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El hombre

Vi en mis sueños más profundos la presencia de un hombre, sentado en una colina verde y
solitaria, el cielo estaba pintado por un bello atardecer mientras el viento guiaba las nubes a
despedirse del sol más allá de la vista de la colina y el cielo, no había más nada, solo un árbol
grande y frondoso en el cual se encontraba el hombre sentado a su lado.

El, vestía de blanco pantalones blancos, camisa blanca y un cabello casi gris o plateado en realidad
no estoy seguro pues yo lo veía desde la distancia observando su persona desde la espalda, él veía
el sol marcharse aunque pareciera que el ocaso no terminaba.

Me hablo aun estando en la distancia lo escuchaba claramente.

Blanco: Hola, ¿Cómo has estado?

Yo: Bien, bien estaba buscando algo pero no sé qué hago acá realmente. No recuerdo que estaba
haciendo antes.

Blanco: Entonces estas perdido

Yo: Si, al parecer. Disculpe ¿Lo conozco?

Blanco: No creo que te acuerdes, te conocí hace mucho.

Yo: ¿Puedes ayudarme?

Blanco: Ven siéntate un momento.

Yo: Pero estoy perdido, no sé qué debería estar haciendo en este momento.

Blanco: Nada, eso es lo que deberías estar haciendo.

Yo: Así no puedo recordar, así no puedo hallar el camino. – dije algo molesto

Blanco: Cuando calles tus pensamientos y domestiques tus sentimientos puedes encontrar el
camino tú solo. Ambas son como perros rabiosos que sujetas con cadenas, ellos pueden llevarte
con fuerza y violencia o puedes domarlos, guiarlos y decidir tú mismo como se deben sentir, a
donde te deben llevar.

Yo:…- entendí sus palabras, callado me senté a su lado y me di cuenta la hermosa vista que me
llenaba de mucha paz

Blanco: La vida es extraña, realmente incierta. Ayer puedes estar en el momento más feliz de tu
vida, besando por primera vez, escuchando como la chica que te gusta te dice que sí, ayer puedes
estar una mañana desayunando rápidamente para llegar pronto a la escuela y hoy, puedes estar
acá en un lugar que está en ninguna parte, lugar que he cuidado durante muchos años. A veces
había una gran tormenta, a veces nevaba constantemente pero mis favoritas es cuando todo
florece, cuando toda esa extensión verde sin final está repleta de flores, frutos, animales y mucha
vida. Alguna vez pude ver un rio hasta bañarme en él. Pero hace mucho no veía este atardecer que
no termina como si tuviera miedo a la noche, ¿has sentido miedo o tristeza cuando el día está
acabando? Bueno, creo que eso es lo que le pasa a este lugar. Aún tiene la esperanza que algo más
ocurra para dejar ir el día.

Yo: ¿alguna vez lo ha visto anochecer?

Blanco: Si claro que sí pero no me gusta hablar al respecto, no me gusta recordar como es este
lugar cuando anochece ¡ah! Pero si puedo hablarte de las veces que ha anochecido
maravillosamente con la luna escarchada, los cielos despejados y las estrellas titilantes, con suaves
aromas viajando por el viento cálido que trae consigo sensaciones nostálgicas muy hermosas, he
visto como las nubes hacen formas curiosas y bellas, he visto las noches más hermosas jamás
vistas.

Yo: Me encantaría ver una noche así, se escucha precioso. Pero… ¿Y las otras noches?

Blanco: Las otras noches, son terribles. Este lugar puede ser el paraíso al mismo tiempo que ser el
infierno. He visto oscuridad en todo, tinieblas arriba y abajo, el viento ya no es amigable, si no,
agresivo. Las bestias hambrientas surgen de repente devorándose unas entre otras, el aire está
cargado de ira, culpa, resentimiento, de tristeza. Así, mientras un torrencial llanto cae del cielo yo
me encuentro derrumbando arboles con furia y confusión, ¿Por qué? Porque así me dice mi
instinto que lo haga porque así me libero, he estado cerca de dañarme a mí mismo al no encontrar
que más derrumbar. ¿Puedes creerlo? Ya no hay más que destruir, entonces me parece razonable
y justo arruinarme. Afortunadamente nunca lo he hecho por lo menos no hasta matarme pero son
noches que desearía jamás ocurrieran.

Yo: Siento como si conociera todo eso, puedo imaginarme perfectamente todo lo que me dices.
¿Será que lo que buscaba es este lugar? Bueno mientras no llegue esa noche de pesadilla puedo
quedarme un tiempo acá hasta entender… entender algo, no lo sé.

Blanco: Por supuesto estas aquí para entender, para calmar tu espíritu y dejar ir este atardecer
como lo que es, solo un día más.

Yo: ¿Cómo? ¿Yo decido eso?

Blanco: ¡Claro que sí!

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