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l)irigida por Hugo Yezzetti ( litrli¿r Galeotti

HrsroRrA DEL ABoRTo


Los MUCHos
I'ROTAGONISTAS E INTERESES
DE IINA LARGA VICISITUD

Ediciones Nueva Visión


Buenos Aires
Galeotti, Giulia INTRODUCCIÓN
Historia del aborto - 1? ed. - Buenos Aires: Nueva Visión,2004
128 p.;20x13 cm. (Claves)

Traducción de Heber Cardoso

lsBN 950-602-477-4

1. Historia del aborto - Legislación l. Título


cDD 342 084 09

Título del original en italiano: Si bien el problema del aborto es una constante que desde
Storia dell'aborto. I Molti protagonisti, e i¡tlcressi di urta lungct siempre ha acompañado la historia de las sociedades huma-
t¡iccnda nas, la manera de enfrentarlo ha experimentado cambios a lo
Copyright O bJ Societá editrice il Mulino, llologna largo del tiempo. Por lo tanto, es posible trazar una historia
?093
del aborto. La misma se desarrolla al cabo de un recorrido en
cl que cambian no sólo nociones y técnicas médicas, sino
también sujetos, intereses, connotaciones éticas y reglamen- I
tacionesjurídicas. Muchas de las convicciones que hoy se dan
por descontadas constituyen el fruto de un difícil trabajo
madurado durante siglos: el papel de la mujer, el modo de
considerar al feto y a la gravidez, las intervenciones externas,
los intereses políticos y los parámetros de validación han
cambiado desde la Antigüedad hasta hoy, asumiendo funcio-
ncs y significados diversos.
El cortc principal que identificaun antes y un después se
produce en el siglo xvrl: anticipado por los descubrimicntos
cicntíficos y por los conocimientos médicos del siglo xvrr, se
nranifiesta en pleno siglo de las Luces, ratificado por las
nucvas instancias que surgen con la Revolución fi.ancesa y
con la decidida consolidación de los Estados nacionales. Todo
csto tuvo repercusiones no sólo en la práctica del aborto, sino
t,ambién en la percepción de los sujetos y de las instancias
involucradas.
En la primera fase (el arco temporal que va dcsde la
r\ntigüedad renota al siglo xvrrr, pasando por la antigua
:i
()recia, la civilización romana, la Edad Media y la Edad
,r) 2004 ¡ror Edicioncs Nueva Visión SAIC. Tucumán3748, (1189)
T N{oderna) existe un elemento de continuidad: el aborto es una
llr¡t'nos Ailes. Itepública Argentina. Qucda hecho ei depósito quc cuestión de mujeres. La mujer es la única que puede confir-
rr rlcrr Iir lr¡ y- 1 1. 723. Impreso cn la Argentina / Printed in Argentina
rr
rnar la cxistcncia de aquella gravidez que se percibe como un
cambio misterioso; desde afuera sólo es visible una momen- planteo perdurará por casi dos siglos: recién en los años '70
tánea transformación de su organismo, sin que la mirada o del siglo xx aparecerá una nueva solución al conflicto, cuando
los instrumentos de terceros puedan intervenir. El sentir las legislaciones tomen más en cuenta la instancia del otro
común no ve en cl feto a una entidad autónoma, sino que lo sujeto de Ia relación, al tutelar derechos y opciones de la
percibe como parte del cuerpo materno. Por lo demás, el mujer, aun con límites y tiempos distintos según cada país.
panorama es totalmente femenino, con las mujeres como La reconstrucción de la historia del aborto aquí adoptada
indiscutidas actrices en la escena del parto y del aborto. Ese se desarrolla con plena conciencia de que se tlata dó una
estado de cosas perdura hasta el siglo x\¡III, aunque se trata cuestión en continua evolución. En efecto, no sólo es imposi-
de un panorama que no es monolítico. Con el hebraísmo ble establecer un comienzo (el aborto ha sido una realidad
primero y el cristianismo después, de hecho comienza a siempre existente), sino que, como en todas las grandes
delinearse desde fines de la Edad antigua una oposición cuesti<¡nes que ponen en acción a la vida y a la muerte, resulta
estructurada al aborto, entendido como práctica que inte- difícil escribir al respecto la palabra fin. Como sucede en otros
rrumpe la obra creadora de Dios o que suprime una vida iimbitos, la historia del aborto no es una historia siempre
humana. Sin embargo, aun confiriendo al f'eto un relieve positiva, ya que no necesariamente lo que se presenta como
propio, elemento nuevo con respecto a otras tradiciones, las ocasión de progreso termina por serlo realmente (y lo mismo
prescripciones religiosas no cambian los términos de la cues- al contrario). Frente a los numerosos ejemplos posibles, valga
tión: gestación, parto e interrupción de la gravidez siguen una consideración muy actual: si en muchos contextos los
siendo cuestiones de mujeres y su espacio es el ámbito instrumentos de diagnóstico son considerados como "un rega-
privado femenino. Por su parte, si bien disciplina de alguna lo de la ciencia y de la tecnología para el género humano", en
manera al aborto, el ordenamiento civil tampoco interviene otros (China es el caso más resonante) terminan por ser una
con una visión propia, limitándose a recalcar las disposicio- nraldición para las mujeres: una vez empleada la ecografía
nes eclesiásticas filtradas a través de la percepción social. para conocer el sexo de quien va a nacer, si es mujer la
Sin embargo, las cosas cambian rad.icalmente con la Revo- consecuencia es que muy a menudo se decide abortar.
lución Francesa, cuando el aborto pasa a tener un alcance
público. En el origen de este nuevo planteo se encuentran los
conocimientos científicos desarrollados durante el siglo xvtt,
que habían hecho posible la visualizacíón concreta del feto,
ahora plenamente entendido en su individualidad. Esto com-
porta una nueva noción de gravidez, configurada en los
términos aún actuales de la relación entre dos entidades
distintas, la gestante y quien va a nacer. Las repercusiones
serán notables en términos de percepción común, visión civil
e implicaciones éticas. En efecto, la Iglesia no resulta imper-
meable a los progresos de la ciencia, sino que modifica sus
posiciones a la luz de los nuevos descubrimientos.
Si la gravidez se configura como relación, la eventualidad
de un aborto plantea el conflicto entre dos exigencias antité-
ticas: ¿vale más la vida de la madre o la del feto? Son los
Estados nacionales surgidos de la Revolución francesa quic-
nes dan la prirnera respuesta clara: se tutela a quien va a
nacer en tanto entidad políticamente relevantc. El índice de
natalidad se vuelve importante para la fuerza del Estado, que
necesita ciudadanos-soldados y ciudadanos-trabaj adores. Este

b
I
CUANDO EL ABORTO
ERA UNA CUESTIÓN DE MUJERES
L¡ cRer.rocz conto
FETO EN UNA I\IUJEII

Hasta mediados del siglo xvtII, lo que contiene el útero


materno es considerado sólo como un apéndice del cuerpo de
la madre. Antes de ser puesto en el mundo, el feto es una parte
de la muier o, mejor, de sus vísceras: ntulieris portio uel
uiscerum escribe el jurisconsulto romano Ulpiano. Esa opi-
nión, surgida en un ámbito estoico y fuertemente arraigada
en cl sentir común, fue compartida durante muchísimo tiem-
po por filósofos, teólogos y legisladores, pese a que no se
basara en teoría científica alguna y que médicos ilustres
como Hipócrates y Asclepíades tuvieran una opinión contra-
ria al respecto. Aún en 1745 el sacerdote, tcólogo y jurista
F-rancesco Emanuele Cangiamila ratificaba que "mientras
aún se encuentra en el árbol, el fruto forma parte del mismo",
como "el niño que está en el útero forma parte de la madre".
La idea del embrión y del feto conto portio uiscerunt era,
pues, propuesta recurriendo a la imagen del fruto que crece
en el terreno fórtil que es el seno materno, donde echa sus
raíces, que se identifican con el cordón umbilical (también
denominado raíz abdominal). Es un fruto que, hasta que no
está maduro, no puede concebirse scparadamente de la
planta, ya que sólo en virtud de la maduración se convierte en
una entidad autónoma. Así perrsaba (entre otras tantas
voces) la escuela médica de Salerno, quc había {lorecido en la
Edad Nf edia; ella habla de la madrc como de un campo donde
brotan vástagos, cuyas raíces se adhieren a la matriz, de la
que reciben nutrientcs. Considerar al fcto, y antcs aún al
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embrión, como fruto y no al contrario, como entidad autóno- riar a luz a un hijo. Por otro lado, en Esparta. sobre la base de
ma o como algo independiente, tenía consecuencias relevan- la legislación de Licurgo, se podía grabal el nombre del
tes. Por ejemplo, los niños nacidos por operación cesárea eran rlifunto en el monumento funerario sólo si se trataba de un
considerados no-nacidos, ya que el nacimiento presuponía hombrc muerto en la guerra o de una mujer muerta durante
necesariamente nacer por la vía natural. cl parto. Dado que el cuerpo femenino es concebido solamente
En este contexto, la gravidez obviamente no era definible para cumplir con la función materna, el mismo termina
desde el punto de vista de una relación, ya que le faltaba su siendo identificado con el útero. La confirnración se encucn-
presupuesto mismo, la presencia de dos entidades que fueran Lra en la propia terminología: el órgano donde está aloiado el
autónomas. En cambio, era entendida como uno más entre los f'eto, donde recibe protección, es denominado matriz o madre;
procesos fi siológicos típicamente femeninos, potencialmente
,',puede, entonces, la mujer existir sin él?
verificables en el cuerpo de la mujer, como las menstruacio- El énfasis en la función biológica del género era confirma-
nes. La gravidez consistía en un momentáneo cambio en el da por el desarrollo de la vida femenina. Cuanclo la duración
cuerpo femenino y se trataba, sobre todo, de un acontecimien- promedio de la vida humana era mucho más breve, echar
to que tenía que ver con un solo sujeto, la mujer. Así que en hijos al mundo era en efecto la "única" cosa para la que les
caso de que se debiera elegir entre la gestante y el nonato, alcanzaba el tiempo a las muieres. Desde este punto dc vista,
nunca se habría puesto en el mismo plano la vida de la mujer perder el capital madre constituía un daño sustancial, mucho
y la del feto, ya que durante siglos resultó inadmisible la mayor que el causado por Ia muerte del ser que gestaban, que
comparación entre un ser formado y otro aún no considerado de todos modos tenía escasísimas probabilidades de sobrevi-
como tal. Recién en un segundo momento el discurso se vir dada la alta mortalidad infantil.
imposta desde el punto de vista de la legítima defensa, con un Al ser considerada sólo como un campo seminal, la mujer
género femenino que era tutelado ante el ataque y la amena- también era sindicada como la única rcsponsablc en caso de
za de eventuales terceros, entre los que figuraba también la esterilidad de la pareja. Los estereotipos vitrculados con el
presencia (si bien no culpable) de un feto. sexo afectaban también a la fase antcrior al nacimicnto; por
Semejante definición de la gravidez como cambio en el eiemplo, se consideraba que los fetos femelrinos eran más
cuerpo femenino se insertaba perfectamente en un contexto débiles y neccsitaban mayor tiempo para desarrollarse en el
cultural que durante siglos había identificado a la mujer con seno materno.
la maternidad. Gracias a ella, la existencia femenina encon- La inferioridad "física" femenina surgía corr prepotencia
traba sentido y justifrcación, obviamente con la condición de en cl tema de Ia concepción, con un debatc que dividió
que se tratara de una maternidad dentro del matrimonio o durante siglos a los pensadores. Larga y er-rcendida fue la
que de todos modos hubiese un hombre con los títulos apro- controversia cntre quienes sostenían (como Esquilo en /,o.s
piados para hacerse cargo de la misma. Frente a la vida Euménides) que la mujer era el reccptáculo pasivo del semcn
masculina, signada por etapas y pcríodos sucesivos, en la nrasculino y los que, en cambio (siguiendo a Hipócrates)
existencia de la mujer el único pasaje relevante era el que consideraban que existía una fünción activa dc la mujer en el
la llevaba del slofus de hiia al de mujer y de madre, pasaje desarrollo del embrión a nivel tanto del scnlctl (teoría del
determinado por el matrimonio, pero sancionado por el naci- doblc semen, sucesivamente retomada por Galcno v por los
miento de un descendiente. La mujer, identificada con sus médicos árabcs del año mil) cono de la nutrición. Tomás de
fu¡rciones reproductivas, es el ser humano en el que, merced Aquino perfecciona la visión al sostelrer que cl semen mascu-
a la "naturaleza", el nisterio de la vida nace y se exticnde lino posee una u¡lrlus formativa que prr:dispotre a la materia
durante nucve nleses, y es precisamente cse producto el que femenina, ya dotada de alma vegetativa, para recibir el alma
califica una vida entera. La mujer tiene valor en Ia medida e n sensitiva. Esta, que comprende en sí también la facultad de
que (y hasta que) es fecunda. Es la matcrnidad lo que le la antcrior', la sustituye por complcto para scl-, a su vcz,
permite dejar una serial, con una memor.ia póstuma garanti- sustituida por el alma racional. En cl Renacimicltto, por lo
zadaaquienes nucran tras cumplir la más alta de las tarcas: tanto, la posiciór-r prevalecicnte rcconoce la cor.rtl'ibución de la
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sangre menstrual en la concepción, aunque se sigue creyendo
que es superior la fuerza activa del esperma másculino. ción, era posible diagnosticar una gravidez sólo cuando el feto
sc movía, es decir, en un estadio avanzado de gestación (la
La construcción simbólica, funcionál y social de la mujer
lc'ngua inglesa indica con quicken el estadio de la gravidez,
tenía, en suma, una clara correspondencia ,,científica" en una
cuando se comienzan a percibir los movimientos del feto, y si
ciencia que, sin embargo, no hacía más que oficializar creen_
bien hoy éste es sólo uno de los significados del término, en el
cias y supersticiones populares. Un cuerpo femenino definido
pasado era el principal y durante siglos funcionó como pará-
en función de impotencia y debilidad era absolutamente
coherente con la visión política, filosófica y con el sentir metro de la legislación inglesa para establecer si en verdad se
había verificado un aborto). Así, una mujer que no hubiese
común de una jerarquía entre las criaturas, que colocaba a la
mujer entre el animal y el hombre. comunicado su propia gravidez, por lo regular no podía ser
acusada de haber abortado, ya que no había modo de probar
- Por lo demás, resulta singular que la exclusión femenina
de la concepción no fuera sentid" io*o un contraste con la
que había ocurrido la concepción. El primer movimiento del
concepción del feto como fruto del cuerpo materno. La visión
feto era, pues, el medio a través del que la gravidez se Ie
de la gravidez como feto en una mujér concordaba con un anunciaba a la madre, incluso a la ciencia, y desde ese
sistema que durante siglos había considerado de exclusiva
momento la gravidez era reconocida socialmente, aun si
pertinencia femenina las prácticas en torno a la gestación en existían señales anteriores que le anunciaran a la mujer su
sentido lato (menstruaciones, amenorrea, abortó, parto, des_ estado; nos impresiona hoy en día, cuando somos tan adictos
a la objetividad científrca, la sorprendente variedad de esas
tete). A esto concurría también el pudor ante las partes
íntimas de la mujer, tabú que contribuyó no poco a de-morar señales (el latido de una vena, la aparición de una mancha, un
el ingreso a escena del médico: todavía én el siglo xvr su única enfriamiento y así sucesivamente).
La única voz en aquella materia era la de la mujer, porque
intervención consistía en extraer el feto muerto del cueroo d.e
la madre. Por lo tanto, eran las mujeres quienes impaitian era ella quien sancionaba oficialmente la existencia de una
gravidez, era sólo ella quien podía dar testimonio del primer
consejos, instrucciones y recetas a las gestantes y a las
puérperas, eran ellas quienes ayudaban a parir y a ábortar, movimiento de la criatura, porque cuanto se verificaba en
con los saberes oralmente trasmitidos de mujei a mujer y ella no cra cognoscible de otra manera. Era la mujer quien
estrechamente ligados a los conocimientos femeninos lntra_ tenía la llave para acceder al misterio del cuerpo femenino,
familiares de la vida cotidiana. El aborto a menudo era era a ella a quien el hombre escuchaba para saber acerca de
practicado por la comadrona, a veces por la propia mujer la existencia de una nueva vida. No se percibía contradicción
embarazada, muy raramente por médicos, quiénei en tanto entre la autonomía de la mujer encinta que inequívocamente
seguidores de Hipócrates por lo general resultaban contra_ afirmaba ser tal y el hecho de que la mujer no pudiera dar
rios al aborto (práctica dc todos modos considerada como no testimonio judicial (de todos modos, el suyo valía mucho
menos que el del hombre).
en consonancia con su profesión).
La oscuridad que envolvía la gravidez protegía a la muier
No se trataba de qle los hombres no se ocuparan de
del ingreso oficial del varón a lo largo de los nueve meses. Si
cuestiones obstétricas -en los primeros años del siglo rr d. C.,
Sorano de Efeso, el más célebre autor de textos de gilnecologíá
bien para los modernos la anticoncepción, el aborto y el
de la Antigüedad, ya era famoso por sus escritos-,iino de
infanticidio aparecen como acciones muy distintas, en cam-
durante siglos teoría y práctica permanecieron rigurosamen_
{ue bio durante siglos constituyeron un conjunto inescindible,
tc separados. también a causa de la escasa información sobre la anatomía
y la frsiología femenina. Todo esto cambiará (en cuanto a la
Por lo demás, cra materia indisputablemente femenina
advertir que se estaba encinta, aunque durante siglos la observación concreta y a nivel simbólico) con los descubri-
mujer tuvo dif,rcultades para percibir apropiadamuirte .r, mientos científicos y el Iluminismo, si bien aun cuando los
estado. En épocas en las que el ciclo rnenstrual era muv "misterios" se aclararan, cuando las Luces que iluminaban
irregular, sobre todo a causa de la escasa y mala alimenta_ todo también iluminaron el interior del vientre femenino, las
consecuencias no fueron siempre positivas para la mujcr. No
T4
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casualmente el pasaje alfeto pú.blico, para emplear una feliz vencrones consistía en interrumpir una gravidez en sus
expresión de Barbara Duden, se producirá con un conoci- comienzos. Estos casos no pueden ser comparados con el
miento visible de la gravidez. aborto, ya que la mujer ignoraba estar encinta y el propó-
Hasta la segunda mitad del siglo xvul siempre se dio por sito no era el de interrumpir la gestación. Esto demuestra,
descontado que la decisión de interrumpir la gravidez era de ¡r es importante recordarlo, cómo fue cambiando histórica-
exclusiva pertinencia femenina, desde el momento en que el mente la percepción del aborto. Mientras, en efecto, para
ambiente social y las instituciones se desinteresaban de todo nosotros, hoy -prescindiendo de las valoraciones de orden
lo que ocurría entre la concepción y la salida del seno mater- moral- intervenir en la marcha de la gestación una vez
no. Esto no significa, sin embargo, eu€ el fruto del nacimiento ocurrida la concepción es algo definible en términos "inte-
fuese social, económica y políticamente indiferente; desde rruptivos", en el pasado se hablaba de aborto sólo cuando
sienrpre, el niño dado aluz se volvía relevante par-a el padre la masa informe en el seno materno se había "convertido"
y para la comunidad y, por consiguiente, en este sentido en un feto, desde el momento en quc las pérdidas de sangre
indirecto, la opción de la mujer en realidad no era del todo eran consideradas como simples "flujos".
libre. El silencio de las fuentes históricas sobre el tema es un
La interrupción de aquel proceso natural, interior a la importante índicc indirecto de cómo el todo estuvo confinado,
mujer, seguía siendo la mayor parte de las veces una cuestión de hecho y culturalmente, al ámbito femenino. Lo poco que
privada que se verificaba en situaciones de pobreza, como sabemos -a partir de fines de la Edad antigua y durante
consecuencia indeseada de la prostitución o como resulta- buena parte de la Edad Media- surge de lo escrito y recogido
do del intento de salvar la vida de la madre, asumiendo una por clérigos y conf'esores. Estos escasos testimonios masculi- di
connotación social un poco más amplia en relación con nos son excesivamente sucintos e imprecisos, están llenos de
situaciones consideradas ilegítimas o delictivas (adulte- confusiones terminológicas, son meras transposiciones de il,t
rio, concubinato, estupro), o donde era practicada por violar datos recogidos en distintos lugares, sin reelaboración algu-
intereses económicos o como venganza por privar al marido de na o indicios de conocimiento directo, en un contexto que en I
una descendencia (lo que justifrca el anatema contra tales cambio recurría a remedios anticonceptivos y abortivos no
lf
prácticas, eue terminaban por ser sinónimo de costumbres sólo frecuentemente aunque, según John Riddle, con discreto
disolutas). éxito. Por lo demás, ya los textos romanos, como la Historia \,
Se ha sostenido que el aborto era empleado como método de natural de Plinio el Viejo, eran ricos en noticias sobre plantas
control de los nacimientos, junto al prolongado amamanta- fll;
que oficiaban como abortivos y si bien muchas indicaciones
miento, al coitus interruptus, al infanticidio y al abandono de son expresión de supcrsticiones, existcn otras que en cambio
los recién nacidos (aun con la dificultad para establecer tienen un real efecto farmacológico (los Nirvana cantan en
cuándo el aborto o el infanticidio eran resultado de incidentes 1993 "sit otul clrinl¿ pewtyro),al tea, distíll the life that's inside
o de opciones deliberadas). Sin embargo, cabe recordar que la nte" , donde la ajedre a, pennyroyal, es un abortivo ya conocido
precariedad de la vida y la altísima mortalidad perinatal e en la antigua Grccia).
inf'antil determinaban que al margen de hipótesis particula- Las mujeres estaban familiarizadas con hierbas y drogas,
res (como precisamente Ia de esconder un adulterio), en como surge dc los mitos de Mcdea y de Andrómaca. En
realidad no existía la necesidad de regular los nacimientos. particular esta última, según cuenta Eurípides, convertida
Era, en efecto,la naturaleza quien proveía espontáneamente. tras la caída de Troya en esclava y concubina de Neotolemo,
Todo Io dicho incumbe a los casos de aborto voluntario. hijo de Aquiles, debe defenderse de la acusación de "filtrar
exciuyendo tanto los frecuentes casos de aborto espontá- brebajes para producir la esterilidad" en el vientre de la
neo cono las operaciones practicadas para "normalizar" mujer lcgítima. Las fuentes dan cuenta, además, de resonan-
las menstruaciones. Cuando éstas inexplicablemente se tes envenenamientos de maridos que causaron sensación en
interrumpían, sucedía que sc practicaban sangrías para la antigua Roma; dircctamcnte a través de Tito Livio nos
"desbloquear" el flujo, y a menudo el efecto de tales inter- llega la noticia de un gigantesco "asunto dc envenenamien-
It) T7
tos" por el cual en el siglo tv a. C. habrían sido condenadas El coNrpxro
unas 170 mujeres. A la luz de estos datos no asombra que GRECORRONÍANO
existiera, y fuese practicado, el repudio hacia la mujer boti-
caria. IJna vez delineado el marco general de la primera parte de Ia
En este escenario totalmente femenino una función cru- historia del aborto, la que va de la Antigüedad hasta el siglo
cial la cumplían las comadronas, que durante siglos tuvieron x'n'ttt, consideremos el contexto grecorromano, donde dicha
la tarea de "manejar" a las mujeres "durante el embarazo, en práctica se encontraba ampliamente difundida en todas las
el parto y después del parto", según la definición de Escipión clases sociales, era moralmente aceptada y resultaba jurídi-
Mercurio a fines del siglo xvi. Estas mujeres, custodias de una camente lícita. En el fondo prevalecía la idea de que el feto era
ciencia secreta en relación con su estar en condiciones de dar simplemente una parte del cuerpo materno y se tenía la
la vida y administrar la muerte, eran miradas por la sociedad convicción de que sólo se animaba en el momento del naci-
al mismo tiempo con estima y terror, puesto que eran nece- miento, entendiéndose por animación Ia unión entre el alma
sarias para la vida de la comunidad, pero no estaban del todo y el cuerpo. Si bien no faltaron las voces críticas contra el
integradas en ella. La ambivalencia es atribuible al hecho de aborto, éstas nunca fueron relevantes. El único límite efecti-
que la comadrona se ocupaba no sólo de los ritos de la vida, vo se hallaba vinculado a la tutela de los intereses masculi-
sino también de los de la muerte, puesto que aparte de los nos, ya que recurrir a esta práctica podía obstaculizar la
abortos y los nacimientos, también se encargaba de la prepa- expectativa del hombre (padre, marido o dueño) interesado
ración de los difuntos para la sepultura. Como escribe Ivonne en el hijo.
Verdier, ella"fait les bébés et fait les ntorts". Por lo demás, no Los primeros testimonios griegos en la materia se remon-
sólo el sentir común sino más tarde también la Iglesia y la tan al siglo v a. C. Artífices principales de los abortos eran las
legislación se ocuparán a menudo de las prácticas abortivas comadronas o las propias gestantes; en cuanto a los medios,
en relación con la magia y la brujería. Un buen porcentaje de se mencionan fármacos, acompañados por cantinclas máCl-
las mujeres que, entre 1450 y 1750, serán procesadas y cas, violentos ejcrcicios físicos e instrumentos mecánicos.
condenadas con motivo de esta acusación, desarrollaba pre- Todas estas modalidades presentaban notables riesgos, in-
cisamente funciones de comadrona y de niñera; debe tenerse cluso mortales, para la mujer (en efecto, a menudo se inter-
presente que el período señalado sólo representaba el pico del venía con instrumentos o sustancias tóxicas que dañaban los
fenómeno. Ya en Grecia y en Roma las comadronas eran órganos internos o los envenenaban), riesgos de los que se era
vistas dc manera ambivalente en cuanto hechiceras y magas. nuy conciente, tanto que Hipócrates afirmaba: "las que
En cambio las mujeres más a menudo las consideraban como abortan corren mayores peligros; en verdad, los abortos son
cómpliccs y aliadas, como presencias en condiciones de com- más penosos que los partos [...]. En efecto, hay peligro [...J V
prender dramas y necesidades femeninas (tanto que rara vez este peligro es grande".
sucedía que fueran las acusadoras principales en los procesos La actitud ante el aborto fue notablemente influida por los
por aborto). estoicos quienes, en la huella de Empédocles, consideraban al
Por lo menos hasta el siglo xvt la oposición a la presencia feto como parte del útero. Pensaban que la vida humana
del médico varón durante el parto fue tan fuerte que la comenzaba en el momento del nacimiento -si bien la vida ya
infracción relativa figuraba entre los delitos más graves, y se encontraba potencialmente presente en la concepción*,
la oposición ante la presencia masculina siguió siendo füerte siendo el alma nada más que aire fresco externo que penetra-
a escala social también cuando disminuyó la sanción jurídica. ba a través de la boca y se difundía en el cuerpo con indepen-
Los hombres, cuyos deberes, roles, espacios, valores y mode- dencia del útero materno. La idea de que el aire frcsco en el
los simbólicos eran claramente diferentes y especulares con momento dcl nacimiento hacía brotar el alma fue ridiculiza-
respecto a los de las mujeres, no tcníau, pues, voz en este da, entre otros, por Plutarco o por el cristiano Tertuliano,
capítulo y ni siquiera tenían derccho a tenerla. quien se preguntaba qué sucedía con las almas en los climas
o en los ambientes cálidos. o en el caso en que el aire fuese tan

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frío como para causar la muerte de la criatura. No obstante, pero fue Hipócrates el primero en sostenerla en el siglo v a.
al contrario de lo que podría esperarse, los estoicos no eran C. (seguido, quinientos años después, por Galeno). Su inter-
favorables a las prácticas abortivas, por cuanto pensaban que vención sancionó oficialmente las distintas fases del desarro-
la vida debía scr vivida según el curso de la naturaleza.. llo fetal, asimismo como la precocidad del feto masculino con
interrumpir deliberadamente una gravidez significaba no respecto al femenino (respectivamente, treinta días para la
respetar un proceso espontáneo ya en marcha. formación y tres meses para el movimiento del masculino,
En cuanto al aspecto jurídico, en Grecia no existen las cuarenta y dos días y cuatro meses para el de la mujer).
leyes punitivas. Al igual que cl infanticidio y el abandono de IJna referencia al aborto también se encuentra en la
menores, el aborto voluntario no era considerado delito, si Política de Aristóteles. En el ámbito de la teorización acerca
bien en los tres casos era nccesaria I a voluntad, o por lo menos del Estado ideal, sostiene que "se debe fijar el límite máximo
el consenso, del h_r,rlos, marido o dueño (consenso del que al de procreación y si algunas parejas son fecundas más allá de
parecer se prescindía con frecuencia, considerando los fre- tal límite, es necesario procurar el aborto". No obstante, el
cuentes casos de maridos que públicamente acusaban a sus pasaje introduce una distinción muy importante, porque se
mujeres de haberles impedido la descendencia). Aun en el afirma que se dcbe recurrir a dicha práctica "antes de que en
caso de muerte de la mujer, eventuales procedimientos con- el feto se hayan desarrollado la sensibilidad y la vida, porque
tra el autor directo o indirecto del aborto (casos donde las la sensibilidad y la vida son quienes determinan la conciencia
penas podían ser significativas) sólo se emprendían si el y la no conciencia del acto". La distinción entre aborto lícito
hombre qucría tutelar su propio interés. En efecto, el dclito e ilícito es condicionada, pues, según el momento en que sea
no comprendía la lesión de un derecho femenino ni el asesi- practicado. Y tal momento, como resulta de otras obras 4
nato del feto en sí mismo; impedía la configuración de homi- aristotélicas así como en Hipócrates, varía sobre la base del
cidio el hccho de quc antes del nacimiento no se pudiera fl
sexo de quien va a nacer, puesto que se supone un más rápido qI
hablar de ser vivo. desarrollo del feto masculino (cuarenta días contra los ochen-
Como ya se ha dicho, Ia práctica no resultaba condenada :
ta necesarios en el caso f'emenino). I
por la moral dominante en la antigua Grecia. Sin embargo, Otro testimonio olvidado, que liga el juicio sobre el aborto
esto no significa quc el aborto no haya presentado caracterís- al momento de la gestación, provicne del mundo religioso.
ticas ambivalentes. Célebre entre todas es la así llamada lex cathartico de Cirene \
Inicialmente, las pocas condenas provinieron de hombres (ubicable entre el 331 y el 326 a. C. ), que en materia de pureza t
de ciencia; es conocida la posición de Hipócrates, cuyo Jura- cultual asimila la contaminación derivada del aborto de un .T

nrcnto dice: "nunca sugeriré a ninguna mujer prescripciones feto reconocible a la que deriva de una muerte. Si, en cambio,
que puedan hacerla abortar" (neoooq, q0oproq). A pesar de el feto aún no es reconocible, la contaminación es homologa-
aisladas voces que disientcn, ésta parcce ser la más probable ble a la dcl parto. Esto significa que si la gravidcz se encuen-
traducción del fragmento, cn sintonía con la misión de la tra en un estadio avanzado, el feto es considerado ya como un
medicina hipocrática, que es la de proteger la vida y alejar ser humano.
la muerte. En tal sentido, impresiona que los Padres de la Dos siglos más antigua es una inscripción en Delos, en la
Iglcsia nunca hayan recurrido a IIipócrates para sostener sus que entre las impurezas se cita expresamente a la subsi-
posiciones contra el aborto (Tertuliano , en De aninta,lo acu- guiente al aborto. Para el mismo se preveía un largo período
sa de poseer, y por lo tanto verosímilmente de emplear, un de cuarentena, mientras que para el parto eran suficientes
instrumento para dcsmembrar al fcto). Por otra partc, la voz siete días. Aun teniendo conciencia de que la cuestión de la
de Hrpócrates disiente con la opinión dominante en la época inpureza ha acompar-rado durante siglos no sólo al parto, sino
en cuanto a sostener el desarrollo de la conccpción en el seno más en general a las menstruaciones (tanto en la tradición
materno (es dccir, cl feto primero se formaría en sus partes griega como en otras), este dato resulta indicativo incluso a
y luego se movería). La tcsis ya había sido propuesta por Ios fines de dcterminar la actitud ante el aborto. Aún más
filósofos como Diógenes de Apolonia, Hipones y Empédocles, duro y claro es el caso coetáneo del reglan-rento del santuario
20 2l
de Dionisos en Filadelfra de Lidia, que estipula la prohibi- fortuna, quien además de tener un general ius uitae ac necis
ción de acceder a quienes hayan recurrido al aborto y a sobre los hijos y los futuros hijos (un poder tal que tuvo pocos
métodos anticonceptivos": "al venir a este santuario hombres puntos de comparación; como escribía Gayo, "ningún otro
(y mujeres), libres y esclavos, habrán de furar) [...i de no hombre tiene sobre los hijos un poder similar al nuestro"),
emplear ellos ni (aconsejar a otros) ni de ser cómplices (del también tenía la propiedad del cuerpo femenino. De ahí la
empleo de) frltros abortivos y anticonccptivos". discrecionalidad masculina en materia de aborto, por lo que
En el siglo lt d. C., Sorano de Efeso introduce la noción de en nombre de los superiores derechos del uir se podía dispo-
aborto terapéutico, es decir, el que se practica en caso de que ner libremente del feto. La decisión de abortar era, pues, en
la gestación ponga en peligro la vida de la madre. realidad de pertinencia femenina sólo para las mujeres no
Pasando al mundo romano, la primera referencia indirec- sometidas a potestad, como las prostitutas. Para las demás,
ta al aborto se encuentra en la ley de las XII tablas (siglo v a. no sólo la práctica era causa de separación matrimonial, sino
C.), según la cual la madre podía se r repudiada por el marido que en el caso de que una mujer embarazada fuera condenada
por sustracción de prole. a la pena capital, la ejecución era demorada hasta dcspués
Aunque faltan testimonios lo suficientemente seguros, es del parto (del mismo modo que era postergada la tortura). En
cierto que el estoicismo -por lo menos el que se difundió en estos casos lo que se defendía queda bien evidenciado en
Roma en la primera mitad del siglo r a. C.- influyó en la Quintiliano: "Finalmente, ¿de quién se tiene compasión? [...]
jurisprudencia romana al introducir la idea de la ausencia de Los padrcs son en nada culpables. En efecto, ha parecido
autonomía del feto con respecto al cuerpo de la madre. Por incongruente, aun en el caso de que la madre mereciera la
ejemplo, para el frlósofo Epicteto (siglo I) "era equivocado pena de muerte, que se arrebate el hijo al padre inocente". En Á)
llamar estatua al cobre en estado de fusión y hombre al feto" el mismo sentido puede ser leída la prohibición de inhumar Íl
(del mismo modo en que era igualmente "equivocado llamar a una mujer grávida hasta no haberle extraído el feto. {
frlósofo a quien aún estaba perfeccionándose"). Interesante Las mujeres no ignoraron el poder que tenía su capacidad 1

es la posición del maestro de Epicteto, Musonio Rufo, quien procreativa, puesto que lo emplearon coralmente para pro-
¿
d
no consideraba al aborto como un acto dirigido contra el feto, testar contra laley Opia del274 a.C., que había prohibido a
sino que lo condenaba en cuanto significaba un detrimento las matronas el uso de carrozas. Es Livio quien nos cuenta
para el bien común, un grave acto de impiedad, una ofensa a sobre esta huelga de las mujeres romanas (Ovidio habla 1,
los dioses y al matrimonio, a la familiay a la naturaleza, tanto específicamente de abortos masivos), que consiguió la aboli-
que se declaró en f'avor de leyes contra el aborto. Su posición ,li
ción de la ley diecinueve años después.
ayuda a aclarar la añeja duda de si las leycs promulgadas en Otras fuentes confirman que en Roma las posiciones con-
Roma contra el homicidio eran aplicables también a casos de trarias al aborto inducido estaban sometidas a la consolida-
aborto, como ocurría ante la eventualidad de la muerte de la ción dcl absoluto predominio de los intereses masculinos. Por
mujer como consecuencia de prácticas abortivas mal ejecuta- eiemplo, al defcndcr en el 66 a.C. a un cliente, Cicerón ataca
das. En particular, Ia duda tiene que ver con la cuestión de si a la contraparte describiéndola como cazador de herencias
el homicidio y el empleo, o la venta, de venenos para producir quc no vacila en mancharse las manos con los más horribles
maleficios, de lo que habla laley Cornello incluían también dclitos: "Opianico fue hombre [...] de pagarpor un aborto". En
al feto en el útero (lo mismo vale para laley Pompe.1,o, donde el juicio es invocado cl prcccdentc de una mujer dc Mileto,
se habla de la "madre que haya matado un hijo o una hija). La "condenada por crimen capital porque, por dinero provenien-
rcspuesta parece ser necesariamente negativa: sin cntrar en tc de segundos herederos, se había procurado el aborto
consideraciones estrictamente jurídicas, no se podía matar a mediantc mcdicamentos". La culpa radicaba en haber "quita-
la persona feto hasta tanto el feto no firese una persona. do de en medio Ia cspcranza del padre, el recuerdo de un
En Roma, pucs, el aborto no fue considerado delito hasta nombre, el sostén de una raza, el heredero de una familia, un
el período clásico. El feto, jurídicantente ntulieris portio uel futuro ciudadano del Estado", fórmula casi idéntica a las que
uiscerunt, formaba parte de la disponibilidad del hombre de serán recurrentes a frnes del siglo xvtu. Muy interesante
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resulta el parangón de Cicerón en ambos casos y la conclusión castigada"); trabajos forzados en minería y reclusión a una
de que Opianico es merecedor de la pena máxima. "Si, en isla con parcial embargo de bienes (relegatio cunt ademptione
efecto, aquella |...1 se torturó a sí misma, éste ha alcanzado el bonorum) para quien hubiese suministrado infusiones o
mismo resultado con la muerte y la tortura de otro cuerpo". frltros antorosos. Directamente se preveía la pena capital en
La argumentación asume un valor moral en los escritos de caso de muerte de la mujer. El aborto es clasificado entre los
Ovidio. Firme e inequívoca resulta la condena a aquellas crimüta extrqordinaria, castigados discrecionalmente por
mujeres que por simples preocupaciones estéticas atentan fuera del sistema formulado y sin sanciones prefrjadas (el
contra su vida, matando con hierros o poderosos venenos las exilio era, en efecto, de duración no especificada, pero no
criaturas que llevan consigo, con conciencia de los riesgos que permanente).
corrcn y de la reprobación social. "¿Para qué sirve que los Se trata de una transición importante: de cuestión privada,
niños descansen exonerados de la guerra y eue, protegidos la práctica del aborto pasa a ser un comportamiento expresa-
por el escudo, no intenten seguir a las indómitas escuadras, mente sancionado por la ley. No obstante esto, lo que no
si aun sin guerra padecen heridas de sus dardos y arman cambia es la idea de que el feto no es una persona. Si bien el
ciegas manos contra sus vidas? [...] También ella muere y es ordenamiento, en efecto, ya no se muestra indiferente, la
llevada a oración con los cabellos sueltos, y los que la ven cuestión implica siempre el derecho del jefe de familia para
exclaman que está bien lo que le ha ocurrido". Por lo demás, tomar decisiones que afectan al grupo a su cargo. Lo que
es claramente perceptible el desdén hacia un comportamien- cambia es que el embrión deja de ser objeto de exclusiva tutela
to egoísta que puede llevar a la desaparición del género civil, ingresando en la categoría de los hechos penalmente
humano. "Si a las antiguas madres les hubiese gustado el sancionados. Una evolución similar había ocurrido dos siglos
t:
rl I
misnro sistema, la raza hunana habría perecido culpable- antes para el adulterio, cuando la defensa de la moral familiar 'l
mente t...1 Si Venus encinta hubiese maltratado a Eneas en se había convertido en una cuestión de interés público.
el útero, la tierra habría resultado privada de Césares". Estigmatizado como signo de decadencia de las costum- "u

Muy duro es también el juicio de Plinio el Viejo: el aborto bres o sancionado como atentado al orden familiar y social, el t
es una desviación típicamente femenina, no una triste espe- aborto es considerado como manifestación de una inacepta-
cif-rcidad del género humano, elementos estos que lo vuelven ble autonomía femenina. En este sentido se oricntará el
inf'erior a las bestias. "En el seno de la raza humana se han nuevo instituto jurídico de la custodia del vientre en interés 1;
inventado, para los hombres, Ias desviaciones sexuales [...] y del marido, introducido en el siglo II d. C. El caso había sido
para las mujeres, los abortos. [... j iSomos mucho más nocivos suscitado por Rutilio Severo, cuya mujer, de la que recién se I;
que las fieras!". Juvcnal resulta punzante: "Las mujcres había divorciado, negaba estar encinta mientras él afrrmaba
comunes, de estamento modesto, se exponen, sin embargo, al que lo estaba. Por lo tanto, el marido se dirigió a los empera-
riesgo del parto y soportan, como el peso de su destino, todas dores Marco Aurelio y Lucio Vero, quienes dispusieron que la
las incomodidades de la nodriza; pero en los lechos dorados mujer fuera examinada por tres obstetras para establecer la
difícilmente yazca alguna puórpcra. ¡Tanto pueden Ias técni- verdad acerca de su estado. Si se comprobaba la gravidez,
cas y tanto los reme dios de aquellos que siembran la estcri- debería nombrarse un custodio del vientre para controlar que
lidad y que por dinero asumen la tarea de asesinar a los la gestante no abortara.
hombres en el útero!".
La primera sanción explícita del mundo romano fue un
rescripto (datable entre el reino de Septimio Severo y el de L-¡. rH¡ntclt)N II EBRAIcA
Antonino Caracalla, 193-217) en el que se introducen dos
sanciones penales contra esta pr'áctica: exilio temporario "I)arecía una m¿iscara de cera, de tan blanca que estaba [...1
para las divorciadas o esposadas que se hubiesen realizado cl y sangraba. 1... I No sabía qué hacer, 1...1 cuando nle di cuetrta
que Dinah estaba muerta. I\fuerta, ¿,entiendes? [...] ¡Había
aborto contra Ia voluntad del cónyu¡1e ("podría parecer cscan-
abortado! 1... I llfordcchai hizo una brcve pausa y luego prosi-
daloso que clla pueda privar a su marido de hijos sin ser guió dccidido: 1...1 Nosotros, los hcbreos, hemos vivido entre
24 ZD
ustedes como un cuerpo extraño, como una excrescencia, sin
sentido la afirmación de Isaías: "Yahvé desde el seno materno
nunca llegar a ser como ustedes. Ustedes nos consideran
bárbaros, fanáticos. Sí, también tú, amigo mío, aunque no lo
me llamó; desde las entrañas de mi madre recordó mi nom-
admitirías jamás. Pero ahora me dirijo a ti, senador de Roma, bre" [49,1]). Sin embargo, dentro de esta continuidad no todos
porque creo que eres justo. En nombre de nuestra vieja los momentos tienen el mismo valor. Una vida en estadio
amistad te pregunto, ¿quién es aquel hombre? ¡Si te place, tú embrionario no es en absoluto comparable con la de un ser
puedes dármelo!" humano ya nacido, puesto que el embrión/feto es considerado
El joven senador permaneció en silencio. Un abismo lo sepa- del mismo modo que una persona sólo después de ser dado a
raba de Mordechai, de su mentalidad. 1...l El patricio conside- luz (o, mejor, desde cuando asoma la cabezao la casi totalidad
ró el dilema: por una parte estaban sus íntimas convicciones, del cuerpo). Antes del nacimiento es visto, en cambio, como
[...] su sentido de la justicia; por la otra solamente un viejo una parte del cuerpo de la mujer: ubar y¿¡¿ft1¡ imo está escrito
hebreo con pretensiones absurdas.
en el T'alntud, una expresión equivalente a Ia latina portio
uiscerunt matrts.
Este fragmento pertenece a la novela de Danila Comastri
Esta definición recorre las más divcrsas esferas, por cjem-
Montanari, In corpore sc¿r¿o, ambientada en el 43 d. C. y plo cuando se trata de indicar en una compra la pertenencia
construida en torno a las distintas reacciones del mundo del embrión de un animal (que es patrimonio del comprador),
romano y del hebreo ante un caso de aborto inducido. En el
en la reglamentación de las impurezas rituales (donde es
centro de la peripecia se encuentra una investigación no definido como una totalidad con la madre), en la hipótesis de
oficial orientada a desenmascarar al ejccutor de un aborto conversión religiosa de la mujer embarazada (que afecta
que, según la ley de Roma, no era un delito. Aunque tanto el
joven senador y Mordechai entienden al feto como parte de la automáticamente también al hijo no nacido sin neccsidad il
alguna de ceremonia especial). En el plano legal (al igual que
madre, el contraste se desarrolla entre un mundo que ve en
en el mundo romano), el fcto no tiene personalidad jurídica I
él solo un apéndice de la matriz, y otro para el cual el embrión
propia, ni rclevancia autónoma alguna (los regalos o las
está inserto en un proceso de vida querido y puesto en marcha
transacciones a su favor, con excepción de las dcl padre, no
por Dios y que, por eso, no debe ser interrumpido. En efecto,
son vinculantes).
al contrario de cuanto sucedía en los ámbitos griego y roma-
La presencia de varios estadios en el proceso vital no
no, aborto e infanticidio no eran aceptados en el mundo significa, sin embargo, libertad de comportamiento durante l¡
hebreo.
la gravidez. El aborto inducido es un acto que viola y pisotea
El hebraísmo, impregnado por el deseo de poblar la tierra tri
el debido respeto a la vida, interrumpe un proceso deseado
para defender la propia supervivencia y la presencia divina,
por Dios (según el Zohar, una persona que mata al f'eto en el
consideraba a la fecundidad como una bendición del Serlor,
seno materno desacraliza lo que fue construido por el Espíri-
como Io revelan claramente las Sagradas Escrituras, ricas en
tu Santo y por su habilidad) e implica un inaceptable derra-
pasajes donde Dios promete una descendencia numerosa
mamiento de sangre. La innovación es radical: la prohibición
como signo de su benevolcncia. En todos los casos era furrda-
de abortar es ordenada por Dios al hombre en el contexto de
mental el respeto por la santidad de la vida en tanto había un preciso deber de transmitir la vida para conservar y
sido crcada por Dios y constituía un profundo horror la preservar al pueblo del Señor. Orden ccleste, pues, y no
sangre y su derramamiento.
meramente atribuible a un interés (masculino) humano.
Según la visión hebraica, la vida comienza antes de la
concepción porque, al tener origen cn el momento de la crea-
Ni la Escritura nila halahal¿ (la tradición jurídica) con-
sidcran al feto como a un ser vivo, con la consecuencia de que
ción, se desarrolla a lo largo de etapas sucesivas: mediantc las
el aborto -si bien inmoral e ilícito- se diferencia claramente
relaciones sexualcs entre el hombre y Ia mujer, y luego a
del homicidio. Tampoco cs punible como el homicidio, en
trar'és de la concepción, se pasa a la fase del embrión. En tanto sólo con cl parto el feto se convierte en persona. Se trata
efccto, no faltan las referencias a un llamado a la vida oue
de un primer, importante elemento de diferenciación con el
comienza antes del nacimiento (ejemplar resulta en e.ste
cristianismo.
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En cambio, otro elemento resulta inherente al signifrcado a la palabra hebrea o.son, que en Ia versión griega ya no tiene
de las relaciones sexuales dentro del matrimonio. Para el cl significado de desgracia, sino que es traducida como "for-
mundo hebraico, que la fecundidad sea una bendición del ma" (literalmente "hecho a imagen"). De donde se desprende
Señor no significa que en la vinculación de la pareja las que Ia expresión hebrea ya citada, se reemplaza por el texto
relaciones entre los cónyuges deban ocurrir sólo a los fines griego "si no existe forma será multado 1...1. Pero si (la
procreativos. Lo que viola la prescripción y la ley de Moisés hubicre), entonces se dará vida por vida". Entonces, si antes
no es la simple relación estóril, sino uri matrimonio que la pena del talión era aplicada con referencia a la madre (si
excluya la vida; por lo demás,la cuestión de los actos sexuales moría como consecuencia de los golpes se debía pagar con la
no admisibles se refiere no tanto al efecto (no procreativo) vida), ahora, en la versión de los Setenta, se refiere al fcto (es
sino más bien al contexto (por ejemplo, en caso de adulterio). decir, ahora el castigo de vida por vida está previsto para el
Este era el esquema común de fondo dentro del cual existie- caso de que el embrión ya estuviesc formado). Resulta inte-
ron orientaciones, en parte deformadas, entre las diversas resante la ulterior ampliación de la circunstancia dcbido a la
escuelas. jurisprudencia rabínica, e infbrmado por el historiador he-
Si el embrión no se puede colocar en el mismo plano que la breo Flavio Giuseppe a fines del siglo I d. C.: por entonces la
persona nacida, interrumpir la gravidez puede ser no sólo ley castiga no sólo a quien golpea a la mujer haciéndola
lícito, sino directamente un deber cuando se encuentre en abortar, sino también a la mujer que se practica un aborto.
peligro la salud o la vida de la madre. En el siglo >cx, el rabino La versión griega implica, pues, que el feto formado es un
David Rosen afirmaba que cuando los médicos decían a una ser vivo (zoón), cosa que no era mientras se mantuvo informe:
mujer que la prosecución de la gravidez podía llevarla a la el aborto es, por lo tanto, un homicidio.
muerte, la decisión de no abortar debía ser considerada como La importancia de la traducción de los Setcnta fue ampli-
un caso de suicidio. ficada por la duración de su vigencia al cabo del tiempo. Al ser
El texto hebreo más importante de las Escrituros sobre el la única versión griega existente hasta el siglo lr d. C., ella
tema es Exodo,2I,22-23. Situado en un contexto de legisla- reguló de hecho durante cuatro siglos la vida del judaísmo
ciones del antiguo Oriente, el pasaje original establecía que helénico. Por su lado, el cristianismo la hizo propia como
"cuando algunos hombres reñían y golpeaban a una mujer texto único del Antiguo Testamento, e influyó en las primeras
encinta de modo de hacerla abortar, si no existe otra desgra- traducciones latinas del siglo rrr hasta la Vulgata (entre fines
cia, se exigirá un resarcimiento, según la estimación que del siglo Iv y comienzos del siglo v) y otras. Por lo tanto, la
realice el marido de la mujer, y el culpable pagará mediante distinción entre feto no formado y feto formado es introducida
un arbitraje. Pero si la desgracia es mayor, pagará vida con en la cultura hebrea como consecuencia de la influencia de la
vida". Esto significa que se exigirá nefbsh tahat nefesh Gs tradición griega, que remite a Aristóteles y a la coetánea
decir, vida por vida) sólo si la madre muere como consecuen- práctica pagana dcl aborto.
cia de lo sucedido. La hipótesis es claramente la del aborto El pasaje es muy importante: con la aceptación en la To-
culposo, por consiguiente, mientras la muerte de la mujer rah de la distinción cntre fases de la gravidez, y con la
debe ser vengada, la pérdida del feto es considerada como un consiguiente sanción de mucrte para el autor de abortos en
daño grave fiente al que está prcvista solamente la compen- fctos formados, se tiene "el primcr inequívoco texto legis-
sación. En otros términos, la atención se halla colocada en el lativo que, a través dc la aplicación de la ley dcl talión,
daño inferido a la mujer y al marido, más que en el experi- dcclara, a los efectos penales, como homicidio t...1 al aborto
mentado por el feto. inducido en los términos indicados" (Enzo Nardi).
No obstante, con el correr del tiempo el significado de este Como sc ha dicho, si bien el mundo hebraico consideraba
pasaje cambia. El vuelco se produce cuando, en el siglo rrr a.C., al aborto como una acción ncgativa por cuestión de princi-
probablemente en Alejandría, la Torah fue traducida al pios, sin embargo se era claro y firme en sostener que allí
griego y sc llegó a la versión llamada de los Setenta. En el donde la vida de Ia madre estuvicra en peligro el mismo debía
centro de la cuestión se encuentra el distinto valor atribuido ser practicado neccsariamente. Si seguimos las posiciones
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sucesivas (yendo a grandes saltos), encontramos que Maimó- comparable el aborto con el homicidio. Es objeto de discusión
nides (1134-1204) se adecua al Talmud y admite el aborto entre los estudiosos si esta ecuación tuvo matriz propia o si,
sólo si la gravidez resulta directamente nociva para la madre; en cambio, se remite a otra tradición. Más allá de esto, dc
Jacob Emden (1697-177il 1o permite si la concepción es el todos modos existe una peculiaridad relevante en el cristia-
resultado de una unión prohibida; Ben Zion Meir Ouziel nismo. El objeto de interés es el feto, allí donde la preocupa-
( 1880- 1935) concede a la madre la decisión de abortar en caso ción de la tradición clásica contemplaba los intereses del
de prole bastarda, mientras que en 1942 el rabino Ephraim padre, de la familia, del Estado, ocasionalmente de la muier.
Oshry permite el aborto a las mujeres embarazadas del pero nunca del feto.
ghetto de Kovno (actual Kaunas, en Lituania), luego de que Aunque se produjo una elaboración al cabo del tiempo, la
un decreto nazi había condenado a muerte a todas las muje- condena de fondo del cristianismo permaneció inmutable: el
res hebreas embarazadas del ghetto. Esta no equiparación aborto es homicidio, es supresión de una vida. Dentro de
entre aborto y homicidio ha sido ratificada rccientemente, en dicha posición ha cambiado, sin embargo, un dato importan-
el clima rcinante durante los años'70. En abril de I977,la te, es decir, la defrnición del momento a partir del cual se debe
Asamblea de rabinos de Italia sancionó, en efecto, que en hablar de ser humano, definición para la que resulta crucial
la legislación hebrea el aborto, aun siendo un acto ilícito, no el concepto de animación, que identifica el momento en el
es punible del mismo modo que el homicidio. No obstante que el alma es infundida por Dios en el feto. Así, si se sostiene
esto, el acto abortivo puede justifrcarse solamente cuando el la animación inmediata esto comporta la condena del aborto
feto representa un peligro (establecido por un médico compe- desde el comienzo de la gravidez, mientras que si se cree en
tente) para la vida de la madre, cuya salvaguardia nunca la infusión posterior, se califica la práctica como homicidio no
puede ser perjudicada por la aún incierta del feto. Toda otra desde el momento de la concepción, sino desde el momento en
situación (malformaciones, violencia, inccsto, problemas psí- que el alma se une al cuerpo.
quicos de la madre) constituyen siempre casos específicos que
dcben ser sometidos al examen de una autoridad rabínica El documento cristiano más antiguo de condena al aborto es
competente. Además, si bien la ley hebrea considera con la Doctrina de los doce apóstoles (o Didaché), el primer
atención los factores sociales y económicos de cada caso en ordenamiento de las comunidades cristianas primitivas que
particular, en general éstos por sí solos no son considerados nos es conocido, datable alrededor del año 100 y estructurado
sufrcientes como para consentir la interrupción de la gravi- en torno al esquema de las dos vidas, la vida y la muerte. En
dez. De todos modos, un importante elemento de decisión es la primera se limita a prohibir la práctica y en la otra surge
provisto por el estadio de la gestación: en las fases iniciales el motivo de la prohibición: el aborto es un pecado contra Dios
es mayor la inclinación por el recurso del aborto. porque es destruida una de sus criaturas. "No matarás a un
hijo con el aborto, ni lo eliminarás después de que haya
nacido" se lee allí; quienes lo practican son considerados
El cnrsrreNrsrlo y LA LllcrsLACIoN cIVIL asesinos de las "criaturas de Dios". Este planteo fue seguido
HASTA LA EUNO MOO¡TNE por la Cq,rta de Bernabé que agrega la violación del amor al
prójimo. "Ama a tu prójimo más que a tu propia vida; no
Como el hebraísmo, del que, sin embargo, en algunos aspec- mates a la criatura con el aborto ni le quites la vida apenas
tos se aleja, también el naciente cristianismo condena al haya nacido". La prohibición remite, pues, al precepio del
aborto, en tanto no se compadece con sus principios de amor por el otro; el feto es visto como prójimo.
respeto por la vida y de amor al prójimo. Mientras que la Los cristianos no sostenían, por cierto, posiciones científr-
novedad del hebraísmo había sido la de un Dios que reco- cas alternativas con respecto a las de sus contemporáneos,
mienda la fecundidad a su pueblo, el cristianismo considera pero leían e interpretaban de manera distinta los datos a su
el problema desde una perspectiva completamente distinta: disposición. Tertuliano, por ejemplo, considerará al feto como
por primera vez aparece la preocupación por el feto, haciendo a un ser humano aunque todavía dependa de la madre, donde

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dependencia no significa (como para el pensan.riento pagano es, pues, el de que el feto, ser indefenso, debe ser protcgido
o para la ley romana) que el feto no sea un mero apéndice: el c-ontra todos quienes intentan suprimirlo, y que su supresi<in
embrión primero y el feto después ya existen al nivel de debe ser comparada con la del homicidio. "A nosotros fcristia-
entidades ante la mirada de Dios. Si para los romanos, el feto nos)", escribe Tertuliano, "al habérsenos prohibido el homici-
es solamente esperanza de una vida, y no pude considerarse dio también se nos ha prohibido matár al ser que está
hombre,los escritores cristianos sostienen, en cambio, que es concibiéndose en el útero, mientras todavía su sáng.e se
una entidad autónoma, tanto que no extiende al feto el transforma en la de un hombre. Impedir el nacimiento cs
bautismo impartido a la madre. "Si el que en ella es concebido cometer homicidio, y no es distinto a arrancar el alma o a
pertenece al cuerpo de la madre, debe reputarse como parte destruirla mientras nace. Se trata ya un hombre, así como
de é1" escribirá san Agustín. "No se bautizará al infante cuya todo el fruto se encuentra en la semilla". El apologista no
madre [...] fuera bautizada cuaudo Io llevaba en su seno. olvida, sin embargo, la eventualidad del riesgo pára lávida de
Ahora bien, cuando también él fuera bautizado, no se lo la madre y considera la hipótesis del feto colocádo,,atravesa-
considerará en absoluto como bautizado dos veces" (Contra do la salida", caso en que el parto sólo sería posiblc
J ulianunt Pelagianttnt 6,I4,43). ".1
sacrificando a la madre. Pues bien, una vez deflrnido el fcto
En un primer período, los cristianos no separaron el aborto matricida, Tertuliano sostiene que en estos casos la embrio-
de la violencia en general, parangonándolo constantemente tomÍa es una necessaria crudelitas.
a otras formas de derramamiento de sangre, como la guerra, La posición de Tertuliano ("sl alma está desde el comienzo
en aplicación del precepto bíblico "no hacer morir al inocente y en consecuencia desde el comienzo el feto es un ser vivo") cs
y aljusto, porque yo no absuelvo al culpable" (Exodo,23,7). compartida por Lactancio (escritor eclesiástico latino), quien
Después de la era constantiniana, al consolidarse Ia noción de corrobora que "el alma no entra al cuerpo después del parto,
guerra justa, el paralelo entre participación bélica y aborto sino inmediatamente después de la concepción, mientras la
fue abandonado. El aborto es, además, pintado como pecado ley divina crea el feto en el útero" (aunque debe recordarse
semejante a la inmoralidad sexual y como maldad, no menos que, los primeros en afirmar que en el fetb existe ya una vida
deshonrosa que el empleo de venenos y no mcnos grave que no fueron los cristianos). En el mismo sentido se expresarán
la opresión al pobre y al menesteroso. Por otra parte, es Basilio ("en nosotros no existe la discriminación entie forma-
considerado homicidio con dos agravantes: asesina a la vícti- do y no formado") y Gregorio Niceno (,,no puede decirse en
ma antes del bautismo (impidiéndole la vida eterna) y tam- verdad que sea el alma antes que el cuerpo o el cuerpo sin el
bién pone en cuestión al suicidio. "Aquí en verdad se hace alma, sino que es preciso decir que único es el prinlipio de
justicia no sólo al feto, sino a quien ate nta contra sí mismo, en ambos").
tanto generalmente las mujeres mueren pclr talcs iniciati- IJn nuevo cambio en la historia de la actitud cristiana se
vas" afirma Basilio de Cesarea en el siglo I\¡. Minucio Felice, tiene con san Agustín, cuando comenzó a prevalecer la idea de
escritor latino cristiano de fines del siglo II, hablaba de la animación demorada, según la cual la infusión del alma en
parric:idiunz, empleando un término que el derecho de su el cuerpo ocurre en un monento posterior a la concepción. Ya
tiempo aplicaba no al asesinato que cometía el hiio (.el pater- había existido alguna aislada opinión a favor de esta posición.
lantilias seguirá sicndo no incriminable hasta los tiempos de Por ejemplo, según un escrito anónimo del BZ4, el álma "cs
Constantino), sino al de un pariente cercano. Esto significa infundida en el cuerpo ya formado, no nace en el momcnto cr)
que se consideraba que el feto necesitaba urla tutela más que es concebido el cuerpo, trasmitido por el semen. [...1
amplia que la que la sociedad romana aseguraba a sus Consideremos la creación de Adán, t...1 Diós podía en verdad
propios hijos. Girolamo sintetiza estas posiciclnes al afirmar mezclar el alma con el f'ango de la tierra, y así formar el cuerpo.
que quicnes abortan "son arrastrados al infierno como reos de Pero semcjante sistema no parecía racional, porque primero
tres crímenes: suicidio, adulterio con respecto a Cristo, parri- neccsitaba hacer la casa y luego poner en ella a su habitantc
cidio de un hijo aún no ltacido". 1...1. Entonces, cuando todavía no están elaborados los linea-
El principio que permanece incambiado al cabo del tiempo mientos del cuerpo, ¿dóndc estaría el alma?".
,).)
Juan Crisóstomo también había afrrmado que "en la for- Entre los concilios, tuvieron gran eco los cánones de Elvira.y,
mación del hombre, primero es creado el cuerpo y luego el sobre todo, de Ancira.
alma, que es más preciosa". Pero sólo con la intervención de El concilio plenario de Elvira (300-303 aproximadamentc ),
san Agustín la proposición consigue el consenso de la ley cl primero celebrado en Occidente antes del reconocimiento
canónica. Por lo demás, fue en este período cuando la re- constantiniano de la religión cristiana, examinó con particu-
flexión teológica estableció que no todas las muertes debían lar atención las cuestiones de carácter disciplinar y fue cl
considerarse culpables; defensa personal, guerra y castigo de primero en dictar normas sobre la materia. Diecinueve obis-
los crímenes eran reconocidos como excepciones y sus artíh- pos provenientes de España y los representantes de otras
ces no se podían clasificar automáticamente como culpables. trece Iglcsias se reunieron para limitar la conmixtión con
Pese a que Agustín es categórico en la condena a cualquier costumbres y prácticas paganas. Los cánones que nos intere-
forma de aborto, sin embargo, vacila en rotular como homici- san son el 63 y el 64, los que, incluso sin emplear textualmen-
dio al que se infiere a un feto inanimado: "no es homicida te el término aborto, intervienen en la cuestión de modo
quien procura el aborto antes de la infusión del alma en el indirecto. La mujer bautizada que "en ausencia de su marid<l
cuerpo", ya que sólo desde este momento la práctica no se hubiese concebido en adulterio y luego de la felonía hubiesc
limita ya a impedir la vida, sino que la extingue, lo que la matado al hijo" quedaba para siempre excluida de la comuni-
convierte en homicidio. dad cristiana, aunque le era permitido el bautismo a la
La cuestión del momento de la infusión acompañará du- catecúmena sólo en punto de muerte. Si bien es probable que
rante siglos el debate eclesiástico. Puesto que la existencia Ia remisión originaria fuese al infanticidio, el canon 63 será
del ser humano depende del binomio alma y cuerpo, es aplicado luego a casos de abortos por escritores del siglo tv
preciso establecer desde cuándo el feto tiene alma para (como Basilio), por los compiladores de Ancira e incluso con
calif,rcar al pecado de aborto. Antes de que el feto esté este sentido será incluido en la colación de cánones de los
animado, su supresión es, en efecto, condenada, en cuanto siglos siguientes. El rigor de esta disciplina, de las más duras
(como en la tradición bíblica) se interrumpe el proceso puesto en toda la historia de la Iglesia en materia de aborto, parece
en movimiento por Dios, pero no llega a los extremos del explicable a la luz del hecho de que la mujer se hacía culpable
homicidio, ya que la víctima no es aún un ser humano. Se en dos de los tres pecados que Ia Iglesia antigua consideraba
trata de una discusión que se prolongará durante siglos y como capitales, el homicidio y el adulterio. En una realidad
verá prevalecer, alternativamente, una y otra posición, con social aún acomodaticia, la combinación de las dos culpas era
un curso en el período anterior a la Edad moderna resumible n-rórito suficiente como para justificar la gravedad de la
en dos grandes fases: durante la edad patrística -como recién ccnsura eclesiástica.
se ha recordado- la mayoría sostuvo la animación inmediata, La referencia fundadora de toda la disciplina en materia
mientras que la teoría de la animación postergada prevalcció de aborto fue el canon 21 del concilio de Ancira del año 314.
posteriormente. Conviene seguir estas dos fases recordando Significa el pase a una nueva época en la historia de la Iglesia.
el modo en que las afirmaciones doctrinales se fueron super- l)espués de la concesión de la libertad de culto por parte dc
poniendo con la evolución social y con los reclamos pas- Constantino y, sobre todo, después del edicto de Teodosio dcl
torales. 380, que aumentó notablemente el número de quienes sc
El aborto comienza a ser objeto de decisioncs conciliares confesaban cristianos, en muchos de ellos disminuyó la fuer-
(cánones) recién a comienzos del siglo ¡', probablemente en zay la intensidad de la fe. Esto sigr-rifica que la Iglesia debiri
concomitancia con la difusión de la práctica en las comunida- aiustar cuentas con los fieles menos dispuestos a seguir su
des cristianas, que eran cada vez más amplias. Lo que los doctrina, como afirma Epifanio de Salamina justamente a
Padres condenaban con tanta vehemencia, los concilios lo propósito de anticoncepción y aborto, que eran prácticas
prohibían bajo la amenaza de severas penas, a menudo difundidas. En Ancira es atemperada Ia severidad de la
análogas a aquellas en materia de homicidio, si bien la durcza disciplina de Elvira y se prevé una excomunión de diez años
era más a nivcl de principios que de disciplina concreta. con penitcncia pública, que el obispo podía modular en cuatro
.1i )
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grados (en ceniza y cilicio fuera de la iglesia, el penitente expresamente el aborto al homicidio voluntario de un adult.o.
suplica a los fieles que oren por los pecados confesados; por lo que quien da o toma remedios para provocar un aborto
permiso de asistir a la parte introductoria de la liturgia desde debe ser castigado como un homicida (canon 91). Además, cl
el límite mismo de la puerta; asistencia a la celebración inciso "que toman venenos para matar al feto" da relevanciir
arrodillado o postrado; participación en la celebración de pie, jurídica a la difundida aversión que se experimentaba antc
sin poder tomar la comunió.r). El aborto es asimilado aI brujerías y fórmulas mágicas, aversión que estará en la basc
infanticidio desde el punto de vista de duración de la censura: de la oposición al aborto que manifestarán tantas autorid¿l-
aun sin distinguir entre feto formado y no formado, la pena des civiles, mucho más, por cierto, que la preocupación por la
canónica es intermedia entre la de homicidio voluntario salvaguardia del feto. A fincs del siglo rx, el papa Stef'ano V
(perpetua) y la de homicidio involuntario (cinco años). Las declara homicida a quien procure un aborto (con fórmula
razones son atribuibles no tanto a la diversa valoración del luego retomada por Graciano).
hecho en sí, sino a los atenuantes que a menudo acompañan A medida que la adhesión al cristianismo se convierte el'l
al aborto. un fenómeno de masas, en la Iglesia comienzan a plantearse
Aunque los diez años de Ancira constituirán el punto de problemas de orden pastoral, en particular en lo vinculado
referencia para toda la Edad Media -por ejemplo, a partir de con la administración de la penitencia. Varios son los fenóme-
fines del siglo vut sus cánones fueron leídos por el rey franco nos que se entrecruzan: la difusión de la penitencia privada
de Carlomagno-, los sucesivos concilios provinciales atenua- cn vcz de la expiación pública, la dificultad para los obispos
rán la censura de forma concreta, sobre todo porque el de gestionar directamente la disciplina, el papcl creciente del
culpable podía obtener más fácilmente el perdón o la reduc- clero y de los monjes que de pronto se encuentran actuando
ción de la penitencia de manera variada, según los países. en contextos sociales muy distintos de aqucllos de los que
Cuando la posición de la Iglesia se difundió en las varias provenían. Esto llevó a Ia compilación de los así llamados
regiones del imperio y en todas las clases sociales, muchos libros de penitencias, especie de prontuarios con pcnitencias
paganos se familiarizaror. con su perspectiva ética. Escritos adecuadas a cada pecado. Nacidos elr Irlanda en el siglo rv, se
contra el aborto de célebres apologistas cristianos, como difundieron con rapidez hasta que füeron rccmplazados por
Atenágoras y Tertuliano, precedieron, no casualmente, im- ias reflexiones más sistemáticas de la teología moral. Aun con
portantes leyes romanas contra el aborto (por ejemplo, los las inevitables adaptaciones impuestas por las realidades
rescriptos de Severo y de Caracalla o la aplicación de la ley culturales locales, estos manuales contribuyeron de alguna
Cornelía a las drogas abortivas y a quienes traficaban con manera a unificar "desdc abajo" Ia moral comrin.
ellas o las aplicaban). Por lo tanto, no debe excluirse una Scgún Palazzini, el primer libro de pcnitcncias que haya
creciente influencia a escala popular del cristianismo sobre la hecho referencia al aborto inducido habría sido el irlandés
opinión pública y, en consecuencia, en la esfera jurídica redactado por Vinnian (o l-innian), muerto cntre el 548 y el
frente al aborto y en favor de la promoción de la vida, aunque 549, que trata de los filtros ntalóficos (crimo se ha visto, las
esto no equivale a decir que de algún modo los romanos hayan prácticas anticonceptivas y abortiv¿rs muy a menudo eran
adoptado la visión cristiana. Tal vez tan sólo tenían necesi- invocadas en relación con colrtextos de brujcría). Si bicn cor-l
dad de medios para neutralizar y obstaculizar la merma de el tiempo la práctica encontrará espacio cn las p:rrtcs de los
población, y por esto instrumentalmente hicieron suyos la libros de penitencia dedicadas al hon-ricidio, sorprende ia
perspectiva moral cristiana y sus efectos indirectos. lenidad de la pena con rcspecto ¿r las prescr.ipciones dc los
El concilio dc Lórida (546), si bien impuso llorar el delito cánones conciliares. Por cicmplo ,ktsCapitula T'lteodori (atri-
durante toda la vida, estableció que quien hubiese eliminado buidos a Teodoro, arzobispo de Calttelbury) imponían que
hijos adulterinos con infanticidio o aborto sería readmitido "las mujeres que aborten antes de que el fcto tenga alma,
en la comunión dc fieles después de siete años (y preveía la hagan penitencia por un ario, trcs cuaresm as o cuarenta días,
rcconciliación sólo en punto de muerte para los dispensado- según Ia entidad de la culpa, pero si abortan cuarenta días
res de veneno). El concilio Trullano (692) asimila cle nuevo después de la concepción, hagan penitcncia como honticidas",
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es clecir, drtrantc tres años. Resulta interesante notar la to segirn el feto cstu'iera formaclo o ¡ro. fromo rcspuest¿r:rr
referencia a la fase de la gravidez, coll la distinción entre feto
caso concreto de un monjc cartujo que accidcntalmentc helri;r
no fornrado.v f'eto frlrmarlo, y no del hecho de que se tenga en
causado el aborto de su amante (el inter.oga.te nacía ck'l
cuenta el estado de indigcncia como atenuante, micntras que
hecho-de que el derecho canónico preveía la irregularitcrs
es un agra\¡ante la nccesidad de esconder una relación ilícita.
pa_ra el monje acusado de homicidio), cl papa cstatuyó que los
Los cánonc.s illandescs en torno al año 675 parecen clara-
religiosos perderían definitivan-rente su condición s¿lá en r,l
mentc remont¿rrse a la tradición aristotélica al afirmar que
caso en que ya hubiese ocurrido la animación del feto.
"la pena por la destrucción de hijos en estado líquido (liquoris
En las Decretali pontificias en cinco libros de Gresorio IX
ntqteriae liliil en el seno m¿rtemo es de tres arios y medio", (1234), el tratamiento rcscrvado al aborto fue de.- nucvo
aunquc clespuós de los cuarcnta días, cuando ya el aborto es
ambivalente. con el canon sicut ex (c. 20). en la secciri'
homicidio, la pcna no scrá la misma quc la aplicable al caso "homicidio volur.rtario y accidental", ,,vivificado', resulta equi-
de homicidio prcrneditado, Otro pcnitencial ir.landés cercano
valentc a "animado", con lo que se incurría cn homicidio sórr¡
al añr¡ 800 distinguia cotr mayor prccisión tres fases: cl despuós de que la animación fuese cumplida. El nuevo canori
per'íoclo inicial, cl de la fbrmación de la carnc y finalmente
Si aliquis, cn cambio, consideraba al pai dc homicida a quien,
el dc la infusión dcl alma (cada uno con un distinto grado de por lujuria o por odio, hiciese cualquier cosa a un hombie o ;r
pcnitencia. rcspcctir,'amentc de tres, siete y catorce años).
una mujer, o ic dicse' una bebida para impedirle conccbir, dc
También el penitcncial dc Beda de la primera mitad del modo que no tuviese descendcncia. Estc scgundo .unun.
siglo t'ttt (dc incicrta y discutida atribución), en cl capítulo De pues, aplicaba la pena del homicidio ¿r la anticrinccpciórr y irl
occ:isione. fiiaba la penitcncia en uno o tres años sobre la base
aborto en cualquier estadio de la vicla f'etal. Ilsto iba mes áll,r
dc Ia distinción entrc feto con o sin alnta, reclamando de
de la opinión común, ya que pocos en esa época considerab¿rn
nuevo la atenciirn sol¡re la diferencia entre el aborto imputa-
que el aborto, en cr-ralquier estadio dc la gc.stacirin, debía scl
ble a pobreza y cl quc, en cambio, se encontraba vinculado con puesto en cl mismo plano que el homicidio. Entre estas
la fornicacirin. Se reconoccr-l grandes diferencias ente la aisladas voccs se rccuerda el penitencial cle Regino de prünt
mujer pobrc quc aborta porque no podrá alimentar al hijo una (siglo x), que consideraba homicida a q.ier hubiese cumulicLr
vez que haya nacido y (luicn en cambio rccun'e a la práctica
ut'r rrralefiriutn con prescindencia dt, iu r.csult¿rclo.
para esconder un delito.
La equiparación del delito de aborto al de homicidio era.
l)cspuós del 1100 comienza la forntación de la ley canóni- pucs, controversial en el plano general.
ca. puesto quc se advertía en Occidentc de manera cada vez
Durante los siglos xJ y xrr, micntras la influencia dc lrr
más inrpcrios¿r la necesidad de una disciplina uniforme y Iglesia se extendía y se difundía cn toda Europa occidental.
orclcn¿rda. Iln estc malco se coloca la obra dcl monjc Gracia-
contribuyendo a consolidar.y. aclarar los pr.oru'ciamie.t.s
no, quicr.r intcntri c<ldific¿rr los nurlrerosos cál"r<lnes antcrior'cs,
sobre altticoncepción y erborto, toclavía pcrmanecia viv¿r v
a nrcnudr¡ discr¡rd¿rlttes cntrc sí, en un tcxto unitario (no abie'rta la discusión accrca dcl monrcllt, a pa'tir del cual ..st;r
casual nren tc titu lado (,'r t rco r dan t ia d i scordatú itnt r: at Lo trunl).
¡
práctica se convertía en un ascsinato. En cfccto. por un l¿rcl.
La em¡rrcsa no ora. ¡trlr cierlo, fácil.v cn el caso espccífico del
muchos escritores, influidos por cl canol-r S¡ rr1¡á¿¿¿s. sostc_
aborto, la dificult¿rd más relcvante nacía del hccho que nían que el empleo dc "venenos de la e stcrilidad" Ára dircctrr_
pcr-marrccía aún c¡n pic cl ¡rroblcma dc la asimilación del
mentc homicidio dc todos m<tdos, incluso ctr el caso dc a'ti
aborto con e[ honlicidio. Ren-ritiéndose a la autoridad de
conccpción y abo.to cn la fasc inicial (c't.c cllos. nersolr¡rli
Girolanro .v, sol)l'c tr-¡clo, clc Agustín, Glaciancl concluyó (lue no
dades corno el gran canonista Giovanr.rid'Arrd.ca. el car.ri.
es honticida cluicn procula un aborto antes de quc cl alma
ta inglós william di Pergula y el d'nri'ico alcm¿in Nider). l)r'rir
trayzr siclo inf'undida cn el cuerpo. El aborto cs. pucs, homici-
para quienes daban más intportancia a la altimación. l:r
dio srilo cualrdo cl f'cto sc halla ftirntado.
equiparacirin con cl homicidio cra ¡rosible.srilo a continuaci¿i,
En eI nrisnro scntido. lnocencio IIf dictó en 1211 cl decretal ("son homicidas cuando procuralr el aborto de un f'cto
Slr'¿¿l e.r Litf craru nt , drindc saltcionaba ult tratamicltto distin- arillr;r-
dri", c-scribía Pietro Lonrbardo elr sus srtttr.ett:e, texto ¡lrrrv
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difundido y fundamcntal para el desarrollo de la teología para el femenino, individualiza dos pccados distintos. C.. l;r
siguientc), mieutras que la interrupción de Ia gestación en la destrucción del feto en la fase inicial de la gra'idez se crnrt,r r;r
fase anterior era un pecado contra el matrimonio (contra la el grave pecado de destruir una scmilla, li, que entr¿rba t,r l;r
fecur-rdidad de las bodas, según Alberto Magno). violació' de la exhortación divina a trasmitii la vida. Al i'r¡:rl
Llegados a cstc punto corresponde abrir un breve parén- que otros autores coetáneos, como Bo.aventura, Tonr¡is t l.rrr;r
tesis sobre la posición de Ia iglesia con respecto a la anticon- el tema a propósito del matrimonio. La supervivencia dcl f i,lo
cepción. N{ientras que la explícita condcna al aborto aparece' aún no formado figuraba entre las obligaciones maritale.s,
¡r,rr.
como se ha visto, a comienzos del siglo u con la Didaché,la lo quc era pecado mortal tencr rclación dura.t.' l:r
primera ref'ercncia a la anticonccpción se encuentra un poco gravidcz que provocara el riesgo clc'ná
aborto. En cambio, cll r,l
más tarde, enlaTradizione apostollco, atribuida a Hipólito- caso de que el feto tuviera alma raciol-lal, el pecado q.r,, ,,,
La anticonccpción era considerada como una violación de la cometía al abortar era el de homicidio (cfr. Sintma li¿t,,,1,,
santidad del matrimonio, mientras que la condena al aborto giae).
derivaba del concepto cristiano de la santidad de la vida Puede ser interesante rcseñar. brevemente las lcsisl:r-
humana y estaba comprendida en la condena a la violencia. ciones dc algunos reinos bárbaros, como demostracitin rlr.
Dicha dif'crencia de planos, sin embargo, tiende a desvane- las distintas modalidades en que era disciplinada la priir._
cerse con la superposición de rasgos confusos. Aquellos que tica.
consideraban como homicidio al aborto sólo después de la La ley sálica dcl siglo v, una de las primeras rccopilacioncs
formación del feto, asimilaban las prácticas anticonceptivas bárbaras de carácter predominantemente penal prtmulgatlrr
a las realizadas durante los primeros meses de gravidez' bajo el rey merovingio Guntram (b67-Sgg), signa el pasaje,l,,
Alrededor del año mil, por ejemplo, en materia de aborto la venganza directa a la reparación pecuniariá. Mient.as qr.,,,
ocurrió unreuiual dc Ios escritos de Agustín quien, al pronun- para el homicidio de un hombre la multa era de 200 pesos, prr_
ciarsc muchas veces en materia de control sexual, había ra la mujcr la casuística variaba según su fertiridad:.i00
recamado a los cristianos que tuvieran relaciones sólo dentro también para la mujer que ya no cra fórtil, mientras ouc lrr
del matrimonio y con el solo fin de procrear. cifra subía a 600 para aquellas que aún lo e.ran ty que.y,,
Después del 1200 1as penas eclesiásticas se van "enrique- hubiesen tenido hijos) y bajaba a 100 para las impriieres.1Si
ciendo". Por ejemplo, el concilio Insulano a fines del siglo xiil la víctima cra una mujer embarazada, la prcterinlencion¿rli_
no sólo prevcía la excomunión, sino también sanciones "terre- dad en el homicidio costaba 300, mientias que en caso cl(,
nales", como l¿r privación de beneficios ya poseídos, la impo- aborto sólo 100. Al mismo ticnrpo estaba prc'ista una mult.rr
sibilidad de adquirir dc nuevo otros eclesiásticos o civiles, la dc 700 pesos para el caso de que alguicn úubiese ciado also rr
remisión a un tribunal civil. "una mujer libre encinta" (f'enúna gt,ttttirto glolzrlo) pror,,,
Sin cmbargo, por otro lado, muchos canonistas inve stigan cá.dole la mucrtc, en tanto que si rcsultaba mucrto el ict. lrr
c¿rda vez con ma.yor prccisión la relación entre el hecho suma era de 200. En la sccción dcdicada alos nnlefíclo, hrr1,
objetivo que se ha producido y la motivación individual que un pasaje probablcmcnte contra la anticonccpción: será.juz
impulsa a dicha acción. En general, el dcrecho canónico gad.a
.cnmo culpable y multacla la mu.jcr quc cometa rrrr
buscaba sienrprc larei t'eritas y se mostraba extremadamen- maleficiunt. que le impida tc.cr hijos. R"..ritu e'identer lrr
te atcnto para cxcluir la existcncia de dclito cuando el feto responsabilidad de la propia mu.jer, per.o no es igualmcntt,
hubicsc mucrto por causas naturales, mucho más de lo que al claro si la prohibición es imputablc al clemento nrásico o a lrr
respecto acostumbraba haccr el derecho civil. anticoncepción el'r sí. Por cierto quc ya la lc.v ronrána, y (,ll
Entrc los tcólogos medievales que se protrunciaron en consccucncia Ia germánica, considcr.¿rba con pre.iuicio á 1,,,
materia de aborto, un lugar relevante le correspoude a Tomás nragos conro culpables, dc moclo quc pr.ogr.esivamcntc st,
de Aquino (1225-circa 7274). Partidario de la animación o procur'ó controlar sus opcraci.'cs nrcdiante la lec-islacir)'
¡tosteriltri de lar concepcitin basándose en la pauta aristotélica Si' embargo, es indudable que consiclcrar ,.cspo'iable ,, 1,,
de los 40 días pala la folmación del fcto masculino y de los 80 ¡tropia nrujer, y no al mago o a la pctsonrt que lc huhicr.:r
40 1l
suministrado el remedio, constituyó un paso importante que aborte, si es esclava recibirá 200 azotes". La ley visigodir
hacia el control legal de la fertilidad. prevcía la misma disciplina, sin precisar si cra una mujcr'
En el rcino de lós visigodos, a fines del siglo vl (569-586), quien suministraba la poción, dando por sentado probablc-
el códice del rey Leovigildo castigaba, en caso de aborto, con mente que las acciones vinculadas con los malefícia nrt
la pena cie muórte a quien hubiera suministrado la pócima podían ser sino cosa de mujeres.
,r"rt"rro.u. En cuanto a la mujcr, si era csclava se le infligían En los siglos siguíentes las le-yes inglesas resultan muy
doscientos latigazos y si era libre debía ser reducida a cscla- rigurosas, como la promulgada por Eduardo I (1271-1307),
vitud. quc equipara al homicidio no sólo al aborto (despuós de la
EI verdader'o vuelco se producirá en el siglo vtt, cuando bajo formación del feto), sino también a la anticoncepción. "Quien
Ia influencia cristi¿rua en muchas legislaci<-rncs cambie radi- maltrate una mujer encinta, o le dé un veneno, o Ie dé un
calmente el plantco de fondo. Al perseguir al aborto no se golpe lo suficientemente fuerte como para hacerla abortar, o
tutcla ya el iirtcrós del hombre dc cierta posición social, sino algo para no concebir, si el fcto se halla formado y animado
el del icto a no ser darlado, en una tutela que prescinde de (foetus erat jam formatus et animatus) es culpable de homi-
cualquier dccisiórt discordante con la voz masculina llamada cidio [...] Una mujer comete homicidio si arrasa a una criatu-
a decilaral. EI legislador longobardo prcvcía para el padre o ra animada mediante unapcstatict o cualquicr cosa similar en
la m¿rdrc culpablcs la petra dc muerte o la cegucra, a discre- su estómago".
ción dcl juez.'L<-rs erpo'siúore.s, los primcros intór'pretes, preci- Como conclusión de las ref'lcxioncs sobre la impostación
.u., qno eje de la ácción dolosa está en la suprcsión (directa legislativa, se puede afirmar que en lo sustancial surgen tres
"l de una criatura humana antecluctnt nascdtur-,y
o procurada) circunstancias: el aborto de feto no animado (castigado con
a los fines de la pena no distinguc si el culpable cs la madre cxilio o pena extraordinaria); el ¿rborto de fcto animado (pena
u otra persona. Sucesivanrentc se habla de asesinato de de muertc cn tanto homicidio); aborto por dinero (castigado
hombre todaví¿r no tracido, trazando no obstante una diferen- con la pena de muertc independientcmcntc del estadio de
cia entrc delittl voluntario e involuntario. Si cn cl primer caso desarrollo). Lo que obviamcnte no quita quc las posiciones
la pena es la cclmpensación a la víctinra scgún la pcna jurídicas cclntinuaran sicndo varias (piónsese en la contrapo-
cori-espondicnte al homicidio (delcrmirlado en este caso s¿- siciíln latente entrc quienes, como cl.iurisconsulto medieval
c un<lu-rn ¿¡e tre ros í,tattt nt,vale decir, según su condiciór-r
social), Albcrico Rosate cn la primera mitad del siglo ¡¡r,', ssnsidera-
en cl segurrdo es equivitlcnte a la mitad. También los códices ban que el partus aún no nacidcl no debía scr te¡rido como
gcrmárrlcos de la prinrcra lldad Nlcdia protegían al feto, y lo hombre, y quienes, como los rcd¿rctores del Estatuto de la
hacían mucho más quc las legislacioncs arltcriorcs' Valesia de 1393, castigaban dcl n.rismo nrodo oppres.slo de
En otra legislacititt se encuentra un eco de la distinción nacido y de feto).
cntre sostcr','".I,,to. dc la animación inmcdiata y partidarios Más allá de cada posición, nos intercrsa el hccho de que se
de las clistintas fáses dc la fbrmación' lJna ley alemánica ha verificado un pasaje importantc: dcrecho canónico y dere-
(circa 600) prescribía c¡ue "si alguien da un abortivtl a ulla cho civil, que habían permaneciclo dif'ercrttes por nrás de mil
muicr cl-lciuta y sc puede establecer si es ulr vartin o una nlu- airos, en el siglo xtII con\¡crgen por ollra dc los glosadores y
jer, debe scr nrultadrt con24 duros si es varón; si es nlujer, con cncuentran una unidad en torno a la distilrciíln cntre fetos no
iZ. Si tro sc puede cstablccer cl género y todavía no cstaba formados y f'etos formados. Dcsde el nromento cn que, en el
formaclo (itttit ttt¡tt f'tLit fitrntattLs in lineantcttto corpUris) será feto, el cuerpo se une al alma, iuterrunrpir voluntariamente
mult¿rdo con 12". Iln cstc caso, la ref'erenci¿r al scxo proporcio- la gravidez es homicidio. El punto nodal se encuentra, pues,
lta una prccisa inclicación sobre la I'ase de maduraciín del cn estableccr cuándo sc vcrific¿r csta infusitin.
f'eto, aunquc sc cotrfirmc cl mcnclr valor dcl f'eto f'cmenino' El célebre Bartolo da Sassof'errato. cl nrayoriurisconsulto
Las leycs b¿ivaras y ostrclgodas consideraban aspectos italiano dcl siglo xt\¡, es quien anticipa cl principio fündante
vincuiadós con el control de la natalidad. Segúrr la ley bávara de la cucstiíln, al afirmar que cl ticmpo de la animación lo
(siglo vlr.¡ "si una nrujer d¿r ¿r otra una poción (potio) de modo cstablcce la cicncia. Se delinean así algunos dc los prcsupues-
,1 ')
42
tos que llevarán a la segunda f'ase de la historia del aborto, tendida como el momento de la animación, a partir del cual
que es cn la quc nos encontramos ahora. Si bien, en efccto, el feto necesita de una mayor tutela. Imágenes recurrentes
durante ci período comprendido cntre la Antigüedad y cl son, además, las de la madre-árbol y del feto-rama.
siglo xviu, pasando por la Edad N{edia y la Edad N{odcrna (en Al faltar en el islam una autoridad central, custodio oficial
medio de tantos cambios) permanecicron constalrtes dos de la ortodoxia, los textos sagrados en la materia han encon-
clementos de fbndo, es decir', la visión unitaria de la gravidcz, trado interpretaciones y observaciones diferentes. Con res-
ya que aún no cra pensable alguna rclación entrc sus dos pecto al período anterior a la animación, pese a que existen
entidadcs, .y la pcrtinencia fcmenina eu cl nacimierlto en opiniones diferentes, la práctica por lo general es tolerada.
scntido lato, luego cstos elementos cambiarán. Primero, de En cambio, después de la animación, el filón históricamente
hccho, con los descubrimientos científ,rcos la gravidez será mayoritario siempre se ha mostrado contrario con firmeza a
vista conro relación entre las dos entidades autónomas, la la interrupción de la gravidez, ya que el aborto realizado
madrc y cl f cto. Por lo tanto, al surgir la dimensión política del luego de transcurridos 120 días a partir de la concepción es
índice dc natalidad, contenzaran a aparccer temáticas con siempre homicidio. La sola excepción la constituye el aborto
ese objeto, de las quc los hombres se ocuparán a escala terapéutico. Desde el momento cn que el embrión recibe el
práctica y teórica. alma, el derecho a la vida es igual al de la madre, aunque allí
El aborto siguc pcrsistiendo como práctica, indepcndien- donde se deba elegir entre uno de los dos (para evitar el riesgo
tcmcnte de aquellzrs vivencias de las mujeres quc se enfreuta- de la pérdida de ambos), el dilema se resuelve según el
ban con los problenras dc siempre (entre cuyas causas tam- principio del mal menor, sancionado incluso enlasltari'a (la
bién existe quien habla de la "avaricia"). En cuanto a las ley islámica). Así, en el juicio entre dos existencias, ambas
posicioncs dc la autoridad civil y de la Iglcsia, sigue existien- merecedoras de tutela, se reconoce mayor valor a la vida de
do la difercncia de motivaciones en la base de sus respectivas la madre, en tanto existencia ya desarrollada, eventual
condenas al aborto, cntendid¿r por una como potencial lcsión fuente de ulterior vida y pilar de la familia. Existían de todos
dc lc¡s derechos dcl padre y como peligro para la supcrviven- modos quicnes excluían la posibilidad incluso del aborto
cia numór'ica del irr'rperio, y por la otra como hon-ricidio terapóutico, no sólo porque después de la infusión el feto es un
cfectivo. scr humano quc debe ser defendido, sino porque no es seguro
que sacrifrcar a uno implicará la salvación dcl otro.
Para el derecho musulmán clásico, la magnitud del precio
El lsl,u,l establecido para resarcir el daño infligido por el aborto varía
según que el feto estuviera más o menos animado: después de
El islan-r ptrihíbc el ¿rborto cn tanto opcración quc pone frn a la animación se prevé el precio íntegro, como para el homici-
una vida. La únic¿r cxcepcirin es el caso en que la práctica se dio de un adulto. También se tiene en cuenta si el feto se
vuelva nccesat'ia pnra salvar a la madre. hallaba vivo o muerto en el seno matcmo, previéndose para
Aun cn cste ámbito cultural se sostenía la idca del desarro- cl segundo caso el pago de una suma reducida.
llo del f'eto cn fascs sucesivas. Como fundamento, cntre otros, Más allá de algunas diferencias existcntes, es posible
sc encuenLra cl pasa.jc del Cr¡ratt 23,I2-I4) que ordena cIr afirmar que todavía hoy la ley islámica permite el aborto
sicte ctapas la cvolución cnrbrionaria en el vientre matcrlro. antcs del cuarto mes en prcsencia de razones válidas y luego
"Creamos al hon.rbre con arcilla muy fitra, luego colocamos en los casos en que se vuelva neccsario para salvar a la madre.
una gcita de espcrma on un receptáculo seguro. Luego trans- Un tema recientemente debatido a causa de los estupros
fbrmanros la gota dc csperma cn un coágulo de sangre, y el étnicos vcrificados en Bosnia y Kosovo ha sido el del aborto
coá¡Julo de sar-rgle lo transftrrmamos en una nlasa blanda, y como consecuencia de violencia sexual. En muchas partes se
la masa blanda l¿r tr¿rn-*fbrmamos en hueso, y vestimos cl han producido expresiones en favor dc abortos cn ese sentido.
hueso con c¿lrne y proclucinros una nueva creación", donde la En cuanto a la legislaciór-r positiva, en la tradición sunita
cxpresiírn "una crc¿rciíltl nueva" habitualmcnte ha sido cn- basta con citar cl caso de Arabia Saudita, donde el aborto
11
está prohibido, excepto si es efectuado para salvar la vida de
la mujer. En los primeros cuatro meses se puede recurrir a la
práctica, cuando existalacerlezade que proseguir con la gra-
videz causará graves daños a la salud de la madre. En lo que
concierne a la tradición chiíta, en Irán el código penal de 1982
(actualizado luego en 1990) preveía una rica casuística a
propósito del pago de la suma de dinero que se debe efectuar
a la persona que ha experimentado el daño. Por ejemplo, por
el aborto de un "coágulo de sangre", la cifra es de cuarenta
denarios, por el aborto de un feto animado se pagará la
suma de 1000, si es varón, y de 500, si es mujer. De todos
modos, la mujer no puede decidir autónomamente sin el
acuerdo del padre o del marido, como surge también de un
episodio del film Il cerchio, de Jafar Panahi.
L
DESCUBRIMIENTOS CIENTÍFIC OS
Y DIMENSTÓN POT,ÍTICA
DE I,A NATALIDAI)

¿+o
ENrnn Los sIGLos x\rII y x\¡rrr:
LA GILA,VIDEZ co}Io RELACIÓN I'NTRI' I,A GDSTANTE Y EL FETO

Los descubrimientos científircos realizados entre los siglos


xvII y xvtlr permitieron plantear sobre nuevas bases la re-
flexión en torno a la gravidez y al aborto. En particular
gracias a los descubrimientos en el campo de la fecundación
y del dcsarrollo embrionario, el feto ahora es considerado
como una entidad autónoma, se rcdefine la función de la
mujer y de la gestante, cambia el significado de la gravidez y,
en ciertos aspectos, el del parto: después de casi dieciocho
siglos, todo el marco del proceso generativo da un vuelco
total. Estos nucvos principios llevarán a una rcvisión de la
problemática en su conjunto, la que ocurrirá -es importante
tenerlo presente desde ahora- tanto en la Iglesia (que defini-
rá sus posicioncs a la luz de las indicaciones científicas) como
en el Estado.
Resulta radical el cambio de época quc cumple la ciencia.
Si de hecho hasta el siglo xv la frlosofía y la teología habían
proporcionado instrumentos y modclos para interpretar la
naturalcza, ahora la clave para lcer y clasificar lo real es el
dato concreto y su atento análisis. Por otra parte, cl siglo xvrr
trae consigo las innovaciones tecnológicas ncccsarias para
un desarrollo que se obscrva, en particular, en los progresos
dc los estudios anatómicos, con la invención y el cmpleo del
microscopio.
En rcalidad, la importancia de la anatomía ya se había
vcrificado en el siglo anterior (la tradición quiere que a
mediados del siglo xvr Jean Fcrnet sostuviera que la anato-
49
mía es indispcnsable para la medicina, como la geografía lo la nutrición prodigada al semen masculino, siempre se hrrlrr;r
cs para Ia historia). En la primera mitad dcl siglo xvt, Andrea creído en la teoría seminalista, según la cual las semillas rlt,l
Vesalio demostró la utilidad del dibujo como instrumento de hombre fermentaban en el útero. Si bien algunos escriLor.r's
investigación y enseñanza elt esta ciencia. Su 1)e lu¿nmtti hipocráticos y Galeno hablaban del aporte femerrino ¿r l;r
corporis fabrica, de L542, constituyó la primera gcnuilra formación del feto también en términos de semilla (si bicn cor r
ruptura con la rcpresentación medieval del cuerpo humano, un componente "más débil"), la visión convencional contint¡ri
la que resultaba muy sumaria y a menudo equivocada. Fue, consideraltdo a la muje r conto receptora pasiva, y la conct'¡l
además, un decidido partidario de la obscrvación directa de ción fue entendida como resultado del calentamiento, cn <,1
cadáveres como fuente primaria para conocer cl fulrciona- vientre femenino, de semillas producidas por el cerebr<¡ .v
nriento dei organismo. La Iglesia católica, contrariamcnte a derramadas por los genitales masculinos. La imagen cr:r,
una difundida opinión, no sólo no obstaculizó Ia investigación pues, la muy doméstica de la fermentación, siendo el útcr.o
anatómica, sino que favoreció su desarrollo al autorizar su mero receptáculo de algo dispensado desde afuera.
enscñanza, quc en la primera parte del siglo xvt solamente En el siglo xvrr comenzó a formularse la hipótesis prefirr-
había sido tolcrada. Bn una bula de Sixto IV de 1472, ésta f ue macionista, según la cual en el embrión ya se encuentr¿r¡r
defrnida como una disciplina "útil para la práctica médica y presentes, desde la fecundaciótr, todas las partes del scr
artística". humano. No más miembros y órganos que se forman uno tr¿rs
Por otro lado, el microscopio óptico, inventado cn Hc¡landa otro, sino ull proceso de fecundación completo, mediante cl
alrededor de 1590 por obra de Zacharias Janssen y luego cual durante nueve meses ocurriría "simplemente" el dcs-
perfeccionado en 1610 por Galilco, hizo posibles grandcs pliegue de lo que ya existía, con el crecimiento de formas y
novedades en el campo biológico. A comienzos dcl siglo x-x, estructuras preexistentes. Entonces, en vez de un feto enten-
Arturo Castigli<lni comentará que, con cl microscopio, cl siglo dido como entidad informe y potencial, había un embrión
x\¡ll proporcionó a la ciencia "la más preciosa de sus armas dc (primero) y un feto (después) vistos como crecimiento y
investigación y de batalla". El alcancc de la invención resultó dilatación de partes preformadas y pr.eexistcnte s.
de pronto muy claro, y en 1o que tiene que ver con nucstra Lo que permitió esta nueva visión fue cl dcscubrimiento de
hisloria es intercsante releer lo que escribe el ya citado la existc¡rcia de entidades preformadas en el cuerpo humano.
Cangiamila: "Los nodernos [...] cc¡n infinitas obscrvaciones La tesis, inicialmente sostcr-rida en 1625 con rcspecto a las
practicadas en cclncjos, ciervos y cuadrúpedos semcjantes, plantas por el médico veneciano Giuseppe degli Aromatari,
finalnrcnte en el siglo pasaclo etlcontraron lo que los atltiguos, un siglo después es extendida a los animales por Nils Steen-
por falta dcl microscopio y de instrumentos anatómicos, no sen, Jan Swammerdam y Rcinier de Graaf. Así, se comienza
pudicron saber, 1...J cs decir, gue todos los animalcs, incluido a hablar dc "testículos femeninos", entendidos como ovarios
ól hombre, son gcncrados a partir del hucvo quc cstá en cl capaces de producir periódicamente óvulos en los que se
ovario". encontraría el nuevo ser en miniatura. La teoría preforma-
Por largo ticrnpo sc había sostenido quc la formacion del cionista cncuentra, pues, en un primcr momenbo colocación
nuevo ser ocurría por epigénesis, lo que significa a través de física en la mujer (de donde la denominación dc ovismo), lo
1a progrcsiva formación dc las partes desde el momcnto cle la que no es poco relevante: en ella, y ya no nrás en el hombre,
fccundación. Esto es: partiendo de un "germcl1", el cmbrión se se encuerrtra contenido el poder generativo.
dcsarrollaría a travós de la sucesiva apariciótr de órgalros y Poco tiempo después ocurre una rectificación, cuando ur.t
tcjidos, formados er tLouo durante el desarrollo e mbriouaritl, comerciante holandés, Anthony von Leenr,venhoek, que em-
y no se podía imaginaf que ya estuvicran contellidos itl tluce pler¿[a ]a lente de aumento para exanrinar. Ia trama de las
en el propio huc','o. Se tr:ataba, entonccs, dc un proceso por telas, advirtió la presencia, en el espcrma de un hombre
crecimiento, que cotttemplaba cl agrcgado progrcsivci de afectado de gonorrea, de un gran nírnrero de "animalúncu-
sucesivas partcs. Al mismo tiempo, pese a que ya Bsquilo los", en los cuales vio el verdadero origcn del hombre. La
sostenía quc la contribución nraterna a la concepciótr era sólo teor'ía tuvo éxito y se fusionó co¡r la tcoría prcfot.n.racionista:
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en el esperma masculino, y no en los óvulos femeninos, se anomalía que pueda resultar peligrosa para la gestant.c,
encontraría el nuevo ser humano, compuesto desde el princi- aunque estó lejano aún el final de la gravidez. El respcto dt:
pio en todas sus partes. Grande fue el entusiasmo de los la vida y, en particular, del cuerpo que sufre parece constituir
contemporáneos y fantasiosas sus descripciones : "vermículos cn esta fasc una importante referencia para la deontología
muy diminutos" entendidos como homúnculos con brazos y del médico e impresiona mucho la compasión por el dolor
piernas que nadaban y retozaban en el líquido espermático. fisico dc la gestante que trasuntan las páginas delos tratados
Desde un principio la comunidad científica se mostró por lo de la época. En los textos obstétricos, la condcna al aborto,
menos renuente a acogcr los nuevos descubrimientos, ya que prcsentada como neccsidad de defender un principio moral,
se continuaba viendo a los espermatozoides como parásitos deja traslurir la preocupación del médico por una práctica
de la esperma. altamente letal para la mujer. En casos de pelvis demasiado
Si bien las teorías preformacioncitas eran dos -la ovista, estrechas o dc madres que ya hubieran tenido partos difícilcs
para la que el feto ya se encontraba formado en el ovario, y la y ricsgosos, se menciona expresamente ta tégitimidad del
animalculista, que veía a los espermatozoides como pequeños aborto terapéutico. Se indican no sólo los mcdios para evitar
homúnculos-, resulta importante el rasgo que en el fondo las la concepción, sino incluso aquellos que permiten intervenir.
homologa: el embrión primero y el feto después están forma- una vez que ha ocurrido.
dos desde el comienzo, de modo que su desarrollo es un mero Por lo dcmás, ya se habían mejorado e introducido nuevas
ejercitarse de algo ya existente .El lnmunculus en el vientre prácticas relativas al parto, como por ejemplo la técnica de
materno ya tiene en sí, como escribe Cangiamila, "todas las "dar vuelta" al f'cto, mediante la cual cuando se colocaba a lo
partes del cuerpo humano, aunque pequeñas". Con el descu- ancho u oblicuamente era recolocado de modo de permitir su
brimiento del biólogo alemán Kaspar Wolf a mediados del nacimiento normal. Esto sucedió sobre todo graciás al aporte
siglo xvttt y, sobre todo, con los trabajos de Pierre-Louis dc cirujanos franceses, entre ellos (en pléno siglo xvr) el
N{oreau de Maupertuis, la teoría epigenética recibe nuevo célebre Ambroise Paré, considerado como uno de loi fundado-
impulso, pero recién será con los estudios del siglo xlx sobre rcs dc la ntodcrna cirugía y conocido por sus innovaciones
la célula que el conflicto encontrará solución, en la versión de justamcnte en el campo de la obstetricia, quicn trabajó al
la epigénesis que evidencia el aporte del componente genéti- servicio de unos cuatro r.eyes de Francia (Enrique II, Francis_
co en la evolución embrionaria. co II, Carlos IX y Enrique III). A este propósito resulta
Al mismo tiempo, también fueron muy importantes para el indispensable recordar que hasta la segunda mitad del siglo
desarrollo de la obstetricia los progresos en los campos xvll, módico y cirujano fueron figuras bicn distintas, po.
anatómico y quirúrgico, en temas referentes a deformidad de formación, status y obligaciones. El primcro, dc extraóción
la pelvis, posición del útero y del feto, y mecanismo del parto. noble o de la alta burguesía, es el intelcctual culto que conoce
Por ejemplo, fue célebre el obstetra del siglo xvtt Frangois los clásicos, cstudia filosofía y medicina cn la univcrsidad y
Mauriceau, quien estudió el movimiento del feto en varias desarrolla una actividad teórico-especulativa, el otro, en
posiciones, la circulación de la sangre cn el útero grávido, el cambio, es de cxtracción popular, se trata (como lo dicc el
proceso de formación de la leche, la pelvis femenina (demos- propio nombre) de alguien que trabaja con las manos, es el
trando entre otras cosas que la amplitud dc la misma permitc ilctrado que aprende el oficio observando e imitando v su
cl parto sin ensanchamiento óseo), y logró incluso resolver el figura no sicnpre es distinguible dc la del barbero.
problema del cordón umbilical que se anuda al cuello del En el parto -durante siglos cuestión de mujeres-, la
neonato durante el nacimiento. Aparte de las indicaciones intervención masculina se inserta progresivamente a partir
prácticas, conro el consejo de extraer la cabeza del rteottato de casos difíciles o peligrosos, de donde seguirá la admisión
con ambas manos, N4auriccau, como otros, muestra una de cirujanos incluso cn las situaciones normales. Es célebre
creciente consideración por la mujer embarazada y por su el caso de_Luis XlV, quicn en 16G3 hizo intcrvetrir en un parto
tutela. Sostiene, por ejemplo, que el cirujano debc intervenir carcnte dc cornplicaciones al cirujano Jules Clémeni. En
de inmediato para provocar el parto apenas advicrta alguna Italia transcurrirá el tiempo antes de que esta praxis se
difunda; aún al comienzo del siglo xvlu la escena del parto tar aquello que es ordenado por los peritos médicos y rro
está animada por comadronas y parientes o amigos de la quieren entrometerse en profesión tan inconveniente par¿l su
puérpera. estado". Precisamente de esta época es una de las comadr.o-
El reemplazo no será, en efecto, repentino e imprevisto, nas más famosas conocidas por la historia, la francesa Louisc
sino que transcurrirán varios siglos antes de que el proceso se Bourgeois (1563-1636). Alumna de Paré, autora de un nr¿r-
complete. A favor de esta transición habría actuado, según nual para comadronas, muy buscada por la aristocraci¿r
Jacques Gélis, el rechazo a la muerte por causa del parto: la parisina, trabajó durante largo tiempo junto a María clc
voluntad de salvar a Ia madre y al hijo habría llcvado a Medici. Debc su notable fama al feliz parto mediante el quc
superar aquel sentido del pudor que prohibía al hombre la la reina dio a luz al futuro Luis XIII; la leyenda sostiene ouc
vista de las partes fcmeninas. el Delfín, que había nacido asfíctico, fue salvado por la
Muchas de estas instancias conflictivas entre sí compare- Bourgeois, quien le insufló unas ÉJotas de vino en la boca. Sin
cen en la escena dcscripta por Isabel Allende cn la novela embargo, ella misma no dejó de criticar a muchas de sus
La hija de la fortuno, ambientada en la primera parte del colegas, quienes a menudo se hacían cómplices de comporta-
siglo xx, y confirman la lentitud con la que los cambios f'ueron mientos impropios.
absorbidos en lo cotidiano. Todo esto va acompañado por otra innovación cultural: por
primera vez es "mostrado" el feto.
Ambos médicos concordaron, cada uno desde la perspectiva En realidad, ya Leonardo lo había representado con una
de su propia experiencia, que para Lin el parto sería la plueba exactitud casi desconcertante (para é1, el dibujo anatómico
de fuego. Ninguno de los dos estaba preparado en la materia, era un indispensable instrumento de investigación) al estu-
porque tanto Europa como China habían sido siempre campo diar los embriones dc los animales y también el feto humano.
de las comadronas, pero se propusieton estudiar. No conña- Ignorados por los anatomistas entre los siglos xvr y xvrr,
ban en la pericia de una desgarbada maritornes, puesto quc
muchos de sus descubrimicntos permanecieron sin eco. Disc-
asÍ juzgaban a las adeptas a tal profcsión. La habí¿rn visto
có muchos cadáveres, con la intención de escribir un tratado
trabajar con sus nlanos rcpugnantes, con sus hcchiceríns y
con los mótodos brutalcs para arrancar la criatura a la madre de anatomía quc, sin embargo, quedó sólo en proyecto. A
y decidieron evilarle a Lin tan fr.rnesta experiencia, La mu- mediados del siglo x\¡rrr, los anatomistas comenzaron a publi-
chacha no quería parir delante dc dos hombres, sotrre todr.r car tcxtos y atlas en lcls que se rcpresentaban embriones y
habida cuenta quc uno de ellos eraunfan guel' de ojos pálidos fetos. En 77 41, el anatomista turinós Giambattista Bianchi,
que ni siquiera hablaba la lengua de los seres humanos. Le convencido de Ia necesidad de las autopsias Dar.a conoccr
rogó al marido que bnscara a la comadrona del barrio, polque mejor' la naturalcza dc las cnfcrmcdadcs. publica el Dc
la n'rás elemental dcccnci¿r le impcdía mostrarse en irquclla naturoLi in ltum.ano corpore, uitiosa ntorbosaque generatione
posición a un demonio extranjero, pero Tao Chi'en, sienrprc Itistoria, quc contenía Llna minucio.sa dcscripción dcl desa-
dispucsto a secundarl¡i, csta vez se tnostró inflexible. l'inal-
mente sellaron un pacto: ól la atendcrí¿r personalmente,
rrollo fetal y de sus diversas patologras. El texto estaba
mientras Ebanizcr Hobbs permanccería en la habitación acompariado por numerosas ilustraciones, gracias a la previa
contigua para prestarlc apoyo verbal cn caso neccsario. recolección de embriones y fetos en las distintas fases de la
gravidez: cn efecto, Bianchi había montad<¡ en 171b un
El cambio de género en la asistencia del parto, por el cual auténtico "ntuseo de abortos", financiado por el duque de
aquel acontecimiento que había sido natural clurante siglos Saboya.
sc conve rtirá en una patcllogía sobrc la que había quc operar, Por obra del médico inglós William Hur-rter, en 177 4 apa-
también ocurrirá mcdiantc contextuales campar-tas difama- reció el plimergran atlas anatómico espccializad o,Atmtoitía
torias contra las comadronas. Por ejemplo, en 1603 escribe de los úterr¡s grduid.os, con treinta y cuatro grabados en cobre
Escipión Mcrcurio en su 1)e.g/r. errori popolari cl'Italia que los itt folio que rcprescntan cl útelo gr.ávido y su contenido en
partos "la mayoría de las vcces son cometidos por mujcres, las tamaño natural, de modo que el feto podía ser r.isto, y por lo
que demasiado presumen de medicirla 1...l.Aprenden a ejccu- tanto pcnsado, cclmo una criatura elt miniatura desde la
D4
concepción. Lo que antes era visible y cognoscible sólo indi- te- el sentido, los sujetos involucrados y la percepción soci;r l,
rectamente desde afuera, percibido como cambio y metamor- influyendo de manera diversa incluso en la opción abortiv:r
fosis (aunquc fuera temporaria) del cuerpo femenino, por La visión vuelve objetiva la relación entre mujer y el feto (.yrr
primera'o"i t" vuelve visible y autónomo desde los primeros que esto es mediado por otros). El conocimiento del dcs:r-
meses de vida. rrollo fetal concurre, pues, de manera dcterminante ¿r l;r
Se trata de un vuelco fundamental, aunque no tardarían percepción del feto como entidad autónoma. tJna entid¡rrl
en mostrarse sus efectos contradictorios. En el transcurso de niás allá de la madre, que existe en sí desde cuando cs
los tres siglos siguientes, el interior del cucrpo de la-mujer concebida y ya no desde cuando se separa del cuerpo femcn i-
será progiesivamerrte invadido por agentes externos' Prime- no. Ahora no es la rclación con la madre la que lo define, sintr
ro, las *u.tos del obstetra, luego el estetoscopio (el instru- su propia existencia.
mánto con el que "se mira dentro dcl pecho", inventado por el En suma, cambian entonces las modalidades de la perccp-
médico francés René-Théophile Laénne en 1815; pocos años ción de la gravidez. La madre que advierte el primer movi-
después será auscultado por primera vez el latido cardíaco miento del feto deja de ser la voz oficial al respecto (aqucl
tetall. Siguen luego los rayos X, descubiertos a fines del siglo hecho que era tan íntimo, personal, doméstico y privado, pcro
xIX por Wlth"t* ñonrad von Roentgen, profesor de física de al mismo tiempo oficial, pierde validez externa conservando
la Úniversidad de Würzburg, quien los llamó así para scñalar sólo el valor emotivo que mantiene hoy). En su lugar sc
que aún se ignoraba su verdadera naturaleza' Este descubri- convierte enjuez el "hecho" científico y objetivo de constatar
miento fue, en verdad, revolucionario, al permitir que el desde afuera el anidamiento del óvulo fecundado: la autori-
cuerpo humano se volviera "transparelte" y pudiera verse.en dad en la materia ya no es la mujer, sino la ciencia. Con el
su interior sin abrirlo. Lehman, presidente de la asociación correr del tiempo, nadie -ni siquiera Ia mujer- pensará en
físico-médica de Würzburg, recuerda así la atmósfera creada confiar en aquella íntima percepción femenina. En un cierto
en enero cle 1896, luego de que Roentgcn leyera su relación sentido, la futura madre se vuelve pública incluso ante sí
sobre Ur¿ nueuo tipo de rayo's, el mismo día que cn París los misma, ya que para "saberse" encinta tiene necesidad de una
hermanos Lumiéie proyectaban en la pantalla por primera intervención externa que le diga sobre sí misma y sobre su
vez imágenes animadas: estado.
lJna vez que se ha determinado científicamente que el feto
il Reunidos en torno a nuestros vasos de cerveza' los más cs una entidad viviente que descansa en el vientre materno,
entusiasLas se enLrcgaron a toda clasc de osadas suposic.io- se crean los presupuestos para la visión de la gravidez en
nes: pero por más que imagináranlos y f'ant¿rseáramos,-las términos relacionales entre dos sujetos autónomos. Seamos
nr¿is cxtravagantes óxpectatlvas fucron, lucgo, considerable- claros: de todos modos, la gravidez sigue siendo una relación
mente inferiores a los ñechos; porque no un método, sino toda sui generis, única e incomparable con cualquier otra. El feto
un¿r cicncia se desarrolló a partir dcl descubrimiento del vive en el cuerpo y, sobre todo, en virtud del cuerpo de la
Maestro, una cicncia que tiene sus raiccs en la quÍmica, en
la física, en la biología, en la mcdicina, que sin'e como mujer, del que depende en todo y para todo, recibiendo
nrcdio de diagnóstico, que sirl'e como mcclio de curación' alimento y oxígeno a través del cordón umbilical y de hecho
que restrlta de suma importancia teórica y práctica' sólo después que el neonato ha cumplido el primer acto
respiratorio, el corte del cordón lo vuelve un sujeto autónomo.
Finalmente, en los arios sesenta del siglo x-x se llegó al A propósito, una curiosidad: algunos pueblos de América
aparato ecográfico, cuya difusión clínica, sin embargo, es meridional consideran que el cordón umbilical es la morada
rcciente, ya que fucron necesarios casi trcinta años para quc del alma, por lo que lo conservan a los efectos de que, después
la aplicación dcl ultrasonido se convirtiese err algo de uso de la muerte, el alma esté en condiciones de encontrar su
corriente. morada, donde poder volver al seno materno y renacer por lo
Bl pasajc de una gravidez como hecho iuter¡ro de la mujer tanto a una nueva vida.
u or-tn gtuuiclez objetivamente vista cambia -como es evidcn- Entre los numerosos efectos de Ia nueva visión de la
DO
gravidez se encuelltra el hecho de que la propia mujer Pero Sixto V veía las cosas cle manera diferente. siemor.r,
éncuentra -en ciertos aspectos- una nueva identidad: ya no según la línea del concilio de Elvira: el aborto era un p".il,1,,
es más la copia defcctuosa del varón, sino un sujeto fünda- que se agregaba al de fornicación, agravando la fechoría,.y lrr
mental con una función propia en la visión política. culpa que la práctica tendía a ocultar era cualquier cosil
menos un atenuante. Así, en el transcurso de una campalilr
conducida por él contra la prostitución en Roma, el ág dt,
Les cotsncuENcIAS DE Los DItscUIIRINIIENTOS clltNTÍF I('os octubre de 1588 cl pontífice emitió la bula Efft-aenatam: lt
EN LA REI.'LEXION TEOLOGICA excomunión es para todos los que provoquen un aborto, sin
distinguir cntre feto animado, no animado, fbrmado o r.r<l

En el fondo, Bartolo tcnía razón. Los descubrimientos cientí- fbrmado, mientras que la confesión y la absolución quedan
ficos no podían dejar de tener repercusiones en el modo en reservadas al papa. El cambio es impor.tante porque qucda
que la Iglesia vcnía afrontando temas tales como la concep- cancelada la distinción sobre la base de la formación del feto.
ción, cl parto y el aborto. Piénsese solamente en cl impacto En el texto sc rccuer.da la gravedad del delito de aborto, quc
sobre el problema concerniente al momento de la animacióIr- además de los daños temporales para la familia, la Iglesia y
Desde que existe la certeza de que el embrión presenta sus la sociedad, implica, además, cl gravísimo daño espiritual dc
componentes desde el comienzo, toda disquisición acerca de la pérdida de Ia beatitud celeste de los abortistas. Son,
la infusión del alma -sca cual fuere la manera de ver la entonces, aplicadas las penas habitualmente dispuestas para
cuestión- pierde significado. casos de homicidio voluntario, en particular la excomunión y
Una primera reforma restrictiva con respecto al aborto fue la irrcgular"idad, la pérdida para los clérigos de todo privilc-
obra de Sixto V (1585-1590) y trasunta no tanto una marcada gio, cargo, dignidad y beneficio eclesiástico, pero no su desti-
cautela ante el embrión, sino que más bien resulta indicativa tuciórr, degradación y traslado al brazo secular para quc
de la vieja divergencia de juicio (nunca apaciguada) entre los infligrera las pcnas rcservadas a los asesinos. Estas penas
antiguos concilios de Elvira y Ancira. Si bicn el carlon medie- eran extensiblcs a todos los que de algún modo hubieran
val Si alicluis fue considerado derecho canónico por otros participado en cl aborto, en el caso de que se hubiese tratado
trescientos años, la sacristía teservada a los confcsionarios en de una participación con plena conciencia y siempre que el
tiempos de Gregorio XIII ( 1572-1585) no consideraba homici- aborto realmentc sc hubiera verificado. Finalmente, al no
dio la muerte de un embrión que tuviese mellos de cuarenta tcncr importancia el estaclio de la gravidez a los fines de la
días. Por lo demás, aun en los casos en que voluntariamente aplicaciíln de la disciplina, tampoco se culpabiliza el aborto
fuera destruido más allá de esc lapso, resultaban menores las causado por ncgligencia o por mala praxis.
dificultades para acordar evcntuales dispensas respecto a lo PerolaElliaenatunt no fue un éxito. Apar.te de las dificul-
que sucedía en el caso dcl asesinato de un adulto. Esta tadcs adnrinistrativas debidas al haber róservado la absolu,
tendencia no remitía al hccho de que el feto fuese visto como ción dc la excontunión a la Santa Sede, la bula chocaba contra
subhumano, sino más bierl a la influencia del canon mcdicval la rutina de la sacristía reservada a los confesionarios y con
Sicut exy alacerLeza de quc (a dif'erencia del honiicidio de un la n.ra-yor parte de la cspeculación dc canónicos y teillogos. Por
aclulto) el embrión raramente era agredido en casos de odio lo demás, perrecía excesiva incluso a la luz de Ios conocimien-
por odio. De hecho, los casos de aborto tcnían que ver casi tos científicos de su tiempo. Así, en 1591, Gregorio XIV
siempre con mujercs que habían concebido durante actos de rcgrcsó a Ia legislación antcrior, reformando la disciplina
adulterio, o de todos modos en ocasión de relacioncs ilícitas, y sixtina, excepto en materia dc fcto animado.
quc dcstruían al feto para def'ender su rcputación (con los Con Inocencio XI, un Éírupo de teólogos reunidos en Lovai-
hombres que las alcntaban a haccrlo para salvar, al mismo na encamina el intento de canalizar el "laxismo" que había
ticmpo, la de ellos), todo esto en un contcxto en el que -conlo inrpregnado la teología moral. Despuós que la cornisión teo-
ya cn el tiempo del concilio de Ancira- la def'ensa de la lógica y cardentrlicia hubo examinado un centenar de propo-
reputación era considerado como f'actor atenuante. siciones tornad¿rs de varios tratados tcológicos, cl Santo

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Oficio dictó (el 2 de marzo de 1679) la condena formal de 65 movimiento del feto quien rcvelara su presencia). Vicevcr.srr,
proposiciones ("escandalosas y peligrosas en la práctica"), una correcta visión tomista preveía quc había un alrrli
entre ellas la34'y la 35" en materia de aborto. Según una de individual humana desde el comienzo ie la existe".i; ;i;.i
ellas, era legítimo realizar el aborto antes de la animación del feto, quc el alma racional era,,infundida en el primermom(,lr-
feto, de modo de evitar que una muchacha encinta pudiese de.la con_cepción". La tesis fue bien acogida (en 1644,
ser muerta o difamada, mientras que sobre la base de la otra
Lo
zacchia recibió de Inocencio X el título de piotomedico ri.,i
el aborto no era considerado como homicidio, porque, hasta E;tadg pontificio) pero, no obstante esto, lá teoría no tu,r,,
que permancce en el útero, el feto no tiene alma racional, etecto rnmediato cn los teólogos que se ocupaban del aborto.
comenzando a tenerla sólo en el momcnto del nacimiento. Se El propio zacchia, al responder uiu" observaciones inicialcs.
trata de un pasaje extrcmadamente importante, porque con rec-onoció que la opinión más "modcrada" de los canonistirs
él se eliminan dos de las excepciones que la Iglesia admitía en pod.ia s-er adoptada como castigo para el caso de aborto
materia de aborto, es decir, el intento de salvaguardar el realizado antes del cuadragésimJdiá, mientras que un,,grarr
honor y la consideración de Ia animación sucesiva. Casi de daño" se producía .a"ó de muerie de un embrión'm¿ls
inmediato, el 4 de marzo de 1679, con la bula pontificia de Ino- desarrollado. ".r
cencio XI, la Iglesia de Roma afirma que el feto es persona La posición no era, pues, mayoritaria. Alfonso de Liguori
desde su comienzo. El aborto sólo es admisible cuando la vida ( 1696-1 787), el moralista
más importante del sigto xviu 1q",rlc,_,
de la madre se encuentre en peligro y no existan esperanzas d" siglo convirtió en santo / doctor ic la
razonables para la supervivencia del nuevo ser. 9". -."1o. !l se
lglesra), en su Theologia morali.s (al aporta. algrrnas distin_
El debate, que continúa siendo encendido, poco a poco se va ciones. a las que luego, en siglos srrc".io,os, se remitió el ma_
enriqueciendo. grsterlo)- soste¡ía que algunos dicen ,.malamente"
En el siglo xvrr, por ejemplo, comienza a difundirse una
que cl
alma es infundida durante la concepción. En cambio, Lstaba
corriente de pensamiento atribuible a médicos expertos en bien seguir basándose en ra traducción del Exoctó de los
filosofía, corriente paralela y distinta respecto de la autori- setenta, manteniendo ra distinción entre feto¿rn ¡Áil"iir"ll
dad papal, si bien en ciertos aspectos confluyente por sus inanimatus. Afirmaba, además, que sólo la intcrrupción de la
resultados. Aun sin tener efecto y resonancia inmediatos, en gravidez hecha malitiose o de mala fe era condenubl", mien_
.,l!
el largo plazo asume un significado importante por su visión tras que la interrupción podía realizarse en casos graves, en
i;1
en materia de aborto. El título del primer trabajo, exprcsión suma, para salvar a la madre (en efecto, en él existíá, más que
de esta nueva línea de pensamiento, resume bien su conteni- en otros teólogos, la preocupación por tantas mujeres ur.i.r_
do, Un líbro sulla fbrntazione del feto nel quale si ntostra che tas que morían sin remedio). A su juicio, tambiénll aborto dc
l'anima razionale é infttsa il terzo giorno, escrito en 1620 por un feto inanimado implica, al nivei de laintencionalidad, algo
Thomas Fienus. que lo acerca al homicidio, ya que si bien no elimina
El año siguiente fue el turno de un tratado del médico ""u "iáo
humana en acción, impide á todos los efcctos su surgimiento,
romano Paolo Zacchia, Quae stione s med ico -leg ales, centrado puesto que el embrión no es-, por cierto, una parte de ia
madre,
en torno a los aspectos médicos del derecho canónico y civil. sino un "esbozo" de individuo humano.
En é1, el autor (además de afirmar que mientras la gravidez
_ -9oTo emergcnte de la situación, se había caldeado la
significara un riesgo era "no sólo lícito, sino también justo delicada discusión en torno al aborto ierapéutico, practicado
provocar el aborto para salvar la vida de la madre") ponía en para salvar la vida de la madre. una intbresante interven-
tela de juicio la principal interpretación de Aristírteles, que ción en el tcma se remonta a comienzos del siglo or,,
veía al feto progresar desde la animación vegetal a la animal, el dominico Giovanni da Napoli afirmó que, én caso "rru.ráo
de fcto
hasta alcanzar la animación racional: una "metamorfosis del animado, un doctor puede abstenerse dé dar una medicina
alma" tachada como "cosa imaginaria" (de hecho no existían para causar un aborto con el ,,preservar
pruebas de que el alma racional füese instilada después de frl d"
encinta", recu.riendo a las palabras
a una mujcr
de Salomón: ,,si ,r.ro"r,o
cuarenta días, ni estaba probada la idea de que fuera el puede ayudar a uno sin dañar al otro, es mejor ov"áu. u
"o
60
61
ninguno". En cambio, en ausencia de animación, el médico la-legitimidad del ces-áreo post morten?, para garantizar lrr
"debe dar aquella medicina porque, si bien la misma impedirá salvación- espiritual del feto, desde el momento en quc
la animación del feto, no será la causa dc la muerte de r,l
Concilio de Trento había previsto la privación de la.uputt,,r:,,
alguien" (la tesis luego fue retomada por Martín de Azpilcue- en tierra consagrada para quien hutiese muerto sin
ta, o doctor Navarro, gran canonista del siglo xvt, así como bautis-
mo. Con este fin se inventó un instrumento, que hoy puedt,
consejero de tres papas y de la Sacra Penitenzieria en cues-
excesivo, para insertar en el cuerpo dé la muie. cou
tiones morales). 1,u."":1
el cual L¡autizar al feto. La nueva claridad científica ';redefi-
El tema también sería retomado por el jesuita Tomás nió" además ellazo entrc el médico y el sacerdote (rec,re
Sánchez (1550-1610). Clara era la distinción entre feto sin y rác.,,
que hasta que los médicos no entraron a la escena
con alma. En efecto, en el primer caso, el fruto de la concep- d;l;;;,
los religiosos eran los únicos hombres que se relacionaban
ción no era aún un ser humano, de modo que si fuese un con este contexto realmente femenino). Si bien al primero
peligro para la madre, viniendo el feto a ser un peligroso lc
corresponde el conocimiento técnico en torno a óuestiones
egresor, el aborto podía ser practicado. También estaba inherentes al nacimiento, se trata de un conocimiento q"u
comprcndido dentro de la hipótcsis el caso de una muchacha encuentra inserto un_:.1. contexto religioso. DlagnOsiico-y
*"
que hubiese concebido durante una relación no admitida, por terapia son de hecho válidos y aplicables en la medld^;; q";
lo que sus padres probablemente la habrían matado de habcr no contrasten con las indicaciones morales, ya que, .o_ó
descubierto que sc encontraba encinta. En cambio, en el caso ln
corroboran los teólogos, religión y ciencia'á"bÉ" ái"bg;;.
dcl feto animado estaba absolutamente prohibido cualquier Otro cambio extremadamenté intéresante tiene quelr"r".on
intervención abortiva directa, primariamente ol'ientada a el$cqryIazamiento y la ampliación del concepto a",¡".uao,;".,
matar al feto. En cambio, se consentía recurrir a mcdios relaclon con la gravidez. En efecto, se convilrte *r, tul todo
indirectos (como, por ejemplo, abrir las venas), cuyo firn que pueda causar cualquier daño a la salud del feto,
lo
primario era el de salvar a la madre y que sólo como efecto moverse con exceso, trabajar, bailar o experimentar
como
secundario mataban al feto. emocio_
nes fuertes.
De manera análoga, cl tcólogo de origen italiano Teofilo
Raynaud, en los casos en que la vida dc la madre sc encontra-
se en peligro, hablaba del feto comparándolo con el caso del
Rsvol-uclóN Fn¿.Nc¡sa y Esr¿.oos NACToNALES:
agresor loco que, sin culpa propia cn tanto loco, amcnaza la NUEVAS DEFINICIONES Y NUEVOS PROTAGONISTAS DEL
vida de los demás. Adcmás, considcraba legítimo a veccs cl ABORTO
aborto practicado en los casos en que existiese un serio daño Los mismos descubrimientos científicos que implicaron
para la reputación de la mujer. El problema era rcsuclto de la
modifrcación de los tórminos de la reflexión ieológica también
nanera completamcntc dif'ercnte cn cl ámbito islámico, con encontraron eco en_la legislación civil, aunquc en plazos
la teoría dcl así llamado feto durni,enle, según la cual la menos inmediatos. Esto se debió a varias razones.
gravidez iba más allá de los nueve meses, extcndiéndose
durante un pcríodo de cntre 5 y 7 años. Esta tcsis, de cuya -losA¡te todo, hasta la divisoria-que significó la Revolución,
distintos-lcgislado.es no habian eráborado .orr.t..r..ió.,
falta de cientificidad se tenía plcna conciencia, cstabajusti- autónoma alguna cn materia de aborto, limitándose
ficada por su función dc tutela a la madre y al niño, ya que cl en lo
sustancial a seguir el planteo tradicional deflnido p";l;;
adulterio y el status de bastardo implicaban durísimas con- indicacionesreligiosas. La condena general fr".l"
denas. Al mismo escantoteo se. recurrc en la actualidad en tica se articulaba, por tanto, en p"rrai diferenciadu.".t! f.a._
algunas zonas del norte de Africa, dondc el problcma a ,"gú., ."
hubiese verificado o no la animación, con referencia"a los
menudo se halla ligado a la cmigración. cua'enta días aristotélicos. Las disposicioncs eran más leves
iVluchas otras fueron las implicaciones de los descubri- en los casos donde el f'eto estuvieia inanimado, mientras
mientos científicos en las posicioncs de la Iglesia acerca de los que en el caso contrario estaba prevista directamente
temas dcl nacimiento y el aborto. Se consolidó, por ejenrplo, la pena
de muerte. Así ocurría, de dolo, con la Corrri¡.\ii'¡i
"r-t "u"o
62
63
Carolina de 1532 -en vigor hasta el siglo xvIII-, en la que se militar que, al basarse cad,a vez más en la fuerza de una
encontraban ulteriores diferenciacioncs entre delito cometi- infantería bien adiestrada, llevan primero a Gustavo Adolfo
do por la mujer o por un tercero, y en relación con las de Suecia y a Federico II de Prusia, luego, a reemplazar los
modalidades de su ejecución (recurso a la violencia, fármacos ejércitos mercenarios con tropas regulares y estables, lo que
o medios externos). Las distintas legislaciones preveían, constituirá un modelo para los sucesivos desarrollos por lo
además, atenuantes sobre la base de las motivaciones del menos hasta la Primera Guerra Mundial. No obstante el
aborto o en los casos en que se recurriera al mismo para salvar esfuerzo de los estudiosos de la demografía histórica (cuyo
la vida de la madre, tomando también del ámbito religioso la nacimiento como disciplina científica se remonta a las Obser-
distinción entre aborto directo y aborto indirecto. uations on the BiIIs of Mortality publicado en 1662 por John
Esta homogeneidad de planteos estaba bien descripta en Graunt), las sucesivas oleadas demográficas siempre son
la tripartición alegórica presentada por Dante en la poesía documentadas de manera por lo menos genérica. Sin cmbar-
Tre donne intorno al cor mi son uenute. Según la interpreta- go, sabemos con certeza que en Francia el índice demográfico
ción comúnmente aceptada, que se remonta al hijo Pedro, la comenzó a disminuir en el siglo xrx, prccediendo en cincuenta
primera mujer es el derecho natural, la segunda el derecho de años un fenómeno que luego caracterizará a los demás países
gentes o humano, que nace del divino, la tercera el derecho europeos, disminución que cl país verá como una de las
positivo, especificación tanto de Ia norma moral como de la causas de la derrota en la guerra franco-prusiana de 1820.
natural. La homogeneidad declina con la reforma protestan- Puede suscitar cierta ironía el hecho de que, mientras Tho-
te. Basta con mencionar que el gran jurista holandés Grocio mas Malthus publica la primera edición delEnsayo sobre los
había echado las bases del jusnaturalismo en Ia primera principíos de Ia población (I798), que sólo un siglo y medio
mitad del siglo xt'tt, precisamente porque ya no podía invocar más tarde será tenido en cuenta en sus implicaciones de
unívocas referencias teológicas en contextos lacerados por política económica, con la Revolución Francesa, y con la
conflictos religiosos, mientras que los nuevos Estados euro- propaganda que la precede,la acompaña y la sigue, comienza
peos basaban cada vcz más la autoridad real en un derecho a ser ideologtzada la cantidad de habitantes como factor de
legitimante, si bien en el fondo resultaba legitin'rada por sí poder. Así, ya en el siglo xvrr, el médico Bernardino Ramazzi-
misma. ni escribe que el número de habitantes es lo que "hace más
En segundo lugar, guerras, pestes y descubrimientos seguro y fuerte al país". Poco dcspués le harán eco los
geográficos determinarán una serie de cambios de orden Filósofos, cuando afirmen que "Ltn Etdt n'est fort que du
demográfico en absoluto neutrales. Según el economista nombre de ses sujets" lun Estado sólo es fuerte por la cantidad
Colin Clark, recién en el siglo xvt la población europca estuvo de sus súbditosJ, hasta llegar a Moheau, quien en susRecl¿er-
en condiciones de recuperar las pérdidas producidas por las ches et cottsiderations sur la population de la tr-rance (7778)
guerras y las pestes del siglo anterior, entre ellas la triste- observa que el hombre "es el más precioso tesoro de un
mente famosa peste negra. Si bien desde el siglo xvl en soberano [...], representa el principio de la riqueza nacional".
adelantc se verificó un aumento en el desarrollo de la pobla- El jacobino Giuseppe Compagnoli, titular de la primera
ción, no obstante se estima que Alemania perdió entre el 20 cátedra de Derecho Constitucional en Europa, llegará direc-
y el 40Vo de su población en la guerra de los Treinta años tamente a auspiciar la poligamia en clave demográfico-
(1618-1648) y algo parecido, aunque en escala más reducida, patriótica como medio para dar más hijos a la República.
ocurrió en Italia, siempre a causa de las guerras, y en España, En consecuencia, por el bien del Estado, por primera vez le
en virtud de la emigración hacia América. Contextualmente, es requerido al orden político esforzarse de manera estruc-
en Francia se verifrcó un repunte demográfico, al que le tural en favor del aumento de los ciudadanos, que son consi-
seguirá una disminución por los acontecimientos que acom- derados como trabajadores, contribuyentes y soldados. El
pañaron y sucedieron a la Revolución francesa. filósofo, novelista y ensayista francés Diderot escribirá quc
Demografía y política encontraron luego un inesperado "un Estado cs tanto más poderoso cuanto más poblado se
punto de encucntro en los nuevos modelos de organización encuentre [...j, y cuanto más numerosos sean los brazos
o¿+ 65
empleados en el trabajo y en la defensa". Por lo demás, ya un entreoikosy agord.,se convierta ahora en una distinción -t¡uc
siglo antes, el gran estadista y economista Jean-Baptiste a lo sumo refuerza la desigualdad- racionalizada y sancioir,r-
Colbert lamentaba que curas y monjas "no solamente evitan da por la ley. El Estado tiene necesidad de Ia madre y lrr
el trabajo [...], sino que directamente privan al Estado de estrategia política presenta explícitamente esta necesidarl
todos aquellos hijos que habrían podido engendrar para ser como la única posible y auténtica misión femenina. A partir
empleados en funciones útiles y necesarias". de Rousseau, el inescindible binomio verá a la maternidad
En la nueva ideología de la fecundidad masculina y feme- pintada en términos de dicha y dolor, algo que implica .y
nina (para la cual el hombre prolífico es un héroe, puesto que requiere el sufrimiento y el sacrificio de la mujer, que constitu-
enriquece a la nación, mientras que el impotente es un ser ye al mismo tiempo el único camino de felicidad y de satisfac-
despreciable porque no contribuye al aumento numérico de la ción que la naturalezayla sociedad le ofrecen. Figura necc-
ciudadanía), todo niño y, antes aún, todo feto es una potencial sariamente destinada al heroísmo, la madre debe estar dis-
fuente de riqueza y de poder que, bien atendido, procurará puesta a renunciar a todo y a sacrificarse incluso a sí misma
beneficio al Estado. Todo nacimiento se convierte así en un a los efectos de que el hijo nazca y crezca. El equilibro es
acontecimiento políticamente relevante, cada vida es un bien perfecto en el subrayado de aspectos atractivos y pósitivos dc
precioso y la tutela de la salud del individuo, un interés la maternidad, y la manifestación del trabajo y la abnegación
público. Por lo tanto, los descubrimientos científicos son que necesariamente implica. Es el muy dulce fardo del quc
recibidos con entusiasmo por la perspectiva que ofrecen en todos hablan. La maternidad es la vocación femenina que co-
este campo. Los datos sobre la mortalidad intrauterina, peri- mienza con la concepción de la nueva vida, continúa durante
natal y puerperal se convierten casi en dramas nacionales y la nueve meses, atraviesa el nacimiento, sigue al hijo durantc
atención se concentra sobre la mala gestión de la gravidez y su crecimiento, educándolo para que sea un buen ciudadano.
del parto. "¡Cuántas fértiles ciudadanas y cuántas buenas Los deberes inherentes a la misión materna empiezan pron-
madres son muertas anualmente, y cuántos inocentes niños to; ya en las primeras fases le serán requeridos a la mujer
son privados de la vida todos los años antes de haber nacido!", precisos comportamientos (como seguir un régimen alimen-
escribe el ya citado Johann Peter Frank, una de las persona- tario adaptado a su estado, respetar precisas indicaciones
lidades más signif,rcativas del Iluminismo europeo y uno de los higiénicas y sanitarias, y así sucesivamente). Por lo demás,
mayores teóricos de la policía médica. "Los jefes de tpda entre las diversas modalidades con las que el ordenamiento
república son los responsables", continúa, "si deliberadamen- estatal interviene para redefinir y volvór a plasmar la fun-
te descuidan un asunto de tanta importancia; deberían pro- ción de la madre, sc encuentra la capilar obra de adoctrina-
veer a todas las comunas con parteras bien instruidas y a todo miento llevada a cabo por rnoralistas, políticos, educadores y
distrito con un hábil y experimentado obstetra. ¿Qué ánimo médicos, una verdadera canpaña en favor del amor materno
puede tener una mujer embarazadaalver al Estado ocuparse que en lo sustancial tiene óxito.
tan poco de ella y de su seguridad?". En verdad, no falta nada: Potencialmente más radical es el cambio que implica la
nacimiento y no nacimiento son cuestiones públicas. visión del feto, convertido gracias a los descubrimientos
En este clima, el descubrimiento de las relaciones entre científicos en una entidad autónoma, y a la luz de la necesi-
madre y feto pasa a asumir nuevos significados, si bien no dad política en un sujeto autónomo o, mejor, en un futuro
cambia el punto de partida de la reflexión sobre la mujer. De ciudadano. El Estado instaura con él una relación directa,
hecho, luego se pondrá el énfasis en una predestinación superando la mediación materna, casi prescindiendo de esta
biológica que hace de la maternidad una obligación, donde lo última, que se convierte así en puramente funcional a los
que cambia es sólo eI modo en que la tesis es sostenida, con efectos representados por la producción del nuevo individuo.
pruebas y fbrmulaciones científicas. A esta naturalidad aho- "La mujer grávida ya no es más la simple mujer del ciudada-
ra viene a agregarse una nueva pieza,la maternidad enten- no, sino que en cierto modo es propiedad del Estado',, aclara
dida como acto de patriotismo. La antigua teoría de dos Frank.
ámbitos distintos y especulares, la oposición complementaria Además de las definiciones de los protagonistas directos de

DO 6?
la gravidez y del parto, también cambian, más en general, colgar el cartel con el.nombre y la profesión sobre el portón
otros protagonistas de la escena y, de todos modos, se redefi- su casa? ¿Y se llama [...] señorita
-Elvira de
Mosti? ¿8"[¿L...it"
nen nuevos roles. seriorita? ¿y qué_ quiere decir diplomada?
¡Afr, át tít"i;i ¡i;;
Resulta inequívoca la transformación que experimenta la verg[ienza con títulol [...l ¿pero qué experiencia, qué exDe_
comadrona, repartida entre sus competencias concretas y su {e-1c,ia puede tener.ella, si todavÍi...1¡n" nombre d"l p;.d!;,
función simbólica (no debe olvidarse, por otra parte, que el del Hijo y del Espíritu Santo!¡Las qrr" r,enemos que ver
en nuestros días! "oru.
interés de los poderes públicos en ella se debe principalmente
a su función como realizadora de abortos). Dado que las
estadísticas de mortalidad son consideradas como dramas
La transformación de la comadrona se planteará en otros
niveles. Por un lado, se decide instruirla ?or-"frnu"iu p"r.
nacionales, la comadrona se convierte en chivo expiatorio,
poner fin a aquella auténtica plaga social que era
cuyos saberes femeninos, empíricos y orales presentan las su ignoian_
cia. "A propósito d", .o^udrono, públicas,
características típicas de la negatividad. "Temerarias, idio- !?r
tas, zafias, carentes de genio y de gusto por el estudio" escribe
""y; ":fr;;;;
tanto importa al público para Ia fclicidad ae fá"."gion;;,
i.:j
el deber consiste en que lás ciudades o el príncip* á".lg.rl;á
sobre ellas el anatomista y cirujano Michcle Malacarne a
fines del siglo xvtr. La desconfianza ante esta figura se basa
algú¡ médico, o a alguna otra persona que entiendu
que harán escuela paralas mujcres elegidas p".u
Il.l, lo"
en un doble plano: su tradicional ciencia mágica y secreta no ániiCi
responde a los requisitos de la ciencia moderna y también se "r"
escribe a comienzos del siglo ivlu er Jscritór e historiador
Ludovico Antonio Muratori. La instrucción, estanda rizadai
desconfía fuertemente de ella porque es mujer. De ahí la
necesidad de redefinir y redimensionar su función, transfor-
fines del siglo xvru, ve ya desde a¡rtes el'nu.".i*i*lo a"
mándola de antigua comadrona en moderna partera. De este
manuales plenos de prescripciones detalladas, i""1""á-.""
traducción a las lcnguas vurga.cs de ro que habíá sia"escrito
modo se echan las bases de cambios de largo plazo: a la mujer
madura, a menudo de origen humilde, formada en la tradi- en
]1tj1 por parte de doctos y pura doctos. p". ;J;,;;
ción y en la experiencia empírica trasmitida por las genera- "t; ñ;";;ií",
gn 15^13 aparecía en Estrasbui.go e I libro de Eucario
Der S_wangern Frawen und lIábanttnen Rosegar.l;l;;á;i;
ciones anteriores se la reemplaza por la nueva partera, joven
para las obras sucesivas, tanto que fue traduJido al latin
e instruida en modernas escuelas. Tal cambio no ocurre sin
traumas a escala social, como Pirandello cuenta con eficacia
el título De partu lrcntinis), ábsolutamente innovadorcony
destinado a las comadronas. A fines del siglo *u, upu.u.áni
en Ia novela Donne Mimnta, cuando el fenómeno afecte a
Sicilia a comienzos del siglo rx:
Italia el texto en lengua vulgar de Escipfón M".;;;i;, ¿;-
como,re o ricoglitrice (que scguirá siendo ei principal
trriaáo
treinta y cinco años que ella sola ejerce hasta el-siglo xvrrr), mjentñs que en 160é, i,.u.r"1",-iu
¡Pero si hace cerca de
este oficio en toda la región! O, mejor dicho, era ella sola, célebre obstetra pa'isira Louisc-Bourgcois pubrica"" el mu;;ui
que cincuenta años después será táducido al i"gl¿;.
hasta ayer.
cuanto a las escuelas para comadronas, cl vuelco simiólico
E;
Ahora ha venido del continente una remilgadita de veinte es
años, piamontesa: falda cort¿r, rubia, chaqueta verde; lleva c,ompleto: por primera y9z gon las mujeres quiencs
sicmpre las manos en los bolsillos, como un varoncito; es la de los hombres, por medio de las ilustraciones, los "prorráor,
saÉeres del
hermana todavía núbil de un empleado de aduana. Diplonta- parto. Interesante e innovador fue el experimento del médico
du en Ia (Jniuersi.dod de Turín. ¡Es para hacerse la cruz, Mi boloñés Giovan Antonio Galli (según ha contado Ambre
Dios, una muchacha todavía sin mundo metiéndose en una N{urad). A los efectos de enscñar obitetricia a comadronas y
profesión así! 1...1 Donna Nfimma está que no da más- Vuelve
ajóvenes cilujanos carentes de instrucción universitu;;,
la cara, se tapa los ojos con la mano apenas la ve pasar
contoneándose por la plaza, con la cabeza erguida, las manos
muy a menudo analfabetos, Galli realizó en 1251 lu prlme.ái
en los bolsilios, la pluma blanca desafiando el viento sobre el colección obstétrica de Europa, empleando un método
de tipo
sombrerito de terciopelo. ¡Y qué ruido hacen esos tacos "museográfico".
insoientes sobre el en.rpedrado de la plaza! [...] ¿Ha hecho _. Esta política de instrucción lleva paralelamente a un
fuerte acotamiento del campo de accién de la coma¿ro.rá.
6B
69
quien.terntinará por ver_legislativamente disciplinados
sus
espacios residuales. I,a l.ráncia clel siglo xvrrr, por esfera pública. Por otra parte, no faltaron los excesos, como
ejemplo,
cstab_lece que dondeJa gravidez.u .o-lpliquo, el contado por Claudio Schiavoni: enL822 el Estado pontificio
o huvá ,i".sá
para la vida. la comadrona deberá llamai obiig;".i;;";;;?i trató de realizar una especie dc censo obstétrico (elstato dei
médico. Más e¡r general, le están prohibidas"afg""l.
áp".r_ feti)basado en formularios donde se asentaban informacio-
ciones manuales (sobre las que se basaba su triUitiaaájl nes como edad de la madre, número de partos, sexo dei feto,
empleo de "fierros" (si se la cbmprobaba, la trur.rsg."si;;i,; "l duración y modalidad del trabajo y así sucesivamente. Sin
duramcnte pcrscguida). La vorüntad de reduciria mortali- embargo, el experimento fracasó tras pocos años no sólo por
oact dc madres y neonatos llevará a la hospitalización para la la limitada distribución de los formularios, sino porquc las
atención del parto durante el transcurso del siglo *r",-p"*'i respuestas no llegaban o se mostraban parciales o ilegibles.
Io que la mortalidad seguirá sienclo alta, por
lJ*""o.'f,uJu Si con el tiempo "la medicina es una ciencia social, y Ia
r"u" individualizadas las causas áe las fiebres política no cs más que la medicina a gran escala" -conlo
:l-:^l,o
perales. ;;;;: escribirá el patólogo, antropólogo y etnólogo alemán Rudolf
Dicha orientación política, tan atenta al dato demográfico, Virchow en 1848-, el nuevo protagonista de Ia escena pasa a
presenta al mismo tiem.po aspectos positivos y
ir"g"ti;;;; ser el médico, cuya tarea -en palabras del médico milanés
terminando de todos modos poi t".rer.tr., impactono Emanuele Basevi ( 1826)- es la de ayudar "a todos los poderes
désdeña_
ble cn la vida cotidiana. por btra pu.t", ." pr"du que rigen el Estado, dando materiales para Ias leycs, socorro
u". ,rrr.
paradoja en el hecho de que la fievolució., f.".r.uru, "rrtil e incremento a la administración de los bienes públicos". Es
lit;i al médico a quien ahora le corresponde valorar la fertilidad
ff lantos aspectos, haya establecido las bases para que las
opclones en torno a cuestiones tales como matrimonio, femenirra, determirrar el momento de la concepción, enseñar
naci_
miento,. equilibrios familiares y otras análogas
.; ú";;; a manejar y enfrentar la gravidez y el parto, quc se han
con'ertido en cuestiones públicás ya no confia"bl"r ul convertido en acontecimicntos mensurables y calculables. La
duo, y mucho menos a lajmujer".. Si bi",,lo.
i.,üui- transición es, pues, clara con respecto a un pasado en el que,
las cnfcrmedades y las epidómias, la ioitu ¿""";-;C;;;; f,igr"ñe y l; como ha escrito el médico inglés G. Buchan, "los médicos
cscasa alimentación, las campañas oricntadas
a"e.radíca. nunca se preocuparon mucho de curar a los niños. Esto por lo
esos general fue considerado como un asunto de mujeres y a
.fenómenos mejoran la vida de la poblacl¿n, co., un
activismo público que puede ser considerá,lo .o-o
tf p.".": menudo los médicos se negaban a visitar a los niños enfer-
p^"_n-.,t"lTi cl surgimiento del Estado social que se n".1pá a" mos".
ta salud del crudadano "desde la cuna hasta la
scpulturá,,. Lo También favorece esta preponderancia masculina en la
que vale también
-cn cl árnbito de nuestro tema_ para la escena del nacimiento la introducción dc nuevos instrumen-
atención dcdicada al estudio de la mortalidod tos obstétricos, como la palanca o fórceps, cuyo empleo le está
infantil, mediante cncuestas y censos, y para ta difusi¿n "rrí",.u-" vedado a las comadronas. A propósito del fórceps, que sc
Je la
I, p.eu",lii,ru, en 1". il;;; emplea para facilitar la extracción del feto vivo, vale la pena
::*:]t]i,curativa
soclatcs de nrayor ricsgo, como las"r, "".p""ial recordar que fue construido por primera vez por el cirujano-
mujeres encintas átrtigu_
barbero inglés Peter Chamberlen a comienzos del siglo xvtt,
l
das a trabaiar,
Otras o..iorro, son de lectura más compleja, como en pero fue mantenido en secreto durante cincuenta atios (hasta
d:l elnpleo. de_la_así llamada policía el I
quc su sobrino Hugh, obstetra de la casa real inglesa, difun-
:ur: -'¿di.u, en fr,-,"ió,_,
cle la eliminación de las causas aót desfobtamiento. dió el descubrin-riento). En 1717, Jan Palfyn construyó en los
I

C"; i;
I

legislación napoleónica, el Estado concántra en sí


todos los Países Bajos "manos de hierro" para uso obstétrico, pero
rcgistros anagráficos -antcs recogidos por las pur.oorlu._ recién a f,rnes del siglo xt'tlt el fórceps sc colrvierte en un
instrumento de uso común, luego de que Williarn Smellie y
f

en temas de nacimientos, matrimor-,ios y áefu".io"or.ño."


Estado moderno que ccrsa y sigue u *du .i;;;J;;;i*i;
of I
Andr'é Levret, de forma independierrte, inventaran los autén-
pasajes salientes de Ia vida, e'-cste sentido ticos prototipos modernos.
I

ur"-iaá"-"r, i"
No sólo los nuevos instrumentos, sino también las anti-
l

70
n1
*

guas técnicas encuentrarl nuevo inpulso en esta fase. Buen t' saberes trasn'ritidos de mujer en mujer que en partc sc
ejen'rplo es la operación cesárea -practicada post ntortem,ya ¡rurdieron y con una cultura femenina que se vio vaciada dc
que de otro modo no se estaba en condiciones de garantizarla t.oda autonomía y autoridad, no deben olvidarse los efcctos
supervivencia de la madre-, que se presentaba de manera ¡rositivos del ingreso de la ciencia en materia de nacimientos,
especular con la embriotomía, la que sacrificaba al feto para ;r partir de la reducción de la mortalidad por parto en madrcs
salvar a la mujer (tanto que en la delicada opción de qué vi- .y niños, frente a los elevados picos que durante siglos se
da salvar, muchas fueron las voces, incluida la del célebre habían verifrcado.
Mauriceau, contrarias a esta intervención que ponía en un Como conclusión preliminar, que habrá que profundizar
segundo plano la tutela de una vida existente en favor de una en las páginas siguientes, se puede corroborar quc, en virtud
vida naciente). La primera operación cesárea exitosa de la dc los descubrimientos científicos, la gravidez es percibida
época moderna, es decir, con madre e hijo que sobrevivieron, como relación entre dos entidades autónomas: la madre y cl
parece haber sido practicada en los primeros años del siglo xrn nonato. Pero si existen sujetos distintos, la opción de intc-
por el castrapuercos suizo Jacob Nufer a su mujer, pero recién rrumpir este proceso crea necesariamente un conflicto entre
en la segunda mitad del siglo xvltl la práctica comienza a ser las partes involucradas y, por lo tanto, hay que elegir cuál
frecuente, tanto que a continuación -como consecuencia del interés se hace prevalecer. Lo que cambiará al cabo del
nuevo interés por el índice de crecimiento dc la población- se tiempo cs la solución a este conflicto. En la primera fase, quc
convierte en objeto de auténticas campañas promocionales. va dcsde la Rcvolución Franccsa hasta la segunda mitad dcl
La preeminencia de la intervención masculina, de por sí siglo xx, será el feto quien resulte mayormente tutelado, con
expresión de la exclusión de las mujeres que no pertenecieran una reapropiaciór-r laica y autónoma, vivida (a menudo) en
a ámbitos profesionales calificados, puede ser leída como un contraposición con la que por entonces se iba imponiendo en
epítome de la nueva opción del Estado de entrar en el cuerpo el ámbito religioso. En efecto, mientras se sentaban las bases
de Ia madre viva, para controlar sus comportamientos cuando para la oposición a las prácticas abortivas, el Iluminismo,
se encuentra encinta (se llegó incluso a establecer registros extremadamente crítico frente a la Iglesia, toma distancia de
oficiales para mujeres embarazadas), para prohibirle decidir sus posiciones. En estc sentido, resulta célebre el diálogo
si tener el hijo o no (mediante leyes que condenan la anticon- tcrcercr de La filosofía en el tocador del marqués de Sade, el
cepción y el aborto), para extraérselo en casos de dificultad (el que transcurrc entre la novicia Eugenia y los libertinos
recurso a la operación cesárea). Queda claro, entonces, como Saint-Ange y Dolmancé:
en el transcurso de dos o tres siglos cambian los términos del
Al destruir esta es¡recie de rnateria no haccmos más mal quc
discurso y se verifica un auténtico vuelco en los equilibrios y al liberarnos de otra cuando nccesitarnos purgarnos.
en las posiciones en materia de nacimiento. Iiugenia: -f'ero, ¿,y si el niño ya estuviera formado?
Cambios institucionales y simbólicos hacen pasar al parto, Dolrnancé: *... los imbéciles que creÍan en Dios, convencidos
y cuanto a él está vinculado, de acontecimiento ligado a la dc que lc dcbcn'ros la vida solamente a él y que un feto, ni
naturaleza y a lo femenino, regido por saberes tradicionales siquiera maduro, estaba impregnado por una pequeña alma
y empíricos, a acontecimiento del que inicialmente se apropia emanada de Dios, esos estúpidos, clecía, deberían segura-
la ciencia (masculina) y la política, ordenado ahora por reglas mentc considerar un delito cnpital la destrucción de esta
científicas y normas jurídicas externas (si bien no fue total la cri¿rturita, porque, scgún cllos, en este punto ya no pertenece
sustitución de roles, desde el momento en que el médico a los hombres. Al ser obra de l)ios pertc.nece a Dios. Pert-r
cu¿rndo las luces de la filosofía disipnron las tinieblas de la
nunca constituirá el alter ego de la comadrona tradicional).
impostura, cu¡nrio lrr quimera divina fue pisoteada y aplas-
Las mujcres no desparecerán de la escena, pero quedarán tada, cuando, con m¿r)¡or instruccirin sobrc ias leyes y los
deslegitimadas, confinadas a la función de simples asistentes secretos de la lísica, henros desarroll¿rdo el principio de lir
y colaboradoras: se trata de un punto firme del arte de la gerneriición ¡t conrprendido que ese mecanisnro no nos ofrecc
medicina hasta la segunda mitad del siglo xx. Si bien resulta nadu rniis asonrbroso que 1a gen-ninación de la semill:r,
innegable la pérdida para el elemento femenino, con valores anrpliando la nledida dc nucstros dcrcchos. flnalmentc he-
4,,
72
mos reconocido que no se puede imponer a nadie el convertir-
se en padre o madre si no tiene ganas; somos dueños [...] de
ese pedazo de carne, por animado que esté, de modo no
diferente a como Io somos de las uñas oue cortamos en
nuestros dedos.

Esta contraposición no debe causar asombro, no sólo por la


creciente preocupación política frente a la natalidad, que los
nacionalismos que sucedieron a la Revolución francesa acen-
tuaron con consecuencias a veces dramáticas, sino sobre todo
por la frdelísinia adhesión al nuevo positivismo científico, que
veía con sospecha todo lo que no fuese científico.
El vivaz interés por las consecucncias de la natalidad en el
siglo xvttt lo revelan dos episodios dc signo muy distinto. Por
un lado, el intento de Federico II de obligar a los hombres
altos a casarse con mujeres altas para así aumentar la 3
estatura promedio de los integrantes del ejército (intento que
un siglo y medio después el estadístico Francis Galton demos-
EL FETO
trará que era equivocado, a causa de la regresión tcndencial C OMO TÉRMINO PRTYILE GIADO
de la estatura de Ia población hacia valores promedio). Por
otro lado, la singular fijación del ejército que Ia Convención
había mandado en 1793 para reprimir la rebelión de la
Vendée: buscaban y mataban en particular a las mujeres en
edad fértil.
En cambio, en la fase siguiente, que madurará en la
segunda mitad del siglo)LX, la solución al conflicto entre
madre y feto -siempre político, gracias también al nuevo
sufragio fcmenino- verá a la mujer como término privilegia-
do de la relación.

74
L,r opcróN oBl Esr¡.ro:
TUTI'I,AR AL NUDVO SER

Gracias a los descubrimientos científicos acerca de la contri-


bución (aunque dcsigual) materna y paterna al nacimiento,
y a las visualizaciones gráficas de los estadios de desarrollo
del embrión que permitieron apreciar la formación de un feto
vivo mucho antes de que se percibieran sus movimientos, por
primera vcz la gravidez comienza a ser vista como relación
entre dos entidades distintas, ambas con sus intereses. La
inicial decisión del Estado -a lo largo de todo el siglo xtx y
hasta las leyes de los años sesenta y setenta del siglo xx- será
la de privilegiar al nonato mediante una más clara represión
del aborto.
Según el jurista del siglo xtx Giuseppe Puccinotti, si bien
las leyes naturalcs y civiles condenan el aborto apcnas la
mujer "manifiesta indicios dc preñe2", es distinta "la razón
suprema dc la punibilidad": la ley natural actúa "por la
fundada esperanza de un nonato hombre" mientras que la Iey
civil tutela la fundada esperaza "de un futuro ciudadano". Al
recurrir al aborto, como también subrayará algunos años
después Enrico Pessina, "quien rcsulta lesionado" no es la
pcrsona de quien va a nacer, sino "el derecho rle la sociedad
antc el proceso dc fbrmación de la vida". Adviértase como la
fórmula no es muy diferente de lo que sostendr'á Alfredo
Rocco en 1928, cuando diga que las nuevas normas en
matcria de aborto no sólo procuran acabar con los efectos a
menudo lctales "para las madres que pagan con la vida su
rcchazo a asumir el sagrado deber dc la materniclacl", sino
-a
sobre todo quieren conjurar la ofensa a la "sanidad moral" y de la fuerza y luego es legitimada por la voluntad de los
al " lozano desarrollo de nuestro pueblo". consociados.
A partir de comienzos del siglo xrx se define la preocupa- Aun siguiendo las posiciones historiográficas más recien-
ción por Ia disminución de nacimientos. Surge un verdadero tes, según las cuales la novedad de la legislación posterior a
temor gcneralizado ante el derrumbe de la natalidad, por la Revolución Francesa no habría consistido tanto en sus
más que el fenómeno se difundiera en distintos Estados en propios méritos, sino más bien en haber vuelto a plasmar y a
diferentes momentos -en Francia ya en la primera mitad del reformular con simplicidad, claridad y certeza el derecho
siglo xtx, mientras que en Gran Bretaña un siglo después-. anterior, con respecto al aborto hubo novedades sustanciales.
En la condena del aborto, el Estado actúa por motivos políti- Mientras que, en efecto, se califica y se redefine el delito,
cos y no, por cierto, en virtud de razones religiosas, por lo que también se amplía la hipótesis criminosa y las penas pasan a
una veta moralista demora en aparecer. Cuando el 3 de ser mucho más graves. Este proceso sigue in crescendo hasta
marzo de 1944, por ejemplo, el rey inglés Jorge VI instituye mediados del siglo xx, significando para Italia los textos
la Comisión real sobre poblaciótt para estudiar el impacto de preunitarios de comienzos del siglo xrx, el código Zanardelli
la decadencia de los índices de natalidad en Inglaterra, en el y, por lo tanto, el código Rocco, es decir, la normativa que rigió
informe final los expertos -al comentar el descenso de los el tema en nuestro país durante casi dos siglos, hasta la
índices por debajo del nivel de equilibrio con el número de sentencia na 27/1975 de la Corte Constitucional.
muertos, "fenómeno común a casi todos los países occidenta- A partir del código penal francés de 1810, los textos
Ies y virtualmente confinado a ellos"- agregaron que el jurídicos del siglo xrx colocan al aborto entre los delitos contra
debilitamiento era resultado de un empleo difundido del la persona, en particular entre los atentados a la vida, aparte
control de nacimientos, espejo de la declinación moral de la de alguna excepción, como el código sardo, que lo ubica entre
nación "el fracaso de una sociedad en reproducirse indica que los delitos contra el orden de la familia. Interesante fue el
existe algo equivocado en su actitud ante la vida, que a encendido debatejurídico acerca de la individualización de
menudo y de buena gana implica otras formas de decaden- qué intereses debían tutelar efectivamente las normas pena-
cia"). Resultan imputados entonces la decadencia de la fami- les. Dos teorías contrastaron: el aborto como acto lesivo de la
lia nuclear (condición sine qua non para el desarrollo de vida de quien va a nacer y el aborto como ofensa a un interés
auténticas relaciones afectivas), la emancipación femenina, de la colectividad, sin referencia alguna a la persona. En el
la presunta decadencia de la civilización contemporánea ámbito de este segundo planteo, algunos colocaban el in-
ligada al triunfo del racionalismo y del espíritu individualista terés en el orden de la familia, otros se referían a la
y, sobre todo, la difusión de nuevas prácticas anticonceptivas. legítima expectativa de la sociedad ante un nuevo ciudada-
no y otros más -al considerar la alta mortalidad debida al
aborto- subrayaban el derecho de la mujer a su integridad
L¡. Nuov¿. LscrslA,cróN IiN LA r\IATERIA física. Conviene señalar que no fueron muchos los juristas
HASTA LOS AÑOS SESENTA DEL SIGLO XX que apelaron a la defensa del valor de la vida en sí, contraria-
mente a la opinión común que entiende la criminalización de
Si bicn el derecho penal se ocupó del aborto desde tiempos este delito como literal reapropiación de las indicaciones
inmemoriales, recién en el siglo xtx se promulgaron las religiosas.
primeras legislaciones orgánicas en 1a materia. El fenóme- Por lo común las penas varían entre cinco y diez años y -en
no no sorprende desde el momento en que las soluciones igualdad de condiciones- se tiende a castigar principalmente
económico-sociales de su tiempo han calificado al siglo xtx a quien haya realizado el aborto antes que a la propia mujer.
como la era de las nucvas codificaciones sistemáticas. Esto Si bien no faltan las excepciones, siempre se tiene una cierta
significa que la idea de la existencia de un derecho universal consideración cuando se castiga a la madre, ya sea porque al
basado cn los derechos naturales es reemplazada por la de uu abortar arriesga la vida o porque se la considera como muy
derecho estatuido por una autoridad que tiene el monopolio "perturbada" para llegar arealizar una acció¡&n r'rRvp En

78
lo demás, su consentimiento juega un rol importante a los En particular después de la Primera guerra mundial -cuando
fincs de determinar la pena del autor del delito. la oleada nacionalista implica, directamente o por reflejo, a
Análogo es el planteo para los agravantes, que se reducen muchos países occidentales- son adoptadas providencias a
en lo sustancial a dos: muerte de la mujer como consecuencia favor de las familias numerosas y subsidios para los hijos, tod<r
de la intervención (en el Estado pontificio, para este caso ello acompañado por el aumento de la severidad en las
estaba prevista la cadena perpetua, mientras que en el medidas legislativas contra la anticoncepción y el aborto. Si
código toscano sólo si el agente se encontraba en conoci- bien los artícul<ls del código Rocco relativos a este últirncr
miento del riesgo que suponían los medios empleados) y fueron declarados inconstitucionales en 1975 y derogados tres
profesión del culpable (médico, comadrona, idóneos y otros años después, no hay que olvidar que en tema de anticoncep-
sernejantes). El código penal austriaco introduce un agravan- ción la Corte había intervenido sólo antes (sentencia nlt 49 dc
te adicional, luego retomado por el código penal unitario rnarzo de 1971). Por otra parte, a comienzos de los alios
Zanardelli de 1889: que el cómplice sea el padre de quien iba cuarenta, el jurista Antonio Visco escribe que la práctica
a nacer. ("antihuma¡¿") del coitt¿s üúerruptus "defrauda a la natura-
En cuanto a los atenuantes, cae la condición de pobreza, leza al exaltar el egoísmo sexual, defrauda al Estado puesto
que en cambio había estado presente antes, pero resiste Ia que le sustrae millares y millares de ciudadanos a Ia nación".
causa del honor, cuando el aborto es practicado para esconder Detrás de todo esto existe una espccie de doble componen-
el fruto de una concepción ilegítima (el código penal toscano te de tipo ideológico, que por un lado ve al incremento
especifica significativamente "para evitar inminentes vcjá- demográfico como condición para el dcsarrollo económico
menes"). Al respecto, el jurista Luigi Lucchini comenta que "a nacional y por el otro expresa una actitud imperialista, según
la sociedad civil no puede interesarle especialmente ensañar- la cual aquel incremento es importante desde el punto de
se con una grácil criatura que, impulsada casi irresistible- vista de la conquista colonial y de la ampliación territorial.
mente por el pensamiento del honor propio y de la propia En el caso italiano, un informe de la Dirección General de
reputación, o incluso por el temor de aqucl terrible desafío que Sanidad de fines de los años trcinta afirma que "al igual que
cs cl partcl (durante cuya preparación algunas veces la altera- la disminución de la natalidad, el aborto es un mal que se
ción y la confusión suelen extraviar la mente de la gestante) difunde y se intensifica en las naciones más evolucionadas,
se decide a atentar contra la carne de su propia carne, donde la mujer, en el deseo egoísta de crearse una vida
poniendo cn peligro su propia salud y vida". No sólo eso, sino, emancipada, se aleja de su misión natural, que es la de esposa
adcnrás, "círmo justificar, por otra parte, la severidad social y madre". Y tambión Alfrcdo Rocco, al dirigirse al rey en cl
hacia la desdichada, por lo general una muchacha traiciona- informe que acompaña al nuevo código, sosticne que en la
da, que atenta contra el fruto de su propio vientre; convendrÍa prohibición del aborto "antes que cualquier otra motivación,
que primero la sociedad estuviera bien segura de haber debe considerarse prcponderante la of'ensa al interés de la
provisto, o de poder proveer, lo necesario para la protección nación por aseÉlurarse la continuidad de Ia estirpe, sin el cual
legal del honor y de la natural ingenuidad y fragilidad feme- cn definitiva vendría a faltar la propia base personal dc la
nina contra las pérfidas y fatales insidias de la seducción". existencia de la nación".
En realidad la apelación al honor es un arma de doble filo: En el contexto de las políticas demográficas practicadas en
si bien constituye la única rcferencia útil para tutelar de los distintos países occidcntales en respuesta a la caída de la
alguna maner¿1 a la mujer- cn espccial a partir dc la segunda natalidad, a mcnudo presentadas como protección de la ma-
mitacl dcl siglo xtx- cuando la promesa de matrimonio deja de tcrnidad, se distingue por sus rasgos trágicamente específi-
ser vinculante, de modo que a veces el aborto representa la cos la legislación nazi, quc rlo firc una rcspuesta a instancias
última, desesperada posibilidad de mautcner aquel honor demográficas gcnóricas, sir"ro que tuvo como propósito decla-
indispensable para encontrat marido, en otras ocasiones Ia rado el mcjoranriento de la r¿rza. Con pervo'sa cohelenci¿r,
"mala conducta" llcva a un affravamicnto de la per.ra. por un lado se volr'ía a prollonel'cl incrcmento dcl así llamado
La sanción nclrmativa se acentúa todavía más en el siglo xx. componente ario, alcntand<l la natalidad cn las poblacioncs
80 BI
en condiciones de aumentar el número de "alemanes here-
ditariamente sanos" (si bien no tiene éxito el intento de -Pero yo Io quiero -balbuceo y aferro patéticamentc srr
mano-. ¡Quiero a este niño!
1933 de una drástica reforma al código penal en vigor, el Ella se libera de un tirón y disgustada pone fin a nuestro
crimen es de todos modos perseguido con celo y en 1943 se espantoso diálogo
introduce la pena de muerte para quienes causan el aborto, -¡Basta, órdenes son órdenes!
no para las mujeres involucradas). Por otro lado, el nazis- El 16 de mayo de 1944 me hicieron abortar.
mo intenta impedir a las mujeres de razas "inferiores" que
se conviertan en madres. Como testimonia el acta de una Volviendo al fascismo, aparte de la introducción en cl
reunión del ejecutivo del Tercer Reich de mayo de 1941, código penal del nuevo título X, "De los delitos contra la
entre las medidas a introducir a vasta escala en los terri- integridad y la sanidad de la estirpe", fueron previstas
torios ocupados se incluye expresanente "la autorización nuevas circunstancias de delitos, como la incitación a prácti-
oficial a abortar a pedido de la madre".Hoy resulta triste- cas contra la anticoncepción e instigación al aborto. Dentro
mente célebre la carta que Martin Bormann escribió a del general endurecimiento de las penas, sorprende en espe-
Rosenberg el 23 de julio de 1942: "cuando mujeres y cial el reservado a cuantos colaboraban con el delito: equipa-
muchachas de los territorios ocupados del Este recurren al ración entre todas las posibles formas de ayuda a la mujer con
aborto, debemos dar nuestra aprobación; los juristas ale- penas de entrc dos y cinco años. Por lo demás, a inequívocas
manes no deberían oponerse en ningún caso. El Führer declaraciones de principios -"afirmo que [...] el poder demo-
considera que sería oportuno autorizar el desarrollo de un gráfico es fundamental para el poder político y, por lo tanto,
floreciente comercio de anticonceptivos preventivos; la para el poder económico y moral de las naciones. t...1 El
reproducción de las poblaciones no alemanas no reviste destino de las naciones está ligado a su poder demográfico",
ningún interés para nosotros". Una auténtica escalada de escribía Mussolini- se agrega el empeño en una efectiva
acciones revela con elocuencia el esfuerzo en este sentido: persecución del delito. En efecto, innumerables fueron los
desde la esterilización forzosa dentro de la política de reclamos oficiales del régimen a la magistratura. La orden
"prevención de la vida sin valor" se pasa a los abortos por era no dejarse derrotar "por un malentendido espíritu de
motivos médicos y eugenésicos. Como cuenta Helga Sch- conmiseración y mojigatería", debiéndose más bien ejercer
neider en Il piccolo Adolf non aueua le ciglia: una "asidua vigilancia para una inmediata y rigurosa repre-
sión de los delitos de aborto".
Desde alguna parte llegan los lamentos de los detenidos IJn proceso análogo se verifica en Francia. Si ya en el siglo
torturados. También yo, pese a estar embarazada, he tenido xx la figura del aborto había sido reformulada, el código de la
que experimentar una serie de malos tratos. Hacia las ocho familia del 29 de julio de 1939 introduce normas mucho más
se abre la puerta de la celda y una gr.rardiana con uniforme duras en la materia, las que en los primeros tiempos deVichy
arroja sobre la mesa una escudilla con sopa y un recipicntc de serán objeto de una aplicación jurisprudencial extremada-
lata con agua. Con voz arrogantc me ordena ponerme de pie mente ampliada. Sin embargo, el régimen considerará nece-
y me pregunta: saria una recalificación del delito, del que se har'á cargo la ley
-¿De cuántos meses estás, belleza? del 15 de febrero de 1942: al causar "daño al pueblo francés",
-De cuafro -le respondo. el aborto ya no es sólo un crimen contra las personas, sino que
[...] Finalmente, después de escudriñarme de la cabeza a los
pies, pronuncia una frase sibilina: también ancnaza a la familia y a la raza, es un auténtico
atentado "contra la seguridad interna y externa del Estado".
-Mañana de mañana arreglaremos todo.
Siento un desgarramiento en el corazón. Aterrorizada, le Todo esto encontrará coronación el 30 de julio de 1943,
pregunto qué quiere decir. Señala mi vientrc. cuando sea guillotinada la comadrona Marie-Louise Giraud.
*Lo sabes -me dice-, se quedará adentro muy poco. ¿Qr.rieres Denunciada a la policía por una carta anónima, es condenada
que nazca en la celda? a muerte por haber realizado 26 abortos; Pétain rechazará su
Me siento morir. pedido de gracia. De este modo, Vichy infringe la tradición
que apartaba a las mujcrcs de la pena capital, y la infringe
82
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justamente al perseguir un crimen que atenta contra la vida hasta el extremo de que muchos economistas contemporá-
y contra la fuerza del Estado. neos aprecian a Malthus más como historiador que como
Entre las pocas excepciones en medio de semejante clima profeta. Los partidarios contemporáneos del neomalthusia-
represivo, la Rusia bolchevique liberaliza el aborto en 1920, nismo se preocupan sobre todo de cuanto ocurre en los países
aunque frente al degenerar de la situación, con un alto en vías de desarrollo, donde la ineptitud y la corrupción
número de infanticidios, uxoricidios y abortos, dieciséis años política bloquean el desarrollo económico en contextos de
después la práctica será nuevamente prohibida por Stalin. elevadas tasas de natalidad. En la segunda mitad del siglo
Otro caso es el de la República española, donde la anarquista xIX, el reclamo se orientaba, en cambio, hacia la reducción dc
Federica Moseny, ministro de Sanidad, legaliza el aborto en los nacimientos en el proletariado, de modo de definir un
octubre de 1936. En este caso, la experiencia será más breve equilibrio entre capital y trabajo más favorable para la clasc
aún: el régimen franquista reintroduce la penalización del obrera. Tampoco faltaron preocupaciones de cuño eugenésico
aborto en el código penal durante los primeros años de la -con las peligrosas implicaciones ya reseñadas-, que auspi-
década del cuarenta. ciaban una reducción selectiva de la población, para limitar
la reproducción de seres considerados inferiores e indesea-
dos. Esta visión encontrará forma en las primeras leyes en
La pRÁcuc¡, socrAl materia de esterilización forzosa, promulgadas primero en al-
gunos estados norteamericanos a comienzos del siglo xx y
La revolución en el campo anticonceptivo ocurre en la segun- luego en Suiza, Dinamarca, Alemania, Suecia, Noruega, y
da mitad del siglo xIX, cuando los preservativos masculinos Finlandia, ya cerca del primer conflicto mundial (ejemplo de
comienzan a ser producidos y difundidos a gran escala. Esto cómo las aplicaciones prácticas de los descubrimientos cien-
'ir fue posible gracias al descubrimiento de la vulcanización de tíficos pueden influir en el sentir común, terminando por
la goma, por obra de Charles Goodyear en 1839 (lo que tener aberrantes repercusiones).
l'
permitió la construcción de instrumentos menos rígidos y, En el lado opuesto eran muchos -aun en medios cientíñ-
por lo tanto, mcnos peligrosos para evitar la gravidez). Más cos- los que empleaban en sentido político los datos demográ-
o menos durante los mismos años, el alemán Wilde creó ficos para sostener la legislación antiabortista que hemos
capuchones cervicales para aplicar en el cuello del útero y visto. En esta posición pronatalista orientada en sentido
algunos años después (en 1882) un connacional, empleando nacionalista, Francia estuvo decididamente a la vanguardia,
un seudónimo, inventó el diafragma. Estas innovaciones como reacción ante la derrota de Sedan y por su voluntad de
técnicas estuvieron acompañadas por un creciente debate prevalecer en la competencia económico-militar con Alema-
sobrc el control de la natalidad. Si bien resultan muy claras nia. De 1849 es el libro Sobre la decadencia de Franclo, que
las argumentaciones de los opositores (que en lo sustancial füe seguido por veinte años de publicaciones similares, todas
condenaban la praxis en tanto atentado a la moral de las presentando al país al borde del colapso demográfico, y
familias y a la salvaguardia dcl Estado), a las que sumaban desembocando después en propuestas y leyes a favor dcl
tambión las de los pronatalistas de cxtracción religiosa, aumento de los nacimientos. Pero pronto se advirtió el sus-
aunque con motivaciones diferentes, también merecen una tancial fracaso de tales políticas: en 1896 un censo reveló qut:
mención las voces de aquellos que se pronunciaron en favor el índice de natalidad continuaba disminuyendo. Más cn
del control de la natalidad. general, los datos revelan la incapacidad de los Estados
La referencia cultural se encuentra en las succsivas edicio- seculares para adoptar estrategias exitosas orie¡rtadas a
nes del ensayo de Malthus ya citado, que se limitaba a favorecer el incremento de la natalidad.
predecir una voluntaria reducción de los índices de natalidad El fenómcno afectó a casi todos los países occidentalcs,
para evitar que cl ritmo de crecimiento de la población clesde Estados Unidos hasta Alemania. En 1905. Theodorc
supcrase cl de los recursos, haciendo estable una discminada Roosevelt hablaba del peligro de I "suicidio delaraza", o dc l¡r
y extrcma pobreza. Previsión que se levelará equivocada clase dominante anglosajona protestante, como inquietantc
84 l'i lr
resultado del aumento del diferencial del índice de nacimien- y preocupado por los cambios que la situación femenirr;r
to entre blancos, negros y amarillos: la invitación a los estaba atravesando) y la oleada humanitaria de mediados rkr I
blancos de la clase media era a que se reprodujeran. En Italia, siglo xtx (con su intención de proteger no sólo la salud, sino
las políticas pronatalistas se difundieron mucho más lenta- también la propia vida de la mujer puesta en riesgo por l;r
mente, en lo sustancial sólo con el fascismo (el hecho de que la práctica abortiva).
política mussoliniana sobre este tema nunca le haya gustado Al respecto, cabe realizar una importante precisión. Antcs
a la Iglesia es un claro ejemplo de la diferencia entre el planteo de la Revolución Francesa. abortar era en todos los casos
racionalista y el religioso), Valga como documento emblemá- extremadamente riesgoso para la salud y la vida de la madrr¡.
tico aquel donde el Gran Consejo del fascismo "recuerda En cambio, cuando el parto comienza a ser practicado prlr
solemnemente a todos los Fascistas que el problema demográ- médicos profesionales y el Estado penaliza gravementc rrl
fico, al ser el problema de la vida y de su continuación, es en aborto, se determina una suerte de escisión. Extremadamcn-
realidad el problema de los problemas, puesto que sin la vida tc peligrosas continúan siendo las intervenciones practicir-
no existe la juventud, ni el poder militar, ni expansión econó- das por las propias mujeres o por las comadronas -fruto de l;r
mica, ni un seguro porvenir para la Patria". Por lo demás, desesperación y de la vergüenza-, como cuentan novelas .y
Mussolini agrega que "el coeficiente de natalidad no es sola- películas, casos donde al riesgo de vida para la madre vient,
mente el índice del creciente poder de la Patria, [...] sino que a agregarse también el de las consecuencias penales.
es también esto lo que distinguirá al pueblo fascista de los Viene a la memoria el primer episodio de ese hermoso filnr
demás pueblos europeos, en tanto indicará su ütalidad [....1. norteamericano que es If Tltese WaIIs Could Tall¿ de 199G,
En una Italia saneada, cultivada, regada, disciplinada, es que trata el aborto de manera equilibrada, dando idea de tod:r
decir, fascista, hay trabajo y pan para diez millones de hom- la complejidad del tema. Al girar en torno al simple caso dc
bres más. Sesenta millones de italianos harán sentir el peso una ciudadana norteamericana cualquiera, la película rcvcl;r
de su masa y de su fiierza en la historia del mundo". los secretos íntimos de tres mujeres obligadas a enfrentlrr
Perdura al cabo del tiempo la obsesión por el número y la embarazos no programados. Los contextos en que se mucvcn
correlativa preocupación de que una caída dc la población las protagonistas son muy difercntes entre sí, pero el denom i -
podría llevar a un debilitamiento del Estado y a la desapari- nador común es la indiferencia y la urgencia de un mundo,
ción de la identidad nacional. Las declaraciones de tantos sobre todo masculino, que las circunda. La película se dividc
políticos son inequívocamente claras. En 1984, Nicolae Ceau- en tres partes, ambientadas respectivamente en 1952, Ig7 4
cescu afirma que "uno de los principales deberes de las y 1996. La primera vicisitud, que tiene por protagonista a un:r
mujeres, de las madres y de las educadoras es el de dedicarse enfermera embarazada, termina con la joven en un lago dc
al crecimiento de las nuevas generaciones en el espíritu de un sangrc, mientras que el hombre que le ha practicado dcs-
ardiente patriotismo" (en Rumania el aborto y el uso de aprensil'amente el aborto sobre la mesa de la cocina se alc.jlr
anticonceptivos, primero disponibles sólo cn el mercado ne- cn silcncio, cerrando tras de sí la puerta.
gro, son legalcs desde 1990). Pcro también Giscard d'Estaing Al rcspecto, ha quedado impresa en tantos lectores l:r
sostenía que "si las familias no cumplen con su función escena descripta por John Stcinbeck enAI este del Edén:
biológica manteniendo en vida la población francesa, si el nú-
mero de nuestros hijos ya no basta para ascgurar el reempla- El doctor Tilson cerró la puerta a sus espaldas y se dirigiri
zo de los viejos conióvenes, pronto el país se volverá débil y hacia el lecho. Tenía la cara roja de rabia.
apático". -¿Por qué lo hizo?
La boca de Cathy era una línea fina y recta.
Volviendo al aborto, si bien cn la opción del Estado de
tutelar al feto seguramente tuvo gran peso la preocupación -¿Su marido sabe que está enrbar¿rzada?
Su cabeza se movió lcntarncnte, de lado a lado.
por el número de habitantes, alguna influencia también tuvo
-¿Con qué lo hizo?
la difusión de un movimiento fuertemente moralista (obse- Ella alzó la mirada y la fijó en ól
sionado por las formas de la sexualidad fuera del matrimonio El doctor niró a su alrededor. !'uc hasta el escritorio y tourr¡
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una aguja de tejer. Se acercó y la movió delante de los ojos de los niños en la panza de la madre. Es un pecado monstruoso
la mujer. que la lglesia castiga con el infierno y Francia con la cárccl
-Siempre así, siempre con esto... -dijo-. Eslá loca. Casi se ha Es uno de los pecados más graves que un ser humano pucrlrr
muerto y, sin embargo, no ha perdido a la criatura. Y, cometer. Pero ta¡nbién puede ocurrir que se pierda natur¡rl'
además, también ha tomado algún veneno, petróleo o pirnien- mente a un niño, sin recurrir a uno de esos médicos o a csirs
ta de Cayena. ¡Dios míos! ¡De qué no son capaces ustedes, las malas mujeres. Puede basLar con un shoch, con una enfe rmc
mujeres! dad, con un determinado medicamento, con una comida, ir
La mirada de ella era fría, como si fuera de vidrio. [...] veces con un simple susto. En esos casos no es un pecado; ¡r's
-Mi querida -dijo el doctor-, ¿no entiende? No debe destruir un incidente y basta! ¡Pero no sucede tan fácilmente! ¡Todas
la vida. 1\{e enloquece pensar en algo así. Bien sabe Dios que las precauciones que deben tener las mujeres embarazad¿rs!
a veces pierdo pilcientes por mi ignorancia. Pero por Io menos No deben cansarse, deben bajar las escaleras tomándose dcl
lo intcnto, siempre 1o intento. Y ahora me toca presenciar un pasamanos, deben permanecer acostadas lo más posiblc.
asesinato deliberado. -Seguía hablando con rapidez-. 1...1
¡Figúrate! [...] Y bien, niña mía, fui a buscar mi vieja bicicleta
¿Conoce a la señora Laurel? Se consume y llora de ganas por arrumbada desde quión sabe cuanto tiempo y he pedalcado
tener un niño. Daría todo lo que tiene por conseguir uno, y por los canlpos, en la tierra arada, o en cualquier otra partc.
usted... usted trata de apuñalar al suyo con una aguia de Nada. Anduve a caballq durante horas y horas: salto co¡r
tejer. Está bien -gritó-, no quiere hablar... y entonces no obstáculos, trote -para nada tranquilo, puedes creerme-.
habla. No se preocupe: yo Io diré todo. El niño está a salvo. No Nada. Cuando dejaba la bicicleta o el caballo, me iba a jugar
debe hacer eso. Y tendrá al niño... se lo aseguro yo. ¿Sabe qué al tennis a pleno sol, durante las primeras horas de la tarde.
dice la ley de este Estado sobre los abortos? ¡No me responda; Nada. Ingerí tubitos enteros de quinina y de aspirina. Nada.
basta con que me escuche! Si esto se repite, si pierde al niño Escúchame bien: cuando un niño está bien prendido, no ha.y
I y lengo motivos para sospechar que hay gato encerrado, yo nada que lo pueda arrancar.
mismo la denunciaré. testimoniaré en su contra y haré todo
lo necesario para que Ia condenen.
I
Si (como se verá) la que estamos analizando es una fase en
l

Por otra parte, existen los abortos realizados por personas la que se produjeron importantes novedades en el campo
especializadas que, pese a que también son ilegales, sin embar- legislativo, no deben olvidarse los cambios paralelos y corre-
go son más seguros en sus consecuencias y espccíficos en el lativos en el ámbito social. En particular -no obstante las
resultado que persiguen. Dicha escisií¡n se mantendrá hasta la prescripciones normativas y las afirmaciones oficiales-, la
primera mitad de los años sesenta del siglo xr. El aborto ricsgoso efectiva represión del aborto encontró resistencias por parte
mediante pócimas de perejil o quinina, practicado con instru- de médicos que no siempre denunciaban los abortos practica-
mcntos diversos o sometiéndose a extenualltcs esfuerzos fisicos dos (clasificándolos como espontáneos), de algunos jueces que
mediante los que se corría el riego (antcs aulr que el de la cárcel) absolvían o, más a menudo concedian los atenuantes a las
de perder la vida, conüve durante mucho tiempo con el aborto imputadas, y de una opinión pública en parte comprensiva
siempre clandestino pero practicado en las clínicas de lujo (a frente a las núbiles y a las mujeres pobres que recurrían al
partir de la segunda mitad del siglo xx) de los países donde aborto. De todos modos, un hecho resulta cierto: a todo esto
estaba pcrmitido. Un ejemplo cle los esfuelzos físicos a los quc estaban expuestas fundamentalmente las mujeres menos
se sometían las mujcres durante siglos con Ia espcranza de protegidas -por su condición social o económica-, quienes
"pcrder al nilro" son relatados por Marie Cardinal (por otra resultaban las mayormente perseguidas.
parte, ya FIipóclatcs cn su Sobre ln nahtrctleza d.el niño, incluso Por otra parte, en el transcurso del siglo xx disminuyen los
rechazando los procedimientos abortivos, sugierc a la mujer abortos terapéuticos y si bien el poder público lee el fenómeno
gr ávida saltal de modo que sus pies golpecn las nalgas). Cardi- como efecto de Ias mejores condiciones laborales y sanitarias,
n¿.rl lcficrrc erl rclato que con cnajenada lucidcz le hiciera Ia en realidad el mérito f'ue también de los descubrimientos
madre cuando clla era aún una ltiña: científicos, que demostraron como algunas enfermedades
(como las cardiacas o la tuberculosis) no eran en realidad
Existcn rnalas mujeres y rnalos md:dicos que pueden matar a incompatibles con la gravidez.
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DorrnrcróN on r,n eostcróN vención oficial de la edad contemporánea en matt'ri;¡ rlc
aborto. Con la constitución Apostolicae Sedi,s del 12 dc ot'l.rr
bre de 1869, el papa recuperó y reafirmó -en el ilttcrrt.o <lr,
Ya se ha visto como la reflexión moral de la Iglesia en materia reordenar las hipótesis de excomunión, queriendo clinrirr;u'
de aborto recibe los nuevos descubrimientos científicos. EI aquellas que no resultaran actuales en función del canrbio rlr,
moralista del siglo xlx Antonio Ballerini escribe que eI desa- los tiempos y de las costumbres- la arrtigua definicirin rL.
rrollo de la ciencia había permitido la comprobación de Sixto V de 1588 (definición que, como se ha visto, h:rsl;r
aspectos que desde la óptica religiosa simplifican notable- aquella época no había tenido ningún éxito). Condena ¡rrrr':r
mente la cuestión del aborto y, más en general, de la gravidez. todos los procurantes abortum en caso de que el aborto
realmente se hubiera lievado a cabo, con defrnición lucgo
Queda aún el hecho de los constantes reclamos de indicacio-
nes seguras en el clima político y social que estaba cambian- retomada por el canon 2350 del código de derecho canónico.
do. En lo sustancial son dos las directrices con las que se La excomunión, reservada a los obispos, castigaba el aborl.r¡
mueve la Iglesia: superación de la distinción entre feto con o realizado, omiticndo toda distinción en orden a la formacirin
sin alma, con la consiguiente defensa de la vida desde la o no del feto.
concepción; persistencia del debate acerca de la legitimidad Incluso las decisiones de la Sagrada Congregación dt'l
del aborto terapéutico. Santo Oficio sancionaron la ilicitud de cualquier aborto
Con la promulgación, en 1917, del código de derecho directo, en tanto práctica que violaba el mandamiento dc nr¡
canónico, el primero en la historia dos veces milenaria de la matar. El aborto es ltomicidio uerdadero escribe el jesui[rr
Iglesia, el canon 2350 (parte I) establecerá que quienes alemán Agostino Lehmkuhl, uno de los más conocidos morir-
realicen abortos, sin excluir a la madre, y logren su fin, listas del siglo xrx.
I incurren en la cxcomunión y, si son clérigos, serátt depuestos, En cuanto a la indicación práctica, es preciso hacer todo lo
con la pérdida de todo rédito y beneficio eclesiástico (canon necesario para salvar al mismo tiempo tanto la vida de lir
2303). madre como la del feto, en el caso de que ambas se encuentrcrr
Con la superación de la distinción de las fases de la en peligro. Cuando esto no sea posible, se vuelve a la cuestirin
gravidez en relación con la animación del feto, la teoría de la secular: cn caso de necesidad, ¿es lícito salvar a Ia madre t:n
animación inmediata se da por incorporada. Resulta tan perjuicio del feto? Para algunos teólogos, la respuesta crir
segura desde el punto de vista frsiológico, filosófrco y teológico positiva, sin más. Puesto que entre dos males siempre cs
pref'erible el menor, es lícito matar al feto en el útero matcrno
-prosigue escribiendo Ballerini en la scgunda mitad del siglo en los casos en que sea necesario para evitar la muerte segurir
xrx- que ya no existe motivo alguno para continuar con las
disquisiciones acerca del momento de la animación. Le hace de la nrujer. En la medida en que la moral católica defiendc
eco el casi coetáneo teólogo jesuita Domenico Palmieri: dicha la licitud de la pena capital y la muerte en defensa propia, cs
posición es la única realmente compatible con el sensus posible preguntarse si también debe rcconocer la licitud dc la
Ecclesiae, así como se expresa mediante el dogma de la muerte del feto en el útero, ya que éste -al atentar con su
Inmaculada Concepción. prcsencia contra la vida de la madre- termina por ser cl
La proclarnación, en 1854, del dogma de la prcservación de injusto aglesor (sin embargo, no faltaron voces contl-arias,
María del pecado original desde el primer instante de su como la del moralista de Novara Del Vecchio: es la madr-c
concepción puedc, en efecto, ser leída como implícito recono- quien agredc al feto cuando, a causa de un canal del parto
cimiento de una animación inmcdiata. Por otra parte, se denrasiado estrecho, lc impide ver la luz).
trataba de la definición oficial de cuanto ya era reconocido El hecho de quc ia cucstión haya sido debatida cs prueba
desde 1708, mediante una festividad que la fe popular cele- del gran númcro de interpelacioncs y de los recurrentcs
braba desde hacía siglos el 8 de diciembre (a la que seguía, rcclamos de indicaciorres precisas que llegaban dcsde todas
nueve mcses después, Ia de la natividad, el 8 de setiembre). partes. Al comienzo, las respuestas fueron por lo menos
De todos modos lc corresponde a Pío IX la primera inter- evasivas: cl cotrscjo consistía elt rcmitirse a los probati

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o.uctores antiguos y recientes, auspiciando que de todos modos En la posición oficial de la Iglesia se trasluce la inevitabi-
se actuara con prudencia (noviembre de 1872) o bien que lidad del respeto a un mandamiento divino (el que luego
correspondía una necesaría paciencia, ya que el tema todavía resonará cn la aversión a la pena de muerte), tal como afirma
era objeto de estudio (diciembre de 1883). Sin embargo, pocos Pío XII en su célebre Allocuzione alle ostetriche del29 de
años después, ante la pregunta de si se podía enseñar la licitud octubre de 1951.
de la craneotomía con el frn de salvar a la madre, la respuesta
fue clara: en las escuelas católicas no estaba permitido. Y esto Todo ser humano, aun el niño en el seno materno, tiene el
concernía no sólo a la craneotomía, sino a "toda otra operación derecho a la vida, que es otorgado directamente por Dios, no
quirúrgica directamente letal para el feto o la madre". lJna por sus progenitores, ni por cualquier sociedad o autoridad
posición fácilmente vinculable con las nuevas investigacioncs humana. Por lo tanto, no existe hombre alguno, ninguna
científicas, que demostraban cómo se podía intervenir con autoridad humana, ninguna ciencia, ninguna "indicación"
éxito aun en situaciones que hasta poco tiempo antes eran médica, eugenésica, social, económica, moral que pueda exhi-
consideradas como deses-peradas.
bir un título jurídico válido para un¿r directa, dcliberada
disposición sobre una vida humana inocente.
No obstante, la Iglesia por cierto que no favorecía "la
muerte de las madres". Si bien el indiscutido principio de Todo esto, sin embargo, como evidencia el mismo pontífice
fondo era que la vida del feto debía ser "seria y adecuadamen- en noviembre de 19111, se hace presente al recordar que
te protegida" -por lo que (por ejemplo) la acelcración del "nunca, en ningún caso, la Iglesia ha enseñado que la vida del
parto era lícita sólo y exclusivamente en aquellas circunstan- niño debe preferirse a la de la madre".
cias de tiempo y de modo que les permitieran a ambos
sobrevivir-, fue mayor la claridad sobre un punto importan-
te: la distinción entre acciones directa o indirectamente
abortivas. Las primeras, entre las que figuraban la craneoto-
mía y la embriotomía, estaban excluidas en tanto primaria-
mente destinadas a matar al feto, mientras que resultaba
admisible recurrir a las segundas en casos de absoluta nece-
sidad, cuando se trataba de acciones que, orientadas en
primis a curar a la madre, se convertían sólo accidental y
secundariamente en causa de muerte para el feto.
Frente a tal posición oficial, no se puede dejar de recordar
la presencia de numerosos y autorizados moralistas, según
los cuales en cambio -en casos excepcionales- era lícito
practicar incluso intervenciones abortivas directas. Giusep-
pe DAnnibale, por ejemplo, sostenía que la responsabilidad
de decidir debía reservarse al médico, porque no sólo se
trataba de un problema teológico, sino que también era una
"cuestión gravísima, delicadísima, puesto que quién sabe
para cuántas parturientas se trata de una cuestión de vida o
muerte". Existía también una posición intermedia (Balleri-
ni): clara exclusión de cualquier intervención directamente
mortal para el feto, aunque admitía la aceleración del parto,
que fuera inevitablemente seguida por la no supervivencia
del feto. Pese a que el resultado es idéntico, muy diferente es
el proceso que lo causa.
92 93
4
LA MUJER
COMO TÉRMINO PRryILEGIADO
Los pRnsupuestos
DE UN CAI\{BIO

Después de la Segunda Guerra Mundial, las mujeres adqui-


rieron un creciente grado de conciencia en cuanto a deman-
das de progreso y a sostener esas posiciones en una sociedad
postbélica -no sólo italiana- que se aprestaba a atravesar
radicales cambios sociales y en las costumbres. Entre la
década del cincuenta y la del sesenta pierden terreno los
valores campesinos, disminuye la participación en los parti-
dos y organizaciones, se debilita la religiosidad tanto en la
práctica de los cultos como en las vocaciones, cambia el modo
de vestir y de hablar, el empleo del tiempo libre, la escolari-
zación y los ritmos de trabajo. El cambio comprende también
los comportamientos sexuales y la opción demográfica, los
que producirán -a partir de mediados de la década del
scsenta- la caída en los índices de fecundidad: el número de
hijos comienza a disminuir y el de las separaciones a aumen-
tar. Por otra parte, es el momento en que se determina la
separación entre la sociedad y la Iglesia. Ya no es la moral
religiosa la que guía la opción ética; en la praxis cotidiana lo
iusto y Io injusto pertenecen ahora al dominio de la conciencia
individual, quedando excluida la indicación eclesiástica. En
Italia, los referéndums sobre el divorcio (I974) y el aborto
(1981), que reclaman la derogación de las nuevas leyes, no
conscguirán la mayoría necesaria: es la formal sanción de la
separación entre las indicaciones de la Iglesia y las opciones
individuales en materia íntima y sexual.
Por lo demás, desde hacía algún tiempo se había verifrcado
o?
un cambio radical en temas de anticoncepción, cambio que Juan XXIII designó unaPontificia commissione per lo studio
estaba revolucionando los comportamicntos sexuales de dei problemi della famiglia e della natalitd (ampliada luego
mundo occidental. por Pablo VI de 6 a 75 miembros, con preponderancia de
En 1955, el biólogo norteamericano Gregory Pincus había laicos -entre ellos científicos, médicos, demógrafos y teólo-
comenzado en Puerto Rico experimentos con centenares de gos-, incluidas tres parejas de cónyuges). Los trabajos produ-
mujeres voluntarias -muchas fueron las críticas por la selec- jeron una mayoría favorable al empleo de la píldora (así
ción de la población: todas eran personas pobres- a las que votaron también 9 de los 15 obispos presentes), en el contexto
suministraba píldoras que contenían hormonas estrógenas y de una parcial revisión de la doctrina católica sobre el control
progcstínicas que causaban la suspensión de la ovulación. El de la natalidad. Pero en la cncíclicaHumanaeVitae del 25 de
resultado de la investigación fue positivo. En 1957 el proce- julio de 1968, el pontífice, sin respetar (según sus críticos) el
dimiento era aprobadoporlaFood and Drug Administrotion principio de la colegialidad y el "espíritu" del Concilio, esta-
como regulador menstrual y dos años después como anticon- bleció la oposición de la Iglesia.
ceptivo oral. La píldora Enovid fue puesta a la venta a partir Otro presupuesto importante que se encuentra en la base
de 1960. Por primera vez en la historia, las mujeres podían de la opción política de los Estados para acordar mayor tutela
controlar con facilidad y seguridad su propia capacidad a la madre en la relación de gravidez es la nueva instancia
procreativa (lo que no significa que la píldora no encontrara política sellada defrnitivamentc el 6 de agosto de 1945.
difrcultades para su difusión, como lo demuestra un curioso Cuando la bomba atómica es arrojada sobre Hiroshima,
ejemplo: la canción de Loretta Lynn, T'he pill, de 1975, pese cuando en un solo instante 100 000 Dersonas son asesinadas
a haberse convertido en un gran éxito, sería proscripta de al mismo tiempo, el Enola Gay no sélo nivela el suelo de una
algunas radios norteamericanas). Gracias a este método ciudad (y la piedad humana), sino más en general un modo de
confiable y lo suficientemente seguro (destinado de todos hacer la guerra. El dato cuantitativo ya no es más determi-
modos a perfeccionarse con el ticmpo), la maternidad se nante ni a los fines militares (el contraste resulta estridente
transforma de destino en libre opción, y la separación entre con la primera posguerra, cuando era fuerte el reclamo del
sexualidad y procreación cambiaba en verdad la vida de las aumento de la población tras la hecatombe bélica) ni a los
mujeres. Después de que durante siglos esta cesura fuera fines industriales (la nueva tecnolog:a reemplaza a los hom-
exclusiva potestad masculina, y su lugar de elección la bres por máquinas).
cxtraconyugalidad, por primera vez los dos elementos resul- Algunos años después, tras los movimientos que reclaman
tan separados también en el plano femenino. La capacidad de cambios radicales en la vida cotidiana, están las reivindica-
la mujer para decidir en primera persona sobre su propia ciones de las mujeres, en cuya base juega un rol importante
fecundidad, la autodeterntinaciórt,se convierte en el concepto el conjunto de contradicciones que regulaban sus vidas ("áe-
clave dcl fcminismo de la segunda parte del siglo xx, sedimen- ntos núrado durante 4000 años: ¡ahora hetnos uisto!" era uno de
tando luego en derecho reconocido. Como rccientemente ha los eslóganes). Después de las primeras manifestaciones de
escrito el magistrado Silvio Marco Guarriello, "la procreación las emancipacioncitas del siglo xrx, el feminismo de los prime-
ya no es más un acontecimiento ineludible, sino que es la ros años de la década del sesenta en los Estados Unidos es
consecuencia de una libre opción que puede implicar el expresión del malestar de las mujercs de mediana edad, de
recurso a la interrupción voluntaria de la gravidez o bien al clase media, casadas y con hijos (como describe La mistica
empleo de métodos anticonceptivos", siendo "reconocido el della fentinilitd de Betty Fridan). Más tarde el mismo se
derecho constitucional de la libertad de autodeterminarse transforma e incluye a muchachos y a jóvenes mujeres. El
también en orden a actos que involucran al propio cuerpo". feminismo es un fenrimeno complcjo, animado por fines,
Esta evolución también tiene eco en la Iglesia. Desde el métodos e ideales muy a menudo heterogéneos, signado por
Concilio Vaticano II, el mundo católico esperaba un pronun- violentas disputas y fuertes contraposiciones (por ejemplo,
ciamiento oficial sobre el control de la natalidad y, en parti- entre mujeres feministas y mujeres en política), cuyo rasgo
cular, sobre el descubrimiento de Pincus. Con este propósito, unificador fue justamente "la política del cuerpo". Esta fue la
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primera, imprescindible reivindicación, ya que "cuando la de cómo, gracias al feminismo y a su accionar, cuestioncs
mujer haya logrado, gracias a la difusión de los anticoncep- consideradas de exclusiva pertinencia femenina se convcr-
tivos y a la libertad de aborto, ser dueña de su cuerpo ya no tían en materia de pública discusión y recibían plena legiti-
se encontrará envenenada por el terror y el remordimiento, mación política. En Alemania, por ejemplo, la discusión sobre
y entonces estará disponible para otras luchas" (Simone de el tema del aborto fue uno de los principales motivos dc
Beauvoir). Si se había conseguido durante tanto tiempo desencuentro cn las negociaciones para Ia unificación nacio-
someter a las mujeres, esto había sido en virtud del anclaje de nal de 1990.
la sexualidad femenina en la función reproductiva: eslóganes
como dueñas de nuestra panza a el útero es ntío expresaban
esta voluntad femenina de no sufrir más opciones y condicio- Les Nunv,ts leyns
namientos extcrnos. EN IIATI]IIIA DB AIJOITTO
En este marco, la legislación que criminaliza la interrup-
ción voluntaria de Ia gravidez se convierte en emblema de la Debido a la concurrencia de los elementos examinados, en la
expropiación del cuerpo y de la identidad femenina. En esta sociedad occidental hierve la discusión sobre el aborto, parir
fase toma forma la idea del aborto como derecho civil, el el que se hace necesaria una nueva reglamentación (por su
primero entre tantos a reclamar. parte, la propia Iglesia se pronuncia varias vcces por unll
Práctica extremadamente dolorosa y peligrosa para la reforma de las normas existentes).
mujer, duramente enfrentada por los movimientos emanci- En lo sustancial, las campañas en favor del aborto sigucn
pacionistas del siglo xIX, que veían en ella el enésimo instru- el mismo esquema. Se procura poner a la opinión pública an-
mento de la sexualidad masculina prevaricadora, el aborto se te el drama del aborto clandestino, mediante gestos y episo-
convierte en la reivindicación unificadora del feminismo, dios resonantcs, como la provocativa admisión de culpabili-
más que cualquiera otra en condiciones de unir a mujeres de dad y la autoincriminación masiva. Y, además, se trata dt:
distinta extracción, cultura y edad. En esto seguramente hacer un uso político de los procesos en Ia materia, donde cl
tuvo influencia el hecho de que en la primera mitad de la simple caso concreto se convierte en la ocasión para poner cr)
década del setenta existían las dos formas de aborto de las la picota a las leyes que criminalizan Ia práctica.
que ya hemos hablado: la práctica extremadamente riesgosa
que se llevaba a cabo clandestinamente por parte de coma- El vuelco legislativo en Europa se produce en Inglaterra corl
dronas o de las propias mujeres y el aborto siempre clandes- elAbortion Act de 1967. En realidad, el aborto ya era tolera-
tino, pero costoso y seguro, realizado en clínicas privadas de do en parte desde 1938, cuando un módico, el doctor Aleck
países donde el aborto estaba permitido. Bourne, que había practicado un aborto a una chica dt'
En Italia y en otras partes, mientras se discutía cómo catorce años violcntada y en grave estado de shock, fuc
redisciplinar el aborto, existían feministas en radical disenso absuelto por el tribunal en tanto había "actuado para salvilr
con esta práctica. Si, de hecho algunos lo presentaban como el equilibrio mental de la muchacha". En julio de 1966, David
algo absolutamente indoloro, símbolo de la libertad femeni- Steel, joven miembro del partido liberal, presentó a la Cáma-
na, otros en cambio reconocían el drama que en todos los ra de los Comunes un proyecto de ley que se aprobó con lrr
casos implica el aborto, rechazándolo como medio de control aplastante mayoría de 223 votos contra 29 (aunque luego,
de la natalidad y considerándolo sólo como solución de emer- como consecuencia de la campaña prontovida por los católicos
gencia ("queremos el aborto para no tener que abortar más"). y algunas organizaciones laicas, la ley fue revisada en partc).
De todos modos, existía coincidencia en el hecho de que Ia En los Estados Unidos la dura batalla por la liberalizaci<in
sociedad no podía continuar ignorando una cuestión que no del aborto vio a mujeres y hombrcs movilizarse masivamenL<:
sólo concernía a la vida cotidiana de las mujeres individual- alrededor de 1965. Dos años después, algunos Estados (entrc
mentc, sino que comprcndía también a los hombres y a la ellos el de Colorado y el de California) previeron en casos
esfera pública. En efecto, el aborto es el caso más clamoroso específicos la posibilidad de consult¿rr en casos de abortr¡,
100 I0I
dejando la decisión en manos de médicos y hospitales. En El clima de histeria colectiva que a veces se alcanza ha sidr¡
1970 se llegó a casi una derogación de la legislación vigente, b_ie{r_descripto en el tercer episodio del ya citado film If Tht:sa
cuando el Estado de Nueva York admitió el aborto para las Walls Could Talk, donde la defensa dc la vida es exaspcradl
mujeres embarazadas de menos de 24 semanas, siempre que hasta cl homicidio. Según el filósofo nortcamericano Ronal<l
la intcrrupción del embarazo fuera realizada por un médico Dworkin, esta lucha representaría la versión norteameric¿¡_
y en un ambicnte sanitario. Esto determinó una división na de las guerras de religión que sacudieron a la Europa dcl
entre los Estados norteamericanos, puesto que algunos pro- siglo xvrr. En sus muchas intervenciones sobre el icmrl.
mulgaron le¡res que permitían el aborto, mientras que otros Dworkin ha sostenido que el punto central del debate quci
iniciaron una dura batalla legal para tratar de encauzar la enfrentó la Suprema Corte en el caso Roc v. Wade .ino
admisibilidad de Ia práctica. La cuestión terminó antc la Cor- concierne al problema metafísico de la persona del feto o ¿rl
te Suprema. teológico de su alma, sino al problema jurídico de si el feto cs
El caso era el de Jane Roe, una madre de 23 años de Dallas o no una persona constitucional", es decir, una persona cuyos
quicn -al tcner ya dos hijos a cargo y encontrarse en una derechos e intereses son juzgados y tutelados a la puid"
situación económica precaria- quería desesperadamente in- aquellos previstos en la Constitución',. pues bien, ,,la Cortc
terrumpir su tercera gravidez no querida (obviamente los decidió que el feto no es persona constitucional antes dcl
ticmpos de la justicia no coincidieron con los dc Ia vida, de nacimiento y que existe un derecho fundamcntal de la perso_
modo que la sentencia llegó cuando el niño, ya nacido, había na a controlar su capacidad de procrear',. La ley ,,no puedc
sido dado en adopción). En la celebérrima sentencia Roe v.
Wade de 1973, los máximos jueces nortcamericanos recono- impqner a nadie que se sacrifiquc a sí mismo por cltra pelso.,,.,
[...]. Si incluso el feto tuviera derechos de persona constitucio-
cieron el derecho de la mujer a elegir la interrupción de la nal, son derechos que sólo puede ejercer mediante la persona
gravidez. Esta posibilidad se basa en el derecho de la gestante de la madre, limitando su libcrtad en un modo qúe sería
aIapriuacl,, sancionado por el concepto de libertad personal, inimaginable en cualquier otra persona. por lo demis, que cl
garantizado por la dccimocuarta cnmienda de la constitución aborto sea en los Estados Unidos the war that neue*iniJ, n.
nortcamericana. En efecto, existe el derecho a la independen- es en absoluto casual. Si de hecho en Europa las nuevas levcs
cia de conciencia, derecho "bastante amplio como para com- en la materia sc basan en la neccsidad delutelar la salud dc
prender la opción, por parte de Ia mujer, de llevar o no a la mujer_(lo que no significa ninguna declaración de princi_
término su propia gravidez". Existe, por lo tanto, el interés de pios en favor dcl aborto, sino la necesidad dc resolver del
evitar las consecucncias perjudiciales de caráctcr físico y modo menos doloroso posible el conflicto entre interescs
psíquico (inclusopo.st partum) vinculadas con una matcrni- contrapuestos), cn los Estados Unidos el aborto _según la
dad no qucrida c impuesta. Después de la duodócima sema- propensión norteamericana a enfrcntar las tcmáticaisicm_
na, cs dccir, cuando el feto alcanzalauiability (es decir, la pre en clave dc derechos fundamentales- ha sido dcclarado
viabilidad), el Estado puedc en cambio prohibir cl aborto, a un derecho constitucional. El único otro país que tiene un¿r
menos que éste se vuclva nccesario para salvar la vida o la legislación similar cs Sudáfrica. A csto .ó ugrégu el ónfasis
salud de la madre. que la religión tienc en cl debatc público norteamericano, por
Todavía hoy, en los Estados llnidos el aborto es un tema lo quc se encucntra bastante difundida una ética qr" ."pur"
muy dcbatido, con cor.rtraposiciones incluso violcntas. Las claramente a buenos y malos, y que manticne en plorrn cl"
clínicas quc rcalizan abortos, por cjen-rplo tienen vidrios los pri'cipios u'a actitud muy conservadora accrca "l del sex'
blindados y rnódicos provistos con chalccos antibalas. Esto no y de las temáticas vinculadas con é1.
significa (lue se trate dc la modalidad dc acción de todos los Volviendo a Europa, 1g71 fuc un año crucial para Alema_
grupos contrarios al aborto, pero no han faltado ataques nia occidental y Francia. En una primera fase, loi itinerarios;
arnr¿rdos de extrcrnistaspro li.fb (la disminución del número
de médiccls dispucstos a haccr abortar también está vincula- {9 am_bos países fucron muy similares. En la rcvista Stern,
375 alemanas occidentales (muy famosas) dcclararon habcrl
da con el micdo a scr víctimas de la violcncia). abortado,lo quc suscitó una vasta movilización y nrás dc 3000
102
I0;i
autodenuncias llcgaron al ministro f'ederal dc Justicia. El mente lícita sólo la así Ilamada solución de las indicacioncs
mismo año, 343 fiancesas (ilustres o no) firmaron un mani- (expresa indicación de Ias hipótesis que vuelven admisiblc
fiesto, publicado en Le Nouuel ObseruateLt, en el que decla- recurrir al aborto). De hecho no existc un derecho ilimitacltt
raban haber abortado. Dos años después se desarrolló en para la práctica, lo que significa entle otras cosas (escribc la
Bobigny un proceso destinado a convertirse en célebre, que Corte) "una reacción contra el aniquilamiento de la vid¿r
tuvo por imputada antc el tribunal a la menor Michéle considerada como no digna de scr vivida, a la solución final .y
Chevalier, quien el año antcrior, según su propia confesión, a los exterminios llevados ¿r cabo por el régimen nacion¿rl
había abortado ilegalmcnte luego dc ser violada por un socialista como obligacione s del Estado". Los jueces tambiórt
compañcro de escuela. Estc había denunciado a Michéle y a sostenían que "en los fundamentos de la Constitución sc
su madre (empleada del subterráneo) por aborto ilegal. EI encuentran principios de la estructura cstatal que puedcn
proceso fue ]a ocasión para realizar durísimas acusaciones al explicarse solamcntc mecliante Ia expcricncia histórica y por
Estado, denunciando abiertamente las dramáticas condicio- el contraste moral y espiritual con respecto al antcrior siste-
nes en Ias que abortaban las mujeres. Def'endida por Giséle ma del nacional socialismo. F'rente a la omnipotcncia dcl
Halimi (que en apoyo a las 343 firmantcs había fundado la Estado totalitario [...] Ia Constitucirin ha construido un sisle-
asociación Choisír (Elegir), dc la quc era presidcnte Simone ma de valorcs que pone al hombrc, en su simplc dignidad, en
de Beauvoir), la Chevalier resultó absuelta. Otro gesto cla- el centro de todas sus nornlas", cn el que resulta crucial "el
moroso ocurrió cn mayo de 1973, cuando (como cuenta Loren- respeto incondicional a la vida de cada individuo, aun de
zo Bocchi, enviado delCorriere de.lla Sera) "el 23 los periodis- aqucllas vidas que puedan parcccr scicialmente sin valor, y
tas habían sido invitados a asistir a un aborto practicado en cxcluye por lo tanto que se pueda destruir tal vida sin una
la sede del Planning de Grenoble. Los médicos rebeldes, que razón que lo justifique". El principio vale por todo el tiempo
reclamaban una incriminación colectiva, entendían respon- que dure la gravidcz, con el único límite del riesgo de muertc
der con este espectacular y provocativo abandono de la para la madre (o de grave daño para su salud), ya que en es-
clandestinidad a la incriminación de su colega Annie Ferrey te caso se cncuerrtra en juego un derccho ¿r la vida y a la
Martin, acusada dc haber interrumpido la gravidez de una integridad física. El Bundcstag aprobti, pues, una ley más
estudiante liceal seducida por un padre de fámilia de cuaren- restrictiva quc limitaba con las fronteras del aborto legal.
ta años". La repuesta oficial consistió en que el prefecto Como ya se ha seiralado, con la unificación dc 1990 sc
prohibiera el desarrollo de la reunión. Estas movilizacioncs planteó cl problema de cuál normativa dcbía rcgular el
llevaron a que en ambos países se renovara la rcglamenta- aborto, ya que en la ex Rcpública I)enrocrática Alcmana la lcy
ciíln en materia de interrupción de la gravidez: en Alemania, de marzo dc 1972 lo entcndía scflúIl critclios que, a l¿r luz de
una petición en pro de la abolición de la legislación entonces la jurisprudcncia de la Corte occidcntal, resultabar-r inconsti-
en vigencia llevó, en I974, a la revisión de la ley (libcraliza- tucionales. Entonces fue rcdact¿rda u¡r¿r nuc\¡a normutiva, la
ción del aborto durante los tres primeros meses de embara- Ley de f a tutela dc la vida antes dcl Iracin.riento e irt fieri (27
zo), mientras que en Francia la legalización llegó el año de iulio de 1992), lucgo rcdcfinida como resultado de un¡r
siguiente, con la ley Veil. nueva intcrvencirir-r de los jueccs consl,itucionalcs en maytl
La historia de la legislación alemana en matcria de aborto siguicnte, lluevarncnte críticos ante l¿r alirmación que definíir
prcsenta algunas particularidades, resultado indirccto de las conro "no contrario a la ley" al aborto conlo cxprcsión de la
dramáticas expericncias vividas por Alemania durante el librc opción dc la mujer cn l¿rs pt'imcras doce semattas dcl
nazismo. Teniénd<¡las muy presentes en su pensamiento, ya embarazo. Aún hoy laiurisprudcl-rcia de Ia Corte alemaua stt
en 1975, cuando la Corte constitucional fue llamada a pro- distingue por su t'cconocimiento dcl dcrecho a la vida del f'ottl,
nunciarse sobrc la nueva ley, declaró quc era incompatible dcrecho quc es igual prir dignidild .y valot'al de quien ya hlt
con las normas cxistentcs tlrientadas a tutelar la vida. El nacido.
problema se ccntraba en Ia posibilidad de abortar en ausen- Las vicisitudcs de la norrnativa ¿rlcntatt¿r elt m¿rteria dtr
cia de una ra zón: en su lugar, la Corte declaró constitucional- aborto son el cspejo de una tcndcl-tci¿r t.trás getreralizada. Lirs
104 I05
legislaciones introducidas en los años ochenta para regular la implica. Por ejemplo, fue rcsonante cl caso ocurrido en lni u'r( |
interrupción dc la gravidez son, en cfccto, más restrictivas de 1992, cuando una chica de catorce añils cmbarazadir cr ¡r r¡,,
con respecto a las de la dócada anterior, como también lo consecuencia del estupro cometido por un amigo de l¿r f ;¡¡n¡
demuestran los casos español, portugués y belga. En particu- lia, amenazó con suicidarse si no podía abortar. Pucs lrir,rr,
lar, merece una mención lo succdido en este último país, cuya llamada a exponer su caso, la Corte Suprema anulr¡ l:r
ley de liberalización del aborto es de 1990. Cuando, luego de interdicción de la joven a dirigirse a otro país, lo t¡ut' lr.
haber sido aprobado por el Senado y la Cámara, el texto pasó permitió abortar en Inglaten'a.
al rey para su ratificación y promulgación ocurrió algo ines-
perado: al impcdírselo su conciencia, el rey Baldovino se negó
a firmar "¿Scría normal" se pregunta en una carta al primer
L,q r.av 194
ministro, "que yo fuera el único ciudadano belga obligado a
actuar contra su propia conciencia en una cucstión esencial? En Italia, una vez promulgada la Constitución, las mu.jt'r.r's
¿La libcrtad de conr:iencia vale para todos menos para el rey? que ocupaban cargos parlamentarios y las asociacioncs f cnrc
[ . ..1 Por otra parte, enticndo muy bien que no sería aceptable
ninas impulsaron tenazmente la adecuación legislativa, prrcs
quc a causa de mi decisión fuera bloqueado el funcionamiento
to que eran muchas las leyes ordinarias de la época fasr:isl;r
de nuestras instituciones dcmocráticas. Por esto, invito al que todavía regían la vida cotidiana. En el proceso dc rk's
gobicrno y al parlamento a cncontrar una solución jurídica mantclamiento que preanunciaba la reconstrucción lcgisl:r
que concilie cl derecho dcl rey a no ser obligado a actuar en
tiva, Ia magistratura se reveló como un formiciable aliado rlr,
contra de su concicncia con la necesidad del buen funciona- las mujeres. En este clima, lentamente, pero paso tras prrsrr
miento de la democracia parlamentaria". Al rccurrirse a la de manera cadavez más incisiva, el problcm¿r del aborto firt,
previsión constitucional del impedimento para rcinar (según adquiriendo visibilidad.
la cual cuando cl rcy no pueda cumplir con sus funciones En 1961 Noi donne (Nosotras, ntujere,s),la rcvista dt: lrr
constitucionalcs, éstas son cjercidas por los ministros reuni- UDI (Unión de mujeres italianas), había publicado un inrpor.
dos en consejo), la lcy fue de todos modos ratificada y promul-
tante encuesta sobre el aborto clandcstino, "I figli che lrr¡rr
gada con la firma de los ministros. Un caso en ciertos aspectos
nascono" ["Los hijos que no nacen"]: era Ia primera vez qu('(.rl
scmejante ocurrió cn Polonia, en 1994, cuando el presidente Italia un periódico rompía el silcncio cn la materia.
de Ia república, Lcch Walcsa, se negó a fir'mar la ley que Mayor repercusión aún tuvo, cn junio dc 19711, el proct'so
libcralizaba ampliamente cl aborto, devolviéndola a la Cá- contra Gigliola Pierobon, acusada de haber abortado ¿r los
mara alta. diecisiete años. Hija de agricultores de S¿rn Martino dci
En cl panoralna europeo se distingue hoy Irlanda, cuya Lupari (Padua), Gigliola había interrumpido los cstudir¡s
Constituciiln habla exprcsamente de la protección a la vi- clespuós del tcrcer año del secundario a causa dc las escrrs:r:j
da dcsde la conccpción. "El Estado rcconoce el derecho a la posibilidades económicas de Ia fhmilia. Embarazada a los;
vida del niño quc debe nacer y, habida cueltta adecuadamen- diecisietc años y pronto abandonada por el padre del nirro,
te del derecho a la vida de la madrc, se esfuerza por respetarlo decidió abortar impulsada sobrc todo por cl terror dc lrr
en sus leycs y, en la medida de lo posible, cn protcgcrlo y posible reaccíón dc sus padres. "I-os ntÍos sc habrí¿rn con\¡(,r'
sostcncrlo legalmente" (csla explícita garantía constitucio- tido cn el hazmerreír de todos, me habrían cchado de cas:r v,
nal es fruto dc un refcréndum realizado en 1983). Por lo por lo tanto, del ¡taese; cstaba sin dinero 1' sin asisten<:i:r.
demás, Irlanda ha hecho.inciuir un protocolo europeo: ell caso confundid¿r, aterrorizada. ¿Qué otra cosa podía hacer?". Lrr',
dc quc sca aprclbada una lcy europca sobrc el aborto, el ,10 000 liras lreccsarias para el aborto provilticron de ull "bucn
pucblo irlandés tcndrá derccho a oponerse a la aplicación en nluchacho qlre nre quería bien", Roberto Cogo, estudiirrrl.r,
su tcrritorio. No se trat¿r dc que en aqucl país Ia cuestión sea r¡nivcrsitario por aqucl cntonces, quc luego se cor-r"'irtiri elr su
i.tt ttlto pacífica o que dc todos modos sc la enfrente sin rrrarido. Con la mcdiacir'ln de la asistente cnfcrmera It¿rlirr
crinsidcrar las tantas y tan complejas fhcctas que el tcn.ra Salviato, (iigliola fuc sometida al ritu¿rl quc desde hat'í:r
106
l{)'/
siglos habían protagonizado las mujeres: tendida sobre una sobre Ias terribles condiciones de los abortos clandestinos
mesa dc cocina, sin ancstesia, le fuc intr<¡ducido un hierro (la y sobre las ganancias de tantos ginecólogos en las clínicas
joven debió lucgo scr curada de una infccción producida por privadas. La campaña se organizó actuando contextualmc¡.r-
la rudimentaria sonda) y luego se dcsvaneció a causa del te sobre ambos frentes: redefinir el aborto y difundir cl
dolor y del miedo. Junto con clla (que tenía veintitrés años en control de la natalidad. Con el tal fin, Luigi De Marchi,
Ia época del proceso), füeron incriminados el ex marido prsesidente de la AIED (Asociación italiana de educación
(ambos ya se habían separado), por concurso en el delito de demográfica) a fines de 1974 llegó a experimentar un nuevo
aborto, e Italia Salviati, que fue acusada de haberlo realiza- método de divulgación: publicó tres fotonovelas de distribu-
do. Notable rcsultó la movilización del movimiento feminista ción gratuita (protagonizadas por famosos actores de la
(llegaron a Padua feministas y muieres de todo el país), con época) que incitaban al empleo de la píldora.
la intención dc transfbrmar aquella peripecia personal en un En enero de 1975, en la primera plana de muchos cotidia-
acontecimiento político de alcance nacic¡nal. Pero, como des- nos alcanzaron gran resonancia los arrestos de Gianfranco
tacaron muchos periódicos de la época, fracasó el esfuerzo de Spadaccia (secretario radical) y luego de Adele Faccio, como
las mujeres en convertir al proceso contra Gigliola en un consecuencia de la irrupción de la policía (por denuncia del
"proccso al aborto, es decir, a la condición femenina que diputado del ultraderechista Movimiento Social Italiano Pi-
cmpuja todos los años a centenares de miles de mujeres a esta sano) en una clínica de Florencia sospechada de practicar
especie de fuga descspcrada" (Mario Passi en L'Unitd.). Se- abortos. Del interrogatorio al doctor Conciani, arrestado
gún la praxis más acreditada, de hechojueces y abogados de junto con sus colaboradores, surgieron las dimensiones dcl
la acusación intentaron dar vuelta la cuestión, desacreditan- fenómeno y la plena complicidad del Partido Radical: la
do a lajoven. El resultadojudicial no fue en absoluto satisfac- apertura de la clínica había sido consecuencia de un acuerdo
torio para las feministas: aunquc encontrada culpable, la celebrado directamente con Gianfranco Spadaccia, Marco
imputada fue "perdonada" con motivo de su escasa edad. En Pannella y Adele Faccio. La doble acusación para Spadaccia
sí, el proceso se mostró como un fracaso, pcro en el largo plazo y Faccio era la de asociación para delinquir agravada y
surtió cl efecto csperado, desde el momento cn que gracias a realización de abortos continuada y pluriagravada. El mismo
él la batalla contra cl aborto cobró impulso. día, los movimientos feministas organizaron una manifesta-
En enero dc 1974, cl procurador general de la república de ción nacional en Florencia.
Trcnto incriminó a 263 mujeres por haberse realizado abor. Mientras tanto, desde fines de febrero, L'Espresso, junkt
tos. La invcstigaciíln había dado comiertzo a partir dc la con la Liga del 13 de mayo (fecha de la victoria del referéndunr
muerte de una joven, internada en un hospital luego dc una en pro del divorcio), emprendieron una campaña para promo-
desacertada interrupción de su gravidez. De las historias ver un referéndum derogatorio de los artículos del código
clínicas cncr¡ntradas cn ei consultorio del ginecólogo Renzo penal en vigor. La tarjeta provista por el periódico decía:
Zorzi se había llcgado a los nombres. La respuesta fue coral: "Estoy convencido de la oportunidad de reemplazar urgentc-
se organizó una manif'cstación nacional con el apoyo de los mente las normas del código penal que castigan la interrup-
radicales. ción voluntaria de la gravidez. Me comprometo desde ahor¿r
Micntras tanto, cn 1971 había nacido el Movimiento de a suscribir el formulario de encuesta del referéndum qu<r
libcración dc la muier (NILD), que de inmcdiato plantcó como L'Espresso y la Liga 13 de mayo me harán llegar cn cl
cuestión central el aborto, micntlas que dos años después momento oportuno". El comienzo de la campaña había sido
Adele F'accio fundaba el CISA (Centro dc inform¿rciones precedido por una nota de tapa del semanario (19 de febrcro
sobre csterilización v aborto), que se proponía educar para la de 1975) que había causado mucho escándalo. Detrás dr'l
scxualidad responsable v crear centros que rr:alizaran abor- título Aóorto: utta tragedia italiana (Arrestos, denuncios,
tos, practicados ilegalmcnte, pero a la luz del sol. Casi todos represíón policial. Así enft-enta el gobierno u.n graue proble nttt
los grupos feministas (comprcr.rdida la UDI) intcrvinicron cn social) había una mujer desnuda, embarazada y crucificadrr.
cl tema, realizando nranif'cstaciones y campahas de prensa 1975 es uno de los años clave en Italia. Sobre el tcnr¡r
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intervinieron de hecho con gran resonancia la Col'te constitu- Democracia Cristiana elaboró propuestas, dentro de un pro-
cional y el Parlamento: finalmente comenzaba el debate con yecto que no preveía la despenalización del aborto. Sin
las instituciones. Resultó indudable la función desarrollada embargo, se introducían algunos atenuantes, como el razon¿r-
por el feminismo para que se suscitara una amplia discusión ble temor a gravísimas anomalías del feto, la gravidez como
que por primera vez cuestionó seriamente la general condena consecuencia de una violencia carnal, condiciones económi-
del aborto en un Estado donde la mayoría de la población se cas y sociales tales que hicieran imposible el mantenimient<r
declaraba católica: la Democracia Cristiarla era el orimer del recién nacido (o que perjudicaran gravemente a los demás
partido, la Iglesia cumplía un papel crucial y sus interiocuto- hijos), además del desplazamiento de las normas: ya no eran
res institucionales ya estaban listos para enfrentar el proble- delitos contra la persona sino delitos contra la estirpe.
ma. Entre los acontecimientos que habían hecho posible esta En un contexto donde la cuestión se encontraba ya en el
maduración se encontraba la entrada en funciones de la centro del debate colectivo (y en el que, ajuzgar por ciertos
Corte constitucional, el intento (fallido) de los gobiernos de aspectos, la opinión pública se estaba orientando en sentido
centro izquierda de responder a las tantas exigencias de una favorable a la legalización), tuvo amplio eco la intervención
Italia en rápido cambio, el nuevo derecho de familia de 1975 de Pier Paolo Pasolini en las páginas del Corriere della Sera
y su intención de dar dignidad a la mujer en la familia (la (del 19 de enero de 1975).
primera sede donde se la negaba). En el artículo "Estoy en contra del aborto", el escritor sc
En 1971 se había abierto una brecha en la materia, cuando declaraba contrario a la práctica (concientc de que, en cam-
la Consulta había derogado la norma que impedía la difusión bio, la mayoría sería favorablc en caso de referéndum), ya que
y el comercio de métodos anticonceptivos. El control de Ia a sujuicio la legalización del aborto era la legalización de un
natalidad era entonces una práctica legal. Pero la verdadera homicidio. La polémica que desencadenó fue inmediata y
novedad es introducida por la sentencia ne 27 del 18 de encendida, involucrando a personalidades como Natalia As-
febrero de 1975, que afirmó un principiojurídico nunca antes pesi, Dacia Maraini, Natalia Ginsburg, Leonardo Sciascia,
sostenido: recurrir al aborto es algo conforme a derecho, no de Alberto Moravia, Italo Calvino, Claudio Magris, Norbert<r
manera absoluta sino en los casos indicados por la ley. El Bobbio y otros.
razonamiento de la Corte, criticado tanto por la parte católica La sucesión de propuestas y rechazos en el Parlamento
como por muchos ambicntes laicos favorables al aborto, era continuó durante 1976, cuando el caso Seveso vino a caldear
nlás bien lineal. Si bien la tutela del feto tenía fundamento aún más los ánimos. Después de la explosión del reactor dc
constitucional, en el aborto existe otro sujcto cuya posición Icmesa (fábrica química de propiedad de la multinacional
también está tutelada, la madre. La ley, entonccs, "no puede suiza Hoffmann-La Roche) cn Seveso, Brianza, el 10 de julio
otorgar al feto una prevalencia total y absoluta", y ahí de 1976, y la consiguiente nube de dioxina que se expandiri
precisamente es donde reside el vicio de constitucionalidad por la rcgión, los diarios de izquierda acusaron a las autori-
que invalida la disciplina penal del aborto. lJna normativa dades de no informar a las mujeres acerca del grave peligro
conforme a la Constitución tambión deberá en efecto conside- que corrían y de no autorizar el aborto, cuando el aborto
rar (y defender) la salud de la madre. terapéutico ya estaba admitido en Italia (se habían realizado
La decisión entonces quedó cn manos de los legislaclores. 26 en los 462 embarazos diagnosticados por los consultorios
En la huella de las indicaciones de la Consulta, y siendo de la zona). También fueron dcnunciadas demoras burocr¿i-
opinión común que la normativa vigente, de cuño fascista, ticas, humillaciones, presiones psicológicas y morales qu('
debía ser rcvisada, todas las fuerzas parlamentarias comen- debieron soportar muchas mujeres.
zaron a elaborar propuestas en la materia. De hecho, la lcy Pesc a todo, el vuelco se produjo durante ese año, cuanrlo
194 estuvo precedida al mcnos por un quinquenio dc debates el Pallamento constituyó una comisión limitada, integrad:r
parlamentarios, con la primera propuesta a cargo del socia- por 20 parlamentarios en representación de todos los parti-
lista Loris Fortuna en febrero dc 1973. Lo siguieron socialdc- dos quc habían prescntado proyectos sobre el tema. De csr'
mócratas, comunistas, r'epublicanos y liberales. Incluso la modo fue fbrmulado un proyecto de ley único, luego aprobarLr

110 lll
por la Comisión de Justicia de la Cámara (21de enero de para el conflicto entre salvaguardar su salud o defender lrr
1977). El debate en el Parlamento fue complejo y encendido, existencia del feto. Es decir, no existe una libertad constitu-
pero el voto favorable de la Cámara resultó de todos modos cionalmente garantizada para abortar, ni se acuerda a la
inútil, ya que el Senado luego bloqueó el texto. En una mujer el derecho de rechazar o no libremente su propia
situación de fuertes contraposiciones, en un auténtico golpe maternidad. Si bien la opción (obviamente voluntaria) es sól<r
de mano, el 7 de junio un grupo de senadores de la Democra- de la mujer (la decisión de abortar ingresa a la categoría dc
cia Cristiana propuso votar, en escrutinio secreto, por la los actos de disposición del propio cuerpo, por lo que cs
eliminación de los artículos. La propuesta resultó aprobada necesaria la mayoría de edad), el médico debe participar para
con los votos democristianos, los del Movimiento Social Ita- dar fe de la autenticidad de la decisión de abortar y para va-
liano y de 7 francotiradores; por segunda vez,la ley sobre el lidar las razones.
aborto era bloqueada en el Senado (donde por reglamento Estas disposiciones encontraron críticas tanto entre los
deberían pasar seis meses antes de una nueva discusión partidarios como entre los opositores al aborto: si estos
sobre el tema). últimos vieron en las cinco hipótesis previstas por la ley la
La ley fue aprobada el año siguiente, el 18 de mayo de 1978, plena liberalización del aborto durante el primer trimestre,
por 160 votos contra 148. Ilabía nacido la ley 194 (cuyo texto en cambio los primeros estigmatizaron la intervención del
era similar al elaborado por la comisión limitada), en un médico como inaceptable injerencia en la opción de la ges-
clima general muy cambiado. Su aprobación en ciertos aspec- tante.
tos sellaba la reencontrada solidaridad nacional como conse- La194 prevé la posibilidad de reflexionar sobre la decisión
cuencia del secuestro y la muerte de Aldo Moro. El cadáver a tomar: si en la entrevista con la mujer el médico no
del estadista había sido encontrado apenas nueve días antes. determina que el caso sea de urgencia, le entrega a la
Para reseñar en sus grandes lineamientos la estructura de gestante un documento en el que (además de confirmar su
la ley 194, cabe decir que el artículo la afirma los principios gravidez y la solicitud de interrupción de la misma) la invita
fundamentales en los que se inspira la normativa. Se intenta oficialmente a postergar la decisión durante siete días. Esta
aclarar desde el principio que la ley había vuelto a tutelar la previsión, rara en la legislación de otros países, en general ha
vida humana desde su comienzo: oposición jurídica al aborto sido valorada positivamente.
como medio para el control de la natalidad, valor social de la Un punto muy controvertido consiste en la disposición
maternidad y derecho a la procreación conciente y respon- según la cual el padre del nonato puede ser escuchado sólo en
sable. caso de que la mujer lo permita (art. 5) La objeción más
Abortar dentro de los primeros 90 días a partir de la recurrente habla de la violación del art.29 de la Constitución:
concepción es posible sólo en Ia medida en que sea necesario en abril de 1988, Giuliano Amato escribió en L'Espresso que
para tutelar la salud de la muier, es decir, cuando la prosecu- "el aborto decidido por la madre sin siquiera informar al
ción de la gravidez, el parto o la maternidad comporten un marido [...] ignora el valor constitucional de la unidad fami-
serio peligro para su salud física o psíquica. Esto puede liar". La cuestión a menudo vuelve a ser planteada, incluso de
ocurrir, además de las alternativas en relación con el estado modo dramático como provocadora de algunos resonantes
de salud (ya no entendida en sentido meramente orgánico, episodios que suscitan los honores de la crónica. Interrogada
sino ampliada para comprender "el equilibrio existencial" de recientemente la Corte sobre el asunto, ha ratifrcado que "la
la mujer), también según condiciones económicas, sociales o norma impugnada es fruto de la opción político-legislativa
familiares, circunstancias de la concepción, previsión de [...] de permitir que la mujer sea la única responsable de l¿r
anomalías o malformación del feto. decisión de interrumpir la gravidez". La cuestión también
La autodeterminación de la mujer, por lo tanto, no resulta resulta extremadamente debatida en el exterior. Entre los
garantizada y protegida como valor cn sí, colocando la vida primeros casos, se encuentra el del ciudadano inglés William
del feto a discrcción de su madre, sino que el ejercicio de la Paton quien, después de intentar vanamente las vías intcr-
posibilidad de elegir le es acordada en tanto posible solución nas, impugna ante los organismos europeos la sentencia de la
1.12 1l:l
Alta Corte de Justicia de Liverpool del24 de mayo de 1978, constitucional, el de respetar y salvaguardar el derecho a lir
que le había negado el derecho de impedir que su mujer vida del nonato.
abortara. También fue muy interesante la peripecia de un A diferencia de los Estados Unidos, en nuestro orden¿r_
noruego de religión hebrea quien, tras un largo período de miento el derecho a la interrupción de la gravidez estri
convivencia, había decidido junto a su compañera tener hijos comprendido dentro del derecho a la tutela de la salud psico_
(con un viaje a Israel, y la plantación de tres árboles, como física de la persona, en el contexto de un Estado que garántiza
consagración de la decisión). Sin embargo, quince semanas la salud y el bienestar del individuo. Los umbralés réqueridos
después, la mujer decide abortar. Despuós de llevar a cabo por la ley responden a la lógica, válida también én otro.
inútilmente en su patria todos los intentos posibles para contextos, de limitar la autodeterminación del individuo c.
evitar el aborto, o por lo menos para ver reconocido su derecho vista del interés del conjunto o de sujetos débiles, y de exclui.
a ser consultado e informado (aun su rcclamo de poder p-o1 lo tanto que la tutela de la autonomía, aun Ái ti"rre pur.
sepultar al feto según el rito hebreo también había recibido obje_to el propio cuerpo, pueda configurarse como cjercicio de
una rcspucsta negativa) se había dirigido, también inútil- un-derecho egoísta que no requiere justificación uigrr.ru.
mente, a los organismos comunitarios. La ley terminó por dejar algo dóscontentos a todos. La
Después de los 90 días, el aborto puede ser practicado sólo Democracia Cristiana aceptó retirartoda cláusula que carac_
cuando la gravidez o el parto implican un grave peligro para terizase al aborto voluntario como crimen, y al haclrlo incu_
la vida de la madre o bicn cuando hayan sido diagnosticados rrió cn la cólera de la jerarquía eclesiáÁtica. La Iglesia
procesos patológicos (entre ellos relevantes anomalías o católica desaprobó el texto al ver en é1, cntre otras cosas. la
malformaciones del nonato), que determinan graves peligros legitimación de una decisión absolutamente arbitraria enios
para la salud física o psíquica de la madre. En estas hipótesis, primeros noventa días de gravidez. El partido Contunista
que coinciden con Ios casos en los que en el pasado se admitía italiano hizo enfurecer a las feministas al aceptar que se
el aborto terapéutico, es necesario el diagnóstico riguroso y la pusieran límites a la libre opción de la mujer.
existencia de las malformaciones. El peligro para Ia salud En efecto, en lo inmediato la 194 no gustó a buena parte dcl
física o psÍquica de la mujer debe, además, ser califrcado como feminismo italiano. La acusación de fondo consistía en que en
grave. En los casos en que la interrupción de la gravidez se ella el principio de la autodeterminación de hecho .u o.r"o.,-
torne necesaria por el inmincnte peligro de vida de la madre, traba ausente, y que el aborto seguía siendo un delito (aun
la intervención puede ser practicada sin los procedimientos con amplias exccpciones y sanciones más bicn leves en caso
previstos y fuera de las sedes autorizadas, y la eventual de no observancia de las disposiciones previstas). La ley cra
objeción de conciencia dcl médico no lo exime de intcrvenir. considerada nada más que como el producto mal lograáo dc
La objeción de concicncia, expresamente prevista en el una mediación política que una vez más pisoteaÉa a las
artículo 9, es una de las indicaciones de la 194 mayormente mujeres, a su dignidad y a su derecho de opción (entre otros
criticada por las feministas, ante el temor de que la casi qyltgr criticados figuraba la exclusión de la posibilidad d<:
totalidad dc Ios médicos italianos pudiesen ejercer esta facul- dirigirse a estructuras privadas para practicár el aborto).
tad. El riesgo se preveía sobre todo para las mujeres pobres, [Jna parte de las femi'istas realizó,r.r uito de auto acusación-
ya que médicos complacientcs bien pagados seguramente al considerar que habían fracasado en sus propios intentos.
sicmpre sc cncontrarían. Otras,-en cambio, si bien no entusiasmadas, soituvieron quc
El médico que interrumpe la gravidez tiene el deber dc en la- ley por lo menos les cra reconocido una especic clc
intentar salvar al feto, en los casos en que subsista la posibi- derccho de legítima defensa.
lidad de su vida autónoma. Sc trata de una previsión (leída
por algunos directamente como hipótcsis dc saña terapéutica ,El 17 v el 18 de mayo de 1981 los elcctores fueron llamad.os
a las urnas para pronunciarse sobre la 194. Los proyectos
legal) que bien mirada es cohercnte con el planteo de la 194. pararr-- odificar la ley fueron dos
Puesto que al practicar el aborto se persigue la salvaguardia -uno derogatorio, ioslenido
por el Movimiento por la vida, el otro por lo.s radicales_. Estc
de la vida y la salud de la mujer, sigue existicndo el otro deber úrltimo proponía la liberalización completa de la opción dc
LI4
115
interrumpir la gravidez, incluso en estructuras privadas va a nacer; la verdadera emancipación femenina l)o se cn-
adonde Ia mujer pudiera dirigirse y que Ia ley en vigor cuentra en una igualdad formalista o materialista con el otro
excluía. Frente a ambas posibilidades, la mayoría del movi- sexo, sino en el reconocimiento de lo que la personalidad
miento feminista decidió votar por el no. En efecto, se temía femenina tiene de esencialmente específico, la vocación de la
que el modelo radical penalizara a las mujeres menos pudien- mujer para ser madre" (Pablo VI a la Unión de juristas
tes, favoreciendo el resurgimiento de la especulación del católicos italianos, 9 de diciembre de 1972).
sector privado. Por lo demás, fue éste el veredicto popular y Si bien las intervenciones o las terapias en condiciones dc
ambas propuestas fueron rechazadas. provocar indirectamente Ia interrupción de la gravidez en
Bien examinadas, en las recientes legislaciones occiden- caso de peligro de vida para la madre son lícitas, también es
tales resuena un eco antiguo. Las modulaciones modernas, cierto que la eventual decisión de poner en primer lugar la
aun en su variedad, ¿no recuerdan quizá las fórmulas del salvaguardia del feto, aun con riesgo para la vida de la madre,
pasado, en las que resultaba tan crucial la distinción entre es una opción que resulta particularmente apreciada por la
feto no formado y feto formado, animado o inanimado? La Iglesia católica. Justamente por esto, el 24 de abril de 1994
Corte Suprema norteamericana habla del "derecho de la fue declarada beata Gianna Beretta Molla. muerta a los 39
mujer a elegir tener un aborto antes de que el feto sea vital", años de un tumor en el útero, pocos días después del naci-
frente al "poder del Estado de plantear restricciones a Ia miento de su cuarto hijo. Advertida de la enfermedad en las
práctica después de la vitalidad" (1992), con una modulación fases iniciales de la gravidez, la mujer (que, entre otras cosas
que suena extremadamente familiar. era médica y por lo tanto estaba perfectamente en condicio-
nes de entender la situación), no vacila en rechazar los
En el transcurso del siglo x,x, la Iglesia permaneció firme en tratamientos que habrían causado el aborto. En efecto, muy
sus posiciones. Como escribió Pablo VI, Ia vida humana probablemente al aceptar someterse a las prácticas específi-
"desde su florecimiento supone directamente la acción crea- cas prescriptas por los médicos, habría sobrevivido (pero esto
dora de Dios" (.F/un¿ anae uitae,25 de julio de 1968). Partiendo habría implicado la interrupción de la gravidez, opción quc
delaCasti connubii de Pío XI (1930) y de las palabras de Pío Gianna no consideró en absoluto). Un acto de martirio,
XII a las obstetras ( 1951), para llegar al Concilio Vaticano II, reconocido como tal, no puede ser impuesto. Se trata de la
conlaGaudium et spes de 1965 hasta la encíclic aEuangelium primera madre de familia no mártir que es beatifrcada.
uitae (L995) de Juan Pablo II se ratifica que la vida del feto es Si bien la Iglesia defiende con fuerza sus posiciones, sin
inviolable. La misma debe ser respetada y protegida en todo embargo no omite considerar todas las viejas y las nuevas
momento. "El aborto y el infanticidio son abominables deli- problemáticas inherentes al aborto. Por ejemplo, aun mantc-
Los" (Gaudium et spes; en ella se define como vergonzoso "todo niéndose contraria a la despenalización de la práctica, la
lo que está en contra de la propia vida, como cualquier clase Iglesia pensaba que la normativa vigente en Italia necesita-
de homicidio, el genocidio, el aborto, la eutanasia y el propio ba una actualización. "Sigue estando [...] abicrto el problcmrr
suicidio voluntario") y violan el quinto mandamiento. Son de una posible revisión de las sanciones penales para el aborto
admisibles solamente los casos de intervenciones interrupti- realizado, en cl scntido de su entidad y cualidad. A-l respecto,
vas indirectas, necesarias para salvar la vida de la madre, reconozcamos que es conforme a justicia tener en debidrr
siempre que el feto no sea el objeto directo de la operación. cuenta, además de los agravantes, también los atenuantcs
Coherente con tales directivas, la Iglesia católica des- que reducen en algunos casos la culpabilidad y el dolo" esct'ilrt'
aprueba la 194, al impugnarle en particular que considera la Conferencia cpiscopal italiana en febrero de 1975. Si lrr
exclusivamente el punto de vista de la madre. "Mientras que Iglesia no cs sorda a los dramas y a los sufrimientos c¡ut'
cl problema del aborto, como se ha dicho, no puede ser implica la práctica ("no podemos desconocer estas gravísinrirs
planteado sobre la sola consideración individualista de la dificultades") como una grave cuestión de salud, la situacirirr
mujer', sino que debe serlo también desde la perspectiva del que represcnta un hijo sobre todo allí donde existan bucnls
bien común, sobre todo desde la de la personalidad del ser que razones para temer quc sea anormal, las cuestiones de honrlr',
116 I t't
de deshonor, de desclasamiento social), sin embargo nunca A menudo la I94 termina bajo acusación, criticada con
"alguna de estas razones puede conferir objetivamente el fuerza tanto por abortistas como por antiabortistas. Ll¡s
derecho a disponer de la vida de otros, ni siquiera cn su fase feministas se han convertido hoy en encendidas paladincs.
inicial". Por lo demás, tampoco ignora o se desinteresa de la Lidia Ravera escribió en marzo de 2001 que Ia 1g4
particular condición en que viene a encontrarse la mujer, y
constantemente los documentos oficiales reclaman el preciso es la ley por la que tanto dijimos e hicimos, que se nos lra
deber de acoger y sostener a las madres en general y cn vuelto tan famiiiar hasta el extremo de llamarla por su
particular a aquellas en dificultades. Interés y atención frente número, como si fuera el tranvía que pasa por casa. Al
escribir me parece natural sobrentcnder, como sujeto, unir
al feto no son prerrogativas exclusivas del catolicismo: las primera pcrsona plural: ese nosotras que ya no está de moda.
otras Iglesias cristianas, ortodoxas, an glicanas y protestantes
¿Nosotras, quiénes? Nosotras, las mujercs. Las que, años h¿r,
también se han ocupado de tales cuestiones, sosteniendo luchamos nqra que la interrupción de la gravidez fuera legal
posiciones que a menudo reconocen excepciones a la prohibi- y posible. Y esto no porque abortar sea hermoso, fácil o
ción del aborto ante "indicaciones médicas". tranquilo, sino porque puede suceder que una mujer, unir
muchacha, quede embarazada por error o por casualidad, por
violencia o por imprevisión. Y no esjusto, ni ético, convertiisc
IJN¡. cunsrtóN ¡túN ¡.sllRta en madre por error o por casualidad, por violencia o por
imprevisión. Dar la vida a un ser humano, amarlo v cuidarlo
hasta el fin de sus días es una cuestión demasiado ieria par,.,
Como resulta absolutamente evidente en los periódicos, en la
ser regulada por una obligación: debe ser el fruto de una iib.e
radio y en la televisión, el debate en torno al aborto no se ha opción. Ya lo sé: te estás preguntando por qué repito *hoy
apaciguado precisamente. Aun en un clima político y social estas pocas, archisabidas verdades, tan dichas y vueltas a
muy distinto con respecto a los años calientes, el terna dccir que rozan el estatuto del eslogan; porque tengo miedo
constituye todavía un objeto de debate. Y si bien con respecto [... I cscucho desde hacc meses el parloteo político que prepara
al pasado existen hoy puntos firmes (entre ellos que el feto la campaña electoral: todos -quien más, quien -enós-'cen-
debe gozar de la protecciónjurídica del Estado o que no tenga troderecha y (¡ay de mí!) centroizquierda, sedicentes laicos v
sentido hablar de aborto como medio de control de la natali- católicos declarados, merodean en torno a la I 94, dicen oue vá
dad, cosa que ocurría hasta los primeros años de la década dcl a ser revisada, repensada, mejorada, eliminada. [...] a todos
setenta), la cuestión se ha enriquecido con nuevos elemcntos. estos señores, y a las pocas señoras que han vcndido al diablo
Resulta relevante, por cjemplo, el hecho de que estar hoy en de la política su pertenencia al género, quisiera decirles
fuerte y claro: no hagan nada sin nosotras. Nosotras, las
contra del aborto ya no es más una posición exclusiva de la mujeres. La Ig4 nos es querida porque establece nuestro
Iglesia. Ciertas tesis actuales que critican la práctica en tanto dcrccho a clegir. Es el primcr paso en la larg:r marcha por una
violación de un proceso natural recuerdan las posiciones igual dignidad. No se toca.
estoicas.
La Corte constitucional se ha ocupado muchas veces de Un núcleo problemático, cn absoluto resuclto, cs iusta-
aborto y de derecho a la vida, y scrá interesante seguir los mente el de cómo clasificar el aborto. Dcfinirlo como dérecho
futuros desarrollos. Con la sentcncia nq 35 de febrero de 1997 de la mujer es en efecto una posición en la que nuchos
parece, en efecto, habersc verificado un cierto cambio. En ella concuerdan y, por lo dcmás, el modo en que el debate jurídico
conparecen algunos elemcntos nuevos. Entre ellos, que los y doctrinario cs mancjado lleva a esta solución (en particular,
jucces usen unas seis veccs la cxpresión clereclto a Ia uitla, cl modo en quc es enfrentada la cucstión de los nacimientos
mientras que la sentencia nq 27 de 1975 no había empleado no dcscados). En su complejidad, la posición ha sido descripta
nunca esta expresión en relación con el nonato, hablando en de esta manera por Ia filósofa Claudia Mancina en su último
cambio de "situación jurídica del nonato". La Corte también texto, Oltre íl lbntinisnto. "De la misma mancra oue en los
subraya que por nonato se entiende cualquier nonato y uo orígencs de la ciudadanía moderna fue inscripfo. con cl
sólo aquel "ya capaz de vida autónoma". ltultcas (:orpus,el principio de que la disponibilidaá dcl cucrpo
118 119
sólo puede ser suspendida por la ley y eljuez a todo propósito, fía durante la gravidez, con el preciso propósito de poner
así, el acceso de las mujeres a la ciudadanía requiere una freno al peligroso desequilibrio demográfico entre géneros.
similar condición de disponibilidad del cuerpo -en cuanto a la Por otra parte, el aborto cumple su función política. En
procreación- sobre la base de una ley que prevea procedi- 1990, los médicos advirtieron a la pareja dejóvenes cónyuges
mientos específicos. Se podría decir, pues, que la lcgalización chinos Li Jin Lin y Wang Sai Zhen,yapadres de una niña, quc
del aborto es un /¿oóea s corpus para las ciu-dadanas. En este otro aborto resultaría muy peligroso para la mujer, sometida
sentido, pese a que el aborto es tan viejo como las sociedades anteriormente a otras intervenciones destinadas a interrum-
humanas, su regulación es una cuestión nueva, y como tal pir la gravidez. La familia decidió entouces escapar a los
debe ser tratada. Se ha convertido en una cuestión de ciuda- Estado Unidos donde, además de hacer nacer a la segunda
danía". niña, obtuvieron asilo político. Se trataba de la primeravcz
Para animar el debate, recientemente se ha agregado la en que el gobierno estadounidense aplicaba la directiva
cuestión de las nuevas modalidades con las que abortar; en presidencial scgún la cual el temor al aborto y a la esteriliza-
particular la discusión se encendió en torno a la así llamada ción en el país de origen es causa justa para el reconocimient<r
píldora del día después, que convierte en inadecuado al útero del súolr¿.s de refugiado político.
para el anidamiento del óvulo fecundado. Quienes la clasifi-
can como píldora abortiva que interrumpe la gravidez ven en La historia del aborto en Occidente ha demostrado que el
ella un gran peligro: el temor consiste en que por esta vía el modo de enfrentar la cuestión se ha ido modifrcando en
aborto puede convertirse en un hecho absolutamente banal y relación con los cambios de la ciencia y ante las necesidadcs
descontado, realizable en cualquicr momento, sin reflexión del Estado, en una continua relación dialéctica con la ley
alguna sobre la cuestión. Otros, en cambio, consideran que el moral inspirada por la tradición cristiana. Al cabo de los
efecto de la píldora suministrada poco después del coito siglos se ha verificado alternativamente una especie dc
fecundante no tendría en realidad un efecto de tipo abortivo, opción radical entre los dos protagonistas de la cuestión -la
sino de tipo anticonceptivo; esto según la tesis de que existe madre y el feto-, pasando de una normativa completamente
un intervalo de entre 5 ó 6 días entre la fecundación y cl concentrada en la defensa del feto a una total preponderancia
anidamiento del huevo (siendo justamente este último proce- de la madre, considerada como la única protagonista de la
so el que marca el comienzo biológico de la gravidez). gravidez.
Si, entonces, en muchos países el aborto en la actualidad Muchas señales nos indican hoy que algo todavía est¿i
ya se encuentra admitido (aunque con algunos condiciona- cambiando. Si, en efecto, durante los dos últimos siglos cl
mientos), existen, sin embargo, otros dondc interrumpir aborto experimentó grandes cambios -pasando de ser prime-
voluntariamente una gravidcz es casi obligatorio. Entre los ro (con la Revolución Francesa) unacuestión masculina(públi-
casos más macroscópicos se encuentra el de China, dolrde un ca) para convertirse luego en una cuestión femenina (privada)
régimen de control de la natalidad ha sido impucsto por cl por excelencia (en las últimas décadas del siglo x,x)-, finalmen-
Estado. En ese país, toda pareja puede tener un solo hijo; te ha llegado a asumir los contornos actuales de tema quc
luego se emplean métodos de control de los nacimientos. apela al mismo tiempo a la comunidad de mujeres y dc
Quien lleva a término la segunda gravidez incurre en pres- hombres. Incluso entre las intelectuales feministas existen
cripciones rcstrictivas (como la pór'dida del derccho a acceder quines reconocen quc el aborto es una cuestión moral quc
a los servicios socialcs, discriminación en la asignacitin de interesa a todos.
alojamiento, nenores aumentos dc estipendios yuna elcvada Como frente a todas las grandes temáticas que ponen cn
multa). El problema se agrava por la perduración de la juego a la vida y a la muerte, también en torno del aborto cl
tradicií¡n: al ser muy f'uerte cl deseo del hijo var<ln, durante debate está destinado a no apaciguarse nunca.
la primera gravidez se realiza la ecografía para ver el sexo del
f'eto (y, en consecuencia, decidir qué hacer). Precisamente por
esto, el gobierno chino ha prohibido recientemente la ecogra-

120 121
PARA SABER MÁS

Con referencia a la Antigüedad y a la Edad Media, véanse el


óptimo trabajo de Enzo Nardi, Procuro.to aborto nel ntondo
gre,co-romcüro, Milán, Giuffré, 1971; el ensayo de Gianfranco
Garacit.ri, "Materiali per la storia del procurato aborto nel
diritto intermedio", en ILrs, XXII, 1975, págs. 395-528 y las
monografías más generalcs de John T. Noonan, The morality
of' abortíon. Legal and ltistorical perspectiues, Carnbridge,
Mass., Harvard lJniversity Press, 1970 y la de John M,
Riddle, Contraception and abortion from the uncient world to
tlte Renaissance, Cambridge, Mass., Harvard University
Press, 1992. De intcrcsante lectura resulta el Dizíonario d,i
storia della salute, al cuidado de Giorgio Cosmacini, Giuscp-
pe Gaudcnzi y Roberto Satolli, Turín, Einaudi, 1996.
IJna rcconstrucción todavía válida de la posición de la
Iglcsia se encuentra cn Dionigi Tettamanzi, La contunita
cristiana e I'aborto, Roma, Edizioni Paoline, 1976. Para el
hebraísmo, véanse la voz Abortion enla Enciclopaedia Ju-
daica,I, I977, págs. 98-101, y el texto de David M. Feldman,
Marital relatiotts, birth control and abortion ín Jewish, law,
Nueva York, Schoken Books, 1970. Para e I islamismo, véanse
lavozAbort¿.or¿ de Abul Fadl Mohsin Ebrahim en'I'he Oxf'ord
Eru:l,clopedia ot''tltc ¡tu¡clent Islamic tuorltl,I, 1995, págs. 17-
19, y cl tcxto dc Dariush Atighetchi, Islant, nt.usulntani e
bit¡etica, Ronta, Armando, 2002.
Para las in"rplicacioncs vinculadas con la historia de las
mujercs, véanse el ensayo de Evelync Berriot-salvatorc, "Il
discorso dclla medicina c della scienza", en Storie del.lt: rlonne
üt Occidente. Dal Il.ínascinrcnto all'etd ntorlenta. Roma-Bari.
Laterza, 1991, págs. 352-395, y los volúnrencs dc Nadia
1.)4
Maria Filippini, La nascita straordütaria. I'ra ntadre e figlio INDICE
la riuoluzione del taglio cesareo (sec. XVilI-XIX), Milán,
Angeli, 1995; de Claudia Pancino, Il bantbino e l' acqua
sporca. Storia dell'osssistenza al parto clalle ntantntane alle
ostetríche (secoli XVI-XX), Milán, Angeli, 1984; de Ivonne
Verdier, Faqons de dire, faqons de faire. La laueuse, la
couturiére, la cuisiniére, París, Gallimard, 1979. IJn texto
importante es, finalmente, el de Barbara Duden, II corpo
della donne conte luo¿¡o pubblico. Sull'abt¿so del concetto di
uilo, Turín, Bollati Boringhieri, 1994.

Introducción................. ................... b

1. Cu¡,Nno EL ABoRTo
EITA UNA CUESTION DI' I\IUJERBS ..........9
La gravidez como feto en una mujer ............. 11
El contexto grecorromano............... ................. 1g
La tradición hebraica ..............-....25
El cristianismo y la legislación civil
hasta la Edad Moderna ..........30
El islam .......................44

2. DascusRlr\lEN'tos t'lsxriF'rcos
y DII\TENSIóN I,olÍtlc¡t IIE LA NATAT,IDAD ............ ....................... 47
Entre los siglos xvrr y xvtrr:
la gravidez como relación
entre la gestantc y el feto .......49
Las consecuencias de los descubrimientos científicos
en la reflcxión teológica ................. ............ 58
Revolución Francesa y Estados nacionales:
nuevas definiciones y nuevos protagonistas
del aborto ...............63

3. El ¡'uro collo rÉRI\IrNO pRIVTLEGIADO .................................2s


La opción del Estado:
tutelar al nuevo ser.............. .......................77
La nueva legislación en la materia
hasta los años setenta del siglo xx ................................28
La práctica socia1......... ..................84
Dcfinición de la posición de la Iglesia ...........90
L24 12l't
4. La nru.lott corto rÉn¡IlNo pRIVILFIcIADo ...............................95
Los presupuestos de un cambio .............'.......'97
Las nuevas leyes en materia de aborto ........101
La ley 194............. ..... 107
Una cuestión aún abierta ...........118

Para saber más............ ...............123

126
En la Antigüedad, el aborto era fundamentalmente una
cuestión de mujeres, asi como también lo eran la gravidez y
el parto. Dados los escasos conocimientos médicos, se con-
sideraba al feto como una especie de apéndice del cuerpo de
la madre, la única, por 1o demás, que podía testimonlar
acerca de su embarazo. Así, en el mundo grecorromano, se
lo perseguía sólo en los casos en que lesionaba un interés
masculino. Es el cristianismo el primero en equiparar el
aborto con el homicidio, pero se requerirán siglos para loca-
lizar el momento en que ocurre la animación del feto. Entre
los siglos XVII y XVIII el feto adquiere su autonomía gra-
cias a los descubrimientos científicos y, después de 1789,
ingresa en la esfera pública. El Estado privilegia la vida del
futuro ciudadano, trabajador y soldado, con respecto a la de
la madre, y castiga con severidad al aborto. Después de la
nueva inversión de la cuestión operada por el movimiento
feminista y por la despenalización del aborto, en la actuali-
dad muchos indicios nos dicen que algo está cambiando de
nuevo: ¿una cuestión de todos, de mujeres y de hombres?

Giulia Galeotti
Laureada enjurisprudcncia y doctorada en la Universidad La Sapienza
de Roma.

l.s.B.N. 950-6024774

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