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Oscura

Tentación
Oscura
Tentación
Thiare González
González, Thiare
Oscura tentación: Libro 1 / Thiare González: 2023
62 páginas ; 20 x 25 cm
Libro digital en proceso.

1° edición en Chile: Noviembre 2023

Título original: Oscura tentación


Editor original: WingsS editorial.

© 2023 by Thiare González


Publicado en virtud de un acuerdi con WingS editorial, un sello de WingS
Todos los derechos reservados
© 2023 by WingS editorial

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Para todos aquellos que han sido los villanos
en relatos de alguien más.
“El demonio también es un ángel”
- Miguel de Unamuro
Thiare González 11

Prólogo

Después de ciertas revelaciones y pérdidas, Alleksander se encuentra en


una encrucijada, pues no sabe en quién debe confiar ahora que lo ha perdi-
do todo. Su corazón esta desecho y sus sentimientos revueltos.

Algo ha cambiado en él, algo más que evidente. Ya no era un ángel, pero
tampoco estaba cerca de ser un humano, sino a eso que está destinado a ser.

¿Encontrará Alleksander el camino de vuelta al sendero que ya ha sido


trazado para él?

¿Será capaz de afrontar nuevamente el viaje hacia el amor o se vera cegado


y guiado por la venganza?

¿Podrá confiar en aquel ser de ojos avellana?

¿Podrá volver al lugar donde una vez perteneció?


Primera Parte
Thiare González 15

Uno

Alleksander

A cada minuto que pasaba el dolor en mi espalda era más insoportable,


sentía como la espesa y cálida sangre emanaba de las heridas que se
encontraba en ella, pero no tenía las fuerzas suficientes como para poder
moverme o estar consciente de lo que pasaba a mi alrededor. El aire frío
calaba mis huesos, me sentía débil, vulnerable.
En menos de dos segundos mi cuerpo aterrizó de forma abrupta contra
la tierra húmeda provocando que todo el aire que se almacenaba en mis
pulmones escapara de golpe, tardé dos minutos en recuperar nuevamente
mi aliento para poder sentarme. Me levanté apoyándome de un árbol que
se encontraba cerca de donde había caído, cada minuto que pasaba el dolor
en mi espalda aumentaba de forma inexplicable.
Comencé a caminar sin rumbo alguno mientras el dolor aumentaba a
cada paso que daba, en menos de diez pasos me desplome nuevamente
mientras los recuerdos y la razón por la que me encontraba en aquel lugar,
la muerte de Thana se repetía una y otra vez en mi mente, nunca pensé que
el amarnos nos llevaría a esto, a ella muerta y a mi, expulsado del reino de
los cielos, desterrado a vagar en soledad.
Mire los últimos rayos de sol que se asomaban tímidamente por sobre las
montañas, suspiré rendido y cerré mis ojos esperando poder despertar de
aquella pesadilla, pero sabía que aquello no pasaría ni hoy ni mañana.
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Desconozco el tiempo que ha pasado desde que me desplome; sentí un


tacto delicado y cálido en mi mejilla invitándome a abrir mis ojos pero al
hacerlos los volví a cerrar antes la potente luz que provocaba el sol, varios
segundos bastaron para poder acostumbrarme a la luz que había en aquel
momento, ya había amanecido, había perdido la consciencia luego de mi
pequeño desmayo; me moví pero todo intento se vio frustrado por aquel
sutil tacto, aún no veía quién era, pues solo divisaba una sombra, como
pude me acomodé para poder ver a la persona que se encontraba frente
a mi, a medida iba viendo vi un rostro familiar, mi emoción, mi corazón
pegó un vuelco el tan solo pensar en su nombre hacía que todo el dolor que
antes había sentido desapareciera, pero todas aquellas esperanzas se vieron
desvanecidas al percibir que no era ella, que no era mi amada, Thana...
- Por lo visto tuviste un gran golpe, llevas inconsciente más de.. doce horas
¿Te duele algo más, además de tu espalda? -ladeo su cabeza, negué ante su
pregunta acaso, ¿Tan mal me veía como para que me preguntara aquello?
alcé mi vista para mirarla ya que se había incorporado para rodearme
y comenzar a untar algo en mis heridas.- Es lodo del pantano, no te
preocupes, esto ayudará a que cicatricen más rápido y no se te infecten,
así podrás caminar y moverte con mayor libertad. -libertad.. ahora la tenía
pero a qué costo, lo había perdido absolutamente todo, pero su pérdida
fue la que más me dolía y se me era difícil olvidarla, es que es eso, ¿Cómo
puedes olvidar a alguien que fue tan importante durante toda tu vida?-
Terminé, ahora, ¿Quieres levantarte? -nuevamente la vi frente a mi, me
extendía su mano, con algunas dudas la tome y con su ayuda me levante
quedando de pie frente a ella.
Al fin logré apreciar su tez clara, unas pequeñas y sutiles pecas adornaban
sus mejillas y el puente de su nariz esparciéndose por otras partes de su
rostro, unos labios delgado pero muy bien formados, tenían un suave tono
rojo, es como si recién se los hubiese estado mordiendo, sin embargo lo que
más me hipnotizó fueron sus hermosos ojos grises mezclados con tonos
azules que revelaban su historia. Esbocé una leve sonrisa haciendo que
ella me imitará, ambos nos encontrábamos desnudos pero parecía que a
ninguno le importaba en lo absoluto.
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- Gracias por curar mis heridas, no debías porque hacerlo. -bien, acepto
que mi forma de dar las gracias no es para nada adecuada, pero nunca
antes había tenido que hacer esto antes, debido a que era a mí a quien
agradecían.- Me disculpo, no suelo... no he tenido mucha comunicación
con las personas últimamente, no se como comportarme sinceramente.
- No te preocupes, está bien, se ven claramente tus intenciones de gratitud,
no tienes porque forzarte hacer algo a lo que no estás acostumbrado.
-mencionó con toda la calma y paciencia del mundo, es como si no tuviera
miedo a perder los minutos y horas, que su joven y delicada vida poseía.-
¿Y puedo saber cómo te llamas?
- Nuevamente me disculpo, soy Alleksander, era el cuarto arcángel del
reino de los cielos, desterrado a pasar mi eternidad aquí en la tierra. -ladea
levemente mi cabeza al ver como ella se agachaba, negué e hice que se
levantara, poniendo mi diestra bajo su mentón.- No lo hagas, no tienes
porque hacerlo, solo soy Allek, ¿y tú? ¿Puedo saber el nombre de la chica
que cuido de mi y curó mis heridas?
- Disculpe mi atrevimiento, no debí tratarlo de aquel modo. -negué e
hice que continuara hablando, involuntariamente acaricie su mejilla para
darle la misma tranquilidad que ella minutos atrás me había otorgado sin
duda alguna.- Me llamo Lilibeth, antes una humana, pero fuí expulsada
del paraíso por haber caído en la tentación del fruto prohibido, pero no
me arrepiento... si lo he perdido todo pero, ahora tengo libertad y libre
albedrío, soy dueña de aquello... solo fue un pequeño sacrificio ¿no?
- ¿De verdad crees que vale la pena el haber renunciado a todo? -interrogué,
necesitaba saber aquella respuesta, quizás no lo había perdido todo y solo
había obtenido una nueva oportunidad para hallar la fugaz felicidad.-
Tenemos mucho en común, ambos ya sea por una tentación o amor, dejamos
todo lo que teníamos en el pasado, arriesgamos todos sin miedo a lo que nos
pasará, pero henos aquí, nos conocimos de una forma poco usual.
- Bueno para ser los únicos que vagamos por la tierra, prácticamente es
nuestro hogar por la eternidad. -aquellas palabras me cayeron como un
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balde de agua fría, si, aún no asimilaba estar toda mi vida en este mundo
terrenal. - ¿Dije algo malo?
- No, está todo bien, solo aún no logro acostumbrarme a esto... sabes todo
es muy diferente... -asintió y comenzó a caminar, no me negué y le seguí
el paso mientras miraba como el viento movía su cabello dejando expuesta
su esbelto y delicado cuerpo.- ¿Y si hacemos nuestro propio reino Lili?
En un rápido y ágil movimiento vi cómo se giro hacia mi para mirarme
con una sonrisa en su rostro, éramos dos almas perdidas, en busca de lo que
alguna vez nos dio felicidad y calidez, ambos queríamos venganza pero no
teníamos claro de cómo lo íbamos a hacer, solo eramos los dos contra el
mundo...
Sólo éramos nosotros, los primeros demonios...
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Dos

Alleksander

Negro.
Mi mente nunca se había encontrado en tanta tranquilidad, sin pensar en
cada cargo y responsabilidad que tengo, pues ya no era necesario hacerlo,
tenía mi libertad...
Sentí el sol incluso antes de abrir mis ojos. Un destello intenso y luminoso
penetraban mis pestañas incitándome a despertar. Cuando por fin espabile,
lo primero que vi fue la luz del amanecer colarse entre las ramas del inmenso
árbol que estaba sobre nuestras cabezas, gire levemente mi rostro centrando
mi atención en Lilibeth, quien aún dormía, ya era la segunda mañana en
la cual la observaba dormir, su tranquilidad y serenidad me daban una
seguridad inigualable, sus pecas se apreciaban mucho mejor a esta distancia.
Con cuidado acomode un mechón de su cabello castaño detrás de su oreja,
permitiéndome ver dos lunares que se ocultaban en su cuello. Cada segundo
que pasaba lilith me hacía recordar a Thana y todo lo que alguna vez viví con
ella, sabía que pasarían siglos hasta que pueda recordarla sin dolor alguno.
- ¿Aún te duele la espalda Allek? -su suave voz me saco de mis pensamientos,
trayéndome de vuelta a la realidad, nuestra realidad- Vamos a lavar tus
heridas, ¿sí? -la seguí con la mirada, nuevamente me extendía su mano
para ayudarme a ponerme de pie, la tome con la misma delicadeza que ella
me la extendia- Tuviste que haberme despertado, eres un tonto.
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- No quería interrumpir tu sueño, te veías tan tranquila. -caminé junto


a ella hasta la pequeña laguna que se encontraba cerca. - ¿Aún no haz
pensado en la respuesta de lo que te dije?
- La verdad sigo pensando en ello, porque es algo serio ¿Sabes? un reino no
podemos hacerlo de un día para otro y aunque así fuera... ¿Cuánto duraría?
nos conocimos hace poco y... no tenemos ninguna clase de vinculo.
- Buen punto, admito que fue una pregunta bastante apresurada debido a
la circunstancia en la cual nos encontramos, me disculpo.
- No debes hacerlo, no haz hecho nada malo, solo debemos conocernos
y ver que es lo que ocurre en el futuro. -vi como se adentro en la laguna,
guiandome dentro de esta. - Ven, acércate, no te comeré Allek. -una sonrisa
juguetona se asomo entre sus labios.
- ¿Y qué te hace saber que yo no? -alce una ceja, mis actitudes y acciones
estaban siendo muy diferentes a comparación de antes, no sabía si es por
mi estadía en este lugar- Tranquila, tampoco lo haré, nada malo te pasara
querida Lilibeth.
- Que considerado eres Allek, todo un caballero.
- Ni te imaginas lo caballero puedo llegar a ser. -la mire por sobre mi
hombro ya que se encontraba en mi espalda revisando mis heridas.
- Están mejorando más de lo que esperaba, estarás bien en un par de
días. -sus manos se paseaban por mis hombros mientras dejaban pequeñas
caricias por mi cuello hasta que sentí como su cuerpo se apegaba a mi
espada y sus brazos se cruzaban por mis hombro.- Allek, ¿Qué quieres de
mi? ¿Qué esperas? -suspiré y recargue mi cabeza en su hombro.
- Aún no sabría que es lo que quiero de ti, Lili... Pero estoy más que seguro
que me gusta tu compañía, tu trato y confianza, es algo que nunca antes
había tenido, aún tengo muchos dolores y miedos por lo que recientemente
ocurrió, pero contigo no lo siento, curas mi corazón Lili.
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- ¿Quieres contarme que te pasó?, sabes que te escucharé si lo necesitas Allek.


- Te contaré como terminé aquí... sólo será la primera y única vez... -tomé
aire para comenzar a contarle lo que pasó con Thana.- Un día me estaban
sujetando con fuerza por los brazos, miré al líder de los arcángeles, a mi
hermano Gabriel, estaba buscando alguna explicación de porque me
encontraba en aquella situación, pero mi hermano solo dijo que fui un
“traidor” y ahí fue cuando entendí todo... Hablaba de Thana, ella, al igual
que yo, era un ángel y uno de los más fuerte, se suponía que ella sería
la prometida de Gabriel pero, También y yo nos enamoramos desde el
primer momento en que nos vimos, fue algo inexplicable. Sin embargo
eso, para mi hermano fue una de las mas imperdonable de las reglas -tome
aire, recordar todo aquello con lujo de detalle era tortuoso.- Mi hermano
me condeno a pasar toda mi eternidad en la tierra, vagando en completa
soledad. Aquel día fue el último en el cual la vi, se la habían llevado lejos de
mi, trate de liberarme del agarre en el que me tenían, pero fue imposible.
Mi hermano había comentado que por dicha traición merecía perder mis
alas, no dije absolutamente nada pues... sabía que haberme enamorado de
Thana era un peligro pero, uno que con gusto volvería a correr por ella.
- ¿Y qué pasó con ella?... -su calido aliento choco contra mi nuca- ¿Ella
sigue viva?
- Por desgracia no... ella intento ayudarme, pero como era de esperar que la
guardia de Gabriel se diera cuenta de su presencia, trataron de capturarla,
ella no tendría ningún castigo pues, debía gobernar junto a mi hermano...
después de todo yo era el traidor, no ella. -otro respiro, dolía cada fibra de
mi ser al contar ésto, las heridas seguían frescas e impacientes por volver
a sangrar.- Ella se negaba a estar con mi hermano, asi que rompió una de
las reglas mas importantes del reino de los cielos, se suicidó, aquel acto no
tenia perdón... somos seres de celestiales no podíamos siquiera recurrir a
pensar en aquella opción, pero Thana lo vio como la única salida; antes
de que su último aliento saliera de sus labios fue condenada a una eterna
reencarnación, para que cada vez que la llegue a encontrar en un futuro la
vea morir ya que ella sería mortal. Vi su cuerpo inerte caer entre las nubes,
a los segundos vi las plumas blancas de sus alas ser llevadas por el viento.
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- Sabes que no es tu culpa, el amor no se le niega a nadie, si... puede


que hayas amado a la mujer de tu hermano, pero fue mutuo y no debes
arrepentirte de eso.
- No me arrepiento haberla amado, me arrepiento de haberla visto morir
frente a mi, se que ella lo hizo para no gobernar y estar junto a mi hermano.
- Piensa que podrás volver a encontrarla, podrás volver a comenzar junto
a ella, tienes muchas más oportunidades de ser feliz con Thana. -su voz
dulce ya no estaba, se encontraba apagada y su cálido tacto ya no me
rodeaba, hablar sobre Thana nos estaba afectando a ambos.- Tienes otras
oportunidades Allek... Piensa con la cabeza fría y supera ésto...
- Creo que es mas fácil decir aquello que hacerlo. -suspiré y me aleje de
su cuerpo para salir de aquel lago, aquella situación se había vuelto algo
incomoda de llevar, haber contado el motivo por el cual me encontraba ahí
había cambiado algo dentro de Lili.
- ¿Por qué te alejas de esta forma? ¿A qué le tienes miedo? -se que venía
detrás de mi.- Allek, te estoy hablando.
Esta bien, no quería seguir con la conversación y sacar a flote los recuerdos
mas dolorosos pero, tal parece que ella no entendía eso y quería seguir
hablando sobre lo sucedido.
- ¿Qué es lo que quieres Lilibeth? -me giré para confrontarla y vi sus
rostros, se encontraba neutro pero con pequeños y sutiles aires que querer
saber más.
- Quiero que mejores, que superes eso sino estarás estancado toda tu vida
y vaya que será larga. -sin poder evitarlo me acerque y acaricie su mejilla
para que continuara hablando.- Hace dos días me preguntaste algo que
fue muy repentino, para ambos... Además crees que llegué a funcionar algo
entre nosotros digo... somos muy diferentes Allek...
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- No somos tan diferentes, ambos terminamos así por algo prohibido por...
una tentación en la cual creímos que sería para mejor.
- Nuestra oscura tentación.

El día había avanzado muy rápido, más de lo usual. El ambiente entre


nosotros se había vuelto algo tenso debido a la conversación que habíamos
tenido anteriormente.
Lilibeth se encontraba sentada bajo el árbol mientras jugaba con su
cabello, otorgándole un aire tan inocente y...angelical, diablos, Lilibeth me
recordaba tanto a ella.
- Lili... ¿Te encuentras bien?
- Si, solo estoy apreciando el atardecer, mira ven. -me acerque para
sentarme a su lado y mirar en la dirección donde ella estaba mirando.-
Está muy bello el atardecer, es como si los ángeles lo hubieran pintado y
dejado cada gota de pasión y dedicación en el cielo... Es como si tu, Allek
lo hubieras pintado.
- No creo tener la habilidad para poder hacer algo tan bello como eso, sin
embargo, tu si.
- Mhh... creo que ambos somos un desastre que puede crear arte de una
forma inigualable.
Asentí y suspiré para recargarme en el árbol, dejandome llevar por las
emociones y sensaciones que aquel día había dejado en mi.
Los días que he estado con Lilibeth son más que productivos, su atención
y apreció estaban llenando el vacío que mi corazón y alma tenían.
Apenas Lili se durmió me levante y dí una vuelta por el páramo, mi espalda
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ya dolía mucho menos que el primer día; mis pasos y mi andar me llevaron
hasta un acantilado que se encontraba en lo mas lejano del páramo, me
senté en el borde de este. En tres días aquí he visto como los pequeños
árboles crecen y expanden sus ramas y hojas verdes, el como el paramos se
va vistiendo con cada vez mas colores.
Sabía que dentro de poco los humanos comenzarían a poblar el páramo y
tendríamos que irnos, solo tendríamos dos opciones, unirnos a ellos o estar
contra ellos.
Me levanté y me asome para ver como la corriente del río se volvía más
intensa e inquietante.
- ¿No piensas saltar o si? -esa voz otra vez estaba calmada.
-Pensé que dormías. -dije aún sin mirarla, no quería ver su desaprobación
por encontrarme en aquel lugar.
- Desperté cuando te fuiste. -suspiré, el viento se había vuelto más salvaje
y descontrolado, las nubes habían cubierto el cielo oscuro, una tormenta se
avecina.- Allek...debemos irnos, algo esta pasando.
Se oía algo angustiada, temerosa.- Vamos Lili.-tome su mano, pero al
hacerlo un dolor inigualable se asentó en mi cuerpo provocando que caiga
de rodillas al suelo, un rayo cayo cerca de nosotros haciendo que Lili se
apegara a mi, no podía protegerla, apenas podía moverme.
- A-Allek?... ¿Qué está ocurriendo?-su voz calmada se había ido, ahora
estaba una llena de temor y desesperación, ninguno de los dos sabía lo que
ocurría, pero sin duda ambos estábamos aterrados.
No podía ni hablar, cada músculo de mi cuerpo quemaba y las heridas en
mi espalda se abrieron, sentía como la sangre brotaba de ellas seguido de
un intenso dolor que me saco un jadeo acompañado con un grito de dolor.
Y ese fue el comienzo de mi nueva vida...
De mi vida como demonio...
v

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Tres

Lilibeth

Luego de lo ocurrido con Allek, nuevamente me dedique a cuidarlo,


estaba débil y cansado, ninguno de los dos sabía lo que había ocurrido con
exactitud, pero sin duda algo había cambiado, y no solo físicamente sino
que también, emocionalmente.
Desde que Allek cayó, nada ha sido normal, han sucedido demasiadas
cosas las cuales antes de su llegada ni se mostraban.
Las heridas que habían estado cicatrizado, ahora se encontraban abiertas y
luchaban por mantenerse así, sabía que mis curaciones ya no servirían de
mucho, su cuerpo las rechazaba.
- ¿Lili? -por alguna extraña razón me gustaba que dijera mi nombre, me
hacia sentir viva, humana.
- Dime, ¿Duele algo? -acomode uno de los mechones marrones que se
encontraba en su frente. Sin duda Allek era un ángel, tiene los rasgos muy
marcados y un aura intensa, pero no hallaba ninguna gota de pureza o
inocencia, quiero creer que los angeles la pierden al ser expulsados del cielo
o simplemente, Allek era otra clase de ángel.
- Creo que esa pregunta está de más. -murmuro con cierta diversión, sabía
perfectamente lo que le dolía, pero de todas formas prefería preguntarle.-
¿Me puedes dar agua?
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Sin decir alguna palabra me levante y fui por agua con ayuda de una hoja
para llevársela; desde la llegada de Allek me he convertido como en su
aliada, hacia de todo para que él no muriera y pudiera pasar la noche, pero
no sabía que todo ello me llevaría a...

El cielo se torno claro, anunciando el mediodía, el cielo azul no tenía


ninguna nube que lo vistiera ya que su única compañía era el sol brillante,
que se empeñaba por destacar.
Como era de costumbre revise la espalda de Allek, todo se veía normal
hasta que noté como dos álulas negras como la noche se asomaban por las
heridas, haciendolas sangrar.
Tenía miedo, algo sin duda le ocurría, por instinto quería alejarme, pero
no lo hice, me quede ahí, limpiando la sangre que ahora se encontraba en
pequeños y finos hilos por su espalda, pareciera que la sangre pintaba un
lienzo, tratando de ocultar toda la pena y dolor que cargaba.
- ¿Qué estas haciendo? -grave, primera vez que oigo su voz grave, estaba
ronca.- Lili, te estoy hablando.
Sin darme cuenta había entrado en una especie de transe ante la tonalidad
de su voz. - Lo siento... sólo limpió la sangre. -porque me disculpaba, no
solía disculparme amenudo pero, Allek provocaba algo en mi, es como si
tuviera una influencia en mi ser y mi cuerpo, era como una una devota que
seguiría todo lo que su señor le ordenase hacer.
- ¿Sangre?
Y en ese instante nuevamente vi las heridas, su sangre por algún extraño
motivo ya no era de ese rojo intenso, sino que ahora era de un color oscuro,
era negro. - Allek... tu sangre. -unte un poco mis dedos con la sangre que
había escurrido y se la enseñé.
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32 Oscura Tentación

- Es... negra. -suspiró, espera ¿Por que se hallaba tan calmado? ¿Acaso ya
sabía lo que estaba ocurriendo? - Allek, se sincero...¿Qué esta ocurriendo?
- Ya no soy más un ángel caído, me estoy convirtiendo en un demonio, el
primer demonio.
Abrí mi boca para decir algo pero nada salió, esto estaba siendo mucho
para procesar, ¿Acaso el será el pecado y tentación de los humanos? No
me di cuenta cuando el se habían girado y tomo mis manos, haciendo que
lo mire.
- Desde ahora todo cambiará Lilibeth, y solo tienes dos opciones... Estas
conmigo o en mi contra.
Trague con algo de dificultad, aquel chico amable y temeroso ya no estaba,
ni siquiera quedaba un rastro de él.
— Dime lo que esta ocurriendo, ¿Qué te pasó?... —para ser sincera no
estaba entendiendo nada de lo que ocurría y el silencio de Allek me
inquietaba aún más.
— Un nuevo reino va a comenzar Lili, por ello ¿Quieres ser mi reina? -su
mirada neutra me dejo helada y sin poder modular siquiera una palabra.—
Tienes hasta el amanecer. —soltó mis manos, se levanto y camino hacía
el acantilado.
Su forma de hablar había cambiado tanto, definitivamente el Allek que
conocí días atrás ya no estaba.
Debía elegir nuevamente, mi libertad o un futuro seguro, nuevamente la
vida y el destino me presentaban dos opciones.
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Solo faltaban un par de horas para que el amanecer llegará y yo tuviera que
dar una respuesta; por más que pensara en que decir o hacer no me llegaba
ninguna solución.
Logre divisar la figura de Allek a la distancia, caminaba seguro y decidido.
— Lili, ¿Tienes mi respuesta?
— Aún lo pienso, el amanecer aún no llega del todo, Allek. —quería que se
diera cuenta de mi enfado, me estaba haciendo elegir entre dos cosas que
quería, sin embargo no podía tenerlas ambas.— Allek, te das cuenta de
que esto cambiará el rumbo de toda tu vida, de tu destino...—creí hablar
alto pero, mi voz era suave. Se agacho para terminar a mi altura y acomodo
un mechón de mi cabello, qué le gustaba hacer eso.
— El mundo cambiará Lili y quiero que seas mi aliada en todo esto, mi
compañera, no me gustaría dañarte. —miré sus ojos, pero algo peculiar
había ocurrido, sus iris marrones había sido remplazados por unos
negros, su mirada se volvió aún más penetrante.— Te aseguro un futuro
maravilloso, no te faltará nada, podremos tener todo y gozar de nuestra
vida eterna.
¿Vida eterna? Como sería eso posible si es solo él quien goza de aquello.—
¿Vida eterna? ¿Como? —la curiosidad se reflejaba en mi mirada ya que
Allek me sonreía de lado.— Debo renunciar a algo, ¿no?
— Si, es un pequeño sacrificio que debes hacer por un futuro prometedor,
no te dejaré sola Lili, ni mucho menos te daré la espalda, nunca.
— ¿Crees cumplir eso? —mordí levemente mi labio inferior esperando
alguna respuesta, por mucho que quisiera creer esas palabras, algo dentro
de mi decía que solo son palabras vacías, palabras que solo dice para
convencerme.— ¿A qué debo renunciar?
— A tu humanidad. —su vista se desvío hacía el amanecer.— y tu respuesta
es...
— Aceptó.
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— Debes decirlo con devoción, renuncia a lo que tienes. —¿Devoción?


Mi temor, dejar atrás todo aquello por lo que alguna vez había luchado.
— Juro y prometo estar a tu lado, no te abandonaré ni daré la espalda,
curaré todas tus heridas, seré tu manta en el frío y tu luz en la oscuridad.
Seré siempre tu compañera y te serviré por... por toda la eternidad, mi
señor oscuro. —no había vuelta atrás, lo había hecho.
— Muy bien mi niña.
Todo aquello se sello con un beso, uno que hizo que toda mi vida cambiara
y diera un giro en trescientos sesenta grados, ahora él era mi dueño.
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Cuatro

Alleksander

Más de un siglo había pasado desde que nos convertimos en demonios, un


año desde que Lilibeth juro lealtad. Las cosas habían cambiado mucho, la
tierra se había desarrollado de una sobremanera, el mundo estaba listo para
recibir a los humanos y nosotros estabamos listos para hacerlos nuestra cuna.

El comportamiento de Lilith cada vez era más autoritario y en ocasiones


desafiante, no quiero creer que en ocasiones se le olvida quien es su señor,
aquello le podría costar muchas cosas.
La vida que hemos llevado hasta ahora no es para nada lujosa, pero ambos
tenemos eso que alguna fracción de nuestros cuerpos anhelaban, y eso era poder.

El tiempo era muy diferente, para nosotros eran segundo, pero para los
humanos eran horas e incluso años.
Nuestro reino, ha crecido de sobremanera, ya no eramos los únicos dentro
de nuestro preciado pandemonium. Así habíamos decidido llamarlo, pues
36 Oscura Tentación

no queríamos que asustara tanto a los humanos y tampoco que el cielo nos
temiera por el poder que poseemos. De una forma u otra debíamos ser
cautelosos pero seguros.
— Lili, se puede saber donde andabas? —últimamente me he vuelto mas
controlador con ella, pero es por su bien o eso quería creer; no quería que
se afrontara a cosas o que algo que ocurriera, por lo que prefería saber que
hacía y donde estaba en cada segundo.— Te estoy hablando Lili.
— Y yo te he escuchado Allek, no tienes porque controlarme o mandarme,
si jure ser tu servidora pero eso no te da el derecho a ser dueño de mi vida
o cuerpo.
— Te recuerdo que tu me perteneces Lili, eres mía en todo los sentidos,
mente, cuerpo y alma, eres mía.
Odiaba tener estas pequeñas discusiones con ella, ya que siempre
terminabamos en lo mismo, ella pidiéndome perdon por su absurdo
comportamiento y yo, olvidandome de todo lo que había ocurrido
anteriormente . Nuestra relación se ha basado en confianza y lealtad, sin
embargo no puedo ofrecerle lo que más anhela su oscuro corazón.
— Allek... —sabía lo que se venía asi que solo la miré.— Dices que soy tuya
y todo, pero... no me haces sentir aquello, nuestro único contacto intimo
ha sido un beso...
— El contacto o la interacción intima no tiene relación alguna, no porque
no te toque significa que no te amo Lili, eres mi compañera.
— Exacto... espera... ¿Me amas? —si, esa es la primera vez que le decía
que la amaba, siempre me lo guardaba, aún creía que era muy temprano
para decírselo. Me acerque y acomode un mechón de su hermoso y largo
cabello, tenía una obsesión con el.
— Claro que te amo Lili, has estado a mi lado durante ya más de un año,
me cuidaste cuando estaba débil.
Thiare González 37

— Se que tu hubieras hecho lo mismo por mi. —tomó mi mano y la apretó


sutilmente.— ¿Vamos al páramo? Hace mucho no vamos.
Tenía razón, no habíamos salido del pandemonium ni un sola vez desde
que llegamos a él.— Claro, vamos al páramo.
Cuando subimos al páramo, vimos como todo había cambiado, para
nosotros había sido un año en el pandemonium, pero aquí, había sido
casi un siglo. Logré divisar la decepción de Lili, todo lo que alguna vez
conocimos ya no se encontraba; el árbol donde solíamos dormir fue
reemplazado por una cabaña.
— Los humanos lo han destruido todo... Allek, este ya no es el páramo
que conocimos... esto ya dejo de ser nuestro... —su tono de voz estaba
apagado, podía oír su tristeza o decepción.— ¿Crees que esté el lago?
— No estoy seguro, pero vayamos a ver. —tomé su mano gentilmente
y camine con ella hasta el lago. Todas las personas que se encontraban
en el camino nos miraban, debí saber que nuestra ropa encantaría a los
humanos.
El lago ya no se encontraba, solo habían más casas.— Lo han destruido
todo, estos simples mortales han destruido absolutamente todo lo que
hemos amado! —no podía compartir el sentimiento de Lili, sólo había
pasado un par de días en estas tierras mientras que ella, había nacido
aquí.— Deben pagar por lo que han hecho. —soltó mi mano para así ver
las casas frente a nosotros.— Incendia. —solo basto una palabra y un gentil
movimiento de mano para incendiar todas las casas frente a nosotros.
Sabía que Lili era poderosa y lo fue aún más cuando la convertí en un
ser de oscuridad.— Si tanto aman crear casas... que vuelvan a crearlas.
—sonreí ante su irá; por alguna extraña razón los gritos desesperados de
los humanos eran música para mis oídos y podría jurar que para los de
Lili también.
— ¿Aún quieres quedarte aquí? —conocía perfectamente la respuesta pero,
aun así decidí preguntárselo.— Podríamos cazar algo o alguien para comer.
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Thiare González 39

Comencé a caminar mientras ella me seguía. Miré todo mi alrededor en


busca de una presa perfecta.
— Nos van a odiar y temer si lo hacemos, Allek.
— El odio no es nada, morirán en unos cuantos años más, pero el temor
permanecerá, y esa será nuestra mayor fuente de fuerza vital. —con
cautela nos acercamos a una chica, se veía humilde, piadosa y débil, una
presa perfecta.
Me acerque dejando a Lili unos pasos atrás y toque el hombro de la chica
que se hallaba cultivando algunas frutas. Toqué su hombro para llamar
su atención pero pareciera no haberme sentido ya que siguió en la
misma posición. Fruncí el ceño ante tal gesto pero, volví a intentarlo
mientras Lili se encontraba expectante atrás de mi.
Me separé una vez toque su hombro, manteniendo una distancia entre
ambos. La chica se levanto y giro para mirar en mi dirección, sus
facciones se me hacían conocidas, como si ya la hubiera visto antes.
— Disculpadme... ¿Se les ofrece algo?. —nos miró pero no podía
gesticular palabra alguna y mi cuerpo no reaccionaba, estaba helado,
tenía a Thana frente a mi, pero no era un ángel ni un demonio, era una
humana.— ¿Señor?
— Hemos escapado del oeste, ¿Crees que puedas darnos refugio? —la
voz de Lili me hizo salir del trance en el que había entrado.
— Claro, segidme.
Caminé detrás de la chica mientras era llevado por Lili, aún no estaba en
todos mis cabales, verla luego de tantos años y como un ser mortal y
débil, era algo inesperado.
Una vez estabamos en su casa logramos ver que era madre de dos niños
y que no había ninguna figura masculina presente en la casa.
— ¿Qué te ocurre Allek? —susurró cerca de mi oído.
40 Oscura Tentación

Como pude y entre monosílabos le mencioné que ella era la chica de la


que le había hablado, su rostro cambió enseguida, ya no quería atacarla,
no obstante yo si quería y deseaba matarla, borrarla de este mundo para
dejar atrás los recuerdos y con ello el pasado, el cual un año atrás que
quemaba todo mi ser. Vi como Lili admiraba su alrededor mientras yo
seguía procesando lo que estaba ocurriendo.
— Deberíamos irnos, Allek. —me miró con algo de suplica pero me negué,
necesitaba aquello.
— No, necesito esto Lili y lo sabes.
— Deja el pasado donde está, atrás.
Thiare González 41

Cinco

Alleksander

Fue en ese preciso instante donde entendí todo; la maldición que mi her-
mano le habían otorgado a Thana si era la eterna reencarnación, sin em-
bargo nunca pensé que sería de forma física también, por lo visto no tiene
recuerdos del pasado y solo de la vida que ha tenido hasta el momento.
—¿Quereis algo de beber? —su rostro me hacía revivir demasiados sce-
sos del pasado, los recuerdos volvían a mi mente de una forma doloro-
sa porque el recordarla significa recordar el porqué de mi estadía en este
lugar.— ¿Y usted? —me miraba con cierta interrogatoria, era claro que
estaba actuando extraño.
Sí, él también quiere. —Lili respondió por mi mente no formulaba nin-
guna palabra y aunque lo hiciese, se quedaban atascadas en mi garganta
sin poder salir. Nuevamente vimos cómo la joven versión de Thana des-
aparecía en una de las habitaciones que poseía la pequeña casa.— Allek,
creo que deberíamos irnos, no te encuentras bien. —el dorso de su mano
fue a parar a mi frente, comprobando que mi temperatura siguiera intacta
e igual a como estaba minutos atrás.— Estas caliente.
— Es ella Lili. —fue lo único que module para que ella me entendiera,
no sabía que mas decir o cómo explicarle que aquella persona que creía
muerta ahora se encuentra preparándonos algo para beber.
42 Oscura Tentación

— ¿A que te refieres con que es “ella”? —un suspiro salió de sus labios,
podía notar su cansancio con respecto a la situación en la que nos encon-
trábamos; como por arte de magia unió todos los cabos y se dio cuenta de
quien hablaba.— Thana...
— Sí, pero creo que no del todo, físicamente es ella pero, parece no tener
recuerdos de lo que era o quien era yo.
La joven vuelve con dos vasos llenos de algún contenido, nos mira y nos
extiendo un vaso a cada uno.— Debeis haber viajado mucho ¿no? El oeste
está algo lejos de aquí.
— Si algo, hemos estados escondiendonos de todos.
— ¿Sois fugitivos? —su mirada se volvió algo temerosa, era de esperarlo,
éramos dos extraños que nos encontrábamos en su sala, cerca de sus hijos.
— Tranquila, no somos... malos, solo buscamos un refugio y algo de
comer. —dije por primera vez, no sabía cómo explicar la situación en la
cual nos encontrábamos.
— ¿Cómo te llamas? — la pregunta de Lili nos tomó por sorpresa, tanto
a la joven como a mi.
— Me llamo Itzel James... ¿y ustedes? —ladeo sutilmente su cabeza otor-
gándole un aire infantil e inocente.
— Yo me llamo Lilith y él se llama Alleksander.
— Que nombres más peculiares teneis.
No dijimos nada más y bebimos el contenido que los vasos tenían, era
amargo pero dulce, era una combinación perfecta. Una vez nos termina-
mos el líquido miramos a Itzel quien nos miraba con curiosidad y temor
en partes iguales.
Thiare González 43

— Muchas gracias por tu hospitalidad Itzel. —Lili hablaba con calma,


como si tratase de hipnotizarla con el tono y ritmo que su voz poseía.—
¿Nos podrías dar algo de comer?
Itzel solo asintió y nuevamente volvió a aquella habitación y nuevamente
nos quedamos solos esperando que vuelva. Nos tomamos el tiempo de
recorrer y admirar el lugar hasta el más pequeño detalle. La decoración
era simple pero tenía su personalidad marcada. Me aleje un poco de Lili
para ir hacia donde Itzel se encontraba y poder observarle con mayor de-
tenimiento, necesitaba encontrar cualquier detalle, cualquier imperfección
que me diga que solo estoy alucinando o mejor, que todo esto es solo un
sueño de mal gusto.
Su cabello era de un tono rojizo y ondulado, le llegaba unos centímetros
más abajo de su cintura quizás llegaba más abajo, si embargo la trenza le
daba una longitud más diferente de la que en realidad podría ser.
— ¿Qué haceis mirandome? —por el tono que utilizo pude notar que
estaba incomoda por mi presencia, lo entendía, ya habíamos invadido su
casa y ahora me encontraba invadiendo el espacio el cual le estaba gene-
rando tranquilidad y confort.— ¿Necesitais o quereis algo?
— Me disculpo por haberla incomodado y haber invadido su espacio se-
guro, sin embargo usted me recuerda a alguien que perdí tiempo atrás. Se
que es descortés mirarla con tanto detenimiento. — asintió y se mantuvo
callada unos segundo, creí que diría algo pero no lo hizo. En cada minuto
que pasaba mi cuerpo, mi ser me exigía tomar su sangre, ya sea con su per-
miso o en contra de su voluntad, iba a tener la sangre de una u otra forma.
Cerré los ojos unos segundo, necesitaba retomar mis cabales y el control
de mi cuerpo e instintos, varias escenas se cruzaron por mi mente, unas
más descabelladas que otras pero todas terminaban igual, con Itzel puerta
y su sangre en mis manos. Sentí un gentil y cálido tacto sobre mi hombro
el cual provocó que saliera de mis pensamientos y volviera a la realidad,
era Lili, ella siempre sabía lo que me ocurría es como si estuviéramos co-
nectados de una u otra forma.
44 Oscura Tentación

— ¿Crees estar seguro de hacer aquello? —susurró en mi oído, sabía per-


fectamente a lo que se refería.— Es madre Allek...
— Así podrás quedarte con los niños, ¿No es lo que más quieres Lili? —
si, la manipule de una forma poco gentil, desde hace un par de años sabía
que Lili deseaba ser madre y está era la oportunidad perfecta para ello,
pues yo jamás podría darle aquello que desea, no podría darle hijos.—
Ambos ganamos, tú tienes hijos y yo, tengo su vida en mis manos. —ni
yo mismo me reconocía, no sabía que decía pero mi cuerpo y ser querían
terminar con su vida y eliminarla de la existencia. De una u otra forma
necesitaba comprobar que ella no volvería, se que la maldición es reencar-
nación eterna, no obstante tenía una pequeña esperanza.
— Esta bien, hazlo... Iré con ellos, disfruta tu venganza Alleksander.
Vi como caminaba hacia otro lugar de aquella casa, dejándonos a solas en
aquella habitación, permitiéndome hacer todo aquello que anteriormente
había imaginado.

— Allek.
Abrí mis ojos y lo primero que pude sentir fue aquel líquido espeso y
tibio corriendo por mis manos, mi vista se enfoca en el suelo donde se
encontraba una Itzel sin vida, rodeada de sangre, lo había hecho, la había
asesinado; cuando mire a Lili no la vi con los niños.

— ¿ Y los niños Lili? —fue lo único que se me paso por la mente, no


podía definir la expresión que ella tenía, era neutra pero combinada con
diversas emociones.
— No habían niños Allek, Itzel no era humana, era una hechicera, siem-
pre ha estado ella sola, siempre supo quienes y que eramos, solo fingía.
Thiare González 45

— La asesina Lili, no logré controlarme, no niego que me gusto la sensa-


cion, pero... el sabor de su sangre en mi boca fue un... causó un efecto tan
placentero en mi, fue como si cada una de mis células se hubiese sincro-
nizado y actuado como una sola.
Lili se acerco y agacho para estar a mi altura, limpio mi rostro y manos
con ayuda de un paño que se encontraba cerca de nosotros.— Allek, sa-
bemos que ya no podemos vivir de raíces o frutas como solíamos hacerlo
antes, nuestra alimentación cambio por completos desde que... somos
seres oscuros

— Debes probarla, ten guarde esto para ti. — le extendí un vaso con san-
gre de Itzel, era magnífica, no se si era por la primera vez que consumía
la sangre o porque era la sangre de una hechicera.— Me siento más vivo,
con mayor energía, ven Lili pruebala y siente lo mismo que estoy sintien-
do yo, siente el poder recorrer tus venas. —tome su mano y deje el vaso
en esta, quería que sintiera lo mismo que yo, que viera el mundo a través
de mis ojos, estaríamos más conectados, esta sangre nos uniría mucho
más.— No me hagas obligarte Lili
Miró el vaso que estaba sosteniendo y lo acercó a su boca, no se veía del
todo convencida pero aun así lo hizo, bebio la sangre de un solo sorbo.
Sin pensarlo me acerque y la besé, sintiendo aún el sabor metálico de la
sangre en sus suaves labios, me separa luego de unos segundos para mi-
rarla, estaba en un estada de shock, como si no se hubiese esperado aquel
beso. Limpie sus labios con mi pulgar para después echar hacia atrás un
mechón de su cabello.
— Deberíamos irnos antes de que alguien venga y nos acusen... —se
levantó y yo imite su acción para salir de aquella casa dejando el cuerpo,
la reencarnación de Thana atrás.
46 Oscura Tentación
Thiare González 47

Epílogo

La reencarnación de Thana me había tomado por sorpresa, nunca pensé


que fuera tan literal que incluyera el físico también, sin embargo ahí esta-
ba Itzel era la prueba y el resultado de la maldición; estábamos destinados
a encontrarnos a lo largo de la vida, pero yo estaba destinado a asesinarla
en cada una de las vidas que tenga, la sed de venganza que poseía mi ser
era inigualable, no se podría siquiera medir, era algo inexplicable.

Tras beber la sangre de Itzel, Lilibeth y yo nos volvimos aún más unidos,
lo sabía, de una u otra manera la sangre nos conectó mucho más de lo
que ya estábamos conectados, ahora se podría decir que éramos uno solo,
pero de todas formas desde el primer día, fuimos uno solo que ambos nos
negábamos a aceptarlo
48 Oscura Tentación

El cielo brillaba con una luz dorada mientras Alleksander observaba el


amanecer desde el balcón de su habitación. Había pasado un tiempo desde
que tomó la difícil decisión de renunciar a ser el líder y rey del Pandemo-
nium,y con ello, dejar de ser un demonio de alto rango. Con el pasar de
los días iba descubriendo cada vez más la belleza y la complejidad de las
emociones humanas.

Alleksander sabía que había dañado a muchas personas en el pasado, entre


ellas a Lilibeth pero fue por ella quien decidió irse en primer lugar y dejar-
la obtener la felicidad que ella tanto se merece. Había superado sus miedos
y permitió que el amor floreciera en su corazón una vez más. La conexión
especial que compartía con una humana, Ada , ella le había enseñado el
valor de la redención y la posibilidad de encontrar paz en medio de las
oscuras y tenebrosas sombras.

El recuerdo de su caída a la tierra ya no lo atormentaba más; en su lugar,


se había convertido en un recordatorio de su viaje hacia la salvación y
perdón. Alleksander había aprendido a amar y a aceptar el amor de los de-
más, rompiendo cadenas que lo habían mantenido alejado durante siglos,
y aquello era un largo tiempo para un demonio.

Mientras bebía una taza de café miro el cielo y sonrió, agradecido por
las diversas oportunidades que le había otorgado la vida, pero sobre todo,
agradecido por aquella de vivir una vida llena de experiencias humanas.
Aunque no podría cambiar su pasado, sabía que había encontrado su lugar
en el mundo, junto a Ada, su esposa y la madre de sus cuatro hijos. Su
familia cada día le recordaba que en todas las personas hay bondad y capa-
cidad para amar, por muy oscuro que sea tu pasado.
Thiare González 49

Mientras el sol de la mañana iluminaba su rostro, Alleksander suspiro. Su


caída y redención ahora se extendían como un testimonio de que, incluso
siendo un demonio, el amor podía ser la llave que abriría la puerta hacia la
verdadera felicidad. Porque si, ahora tenía todo para serlo, amaba su fami-
lia y daría lo que fuese por ella sin duda alguna.

Cuando estaba a punto de volver a la cama sintió como unos delgados


pero firmes brazos rodeaban su cintura, era su esposa que estaba preocu-
pada por él.

- ¿Estás bien, cariño?

- Si princesa, solo estaba pensando en cómo llegué aquí.

- ¿Te arrepientes?

- Para nada amor, eres mi destino y siempre lo fuiste, te elegí y te volvería


a elegir una y otra vez, mi hermosa reina.

- Y yo te volvería a escoger a ti, mi hermoso demonio.


50 Oscura Tentación
Thiare González 51

Continuará...
El amor es mucho más fuerte que el odio, recuerda que
siempre tendrás a alguien que te apoye.
Persigue tus sueños y alcanza tus metas, no permitas que
nadie en el mundo te detenga.
Es tu camino, es tu destino o quizás es tu Oscura tentación.
Acompaña la lectura
con la playlist.
Esta edición se terminó de imprimir en el mes de noviembre
de 2023 bajo WingS editorial, Ciudad de Santiago, Chile.

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