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HUMANIDADES-UNSAM

PROSEMINARIO
2do. CUATRIMESTRE 2020
PRIMERA CLASE (04/08/2020)

Buenas tardes.
Bienvenidos,
Bienvenidos a la primera clase de la asignatura Proseminario.
Debido a la cuarentena, estamos obligados a contactarnos a través de
los recursos de la enseñanza virtual. Es todo un desafío para ustedes y
para nosotros.
Para tratar de garantizarnos la mejor cursada posible, vamos a ensayar
distintas vías de comunicación de los contenidos y de interacción entre
nosotros.
De allí que hayamos decidido que, además de los encuentros
sincrónicos virtuales que pueden verse afectados por fallas de
conectividad, les aportaremos una parte de la clase teórica por
escrito y la otra por audio.
El horario de cursada habitual de nuestra asignatura durante el
segundo cuatrimestre es los martes de 14 a 18 hs.
En esta etapa, los encuentros virtuales sincrónicos de las clases
teóricas se llevarán a cabo los martes en el horario de 14:30 a 15:30
hs.y las clases prácticas tendrán lugar de las 15:45 a las 16:45 hs.
Estos encuentros serán grabados para garantizar que nadie se quede
sin parte de la clase por problemas de conectividad.

El éxito de este tipo de cursada depende de nuestra capacidad didáctica


y de la organización para hacerles llegar el material y, por parte de
ustedes, nuestros estudiantes, de la responsabilidad y sistematicidad
con que vayan siguiendo las clases, las lecturas, el plan de trabajo
propuesto en los prácticos.
Dicho esto, empecemos con nuestra primera clase

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En cada cuatrimestre, empezamos presentando la cátedra y la
asignatura.
La cátedra está integrada por tres profesores, a saber, quien escribe –
Dra. Cristina López- y los licenciados Nahuel Grinberg y Agustina
Andrada (ambos egresados de la carrera de Licenciatura en Filosofía de
esta Universidad).
“Proseminario” es una asignatura introductoria a la lectura e
investigación en Filosofía. Introductoria también a la dinámica de las
asignaturas denominadas “Seminario” que integran el plan curricular
de la carrera de Filosofía en sus dos variantes, a saber, profesorado y
licenciatura.
Expliquemos un poco lo que acabamos de escribir:
Cada disciplina, cada saber tiene su propia materia prima y su propia
metodología. En el caso de la filosofía, la materia prima esencial son
los textos. Lo que se denomina “formación” en el caso de la filosofía,
implica la lectura comprensiva y reflexiva de los pensadores que
constituyen la historia y la actualidad de nuestra disciplina. En ese
sentido, la lectura es una herramienta indispensable. Y, si bien es
cierto que si hemos llegado a la universidad, es porque sabemos leer, no
es menos cierto que el inicio de una carrera como filosofía, exige
desplegar una mayor competencia en lectura comprensiva para
enfrentarnos a textos de gran complejidad. Por ello, uno de los objetivos
que persigue la asignatura es generar un hábito de lectura comprensiva
que se pueda aplicar a partir de aquí cualquiera sea el texto en
cuestión. Insistiremos mucho en este punto porque, como ven, de la
lectura depende la comprensión de los planteos filosóficos y la
incorporación de los conceptos y del vocabulario indispensable para
pensar filosóficamente. De allí que, en buena parte de las clases, leamos
los textos que integran el programa de la asignatura.
Cada disciplina, cada saber tiene sus propios recursos para ampliar y
producir nuevos conocimientos. En otras palabras, cada saber se
nutre de investigaciones que le permiten poner en cuestión,
reformular, ampliar, objetar el conocimiento ya adquirido. Para ello,

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aplica recursos específicos, propios, gracias a los cuales puede
convalidar sus resultados. En este sentido, la investigación también
es un insumo esencial de nuestra disciplina. En efecto, la
investigación es la forma en que podemos seguir produciendo
conocimiento filosófico de manera fundamentada. En ese sentido,
investigar es una forma de hacer filosofía.
Así las cosas, en líneas muy generales, nuestra asignatura es una forma
de introducirnos al aprendizaje de la tarea filosófica, a la formación
filosófica. En líneas menos pretenciosas, nuestra asignatura es una
introducción a la dinámica de los seminarios que son asignaturas en
las que los estudiantes dirigidos por el profesor y en vistas de una
futura investigación llevan adelante la lectura de un texto o el análisis
de una cuestión filosófica. En otras palabras, en los seminarios no se
trata tanto o no se trata sólo de impartir un conocimiento ya
consolidado sino de proponer nuevas hipótesis de análisis que hagan
aparecer matices o aspectos ignorados. De allí que, dediquemos una
parte considerable de cada una de nuestras clases a identificar, explicar
e instar a aplicar los recursos metodológicos requeridos para llevar
adelante una investigación en el campo de la filosofía.
Como todas las otras asignaturas de la carrera, la nuestra se va a
desarrollar siguiendo un programa o proyecto que ustedes encontrarán
en la respectiva carpeta. El programa de cualquier asignatura establece
los contenidos, las herramientas didácticas, la metodología de trabajo,
las pautas de evaluación. Es un documento sumamente importante
para los estudiantes y los docentes. Por ello, les pedimos que lo lean
atentamente.
Aunque no resulte simpático, conviene dejar en claro desde el principio
la modalidad de evaluación: en nuestro caso, a modo de parcial,
tendrán que presentar un proyecto de investigación.
Nuestro examen final consistirá en la entrega de una monografía en la
que se comunique la investigación llevada a cabo. Dicha monografía
deberá ser presentada días previos antes de la fecha de examen.
Aprobada la monografía, el día del examen se realizará un coloquio

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consistente en una exposición sintética del desarrollo y los resultados
de la investigación.
Si ahora revisamos los contenidos, advertirán que nuestra asignatura
se compone de tres ejes: la lectura, la investigación, el problema a
indagar. En nuestras clases, dedicaremos un tiempo a exponer los
contenidos propios de cada uno de estos ejes.
Empecemos con las primeras indicaciones concernientes al primer eje,
el de la lectura.
Una primera distinción que tenemos que tener clara concierne al
material de lectura, esto es, los libros de los filósofos, los artículos de
revistas especializadas escritos por comentaristas, críticos y/o
estudiosos, las historias de la filosofía, los diccionarios filosóficos, los
diccionarios de la lengua (griego, latín, castellano)
Una primera clasificación de este material nos permite distinguir entre:
Textos fuente: los libros de los filósofos. Por ejemplo, Metafísica de
Aristóteles o República de Platón.
Los textos fuente son la base de la formación filosófica y, por ende, la
base de cualquier investigación.
Respecto de los textos fuente es necesario tomar varios recaudos, a
saber:
Priorizar la edición hecha al cuidado o bajo supervisión de un
especialista en el filósofo del caso. Generalmente, además del texto,
estas ediciones incluyen una introducción o trabajo crítico del
especialista.
Priorizar las traducciones hechas por especialistas en el filósofo y en la
lengua.
Advertir la necesidad de estudiar lenguas clásicas para tener un
contacto más directo con el texto. En ese sentido, aunque la mejor
traducción nos acerca una versión del texto, es siempre la versión del
traductor. No se trata de ignorancia o de deslealtad por parte del
traductor. Simplemente es su óptica. Para poder tener la propia óptica,
es menester, tener los recursos de la lengua.

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Lo mismo puede decirse de los textos de los pensadores modernos y
contemporáneos: a medida en que avanzamos en el estudio de alguno
de ellos con la finalidad de especializarnos, necesitamos tener el
conocimiento de la lengua moderna en la que escribieron como para
poder efectuar una lectura comprensiva de sus textos.
En la bibliografía de nuestra asignatura se encuentran referidos los
fragmentos de Anaximandro.
Se considera bibliografía complementaria a aquellos textos
especializados sobre el pensamiento de un filósofo o sobre algún texto o
periodo particular del filósofo. Son aquellos textos que nos explican los
planteos de los autores o los critican o nos muestran sus
inconsistencias o sus hallazgos. La bibliografía complementaria es
indispensable para estudiar y para investigar. No suplanta de ninguna
manera la lectura del texto fuente. Nos ayuda a comprender el texto
fuente y a detectar sus complejidades.
La bibliografía de nuestra asignatura se compone mayormente de textos
o artículos clasificados como bibliografía complementaria.
Por ejemplo, el texto de Vernant, Jean Pierre; Los orígenes del
pensamiento griego
Se considera Bibliografía general a aquellos textos como las historias
de la filosofía o los diccionarios filosóficos que nos aportan un
conocimiento menos específico pero más general sobre el pensador, el
periodo o el concepto sobre el cual estamos trabajando. Constituyen
una herramienta de aprendizaje sobre todo en la primera etapa de la
formación.
En todos los casos, es decir, ya se trate de textos fuente, bibliografía
complementaria, bibliografía general, desde la tapa hasta la contratapa
del libro, de la revista, del diccionario nos brindan información
sumamente importante. En efecto, la tapa de un libro académico (bajo
esta denominación consideramos tanto los textos fuente como la
bibliografía complementaria) brinda una primera información
importante: el título. El título de un libro académico indica el contenido
específico, es decir, la cuestión que aborda y, en ocasiones, el enfoque

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desde la cual la aborda. Daremos un ejemplo tomado de la bibliografía
de nuestra asignatura: Los orígenes del pensamiento griego cuyo título
indica que el enfoque histórico desde el cual el autor intentó abordar la
cuestión. Cuando el título resulta metafórico o no especifica
suficientemente, se recurre a un subtítulo que específica. El ejemplo de
nuestra bibliografía es Principium sapientiae. Los orígenes del
pensamiento filosófico griego: como el título está en una lengua clásica,
el subtítulo cumple con la función de especificar. En este caso también
se alude a un enfoque histórico que busca rastrear los orígenes, es
decir, la procedencia del pensamiento filosófico griego. Los cuatro
términos son indicativos del contenido del texto. En efecto, cada uno de
ellos nos informa –siempre y cuando reparemos en ellos, es decir,
siempre y cuando, no los obviemos ni lo pasemos por alto ni los leamos
sin prestarles atención- cuál es la cuestión que se expone en el texto.
Detengámonos un instante en explicitar qué nos indica este título: se
trata de remontarse históricamente para intentar establecer a qué se
debe, cuál ha sido el principio, qué ha propiciado la formación de un
tipo particular de pensamiento –el filosófico- en Grecia. Ello implica, por
la vía negativa, que ese texto no trata de examinar el pensamiento
griego actual, que no aborda la aparición de cualquier tipo de formación
cultural (como por ejemplo la poesía o la tragedia), que no se expide
sobre otra cultura que no sea la griega. Parece poco pero son datos
importantes respecto del contenido y el enfoque del texto. Insistimos: si
los leemos con atención reparando en cada palabra.
La contratapa de los textos también brinda una información
importante: generalmente contiene una síntesis del contenido del
texto y, en algunos casos, aporta datos relevantes sobre su autor como
por ejemplo: su lugar de trabajo (Universidad/Centro de investigación
por ejemplo) sus antecedentes o aportes anteriores a la cuestión
indagada en el texto, los títulos de otros libros y artículos de su autoría.
Son datos importantes al momento de ponderar la seriedad,
especialización, autoridad de un autor respecto de determinada
cuestión. Al igual que puntualizábamos antes, son datos que sólo

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advertiremos si nos detenemos a leerlos atentamente. Con ello
queremos decir que el autor y los editores del texto pueden poner
mucho esmero en brindar información acerca del texto en la tapa y
contra tapa, incluso puede destacar toda esta información pero la
transmisión depende de la atención que el lector le dedique. Cuando
hablamos de atención, nos referimos a detenernos a analizar cada una
de las palabras sin excepción. A veces, las palabras aparentemente más
sencillas son aquellas que, en el contexto de un saber como la filosofía,
tienen mayor carga semántica, es decir, son portadoras de muchos
significados. En ese sentido, no hay palabras indistintas cuando se
intenta comprender una cuestión. Todas contribuyen a establecer el
sentido. Cada una de ellas merece ser analizada por sí y en el
contexto. Si no se entiende el significado de una palabra, hay que
recurrir al diccionario de la lengua, al diccionario de filosofía, al
profesor de la asignatura. No hay que eludir ese esfuerzo. Forma parte
de la formación: si no comprendo el vocabulario del saber en que quiero
formarme, no tengo posibilidad de avanzar en esa formación. En
filosofía, la memoria, es decir, el esfuerzo por memorizar es valioso
únicamente cuando viene precedido de la comprensión. Memorizar
palabras, conceptos, planteos que no comprendo es inútil.
En el dorso de la primera hoja del libro que reproduce la portada
también encontramos mucha información: esta hoja contiene datos
editoriales importantes como la fecha de la primera edición, el lugar en
que fue editado (ciudad y editorial), la lengua/idioma en que fue escrito,
el nombre y apellido del traductor, la fecha de la edición del ejemplar
que estamos por leer, la colección que integra entre otras informaciones
más técnicas como el numero de ISBN bajo el cual se registra cada uno
de los textos.
Habitualmente, dejado de lado o mirado por encima, el índice de un
texto es sumamente importante. En efecto, además de identificar las
páginas en que se distribuye el contenido del texto, el índice es la
expresión de la articulación del texto. En cierto sentido, de modo
esquemático pero igualmente certero, el índice reproduce la lógica de

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articulación del planteo del autor. De modo que, el índice es sumamente
importante para captar las conexiones, las divisiones –esto es, la
articulación del pensamiento o el planteo de un filósofo o la escansión
de la información de una investigación. De manera que, nunca hay que
omitir el índice de un libro. El índice es el esquema, la estructura del
libro.
La introducción es otro componente importantísimo de un libro o de
un artículo. En ella, los pensadores, los autores explicitan la cuestión o
problema que abordará a lo largo de todo el texto, la hipótesis por la
que se orientarán, el marco teórico o enfoque y los objetivos que aspira
alcanzar. La introducción de un texto es tan importante que el primer
ejercicio de lectura que compartiremos consistirá en leer la introducción
del texto Los orígenes del pensamiento griego de Jean-Pierre Vernant.
Les mandaremos un audio con la lectura.
En correlato con la introducción, la conclusión nos informa acerca de
los hallazgos obtenidos de la investigación. Como la conclusión la leerán
con Agustina y /o Nahuel, serán ellos quienes en su momento amplíen
estas explicaciones.

Expongamos ahora algunas consideraciones sobre el segundo eje de


nuestra asignatura: la investigación.
Investigar, en nuestra disciplina, implica abordar una cuestión o
problema descubiertos a partir de la lectura comprensiva de un texto.
El objetivo de máxima es siempre ampliar el conocimiento sobre la
cuestión. Para ello, se requiere hacer un seguimiento de la cuestión en
el propio texto del pensador y/o en otras obras y en los escritos de
especialistas, críticos, comentaristas y estudiosos de la cuestión. En ese
sentido, la bibliografía es la base de todo el proceso. En efecto, son los
propios textos los que, por un lado, nos confrontan al problema y, por el
otro nos dan las pistas para intentar abordarlo. De allí la importancia
de la lectura comprensiva. No se trata de reproducir lo que dicen los
textos sino de, a partir de la comprensión, interpretar, analizar,
reflexionar, poner en cuestión los planteos de los autores. Además de la

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comprensión, eso implica tener una posición de lectura que, a la vez
que permita incorporar lo que dice el autor no nos haga perder de vista
las complejidades, los matices y hasta las contradicciones en que
pueden caer hasta los pensadores más reconocidos por su coherencia
expositiva. Un ejemplo al respecto, un reciente egresado de esta carrera
de filosofía, detectó que Hegel planteó dos caracterizaciones diferentes
del ‘mal’ en su texto Fenomenología del espíritu. Para abordar la
cuestión se sirvió de la lectura de ese texto y otros de Hegel y de la
bibliografía complementaria.
Obviamente, no se trata de “corregir” a Hegel sino de reconocer la
complejidad de la cuestión del mal y además de intentar comprender
que lo llevó a modificar su concepción.
De manera que investigar no es aventurar, elucubrar o imaginar sino
rastrear en la bibliografía una cuestión, pensar, reflexionar a partir de
allí, a partir de la búsqueda misma y de los resultados de la misma.
Ya avanzaremos con los recursos metodológicos que nos permiten llevar
adelante la investigación.
Consideremos ahora el tercer eje de nuestra asignatura: la cuestión
que constituirá el problema de nuestra investigación.
Como señalamos al inicio, en nuestra asignatura explicaremos recursos
de lectura que nos permitan alcanzar la comprensión y recursos
metodológicos que nos habiliten a llevar adelante una investigación.
Pero, en ninguno de los dos casos, se trata de aprender definiciones
sino de aplicar estos recursos. De allí que leamos juntos el material e
intentemos aplicar la información, los datos, los planteos e
interpretaciones en una investigación. Hemos titulado a nuestra
cuestión “La controversia acerca de la aparición del Lógos”
Analicemos el título y explicitemos la causa de abordar una cuestión a
partir de una controversia.
Una controversia es un debate, una discusión, un diferendo acerca de
algo. Enfocar la cuestión a partir de una controversia implica, en primer
lugar, reconocer que hay diversas posiciones respecto de esa cuestión.
En segundo lugar, abordar una cuestión desde una controversia

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permite conocer, revisar y analizar las distintas posturas. A nuestro
entender, partir de una controversia es una buena estrategia para
investigar: si no empezamos por identificar las distintas posturas, si nos
quedamos solo en el planteo de un autor corremos el riesgo de pensar
que no hay problema, que la cuestión se dirime tal como el autor
consultado señala y punto. En cambio, abordar la cuestión desde una
controversia nos permite advertir, desde el punto de partida, que hay
distintas posiciones y perspectivas de abordaje.
Resumiendo, en nuestras lecturas, vamos a explicitar las distintas
posturas y a revisar sus fundamentos.
El otro término/concepto que tenemos que tratar de esclarecer es
Lógos. Lógos es una palabra griega que, en su uso técnico, se
transforma en un concepto del vocabulario filosófico. Preferimos no
traducirla inicialmente por varios motivos. No se trata de hacernos los
misteriosos sino de intentar preservar la pluralidad de significados que
alberga. Además, habitualmente, les proponemos como una de las
primeras tareas buscar el significado de la palabra en un diccionario de
la lengua griega y buscar el concepto en un diccionario de filosofía.
Veremos si en estas condiciones es posible cumplir con esta tarea.
En cuanto al término aparición lo empleamos para señalar que le
adjudicamos al Lógos una procedencia histórica, es decir, partimos del
supuesto que sostiene que es posible establecer las condiciones
históricas y culturales en las cuales se conformó el Lógos y dio lugar al
surgimiento de la filosofía.
Aquí hacemos una pausa.
Vamos a completar la clase, con un audio en el que leeremos la
“Introducción” del libro de Jean-Pierre Vernant titulado Los orígenes del
pensamiento griego.(pp. 23-25)
Por favor, ubiquen el texto y acompañen la lectura del audio con la
propia lectura.

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