Está en la página 1de 2

Tema: La actitud correcta ante Dios

Texto: Sal. 138:6

Introducción
Hay una mala información en el mundo, en cuanto al carácter de Dios. Muchos piensan que
Dios tiene alguna obligación con el ser humano, y por ende debe atender y soportar el
comportamiento de éste, sea cual sea. Por eso es muy común escuchar la frase “Yo creo en
Dios a mi manera”, suponiendo que Dios no tiene más opción que aguantarnos tal como
somos. Pero cuando vamos a los registros bíblicos, encontramos que Dios no responde igual
a todos los comportamientos, ni a todas las persona. Al altivo y al humilde, por ejemplo, los
mira de formas diferentes. Veamos quienes son estas clases de personas, y quizás se
identifique con una de ellas dos:

I. El altivo
a. La palabra "altivez" está formada con raíces latinas y significa "orgullo,
sobervia".
b. La persona altiva tiende a menospreciar la corrección y el consejo. Le tiene
sin cuidado la opinión de los demás, incluida la opinión de Dios.
c. El desprecio por las normas y leyes divinas forman parte de su carácter, y se
consideran sabio en su propia opinión
d. A este tipo de persona, Dios las quiere lejos de su presencia. Los mira a la
distancia, pues no le toman en cuenta en sus vidas y en sus decisiones.
II. El humilde
a. La palabra humildad esta relacionada con la aceptación de nuestras propias
limitaciones, bajeza, sumisión y rendimiento.
b. la humildad no tiene nada que ver con condición social. De hecho, muchas
personas son pobres de dinero, pero orgullosas de corazón.
c. La humildad es una actitud del corazón, de reconocer nuestra condición de
seres limitados, mortales y con necesidades espirituales.
d. A este tipo de personas, Dios las quiere cerca de Él. Son personas que aman
al Señor y su Palabra, Desean agradarle, y tratan siempre de no ofenderle.
Les encanta estar cerca de su Señor, y anhelan conocerle cada día más.
Conclusión
Solo existen en el mundo estas dos clases de personas a la vista de Dios, no hay punto
intermedio. O se es altivo delante d Dios, o se es humilde ante su presencia. No le
preguntaré cual de las dos clases de personas es usted. Le preguntaré, cual de esas dos
clases de personas le gustaría ser. Desea tener a Dios muy cerca suyo todo el tiempo, o
sentir su lejanía devastadora par usted. Yo le invito a acercarse a Dios, en humildad,
reconociéndole como Señor y Salvador en esta noche.

También podría gustarte