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Las principales escuelas criminológicas

Escuela clásica

Surge hacia fines del siglo XVIII, durante los cambios europeos de dicho siglo (Revolución industrial, colonialismo) se le
otorgo hegemonía a las ideas reformistas del sistema penal hasta allí vigentes que proponían los filósofos y juristas de la
ilustración, ideas que se impondrían hasta el definitivo ascenso de la burguesía al poder a mediados del siglo XIX.
Los autores más destacados de la época eran Beccaria y Carrara entre otros. Si bien cada autor tuvo su propio planteo, lo
que es dable destacar de esta escuela, es que lo central fue la lucha por contener al poder punitivo en el modo en que se
expresaba en la época feudal y de las monarquías absolutistas, el cual se caracterizaba por ser cruel, desproporcionado,
ejemplificador y discrecional.
El foco de análisis era el delito como acto humano autónomo. Su base era considerar a todos los hombres libres por
igual, y a consecuencia de ello, al delito como un acto racional de quien puede elegir entre el bien y el mal, aplicándose
como consecuencia una pena que debía ser proporcional y útil.
De esta época datan algunos principios que se transformarían con el tiempo en garantías constitucionales y en derechos
humanos como la legalidad, la igualdad.

Escuela positivista

Una vez asentada la burguesía en el poder, se imponía un sistema para afianzar la hegemonía alcanzada y controlar a las
masas de campesinos que, llegados a los centros urbanos, pasaron a constituir la clase más pobre y que significaban una
amenaza.
De esta manera surgió el positivismo como una escuela que sobre la base del método científico, se focalizo en el
delincuente, no ya en el delito, y empezó a buscar en aquel las causas de la criminalidad. Se paso de la utilización del
método deductivo de los clásicos, al método deductivo.
Se sustento sobre el pensamiento evolucionista y transformista de Darwin, entre otros. Sus exponentes reemplazaron a
mediados del siglo XIX las ideas clásicas de contrato social por la de cuerpo u organismo social, la de libre albedrio por
determinación del hombre delincuente, el ideal de igualdad contractual de todos los hombres por la necesidad de
combate de las clases peligrosas, y la política punitiva claramente retribucionista por la noción preventiva de la pena.
Sus principales exponentes: Lombroso, Garofalo y Ferri.
Los conceptos más importantes de esta escuela son los de peligrosidad y defensa social. La peligrosidad constituye un
estado de determinadas personas o grupos de personas, y que se manifiesta a través del delito. El delito pasa a ser un
indicador de peligrosidad, señalando la obligación de tratar a ese sujeto anormal del modo que corresponda. La defensa
social, es el derecho con que cuenta una sociedad a defenderse de quienes la amenazan, por lo cual cualquier reacción
estatal tendiente a mantener la sociedad resulta justificada. Esta defensa social, se transformo en lo que se conoció
como “doctrina de la seguridad nacional” que signo el accionar de los gobiernos de facto de la región.

El auge del sociologismo norteamericano

En las primeras ideas del siglo XX y producto de los grandes acontecimientos mundiales, la producción sociológica de ese
país del norte comienza a tomar preeminencia por sobre los ideales positivistas. Se comienza a gestar innumerables
estudios de corte sociológico, en detrimento del paradigma de raíz europea. Esta hegemonía se extendería hasta la
década del sesenta en los principales ámbitos de discusión criminológica estadounidense, mientras en Europa todavía se
seguirían buscando nuevas explicaciones biológicas del delito.

1. Teoría ecológica de la escuela de Chicago


Teorías que atribuyen el delito a fenómenos de desorganización propios del urbanismo.
El centro de estudio de esta escuela no fue ya el delincuente, sino el medio urbano, el modo en que los distintos
grupos que lo conforman interactúan, y como se producen las conductas criminales. El momento en que surge
esta escuela, coincide con la gran depresión y un fuerte proceso de migración interna estadounidense,
generándose en las grandes ciudades cordones de pobreza que empezaron a relacionarse con las clases ya
instaladas. Esas relaciones y la lucha por el espacio geográfica genero delincuencia.
Park y Burgess fueron sus principales exponentes, quienes desarrollaron estudios empíricos sobre la
conformación de los grandes centros urbanos de los estados unidos.
El gran merito de estas teorías es que permitieron la ruptura de aquella idea de monolitismo social y cuerpo
homogéneo de valores. Esta concepción permitió un viraje del interés criminológico hacia la búsqueda de formas
de convivencia equilibrada entre los distintos grupos en latente conflicto. Se reconoció a la sociedad como
conformada por distintos grupos, con sus particulares sistema de valores diferentes.
2. Teoría de la asociación diferencial y de las subculturas
Perciben como determinante del delito a los procesos culturales diferenciados.
Uno de los exponentes es Sutherland, fundamentan sus ideas en las teorías del aprendizaje de corte netamente
psicológico. Se presenta al comportamiento desviado como un comportamiento aprendido. La visión de
Sutherland introdujo, la llamada criminalidad de cuello blanco, entendido como tal al delito cometido por una
persona de respetabilidad y status social alto, en el curso de su ocupación.
Esta particular atención ha marcado un quiebre en el objeto de estudio de la criminología estadounidense que
hasta allí insistía con una explicación simplista de que el delito se generaba o predisponía si el medio tenía una
problemática social negativa, donde los pobres eran los más expuestos a recaer en la criminalidad que quienes
se encontraban integrados socialmente, demostrando que estos cometían delitos mucho mas significantes
socialmente que los primeros.
3. Teorías funcionalistas sistémicas
Ponen acento en la tensión estructural de la sociedad.
Durkheim concibió la idea de anomia, como estado que se alcanza cuando se produce en una sociedad un
número mayor de delitos de los que es capaz de tolerar. El delito es entendido como algo normal, de ningún
modo patológico, ya que siempre ha existido en todas las sociedades y tiene algunos efectos positivos que hacen
al funcionamiento social. Cuando en una sociedad se supera el número de delitos tolerable, se entra en un
estado de anomia, siendo este un punto en que la sociedad debe reorganizarse bajo un nuevo sistema
normativo.
Merton, concibió un nuevo concepto de anomia, entendido como producto de la contradicción entre estructura
social y fines culturales. Su teorización parte considerando al delito como algo normal, el cual se genera cuando
los individuos pretenden alcanzar los fines culturalmente establecidos a través de medios distintos a los
considerados legítimos.
4. Teorías del conflicto
Asientan las causas del delito en la conflictividad social.
Se pone acento en el mismo sistema penal y sus arbitrarios criterios de selectividad y efecto reproductor y
condicionante de la conducta criminal.
En esta perspectiva encontramos:
a. El interaccionismo simbólico
Su principal expositor fue Mead. Esta teoría sostiene la idea de un individuo frente al ambiente al que
contribuye a moldear, y un proceso de comunicación imprescindible, “el ser humano busca cosas según el
significado que tienen para ellos, en medio de la constante interacción social que permiten los diferentes
canales comunicativos”. En el plano del sistema penal, sostuvo la importancia de la asignación y asunción de
roles y puso de manifiesto el efecto deteriorante de las instituciones (cárceles, manicomios, etc.)
b. Teoría del etiquetamiento o labelling approach
Sus referentes eran Lemert y Becker. Sostienen que la desviación no es una cualidad del acto ejecutado por
una persona, sino una consecuencia de la aplicación de normas y sanciones sobre una persona llamada
delincuente por otros. El desviado es una persona etiquetada como tal, transfiriéndose la calidad de
desviado al acto que realiza dicho sujeto.
Quien es estigmatizado como delincuente recibe un status social negativo, lo cual automáticamente limita su
comportamiento social, y lo lleva a aceptar su rol, a conformarse con él, e incluso a enorgullecerse de
cargarlo, inclinando su vida hacia la carrera criminal.
c. La fenomenología
Contribuyo a explicar la construcción social de la realidad. Autores como Pitch se encargaron de defender la
idea de la inexistencia de la desviación.
Dentro de este paradigma de la reacción social se avanzo sobre lo que se denominara nueva criminología,
con el termino se puede comprender a toda una pluralidad de iniciativas político-culturales surgidas a partir
de los años sesenta en los estados unidos, enderezadas hacia una interpretación marxista no institucional de
los procesos de criminalización.
Pueden señalarse una diversidad de tendencias que van desde el abolicionismo, pasando por el realismo de
izquierda, hasta el garantismo penal o derecho penal mínimo. A estas posiciones se puede agregar la más
reciente de Zaffaroni, el agnosticismo penal, que plantea como una instancia superadora de estas
posiciones.
A mitad de siglo XX, surge un marcado interés por el estudio no ya del delincuente, sino de la víctima del
delito: la victimología, estudio que desnudo el fenómeno de la selección de las victimas como consecuencia
del sistema penal. Principal exponente en nuestro país: Neuman.

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