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CARLOS N,IARIO MOLINA ARRUBLA


Abogado Universidad Pontificia Bolivariana
Profesor del área penal en la Facultad de Derecho de la Universidad de Medellín

INTRODUCCION
ALA
CR.IMINOTOGíA I

TERCERA EDICIÓN

GRUPO
EDITORIAL

JTYER
)_-_

230 INTRODT'CCION A LA CRIMINOLOGIA

S IL.[ IB,S]ECA T ÓN S]EG IUI N lDI\


TEORíA DEL ETIQUETAMI ENTO
1. ANTECEIIENTES

El horizonte de investigación dentro del cual se sitúa el"labeiiin7 aproach" está


en amplia medida dominado por dos corrientes de la sociología estadounidense
estrechamente vinculaclas entre sí: el interaccionismo y la etnometodología.
Por lo primero, el enfoque etiquetista se remohta de hecho a aquella dirección
de la sicología social y de la sociolingüística que se inspira en GEORGE H. MEAD
presentada hacia el año de 1.934, y que se indica comúnmente como interaccio-
nismo simbólico según el cual ia sociedad, esto es la realidad social, está constitui-
da por una afinidad de interacciones entre individuos, a quienes un proceso de tipi-
ficación confiere un significado que es abstraído de las situaciones concretas, y
continúa extendiéndose por medio del lenguaje. En otras palabras, en esta corriente
el comportamiento humano y la vida social se suponen en movimiento continuo, I

afirmándose que la sociedad misma está en proceso y no en equilibrio. Las investi- I

gaciones del interaccionismo simbólico reposan sobre la observación de la vida


(
cotidiana, con el presupuesto de que toda conducta tiene un significado que es in-
terpretado por el individuo, gracias a que ha aprendido los símbolos por medio de
I

la interacción humana, siendo este aprendizaje el que le permite al hombre convi-


vir, adquirir una cultura, predecir la conducta de los demás, adaptar su conducta,
adoptar un rol o papel y aceptar valoresne.
Cuanto a lo segundo, es la etnometodologíadso inspirada en la sociología feno-
menológica de ALFRED SCHUTZ, presentada en el año de 1.962. para la cual Ia
sociedad no es una realidad que puede ser conocida scbre el plano objetivo, sino
como producto de una construcción social, obtenida gracias a un proceso de ciefi- :
nición y de tipificaciones por parte del individuoy de grupos diversos, la que ofre- I
ce basamento idóneo a la teoría del etiquetamiento. En consecuencia, según el inte- I
raccionismo y la etnometodología, esn-rdiar la realidad'social -y con ella, Ia desvia-
ción- significa esencialmente estudiar estos procescls partiendo de los que se aplican s

a simples comportamientos y llegando hasta las construcciones más complejas, I

como la propia concepción del orden social'sr.


En un orden cronoiógico, el primero en hablar de etiquetismo fue FRANK I

(
¡?.NNENBAUM, quien planteó que los jóvenes delincuentes devenían en malos
porque eran definidos como malos: TANNENBAUM entiende las rea-lidades y t
definiciones del medio con resDecto a un determinado comportamiento, como de- (
cisivas para la aparición del comportamiento desviado. Con él se inició la delimi-
tación de explicasión sociológico-etiológico: Sin embargo, la repercusión de sus

te Rodrígue, Manzanera, Luis. Op. Cit., Pág. 362.


'
6$
Bergalli, Roberto. "Crítica a la timinología...", Págs. 187 y ss
6f Baratta, Alessandro. Op. Cit., Pág. 8-5.

2'-
EYOt_t r('roN t-t rst'oRtcA 231

explicaciones, hechas ya en 1.938, es extremadamente reducida en el ámbito de la


literatura sociológica, hasta la aparición de la segunda edición de su obra "Crime
and Comnutniry" en el año de 1.951, al punto de que sólo la labor de acuciosos
historiadores vino a hacer mención de su condición de precursor del "labelling
aproach"us'.
Siguiendo en ese orden cronológico, cabría señalar a EDWIN- M. LEIVIERT
como el refundador del "labelling", toda vez que volvió a valerse de esa denomi-
nación en el año de 1.951. A pesar de ello, parece justificado señalar a HOWARD
S. BECKER como el padre de la teoría en comento, dado que elaboró sus explica-
ciones sin conocer los trabajos preliminares de LEMERT, y también porque las
consecuencias que se desprenden de sus escritos para la discusión de esta teoría,
son considerablemente mayores que las de los autores anterioresds3.
Según BECKER6S4, el fenómeno de la etiquetación es una manifestación de re-
laciones de poder, en donde no se comprende únicamente la conducta del desviado,
sino que está constituida por la acción de otros actores. Lo que acontece en una
parte de la vida social, afecta a toda la sociedad. Ahora bien, no toda conducta
violatoria cle normas cs señalada como desviada, ni todo sujeto infractor es captado
como desviado; en sentido inverso, no todo aquel etiquetado como tal ha violado
una nonna, pues no puede olvidarse que en dicho proceso intervienen, además del
sujeto, los promotores de las normas, sus creadores, y los que lo persiguen, descu-
bren, detienen, juzgan y sancionan, todos los cuales cuentan con un amplio poder
de selección que habilita la aplicación selectiva de la ley, al tiempo que se encuen-
tran interesados en que la norma sea violada, creando y fomentando las condicio-
nes para que esto suceda, puesto que están interesados en conseryar sus respectivos
traba;os.
De paso, ca.be recordar que otros exponentes de esta corriente son JOHN KIT-
SUSE, KAI T. ERIKSON, DENIS CHAPMAN y, a nivel de la recepción que este
movimiento ha tenido en la República de Alemaniao", FRITZ SACK, KLAUSS
DIETER OPP, TILIVíAN MCSER y WERNER RUTHER.

2. CONTENIDO FUNIIA]IIENTAT
La teoría del "labelling" , o teoría.de la estigmatización, traducida en mal caste-
llano, según lo plantea nn¡O FERNÁNDEZí'í, por etiquetaje, etiquetamiento o
etiquetación, que se desarrolló en los Estados Unidos hacia los años sesenta, y que
enraizó entre los jóvenes criminólogos europeos fundamentalmente alemanes,
constituye el eslabón rnás moderno del pensamiento del comportamiento desviado,

ót2
Lamnek, Sigfried. Op. Cit,, Pág. 56.
6t'
Ibídem, Pág. 57.
ott
Rod.íguez Manzanera, Luis. Op. Cr7 , Págs. 362-363.
65s
l0l y ss.
Baratta, Alessandro. Op. Cit., Págs.
6''6
Ba¡o Fernández, Miguel. Op. Cü.,Pá- 59.
232 INI'IIODTICCION A LA CRI MINOI,OGII\

que toma precisamente el nombre de su tesis central: La criminalidad no es una


cualidad de determinada conducta, sino el resultado de un proceso de atribución a
ella; de un proceso de estigmatización, a partir del cual s3 sostiene que dicha cali-
dad es una etiqueta que se aplica pcr la policía, los fiscales y los tribunales, es de-
cir, por las instancias formales de control social.
Cabe anotar, eso sí, que algunos representantes de esta orientación menos radi-
cales reconocen que los mecanismos de etiquetamiento no se encuentran sólo en el
ámbito del control social fonnal, sino, también,,en el informal, cual es el caso Ce
los procesos de interacción simbólica en los que la familia defrne tempranamente a
la oveja negra entre los hermanos, o los maestros y escolares al estudiante difícil y
marginal, y con ello los estigmatizan con el signo social del fracaso, hecho que con
posterioridad es profundizado y remachado por otras instancias de control social,
que terrninan por hacer que el estigmatizado asuma por sí mismo, como parte de su
propia historia vital, ese papel impuesto y acuñado desde afuera"'.
Para esta teoría la delincuencia es consecuencia de procesos de atribución de
roles a una persona a través de un proceso dinámico de interacción entre el indivi-
duo y Ia sociedad que origina en aquél una autoimagen correspondiente a la que los
demás tienen de é1, dando normalmente lugar a una desviación primaria
(comportamiento de defensa, ataque o adaptación). La reacción social posterior
encausa el proceso de desviación secundaria con la formación de modelos más
firmes de conducta desviada. La esiigmatización pública como desviado o criminal
implica la atribución a la persona correspondiente de un rol desviado que finalmen-
te adopta y conforme al cual se comporta.
KLAUSS DIETER OPP, citaclo por BAJO FERNÁNDEZíi} presenra el siguien-
te e.¡emplo explicativo de la teoría: "un sujeto lesiona una norma, lo que produce
conro consecuencia el señalamiento público como desviado (proceso de atribución).
Se provoca así, un cambio en las reacciones de los demás ante quienes aparece ya
como indigno de confianza, con el cual el de§viado queda estigmatizado. Bajo la
estigmatización las reacciones de las terceras personas producen desagrado en el
sujeto desviado (pierde el crédito, las amistades, etc.). El desviado acepta la repre-
sentación que los demás tienen de éi originando una negativa autoconciencia. La
siguiente consecuencia es la entrada €r'r un grupo desviado donde se acentúa esta
negativa imagen, se elevan los contactos entre desviados, se aprende:n tácticas y se
racionalizan las conductas y los motivos desviados, finalizando así el modelo de [a
carrera criminal"6s'.

6s'
H"ssemer, Winfried. Op. Cit.. Pág. 82.
o" Br¡o Fernández, Miguel. Op Cil.' Pág. 6o.
6seponiendo de presente la estrecha vinculación que existe entre la victinlización terciarra y el etiquetarrliento,
BERISTAIN escribe:
..Tanrbién se distingue trcs clases de victimización: primaria, seéundaria y terciaria. Por victimizacitin primaria
que a las víctimas,
ente«lcmos la que se deiiva directamente del crimen. Por victinrización secundaria los sufrinlientos
a los testig.s y nlayornrente k>s
a sujetos pasivos de un delito les infleren las instiruciones nrás o nrenos directanlen(e
.,r.nrg.a,ii ,ió na..r justicia: pliciá, jueces, ¡reriros. cnnrinóiogos, etcétera. Y la victimización terciaria procede,

q-
t,_\ ol.t,( loN HtsToRtcA 231

3. ESQUEMATIZACION DE tA TEORIA DEt ETIQUETAMIENT()


I
Vistas las ideas fundamentales de la teoría, observemos ahora los principios
fundarnentales de la misma, lcs que pueden presentarse asíó*:
'l
il
3, L El " labelling aproach"
se ocupa de la fijación de normas socialmente de-
t- termina'Cas: Los que por la organización jerárquica de la estructura social tienen el
:I poder, pueden imponer aquellas normas que son (e su interés, por manera que la
e primera condición para la clasificación del comportamiento desviado es la fijación
a misnra de la norma.
v [)entro del problema definicional de criminalidad nos preguntamos y nos res-
n pondemos con apoyo en SEPÚLVEDA*': ¿Quién define úna-oonducta tomo des-
t, viada? Respuesta: Los que tienen el poder. Es así como en una sociedad caracteri-
u zada por la estructura de dominio y poder, la definición de Ia criminalidad no es
necesariamente compartida por la.colectividad, sino que la imagen de criminalidad
e está dirigida para ser impuesta con éxito al estatus del c;rimiñal, teniendo como
t- finalidad el sostenimiento de la estructura dominante.
S -1.2. Indudablemente la sola fijación de normas no constituye, todavía, el com-
a portamiento desviado. Recién por la aplicación de las normas, no importa por
r quién, el cornportamiento se convierte en conformista o desviado, de tal suerte que
S la clasificación de un comportamiento como desviado, se realiza a través de proóe-
LI sos sociales de definición y asignación.
3.3. Estos procesos son practicados selectivamente, puesto que tanto la aplica-
ción de las normas como su fijación, están macrosociólógicamente determinadas
por los desniveles socioestructurales en el poder. De ello résulta que las instancias
institucionalizadas oficiales tienen de un modo especial la posibiliáad de la defini-
ción: El principio de igualdad ante la ley es falaz, ya que añte conductas iguales no
1 hay reacción igual, puesto que hay clases sociales que son inmunes y pueáen esca-
:l par a la estigmafizaciín.
,t
3-4. En la aplicación selectiva de norrnas, especiaimente por las instancias ofi-
ciales, se inician los procesos de asignación, QUe sociaimenté actúan de un modo
7
7
principalnrente. de la conducta posteiior de la misma víctima; a veces, emerge como resultado de las vivencias y de
l los proce.sos de adscripción y etiquetamiento, como consecuencia o 'valor aná¿iOo' de las victimizaciones primaiia y
I secunda¡ia precedentes. Cuarrlo alguien. por'pjemplo, consciente de que victimización primaria y secundaria aboca á
un resultado, en cierto sentido, paradójicamente exitoso (fama en los medios de comunicación, aplauso de grupos
extremistas, etcétera), deduce que le co¡rviene acepcar esa nueva imagen de sí mismo (a), y decide, desde y a través de
ese rol, vengarse de las injusticias sufricias y de sus victimarios (legales, a veces). Para vengarse, se autodefine y actua
como delincuente, como drogadicto, como terrorista, etcétera. Quizás tal o cual biografia de mártires y santos puede
ilustrar, con nuevas luccs y nuevas valoracio¡¡es, la ¡elación y el paralelisnro necesitados de profunda revisión entre
vÍctinras y hérocs y canonizados. Conviene esrudiar la más posible relación entre ciertos martirios y la victimización
rerciaria. Entri la persona heroica v canonizada y la víctima terciaria pueden darse no poc.os prnios.orrnes. Tan
difícil salir del círculo virtuoso como del vicioso"
Beristain, Antonio. Criminología y Victimología: Alternativas Re-Creudoras del Delito. Editorial Leyer, Bo-
gotá, I.998. la. ed. Pá9. 225.
6n
Lamnek, -sigfried. Op. Cit., Pags. 70-71.
óór
Sepúlveda, Juan Guillermo. Op. Cit., Pá8.18.
¡N'I'RODtiCCION A r-A CRilVilNOLOG rA

general y reducen considerablemente el espacio de comportamiento de los indivi-


duos etiquetados, con lo que se estrechan especialmente las posibilidades de com-
por iamiento definidas como conformistas.
3.5. En la carencia de posibilidades suñcientes de comportamiento conformista
es buscada la salida hacia los modos de comportamiento definidos como desviados:
EI etiquetamiento conciuce, por tanto, a un compornmiento desviado secundario.
3.6. Por la asignación del desvío y por la práctica de estos modos de compor-
tamiento clasificados como tales, así como'por su conformidad interna (modos de
comportamiento, y personas o personalidades'desviados), se desarrollan autodefi-
niciones desviadas que conducen a una entidad de persona que concibe el rol asig-
nado conforne con la personalidad.
En ott'as palabras, frente a la posibilidad de definición de lo que debe entenderse
por conducta desviada y que ostentan las agencias de control social, los cuadros
formales o informales de control asignan unos determinados roles a los miembros
del grupo. con miras a su tipificación social, la que obtiene sus resultados favora-
bles en la medida en que el individuo acepta el papel que le ha sido asignado, y se
comporta socialmente de conformidad con el mismo, dando lugar a una conducta
desviada primaria.
Ese comportamiento desajustado observado en un primer momento por el suje-
to, es objeto de una encarnizada reacción social estigrnatizante y oprobiosamente
selectiva, que crea en el sujeto la autoconciencia e imagen delincuencial" que tra-
duce el acceso a una carrera criminal, a través de conductas desviadas secundarias.
De lo expuesto, se infiere que el etiquetamiento se produce, como tal, a partir de la
reacción social generada por la conducta desviada primaria, dado que, como lo
plantea BARATTA662. siguiendo en ello a EDWTN LEI\,IERT, la inrervención del
sistema penal, y especialmente de las penas que privan de la libertad, en lugar de
ejercer un efecto reeducativo sobre el delincuente, determinan, en la mayor parte
de los casos, una consolidación de la identidad del desviado, del condenado, y su
ingreso en una verdadera 1' propia carrera criminal.
La teoría del etiquetamiento, en síntesis, explica la delincuencia corno resultado
de procesos de atribución de roles a una persona a través de la interacción entre el
individuo y la sociedad, que origina en aquél una autoimagen correspoiidiente a la
que los demás tienen de é1, dando normalmente lugar a una desviación primaria y,
luego, por la reacción posterior, al proceso de desviación secundaria o reforza-
miento de la conducta desviada. La estigmatización pública como desviado o cri-
minal implica la atribución a la persona correspondiente de un rol que finalmente
adopta y conforme al cual se comporta66.
Podríamos decir, entonces, que la reoría del etiquetamiento puede ser reducida a
las siguientes etapas o estadios: Definición - Asignación de Roles - Aceptación (o

662
Baratta, Atessandro. Op. Cit,, Pág. 315
o(t
Pé.., Pinzón, Alvaro Orlando. Op. Cit., Pág. 168

(,
t.-\'ol.t i( I()N IItsl'o¡ilcr\ 235

rechazo) del ¡ol - Conducta Desviada Primaria - Reacción Social -Estigmatización -


Conducta Desviada Secundaria (Cariera Criminal).
Sobre tal base, y por considerarlo de importancia para los propósitos de nuestra ex-
posición, cabe distinguir cabalmente entre dos conceptos que pueden prestarse a con-
fusión dentro del esquema de la teoría en comento, como son los de estigma y rolun.
Etinrológicamente, la palabra estigma proviene del griego "stignto" que signifi-
ca marca o señal impresa en el cuerpo, lo que evoca la costumbre de la antigüedad,
por la cual ciertos delitos se sancionaban con la imposición de marcas o señales en
el cuerpo del reo, para indicar que ese individuo era repudiable ante la sociedad,
teniendo como mira un muy discutible criterio según el cual con tan drástica e
inhumana medida se evitaba y prevenía que el individuo incurriese nuevamente en
el mismo delito. Y si bien hoy en día, al menos en términos generales, no existen
los estigmas como señales físicas, es lo cierto que sí operan con eficacia ciertas
marcas morales que designan y resaltan la persona del delincuente frente a sí mis-
mo y frente a la sociedad. Por ello, el estigma social de que se habla en la acfuali-
dad no es más que la atribución denigrante efectuada a un individuo, por razón de
la cual se Ie etiqueta corno delincuente, produciendo descrédito y desconfianza ante
los demás y, al mismo tiempo, generando aislamiento y cieterioro en la propia es-
timación en el individuo estigmatizado.
Precisamente por lo anterior. sc drce que el estigma lo Írnico que hace es generar
más delitos. en la medida en que el individuo que ha choeado con los mecanismos de
control se ve forzado en principio a rechazar ciertos valores de su grupo legítimo,
adoptando Ios del grupo desviado que lo acoge al ser segregado del grupo social, de
tal manera que la estigmatización pretermite la rehabilitación del estereotipado, pues
al obligársele a actuar conforme a tal etiqueta social, es aislado por su núcleo social,
de manera tal que no encuentra escapatoria a ese círculo viciosoóót.
Por su parte, el rol no es más que el papel asignado en Ia sociedad a cada uno
de los coasociados, y que no necesariamente se refiere a un a-cto desviado como el
estignta. Pudiendo constituir o manifestar cualquier clase o género de actuación en
el grupo social, el rol no es'más que [a asignación de una función armónica a cada
individuo dentro del conjunto de funciones sociales, es decir, es atribuir un papel a
cada individuo mirando el conjunto sooial y en atención a su armonía: No se aplica
a la persona como individuo independiente, sino corno individuo en sociedad.

"-
66J ,,
U¡ta completa explicación sobre el cuándo, cónro, por quién, por qué y con qué consecuencias se aplica
una "etiqueta". puede encontrarse en:
Larrauri, Elena. L¿ Herencia de' la Crimittología Critica. Siglo XXI Editores, Madrid, 1.991 . Págs. 25-31 .

66s
De alguna manera. seguramente más tbrn¡ita que intencional, la legislación colonrbiana ha hecho eco de tal
situacitln. cu:.ndo en ei artículo 152 de la Ley 65 de 1.993 (Codig«l Penit:nciario y Carcelario), se dispone:
"Cuntplida la pena los antecedentes criniinales no podrán ser.For ningún motivo factor de discriminación social o
!egal ¡, no rjeberán figurar en los certificados dc conducta que se expidan".
Obvianrente. ello se traduce en desarrollo del precepto contenido en el artículo 248 dela Constitución Nacio-
nal, que observa el siguiente tenor literal: 'Únicamente'las condenas proferidas en senrencias judiciales en forma
deliniriva tienen la calidad de antecederrtes penales y contravencionales en tod,,, ,os órdenes Iegales".
236 INTRODIICCION A I-A CRIMINOLOGIA

Y si bien el rol es una asignación hecha con independencia de los calificativos C

de desviado o no desviado, delictivo o no delictivo, es lo cierto que en tal proceso a


de atribución se genera, en gran medida, la desviación primaria, habida cuenta que
las personas no forman un grupo homogéneo dentro de la sociedad sino que, por el
S
contrario cada individuo reacciona de manera diferente, pues mientras unos acep-
d
tan sus roles integrando el grupo de los conformistas, otros no están de acuerdo
n
con sus roles e incurren en desviaciones como manifestación de su protesta.
p
u
4. tAS PBOPO$CIONES DEt ETIOUETAMIENT() v
lr
Los cambios del paisaje de la Criminología, que ha provocado la teoría del eti-
S(
quetamiento han sido, realmente, fundamentales: Las teorías tradicionales sobre'el
delincuente son englobadas en el concepto de teorías etiológicas y contrapuestas a
e
las teorías de la definición o del paradigma dei control, expresión esta última que
pone de manifiesto el cambio que comporta. El delincuente ya no puede seguir d
o
siendo el objeto de investigación de las teorías criminológicas, puesto que en su
q
lugar aparecen las instancias de control social, en cierto modo como delincuentes,
como las recién descubiertas fuentes de la criminalidad. El interés de la investiga- t
e-
ción se desplaza desde el desviado y su medio social, hacia aquellos que definen
qué es delito, analizando los procesos de control y génesis de las normas, en vez de
ir
St
los déficits de socialización; las falencias no se buscan en los controlados sino en
SI
los controladores. En vez de explicar la criminalidad, se trata de fundamentar la
q
criminalización, y el autor del delito pasa a ser Ia víctima de los procesos de crimi-
d,
nalizaciónuu'.
Mientras los criminólogos tradicionales se plantean preguntas tales como:
¿Quién es criminal? ¿Cómo se llega A ser desviado? ¿En qué condiciones un con-
denado llega a reincidir? ¿Con qué meriios puede ejercerse un control sobre el
criminal?, etc.; los representantes del etiquetisgro se preguntarr: ¿Quién es definido d,
como desviado? ¿Qué efecto acarrea esta definición para el individuo? ¿En qué
condiciones este individuo puede llegar a ser objeto de una definición? y, en fin dt
¿Quién define a quién?667. Baste recordar con HowARD BECKER668 que "desde el gr
punto de vista del individuo que es etiquetado como desviado, pueden ser desviadas
rn
aquellas personas que elaboran reglas, de cuya violación fue encontrado culpable".
la
Con apoyo en PAVARINI6óe, decimos que la teoría del etiquetamiento propone ci
una reforma penal lo más neutral posible, según la cual se establezcan'las normas a(
como reglas de juego y no de valores; una reducción en el poder; un estricto con-
trol en el ejercicio del poder, por parte de la policía y de la rama judicial; una re- ta
ducción de los mecanismos más violentos de criminalización; una política criminal dt
si

Hassemer, Winfried. Op. Cit.,Pág.84.
667
Baratta, Alessandro. Op. Cit, Pág. 87.
ó6
Lamnek, Sigtried. Op. Cit., Pág. 57.
66e
Sepúlveda, Juan Guillermo. Op. Cit., Págs. 7ti-79.

,ñ *_
E\/OI,TIC I ON IT IS'TORICA 237

con rnenos injerencia en el desarrollo de la sociedad, dejando aquélla para casos de


absoluta necesidad y una invitación a la tolerancia, aceptando la diversidad.
Las investigaciones llevadas a cabo por las teorías del "labelling aproach" en el
seno de la crirninología liberal, han demostrado que el fenómeno de criminalidad o
desviación son cualidades atribuidas a determinados sujetos por medio de meca-
nismos <lficiales de definición y selección, poniendo coir ello en serias dudas el
principio de igualdad del derecho penal, principalmente al postular la ausencia de
un consenso general sobre lo que está bien y lo que está mal, entre lo que es justo
y lo que no lo es: Consecuencialmente, esta perspectiva engrosa el fundamento de
los análisis dirigidos a deslegitimar la función ideológica de los aparatos de control
social de tipo institucional.
Si ia criminología positivista, en su adhesión a un modelo social fundado sobre
el consenso, daba validez al statuo quo legal como dirigido a la conservación y a la
defensa de los valores e intereses dq la mayoría; la criminología interaccionista,
orientada hacia una interpretación de la sociedad de tipo pluralista, no puede más
que rebatir, en ténninos negativos, las finalidades oficiales de la política criminal.
De acuerdo con ello, si en la interpretación positivista las fuerzas de policía, por
ejemplo, eran justificadas como aparatos de prevención criminal, y la cárcel como
instrumento de defensa social, en el enfoque interaccionista estas finalidades no
solo son desmitificadas como ideológicas, en el sentidq de afirmar que la policía en
su acción de control no previene la criminalidad, o que ia cárcel no reeduca, sino
que también reconoce que la actividad de control social realíza funciones de agente
de criminalización y la penitenciaría produce carreras criminaleso'..

5. CRITICA At ETIQUETISMO
Muchas críticas han sido formuladas a la teoría del etiquetamiento, pudiendo
destacarse las siguientes:
5.1. Si bien el enfoque del etiquetamiento ambiciona situarse dentro del ámbito
de una teoría de la reacción social, en realidad no sale del campo de la criminolc-
gía del paso al acto, ente¡rdiendo por.. tal aquella orientación qué se interesa única-
mente en el a.utor y en el por qué éste pasa al acto desviado: EIlo es asÍ, porque a
la postre el "labelling aproqck" debe,implícitamente recurrir a las hipótesis tradi-'
cionales para explicar la aparición ci.e la desviación original y, sobre todo, porque
acude a la reacción social como instrumeñto explicativo del tránsito al acto6''.
5.2. Ya en el ámbito de la delincuencia económica, OPP6'2, uno de los polemis-
tas más importantes en Alemania . i¡bre esta teorÍa, observa nada menos que el mo-
delo de carrera criminal que describen lds defensores del "labelling aproach", es
simplemente falso para la delincuencia económica, advirtiendo que tras el proceso

Ú70
Pa"arini, Massi:¡ro. Op. Cit.,Págs. 127-129.
67r
Bergalli, Roberto. "Crítica a la Criminologíu"... Págs,214-215.
o" B^¡o Fernández, Miguel. Op. Cit.,Pág,61
23{t INTP.ODTICCION A LA CRIMINOLOCIA

de atribución por el que el sujeto es señalado -publicaciórr de un proceso penal, por


ejemplo- no se produce el proceso de estigmatización, porque es excepcional el
cambio en las reacciones del resto de ciudadanos. Es más, de habel cambios, estos
tendrían un sentido positivo, toda vez que el autor es considerado como un sujeto
inteligente y dinámico, antes que un crirninal o indigno de confianza. De este mo-
do, está ausente la estigmatización y tampoco se da una autoimagen negativa en el
delincuente, pues la reacción social es positiva produciendo un efecto de agrado en
el autor. ,,
'
En realidad, la teoríadel "labelling", más Que teoría explicativa de la totalidad
de la delincuencia, lo es sólo de la delincuencia tradicional. Aplicada a Ia delin-
cuencia económica no explica ni su existencia''ni su cifra negra. Se olvida, con
esto, que al lado de la cifra negra hay una cifra real de la delincuencia económica
que es perseguida y castigada, y cuya existencia precisa de una explicacióri.
5.3. El interés de la criminología interaccionista se ha limitado a los procesos de
criminalización en relación con los sujetos marginales en las concentraciones urba-
nas de las sociedades económicamente desarrolladas, en particular las nuevas for-
mas de marginalidad social, cual es el caso de las bandas juveniles o los drogadic-
tos, así como las nuevas formas políticas o prepolíticas de disenso o rechazo, como
los movimientos juveniles de homosexuales. Sin embargo, los temas clásicos de la
criminología positivista y, más en general, de la criminología tradicional, tales
como las agresiones a la propiedad vida y a la vida, o los delitos económicos pa-
tentizados por los detentadores del poder, no son ya analizados. Bien visto, el inte-
rés parece centrarse en las formas particulares de ilegalidad sin víctima que provo-
can reacciones sociales porque son expresiones de un modo de vida no conformis-
ta, y no porque sean de alguna manera dañosos para la sociedado". En síntesis, se
critica a la teoría del etiquetamiento su ignorancia y desatención de las influencias
que los factores biológicos y sicológicos tienen sobre el comportamiento, tanto
como los procesos conscientes y la intervenciód de otro tipo de factores endógenos
y exógenoso'n.
5.4 El fijar toda la atención en los modos y las formas en que se produce el en-
casillamiento, sin clasificar el aspecto político del proceso de crimiualización,
permite que el espíritu libertario que recomienda la tolerarrcia respecto de todos los
comportamientos, termine por legitimar una hipótesis neolibera!, una práctica de
"laissezfaire" en el sector social, esto es, una invitación a abstenerse de toda in-
tervención dirigida a la superación de las contradicciones socioeconómicas: Reco-
mendar una genérica tolerancia hacia las expresiones de diversidad, llevá a negar la
problemática político-social de la diversidad misma y, por tanto, en última instan-
cia, a dejar las cosas como están6's.

ó7-r
Pavarini, Massimo. Op. Cit., Pág. l3-5. el
t'" Rodríguez Manzanera, Luis. Op. Cit.. Pág. 364.
ó?5 P:
Pavarini, Massimo. Op. Cit . Págs. l3l-131.

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E\/OI-T]CI ON H I S'I-ORIC¡\ 239

r 5.5 Aunque se niegue todo de¡erminismo, no es clara la intervención de la vo-


)l
luntad del sujeto para desviarse o para evitar la desviacióno'6, de la misma manera
que se evita completamente toda referencia a la situación de conjunto en la que el
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sujeto en cuestión se encuentra, Ninguna relevancia asume el contexto general en
el que se resuelve su comportamiento, ni el significado político de la reacción so-
:l cial, puesto que toda la atención se contrae al proceso de criminalización en sí, sin
il dar razones de las causas estructurales y políticas que dan origen al proceso mis-
moo".
5.6. Finalmente. al afirmar que el desviado es el sujeto definido como tal, se
puede perder de vista la realidad de la desviación y el daño que ésta puede causar
al bien conlún, motivo por el cual el fenómeno de ia criminalidad se convierte en
una apariencia totalmente subjetiva6'E, debiéndose así reconocer que este modelo
interpretativo no es capaz de ofrecer una visualización global de la cuestión crimi-
nal. Si bien hay que reconocer quQ la interpretación interaccionista ha producido
los análisis más sofisticados en la ciencia criminológica, ciertamente incomparables
con las limitaciones de los estudios más estrictamente positivistas, y ha ofrecido un
modelo explicativo de ciertos fenómenos, dando cuenta de las complejidades de [a
organización social contemporánea, es lo cierto que hay que develar su contenido
)
ideológico, tomando distancia de algunas de sus conclusiones. En resumen, cree-
I mos con PAVARINI'Te que puede emplearse este paradigma para lo que honesta-
; mente pueda dar. sin olvidar que los grandes interrogantes de fondo de la crimino-
logía no pueden encontrar por esta vía ninguna respuesta, aunque sí pueden, si-
guiendo tal camino, enco¡rtrar un planteamiento más correctoM.

o'6
Rod.ígre, Manzanera, Luis. op. Cit., Pág, 364.
677
Pavarini, I\{assimo. Op. Cit.,Pág. 132.
6'3
Rodrígue, Manzanera, Luis. op. Cit., Pág. 132
67e
Pavarini, Massimo. op. Cit., P6ry. 137.
* Un. rnuy detallada ¡evisiórr sobre los antecedentes, fundamentos, contenidos y evoluciones de la teoría del
etiquetamiento, puede ser consultada ein:
Bergalli, Roberto. La Recaído en el Delilo: Modos tle Reaccionar Contra Ella. Sertesa, Barcelona. 1.980.
Págs.224-272.

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