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CUADERNOS

BAKEAZ

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bakeari buruzko dokumentazio eta ikerkuntzarako zentroa EDUCACIÓN
centro de documentación y estudios para la paz PARA LA PAZ

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Las mujeres como
sujeto colectivo
de construcción de paz
Carmen Magallón es licenciada en Ciencias Físicas por la Universidad de Zaragoza y doctora por el programa de Historia y
Filosofía de la Ciencia, y ha cursado estudios de Psicología y de Filosofía de tercer ciclo. Es miembro del Seminario Interdisciplinar
de Estudios de la Mujer de la Universidad de Zaragoza, catedrática de Física y Química y profesora de instituto. Dirige la
Fundación Seminario de Investigación para la Paz, del Centro Pignatelli de Zaragoza, y ha sido asesora técnica de formación del
profesorado, así como profesora asociada en la Universidad de Zaragoza. Pertenece al grupo de la revista En Pie de Paz y es
vicepresidenta de la Asociación Española de Investigación para la Paz (AIPAZ). Sus áreas de investigación se centran en la historia
de las mujeres en la ciencia, el análisis epistemológico del quehacer científico, y las relaciones entre género, ciencia y cultura de paz.
Entre sus publicaciones cabe citar las siguientes: Pioneras españolas en las ciencias (Madrid, CSIC, 1998); “Mujeres en las
guerras, mujeres por la paz”, en M. Elósegui, M.T. González y C. Gaudó (eds.), El rostro de la violencia. Más allá del dolor de
las mujeres (Barcelona, Icaria, 2002: 81-102), y “Compartir el cuidado, compartir la autoridad: hacia una cultura del respeto entre
hombres y mujeres”, en Fundación Seminario de Investigación para la Paz (ed.), Pacificar violencias cotidianas (Zaragoza,
Diputación General de Aragón, 2003: 243-272).

Plantearse la contribución de las mujeres a la paz implica la identificación de uno de los sexos como actor político particular en favor
de una causa que es, como en el caso de la paz, de interés universal. Ello abre algunos interrogantes, tales como: ¿Son las mujeres
más pacíficas que los hombres? ¿Puede decirse que ellas no son responsables de las guerras y de las violencias que han marcado el
devenir de la humanidad? ¿Pueden las mujeres contribuir, de manera específica, a la construcción de la paz? Éstas y otras
cuestiones similares perfilan un vivo debate que se ha suscitado en muchos momentos de la historia y que se sigue entablando en la
actualidad. En este debate se imbrican niveles simbólicos, sociológicos y psicológicos, lo cual está en la base de su reiteración, aunque
el comportamiento de la mujer en la historia no permita efectuar afirmaciones de carácter esencialista, caracterizadoras del conjunto
de las mujeres. Esto es así también en el caso de los hombres. Lo anterior, no obstante, no nos impide constatar que la mayoría de las
acciones violentas que se cometen en el mundo las ejecutan los hombres, y que las mujeres han desarrollado una destacada labor en
el impulso de iniciativas en favor de la paz, tanto en el pasado como en el presente. Dada la secular relegación de la mujer de los
asuntos que tienen relación con la paz y la guerra, esta relevancia, que constituye, de por sí, un significativo apoyo a la tarea
civilizadora de la humanidad, ha de ser rescatada, analizada y confrontada con la problemática que comportan el avance hacia la
erradicación de la violencia y los procesos de construcción de la paz. Algunos grupos de mujeres sí están haciendo importantes
aportaciones, y otros podrían bien hacerlas, a la causa de la paz.

ÍNDICE

1
Mujer y paz, una fuerte
asociación simbólica
1. Mujer y paz, una fuerte asociación simbólica 1
2. Iniciativas de mujeres por la paz en la historia cercana 3
3. Mujeres organizadas para trabajar por la paz 4 En las últimas décadas ha ido aumentando la presencia de las
4. Mujeres y negociaciones de paz 5 mujeres en los ejércitos profesionales de los países occidenta-
5. Epílogo 7 les. Pero su participación como combatientes viene de más
lejos. Las mujeres han pertenecido a guerrillas y a otros gru-
Notas 7
pos armados, han tomado parte en acciones armadas y han
Bibliografía 7 apoyado, de diversas formas, el ejercicio de la violencia. Con
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su intervención en acciones bélicas y violentas, las mujeres caras de una misma moneda, se realimentan y se refuerzan
muestran que no poseen una naturaleza especial que les impi- mutuamente:
da comportarse igual que los hombres. Es más, a lo largo de la
historia, y con respecto a lo señalado, las mujeres han sido Hegel caracteriza el alma bella por un modo de conciencia
también cómplices de un modo especial e importante. Han que le permite (a él o a ella) proteger la apariencia de
alentado a los hombres a portarse como héroes, mirando sus pureza por medio del cultivo de la inocencia acerca del
acciones armadas con admiración y haciendo elecciones amo- curso de los acontecimientos históricos del mundo
rosas que han reforzado el modelo de hombre duro. Como (Elshtain, 1995: 4).
escribió Virginia Woolf,
Del proceso de naturalizar los sexos no se libraron los pen-
Durante todos estos siglos, las mujeres han sido espejos sadores ilustrados, aunque el nuevo paradigma de igualdad y
dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una libertad que nacía con ellos, así como su correlato político, la
silueta del hombre de tamaño doble del natural. Sin este democracia, llevaban necesariamente al cuestionamiento de
poder, […] las glorias de nuestras guerras serían la sociedad patriarcal tradicional. No va a ser así, y la mayoría
desconocidas […], [pues] los espejos son imprescindibles de los partidarios de un universalismo que rompa con los pri-
para toda acción violenta o heroica (1977: 148). vilegios anteriores va a seguir recreando la exclusión del sexo.
Rousseau, uno de los teóricos del paradigma igualitarista y
Pese a no ser coherente con lo que muestran los hechos en universalista surgido en el siglo XVIII, y a cuyas conceptuali-
la historia, ni con frecuentes acontecimientos actuales, la unión zaciones debemos parte de lo que entendemos por orden polí-
simbólica entre mujeres y paz se mantiene de manera per- tico, piensa lo siguiente:
sistente. Las mujeres son tomadas, junto con los niños, además
de como emblema natural de la paz, como símbolo de todo Al igual que las sociedades animales permanecen en el
aquello que hay que proteger y, por lo tanto, por lo que hay orden de la naturaleza, en la esfera de los seres humanos
que luchar. En el imaginario profundo se sigue asociando la hay rasgos y comportamientos que pertenecen al orden de
lucha, la violencia y la guerra con el hombre. la naturaleza, luego no deben ser tocados ni cambiados.
Podemos decir que esta identificación entre mujer y paz se Son prepolíticos. Lo más relevante en las sociedades
apoya en dos bases. Una, la tradicional exclusión que ha man- humanas que pertenece sin embargo al orden natural es la
tenido a la mujer alejada de los aparatos del poder, de los distinción entre varones y mujeres. No es una mera
ámbitos en los que se adoptan las decisiones y de los cuerpos distinción física ni biológica. Marca lo que deben hacer
armados institucionales; aún hoy, la mujer sigue estando unos y otras y en qué sentido sus esferas del mundo están
ausente —o tiene un peso insignificante— de la toma de deci- separadas. Las mujeres son la parte de la naturaleza que
siones sobre la guerra, la diplomacia y los asuntos interna- está introducida en la vida espiritual (que es la política), y
cionales. Y la segunda, la experiencia de la maternidad para la deben ser a ella reconducidas si intentan salirse. Porque si
mayoría de las mujeres. Por debajo subyace la idea de que las se salen se producirá un desorden generalizado en lo
mujeres, por el hecho de ser capaces de dar la vida, son más político (citado en Valcárcel, 1997: 58).
pacíficas que los hombres; que ser madre y combatiente es una
contradicción en los términos. Precisamente, la apelación a este teórico de la igualdad,
Esta fuerte asociación simbólica, que ha sido resaltada en pero mantenedor de la distinción entre un orden político y un
determinadas visiones de la historia, pasa posteriormente a orden natural —al que las mujeres pertenecen y del que no
adquirir carta de naturaleza mediante el denominado proceso deben salir—, llevó a Mary Wollstonecraft a escribir la obra
de la naturalización, por el que se tiende a identificar un deter- fundacional del feminismo: Vindicación de los derechos de la
minado estado de cosas con el orden natural. La naturaliza- mujer.
ción, con su carga de determinismo biológico, es un método Resulta significativo el que los discursos en favor de una
de legitimación social de la desigualdad que tiene profundas igualdad no excluyente, generados en la misma época o en la
repercusiones y consecuencias que actúan en contra de la precedente inmediata, hayan sido relegados al olvido; y sólo
libertad humana y del cambio social. La naturalización de la en los últimos años han sido revalorizados por las investigado-
violencia, que implica asumir la violencia como una tendencia ras feministas.1 Entre otros cabe destacar la obra del francés
natural del ser humano, convierte a ésta, no sin tensiones, en François Poulain de la Barre, quien ya en 1673, en lo que cons-
la guía de actuación de los poderes hegemónicos en el mundo, tituye uno de los referentes más coherentes de la lucha contra
con lo cual legitima el ejercicio institucional del recurso a la el prejuicio, defendió la igualdad de los dos sexos sobre la base
fuerza en la gestión de los conflictos. de que los seres humanos lo son en la medida en que son cria-
De modo análogo, la naturalización de los sexos, en las turas racionales. Aplicando el racionalismo cartesiano, Poulain
atribuciones estereotipadas de género, asigna valores dicotó- afirmará que “la mente no tiene sexo”. Un siglo más tarde,
micos diferenciados a hombres y mujeres: público/privado, otras figuras seguirán, a partir de la radicalización de los prin-
mente/cuerpo, cultura/naturaleza, razón/sentimiento, objeti- cipios de la Ilustración, la línea de Poulain. En 1790, Condorcet
vidad/subjetividad, actividad/pasividad, producción/repro- defiende la igualdad de las mujeres en el plano educativo y
ducción son algunos de los pares que el sistema de valores político; en 1791, Olympe de Gouges escribe la Declaración de
imperante establece, considerando los primeros términos los derechos de la mujer y la ciudadana; y Mary Wollstonecraft, en
como masculinos y los segundos como femeninos y jerarqui- 1792, su obra ya citada. La suerte de esta tradición queda refle-
zando la clasificación. En la evaluación de las atribuciones de jada en la que corrió Olympe de Gouges, guillotinada por
género, las categorías masculinas son calificadas de más reclamar para las mujeres la libertad, igualdad y fraternidad
valiosas que las femeninas. proclamadas por los revolucionarios franceses.
De una combinación de estas categorías emerge el binomio Podemos interpretar que, sin decirlo, y en un sentido
mujer pacífica/hombre violento, que puede ser incluido entre opuesto en cuanto a las relaciones de poder, dicho autor natu-
las dicotomías que subyacen en una construcción social global raliza también a los varones cuando considera que, debido a
de los estereotipos de mujer y de hombre. La línea justificado- su cuerpo, son ellos los únicos que pueden hacer el servicio de
ra del binomio mujer pacífica/hombre violento puede ras- armas y ser, en consecuencia, auténticos ciudadanos. La dife-
trearse a lo largo de la historia del pensamiento, donde vemos rencia radica en que esta característica natural, su sexo-varón
su solapamiento con el proceso de naturalización de los sexos. ligado a la fuerza bruta, aun siendo una naturalización implí-
La mujer como alma bella y el varón como guerrero justo son cita, es definida como fundamento de la política y concede a
dos paradigmas contrapuestos, cuya construcción puede escu- los varones, por tanto, una posición de poder que niega a las
driñarse en la tradición del pensamiento occidental. Como dos mujeres. Así, el ciudadano es varón por naturaleza, y la mujer,

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Carmen Magallón Las mujeres como sujeto colectivo de construcción de paz

del mismo modo, madre. El ciudadano, el concepto de ciu- rior, esto es, de si las mujeres, por serlo, tienen algo específico
dadanía, nace de esta forma naturalmente varón, y en el marco que aportar a la causa de la paz.
de una revolución (francesa) violenta, es decir, por la fuerza de A principios del siglo XX, antes de la primera guerra mun-
las armas. Servicio de armas y ciudadanía quedan fundidos en dial, había un consenso entre las feministas: el triunfo de las
el legado ilustrado. mujeres traería consigo un mundo en paz. En la época victoria-
A la naturalización de las mujeres le acompañó la equipa- na, la igualdad entre naturaleza femenina y virtudes pacíficas
ración de éstas con un conjunto de tareas y valores tomados llegó a ser un lugar común. Las sufragistas lo utilizaron en su
por menores desde el punto de vista del poder masculino, lucha por el derecho al voto, un voto del que no dudaban que
entre ellos, el valor de la paz (pero también la afectividad, la sería favorable a la paz. Aunque no todas las voces que se alza-
maternidad, etc.). En razón de su sexo, las mujeres fueron ban en favor de la paz estaban de acuerdo con esta postura.
excluidas del servicio de armas, fueron excluidas de la ciu- Oldfield cita las palabras que Bertha von Suttner, primera
dadanía y de los espacios públicos y relegadas al papel de mujer que recibió el Premio Nobel de la Paz (en el año 1905),
madres en un sistema que concedía —y concede— más valor dirigía al Movimiento de Mujeres Alemanas por la Paz en 1914:
al acto de arriesgar la vida, y, sobre todo, al poder de quitarla,
que al mismo hecho de darla. La asociación de mujer con paz Alguna gente piensa que las mujeres son hostiles a la
fue construida, pues, en interrelación con su discriminación guerra por naturaleza. Están en un error. Solo las mujeres
social. progresistas, aquellas que han sido capaces de educarse a
Por esta razón, un mismo rasgo, el sexo, conduce en su sí mismas en una conciencia social, que han tenido la
dimorfismo al desempeño de la fuerza —a través de la con- fuerza de no dejarse fascinar por instituciones con
cepción predominante de la política— o a la maternidad, que centenares de años, encuentran también la energía para
ni es política ni es independiente, sino que está al servicio de oponerse a ellas (1989: 210).
aquélla. Pues para Rousseau existe una ligazón subordinada
entre lo natural y lo político. Las madres son también una La Alianza Internacional por el Voto de la Mujer, en nom-
figura central en su planteamiento cívico, no como ciudada- bre de 12 millones de mujeres de 26 países, lanza un manifies-
nas, sino como madres de futuros ciudadanos y de futuras to, antes de estallar la guerra en 1914, en el que llama a la con-
madres de ciudadanos. Su modelo es la madre espartana que, ciliación y al arbitraje. Unos meses más tarde, en mayo de
habiendo enviado cinco hijos a la guerra, está esperando noti- 1915, alrededor de un millar de mujeres, en representación de
cias de la batalla. Llega un mensajero y ella le pregunta por el 12 países, beligerantes y neutrales, se reúnen en La Haya en lo
desenlace. “Tus hijos murieron”, es la respuesta. “No pregunto que fue el Primer Congreso Internacional de Mujeres. De allí
esto, sino quién ganó”. Tras saber que la victoria fue para los surgió la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Liber-
suyos, la madre da gracias al cielo. Ésta es la madre-ciudadana tad, una organización con pretensiones de unir dos movimien-
de Rousseau, la que alimenta con su leche (natural) el amor tos que se sentían vitalmente vinculados: el movimiento femi-
del ciudadano por la patria (política). El hijo que no ama a la nista y el pacifista. Presidido por Jane Addams, Nobel de la
madre, el ciudadano que no ama la patria, es un desnaturali- Paz en 1931, el congreso protestó contra la locura y el horror
zado y merece un castigo. de la guerra y recomendó la mediación inmediata de los paí-
Pese a la incoherencia mostrada por los pensadores ilustra- ses neutrales; finalizada esta reunión, delegadas elegidas al
dos, el feminismo no renuncia a las ideas igualitarias de la efecto hicieron llegar a los gobiernos las resoluciones de paz
Ilustración; más bien nace exigiendo coherencia con esas mis- acordadas por las mujeres (Costin, 1982).
mas ideas, una coherencia que pasa por la deconstrucción o Sin embargo, la guerra, la primera guerra mundial, dividió
disolución de la diferencia entre un orden natural y un orden a las feministas, y con el transcurso del tiempo muchas sufra-
político, es decir, que pasa por la crítica a la naturalización. Tal gistas dedicaron sus esfuerzos a lograr la incorporación de las
objeción ha de incluir los aspectos que atañen a los varones y, mujeres a los trabajos en apoyo de la guerra abiertos a ellas,
parafraseando a Simone de Beauvoir, lleva a la afirmación de así como a incitar a los varones a alistarse voluntariamente.
que tampoco el varón nace, sino que se hace. Algo parecido sucedió entre las mujeres socialistas euro-
Al tiempo que rechaza la naturalización en todas sus ver- peas de esa época, quienes habían creído que su implicación
tientes, también en lo que atañe a la especial relación entre en este movimiento era en favor de la paz, ya que los trabaja-
mujeres y paz, la crítica feminista trata de rescatar el legado de dores del mundo comprometidos con el socialismo nunca
las mujeres en la historia; esfuerzo que Anna Bosch y Elena tomarían las armas unos contra otros. En Inglaterra, una de las
Grau denominan, en la revista En Pie de Paz, “tarea civilizato- campañas más importantes de las mujeres trabajadoras fue la
ria” (1997: 46), pues se trata, fundamentalmente, de trabajo y Cruzada de las Mujeres por la Paz, promovida al comienzo de
de actitudes de sostenimiento de la vida. Con una considera- la guerra, y que tuvo su auge en 1917-1918 (Liddington, 1983:
ción: esta tarea de civilización puede y debe ser responsabili- 202). Líderes destacados como Clara Zetkin, Karl Liebknecht y
dad de hombres y de mujeres. El avance en esta dirección Rosa Luxemburg se pasaron los años que duró la contienda
implica cuestionarse el que a las mujeres les corresponda, por bélica entrando y saliendo de la prisión por denunciar la gue-
naturaleza, el mantenimiento de la paz y el que, en contraposi- rra como imperialista, así como la hipocresía del militarismo
ción, sean los varones, también por naturaleza, los encargados de Alemania y de los dirigentes capitalistas. El 4 de agosto de
de la lucha y del ejercicio de la violencia. 1914, el partido en el que militaban había apoyado, con sus
110 votos, la petición de créditos para la guerra.
Después de la primera guerra mundial se hizo difícil creer
en las mujeres como una fuerza de paz, en lo cual sí creían al

2 Iniciativas de mujeres por la principio las feministas: mujeres de ambos lados fabricaron las
balas que mataron a los hombres. No obstante, la perspectiva
paz en la historia cercana de las mujeres por la paz y su capacidad de iniciativa reapare-
cen constantemente. Gandhi dijo que había aprendido de las
mujeres las técnicas de la no violencia y de la desobediencia
civil, sobre todo de las sufragistas británicas. Es un hecho el
Mantener que las mujeres no son ni más pacíficas ni mejores que más del 60% de los integrantes de la Marcha de la Sal,
que los hombres no impide reconocer y destacar un hecho celebrada en marzo de 1930 en la India, estaba compuesto por
importante: la causa de la paz es uno de los movimientos polí- mujeres; de las 30.000 personas que fueron arrestadas por esta
ticos que ha movilizado a más mujeres en el último siglo. Su acción, 17.000 eran mujeres (Brock-Utne, 1985).
participación en la reclamación de la paz siempre ha estado Durante la guerra civil española, algunas fotografías
acompañada de la polémica mencionada en el apartado ante- enviadas por el Gobierno español a Inglaterra, en las que se

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reflejaban los horrores de la guerra, fueron a parar a manos de ■ Para romper barreras entre grupos y acercar comunidades
Virginia Woolf, escritora del grupo de Bloomsbury. Un amigo divididas y enfrentadas.
se las había remitido, junto con la petición de que expresara su ■ Para buscar soluciones no militares a conflictos estructu-
opinión sobre cómo evitar la guerra. Con este motivo escribió rales.
Tres Guineas, cuya primera edición data de 1938. En una de las ■ Contra la impunidad: para que no se repitan los genoci-
reflexiones más lúcidas y profundas que se han hecho sobre dios, las desapariciones forzosas y las persecuciones sufri-
los aspectos de género implicados en este asunto, Woolf afir- das por determinados grupos humanos.
ma que lo mejor que pueden hacer las mujeres es no repetir las ■ Para apoyar a mujeres que viven en situaciones de guerra
acciones de los hombres y crear sus propias acciones, sus pro- o de privación de libertad y de derechos humanos (guerra
pias palabras. contra las mujeres) en países distintos del suyo.
Para ella, la prevención de la guerra requiere el desmante- ■ Para lograr que el trabajo de base de las mujeres cuente en
lamiento del sistema patriarcal de sexo-género: la ruptura de la toma de decisiones (trabajo de lobby, por ejemplo, el que
la división entre esferas de varones y esferas de mujeres y la realiza el Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas
despolarización de la masculinidad y la feminidad. Porque no para la Mujer [UNIFEM] junto con algunas mujeres del
sólo la masculinidad, con su contenido de agresiva afirmación, Parlamento Europeo y algunos grupos y mujeres de Esta-
contribuye a la guerra; también las mujeres son responsables dos Unidos).
de ella al admitir y fomentar estas posturas. Los hombres, dice
la escritora, han sido socializados en la creencia de que es
mejor matar que morir y de que su virilidad depende del éxito ■ Las Mujeres de Negro
alcanzado en la acción de dominar. Las mujeres, a su vez, son
socializadas para aceptar la dominación. Un ejemplo de movimiento de mujeres organizadas para
Virginia Woolf creía que, por razones histórico-sociales, las disentir de la política y de las acciones de su gobierno y para
mujeres tienen un mayor potencial para oponerse a la guerra, acercar comunidades enfrentadas es el que forman los grupos
un potencial que no se basa en la maternidad, sino en su histó- de Mujeres de Negro.
rica exclusión del poder y de la riqueza. Para ella, ése es el Las Mujeres de Negro nacen en 1988, en Israel, cuando
motivo por el que el patriotismo, tantas veces esgrimido para siete mujeres israelíes se colocan en una plaza de Jerusalén,
pelear, no tiene sentido para las mujeres. Al contrario; y agre- vestidas de negro, con un cartel que dice: “Stop a la ocupa-
ga: “En mi condición de mujer, no tengo patria. En mi condi- ción”. En 1991 se constituyeron, de modo análogo, las Mujeres
ción de mujer, no quiero tener patria. En mi condición de de Negro de Belgrado: reunidas cada semana en la plaza prin-
mujer, mi patria es el mundo entero” (1977: 148). cipal de su ciudad, se propusieron transformar la amargura, la
Durante la segunda guerra mundial, las mujeres formaron desesperación y el sentimiento de culpa que las embargaba en
parte de la Resistencia, y algunas figuras destacadas, como resistencia pública, en protesta contra la política agresiva del
Simone Weil en Francia, Hellen Keller en Estados Unidos o Gobierno serbio de Slobodan Milosevic.
Sophie Schöll en Alemania, quienes habían trabajado activa- En 2001, transcurridos diez años desde su constitución, las
mente contra la idea de la guerra, renunciaron a su pacifismo Mujeres de Negro de Belgrado explicaban así los principios
y pasaron a colaborar en la lucha contra el nazismo. En este éticos de su política feminista por la paz, expresada a través de
sentido, coincidieron con la opción tomada por algunos hom- su cuerpo en la calle: la admisión de la propia responsabili-
bres pacifistas. dad, denunciando a los líderes y rechazando la representación
En la segunda mitad del siglo XX, el papel preponderante que se arrogan y su asunción de hablar en su nombre; la dis-
de las mujeres en el movimiento por la paz, sobre todo en el conformidad con las posturas nacionalistas tanto del propio
pacifismo nuclear, es innegable. Todavía quedan cerca las acti- país como del otro enfrentado; la aceptación del papel de trai-
vidades que desarrollaron, en los años ochenta, grupos de doras, que así las han llamado persistentemente en las calles
mujeres de toda Europa en contra del emplazamiento de misi- de Belgrado o en las esquinas de Israel; la construcción de
les nucleares. Las mujeres realizaron, en 1981, marchas en lazos de confianza entre mujeres de distintas pertenencias
París, en Minsk (1982) y en Washington (1983), y durante años étnicas, sobre todo con aquellas que se rebelan contra la gue-
mantuvieron en pie iniciativas como el campamento de Green- rra y su bando; el ser antipatriotas, cuando el patriotismo signi-
ham Common, instalado en las inmediaciones de la base de fica no sólo la exclusión, sino la eliminación de otros, de aque-
misiles inglesa que dio nombre a la acampada. Greenham llos que son diferentes; la transformación de los sentimientos
Common llegó a ser una fuente de inspiración para el conjun- de culpa en una responsabilidad asumida; y el apoyo a los
to del movimiento por la paz. El trabajo organizado en grupos desertores y objetores de conciencia, aliados de las mujeres
pequeños constituidos por afinidades, los acuerdos adoptados para el cambio de la mentalidad patriarcal.
por consenso, la firme decisión de unir los fines y los medios y Y todo esto, ¿con qué medios? Las Mujeres de Negro efec-
el enfoque de convertir la vulnerabilidad en fuerza; todo ello túan un trabajo de base que pretende, mediante la relación y la
se convirtió en una filosofía que enriqueció el legado histórico búsqueda de puntos comunes, unir a personas de grupos ene-
de la no violencia. mistados a los que ellas mismas pertenecen; animar a los ciu-
dadanos a ser activos y responsables, a superar el victimismo
y la complicidad con el régimen propio. Ellas saltan por enci-
ma de las barreras y de las divisiones étnicas, simbólica y lite-

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Mujeres organizadas para ralmente, viajando a los países considerados enemigos y recha-
zando toda forma de homogeneización. Condenan todas las
trabajar por la paz guerras, reniegan de los héroes, ayudan a las víctimas y
denuncian, tanto en el ámbito local como internacional, a los
dirigentes responsables de la guerra y sus crímenes (Zajovic,
2003).
Las mujeres se organizan para trabajar por la paz, persi- Fieles a esta filosofía, han surgido grupos de Mujeres de
guiendo distintos objetivos y compartiendo un denominador Negro por todo el mundo. En el verano de 2003 se celebró una
común: afrontar y deslegitimar la lógica que trata de impo- conferencia en Marina di Massa (Italia) que reunió a más de
ner el triunfo de la fuerza sobre la razón y la vida. Ellas se trescientas mujeres venidas de la extinta Yugoslavia, el Reino
organizan: Unido, Italia, Francia, Alemania, España, Finlandia, Suecia,
Israel, Palestina, Turquía, Chipre, Estados Unidos, Japón,
■ Para oponerse a la guerra o a las políticas militaristas y de Colombia… En este encuentro, además de escuchar los testi-
agresión que llevan a cabo sus gobiernos. monios de mujeres procedentes de los lugares difíciles, la red de

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Carmen Magallón Las mujeres como sujeto colectivo de construcción de paz

grupos se reafirmó en su voluntad de seguir trabajando para pero que quien la desconoce es la sociedad, mientras que el
erradicar, de la historia, la guerra. sistema, aun conociéndola, la oculta. Por eso, en opinión de
Alicia de García, hay que sacar a la luz esa verdad, porque el
■ La Ruta Pacífica de las Mujeres no hacerlo es lo que origina impunidad.2
En Ruanda, las mujeres que forman la Association des
Colombianas y la Organización Femenina Veuves du Génocide Agahozo (AVEGA), asociación que agru-
Popular pa a las viudas del genocidio, se reunieron, la primera vez,
bajo un árbol en Kigali; una semana más tarde eran ya 50. Su
Más de 315 organizaciones y grupos de mujeres coordinadas objetivo fue tratar de sobrevivir, ayudarse unas a otras, buscar
en ocho regionales (Santander, Valle del Cauca, Risaralda, apoyo psicológico y para la salud, continuar con la vida y
Cundinamarca, Putumayo, Antioquia, Chocó y Cauca) forman hacerse cargo de los niños que habían quedado huérfanos.3
parte de la Ruta Pacífica. Ésta es la presentación que de sí
misma hace en un folleto esta asociación: ■ Mujeres que apoyan a otras mujeres:
Una propuesta política feminista, de carácter nacional que la sonoridad internacional
trabaja por la tramitación negociada del conflicto armado
en Colombia, y por la visibilización de los efectos de la La desigualdad y la discriminación que sufren muchas muje-
guerra en la vida de las mujeres. Nos declaramos res constituyen un tipo de violencia estructural muy extendi-
pacifistas, antimilitaristas y constructoras de una ética de do todavía en el mundo. Luchar en contra de esta discrimina-
la no-violencia en la que la justicia, la paz, la equidad, la ción representa también un trabajo en favor de la paz. En la
autonomía, la libertad, y el reconocimiento de la otredad consecución del avance de la equidad de género desempeña
son principios fundamentales. Surgimos públicamente en un papel fundamental el establecimiento de alianzas entre
1996 como respuesta a la grave situación de violencia en la mujeres, entre organizaciones de distintos países, así como el
que se encuentran las mujeres en las zonas de conflicto, apoyo de los organismos internacionales, los cuales contraen
tanto en las áreas rurales como urbanas; violencias que compromisos inducidos, a menudo, por la presión que ejercen
han sido invisibilizadas y subvaloradas por las violencias las mujeres de países con más poder e influencia.
que se suponen más fatales. Para llevar a cabo nuestras Uno de los casos más sobresalientes es el de Afganistán. El
propuestas deconstruimos los símbolos que refuerzan la régimen talibán, que gobernó entre 1996 y 2001, fue terrible
guerra, la exclusión y el exterminio. Nuestra propuesta para las mujeres. Las Mujeres de Negro italianas mantuvieron
construye nuevos símbolos, lenguajes, prácticas sociales y lazos, desde 1999, con dos asociaciones de mujeres de la
políticas. región: RAWA, la única organización afgana de mujeres que
ya por entonces reivindicaba el empoderamiento de las muje-
En agosto de 2000, la Organización Femenina Popular y la res y el respeto de sus derechos en un estado laico, y HAWCA,
Ruta Pacífica de las Mujeres acordaron vestirse de negro y asociación que presta asistencia humanitaria a los prófugos, a
protestar contra el conflicto armado colombiano, las guerras y las mujeres y a los niños en Afganistán y Pakistán, sin discri-
las violencias. Se constituyeron así como Mujeres de Negro. El minaciones étnicas.
último martes de cada mes llevan su protesta a las calles de El lobby compuesto por mujeres europeas, europarlamen-
Bogotá, Medellín, Puerto Caicedo, Pereira, Calí, Barrancaber- tarias y militantes de organizaciones políticas trabajó en favor
meja, Bucaramanga, Popaya y Quipdó. de las mujeres afganas. En 1997, Emma Bonino, en calidad de
Comisaria Europea para la Ayuda Humanitaria del Parlamen-
to Europeo, visitó Afganistán y fue detenida en Kabul. El 8 de
■ Mujeres contra la impunidad: marzo de 1998 lanzó el lema “Una flor para las mujeres de
para que no se repita Kabul”, con el propósito de llamar la atención sobre las duras
condiciones de vida de las afganas. Sobre los resultados obte-
En muchos lugares, después de la guerra o el genocidio, son nidos, Bonino comenta: “Logramos, con el apoyo de las femi-
las mujeres las que continúan en la lucha contra la impunidad nistas norteamericanas, evitar que Naciones Unidas reconocie-
y por la recuperación de la verdad y la justicia. Las Madres y se al régimen talibán como gobierno legítimo. ¡Estaban a
las Abuelas argentinas de la Plaza de Mayo son el grupo para- punto de hacerlo!” (Mujeres en Red, 2001: 45).
digmático. Pero hay otros, como la Coordinadora Nacional de El 16 de diciembre de 1999, Luisa Morgantini, europarla-
Viudas de Guatemala (CONAVIGUA) o el Comité de Madres mentaria italiana, preparó un encuentro para poder escuchar a
y Familiares de Presos, Desaparecidos y Asesinados Políticos las mujeres afganas en el Parlamento Europeo. En el plenario
de El Salvador Monseñor Óscar Arnulfo Romero (COMADRES). del Parlamento pidió “al Parlamento, al Consejo, a la Comisión
CONAVIGUA fue constituida el 12 de septiembre de 1988 y a las Naciones Unidas que no reconozcan al régimen talibán y
por mujeres de origen maya, la mayoría analfabetas, víctimas que promuevan un plan de acción a favor de las ONG que ope-
de la violencia, la discriminación y la pobreza. Tras la política ran en Afganistán a favor de la libertad de las mujeres afganas
de violencia generalizada impulsada por el ejército contra las y por su emancipación económica y social, a favor también de
comunidades indígenas, que causó la muerte y la desaparición las que trabajan con las afganas refugiadas”. Y prosiguió: “Pero
forzada de miles de familiares de estas mujeres, las viudas otra cosa hemos de hacer juntos: conceder el derecho de asilo a
decidieron unirse para combatir el racismo y la discrimina- las mujeres que se ven obligadas a huir de Afganistán”. Duran-
ción, unirse en la defensa de los derechos humanos, sobre te la sesión, Luisa Morgantini vistió un burka, prenda obligato-
todo los de las mujeres indígenas, en la denuncia de la existen- ria para las afganas bajo el régimen talibán.
cia de cementerios clandestinos y en la exigencia de la exhu-
mación de los cadáveres, en la reclamación de acceso a la justi-
cia por parte de los pueblos indígenas y en el impulso del

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programa de resarcimiento para las víctimas de genocidio. Mujeres y negociaciones
De modo análogo, COMADRES trabaja en El Salvador en
la defensa de los derechos humanos, con una lucha que pre- de paz
tende rescatar la dignidad de la víctima y del familiar que está
vivo. Alicia de García, miembro de esta organización, explica
que el problema de las víctimas ha de ser compartido por toda
la sociedad y que la impunidad es un crimen que lesiona a Muchas mujeres en el mundo hacen esfuerzos desde la base
todo el entorno; asegura que las víctimas sí saben la verdad, para conseguir una convivencia en paz. Existe una gran diver-

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Cuaderno 61

sidad de grupos que se oponen a la guerra y que ofrecen visio- del Norte (Northern Ireland Women’s Coalition, NIWC). La
nes alternativas de la realidad (Magallón, 2002). Pero siguen Coalición logró sacar dos delegadas en las elecciones, lo que
siendo excluidas de las mesas donde se toman acuerdos, les aseguró un lugar en la mesa de negociaciones. Su progra-
donde se negocia la paz. El argumento que se esgrime para su ma planteaba como ideas fuerza la inclusión, la igualdad y el
exclusión es que son las partes contendientes las que han de respeto a los derechos humanos.
negociar la paz y que la presencia de las mujeres no añade Helen Jackson, parlamentaria británica que trabajó de
nada, ni es necesaria: cerca con las organizaciones de mujeres en Irlanda del Norte,
dice que las preocupaciones que ponen las mujeres sobre la
A menudo, la razón que se esgrime para excluir a las mesa de negociaciones son, a menudo, diametralmente opues-
mujeres es que las negociaciones para acabar con las tas a las que manifiestan los hombres. Para muchas de ellas
hostilidades sólo requieren la presencia de las partes que importa más la educación, el cuidado de los hijos y la situa-
pelean y que asuntos como la participación de las mujeres ción de su hogar que otras cuestiones. Mo Mowlan, ministra
y la igualdad de género no son relevantes en este proceso británica que estuvo al cargo de las negociaciones de paz en la
(Anderlini, 2000: 54). zona, atribuye el amplio respaldo que obtuvo el Acuerdo de
Paz de Viernes Santo, el 70% de la población en Irlanda del
Sin embargo, hay que tener en cuenta que la mesa de la Norte, al trabajo persistente realizado a lo largo de los años
paz no es un acontecimiento concreto, sino un proceso que va por los grupos de mujeres (Anderlini, 2000: 16-17).
a marcar el futuro desarrollo de la vida en el país. El proceso
de negociaciones de paz incluye asuntos como: acuerdos para ■ La experiencia de una ex guerrillera
compartir el poder, para la reconstrucción económica, para la
desmovilización y la reintegración de los combatientes; la colombiana
legislación sobre derechos humanos; la regulación del acceso a
la tierra, a la educación y a la salud; el estatus de las personas Un testimonio inestimable lo constituye la autobiografía de
desplazadas; el papel de la sociedad civil; etc. Es cuando pen- Vera Grabe, ex guerrillera del M-19 y fundadora y comandan-
samos en las negociaciones como un proceso, del que depende te de la guerrilla. Grabe participó en procesos de unidad de los
la estructura social que va a reconstruir la convivencia, cuando grupos armados colombianos (cumbres guerrilleras, en las
se ve la importancia de la participación de las mujeres en él. que ella fue durante mucho tiempo la única mujer que pudo
En la práctica sucede que la relevancia de las mujeres en conversar), mantuvo las relaciones internacionales del M-19
las organizaciones civiles y de base no es fácil de trasladar a la con Estados (Panamá, Cuba, Nicaragua…) y con movimientos
mesa de negociaciones. Existen resistencias por todas partes, afines y vivió todo el proceso de desmovilización de su grupo,
que también afectan a las mujeres que han sido combatientes. el cual, en un momento dado, tomó una opción libre de aban-
Por ejemplo, en Colombia, pese a que el 30% de las Fuerzas dono de las armas y de apuesta por la vía política.
Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) son mujeres, En un país con una honda violencia estructural, la decisión
las conversaciones de paz que se mantuvieron en 1994, aun- de dejar las armas no estuvo exenta de dudas:
que sin llegar a ningún acuerdo, sólo incluyeron a una mujer:
Mariana Páez (Rehn y Sirleaf, 2002: 79). A pesar de que las armas para nosotros nunca habían sido
En la movilización y la defensa del derecho a participar un principio, sí eran el instrumento para decir lo que
también se han construido lazos y se han compartido estrate- pensábamos. Sonaba a traición, a locura; las preguntas
gias entre mujeres a escala internacional, logrando apoyos de iban y venían. […] Si nosotros habíamos nacido para
instituciones y ONG internacionales. En África, por citar algu- cambiar una historia de traiciones, de frustraciones y de
nos casos, se ha formado la Federación de Redes de Mujeres entregas, ¿qué había pasado para que lo que era cierto, ya
Africanas por la Paz (Fédération des Réseaux des Femmes no lo fuera? ¿Se borraba de un plumazo? Jamás había sido
Africaines pour la Paix, FERFAP). Y en el sureste de Europa, una enamorada de las armas, pero no me cabía en la
las organizaciones de mujeres de los Balcanes crearon una cabeza un proceso que podría concluir con dejarlas
alianza regional y consiguieron el apoyo de la Organización (Grabe, 2001: 344).
para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para
promover los asuntos de género dentro de la estructura del En 1985, el grupo guerrillero Ricardo Franco lleva a cabo
Pacto de Estabilidad para el Sudeste de Europa, creado para la una masacre en Tacueyó: como resultado de una purga interna
reconstrucción económica, política y social de la zona (Ander- elimina a 163 hombres y mujeres de sus propias filas y del
lini, 2000). M-19, acusados de ser “infiltrados del enemigo”. Éste sería un
punto de inflexión importante para la evolución del M-19.
Escribe Vera Grabe: “Sin ser aún visibles, la guerra fue generan-
■ El caso de Irlanda del Norte do sus propios límites como proceso transformador” (ibídem:
296). Y citando a un compañero de la guerrilla, Otty Patiño,
Durante décadas, católicas y protestantes trabajaron juntas por comparte su frase para afirmar el pensamiento que finalmente
el diálogo y la colaboración entre las dos comunidades enfren- llevaría al abandono definitivo de la vía armada: “La violencia
tadas. Antes de que empezaran las conversaciones de paz de empezaba a dejar de ser partera para convertirse en abortera
1985, en Irlanda del Norte existían, en activo, cerca de cuatro- de la historia” (ibídem: 306).
cientas organizaciones de mujeres involucradas en la defensa La opción por la vía armada le planteó a Vera dilemas que
de la paz. Años atrás, en 1976, las actividades e iniciativas des- le dejaron heridas profundas, algo que otros estudios acerca
plegadas en este terreno por Betty Williams y Mairead Corri- de la experiencia de las mujeres en la guerrilla, por ejemplo el
gan, del colectivo Mujeres Irlandesas por la Paz, les hicieron realizado por Norma Vázquez, Cristina Ibáñez y Clara Mur-
merecedoras del Premio Nobel de la Paz. guialday sobre El Salvador (1996), han puesto también de
En 1996, el mediador internacional George Mitchell puso manifiesto. Entre las disyuntivas que tuvo que afrontar, cabe
como condición para participar en la mesa de negociaciones resaltar la de tener que dejar a los hijos o hijas en otras manos,
que las partes estuviesen compuestas por representantes elegi- con la consiguiente pérdida. Merced al proceso de paz, se va
dos. Con este requisito, los diez mayores partidos no tenían reencontrando con opciones abandonadas:
problemas para estar incluidos; pero las mujeres carecían de
una opción política propia. Ante este vacío, un grupo de acti- La paz era también hacer las paces […]. Con la
vistas convocó una reunión a la que asistieron más de doscien- ampliación de horizontes que activaba el proceso,
tas organizaciones de mujeres de ambas comunidades. El comencé a valorar el sentido del trabajo específico como
resultado fue la creación de la Coalición de Mujeres de Irlanda y con mujeres. Hasta ahora había sido apenas una

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Carmen Magallón Las mujeres como sujeto colectivo de construcción de paz

intuición, ligeras incursiones cuando nos reuníamos las


mujeres a exigirnos y a exigir, cuando nos enfrentábamos NOTAS
al machismo, tanto al de los hombres como al que
nosotras teníamos incorporado… Era un acercamiento 1. Esta línea de investigación abarca diferentes autores; entre ellos,
reciente a lo que otras mujeres ya estaban haciendo. Una Condorcet, Theodor von Hippel y Mary Wollstonecraft.
de ellas era Nelly Díaz, madre de dos hijas, amiga-
militante de tiempo atrás, con quien ahora fundamos en 2. Intervención de Alicia de García en la mesa redonda “Construcción
Santo Domingo las Mujeres de Abril. De experiencias de la paz: iniciativas comunitarias y psico-sociales”, del Cuarto
anteriores sabíamos que cuando nos reuníamos las Seminario sobre Refugiados y Reconciliación Post-conflicto, cele-
mujeres se rumoraban vientos de sublevación. Pero esta brado en Zaragoza los días 23 y 24 de noviembre de 2003.
vez nos dijimos que más que el estigma habría que 3. Asociación de las Viudas del Genocidio Agahozo, <www.avega.
asumirlo como un reto, porque el día que la mujer fuera org.rw> (citada en Rehn y Sirleaf, 2002: 77).
sinónimo de rebeldía, de autonomía, de irreverencia, la
democracia habría avanzado. Nos propusimos que las
mujeres seríamos un pilar del proceso de construcción
de la paz, y jalonadoras de una ética de vida. Nuestro
BIBLIOGRAFÍA
lema era: “Mujer, sin ti la paz no es posible”, y
estábamos convencidas de que el éxito de un
movimiento democrático radicaba en la participación de ANDERLINI, Sanam Naraghi (2000): Women at the Peace Table: Making a
las mujeres, aunque estaba por verse cómo se daría Difference, Nueva York, Fondo de Desarrollo de las Naciones Uni-
posteriormente la presencia femenina en el movimiento das para la Mujer (UNIFEM).
político que surgió de los acuerdos de paz BOSCH, Anna, y Elena GRAU (1997): “Construyendo un mundo común.
(Grabe, 2001: 354-355). La tarea civilizatoria de las mujeres”, En Pie de Paz, 45, 45-48.
BROCK-UTNE, Birgit (1985): Educating for Peace: A Feminist Perspective,
Vera Grabe salió elegida por la circunscripción de Bogo- Oxford, Pergamon Press.
tá-Cundinamarca, con 31.147 votos, como la primera y única
CONAVIGUA (2003): Resarcimiento justo y digno para las víctimas del
representante a la Cámara en las elecciones legislativas de
genocidio del pueblo maya y del conflicto armado interno, Ciudad de
marzo de 1990, celebradas tras el pacto político y el acuerdo
Guatemala, Coordinadora de Organizaciones para el Resarcimiento
de paz (con el presidente Barco) firmado ese mismo mes. En
del Pueblo Maya.
dichas elecciones se votó también a favor de la convocatoria
de una Asamblea Nacional Constituyente. Un poco más CONDORCET (1790): Sobre la admisión de las mujeres al derecho de ciudadanía.
tarde, Grabe encabezó la lista nacional de la Alianza Demo- COSTIN, Lela B. (1982): “Feminism, Pacifism, Internationalism and the
crática-Movimiento 19 de Abril (AD-M19) al Senado y salió 1915 International Congress of Women”, Women’s Studies Internatio-
elegida. nal Forum, 5 (3/4), 301-315.
ELSHTAIN, Jean B. (1995): Women and War, Chicago, University of Chi-
cago Press.
GRABE, Vera (2001): Razones de vida, Bogotá, Planeta Colombia (1ª ed.,

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2000).
LIDDINGTON, Jill (1983): “The Women’s Peace Crusade”, en Dorothy
Epílogo THOMPSOn (ed.): Over Our Dead Bodies: Women against the Bomb,
Londres, Virago.
MAGALLÓN PORTOLÉS, Carmen (1998): “Contribuciones feministas a
una política de paz”, en Ana M. PORTAL (ed.): Mujeres, ecología y
La situación de las mujeres en el mundo sigue teniendo unos paz. Derecho, participación política y empleo, Castellón, Universidad
rasgos diferenciales que colocan a éstas en una posición en la Jaume I, 87-106.
que muchos ejemplos muestran, en la práctica, la posibilidad
— (2002): “Mujeres en las guerras, mujeres por la paz”, en M. ELÓSE-
de diseñar estrategias propias para la construcción de la paz.
GUI, C. GAUDÓ y M.T. GONZÁLEZ (eds.): El rostro de la violencia. Más
Es cierto que la diferencia de las mujeres es convertida, con
allá del dolor de las mujeres, Barcelona, Icaria.
demasiada frecuencia, en desigualdad; de ahí que la necesi-
dad más urgente siga siendo la de lograr la igualdad de dere- MORGANTINI, Luisa, y otros (2003): La Voce delle Donne Libere in Afganis-
chos entre hombres y mujeres. Pero esta convicción no ha de tán, Roma, Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/
impedir a las mujeres constituirse en sujeto colectivo y ejer- Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) y Mujeres de Negro de Italia.
cer como tal, ya sea para conseguir los derechos que le MUJERES EN RED (2001): “Compromiso con las mujeres afganas”, Pers-
corresponden, ya para alcanzar cualquier otro objetivo de pectivas, 23 (julio-diciembre), 44-45.
carácter universal, como la paz, por ejemplo. La libertad de OLDFIELD, Sybil (1989): Women Against the Iron Fit: Alternatives to Milita-
las mujeres no está reñida con la igualdad. De su ejercicio rism (1900-1989), Cambridge, Basil Blackwell.
surgen visiones y espacios nuevos para la regulación de la POULAIN DE LA BARRE, François (1984): De l’egalité des deux sexes, París,
convivencia humana. Fayard (1ª ed., 1673).
Las estrategias de las mujeres han conducido a la obten- REHN, Elisabeth, y Ellen J. SIRLEAF (2002): Women, War and Peace: The
ción del respaldo de los organismos internacionales. En Independent Experts’ Assessment on the Impact of Armed Conflict on
octubre de 2000, el Consejo de Seguridad de las Naciones Women and Women’s Role in Peace-Building, Nueva York, Fondo de
Unidas discutió y aprobó una resolución, la 1325, en la que Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM).
insta al Secretario General y a los Estados miembros a velar VALCÁRCEL, Amelia (1997): La política de las mujeres, Madrid, Cátedra
por una mayor inclusión de las mujeres en la construcción (Feminismos, 38).
de la paz y en la reconstrucción posconflicto. El Consejo de
VÁZQUEZ, Norma, Cristina IBÁÑEZ y Clara MURGUIALDAY (1996): Muje-
Seguridad reconoce no sólo que “la paz está inextricable-
res-Montaña. Vivencias de guerrilleras y colaboradoras del FMLN,
mente unida a la igualdad entre hombres y mujeres”, sino
Madrid, Horas y Horas (Cuadernos Inacabados, 22).
que el “acceso pleno y la participación total de las mujeres
en las estructuras de poder y su completa implicación en los WOMEN IN BLACK: For Justice. Against War, <www.womeninblack.org>.
esfuerzos para la prevención y la resolución de conflictos WOOLF, Virginia (1977): Tres Guineas, Barcelona, Lumen (1ª ed., 1938).
son esenciales para el mantenimiento y la promoción de la ZAJOVIC, Stasa (ed.) (2003): “Ten Years of Women in Black”, en WOMEN
paz y la seguridad”. IN BLACK (eds.): Women for Peace, Belgrado, 10-11.

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Cuaderno 61

Carmen Magallón, Las mujeres como sujeto colectivo de construcción de paz, Cuadernos Bakeaz, nº 61, febrero de 2004.
© Carmen Magallón, 2004; © Bakeaz, 2004.

La edición de este cuaderno ha sido posible gracias a la financiación de la Dirección de Derechos Humanos y Cooperación
con la Justicia del Gobierno Vasco, dentro del proyecto de Bakeaz Escuela de Paz.

Las opiniones expresadas en estos trabajos no coinciden necesariamente con las de Bakeaz.

Cuadernos Bakeaz es una publicación monográfica, bimestral, realizada por personas vinculadas a nuestro centro o colaboradores del
mismo. Aborda temas relativos a economía de la defensa, políticas de cooperación, educación para la paz, geopolítica, movimientos
sociales, economía y ecología; e intenta proporcionar a aquellas personas u organizaciones interesadas en estas cuestiones, estudios
breves y rigurosos elaborados desde el pensamiento crítico y desde el compromiso con esos problemas.

Director de la publicación: Josu Ugarte • Coordinación técnica: Blanca Pérez • Consejo asesor: Martín Alonso, Joaquín Arriola,
Nicolau Barceló, Anna Bastida, Roberto Bermejo, Jesús Casquete, Xabier Etxeberria, Adolfo Fernández Marugán, Carlos Gómez Gil,
Rafael Grasa, Xesús R. Jares, José Carlos Lechado, Arcadi Oliveres, Jesús Mª Puente, Jorge Riechmann, Juan Manuel Ruiz, Pedro
Sáez, Antonio Santamaría, Angela da Silva, Ruth Stanley, Carlos Taibo, Fernando Urruticoechea • Últimos títulos publicados: 8. Xesús
R. Jares, Los sustratos teóricos de la educación para la paz; 9. Juan José Celorio, La educación para el desarrollo; 10. Angela da Silva,
Educación antirracista e interculturalidad; 11. Pedro Sáez, La educación para la paz en el currículo de la reforma; 12. Martín Alonso, Bos-
nia, la agonía de una esperanza; 13. Xabier Etxeberria, Objeción de conciencia e insumisión; 14. Jörg Huffschmid, Las consecuencias
económicas del desarme; 15. Jordi Molas, Industria, tecnología y comercio en la producción militar: el caso español; 16. Antoni Segura i
Mas, Las dificultades del Plan de Paz para el Sáhara Occidental, 1988-1995; 17. Jorge Riechmann, Herramientas para una política
ambiental pública; 18. Joan Roig, Guinea Ecuatorial: la dictadura enquistada; 19. Joaquín Arriola, Centroamérica, entre la desintegración
y el ajuste; 20. Xabier Etxeberria, Ética de la desobediencia civil; 21. Jörn Brömmelhörster, El dividendo de la paz: ¿qué abarcaría este
concepto?; 22. Luis Alfonso Aranguren Gonzalo, Educar en la reinvención de la solidaridad; 23. Helen Groome, Agricultura y medio
ambiente; 24. Carlos Taibo, Las repúblicas ex yugoslavas después de Dayton; 25. Roberto Bermejo, Globalización y sostenibilidad;
26. Roberto Bermejo y Álvaro Nebreda, Conceptos e instrumentos para la sostenibilidad local; 27. Jordi Roca, Fiscalidad ambiental y
“reforma fiscal ecológica”; 28. Xabier Etxeberria, “Lo humano irreductible” de los derechos humanos; 29. Xesús R. Jares, Educación y
derechos humanos; 30. Carlos Gómez Gil, Una lectura crítica de la cooperación española. Lo que nunca nos dicen; 31. Xabier Etxebe-
rria, La educación ante la violencia en el País Vasco; 32. Daniel J. Myers, Activismo social a través de la red; 33. Roberto Bermejo, Rea-
lidades y tendencias del comercio justo; 34. Carlos Taibo, Diez preguntas sobre el conflicto de Kosova; 35. Clara Murguialday, Mujeres y
cooperación: de la invisibilidad a la equidad de género; 36. Fernán González, S.I., Colombia, una nación fragmentada; 37. Xabier Etxe-
berria, La noviolencia en el ámbito educativo; 38. Antoni Segura i Mas, El Sáhara en la dinámica política magrebí y las dificultades del
Plan de Paz (1995-2000); 39. Dieter Rucht, El impacto de los movimientos medioambientales en Occidente; 40. Martín Alonso, Universa-
les del odio: resortes intelectuales del fanatismo y la barbarie; 41. Tica Font (coord.), La paz en movimiento: campañas y experiencias
de movilización (I); 42. Tica Font (coord.), La paz en movimiento: campañas y experiencias de movilización (II); 43. Julián Salas, Hábitat
y cooperación en Latinoamérica. Centroamérica antes y después del ‘Mitch’; 44. Roberto Bermejo, Fundamentos de ecología industrial;
45. Gema Celorio, Nuevos retos para la sensibilización sobre el desarrollo; 46. Carlos Gómez Gil, La cooperación descentralizada en
España: ¿motor de cambio o espacio de incertidumbre?; 47. Xabier Etxeberria, Ignacio Ellacuría: testimonio y mensaje/Ignacio Ellacu-
ría: testigantza eta mezua; 48. Juan Manuel Ruiz, En torno a la eficiencia; 49. Xesús R. Jares, Educar para la paz después del 11/09/01;
50. Gabriel Pons, Herramientas de las ONGD en la cooperación para el desarrollo económico; 51. Roberto Bermejo, Concepciones de la
sostenibilidad y sistemas de indicadores; 52. Julián Salas, Introducción a la práctica de la evaluación de proyectos de cooperación;
53. Joaquim Sempere, Necesidades, desigualdades y sostenibilidad ecológica; 54. Johan Galtung, Conflicto, guerra y paz, a vista de
pájaro. Y cómo los aborda el grueso de los políticos y periodistas; 55. Jesús Casquete, Movimientos sociales y democracia; 56. Manuel
Jiménez, Sumando esfuerzos. Tendencias organizativas en el movimiento ecologista en España durante los noventa; 57. Joaquín Arriola
Palomares, ¿La globalización? ¡El poder!; 58. Ignacio Álvarez-Ossorio, Claves sobre el conflicto palestino-israelí; 59. Miguel Márquez,
Luis Suárez y Cándido López, Cuba y el desarrollo humano sostenible; 60. Mario Roberto Morales, Guatemala: autoritarismo e intercultu-
ralidad; 61. Carmen Magallón, Las mujeres como sujeto colectivo de construcción de paz • Diseño: Jesús Mª Juaristi • Maquetación:
Mercedes Esteban Meriel • Impresión: Grafilur • ISSN: 1133-9101 • Depósito legal: BI-295-94.

Suscripción anual (6 números): 14,42 euros • Instituciones y suscripción de apoyo: 21,64 euros • Forma de pago: domiciliación ban-
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Bakeaz es una organización no gubernamental fundada en 1992 y dedicada a la investigación. Creada por personas vinculadas a la
universidad y al ámbito del pacifismo, los derechos humanos y el medio ambiente, intenta proporcionar criterios para la reflexión y la
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cuenta con una biblioteca especializada; realiza estudios e investigaciones con el concurso de una amplia red de expertos; publica en
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