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Tentación
Oscura
Tentación
Thiare González
González, Thiare
Oscura tentación: Libro 1 / Thiare González: 2023
62 páginas ; 20 x 25 cm
Libro digital en proceso.
Prólogo
Algo ha cambiado en él, algo más que evidente. Ya no era un ángel, pero
tampoco estaba cerca de ser un humano, sino a eso que está destinado a ser.
Uno
Alleksander
- Gracias por curar mis heridas, no debías porque hacerlo. -bien, acepto
que mi forma de dar las gracias no es para nada adecuada, pero nunca
antes había tenido que hacer esto antes, debido a que era a mí a quien
agradecían.- Me disculpo, no suelo... no he tenido mucha comunicación
con las personas últimamente, no se como comportarme sinceramente.
- No te preocupes, está bien, se ven claramente tus intenciones de gratitud,
no tienes porque forzarte hacer algo a lo que no estás acostumbrado.
-mencionó con toda la calma y paciencia del mundo, es como si no tuviera
miedo a perder los minutos y horas, que su joven y delicada vida poseía.-
¿Y puedo saber cómo te llamas?
- Nuevamente me disculpo, soy Alleksander, era el cuarto arcángel del
reino de los cielos, desterrado a pasar mi eternidad aquí en la tierra. -ladea
levemente mi cabeza al ver como ella se agachaba, negué e hice que se
levantara, poniendo mi diestra bajo su mentón.- No lo hagas, no tienes
porque hacerlo, solo soy Allek, ¿y tú? ¿Puedo saber el nombre de la chica
que cuido de mi y curó mis heridas?
- Disculpe mi atrevimiento, no debí tratarlo de aquel modo. -negué e
hice que continuara hablando, involuntariamente acaricie su mejilla para
darle la misma tranquilidad que ella minutos atrás me había otorgado sin
duda alguna.- Me llamo Lilibeth, antes una humana, pero fuí expulsada
del paraíso por haber caído en la tentación del fruto prohibido, pero no
me arrepiento... si lo he perdido todo pero, ahora tengo libertad y libre
albedrío, soy dueña de aquello... solo fue un pequeño sacrificio ¿no?
- ¿De verdad crees que vale la pena el haber renunciado a todo? -interrogué,
necesitaba saber aquella respuesta, quizás no lo había perdido todo y solo
había obtenido una nueva oportunidad para hallar la fugaz felicidad.-
Tenemos mucho en común, ambos ya sea por una tentación o amor, dejamos
todo lo que teníamos en el pasado, arriesgamos todos sin miedo a lo que nos
pasará, pero henos aquí, nos conocimos de una forma poco usual.
- Bueno para ser los únicos que vagamos por la tierra, prácticamente es
nuestro hogar por la eternidad. -aquellas palabras me cayeron como un
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balde de agua fría, si, aún no asimilaba estar toda mi vida en este mundo
terrenal. - ¿Dije algo malo?
- No, está todo bien, solo aún no logro acostumbrarme a esto... sabes todo
es muy diferente... -asintió y comenzó a caminar, no me negué y le seguí
el paso mientras miraba como el viento movía su cabello dejando expuesta
su esbelto y delicado cuerpo.- ¿Y si hacemos nuestro propio reino Lili?
En un rápido y ágil movimiento vi cómo se giro hacia mi para mirarme
con una sonrisa en su rostro, éramos dos almas perdidas, en busca de lo que
alguna vez nos dio felicidad y calidez, ambos queríamos venganza pero no
teníamos claro de cómo lo íbamos a hacer, solo eramos los dos contra el
mundo...
Sólo éramos nosotros, los primeros demonios...
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Dos
Alleksander
Negro.
Mi mente nunca se había encontrado en tanta tranquilidad, sin pensar en
cada cargo y responsabilidad que tengo, pues ya no era necesario hacerlo,
tenía mi libertad...
Sentí el sol incluso antes de abrir mis ojos. Un destello intenso y luminoso
penetraban mis pestañas incitándome a despertar. Cuando por fin espabile,
lo primero que vi fue la luz del amanecer colarse entre las ramas del inmenso
árbol que estaba sobre nuestras cabezas, gire levemente mi rostro centrando
mi atención en Lilibeth, quien aún dormía, ya era la segunda mañana en
la cual la observaba dormir, su tranquilidad y serenidad me daban una
seguridad inigualable, sus pecas se apreciaban mucho mejor a esta distancia.
Con cuidado acomode un mechón de su cabello castaño detrás de su oreja,
permitiéndome ver dos lunares que se ocultaban en su cuello. Cada segundo
que pasaba lilith me hacía recordar a Thana y todo lo que alguna vez viví con
ella, sabía que pasarían siglos hasta que pueda recordarla sin dolor alguno.
- ¿Aún te duele la espalda Allek? -su suave voz me saco de mis pensamientos,
trayéndome de vuelta a la realidad, nuestra realidad- Vamos a lavar tus
heridas, ¿sí? -la seguí con la mirada, nuevamente me extendía su mano
para ayudarme a ponerme de pie, la tome con la misma delicadeza que ella
me la extendia- Tuviste que haberme despertado, eres un tonto.
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- No somos tan diferentes, ambos terminamos así por algo prohibido por...
una tentación en la cual creímos que sería para mejor.
- Nuestra oscura tentación.
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ya dolía mucho menos que el primer día; mis pasos y mi andar me llevaron
hasta un acantilado que se encontraba en lo mas lejano del páramo, me
senté en el borde de este. En tres días aquí he visto como los pequeños
árboles crecen y expanden sus ramas y hojas verdes, el como el paramos se
va vistiendo con cada vez mas colores.
Sabía que dentro de poco los humanos comenzarían a poblar el páramo y
tendríamos que irnos, solo tendríamos dos opciones, unirnos a ellos o estar
contra ellos.
Me levanté y me asome para ver como la corriente del río se volvía más
intensa e inquietante.
- ¿No piensas saltar o si? -esa voz otra vez estaba calmada.
-Pensé que dormías. -dije aún sin mirarla, no quería ver su desaprobación
por encontrarme en aquel lugar.
- Desperté cuando te fuiste. -suspiré, el viento se había vuelto más salvaje
y descontrolado, las nubes habían cubierto el cielo oscuro, una tormenta se
avecina.- Allek...debemos irnos, algo esta pasando.
Se oía algo angustiada, temerosa.- Vamos Lili.-tome su mano, pero al
hacerlo un dolor inigualable se asentó en mi cuerpo provocando que caiga
de rodillas al suelo, un rayo cayo cerca de nosotros haciendo que Lili se
apegara a mi, no podía protegerla, apenas podía moverme.
- A-Allek?... ¿Qué está ocurriendo?-su voz calmada se había ido, ahora
estaba una llena de temor y desesperación, ninguno de los dos sabía lo que
ocurría, pero sin duda ambos estábamos aterrados.
No podía ni hablar, cada músculo de mi cuerpo quemaba y las heridas en
mi espalda se abrieron, sentía como la sangre brotaba de ellas seguido de
un intenso dolor que me saco un jadeo acompañado con un grito de dolor.
Y ese fue el comienzo de mi nueva vida...
De mi vida como demonio...
v
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Tres
Lilibeth
Sin decir alguna palabra me levante y fui por agua con ayuda de una hoja
para llevársela; desde la llegada de Allek me he convertido como en su
aliada, hacia de todo para que él no muriera y pudiera pasar la noche, pero
no sabía que todo ello me llevaría a...
- Es... negra. -suspiró, espera ¿Por que se hallaba tan calmado? ¿Acaso ya
sabía lo que estaba ocurriendo? - Allek, se sincero...¿Qué esta ocurriendo?
- Ya no soy más un ángel caído, me estoy convirtiendo en un demonio, el
primer demonio.
Abrí mi boca para decir algo pero nada salió, esto estaba siendo mucho
para procesar, ¿Acaso el será el pecado y tentación de los humanos? No
me di cuenta cuando el se habían girado y tomo mis manos, haciendo que
lo mire.
- Desde ahora todo cambiará Lilibeth, y solo tienes dos opciones... Estas
conmigo o en mi contra.
Trague con algo de dificultad, aquel chico amable y temeroso ya no estaba,
ni siquiera quedaba un rastro de él.
— Dime lo que esta ocurriendo, ¿Qué te pasó?... —para ser sincera no
estaba entendiendo nada de lo que ocurría y el silencio de Allek me
inquietaba aún más.
— Un nuevo reino va a comenzar Lili, por ello ¿Quieres ser mi reina? -su
mirada neutra me dejo helada y sin poder modular siquiera una palabra.—
Tienes hasta el amanecer. —soltó mis manos, se levanto y camino hacía
el acantilado.
Su forma de hablar había cambiado tanto, definitivamente el Allek que
conocí días atrás ya no estaba.
Debía elegir nuevamente, mi libertad o un futuro seguro, nuevamente la
vida y el destino me presentaban dos opciones.
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Solo faltaban un par de horas para que el amanecer llegará y yo tuviera que
dar una respuesta; por más que pensara en que decir o hacer no me llegaba
ninguna solución.
Logre divisar la figura de Allek a la distancia, caminaba seguro y decidido.
— Lili, ¿Tienes mi respuesta?
— Aún lo pienso, el amanecer aún no llega del todo, Allek. —quería que se
diera cuenta de mi enfado, me estaba haciendo elegir entre dos cosas que
quería, sin embargo no podía tenerlas ambas.— Allek, te das cuenta de
que esto cambiará el rumbo de toda tu vida, de tu destino...—creí hablar
alto pero, mi voz era suave. Se agacho para terminar a mi altura y acomodo
un mechón de mi cabello, qué le gustaba hacer eso.
— El mundo cambiará Lili y quiero que seas mi aliada en todo esto, mi
compañera, no me gustaría dañarte. —miré sus ojos, pero algo peculiar
había ocurrido, sus iris marrones había sido remplazados por unos
negros, su mirada se volvió aún más penetrante.— Te aseguro un futuro
maravilloso, no te faltará nada, podremos tener todo y gozar de nuestra
vida eterna.
¿Vida eterna? Como sería eso posible si es solo él quien goza de aquello.—
¿Vida eterna? ¿Como? —la curiosidad se reflejaba en mi mirada ya que
Allek me sonreía de lado.— Debo renunciar a algo, ¿no?
— Si, es un pequeño sacrificio que debes hacer por un futuro prometedor,
no te dejaré sola Lili, ni mucho menos te daré la espalda, nunca.
— ¿Crees cumplir eso? —mordí levemente mi labio inferior esperando
alguna respuesta, por mucho que quisiera creer esas palabras, algo dentro
de mi decía que solo son palabras vacías, palabras que solo dice para
convencerme.— ¿A qué debo renunciar?
— A tu humanidad. —su vista se desvío hacía el amanecer.— y tu respuesta
es...
— Aceptó.
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Cuatro
Alleksander
El tiempo era muy diferente, para nosotros eran segundo, pero para los
humanos eran horas e incluso años.
Nuestro reino, ha crecido de sobremanera, ya no eramos los únicos dentro
de nuestro preciado pandemonium. Así habíamos decidido llamarlo, pues
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no queríamos que asustara tanto a los humanos y tampoco que el cielo nos
temiera por el poder que poseemos. De una forma u otra debíamos ser
cautelosos pero seguros.
— Lili, se puede saber donde andabas? —últimamente me he vuelto mas
controlador con ella, pero es por su bien o eso quería creer; no quería que
se afrontara a cosas o que algo que ocurriera, por lo que prefería saber que
hacía y donde estaba en cada segundo.— Te estoy hablando Lili.
— Y yo te he escuchado Allek, no tienes porque controlarme o mandarme,
si jure ser tu servidora pero eso no te da el derecho a ser dueño de mi vida
o cuerpo.
— Te recuerdo que tu me perteneces Lili, eres mía en todo los sentidos,
mente, cuerpo y alma, eres mía.
Odiaba tener estas pequeñas discusiones con ella, ya que siempre
terminabamos en lo mismo, ella pidiéndome perdon por su absurdo
comportamiento y yo, olvidandome de todo lo que había ocurrido
anteriormente . Nuestra relación se ha basado en confianza y lealtad, sin
embargo no puedo ofrecerle lo que más anhela su oscuro corazón.
— Allek... —sabía lo que se venía asi que solo la miré.— Dices que soy tuya
y todo, pero... no me haces sentir aquello, nuestro único contacto intimo
ha sido un beso...
— El contacto o la interacción intima no tiene relación alguna, no porque
no te toque significa que no te amo Lili, eres mi compañera.
— Exacto... espera... ¿Me amas? —si, esa es la primera vez que le decía
que la amaba, siempre me lo guardaba, aún creía que era muy temprano
para decírselo. Me acerque y acomode un mechón de su hermoso y largo
cabello, tenía una obsesión con el.
— Claro que te amo Lili, has estado a mi lado durante ya más de un año,
me cuidaste cuando estaba débil.
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Cinco
Alleksander
Fue en ese preciso instante donde entendí todo; la maldición que mi her-
mano le habían otorgado a Thana si era la eterna reencarnación, sin em-
bargo nunca pensé que sería de forma física también, por lo visto no tiene
recuerdos del pasado y solo de la vida que ha tenido hasta el momento.
—¿Quereis algo de beber? —su rostro me hacía revivir demasiados sce-
sos del pasado, los recuerdos volvían a mi mente de una forma doloro-
sa porque el recordarla significa recordar el porqué de mi estadía en este
lugar.— ¿Y usted? —me miraba con cierta interrogatoria, era claro que
estaba actuando extraño.
Sí, él también quiere. —Lili respondió por mi mente no formulaba nin-
guna palabra y aunque lo hiciese, se quedaban atascadas en mi garganta
sin poder salir. Nuevamente vimos cómo la joven versión de Thana des-
aparecía en una de las habitaciones que poseía la pequeña casa.— Allek,
creo que deberíamos irnos, no te encuentras bien. —el dorso de su mano
fue a parar a mi frente, comprobando que mi temperatura siguiera intacta
e igual a como estaba minutos atrás.— Estas caliente.
— Es ella Lili. —fue lo único que module para que ella me entendiera,
no sabía que mas decir o cómo explicarle que aquella persona que creía
muerta ahora se encuentra preparándonos algo para beber.
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— ¿A que te refieres con que es “ella”? —un suspiro salió de sus labios,
podía notar su cansancio con respecto a la situación en la que nos encon-
trábamos; como por arte de magia unió todos los cabos y se dio cuenta de
quien hablaba.— Thana...
— Sí, pero creo que no del todo, físicamente es ella pero, parece no tener
recuerdos de lo que era o quien era yo.
La joven vuelve con dos vasos llenos de algún contenido, nos mira y nos
extiendo un vaso a cada uno.— Debeis haber viajado mucho ¿no? El oeste
está algo lejos de aquí.
— Si algo, hemos estados escondiendonos de todos.
— ¿Sois fugitivos? —su mirada se volvió algo temerosa, era de esperarlo,
éramos dos extraños que nos encontrábamos en su sala, cerca de sus hijos.
— Tranquila, no somos... malos, solo buscamos un refugio y algo de
comer. —dije por primera vez, no sabía cómo explicar la situación en la
cual nos encontrábamos.
— ¿Cómo te llamas? — la pregunta de Lili nos tomó por sorpresa, tanto
a la joven como a mi.
— Me llamo Itzel James... ¿y ustedes? —ladeo sutilmente su cabeza otor-
gándole un aire infantil e inocente.
— Yo me llamo Lilith y él se llama Alleksander.
— Que nombres más peculiares teneis.
No dijimos nada más y bebimos el contenido que los vasos tenían, era
amargo pero dulce, era una combinación perfecta. Una vez nos termina-
mos el líquido miramos a Itzel quien nos miraba con curiosidad y temor
en partes iguales.
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— Allek.
Abrí mis ojos y lo primero que pude sentir fue aquel líquido espeso y
tibio corriendo por mis manos, mi vista se enfoca en el suelo donde se
encontraba una Itzel sin vida, rodeada de sangre, lo había hecho, la había
asesinado; cuando mire a Lili no la vi con los niños.
— Debes probarla, ten guarde esto para ti. — le extendí un vaso con san-
gre de Itzel, era magnífica, no se si era por la primera vez que consumía
la sangre o porque era la sangre de una hechicera.— Me siento más vivo,
con mayor energía, ven Lili pruebala y siente lo mismo que estoy sintien-
do yo, siente el poder recorrer tus venas. —tome su mano y deje el vaso
en esta, quería que sintiera lo mismo que yo, que viera el mundo a través
de mis ojos, estaríamos más conectados, esta sangre nos uniría mucho
más.— No me hagas obligarte Lili
Miró el vaso que estaba sosteniendo y lo acercó a su boca, no se veía del
todo convencida pero aun así lo hizo, bebio la sangre de un solo sorbo.
Sin pensarlo me acerque y la besé, sintiendo aún el sabor metálico de la
sangre en sus suaves labios, me separa luego de unos segundos para mi-
rarla, estaba en un estada de shock, como si no se hubiese esperado aquel
beso. Limpie sus labios con mi pulgar para después echar hacia atrás un
mechón de su cabello.
— Deberíamos irnos antes de que alguien venga y nos acusen... —se
levantó y yo imite su acción para salir de aquella casa dejando el cuerpo,
la reencarnación de Thana atrás.
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Thiare González 47
Epílogo
Tras beber la sangre de Itzel, Lilibeth y yo nos volvimos aún más unidos,
lo sabía, de una u otra manera la sangre nos conectó mucho más de lo
que ya estábamos conectados, ahora se podría decir que éramos uno solo,
pero de todas formas desde el primer día, fuimos uno solo que ambos nos
negábamos a aceptarlo
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Mientras bebía una taza de café miro el cielo y sonrió, agradecido por
las diversas oportunidades que le había otorgado la vida, pero sobre todo,
agradecido por aquella de vivir una vida llena de experiencias humanas.
Aunque no podría cambiar su pasado, sabía que había encontrado su lugar
en el mundo, junto a Ada, su esposa y la madre de sus cuatro hijos. Su
familia cada día le recordaba que en todas las personas hay bondad y capa-
cidad para amar, por muy oscuro que sea tu pasado.
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- ¿Te arrepientes?
Continuará...
El amor es mucho más fuerte que el odio, recuerda que
siempre tendrás a alguien que te apoye.
Persigue tus sueños y alcanza tus metas, no permitas que
nadie en el mundo te detenga.
Es tu camino, es tu destino o quizás es tu Oscura tentación.
Acompaña la lectura
con la playlist.
Esta edición se terminó de imprimir en el mes de noviembre
de 2023 bajo WingS editorial, Ciudad de Santiago, Chile.