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Ciudadana:

JUEZ TRIBUNAL DE EJECUCIÓN SECC. ADOLESCENTES DEL CIRCUITO JUDICIAL PENAL DEL
ESTADO LA GUAIRA

Su Despacho.-
Causa Nro. WP02-D-2019-000133
Motivo: Solicitud de Pronunciamiento

Quien suscribe, ABG. JESSICA CAROLINA ECHENIQUE, titular de la cédula de


identidad Nº V-16.725.947, inscrita en el Instituto de Previsión Social de Abogado bajo el
Número 266.201, actuando en mi carácter de Defensor Privado del ciudadano FRANGEL
JOSE MATOS MENDEZ, titular de la cédula de identidad Nº V-30.824.864, procesado en la
causa signada con el número WP02-D-2019-000133 (nomenclatura de ese Tribunal),
ocurro por ante su competente autoridad, a los fines de solicitar y exponer:
Es el caso ciudadana Juez que el Tribunal Primero de Juicio de esta misma Sección
Penal de Adolescentes en fecha 23/10/2019, quien en la Audiencia de Apertura a Juicio
aplicó procedimiento de admisión de hechos y declaró responsable penalmente al
adolescente FRANGEL JOSE MATOS MENDEZ, titular de la cédula de identidad Nº V-
30.824.864, quien fue declarado responsable penalmente por la comisión del delito de
ABUSO SEXUAL CON PENETRACIÓN, previsto en el artículo 259 de la Ley Orgánica Para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, en perjuicio del niño V.B y se le SANCIONA a
cumplir la sanción de TRES (03) AÑOS DE PRIVACION DE LIBERTAD, y una vez culminada
la sanción privativa UN (01) AÑO y DIEZ (10) MESES DE LIBERTAD ASISTIDA Y REGLAS DE
CONDUCTA, de conformidad con lo establecido en los artículos 628, 624 y 626 de la Ley
Orgánica Para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, recayendo vía distribución el
asunto ante este honorable Tribunal.
Ahora bien, ante la condena impuesta por el Tribunal Primero de Juicio de esta
misma Sección Penal de Adolescentes de esta jurisdicción, no supera los cinco (5) años de
prisión, esta defensa solicita conforme al contenido de los artículos 647 literal e, de la LEY
ORGANICA PARA LA PROTECCION DE NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES, la REVISIÓN DE
LA MEDIDA y así modificarla o sustituirla por otra menos gravosa.
La solicitud de esta defensa, consistente en la REVISIÓN DE LA MEDIDA, es una
atribución del juez o jueza, en la cual, cuando no esta no cumple con los objetivos para los
que fueron impuestos o por ser contrarias al proceso de desarrollo del adolescente, se le
somete a un régimen probatorio idóneo para determinar su voluntad de reinsertase a la
sociedad.
Por ello, refiere el artículo 272 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, que: El estado garantizará un sistema penitenciario que asegure la
rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los
establecimientos penitenciarios contaran con espacios para el trabajo, el estudio, el
deporte y la recreación, funcionaran bajo la dirección penitenciaristas profesionales con
credenciales académicas universitarias, y se regirán por una administración
descentralizada cargo de los gobiernos estadales o municipales, pudiendo ser sometidos a
modalidades de privatización. En general se preferirá en ellos el régimen abierto y el
carácter de colonias agrícolas penitenciaristas.
Conforme al referido artículo, se destaca el Principio de Progresividad del Régimen
Penitenciario, como un mandato del constituyente al legislador para orientar la política
penal y penitenciaria, como fines del Estado en esta materia, de carácter no
exclusivamente formal, que van a la dimensión penitenciaria de la pena, donde se siga
una orientación encaminada a la reeducación y a la reinserción social, mas no que estas
sean la única finalidad legitima de la pena privativa de libertad.
Al respecto, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en su
Sentencia 1709, de fecha 07 de agosto del año 2007, suscrita bajo la Ponencia del
Magistrado emérito Jesús Eduardo Cabrero Romero, dejo sentado entre tantas cosas, lo
siguiente:
“De allí, que a pesar de lo permisiva que una ley pueda ser es imposible que dé
trato igual a todos los casos toda vez que no todos los delitos son iguales, ni el
daño social –consecuencias sociales- que ellos generan es de igual naturaleza.
Existen situaciones cuyas consecuencias jurídicas y sociales son más graves que
otras, y es allí en donde el derecho objetivado por el Estado entra a fin de “poner
orden” y precaver se vuelvan a realizar las mismas conductas.
Si se toma en cuenta la norma en diserto, puede observarse que estaba referida a
los delitos que causan mayor perjuicio y repudio en la sociedad; no obstante, no les
negaba a los condenados por tales delitos, la posibilidad de solicitar el beneficio, se
los postergaba. Aceptar que en este supuesto se está frente a una discriminación
per se, sería como aceptar que la diferencia entre los tipos de delitos y duración de
las penas, según el delito de que se trate también son discriminatorias, por tanto
inconstitucionales.
La igualdad en nuestro texto constitucional constituye un principio complejo que
no solo otorga a las personas la garantía de que serán iguales ante la ley (en su
condición de destinatarios de las normas y de usuarios del sistema de
administración de justicia), sino también en la ley (en relación con su contenido). El
principio de igualdad debe entenderse como la exigencia constitucional de tratar
igual a los iguales u desigual a los desiguales, de ahí que en algunas ocasiones
hacer distinciones estará vedado, mientras que en otras estará permitido incluso,
constitucionalmente exigido.
Para ello es necesario determinar, en primer lugar, si la distinción legislativa
obedece a una finalidad objetiva y constitucionalmente valida; el legislador no
puede introduje tratos desiguales de manera arbitraria, sino que debe hacerlo con
el fin de avanzar en la consecución de objetivos admisibles dentro de los límites
marcados por las previsiones constitucionales, o expresamente incluidos en ellas.
En segundo lugar, es necesario examinar la racionalidad o adecuación de la
distinción hecha por el legislador: es necesario que la introducción de una
distinción constituya un medio apto para conducir al fin u objetivo que el legislador
quiere alcanzar, es decir, que exista una relación de instrumentalidad entre la
medida clasificatoria y el fin pretendido. En tercer lugar, debe cumplirse con el
requisito de la proporcionalidad: el legislador no puede tratar de alcanzar objetivos
constitucionalmente legítimos de un modo abiertamente desproporcional, de
manera que el juzgador debe determinar si la distinción legislativa se encuentra
dentro del abanico de tratamientos que pueden considerarse proporcionales,
habida cuenta de la situación de hecho, la finalidad de la ley y los bienes y
derechos constitucionales afectados por ella; la persecución de un objetivo
constitucional no puede hacerse a costa de una afectación innecesaria o
desmedida de otros bienes y derechos constitucionalmente protegidos.
Ajuicio de esta Sala, la circunstancia de que ciertos delitos tengan asignadas penas
mayores, atendiendo a la infracción cometida y, en consecuencia, a los
condenados por dichos delitos se les posponga la posibilidad de obtener fórmulas
alternativas del cumplimiento de la pena, está fundada en una justificación
objetiva y razonable: la magnitud de sus consecuencias jurídicas y sociales.
(…)
A criterio de esta Sala, las posibles limitaciones de los derechos inherentes a la
persona del condenado, surgen de la necesidad de conciliar los derechos de los
distintos individuos, como también los derechos individuales y los bienes o
derechos colectivos, toda vez que existe primicia de los derechos e interese
colectivos sobre los individuales, como consecuencia de la proclamación de un
Estado como Social y Democrático de Derecho y de Justica.
Por otra parte, tampoco está en juego un aspecto ligado estrechamente con el
respeto de la dignidad humana, pues no puede sostenerse que de la aplicación o
no de los beneficios de suspensión condicional de la pena, dependa de la debida
salvaguarda de la dignidad de las personas. Dichos beneficios presuponen la
existencia de un proceso criminal debidamente concluido, que ha llevado a la
autoridad judicial a imponer una sentencia condenatoria en contra de una persona
que deberá cumplir una pena determinada, de acuerdo con las leyes aplicables y
las circunstancias que distinguieron el caso concreto.
De allí, que no pueda aseverarse que un sentenciado por los delitos que la norma
señalaba, estaba sometido a un trato que afectaba su dignidad humana, pues ésta
–a juicio de esta Sala- se vería, indirectamente afectada, por el respeto a las
garantías constitucionales que rigen el proceso penal, mas no por la existencia o
inexistencia de beneficios sustitutivos de la pena, beneficios que el legislador puede
configurar con libertad dentro de amplios márgenes. El legislador no introdujo,
arbitrariamente, disposiciones que distinguían entre aquellos condenados a los que
se les podían otorgar ciertos beneficios y a los que no; sino que lo hizo con el fin de
alcanzar un objetivo constitucionalmente previsto, mediante medidas
racionalmente conectadas con dicho objetivo, sin incurrir en desproporciones
groseras en términos de los bienes y derechos afectados.”

Entonces, de la decisión anteriormente transcrita se desprende que la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, interpretó, en el ámbito de sus
atribuciones que le confiere la Carta Magna, lo que es la igualdad en nuestro texto
constitucional, el cual no sólo otorga a las personas la garantía de que serán iguales ante
la ley en su condición de destinatarios de las normas y de usuarios del sistema de
administración de justicia, sino que también en la ley, en relación con su contenido, donde
lo define como “(…) la exigencia constitucional de tratar igual a los iguales u desigual a los
desiguales, de ahí que en algunas ocasiones hacer distinciones estará vedado, mientras
que en otras estará permitido o incluso, constitucionalmente exigido.”
Arribando que, la distinción legislativa obedece a una finalidad objetiva y
constitucionalmente válida, donde el legislador no puede permitir tratos desiguales de
manera arbitraria, sino que debe hacerlo con el fin de avanzar en la consecución de
objetivos admisibles dentro de los límites marcados por las previsiones constitucionales, o
expresamente incluidos en ellas. Siendo pues, que de una marea exhorta al juzgador el
deber de determinar si la distinción legislativa se encuentra dentro del abanico de
tratamientos que pueden considerarse proporcionales, habida cuenta de la situación de
hecho, la finalidad de la ley y los bienes y derechos constitucionales afectados por ella; la
persecución de un objetivo constitucional no puede hacerse a costa de una afectación
innecesaria o desmedida de otros bies y derechos constitucionalmente protegidos.

Que, la circunstancia de que ciertos delitos tengan asignadas penas mayores,


atendiendo a la infracción cometida y en consecuencia, a los condenados por dichos
delitos se les posponga la posibilidad de obtener fórmulas alternativas de cumplimiento
de la pena, está fundada en una justificación objetiva y razonable, configurado por la
magnitud de sus consecuencias jurídicas y sociales.

Por otra parte asentó la Sala Constitucional, que tampoco está en juego un aspecto
ligado estrechamente con el respeto de la dignidad humana, pues no puede sostener que
de la aplicación o no de los beneficios de la suspensión condicional de la pena, dependa la
debida salvaguarda de la dignidad de las personas, donde dichos beneficios presuponen la
existencia de un proceso criminal debidamente concluido, que ha llevado a la autoridad
judicial a imponer una sentencia condenatoria en contra de una persona que deberá
cumplir una pena determinada, de acuerdo con la leyes aplicables y las circunstancias que
distinguieron el caso concreto.

En razón de anterior, mi defendido el ciudadano FRANGEL JOSE MATOS MENDEZ,,


titular de la cédula de identidad Nº V-30.824.864, es condenado por el tribunal Primero
de Juicio de esta misma Sección Penal de Adolescentes en fecha 23/10/2019, quien en la
Audiencia de Apertura a Juicio aplicó procedimiento de admisión de hechos y quien fue
declarado responsable penalmente por la comisión del delito de ABUSO SEXUAL CON
PENETRACIÓN, previsto en el artículo 259 de la Ley Orgánica Para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes, en perjuicio del niño V.B y se le SANCIONA a cumplir la sanción de
TRES (03) AÑOS DE PRIVACION DE LIBERTAD, y una vez culminada la sanción privativa
UN (01) AÑO y DIEZ (10) MESES DE LIBERTAD ASISTIDA Y REGLAS DE CONDUCTA, de
conformidad con lo establecido en los artículos 628, 624 y 626 de la Ley Orgánica Para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, y que conforme al criterio asumido por la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia Nro. 1709, del 07 de
agosto del año 2014, donde se estableció con carácter vinculante entre las garantías
constitucionales, el principio de igualdad, el principio de progresividad y la garantía de un
sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno.
En base a los razonamientos lógicos y jurídicos anteriores, esta defensa del hoy,
penado FRANGEL JOSE MATOS MENDEZ,, titular de la cédula de identidad Nº V-
30.824.864, solicita a ese honorable Tribunal, la REVISION DE LA MEDIDA DE PRIVACION
DE LIBERTAD y su SUSTITUCION POR UNA MENOS GRAVOSA como atribución del juez,
ya que se encuentra dentro del abanico de tratamientos que pueden considerarse
proporcionales, y que el penado pueda incorporarse de manera satisfactoria a la sociedad
previo el cumplimiento de los requisitos exigido por la ley, así como también solicita se
acuerde evaluación psicosocial de la junta médica del sistema penitenciario que acredite
lo expuesto. Es justicia que imploro en nombre de Dios, a la fecha de su presentación.

ABG. JESSICA C. ECHENIQUE F.


I.P.S.A Nº 266.201

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Av. Soublette, Urbanización Miramar de Pariata, Edificio Centro Comercial Caribe, Piso 2, Oficina
25.Parroquia Maiquetía, Municipio Vargas, Estado La Guaira. Tlf. 0414.127.60.46

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