rán ejecutadas por el Arzobispo fielmente y con diligencia,
sin perjuicio de la posibilidad de informar a la Congrega-
ción sobre la existencia de motivos graves o circunstan-
cias nuevas que puedan ocurrir durante el transcurso del
proceso penal.

5.6. Cuando se haya admitido o se haya demostrado la


perpetración de delito sexual contra un menor, el clérigo
infractor deberá recibir una justa pena y, si la gravedad del
caso lo requiere, será expulsado del estado clerical (cfr.
SST, art. 6; CIC, c. 1395, 2).

5.7. No se readmitirá un clérigo al ejercicio público de su


ministerio si éste puede suponer un peligro para los me-
nores o existe riesgo de escándalo para la comunidad (cfr.
Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta Circular del
3 de mayo de 2011, III, i).
24
5.8. La dimisión del estado clerical podrá ser solicitada vo-
luntariamente por el infractor en cualquier momento. En
casos de excepcional gravedad, el Arzobispo podrá solici-
tar al Santo Padre la dimisión del sacerdote o diácono del
estado clerical pro bono Ecclesiae, incluso sin el consenti-
miento del acusado. Del mismo modo, el clérigo infractor
podrá solicitar la dispensa de las obligaciones del estado
clerical, incluido el celibato (cfr. SST, art. 21, 2, 2º).

Anexo 2
Cláusula de Conocimiento y Promesa de Observancia
de las Normas para la Protección de Menores

Yo _______________________________________________, iden-
tificado con cédula de ciudadanía ________________________
_______, declaro haber comprendido y aceptado plenamente
que:

a) Rechazo personalmente todo tipo de abuso sexual.

b) Conozco la doctrina de la Iglesia sobre este asunto


y que, por lo tanto, si incurro en este tipo de compor-
tamientos, soy consciente de que realizo una con-
ducta gravemente contraria a la ley de Dios y a las
normas eclesiales.

c) Comprendo que el abuso sexual es también una


conducta delictiva según la legislación del Estado
Colombiano, y que he sido informado sobre las nor-
mas vigentes en esta materia. Me comprometo a par-
ticipar en procesos de formación sobre prevención y
protección de casos de abuso sexual, programados
por la diócesis con la temporalidad que se estime
oportuna.

25
d) Entiendo que el Protocolo 326G/19, emanado por
la Arquidiócesis de Medellín ha sido preparado como
una guía para ayudarme a desempeñar con acierto y
diligencia mi servicio eclesial en la (nombre de la Cir-
cunscripción eclesiástica)_______________________,
particularmente en aquello que se refiere al trato
con menores de edad.

e) Asumo que la observancia de los criterios es-


tablecidos en dicho Protocolo son de obli-
gatorio cumplimiento para el ejercicio de mi
servicio eclesial como (nombre del cargo o fun-
ción)______________________________________.

f) Acepto que la información contenida en este Pro-


tocolo no debe interpretarse, en modo alguno, como
un contrato de trabajo o de continuación de empleo
y no establece vínculo laboral entre la Arquidiócesis
de Medellín y mi persona.

g) Acepto que la responsabilidad del cumplimiento


del Protocolo establecido recae exclusivamente en
mi persona y no en la Arquidiócesis de Medellín o en
la entidad eclesiástica en la que presto mi servicio.

h) Asumo por tanto mi responsabilidad ante los he-


chos que pudieran imputárseme por incumplimiento
de estas directivas así como de las sanciones civiles y
canónicas que mis actos pudieran comportar.

i) Entiendo que este Protocolo para la Protección


de Menores es propiedad de la Arquidiócesis de
Medellín,que se reserva el derecho a realizar cam-
bios en su contenido con o sin previo aviso y que
es mi deber familiarizarme con las presentes normas
y sus eventuales modificaciones adhiriéndome fiel-
mente a lo allí contenido.

26
j) Asumo como personal mi deber dar a conocer di-
rectamente al Delegado Arzobispal para la Protec-
ción de Menores todo posible acto de abuso sexual
que llegue a mi conocimiento.

Habiendo leído y aceptado el Protocolo para la prevención


y actuación frente a presuntos abusos sexuales a menores
emanado por la Arquidiócesis de Medellín en el Decreto
326G/19, junto a las instrucciones y aclaraciones necesarias
para su integral cumplimiento, prometo que mis acciones se
regirán, siempre y en toda circunstancia, por las normas esta-
blecidas por la legislación canónica y civil del Estado Colom-
biano.

Para que mi voluntad conste y tenga los efectos previstos por


la ley canónica y civil, firmo la presente declaración ante tes-
tigo,

______________________________________
Nombre en letra de molde

______________________________________
Firma

______________________________________
Nombre en letra de molde del testigo

______________________________________
Firma del testigo

_________________________
Fecha

27
Anexo 3

Funciones del Oficial de Cumplimiento

1) Supervisar el cumplimiento de las políticas institucionales y


normas estatales relativas a la prevención, atención y protec-
ción de casos de abuso sexual en NNA, procurando su aplica-
ción eficaz.

2) Asesorar a la Delegación Arzobispal para la Protección de


Menores en lo referente a la recepción de denuncias, valora-
ción preliminar, impulso procesal, adopción de medidas caute-
lares y demás aspectos orientados al debido cumplimiento de
las disposiciones canónicas.

3) Orientar los procesos formativos en materia de prevención,


atención y protección de casos de abuso sexual en NNA, esta-
bleciendo líneas y acciones pedagógicas que respondan a las
necesidades institucionales, a fin de mantener actualizados los
conocimientos del personal de la Arquidiócesis de Medellín.

4) Proponer la implementación y/o modificación de las estrate-


gias, políticas y procedimientos para optimizar la prevención de
casos de abuso sexual en menores, su atención y protección.

5) Activar las rutas encaminadas a la protección de las presun-


tas víctimas de abuso sexual que denuncien a miembros de
esta Jurisdicción.

6) Elaborar informes de seguimiento de las denuncias por abu-


so sexual de menores, sistematizando los datos anonimizados
que permitan su estudio con fines preventivos.

7) Presentar periódicamente informes de gestión a la Delega-


ción Arzobispal para la Protección de Menores.

28
8) Presentar semestralmente un informe diagnóstico sobre la
situación del abuso sexual de menores en las instituciones ar-
quidiocesanas.

9) Actuar como interlocutor ante las autoridades estatales com-


petentes.

10) Revisar y actualizar los protocolos existentes para la pre-


vención y atención con fines de protección del abuso sexual de
menores en las instituciones arquidiocesanas, con énfasis en el
sector educativo.

11) Guardar el secreto profesional de todos los hechos de los


que tenga conocimiento con ocasión de su cargo.

12) Cumplir con otras funciones que le asigne la Delegación Ar-


zobispal para la Protección de Menores.

Anexo 4

Comisión Orientadora para la Prevención y Protección del


Abuso Sexual de Menores

1. Misión del cargo

Dirigir interdisciplinar y estratégicamente la implementación


del sistema de prevención, atención y protección de casos de
abuso sexual en NNA, con el objetivo de garantizar una res-
puesta oportuna y pertinente de la Arquidiócesis de Medellín
en materia de prevención temprana, prevención urgente y pre-
vención en protección.

La Comisión estará presidida y se convocará a instancias de la


Delegación Arzobispal para la Protección de Menores.

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Se dará su propio reglamento y se reunirá en sesiones ordina-
rias cada dos (2) meses y, en sesiones extraordinarias, cuando
sea convocado por la Delegación.

Parágrafo 1. La Secretaría Técnica será ejercida por el Oficial de


Cumplimiento.

2. Responsabilidades específicas

1) Actuar como órgano consultor y asesor, encargado de


formular políticas y programas para la prevención de la
violencia sexual y la atención con fines de protección del
abuso sexual de NNA.

2) Evaluar semestralmente la situación del abuso sexual


de NNA, en las instituciones arquidiocesanas, a fin de rea-
lizar un diagnóstico claro del problema.

3) Recomendar la adopción de medidas que permitan la


coordinación institucional e interinstitucional, con el fin
de garantizar la detección, la prevención de la violencia
sexual en todos los niveles y la atención integral con fines
de protección de las víctimas de abuso sexual.

4) Proponer acciones conjuntas para la sensibilización y


capacitación de la Comunidad Eclesial respecto de la pre-
vención, detección y atención con fines de protección de
casos de abuso sexual de NNA.

5) Evaluar el cumplimiento de las políticas institucionales,


estrategias y normas estatales pertinentes para la preven-
ción y atención de casos de abuso sexual de NNA, con
énfasis en el sector educativo.

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6) Hacer recomendaciones sobre campañas pedagógicas
y multimediales para la prevención y atención con fines
de protección del abuso sexual de NNA.

7) Presentar anual ante el Arzobispo de Medellín un infor-


me acerca de las acciones adelantadas en cumplimiento
de sus funciones y los resultados de las mismas.

8) Guardar el secreto profesional de todos los hechos de


los que tenga conocimiento con ocasión de su cargo.

9) Definir las zonas de priorización y las acciones que re-


sulten pertinentes para la implementación gradual y pro-
gresiva de las políticas institucionales referidas a la pre-
vención del abuso sexual en NNA.

10) Cumplir con otras funciones que le asigne la Delega-


ción Arzobispal para la Protección de Menores.

Medellín, cinco de marzo de dos mil diecinueve.

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